Recuerdo del primer mensaje :
¡Bienvenido al Moulin Noir!
Desconecta de esta maldita guerra ( o no ) y súbete a nuestro molino. Mítico pub londinense de ambiente variopinto,
aunque su clientela es principalmente de procedencia mágica. El bar cuenta con sala de espectáculos y habitaciones en el piso superior.
Desconecta de esta maldita guerra ( o no ) y súbete a nuestro molino. Mítico pub londinense de ambiente variopinto,
aunque su clientela es principalmente de procedencia mágica. El bar cuenta con sala de espectáculos y habitaciones en el piso superior.
- Imágenes del local:
MOULIN NOIR
ENTRADA
SALA DE ESPECTÁCULOS Y BAR
Claro, y ahora que te has tomado un par de nuestros mejores cócteles no procede conducir en tu escoba hasta casa ¿verdad?
En el Moulin Noir contamos con habitaciones cálidas, limpias, decoradas con gusto y sobre todo con ambiente familiar para que te sientas como en tu hogar.
HABITACIONES
El par de días transcurridos desde que salimos del apartamento han cundido bastante, pues nos había dado tiempo de ir a Ouroboros, recoger a Svart, recoger algunas pertenencias, comer algo por allí e incluso enterarnos del jaleo que había tenido lugar en la isla. Rollos de bodas interrumpidas, ataques en el hospital, rumores de asesinato y Soul Reapers apresados. Toda la información la teníamos a medias, pues no nos había dado tiempo de hablar con nadie en profundidad, sólo lo justo y necesario para saber que Svart no estaba en un lugar seguro. También pude saber que mi hermano se había recuperado y se había marchado del hospital, a pesar de haber sido uno de los atacados por los Soul Reapers. Lo cierto es que tengo inquietud por saber más de lo que ha pasado, ya que en el pasado estuve implicado en asuntos de sus calaveras, en una especie de extraña colaboración con Setelah. Además dejamos a los pequeños dragones de Juliet al cuidado de su tío, que podrá encargarse mejor de ellos. Luego pasamos por la fortaleza helada de Sirius, corroborando que va a necesitar que le llevemos algunas presas que desangrar para volver a estar en plenas facultades. Y de paso, por las calles de Londres, hemos podido enterarnos de que hay una especie de manifestación frente a un edificio ministerial, a raíz de un mensaje de los renegados en la tele.
- Es como si el mundo se hubiese vuelto todavía más loco mientras nosotros estábamos en el apartamento. - comento con Juliet mientras caminamos junto a Svart de camino al Moulin, donde esperamos conseguir algo más de información de lo que está sucediendo. Además, no descarto secuestrar a alguien útil para llevarlo como comida para Sirius, que falta le va a hacer. En su momento pude dejarle la sangre justa para que se mantuviese, pero no es suficiente. Al entrar al bar nos encontramos un panorama animado de más, con pelea incluida. Svart les gruñe como si quisiese acercarse a pelear, pero pongo una mano en su cabeza para frenarlo. En los últimos meses ha crecido bastante, hasta el punto de que ya le empieza costar trabajo entrar por las puertas. Más o menos podría decirse que tiene el tamaño de un pony, aunque todavía no puede montar a nadie encima. La cosa es que conozco al par que se están peleando, el dragón y la arpía rubia. Incluso al pelirrojo que quiere meterse. - Sí, es el dragón que se quedó en la puerta mientras nosotros íbamos a por la puta bomba esa. Pensé que no lo había contado. Ni idea de si consiguió lo que quería, si eso luego le preguntamos, cuando acabe de pegarse con la otra. ¿Sabes que un día trabajé para esa tía? - comento por lo bajo con una sonrisa burlona, recordando mis días de auror en Francia al servicio de Franz y Adele. También me dejé llevar a su alcoba, aunque visto desde mi perspectiva actual creo que lo que hizo ella fue un poco asaltacunas. Camino con Juliet hacia una de las mesas para poder sentarnos, una de las más apartadas para que podamos quedarnos con Svart al lado. Por ahora no me he percatado de la presencia del grupo de Setelah y compañía en una de las mesas, pues estoy más distraído con la pelea de la barra. - No sé, no tiene pinta de que aquí estén hablando de lo de las calles de Londres. Deberíamos escuchar conversaciones ajenas. ¿Qué tal se te da hacer de cotilla?
- Es como si el mundo se hubiese vuelto todavía más loco mientras nosotros estábamos en el apartamento. - comento con Juliet mientras caminamos junto a Svart de camino al Moulin, donde esperamos conseguir algo más de información de lo que está sucediendo. Además, no descarto secuestrar a alguien útil para llevarlo como comida para Sirius, que falta le va a hacer. En su momento pude dejarle la sangre justa para que se mantuviese, pero no es suficiente. Al entrar al bar nos encontramos un panorama animado de más, con pelea incluida. Svart les gruñe como si quisiese acercarse a pelear, pero pongo una mano en su cabeza para frenarlo. En los últimos meses ha crecido bastante, hasta el punto de que ya le empieza costar trabajo entrar por las puertas. Más o menos podría decirse que tiene el tamaño de un pony, aunque todavía no puede montar a nadie encima. La cosa es que conozco al par que se están peleando, el dragón y la arpía rubia. Incluso al pelirrojo que quiere meterse. - Sí, es el dragón que se quedó en la puerta mientras nosotros íbamos a por la puta bomba esa. Pensé que no lo había contado. Ni idea de si consiguió lo que quería, si eso luego le preguntamos, cuando acabe de pegarse con la otra. ¿Sabes que un día trabajé para esa tía? - comento por lo bajo con una sonrisa burlona, recordando mis días de auror en Francia al servicio de Franz y Adele. También me dejé llevar a su alcoba, aunque visto desde mi perspectiva actual creo que lo que hizo ella fue un poco asaltacunas. Camino con Juliet hacia una de las mesas para poder sentarnos, una de las más apartadas para que podamos quedarnos con Svart al lado. Por ahora no me he percatado de la presencia del grupo de Setelah y compañía en una de las mesas, pues estoy más distraído con la pelea de la barra. - No sé, no tiene pinta de que aquí estén hablando de lo de las calles de Londres. Deberíamos escuchar conversaciones ajenas. ¿Qué tal se te da hacer de cotilla?
Los días pasaron muy rápido entre unas cosas y otras. Habían dejado tanto sin hacer por culpa del hospital que volver a la rutina frenética de nómadas era complicado. Tomó un poco acostumbrarse, sobre todo porque sentía que conocía por primera vez a todas las personas con las que se iban topando. Como si las viera con nuevos ojos o con una mirada fresca, aunque se sentía bastante igual. La buena noticia es que se sentía con más ánimos de apreciar a la gente que como lo había hecho antes. Incluso podía comenzar a sentir más energía físicamente hablando. Se estaba recuperando bien para haber sido todo tan rápido después del hospital. Y más rápido aún en el apartamento...
O quizás nosotros nos volvimos más cuerdos...- Susurró lanzándole una miradilla de complicidad con una media sonrisa al recordar brevemente lo que había pasado aquel día. Aunque quería dejar de pensar en ello, no podía negar que aún la hacía ruborizarse ligeramente. Se enfocó en la pelea, y luego en tratar de tranquilizar a Svart con algunas palabras en lenguaje dragón que le dieran confianza en su entorno. Sabía bien que entre dragones negros podían sentirse atraídos a la pelea, sobre todo por lo joven que era Svart y que no terminaba de madurar. Al final, hubo que alejarlo un poco para calmarle, como si pasar de punta a punta lo pudiera realmente calmar ahora que había una novedad para él en la habitación.- Sí, que la cosa se vino a pique muy pronto ese día. Creo que lo vi dentro, pero ya no supe si avanzó más... ¿La rubia dices? Se ve problemática, al menos ahora... ¿Qué hacías con ella? - Preguntó, tratando de entender de nuevo en qué estaba metido Reiv hacía tanto tiempo.
Aceptó la mesa alejada, aunque seguía pendiente del pleito por si había problemas más graves. Un dragón fuera de control era difícil de manejar, y no lo intentaría ella, pero era por si acaso había que salir huyendo.- Me hubiera gustado ver el mensaje en directo, ver la primera reacción de la gente. Seguro fue una locura.- Aseguró convencida de que todo había sido bastante inmediato.- Mi oído es bueno, pero no ayuda que estemos tan lejos y que haya tanto ruido. Trata de leerles los labios...- Bromeó, parando oreja a ver de qué se enteraba, aunque con la preocupación por Svart, no estaba segura si podría hacer algo por eso.
O quizás nosotros nos volvimos más cuerdos...- Susurró lanzándole una miradilla de complicidad con una media sonrisa al recordar brevemente lo que había pasado aquel día. Aunque quería dejar de pensar en ello, no podía negar que aún la hacía ruborizarse ligeramente. Se enfocó en la pelea, y luego en tratar de tranquilizar a Svart con algunas palabras en lenguaje dragón que le dieran confianza en su entorno. Sabía bien que entre dragones negros podían sentirse atraídos a la pelea, sobre todo por lo joven que era Svart y que no terminaba de madurar. Al final, hubo que alejarlo un poco para calmarle, como si pasar de punta a punta lo pudiera realmente calmar ahora que había una novedad para él en la habitación.- Sí, que la cosa se vino a pique muy pronto ese día. Creo que lo vi dentro, pero ya no supe si avanzó más... ¿La rubia dices? Se ve problemática, al menos ahora... ¿Qué hacías con ella? - Preguntó, tratando de entender de nuevo en qué estaba metido Reiv hacía tanto tiempo.
Aceptó la mesa alejada, aunque seguía pendiente del pleito por si había problemas más graves. Un dragón fuera de control era difícil de manejar, y no lo intentaría ella, pero era por si acaso había que salir huyendo.- Me hubiera gustado ver el mensaje en directo, ver la primera reacción de la gente. Seguro fue una locura.- Aseguró convencida de que todo había sido bastante inmediato.- Mi oído es bueno, pero no ayuda que estemos tan lejos y que haya tanto ruido. Trata de leerles los labios...- Bromeó, parando oreja a ver de qué se enteraba, aunque con la preocupación por Svart, no estaba segura si podría hacer algo por eso.
Emily Kaldwin
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Le cogí la mano a Tobias, que me la había ofrecido para ayudarme a levantarme y me reí por las primeras palabras que me dijo, me tranquilizó el no verlo enfadado por mi torpeza. -No me hace falta tirar copas para conocer gente - Le dije con una sonrisa coqueta y dándole un toque con el dedo en la nariz a Tobias. - Todo es culpa de donde vengo, estaba lloviendo a cántaros y este estúpido vestido pesa - Dije mientras estrujaba la parte inferir de este, del que salía gran cantidad de agua.
