Recuerdo del primer mensaje :
El tradicional barrio chino de Londres se ha convertido en un lugar propicio para el contrabando y los negocios sucios, es una zona poco controlada por la ley, un lugar peligroso.
El niñato cayó de culo al suelo y yo me reí. Pegué un trago de mi botella, aun la conservaba en la mano. Lo señalé to borracho con mi botella.
-Eres patético. Como toda la gente de aqui! Como el chino ese....
Me metí con el chino que vendia cervezas tambien, por qué no. Pero decidí que solo queria ahostiar al niño de Javert. No tenia intenciones de matarlo, pero yendo hasta arriba no es que controlase maravillosamente mi fuerza.
-Tus amigos aun te dejan estar con ellos despues de la putada que les hicistes? Qué, se siente bien eso de lamerle la bolsa escrotal a los ministros?
Solté una carcajada burlona y bebí de nuevo. "Mira quien habla". Me dije a mi mismo. Bloqueé la patada de Mike soltandole una patada a él en la rodilla, no fue dificil, ni tampoco parar su puñetazo. Sujeté su mano y se la retorcí con intenciones de partirle los huesos, o al menos, causarle una luxación. Luego le pegué un cabezazo con mi propia cabeza, en su frente.
-En serio no sabes hacer nada mejor? Qué tal si te largas antes de que te siga arreglando la cara, eh?
__
ataque
5 dado+ 10 base+10 habilidad= 25 PS daño
defensa
30 dado+ 10 habilidad+10 base= 50, sin daños.
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Jed' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Ataque Físico' :
--------------------------------
#2 'Defensa Física' :
#1 'Ataque Físico' :
--------------------------------
#2 'Defensa Física' :
10 base+ 15 dados= 25, igualo a daño de Jed, no recibo mas pupa
115-5 PS por sangrado fuerte= 110 PS
____________________________________
-Y tu estás borracho.... -dije con voz nasal, mas sangre en la boca, y lagrimillas en los ojos por la hinchazón. Una puta nariz rota dolia.
Mi patada no sirvió de nada, la desvio. El tio sabia de lucha callejera, y yo, no tanto. Ademas, era mas fuerte. Tenia las de perder. No me importaba acabar con alguna costilla rota pero me había dejado unos dineros en la compra y OH eso si que no estaba dispuesto a perderlo.
Mi puñetazo también fracasó. Puse cara de asco por lo que me dijo, ese tio debía trabajar ahi o algo para saber tantas cosas como sabia.
-Me parece que el alcohol te ha atrofiado la lengua, no entiendo lo que dices, queee...no te entiendooo?? repite!
Su cabezazo. Su cabeza venia hacia mi, y si me daba en la cabeza, era tipo muerto. Pero actué rápido, me agaché. Tuve suerte, mis reflejos fueron mejores que su lento golpe. Me aparté de el en un par de saltos hacia atrás con mis bolsas en la mano y mis narices rotas.
-Tio, no quiero problemas!!!! -troté un poco de espaldas, di la vuelta y eché a correr, cual raterillo callejero, cosa que s eme había dado muy bien desde que me escapase de mi casa. Habia aprendido a sobrevivir y huir era una de esas maneras de sobrevivir. Cuando llegué a un callejón a oscuras, me desaparecí.
115-5 PS por sangrado fuerte= 110 PS
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-Y tu estás borracho.... -dije con voz nasal, mas sangre en la boca, y lagrimillas en los ojos por la hinchazón. Una puta nariz rota dolia.
Mi patada no sirvió de nada, la desvio. El tio sabia de lucha callejera, y yo, no tanto. Ademas, era mas fuerte. Tenia las de perder. No me importaba acabar con alguna costilla rota pero me había dejado unos dineros en la compra y OH eso si que no estaba dispuesto a perderlo.
Mi puñetazo también fracasó. Puse cara de asco por lo que me dijo, ese tio debía trabajar ahi o algo para saber tantas cosas como sabia.
-Me parece que el alcohol te ha atrofiado la lengua, no entiendo lo que dices, queee...no te entiendooo?? repite!
Su cabezazo. Su cabeza venia hacia mi, y si me daba en la cabeza, era tipo muerto. Pero actué rápido, me agaché. Tuve suerte, mis reflejos fueron mejores que su lento golpe. Me aparté de el en un par de saltos hacia atrás con mis bolsas en la mano y mis narices rotas.
