Recuerdo del primer mensaje :
El tradicional barrio chino de Londres se ha convertido en un lugar propicio para el contrabando y los negocios sucios, es una zona poco controlada por la ley, un lugar peligroso.
La advertencia de Juliet sobre no meterme en asuntos de matrimonio no me disuade de intentar hablar con Johan si se da la ocasión, de una forma u otra el tema saldrá. Ella tiene su opinión al respecto y yo la mía. No creo que por comentarlo me esté metiendo en sus cosas. Además, si queremos tener una relación más cercana no debería haber tantas "líneas rojas" para tener una conversación. - Meterse no, hablar sí. - No agrego nada más al respecto, pues creo que ninguno va a convencer al otro del modo de actuar al respecto. Todo parece fluir mejor cuando dejamos las discrepancias, cuando la dejo hablar e intento comprender su pasado, sus motivos, lo que ha forjado esa forma de ser ella. El abrazo termina de completar esa comprensión y complicidad que se había estado formando en los últimos meses. No es el primer abrazo que nos damos, pero sí que es el más duradero e intenso, uno bastante significativo.
Noto que le cuesta separarse de mí llegado el momento, evitando mi mirada durante un instante cuando busco la suya. Parece bastante tocada por haber tenido que afrontar sus demonios y sacarlos a la luz, aunque al menos asiente para asegurar que se encuentra mejor ahora. - Bien...al menos ha servido para algo eso de ponerme tan pesado para que hablases. - dudo que hubiese dicho algo de no haberla puesto contra la espada y la pared, y tal vez hubiese pasado mucho tiempo antes de que se sintiese lista para contarlo. O tal vez no lo habría dicho nunca, quién sabe. Sonrío también levemente, frunciendo un poco el ceño en gesto de confusión por su forma de malpensar sobre las palabras que he dicho. - ¿Qué...? Serás malpensada... - acabo por reír ahora un poco más abiertamente, pues me hace gracia que sea capaz de pensar en eso después de toda la tensión liberada. No es mala señal, que sea capaz de reírse después de todo. Dejo de reír para mirarla con cierta picardía, devolviéndole la jugada.
- Tal vez se pueda poner esa frase en contexto en algún momento. Lo que habría que decidir es cuándo es suficiente...- me atrevo a susurrarle acercándome a su oído un momento, separándome despacio para volver a sostenerle la mirada con cierta tensión contenida que en algún momento acabará por salir por algún lado. No creo que ese día sea hoy, ha habido bastante para un sólo día y ella parece agotada. Por un momento pienso en lanzarme y besarla, pero en parte siento que no es el momento para ello, por todo lo anterior, la situación...no, seguro que nos surge un momento mejor. - ¿Quieres que volvamos al castillo con la comida? - a estas alturas probablemente se haya quedado fría, tocará recalentarla. - O ir a otro lado...
Noto que le cuesta separarse de mí llegado el momento, evitando mi mirada durante un instante cuando busco la suya. Parece bastante tocada por haber tenido que afrontar sus demonios y sacarlos a la luz, aunque al menos asiente para asegurar que se encuentra mejor ahora. - Bien...al menos ha servido para algo eso de ponerme tan pesado para que hablases. - dudo que hubiese dicho algo de no haberla puesto contra la espada y la pared, y tal vez hubiese pasado mucho tiempo antes de que se sintiese lista para contarlo. O tal vez no lo habría dicho nunca, quién sabe. Sonrío también levemente, frunciendo un poco el ceño en gesto de confusión por su forma de malpensar sobre las palabras que he dicho. - ¿Qué...? Serás malpensada... - acabo por reír ahora un poco más abiertamente, pues me hace gracia que sea capaz de pensar en eso después de toda la tensión liberada. No es mala señal, que sea capaz de reírse después de todo. Dejo de reír para mirarla con cierta picardía, devolviéndole la jugada.
- Tal vez se pueda poner esa frase en contexto en algún momento. Lo que habría que decidir es cuándo es suficiente...- me atrevo a susurrarle acercándome a su oído un momento, separándome despacio para volver a sostenerle la mirada con cierta tensión contenida que en algún momento acabará por salir por algún lado. No creo que ese día sea hoy, ha habido bastante para un sólo día y ella parece agotada. Por un momento pienso en lanzarme y besarla, pero en parte siento que no es el momento para ello, por todo lo anterior, la situación...no, seguro que nos surge un momento mejor. - ¿Quieres que volvamos al castillo con la comida? - a estas alturas probablemente se haya quedado fría, tocará recalentarla. - O ir a otro lado...