Un hombre un poco más mayor preguntó por mí y al verle me quedé pensando, dado que a mi también me resultaba familiar, y finalmente respondió el otro chico, al que cuando me fijé recordé ya todo. - ¡Anda! Si eres el que estuvo poseído, Setelah Barret. Reconozco que al tener la piel cuarteada y gris no te recordaba tal cual estás - Me acerqué un poco para ver su piel, que ya estaba perfecta y en sus ojos ya no había atisbo de posesión. -Veo que ya estás genial, incluso te has hecho amigo del chico serpiente, que cosas tiene la vida. Fui a verte en el hospital cuando desperté, pero estabas realmente mal-
-Yo me llamo Emily, ¿tú eras Corvo no? Pues mucho lio, igual que siempre con la Brigada - Miré a Tobias, que me había invitado a una copa que no pensaba rechazar. -De verdad que necesito una copa, ¿te importa pedirla en lo que voy al baño a cambiarme? Estoy harta de este vestido y no he tenido tiempo para hacerlo -
Fui al baño y me tomé mi tiempo. Empecé por secarme el vestido, vaporizando el agua con mi magia del tiempo y empecé a arreglarme el pelo en ropa interior. Visto el estropicio saqué un cepillo de mi bolsa y empecé a cepillarlo hasta desenredarlo. Estiré mis alas, que habían estado en reposo debajo del vestido, gimiendo al hacerlo como quien se despereza y las batí un poco para que fluyese la sangre. Me miré en el espejo. Amaba mis preciosas alas negras y no hacía otra cosa que esconderlas por… miedo. Miedo a ser de las pocas de mi especie. Estaba harta de reprimirme. Convertí el vestido en polvo, al igual que mi ropa interior y mis zapatos, y saqué la cota de Mithril negra que había comprado hace unos días, junto a mis botas altas de color negro. Guardaba ese atuendo para una ocasión especial pero, ¿qué ocasión más especial que celebrar mi liberación.
Salí del baño, literalmente andaba de otra manera, más fluida y cómoda por no guardar mis alas e hice caso omiso al que me estuviese mirando. Fui directa hacia la mesa donde estaban Tobias y los otros y dije mientras me volvía a acomodar el pelo:
-Bueno, ¿dónde está mi copa?- Incluso noté que mi voz sonaba mejor, como más... libre.
Un hombre un poco más mayor preguntó por mí y al verle me quedé pensando, dado que a mi también me resultaba familiar, y finalmente respondió el otro chico, al que cuando me fijé recordé ya todo. - ¡Anda! Si eres el que estuvo poseído, Setelah Barret. Reconozco que al tener la piel cuarteada y gris no te recordaba tal cual estás - Me acerqué un poco para ver su piel, que ya estaba perfecta y en sus ojos ya no había atisbo de posesión. -Veo que ya estás genial, incluso te has hecho amigo del chico serpiente, que cosas tiene la vida. Fui a verte en el hospital cuando desperté, pero estabas realmente mal-
-Yo me llamo Emily, ¿tú eras Corvo no? Pues mucho lio, igual que siempre con la Brigada - Miré a Tobias, que me había invitado a una copa que no pensaba rechazar. -De verdad que necesito una copa, ¿te importa pedirla en lo que voy al baño a cambiarme? Estoy harta de este vestido y no he tenido tiempo para hacerlo -
Fui al baño y me tomé mi tiempo. Empecé por secarme el vestido, vaporizando el agua con mi magia del tiempo y empecé a arreglarme el pelo en ropa interior. Visto el estropicio saqué un cepillo de mi bolsa y empecé a cepillarlo hasta desenredarlo. Estiré mis alas, que habían estado en reposo debajo del vestido, gimiendo al hacerlo como quien se despereza y las batí un poco para que fluyese la sangre. Me miré en el espejo. Amaba mis preciosas alas negras y no hacía otra cosa que esconderlas por… miedo. Miedo a ser de las pocas de mi especie. Estaba harta de reprimirme. Convertí el vestido en polvo, al igual que mi ropa interior y mis zapatos, y saqué la cota de Mithril negra que había comprado hace unos días, junto a mis botas altas de color negro. Guardaba ese atuendo para una ocasión especial pero, ¿qué ocasión más especial que celebrar mi liberación.
Salí del baño, literalmente andaba de otra manera, más fluida y cómoda por no guardar mis alas e hice caso omiso al que me estuviese mirando. Fui directa hacia la mesa donde estaban Tobias y los otros y dije mientras me volvía a acomodar el pelo:
-Bueno, ¿dónde está mi copa?- Incluso noté que mi voz sonaba mejor, como más... libre.
Smaug
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Había permanecido bastante ocupado durante los últimos meses, creando un nuevo refugio para dragones en la isla de Wight. El pueblo de Bastion Hollow ya no podía considerarse como un hogar en condiciones, y nuestra misión de amendrentar a los renegados había terminado hace tiempo, desde que el pacto con Jones perdiese su validez. Nuestra estirpe necesitaría un nuevo lugar en el que poder vivir y reproducirse alejado de los maliciosos cazadores, saqueadores y mediocres seres humanos, ya fuesen mágicos o no. Se supone que alguien se comprometió a ayudarme con lo de encontrar dragones para unirlos y llevarlos a la isla, pero no he sabido de él desde hace meses. Típico de humanos, no cumplen lo que prometen. Por ello sobrevuelo Londres a la búsqueda del embustero Setelah, pues nadie engaña a un dragón con el que se ha hecho una promesa. Consigo detectar al final, después de algunos días, el rastro de olor de su sangre. Desciendo bastante hasta llegar cerca del bar Moulin Noir, aterrizando en la azotea de un edificio cercano. Ahí me detengo a husmear el aire, tratando de afinar para saber si el rastro es reciente o si debería seguir buscando.
Juraría que sigue por allí, pero al parecer no es lo único que voy a encontrar esta noche. Casualidades del destino...un jovencísimo dragón negro se encamina hacia el bar junto con el ladrón de huevos de Bastion Hollow. No hace falta ser demasiado inteligente para deducir lo que eso significa. Por fin he dado con él, después de tanto desear encontrar al ladrón. La venganza ha tenido que esperar demasiado tiempo, así que no puedo dar ningún paso en falso para llevarla a cabo, y para recuperar al dragón negro que pertenece a mi prole. Podría destrozar el techo del bar y arrasar con todo, claro que podría, pero no sería lo suficientemente satisfactorio. Por ese motivo decido hacer algo que no había hecho desde hace muchísimos años, algo que considero denigrante en un dragón, pero que en este caso usaré como una simple herramienta para mis propósitos.
Dejo caer mis escamosos párpados sobre mis oscuros ojos de brillo metálico, concentrándome para adoptar una forma humana. Mi tamaño va menguando progresivamente, mi cuerpo se va modificando hasta adquirir la apariencia de un hombre de cabello largo y oscuro, alto y elegante. Los ropajes son un tanto anticuados, traje de caballero inglés del s. XIX, como lo eran los que llevaba la última vez que me transformé. Vuelvo a abrir los ojos, esta vez unos ojos humanos que parecen hechos de mercurio en constante movimiento. Una mueca de disgusto asoma en mi rostro al comenzar a moverme con esta forma, pues llevaba muchísimo sin hacerlo. Desciendo del edificio por las escaleras de incendios, llegando así hasta el suelo y posteriormente al bar. Al ingresar en el lugar dedico una larga mirada a diferentes puntos del bar, examinando a los presentes. Setelah y el ladrón de huevos son los que más me interesan, pero por el momento me dedicaré a conseguir información. He esperado bastante, puedo esperar unos minutos más.
Juraría que sigue por allí, pero al parecer no es lo único que voy a encontrar esta noche. Casualidades del destino...un jovencísimo dragón negro se encamina hacia el bar junto con el ladrón de huevos de Bastion Hollow. No hace falta ser demasiado inteligente para deducir lo que eso significa. Por fin he dado con él, después de tanto desear encontrar al ladrón. La venganza ha tenido que esperar demasiado tiempo, así que no puedo dar ningún paso en falso para llevarla a cabo, y para recuperar al dragón negro que pertenece a mi prole. Podría destrozar el techo del bar y arrasar con todo, claro que podría, pero no sería lo suficientemente satisfactorio. Por ese motivo decido hacer algo que no había hecho desde hace muchísimos años, algo que considero denigrante en un dragón, pero que en este caso usaré como una simple herramienta para mis propósitos.
Dejo caer mis escamosos párpados sobre mis oscuros ojos de brillo metálico, concentrándome para adoptar una forma humana. Mi tamaño va menguando progresivamente, mi cuerpo se va modificando hasta adquirir la apariencia de un hombre de cabello largo y oscuro, alto y elegante. Los ropajes son un tanto anticuados, traje de caballero inglés del s. XIX, como lo eran los que llevaba la última vez que me transformé. Vuelvo a abrir los ojos, esta vez unos ojos humanos que parecen hechos de mercurio en constante movimiento. Una mueca de disgusto asoma en mi rostro al comenzar a moverme con esta forma, pues llevaba muchísimo sin hacerlo. Desciendo del edificio por las escaleras de incendios, llegando así hasta el suelo y posteriormente al bar. Al ingresar en el lugar dedico una larga mirada a diferentes puntos del bar, examinando a los presentes. Setelah y el ladrón de huevos son los que más me interesan, pero por el momento me dedicaré a conseguir información. He esperado bastante, puedo esperar unos minutos más.
- No no, que va. Yo era de Filipus Quintus. - respondí a Tobias haciendo un aspaviento con la izquierda y repleto de naturalidad. La verdad es que al contrario de lo que le habia dicho a Corvo me moria por partirle la cara a ese cientifico, por atreverse a poner sus manos en mi familia.
Me hizo gracia como reveló tanto sobre él,como si se creyese invencible.
- Si, asi es...vengo a traerte un proyecto que podría interesarte....
La conversacion con Lucius, aquello de las remesas...en que andaría ahora? Me moria de ganas por saberlo. Me pasé la lengua por los dientes con discrecion, un gesto de anhelo. Quizá pudiera persuadirlo. Si no con alcohol, de otro modo...los alemanes tienen aguante. Pero la conversacion se volvio cada vez menos fluida entre Tobias y yo conforme comenzaban a incorporarse individuos. Observé a Emily y escuché a Corvo, que me refrescó al memoria. Por el rabillo del ojo, vi entrar a una chica pelirroja, a Reiv y....premio. Lo sabia. Lo sabia desde hacia casi un año cuando lo encontré en este mismo bar. El dragon negro.
Oi el susurro de Corvo y lo miré, negando con la cabeza. No, la verdad es que no iba todo bien.
- cambio de planes, él puede esperar. - le dije igualmente en un susurro
Volví mi vista a Emily que, con una frescura e inocencia impresionantes, llamó mi autentico nombre con pelos y señales. Solté una carcajada por ello, sin mostrar signos de preocupacion y miré de reojo a Tobias.
-Si, bueno, en Londres voy bajo Setelah Barrett....ya sabes el otro en realidad suena un poco absurdo....
El tio estaba tan centrado en si mismo que ni se daria cuenta de nada. Emily me examinó y tal, y yo la dejé
- Gracias a vosotros sigo aquí. De verdad tuve visitas en el hospital? Eso me enternece
Si, la verdad habia estado cerca de palmarla aquella vez. Una experiencia mas, al fin y al cabo, no agradable, pero experiencia. Me quedé con su nombre, Emily, y mientras marchó al baño, eché un ojo hacia Reiv para vigilarlo. Miré de nuevo a Tobias, no me habia pasado desapercibida su cortesía con Emily. No me agradaba la idea de que decidiese tomarla como especimen de experimentos dado su interesante poder magico.