-Tio, no quiero problemas!!!! -troté un poco de espaldas, di la vuelta y eché a correr, cual raterillo callejero, cosa que s eme había dado muy bien desde que me escapase de mi casa. Habia aprendido a sobrevivir y huir era una de esas maneras de sobrevivir. Cuando llegué a un callejón a oscuras, me desaparecí.
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Nacionalidad
El miembro 'Mike Scott' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Defensa Física' :
'Defensa Física' :
El chiquillo aquel se habia ido huyendo cual gato callejero. Yo lo insulté, o mas bien me quedé un buen rato insultando al aire. Luego me fui de alli, con mi botella semi vacia, y me quedé dormido tirado en la calle, en algun callejon del barrio de China Town.
Desperté a la mañana siguiente, casi helado de frio, con resaca y esas mierdas. Recordaba bien la noche anterior, buena señal, eso queria decir que tampoco me habia pasaddo demasiado con el alcohol. Pero tenia el cuerpo aterido de frio. Maldiciendo, me incorporé, mirando todo lo que me rodeaba con asco.
Me di cuenta de que lo que me habia despertado no era el frio si no la maldita alarma del curro.
- Joder....
No pasaba un dia sin que andaran liandola. Por lo visto hacian falta refuerzos en los Campos de Concentración. Digo, de trabajo. Y me llegaban avisos paralelos de que estaban habiendo revueltas en el Big Ben.
"de eso que se encargue el puto ejército...que para algo cobran mas que yo"
Me puse en pie, tambaleandome un poco. Me sacudí la cabeza con brusquedad, y comencé a caminar para salir de alli y coger algun vehiculo que me llevase a mi destino.
Desperté a la mañana siguiente, casi helado de frio, con resaca y esas mierdas. Recordaba bien la noche anterior, buena señal, eso queria decir que tampoco me habia pasaddo demasiado con el alcohol. Pero tenia el cuerpo aterido de frio. Maldiciendo, me incorporé, mirando todo lo que me rodeaba con asco.
Me di cuenta de que lo que me habia despertado no era el frio si no la maldita alarma del curro.
- Joder....
No pasaba un dia sin que andaran liandola. Por lo visto hacian falta refuerzos en los Campos de Concentración. Digo, de trabajo. Y me llegaban avisos paralelos de que estaban habiendo revueltas en el Big Ben.
"de eso que se encargue el puto ejército...que para algo cobran mas que yo"
Me puse en pie, tambaleandome un poco. Me sacudí la cabeza con brusquedad, y comencé a caminar para salir de alli y coger algun vehiculo que me llevase a mi destino.
Le sonrió con tranquilidad al escuchar la pregunta que tenía. No sabía por qué, pero él lucía bastante decaído para ser una persona tan bromista... o al menos así lo era con ella.- No. En realidad, tengo preguntas que hacerte.- Susurró, tomándole la mano con fuerza una vez que él había decidido apretar.
El viaje, a pesar de ser instantaneo, se sintió más turbulento de lo que se había sentido en ocasiones pasadas. Quizás era la resaca o la enfermedad lo que hacía que las cosas tuvieran menos sentido con la magia. Una vez en China Town, su instinto le decía que aquel lugar no podía ser tan bueno como pensaba. Sí, en efecto, había lugares que parecían ser restaurantes, pero también tenía la fachada de ser un sitio peligroso. Soltó la mano de Reiv suavemente mientras analizaba la situación, mas no se alejó de él, se mantuvo lo más cerca que pudo. Al menos serían un frente unido.
Cuando comenzaron a caminar, se aclaró la garganta. Más valía parecer turista desprotegido y dar la sorpresa de ser bueno luchando a que todos los ladrones llegaran a ti al mismo tiempo.
De acuerdo. Habrá que pasar desapercibido... Pregunta número uno...- Susurró, pasando por enfrente de varios locales. No es que fuera quisquillosa, pero no tenía ganas de saber que iba a comer rata por ahí. Por el momento no veía nada sospechoso, pero relajarse no estaba entre sus planes. Dejó de ver alrededor por un instante y le miró a los ojos.- Creí que tu y la chica del Moulin tenían algo. Creí que era tu novia. No es regaño, solo creí que... - Se encogió de hombros mientras comenzaba a caminar de nueva cuenta, guardando la moneda en el bolsillo antes de darle una ojeada. El recuerdo de aquel mensaje le abrumada y ruborizaba a partes iguales. Era lindo saber cuando alguien pensaba en ti, pero las cosas le gustaban claras, desde el inicio.
