Recuerdo del primer mensaje :
¡Bienvenido al Moulin Noir!
Desconecta de esta maldita guerra ( o no ) y súbete a nuestro molino. Mítico pub londinense de ambiente variopinto,
aunque su clientela es principalmente de procedencia mágica. El bar cuenta con sala de espectáculos y habitaciones en el piso superior.
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- Imágenes del local:
MOULIN NOIR
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SALA DE ESPECTÁCULOS Y BAR
Claro, y ahora que te has tomado un par de nuestros mejores cócteles no procede conducir en tu escoba hasta casa ¿verdad?
En el Moulin Noir contamos con habitaciones cálidas, limpias, decoradas con gusto y sobre todo con ambiente familiar para que te sientas como en tu hogar.
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Corvo Attano
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Cada palabra pronunciada por Setelah hacía que me llegase un olor que ya había percibido antes, en la Gruta de las Conchas. Era el mismo olor que tenían los poseídos de aquel entonces diluida a la décima parte. Sin embargo parecía en su sano juicio, aunque creía recordar que estaba soltando frases y gestos sin sentido al entrar al Mouling.
-Oh, no te preocupes, nadie salió herido de gravedad. En verdad cuando apareció la Alianza utilicé un señuelo y me fui- Me reí ligeramente, con la boca cerrada ya que no sabía si ese era él de verdad.
Cuando se estaba presentando a Shinobu observé la expresión de esta, dado que ella es la experta en corrupción, aunque no vi cambio alguno, tenía la misma cara de siempre, por lo que cuando se fue a pedir su té decidí comentárselo.
-Shinobu, no te huele como a… Corrupción?- Le dije susurrando por si nos oía -A mi me ha olido que sí, podrías echarle algún encantamiento de los tuyos, solo por si acaso… No sé, por si nos ataca o algo- Yo sabía perfectamente que no era eso lo que me preocupaba, pero a veces Shinobu es un poco reacia a tratar con personas nuevas, así que utilicé esa baza de defensa, por así decirlo.
Me di cuenta de que nos miraba mientra hablábamos, tenía una cara amistosa pero quería comprobar si realmente estaba bien. Vino con su té y respondí a su pregunta -Emm… Sí ambos lo somos. Ella me enseña autocontrol y Disciplinas y yo bueno… Soy su alimento, una larga historia- Volví a reír, esta vez de forma más amplia, dado que lo más posible fuese que no estuviera corrupto.
Cuando dijo aquel nombre miré hacia el lado, donde no había más que un perchero, y extrañado respondí su pregunta -Bieeen… Supongo… - Eso estaba empezando a ponerse algo extraño. ¿A quién le estaba susurrando? Deseaba que pudiese ver fantasmas o algo así. -Se nos da bien ocultarnos ¿verdad Shinobu?- Dije mientra la hacía una mueca alegre, dado que yo me podía ocultar y ella cambiar de aspecto.
-Por cierto... ¿te encuentras bien? No sé si estaba más paranoico de lo debido...
-Oh, no te preocupes, nadie salió herido de gravedad. En verdad cuando apareció la Alianza utilicé un señuelo y me fui- Me reí ligeramente, con la boca cerrada ya que no sabía si ese era él de verdad.
Cuando se estaba presentando a Shinobu observé la expresión de esta, dado que ella es la experta en corrupción, aunque no vi cambio alguno, tenía la misma cara de siempre, por lo que cuando se fue a pedir su té decidí comentárselo.
-Shinobu, no te huele como a… Corrupción?- Le dije susurrando por si nos oía -A mi me ha olido que sí, podrías echarle algún encantamiento de los tuyos, solo por si acaso… No sé, por si nos ataca o algo- Yo sabía perfectamente que no era eso lo que me preocupaba, pero a veces Shinobu es un poco reacia a tratar con personas nuevas, así que utilicé esa baza de defensa, por así decirlo.
Me di cuenta de que nos miraba mientra hablábamos, tenía una cara amistosa pero quería comprobar si realmente estaba bien. Vino con su té y respondí a su pregunta -Emm… Sí ambos lo somos. Ella me enseña autocontrol y Disciplinas y yo bueno… Soy su alimento, una larga historia- Volví a reír, esta vez de forma más amplia, dado que lo más posible fuese que no estuviera corrupto.
Cuando dijo aquel nombre miré hacia el lado, donde no había más que un perchero, y extrañado respondí su pregunta -Bieeen… Supongo… - Eso estaba empezando a ponerse algo extraño. ¿A quién le estaba susurrando? Deseaba que pudiese ver fantasmas o algo así. -Se nos da bien ocultarnos ¿verdad Shinobu?- Dije mientra la hacía una mueca alegre, dado que yo me podía ocultar y ella cambiar de aspecto.
-Por cierto... ¿te encuentras bien? No sé si estaba más paranoico de lo debido...
Shinobu Oshino
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Setelah había captado toda mi atención con esas palabras, “mercenario” y “a MI servicio”. Para mi, que utilizo la palabra como conjuración, me tomo los ofrecimientos muy en serio, y esos dos conceptos los uní en mi endiablada mente como asesino a sueldo. Y el hecho de que lo primero que me diga de él es eso mostraba una gran confianza en sus habilidades, respondiéndole con una sonrisa franca.
Una vez se fué a por su agua caliente con hierbajos Corvo me susurró aquello, volví a mirar a Setelah y no me pareció nada fuera de lo normal. -Pues no sé, a mi no me lo ha parecido, será por tu olfato de serpiente. Déjame comprobarlo.- Lo miré concentrándome para mis adentros y susurré -Muéstrame lo que está oculto, muéstrame lo corrupto - Una llama color azul claro pareció un palmo sobre su cabeza. -Pues parece que no, es el color normal de los magos-
Sin embargo, cuando estaba volviendo y se apoyó en la barra, por unos segundos la llama se puso blanca y volvió a su estado original. Bingo. Aún había rastros de corrupción en él, pero parecía que Corvo no se había dado cuenta del cambio de color de la llama. Al fin y al cabo no está hecha para quemar, es un simple revelador.
Ellos seguían hablando, y yo asentí cuando Corvo me hizo ese guiño, pero no sabía cómo decirles lo que acababa de averiguar, así que utilicé la vía rápida, dado que no parecía querer seguir corrupto, imbui el fuego en su cuerpo, produciendo que este brillara eliminando los restos de corrupción.
-Ahora supongo que mejor- Respondí a Corvo en lugar de Setelah -A ver… Porque supongo que estarás contrariado. Corvo me ha susurrado que seguías teniendo corrupción así que… bueno, ya no la tienes- Dije explicándole como si posiblemente no hubiese estado bien hacerlo sin su consentimiento.
Una vez se fué a por su agua caliente con hierbajos Corvo me susurró aquello, volví a mirar a Setelah y no me pareció nada fuera de lo normal. -Pues no sé, a mi no me lo ha parecido, será por tu olfato de serpiente. Déjame comprobarlo.- Lo miré concentrándome para mis adentros y susurré -Muéstrame lo que está oculto, muéstrame lo corrupto - Una llama color azul claro pareció un palmo sobre su cabeza. -Pues parece que no, es el color normal de los magos-
Sin embargo, cuando estaba volviendo y se apoyó en la barra, por unos segundos la llama se puso blanca y volvió a su estado original. Bingo. Aún había rastros de corrupción en él, pero parecía que Corvo no se había dado cuenta del cambio de color de la llama. Al fin y al cabo no está hecha para quemar, es un simple revelador.
Ellos seguían hablando, y yo asentí cuando Corvo me hizo ese guiño, pero no sabía cómo decirles lo que acababa de averiguar, así que utilicé la vía rápida, dado que no parecía querer seguir corrupto, imbui el fuego en su cuerpo, produciendo que este brillara eliminando los restos de corrupción.
-Ahora supongo que mejor- Respondí a Corvo en lugar de Setelah -A ver… Porque supongo que estarás contrariado. Corvo me ha susurrado que seguías teniendo corrupción así que… bueno, ya no la tienes- Dije explicándole como si posiblemente no hubiese estado bien hacerlo sin su consentimiento.
Una vez retorné con ellos (con mi té entre las manos, eso si) escuché la confirmacion de Corvo de que él tambien era un vampiro. Chasqueé la lengua y lancé un largo silbido por aquello del alimento.
- Bueno, diríase que puedes sentirte afortunado entonces. Y tu maestra, es muy considerada.
A la pregunta de si me encontraba bien respondí con un alzamiento de cejas acercando el vaso a mis labios. ¿Un vampiro se preocupaba por mi? O era mas bien que habia oido mis susurros y temía que fuese a irme de control otra vez?
Mas no me dieron tiempo a responder. Oi un repunte de los susurros, en un microsegundo toda mi cabeza se llenó de aquellas voces y gritos, para luego desaparecer sin mas...con una sensacion abrasadora, como si me hubiese atravesado una llama. El vasito de té se me habia caido al suelo y se rompió. Mi cabeza se quedó en blanco por unos instantes y miré a Shinobu, y luego a ambos lados mios.
- Joe...? Bennet...? - llamé a aquellas voces con los nombres que habia inventado para ellas. Pero no respondieron. - Ah... - por un momento parecio que me iba a dar un ataque de panico, me senté en una silla a la barra y apoyé los codos en dicha barra, sujetandome las sienes con las manos. - Ya no están...que soledad.... y ahora con quien hablo yo...?