-Creo que tendremos que hablar de mi propuesta en otro momento...en un lugar algo mas privado. No me siento muy comodo asi. - le dije al cientifico. Luego miré a Corvo y puse mi mano sobre su hombro. - Tengo que jugar con fuego un ratito.- y en realidad, no queria exponer a Corvo a mis juegos o mis pactos antiguos, asi que esta vez no le pedí que me acompañase. Me permití darle un apreton en el hombro y con esa misma mano pasarla por su cuello a modo de caricia al levantarme y separarme de la mesa.
Eché a andar pero me detuve cuando volvio Emily con todo aquel despliegue. La rodee mirandola en plan "pero que tenemos aqui".
- Precioso. Emily...no dejes que estos señores de laboratorio se tomen muchas confianzas. - le guiñé un ojo, era una advertencia vedada.
Caminé hacia donde estaba la pareja, Reiv y Juliet. Pero no miré al castaño, ni a la pelirroja, si no que miré al dragón y le hablé en su propio idioma, aquel lenguaje antiguo que tan raro sonaba para aquellos que lo desconocian.
- ¿Tus padres te han traido a este antro? No se te ve muy tranquilo. Aunque claro, ellos no son tus padres.
Suspiré y aparté la mirada, pasandola a Reiv.
- Mas bien tus secuestradores. Reiv... qué has hecho? En serio, cuando te hablé de adoptar pajaros y reformarlos no me referia a esto. El dragón no puede quedarse contigo, tiene una familia
"bueno una familia uniparental, pero eso, que....familia es"
- Crees que puedes hacerlo por las buenas? - mis cejas se alzaron, y mi diestra se posó en el mango de la katana. Un gesto de cortesía, el dejarle atacar primero. Por los viejos tiempos, por las risas.
Me hizo gracia como reveló tanto sobre él,como si se creyese invencible.
- Si, asi es...vengo a traerte un proyecto que podría interesarte....
La conversacion con Lucius, aquello de las remesas...en que andaría ahora? Me moria de ganas por saberlo. Me pasé la lengua por los dientes con discrecion, un gesto de anhelo. Quizá pudiera persuadirlo. Si no con alcohol, de otro modo...los alemanes tienen aguante. Pero la conversacion se volvio cada vez menos fluida entre Tobias y yo conforme comenzaban a incorporarse individuos. Observé a Emily y escuché a Corvo, que me refrescó al memoria. Por el rabillo del ojo, vi entrar a una chica pelirroja, a Reiv y....premio. Lo sabia. Lo sabia desde hacia casi un año cuando lo encontré en este mismo bar. El dragon negro.
Oi el susurro de Corvo y lo miré, negando con la cabeza. No, la verdad es que no iba todo bien.
- cambio de planes, él puede esperar. - le dije igualmente en un susurro
Volví mi vista a Emily que, con una frescura e inocencia impresionantes, llamó mi autentico nombre con pelos y señales. Solté una carcajada por ello, sin mostrar signos de preocupacion y miré de reojo a Tobias.
-Si, bueno, en Londres voy bajo Setelah Barrett....ya sabes el otro en realidad suena un poco absurdo....
El tio estaba tan centrado en si mismo que ni se daria cuenta de nada. Emily me examinó y tal, y yo la dejé
- Gracias a vosotros sigo aquí. De verdad tuve visitas en el hospital? Eso me enternece
Si, la verdad habia estado cerca de palmarla aquella vez. Una experiencia mas, al fin y al cabo, no agradable, pero experiencia. Me quedé con su nombre, Emily, y mientras marchó al baño, eché un ojo hacia Reiv para vigilarlo. Miré de nuevo a Tobias, no me habia pasado desapercibida su cortesía con Emily. No me agradaba la idea de que decidiese tomarla como especimen de experimentos dado su interesante poder magico.
-Creo que tendremos que hablar de mi propuesta en otro momento...en un lugar algo mas privado. No me siento muy comodo asi. - le dije al cientifico. Luego miré a Corvo y puse mi mano sobre su hombro. - Tengo que jugar con fuego un ratito.- y en realidad, no queria exponer a Corvo a mis juegos o mis pactos antiguos, asi que esta vez no le pedí que me acompañase. Me permití darle un apreton en el hombro y con esa misma mano pasarla por su cuello a modo de caricia al levantarme y separarme de la mesa.
Eché a andar pero me detuve cuando volvio Emily con todo aquel despliegue. La rodee mirandola en plan "pero que tenemos aqui".
- Precioso. Emily...no dejes que estos señores de laboratorio se tomen muchas confianzas. - le guiñé un ojo, era una advertencia vedada.
Caminé hacia donde estaba la pareja, Reiv y Juliet. Pero no miré al castaño, ni a la pelirroja, si no que miré al dragón y le hablé en su propio idioma, aquel lenguaje antiguo que tan raro sonaba para aquellos que lo desconocian.
- ¿Tus padres te han traido a este antro? No se te ve muy tranquilo. Aunque claro, ellos no son tus padres.
Suspiré y aparté la mirada, pasandola a Reiv.
- Mas bien tus secuestradores. Reiv... qué has hecho? En serio, cuando te hablé de adoptar pajaros y reformarlos no me referia a esto. El dragón no puede quedarse contigo, tiene una familia
"bueno una familia uniparental, pero eso, que....familia es"
- Crees que puedes hacerlo por las buenas? - mis cejas se alzaron, y mi diestra se posó en el mango de la katana. Un gesto de cortesía, el dejarle atacar primero. Por los viejos tiempos, por las risas.
El acompañante de Setelah por fin abandona la cautela del silencio para dirigirse a la muchacha que hace un momento derramó mi copa. Aquí todos parecen conocerse, algo que me molesta porque normalmente soy yo el que controla quiénes son los demás. La joven parece pertenecer a alguna brigada, que ya me huelo cuál puede ser. Demasiada gente de esa puñetera brigada que se mete en todo. Alzo una ceja con escepticismo cuando Setelah sigue con la absurda broma de nombres raros, seguro de que me está mintiendo. Espero que no agote mi paciencia y que empiece rápidamente a contarme en qué consiste ese proyecto. Por suerte la chica de cabello blanco hace la situación más entretenida, excusando con gracia por lo de la copa. - Entonces demuéstrame qué otras maneras tienes para conocer a la gente. - le devuelvo la sonrisa segundos antes de que suelte el nombre de Setelah Barrett con esa naturalidad, delatando así la identidad del tío que no hace más que ponerse nombres ridículos. En ese momento caigo en que no es la primera vez que escucho ese nombre, que ya lo había escuchado en los tiempos en los que trabajé para el gobierno mágico londinense.
"vaya...¿otro que reniega de su pasado?"
Le dedico una mirada bastante suspicaz, aunque él parece más interesado en el par que acaba de entrar en el bar con un cachorro de dragón. Casualmente también los conozco, y parece que Setelah también, a juzgar por el interés que ha despertado en él dicha aparición. Incluso me da largas, dejando nuestra conversación para luego.[colorgoldenrod] - Como quieras, Setelah Barrett. -[/color] pongo énfasis en su nombre, como queriendo decirle que ya ubico su procedencia. - Pero ten cuidado si te acercas a esos...son gente traicionera. Acabarán mal tarde o temprano, como todos los que lo son. - aprovecho para hablar mal de esos dos, pues dieron al traste con mis planes de hacer tratos con ellos para darles la cura de el SPM. Y antes de eso también había tenido varios asuntos desagradables que incluían a Reiv de por medio. Debería encontrar un hueco para recordarles que tales acciones merecen su inevitable correctivo, pero el retorno de Emily tras ir a cambiarse hace que me distraiga de esos pensamientos. La visión de la alada merece dedicar varios segundos atentos para admirarla en todo su esplendor, un espécimen así no se ve todo los días. Cuando por fin pierdo de vista a Setelah aprovecho para quitar hierro a la última frase que éste ha dicho.
- No hagas caso a lo que te diga ese tipo, los científicos no vamos por ahí bisturí en mano diseccionando gente. - hago un intento de broma que creo que al final ha quedado más siniestro que otra cosa, pero da igual. Miro de soslayo a mi socio Lucius, para que acompañe riéndome la gracia o algo. Después cojo la botella de vodka que habíamos pedido al camarero, sirviendo una copa para todos los presentes en la mesa. Le paso la suya a Emily, chocando después mi copa contra la suya para brindar. - Por los que deciden liberar sus secretos.- añado en referencia a lo de sus alas y a el verdadero nombre del tío de antes, del cual me he enterado gracias a ella. Bebo un largo trago de mi copa que puede ser la tercera, la cuarta o la quinta que llevo desde que estoy en el bar. A decir verdad ya llevaba notando los efectos del alcohol ligeramente desde hace varios minutos, y por lo que intuyo pronto serán más intensos, según avance la noche. - Cuéntame, Emily...¿trabajas con la Brigada de las Mil Grullas, no? antes se mencionó algo de eso, y supuse que era esa.
"vaya...¿otro que reniega de su pasado?"
Le dedico una mirada bastante suspicaz, aunque él parece más interesado en el par que acaba de entrar en el bar con un cachorro de dragón. Casualmente también los conozco, y parece que Setelah también, a juzgar por el interés que ha despertado en él dicha aparición. Incluso me da largas, dejando nuestra conversación para luego.[colorgoldenrod] - Como quieras, Setelah Barrett. -[/color] pongo énfasis en su nombre, como queriendo decirle que ya ubico su procedencia. - Pero ten cuidado si te acercas a esos...son gente traicionera. Acabarán mal tarde o temprano, como todos los que lo son. - aprovecho para hablar mal de esos dos, pues dieron al traste con mis planes de hacer tratos con ellos para darles la cura de el SPM. Y antes de eso también había tenido varios asuntos desagradables que incluían a Reiv de por medio. Debería encontrar un hueco para recordarles que tales acciones merecen su inevitable correctivo, pero el retorno de Emily tras ir a cambiarse hace que me distraiga de esos pensamientos. La visión de la alada merece dedicar varios segundos atentos para admirarla en todo su esplendor, un espécimen así no se ve todo los días. Cuando por fin pierdo de vista a Setelah aprovecho para quitar hierro a la última frase que éste ha dicho.
- No hagas caso a lo que te diga ese tipo, los científicos no vamos por ahí bisturí en mano diseccionando gente. - hago un intento de broma que creo que al final ha quedado más siniestro que otra cosa, pero da igual. Miro de soslayo a mi socio Lucius, para que acompañe riéndome la gracia o algo. Después cojo la botella de vodka que habíamos pedido al camarero, sirviendo una copa para todos los presentes en la mesa. Le paso la suya a Emily, chocando después mi copa contra la suya para brindar. - Por los que deciden liberar sus secretos.- añado en referencia a lo de sus alas y a el verdadero nombre del tío de antes, del cual me he enterado gracias a ella. Bebo un largo trago de mi copa que puede ser la tercera, la cuarta o la quinta que llevo desde que estoy en el bar. A decir verdad ya llevaba notando los efectos del alcohol ligeramente desde hace varios minutos, y por lo que intuyo pronto serán más intensos, según avance la noche. - Cuéntame, Emily...¿trabajas con la Brigada de las Mil Grullas, no? antes se mencionó algo de eso, y supuse que era esa.
