Recuerdo del primer mensaje :
¡Bienvenido al Moulin Noir!
Desconecta de esta maldita guerra ( o no ) y súbete a nuestro molino. Mítico pub londinense de ambiente variopinto,
aunque su clientela es principalmente de procedencia mágica. El bar cuenta con sala de espectáculos y habitaciones en el piso superior.
Desconecta de esta maldita guerra ( o no ) y súbete a nuestro molino. Mítico pub londinense de ambiente variopinto,
aunque su clientela es principalmente de procedencia mágica. El bar cuenta con sala de espectáculos y habitaciones en el piso superior.
- Imágenes del local:
MOULIN NOIR
ENTRADA
SALA DE ESPECTÁCULOS Y BAR
Claro, y ahora que te has tomado un par de nuestros mejores cócteles no procede conducir en tu escoba hasta casa ¿verdad?
En el Moulin Noir contamos con habitaciones cálidas, limpias, decoradas con gusto y sobre todo con ambiente familiar para que te sientas como en tu hogar.
HABITACIONES
Mientras esperaba afuera de la puerta por la que había visto entrar al par de hermanos, trataba de calmarse de lo que acababa de hacer. Al tocar a la chica humana había enfrentado un poco sus miedos, sobre todo los irracionales que eran más difíciles de deshacer. Había comenzado a sudar frío, pero tras un par de respiraciones logró sentirse en calma justo cuando escuchaba como el ya no tan moribundo le 'invitaba' a pasar. Se secó con la manga el sudor de la frente y dio un par de pasos dentro de la habitación cuando Johan le abrió la puerta, sonriéndole de vuelta tras la pregunta.- La de nosotros viene después... Es una tregua; puede que me haya pasado un poco antes...- Dijo mientras le entregaba el vaso en la mano al mayor, dándole un par de segundos para que lo tomara.- Nunca he tenido un paciente sencillo, pero tampoco había tenido alcohol que ofrecer.- Soltó una pequeña y suave risa y tras tocar suavemente su hombro en complicidad, se acercó un poco a la cama.- Pero que mal hermano... debiste ver lo mucho que él ayudó.- Susurró suavemente, dejándole también el vaso en la palma al menor, pero a él en la mano que no llevaba lastimada.
Con cuidado, se quitó la chaqueta que traía puesta y la dejó a los pies de la cama, sentándose al borde junto a él.- ¿Te duele mucho el pecho...? Tú debes de ser el hermano que sabe de dragones... Te escuché murmurando mientras estabas inconsciente.- Tras una mirada a Johan buscando la confirmación de sus pensamientos, volvió a ver al menor de los hermanos, posando de nuevo la mano en su pecho, solo para comprobar que no había demasiado daño. Una vez que se aseguró de que estuviera bien, lo que fue un gran gran alivio para la chica, colocó la mano sobre la herida más profunda en el brazo.- Quizás lo sientas un poco frío...- Susurró justo antes de que una pequeña luz blanca muy tenue se viera en sus manos, mientras con ellas juntaba la herida para que comenzara a cerrar desde adentro y no solo superficialmente. Por el momento quedaba esperar y ver si funcionaba tan bien su magia como debía.
Base 10 + Dado 20 = 30
Con cuidado, se quitó la chaqueta que traía puesta y la dejó a los pies de la cama, sentándose al borde junto a él.- ¿Te duele mucho el pecho...? Tú debes de ser el hermano que sabe de dragones... Te escuché murmurando mientras estabas inconsciente.- Tras una mirada a Johan buscando la confirmación de sus pensamientos, volvió a ver al menor de los hermanos, posando de nuevo la mano en su pecho, solo para comprobar que no había demasiado daño. Una vez que se aseguró de que estuviera bien, lo que fue un gran gran alivio para la chica, colocó la mano sobre la herida más profunda en el brazo.- Quizás lo sientas un poco frío...- Susurró justo antes de que una pequeña luz blanca muy tenue se viera en sus manos, mientras con ellas juntaba la herida para que comenzara a cerrar desde adentro y no solo superficialmente. Por el momento quedaba esperar y ver si funcionaba tan bien su magia como debía.
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El miembro 'Juliet Bennett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Curación' :
'Curación' :
Permanezco boca arriba sobre la cama, mirando al techo en silencio mientras escucho a Johan corroborar lo absurdo que es luchar sin un motivo claro. Al principio creía que podía ganar algo. Luego ya seguí por orgullo estúpido, a pesar de estar viendo que no obtendría nada de aquello. Asiento levemente, haciendo después una leve mueca de molestia por el dolor del pecho al tratar de respirar hondo. Subo una mano hasta ahí, dejándola reposar tras pasarla un par de veces por la zona dolorida. Parece que va a hacerme caso y va a marcharse de la habitación, no sin antes recordarme que lo avise si pasa algo así. En cierto modo me reconforta eso de poder acudir a alguien si me hace falta, supongo que más vale tarde que nunca. Me hago un poco el despistado con eso de la moneda, no tengo ni puñetera idea de lo que hice con ella, pero creo que sí que me la dio en alguna ocasión.
- Qué va, no la he perdido. Creo que no llegaste a darme nada...a mi no me suena al menos. Tendrás que darme una, la próxima vez que nos veamos. - que a saber cuando es, porque no solemos vernos a menudo. De hecho creo que hace meses que no lo veía, desde aquella "fiesta" que hicieron en la base. De pasada, y encima me echó la bronca por traumatizar al niñito drow con preguntas profundas. Al ir a abrir la puerta supongo que dejará el tema de si he perdido o no la moneda, ya que se pone a hablar con la pelirroja al abrirle la puerta. Arqueo una ceja al ver lo de las sonrisas, lo de la copa que le trae, y el toque cómplice en el hombro, preguntándome de qué y desde cuándo se conocen. Tampoco es de extrañar. Él suele conocer a bastante gente, y por lo general creo que suele llevarse bien con la mayoría. De los que no están contra su bando, claro. La segunda copa es para que me la beba yo, para mi propia sorpresa. Me incorporo un poco para cogerla con la mano del brazo sano, bebiendo un poco más por sed que otra cosa.
- ¿Mal hermano? ¿Tú también vienes a reñirme igual que él? - pregunto con resignación antes de dar otro trago, dejando después la copa sobre la mesilla que hay al lado de la mesa. Me aparto la mano del pecho cuando pregunta si me duele mucho, haciendo un gesto que indica que más o menos. - Será de los golpes de la pelea. Pero no hay herida, así que da igual. - echo una mirada fugaz a Johan cuando la chica comenta lo de los dragones, suponiendo que le ha hablado de mí. Qué detalle. Ahora me da vergüenza pensar en que he podido decir alguna cosa que no debía mientras estaba envenenado. - Ehh...sí, ese soy yo. Todavía estoy aprendiendo. ¿He dicho alguna burrada antes? - cuestiono sabiendo que si es así no creo que me lo digan, aunque después caigo en otra cosa. Puede sonarle alguna palabra en dragón, o puede que lo entienda - ¿Entiendes el idioma? - hasta ahora no he conocido a nadie más que sepa sobre el tema, a excepción de mi maestro, así que tengo curiosidad. El frío que siento en el brazo me distrae de mi pregunta, por lo que desvío la mirada hacia la herida que está sanando. Como por arte de magia (literalmente) va cerrándose, pareciendo totalmente curada en relativamente poco tiempo. - Visto así...parece hasta fácil. Pero debe ser jodidamente difícil hacer esto. - comento sin poder evitar sorprenderme por la habilidad de la gente con estos poderes, algo que me gustaría aprender algún día aunque ahora esté centrado en aprender a manejar las sombras.
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PS: 98+30= 128
- Qué va, no la he perdido. Creo que no llegaste a darme nada...a mi no me suena al menos. Tendrás que darme una, la próxima vez que nos veamos. - que a saber cuando es, porque no solemos vernos a menudo. De hecho creo que hace meses que no lo veía, desde aquella "fiesta" que hicieron en la base. De pasada, y encima me echó la bronca por traumatizar al niñito drow con preguntas profundas. Al ir a abrir la puerta supongo que dejará el tema de si he perdido o no la moneda, ya que se pone a hablar con la pelirroja al abrirle la puerta. Arqueo una ceja al ver lo de las sonrisas, lo de la copa que le trae, y el toque cómplice en el hombro, preguntándome de qué y desde cuándo se conocen. Tampoco es de extrañar. Él suele conocer a bastante gente, y por lo general creo que suele llevarse bien con la mayoría. De los que no están contra su bando, claro. La segunda copa es para que me la beba yo, para mi propia sorpresa. Me incorporo un poco para cogerla con la mano del brazo sano, bebiendo un poco más por sed que otra cosa.
- ¿Mal hermano? ¿Tú también vienes a reñirme igual que él? - pregunto con resignación antes de dar otro trago, dejando después la copa sobre la mesilla que hay al lado de la mesa. Me aparto la mano del pecho cuando pregunta si me duele mucho, haciendo un gesto que indica que más o menos. - Será de los golpes de la pelea. Pero no hay herida, así que da igual. - echo una mirada fugaz a Johan cuando la chica comenta lo de los dragones, suponiendo que le ha hablado de mí. Qué detalle. Ahora me da vergüenza pensar en que he podido decir alguna cosa que no debía mientras estaba envenenado. - Ehh...sí, ese soy yo. Todavía estoy aprendiendo. ¿He dicho alguna burrada antes? - cuestiono sabiendo que si es así no creo que me lo digan, aunque después caigo en otra cosa. Puede sonarle alguna palabra en dragón, o puede que lo entienda - ¿Entiendes el idioma? - hasta ahora no he conocido a nadie más que sepa sobre el tema, a excepción de mi maestro, así que tengo curiosidad. El frío que siento en el brazo me distrae de mi pregunta, por lo que desvío la mirada hacia la herida que está sanando. Como por arte de magia (literalmente) va cerrándose, pareciendo totalmente curada en relativamente poco tiempo. - Visto así...parece hasta fácil. Pero debe ser jodidamente difícil hacer esto. - comento sin poder evitar sorprenderme por la habilidad de la gente con estos poderes, algo que me gustaría aprender algún día aunque ahora esté centrado en aprender a manejar las sombras.
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PS: 98+30= 128
El asunto de la moneda de Reiv se queda sin respuesta por ahora. Yo juraría que le di una, y por mucho que el diga yo creo que la ha perdido. Después cojo el vaso en cuanto Juliet lo deja en mi mano, sin entender muy bien lo de haberse pasado antes, sobre todo porque yo me perdí esa parte por la que se disculpa, ya que fue justo en el momento en que me alejé para mojar un paño con agua. No hago desprecio alguno a la copa que me trae, bebiendo un trago no demasiado largo. - No sé de qué hablas, pero me parece bien lo de la tregua con copa. Además, así con suerte se quedará dormido antes.- comento al ver que a él le da la otra copa, preparándose después para iniciar otra curación. Va a acabar bastante cansada con tantos intentos, pero es que el caso de Reiv no podía solucionarse con uno solo. Hago un gesto de quitar importancia al escuchar eso de que ayudé mucho, en realidad no hice tanto. Hizo más el tipo que lo trajo hasta aquí.
Me alejo un poco de la cama, aprovechando para remirar mi moneda comunicadora por si tenía algún mensaje del drow perdido. Nada en absoluto. Ni había respondido al mensaje que mandé. Tampoco hay nada por parte de Thalos, o de los miembros de la Brigada, lo que no sé si es bueno o malo. Antes dije que me iba a quedar toda la noche para vigilar a Reiv, pero al verlo más recuperado pienso que bastará con quedarme una hora o así. No puedo pasar toda la noche fuera de la base, menos cuando tenemos una posible amenaza como represalia por el ataque que hicimos contra los campos. Necesitamos muchos más aliados por lo que pueda pasar, incluso los que quieren mantenerse al margen van a ser necesarios. Me cruzo de brazos tras guardar la moneda, apoyándome de espaldas en la pared en la que está la puerta. Frunzo un poco el ceño con gesto pensativo, mirando hacia el suelo pero sin fijarme en nada realmente.
- Lo que hace ella es muy necesario en situaciones como esta. Vamos a necesitar en plena forma a todo el mundo que podamos conseguir para luchar. Aunque creáis que es posible mantenerse al margen y que estáis mejor yendo por libre. Ya has visto, Reiv...por separado es muy difícil sobrevivir. No estarías vivo ese hombre de la calle no te hubiese ayudado y si Juliet o te hubiese curado. Creo que sé la respuesta de antemano, pero deberíais pensaros el uniros a nuestro grupo, o como mínimo convertirnos en aliados. Ellos ya tienen su alianza, necesitamos la nuestra. Ahora os dejo descansar, pero pensadlo. Espero abajo.- lo último va dirigido para Juliet, para que sepa que no me marcho, sino que espero en la planta de abajo. Al descender por las escaleras me doy cuenta de que he sonado como una especie de reclutador, que en mi mente friki se traduce a tipo negro con parche de la iniciativa Vengadores. Poniéndonos serios no es tan descabellado. No podemos seguir así, necesitamos mucha más gente. Y ellos ya han demostrado ser válidos. Sólo falta que quieran.