Dejé de autistarme yo solito y enderecé la espalda para fijarme nuevamente en los vampiros, como si volviese a verlos ahora por primera vez. Claro. - No, contrariado no. Me habia acostumbrado. Ahora todo es silencioso y frío. - tamborileé con los dedos en la mesa, dije unas palabras extrañas y los trocitos del vaso roto del suelo comenzaron a moverse y subieron trepando hasta la mesa para quedarse ahi recogidos, momento en el que volvieron a quedarse inmoviles. - Cómo lo habeis sabido? Hablar sólo no es signo de corrupcion...
- Bueno, diríase que puedes sentirte afortunado entonces. Y tu maestra, es muy considerada.
A la pregunta de si me encontraba bien respondí con un alzamiento de cejas acercando el vaso a mis labios. ¿Un vampiro se preocupaba por mi? O era mas bien que habia oido mis susurros y temía que fuese a irme de control otra vez?
Mas no me dieron tiempo a responder. Oi un repunte de los susurros, en un microsegundo toda mi cabeza se llenó de aquellas voces y gritos, para luego desaparecer sin mas...con una sensacion abrasadora, como si me hubiese atravesado una llama. El vasito de té se me habia caido al suelo y se rompió. Mi cabeza se quedó en blanco por unos instantes y miré a Shinobu, y luego a ambos lados mios.
- Joe...? Bennet...? - llamé a aquellas voces con los nombres que habia inventado para ellas. Pero no respondieron. - Ah... - por un momento parecio que me iba a dar un ataque de panico, me senté en una silla a la barra y apoyé los codos en dicha barra, sujetandome las sienes con las manos. - Ya no están...que soledad.... y ahora con quien hablo yo...?
Dejé de autistarme yo solito y enderecé la espalda para fijarme nuevamente en los vampiros, como si volviese a verlos ahora por primera vez. Claro. - No, contrariado no. Me habia acostumbrado. Ahora todo es silencioso y frío. - tamborileé con los dedos en la mesa, dije unas palabras extrañas y los trocitos del vaso roto del suelo comenzaron a moverse y subieron trepando hasta la mesa para quedarse ahi recogidos, momento en el que volvieron a quedarse inmoviles. - Cómo lo habeis sabido? Hablar sólo no es signo de corrupcion...
Corvo Attano
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Tras escuchar los susurros a los que ya estaba acostumbrado, apareció aquella llama de color azul sobre su cabeza. Sinceramente no sabía lo que era, pero dado que la provocó Shinobu estaba tranquilo, pero expectante por si pasaba algo extraño con esa llama.
Me alivió al principio cuando dijo que estaba todo en orden, por lo que respondí tranquilamente tranquilamente a su comentario -Realmente afortunado, la verdad es que hay pocos vampiros que sean capaces de enseñar a otros, y menos a desarrollar sus Disciplinas-
Cuando le hice la mueca a Shinobu la noté pensativa. Tenía esa cara de planear algo que tanto conozco., y así fué. La llama se fundió con el cuerpo de Setelah y comenzó a brillar intensamente, sin embargo no era una luz que me molestara ni quemase mi piel, más bien me hizo recordar el sol cuando era un humano. Era una sensación que echaba tanto de menos…
Volví en mí y observé a Setelah desorientado y desesperado, hasta que se puso a hablar solo y se recompuso. -Supongo que eso habrás sido tú- Dije refiriéndome a Shinobu -¿Todo bien?- Volví a preocuparme por Setelah, pese haber funcionado el hechizo él decía sentirse mal.-Pues hombre… Puedes hablar con nosotros y con otras personas que no sean seres malignos - Dije con una sonrisa de circunstancia con la intención de romper el hielo.
Me alivió al principio cuando dijo que estaba todo en orden, por lo que respondí tranquilamente tranquilamente a su comentario -Realmente afortunado, la verdad es que hay pocos vampiros que sean capaces de enseñar a otros, y menos a desarrollar sus Disciplinas-
Cuando le hice la mueca a Shinobu la noté pensativa. Tenía esa cara de planear algo que tanto conozco., y así fué. La llama se fundió con el cuerpo de Setelah y comenzó a brillar intensamente, sin embargo no era una luz que me molestara ni quemase mi piel, más bien me hizo recordar el sol cuando era un humano. Era una sensación que echaba tanto de menos…
Volví en mí y observé a Setelah desorientado y desesperado, hasta que se puso a hablar solo y se recompuso. -Supongo que eso habrás sido tú- Dije refiriéndome a Shinobu -¿Todo bien?- Volví a preocuparme por Setelah, pese haber funcionado el hechizo él decía sentirse mal.-Pues hombre… Puedes hablar con nosotros y con otras personas que no sean seres malignos - Dije con una sonrisa de circunstancia con la intención de romper el hielo.
Shinobu Oshino
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Se puso a gritar, cosa que tampoco me extrañó, dado que algunas personas tienen dependencia por la corrupción, ya sea por el tipo de corrupción o porque esa persona tiene una vida insignificante y la magia negra ha llenado ese vacío de insuficiencia emocional. Pero eso no se lo iba a explicar, bastante tenía el pobre con ser un simple humano.
-Pues aquí tu amigo con dotes de serpiente ha reconocido tu olor, que al parecer era el mismo de aquella vez cuando estabas corrupto. Lo que has sentido se llama “Cinis, Cineris” traducido como “cenizas a las cenizas” y es un hechizo para anular la corrupción, así muy muy resumido. También puedo curar y proteger de la corrupción pero eso es otra historia-
Corvo le ofreció que fuésemos como los sustitutos de esas voces, lo que provocó en mí una cara de asombro casi exagerada -¿Nosotros? Perdona pero yo ahora en media noche me tengo que ir, y no queda mucho para entonces -
Me puse seria, a veces no entendía por qué Corvo me ofrecía de aquella manera, bastante que había ayudado al chico ese cuando podría haber dejado que se quedase más loco de lo que estaba. Me crucé de brazos. Tenía sentimientos encontrados dado que era de los pocos humanos que me había caído bien en bastante tiempo. No solo lo había hecho por Corvo, si no también por Setelah e incluso un poco por mí misma, dado que me venía bien tener un Mercenario cerca.
-Bueno pero, aún me queda un rato.- Sonreí de forma sincera. -¿Y tú, qué tal llevas el ser mago y mercenario?- Me dí cuenta segundos después de que él no había nombrado en ningún momento que era mago, hasta que hizo el truco ese con la copa. Pensé que creería que soy vidente mientras soltaba una carcajada interna.
-Pues aquí tu amigo con dotes de serpiente ha reconocido tu olor, que al parecer era el mismo de aquella vez cuando estabas corrupto. Lo que has sentido se llama “Cinis, Cineris” traducido como “cenizas a las cenizas” y es un hechizo para anular la corrupción, así muy muy resumido. También puedo curar y proteger de la corrupción pero eso es otra historia-
Corvo le ofreció que fuésemos como los sustitutos de esas voces, lo que provocó en mí una cara de asombro casi exagerada -¿Nosotros? Perdona pero yo ahora en media noche me tengo que ir, y no queda mucho para entonces -
Me puse seria, a veces no entendía por qué Corvo me ofrecía de aquella manera, bastante que había ayudado al chico ese cuando podría haber dejado que se quedase más loco de lo que estaba. Me crucé de brazos. Tenía sentimientos encontrados dado que era de los pocos humanos que me había caído bien en bastante tiempo. No solo lo había hecho por Corvo, si no también por Setelah e incluso un poco por mí misma, dado que me venía bien tener un Mercenario cerca.
-Bueno pero, aún me queda un rato.- Sonreí de forma sincera. -¿Y tú, qué tal llevas el ser mago y mercenario?- Me dí cuenta segundos después de que él no había nombrado en ningún momento que era mago, hasta que hizo el truco ese con la copa. Pensé que creería que soy vidente mientras soltaba una carcajada interna.
-Hmpf, ya veo, Corvo. - dije con cierta sorpresa, pidiendo otro vaso de té, porque habia derramado el anterior, mientras el me hablaba de las maravillas de su maestra, a la cual miré. - La ultima vampira que vi fue hace años...No era tan parlanchina como vosotros.
Dije recordando mi batalla con Shinare, fue algo bastante entretenido, a decir verdad, aunque en el furor de la batalla, conmigo convertido en pantera, ella me arrancase uno de mis colmillos que tuve que acabar sustituyendo por uno de plata.
- Todo bien, descuida. - le hice un gesto con mi mano para que no se preocupase. Ahora, echaba de menos a mis loros, pero... - Corvo, tienes el mismo respeto por las mascotas de la gente que lo tienes por los humanos? - le pregunté rascandome la barba. Parecia una pregunta cualquiera. Me rei un poco por eso de hablar con otras personas que no fuesen seres malignos.
-Todos somos seres malignos en algun momento, humanos, vampiros, alados, demonios... - Shinobu no parecia tan contenta con la propuesta de su aprendiz pues a media noche tenia una cita. Imaginé muchas cosas, pero cual seria cierta? - El trabajo le apremia, madamme?
No me pareció extraño que diera por hecho que era mago. Aun si no me habia visto realizar magia, supuse que los vampiros, algunos de ellos al menos, debian tener ciertas habilidades para o bien ver auras o saber por el olor de la sangre que tipo de sangre era.... asi que ladeé mi cabeza con gracia y me dispuse a responder.
- Puede decirse que soy mercenario desde los 8 años, estoy más que acostumbrado...al fin y al cabo es hacer trabajos que otros no quieren o no pueden, a cambio de algo. No siempre dinero, necesariamente. Algo que quieras o necesites en ese momento. Me había ido bien hasta que se cruzó un demonio en mi camino, la verdad... ese tipo de cosas que uno no espera. Pero en fin, un dia es un loro drogadicto, y otro dia es un demonio. La vida, es la vida.
