Recuerdo del primer mensaje :
¡Bienvenido al Moulin Noir!
Desconecta de esta maldita guerra ( o no ) y súbete a nuestro molino. Mítico pub londinense de ambiente variopinto,
aunque su clientela es principalmente de procedencia mágica. El bar cuenta con sala de espectáculos y habitaciones en el piso superior.
Desconecta de esta maldita guerra ( o no ) y súbete a nuestro molino. Mítico pub londinense de ambiente variopinto,
aunque su clientela es principalmente de procedencia mágica. El bar cuenta con sala de espectáculos y habitaciones en el piso superior.
- Imágenes del local:
MOULIN NOIR
ENTRADA
SALA DE ESPECTÁCULOS Y BAR
Claro, y ahora que te has tomado un par de nuestros mejores cócteles no procede conducir en tu escoba hasta casa ¿verdad?
En el Moulin Noir contamos con habitaciones cálidas, limpias, decoradas con gusto y sobre todo con ambiente familiar para que te sientas como en tu hogar.
HABITACIONES
Ambiciones... La palabra por sí sola denotaba algo negativo, pero es cierto que todos las tenían. Buenas o malas, como él decía. Por el momento, la chica no tenía ni una ni la otra. Se encontraba en un punto cero sobre que hacer de sus días. En que gastarlos. Cuando menos lo esperó, la pregunta del contrario le hizo sonreír.- No, quiero controlarla. Tal como dices, que salga cuando deba y esté reprimida cuando no.- Se encogió de hombros suavemente, pues si bien no era común de un dragón que reprimiera su ira, ella al menos la focalizaba y la trataba de utilizar creativamente cuando se podía.
Al decir aquello sobre reformarse a sí mismo, la chica logró una suave sonrisa.- No te diré que vayas por el camino del bien... estoy curiosa.- Murmuró con aquella sonrisa ligeramente maligna, pues era real. Quería saber que pasaba. No podía revivir muertos, pero esperaba que si se encontraba en tal peligro pidiera ayuda antes de llegar a los extremos.- Sí, sería mejor si mi especialidad fuera congelar el tiempo, no personas.- Dijo ahora sonriendo de verdad. No era precisamente una buena idea congelar gente si lo que quería era que revivieran después con la cabeza más 'fría'. Quizás terminaban congelados y enfadados... De un momento a otro, el rostro de preocupación por lo de su dragón le hizo sentirse un poco mal por la forma en que le dejó escuchar la noticia. Con una suave caricia en la mejilla y la barbilla, trató de infundirle un poco más de valor. Después de todo, ella misma pensaba que no era tan descabellado que un dragón lo eligiera como compañero.
Agradeció un poco apenada aquello de que debía ser muy fuerte para soportar tanto tiempo en cautiverio. Dentro nadie te daba palmaditas en la espalda, con lo que no sabía bien aceptar cumplidos sinceros. La gente no se acostumbra a vivir ahí y lo que haces no quieres ni siquiera recordarlo.-¿Y qué te hace pensar que no estoy loca? Yo no lo dudaría...- Bromeó regalándole un guiño con los ojos mientras tomaba su chaqueta de la cama. Seguramente dormir sería la prioridad del contrario. Viendo que estaban de acuerdo, asintió a lo de encontrarse con él. Pero a lo otro...
Se tomó su momento para llegar a la mesita de noche y recoger el vaso con bourbon que ahora yacía vacío. El contrario se había acurrucado ya para dormir, pero eso no le impidió contestarle en voz baja y un tanto triste o quizás contrariada.- Tu también reluces... - Soltando un suave suspiro, tomó el vaso y dejó la habitación en silencio. Mientras bajaba, no podía evitar pensar si acaso estaba siendo demasiado confiada. Recordaba bien la parte de no hablar con extraños que su madre le había enseñado, solo no sabía reconocer en sí misma si estaba siendo demasiado ingenua para el mundo exterior.
Cuando llegó al último escalón, se tomó un segundo para observar las situaciones alrededor y calmar su ansiedad recientemente adquirida. Cuando reconoció a Alexa y Johan, se acercó la barra, entregándole al encargado el vaso que había subido para Reiv cuando escuchó la invitación última de la chica para que el contrario durmiera con ella. Con cuidado de no sorprenderles y tras ver que la chica parecía poder estar de pie por algunos segundos, se abrazó por la espalda a Johan, esperando que captara la indirecta de que esperaba que no se fuera aún, y le guiñó a la chica.- Me debe un baile aún, pero en seguida lo envío arriba.- Bromeó, dándose cuenta un poco tarde de que en realidad ella no había pronunciado las palabras como invitación, sino como un juego de palabras mal formulado. Eso solo alarga más la sonrisa nerviosa propia y profundiza un tanto el sonrojo de sus mejillas, bastante apenada de que su primer pensamiento fuera que realmente iban a pasar la noche juntos.
Al decir aquello sobre reformarse a sí mismo, la chica logró una suave sonrisa.- No te diré que vayas por el camino del bien... estoy curiosa.- Murmuró con aquella sonrisa ligeramente maligna, pues era real. Quería saber que pasaba. No podía revivir muertos, pero esperaba que si se encontraba en tal peligro pidiera ayuda antes de llegar a los extremos.- Sí, sería mejor si mi especialidad fuera congelar el tiempo, no personas.- Dijo ahora sonriendo de verdad. No era precisamente una buena idea congelar gente si lo que quería era que revivieran después con la cabeza más 'fría'. Quizás terminaban congelados y enfadados... De un momento a otro, el rostro de preocupación por lo de su dragón le hizo sentirse un poco mal por la forma en que le dejó escuchar la noticia. Con una suave caricia en la mejilla y la barbilla, trató de infundirle un poco más de valor. Después de todo, ella misma pensaba que no era tan descabellado que un dragón lo eligiera como compañero.
Agradeció un poco apenada aquello de que debía ser muy fuerte para soportar tanto tiempo en cautiverio. Dentro nadie te daba palmaditas en la espalda, con lo que no sabía bien aceptar cumplidos sinceros. La gente no se acostumbra a vivir ahí y lo que haces no quieres ni siquiera recordarlo.-¿Y qué te hace pensar que no estoy loca? Yo no lo dudaría...- Bromeó regalándole un guiño con los ojos mientras tomaba su chaqueta de la cama. Seguramente dormir sería la prioridad del contrario. Viendo que estaban de acuerdo, asintió a lo de encontrarse con él. Pero a lo otro...
Se tomó su momento para llegar a la mesita de noche y recoger el vaso con bourbon que ahora yacía vacío. El contrario se había acurrucado ya para dormir, pero eso no le impidió contestarle en voz baja y un tanto triste o quizás contrariada.- Tu también reluces... - Soltando un suave suspiro, tomó el vaso y dejó la habitación en silencio. Mientras bajaba, no podía evitar pensar si acaso estaba siendo demasiado confiada. Recordaba bien la parte de no hablar con extraños que su madre le había enseñado, solo no sabía reconocer en sí misma si estaba siendo demasiado ingenua para el mundo exterior.
Cuando llegó al último escalón, se tomó un segundo para observar las situaciones alrededor y calmar su ansiedad recientemente adquirida. Cuando reconoció a Alexa y Johan, se acercó la barra, entregándole al encargado el vaso que había subido para Reiv cuando escuchó la invitación última de la chica para que el contrario durmiera con ella. Con cuidado de no sorprenderles y tras ver que la chica parecía poder estar de pie por algunos segundos, se abrazó por la espalda a Johan, esperando que captara la indirecta de que esperaba que no se fuera aún, y le guiñó a la chica.- Me debe un baile aún, pero en seguida lo envío arriba.- Bromeó, dándose cuenta un poco tarde de que en realidad ella no había pronunciado las palabras como invitación, sino como un juego de palabras mal formulado. Eso solo alarga más la sonrisa nerviosa propia y profundiza un tanto el sonrojo de sus mejillas, bastante apenada de que su primer pensamiento fuera que realmente iban a pasar la noche juntos.
Conforme pasan los segundos me voy dando cuenta de que Scar parece cada vez más dispersa, como menos atenta a lo que le voy contando. Tampoco me extraña, lleva una buena borrachera encima, ya estaba bebiendo antes de que yo llegase y ha seguido durante el rato que me he ido arriba. Va siendo hora de finalizar, sobre todo por su bien. Asiento a lo que dice de Thalos, ya que estoy seguro de que sí desertó antes que ella, porque de eso hace un montón ya. - ¿y aprendiste muy bien a cómo matarnos? Cortar cabezas suele funcionar con todo bicho viviente. Lo bueno es que eso seguro que te vale para matar casi cualquier cosa, fue un aprendizaje completo. - comento encogiéndome de hombros, con cierto toque de humor negro. Suspiro pesadamente al escuchar lo de sobrevivir, claro que lleva más tiempo del que parece. No sólo es huir o luchar contra los soldados o cualquier maldito robot centinela, también es conseguir víveres y medicinas.
- Bien, pues en ese caso sólo falta una manera de contactar para presentártelo. Creo que escuchar su historia puede ayudarte en tu situación actual. - cuando Scar se gira tambaleante y ya preparada para marcharse estiro el brazo hacia ella, por un momento me da la impresión de que se va a caer al suelo. Al final consigue mantener el equilibrio, pero me mantengo cerca por si acaso, no vaya a ser que acaba ahostiándose contra el suelo. Su propuesta de irme a dormir me suena a la versión malpensada durante unos escasos 3 o 4 segundos, obviamente no se está refiriendo a eso, sino a irse a dormir la mona. No puedo evitar sonreír un momento por el supuesto malentendido, aceptando su mano después.
- Te acompaño si quieres a una de las habitaciones, pero creo que me iré a dormir a mi casa. Mañana tendrás una buena resaca... - ahora que sé que mi hermano está bien no tengo por qué quedarme aquí. Ni siquiera escucho llegar a Juliet, sin darme cuenta de que está aquí hasta que me abraza por la espalda. No sé si ella también ha escuchado lo de antes y lo ha malinterpretado o si ha dicho otra cosa que ha sonado a algo más. Igual soy yo, que la bebida me ha afectado más de lo que creía y me imagino cosas. Me giro un poco para poder verle la cara a la pelirroja, que juraría se ha puesto algo colorada.
- Pues lo prometido es deuda. Tanto lo del baile como lo de que os podéis quedar aquí a dormir, es hora de terminar la noche. Por hoy será lo mejor. Mañana ya pensaréis con más calma en la proposición que os he hecho...sobre unir fuerzas y colaborar. - aclaro antes de que vuelva a sonar a proposición indecente, aunque no estoy seguro si a Scar también le he dicho antes lo mismo que a Juliet en la habitación.
- Bien, pues en ese caso sólo falta una manera de contactar para presentártelo. Creo que escuchar su historia puede ayudarte en tu situación actual. - cuando Scar se gira tambaleante y ya preparada para marcharse estiro el brazo hacia ella, por un momento me da la impresión de que se va a caer al suelo. Al final consigue mantener el equilibrio, pero me mantengo cerca por si acaso, no vaya a ser que acaba ahostiándose contra el suelo. Su propuesta de irme a dormir me suena a la versión malpensada durante unos escasos 3 o 4 segundos, obviamente no se está refiriendo a eso, sino a irse a dormir la mona. No puedo evitar sonreír un momento por el supuesto malentendido, aceptando su mano después.
- Te acompaño si quieres a una de las habitaciones, pero creo que me iré a dormir a mi casa. Mañana tendrás una buena resaca... - ahora que sé que mi hermano está bien no tengo por qué quedarme aquí. Ni siquiera escucho llegar a Juliet, sin darme cuenta de que está aquí hasta que me abraza por la espalda. No sé si ella también ha escuchado lo de antes y lo ha malinterpretado o si ha dicho otra cosa que ha sonado a algo más. Igual soy yo, que la bebida me ha afectado más de lo que creía y me imagino cosas. Me giro un poco para poder verle la cara a la pelirroja, que juraría se ha puesto algo colorada.
- Pues lo prometido es deuda. Tanto lo del baile como lo de que os podéis quedar aquí a dormir, es hora de terminar la noche. Por hoy será lo mejor. Mañana ya pensaréis con más calma en la proposición que os he hecho...sobre unir fuerzas y colaborar. - aclaro antes de que vuelva a sonar a proposición indecente, aunque no estoy seguro si a Scar también le he dicho antes lo mismo que a Juliet en la habitación.