El viaje, a pesar de ser instantaneo, se sintió más turbulento de lo que se había sentido en ocasiones pasadas. Quizás era la resaca o la enfermedad lo que hacía que las cosas tuvieran menos sentido con la magia. Una vez en China Town, su instinto le decía que aquel lugar no podía ser tan bueno como pensaba. Sí, en efecto, había lugares que parecían ser restaurantes, pero también tenía la fachada de ser un sitio peligroso. Soltó la mano de Reiv suavemente mientras analizaba la situación, mas no se alejó de él, se mantuvo lo más cerca que pudo. Al menos serían un frente unido.
Cuando comenzaron a caminar, se aclaró la garganta. Más valía parecer turista desprotegido y dar la sorpresa de ser bueno luchando a que todos los ladrones llegaran a ti al mismo tiempo.
De acuerdo. Habrá que pasar desapercibido... Pregunta número uno...- Susurró, pasando por enfrente de varios locales. No es que fuera quisquillosa, pero no tenía ganas de saber que iba a comer rata por ahí. Por el momento no veía nada sospechoso, pero relajarse no estaba entre sus planes. Dejó de ver alrededor por un instante y le miró a los ojos.- Creí que tu y la chica del Moulin tenían algo. Creí que era tu novia. No es regaño, solo creí que... - Se encogió de hombros mientras comenzaba a caminar de nueva cuenta, guardando la moneda en el bolsillo antes de darle una ojeada. El recuerdo de aquel mensaje le abrumada y ruborizaba a partes iguales. Era lindo saber cuando alguien pensaba en ti, pero las cosas le gustaban claras, desde el inicio.
La desaparición hasta China Town me desestabiliza un poco, haciendo que la cabeza me de más vueltas de lo habitual por culpa de la resaca. Me cuesta un poco soltar su mano por ese motivo, aunque la dejo libre enseguida, echando un vistazo general al ambiente que se respira en la zona. No parece que haya soldados de la Alianza patrullando por allí, ni Centinelas merodeando, así que por ahora estamos a salvo. Eso si no contamos a los cientos de traficantes y ladrones que hay por el lugar, además de los contrabandistas y por último los hermosos restaurantes tapadera de comida china. Lo que me importa en estos momentos es que tengan comida, por lo demás que hagan lo que quieran. Las preguntas que me prometió antes de salir no tardan en llegar, aunque al principio me hago el distraído por un par de segundos mirando hacia un puesto de comida.
"se me da fatal mentir con algunas personas, no es como cuando intento timar a idiotas como Tobías"
Suelto el aire lentamente con resignación, dándome la vuelta para mirarla como expectante por eso de las preguntas. - Tal vez yo también necesite hacerte preguntas luego. - me aventuro a decir mirándola directamente a los ojos, aunque pueda parecerle una indiscreción lo que tengo pensado decirle. - Vale. Dispara. - una pregunta bastante personal, pero lógica teniendo en cuenta que hasta ahora no ha tenido muy claro el tipo de situación "sentimental" en la que yo estaba. Frunzo el ceño levemente, un tanto confuso a pesar de pensar que la pregunta tiene lógica.
- ¿Por qué te interesa eso ahora? ha habido tiempo para preguntarlo...y no. En ningún momento llegamos a formalizar nada. Yo tenía bien claro desde el principio que lo que había era un rollo muy ocasional y que no me estaba comprometiendo, no sé qué pensaría ella. Si la cosa no fue a más será porque ninguno de los dos sentía lo que hay que sentir para implicarse por completo. Podíamos pasar largar temporadas sin saber del otro y no pasaba nada. Ni siquiera ha habido el suficiente contacto físico como para considerarlo una pareja. - respondo con toda la sinceridad del mundo, aún a riesgo de que me juzgue de frívolo o de algo por el estilo. Si las cosas no surgen, no surgen, no se pueden forzar. Desvío la mirada hacia una de las luces de la calle, negando con la cabeza para mi mismo. - Podría decirse que solo tuve una pareja. Y hace mucho que murió. ¿Contesta eso a tu pregunta? - aparto la mirada de la molesta luz rojiza del farolillo chino, con semblante bastante serio, como me suele pasar al recordar lo relacionado con esa parte del pasado.