Aparentemente, el moreno no quitaría el dedo del renglón con facilidad. A pesar del ultimatum, había dado su última palabra y no había dado su brazo a torcer. Hizo una mueca con los labios un tanto molesta, y soltó un suspiro refunfuñando, pues no podía creer que de verdad fuera a tratar de hablar con su hermano de su relación con su esposa. Sabía que cosas así eran dolorosas y no quería echar más sal en las heridas. Pero él ya se había decidido, y solo esperaba que la decisión que tomara la hiciera pensando en la felicidad real de su hermano.
El tema lo dejó estar. Ya no tenía importancia. Despues del abrazo, las cosas parecían haberse tranquilizado mágicamente. Ya no había tensión ni malos entendidos entre ellos, y tampoco estaba aquel velo de inseguridad que la cubría sobre hablar de su pasad. La sinceridad también había dado la posibilidad a una confianza diferente, sin tantas limitaciones, sin acuse de cuentas, algo en lo que podía contar después de tanto tiempo en soledad.
Asintió abierta y rápidamente a que se había puesto pesado. Ciertamente la había empujado mucho a hacer aquello. Y no se alegraba de haber confesado todo, pero si de que el contrario hubiese reaccionado tan bien.- Que no se te haga costumbre. Recuerda que cuando estoy entre la espada y la pared, prefiero la espada que la pared.- Murmuró, solo para que tuviera en cuenta de que, en muchas otras circunstancias, prefería disparar de vuelta antes que mostrar sus debilidades.
Afortunadamente, el contrario aún tenía sentido del humor y aceptó su comentario con gracia. En efecto, ni ella misma podía creer que aquello era lo único que se le había ocurrido contestar, aun cuando él se había portado tan bien con ella. Se sentía que había acabado con alguna especie de momento romántico entre ellos, si es que podía haber algo así. Aunque claro, el romanticismo pasó a ser algo más descarado cuando los susurros del contrario llegaron a sus oídos. Cerró los ojos cuando su piel se erizó y su boca se secó casi al instante. Le sostuvo la mirada de nuevo cuando logró abrir los ojos, pasándose la lengua entre los labios para humedecerlos de nueva cuenta. No pudo evitar imaginar bastantes finales a aquella situación, muchos de los cuales irían relacionados con perder toda decencia y desencadenar instintos bajos, que parecían haber encontrado su manera de salir a la superficie. Carraspeó un par de veces, aclarándose la garganta mientras trataba de hacer tiempo para dejar la cabeza fuera de pensamientos impuros que, claramente, tenían una reacción en ella. Cuando menos lo esperó, se dio cuenta del calor en sus mejillas, delatando mucho más de los pensamientos que tenía de lo que deseaba. Apartó suavemente la mirada con una sonrisa contenida y mordiendose los labios con suavidad, agradecida de la pregunta del contrario que la apoyaba para no tener que contestar a aquella indiscreción.
Bajó los pies a ambos lados de la banca mientras valoraba las posibilidades.- Si crees poder comerte toda la comida, entonces vamos a otro lado...- Murmuró sin muchas ganas de volver al castillo, aun cuando sabía que Sophia y Ellyos podían estar esperando allí por algo para comer, algo que ellos traían. Soltó un suave suspiro, pues no solo no tenía ganas de volver, no tenía ganas de ver a nadie conocido. Se sentía aún como si la hubieran atropellado y tuviera que dormir siete días y siete noches.- Me siento como cuando te despiertas temprano y no quieres hablar con nadie.- Lo sabía bien porque la pasaba todas las mañanas, incluída esa misma.
Aunque no tenía nada de hambre después de aquella mañana de confesiones, volvió a tomar la bolsa de los rollos para coger el que tenía ya empezado. Colocó la bolsa junto al resto de la comida y masticó muy lentamente, desganada. Tenía que comer, por si acaso volvía a pasar tanto tiempo sin hacerlo.- Lo que quieras hacer estará bien. Ya sabes que no tengo mucho a donde ir, por ahora estoy siguiendo a quien se vea capaz de soportarme... Estoy bien, solo me siento cansada para hablar o ignorar extraños. Y más para dar explicaciones si alguien las pide.- Aclaró finalmente, mirando al contrario a los ojos en espera de su decisión final.
El tema lo dejó estar. Ya no tenía importancia. Despues del abrazo, las cosas parecían haberse tranquilizado mágicamente. Ya no había tensión ni malos entendidos entre ellos, y tampoco estaba aquel velo de inseguridad que la cubría sobre hablar de su pasad. La sinceridad también había dado la posibilidad a una confianza diferente, sin tantas limitaciones, sin acuse de cuentas, algo en lo que podía contar después de tanto tiempo en soledad.