Dije recordando mi batalla con Shinare, fue algo bastante entretenido, a decir verdad, aunque en el furor de la batalla, conmigo convertido en pantera, ella me arrancase uno de mis colmillos que tuve que acabar sustituyendo por uno de plata.
- Todo bien, descuida. - le hice un gesto con mi mano para que no se preocupase. Ahora, echaba de menos a mis loros, pero... - Corvo, tienes el mismo respeto por las mascotas de la gente que lo tienes por los humanos? - le pregunté rascandome la barba. Parecia una pregunta cualquiera. Me rei un poco por eso de hablar con otras personas que no fuesen seres malignos.
-Todos somos seres malignos en algun momento, humanos, vampiros, alados, demonios... - Shinobu no parecia tan contenta con la propuesta de su aprendiz pues a media noche tenia una cita. Imaginé muchas cosas, pero cual seria cierta? - El trabajo le apremia, madamme?
No me pareció extraño que diera por hecho que era mago. Aun si no me habia visto realizar magia, supuse que los vampiros, algunos de ellos al menos, debian tener ciertas habilidades para o bien ver auras o saber por el olor de la sangre que tipo de sangre era.... asi que ladeé mi cabeza con gracia y me dispuse a responder.
- Puede decirse que soy mercenario desde los 8 años, estoy más que acostumbrado...al fin y al cabo es hacer trabajos que otros no quieren o no pueden, a cambio de algo. No siempre dinero, necesariamente. Algo que quieras o necesites en ese momento. Me había ido bien hasta que se cruzó un demonio en mi camino, la verdad... ese tipo de cosas que uno no espera. Pero en fin, un dia es un loro drogadicto, y otro dia es un demonio. La vida, es la vida.
Corvo Attano
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Cuando comentó lo de la vampira me hizo pensar, el único vampiro que conocía era Shinobu y no tenía otro con quien compararla, pero casi todo el que he conocido nos ve como una raza despiadada. Supuse que la gente caía en el estigma del vampiro sanguinario, pero es normal dado que nos alimentamos de ellos.
-Sí respeto a las mascotas, supongo que sigo la lógica de que al respetar a los humanos respeto también a sus mascotas, pero me dan hambre- Dije con una sonrisa de quien confiesa su pecado. -Pero nunca lo haría, me sentiría mal, la verdad-
Noté a Shinobu pensativa, cruzada de brazos. Pensé que sentía incómoda por hablar con alguien que no conoce de esta forma y más en público, por lo que utilicé Desvanecimiento en los tres, y por medio segundo, una niebla muy tenue salió de nuestros cuerpos. Le sonreí a Shinobu para deshinibirse. Cuando me acordé de que Setelah no estaría acostumbrado a esto.
-Te debo una explicación… Esto en una habilidad mía. Nos hace pasar desapercibidos ante el resto de personas, así somos capaces de no ser vistos, cada vampiro tiene sus técnicas- Dije riéndome sutilmente. -Ahí tienes la prueba- Dije señalando a las personas que antes huían de nosotros. Ahora estaban relajadas, como si hubiesen olvidado que estábamos ahí. -Pero no somos invisibles, el efecto se rompe cuando atraes la atención de alguien-
Vaya, jamás había oído hablar de los Mercenarios, casi sonaba como como las misiones que me mandaba Shinobu en los Blood. Me interesaba el tema, la verdad.
-Sí respeto a las mascotas, supongo que sigo la lógica de que al respetar a los humanos respeto también a sus mascotas, pero me dan hambre- Dije con una sonrisa de quien confiesa su pecado. -Pero nunca lo haría, me sentiría mal, la verdad-
Noté a Shinobu pensativa, cruzada de brazos. Pensé que sentía incómoda por hablar con alguien que no conoce de esta forma y más en público, por lo que utilicé Desvanecimiento en los tres, y por medio segundo, una niebla muy tenue salió de nuestros cuerpos. Le sonreí a Shinobu para deshinibirse. Cuando me acordé de que Setelah no estaría acostumbrado a esto.
-Te debo una explicación… Esto en una habilidad mía. Nos hace pasar desapercibidos ante el resto de personas, así somos capaces de no ser vistos, cada vampiro tiene sus técnicas- Dije riéndome sutilmente. -Ahí tienes la prueba- Dije señalando a las personas que antes huían de nosotros. Ahora estaban relajadas, como si hubiesen olvidado que estábamos ahí. -Pero no somos invisibles, el efecto se rompe cuando atraes la atención de alguien-
Vaya, jamás había oído hablar de los Mercenarios, casi sonaba como como las misiones que me mandaba Shinobu en los Blood. Me interesaba el tema, la verdad.
Shinobu Oshino
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-¿Todos somos seres malignos?- Reí sin la intención de menospreciarle -Yo creo que el bien y el mal son convenciones sociales. Si le haces daño a una criatura está mal, pero si está comiendo a personas está bien, pero si éstas son asesinos en serie está mal. Todo dentro del punto de vista social actual, claro. Yo opino de otra forma-
-Oui, jeune. Algo por el estilo- Dije mientras mi cara expresaba un "que no te voy a contar" en respuesta a Setelah. Corvo utilizó la ofuscación con nosotros, cosa que agradecí dado que no me gusta que se vea mi cara en lugares públicos. Respondí a su sonrisa con un asentimiento de gratitud.
Cuando Corvo explicó su habilidad me sentí orgullosa por su maestra, me habría puesto a llorar si mis glándulas lagrimales no estuviesen más frías que el culo de un pingüino, y también descrucé mis brazos y me relajé un poco.
Escuché atenta la historia de Setelah, a lo que respondí -Entiendo. Ahora sabes nuestras habilidades. ¿Qué magia tienes tú? Supongo que te dedicarás a cuerpo a cuerpo, dada el sable que envainas - Dije señalándolo con la cabeza.
-Oui, jeune. Algo por el estilo- Dije mientras mi cara expresaba un "que no te voy a contar" en respuesta a Setelah. Corvo utilizó la ofuscación con nosotros, cosa que agradecí dado que no me gusta que se vea mi cara en lugares públicos. Respondí a su sonrisa con un asentimiento de gratitud.
Cuando Corvo explicó su habilidad me sentí orgullosa por su maestra, me habría puesto a llorar si mis glándulas lagrimales no estuviesen más frías que el culo de un pingüino, y también descrucé mis brazos y me relajé un poco.
Escuché atenta la historia de Setelah, a lo que respondí -Entiendo. Ahora sabes nuestras habilidades. ¿Qué magia tienes tú? Supongo que te dedicarás a cuerpo a cuerpo, dada el sable que envainas - Dije señalándolo con la cabeza.
Le sonreí con los ojos a Corvo cuando dijo que respetaria tambien a las mascotas, aunque tenerlas delante le daria hambre. Le di una palmada amistosa en el hombro.
-Entonces, respetaré eso. Hoy no conocerás a mis loros...tengo dos. Son un amor....
Chasqueé los dedos y señalé a Shinobu por su observacion, acertada, por cierto.
- Hay que librarse de las convenciones sociales que le dicen a uno que está bien y que está mal. Actúar segun tu propia brújula moral. Cual es la tuya, Shinobu?
Me encantaba hablar con los no muertos, para que mentir. Su vision del mundo, me fascinaba. Me perdía. Era lo mismo que me acercó a Smaug en un principio. Eso, y mi insaciable ansia de poder... poder entendido a mi manera. No tal como lo entendían los lideres de los ejercitos o los politicos
Entonces noté como gente que antes nos habia estado mirando raro de pronto pasaban de nosotros. Resultaba que Corvo nos habia vuelto invisibles. Disimulé una risita mientras ahogaba ese sonido en mi vaso de té.
- Será posible...que habilidad mas conveniente.
Por lo visto solo funcionaba para ser muy discreto, pero aun asi, era algo bastante util. Le guiñé un ojo a Corvo para luego fijarme en como la maestra parecia mas tranquila al no sentirse observada, probablemente.
- Creo que no sé ni una minima parte de cuales son vuestras habilidades aun...me habeis mostrado solo la punta del iceberg. - sonreí de ese modo astuto mio, que me daba casi el gesto de un zorro. - Pero supongo que es justo que yo aporte lo mio. - ella habia hecho una suposicion acertada, asi que desenvainé mi katana y se la mostré. - Aprendí en Vietnam, me enseñó un humano. Aunque luego puse de mi parte. - dije suavemente, y unas lenguas de fuego comenzaron a lamer de modo tenue la hoja, creando bonitos reflejos . Chisporroteó un poco y envainé rapido.
"no quiero molestar a los vampiros con el fuego"
- Era un gran espadachín. - dije refiriendome a mi maestro. Obviamente, sabia hacer mas cosas que manejar la esgrima con sus truquitos de magia de llamas, pero un buen mercenario no debia revelar todas sus habilidades de una. - En fin. Estoy en deuda con Corvo. Si algun dia necesitaseis un favor... - me encogí de hombros. Las deudas habia que saldarlas, o dejaban huella.
-Entonces, respetaré eso. Hoy no conocerás a mis loros...tengo dos. Son un amor....
Chasqueé los dedos y señalé a Shinobu por su observacion, acertada, por cierto.
- Hay que librarse de las convenciones sociales que le dicen a uno que está bien y que está mal. Actúar segun tu propia brújula moral. Cual es la tuya, Shinobu?
Me encantaba hablar con los no muertos, para que mentir. Su vision del mundo, me fascinaba. Me perdía. Era lo mismo que me acercó a Smaug en un principio. Eso, y mi insaciable ansia de poder... poder entendido a mi manera. No tal como lo entendían los lideres de los ejercitos o los politicos
Entonces noté como gente que antes nos habia estado mirando raro de pronto pasaban de nosotros. Resultaba que Corvo nos habia vuelto invisibles. Disimulé una risita mientras ahogaba ese sonido en mi vaso de té.