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PS: 121
"se me da fatal mentir con algunas personas, no es como cuando intento timar a idiotas como Tobías"
Suelto el aire lentamente con resignación, dándome la vuelta para mirarla como expectante por eso de las preguntas. - Tal vez yo también necesite hacerte preguntas luego. - me aventuro a decir mirándola directamente a los ojos, aunque pueda parecerle una indiscreción lo que tengo pensado decirle. - Vale. Dispara. - una pregunta bastante personal, pero lógica teniendo en cuenta que hasta ahora no ha tenido muy claro el tipo de situación "sentimental" en la que yo estaba. Frunzo el ceño levemente, un tanto confuso a pesar de pensar que la pregunta tiene lógica.
- ¿Por qué te interesa eso ahora? ha habido tiempo para preguntarlo...y no. En ningún momento llegamos a formalizar nada. Yo tenía bien claro desde el principio que lo que había era un rollo muy ocasional y que no me estaba comprometiendo, no sé qué pensaría ella. Si la cosa no fue a más será porque ninguno de los dos sentía lo que hay que sentir para implicarse por completo. Podíamos pasar largar temporadas sin saber del otro y no pasaba nada. Ni siquiera ha habido el suficiente contacto físico como para considerarlo una pareja. - respondo con toda la sinceridad del mundo, aún a riesgo de que me juzgue de frívolo o de algo por el estilo. Si las cosas no surgen, no surgen, no se pueden forzar. Desvío la mirada hacia una de las luces de la calle, negando con la cabeza para mi mismo. - Podría decirse que solo tuve una pareja. Y hace mucho que murió. ¿Contesta eso a tu pregunta? - aparto la mirada de la molesta luz rojiza del farolillo chino, con semblante bastante serio, como me suele pasar al recordar lo relacionado con esa parte del pasado.
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PS: 121
Muy en lo profundo, en el fondo de su corazón, sabía que en aquel lugar no encontraría comida china que fuera auténtica y deliciosa, así que decidió conformarse con algo que se viera decentemente bien y cuya carne fuera de algo más grande que un gato. No pensaba comprar lo primero que veía, por lo que buscaría sus posibilidades entre los puestos que había alrededor, muy a pesar de Reiv.
Asintió levemente cuando él decidió que entraría al juego de las preguntas. No tenía gran cosa que ocultar, excepto todos los recuerdos del Coliseo que quería enterrar, pero sí tenía muchos secretos que quería desvelar.- Claro, las que quieras.- Sonrió de manera casi imperceptible, pues no tenía mucha idea de que era lo que tendría para preguntar. Escuchó con atención toda la explicación. Y descubrió con extrañeza que se sentía aliviada al escuchar su respuesta. Aliviada y también un poco descorazonada. Y como la pregunta del por qué le interesaba eso en aquel instante fue lo primero que hizo, escuchó con atención toda la respuesta y fingió que la había olvidado al final, solo para no tener que responder.- Entonces no son pareja, entiendo.- Asintió a manera de darle a entender que sí, que eso contestaba más o menos la pregunta que había hecho.- Pero, supongo que estarías dispuesto, abierto, a algo más que... un 'rollo muy ocasional'
Dejó aquello al aire, ni como pregunta ni como comentario y se metió las manos a los bolsillos traseros del pantalón.- ¿Tienes un lugar favorito? - Preguntó, pues mejor saber de un local si había algo así como un buen restaurante por el lugar. Después de un rato, se dio cuenta que aquella pregunta podía no ser interpretada exactamente como un restaurante, aunque también le agradaría saber si tenía un lugar favorito, cerca o lejos de la ciudad.