Asintió abierta y rápidamente a que se había puesto pesado. Ciertamente la había empujado mucho a hacer aquello. Y no se alegraba de haber confesado todo, pero si de que el contrario hubiese reaccionado tan bien.- Que no se te haga costumbre. Recuerda que cuando estoy entre la espada y la pared, prefiero la espada que la pared.- Murmuró, solo para que tuviera en cuenta de que, en muchas otras circunstancias, prefería disparar de vuelta antes que mostrar sus debilidades.
Afortunadamente, el contrario aún tenía sentido del humor y aceptó su comentario con gracia. En efecto, ni ella misma podía creer que aquello era lo único que se le había ocurrido contestar, aun cuando él se había portado tan bien con ella. Se sentía que había acabado con alguna especie de momento romántico entre ellos, si es que podía haber algo así. Aunque claro, el romanticismo pasó a ser algo más descarado cuando los susurros del contrario llegaron a sus oídos. Cerró los ojos cuando su piel se erizó y su boca se secó casi al instante. Le sostuvo la mirada de nuevo cuando logró abrir los ojos, pasándose la lengua entre los labios para humedecerlos de nueva cuenta. No pudo evitar imaginar bastantes finales a aquella situación, muchos de los cuales irían relacionados con perder toda decencia y desencadenar instintos bajos, que parecían haber encontrado su manera de salir a la superficie. Carraspeó un par de veces, aclarándose la garganta mientras trataba de hacer tiempo para dejar la cabeza fuera de pensamientos impuros que, claramente, tenían una reacción en ella. Cuando menos lo esperó, se dio cuenta del calor en sus mejillas, delatando mucho más de los pensamientos que tenía de lo que deseaba. Apartó suavemente la mirada con una sonrisa contenida y mordiendose los labios con suavidad, agradecida de la pregunta del contrario que la apoyaba para no tener que contestar a aquella indiscreción.
Bajó los pies a ambos lados de la banca mientras valoraba las posibilidades.- Si crees poder comerte toda la comida, entonces vamos a otro lado...- Murmuró sin muchas ganas de volver al castillo, aun cuando sabía que Sophia y Ellyos podían estar esperando allí por algo para comer, algo que ellos traían. Soltó un suave suspiro, pues no solo no tenía ganas de volver, no tenía ganas de ver a nadie conocido. Se sentía aún como si la hubieran atropellado y tuviera que dormir siete días y siete noches.- Me siento como cuando te despiertas temprano y no quieres hablar con nadie.- Lo sabía bien porque la pasaba todas las mañanas, incluída esa misma.
Aunque no tenía nada de hambre después de aquella mañana de confesiones, volvió a tomar la bolsa de los rollos para coger el que tenía ya empezado. Colocó la bolsa junto al resto de la comida y masticó muy lentamente, desganada. Tenía que comer, por si acaso volvía a pasar tanto tiempo sin hacerlo.- Lo que quieras hacer estará bien. Ya sabes que no tengo mucho a donde ir, por ahora estoy siguiendo a quien se vea capaz de soportarme... Estoy bien, solo me siento cansada para hablar o ignorar extraños. Y más para dar explicaciones si alguien las pide.- Aclaró finalmente, mirando al contrario a los ojos en espera de su decisión final.
Pongo una mano en el corazón en una especie de teatral gesto de promesa respecto a eso de no ponerla a menudo entre la espada y la pared. Sé que podría responder a la defensiva en cualquier momento, al verse acorralada puede atacar. Esta vez ha salido bien la jugada, tanto para mí (por recibir respuestas), como para ella (por poder sincerarse y descargar peso).
- Prometido, al menos no demasiado a menudo. Por otro lado...tampoco estaría mal alguna pelea ocasional. - aunque ahora mismo eso de pensar en peleas lleva mi mente a caminos que no terminan precisamente en encuentros bélicos, sino más bien de índole sexual. A ella parecen haberle hecho un efecto similar mis palabras, a juzgar por el color de sus mejillas y sus gestos. Sonrío de lado un momento, negando después con la cabeza al darme cuenta del camino por el que vamos. Por un lado me gusta esa sensación que hay entre ambos, no creo que lo esté imaginando, y por otro no sé si por ahora es mejor dejarlo en tensión, esperar al momento adecuado para no estropearlo.
Después me levanto del banco, recogiendo con una mano la bolsa de comida y tendiéndole la otra a Juliet para que se levante. - Es demasiado para dos personas, pero podemos encargar al chino de la tienda que se la lleve a domicilio, aunque le lleve mil años llegar allí. - me encojo de hombros al plantear esa opción, aunque suene rara. A ella no le apetece volver al castillo y a mi tampoco, pero les hemos prometido que traeríamos comida de vuelta. Dejo que coma un poco más antes de alejarnos ambos del banco para regresar a donde estaba el chino. Le pongo en una dirección aproximada el lugar al que tiene que llevar la comida que le entrego en las bolsas, librándome así de ellas. - Listo. Ahora podemos irnos sin sentirnos como esos repartidores de comida que llegan horas tarde. Vamos a Ouroboros, dejé allí a Svart y tengo que verlo de nuevo. - tomo a Juliet por la mano, desapareciéndome de allí con ella en dirección a la isla.