Al llegar abajo me dirijo hacia la barra, donde está Scar. Como ya llevo la copa no pido nada más, pero si que inicio conversación con ella, como si siguiese lo que quedó a medias. No me siento en la barra, sino que apoyo un codo para ponerme de lado, mirando hacia ella. - Somos un par de desconocidos en un lugar en el que cualquiera puede poner la oreja, pero contar alguna cosa más, por parte de ambos, no creo que nos perjudique a ninguno. Al menos no más de lo que ya estamos por vivir donde vivimos y en el momento en el que estamos. Sea como sea, intuyo que tenemos objetivos similares. -
Me alejo un poco de la cama, aprovechando para remirar mi moneda comunicadora por si tenía algún mensaje del drow perdido. Nada en absoluto. Ni había respondido al mensaje que mandé. Tampoco hay nada por parte de Thalos, o de los miembros de la Brigada, lo que no sé si es bueno o malo. Antes dije que me iba a quedar toda la noche para vigilar a Reiv, pero al verlo más recuperado pienso que bastará con quedarme una hora o así. No puedo pasar toda la noche fuera de la base, menos cuando tenemos una posible amenaza como represalia por el ataque que hicimos contra los campos. Necesitamos muchos más aliados por lo que pueda pasar, incluso los que quieren mantenerse al margen van a ser necesarios. Me cruzo de brazos tras guardar la moneda, apoyándome de espaldas en la pared en la que está la puerta. Frunzo un poco el ceño con gesto pensativo, mirando hacia el suelo pero sin fijarme en nada realmente.
- Lo que hace ella es muy necesario en situaciones como esta. Vamos a necesitar en plena forma a todo el mundo que podamos conseguir para luchar. Aunque creáis que es posible mantenerse al margen y que estáis mejor yendo por libre. Ya has visto, Reiv...por separado es muy difícil sobrevivir. No estarías vivo ese hombre de la calle no te hubiese ayudado y si Juliet o te hubiese curado. Creo que sé la respuesta de antemano, pero deberíais pensaros el uniros a nuestro grupo, o como mínimo convertirnos en aliados. Ellos ya tienen su alianza, necesitamos la nuestra. Ahora os dejo descansar, pero pensadlo. Espero abajo.- lo último va dirigido para Juliet, para que sepa que no me marcho, sino que espero en la planta de abajo. Al descender por las escaleras me doy cuenta de que he sonado como una especie de reclutador, que en mi mente friki se traduce a tipo negro con parche de la iniciativa Vengadores. Poniéndonos serios no es tan descabellado. No podemos seguir así, necesitamos mucha más gente. Y ellos ya han demostrado ser válidos. Sólo falta que quieran.
Al llegar abajo me dirijo hacia la barra, donde está Scar. Como ya llevo la copa no pido nada más, pero si que inicio conversación con ella, como si siguiese lo que quedó a medias. No me siento en la barra, sino que apoyo un codo para ponerme de lado, mirando hacia ella. - Somos un par de desconocidos en un lugar en el que cualquiera puede poner la oreja, pero contar alguna cosa más, por parte de ambos, no creo que nos perjudique a ninguno. Al menos no más de lo que ya estamos por vivir donde vivimos y en el momento en el que estamos. Sea como sea, intuyo que tenemos objetivos similares. -
La pequeña discusión sobre la moneda comunicadora le recuerda que aún tiene que pedir alguna prestada para verla más a detalle. Aún le intrigaba toda la magia que había en aquel aparatejo que cabía en la palma de la mano.- Más treguas deberían hacerse bebiendo y menos a golpes.
Tras revisar que el pecho de Reiv estuviera bien, sonrió de nuevo, suavemente por aquello de reñirle.- No, que va...- A pesar de la sonrisa, no se quedó tranquila con que no le dijera que el dolor del pecho había pasado. No quería saber que después tuviera que reparar un corazón por haberlo destrozado... en un sentido muy literal. Todos los pensamientos negativos se la quitan de la cabeza al ver que el contrario está aún bastante lúcido como para decir bromas.- No, ninguna 'burrada', pero sí hablabas de sacrificios y cosas.- Dijo suavemente, centrando sus ojos en el chico cuando le preguntó si sabía el idioma. Solo atinó a darle una sonrisa enigmática, ladina, mientras pasaba el pulgar por la herida ya cerrada para comprobar si se había acomodado bien por dentro ya.- Drem yol lok... Me las ingenio, aunque no hay mucho con quien practicar.- Contestó con el saludo que su madre le había enseñado hacía tantos años. Tenía mucho sin decirlo en voz alta, desde la última vez que vio a un dragón en el coliseo, meses antes del escape. La chica no pudo evitar reír cuando recordó la primera vez que había hecho una curación.- Me hicieron aprender a la mala... Fue bastante traumático, pero ahora es fácil... Un loco tenía el brazo quebrado de hacía varios días... El veneno fue más difícil de extraer.- Susurró.
Hasta ese instante, todo parecía bien. Johan se había quedado al margen por un rato, hasta que empezó a filosofar con su hermano. Ya se le hacía mucho que no le revelara su nombre a alguien cuando lo usó de nuevo frente a su hermano. Terminó por sonreír, pues no parecía haber manera posible de evitar que él usara su nombre... Se concentró por algunos momentos en sus palabras. Hasta casi el final de sus palabras, no cayó en cuenta de que el mensaje también parecía ir para ella. Una alianza... unirse a ellos... ni siquiera sabía de qué se trataba, pero algo que era cierto es que extrañaba estar con personas desde que escapó. Sus recientes dotes sociales hacían pensar lo contrario, pero solo se había abrumado un poco con tanta gente tan de repente... Cuando Johan salió por la puerta, volvió la mirada a Reiv, un tanto pensativa y preguntó.- Eso de la alianza... ¿iba para ambos? Soy Juiet, por cierto... Tu hermano tiene problemas revelando nombres ajenos. - Susurró tomando el brazo y estirándolo totalmente, no quería tener que cortar al final por haber soldado mal la herida.- Trata de moverlo un poco y dime si te duele algo más... Por cierto, ¿de dónde sabes el idioma, quién te lo enseñó?- Si el otro medio hermano era mago, no creía que este fuera dragón... pero había muchas cosas raras en el mundo, todo podía ser.
Curación. Complete.
Tras revisar que el pecho de Reiv estuviera bien, sonrió de nuevo, suavemente por aquello de reñirle.- No, que va...- A pesar de la sonrisa, no se quedó tranquila con que no le dijera que el dolor del pecho había pasado. No quería saber que después tuviera que reparar un corazón por haberlo destrozado... en un sentido muy literal. Todos los pensamientos negativos se la quitan de la cabeza al ver que el contrario está aún bastante lúcido como para decir bromas.- No, ninguna 'burrada', pero sí hablabas de sacrificios y cosas.- Dijo suavemente, centrando sus ojos en el chico cuando le preguntó si sabía el idioma. Solo atinó a darle una sonrisa enigmática, ladina, mientras pasaba el pulgar por la herida ya cerrada para comprobar si se había acomodado bien por dentro ya.- Drem yol lok... Me las ingenio, aunque no hay mucho con quien practicar.- Contestó con el saludo que su madre le había enseñado hacía tantos años. Tenía mucho sin decirlo en voz alta, desde la última vez que vio a un dragón en el coliseo, meses antes del escape. La chica no pudo evitar reír cuando recordó la primera vez que había hecho una curación.- Me hicieron aprender a la mala... Fue bastante traumático, pero ahora es fácil... Un loco tenía el brazo quebrado de hacía varios días... El veneno fue más difícil de extraer.- Susurró.
Hasta ese instante, todo parecía bien. Johan se había quedado al margen por un rato, hasta que empezó a filosofar con su hermano. Ya se le hacía mucho que no le revelara su nombre a alguien cuando lo usó de nuevo frente a su hermano. Terminó por sonreír, pues no parecía haber manera posible de evitar que él usara su nombre... Se concentró por algunos momentos en sus palabras. Hasta casi el final de sus palabras, no cayó en cuenta de que el mensaje también parecía ir para ella. Una alianza... unirse a ellos... ni siquiera sabía de qué se trataba, pero algo que era cierto es que extrañaba estar con personas desde que escapó. Sus recientes dotes sociales hacían pensar lo contrario, pero solo se había abrumado un poco con tanta gente tan de repente... Cuando Johan salió por la puerta, volvió la mirada a Reiv, un tanto pensativa y preguntó.- Eso de la alianza... ¿iba para ambos? Soy Juiet, por cierto... Tu hermano tiene problemas revelando nombres ajenos. - Susurró tomando el brazo y estirándolo totalmente, no quería tener que cortar al final por haber soldado mal la herida.- Trata de moverlo un poco y dime si te duele algo más... Por cierto, ¿de dónde sabes el idioma, quién te lo enseñó?- Si el otro medio hermano era mago, no creía que este fuera dragón... pero había muchas cosas raras en el mundo, todo podía ser.
Curación. Complete.
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Juliet Bennett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Curación' :
'Curación' :
Podría decirse que estoy de acuerdo en eso que dice de menos golpes y más treguas bebiendo, a lo que podría añadirse también eso de haz el amor y no la guerra. Poca gente parece acordarse de eso hoy día. Murmuro un 'bien' ante la confirmación de que no viene a reñirme como mi hermano, aunque la vergüenza no se va del todo al escuchar que he hablado de cosas de sacrificios y no sé qué más. - Genial, ahora medio bar pensará que soy un tarado que anuncia el fin del mundo. Pero...¿y si es verdad? - pregunto medio en broma medio en serio, recordando esa especie de visión que tuve con la piedra aquella que tenía Indira. En ella pude ver algunas imágenes de gente en amontonada en largas filas, esperando a ser encerrados en jaulas. Finalmente encontré la analogía, podría estar representando los campos de concentración de la Alianza.
- Bah, no hagas mucho caso. Seguramente eran sólo delirios. - como delirio debía haber sido la sensación de que ella me sonaba de algo, aunque no supiese decir de qué. Me remuevo algo inquieto por este pensamiento, recolocándome en la cama hasta sentarme con la espalda apoyada contra el cabecero. Mis pocos conocimientos del idioma de los dragones resultan suficientes como para entender el saludo que pronuncia en dicha lengua, haciendo que crezca mi curiosidad al respecto. - Desde luego. Pocos conocen ese idioma. Y tampoco hay demasiados dragones que digamos...son una especie en peligro. - antaño había muchos más de los que hay ahora, tras ser perseguidos hasta la saciedad. La historia sobre cómo aprendió sanación hace que suelte una breve risa de incredulidad, por el modo en que la 'obligaron' a aprender. - ¿Qué idiota se pasaría días con un brazo roto sin hacer nada al respecto? Debiste haberlo dejado tal cual, no habría muerto de eso. - pero yo sí con lo del veneno, y no me habría gustado para nada que me dejasen sin hacer nada. Luego Johan nos suelta la charla con eso de unirnos, de que solos no hacemos nada, que si necesitamos hacer una Alianza...no digo nada hasta que se va, sólo resoplo como si no me hiciese gracia su discurso, y debe de notarse bastante lo que pienso al respecto.
Me quedo a solas con Juliet cuando Johan se marcha de la habitación para esperar abajo, supongo que para esperarla a ella. No hace falta que nos presentemos porque mi hermano ya ha spoileado todas las identidades habidas y por haber, algo de lo que parece haberse dado cuenta la chica. - No hace falta que te diga mi nombre entonces. Él ya se ha encargado de ir revelando información. No sería un buen espía. - asiento levemente a lo de que el discurso iba para los dos, dejando que compruebe mientras el estado del brazo. Alzo el pulgar para indicar que todo va bien, no me duele en absoluto y creo que podré moverlo bien pronto. - Iba para ambos, sí...Johan suele intentar convencer a gente para que se una a su causa. Pero yo decidí hace tiempo ir por libre, aunque a veces sea más jodido sobrevivir así. También hay quien dice que los que no nos metemos en esta guerra somos unos egoístas, que deberíamos tomar partido. - finalizo con tono algo molesto, recordando que yo ya tomé partido una vez y no me fue precisamente bien, aunque me sirvió para ser como soy ahora. Hago la prueba de mover el brazo para comprobar que esté todo en orden, notándolo algo entumecido al principio. No tardo más de unos segundos en conseguir moverlo bien, abriendo y cerrando el puño un par de veces. - Perfecto, ya puedo volver a hacer el idiota por ahí. - bromeo, obviamente. No es esa mi intención ahora ni mucho menos, aunque me haya curado del todo me vendrá bien descansar esta noche. La imagen gruñona de mi maestro me viene a la mente con su pregunta, seguramente también se me note cierto gesto de disgusto. - Snagov Tepes, no creo que te suene, es un marginado que vive en un sitio marginado. Y es un maestro de dragones...me puso tarea para aprender hace un par de meses, pero no he estudiado demasiado. Creo que a mi dragón le cuesta entenderme cuando le hablo. - quitando unas cuantas ocasiones, claro. En la pelea contra el troll creo que sí que me entendió cuando le pedí que se apartase.
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PS: 150, restaurado.