Me tomo las palabras de Johan sobre mi entrenamiento entre risas, qué remedio. A pesar de todo no disimulo al dejar caer una cara entre el bochorno y y la nostalgia. - No exactamente. Me enseñaban puntos débiles de cada raza conocida, formas de evitar vuestras magias, manejo de armas... siempre fui una negada en sus malditas tecnologías... - respondo con una sonrisa amistosa, seguro que me salto cosas... - así que me hicieron amiguita de estos dos cacharros. - estiro el brazo hacia donde está la chaqueta de cuero encima de la barra, la levanto un poco dejando ver uno de los sais. - No suelen servir de mucho con los seres mágicos si no se envenenan. - 'exceso de información', pienso, me encojo de hombros con una mueca un poco sarcástica. De alguna manera estoy probando a Johan y me está causando mucha simpatía, lo que no sé es si a él le será cómodo en el fondo escuchar como le matarían.
Será por mi inquietud por conocer a ese Thalos, pero en mi cabeza doy por hecho que a partir de mañana empezaremos a buscarlo. Asiento enérgicamente con la cabeza. Tampoco tengo ninguna otra misión ni trabajos por hacer ya, y tengo suficiente dinero para vivir, corrijo, sobrevivir al menos un par de meses.
Johan acepta mi apretón de manos, a lo que mi mano se queda prácticamente inerte esta vez mientras. No he acabado de suspirar de alivio cuando Johan se ofrece a acompañarme a la habitación, a la misma vez veo aparecer a Juliet abrazándole por detrás y guiñándome el ojo. Me quedo unos minutos pensativa, esta vez sí que debo ordenar mejor las palabras. - No, sólo hay que subir... esas escaleras... - las miro un poco desafiante, pensativa, buscando un punto de lucidez en mi cabeza para concienciarme y no abrirme la cabeza en un bar lleno de seres mágicos. Miro, entonces a Juliet, un poco seria, quiero comprobar su estado de ánimo después de haber pasado un rato a solas con el maleducado del hermano de Johan. Después de recordarle a Johan algo de un baile doy por hecho que está bien así que no puedo evitar que se me escape una sonrisa maternal. Johan menciona lo de 'unir fuerzas y colaborar', son las únicas palabras que se me quedan en la mente de la frase. Me meto la mano en los bolsillos de la chaqueta y me voy marchando mirando al suelo para no caerme, sin voltear siquiera la cabeza le respondo. - Nos vemos mañana. - espero que se dé por hecho que acepto su proposición.
Voy subiendo las escaleras con la mayor concentración posible, una vez llego al piso de arriba, lejos de las miradas del bar comienzo a hacer ''eses'', me meto en la primera habitación que veo abierta, me quito a duras penas las botas y sin cerrar la puerta siquiera ni abrir las sábanas me dejo caer en la cama boca abajo. El sueño es instantáneo.
Será por mi inquietud por conocer a ese Thalos, pero en mi cabeza doy por hecho que a partir de mañana empezaremos a buscarlo. Asiento enérgicamente con la cabeza. Tampoco tengo ninguna otra misión ni trabajos por hacer ya, y tengo suficiente dinero para vivir, corrijo, sobrevivir al menos un par de meses.
Johan acepta mi apretón de manos, a lo que mi mano se queda prácticamente inerte esta vez mientras. No he acabado de suspirar de alivio cuando Johan se ofrece a acompañarme a la habitación, a la misma vez veo aparecer a Juliet abrazándole por detrás y guiñándome el ojo. Me quedo unos minutos pensativa, esta vez sí que debo ordenar mejor las palabras. - No, sólo hay que subir... esas escaleras... - las miro un poco desafiante, pensativa, buscando un punto de lucidez en mi cabeza para concienciarme y no abrirme la cabeza en un bar lleno de seres mágicos. Miro, entonces a Juliet, un poco seria, quiero comprobar su estado de ánimo después de haber pasado un rato a solas con el maleducado del hermano de Johan. Después de recordarle a Johan algo de un baile doy por hecho que está bien así que no puedo evitar que se me escape una sonrisa maternal. Johan menciona lo de 'unir fuerzas y colaborar', son las únicas palabras que se me quedan en la mente de la frase. Me meto la mano en los bolsillos de la chaqueta y me voy marchando mirando al suelo para no caerme, sin voltear siquiera la cabeza le respondo. - Nos vemos mañana. - espero que se dé por hecho que acepto su proposición.
Voy subiendo las escaleras con la mayor concentración posible, una vez llego al piso de arriba, lejos de las miradas del bar comienzo a hacer ''eses'', me meto en la primera habitación que veo abierta, me quito a duras penas las botas y sin cerrar la puerta siquiera ni abrir las sábanas me dejo caer en la cama boca abajo. El sueño es instantáneo.
Una vez cerca de ellos, habiendo dejado el vaso en la barra y quedando libre de preocupaciones, alcanzó solamente a escuchar pocas cosas de las que se intercambiaron con palabras. Coincidió totalmente con Johan al ver que a ella le pondría una resaca horrible. Eran cosas que no sabía si podía curar, pero sería divertido intentarlo... Por otro lado, no tenía la más mínima idea de cómo se originaban las resacas, por lo que su curación hipotética distaría de ser eficaz o eficiente.
Hizo una mueca con aquello de que el contrario iba a dormir en su casa, pero tal vez si se apresuraba a encontrar las palabras de lo que quería preguntarle, no tendría que desvelarle demasiado. Cuando Johan trató de verle el rostro, lo agachó un poco, pues cuando la miraban sonrojarse le entraba una risilla nerviosa que en lo único que contribuía era en avivar el color de su rostro y por consiguiente la risilla. Alcanzó también a ver una sonrisa en la chica contraria. No tenía ni idea por qué, quizás se lo aclararía cuando estuviera sobria, pero parecía que encontraba algo familiar en la pelirroja. Demasiados encuentros por un día, quizás.
Y antes de que pudiera decir nada, ahí estaba otra vez aquello de colaborar. Menos mal que él había sacado a lucir el tema, pues ella no sabía muy bien como sacarlo. Cuando menos pensó, la chica ya estaba pasando por su lado para subir las escaleras. Alcanzó a decirle 'descansa', pero nada más. Pudo entonces soltar al moreno y ocupar el banquillo que Scar había usado, sentándose solo en el borde, con un pie en el suelo y el otro en la barra de metal a media altura que le daba forma y seguridad al banco.- Regálame un minuto.- Susurró. Había dejado de lado lo del baile, no le iba a obligar a bailar tan tarde cuando posiblemente estaba cansado, y mucho menos sabiendo que ella misma no sabía como hacerlo y él se encontraba borracho a medias... Si quería cumplir su palabra no iba a resistirse, solo esperaba poder aprovechar el tiempo que tenía.
Sabes, no me ha ido muy bien yendo por libre.- Inició tras algún minuto en silencio, pensando un poco en lo que iba a decir.- Me las he ingeniado... y realmente estoy bien así, así alejada al menos no hago daño a nadie.- A nadie más que a sí misma. Luego recordó la manera en que había conseguido algo de dinero por el camino, aceptando trabajos sucios que nadie más quería hacer, y se retractó mentalmente por mentir.- Pero me cansé de pelear y matar porque me lo ordenan o porque me pagan por ello... Necesito algo en lo qué creer.- Susurró. Y si bien había tomado un poco de distancia en la confianza que tenía hacia Johan desde lo que había dicho Reiv sobre él, sí tenía aún ganas de averiguar lo que él era. No quería la iluminación divina de que todo el sufrimiento pasado en el coliseo era para que precisamente encontrara a alguien que le diera sentido a su vida, solo algo en qué utilizar sus habilidades sintiéndose bien con ello.- ¿De qué grupo hablabas arriba? - Sabía bien que él era algo así como el bando 'correcto' en el qué estar, solo que las barbaridades que se hacen en el nombre de lo correcto eran tantas que no quería terminar de nuevo envuelta en un circo grotesco del que no pudiera salir. Aún no había dicho 'si', quería asegurarse. Asegurarse de todo y de nada a la vez. Necesitaba un motivo, además, para no dejar Londres y tirar su vida otros tantos años al odio y la destrucción.
Hizo una mueca con aquello de que el contrario iba a dormir en su casa, pero tal vez si se apresuraba a encontrar las palabras de lo que quería preguntarle, no tendría que desvelarle demasiado. Cuando Johan trató de verle el rostro, lo agachó un poco, pues cuando la miraban sonrojarse le entraba una risilla nerviosa que en lo único que contribuía era en avivar el color de su rostro y por consiguiente la risilla. Alcanzó también a ver una sonrisa en la chica contraria. No tenía ni idea por qué, quizás se lo aclararía cuando estuviera sobria, pero parecía que encontraba algo familiar en la pelirroja. Demasiados encuentros por un día, quizás.
Y antes de que pudiera decir nada, ahí estaba otra vez aquello de colaborar. Menos mal que él había sacado a lucir el tema, pues ella no sabía muy bien como sacarlo. Cuando menos pensó, la chica ya estaba pasando por su lado para subir las escaleras. Alcanzó a decirle 'descansa', pero nada más. Pudo entonces soltar al moreno y ocupar el banquillo que Scar había usado, sentándose solo en el borde, con un pie en el suelo y el otro en la barra de metal a media altura que le daba forma y seguridad al banco.- Regálame un minuto.- Susurró. Había dejado de lado lo del baile, no le iba a obligar a bailar tan tarde cuando posiblemente estaba cansado, y mucho menos sabiendo que ella misma no sabía como hacerlo y él se encontraba borracho a medias... Si quería cumplir su palabra no iba a resistirse, solo esperaba poder aprovechar el tiempo que tenía.
Sabes, no me ha ido muy bien yendo por libre.- Inició tras algún minuto en silencio, pensando un poco en lo que iba a decir.- Me las he ingeniado... y realmente estoy bien así, así alejada al menos no hago daño a nadie.- A nadie más que a sí misma. Luego recordó la manera en que había conseguido algo de dinero por el camino, aceptando trabajos sucios que nadie más quería hacer, y se retractó mentalmente por mentir.- Pero me cansé de pelear y matar porque me lo ordenan o porque me pagan por ello... Necesito algo en lo qué creer.- Susurró. Y si bien había tomado un poco de distancia en la confianza que tenía hacia Johan desde lo que había dicho Reiv sobre él, sí tenía aún ganas de averiguar lo que él era. No quería la iluminación divina de que todo el sufrimiento pasado en el coliseo era para que precisamente encontrara a alguien que le diera sentido a su vida, solo algo en qué utilizar sus habilidades sintiéndose bien con ello.- ¿De qué grupo hablabas arriba? - Sabía bien que él era algo así como el bando 'correcto' en el qué estar, solo que las barbaridades que se hacen en el nombre de lo correcto eran tantas que no quería terminar de nuevo envuelta en un circo grotesco del que no pudiera salir. Aún no había dicho 'si', quería asegurarse. Asegurarse de todo y de nada a la vez. Necesitaba un motivo, además, para no dejar Londres y tirar su vida otros tantos años al odio y la destrucción.
Scar se marcha a su cuarto tras hablarme un poco más de técnicas para acabar con nosotros, además de hacer la curiosa revelación de que es una negada para las tecnologías. Al final sube ella al cuarto sin necesitar ayuda, no sin antes decir que acepta la proposición, o eso interpreto al decir que nos vemos mañana. Tendré que dejarle una nota, porque en un rato me marcharé del Moulin. Quedamos Juliet y yo solos en la zona de bar, ya que los demás o se han ido a dormir, o al baño, o a cualquier otra estancia del local. La sigo para sentarme a su lado cuando ella lo hace, asintiendo a lo de darle un minuto. No iba a marcharme dejándola con la palabra en la boca, si es lo que pensaba. - Los que quieras. Aún puedo quedarme un poco más, así que dispara. - le indico en cuanto tomo asiento, dando vía libre para que empiece a hablar, que es lo que parece necesitar ahora mismo. Las confesiones de altas horas de las madrugada siempre suelen ser las más interesantes y sinceras.