Finalmente tomamos asiento en una de las mesas más alejadas de todas, lo suficiente para que Svart tenga su sitio para poder sentarse. Desde que entramos se le nota bastante nervioso, no sé si por todo el jaleo de gente, por la pelea, o porque prefiere estar en espacios más abiertos. Al menos Juliet parece que lo ha conseguido calmar un poco al hablarle en el idioma de los dragones. - Supongo que a estas alturas el dragón debe ser ya bilingüe por lo menos, porque desde que nació le he estado hablando en el idioma de los humanos, que debería ser supuestamente su primera lengua. El de los dragones no comenzó a escucharlo hasta que fuimos a la isla con Snagov y hasta que te conocí.- reflexiono con Juliet mientras terminamos de acomodarnos en el sitio y de pedir un par de jarras para beber y algo de comer para poder darle a Svart, que se ve que no ha tenido bastante con lo de la isla. Mientras esperamos volvemos a enfocarnos en la pelea de la barra, que no está tan animada como podría esperarse. Suelto un largo silbido cuando dice que la rubia parece problemática, porque no sólo lo parece sino que lo es.
- Recuerdas los Blood Keepers, ¿verdad? esa es uno de ellos. Yo también lo era, sólo que antes nos hacíamos llamar aurores, o magos ministeriales. Trabajé para ella cuando fue "reina" de Francia. Es una engreída...pero por aquella época yo era más imbécil que ahora y hacia casi todo lo que me ordenaba. La verdad es que me arrepiento de haber estado relacionado con ella. - un error de esa época, uno de tantos. Al menos creo que ahora no los cometo de manera tan seguida como antes. Desvío la mirada de la pelea para mirarla a ella, compartiendo su interés por lo del mensaje televisado. - Seguro que el vídeo está en la red. O si no ya le preguntaré a mi hermano, fijo que él estaba por ahí. No se pierde una de esas. - al pensar en Johan se me viene a la mente que hace más o menos un año fue cuando le vi con Juliet en el castillo Black en el momento más inoportuno. Las cosas han cambiado bastante desde aquel momento de celos. Hago un gesto negativo a eso de leerles los labios, pues prefiero preguntar directamente. En ese momento nos traen lo que hemos pedido, pero también se acerca otra persona que no había visto al entrar. De hecho no me había fijado ni en él ni en la mesa de la que viene, en la que también se encuentra el maldito Tobías. Setelah no me molesta, pero al otro le odio, demasiadas putadas hacia mi persona y encima parece que nunca conseguimos borrarle esa sonrisa de suficiencia de la cara.
Me llevo una gran sorpresa al escuchar a Setelah hablando en el idioma de los dragones, no me constaba que supiese hacerlo. Por ahora no relaciono cuál puede ser el motivo de que conozca el idioma, pero lo que va diciendo a continuación me da una idea del asunto. - Setelah, cállate ya. Déjale en paz.- me levanto de la silla como un resorte, serio y bastante tenso. No quiero que le diga a Svart nada sobre secuestros, o sobre cómo llegó hasta mí. Lo malo es que no puedo decir que no sea cierto. Robé ese huevo porque me dio la gana, por mero afán egoísta de tener un dragón. Svart nos mira alternativamente a uno y a otro, emitiendo algún que otro gruñido de confusión. - ¿Y tú qué sabes? ¿acaso conoces a su familia? - ya me temo la respuesta, siendo que yo mismo anduve en tratos con Setelah en lo relacionado a Smaug y las calaveras. Este tío ha acabado hablando el idioma, y con ese dragón lo más fácil es acabar devorado, no siendo enseñado. Tal vez hayan acabado haciendo alguna extraña alianza. - Lo recogí porque estaba abandonado. No soy su padre, obviamente. Pero es mi amigo y lo he criado desde que salió del huevo. - me acerco para poner la mano sobre la cabeza de Svart, pero éste se aparta con desconfianza mientras dice algo así como que quién es su familia. Tarde o temprano iba a llegar el momento de hablar de esto, casi como si fuese un hijo adoptado. Suspiro algo fastidiado, desviando después la mirada hacia la mano de Setelah y su katana. - Vamos, no me jodas. No vamos a pelear porque ahora quieras hacerte el justiciero salvadragones. Lárgate por donde has venido. Te advierto que no soy el mismo crío inútil que te seguía a todas partes en Francia. - en aquella época me pegaba a él en las misiones, porque se veía que sabía lo que hacía y era garantía de seguridad. Ahora he mejorado mis habilidades mágicas y creo que podría enfrentarlo perfectamente.
- Recuerdas los Blood Keepers, ¿verdad? esa es uno de ellos. Yo también lo era, sólo que antes nos hacíamos llamar aurores, o magos ministeriales. Trabajé para ella cuando fue "reina" de Francia. Es una engreída...pero por aquella época yo era más imbécil que ahora y hacia casi todo lo que me ordenaba. La verdad es que me arrepiento de haber estado relacionado con ella. - un error de esa época, uno de tantos. Al menos creo que ahora no los cometo de manera tan seguida como antes. Desvío la mirada de la pelea para mirarla a ella, compartiendo su interés por lo del mensaje televisado. - Seguro que el vídeo está en la red. O si no ya le preguntaré a mi hermano, fijo que él estaba por ahí. No se pierde una de esas. - al pensar en Johan se me viene a la mente que hace más o menos un año fue cuando le vi con Juliet en el castillo Black en el momento más inoportuno. Las cosas han cambiado bastante desde aquel momento de celos. Hago un gesto negativo a eso de leerles los labios, pues prefiero preguntar directamente. En ese momento nos traen lo que hemos pedido, pero también se acerca otra persona que no había visto al entrar. De hecho no me había fijado ni en él ni en la mesa de la que viene, en la que también se encuentra el maldito Tobías. Setelah no me molesta, pero al otro le odio, demasiadas putadas hacia mi persona y encima parece que nunca conseguimos borrarle esa sonrisa de suficiencia de la cara.
Me llevo una gran sorpresa al escuchar a Setelah hablando en el idioma de los dragones, no me constaba que supiese hacerlo. Por ahora no relaciono cuál puede ser el motivo de que conozca el idioma, pero lo que va diciendo a continuación me da una idea del asunto. - Setelah, cállate ya. Déjale en paz.- me levanto de la silla como un resorte, serio y bastante tenso. No quiero que le diga a Svart nada sobre secuestros, o sobre cómo llegó hasta mí. Lo malo es que no puedo decir que no sea cierto. Robé ese huevo porque me dio la gana, por mero afán egoísta de tener un dragón. Svart nos mira alternativamente a uno y a otro, emitiendo algún que otro gruñido de confusión. - ¿Y tú qué sabes? ¿acaso conoces a su familia? - ya me temo la respuesta, siendo que yo mismo anduve en tratos con Setelah en lo relacionado a Smaug y las calaveras. Este tío ha acabado hablando el idioma, y con ese dragón lo más fácil es acabar devorado, no siendo enseñado. Tal vez hayan acabado haciendo alguna extraña alianza. - Lo recogí porque estaba abandonado. No soy su padre, obviamente. Pero es mi amigo y lo he criado desde que salió del huevo. - me acerco para poner la mano sobre la cabeza de Svart, pero éste se aparta con desconfianza mientras dice algo así como que quién es su familia. Tarde o temprano iba a llegar el momento de hablar de esto, casi como si fuese un hijo adoptado. Suspiro algo fastidiado, desviando después la mirada hacia la mano de Setelah y su katana. - Vamos, no me jodas. No vamos a pelear porque ahora quieras hacerte el justiciero salvadragones. Lárgate por donde has venido. Te advierto que no soy el mismo crío inútil que te seguía a todas partes en Francia. - en aquella época me pegaba a él en las misiones, porque se veía que sabía lo que hacía y era garantía de seguridad. Ahora he mejorado mis habilidades mágicas y creo que podría enfrentarlo perfectamente.
Corvo Attano
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Asentí ante la pregunta de Emily, que recordaba mi nombre y mi característica habilidad de convertirme en serpiente gigante. Miré a Setelah, empecé a recordar su apariencia cuando estaba poseído, su piel era cuarteada y gris, y una extraña oscuridad impedía que pudiesen verse sus dorados ojos. Dejé escapar ese pensamiento para volver a Emily, que respondió mi pregunta sin muchos detalles.
Deslicé mi mano por la pierna de Setelah hasta llegar a la rodilla, acariciándola por los agradecimientos que nos estaba dando y le dije -Fue un placer, y una locura para ser sinceros, pero conocí a bastante gente - Me acababa de dar cuenta de que el plan de Setelah había fallado.
Miro a los que se refiere Tobias y observo al “pequeño” dragón, al que puedo oler desde donde estoy sentado. Cuando se levantó y me tocó el cuello, que aproveché para tocarle la mano y robarle un poco de calor con una lenta caricia - Si vas a por el dragón traeme una copa con su sangre - Le dije guiñandole un ojo. No pensaba separarme mucho tiempo de él, pero había visto a Ben al girarme y quería asegurarme de que estaba bien.
Me levanté miré a Emily, que no ayudó mucho con mi sed, ya que la curiosidad por saber como sabía su sangre me ardía en la garganta y me despedí de ella con alzando mis dos dedos y de Tobías con un - “See you later alligator”- (hablamos en inglés no? xD) y a Lucius con un “encantado”.
Fui hacia donde estaba la pelea, que había disminuido el ritmo, pero seguían enfadados. Se me ocurrió utilizar Embozar la Mente con Ben, haciendo que desapareciera su enfado y le cogí de la cintura, empezando a bailar un Vals llevando yo el ritmo para llevarlo hasta la otra punta del lugar, cosa que no podía resistirse debido a mi hechizo y mi fuerza vampírica.
-De verdad, los de la Brigada sois un imán de problemas - Le reñí y puse la mano en su hombro para dejar de usar la habilidad -Me alegra ver que estás mejor. Todo bien?-
Deslicé mi mano por la pierna de Setelah hasta llegar a la rodilla, acariciándola por los agradecimientos que nos estaba dando y le dije -Fue un placer, y una locura para ser sinceros, pero conocí a bastante gente - Me acababa de dar cuenta de que el plan de Setelah había fallado.
Miro a los que se refiere Tobias y observo al “pequeño” dragón, al que puedo oler desde donde estoy sentado. Cuando se levantó y me tocó el cuello, que aproveché para tocarle la mano y robarle un poco de calor con una lenta caricia - Si vas a por el dragón traeme una copa con su sangre - Le dije guiñandole un ojo. No pensaba separarme mucho tiempo de él, pero había visto a Ben al girarme y quería asegurarme de que estaba bien.
Me levanté miré a Emily, que no ayudó mucho con mi sed, ya que la curiosidad por saber como sabía su sangre me ardía en la garganta y me despedí de ella con alzando mis dos dedos y de Tobías con un - “See you later alligator”- (hablamos en inglés no? xD) y a Lucius con un “encantado”.
Fui hacia donde estaba la pelea, que había disminuido el ritmo, pero seguían enfadados. Se me ocurrió utilizar Embozar la Mente con Ben, haciendo que desapareciera su enfado y le cogí de la cintura, empezando a bailar un Vals llevando yo el ritmo para llevarlo hasta la otra punta del lugar, cosa que no podía resistirse debido a mi hechizo y mi fuerza vampírica.