- Bah, no hagas mucho caso. Seguramente eran sólo delirios. - como delirio debía haber sido la sensación de que ella me sonaba de algo, aunque no supiese decir de qué. Me remuevo algo inquieto por este pensamiento, recolocándome en la cama hasta sentarme con la espalda apoyada contra el cabecero. Mis pocos conocimientos del idioma de los dragones resultan suficientes como para entender el saludo que pronuncia en dicha lengua, haciendo que crezca mi curiosidad al respecto. - Desde luego. Pocos conocen ese idioma. Y tampoco hay demasiados dragones que digamos...son una especie en peligro. - antaño había muchos más de los que hay ahora, tras ser perseguidos hasta la saciedad. La historia sobre cómo aprendió sanación hace que suelte una breve risa de incredulidad, por el modo en que la 'obligaron' a aprender. - ¿Qué idiota se pasaría días con un brazo roto sin hacer nada al respecto? Debiste haberlo dejado tal cual, no habría muerto de eso. - pero yo sí con lo del veneno, y no me habría gustado para nada que me dejasen sin hacer nada. Luego Johan nos suelta la charla con eso de unirnos, de que solos no hacemos nada, que si necesitamos hacer una Alianza...no digo nada hasta que se va, sólo resoplo como si no me hiciese gracia su discurso, y debe de notarse bastante lo que pienso al respecto.
Me quedo a solas con Juliet cuando Johan se marcha de la habitación para esperar abajo, supongo que para esperarla a ella. No hace falta que nos presentemos porque mi hermano ya ha spoileado todas las identidades habidas y por haber, algo de lo que parece haberse dado cuenta la chica. - No hace falta que te diga mi nombre entonces. Él ya se ha encargado de ir revelando información. No sería un buen espía. - asiento levemente a lo de que el discurso iba para los dos, dejando que compruebe mientras el estado del brazo. Alzo el pulgar para indicar que todo va bien, no me duele en absoluto y creo que podré moverlo bien pronto. - Iba para ambos, sí...Johan suele intentar convencer a gente para que se una a su causa. Pero yo decidí hace tiempo ir por libre, aunque a veces sea más jodido sobrevivir así. También hay quien dice que los que no nos metemos en esta guerra somos unos egoístas, que deberíamos tomar partido. - finalizo con tono algo molesto, recordando que yo ya tomé partido una vez y no me fue precisamente bien, aunque me sirvió para ser como soy ahora. Hago la prueba de mover el brazo para comprobar que esté todo en orden, notándolo algo entumecido al principio. No tardo más de unos segundos en conseguir moverlo bien, abriendo y cerrando el puño un par de veces. - Perfecto, ya puedo volver a hacer el idiota por ahí. - bromeo, obviamente. No es esa mi intención ahora ni mucho menos, aunque me haya curado del todo me vendrá bien descansar esta noche. La imagen gruñona de mi maestro me viene a la mente con su pregunta, seguramente también se me note cierto gesto de disgusto. - Snagov Tepes, no creo que te suene, es un marginado que vive en un sitio marginado. Y es un maestro de dragones...me puso tarea para aprender hace un par de meses, pero no he estudiado demasiado. Creo que a mi dragón le cuesta entenderme cuando le hablo. - quitando unas cuantas ocasiones, claro. En la pelea contra el troll creo que sí que me entendió cuando le pedí que se apartase.
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PS: 150, restaurado.
A medida que me alejo de la mesa donde estaba el grupo noto como me va subiendo a la cabeza todo el efecto de las copas que he tomado. A duras penas penas puedo levantar la mirada e incluso me siento tambalear. Difícilmente consigo coger un taburete, me siento y dejo caer casi todo el peso sobre los codos apoyados en la barra. No sé cuánto tiempo pasa desde que me siento hasta que llega Johan, y aunque me siento lo suficientemente borracha me decido a pedir una cerveza más. Siento a Johan a mi lado, sin introducción alguna, directamente me invita de alguna manera a contarle algo más de mi historia. Conforme va hablando voy asintiendo varias veces dándole la razón. Sin levantar la mirada ni ordenar palabras en mi cabeza comienzo a divagar: - ¿A cuántas personas conoces que hayan perdido a su familia en esta guerra? - dirijo la cabeza hacia él, no la mirada - Puede que hasta tú hayas perdido a la tuya. - hago una breve pausa: - Me educaron por y para la Alianza. Me educaron... para mataros... las únicas dos personas con las que rocé la paz - bajo la voz: -Y a medida que sabía cómo hacerlo... se me iban desvaneciendo las diferencias que creía que había entre nuestras razas... Abandoné a mis padres en esta ciudad... Ahora no sé dónde están... con la Alianza seguro. - tengo la sensación de no entender nada de lo que digo, de balbucear de más por culpa de tanto alcohol. - ¿Cómo puedo buscarles si ellos mismos son la guerra? - me acaban de traer la cerveza e inmediatamente le doy un trago, sonrío - No sé si me entiendes, debo estar sola, realmente soy de la Alianza, tengo un miedo constante a perder la razón y llevar a la práctica todo lo que me enseñaron a hacer con 'vosotros'... a veces pienso que realmente esa es mi naturaleza... llevo años sola sobreviviendo, lidiando con vosotros y no he encontrado a un solo humano fuera de la Alianza, algo falla en mí. - suspiro y pongo recta la espalda y esta vez sí le miro interrogante. Espero una solución, unas palabras que me ayuden a confiar en mí. Noto que él ha tratado más directamente con las circunstancias de esta guerra y quiero que me aclare cuáles son esos 'objetivos similares' a los que se refiere. Al mismo tiempo estoy preparada para una mala reacción.
Las conjeturas del chico le hacen sonreír. Quizás sí fuera el fin del mundo, pero nadie se enteraría. Nadie sabría nunca que fue el fin del mundo pues no sobreviviría para contarlo... eran cosas en las que, a ella al menos, no le valía la pena agobiarse.- Si es verdad que es el fin del mundo... aún tenemos esta noche para cambiar la historia.- Susurró, encogiéndose un poco de hombros a la vez que tomaba la mano del contrario entre las suyas. No quería estar encima de él toda la noche, toqueteándole el brazo, pero tenía que asegurarse de que la curación terminara antes de dejar de tocarle... o lo más probable era que la herida se abriría dolorosa y dramáticamente, como una zanja en la tierra tras un terremoto... Cosas de la vida.
Cuando dice aquello de los delirios, algo en ella hizo un pequeño clic. Un tanto nerviosa, se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja, procurando que sus palabras no resaltaran demasiado el sonrojo que comenzaba a aparecer.- Me estás mirando de nuevo así... Creía también que estabas delirando pero me sigues viendo como sorprendido de encontrarme aquí...- Dijo sin que le pasara desapercibido toda la inquietud del contrario. No sabía si le habría visto por el camino, o en el coliseo, o si serían amigos de infancia. Ella simplemente no recordaba nada, pero al verle bien, había un cierto parecido a... a alguien, a nadie. Quizás estar al borde de la muerte revelaba vidas pasadas. Sin ser escéptica, la chica creía firmemente en que cualquier tipo de magia era posible. Aquel comentario sobre los dragones le hace reír. Se preguntaba si él había captado el que ella pertenecía a ellos.- Sí, estamos en peligro pero ¡hey, también somos peligrosos! nos gusta jugar con la muerte.- Bromeó con una suave sonrisa. No quería dejarle lugar a dudas a cual era su raza. Quizás Johan también lo habría adivinado si hubiera sido tan permisiva con las pistas que daba. La risa que suelta tras la historia de la sanación le sacó una sonrisa a la par, mientras se encogía de hombros.- Bueno, quizás la misma clase de persona que se meten en peleas injustas donde terminan envenenados.- Bromeó de vuelta tras darse cuenta de que la situación en la que él mismo se había colocado no era mucho mejor.
Una vez solos, el resoplido del contrario le hace pensar que quizás él no estuviera considerando en absoluto la proposición. Por su parte, la chica tenía dudas sobre si debía aceptar. Era buena en grupo, pero los últimos dos años donde había vagado sola por Europa la sacaron de sintonía. No le gustaba estar sola, no realmente, y ya no teniendo ningún objetivo al saber que su padre estaba más probablemente muerto tampoco le daba muchas opciones. De sus pensamientos la saca el hecho de que Johan no sería buen espía. Oh, no, probablemente iría revelando que era espía a todo el que le preguntara... Rió suavemente por la ocurrencia del chico, y terminó por escuchar lo que decía sobre ir por libre, y lo de salir a hacer el idiota una vez curado. Dejó los ojos en blanco y le soltó la mano para que comprobara la curación.- Si estás muriendo en un terreno baldío alguna vez... trata de localizarme. No tardaré mucho si voy volando. No tengo una de esas monedas, pero eres mago, dibuja un dragón luminoso en el cielo o algo.- Suspiró. No le agradaba la idea. Los humanos eran criaturas sociales... y aunque su parte dragón gustaba de ir por la libre, la habían conseguido callar un poco en el coliseo a base de golpes. En el interior, la furia nunca se quita, pero aprendes a utilizarla de manera constructiva y creativa.
Cuando el nombre de su maestro sale a la luz, en efecto, no le conocía de nada. No conocía a nadie, no tenía caso que preguntara por nombres... pero al menos así se iría enterando de cosas que habían pasado en Inglaterra desde que lo dejó. Un detalle le hizo exaltarse de un instante a otro.- ¿¡TIENES UN DRAGÓN!? - Cuando menos se dio cuenta, ya estaba encima de él, con las manos en su abdomen y las rodillas en la cama.- ¡¿Puedo verlo, me dejas verlo, puedo verlo?! - Preguntó insistentemente, aunque quizás demasiado... no descansaría hasta lograr ver a esa majestuosa criatura... El primero desde hacía tanto tiempo.
Cuando dice aquello de los delirios, algo en ella hizo un pequeño clic. Un tanto nerviosa, se acomodó un mechón de pelo detrás de la oreja, procurando que sus palabras no resaltaran demasiado el sonrojo que comenzaba a aparecer.- Me estás mirando de nuevo así... Creía también que estabas delirando pero me sigues viendo como sorprendido de encontrarme aquí...- Dijo sin que le pasara desapercibido toda la inquietud del contrario. No sabía si le habría visto por el camino, o en el coliseo, o si serían amigos de infancia. Ella simplemente no recordaba nada, pero al verle bien, había un cierto parecido a... a alguien, a nadie. Quizás estar al borde de la muerte revelaba vidas pasadas. Sin ser escéptica, la chica creía firmemente en que cualquier tipo de magia era posible. Aquel comentario sobre los dragones le hace reír. Se preguntaba si él había captado el que ella pertenecía a ellos.- Sí, estamos en peligro pero ¡hey, también somos peligrosos! nos gusta jugar con la muerte.- Bromeó con una suave sonrisa. No quería dejarle lugar a dudas a cual era su raza. Quizás Johan también lo habría adivinado si hubiera sido tan permisiva con las pistas que daba. La risa que suelta tras la historia de la sanación le sacó una sonrisa a la par, mientras se encogía de hombros.- Bueno, quizás la misma clase de persona que se meten en peleas injustas donde terminan envenenados.- Bromeó de vuelta tras darse cuenta de que la situación en la que él mismo se había colocado no era mucho mejor.
Una vez solos, el resoplido del contrario le hace pensar que quizás él no estuviera considerando en absoluto la proposición. Por su parte, la chica tenía dudas sobre si debía aceptar. Era buena en grupo, pero los últimos dos años donde había vagado sola por Europa la sacaron de sintonía. No le gustaba estar sola, no realmente, y ya no teniendo ningún objetivo al saber que su padre estaba más probablemente muerto tampoco le daba muchas opciones. De sus pensamientos la saca el hecho de que Johan no sería buen espía. Oh, no, probablemente iría revelando que era espía a todo el que le preguntara... Rió suavemente por la ocurrencia del chico, y terminó por escuchar lo que decía sobre ir por libre, y lo de salir a hacer el idiota una vez curado. Dejó los ojos en blanco y le soltó la mano para que comprobara la curación.- Si estás muriendo en un terreno baldío alguna vez... trata de localizarme. No tardaré mucho si voy volando. No tengo una de esas monedas, pero eres mago, dibuja un dragón luminoso en el cielo o algo.- Suspiró. No le agradaba la idea. Los humanos eran criaturas sociales... y aunque su parte dragón gustaba de ir por la libre, la habían conseguido callar un poco en el coliseo a base de golpes. En el interior, la furia nunca se quita, pero aprendes a utilizarla de manera constructiva y creativa.
Cuando el nombre de su maestro sale a la luz, en efecto, no le conocía de nada. No conocía a nadie, no tenía caso que preguntara por nombres... pero al menos así se iría enterando de cosas que habían pasado en Inglaterra desde que lo dejó. Un detalle le hizo exaltarse de un instante a otro.- ¿¡TIENES UN DRAGÓN!? - Cuando menos se dio cuenta, ya estaba encima de él, con las manos en su abdomen y las rodillas en la cama.- ¡¿Puedo verlo, me dejas verlo, puedo verlo?! - Preguntó insistentemente, aunque quizás demasiado... no descansaría hasta lograr ver a esa majestuosa criatura... El primero desde hacía tanto tiempo.