Comienza sincerándose, hablando de su pasado hasta ahora, lo que me hace reafirmarme en que ir por libre no es la panacea, aunque a algunos no les quede otra. - Bueno, puede que así no hagas daño a nadie, como tú dices, pero viviendo alejada de todo tampoco podrás aportarles nada positivo, ni ellos a ti. No hay suma que valga de ese modo, ni beneficio para nadie. Y seamos sinceros, vivir completamente solos en un mundo así no es la mejor opción. - dejo claro mi punto de vista al respecto, esperando que vea una posibilidad para ella en otro tipo de vida.
- Claro que podemos ayudar a otros aunque no pertenezcan a nuestro grupo, pero no se crean los mismos lazos de confianza. Respecto a lo otro...nunca deberías seguir órdenes de nadie si no estás de acuerdo con ellas, ¿a quién cojones se le ocurió que alguien puede ser un vacío instrumento al servicio de una élite con poder, un medio para conseguir un fin? Si alguien te trata como si sólo fueses un peón...desconfía. Por muy bonitas que suenen esas palabras, o por muy útil que veas el fin que se persigue. Se trata de conservar tu individualidad, lo cual no está reñido con tu pertenencia al grupo con el que tú desees relacionarte o comprometerte. Si vas a hacer algo, que sea porque tú así lo quieres. - hago una pausa para no abrumarla con tantas palabras seguidas, atrayendo mediante magia un par de botellines de cerveza, para cerrar la noche. Atrapo el mio en el aire y le paso otro a ella, bebiendo antes de volver a hablar. - ¿Antes en la habitación? Pues hablaba de los renegados, antes conocidos como La Resistencia. Algo hemos cambiado desde entonces, hay más diversidad en el grupo, y ya no existe el grupo de gobierno al que nos oponíamos, sólo queda el ejército. Hay tanto seres mágicos como no mágicos, algunos más activos y otros menos, aunque la mayoría interviene de forma directa en la guerra. También hay otros que o no pueden luchar, y por eso están allí a modo de refugio, o que no quieren, pero que ayudan y colaboran con otras tareas. - espero que eso responda a su pregunta, ya que ella decida y piense lo que quiere hacer al respecto. La frase que dijo antes, la de necesitar algo en que creer, sigue dando vueltas en mi cabeza. - Dime, Juliet, ¿en qué te gustaría creer? ¿Qué te haría tener algo de esperanza en este momento?
Comienza sincerándose, hablando de su pasado hasta ahora, lo que me hace reafirmarme en que ir por libre no es la panacea, aunque a algunos no les quede otra. - Bueno, puede que así no hagas daño a nadie, como tú dices, pero viviendo alejada de todo tampoco podrás aportarles nada positivo, ni ellos a ti. No hay suma que valga de ese modo, ni beneficio para nadie. Y seamos sinceros, vivir completamente solos en un mundo así no es la mejor opción. - dejo claro mi punto de vista al respecto, esperando que vea una posibilidad para ella en otro tipo de vida.
- Claro que podemos ayudar a otros aunque no pertenezcan a nuestro grupo, pero no se crean los mismos lazos de confianza. Respecto a lo otro...nunca deberías seguir órdenes de nadie si no estás de acuerdo con ellas, ¿a quién cojones se le ocurió que alguien puede ser un vacío instrumento al servicio de una élite con poder, un medio para conseguir un fin? Si alguien te trata como si sólo fueses un peón...desconfía. Por muy bonitas que suenen esas palabras, o por muy útil que veas el fin que se persigue. Se trata de conservar tu individualidad, lo cual no está reñido con tu pertenencia al grupo con el que tú desees relacionarte o comprometerte. Si vas a hacer algo, que sea porque tú así lo quieres. - hago una pausa para no abrumarla con tantas palabras seguidas, atrayendo mediante magia un par de botellines de cerveza, para cerrar la noche. Atrapo el mio en el aire y le paso otro a ella, bebiendo antes de volver a hablar. - ¿Antes en la habitación? Pues hablaba de los renegados, antes conocidos como La Resistencia. Algo hemos cambiado desde entonces, hay más diversidad en el grupo, y ya no existe el grupo de gobierno al que nos oponíamos, sólo queda el ejército. Hay tanto seres mágicos como no mágicos, algunos más activos y otros menos, aunque la mayoría interviene de forma directa en la guerra. También hay otros que o no pueden luchar, y por eso están allí a modo de refugio, o que no quieren, pero que ayudan y colaboran con otras tareas. - espero que eso responda a su pregunta, ya que ella decida y piense lo que quiere hacer al respecto. La frase que dijo antes, la de necesitar algo en que creer, sigue dando vueltas en mi cabeza. - Dime, Juliet, ¿en qué te gustaría creer? ¿Qué te haría tener algo de esperanza en este momento?
Con una frase tan cortés como premonitoria del futuro, Johan aceptó darle el minuto que había pedido. Era un alivio saber que, aunque el lugar se estuviera despejando, tendrían un momento más para hablar antes de que la noche terminara por ser demasiado avanzada.
Tras un pequeño discurso sincero de lo que habían sido las propias conclusiones de su vida, la joven chica se dispuso a escuchar al mayor. Aunque no tenía idea de su edad, sabía, por la dureza de su rostro, que había visto muchos más inviernos que ella misma.
Las palabras del moreno no fueron equivocadas en absoluto. Más bien, eran repeticiones en voz alta de lo que ella misma se había dicho muchas más veces, a menudo tratando de justificar el por qué seguía caminando hacia Londres y no se dedicaba a matar gente por el camino... o a algo menos productivo.
El daño, la individualidad, la pertenencia... parecía salido de una de las historias de esclavitud que tanto había escuchado por los calabozos. Había tantas frases, tantas palabras que ella misma sabía, pero no aplicaba. A medida que escuchaba al contrario, sobre todo en la parte de peones e instrumentos, su rostro se iba agachando suavemente, hasta dar al piso, y su media sonrisa se agrandaba, hasta que quedó visible e inconfundible. No había contestado aún su pregunta cuando el contrario le cedió una botella de cristal con cerveza dentro. Bastante a tono su sabor amargo con su alma amarga.
Pondré "vacío instrumento al servicio de una élite con poder" en mis próximas tarjetas de presentación. Las actuales ya dicen 'peón'.- Bromeó amargamente, agradeciendo a la vez por la botella de líquido mientras regresaba la mirada a la del contrario, dejando de ver el piso.- Creo que no aportar algo negativo es mejor que no aportar nada. Pero como dices, no es la mejor opción... Tampoco lo es ir desconfiando de todas las personas. Ya ves, hasta ahora te habías ganado mi confianza, pero tu hermano me hizo dudar... Dijo que te tuviera recelo... en una forma u otra. Y tu también dices "palabras bonitas".- No estaba respondiendo a sus comentarios, ni siquiera sabía si aquello era un comentario coherente, pero él borracho y tan tarde, seguramente nadie se daría cuenta. Solo había logrado poner en palabras lo que pasaba en ese instante por su cabeza, que claramente no era demasiado. Pero sí, él tenía razón en lo que le decía.
Su pequeña reseña de la organización no le dijo lo que quería saber. O quizás ella misma no había hecho la pregunta correcta cuando trató de saber más.- Suena... a algo un poco... en decadencia.- Susurró, pero nno sonaba como la palabra que estaba buscando.- ¿Cuál es su misión? ¿A qué se dedican? ¿Qué buscan lograr? ¿Por qué no lo han logrado, qué falta?- Por el momento, creía que aquellas tres preguntas serian útiles para terminar de hacerse una idea en la cabeza sobre ellos. No pensó en ningún momento que el mayor se fijaría en aquellas conjeturas sobre la fe y las creencias. Sus preguntas le obligaron a acercar la cerveza a sus labios y beber un largo trago mientras buscaba y pensaba en qué responder.
En qué le gustaría creer... Casi llegó a la mitad de la cerveza cuando se dio cuenta de que no podía beber más, pues aunque se la acabara probablemente no llegaría a una respuesta que le agradara del todo. A veces, el decir las cosas sin filtro era mejor de buscar las palabras adecuadas.- Quiero creer... - El inicio de la frase llevó sus pensamientos en otro rumbo, pero que era básicamente el inicio de un pensamiento más estructurado.- ... que ya no hay personas capturando seres mágicos. Que el coliseo está destruido y no va a volver a ser el festín de sangre que era. Que quienes nos odian solo nos tienen miedo, y quienes nos temen solo nos odian, pero ninguno es fiel a sus sentimientos. Que mi padre no fue un mal hombre y que mi madre... Que no hay nadie muriendo de hambre... pero de alguna manera... todo se despedaza... y se vuelve cenizas. Estoy creyendo en castillos de aire.- Susurró, volviendo a beber un trago más de aquella botella, deshaciéndose el nudo que se había formado en su garganta.- Esto de hablar con gente... es más difícil de lo que recordaba.- Susurró suavemente, tratando de leer el nombre de la botella mientras apartaba de sus pensamientos todo lo que acababa de decir.
Tras un pequeño discurso sincero de lo que habían sido las propias conclusiones de su vida, la joven chica se dispuso a escuchar al mayor. Aunque no tenía idea de su edad, sabía, por la dureza de su rostro, que había visto muchos más inviernos que ella misma.
Las palabras del moreno no fueron equivocadas en absoluto. Más bien, eran repeticiones en voz alta de lo que ella misma se había dicho muchas más veces, a menudo tratando de justificar el por qué seguía caminando hacia Londres y no se dedicaba a matar gente por el camino... o a algo menos productivo.
El daño, la individualidad, la pertenencia... parecía salido de una de las historias de esclavitud que tanto había escuchado por los calabozos. Había tantas frases, tantas palabras que ella misma sabía, pero no aplicaba. A medida que escuchaba al contrario, sobre todo en la parte de peones e instrumentos, su rostro se iba agachando suavemente, hasta dar al piso, y su media sonrisa se agrandaba, hasta que quedó visible e inconfundible. No había contestado aún su pregunta cuando el contrario le cedió una botella de cristal con cerveza dentro. Bastante a tono su sabor amargo con su alma amarga.
Pondré "vacío instrumento al servicio de una élite con poder" en mis próximas tarjetas de presentación. Las actuales ya dicen 'peón'.- Bromeó amargamente, agradeciendo a la vez por la botella de líquido mientras regresaba la mirada a la del contrario, dejando de ver el piso.- Creo que no aportar algo negativo es mejor que no aportar nada. Pero como dices, no es la mejor opción... Tampoco lo es ir desconfiando de todas las personas. Ya ves, hasta ahora te habías ganado mi confianza, pero tu hermano me hizo dudar... Dijo que te tuviera recelo... en una forma u otra. Y tu también dices "palabras bonitas".- No estaba respondiendo a sus comentarios, ni siquiera sabía si aquello era un comentario coherente, pero él borracho y tan tarde, seguramente nadie se daría cuenta. Solo había logrado poner en palabras lo que pasaba en ese instante por su cabeza, que claramente no era demasiado. Pero sí, él tenía razón en lo que le decía.
Su pequeña reseña de la organización no le dijo lo que quería saber. O quizás ella misma no había hecho la pregunta correcta cuando trató de saber más.- Suena... a algo un poco... en decadencia.- Susurró, pero nno sonaba como la palabra que estaba buscando.- ¿Cuál es su misión? ¿A qué se dedican? ¿Qué buscan lograr? ¿Por qué no lo han logrado, qué falta?- Por el momento, creía que aquellas tres preguntas serian útiles para terminar de hacerse una idea en la cabeza sobre ellos. No pensó en ningún momento que el mayor se fijaría en aquellas conjeturas sobre la fe y las creencias. Sus preguntas le obligaron a acercar la cerveza a sus labios y beber un largo trago mientras buscaba y pensaba en qué responder.