- Prometido, al menos no demasiado a menudo. Por otro lado...tampoco estaría mal alguna pelea ocasional. - aunque ahora mismo eso de pensar en peleas lleva mi mente a caminos que no terminan precisamente en encuentros bélicos, sino más bien de índole sexual. A ella parecen haberle hecho un efecto similar mis palabras, a juzgar por el color de sus mejillas y sus gestos. Sonrío de lado un momento, negando después con la cabeza al darme cuenta del camino por el que vamos. Por un lado me gusta esa sensación que hay entre ambos, no creo que lo esté imaginando, y por otro no sé si por ahora es mejor dejarlo en tensión, esperar al momento adecuado para no estropearlo.
Después me levanto del banco, recogiendo con una mano la bolsa de comida y tendiéndole la otra a Juliet para que se levante. - Es demasiado para dos personas, pero podemos encargar al chino de la tienda que se la lleve a domicilio, aunque le lleve mil años llegar allí. - me encojo de hombros al plantear esa opción, aunque suene rara. A ella no le apetece volver al castillo y a mi tampoco, pero les hemos prometido que traeríamos comida de vuelta. Dejo que coma un poco más antes de alejarnos ambos del banco para regresar a donde estaba el chino. Le pongo en una dirección aproximada el lugar al que tiene que llevar la comida que le entrego en las bolsas, librándome así de ellas. - Listo. Ahora podemos irnos sin sentirnos como esos repartidores de comida que llegan horas tarde. Vamos a Ouroboros, dejé allí a Svart y tengo que verlo de nuevo. - tomo a Juliet por la mano, desapareciéndome de allí con ella en dirección a la isla.
Shiro
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Fue una larga caminata para ambos. Eran como las once de la noche y ese barrio era algo peligroso y a la ves atrapante, la zorra caminaba junto a Dante en forma animal, la gente la miraba por exceso de colas y muchos inmigrantes incluso corrían pues sus creencias hablaban mal de aquel zorro demonio "chupa almas".
Caminaron ya muy cansados hasta un puesto de comidas bastante peculiar, en la entrada un fauno que se veía igual un Chacho olfateaba a los que entraban para identificar su raza, si eras humano simplemente no podías pasar. Allí la joven se transformo en humana para sentarse en una mesa y ver el menú - yo pago, traigo algo de lo que mi padre me dejó. ¿Que quieres? Aparte de algo que beber...- dijo ella mientras sus ojos se cerraban fuertemente por un segundo, el dolor había vuelto, ahora más intenso y medio molestoso, sin embargo la muchacha no dijo nada y aguanto el malestar pues no se trataba de nada muy grave para ella.
Los seres de ese antro los miraban pues era obvio que no eran de por allí, algunos sonreían, otros miraban amenazantes, algunas criaturas eran algo espantosas otras eran bellas con alas y facciones de animales.
Dante Alighieri
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Habíamos caminado mucho y al fin habíamos dado con el barrio chino, era tarde pero daba igual, podría defender a Shiro sea como fuera. Entramos a un lugar sintiendo las miradas de todos pero lo que mas me interesaba era el olor a comida y el otro extraño olor que aun estaba intentando descifrar.
-Yo quiero una hamburguesa completa grande con patatas fritas... Y agua, estoy a dieta -Dije esto ultimo en tono de broma para reír.- No te preocupes, yo tengo dinero, yo invito... Ya para la próxima pagaras tu -Dije sonriendo de lado mirándola intentando evitar el mirarla a los ojos.
-¿Tu que pedirás?
Le tome una mano acariciándola suavemente con la mía para darle un pequeño beso en el dorso de la mano, con cariño y demostrándole al resto que esa chica estaba conmigo, ya que había visto algunos que miraban a Shiro como si fuera un trozo de carne o una maquina para hacer bebes... Bebes... ¡eso era! Sabia que había sentido ese olor antes... en hembras preniadas... Esto no esta bien, nada bien...
-Yo quiero una hamburguesa completa grande con patatas fritas... Y agua, estoy a dieta -Dije esto ultimo en tono de broma para reír.- No te preocupes, yo tengo dinero, yo invito... Ya para la próxima pagaras tu -Dije sonriendo de lado mirándola intentando evitar el mirarla a los ojos.
-¿Tu que pedirás?
Le tome una mano acariciándola suavemente con la mía para darle un pequeño beso en el dorso de la mano, con cariño y demostrándole al resto que esa chica estaba conmigo, ya que había visto algunos que miraban a Shiro como si fuera un trozo de carne o una maquina para hacer bebes... Bebes... ¡eso era! Sabia que había sentido ese olor antes... en hembras preniadas... Esto no esta bien, nada bien...