Tomo sus gestos afirmativos como una invitación a poder seguir hablando, porque si simplemente hubiese pasado de mí querría decir que no quiere ni una pregunta más. O si me hubiese mandado a la mierda, directamente. Bebo un poco más de mi copa cuando termino de hablar, recibiendo con gesto de pesar su primera pregunta. - Demasiadas, ya sea porque han muerto o porque el odio ha roto la familia al dividirse en bandos. - sonrío de modo entre amargo e irónico en cuanto escucho eso de perder a alguien de tu propia familia. Yo había perdido a un padre por culpa de los aurores del Ministerio, aunque el hecho tiene cierto matiz si consideramos que no murió realmente, sino que mi propia madre suplicó por su conversión en vampiro ante la perspectiva de perderlo. Egoísta, pero perfectamente entendible. Y ya si cuento con la gente que he perdido aunque no fuesen de mi sangre...
- Sí, sé de lo que hablas. Creo que no habrá prácticamente nadie en esta ciudad que haya salido indemne después de todos estos años. Además hay generaciones que no han conocido otra cosa. - y que como sigan criándose en esta situación crecerán odiando, queriendo vengarse si perdieron a su familia por alguno de los bandos. Hay que cortar esa espiral de algún modo, pero si fuese tan sencillo ya habríamos encontrado la manera. La 'confesión' de Scar resulta ahora mucho más directa, revelando por fin parte de sus orígenes y educación. Puede que el alcohol haya tenido mucho que ver en que esté más suelta que antes, porque parece que en mi ausencia ha seguido bebiendo a buen ritmo. - Hay diferencias...las diferencias no tienen por qué ser malas, aunque algunos se empeñen en que sí lo son. También deberíamos fijarnos en lo que nos une, aunque suene jodidamente a tópico o lo hayan dicho un montón de personas. - por desgracia a veces usamos lo que nos une de modo erróneo, como en el caso de la unión ante un supuesto enemigo común.
Mal asunto, padres abandonados ante choque de puntos de vista. No puedo evitar ponerme un poco más serio, dejando el vaso sobre la barra para apoyarme ahora con ambos codos, dejando de mirar a Scar para mirar hacia delante. - Son tus padres después de todo, no te harán daño.
"o sí...hay algunos que enloquecen y reniegan de su familia"
- Puede que consigas hacerlos entrar en razón, al menos para que dejen de apoyar a la Alianza. Si nadie los apoyase no estarían donde están. - pero no es lo de sus padres lo único que parece preocuparle, también hay un miedo a perder el control, algo así como si fuese una máquina de matar. Eso le hacían a los reeducados, y no parecían sentir remordimientos. Vuelvo a mirarla girando levemente la cabeza, volviendo a coger el vaso para pegar un trago con el que me acabo la copa. - Dudo que esté en tu naturaleza. Veamos...tú no has llegado a perder el control aún, ¿o sí lo has hecho? Y en caso de que pasase...incluso en esos casos hay vuelta atrás. Lo he visto. Además, eso de que no hay humanos fuera de la Alianza no es cierto. Uno de mis mejores amigos fue soldado de la Alianza. Incluso intentamos matarnos cuando nos conocimos. Y a día de hoy es uno más entre nosotros.
- Sí, sé de lo que hablas. Creo que no habrá prácticamente nadie en esta ciudad que haya salido indemne después de todos estos años. Además hay generaciones que no han conocido otra cosa. - y que como sigan criándose en esta situación crecerán odiando, queriendo vengarse si perdieron a su familia por alguno de los bandos. Hay que cortar esa espiral de algún modo, pero si fuese tan sencillo ya habríamos encontrado la manera. La 'confesión' de Scar resulta ahora mucho más directa, revelando por fin parte de sus orígenes y educación. Puede que el alcohol haya tenido mucho que ver en que esté más suelta que antes, porque parece que en mi ausencia ha seguido bebiendo a buen ritmo. - Hay diferencias...las diferencias no tienen por qué ser malas, aunque algunos se empeñen en que sí lo son. También deberíamos fijarnos en lo que nos une, aunque suene jodidamente a tópico o lo hayan dicho un montón de personas. - por desgracia a veces usamos lo que nos une de modo erróneo, como en el caso de la unión ante un supuesto enemigo común.
Mal asunto, padres abandonados ante choque de puntos de vista. No puedo evitar ponerme un poco más serio, dejando el vaso sobre la barra para apoyarme ahora con ambos codos, dejando de mirar a Scar para mirar hacia delante. - Son tus padres después de todo, no te harán daño.
"o sí...hay algunos que enloquecen y reniegan de su familia"
- Puede que consigas hacerlos entrar en razón, al menos para que dejen de apoyar a la Alianza. Si nadie los apoyase no estarían donde están. - pero no es lo de sus padres lo único que parece preocuparle, también hay un miedo a perder el control, algo así como si fuese una máquina de matar. Eso le hacían a los reeducados, y no parecían sentir remordimientos. Vuelvo a mirarla girando levemente la cabeza, volviendo a coger el vaso para pegar un trago con el que me acabo la copa. - Dudo que esté en tu naturaleza. Veamos...tú no has llegado a perder el control aún, ¿o sí lo has hecho? Y en caso de que pasase...incluso en esos casos hay vuelta atrás. Lo he visto. Además, eso de que no hay humanos fuera de la Alianza no es cierto. Uno de mis mejores amigos fue soldado de la Alianza. Incluso intentamos matarnos cuando nos conocimos. Y a día de hoy es uno más entre nosotros.
Johan responde a mis primeras preguntas, retóricas, eso sí. Me esperaba las respuestas así que permanezco en silencio.
Me imaginaba ya que casi nadie había salido jodido de esta guerra. Cuando menciona a las 'generaciones que no han conocido otra cosa' no puedo más que asentir con mi más absoluta empatía e impulsivamente agarro la cerveza para dar el trago más largo que pueda dar. Aprieto los ojos, libero un hipo, y vuelvo a dirigirme a Johan. Respecto a las diferencias, prácticamente afirma lo mismo que pienso y aunque intento no interrumpirle, respondo efusivamente: - ¡A ellos se la sudan las diferencias! - miro alrededor por un momento analizando si mi subida de tono ha llamado la atención, suspiro, y bajo la voz: -Al principio era hasta cierto punto razonable que los humanos os tuvieran miedo y reaccionaran agresivamente ante lo desconocido - por unos segundos me paro en pensar en la paradoja de referirme a los ''humanos'' en tercera persona, aunque realmente use ya esa palabra como sinónimo de Alianza. - después... son conscientes de lo poco que os diferencia. Antes eran simples cobardes, ahora son psicópatas. - miro a la barra un poco confusa, quizás hubiera debido ahorrarme la explicación.
Miro fijamente como Johan se torna serio y se inclina hacia la barra al mencionar a mis padres. Afirma que no me harán daño, trago saliva y pienso ''Ojalá''. Lentamente intento responderle: - Mis padres murieron poco antes de la guerra, ni siquiera les recuerdo. - de algún modo creía necesaria hacer esa aclaración - ... mi madre adoptiva no me hará daño, mi padre pretendía ofrecerme sin dudar desde que me adoptó con unos meses a la Alianza. Quizás él no me haga nada, pero técnicamente soy una desertora, otros le harían el trabajo sucio. - trato de zanjar el tema de la moralidad de mi padre.
¿Conseguir que entren en razón? Yo también me inclino hacia la barra, intentando buscarle cara un poco más de frente, manteniendo un tono de voz bajo: - Mi padre fue de las primeras personalidades que alistaron al ejército. Como decirte... es uno de los cerebros en la sombra... no es un simple soldado, estoy segura de que ni siquiera os ha temido. Él no ha apoya a la Alianza, él es la Alianza desde el inicio de todo.- Suena dramático, y aunque el recuerdo que tengo de él no es el mejor, recuerdo con admiración la firmeza de mi padre. Como si pensase en voz alta comienzo a divagar una vez más mientras miro al frente: - He visto soldados con el cerebro lavado, patriotas, orgullosos, otros temblando de miedo y sin un solo argumento coherente para enfrentarse a... a vosotros... Mi padre era firme, cuerdo, era como si tuviese todo el material para ganar una discusión, de hecho lo tenía y lo demostraba, así iba a la guerra, así volvió y así me entrenó. Si mi madre no me hubiese enseñado medicina y los venenos que os hacían daño ni me hubiese planteado que eráis algo más - Suspiro y vuelvo a beber de la cerveza.
La confianza de Johan en mi 'naturaleza' me abruma a la vez que me tranquiliza. Cuando me pregunta si alguna vez perdí el control me echo por unos instante a reír.- Llevo unos años sola ahí fuera. Ser humana rodeada de 'seres mágicos' no es fácil, la Alianza no nos ha hecho demasiada justicia a los humanos. - menciona la existencia de humanos fuera de la Alianza. Realmente no había conocido a ninguno aunque tampoco llevo fuera demasiados años y he evitado cualquier contacto con territorio levemente 'humano'. Cuando me cuenta brevemente la historia de su amigo humano, sorprendida e incluso con un poco de ilusión le busco una vez más la cara para mirarle de frente: - Me encantaría conocerle. - No espero siquiera que me responda, noto por primera vez un poco de alegría y vuelvo a beber cerveza, de la poca que queda ya.
Miro al frente pensativa... vuelvo a dirigirme rápidamente a Johan, e inocentemente le pregunto algo que ya me había rondado en la cabeza esta noche: - Mucha gente aquí te conoce, ¿a qué te dedicas exactamente?
Me imaginaba ya que casi nadie había salido jodido de esta guerra. Cuando menciona a las 'generaciones que no han conocido otra cosa' no puedo más que asentir con mi más absoluta empatía e impulsivamente agarro la cerveza para dar el trago más largo que pueda dar. Aprieto los ojos, libero un hipo, y vuelvo a dirigirme a Johan. Respecto a las diferencias, prácticamente afirma lo mismo que pienso y aunque intento no interrumpirle, respondo efusivamente: - ¡A ellos se la sudan las diferencias! - miro alrededor por un momento analizando si mi subida de tono ha llamado la atención, suspiro, y bajo la voz: -Al principio era hasta cierto punto razonable que los humanos os tuvieran miedo y reaccionaran agresivamente ante lo desconocido - por unos segundos me paro en pensar en la paradoja de referirme a los ''humanos'' en tercera persona, aunque realmente use ya esa palabra como sinónimo de Alianza. - después... son conscientes de lo poco que os diferencia. Antes eran simples cobardes, ahora son psicópatas. - miro a la barra un poco confusa, quizás hubiera debido ahorrarme la explicación.
Miro fijamente como Johan se torna serio y se inclina hacia la barra al mencionar a mis padres. Afirma que no me harán daño, trago saliva y pienso ''Ojalá''. Lentamente intento responderle: - Mis padres murieron poco antes de la guerra, ni siquiera les recuerdo. - de algún modo creía necesaria hacer esa aclaración - ... mi madre adoptiva no me hará daño, mi padre pretendía ofrecerme sin dudar desde que me adoptó con unos meses a la Alianza. Quizás él no me haga nada, pero técnicamente soy una desertora, otros le harían el trabajo sucio. - trato de zanjar el tema de la moralidad de mi padre.
¿Conseguir que entren en razón? Yo también me inclino hacia la barra, intentando buscarle cara un poco más de frente, manteniendo un tono de voz bajo: - Mi padre fue de las primeras personalidades que alistaron al ejército. Como decirte... es uno de los cerebros en la sombra... no es un simple soldado, estoy segura de que ni siquiera os ha temido. Él no ha apoya a la Alianza, él es la Alianza desde el inicio de todo.- Suena dramático, y aunque el recuerdo que tengo de él no es el mejor, recuerdo con admiración la firmeza de mi padre. Como si pensase en voz alta comienzo a divagar una vez más mientras miro al frente: - He visto soldados con el cerebro lavado, patriotas, orgullosos, otros temblando de miedo y sin un solo argumento coherente para enfrentarse a... a vosotros... Mi padre era firme, cuerdo, era como si tuviese todo el material para ganar una discusión, de hecho lo tenía y lo demostraba, así iba a la guerra, así volvió y así me entrenó. Si mi madre no me hubiese enseñado medicina y los venenos que os hacían daño ni me hubiese planteado que eráis algo más - Suspiro y vuelvo a beber de la cerveza.
La confianza de Johan en mi 'naturaleza' me abruma a la vez que me tranquiliza. Cuando me pregunta si alguna vez perdí el control me echo por unos instante a reír.- Llevo unos años sola ahí fuera. Ser humana rodeada de 'seres mágicos' no es fácil, la Alianza no nos ha hecho demasiada justicia a los humanos. - menciona la existencia de humanos fuera de la Alianza. Realmente no había conocido a ninguno aunque tampoco llevo fuera demasiados años y he evitado cualquier contacto con territorio levemente 'humano'. Cuando me cuenta brevemente la historia de su amigo humano, sorprendida e incluso con un poco de ilusión le busco una vez más la cara para mirarle de frente: - Me encantaría conocerle. - No espero siquiera que me responda, noto por primera vez un poco de alegría y vuelvo a beber cerveza, de la poca que queda ya.
Miro al frente pensativa... vuelvo a dirigirme rápidamente a Johan, e inocentemente le pregunto algo que ya me había rondado en la cabeza esta noche: - Mucha gente aquí te conoce, ¿a qué te dedicas exactamente?