En qué le gustaría creer... Casi llegó a la mitad de la cerveza cuando se dio cuenta de que no podía beber más, pues aunque se la acabara probablemente no llegaría a una respuesta que le agradara del todo. A veces, el decir las cosas sin filtro era mejor de buscar las palabras adecuadas.- Quiero creer... - El inicio de la frase llevó sus pensamientos en otro rumbo, pero que era básicamente el inicio de un pensamiento más estructurado.- ... que ya no hay personas capturando seres mágicos. Que el coliseo está destruido y no va a volver a ser el festín de sangre que era. Que quienes nos odian solo nos tienen miedo, y quienes nos temen solo nos odian, pero ninguno es fiel a sus sentimientos. Que mi padre no fue un mal hombre y que mi madre... Que no hay nadie muriendo de hambre... pero de alguna manera... todo se despedaza... y se vuelve cenizas. Estoy creyendo en castillos de aire.- Susurró, volviendo a beber un trago más de aquella botella, deshaciéndose el nudo que se había formado en su garganta.- Esto de hablar con gente... es más difícil de lo que recordaba.- Susurró suavemente, tratando de leer el nombre de la botella mientras apartaba de sus pensamientos todo lo que acababa de decir.
Sigo bebiendo cerveza tranquilamente mientras ella bromea con lo que pondría como etiqueta en sus tarjetas de visita, hasta que menciona lo que le dijo mi hermano antes. Frunzo el ceño lentamente, dejando de beber de manera un tanto abrupta. No llego a atragantarme ni nada de eso porque tampoco ha sido para tanto, pero me sorprende que Reiv haya tenido tanta prisa para andar malmetiendo en ese sentido. ¿Por qué quiere que desconfíe de mí? ¿Lo hace simplemente por joder o porque de verdad sigue pensando así?. Dejo el botellín en la barra, tomándome unos segundos antes de hablar. Podría explicarle el origen de todo, del motivo por el que puede que Reiv siga pensando así, pero sería un rollo demasiado largo para contar ahora, así que me lo reservo para otro momento, o que lo cuente él si quiere. Hago un sonido de hastío al apoyar ambos brazos sobre la barra, mirando hacia las botellas de detrás de la barra.
- Ya veo que mi hermano no ha perdido el tiempo...- después la miro a ella de reojo, con una ligera sonrisa ladeada al escuchar eso de las palabras bonitas. - También veo que tú eres muy poco prudente al decirme que te dijo que tuvieses recelo, en lugar de tenerlo directamente. Así me habrías puesto sobre aviso. ¿Y si yo realmente fuese alguien de quien no fiarse? - pregunto con la única intención de sembrar la duda, tal vez un poco molesto por la advertencia que él le ha hecho arriba. Que sea ella la que decida, ni por las palabras de Reiv ni por las mías. Voy borrando poco a poco la sonrisa anterior, girando un poco más la cabeza para poder mirarla más directamente. - Las palabras tienen mucho poder sobre las mentes, si se escogen las adecuadas y si son escuchadas, para bien o para mal. Y a veces suenan huecas cuando la realidad con consigue estar a la altura de la palabra por la que está representada, no llega al ideal.- mi mente se pone a divagar platónicamente con eso del mundo de las ideas, señal inequívoca de que deberíamos ir marchándonos a descansar ambos. Demasiado alcohol y actividad por hoy. Me acabo lo poco que quedaba del botellín de un trago, lanzando la botella a un cubo de basura que se ve detrás de la barra.
Repito por lo bajo eso que dice de 'decadencia', pensando en lo acertado del término. A estas alturas de la noche no sé si reír o desanimarme. - Tal vez. Tampoco es como que hayamos tenido un momento de gloria. Nunca hemos sido primera potencia. Lo que no nos ha faltado son ganas, y quien diga lo contrario es porque no ha estado dentro. - demasiadas preguntas complejas para ser respondidas de manera breve, pero intentaré resumir. Ella busca respuestas rápidas, aunque no sé si quedará satisfecha con ellas. - Acabar con la guerra, obviamente. Algo tan rápido de decir y tan difícil de hacer. Un mundo en el que nadie se tenga que esconder por ser como es, donde todos puedan coexistir. No es imposible, hay humanos que conviven con nosotros, aunque no sean muchos. Aunque no se logre la utopía sí se puede caminar hacia ella para tenerla más cerca. Pero para acabar con la guerra hay que luchar, por muy absurdo que suene eso. Con cualquiera que no desee que esa convivencia sea posible. Hay varias vías para ello, la bélica y la ideológica. En el fondo la más poderosa es la segunda, porque a largo plazo son las ideas lo que permanece, lo que cambia las sociedades. De nada servirá acabar con todos los ejércitos si las mentes de los que los sucedan siguen siendo como las mentes de los que están ahora. A la vuelta de pocos años volvería el conflicto. Son procesos lentos, puede que por es motivo la solución final tarde en llegar. - vuelvo a divagar, preguntándome cuánto tiempo hará falta para que esto se solucione, y si parte de mí se conformaría con una victoria temporal, aunque fuese por unos años y no solucionase la raíz del conflicto. Ella comienza a decir en qué quiere creer, por lo que la animo a seguir haciendo un gesto con la cabeza para que continúe. Al final consigue decir bastantes cosas, compartiendo más o menos la misma idea que tengo yo de aquello en lo que creer. Me levanto del taburete, dando una palmada de ánimo en su hombro. - Es un buen comienzo, mejor desear algo que no desear nada. Y ya te acostumbrarás a hablar con gente de nuevo, te será menos difícil pronto. También aprenderás a distinguir con quien merece la pena hablar y con quien no - en el exterior pronto despuntarán las primeras luces del alba, tal vez en una hora o menos. No sé si tiene claro lo que hará a partir de ahora, pero creo que necesita tiempo para pensarlo, igual que Scar. - Sigo diciéndolo...no hace falta que decidas ahora. Si tienes alguna pregunta más que hacerme puedes hacérmela ahora o dejarla para otro encuentro. De momento puedo dejar escrito un lugar para encontrarnos en próximos días. - agarro un par de servilletas de la barra, garabateando el nombre de un sitio y un día, una para que se la quede ella. La otra le pido que se la de a Scar (o se la pase por debajo de la puerta) en cuanto pueda.
- Ya veo que mi hermano no ha perdido el tiempo...- después la miro a ella de reojo, con una ligera sonrisa ladeada al escuchar eso de las palabras bonitas. - También veo que tú eres muy poco prudente al decirme que te dijo que tuvieses recelo, en lugar de tenerlo directamente. Así me habrías puesto sobre aviso. ¿Y si yo realmente fuese alguien de quien no fiarse? - pregunto con la única intención de sembrar la duda, tal vez un poco molesto por la advertencia que él le ha hecho arriba. Que sea ella la que decida, ni por las palabras de Reiv ni por las mías. Voy borrando poco a poco la sonrisa anterior, girando un poco más la cabeza para poder mirarla más directamente. - Las palabras tienen mucho poder sobre las mentes, si se escogen las adecuadas y si son escuchadas, para bien o para mal. Y a veces suenan huecas cuando la realidad con consigue estar a la altura de la palabra por la que está representada, no llega al ideal.- mi mente se pone a divagar platónicamente con eso del mundo de las ideas, señal inequívoca de que deberíamos ir marchándonos a descansar ambos. Demasiado alcohol y actividad por hoy. Me acabo lo poco que quedaba del botellín de un trago, lanzando la botella a un cubo de basura que se ve detrás de la barra.
Repito por lo bajo eso que dice de 'decadencia', pensando en lo acertado del término. A estas alturas de la noche no sé si reír o desanimarme. - Tal vez. Tampoco es como que hayamos tenido un momento de gloria. Nunca hemos sido primera potencia. Lo que no nos ha faltado son ganas, y quien diga lo contrario es porque no ha estado dentro. - demasiadas preguntas complejas para ser respondidas de manera breve, pero intentaré resumir. Ella busca respuestas rápidas, aunque no sé si quedará satisfecha con ellas. - Acabar con la guerra, obviamente. Algo tan rápido de decir y tan difícil de hacer. Un mundo en el que nadie se tenga que esconder por ser como es, donde todos puedan coexistir. No es imposible, hay humanos que conviven con nosotros, aunque no sean muchos. Aunque no se logre la utopía sí se puede caminar hacia ella para tenerla más cerca. Pero para acabar con la guerra hay que luchar, por muy absurdo que suene eso. Con cualquiera que no desee que esa convivencia sea posible. Hay varias vías para ello, la bélica y la ideológica. En el fondo la más poderosa es la segunda, porque a largo plazo son las ideas lo que permanece, lo que cambia las sociedades. De nada servirá acabar con todos los ejércitos si las mentes de los que los sucedan siguen siendo como las mentes de los que están ahora. A la vuelta de pocos años volvería el conflicto. Son procesos lentos, puede que por es motivo la solución final tarde en llegar. - vuelvo a divagar, preguntándome cuánto tiempo hará falta para que esto se solucione, y si parte de mí se conformaría con una victoria temporal, aunque fuese por unos años y no solucionase la raíz del conflicto. Ella comienza a decir en qué quiere creer, por lo que la animo a seguir haciendo un gesto con la cabeza para que continúe. Al final consigue decir bastantes cosas, compartiendo más o menos la misma idea que tengo yo de aquello en lo que creer. Me levanto del taburete, dando una palmada de ánimo en su hombro. - Es un buen comienzo, mejor desear algo que no desear nada. Y ya te acostumbrarás a hablar con gente de nuevo, te será menos difícil pronto. También aprenderás a distinguir con quien merece la pena hablar y con quien no - en el exterior pronto despuntarán las primeras luces del alba, tal vez en una hora o menos. No sé si tiene claro lo que hará a partir de ahora, pero creo que necesita tiempo para pensarlo, igual que Scar. - Sigo diciéndolo...no hace falta que decidas ahora. Si tienes alguna pregunta más que hacerme puedes hacérmela ahora o dejarla para otro encuentro. De momento puedo dejar escrito un lugar para encontrarnos en próximos días. - agarro un par de servilletas de la barra, garabateando el nombre de un sitio y un día, una para que se la quede ella. La otra le pido que se la de a Scar (o se la pase por debajo de la puerta) en cuanto pueda.
Por un momento, aquella le pareció que habría podido ser su vida durante todo el tiempo que perdió. Aunque tenía la sensación de que de haber seguido pegada a sus padres habría perdido un poco de la independencia que ganó durante el trayecto... perdido independencia pero, claro, ganado una familia que aún estaría con ella. A partir de ese momento, los extraños que se cruzara serían su familia a ratos. Al menos tendría un poco más de paz dándose la oportunidad de conocer personas.
No, no perdió el tiempo. Debes haberle hecho algo bastante cruel en el pasado para que sea tan pasivo-agresivo contigo. Suena a que es una larga historia.- Afirmó para el contrario, pues también la invitación a ver a su dragón contaba como no perder el tiempo. Al ver la sonrisa del contrario, que parecía ser más de diversión que de malicia. Ella misma sonrió, con un poco más de imprudencia que antes.- Vengo de lugares donde no la moderación es un lujo. Fiable o no... puedo contigo.- Dijo agrandando un poco más su sonrisa. Finalizó dando un trago a su bebida tratando de ocultar la diversión en su rostro tras la botella. No planeaba reírse en su cara justo cuando comenzó a ponerse serio, a divagar. Después de todo, los borrachos siempre dicen la verdad.- Y así es como terminamos en la guerra... según entiendo. Porque alguien le metió en la cabeza a todo el mundo que no podíamos convivir, aunque llevábamos haciéndolo por mucho tiempo.- Susurró, divagando también ella, porque estaba segura de que hubo un tiempo donde las cosas eran más calmadas, menos guerras y más cooperación, aunque seguramente fue el engaño, el no saber, lo que hizo enojar a los humanos... de cualquier modo, el pasado ya había ido demasiado lejos. De sus pensamientos salió cuando escuchó el estruendo del cubo y la botella. Los sonidos fuertes, como el cristal y cosas así le irritaban un poco por lo fuertes que sonaban en su cabeza, aunque había aprendido a lidiar con ellos.