- Será posible...que habilidad mas conveniente.
Por lo visto solo funcionaba para ser muy discreto, pero aun asi, era algo bastante util. Le guiñé un ojo a Corvo para luego fijarme en como la maestra parecia mas tranquila al no sentirse observada, probablemente.
- Creo que no sé ni una minima parte de cuales son vuestras habilidades aun...me habeis mostrado solo la punta del iceberg. - sonreí de ese modo astuto mio, que me daba casi el gesto de un zorro. - Pero supongo que es justo que yo aporte lo mio. - ella habia hecho una suposicion acertada, asi que desenvainé mi katana y se la mostré. - Aprendí en Vietnam, me enseñó un humano. Aunque luego puse de mi parte. - dije suavemente, y unas lenguas de fuego comenzaron a lamer de modo tenue la hoja, creando bonitos reflejos . Chisporroteó un poco y envainé rapido.
"no quiero molestar a los vampiros con el fuego"
- Era un gran espadachín. - dije refiriendome a mi maestro. Obviamente, sabia hacer mas cosas que manejar la esgrima con sus truquitos de magia de llamas, pero un buen mercenario no debia revelar todas sus habilidades de una. - En fin. Estoy en deuda con Corvo. Si algun dia necesitaseis un favor... - me encogí de hombros. Las deudas habia que saldarlas, o dejaban huella.
Corvo Attano
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Me costaba mantener el ritmo de la conversación. Normalmente Shinobu me hablaba de forma más clara y sin vocabulario difícil de comprender, dado que nunca había ido a la escuela y gran parte de lo que sabía era por ella. Respondí su sonrisa con otra de las mías, agradeciendo el gesto del hombro y saqué mi lengua humana en forma de burla hacia lo de comer animales.
Puse cara extrañada intentando averiguar lo que me quería decir. -Perdona… ¿tus qué?- No comprendía la palabra loro, ya que nunca había visto ninguno, dado que antes de ser vampiro había sido un chico de las granjas de Londres. -¿Es algún apodo de tus hijos o algo?-
Reí ante su comentario, dado que ni se imaginaba lo que podíamos hacer Shino y yo, y mucho más si estamos juntos. Puse la mano en mi nuca mientras la acariciaba y agaché la cabeza cuando Setelah me guiñó el ojo y estaba apunto de ruborizarme. Como gesto instintivo empecé a mirar a mi alrededor, aunque no había mucho que mirar. Las mismas personas de antes y al fondo una par de ratas blancas comiendo un pan duro.
Sin darme cuenta, me salieron los colmillos, cosa que era lógica porque me faltaba sangre dado el banquete que se había pegado Shinobu en mi cuello. Por lo que la miré y le enseñe los colmillos. -Podrías...- Dije con ese pequeño efecto de Presencia para encantarla mientras señalaba a las dos ratas.
Cuando me las trajo estaba a punto de hincarles el diente, hasta que me acordé de que estaba ante un humano. Normalmente pediría una copa para poner la sangre ahí y beberla a modo de vino, pero al estar ante un mercenario supuse que tampoco le desagradaría.
Puse cara extrañada intentando averiguar lo que me quería decir. -Perdona… ¿tus qué?- No comprendía la palabra loro, ya que nunca había visto ninguno, dado que antes de ser vampiro había sido un chico de las granjas de Londres. -¿Es algún apodo de tus hijos o algo?-
Reí ante su comentario, dado que ni se imaginaba lo que podíamos hacer Shino y yo, y mucho más si estamos juntos. Puse la mano en mi nuca mientras la acariciaba y agaché la cabeza cuando Setelah me guiñó el ojo y estaba apunto de ruborizarme. Como gesto instintivo empecé a mirar a mi alrededor, aunque no había mucho que mirar. Las mismas personas de antes y al fondo una par de ratas blancas comiendo un pan duro.
Sin darme cuenta, me salieron los colmillos, cosa que era lógica porque me faltaba sangre dado el banquete que se había pegado Shinobu en mi cuello. Por lo que la miré y le enseñe los colmillos. -Podrías...- Dije con ese pequeño efecto de Presencia para encantarla mientras señalaba a las dos ratas.
Cuando me las trajo estaba a punto de hincarles el diente, hasta que me acordé de que estaba ante un humano. Normalmente pediría una copa para poner la sangre ahí y beberla a modo de vino, pero al estar ante un mercenario supuse que tampoco le desagradaría.
Shinobu Oshino
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Cuando dijo lo de los loros yo también me quedé sorprendida. -Son pájaros exóticos. Son muy coloridos, o eso dice en los libros ya que yo tampoco he visto ninguno- Ni tampoco tenía intención de ver dos pajarracos
-Mi brújula moral… Supongo que es la de adaptarse o morir. La ley del más fuerte vamos. Eso en la práctica al menos, soy más de improvisar, dado que como bien indica es una brújula, dependiendo de la situación puede ir hacia un lado o a otro-
Noté como Corvo y Setelah se hacían gestos. Corvo se estaba comportando de forma extraña con aquel chico, lo que me hizo entrecerrar los ojos de no entender lo que pasaba.
Su mirada astuta me gustó, era digno de estar hablando conmigo -Ni te lo imaginas...- Miré al camarero y utilicé la Dominación con él, haciendo que cogiese la taza de té de Setelah y le pusiese otra recién hecha. Tras esto el camarero miró al suelo parpadeando un par de veces y continuó su trabajo como si no hubiese pasado nada. Le devolví la astuta mirada a Seteleah, como símbolo de que supiera quién manda aquí.
Cuando encendió aquel fuego me tapé los ojos con la mano, dado que ese fuego sí dañaba a los vampiros, no como el mío, pero lo apagó rápidamente, por lo que asentí agradeciéndole sarcásticamente.
Miré a Corvo, ni había notado lo del fuego. Él tiene mucha más resistencia a la luz que yo y estaba buscando algo, cuando me miró y usó esa coerción pasiva que tanto odiaba, forzándome a hacer lo que él quería pese a resistirme. Utilicé Animalismo para que las ratas viniesen hacia donde estábamos y treparon hasta los brazos de Corvo.
La sangre de esos bicho olía fatal y no pude evitar arrugar la nariz del asco. -Bueno, me temo que he de partir. Bon appetit, Corvo. Ah y te tomo la palabra Setelah, estaremos en contacto- Dije antes de salir del Moulin, aún oculta con el hechizo de Corvo.
-Mi brújula moral… Supongo que es la de adaptarse o morir. La ley del más fuerte vamos. Eso en la práctica al menos, soy más de improvisar, dado que como bien indica es una brújula, dependiendo de la situación puede ir hacia un lado o a otro-
Noté como Corvo y Setelah se hacían gestos. Corvo se estaba comportando de forma extraña con aquel chico, lo que me hizo entrecerrar los ojos de no entender lo que pasaba.
Su mirada astuta me gustó, era digno de estar hablando conmigo -Ni te lo imaginas...- Miré al camarero y utilicé la Dominación con él, haciendo que cogiese la taza de té de Setelah y le pusiese otra recién hecha. Tras esto el camarero miró al suelo parpadeando un par de veces y continuó su trabajo como si no hubiese pasado nada. Le devolví la astuta mirada a Seteleah, como símbolo de que supiera quién manda aquí.
Cuando encendió aquel fuego me tapé los ojos con la mano, dado que ese fuego sí dañaba a los vampiros, no como el mío, pero lo apagó rápidamente, por lo que asentí agradeciéndole sarcásticamente.
Miré a Corvo, ni había notado lo del fuego. Él tiene mucha más resistencia a la luz que yo y estaba buscando algo, cuando me miró y usó esa coerción pasiva que tanto odiaba, forzándome a hacer lo que él quería pese a resistirme. Utilicé Animalismo para que las ratas viniesen hacia donde estábamos y treparon hasta los brazos de Corvo.
La sangre de esos bicho olía fatal y no pude evitar arrugar la nariz del asco. -Bueno, me temo que he de partir. Bon appetit, Corvo. Ah y te tomo la palabra Setelah, estaremos en contacto- Dije antes de salir del Moulin, aún oculta con el hechizo de Corvo.
- Touché. Pajaros exóticos. Necesitas ver mundo, Corvo. - dije riéndome de modo breve. El mundo era grande y vasto, y debia ser visto.
Shinobu se definió a si misma como una vampira, ante todo, práctica. Asentí en una especie de leve inclinacion de cabeza como muestra de que compartiamos aquel principio. Observé lo que hizo el camarero, pese a no haberselo pedido yo. Pero la mirada de confusion del hombre y la sonrisa posterior de Shinobu clavando sus ojos en los mios me lo dijo todo.
"Disciplina...dominación. La he visto antes, sí. No me gustaría sucumbir a ella..."
Le sonreí a Shino de lado y entorné levemente mis brillantes ojos, anotándome mentalmente que debia practicar oclumancia. Luego observé lo que Corvo hizo, dominacion de nuevo? Y la mujer....controló a esas ratas. Aquello me descartó que fuese un vampiro del tipo de los Lasombra. No habia visto esa habilidad en vampiros todavia. Me despedí de Shinobu alzando mi taza de té recien hecho, aun humeante, hacia ella, a modo de agradecimiento, aunque en realidad aquello habia sido una demostracion de poder por su parte. Luego miré de nuevo a Corvo, que estaba ahi con su merienda y cara de niño que no quiere molestar.