Cambiar la historia en una noche...¿acaso era eso posible? Es improbable que algo así suceda de manera repentina, pero a veces son esos cambios los que realmente marcan un antes y un después, cambios que pueden sacudir desde situaciones hasta a las personas mismas. Entonces, ¿somos simples peones en medio de una historia ya dirigida o tenemos algún poder real para cambiar el curso de los acontecimientos? ¿o simplemente es todo una especie de ilusión o espejismo que tenemos?. - Qué profunda te has puesto.- murmuro mirándola de reojo, precisamente tras rayarme a mí mismo con esos pensamientos, casi sin fijarme en que todavía seguía con mi mano cogida para terminar de comprobar que el brazo estaba bien. - Y...sólo por imaginar...¿qué crees que se podría hacer para eso? - planteo la pregunta para que la responda del modo que quiera, aunque todo vayan a ser simples conjeturas. El comentario referente a los delirios de antes la hace sonrojarse un poco, al igual que a mí me ha pillado algo desprevenido eso del modo en que la estoy mirando. ¿Cómo la estaba mirando? No, en serio, me gustaría saber qué cara he puesto, porque ahora mismo estoy algo confuso. Aparto unos segundos la mirada de ella para clavarla en la mesita de al lado, negando con la cabeza e intentando encontrar las palabras para explicarme.
- No es nada malo, eso te lo aseguro. Más bien extraño...Es como si me resultases conocida, pero eso es imposible. - con convencimiento volviendo a mirarla al final de la frase, sobre todo para convencerme a mí misma. Después ladeo la cabeza, entornando levemente los ojos - ¿ Te amenacé alguna vez en el pasado o algo así? Que yo tuve una época un tanto gilipollas. - pregunto refiriéndome a cuando fui auror del Ministerio, aunque probablemente recordaría mejor su cara. - Sea lo que sea ya lo descubriremos.- finalizo con cierta intriga, encogiendo los hombros. La confirmación de su pertenencia a la raza de los dragones me deja más que sorprendido, conozco muy pocos que suelan pasar de su forma humana a su forma de dragón con frecuencia, y ni por un momento había pensado que ella lo fuese.
- ¿En serio? Vaya un experto en dragones desastroso que estoy hecho. Hablas tan bien nuestro idioma que no pensé que lo fueras.- la otra chica que había visto en Ouroboros apenas hablaba nuestro idioma, así que pensé que todos serían así. Luego me llama idiota así como muy sutilmente, al compararme con el tío del brazo roto, al que yo mismo he llamado idiota hace un rato. Bueno , cierta similitud hay, pero eso no quita para que ponga cara de indignación. Compruebo la curación una vez más cuando me suelta la mano definitivamente, dando el visto bueno. Ella me ofrece su ayuda por si alguna vez me encuentro en una situación complicada, cosa que acepto porque no está mal tener aliados con los que contar de vez en cuando. Coloco la palma de la mano hacia arriba, conjurando unas pequeñas llamas que danzan sobre ésta, adoptando la forma de un dragón de fuego tras un par de segundos. El dragón gira un par de veces en mi mano antes de extinguirse, momento en que vuelvo a cerrar el puño. - Eso está hecho. Tú lo mismo, recuerda que te debo una por lo de hoy. Y un Black siempre paga sus deudas...- después de eso me pego un pequeño golpe en la parte de atrás de la cabeza contra el cabecero de la cama, al echarme un poco hacia atrás debido al ímpetu con el que recibe la noticia de lo de mi dragón. Cualquiera diría que no ha visto uno en mucho tiempo.
- Sí, es un dragón negro.- respondo mientras me paso una mano por la parte de atrás de la cabeza tras el golpe. - Es pequeño todavía, tiene un par de años, aunque ha crecido mucho últimamente. Claro, supongo que le vendrá bien conocer a alguien de su especie. Puedes verlo cuando quieras. - no puedo evitar cierto remordimiento al decir lo de ver a alguien de la misma especie, teniendo en cuenta que robé el huevo del nido de un dragón.
- No es nada malo, eso te lo aseguro. Más bien extraño...Es como si me resultases conocida, pero eso es imposible. - con convencimiento volviendo a mirarla al final de la frase, sobre todo para convencerme a mí misma. Después ladeo la cabeza, entornando levemente los ojos - ¿ Te amenacé alguna vez en el pasado o algo así? Que yo tuve una época un tanto gilipollas. - pregunto refiriéndome a cuando fui auror del Ministerio, aunque probablemente recordaría mejor su cara. - Sea lo que sea ya lo descubriremos.- finalizo con cierta intriga, encogiendo los hombros. La confirmación de su pertenencia a la raza de los dragones me deja más que sorprendido, conozco muy pocos que suelan pasar de su forma humana a su forma de dragón con frecuencia, y ni por un momento había pensado que ella lo fuese.
- ¿En serio? Vaya un experto en dragones desastroso que estoy hecho. Hablas tan bien nuestro idioma que no pensé que lo fueras.- la otra chica que había visto en Ouroboros apenas hablaba nuestro idioma, así que pensé que todos serían así. Luego me llama idiota así como muy sutilmente, al compararme con el tío del brazo roto, al que yo mismo he llamado idiota hace un rato. Bueno , cierta similitud hay, pero eso no quita para que ponga cara de indignación. Compruebo la curación una vez más cuando me suelta la mano definitivamente, dando el visto bueno. Ella me ofrece su ayuda por si alguna vez me encuentro en una situación complicada, cosa que acepto porque no está mal tener aliados con los que contar de vez en cuando. Coloco la palma de la mano hacia arriba, conjurando unas pequeñas llamas que danzan sobre ésta, adoptando la forma de un dragón de fuego tras un par de segundos. El dragón gira un par de veces en mi mano antes de extinguirse, momento en que vuelvo a cerrar el puño. - Eso está hecho. Tú lo mismo, recuerda que te debo una por lo de hoy. Y un Black siempre paga sus deudas...- después de eso me pego un pequeño golpe en la parte de atrás de la cabeza contra el cabecero de la cama, al echarme un poco hacia atrás debido al ímpetu con el que recibe la noticia de lo de mi dragón. Cualquiera diría que no ha visto uno en mucho tiempo.
- Sí, es un dragón negro.- respondo mientras me paso una mano por la parte de atrás de la cabeza tras el golpe. - Es pequeño todavía, tiene un par de años, aunque ha crecido mucho últimamente. Claro, supongo que le vendrá bien conocer a alguien de su especie. Puedes verlo cuando quieras. - no puedo evitar cierto remordimiento al decir lo de ver a alguien de la misma especie, teniendo en cuenta que robé el huevo del nido de un dragón.
Johan me dice que podría llevar al chico ciego a la isla, o incluso a la base, que no habrá problemas. Pero tengo en mente la escena de su llegada y cómo se estaba muriendo después de la aparición, lo que no me da mucha confianza. De todas formas ahora después iré a preguntarle, ya que el hombre serio y raro se acerca a mí un poco alterado, preguntando por Bastet y nombrándola como su hija.
-¿Bastet es su hija? Ella… se fue siguiendo a su sombra… Dijo que estaba inquieta y pasaba algo, solo me dejó al cuidado de Yang.
En seguida se calma, respira y tal y se relaja un poco, aunque dudo que mis palabras sean muy tranquilizadoras, al menos sabe que estaba bien ayer.
El hombre se acerca a Eddrick, aunque más concretamente a Ella, como él la llama. En serio, este tío raro que habla con los animales… da mal rollo. Lo acompaño un poco reticente de dejar a la humana borracha sola cuando los otros tres se suben, pero la veo un poco tirada por la barra con esa cara de estupor propio del alcohol y decido no molestarla más, así que vuelvo a mi sitio junto al ciego y le ofrezco una silla al padre de Bastet. Ahora que me fijo, puede que tengan algún tipo de parentesco por los rasgos comunes…
-Ella debe volver, puede esperarla aquí si quiere. No le pasará nada, la he visto curando a otros y sabe cuidarse sola.
-¿Bastet es su hija? Ella… se fue siguiendo a su sombra… Dijo que estaba inquieta y pasaba algo, solo me dejó al cuidado de Yang.
En seguida se calma, respira y tal y se relaja un poco, aunque dudo que mis palabras sean muy tranquilizadoras, al menos sabe que estaba bien ayer.
El hombre se acerca a Eddrick, aunque más concretamente a Ella, como él la llama. En serio, este tío raro que habla con los animales… da mal rollo. Lo acompaño un poco reticente de dejar a la humana borracha sola cuando los otros tres se suben, pero la veo un poco tirada por la barra con esa cara de estupor propio del alcohol y decido no molestarla más, así que vuelvo a mi sitio junto al ciego y le ofrezco una silla al padre de Bastet. Ahora que me fijo, puede que tengan algún tipo de parentesco por los rasgos comunes…
-Ella debe volver, puede esperarla aquí si quiere. No le pasará nada, la he visto curando a otros y sabe cuidarse sola.
No lo había buscado así, pero sus palabras habían sonado como algo profundo para el contrario. Aún así, a ella le parecían de lo más sencillas, solo que poderosas. Se encogió suavemente de hombros cuando en realidad el que se había perdido en pensamientos había sido él. Sin embargo, llevar las palabras a la práctica era de todo menos sencillo.- No lo sé... Quizás en una semana pueda responderte algo más o menos coherente, cuando me ponga al corriente con los años... pero ahora solo sé que hay guerra porque he visto edificios destrozados... Tendríamos que hacer un frente común y dar un solo golpe...- Susurró con una suave sonrisa de disculpa. Se sentía mal de ignorar la gravedad del problema, aunque tenía en cierta manera su justificación. De cualquier modo, dio el consejo que les había funcionado a salir del coliseo.
Al final, iba a resultar que la chica había captado bien la mirada del moreno. Efectivamente, parecía que la había reconocido de una manera un tanto particular. - No creo en imposibles... sí en difíciles.- Realmente creía que era difícil que se conocieran, pero imposible no. Con aquello de amenazarle, rió abiertamente.- No, nadie nunca me ha amenazado... y tenía tiempo ya que nadie me molestaba como para plantarle la cara.- Murmuró refiriéndose a la manera en la que le había hablado abajo. Y por más gilipollas que fuera, sabía bien que no se lo había encontrado en el coliseo.- Quizás fue el creer que estabas a punto de morir... Quizás me viste en otra vida. Tal vez la próxima vez que estés al borde del abismo podamos saber algo más.- Dijo con una sonrisa suave, más en serio que de broma, sin descartar en absoluto la posibilidad.
¿Debería hablarlo mal? - Preguntó extrañada. En realidad nunca había conocido un dragón que no hablara bien el idioma, aunque sí sabía de algunos patosos que seguramente lo olvidarían por ir todo el tiempo por las nubes. Le dejó hacer por un rato para que comprobara la curación. De todos modos que hiciera ya lo que quisiera, lo que le preocupaba más era el corazón y no el brazo malherido. Entre sus pensamientos estaba cuando las pequeñas llamas que salieron de su palma captaron su atención. Queriendo sentir el calor, posó la mano encima ellas, dejándole todo el espacio necesario al pequeño dragón de fuego para que volara. Con la palma hacia abajo y un pensamiento cálido en la cabeza, pequeños copos de nieve comenzaron a caer de su mano, cayendo sobre el lomo del dragón a medida que volaba y llenando el aire como pequeñas gotas, como una esfera de nieve de las que vendían para navidades. Cuando el contrario hizo desaparecer al dragón, los copos cesaron, cayendo los últimos y deshaciéndose sobre el puño del moreno.- Ya encontraremos algún trato provechoso... después de todo, tu dinero quizás me dé un techo hoy.- Expresó con una sonrisa. Aunque Johan le había invitado ya a quedarse, no se sentía bien en quedarse sin pagar la cuota. No era una casa de beneficencia...
¡Lo siento mucho! - Expresó la chica rápidamente, llevando la mano al pecho del contrario cuando escuchó el golpe de la cabeza del moreno.- ¿Un dragón negro? Eso es... tan... impresionante... ¿Estás bien?- Preguntó aún horrorizada y apenada.- Si tiene un par de años y es pequeño... al menos debería tener la estatura de un crío pequeño.- Susurró soltando un suave suspiro, pues parecía que el contrario no había sufrido demasiados daños. Fue entonces cuando se dio cuenta de la posición en la que estaba. Si bien no era incómoda para ella, quizás sí para un hombre al que no conocía de nada.- Lo siento...- Susurró de nuevo, levantándose de la cama y dándole un poco de espacio, recargándose en la pared.- Es que... bueno, tengo mucho sin ver gran cosa... ni personas ni dragones ni ciudades ni... a nadie.- Suspiró finalmente, dejando salir un poco de toda la tensión que había acumulado en la vida...
Al final, iba a resultar que la chica había captado bien la mirada del moreno. Efectivamente, parecía que la había reconocido de una manera un tanto particular. - No creo en imposibles... sí en difíciles.- Realmente creía que era difícil que se conocieran, pero imposible no. Con aquello de amenazarle, rió abiertamente.- No, nadie nunca me ha amenazado... y tenía tiempo ya que nadie me molestaba como para plantarle la cara.- Murmuró refiriéndose a la manera en la que le había hablado abajo. Y por más gilipollas que fuera, sabía bien que no se lo había encontrado en el coliseo.- Quizás fue el creer que estabas a punto de morir... Quizás me viste en otra vida. Tal vez la próxima vez que estés al borde del abismo podamos saber algo más.- Dijo con una sonrisa suave, más en serio que de broma, sin descartar en absoluto la posibilidad.