Lo más importante es mantener la motivación... sea cual sea. Entonces parece que van bastante bien.- Susurró, encogiéndose de hombros. Ya fuera la motivación matar o solo sobrevivir, arreglar las cosas o acabar con el mundo, siempre era necesario tener por qué vivir. El lío de preguntas que lanzó de una quizás había sido demasiado para procesarlas por el contrario, aunque al escucharlo responder se dio cuenta de que quizás no había sido algo que no hubiese respondido ya con anterioridad. Las tenía bien preparadas.- Debe ser difícil cambiar la ideología de los robots asesinos de los que te escondes... O tal vez sea más sencillo que cambiar la de una persona.- Susurró, dando un último trago a su bebida, un trago largo solo para no dejarla a medias. Y aunque seguro que no lo querría intentar, quizás no era tan descabellado eso de tener robots asesinos que ayudaran a los mágicos en vez de a los humanos. Un cambio de código en vez de asesinarlos... después de todo, los robots se rigen por una serie de reglas, patrones, lo que sea... igual eran divagaciones. La respuesta del contrario la dejó todo menos satisfecha. Quería estar informada, de todo lo que se había perdido, quería poder preguntar y obtener respuestas y le gustaba la idea del mundo libre que el contrario se planteaba.
Ante los ánimos del contrario sobre su reciente integración a la sociedad, asintió y sonrió.- Soy muy buena juzgando personas... quizás me acostumbre un poco más rápido de lo que pensamos.- Terminó por relajarse en el banco, apoyando la espalda contra la barra. Por un instante pensó en que quizás le quitado demasiado tiempo al contrario, pues ya estaba amaneciendo.- Me parece bien.- Comentó tanto a pensar un poco como a encontrarse después. Era mejor así, le daría tiempo de visitar al dragón de Reiv y podría encontrarse luego con él para seguir hablando de sus dudas, de la ciudad, de la guerra... de la tragedia y la esperanza. Además, aún tenía mucho que ver de aquella ciudad abandonada.- Gracias por traerme. Y por las bebidas... Y por las que nos faltan.- Murmuró con una suave sonrisa, mientras observaba como escribía, leyendo a su vez lo que la servilleta para ella decía y husmeando también un poco en la que no era para ella... después de todo, si la iba a entregar tenía que saber lo que entregaba.
No, no perdió el tiempo. Debes haberle hecho algo bastante cruel en el pasado para que sea tan pasivo-agresivo contigo. Suena a que es una larga historia.- Afirmó para el contrario, pues también la invitación a ver a su dragón contaba como no perder el tiempo. Al ver la sonrisa del contrario, que parecía ser más de diversión que de malicia. Ella misma sonrió, con un poco más de imprudencia que antes.- Vengo de lugares donde no la moderación es un lujo. Fiable o no... puedo contigo.- Dijo agrandando un poco más su sonrisa. Finalizó dando un trago a su bebida tratando de ocultar la diversión en su rostro tras la botella. No planeaba reírse en su cara justo cuando comenzó a ponerse serio, a divagar. Después de todo, los borrachos siempre dicen la verdad.- Y así es como terminamos en la guerra... según entiendo. Porque alguien le metió en la cabeza a todo el mundo que no podíamos convivir, aunque llevábamos haciéndolo por mucho tiempo.- Susurró, divagando también ella, porque estaba segura de que hubo un tiempo donde las cosas eran más calmadas, menos guerras y más cooperación, aunque seguramente fue el engaño, el no saber, lo que hizo enojar a los humanos... de cualquier modo, el pasado ya había ido demasiado lejos. De sus pensamientos salió cuando escuchó el estruendo del cubo y la botella. Los sonidos fuertes, como el cristal y cosas así le irritaban un poco por lo fuertes que sonaban en su cabeza, aunque había aprendido a lidiar con ellos.
Lo más importante es mantener la motivación... sea cual sea. Entonces parece que van bastante bien.- Susurró, encogiéndose de hombros. Ya fuera la motivación matar o solo sobrevivir, arreglar las cosas o acabar con el mundo, siempre era necesario tener por qué vivir. El lío de preguntas que lanzó de una quizás había sido demasiado para procesarlas por el contrario, aunque al escucharlo responder se dio cuenta de que quizás no había sido algo que no hubiese respondido ya con anterioridad. Las tenía bien preparadas.- Debe ser difícil cambiar la ideología de los robots asesinos de los que te escondes... O tal vez sea más sencillo que cambiar la de una persona.- Susurró, dando un último trago a su bebida, un trago largo solo para no dejarla a medias. Y aunque seguro que no lo querría intentar, quizás no era tan descabellado eso de tener robots asesinos que ayudaran a los mágicos en vez de a los humanos. Un cambio de código en vez de asesinarlos... después de todo, los robots se rigen por una serie de reglas, patrones, lo que sea... igual eran divagaciones. La respuesta del contrario la dejó todo menos satisfecha. Quería estar informada, de todo lo que se había perdido, quería poder preguntar y obtener respuestas y le gustaba la idea del mundo libre que el contrario se planteaba.
Ante los ánimos del contrario sobre su reciente integración a la sociedad, asintió y sonrió.- Soy muy buena juzgando personas... quizás me acostumbre un poco más rápido de lo que pensamos.- Terminó por relajarse en el banco, apoyando la espalda contra la barra. Por un instante pensó en que quizás le quitado demasiado tiempo al contrario, pues ya estaba amaneciendo.- Me parece bien.- Comentó tanto a pensar un poco como a encontrarse después. Era mejor así, le daría tiempo de visitar al dragón de Reiv y podría encontrarse luego con él para seguir hablando de sus dudas, de la ciudad, de la guerra... de la tragedia y la esperanza. Además, aún tenía mucho que ver de aquella ciudad abandonada.- Gracias por traerme. Y por las bebidas... Y por las que nos faltan.- Murmuró con una suave sonrisa, mientras observaba como escribía, leyendo a su vez lo que la servilleta para ella decía y husmeando también un poco en la que no era para ella... después de todo, si la iba a entregar tenía que saber lo que entregaba.
La palabra que emplea Juliet para referirse a la actitud de Reiv hacia mí parece encajar bastante bien, aunque hace unos años podría calificarse de agresivo a secas. - Yo no le hice nada. Al menos no directamente.- su rencor en un principio venía de que yo me había tenido a nuestro padre y él no, aunque en los últimos tiempos también me culpó de no haber rescatado del laboratorio en llamas a aquella elfa con la que andaba. En eso tampoco tuve la culpa, nadie la vio ni sabía que estaba allí. Agradezco que cambie de tema porque no me apetece hablar del asunto ahora, sonriendo un poco al escuchar eso de que ella podría vencerme. En forma de dragón desde luego que sí. - Eso habría que verlo. La fuerza no es lo único que puede hacerte ganar una batalla. - eso último ha ido un poco de farol, sobre todo porque nunca hemos estado ni cerca de ganarle a un dragón. Los de la zona de Bastion Hollow nos lo ponían muy complicado.
Dejo que divague ella también sobre el origen de la guerra, sin interrumpirla mientras lo hace. Realmente convivir lo que se dice convivir...nunca pudimos. El mundo mágico se ocultaba al resto, desde hacia cientos de años. La gente llegó a pensar que sólo eran fantasías y leyendas del pasado, por eso cuando se descubrió fue todo un impacto. Justo como dice, los robots no son el problema en sí, son la consecuencia del problema.
- La culpa es de quienes los programan, claro. Podríamos obligarlos a reprogramar eso, aunque siempre habría otro que vendría a hacer el trabajo de arreglarlos. Necesitamos sabotearlos, encontrar la manera de hacerlo. Eso para ganar tiempo, lo ideal sería que dejasen de fabricarlos y usarlos. - asunto demasiado importante para tratarlo ahora, ya se tratará más a fondo en otro momento. Le entrego las servilletas que acabo de garabatear, ya de pie y dispuesto a marcharme, haciendo un gesto como queriendo decir que no me de las gracias por lo de las bebidas, menos cuando ha sido ella la que le ha salvado el pellejo al otro Black. Me crea cierta curiosidad lo que dice Juliet sobre lo buena que es juzgando a las personas, algo así como si fuese una especie de espía detectora de gente problemática. O de gente de fiar. Justo como mi colega ruso, Tolstoi.
- Creo que por hoy me quedaré con la duda sobre la impresión que te he dado yo. Para la próxima tal vez. - le guiño un ojo un momento antes de darme la vuelta para marcharme, despidiéndome ya de ella desde la puerta, alzando la mano de espaldas. Una vez en la calle uso la desaparición para marcharme de allí, directamente hacia la base.
Dejo que divague ella también sobre el origen de la guerra, sin interrumpirla mientras lo hace. Realmente convivir lo que se dice convivir...nunca pudimos. El mundo mágico se ocultaba al resto, desde hacia cientos de años. La gente llegó a pensar que sólo eran fantasías y leyendas del pasado, por eso cuando se descubrió fue todo un impacto. Justo como dice, los robots no son el problema en sí, son la consecuencia del problema.
- La culpa es de quienes los programan, claro. Podríamos obligarlos a reprogramar eso, aunque siempre habría otro que vendría a hacer el trabajo de arreglarlos. Necesitamos sabotearlos, encontrar la manera de hacerlo. Eso para ganar tiempo, lo ideal sería que dejasen de fabricarlos y usarlos. - asunto demasiado importante para tratarlo ahora, ya se tratará más a fondo en otro momento. Le entrego las servilletas que acabo de garabatear, ya de pie y dispuesto a marcharme, haciendo un gesto como queriendo decir que no me de las gracias por lo de las bebidas, menos cuando ha sido ella la que le ha salvado el pellejo al otro Black. Me crea cierta curiosidad lo que dice Juliet sobre lo buena que es juzgando a las personas, algo así como si fuese una especie de espía detectora de gente problemática. O de gente de fiar. Justo como mi colega ruso, Tolstoi.
- Creo que por hoy me quedaré con la duda sobre la impresión que te he dado yo. Para la próxima tal vez. - le guiño un ojo un momento antes de darme la vuelta para marcharme, despidiéndome ya de ella desde la puerta, alzando la mano de espaldas. Una vez en la calle uso la desaparición para marcharme de allí, directamente hacia la base.
Oh, ya veo...- Asintió la chica. Era algo en lo que no había ayudado o que había ordenado algo contra él, pero no lo ejecutó él... De igual modo no podía ser totalmente inocente de las acusaciones para que un adulto estuviera ensañado con él. Se sentía como ese tipo de rencor del que no se liberaba la gente fácilmente. No deseaba agregar nada más, pues de todos modos, el contrario parecía no gustarle el tema. Se había puesto visiblemente más tenso de lo risueño y relajado que había estado antes, aunque un poco menos que cuando recién lo comentó. La pareció graciosa la respuesta sobre lo de que podría ganarle la batalla con algo más que fuerza.- Entonces quizás tienes una posibilidad.- Bien era cierto que no controlaba sus propios poderes como un dragón debería, pero controlaba su cuerpo humano como nadie más. Aún tenía que trabajar en aquello de la magia, y esperaba que la visita con el dragón de Reiv fuera un poco más ilustrativa que tratar de aprender por sí sola.
De algún modo, habían terminado hablando de robots asesinos. Había ya algunos pensamientos en su cabeza sobre el tema, algunos delirios de lo que podía hacerse, pero sin conocerlos ni saber su mecanismo resultaba bastante temprano para hacer una sugerencia... Lo más probable era que ya lo hubieran intentado alguna vez. Ciertamente, dejar de fabricarlos era la mejor opción. Para eso, debían atacar las fábricas en vez de a los robots per se... pero igual también lo podían haber pensado. Sin agregar nada a ese comentario, dejó su botella vacía en la barra y tomó las servilletas con la mano libre, localizando la que era suya y guardándosela en el bolsillo del pantalón, para luego regalarle una suave sonrisa a medida que lo escuchaba despedirse. El guiño logró sacarle una pequeña risa ahogada, mientras ella también se levantaba, esperando a verle salir para subir a la planta superior a entregar su encargo.
Sin saber precisamente donde buscar, comenzó a caminar por los pasillos hasta que una puerta abierta llamó su atención. Ahí fue donde logró encontrar justo a la chica que buscaba. Silenciosamente, se acercó a ella tratando de no despertarla y la observó un rato para descifrar si debía poner el papel en la mesita o guardárselo en la chaqueta y que lo encontrara más tarde. Quizás incluso lograría verla más tarde y le diría lo que era. Optó por lo segundo, y colocó con cuidado el papel dentro de la chaqueta para luego aprovechar el tiempo y tomar prestado el cuarto de baño para una rápida ducha que dejó su piel húmeda y el cabello goteando de tanto en tanto. Antes de salir, quitó el exceso de agua de su cabello y lo dejó suelto para que se secara, cargando con su chaqueta en las manos y cubierta con la misma ropa del día anterior... ya habría la oportunidad de robar algo por ahí. Antes de salir, le colocó a la chica una manta encima. Ella misma no sentía el frío, pero no sabía si el alcohol la mantendría caliente y agusto toda la noche. Cerró la puerta tras de ella y se dispuso a bajar de nuevo, regresándole la privacidad que había invadido al entrar.