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El dolor no cesaba y la joven lo aguantaba sin dejar rastro alguno de dolor en su rsotro. Dante pidió una hamburguesa con agua "porque estaba a dieta" y la joven no pudo evitar soltar una carcajada burlona. - yo quiero... Hmmm... Pescado! dijo ella muy feliz moviendo sus colas de un lado al otro, el mozo llegó y tomo su orden, en cosa de media hora ya los platos estaban servidos y la zorra comía su pescado felizmente mientras miraba de reojo a Dante, el parecía estar preocupado pero lo joven no sabía por qué yo quería ser indiscreta con las preguntas que le hacía al joven hombre lobo, sin embargo la curiosidad era mucha y no pudo contener las ganas de preguntar - ¿porque estás tan preocupado?- dijo la joven rascándose la oreja.
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Sonreí al escucharla reír de esa forma y asentí ante su pedido, no tardo mucho en llegar la comida a la mesa a lo que yo ataque mi hamburguesa como si no hubiera comido en semanas. Me atragante un poco por la pregunta de la menor para mirarla suspirando.
-¿Tu solo estuviste conmigo?
Le pregunte algo preocupado, no por que desconfiara, sino porque no recodaba si la chica tenia ese aroma cuando nos encontramos la primera vez o había comenzado a tenerlo, efectivamente, luego de la transformación.
-Shiro... tu... ¿No te sientes extraña desde... nuestro ultimo encuentro?
-¿Tu solo estuviste conmigo?
Le pregunte algo preocupado, no por que desconfiara, sino porque no recodaba si la chica tenia ese aroma cuando nos encontramos la primera vez o había comenzado a tenerlo, efectivamente, luego de la transformación.
-Shiro... tu... ¿No te sientes extraña desde... nuestro ultimo encuentro?
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Shiro estaba comiendo cuando escucho las preguntas del lobo algo preocupado - ¿a que te refieres? Emm... No he estado con nadie hace... ¿Medio año? Si, más de medio año ¿por?- al terminar de hablar agarró una servilleta y se limpio la boca algo enchastrada con el pescado - no... No entiendo a qué te refieres. Estoy normal nada me sucede ¿porque preguntas esto?- completamente extrañada la joven termino de comer y se tiró para atrás como estirándose un poco.
La gente del lugar seguía viendolos, algunos parecían matones que estaban a punto de saltar sobre ellos, pero nada paso, ese hambiente era extraño, un lugar familiar pero al ves lleno de gente peligrosa, un típico disfraz ante la ley que, aunque ni hacía mucho allí, a veces estaba presente.
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El saber que Shiro no había venido con ese olor de antes me preocupaba aun mas, ya que significaba que esa cría era mía. Deje de lado lo poco que quedaba de mi hamburguesa y me tape el rostro con las manos con algo de desesperación. No sabia que hacer, mis padres no llegaron a prepararme para algo como esto.
-N..No... Por nada...
Dije al quitarme las manos de la cara y terminar mi comida rápidamente al igual que las patatas. Había dejado de importarme completamente el hecho de estar en un lugar como ese. Había dejado de importarme todo excepto la chica frente a mi. ¿Como es que no sentía nada estando preniada?
-¿Estas segura?... ¿No te duele nada?...
Intentaba comprender algo pero poco sabia sobre el tema, pocas veces estuve con chicas y la mayoría me abandonaban al saber en lo que me transformaba una vez al mes.
-N..No... Por nada...
Dije al quitarme las manos de la cara y terminar mi comida rápidamente al igual que las patatas. Había dejado de importarme completamente el hecho de estar en un lugar como ese. Había dejado de importarme todo excepto la chica frente a mi. ¿Como es que no sentía nada estando preniada?
-¿Estas segura?... ¿No te duele nada?...
Intentaba comprender algo pero poco sabia sobre el tema, pocas veces estuve con chicas y la mayoría me abandonaban al saber en lo que me transformaba una vez al mes.
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El lobo alctuaba de manera muy extraña pero bueno, acababa de salir de la luna llena, quizás se trataba de algún efecto secundario o algo así pensó Shiro mientras se levantaba para seguir camino viendo si pagaba ella o Dante. - estás muy raro... ¿Estás bien Lican? Vamos a tomar algo de aire, este hambiente no me sienta para nada bien-
Salió afuera y camino unas cuadras esperando a que le muchacho la siguiera, el dolor se volvió molesto y decidió transformarse en zorro ya que de esa forma el dolor siempre desaparecía, efectivamente desapareció, pero aquel cambio llamo la atención de mala compañía que se acercó a ella lentamente. Shiro se había adelantado, no sabía si Dante la había seguido o si aún se encontraba adentro, cuatro hombres rodearon a la mujer zorro, todos con armas, sus intenciones no eran buenas pues bien sabían que criaturas como ella no se encontraban muy amenudo y había un alto precio por cosas así en el mercado negro. - Dante!!!- grito ella entre lágrimas mientras intentaban agarrarla de las colas lo cual le provocaba mucho dolor.