¿Debería hablarlo mal? - Preguntó extrañada. En realidad nunca había conocido un dragón que no hablara bien el idioma, aunque sí sabía de algunos patosos que seguramente lo olvidarían por ir todo el tiempo por las nubes. Le dejó hacer por un rato para que comprobara la curación. De todos modos que hiciera ya lo que quisiera, lo que le preocupaba más era el corazón y no el brazo malherido. Entre sus pensamientos estaba cuando las pequeñas llamas que salieron de su palma captaron su atención. Queriendo sentir el calor, posó la mano encima ellas, dejándole todo el espacio necesario al pequeño dragón de fuego para que volara. Con la palma hacia abajo y un pensamiento cálido en la cabeza, pequeños copos de nieve comenzaron a caer de su mano, cayendo sobre el lomo del dragón a medida que volaba y llenando el aire como pequeñas gotas, como una esfera de nieve de las que vendían para navidades. Cuando el contrario hizo desaparecer al dragón, los copos cesaron, cayendo los últimos y deshaciéndose sobre el puño del moreno.- Ya encontraremos algún trato provechoso... después de todo, tu dinero quizás me dé un techo hoy.- Expresó con una sonrisa. Aunque Johan le había invitado ya a quedarse, no se sentía bien en quedarse sin pagar la cuota. No era una casa de beneficencia...
¡Lo siento mucho! - Expresó la chica rápidamente, llevando la mano al pecho del contrario cuando escuchó el golpe de la cabeza del moreno.- ¿Un dragón negro? Eso es... tan... impresionante... ¿Estás bien?- Preguntó aún horrorizada y apenada.- Si tiene un par de años y es pequeño... al menos debería tener la estatura de un crío pequeño.- Susurró soltando un suave suspiro, pues parecía que el contrario no había sufrido demasiados daños. Fue entonces cuando se dio cuenta de la posición en la que estaba. Si bien no era incómoda para ella, quizás sí para un hombre al que no conocía de nada.- Lo siento...- Susurró de nuevo, levantándose de la cama y dándole un poco de espacio, recargándose en la pared.- Es que... bueno, tengo mucho sin ver gran cosa... ni personas ni dragones ni ciudades ni... a nadie.- Suspiró finalmente, dejando salir un poco de toda la tensión que había acumulado en la vida...
Dejo el vaso ya vacío sobre la barra, sin pedir otra copa porque creo que por esta noche ya es suficiente. Llevo ya unas cuantas desde que llegamos, y paso de levantarme mañana con resaca, siempre hay cosas que hacer. No es que esté borracho, pero ya empiezo a notarme ligeramente los efectos del alcohol acumulado, además del cansancio del día. Al final no he logrado localizar al tipo que buscaba, pero al menos he sido de ayuda aquí, con mi hermano. La que debería dejar de beber ya es Scar, a la que parece que se le ha subido más de la cuenta, sobre todo por la efusividad que le echa a algunas afirmaciones o por el hecho de lo mucho que se está sincerando. Puede que sólo necesitase desahogarse un poco y soltar lastre.
- Es más o menos lo que dices. Se unió el miedo a lo desconocido por parte de algunos a las ganas de utilización de este miedo por parte de otros. Para legitimarse en el poder, para presentarse como los "salvadores" de la raza humana. Eso les vino muy bien...y les dio igual ver lo similares que somos. Bueno, eso en nuestro caso, porque hay otros seres mágicos que de aspecto son bastante diferentes a nosotros, y están metidos en el mismo saco.
El asunto de sus padres queda algo más claro cuando habla de la muerte de sus padres biológicos, con lo cual sólo le quedan los adoptivos, que son con los que tiene el conflicto. No voy a decírselo, pero por lo que cuenta puede que ni siquiera la quieran y la pobre esté martirizándose por su mala relación con ellos. Las manos del que ordena una ejecución están tan manchadas de sangre como las del que lo hace. Cuanto más sé de su padre menos me gusta. Un cerebro de la Alianza, uno de los primeros...seguro que estuvo ahí desde la época del ministro Stwardson, con todo lo que hizo, y con todo lo que jodió a mi propia familia.
- Puede que me haya precipitado antes al verlo tan fácil...Culpa mía.- en estos casos suele ser más difícil convencer al otro, no creo que lo consiga con su padre. Eso esta destinado a acabar mal, para una de las dos partes. - Pero mira, has conseguido acabar de otra manera a pesar de haberte criado con todo lo necesario para ser una réplica de ellos. Te has hecho preguntas, has dudado y te has planteado otras opciones. Aunque hayas pagado el precio de quedarte sola...- una vez más el problema de aquellos que no encuentran un grupo al que pertenecer, que acaban estando en tierra de nadie. Sonrío irónicamente por eso de que la Alianza no ha hecho justicia con los humanos. - Ha dejado a algunos en una posición muy excluyente. O estas con ellos, o estás contra ellos y eres un traidor. No les valen las medias tintas. - cuando vuelve a mirarme de frente atisbo cierta sorpresa e incluso alegría en su rostro, en relación al humano que he mencionado antes. - Tal vez te suene su nombre. Fue un traidor buscado por la Alianza hace unos años. A él ya lo tienen más que fichado, como a mí, así que no pasa nada por decir su nombre. Thalos Draven. Seguro que a él también le gusta conocerte. Puede parecer un capullo al principio, pero es buen tipo en el fondo. - Lo de a qué me dedico ya es más difícil de responder. ¿A qué podría decirse que me dedico? Si me viera mi formal abuelo Jack diría que soy una especie de vagohippiecomunista o algo así, como si lo viera. También me quedé con la incógnita de saber cuál hubiese sido mi profesión si la situación fuese normal. - Formaba parte del grupo conocido como la Resistencia. Era uno de los líderes. Ahora ese nombre se ha diluido un poco, puesto que ya no hay un gobierno de los nuestros al que enfrentarnos, pero todavía seguimos en la lucha. No sé si eso responde a tu pregunta.
- Es más o menos lo que dices. Se unió el miedo a lo desconocido por parte de algunos a las ganas de utilización de este miedo por parte de otros. Para legitimarse en el poder, para presentarse como los "salvadores" de la raza humana. Eso les vino muy bien...y les dio igual ver lo similares que somos. Bueno, eso en nuestro caso, porque hay otros seres mágicos que de aspecto son bastante diferentes a nosotros, y están metidos en el mismo saco.
El asunto de sus padres queda algo más claro cuando habla de la muerte de sus padres biológicos, con lo cual sólo le quedan los adoptivos, que son con los que tiene el conflicto. No voy a decírselo, pero por lo que cuenta puede que ni siquiera la quieran y la pobre esté martirizándose por su mala relación con ellos. Las manos del que ordena una ejecución están tan manchadas de sangre como las del que lo hace. Cuanto más sé de su padre menos me gusta. Un cerebro de la Alianza, uno de los primeros...seguro que estuvo ahí desde la época del ministro Stwardson, con todo lo que hizo, y con todo lo que jodió a mi propia familia.
- Puede que me haya precipitado antes al verlo tan fácil...Culpa mía.- en estos casos suele ser más difícil convencer al otro, no creo que lo consiga con su padre. Eso esta destinado a acabar mal, para una de las dos partes. - Pero mira, has conseguido acabar de otra manera a pesar de haberte criado con todo lo necesario para ser una réplica de ellos. Te has hecho preguntas, has dudado y te has planteado otras opciones. Aunque hayas pagado el precio de quedarte sola...- una vez más el problema de aquellos que no encuentran un grupo al que pertenecer, que acaban estando en tierra de nadie. Sonrío irónicamente por eso de que la Alianza no ha hecho justicia con los humanos. - Ha dejado a algunos en una posición muy excluyente. O estas con ellos, o estás contra ellos y eres un traidor. No les valen las medias tintas. - cuando vuelve a mirarme de frente atisbo cierta sorpresa e incluso alegría en su rostro, en relación al humano que he mencionado antes. - Tal vez te suene su nombre. Fue un traidor buscado por la Alianza hace unos años. A él ya lo tienen más que fichado, como a mí, así que no pasa nada por decir su nombre. Thalos Draven. Seguro que a él también le gusta conocerte. Puede parecer un capullo al principio, pero es buen tipo en el fondo. - Lo de a qué me dedico ya es más difícil de responder. ¿A qué podría decirse que me dedico? Si me viera mi formal abuelo Jack diría que soy una especie de vagohippiecomunista o algo así, como si lo viera. También me quedé con la incógnita de saber cuál hubiese sido mi profesión si la situación fuese normal. - Formaba parte del grupo conocido como la Resistencia. Era uno de los líderes. Ahora ese nombre se ha diluido un poco, puesto que ya no hay un gobierno de los nuestros al que enfrentarnos, pero todavía seguimos en la lucha. No sé si eso responde a tu pregunta.
Por fin el muchacho de pelo azul me responde, obviamente solo pude calmarme ante eso, y luego se acerca al ciego y a mi. Ya me se el nombre de su compañera Yang. -Claro que sabe cuidarse sola, tiene 38 años y a viajado por casi todo el mundo- le respondo con tono serio y seco cuando me dice que me quede tranquilo porque sabe curar y sabe cuidarse sola. Haber, mi hija se fue de casa a los 18 años es obvio que muchas cosas como curar lo aprendió a la fuerza, se que es fuerte y sabe muchas cosas pero aun le falta para adquirir conocimiento.
-Lo único que aun me sorprende es que sepa manejar las sombras- le comento mientras sigo tratando de que Ella se acerque a mi -Por parte mía o de su madre tendría que haber podido manejar la luz. Pero por lo visto no es así- solo pude suspirar ante esto último, es una híbrida entre mago/alado y ambas razas pueden con la luz. Pero de seguro mi parte de haber sido nigromante tal vez ayudo a que pueda llegar a eso, pero no lo sabia bien, solo esperaba que estuviera bien y que nada le pasara.
-Si se fue dejando a su compañera, es por algún asunto muy serio, de eso no dudo, de lo que si dudo es que vuelva pronto- comente mientras Zeus se ponía en mi espalda mientras comenzaba a caminar clavando las uñas, sabe que eso duele pero a la ves me distrae un poco de todo.
-Pero si te dejo a Yang es por que confió en vos- agregue esto último antes de soltar un bostezo, estaba muerto del sueño, así que me levante para dirigirme a las escaleras y luego a las habitaciones sin antes decirle al joven de pelo azul -Cuando me despierte puedes comentarme un poco más de mi hija, hace 20 años que no la veo-.
-Lo único que aun me sorprende es que sepa manejar las sombras- le comento mientras sigo tratando de que Ella se acerque a mi -Por parte mía o de su madre tendría que haber podido manejar la luz. Pero por lo visto no es así- solo pude suspirar ante esto último, es una híbrida entre mago/alado y ambas razas pueden con la luz. Pero de seguro mi parte de haber sido nigromante tal vez ayudo a que pueda llegar a eso, pero no lo sabia bien, solo esperaba que estuviera bien y que nada le pasara.
-Si se fue dejando a su compañera, es por algún asunto muy serio, de eso no dudo, de lo que si dudo es que vuelva pronto- comente mientras Zeus se ponía en mi espalda mientras comenzaba a caminar clavando las uñas, sabe que eso duele pero a la ves me distrae un poco de todo.
-Pero si te dejo a Yang es por que confió en vos- agregue esto último antes de soltar un bostezo, estaba muerto del sueño, así que me levante para dirigirme a las escaleras y luego a las habitaciones sin antes decirle al joven de pelo azul -Cuando me despierte puedes comentarme un poco más de mi hija, hace 20 años que no la veo-.
Si fuese tan fácil lo de unirse y dar un sólo golpe ya habría algún grupo que lo hubiese hecho, pero estamos demasiado dispersos, tanto para unirnos como para acabar con unos de un único ataque contundente. Resulta frustrante pensar en la falta de resultados determinantes a lo largo de todo este tiempo. - Lo lógico es que todos estuviésemos ya cansados de luchar. Debería detenerse de manera natural, por cansancio, por falta de medios para seguir. ¿Por qué siguen? Yo ya estoy hasta los cojones. - a veces, incluso cuando he decidido pasar e ir a lo mío por completo, pienso si no debería actuar y contribuir de alguna manera que pueda ayudar a la resolución del conflicto. Pero puede que me haya vuelto demasiado egoísta para intentarlo. O demasiado cuerdo, no lo sé. A mi no me importa decir la verdad, que ya he tenido suficiente de esta guerra como para meterme más, pero parece que hay gente a quien la sinceridad no le gusta. SI no escuchan lo que ellos quieren oír ya se sienten contrariados. Que sigan esperando sentados a que me importe.