Tras encontrar un sillón donde pasar el rato, se sentó en el y escondió la espada dentro de la chaqueta. Sentada, con la espalda recta y la cabeza tirada un poco hacia atrás, cerró los ojos un momento. No buscaba dormir, la noche en vela no la había dejado cansada, pero un rápido descanso no le haría mal a nadie. Desconfiada, se llevó una mano a la espalda, donde guardaba su daga favorita, y permaneció en aquella posición quedando rápidamente en un sueño ligero en el rincón más oscuro que encontró en aquel bar, que no era de mala muerte, pero sabía que no podía ser legal.
De algún modo, habían terminado hablando de robots asesinos. Había ya algunos pensamientos en su cabeza sobre el tema, algunos delirios de lo que podía hacerse, pero sin conocerlos ni saber su mecanismo resultaba bastante temprano para hacer una sugerencia... Lo más probable era que ya lo hubieran intentado alguna vez. Ciertamente, dejar de fabricarlos era la mejor opción. Para eso, debían atacar las fábricas en vez de a los robots per se... pero igual también lo podían haber pensado. Sin agregar nada a ese comentario, dejó su botella vacía en la barra y tomó las servilletas con la mano libre, localizando la que era suya y guardándosela en el bolsillo del pantalón, para luego regalarle una suave sonrisa a medida que lo escuchaba despedirse. El guiño logró sacarle una pequeña risa ahogada, mientras ella también se levantaba, esperando a verle salir para subir a la planta superior a entregar su encargo.
Sin saber precisamente donde buscar, comenzó a caminar por los pasillos hasta que una puerta abierta llamó su atención. Ahí fue donde logró encontrar justo a la chica que buscaba. Silenciosamente, se acercó a ella tratando de no despertarla y la observó un rato para descifrar si debía poner el papel en la mesita o guardárselo en la chaqueta y que lo encontrara más tarde. Quizás incluso lograría verla más tarde y le diría lo que era. Optó por lo segundo, y colocó con cuidado el papel dentro de la chaqueta para luego aprovechar el tiempo y tomar prestado el cuarto de baño para una rápida ducha que dejó su piel húmeda y el cabello goteando de tanto en tanto. Antes de salir, quitó el exceso de agua de su cabello y lo dejó suelto para que se secara, cargando con su chaqueta en las manos y cubierta con la misma ropa del día anterior... ya habría la oportunidad de robar algo por ahí. Antes de salir, le colocó a la chica una manta encima. Ella misma no sentía el frío, pero no sabía si el alcohol la mantendría caliente y agusto toda la noche. Cerró la puerta tras de ella y se dispuso a bajar de nuevo, regresándole la privacidad que había invadido al entrar.
Tras encontrar un sillón donde pasar el rato, se sentó en el y escondió la espada dentro de la chaqueta. Sentada, con la espalda recta y la cabeza tirada un poco hacia atrás, cerró los ojos un momento. No buscaba dormir, la noche en vela no la había dejado cansada, pero un rápido descanso no le haría mal a nadie. Desconfiada, se llevó una mano a la espalda, donde guardaba su daga favorita, y permaneció en aquella posición quedando rápidamente en un sueño ligero en el rincón más oscuro que encontró en aquel bar, que no era de mala muerte, pero sabía que no podía ser legal.
Ya está más que entrado el día cuando despierto, tardando algunos segundos en recordar dónde estaba y qué había sucedido la noche anterior. Poco a poco voy haciendo memoria, pasando por todos los momentos que había tenido el largo día. Primero el encontronazo en los túneles con Adele y ese par de esbirros nuevos que se había conseguido, después la pelea en la que casi me dejan fuera de juego por culpa de los venenos usados por la mujer. Por suerte encontré gente para ayudarme, entre ellos Antonio y Juliet, gente desconocida que se molestó en salvar a un desconocido. Me levanto de la cama una vez he conseguido recapitular lo sucedido y ubicarme, caminando después hacia la ventana para correr la cortina. El día está bastante nublado, pero deben ser ya más de las doce, a juzgar por la luz que hay. Supongo que la mayoría de los que había aquí ayer ya se habrán marchado, y yo debería irme también. Voy hacia el armario para coger ropa limpia, ya que tengo alguna allí al ser esta la habitación que uso habitualmente cuando me alojo en el Moulin. Después paso al cuarto de baño para ducharme y asearme, pasando unos cuantos minutos hasta que salgo presentable, o al menos más presentable de lo que entré, con la ropa medio rota y ensangrentada. Busco por el cuarto el resto de mis pertenencias, como el pequeño saco de monedas o mis armas, recogiendo todo eso antes de ir al piso de abajo.
Como era de esperar, no hay nadie allí a esas horas. Ni siquiera Indira, que se supone que es la que se encarga ahora del negocio. Aunque mirando mejor me percato de que queda Juliet por allí, que se ha quedado en el piso de abajo en lugar de cogerse una habitación. - Deberías echarle un poco más de jeta al asunto...- murmuro mientras me acerco a ella, bastante seguro de lo incómoda que debe ser la posición en la que está. Pensaba en quedar con ella luego, por eso de ir a enseñarle mi dragón, pero tal vez sea mejor marcharnos ahora mismo. Me inclino un poco para quedar agachado a la altura de su cara, comprobando que está profundamente dormida, a juzgar por su respiración tranquila. Despertarla así de una sería un poco cruel, pero cogerla y llevármela sin preguntar sería algo así como secuestro. También recuerdo que no suele ser muy buena idea despertar a un dragón dormido, por mucho que así dormida parezca una chica adorable y tal, pero como se despierte de malas lo mismo se transforma en modo destroyer. No, definitivamente será mejor que la lleve al lugar sin preguntar. Además, así aprenderá a que no debe quedarse dormida en un lugar así, cualquiera podría atacarla mientras duerme, por su propia seguridad. La cargo en brazos con cuidado de no despertarla, sin tardar tampoco demasiado para no perder el factor sorpresa. Después me concentro en la imagen del lugar al que deseo ir, Ouroboros, preparándome para iniciar la desaparición.
Como era de esperar, no hay nadie allí a esas horas. Ni siquiera Indira, que se supone que es la que se encarga ahora del negocio. Aunque mirando mejor me percato de que queda Juliet por allí, que se ha quedado en el piso de abajo en lugar de cogerse una habitación. - Deberías echarle un poco más de jeta al asunto...- murmuro mientras me acerco a ella, bastante seguro de lo incómoda que debe ser la posición en la que está. Pensaba en quedar con ella luego, por eso de ir a enseñarle mi dragón, pero tal vez sea mejor marcharnos ahora mismo. Me inclino un poco para quedar agachado a la altura de su cara, comprobando que está profundamente dormida, a juzgar por su respiración tranquila. Despertarla así de una sería un poco cruel, pero cogerla y llevármela sin preguntar sería algo así como secuestro. También recuerdo que no suele ser muy buena idea despertar a un dragón dormido, por mucho que así dormida parezca una chica adorable y tal, pero como se despierte de malas lo mismo se transforma en modo destroyer. No, definitivamente será mejor que la lleve al lugar sin preguntar. Además, así aprenderá a que no debe quedarse dormida en un lugar así, cualquiera podría atacarla mientras duerme, por su propia seguridad. La cargo en brazos con cuidado de no despertarla, sin tardar tampoco demasiado para no perder el factor sorpresa. Después me concentro en la imagen del lugar al que deseo ir, Ouroboros, preparándome para iniciar la desaparición.
Han pasado pocas horas desde que decidí subir a las habitaciones a dormir, me despierto por culpa de unos leves rayos de sol que entran por la persiana. La resaca podría ser mayor, de alguna manera me estoy volviendo cada vez más inmune a esas terribles resacas que tenía años atrás cuando comencé a beber. Esta vez se reduce a un leve embotamiento en la cabeza y una gran sequedad en la boca. Me levanto un poco desorientada, juraría que dejé la puerta abierta, y no recuerdo haberme tapado con una manta. Ni siquiera me quité las botas, así que sin entretenerme salgo de la habitación en busca de agua.
Voy bajando las escaleras, al meter las manos en los bolsillos de la chaqueta me encuentro con una nota, supongo que Johan o Juliet se pasaron por la habitación. La doblo y la guardo en el puño cuando voy a mitad de las escaleras al ver al hermano de Johan junto a Juliet, dormida en un sillón. Permanezco seria sentada en el borde de las escaleras, viendo como el chaval parece comprobar si Juliet está dormida y seguido cargándola en brazos. Lo miro extrañada sin inmutarme. - ¡Se dice buenos días! - digo sin pretensión de ser simpática con la expresión más seria que puedo tener- Si no la despiertas tú lo haré yo. - intento decirlo con un tono de voz un poco desenfadado teniendo en cuenta de que es hermano de Johan, pero creo que más bien ha quedado desafiante. Entonces me levanto, sin quitarle la mirada de encima a Juliet me acerco a una mesa, cojo un jarrón que pretendo usar como jarra.
Voy bajando las escaleras, al meter las manos en los bolsillos de la chaqueta me encuentro con una nota, supongo que Johan o Juliet se pasaron por la habitación. La doblo y la guardo en el puño cuando voy a mitad de las escaleras al ver al hermano de Johan junto a Juliet, dormida en un sillón. Permanezco seria sentada en el borde de las escaleras, viendo como el chaval parece comprobar si Juliet está dormida y seguido cargándola en brazos. Lo miro extrañada sin inmutarme. - ¡Se dice buenos días! - digo sin pretensión de ser simpática con la expresión más seria que puedo tener- Si no la despiertas tú lo haré yo. - intento decirlo con un tono de voz un poco desenfadado teniendo en cuenta de que es hermano de Johan, pero creo que más bien ha quedado desafiante. Entonces me levanto, sin quitarle la mirada de encima a Juliet me acerco a una mesa, cojo un jarrón que pretendo usar como jarra.
Con la concentración perfecta tras algunos segundos estoy ya casi a punto de desaparecerme hacia la isla Ouroboros, que no es como intentar desaparecerse de aquí a la esquina, implica un mayor esfuerzo, especialmente en la fase de preparación previa. Toda esa concentración se va a la mierda en cuanto me sobresalto por la voz que acaba de hablar a mis espaldas. En el momento no la reconozco por la voz, obvio teniendo en cuenta que sólo la he visto una hora como mucho y que yo estaba más muerto que vivo en ese momento. Me giro lentamente para encontrarme con Scar, entornando los ojos al parecer que ya me va sonando un poco más. Es la chica que estaba ayer con mi hermano y con Juliet.
- Diría buenos días si no me hubieses pillado en pleno secuestro.- suelto medio en broma medio en serio, ya que me ha pillado cometiendo el "crimen". No es es un secuestro propiamente dicho, ella ya dijo que quería venir a ver al dragón, sólo estaba ahorrando tiempo y un mal despertar. Pero no voy a ponerme a explicarle todo eso ahora, así que simplemente dejo a Juliet de nuevo recostada sobre el banco junto a la pared, dejando así mis brazos libres.
- Espera, ¿qué vas a hacer? - pregunto con gesto escéptico cuando la veo ir a por un jarrón de agua, confirmando la sospecha en cuanto dice que si no la despierto yo lo hará ella. Capto más bien el tono desafiante que el tono más desenfadado que usa, pero porque yo siempre estoy un poco a la defensiva.