-De verdad, los de la Brigada sois un imán de problemas - Le reñí y puse la mano en su hombro para dejar de usar la habilidad -Me alegra ver que estás mejor. Todo bien?-
No coincidió con lo que Reiv dijo. No por hablarle en lenguas humanas un dragón olvida su parte dragón. En efecto, había que aprenderlo, pero era también parte de un instinto que se remontaba hacía miles de años. Ella lo aprendió desde pequeña aunque nunca supo que lo que decía era en realidad un dialecto mítico en lugar de un idioma más.- En realidad, es como si ya lo supieras y lo estuvieras volviendo a aprender. Sabes que sabes decirlo, resulta fácil para nosotros, pero a fin de cuentas es necesaria la instrucción propia para recordarlo todo... Aunque me agradaría si pudiera hablar con nosotros en ambas lenguas. Sería bueno para él. Quizás sería más fácil que aprendieras algunas cosas, ¿no crees, Svart?- Preguntó justo antes de llegar a la mesa y tomar asiento. Permitió que Reiv pidiera mientras escuchaba la historia de la rubia, atenta a ella.
Asintió cuando escuchó lo de los Blood Keepers. Los había oído nombrar de sus labios alguna vez y recordaba un poco sobre ellos. Escuchó con atención, sobre todo la parte de la reina de Francia, que le pareció de lo más egocéntrico tal como él afirmaba.- Suena a que es una persona de la cual alejarse. Debe tener muchos trucos bajo la manga.- Después de todo, no cualquiera llega a Reina. Reiv echó de repente una nueva luz a lo del video. Creyó haber escuchado eso de la red de alguien alguna vez. ¿Johan, Thalos? No recordaba quien se lo había explicado. De cualquier modo seguía sin saber bien a lo que se referían todos con eso, pero mientras muchas más personas vieran el video, todo estaba bien.
No puso atención ni al mesero ni al que se acercaba, pues no los conocía, hasta que el segundo comenzó a hablar de aquella manera tan siniestra con Svart. El que Reiv saltara antes no impidió que ella también lo hiciera.- ¿Por qué tendrías que decirle eso? - Protestó arrodillándose junto a Svart solo para darle un poco más de confianza al verlo tan huraño. No era de esperarse menos si le decían a un dragón entre joven y adolescente que el mundo no era como él creía.
"Calma, todo está bien. Reiv te ha cuidado bien. Recuerda que somos amigos, ¿de acuerdo? Nada malo te pasará."- Dijo solo a Svart, recogiendo algunas partes de lo que Reiv decía, volviendo para ver con mala cara a Setelah.- Es muy cruel que le digas eso a cualquiera. Sobre todo a alguien tan joven. No tenías ningún derecho a hacerlo.
Asintió cuando escuchó lo de los Blood Keepers. Los había oído nombrar de sus labios alguna vez y recordaba un poco sobre ellos. Escuchó con atención, sobre todo la parte de la reina de Francia, que le pareció de lo más egocéntrico tal como él afirmaba.- Suena a que es una persona de la cual alejarse. Debe tener muchos trucos bajo la manga.- Después de todo, no cualquiera llega a Reina. Reiv echó de repente una nueva luz a lo del video. Creyó haber escuchado eso de la red de alguien alguna vez. ¿Johan, Thalos? No recordaba quien se lo había explicado. De cualquier modo seguía sin saber bien a lo que se referían todos con eso, pero mientras muchas más personas vieran el video, todo estaba bien.
No puso atención ni al mesero ni al que se acercaba, pues no los conocía, hasta que el segundo comenzó a hablar de aquella manera tan siniestra con Svart. El que Reiv saltara antes no impidió que ella también lo hiciera.- ¿Por qué tendrías que decirle eso? - Protestó arrodillándose junto a Svart solo para darle un poco más de confianza al verlo tan huraño. No era de esperarse menos si le decían a un dragón entre joven y adolescente que el mundo no era como él creía.
"Calma, todo está bien. Reiv te ha cuidado bien. Recuerda que somos amigos, ¿de acuerdo? Nada malo te pasará."- Dijo solo a Svart, recogiendo algunas partes de lo que Reiv decía, volviendo para ver con mala cara a Setelah.- Es muy cruel que le digas eso a cualquiera. Sobre todo a alguien tan joven. No tenías ningún derecho a hacerlo.
Emily Kaldwin
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Sonreí ante el comentario de Setelah por mi nuevo atuendo, agradecida, pero mi expresión cambió a una de confusión cuando me dijo aquello, era una mujer independiente, fuerte y besexual que podía con todo. -Si algo va mal, patada en los huevos y a volar - Le dije susurrandole al oido antes de reirme por mi comentario.
Me despedí también de Corvo con la mano, que fue a raptar a uno de mis compañeros. “Meh, cosas de vampiros”. Al girarme, Tobias me estaba esperando con esas palabras que daban mal rollo, pero mi curiosidad por saber a qué se dedicaba en los laboratorios y que me invitase a copas me hicieron quedarme.
-Como digas… - Brindé y me llevé la copa a la boca, y al beber su contenido noté cómo ardía en mi garganta, provocando que carraspease un poco. -La falta de costumbre - Dije riéndome, bebí otra vez y empecé a disfrutar la bebida, que mostré dando pequeños gemidos y relajando mi cuerpo, siempre estresado.
-Y, bueno, ¿de qué conoces a esos chicos? - Dije señalando con la cabeza a Setelah, que estaba con los otros chicos en la mesa del fondo. Miré a Lucius, cuyo silencio me incomodaba, y bebí lo que quedaba de mi copa al ver el panorama.
-¿Te apetece jugar a un juego? - Digo acercándome a Tobias -Cada vez que alguien mire mal a otra en este establecimiento… sorbo, y cada vez que alguien pegue a alguien física y magicamente, copazo… ¿qué me dices?- Digo mirándole de forma pícara.
Me despedí también de Corvo con la mano, que fue a raptar a uno de mis compañeros. “Meh, cosas de vampiros”. Al girarme, Tobias me estaba esperando con esas palabras que daban mal rollo, pero mi curiosidad por saber a qué se dedicaba en los laboratorios y que me invitase a copas me hicieron quedarme.
-Como digas… - Brindé y me llevé la copa a la boca, y al beber su contenido noté cómo ardía en mi garganta, provocando que carraspease un poco. -La falta de costumbre - Dije riéndome, bebí otra vez y empecé a disfrutar la bebida, que mostré dando pequeños gemidos y relajando mi cuerpo, siempre estresado.
-Y, bueno, ¿de qué conoces a esos chicos? - Dije señalando con la cabeza a Setelah, que estaba con los otros chicos en la mesa del fondo. Miré a Lucius, cuyo silencio me incomodaba, y bebí lo que quedaba de mi copa al ver el panorama.
-¿Te apetece jugar a un juego? - Digo acercándome a Tobias -Cada vez que alguien mire mal a otra en este establecimiento… sorbo, y cada vez que alguien pegue a alguien física y magicamente, copazo… ¿qué me dices?- Digo mirándole de forma pícara.
Fruncí mis labios e hice descender las cejas con cara de circunstancia, mirando al castaño, que se rebotó bastante por lo que le dije a "su" dragón.
- No estaba abandonado. Bastion Hollow, verdad? No, me temo que su familia aun lo está buscando.
Miré al pobre dragoncillo juvenoso que ahora estaba un tanto "escamado" (jaja) con Reiv, preguntandose quien era su auténtica familia, asi que le respondí en su idioma.
- Familia sanguínea? Un dragón negro, como tu, llamado Smaug. Tu padre. De tu madre no se nada....
"como para sacarle esos datos a Smaug...."
Miré a Juliet y lo que la mujer dijo solo me provocó un tedioso resoplido y que mis ojos rodasen
- Le digo eso porque es la verdad. Creo que es mas cruel secuestrar a un niño y apartarlo de su familia, y mentirle. Y créme que de eso se un rato - se me estaba cruzando por la cabeza el pobre BB, despojado de los brazos de su madre nada mas nacer. Yo tuve que hacerme cargo, si, pero me encargué personalmente de que volviese a brazos de su madre en algun momento.... - No me hagas reir. ¿Tú tambien lo sabias? ¿Hasta cuando ibais a mentirle? Para qué? Para tener a una poderosa cria de dragon negro de vuestro lado? No fue misericordia, si es lo que me quereis hacer creer...
Mi voz se volvió mas dura, mas alta, mis palabras mas aceleradas. El ceño fruncido y los dorados ojos brillantes, los dedos mas ceñidos alrededor del mango de la katana.
- Oh no soy un justiciero y lo sabes. Sé que has crecido, crees que eres el unico? Te estoy advirtiendo, no puedes quedártelo.
Miré a mi alrededor.... como sería desatar aqui una pelea? Ya habia una pero llevaban un rato sin soltarse una nueva hostia. Tobias estaba de cháchara con la alada. Corvo bailaba con un pelirrojo. Un señor de aspecto antiguo miraba todo con cara de asco. Pero yo tenia un trato y debía cumplirlo, aunque ello no asegurase la supervivencia de Reiv. Solté el mango de mi espada.
"enfrentarme a él ahora no solo pondria al dragoncito en mi contra....sería yo contra esos tres....bueno, Corvo seguramente echaria una mano, pero no me gusta contar con efectivos sin tener el exito asegurado"
- Cúentaselo tú, al menos. Dile la verdad al pequeño dragón - le sugerí a Reiv, probando a emplear una habilidad que habia estado practicando recientemente, mediante palabras de persuasión. No tenia mucha fe pero si no funcionaba, apenas se daria cuenta de lo sucedido.
_________
ataque magico
10 dados+ 10 habilidad especial+ 15 base= 35 P poder
- No estaba abandonado. Bastion Hollow, verdad? No, me temo que su familia aun lo está buscando.
Miré al pobre dragoncillo juvenoso que ahora estaba un tanto "escamado" (jaja) con Reiv, preguntandose quien era su auténtica familia, asi que le respondí en su idioma.
- Familia sanguínea? Un dragón negro, como tu, llamado Smaug. Tu padre. De tu madre no se nada....
"como para sacarle esos datos a Smaug...."
Miré a Juliet y lo que la mujer dijo solo me provocó un tedioso resoplido y que mis ojos rodasen
- Le digo eso porque es la verdad. Creo que es mas cruel secuestrar a un niño y apartarlo de su familia, y mentirle. Y créme que de eso se un rato - se me estaba cruzando por la cabeza el pobre BB, despojado de los brazos de su madre nada mas nacer. Yo tuve que hacerme cargo, si, pero me encargué personalmente de que volviese a brazos de su madre en algun momento.... - No me hagas reir. ¿Tú tambien lo sabias? ¿Hasta cuando ibais a mentirle? Para qué? Para tener a una poderosa cria de dragon negro de vuestro lado? No fue misericordia, si es lo que me quereis hacer creer...
Mi voz se volvió mas dura, mas alta, mis palabras mas aceleradas. El ceño fruncido y los dorados ojos brillantes, los dedos mas ceñidos alrededor del mango de la katana.
- Oh no soy un justiciero y lo sabes. Sé que has crecido, crees que eres el unico? Te estoy advirtiendo, no puedes quedártelo.