-Oh no, por favor, por mi no te preocupes.... no hacemos los humanos lo mismo pero cocinandolos antes? Sirvete. - nada mas terminar de decir aquello coloqué mis manos en modo de oracion frente a Corvo, o mas bien la rata, y recité un breve mantra de agradecimiento hacia el animal. Habia que avisar al bicho de que iba a palmar a causa de la cadena alimenticia. - Tu maestra parecia tener prisa. Ella no se alimenta de animales?
Shinobu se definió a si misma como una vampira, ante todo, práctica. Asentí en una especie de leve inclinacion de cabeza como muestra de que compartiamos aquel principio. Observé lo que hizo el camarero, pese a no haberselo pedido yo. Pero la mirada de confusion del hombre y la sonrisa posterior de Shinobu clavando sus ojos en los mios me lo dijo todo.
"Disciplina...dominación. La he visto antes, sí. No me gustaría sucumbir a ella..."
Le sonreí a Shino de lado y entorné levemente mis brillantes ojos, anotándome mentalmente que debia practicar oclumancia. Luego observé lo que Corvo hizo, dominacion de nuevo? Y la mujer....controló a esas ratas. Aquello me descartó que fuese un vampiro del tipo de los Lasombra. No habia visto esa habilidad en vampiros todavia. Me despedí de Shinobu alzando mi taza de té recien hecho, aun humeante, hacia ella, a modo de agradecimiento, aunque en realidad aquello habia sido una demostracion de poder por su parte. Luego miré de nuevo a Corvo, que estaba ahi con su merienda y cara de niño que no quiere molestar.
-Oh no, por favor, por mi no te preocupes.... no hacemos los humanos lo mismo pero cocinandolos antes? Sirvete. - nada mas terminar de decir aquello coloqué mis manos en modo de oracion frente a Corvo, o mas bien la rata, y recité un breve mantra de agradecimiento hacia el animal. Habia que avisar al bicho de que iba a palmar a causa de la cadena alimenticia. - Tu maestra parecia tener prisa. Ella no se alimenta de animales?
Corvo Attano
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- Aaaaaah, no me gustan los pájaros, saben a pis. - Puse cara de asco pensado en aquella vez que me comí un ave -Suena bien eso de viajar, la verdad es que nunca he salido de Londres y me gustaría ver otros lugares. Lo bueno es que tengo bastante tiempo por delante - Dije mientras reía relajadamente en voz baja.
Observé como Shino hacía lo del camarero. Puse los ojos en blanco dada la manía que tenía Shino de mostrar cuán poderosa es, pero era cierto, podía hacer cosas que escapaban de la imaginación. Las ratas vinieron, como si estuvieran contentas de ser asesinadas por mi para luego comérmelas y Setelah hizo ese gesto tan extraño que nunca había visto. Escuché aquellas palabras que recitaba con atención, no entendiendo nada obviamente, y alternaba mi atención entre sus manos, sus palabras y mis ratas.
- ¿Qué haces….? - Dije antes de meterme la cabeza de otra rata en mi boca, perforándole la yugular para seguir alimentándome, eso sí con la cara de curiosidad tremendamente marcada. Si no escribiese como un niño de 5 años habría sacado papel y lápiz para esperar su respuesta.
- Sí, hoy le tocaba ronda, tiene mucho trabajo desde hace unos meses. Y no, a ella y a la mayoría de los Vástagos les dan asco la sangre de animales, pero a mi me gusta. Ella en concreto prefiere mi sangre, dado el clan que vengo nuestra sangre parece ser deliciosa y nuestro mordisco es extremadamente placentero - Señalé la cara de la rata, que parecía haber tenido el orgasmo de su vida.
- Y eso de los mercenarios... ¿cómo va? Actualmente estoy sin bando y me gustaría entrar en uno Dije mientras le miraba de forma interesada - ¿Sabes hablar parsel? -
Observé como Shino hacía lo del camarero. Puse los ojos en blanco dada la manía que tenía Shino de mostrar cuán poderosa es, pero era cierto, podía hacer cosas que escapaban de la imaginación. Las ratas vinieron, como si estuvieran contentas de ser asesinadas por mi para luego comérmelas y Setelah hizo ese gesto tan extraño que nunca había visto. Escuché aquellas palabras que recitaba con atención, no entendiendo nada obviamente, y alternaba mi atención entre sus manos, sus palabras y mis ratas.
- ¿Qué haces….? - Dije antes de meterme la cabeza de otra rata en mi boca, perforándole la yugular para seguir alimentándome, eso sí con la cara de curiosidad tremendamente marcada. Si no escribiese como un niño de 5 años habría sacado papel y lápiz para esperar su respuesta.
- Sí, hoy le tocaba ronda, tiene mucho trabajo desde hace unos meses. Y no, a ella y a la mayoría de los Vástagos les dan asco la sangre de animales, pero a mi me gusta. Ella en concreto prefiere mi sangre, dado el clan que vengo nuestra sangre parece ser deliciosa y nuestro mordisco es extremadamente placentero - Señalé la cara de la rata, que parecía haber tenido el orgasmo de su vida.
- Y eso de los mercenarios... ¿cómo va? Actualmente estoy sin bando y me gustaría entrar en uno Dije mientras le miraba de forma interesada - ¿Sabes hablar parsel? -
- A pis? - pensé en un pollo asado. No, la verdad es que aquello no sabia a pis. Pero igual porque no te lo comes crudo. El caso es que claro, los vampiros debian de tener el sentido del gusto un tanto tocado, con eso de que solo les supiese bien la sangre....y no todas. - Bueno, prefiero que me ahorres los detalles. Solo me alegro de no haberme devorado a ninguno de mis loros durante mis delirios
"pobre Charlie...."
- Tu lo has dicho, tienes tiempo. Y Londres se queda pequeño comparado con otros sitios. Debes de ver mundo, chico. No va a estar ahi para siempre. - lo animé dandole unas palmaditas en la espalda y luego bebí mas té, que ahora estaba a la temperatura perfecta.
- Oh, eso? Dedicarle un pequeño mantra al animal. Es como...rezar. - volvi a poner las manos en aquella posicion, durante un momento breve, para demostrarselo. - En el budismo, la muerte forma parte de la vida como renovacion del alma. Simplemente agradecía su sacrificio...ya que su muerte se convierte en vida para ti.
¿De donde habia salido este joven vampiro? Al contrario que Shinobu, parecia tener los años que aparentaba...
-Dime una cosa, Corvo....no llevas "muerto" mucho tiempo, verdad? - me acerqué un poco a el para decirle a ello, a modo de quien le quiere sacar una confesion al otro, y luego miré a la ratilla aquella y alcé una ceja pues lo que decia parecia cierto: no se la veia sufrir. - Curioso....
-Lo de los mercenarios es sencillo. Funciona mediante contactos, principalmente. En la Posada de los Muertos se suelen poner anuncios pidiendo mercenarios. Alguien tiene una tarea que no quiere o no puede hacer, entonces contrata un mercenario. Se acuerda un precio entre ambas partes y voilá. Lo bueno es que no tienes por qué sentirte onbligado a tomar ciertas misiones si no te gustan...al fin y al cabo...no tenemos jefe.... - alcé mis hombros con una astuta sonrisa. Hace tiempo tuve un jefe, pero....las cosas no terminaron bien para aquel jefe. - Pársel? No...bueno. Muy superficialmente. Tres o cuatro palabras y como entonarlo. Todo por imitacion, no es que lo entienda. Me entiendo mejor con otras criaturas escamosas. - pensé en los dragones, o en las sirenas. - Asumo que tu lo hablas? - pregunté con interés.
Empecé a pensar en las palabras de Corvo y en los beneficios que podria suponer tener un asociado vampírico conmigo.
- Si quieres...puedo enseñarte los detalles de este...modo de vida.
"pobre Charlie...."
- Tu lo has dicho, tienes tiempo. Y Londres se queda pequeño comparado con otros sitios. Debes de ver mundo, chico. No va a estar ahi para siempre. - lo animé dandole unas palmaditas en la espalda y luego bebí mas té, que ahora estaba a la temperatura perfecta.
- Oh, eso? Dedicarle un pequeño mantra al animal. Es como...rezar. - volvi a poner las manos en aquella posicion, durante un momento breve, para demostrarselo. - En el budismo, la muerte forma parte de la vida como renovacion del alma. Simplemente agradecía su sacrificio...ya que su muerte se convierte en vida para ti.
¿De donde habia salido este joven vampiro? Al contrario que Shinobu, parecia tener los años que aparentaba...
-Dime una cosa, Corvo....no llevas "muerto" mucho tiempo, verdad? - me acerqué un poco a el para decirle a ello, a modo de quien le quiere sacar una confesion al otro, y luego miré a la ratilla aquella y alcé una ceja pues lo que decia parecia cierto: no se la veia sufrir. - Curioso....
-Lo de los mercenarios es sencillo. Funciona mediante contactos, principalmente. En la Posada de los Muertos se suelen poner anuncios pidiendo mercenarios. Alguien tiene una tarea que no quiere o no puede hacer, entonces contrata un mercenario. Se acuerda un precio entre ambas partes y voilá. Lo bueno es que no tienes por qué sentirte onbligado a tomar ciertas misiones si no te gustan...al fin y al cabo...no tenemos jefe.... - alcé mis hombros con una astuta sonrisa. Hace tiempo tuve un jefe, pero....las cosas no terminaron bien para aquel jefe. - Pársel? No...bueno. Muy superficialmente. Tres o cuatro palabras y como entonarlo. Todo por imitacion, no es que lo entienda. Me entiendo mejor con otras criaturas escamosas. - pensé en los dragones, o en las sirenas. - Asumo que tu lo hablas? - pregunté con interés.
Empecé a pensar en las palabras de Corvo y en los beneficios que podria suponer tener un asociado vampírico conmigo.