- Esa es una manera muuy mala de despertar a alguien. Yo seguramente le soltaría un golpe a quien lo hiciese, así, por instinto. ¿Es que quieres decirle algo urgente? ¿ o es sólo por las risas? - cuestiono con curiosidad, pensando que tal vez se conozcan de antes y por eso tengan esa confianza como para hacerse ese tipo de bromas pesadas. Le hago la pregunta directamente, no me gusta quedarme con las dudas, más cuando anoche no me enteré de casi nada de lo que sucedía. - Recuerdo que te vi anoche en la barra, bebiendo con ella - señalo a Juliet con un gesto de la cabeza - y con Johan. ¿ De qué os conocéis? ¿ sois miembros nuevos de la secta esa? - añado con sarcasmo, esperando ganar algo de tiempo y de paso saber algo más de la recién llegada.
- Diría buenos días si no me hubieses pillado en pleno secuestro.- suelto medio en broma medio en serio, ya que me ha pillado cometiendo el "crimen". No es es un secuestro propiamente dicho, ella ya dijo que quería venir a ver al dragón, sólo estaba ahorrando tiempo y un mal despertar. Pero no voy a ponerme a explicarle todo eso ahora, así que simplemente dejo a Juliet de nuevo recostada sobre el banco junto a la pared, dejando así mis brazos libres.
- Espera, ¿qué vas a hacer? - pregunto con gesto escéptico cuando la veo ir a por un jarrón de agua, confirmando la sospecha en cuanto dice que si no la despierto yo lo hará ella. Capto más bien el tono desafiante que el tono más desenfadado que usa, pero porque yo siempre estoy un poco a la defensiva.
- Esa es una manera muuy mala de despertar a alguien. Yo seguramente le soltaría un golpe a quien lo hiciese, así, por instinto. ¿Es que quieres decirle algo urgente? ¿ o es sólo por las risas? - cuestiono con curiosidad, pensando que tal vez se conozcan de antes y por eso tengan esa confianza como para hacerse ese tipo de bromas pesadas. Le hago la pregunta directamente, no me gusta quedarme con las dudas, más cuando anoche no me enteré de casi nada de lo que sucedía. - Recuerdo que te vi anoche en la barra, bebiendo con ella - señalo a Juliet con un gesto de la cabeza - y con Johan. ¿ De qué os conocéis? ¿ sois miembros nuevos de la secta esa? - añado con sarcasmo, esperando ganar algo de tiempo y de paso saber algo más de la recién llegada.
El hermano de Johan me confirma que intentaba ''secuestrarla'', me obliga a soltar una falsa sonrisa. 'Era obvio', pienso. Le sigo con la mirada como quién vigila a un bebé mientras deja otra vez a Juliet en el banco donde estaba dormida.
Cuando me levanto para coger el jarrón, el chico empieza a hacer preguntas. Esta vez le ignoro completamente. Me imagino que piensa que voy a usar tal recipiente para echárselo encima a Juliet. Continúo dirigiéndome hacia como si nadie me estuviera hablando, mentiría si digo que no deseo ver que simplemente quiero el jarrón para beber agua y quitarme los restos de esta resaca.
También mentiría si digo que este tío no me parece insoportable y arrogante con sus preguntas en serie. '¿De verdad Johan es hermano de este imbécil? ¿Me toma por gilipollas para pensar que voy a despertar a un dragón así?', pienso. Unos pasos antes de llegar a la barra, la volteo, le miro y le hago una mueca a modo de ''mira y verás''. Me pongo levemente de puntillas apoyando mi cuerpo en la barra, enjuago un poco el jarrón de cristal y lo lleno de agua. Tenía capacidad aproximadamente para un litro, una vez lleno, me doy la vuelta, apoyo mi espalda en la barra dirigiéndome directamente al chaval, con los ojos abiertos como platos a modo de demostración me bebo todo el agua de un par de tragos. Suelto el jarrón en la barra. Entonces comienza a recordar que anoche estuve con el grupo, y cómo no, más preguntas. Con una mirada coquetamente desafiante me dejo ir hacia él mientras le miro de arriba a abajo, hasta ponerme frente a frente, a pocos centímetros de su nariz, casi tocándose con la suya, una vez acaba de preguntar dejo que pasen unos segundos. A decir verdad lo paso muy bien intentado incomodar a la gente y quiero que esta vez sea una de ellas. - ¿Ya acabó el señor loro? - sonrío, creo que es una de esas persona impredecibles y no puedo esperar a ver cómo reacciona. - Quizás debería haberte echado el jarrón de agua a ti. - esta vez esa leve sonrisa se me convierte en diversión pura y dura.
Cuando me levanto para coger el jarrón, el chico empieza a hacer preguntas. Esta vez le ignoro completamente. Me imagino que piensa que voy a usar tal recipiente para echárselo encima a Juliet. Continúo dirigiéndome hacia como si nadie me estuviera hablando, mentiría si digo que no deseo ver que simplemente quiero el jarrón para beber agua y quitarme los restos de esta resaca.
También mentiría si digo que este tío no me parece insoportable y arrogante con sus preguntas en serie. '¿De verdad Johan es hermano de este imbécil? ¿Me toma por gilipollas para pensar que voy a despertar a un dragón así?', pienso. Unos pasos antes de llegar a la barra, la volteo, le miro y le hago una mueca a modo de ''mira y verás''. Me pongo levemente de puntillas apoyando mi cuerpo en la barra, enjuago un poco el jarrón de cristal y lo lleno de agua. Tenía capacidad aproximadamente para un litro, una vez lleno, me doy la vuelta, apoyo mi espalda en la barra dirigiéndome directamente al chaval, con los ojos abiertos como platos a modo de demostración me bebo todo el agua de un par de tragos. Suelto el jarrón en la barra. Entonces comienza a recordar que anoche estuve con el grupo, y cómo no, más preguntas. Con una mirada coquetamente desafiante me dejo ir hacia él mientras le miro de arriba a abajo, hasta ponerme frente a frente, a pocos centímetros de su nariz, casi tocándose con la suya, una vez acaba de preguntar dejo que pasen unos segundos. A decir verdad lo paso muy bien intentado incomodar a la gente y quiero que esta vez sea una de ellas. - ¿Ya acabó el señor loro? - sonrío, creo que es una de esas persona impredecibles y no puedo esperar a ver cómo reacciona. - Quizás debería haberte echado el jarrón de agua a ti. - esta vez esa leve sonrisa se me convierte en diversión pura y dura.
No me pasa desapercibido el modo en que Scar pasa casi por completo de mí y de mis preguntas, lo que me irrita un poco. Sigo sin perderla de vista hasta que llega a la barra para hacer la demostración del agua, bebiendo toda aquella cantidad prácticamente del tirón. Me gustaría pensar que la he disuadido en la idea de volcar el jarrón sobre Juliet, pero me da a mi que no, que quería beber sin más. - Sabia decisión. Aunque has llegado literalmente al punto de beberte el agua de los floreros...piénsalo.- a todo borracho le han dicho alguna vez esa frase, que es justo lo que acaba de hacer ella ahora. Tras dejar el jarrón regresa hasta donde yo estoy, pero no se detiene a una distancia normal para hablar, al menos no la distancia que usarías con un desconocido. Se me planta ahí, en frente, invadiendo mi espacio personal. Además sigue sin hablarme, dejando que pasen algunos segundos antes de decir nada.
"¿ Pero de qué vas? ¿ Quieres intimidarme o algo? ¿Engañarme? ¿Distraerme? ¿Me estoy emparanoiando por nada?"
Sin embargo no varío mi posición ni retrocedo, por pura cabezonería. Mi espacio es mío, si quiere anexar espacio vital que se vaya a Polonia. Cruzo los brazos en actitud poco receptiva y arqueo una ceja cuando me llama señor loro, como queriendo decir que no dejo de hablar. Pues lo normal es que pregunte, que yo no sea muy sociable o amable no significa que sea un tipo mudo.
- No, para disgusto tuyo. ¿ Y tú, has hecho un voto de silencio o algo que te impida hablar más? - su gesto indica que se está divirtiendo con esto, y su amenaza de echarme el agua del jarrón hace que yo también sonría levemente de lado, de modo algo sarcástico. - Quizás. El agua es tan peligrosa... a lo mejor me deshago, y esas cosas que hacemos los magos. Si eso no funciona siempre podemos pasar a la clásica hoguera. Pero te la has bebido, ya no podremos comprobarlo.
"¿ Pero de qué vas? ¿ Quieres intimidarme o algo? ¿Engañarme? ¿Distraerme? ¿Me estoy emparanoiando por nada?"
Sin embargo no varío mi posición ni retrocedo, por pura cabezonería. Mi espacio es mío, si quiere anexar espacio vital que se vaya a Polonia. Cruzo los brazos en actitud poco receptiva y arqueo una ceja cuando me llama señor loro, como queriendo decir que no dejo de hablar. Pues lo normal es que pregunte, que yo no sea muy sociable o amable no significa que sea un tipo mudo.
- No, para disgusto tuyo. ¿ Y tú, has hecho un voto de silencio o algo que te impida hablar más? - su gesto indica que se está divirtiendo con esto, y su amenaza de echarme el agua del jarrón hace que yo también sonría levemente de lado, de modo algo sarcástico. - Quizás. El agua es tan peligrosa... a lo mejor me deshago, y esas cosas que hacemos los magos. Si eso no funciona siempre podemos pasar a la clásica hoguera. Pero te la has bebido, ya no podremos comprobarlo.
Aunque era obvio que quería llenar el jarrón de agua, el muchacho no se da por vencido y hasta parece creer que ha sido él el que me disuadido. Es inevitable mirarle de reojo con todo el desagrado que puedo concentrar en una sola mirada.
Poco a poco la irritabilidad que me produce tanta palabrería se va convirtiendo en algo cómico. Se cruza de brazos, sin intención de retroceder aunque nuestras narices casi se estén tocando lo cual me divierte de una manera extraña.
En cuanto menciona algo sobre lo poco que hablo, me río esta vez conteniéndome un poco. ¿A que al final me va a caer bien sus tonterías?. Seguido recupero una expresión seria aunque creo que me es un poco inevitable no expresar que me divierte y me acerco más, los pocos milímetros que faltaban para que nuestras narices se chocasen y quedasen nuestras miradas a escasos centímetros. 'A lo mejor me deshago' dice. Intento contenerme la risa, lo suficiente cómo para no mover demasiado la cara y quedar demasiado cerca de su boca (más aún), ya lo que faltaba con el idiota este... - Ni que me hubiese bebido todo el agua del bar... - digo pícaramente.
Después de todas estos preliminares le doy de una vez un leve empujón en el pecho para retirarlo al menos un metro atrás sin moverme de mi posición. Era divertido pero a la vez incómodo sentir la respiración de otra persona en mi cara. Esta vez a un modo más conciliador, pero si dejar de mirarle desafiante, adopto una postura menos tensa. - Llámame Scar, la que te alivió la fiebre anoche. - aunque todo el mérito fuera de Juliet, pasan unos segundos, rectifico- al menos un poco - me hubiera gustado acabar la frase con un 'idiota.'
Poco a poco la irritabilidad que me produce tanta palabrería se va convirtiendo en algo cómico. Se cruza de brazos, sin intención de retroceder aunque nuestras narices casi se estén tocando lo cual me divierte de una manera extraña.
En cuanto menciona algo sobre lo poco que hablo, me río esta vez conteniéndome un poco. ¿A que al final me va a caer bien sus tonterías?. Seguido recupero una expresión seria aunque creo que me es un poco inevitable no expresar que me divierte y me acerco más, los pocos milímetros que faltaban para que nuestras narices se chocasen y quedasen nuestras miradas a escasos centímetros. 'A lo mejor me deshago' dice. Intento contenerme la risa, lo suficiente cómo para no mover demasiado la cara y quedar demasiado cerca de su boca (más aún), ya lo que faltaba con el idiota este... - Ni que me hubiese bebido todo el agua del bar... - digo pícaramente.
Después de todas estos preliminares le doy de una vez un leve empujón en el pecho para retirarlo al menos un metro atrás sin moverme de mi posición. Era divertido pero a la vez incómodo sentir la respiración de otra persona en mi cara. Esta vez a un modo más conciliador, pero si dejar de mirarle desafiante, adopto una postura menos tensa. - Llámame Scar, la que te alivió la fiebre anoche. - aunque todo el mérito fuera de Juliet, pasan unos segundos, rectifico- al menos un poco - me hubiera gustado acabar la frase con un 'idiota.'