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-Estoy bien... No es nada -Pague por la comida para levantarme junto a la chica, pensando en como podría saberlo o decirle a la chica que estaba embarazada. Me había distraído por lo que me quede algo rezagado caminando detrás de la menor suspirando y rascándose la cabeza.
Volví a la realidad al escuchar a la chica gritar y corrí hacia ella, ya que le había ganado bastante distancia. Corrí hacia ella para golpear a los hombres que intentaban atrapar a la alvina. Me gane algunos cortes y golpes pero llegue a cargar a la chica para salir corriendo hasta llegar a perderlos y mire a la zorra suspirando aliviado al verla sana y salva.
-No llegaron a hacerte nada ¿no? -Pregunte preocupado en lo que le acariciaba la cabeza con cariño y sonriendole- ¿Estas bien? ¿Te hicieron algo? ¿Tienes algo? ¿Te duele algo? -dije preguntando rápidamente, mirándola preocupado y revisándola.
Volví a la realidad al escuchar a la chica gritar y corrí hacia ella, ya que le había ganado bastante distancia. Corrí hacia ella para golpear a los hombres que intentaban atrapar a la alvina. Me gane algunos cortes y golpes pero llegue a cargar a la chica para salir corriendo hasta llegar a perderlos y mire a la zorra suspirando aliviado al verla sana y salva.
-No llegaron a hacerte nada ¿no? -Pregunte preocupado en lo que le acariciaba la cabeza con cariño y sonriendole- ¿Estas bien? ¿Te hicieron algo? ¿Tienes algo? ¿Te duele algo? -dije preguntando rápidamente, mirándola preocupado y revisándola.
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El corazón de la pequeña iba a mil por hora, había sido más el susto que otra cosa, las heridas de Dante eran más preocupantes que el estado de Shiro - dante por Dios santo ¿estás bien? Porque hiciste eso! Tonto, hubieses dejado que me llevarán... Prefería mil veces eso a que te lastimaran como te lastimaron ¿porque lo hiciste?- dijo ella entre lágrimas mientras trataba de vendar y sanar como podía algunos de los cortes que el joven se había hecho.
La zorra estaba bien, ya habiendo vuelto a su forma humana ayudo a Dante y lloró un buen rato por el, algunos de los hombres yacían aún machucados en el suelo, el Lican les había dado una golpiza, de repente uno apareció en las sombras con un arma de fuego la cual apunto hacia el muchacho, los habían seguido. Shiro lo escucho y rápidamente se interpuso en el trayecto de la bala la cual termino por impactar en el pecho de la joven.
Cayo al suelo rápidamente luego del impacto, las cosas se volvieron borrosas, no entendía nada - dan.. te...-
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-E... Estoy bien, no es nada, Shiro. Lo importante aquí es que tu estés bien -Le sonreí queriendo decirle que no le pasaba nada aunque en su interior gritaba de dolor- Shiro, nunca dejaría que te llevaran... Lo hice porque te quiero, porque te volviste importante para mi... Y porque no eres la única vida que debía salvar. -Le dije tomándola de las mejillas para que me mirara para sonreirle.
Abrazo a la chica pegándola contra mi pecho dejando que llorara todo lo que quisiera. Todo sucedió tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar, acomode a Shiro y tome mi navaja para correr hacia el tipo que nos ataco para atacarlo aun peor gritando furioso. Lo herí gravemente dejándolo inconsciente para cargar a la albina en mis brazos y ver la herida en su pecho.
-Shiro... Por favor despierta... Shiro por favor...
Salí corriendo de ahí pidiendo ayuda y una mujer me auxilio llevándome a uno de los locales del lugar, en este caso uno que vendía chucherías. Me guió a la parte trasera para darle algunas pociones a Shiro luego de curarla un poco. Le agradecí y la mujer se fue a seguir atendiendo la tienda, dejándome a solas con la chica.
Abrazo a la chica pegándola contra mi pecho dejando que llorara todo lo que quisiera. Todo sucedió tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar, acomode a Shiro y tome mi navaja para correr hacia el tipo que nos ataco para atacarlo aun peor gritando furioso. Lo herí gravemente dejándolo inconsciente para cargar a la albina en mis brazos y ver la herida en su pecho.
-Shiro... Por favor despierta... Shiro por favor...