Ella parece creer en casualidades que parecen imposibles, aunque las califique como difíciles. Por mi parte suelo ser bastante escéptico, por eso lo de antes me ha descolocado tanto. - Suelo provocar ese efecto en la gente. Ya sabes, lo de sacar de los nervios como para irritar a alguien y que tenga que plantarme cara. Deberían pagarme por lo antiestresante que resulta eso de soltarle cuatro cosas o cuatro golpes a un tipo que te está tocando las narices. - comento proponiendo con descaro eso de que me paguen, lo cual obviamente es una broma. Reconozco que la opción de conocer a alguien de otra vida me crea curiosidad, aunque nunca he escuchado hablar mucho de eso, ni nos lo explicaron en clases. Su "experimento" para comprobarlo hace que alce ambas cejas algo sorprendido, me está sugiriendo que esté a punto de palmar otra vez para descubrirlo. Otra vez la maldita curiosidad, que puede llegar a matarme, literalmente. Demasiadas veces he coqueteado con ese abismo, aunque siempre ha habido gente que me ha ayudado a no caer finalmente. - ¿Tú crees? ...bueno, la próxima vez te avisaré, todo sea por la ciencia y sus demostraciones empíricas. - aunque esto de empírico no tiene nada, es pura superstición. Es el magnetismo que tiene la magia, no terminas de comprender en qué modo sucede, pero eso no significa que no exista. Todo se verá...
Niego con la cabeza ante el supuesto de hablar mal el idioma, explicándole por qué creo eso. - Conocí una chica dragón que cayó al lugar en el que estudio. Ella no sabía hablar prácticamente nada. Por eso pensé que todos seríais así.- a saber qué fue de ella, creo que mi maestro se encargó de ese asunto. Observo con cierto ensimismamiento esa combinación que se produce entre el fuego de la figura de dragón que he creado y los copos de nieve que ella deja caer, formando una especie de esfera. Algo había leído ya sobre los dragones de hielo, así que intuyo que Juliet debe ser de esa clase. La figura fue efímera, tanto como ese momento previo al cocotazo por la efusividad de la pelirroja. Cuando se disculpa hago un gesto de quitarle importancia a lo sucedido, afirmando que estoy bien. - Los dragones negro tienen fama de tener mucho carácter. El maestro dice que es probable que cuando crezca quiera devorarme, si decide que no soy digno de estar con él. - suspiro con cierta resignación, y también algo de cansancio, no me vendría mal dormir un poco. Su cercanía no me había incomodado lo más mínimo, así que no le doy importancia a que se haya acercado, así como tampoco veo necesario que se disculpe al levantarse. Sus palabras resumen a la perfección que ha estado más sola de lo que desearía, aunque desconozco los motivos. - Suena como si hubieses estado encerrada, huyendo o en el lugar más desierto del planeta. Supongo que hay una buena historia detrás de eso. - espero que en algún momento diga algo sobre el tema, proponiéndole después una solución para que empiece a ver tanto gente como dragones.
- Oye, si quieres puedo llevarte al lugar en el que vive mi maestro, y más gente. No creo que le importe que lleve a un dragón más. Además, allí está Svart, el mío. ¿Qué me dices? Podemos ir mañana por la mañana, cuando ambos hayamos decansado un poco.
Ella parece creer en casualidades que parecen imposibles, aunque las califique como difíciles. Por mi parte suelo ser bastante escéptico, por eso lo de antes me ha descolocado tanto. - Suelo provocar ese efecto en la gente. Ya sabes, lo de sacar de los nervios como para irritar a alguien y que tenga que plantarme cara. Deberían pagarme por lo antiestresante que resulta eso de soltarle cuatro cosas o cuatro golpes a un tipo que te está tocando las narices. - comento proponiendo con descaro eso de que me paguen, lo cual obviamente es una broma. Reconozco que la opción de conocer a alguien de otra vida me crea curiosidad, aunque nunca he escuchado hablar mucho de eso, ni nos lo explicaron en clases. Su "experimento" para comprobarlo hace que alce ambas cejas algo sorprendido, me está sugiriendo que esté a punto de palmar otra vez para descubrirlo. Otra vez la maldita curiosidad, que puede llegar a matarme, literalmente. Demasiadas veces he coqueteado con ese abismo, aunque siempre ha habido gente que me ha ayudado a no caer finalmente. - ¿Tú crees? ...bueno, la próxima vez te avisaré, todo sea por la ciencia y sus demostraciones empíricas. - aunque esto de empírico no tiene nada, es pura superstición. Es el magnetismo que tiene la magia, no terminas de comprender en qué modo sucede, pero eso no significa que no exista. Todo se verá...
Niego con la cabeza ante el supuesto de hablar mal el idioma, explicándole por qué creo eso. - Conocí una chica dragón que cayó al lugar en el que estudio. Ella no sabía hablar prácticamente nada. Por eso pensé que todos seríais así.- a saber qué fue de ella, creo que mi maestro se encargó de ese asunto. Observo con cierto ensimismamiento esa combinación que se produce entre el fuego de la figura de dragón que he creado y los copos de nieve que ella deja caer, formando una especie de esfera. Algo había leído ya sobre los dragones de hielo, así que intuyo que Juliet debe ser de esa clase. La figura fue efímera, tanto como ese momento previo al cocotazo por la efusividad de la pelirroja. Cuando se disculpa hago un gesto de quitarle importancia a lo sucedido, afirmando que estoy bien. - Los dragones negro tienen fama de tener mucho carácter. El maestro dice que es probable que cuando crezca quiera devorarme, si decide que no soy digno de estar con él. - suspiro con cierta resignación, y también algo de cansancio, no me vendría mal dormir un poco. Su cercanía no me había incomodado lo más mínimo, así que no le doy importancia a que se haya acercado, así como tampoco veo necesario que se disculpe al levantarse. Sus palabras resumen a la perfección que ha estado más sola de lo que desearía, aunque desconozco los motivos. - Suena como si hubieses estado encerrada, huyendo o en el lugar más desierto del planeta. Supongo que hay una buena historia detrás de eso. - espero que en algún momento diga algo sobre el tema, proponiéndole después una solución para que empiece a ver tanto gente como dragones.
- Oye, si quieres puedo llevarte al lugar en el que vive mi maestro, y más gente. No creo que le importe que lleve a un dragón más. Además, allí está Svart, el mío. ¿Qué me dices? Podemos ir mañana por la mañana, cuando ambos hayamos decansado un poco.
Con una sonrisa ligeramente triste, asintió a las conjeturas que el contrario proponía. Ella misma estaba cansada, pero más cansada de luchar estaba su alma por albergar esperanzas vanas respecto a su familia, su país, su hogar y todas aquellas cosas que ya no existían.- Hay veces en las que puede más una esperanza que el cuerpo... Se nota que los ánimos han decaído, pero aún tienen una esperanza. Aún no descubro cual, pero se nota que todos quieren luchar por ella.- Suspiró, esperando no tener que hablar sobre lo que a ella la movía, que prácticamente ya no era nada.
A pesar del pequeño humor gris en su cabeza, el contrario le hizo sonreír por un instante.- No es eso...- No pudo evitar soltar una carcajada por recordar, pues la última vez que alguien le había faltado al respeto había acabado con una lanza clavada en el cuello... pero ahora se forzaba a ser civilizada de nuevo.- Aprendes malas costumbres si te juntas con la gente inadecuada. Aún me es difícil controlar la ira.- Murmuró, mitad verdad mitad mentira. Así estuvieras ahí contra voluntad, el ambiente del coliseo era deprimente y cualquier cosa era suficiente excusa para arreglarla con los puños. No era lugar para niños. El que se tomara tan en serio sus palabras sobre estar al borde de la muerte le tomó por sorpresa.- Estaba bromeando... Aunque juzgando por la preocupación de Johan abajo, creo que terminarás descubriendo toda nuestra historia antes de que se acabe la guerra ¿No crees que sería genial si fuera cierto?- Preguntó retóricamente, preocupada de que fuera a intentarlo de verdad, pero quizás pudo un poco más la curiosidad y terminó brindándole una sonrisa.
Su historia sobre la chica dragón le dejó más o menos por las mismas. No había conocido nunca a nadie así, pero quizás sería común entre los dragones de esta ciudad. Quizás los que había conocido en Italia eran la excepción a la regla al tener que permanecer siempre en su forma humana. No creyó pertinente comentar nada... si tenía que conocer a esta chica, ya le tocaría, de lo contrario, probablemente habría muerto o así, pues hablaba de ella en pasado. Mientras admiraba el fuego y la facilidad con la que el contrario lo utilizaba, le entró un poco la envidia o algo similar. Su padre seguramente sería un dragón de fuego, aunque nunca lo vio utilizando ninguna de sus habilidades en lo que alcanzó a conocerle.- Me gustaría poder ser de fuego... podría acabar con la guerra...- Murmuró con un pequeño sueño de grandeza... pero eso de quemar ciudades enteras hasta los cimientos debía de ser guay. Lamentablemente, los años de encierro le habían quitado años de valioso crecimiento en su forma dragón. Cada que se convertía, sentía como no era tan grande como debería ser. En los últimos años había logrado crecer un poco más de lo que esperaba, pero esos años perdidos no se recuperaban. El comentario sobre el dragón negro le sacó una carcajada.- Pues claro... es que no eres su 'dueño'. Cuando sea mayor, si no es tan testarudo, te dejará acompañarle, pero no esperes que acate tus órdenes... por más que lo domestiques ahora.- Susurró, tratando de darle un pequeño consejo al contrario. Los dragones eran las criaturas más libres que conocía. Irónicamente, ella misma quería ser como ellos, pero llevaba ya demasiado a cuestas. El suspiro que él suelta le da la advertencia de que necesita dormir, así que quizás sea mejor dejarle descansar un rato. Ella misma se sentía un poco perezosa, pero era más por la curación que por real cansancio.
Encerrada... Que palabra más acertada.- Susurró pensando en lo que aquello debía implicar, con una sonrisa burlona por su propia suerte. Por supuesto que había estado encerrada.- Estuve en el coliseo de Roma por... - Se detuvo un instante para hacer cuentas.- Ocho años. Escapé y comencé a huir... Hasta que Johan me encontró en la ciudad hoy, tenía dos años sin hablar con una persona.- Y básicamente eso resumía todas las respuestas a todos los 'por qué's' que pudieran existir sobre ella por un tiempo. De pronto, la invitación del contrario se le antojó un tanto... extraña. No creyó que fueran a ser mejores amigos, pero al menos rivales extraños, sobre todo por tanto jaleo abajo, y ahora estaba invitándole a... algún lado.
Esto... - Sí, le parecía una buena idea, conocer dragones, personas, pero quería hacer algo primero. Se colocó de nuevo un mechón de cabello detrás de la oreja, que se había escapado.- Sí, mañana por la mañana está bien. En ese caso, debería dejarte dormir y... me gustaría poder hablar con Johan primero... sobre lo que nos dijo hace un rato de...- No había mucho modo de llamarlo, era simplemente unir fuerzas, pero quería saber que tan involucrado estaba él en todo aquello antes de tomar decisiones de su vida. La información es poder en tiempos de guerra.- ¿Te parece bien? - Preguntó, tratando de obtener una confirmación antes de seguir su camino.
A pesar del pequeño humor gris en su cabeza, el contrario le hizo sonreír por un instante.- No es eso...- No pudo evitar soltar una carcajada por recordar, pues la última vez que alguien le había faltado al respeto había acabado con una lanza clavada en el cuello... pero ahora se forzaba a ser civilizada de nuevo.- Aprendes malas costumbres si te juntas con la gente inadecuada. Aún me es difícil controlar la ira.- Murmuró, mitad verdad mitad mentira. Así estuvieras ahí contra voluntad, el ambiente del coliseo era deprimente y cualquier cosa era suficiente excusa para arreglarla con los puños. No era lugar para niños. El que se tomara tan en serio sus palabras sobre estar al borde de la muerte le tomó por sorpresa.- Estaba bromeando... Aunque juzgando por la preocupación de Johan abajo, creo que terminarás descubriendo toda nuestra historia antes de que se acabe la guerra ¿No crees que sería genial si fuera cierto?- Preguntó retóricamente, preocupada de que fuera a intentarlo de verdad, pero quizás pudo un poco más la curiosidad y terminó brindándole una sonrisa.
Su historia sobre la chica dragón le dejó más o menos por las mismas. No había conocido nunca a nadie así, pero quizás sería común entre los dragones de esta ciudad. Quizás los que había conocido en Italia eran la excepción a la regla al tener que permanecer siempre en su forma humana. No creyó pertinente comentar nada... si tenía que conocer a esta chica, ya le tocaría, de lo contrario, probablemente habría muerto o así, pues hablaba de ella en pasado. Mientras admiraba el fuego y la facilidad con la que el contrario lo utilizaba, le entró un poco la envidia o algo similar. Su padre seguramente sería un dragón de fuego, aunque nunca lo vio utilizando ninguna de sus habilidades en lo que alcanzó a conocerle.- Me gustaría poder ser de fuego... podría acabar con la guerra...- Murmuró con un pequeño sueño de grandeza... pero eso de quemar ciudades enteras hasta los cimientos debía de ser guay. Lamentablemente, los años de encierro le habían quitado años de valioso crecimiento en su forma dragón. Cada que se convertía, sentía como no era tan grande como debería ser. En los últimos años había logrado crecer un poco más de lo que esperaba, pero esos años perdidos no se recuperaban. El comentario sobre el dragón negro le sacó una carcajada.- Pues claro... es que no eres su 'dueño'. Cuando sea mayor, si no es tan testarudo, te dejará acompañarle, pero no esperes que acate tus órdenes... por más que lo domestiques ahora.- Susurró, tratando de darle un pequeño consejo al contrario. Los dragones eran las criaturas más libres que conocía. Irónicamente, ella misma quería ser como ellos, pero llevaba ya demasiado a cuestas. El suspiro que él suelta le da la advertencia de que necesita dormir, así que quizás sea mejor dejarle descansar un rato. Ella misma se sentía un poco perezosa, pero era más por la curación que por real cansancio.