- Si quieres...puedo enseñarte los detalles de este...modo de vida.
Corvo Attano
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Reí ligeramente. No era una respuesta que suele dar un vampiro, pero me parecía así dado que mi olfato me lo decía. - A penas recuerdo el sabor de la comida cuando era humano - Dije de forma triste, dada la frustración de no poder recordar por mucho que quisiera. - Veo que sueles delirar a menudo - Dije cambiando mi expresión por una sonrisa burlona, dado que hace un rato estaba delirando por lo de las voces.
Sus ánimos para que viajase surgieron efecto, pero esas palmaditas en la espalda despertaron un poco mi apetito, dos tristes ratas no podían saciar más de uno noventa de robusto vampiro. Pero como si nada sonreí y asentí, dado que realmente agradecía los ánimos.
Escuché su explicación, pero estaba más atento en centrarme en mi sed que en entenderlo, dado que sabía que tampoco iba a entender nada. - Si a esto lo llamas vida es porque no eres consciente de lo que significa nuestra raza - Inconscientemente, empecé a dar golpecitos en la mesa con el dedo, bastante lentos y de dos en dos.
- Osea que dices que la rata se convierte en mi vida pero estoy muerto. No? - Reí, enseñando mis afilados dientes pese a no tener los colmillos fuera. - No hace ni un año que recibí el abrazo, soy lo que se dice un neófito - Se acercó lentamente, igual que yo a él, y fue ahí cuando descubrí que los golpecitos que daba en la mesa eran exactos a los latidos de su corazón, dejé de dar golpecitos y me centré en otra cosa. Su pelo parecía suave.
- Sí, realmente curioso. Los de mi clase somos muy buscados por esto, prácticamente somo como una droga para el resto de la gente. Todo cuanto nos rodea os invita como si fuese una droga. La voz, el rostro, el olor, incluso al oler nuestra gélida respiración les hace derretirse ante este aroma dulce y delicioso - Lo dije serio, sin sentimientos dado que todo era un sistema para cazar a nuestras presas y que los humanos nos consideren dioses. - Y una mierda dioses… - Dije mientras apretaba el puño en voz baja, pero aún perceptible por el ser humano.
“Norespiresnorespiresnorespires….”
Atendí concentrando todo lo que pude mi atención a lo que decía, y mientras explicaba mi hambre decaía. Realmente coincidía con lo que hacía con los Blood, pero así podría realizar trabajos por mi cuenta, sin dejar de lado a Shinobu claro. Esperaba que esta no se enfadase si finalmente me iba al otro bando. - Y… Me podrías llevar allí? Después de ver a tus loros claro - Dije sin intentar utilizar mi coherción. Aunque se me escapó un poco, a lo que me giré para dejar de mirarlo - Lo siento… - Dije poniéndome las manos en la cara. - Sí, hablo Parsel - Lo dije de forma casi nativa. - Te puedo enseñar si quieres -
Sus ánimos para que viajase surgieron efecto, pero esas palmaditas en la espalda despertaron un poco mi apetito, dos tristes ratas no podían saciar más de uno noventa de robusto vampiro. Pero como si nada sonreí y asentí, dado que realmente agradecía los ánimos.
Escuché su explicación, pero estaba más atento en centrarme en mi sed que en entenderlo, dado que sabía que tampoco iba a entender nada. - Si a esto lo llamas vida es porque no eres consciente de lo que significa nuestra raza - Inconscientemente, empecé a dar golpecitos en la mesa con el dedo, bastante lentos y de dos en dos.
- Osea que dices que la rata se convierte en mi vida pero estoy muerto. No? - Reí, enseñando mis afilados dientes pese a no tener los colmillos fuera. - No hace ni un año que recibí el abrazo, soy lo que se dice un neófito - Se acercó lentamente, igual que yo a él, y fue ahí cuando descubrí que los golpecitos que daba en la mesa eran exactos a los latidos de su corazón, dejé de dar golpecitos y me centré en otra cosa. Su pelo parecía suave.
- Sí, realmente curioso. Los de mi clase somos muy buscados por esto, prácticamente somo como una droga para el resto de la gente. Todo cuanto nos rodea os invita como si fuese una droga. La voz, el rostro, el olor, incluso al oler nuestra gélida respiración les hace derretirse ante este aroma dulce y delicioso - Lo dije serio, sin sentimientos dado que todo era un sistema para cazar a nuestras presas y que los humanos nos consideren dioses. - Y una mierda dioses… - Dije mientras apretaba el puño en voz baja, pero aún perceptible por el ser humano.
“Norespiresnorespiresnorespires….”
Atendí concentrando todo lo que pude mi atención a lo que decía, y mientras explicaba mi hambre decaía. Realmente coincidía con lo que hacía con los Blood, pero así podría realizar trabajos por mi cuenta, sin dejar de lado a Shinobu claro. Esperaba que esta no se enfadase si finalmente me iba al otro bando. - Y… Me podrías llevar allí? Después de ver a tus loros claro - Dije sin intentar utilizar mi coherción. Aunque se me escapó un poco, a lo que me giré para dejar de mirarlo - Lo siento… - Dije poniéndome las manos en la cara. - Sí, hablo Parsel - Lo dije de forma casi nativa. - Te puedo enseñar si quieres -
Observé a Corvo que de pronto parecia bastante mas apesadumbrado que antes, entre lo de la comida y echar de menos su anterior vida, pude suponer....o la carencia de ella ahora mismo. Torcí un poco la boca, pensando como explicarle mis pensamientos acerca de lo que me habia dicho.
- Y por qué no llamarlo asi? Vida y muerte son las dos caras de la misma moneda. En vuestro caso, la línea es mas delgada aún. Y podéis morir, otra vez. Solo que es más dificil mataros. - él hizo aquel juego de palabras y me eché hacia atras de nuevo. - Donde hay sufrimiento también hay vida. No todo van a ser risas. La vida no es el latir de un corazón.
Observé el tamborileo de sus dedos pero obviamente, y puesto que yo no era sensible ahora mismo a mi tranquilo y pausado pulso, no cai en que seguía el compás de mis latidos, pero si me transmitio sensacion de que él estaba nervioso. Quiza abordar su no-mortalidad lo alteraba. Logico. Era joven, por lo que dijo.
El té se habia enfriado un tanto pero lo tomé igualmente con ambas manos, disfrutando de su aroma. Lo acerqué a mis labios y bebí, pensando que esta era por ejemplo, una de las cosas de las que ellos podian verse privados. Lo observé con atencion mientras describía su clan vampirico. Era cierto que el muchacho tenia algo de atrayente, eso no lo iba a negar. Su naturaleza vampirica sin duda colaboraba. Farfulló algo, pues no parecia nada conforme con recibir aquellas atenciones, como si aquellos atributos impidiesen al resto de los mortales verlo mas allá de ser eso, una fuente de placer y bienestar, un placebo.
- El don de unos, la condena de otros, las cadenas propias. - me di cuenta en seguida que no le gustaba causar aquel efecto de modo involuntario. - Me lo tomaré como una advertencia - le dije jovialmente, terminando el té y dejandolo sobre la mesa con un golpe seco.
- Te llevaré a la taberna y te enseñaré las aves exóticas. - fruncí mi ceño porque se disculpó. Caí en lo que había ocurrido (lo mismo que le hiciese a Shinobu) y puse mis ojos en blanco un momento. No queria tener que convocar una zona de antimagia pero si no me quedaba mas remedio acabaria haciendolo. -¿ y tener un maestro de idiomas vampirico....? Bueno...ya tuve un dragón....no creo que tu seas peor. Acepto. - pársel, siempre habia querido aprenderlo.
Me levanté y esperé a que el hiciese lo propio, para salir del bar. Una vez bajo el oscuro y frio cielo nocturno de londres, metí las manos en los pantalones y miré hacia arriba.
- En un momento vuelvo
Y me desaparecí de alli, rumbo a mi oculta casa. Era simple pragmatismo de mercenario el no llevar a un recien conocido a mi guarida, por muy buenas que pareciesen sus intenciones. Seria una leccion que le enseñaria si queria dedicarse a esto. Al par de minutos, reaparecí de nuevo en la calle, con un loro sobre cada hombro. Mi guacamayo rojo, ADSL, y la cacatúa de las palmas, ADN, un imponente bicharraco negro con cresta.
- Te presento a ADSL y a ADN. Saludad. - los animales emplumados corearon cada uno algo distinto, uno dijo "BERRICHUUUUUU" y el otro "se ha acabado el papel higiénico" - Ts ts...modales.... modales, mis pequeños... - ADSL empezo a decir "uuuuuuuuuuuuy, que frío! a casa" una y otra vez, pegando silbidos de vez en cuando. - Nos acompañarán a la posada, alli aprenden vocabulario más apto para loros mercenarios...
"se me estan volviendo hogareños"
- Y por qué no llamarlo asi? Vida y muerte son las dos caras de la misma moneda. En vuestro caso, la línea es mas delgada aún. Y podéis morir, otra vez. Solo que es más dificil mataros. - él hizo aquel juego de palabras y me eché hacia atras de nuevo. - Donde hay sufrimiento también hay vida. No todo van a ser risas. La vida no es el latir de un corazón.
Observé el tamborileo de sus dedos pero obviamente, y puesto que yo no era sensible ahora mismo a mi tranquilo y pausado pulso, no cai en que seguía el compás de mis latidos, pero si me transmitio sensacion de que él estaba nervioso. Quiza abordar su no-mortalidad lo alteraba. Logico. Era joven, por lo que dijo.