Miré a mi alrededor.... como sería desatar aqui una pelea? Ya habia una pero llevaban un rato sin soltarse una nueva hostia. Tobias estaba de cháchara con la alada. Corvo bailaba con un pelirrojo. Un señor de aspecto antiguo miraba todo con cara de asco. Pero yo tenia un trato y debía cumplirlo, aunque ello no asegurase la supervivencia de Reiv. Solté el mango de mi espada.
"enfrentarme a él ahora no solo pondria al dragoncito en mi contra....sería yo contra esos tres....bueno, Corvo seguramente echaria una mano, pero no me gusta contar con efectivos sin tener el exito asegurado"
- Cúentaselo tú, al menos. Dile la verdad al pequeño dragón - le sugerí a Reiv, probando a emplear una habilidad que habia estado practicando recientemente, mediante palabras de persuasión. No tenia mucha fe pero si no funcionaba, apenas se daria cuenta de lo sucedido.
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El miembro 'Setelah Barrett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Ataque Mágico' :
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La dialéctica sobre idiomas y aprendizaje en los dragones queda relegado para otro momento de más calma, a pesar de que yo tenía un par de cosas que decir al respecto. Debido al cambio en los acontecimientos todo eso se queda en el aire, al igual que el tema de los cotilleos sobre la arpía de la rubia y su pasado. El ex-auror que ha venido ha interrumpirnos copa toda nuestra atención en este instante, pues las palabras que ha venido a decir son de todo menos agradables. Incluso han provocado que Svart actúe de manera un tanto huraña y recelosa, debe estar confundiendo al pobre dragón. Juliet sale enseguida al quite, tratando de calmar a nuestro joven amigo. Lo consigue sólo en parte, pero al menos a ella si le deja que se le acerque, tal vez porque perciba que es de su especie. - No sólo es cruel, Juliet, sino que no tiene ningún sentido que se lo diga él, ni que se meta en nuestros asuntos. - esta situación me hace recordar que mis abuelos también me mintieron respecto a mis padres, diciendo que mi madre estaba muerta cuando no era así, y ocultando la identidad real de mi padre hasta que cumplí los 15. Que ojalá no me hubiesen mentido es lo que pensé cientos de veces, y sin embargo aquí estoy yo haciendo algo parecido, ocultar una verdad importante a alguien que debería saberlo.
- Por eso, no te metas donde no te llaman, o yo haré lo mismo contigo. Siempre has guardado secretos bajo la manga, y cualquiera que se esfuerce mínimamente podría descubrirlos. - advierto como una sutil amenaza de que no me toque los cojones, pero si obvia lo sutil habrá que pasar a ser más directos. Rodeo la mesa para ir a encararme con él mientras menciona lo de Bastion Hollow, dejando detrás de mí a Svart y a Juliet. Entiendo a medias el mensaje que Setelah le da a Svart, parece que él me lleva lecciones de ventaja y domina mejor el idioma. Lo que sí sé es que le está diciendo que su padre es Smaug. Svart mira a Juliet más confuso todavía, parece que le pregunta en su idioma algo así como que si no es ella su madre. Resoplo un tanto cabreado, el tío este le está haciendo un lío. - Pues si no quieres que me lo quede tendrás que evitarlo por la fuerza. No pienso ceder. Él lleva conmigo desde que nació, no veo motivo para que no siga siendo así. - decido obviar todo eso de secuestrar niños y demás, a saber qué ha hecho él. Estoy dispuesto a ponerme a pelear con él para que nos deje en paz, aunque hubiese preferido que se largase sin más. En ese momento me sugiere que le diga la verdad al dragón, haciendo que de repente algo salte en mi cerebro, rompiendo cualquier reticencia a mantener el secreto. Me hace creer que de verdad debo contar lo que sucedió, y así lo hago, casi sin darme cuenta, sin apenas costarme esfuerzo porque es como si yo mismo hubiese decidido hablar.
- Juliet no sabía nada. Conseguí el huevo de Svart hace unos años, en el nido de un edificio destruido en Bastion Hollow. Fui allí con otra cazadora con la que trabajaba en esa época, ella se llevó otro huevo, no se dónde fue después. Yo sabía que el nido no estaba abandonado, y que tenía dueño, pero me dio igual. Sólo quería tener mi propio dragón, había visto lo poderosos que eran y deseaba uno. Así que me llevé el huevo, escapando de Smaug cuando comenzó a perseguirnos para recuperarlo. Desde entonces he intentado evitar cualquier encuentro con el dragón, o contar cómo obtuve el huevo. Yo... - miro hacia el suelo, ahora un poco más consciente de lo que estoy haciendo. Aún así no puedo frenarme y sigo hablando. - He mentido todo este tiempo. A Svart, a Juliet, a Snagov... y a ti. - confieso a Setelah bajando el tono de voz y todavía sin alzar la cabeza. En ese momento el joven dragón negro pega un respingo, apartándose de Juliet de manera lenta para acercarse a mí poco a poco haciendo ruidos entre lastimeros y de enfado, comenzando a gruñirme.
"¿por qué mierdas lo he tenido que contar? ¿sólo porque me lo ha pedido? ¿por remordimientos? no entiendo nada"
- Lo siento, Svart.
--------------------------------------------------------------------
defensa física:
5 dado + 13 stat defensa física= 18 (no supera ataque de Setelah, cae bajo persuasión)
- Por eso, no te metas donde no te llaman, o yo haré lo mismo contigo. Siempre has guardado secretos bajo la manga, y cualquiera que se esfuerce mínimamente podría descubrirlos. - advierto como una sutil amenaza de que no me toque los cojones, pero si obvia lo sutil habrá que pasar a ser más directos. Rodeo la mesa para ir a encararme con él mientras menciona lo de Bastion Hollow, dejando detrás de mí a Svart y a Juliet. Entiendo a medias el mensaje que Setelah le da a Svart, parece que él me lleva lecciones de ventaja y domina mejor el idioma. Lo que sí sé es que le está diciendo que su padre es Smaug. Svart mira a Juliet más confuso todavía, parece que le pregunta en su idioma algo así como que si no es ella su madre. Resoplo un tanto cabreado, el tío este le está haciendo un lío. - Pues si no quieres que me lo quede tendrás que evitarlo por la fuerza. No pienso ceder. Él lleva conmigo desde que nació, no veo motivo para que no siga siendo así. - decido obviar todo eso de secuestrar niños y demás, a saber qué ha hecho él. Estoy dispuesto a ponerme a pelear con él para que nos deje en paz, aunque hubiese preferido que se largase sin más. En ese momento me sugiere que le diga la verdad al dragón, haciendo que de repente algo salte en mi cerebro, rompiendo cualquier reticencia a mantener el secreto. Me hace creer que de verdad debo contar lo que sucedió, y así lo hago, casi sin darme cuenta, sin apenas costarme esfuerzo porque es como si yo mismo hubiese decidido hablar.
- Juliet no sabía nada. Conseguí el huevo de Svart hace unos años, en el nido de un edificio destruido en Bastion Hollow. Fui allí con otra cazadora con la que trabajaba en esa época, ella se llevó otro huevo, no se dónde fue después. Yo sabía que el nido no estaba abandonado, y que tenía dueño, pero me dio igual. Sólo quería tener mi propio dragón, había visto lo poderosos que eran y deseaba uno. Así que me llevé el huevo, escapando de Smaug cuando comenzó a perseguirnos para recuperarlo. Desde entonces he intentado evitar cualquier encuentro con el dragón, o contar cómo obtuve el huevo. Yo... - miro hacia el suelo, ahora un poco más consciente de lo que estoy haciendo. Aún así no puedo frenarme y sigo hablando. - He mentido todo este tiempo. A Svart, a Juliet, a Snagov... y a ti. - confieso a Setelah bajando el tono de voz y todavía sin alzar la cabeza. En ese momento el joven dragón negro pega un respingo, apartándose de Juliet de manera lenta para acercarse a mí poco a poco haciendo ruidos entre lastimeros y de enfado, comenzando a gruñirme.
"¿por qué mierdas lo he tenido que contar? ¿sólo porque me lo ha pedido? ¿por remordimientos? no entiendo nada"
- Lo siento, Svart.
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El miembro 'Reiv Black' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Emily Kaldwin escribió:Sonreí ante el comentario de Setelah por mi nuevo atuendo, agradecida, pero mi expresión cambió a una de confusión cuando me dijo aquello, era una mujer independiente, fuerte y besexual que podía con todo. -Si algo va mal, patada en los huevos y a volar - Le dije susurrandole al oido antes de reirme por mi comentario.
Me despedí también de Corvo con la mano, que fue a raptar a uno de mis compañeros. “Meh, cosas de vampiros”. Al girarme, Tobias me estaba esperando con esas palabras que daban mal rollo, pero mi curiosidad por saber a qué se dedicaba en los laboratorios y que me invitase a copas me hicieron quedarme.
-Como digas… - Brindé y me llevé la copa a la boca, y al beber su contenido noté cómo ardía en mi garganta, provocando que carraspease un poco. -La falta de costumbre - Dije riéndome, bebí otra vez y empecé a disfrutar la bebida, que mostré dando pequeños gemidos y relajando mi cuerpo, siempre estresado.
-Y, bueno, ¿de qué conoces a esos chicos? - Dije señalando con la cabeza a Setelah, que estaba con los otros chicos en la mesa del fondo. Miré a Lucius, cuyo silencio me incomodaba, y bebí lo que quedaba de mi copa al ver el panorama.
-¿Te apetece jugar a un juego? - Digo acercándome a Tobias -Cada vez que alguien mire mal a otra en este establecimiento… sorbo, y cada vez que alguien pegue a alguien física y magicamente, copazo… ¿qué me dices?- Digo mirándole de forma pícara.
Nos quedamos los tres solos en la mesa después de que el chico mono se marche con el mentiroso de Setelah. A saber qué quiere el tío de mí, pero su interés me ha resultado bastante mosqueante. Hasta que no se marche de la taberna creo que no podré relajarme lo suficiente con la alada y con mi compañero de laboratorio, aunque éste último permanece un tanto callado. La verdad es que me va a costar mantener la concentración, el alcohol en sangre ya empieza a notarse después de todo el rato que llevamos. - Veamos qué tolerancia tienen los alados al alcohol...todo interés científico, claro está. - comento con una sonrisa que no es acompañada por mis ojos, sin quitarle la mirada de encima a Emily. Es un ser fascinante en muchos sentidos, ha sido una suerte encontrar algo así aunque sea mi día libre. Relleno la copa de mi acompañante al ver que se la termina, y acto seguido bebo yo otro buen trago de mi copa antes de responder a su pregunta.
- No los conozco, al menos a uno de ellos. Del otro no estoy seguro...he oído hablar de él, eso como mínimo. Dicen que abandonó a los de su bando, que los dejó tirados. Ya no pertenece a los Blood Keepers. Las malas lenguas incluso han llegado a relacionarlo con lo sucedido durante el golpe de Estado a Termeritus Jones, aunque supongo que fueron simples rumores. - me encojo de hombros, todo lo que sé es por cosas que me han dicho aquí y allá, mercenarios, borrachos, socios de taberna y demás. La mitad de lo que escuches es mentira, la otra mitad vedad. Es difícil distinguir. - Yo no me acercaría mucho a él, a pesar de que te haya advertido sobre mí. Todo prejuicios. ¿Te parezco alguien peligroso? - me acerco un poco más a ella cuando ella lo hace conmigo, acentuando un poco más mi sonrisa a la mención del juego. - Quieres que acabemos con las existencias del bar, eso seguro. Hoy no vengo buscando pelea, de lo contrario tendría aquí bastante trabajo...lo dejaré para otro momento más propicio. Acepto, pues, tu juego. Pero antes te reto a que nos acabemos esta copa como si fuese un chupito. - brindo nuevamente con ella, bebiendo otra nueva copa entera y animándome por momentos.