Salí corriendo de ahí pidiendo ayuda y una mujer me auxilio llevándome a uno de los locales del lugar, en este caso uno que vendía chucherías. Me guió a la parte trasera para darle algunas pociones a Shiro luego de curarla un poco. Le agradecí y la mujer se fue a seguir atendiendo la tienda, dejándome a solas con la chica.
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La adolescente estaba inconsciente, había perdido algo de sangre por lo cual sus latidos se volvieron lentos pero constantes. Lo último que escucho fue la dulce vos de Dante gritando algo que ella no logro comprender. Todo era obscuro, en su mente la joven se encontraba suspendida en un líquido transparente sumergida y nadando en el mismo lugar en el medio de la nada, sonidos tribales se oían a lo lejos. La muchacha nado hacia aquellos sonidos que la cautivaban ¿Acaso estaba muerta? Quizás, ella no estaba muy segura de eso pero de lo que si estaba segura era de que allí nada parecía muy real.
En el verdadero mundo Shiro no respondia, de la nada ella se transformo inconsciente en zorro una ves más, algo en el interior de ella estaba teniendo lugar.
Nado hacia la música que ahora era clara, el mundo de los espíritus siempre fue algo conocido para ella, siendo producto de uno de los zorros demonios era de esperarse que algún día ellos la contactaran, o aunque sea que lo hiciera el asesino de su madre, el kitsune de nueve colas. - que criatura tan frágil resultó ser mi hija... Me das lástima... No, ni siquiera eso jajajaj!- la muchacha miro hacia el frente y una luz amarilla la encandiló por unos minutos - debería matarte, eres una desgracia. Por suerte eres una desgracia divertida... No dejare que arruines mi nombre maldita mortal, volveré eso dalo por hecho- la luz se apagó y la obscuridad se atento.
Shiro abrió levemente los ojos, estaba mareada y le dolía el pecho, lo primero que vio fue a Dante, eso le produjo una sonrisa de alivio - dan.. te ! M.. me alegra mucho que estés b.. bien.. ¿en donde estamos?¿que paso?- dijo desconcertada y desorientada la zorra.
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Estuve en todo momento sentado en el suelo junto a la joven la cual yacía en un viejo sofá. Había estado esperando a que despertara por un largo rato, mientras la mujer de la tienda venia cada tanto para revisar a Shiro y curarla un poco mas dándole pociones.
Tome mi cabeza dejando mi cabeza entre sus piernas esperando que despertara. Le había dicho que no dejaría que le pasara algo malo y segundos después le disparan en medio del pecho. Me sentía un completo idiota. Levante rápidamente la mirada al escuchar su voz y me gire para mirarla y sonreirle.
-Shiro... Despertaste... Claro que estoy bien... -Le tome las manos mirándola a los ojos- Nunca vuelvas a hacer eso. Estamos en la trastienda de la señora que te esta curando, estuviste así por unas 3 horas, creo... Pensé que te perdería.
Tome mi cabeza dejando mi cabeza entre sus piernas esperando que despertara. Le había dicho que no dejaría que le pasara algo malo y segundos después le disparan en medio del pecho. Me sentía un completo idiota. Levante rápidamente la mirada al escuchar su voz y me gire para mirarla y sonreirle.
-Shiro... Despertaste... Claro que estoy bien... -Le tome las manos mirándola a los ojos- Nunca vuelvas a hacer eso. Estamos en la trastienda de la señora que te esta curando, estuviste así por unas 3 horas, creo... Pensé que te perdería.
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La zorra suspiro aliviada pero algo dolorida, le dolía bastante la herida y no era broma - lo haría mil veces si fuese necesario, eres... Especial para mí, en serio, por cierto, no entiendi lo que dijiste antes de todo esto, eso de que... yo no era la única vida que.- termino de hablar bruscamente debido a una pintada que sintió que la dejo sin aliento.
Aquel lugar era algo tenebroso pero el hecho de estar con Dante tranquiliza a mucho a Shiro. La señora que venía parecía ser humana para quien sea que la viera pero en realidad sólo un ser mágico podría notar la sutil diferencia de aroma entre un simple humano y un mago como ella, gracias al cielo que la mujer fue bondadosa con ellos y los acojio según ella misma le explicaba a Shiro al aparecer tras el despertar de la adolescente.
Dificultosamente lo abrazo sin importar el dolor que esto le producía, la zorra sentía algo por el pero no se quería arriesgar a decir que era amor puesto que era imposible llegar a tanto en tan poco tiempo.
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-No lo permitiré Shiro... No te dejare, tu también eres especial para mi, por eso no puedo dejar que vuelvas a hacerlo -La mire preocupado al ver que detuvo su habla y me acerque mas a ella para procurarme de que estuviera bien y que no fuera nada muy grave.