El té se habia enfriado un tanto pero lo tomé igualmente con ambas manos, disfrutando de su aroma. Lo acerqué a mis labios y bebí, pensando que esta era por ejemplo, una de las cosas de las que ellos podian verse privados. Lo observé con atencion mientras describía su clan vampirico. Era cierto que el muchacho tenia algo de atrayente, eso no lo iba a negar. Su naturaleza vampirica sin duda colaboraba. Farfulló algo, pues no parecia nada conforme con recibir aquellas atenciones, como si aquellos atributos impidiesen al resto de los mortales verlo mas allá de ser eso, una fuente de placer y bienestar, un placebo.
- El don de unos, la condena de otros, las cadenas propias. - me di cuenta en seguida que no le gustaba causar aquel efecto de modo involuntario. - Me lo tomaré como una advertencia - le dije jovialmente, terminando el té y dejandolo sobre la mesa con un golpe seco.
- Te llevaré a la taberna y te enseñaré las aves exóticas. - fruncí mi ceño porque se disculpó. Caí en lo que había ocurrido (lo mismo que le hiciese a Shinobu) y puse mis ojos en blanco un momento. No queria tener que convocar una zona de antimagia pero si no me quedaba mas remedio acabaria haciendolo. -¿ y tener un maestro de idiomas vampirico....? Bueno...ya tuve un dragón....no creo que tu seas peor. Acepto. - pársel, siempre habia querido aprenderlo.
Me levanté y esperé a que el hiciese lo propio, para salir del bar. Una vez bajo el oscuro y frio cielo nocturno de londres, metí las manos en los pantalones y miré hacia arriba.
- En un momento vuelvo
Y me desaparecí de alli, rumbo a mi oculta casa. Era simple pragmatismo de mercenario el no llevar a un recien conocido a mi guarida, por muy buenas que pareciesen sus intenciones. Seria una leccion que le enseñaria si queria dedicarse a esto. Al par de minutos, reaparecí de nuevo en la calle, con un loro sobre cada hombro. Mi guacamayo rojo, ADSL, y la cacatúa de las palmas, ADN, un imponente bicharraco negro con cresta.
- Te presento a ADSL y a ADN. Saludad. - los animales emplumados corearon cada uno algo distinto, uno dijo "BERRICHUUUUUU" y el otro "se ha acabado el papel higiénico" - Ts ts...modales.... modales, mis pequeños... - ADSL empezo a decir "uuuuuuuuuuuuy, que frío! a casa" una y otra vez, pegando silbidos de vez en cuando. - Nos acompañarán a la posada, alli aprenden vocabulario más apto para loros mercenarios...
"se me estan volviendo hogareños"
- loracos:
Corvo Attano
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Escuché sus intentos de ánimo, que correspondí con una sonrisa amistosa que mostraron mis colmillos, ahora fuera debido al efecto de la sed. Renuncié a respirar, ya que tampoco es algo que necesitase, y comencé a observar la forma en la que se bebía su té. Analicé su rostro complacido por el brebaje y su tranquila forma de respirar.
-Desde luego no puedo negar que me ha sido útil alguna vez. Aunque es prácticamente inevitable el efecto, incluso utilizado la oclumancia, ya que modifica el punto de vista más que una obligación de gustar. Es tan sutil que ni se nota - Dije mirándole, ya que él lo acababa de vivir en sus propias carnes -Todavía tengo bastante que entrenar -
Me preocupé, dado que llevaba los últimos meses bastante bien y ahora empezaba a descontrolar los impulsos. Puso los ojos en blanco, por lo que aproveché para inhalar ligeramente inclinado hacia él. Había algo en su sangre que me llamaba, como si estuviese pidiendo que la bebiese.
Recordé algo que me dijo Shinobu hace tiempo y que Setelah debía saber -Vale pero recuerda que el parsel es una lengua que solo se puede entender, para hablarla hay que haber nacido con ello- Le ofrecí la mano, como forma de sellar la promesa de enseñarle.
Se levantó, y esperó a que yo hiciese lo mismo. Deshice mi hechizo de ocultación, lamentando lo que Shinobu estuviese haciendo, y le hice un gesto de despedida al camarero mientras me levantaba para salir de allí. Observé la muy sutil contracción de sus músculo, símbolo del descenso de la temperatura en comparación con el bar y desapareció, cosa que no me esperaba para nada.
Me senté en el suelo, concentrado en mi interior, y junté sangre en mi estómago. Empecé a regurgitar. Una masa negra y alargada empezó a salir de mi boca y con un último empujón de mi garganta salió del todo. La observé, era la primera vez que lo hacía, crear una víbora. Ésta se estiró y empezó a rodear mi brazo, hasta quedar rodeando mi cuello a modo de bufanda. Cuando llegó Setelah yo estaba acariciándole el cuello, y esta me respondía como si fuese un gato.
Lo miré, y a penas le escuchaba hablar, el sonido de su corazón me ensordaba. El utilizar mi sangre para crear a la serpiente me había dejado sediento y casi noté como mis ojos se volvían de un color rojo carmesí.
-Pe-perdona, no te estaba escuchando… Necesito beber algo...- Dije con un tono de desesperación pero no quería que se diese cuenta, aunque no pude evitar acercarme a él. -Incluso sabiendo que es un riesgo para ti estar cerca de vampiros…¿Por qué te has acercado a mi? - Dije mientras cerraba los ojos, al borde de mi auto control -Nunca se sabe cuándo vamos a tener demasiada sed como para soportarla- Terminé diciendo casi sufriendo mientras luchaba contra mi bestia interior y apretando la mandíbula.
-Desde luego no puedo negar que me ha sido útil alguna vez. Aunque es prácticamente inevitable el efecto, incluso utilizado la oclumancia, ya que modifica el punto de vista más que una obligación de gustar. Es tan sutil que ni se nota - Dije mirándole, ya que él lo acababa de vivir en sus propias carnes -Todavía tengo bastante que entrenar -
Me preocupé, dado que llevaba los últimos meses bastante bien y ahora empezaba a descontrolar los impulsos. Puso los ojos en blanco, por lo que aproveché para inhalar ligeramente inclinado hacia él. Había algo en su sangre que me llamaba, como si estuviese pidiendo que la bebiese.
Recordé algo que me dijo Shinobu hace tiempo y que Setelah debía saber -Vale pero recuerda que el parsel es una lengua que solo se puede entender, para hablarla hay que haber nacido con ello- Le ofrecí la mano, como forma de sellar la promesa de enseñarle.
Se levantó, y esperó a que yo hiciese lo mismo. Deshice mi hechizo de ocultación, lamentando lo que Shinobu estuviese haciendo, y le hice un gesto de despedida al camarero mientras me levantaba para salir de allí. Observé la muy sutil contracción de sus músculo, símbolo del descenso de la temperatura en comparación con el bar y desapareció, cosa que no me esperaba para nada.
Me senté en el suelo, concentrado en mi interior, y junté sangre en mi estómago. Empecé a regurgitar. Una masa negra y alargada empezó a salir de mi boca y con un último empujón de mi garganta salió del todo. La observé, era la primera vez que lo hacía, crear una víbora. Ésta se estiró y empezó a rodear mi brazo, hasta quedar rodeando mi cuello a modo de bufanda. Cuando llegó Setelah yo estaba acariciándole el cuello, y esta me respondía como si fuese un gato.
Lo miré, y a penas le escuchaba hablar, el sonido de su corazón me ensordaba. El utilizar mi sangre para crear a la serpiente me había dejado sediento y casi noté como mis ojos se volvían de un color rojo carmesí.
-Pe-perdona, no te estaba escuchando… Necesito beber algo...- Dije con un tono de desesperación pero no quería que se diese cuenta, aunque no pude evitar acercarme a él. -Incluso sabiendo que es un riesgo para ti estar cerca de vampiros…¿Por qué te has acercado a mi? - Dije mientras cerraba los ojos, al borde de mi auto control -Nunca se sabe cuándo vamos a tener demasiada sed como para soportarla- Terminé diciendo casi sufriendo mientras luchaba contra mi bestia interior y apretando la mandíbula.
- Víbora:
Erebo
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Después de un tiempo un poco perdido, después de conseguir despistar a un petardo de centinela, creo que los actualizaron un poco, las peleas aéreas parece que se les da algo mejor porque me ha dado bastante batalla, eso o estoy algo oxidado en temas de dragón, después de todo llevo mucho tiempo sin utilizar mi forma de dragón y pelear así, estaba más acostumbrado a pelear y meter ostias como "humano". Mis heridas peor que bien se habían curado, necesitaba descansar, beber sobre todo, demasiado tiempo sobrio, demasiado tiempo para pensar.
Puede que sea una estupidez volver aquí, que quizas me encuentren más fácilmente pero realmente no conozco otro sitio en el que beber algo y descansar, además ahora mismo no tengo nada que perder, tampoco se de los otros ¿que facción era? ah sí, la Resistencia, creo. Da igual, quizás debería tratar de volver a buscar su base, tengo vagos recuerdos de donde era, después de todo, cuando fui estaba hecho un desastre, tampoco creo que me vayan a echar de menos.
Entro dentro hasta la barra, me siento de cualquier manera y pido una botella del whisky que emborrache mejor, quizás eso calme mis demonios internos. Maldigo a Bram, porque por su culpa me he ido ablandando, la armadura interna que tanto me había costado levantarse se debilitó, maldigo a la Resistencia, quizás lo mejor hubiera sido la muerte, maldigo todo, porque todo ahora mismo me hace daño, en comparación al dolor corporal que tengo, al lado del psíquico no es nada. Ahora mismo soy un juguete roto, el proposito que tenía que era obedecer y destruir ha perdido sentido y ahora mismo ya no se que hacer, puede que en el fondo de una botella no estén las respuestas, pero ahora mismo quiero callar las voces que escucho en mi cabeza, las voces que me señalan y me acusan, las voces que vuelven a preguntarme por mi pasado.