Corvo Attano escribió:Asentí ante la pregunta de Emily, que recordaba mi nombre y mi característica habilidad de convertirme en serpiente gigante. Miré a Setelah, empecé a recordar su apariencia cuando estaba poseído, su piel era cuarteada y gris, y una extraña oscuridad impedía que pudiesen verse sus dorados ojos. Dejé escapar ese pensamiento para volver a Emily, que respondió mi pregunta sin muchos detalles.
Deslicé mi mano por la pierna de Setelah hasta llegar a la rodilla, acariciándola por los agradecimientos que nos estaba dando y le dije -Fue un placer, y una locura para ser sinceros, pero conocí a bastante gente - Me acababa de dar cuenta de que el plan de Setelah había fallado.
Miro a los que se refiere Tobias y observo al “pequeño” dragón, al que puedo oler desde donde estoy sentado. Cuando se levantó y me tocó el cuello, que aproveché para tocarle la mano y robarle un poco de calor con una lenta caricia - Si vas a por el dragón traeme una copa con su sangre - Le dije guiñandole un ojo. No pensaba separarme mucho tiempo de él, pero había visto a Ben al girarme y quería asegurarme de que estaba bien.
Me levanté miré a Emily, que no ayudó mucho con mi sed, ya que la curiosidad por saber como sabía su sangre me ardía en la garganta y me despedí de ella con alzando mis dos dedos y de Tobías con un - “See you later alligator”- (hablamos en inglés no? xD) y a Lucius con un “encantado”.
Fui hacia donde estaba la pelea, que había disminuido el ritmo, pero seguían enfadados. Se me ocurrió utilizar Embozar la Mente con Ben, haciendo que desapareciera su enfado y le cogí de la cintura, empezando a bailar un Vals llevando yo el ritmo para llevarlo hasta la otra punta del lugar, cosa que no podía resistirse debido a mi hechizo y mi fuerza vampírica.
-De verdad, los de la Brigada sois un imán de problemas - Le reñí y puse la mano en su hombro para dejar de usar la habilidad -Me alegra ver que estás mejor. Todo bien?-
El puñetazo contra la jeta de Adele no me deja satisfecho, necesito hacerle todo el daño que pueda, hacerla sentir una mínima parte de lo que ella le hizo sentir a nuestro compañero cuando lo mató de esa manera tan cruel. Zack era sólo un adolescente, y a ella no le importó quitarle la vida. Ni a él ni a otros, sigue viviendo tan tranquila. - ¡¡NO TE VAMOS A DEJAR EN PAZ HASTA QUE TE HAGAMOS PAGAR LO QUE HICISTE!! - le grito antes de intentar darle un segundo golpe, aunque en ese momento alguien me aparta de mi víctima, tomándome por la cintura para llevarme a bailar. La ira se esfuma de mi mente de manera extrañamente rápida, haciendo que el odio que sentía hacia Adele desaparezca de manera repentina. Nos alejamos así de Erebo y Adele, a la otra punta del bar. No opongo resistencia alguna, simplemente me dejo llevar y sigo los pasos. En condiciones normales le habría dicho que me dejase en paz, que tenía una pelea que atender, pero en este caso estoy incluso disfrutando de cada paso que damos. Juraría que ya he visto antes la cara de este tipo, pero ahora mismo me cuesta acordarme de cuándo fue eso, y en qué circunstancias.
Bailar no se me ha dado nunca mal, he estado en tantas fiestas a lo largo de mi vida que he ido aprendiendo un poco de todo. El vampírico vals dura algunos segundos más, hasta que Corvo pone la mano en mi hombro diciendo eso de la Brigada y los problemas. - Una perfecta ecuación. Siempre estamos ahí. - lo miro extrañado cuando me dice eso de estar mejor, sin saber muy bien a qué se refiere. - Creo que te conozco, pero no sé de qué...espero no haberte pegado en alguna borrachera. Y...- dejo de bailar unos segundos, con cara de estar pensando fuertemente. - ¿Qué hacemos bailando? yo quería darle una paliza a la asesina esa que está ahí. ¿No será amiga tuya, no? - tal vez me haya alejado de ella para defenderla, aunque no termina de tener mucho sentido. - ¿Quién eres? - entorno los ojos con más desconfianza de la habitual en mí, ha debido hacer algo para convencerme tan rápido en eso del baile. También lanzo una mirada de reojo a Emily, que se ha puesto a beber con otro que no tiene muy buena fama. Hoy está caldeado el ambiente en el bar, entre unos y otros. Tendré que estar pendiente de mi compañera de brigada, que la veo beber una copa tras otra muy alegremente.
Erebo
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Conseguí dañarla al final utilizando el elemento sorpresa, aunque lo malo de dar un cabezazo es que es una hoja de doble filo, ya que también te dañas a ti mismo, pero aquello con el hecho de haber conseguido darle un golpe a la pesada esa lo compensa haciéndolo un mal menor. Paso mi mano por la frente para quitarme cualquier mancha de sangre que tenga.
Coge una botella rota para cortarme con ella, soy consciente de que aún estoy atado por una muñeca así que no voy a poder esquivar efectivamente el ataque, así que protejo mi costillar con el brazo, grito enfurecido al recibir el corte en el brazo, aunque prefiero que sea el brazo el que me sangre al costillar ya que eso me iba a impedir los movimientos, el brazo es un mal menor. Mi sangre de dragón arde, es la primera vez que estoy realmente furioso de verdad como para no ser capaz de controlar mis impulsos ancestrales de destrucción, mis ojos pierden su iris humano para tornarse como mis ojos de dragón.
Tengo que liberarme de mi atadura y acabar pronto esta estúpida pelea. Mi brazo sangra, noto el calor de mi propia sangre recorriendo mi brazo, cada curva y hendidura de su musculatura siendo recorrida por esta hasta caer al suelo. Llamo a la tierra, el elemento que yo domino y mi voz hace que se postre ante mis pies. Mis dedos se empiezan a cubrir con cristales hasta hacer una garra artificial con la que pego un tajo al látigo para cortar por donde me tiene sujeto la otra mano y librarme de ese incordio. Una vez libre, levanto una de las manos donde se forma un círculo mágico que acabo estampando contra el suelo, haciendo que se empiecen a crecer lanzas de piedra que se dirigen hacia la mujer.
Pronto llega un hombre que quiere meterse en la pelea con eso de enemigo de mi enemigo es mi amigo, lo miré enfadado, no me gusta que nadie se meta en mis peleas, pero fue llevado pronto a otra parte por otro chico.
Coge una botella rota para cortarme con ella, soy consciente de que aún estoy atado por una muñeca así que no voy a poder esquivar efectivamente el ataque, así que protejo mi costillar con el brazo, grito enfurecido al recibir el corte en el brazo, aunque prefiero que sea el brazo el que me sangre al costillar ya que eso me iba a impedir los movimientos, el brazo es un mal menor. Mi sangre de dragón arde, es la primera vez que estoy realmente furioso de verdad como para no ser capaz de controlar mis impulsos ancestrales de destrucción, mis ojos pierden su iris humano para tornarse como mis ojos de dragón.
Tengo que liberarme de mi atadura y acabar pronto esta estúpida pelea. Mi brazo sangra, noto el calor de mi propia sangre recorriendo mi brazo, cada curva y hendidura de su musculatura siendo recorrida por esta hasta caer al suelo. Llamo a la tierra, el elemento que yo domino y mi voz hace que se postre ante mis pies. Mis dedos se empiezan a cubrir con cristales hasta hacer una garra artificial con la que pego un tajo al látigo para cortar por donde me tiene sujeto la otra mano y librarme de ese incordio. Una vez libre, levanto una de las manos donde se forma un círculo mágico que acabo estampando contra el suelo, haciendo que se empiecen a crecer lanzas de piedra que se dirigen hacia la mujer.
Pronto llega un hombre que quiere meterse en la pelea con eso de enemigo de mi enemigo es mi amigo, lo miré enfadado, no me gusta que nadie se meta en mis peleas, pero fue llevado pronto a otra parte por otro chico.
Lucius Kakumei
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Me senté en la mesa de Tobias con sus amigos, mientras bebiamos no mantuve conversación mientras Tobias hablaba sobre algunos detalles con sus conocidos, más bien fui un silencioso observador, analizando la escena en sus totalidad. Aunque saqué mi baraja de tarot y parecía distraido con ella, como si jugara un solitario conmigo seguía atento a todo lo que ocurría a mi alrededor.
Pronto se presentó una alada que se tropezó con Tobias y demostró tener poderes de control sobre el tiempo que podrían ser bastante útiles. La chica se marchó y al reto volvió cambiada de atuendo a uno un poco más provocativo y propuso a Tobias un juego de beber algo cada vez que sucediese una serie de eventos, no pude sino esbozar una sonrisa y reirme un momento.
- A este ritmo con vuestro juego acabaréis con un coma etílico de niveles astronómicos, con lo que está sucediendo ahora.
Continuo con mis arcanos, al menos la lectura que estoy obteniendo de estos es bastante entretenida, hasta que los dos hombres que estaban con Tobias se marcharon y quedamos solo 3 en la mesa. Volví a beber un poco más de mi vaso y recogí los arcanos, guardándolos de nuevo en el bolsillo.
- Tienes unas amistades muy peculiares, Tobias.
Pronto se presentó una alada que se tropezó con Tobias y demostró tener poderes de control sobre el tiempo que podrían ser bastante útiles. La chica se marchó y al reto volvió cambiada de atuendo a uno un poco más provocativo y propuso a Tobias un juego de beber algo cada vez que sucediese una serie de eventos, no pude sino esbozar una sonrisa y reirme un momento.
- A este ritmo con vuestro juego acabaréis con un coma etílico de niveles astronómicos, con lo que está sucediendo ahora.
Continuo con mis arcanos, al menos la lectura que estoy obteniendo de estos es bastante entretenida, hasta que los dos hombres que estaban con Tobias se marcharon y quedamos solo 3 en la mesa. Volví a beber un poco más de mi vaso y recogí los arcanos, guardándolos de nuevo en el bolsillo.
- Tienes unas amistades muy peculiares, Tobias.
Miró con total hartazgo a Setelah, incluso con rabia que no dejaba relucir muy a menudo, cuando mencionó a la verdadera familia de Svart. Aquella información era difícil de entregar a un niño pequeño, y era mucho peor si a quien se lo decía era a un dragón joven en pleno desarrollo.- "No tienes derecho a usar esta lengua si solo la tomas para envenenar a nuestra especie."- Siseó con intensidad con un marcado y duro acento. Ni siquiera merecía una contestación en aquel idioma, ni en ninguno, pero su enojo era tal que no podía solo dejarlo pasar.