Paso al lugar con cara de pocos amigos, lo conozco de sobra, situado en pleno Londres y frecuentado por casi todo el mundo. No tengo ni idea de como he acabado de nuevo en inglaterra después de la última luna, hace ya semanas de eso pero llegar a la civilización ha resultado más complicado de lo normal. Me aproximo a la barra y puedo comprobarlo en el espejo, donde aprovecho para atusarme un poco el pelo.Mi ropa no encaja conmigo, es...
"Marrón"
El marrón nunca ha sido mi color y menos de unas dos tallas más grandes que la mía. Tiro un poco de la tela recolocando el cuello.Y menos aún si me tapa más de un 50% de piel... en este caso un 90%.
-Un Whisky de fuegó, ggracias.
No suelo beber, no me sienta demasiado bien, pero hay ciertas situaciones que estresan a cualquiera. No por la ropa, eso era solamente un disgusto, sino por estar de nuevo en Londres.
"Se supone que yo me había ido para no cagarla más"
Agacho la cabeza y torpemente me doy un cabezazo contra la barra. Me quedo ahí, agarro mi Whisky al que el camarero majosamente le ha plantado una pajita y bebo de ella.
"pringada "
"Marrón"
El marrón nunca ha sido mi color y menos de unas dos tallas más grandes que la mía. Tiro un poco de la tela recolocando el cuello.Y menos aún si me tapa más de un 50% de piel... en este caso un 90%.
-Un Whisky de fuegó, ggracias.
No suelo beber, no me sienta demasiado bien, pero hay ciertas situaciones que estresan a cualquiera. No por la ropa, eso era solamente un disgusto, sino por estar de nuevo en Londres.
"Se supone que yo me había ido para no cagarla más"
Agacho la cabeza y torpemente me doy un cabezazo contra la barra. Me quedo ahí, agarro mi Whisky al que el camarero majosamente le ha plantado una pajita y bebo de ella.
"pringada "
No se cuanto habré dormido pero me vino muy bien descansar en una cama, después de no se cuanto dormir en un barco ya estaba con mucho dolor de espalda. -Hoy tengo que ver que voy hacer- murmure para mi mismo, mientras que Zeus y Night estaban descansando, por mi parte aproveche a tomar un buen baño y a cambiarme de ropa ya que la mugre era insoportable, comienzo a guardar mis cosas mientras escucho mucho murmullo abajo así que sospecho que habrán venido más personas al lugar.
-Ustedes dos arriba, ya durmieron bastante- les digo a ambos mientras intento despertarlos, pero es difícil ya que tienen el sueño pesado, así que a Night lo pongo en mis brazos mientras que Zeus se apoya en mi hombro aún con sueño pero manteniendo el equilibrio.
Con estos dos ya encima, comencé a bajar las escaleras sin prestar mucha atención a los presentes, solo pude decir antes de irme fue -Hasta luego- y así llegar hasta la entrada y comenzar a irme del lugar. Que la verdad fue muy acogedor y muy hogareño las habitaciones, así que soltando un suspiro comienzo a marcharme y mantener el oído atento ante cualquier peligro.
-Ustedes dos arriba, ya durmieron bastante- les digo a ambos mientras intento despertarlos, pero es difícil ya que tienen el sueño pesado, así que a Night lo pongo en mis brazos mientras que Zeus se apoya en mi hombro aún con sueño pero manteniendo el equilibrio.
Con estos dos ya encima, comencé a bajar las escaleras sin prestar mucha atención a los presentes, solo pude decir antes de irme fue -Hasta luego- y así llegar hasta la entrada y comenzar a irme del lugar. Que la verdad fue muy acogedor y muy hogareño las habitaciones, así que soltando un suspiro comienzo a marcharme y mantener el oído atento ante cualquier peligro.
Cuando el hombre me responde que Bastet tiene 38 años mi cara se debe ver bastante impresionada. ¿Esa chica es mayor que yo? A ver, no es que la viera jovencita recién entrada en los veinte pero mucho menos aparenta estar en los treinta. Luego hace un comentario sobre las sombras, aunque no vi mucho cuando se marchó y fue bastante extraño recuerdo que ella hablaba con... su propia sombra, que tenía movimiento y parecía comunicarse con ella. Pero bueno, yo vengo de estar años exiliado en Oriente, no sé ya lo que es normal y no en esto de poderes mágicos después de tantos experimentos con personas.
Me siento con Eddrick y los dos animalillos mirando el panorama, pero no estoy muy pendiente, comienzo a tener sueño. Observo al "ciego", del cual ya no estoy tan seguro de que lo sea, o no completamente, y le dirijo unas palabras.
-Voy a dormir un rato, estoy cansado. Cuando me levante buscaremos un sitio en el que puedan atenderte, aunque será complicado sin usar la desaparición...
Lo dejo un poco en el aire, decidiendo pensar en qué hacer ya después de reposar, así que me despido con un "Buenas noches", hago un gesto de la mano a Johan y los que quedan por allí y me subo con Yang a la habitación que ocupé la noche pasada.
Antes de yo levantarme, el padre de Bastet se había marchado.
Me siento con Eddrick y los dos animalillos mirando el panorama, pero no estoy muy pendiente, comienzo a tener sueño. Observo al "ciego", del cual ya no estoy tan seguro de que lo sea, o no completamente, y le dirijo unas palabras.
-Voy a dormir un rato, estoy cansado. Cuando me levante buscaremos un sitio en el que puedan atenderte, aunque será complicado sin usar la desaparición...
Lo dejo un poco en el aire, decidiendo pensar en qué hacer ya después de reposar, así que me despido con un "Buenas noches", hago un gesto de la mano a Johan y los que quedan por allí y me subo con Yang a la habitación que ocupé la noche pasada.
Antes de yo levantarme, el padre de Bastet se había marchado.
En ningún momento había sido su intención quedarse dormida, pero la falta de sueño, el cansancio del viaje y de la curación que había realizado la cubrieron en un profundo sueño del que no despertó ni cuando los primeros rayos del amanecer se entraron por la ventana. Aunque no llegaron a ella de buenas a primeras, si habían iluminado ligeramente el local. Aún se veía oscuro de cualquier manera.
El cansancio le impidió despertar, incluso cuando fue cargada por el moreno. Al contrario, se sintió más cómoda entre sus brazos de lo que pudo estarlo sobre ese sillón mullido. Ya no mantenía la postura rígida que había tenido y su columna logró acomodarse de una manera confortable, curvándose por encima del brazo del chico. Su respiración era rítmica y pausada, tranquila y serena. Tal como se veían, no había gran cosa que pudiera despertarla, excepto quizás el sonido de la batalla o el olor de la muerte acercándose.
No despertó cuando Alexa habló con aquella voz amenazante, ni cuando los dos presentes se pusieron al tú por tú. Las voces parecían fundirse en su sueño antes que ser algo real. Hasta el momento, se la había arreglado sin esfuerzo para que su espada y chaqueta no se cayeran, pues había logrado que su chaqueta hiciera de amarre por si alguien deseaba robarle y pasarse de listo... más cuando la colocaron de nuevo en el sillón, la chaqueta terminó cediendo, la espada cayó y terminó repicando en el suelo, provocando que abriera los ojos al instante al sonido agudo del metal.
En cuanto el sonido llegó a sus oídos, la joven se puso de pie en un salto, llevándose las manos a la espalda para tomar su daga, observando todo el lugar con la mirada, girando el rostro, buscando la pelea, mientras tomaba con una mano su daga y ponía la otra detrás de la empuñadura para darle fuerza.
A quien vio más cerca fue a Reiv. Tras ver que no había nada que preocuparse de él, pasó su mirada a la chica morena, y así con todos los presentes. Había menos gente que la noche anterior, pero también otra chica de cabello inusual a la que no había visto con anterioridad. Revisó el techo en busca de alguien escondido o grietas, el suelo buscando vidrios o signos de pelea y el mobiliario por si había algo destrozado. No fue hasta que cayó en cuenta de que no había pelea que pudo notar el latido de su corazón. Era tan fuerte que lo oía retumbando detrás de sus oídos y podía sentirlo golpeándose contra las paredes de su pecho, atrapado dentro de sí misma. Su respiración había pasado de ser tranquila y profunda a superficial y acelerada.
Lentamente, al notar la tensión de su cuerpo y el ligero temblor que le recorría por despertar abruptamente, comenzó a relajarse, bajando primero la mirada a la espada que estaba tirada en el suelo y después a la daga entre sus manos. Había sido todo tan instintivo que no tuvo tiempo de analizar que había sido su propia espada lo que la había despertado. Aún temblando, un poco más notablemente ahora que la adrenalina no tenía sentido en su cuerpo, colocó de nuevo la daga detrás de su espalda, escondida entre sus pantalones y su blusa, y recogió la espada tirada al suelo, a la vez de la chaqueta con la que la había cubierto. Se quedó ahí, de pie, respirando fuertemente mientras trataba de regresar a su respiración normal. No le gustaba despertar así, pero ciertamente no era la primera vez. Todo el descanso que había obtenido se había perdido en aquel salto de adrenalina. De cualquier manera, se mantuvo inmóvil mientras controlaba la reacción de su cuerpo lo mejor que podía.
El cansancio le impidió despertar, incluso cuando fue cargada por el moreno. Al contrario, se sintió más cómoda entre sus brazos de lo que pudo estarlo sobre ese sillón mullido. Ya no mantenía la postura rígida que había tenido y su columna logró acomodarse de una manera confortable, curvándose por encima del brazo del chico. Su respiración era rítmica y pausada, tranquila y serena. Tal como se veían, no había gran cosa que pudiera despertarla, excepto quizás el sonido de la batalla o el olor de la muerte acercándose.
No despertó cuando Alexa habló con aquella voz amenazante, ni cuando los dos presentes se pusieron al tú por tú. Las voces parecían fundirse en su sueño antes que ser algo real. Hasta el momento, se la había arreglado sin esfuerzo para que su espada y chaqueta no se cayeran, pues había logrado que su chaqueta hiciera de amarre por si alguien deseaba robarle y pasarse de listo... más cuando la colocaron de nuevo en el sillón, la chaqueta terminó cediendo, la espada cayó y terminó repicando en el suelo, provocando que abriera los ojos al instante al sonido agudo del metal.
En cuanto el sonido llegó a sus oídos, la joven se puso de pie en un salto, llevándose las manos a la espalda para tomar su daga, observando todo el lugar con la mirada, girando el rostro, buscando la pelea, mientras tomaba con una mano su daga y ponía la otra detrás de la empuñadura para darle fuerza.
A quien vio más cerca fue a Reiv. Tras ver que no había nada que preocuparse de él, pasó su mirada a la chica morena, y así con todos los presentes. Había menos gente que la noche anterior, pero también otra chica de cabello inusual a la que no había visto con anterioridad. Revisó el techo en busca de alguien escondido o grietas, el suelo buscando vidrios o signos de pelea y el mobiliario por si había algo destrozado. No fue hasta que cayó en cuenta de que no había pelea que pudo notar el latido de su corazón. Era tan fuerte que lo oía retumbando detrás de sus oídos y podía sentirlo golpeándose contra las paredes de su pecho, atrapado dentro de sí misma. Su respiración había pasado de ser tranquila y profunda a superficial y acelerada.
Lentamente, al notar la tensión de su cuerpo y el ligero temblor que le recorría por despertar abruptamente, comenzó a relajarse, bajando primero la mirada a la espada que estaba tirada en el suelo y después a la daga entre sus manos. Había sido todo tan instintivo que no tuvo tiempo de analizar que había sido su propia espada lo que la había despertado. Aún temblando, un poco más notablemente ahora que la adrenalina no tenía sentido en su cuerpo, colocó de nuevo la daga detrás de su espalda, escondida entre sus pantalones y su blusa, y recogió la espada tirada al suelo, a la vez de la chaqueta con la que la había cubierto. Se quedó ahí, de pie, respirando fuertemente mientras trataba de regresar a su respiración normal. No le gustaba despertar así, pero ciertamente no era la primera vez. Todo el descanso que había obtenido se había perdido en aquel salto de adrenalina. De cualquier manera, se mantuvo inmóvil mientras controlaba la reacción de su cuerpo lo mejor que podía.
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