La mujer que nos ayudo hablo con Shiro por unos momentos para darle otra poción para el dolor. Suponía que debía tener muchos problemas ya que siendo humana era imposible que pudiera hacer esas pociones.
Abrace a la joven devuelta con cuidado de no hacerla sentir dolor innecesario. Al sentir aquel aroma nuevamente sonreí, si mis conclusiones eran ciertas había salvado a ambos, respire hondo y trague saliva. Y hable cuando la mujer por fin se fue luego de revisar a la joven alvina.
-Shiro... Aun no estoy seguro, pero si lo que creo es cierto... Me refería a que no eras la única vida porque estas embarazada... -Me separe un poco mirándola a los ojos sonriendo intentando transmitirle que todo estaba bien.
La mujer que nos ayudo hablo con Shiro por unos momentos para darle otra poción para el dolor. Suponía que debía tener muchos problemas ya que siendo humana era imposible que pudiera hacer esas pociones.
Abrace a la joven devuelta con cuidado de no hacerla sentir dolor innecesario. Al sentir aquel aroma nuevamente sonreí, si mis conclusiones eran ciertas había salvado a ambos, respire hondo y trague saliva. Y hable cuando la mujer por fin se fue luego de revisar a la joven alvina.
-Shiro... Aun no estoy seguro, pero si lo que creo es cierto... Me refería a que no eras la única vida porque estas embarazada... -Me separe un poco mirándola a los ojos sonriendo intentando transmitirle que todo estaba bien.
Shiro
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Era extraña la reacción de la joven ante la revelación que Dante le había hecho. Bajo la cabeza y se puso triste, como recordando otras épocas - no te emociones mucho, siempre algo pasa y es por eso que no tengo descendencia, vivo en constante transformación eso no es bueno para ningúna vida que recién existe- la muchacha se puso triste y lo abrazo como nunca, por H o por B siempre termino perdiendo sus anteriores embarazos lo cual la había dejado con heridas mentales que aún dolían. No quería desepcionar al muchacho, se sentía algo inutil, era un carga mental para el joven, pobre... Seguramente ha estado callando eso desde que se transformo.
De nuevo el dolor, aunque la posión hacia efecto y la calmaba bastante, aquella herida era demaciado. Sin importar nada, Shiro se sentó en aquel sillón en forma humana y se toco la panza, era extraño pero bueno, no había nada de qué preocuparse para ella.
Dante Alighieri
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Trague saliva al ver la reacción de la chica, sentí que no debía haberlo dicho, que no debí haber abierto la puta boca. Tuve que habérmelo tragado solo y que pasara lo que tuviera que pasar. Pero no fue así porque soy un maldito boca floja.
-Pero... esta vez podríamos hacerlo bien... Puedo cuidarte para que todo salga bien... Tiene que haber una forma para que las transformaciones no afecten al bebe... - La abrace con fuerza, besando su cabeza intentando pensar en algo. No estaba preparado para ser padre aun, pero tampoco quería que la chica sufriera por otro embarazo perdido. No sabia si había tenido una relación estable antes con la que busco un hijo pero ahora estaba conmigo y no quería que se sintiera sola con eso.
Me senté junto a Shiro para abrazarla y posar una mano sobre la que ella tenia en su vientre, dejando un pequeño beso en su cien.
-Todo estará bien... -Le susurre, aunque sin saber si eso seria una mentira o si estaría en lo correcto.
-Pero... esta vez podríamos hacerlo bien... Puedo cuidarte para que todo salga bien... Tiene que haber una forma para que las transformaciones no afecten al bebe... - La abrace con fuerza, besando su cabeza intentando pensar en algo. No estaba preparado para ser padre aun, pero tampoco quería que la chica sufriera por otro embarazo perdido. No sabia si había tenido una relación estable antes con la que busco un hijo pero ahora estaba conmigo y no quería que se sintiera sola con eso.
Me senté junto a Shiro para abrazarla y posar una mano sobre la que ella tenia en su vientre, dejando un pequeño beso en su cien.
-Todo estará bien... -Le susurre, aunque sin saber si eso seria una mentira o si estaría en lo correcto.
Shiro
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La joven observó el rostro del muchacho desviando la mirada para no verlo directamente a los ojos, vio su preocupación y tomo aire decidida para decir algo serio - Dante. Si quierés puedes irte. No es una obligación que te quedes y seas padre, se que aún no estás listo, no te preocupes por mí...-
Sus ojos de golpe se nublaron, con sus manos se tapo la boca pues una tos la ahogaba, la sangre se filtraba por entre los dedos de la kitsune, estaba tociendo sangre.y bastante. Vaya a saber uno que estragos estaba haciendo la bala dentro de ella, preocupada se apoyó contra Dante en busca de consuelo.
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