Sus palabras eran duras, tanto así que Svart había comenzado a tomarlas en consideración. El corazón le dio un vuelco con aquella pregunta del pequeño dragón. No sabía, no tenía idea de que él la considerara como una madre y estuvo a punto de llorar por lo conmovida que estaba.-Svart...- Inició con una voz más dulce, agradecida por el honor que le concedía.-"...yo seré lo que tu quieras que yo sea. Una conocida, una amiga, una madre... pero porque así lo queremos. No podrás evitar que te ame. Eres muy amado, y eso no lo cambiará nada."- Susurró, acercando la mano mientras trataba de acaparar su atención y tranquilizarlo. A pesar de la situación, sentía el corazón enorme y pequeño a la vez, contrariada entre la situación tan emocional y aquella confianza que el pequeño tenía. Sintió también una conexión más profunda con el pequeño dragón, más fuerte, más que nunca antes. Quizás porque son las crisis las que te muestran a tus verdaderos amigos. Pero no podía evitar sentirse asustada por no saber que pensar. Era difícil saber la reacción de un dragón, sobre todo cuando no comprenden la complejidad de las situaciones.
La declaración de Reiv le tomó por sorpresa. Pensó en que ojalá Svart no fuera tan bilingue, al menos no para escuchar aquella confesión tan fuerte. Sintió claramente como se alejó entre rabia y dolor. Un lo siento no le bastaría, no para tal decepción.- Svart... Eres parte de nosotros... Nos ayudaste todo este tiempo con los dragoncillos, eres un hermano mayor excepcional. Y aunque esto sea complicado, siempre estamos contigo.
En ese punto, comprendía muy bien que no podía decirle que simplemente olvidara su enojo. Tenía que vivirlo y dejarlo salir o se convertiría en permanente, y eso era sencillo en un dragón negro. Solo quedaba darle la opción de quedarse, aunque bien sabía que ese hombre no tocaría ni una sola escama de dragón aunque tuviera que interponerse ella misma.- También dile que desde entonces haz buscado lo mejor para él, que lo haz protegido de todo peligro... Dile también que lo quieres y que es importante para ti..."Hasta que el sol consuma el universo."- Susurró por último, dejando una pieza de un poema que había escuchado muchos años atrás, una leyenda, una creencia, ya no sabía que era qué.
Sus palabras eran duras, tanto así que Svart había comenzado a tomarlas en consideración. El corazón le dio un vuelco con aquella pregunta del pequeño dragón. No sabía, no tenía idea de que él la considerara como una madre y estuvo a punto de llorar por lo conmovida que estaba.-Svart...- Inició con una voz más dulce, agradecida por el honor que le concedía.-"...yo seré lo que tu quieras que yo sea. Una conocida, una amiga, una madre... pero porque así lo queremos. No podrás evitar que te ame. Eres muy amado, y eso no lo cambiará nada."- Susurró, acercando la mano mientras trataba de acaparar su atención y tranquilizarlo. A pesar de la situación, sentía el corazón enorme y pequeño a la vez, contrariada entre la situación tan emocional y aquella confianza que el pequeño tenía. Sintió también una conexión más profunda con el pequeño dragón, más fuerte, más que nunca antes. Quizás porque son las crisis las que te muestran a tus verdaderos amigos. Pero no podía evitar sentirse asustada por no saber que pensar. Era difícil saber la reacción de un dragón, sobre todo cuando no comprenden la complejidad de las situaciones.
La declaración de Reiv le tomó por sorpresa. Pensó en que ojalá Svart no fuera tan bilingue, al menos no para escuchar aquella confesión tan fuerte. Sintió claramente como se alejó entre rabia y dolor. Un lo siento no le bastaría, no para tal decepción.- Svart... Eres parte de nosotros... Nos ayudaste todo este tiempo con los dragoncillos, eres un hermano mayor excepcional. Y aunque esto sea complicado, siempre estamos contigo.
En ese punto, comprendía muy bien que no podía decirle que simplemente olvidara su enojo. Tenía que vivirlo y dejarlo salir o se convertiría en permanente, y eso era sencillo en un dragón negro. Solo quedaba darle la opción de quedarse, aunque bien sabía que ese hombre no tocaría ni una sola escama de dragón aunque tuviera que interponerse ella misma.- También dile que desde entonces haz buscado lo mejor para él, que lo haz protegido de todo peligro... Dile también que lo quieres y que es importante para ti..."Hasta que el sol consuma el universo."- Susurró por último, dejando una pieza de un poema que había escuchado muchos años atrás, una leyenda, una creencia, ya no sabía que era qué.
Smaug
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Escojo un lugar de la barra que esté más o menos alejado de la pelea de Erebo, el dragón con el que intercambié unas cuantas palabras poco agradables hace unos meses, pero al cual salvé de una situación comprometida. Si nuestro encuentro hubiese sido de otra manera probablemente le habría insistido en unir fuerzas con el resto de dragones, aunque no seamos muchos, pero teniendo en cuenta su resentimiento hacia los suyos dudo que podamos hacer nada con él. Me dedico desde ese momento a escuchar la conversación entre Setelah y Reiv, después de que el primero decida levantarse para ir a hablar con él. Casi podría decirse que estoy disfrutando del modo en que Setelag desenmascara al ladrón de huevos, y también de cada expresión de irritación de los otros. No dejo de observarlos por el rabillo del ojo, fijándome además en el joven dragón al que llaman Svart. Si no me hubiesen quitado a mi hijo le habría puesto otro nombre, uno mejor. A partir de ahora podré criarlo como debería haber sido, como al resto de dragones de nuestra familia.
Las palabras de mi humano sirviente son de mi completo agrado, ha recuperado mi valoración y su lealtad no queda tan en entredicho. Sólo es lento, vago e inconstante, como muchos humanos. Llegado el momento, y después de la confesión del ladrón, decido levantarme para caminar hacia el grupo formado por Setelah, Juliet, Svart y Reiv. Me sitúo al lado de éste sin mediar palabra, dirigiendo una penetrante mirada a Juliet cuando dice eso de "nuestra especie" y habla de crías de dragón. ¿Qué les pasa a todos los dragones hoy día? - Debería darte vergüenza. - espeto con voz profunda y pausada, dirigiendo después una mirada de desprecio infinito hacia Reiv. - Has corrompido a dos dragones, no sólo a uno. Un dragón no olvida, ni perdona. - después dirijo una mirada a Setelah, como queriendo decirle que deje que me encargue de la situación. Utilizo la lengua de los dragones para hablar con mi hijo, el cual ha de venir conmigo esta noche, sea como sea.
- Esta gente ha matado a muchos de los nuestros. Uno de ellos incluso mató a uno de tus hermanos en el nido. No han dejado de masacrarnos, y para ellos no somos más que unos aliados que les conviene tener de su parte. - me inclino para mirar frente a frente a Svart, posando una mano sobre su cabeza. -Ellos no son tu familia. Yo...soy tu padre. Ven conmigo, hijo. Juntos viviremos con el resto de dragones que quedan vivos y todavía no han sido corrompidos. Sólo conmigo podrás conocer tus orígenes. - sé que es muy joven todavía, pero espero que lo comprenda. - Te libraré de estos impresentables. - Ella no ha hecho nada malo, excepto seguir a un idiota. Si no intenta nada contra mí la dejaré en paz. Sin embargo él... - No sólo vas a dejarlo ir, vamos a continuar lo que dejamos a medias hace unos años...- es el momento de dejar atrás mi forma de humano, esa en la que me siento tan incómodo. Lo de pasar desapercibido ha llegado a su fin.
El torrente de magia de mi cuerpo fluye de manera descontrolada, en medio de una nebulosa rojiza y negra que gira alrededor de mi cuerpo. El proceso dura varios segundos y desata una espiral de aire a mi alrededor, hasta dar paso nuevamente a mi forma original, la forma del enorme dragón negro que soy. Evidentemente el espacio que ocupo ahora provoca que mi aumento de tamaño invada buena parte del local, por no decir todo. Mis alas, cola, cabeza y demás partes de mi cuerpo destrozan a su paso, como por ejemplo las mesas, parte de la barra y el techo, en el cual se abre un boquete y caen algunas de las cosas que estaban en el segundo piso. Poco me importa haber destrozado esta choza de humanos, y poco me importa a cuántos pueda causarles daño. Para empezar ya tengo uno, no más palabras, no más treguas. Descargo un zarpazo contra Reiv, haciendo uso también de mis venenosas garras.
Las palabras de mi humano sirviente son de mi completo agrado, ha recuperado mi valoración y su lealtad no queda tan en entredicho. Sólo es lento, vago e inconstante, como muchos humanos. Llegado el momento, y después de la confesión del ladrón, decido levantarme para caminar hacia el grupo formado por Setelah, Juliet, Svart y Reiv. Me sitúo al lado de éste sin mediar palabra, dirigiendo una penetrante mirada a Juliet cuando dice eso de "nuestra especie" y habla de crías de dragón. ¿Qué les pasa a todos los dragones hoy día? - Debería darte vergüenza. - espeto con voz profunda y pausada, dirigiendo después una mirada de desprecio infinito hacia Reiv. - Has corrompido a dos dragones, no sólo a uno. Un dragón no olvida, ni perdona. - después dirijo una mirada a Setelah, como queriendo decirle que deje que me encargue de la situación. Utilizo la lengua de los dragones para hablar con mi hijo, el cual ha de venir conmigo esta noche, sea como sea.
- Esta gente ha matado a muchos de los nuestros. Uno de ellos incluso mató a uno de tus hermanos en el nido. No han dejado de masacrarnos, y para ellos no somos más que unos aliados que les conviene tener de su parte. - me inclino para mirar frente a frente a Svart, posando una mano sobre su cabeza. -Ellos no son tu familia. Yo...soy tu padre. Ven conmigo, hijo. Juntos viviremos con el resto de dragones que quedan vivos y todavía no han sido corrompidos. Sólo conmigo podrás conocer tus orígenes. - sé que es muy joven todavía, pero espero que lo comprenda. - Te libraré de estos impresentables. - Ella no ha hecho nada malo, excepto seguir a un idiota. Si no intenta nada contra mí la dejaré en paz. Sin embargo él... - No sólo vas a dejarlo ir, vamos a continuar lo que dejamos a medias hace unos años...- es el momento de dejar atrás mi forma de humano, esa en la que me siento tan incómodo. Lo de pasar desapercibido ha llegado a su fin.
El torrente de magia de mi cuerpo fluye de manera descontrolada, en medio de una nebulosa rojiza y negra que gira alrededor de mi cuerpo. El proceso dura varios segundos y desata una espiral de aire a mi alrededor, hasta dar paso nuevamente a mi forma original, la forma del enorme dragón negro que soy. Evidentemente el espacio que ocupo ahora provoca que mi aumento de tamaño invada buena parte del local, por no decir todo. Mis alas, cola, cabeza y demás partes de mi cuerpo destrozan a su paso, como por ejemplo las mesas, parte de la barra y el techo, en el cual se abre un boquete y caen algunas de las cosas que estaban en el segundo piso. Poco me importa haber destrozado esta choza de humanos, y poco me importa a cuántos pueda causarles daño. Para empezar ya tengo uno, no más palabras, no más treguas. Descargo un zarpazo contra Reiv, haciendo uso también de mis venenosas garras.
- Dados:
Ataque físico a Reiv
25 (dado) + 15 ( stat ataque físico) + 10 (habilidad de ficha) + 25 (forma dragón) = 75
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