Encerrada... Que palabra más acertada.- Susurró pensando en lo que aquello debía implicar, con una sonrisa burlona por su propia suerte. Por supuesto que había estado encerrada.- Estuve en el coliseo de Roma por... - Se detuvo un instante para hacer cuentas.- Ocho años. Escapé y comencé a huir... Hasta que Johan me encontró en la ciudad hoy, tenía dos años sin hablar con una persona.- Y básicamente eso resumía todas las respuestas a todos los 'por qué's' que pudieran existir sobre ella por un tiempo. De pronto, la invitación del contrario se le antojó un tanto... extraña. No creyó que fueran a ser mejores amigos, pero al menos rivales extraños, sobre todo por tanto jaleo abajo, y ahora estaba invitándole a... algún lado.
Esto... - Sí, le parecía una buena idea, conocer dragones, personas, pero quería hacer algo primero. Se colocó de nuevo un mechón de cabello detrás de la oreja, que se había escapado.- Sí, mañana por la mañana está bien. En ese caso, debería dejarte dormir y... me gustaría poder hablar con Johan primero... sobre lo que nos dijo hace un rato de...- No había mucho modo de llamarlo, era simplemente unir fuerzas, pero quería saber que tan involucrado estaba él en todo aquello antes de tomar decisiones de su vida. La información es poder en tiempos de guerra.- ¿Te parece bien? - Preguntó, tratando de obtener una confirmación antes de seguir su camino.
El problema es que cada uno lucha por sus propios intereses, y de ahí el choque constante. Yo no tengo muy claro por qué lucho. Podría decirse que no hago mucho más allá de sobrevivir, de estar lo mejor que pueda, mejorar todo lo posible mis habilidades y arreglar algún asunto pendiente del pasado. Dicho así no suena mal, aunque volvemos a lo mismo: suena egoísta. - Puras ambiciones, al fin y al cabo. Sean buenas o malas. - resumo de manera neutral, asintiendo después levemente al oír lo de las malas compañías. De eso sé yo bastante. - Ya lo creo. Te llevan a hacer verdaderas estupideces. En cuanto a lo de la ira...no estoy tan de acuerdo. No siempre es mala. A veces es útil. Te mantiene vivo, te ayuda a sobrevivir y a seguir adelante de algún modo. Pienso que no hay que dejar que te domine por completo, pero tampoco hay que intentar reprimirla por completo. ¿Acaso es lo que intentas hacer tú? - pregunto con cierta curiosidad y una ligera sonrisa de incredulidad, pensado después que tal vez no sea tan buena idea que la ira de un dragón se salga fuera de control. Un mago puede enfurecerse mucho y liarla, pero no creo que las consecuencias puedan ser tan destructivas como si un dragón se pone a arrasarlo todo.
- No me extrañaría que hubiesen pronto más momentos de esos chungos con los que experimentar, aunque a decir verdad llevaba ya unos meses bastante tranquilo. Me estaba reformando...- añado a eso de acabar descubriendo lo de la supuesta historia nuestra antes de que acabe la guerra, sin saber si realmente sería genial como dice o más bien acojonante al comprobar que es cierto. Aún así quiero saberlo, el misterio me puede, sobre todo si parece algo tan inverosímil. Niego después con la cabeza a lo del fuego, eso no acabará con la guerra. - ¿Para hacer arder más el mundo? No. Puede que sea más útil que los congeles. ¿Qué tal si los dejas a todos congelados como cien años para detener todo? ¿Seguirían igual al despertar? - planteo la hipótesis de detener la escena en el tiempo, como en cierta historia para niños. Pero lo que de verdad me preocupa es lo que dice del dragón, que es probable que se vaya por libre cuando crezca. Eso si no me devora. No quiero domesticarlo como tal, pero al menos me gustaría ver que me tiene por compañero. Esta vez me quedo callado y con ese gesto de preocupación, no sé qué decir sobre eso. Después vuelvo a mirarla para escuchar su relato del Coliseo, lo que me trae malos recuerdos de cierta persona que estuvo por allí una temporada.
- Debes de ser muy fuerte para haber aguantado tanto tiempo. Y ya no hablo sólo de ser fuerte físicamente. Muchos estarían locos. - comento totalmente serio, admirando a la par que envidiando un poco el haber resistido allí durante todos esos años. ¿Habría aguantado yo, o más bien mi yo del pasado? Estuve encerrado, pero mucho menos tiempo, así que no sé. - De acuerdo entonces, mañana por la mañana me dices. Yo estaré esperando a un par de calles de aquí, búscame si has decidido que quieres conocer ese sitio y al maestro. Sobre Johan...piénsatelo. No es oro todo lo que reluce. - concluyo de manera enigmática, echándome después de lado para acomodarme a la par que me tapo con la manta, dispuesto a descansar. Me despido de ella tras acordar lo que haríamos, tardando después apenas unos minutos en dormirme, vencido por todo el cansancio acumulado.
- No me extrañaría que hubiesen pronto más momentos de esos chungos con los que experimentar, aunque a decir verdad llevaba ya unos meses bastante tranquilo. Me estaba reformando...- añado a eso de acabar descubriendo lo de la supuesta historia nuestra antes de que acabe la guerra, sin saber si realmente sería genial como dice o más bien acojonante al comprobar que es cierto. Aún así quiero saberlo, el misterio me puede, sobre todo si parece algo tan inverosímil. Niego después con la cabeza a lo del fuego, eso no acabará con la guerra. - ¿Para hacer arder más el mundo? No. Puede que sea más útil que los congeles. ¿Qué tal si los dejas a todos congelados como cien años para detener todo? ¿Seguirían igual al despertar? - planteo la hipótesis de detener la escena en el tiempo, como en cierta historia para niños. Pero lo que de verdad me preocupa es lo que dice del dragón, que es probable que se vaya por libre cuando crezca. Eso si no me devora. No quiero domesticarlo como tal, pero al menos me gustaría ver que me tiene por compañero. Esta vez me quedo callado y con ese gesto de preocupación, no sé qué decir sobre eso. Después vuelvo a mirarla para escuchar su relato del Coliseo, lo que me trae malos recuerdos de cierta persona que estuvo por allí una temporada.
- Debes de ser muy fuerte para haber aguantado tanto tiempo. Y ya no hablo sólo de ser fuerte físicamente. Muchos estarían locos. - comento totalmente serio, admirando a la par que envidiando un poco el haber resistido allí durante todos esos años. ¿Habría aguantado yo, o más bien mi yo del pasado? Estuve encerrado, pero mucho menos tiempo, así que no sé. - De acuerdo entonces, mañana por la mañana me dices. Yo estaré esperando a un par de calles de aquí, búscame si has decidido que quieres conocer ese sitio y al maestro. Sobre Johan...piénsatelo. No es oro todo lo que reluce. - concluyo de manera enigmática, echándome después de lado para acomodarme a la par que me tapo con la manta, dispuesto a descansar. Me despido de ella tras acordar lo que haríamos, tardando después apenas unos minutos en dormirme, vencido por todo el cansancio acumulado.
Johan deja el vaso en la barra, me hago a la idea de que se está preparando para una respuesta políticamente correcta. Respecto a lo que dice de la Alianza no hacer más que asentir mientras le miro de reojo, tengo posturas muy similares. Me dispongo a decir algo pero me sorprende el hipo y prefiero seguir en silencio.
A la reacción de Johan respecto a lo de mis padres estoy acostumbrada. Cada vez que había conocido a un mago o a un ser mágico por el estilo y le contaba brevemente lo que pienso de mis padres se llevaba la misma sorpresa. Niego con la cabeza como restándole importancia. También estoy acostumbrada que alabaran de alguna manera la decisión de alejarme de la Alianza, a pesar de haberme quedado sola... cojo la jarra de cerveza y se la enseño sonriente. - ¿Sola? - la vuelvo a soltar sin darle un trago siquiera. Suspiro, en el fondo me recorre un escalofrío de melancolía. Intento poner atención y encadenar coherentemente lo que Johan me dice, pero doy por hecho que estamos de acuerdo. Asiento con la cabeza aleatoriamente y me sostengo en la barra para no tambalearme. A ratos le miro fijamente, parece que le presto atención pero realmente estoy pensando en ir a dormir.
¿Thalos Draven? No me suena pero no deja de alegrarme tener una mínima posibilidad de ver a un humano, y más si no es de la Alianza. - Quizás desertó antes que yo. - el embotamiento de mi cabeza se diluye con ese atisbo de ilusión - Hace unos seis años que yo lo hice, hasta entonces me tenían en una burbuja, estaba muy ocupada aprendiendo como mataros. - sonrío unos segundo irónicamente mientras miro al frente con la mirada perdida - En aquel tiempo ni siquiera hubiera imaginado que había deserciones o batallas perdidas. No me informaban simplemente... Y ahora lo de sobrevivir también me lleva bastante tiempo...- 'menuda gilipollas', pienso con frustración. Estuve en el centro de la maquinaria y aún así soy una ignorante de esta guerra. - Pero sí, me gustaría conocerle.- susurro.
Suponía que Johan había sido alguien importante, mi entendimiento está jugando malas pasadas y sólo llego a entender que era un líder de la Resistencia. Todavía no ha terminado de hablar cuando comienzo a rebuscar en un compartimento del cinturón suficientes monedas para pagar todo lo que he bebido. Las dejo en la barra bruscamente. Doy unos pasos ciegos buscando la cazadora de cuero, me la pongo con los ojos cerrados hasta que noto que me balanceo. Centro mi mirada en el último trago que le queda a la cerveza, la cojo, le doy rápidamente un solo trago, al dejarla en la barra el golpe resuena en el bar. Después del espectáculo, sin olvidar agarrarme a la barra, me dirijo a Johan que no sé en qué momento a dejado de hablar. - Perdona, - vuelve el hipo. - ¿te vienes a dormir? - le miro inocentemente un poco desorientada pensado en que más bien parece que le acabo de hacer una propuesta indecente. Desde afuera debo parecer una mamarracha. Ávidamente le extiendo la mano, para ''arreglar'' tal incoherencia.
A la reacción de Johan respecto a lo de mis padres estoy acostumbrada. Cada vez que había conocido a un mago o a un ser mágico por el estilo y le contaba brevemente lo que pienso de mis padres se llevaba la misma sorpresa. Niego con la cabeza como restándole importancia. También estoy acostumbrada que alabaran de alguna manera la decisión de alejarme de la Alianza, a pesar de haberme quedado sola... cojo la jarra de cerveza y se la enseño sonriente. - ¿Sola? - la vuelvo a soltar sin darle un trago siquiera. Suspiro, en el fondo me recorre un escalofrío de melancolía. Intento poner atención y encadenar coherentemente lo que Johan me dice, pero doy por hecho que estamos de acuerdo. Asiento con la cabeza aleatoriamente y me sostengo en la barra para no tambalearme. A ratos le miro fijamente, parece que le presto atención pero realmente estoy pensando en ir a dormir.
¿Thalos Draven? No me suena pero no deja de alegrarme tener una mínima posibilidad de ver a un humano, y más si no es de la Alianza. - Quizás desertó antes que yo. - el embotamiento de mi cabeza se diluye con ese atisbo de ilusión - Hace unos seis años que yo lo hice, hasta entonces me tenían en una burbuja, estaba muy ocupada aprendiendo como mataros. - sonrío unos segundo irónicamente mientras miro al frente con la mirada perdida - En aquel tiempo ni siquiera hubiera imaginado que había deserciones o batallas perdidas. No me informaban simplemente... Y ahora lo de sobrevivir también me lleva bastante tiempo...- 'menuda gilipollas', pienso con frustración. Estuve en el centro de la maquinaria y aún así soy una ignorante de esta guerra. - Pero sí, me gustaría conocerle.- susurro.
Suponía que Johan había sido alguien importante, mi entendimiento está jugando malas pasadas y sólo llego a entender que era un líder de la Resistencia. Todavía no ha terminado de hablar cuando comienzo a rebuscar en un compartimento del cinturón suficientes monedas para pagar todo lo que he bebido. Las dejo en la barra bruscamente. Doy unos pasos ciegos buscando la cazadora de cuero, me la pongo con los ojos cerrados hasta que noto que me balanceo. Centro mi mirada en el último trago que le queda a la cerveza, la cojo, le doy rápidamente un solo trago, al dejarla en la barra el golpe resuena en el bar. Después del espectáculo, sin olvidar agarrarme a la barra, me dirijo a Johan que no sé en qué momento a dejado de hablar. - Perdona, - vuelve el hipo. - ¿te vienes a dormir? - le miro inocentemente un poco desorientada pensado en que más bien parece que le acabo de hacer una propuesta indecente. Desde afuera debo parecer una mamarracha. Ávidamente le extiendo la mano, para ''arreglar'' tal incoherencia.
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