Puede que sea una estupidez volver aquí, que quizas me encuentren más fácilmente pero realmente no conozco otro sitio en el que beber algo y descansar, además ahora mismo no tengo nada que perder, tampoco se de los otros ¿que facción era? ah sí, la Resistencia, creo. Da igual, quizás debería tratar de volver a buscar su base, tengo vagos recuerdos de donde era, después de todo, cuando fui estaba hecho un desastre, tampoco creo que me vayan a echar de menos.
Entro dentro hasta la barra, me siento de cualquier manera y pido una botella del whisky que emborrache mejor, quizás eso calme mis demonios internos. Maldigo a Bram, porque por su culpa me he ido ablandando, la armadura interna que tanto me había costado levantarse se debilitó, maldigo a la Resistencia, quizás lo mejor hubiera sido la muerte, maldigo todo, porque todo ahora mismo me hace daño, en comparación al dolor corporal que tengo, al lado del psíquico no es nada. Ahora mismo soy un juguete roto, el proposito que tenía que era obedecer y destruir ha perdido sentido y ahora mismo ya no se que hacer, puede que en el fondo de una botella no estén las respuestas, pero ahora mismo quiero callar las voces que escucho en mi cabeza, las voces que me señalan y me acusan, las voces que vuelven a preguntarme por mi pasado.
Aparezco en la puerta del Moulin Noir con el característico chasquido de la desaparición, mirando a ambos lados con cara de sospecha antes de ingresar en el estúpido bareto. Por allí anda Setelah, un tipo que fue de los nuestros pero que dejó el sendero adecuado hace tiempo. Ahora se dedica a estar de borracho de bar, por lo que parece. Por gente como él estamos como estamos, ratas que abandonan el barco.
- Barrett...qué decepcionado estaría contigo nuestro Glorioso Rey. ¿Nunca has pensado en volver al redil? poco se oye de ti últimamente, tu vida debe haberse vuelto terriblemente aburrida. - le suelto con una sonrisa desdeñosa antes de pasar de largo, entrando al bar y cerrando la puerta tras de mí.
No es que me apetezca mucho reunirme con gente, pero sigo cabreada por el desplante de Matvey y necesito beber un rato sin niños de por medio. Los críos se los he endosado a mis compañeras del burdel, que han encontrado un lugar en el que quedarse en las afueras de Londres. Cualquier lugar me parece un vulgar antro si lo comparo con los lujos que tuve en el palacio de Versalles durante la época que reiné allí con mi difunto marido. Por mucho que lo intente parece que no hay manera de volver a tener ese status, y no parece que lo vaya a conseguir gracias al Descendiente del que tengo un hijo.
"Se va a arrepentir de haberme rechazado...voy a hacer todo lo posible por joderle a él y a los pánfilos de sus compañeros. Están convirtiendo en decadente un lugar que podría ser el resurgir de la raza mágica, en lugar de unir fuerzas con nosotros lo único que hacen es hacerse amigos de los renegados y poco más. Son unos inútiles"
Camino hacia la barra con cara de pocos amigos, sentándome a un par de taburetes de distancia de donde está sentado Erebo. Ignoro el menasje que ha enviado Benjamin Lytta a la insignia comunicadora, pues me interesa bien poco que los renegados vayan a hacer no sé qué gilipollez en la torre de comunicaciones. Que juegue él si quiere, hoy estoy cabreada para esas chorradas. Pido al camarero una copa de ginebra, cruzando las piernas y apoyándome en la barra mientras espero a que me la sirva. Lo cierto es que envenenar o golpear a alguien me ayudaría a relajarme, así, a modo de terapia. Ganar nuevos aliados tampoco estaría mal para cambiar mi humor, pero nadie da la talla hoy día.
- Barrett...qué decepcionado estaría contigo nuestro Glorioso Rey. ¿Nunca has pensado en volver al redil? poco se oye de ti últimamente, tu vida debe haberse vuelto terriblemente aburrida. - le suelto con una sonrisa desdeñosa antes de pasar de largo, entrando al bar y cerrando la puerta tras de mí.
No es que me apetezca mucho reunirme con gente, pero sigo cabreada por el desplante de Matvey y necesito beber un rato sin niños de por medio. Los críos se los he endosado a mis compañeras del burdel, que han encontrado un lugar en el que quedarse en las afueras de Londres. Cualquier lugar me parece un vulgar antro si lo comparo con los lujos que tuve en el palacio de Versalles durante la época que reiné allí con mi difunto marido. Por mucho que lo intente parece que no hay manera de volver a tener ese status, y no parece que lo vaya a conseguir gracias al Descendiente del que tengo un hijo.
"Se va a arrepentir de haberme rechazado...voy a hacer todo lo posible por joderle a él y a los pánfilos de sus compañeros. Están convirtiendo en decadente un lugar que podría ser el resurgir de la raza mágica, en lugar de unir fuerzas con nosotros lo único que hacen es hacerse amigos de los renegados y poco más. Son unos inútiles"
Camino hacia la barra con cara de pocos amigos, sentándome a un par de taburetes de distancia de donde está sentado Erebo. Ignoro el menasje que ha enviado Benjamin Lytta a la insignia comunicadora, pues me interesa bien poco que los renegados vayan a hacer no sé qué gilipollez en la torre de comunicaciones. Que juegue él si quiere, hoy estoy cabreada para esas chorradas. Pido al camarero una copa de ginebra, cruzando las piernas y apoyándome en la barra mientras espero a que me la sirva. Lo cierto es que envenenar o golpear a alguien me ayudaría a relajarme, así, a modo de terapia. Ganar nuevos aliados tampoco estaría mal para cambiar mi humor, pero nadie da la talla hoy día.
- off:
- vengo buscando la "pelea violenta sangrienta" con Erebo del evento amigo visible xD, aprovecho ahora que está aquí depositado
Erebo
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Acabé mi primera botella de whisky y me pedí otra, podría pasar toda la noche bebiendo, beneficios de tener hígado de dragón, necesitaría un petrolero cargado de alcohol para sentir dolores insufribles en él, aunque probablemente acabaría con más de veinte comas etílicos. El médico que me hacía el seguimiento médico en la Alianza siempre se quejaba de lo mismo, ¿qué más le da? tengo unos 3000 años encima, si no me han matado antes los excesos no lo van a hacer ahora, y si quiero que por mis venas corra licor en vez de sangre es mi problema.
Al rato entra una mujer, maga o bruja probablemente. Ja ja ja, buena época la de caza de brujas, te podías reir un rato soltando "¡bruja! ¡bruja!" enmedio de una plaza y ver como reinaba el caos, cosas de viejos tiempos como cuando los dragones imponíamos respeto y nadie nos tosía, hasta que nos volvimos unas nenazas y decidimos ser más abiertos, estúpido error, pena no poderle dar una patada en los huevos a los pacifistas que lo hicieron. Volviendo a la realidad, la mujer caminaba con cara de perros muertos y muchos aires. Tsk, yo también tengo muchos aires, sobretodo cuando como garbanzos y lentejas.
Volví a mi segunda botella de whisky, las palabras de Eamon retumbaban en mi cabeza, como si tuviera un ladrillo en el craneo que me fuera retumbando y haciendo daño por dentro. Soy un juguete roto que solo sabe obedecer, y él siempre lo supo, siempre supo como hacerme reaccionar de la manera que él quería y ahora libre no tengo ni zorra de lo que hacer, perdido y solo. Con rabia agarré la botella vacía y la estampé contra una pared donde había un recorte donde aparecía el estúpido jeto de Eamon por lo del accidente de coche, pena que el bastardo no hubiera muerto allí.
Vacié la segunda botella y pedí otra más ante el asombro del camarero, estaba de un humor de perros, si alguien quería irse calentito a cama que me dijera alguna estupidez de la que se acabará lamentando el resto de su puñetera existencia, estoy hasta el gorro de menosprecios y miramientos, hacedle cosquillas al dragón y veréis...
Al rato entra una mujer, maga o bruja probablemente. Ja ja ja, buena época la de caza de brujas, te podías reir un rato soltando "¡bruja! ¡bruja!" enmedio de una plaza y ver como reinaba el caos, cosas de viejos tiempos como cuando los dragones imponíamos respeto y nadie nos tosía, hasta que nos volvimos unas nenazas y decidimos ser más abiertos, estúpido error, pena no poderle dar una patada en los huevos a los pacifistas que lo hicieron. Volviendo a la realidad, la mujer caminaba con cara de perros muertos y muchos aires. Tsk, yo también tengo muchos aires, sobretodo cuando como garbanzos y lentejas.
Volví a mi segunda botella de whisky, las palabras de Eamon retumbaban en mi cabeza, como si tuviera un ladrillo en el craneo que me fuera retumbando y haciendo daño por dentro. Soy un juguete roto que solo sabe obedecer, y él siempre lo supo, siempre supo como hacerme reaccionar de la manera que él quería y ahora libre no tengo ni zorra de lo que hacer, perdido y solo. Con rabia agarré la botella vacía y la estampé contra una pared donde había un recorte donde aparecía el estúpido jeto de Eamon por lo del accidente de coche, pena que el bastardo no hubiera muerto allí.
Vacié la segunda botella y pedí otra más ante el asombro del camarero, estaba de un humor de perros, si alguien quería irse calentito a cama que me dijera alguna estupidez de la que se acabará lamentando el resto de su puñetera existencia, estoy hasta el gorro de menosprecios y miramientos, hacedle cosquillas al dragón y veréis...
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