Cuando llegó al final de la calle, sintió la necesidad de atar cabos antes de continuar con la búsqueda.- Entonces... Me dejaste en el castillo, fuiste a un burdel, te emborrachaste, empezaste una pelea de borrachos y me enviaste un mensaje sincero en un punto de la noche que no recuerdas... Y me extrañaste. Y me recordaste lo suficiente para enviarme un mensaje y pedirme que no me preocupara...- Enunció mientras ponía las cartas en la mesa de lo que había pasado. Ahora que lo pensaba de aquella manera, lo que debía preocuparle no era la última parte, sino todo lo que estaba en medio. Esperó un momento, por si él quería defender su punto de vista o algo, y continuó.- Entonces... Bebedor agresivo, quitando caliente pues dijiste que no habías ido a acostarte con alguien... ¿Te drogas, fumas, eres peleador compulsivo? ¿Por qué eres tan... autodestructivo? Y... ¿Q-Qué piensas de mi? - Suspiró mientras le veía con preocupación. Sabía que si la veía como una prostituta de burdel jamás lo diría, pero su respuesta sería sincera. Y sí, ya sabía todo aquello, que las cosas con su familia no eran las mejores, que tenía rabia acumulada, pero realmente había creído que había comenzado a dejar atrás todo el rencor, y así lo parecía.- No... N-No me tienes que contestar , es ya mucha intromisión. No tengo derecho.- Suspiró.- Es solo que... - Se encogió de hombros de nueva cuenta, ya no tenía palabras. Ni tampoco tenía nada más que decir. Había prometido no entrometerse más con su familia, mas tenía aquella inquietud, aquella necesidad de dejar de quedarse callada en los momentos más críticos donde podía ayudar a una persona. Ya no quería ahorrarse un sermón, ni tampoco una palabra de ánimo como lo había hecho en el pasado solo con tal de no salir herida.
Asintió levemente cuando él decidió que entraría al juego de las preguntas. No tenía gran cosa que ocultar, excepto todos los recuerdos del Coliseo que quería enterrar, pero sí tenía muchos secretos que quería desvelar.- Claro, las que quieras.- Sonrió de manera casi imperceptible, pues no tenía mucha idea de que era lo que tendría para preguntar. Escuchó con atención toda la explicación. Y descubrió con extrañeza que se sentía aliviada al escuchar su respuesta. Aliviada y también un poco descorazonada. Y como la pregunta del por qué le interesaba eso en aquel instante fue lo primero que hizo, escuchó con atención toda la respuesta y fingió que la había olvidado al final, solo para no tener que responder.- Entonces no son pareja, entiendo.- Asintió a manera de darle a entender que sí, que eso contestaba más o menos la pregunta que había hecho.- Pero, supongo que estarías dispuesto, abierto, a algo más que... un 'rollo muy ocasional'
Dejó aquello al aire, ni como pregunta ni como comentario y se metió las manos a los bolsillos traseros del pantalón.- ¿Tienes un lugar favorito? - Preguntó, pues mejor saber de un local si había algo así como un buen restaurante por el lugar. Después de un rato, se dio cuenta que aquella pregunta podía no ser interpretada exactamente como un restaurante, aunque también le agradaría saber si tenía un lugar favorito, cerca o lejos de la ciudad.
Cuando llegó al final de la calle, sintió la necesidad de atar cabos antes de continuar con la búsqueda.- Entonces... Me dejaste en el castillo, fuiste a un burdel, te emborrachaste, empezaste una pelea de borrachos y me enviaste un mensaje sincero en un punto de la noche que no recuerdas... Y me extrañaste. Y me recordaste lo suficiente para enviarme un mensaje y pedirme que no me preocupara...- Enunció mientras ponía las cartas en la mesa de lo que había pasado. Ahora que lo pensaba de aquella manera, lo que debía preocuparle no era la última parte, sino todo lo que estaba en medio. Esperó un momento, por si él quería defender su punto de vista o algo, y continuó.- Entonces... Bebedor agresivo, quitando caliente pues dijiste que no habías ido a acostarte con alguien... ¿Te drogas, fumas, eres peleador compulsivo? ¿Por qué eres tan... autodestructivo? Y... ¿Q-Qué piensas de mi? - Suspiró mientras le veía con preocupación. Sabía que si la veía como una prostituta de burdel jamás lo diría, pero su respuesta sería sincera. Y sí, ya sabía todo aquello, que las cosas con su familia no eran las mejores, que tenía rabia acumulada, pero realmente había creído que había comenzado a dejar atrás todo el rencor, y así lo parecía.- No... N-No me tienes que contestar , es ya mucha intromisión. No tengo derecho.- Suspiró.- Es solo que... - Se encogió de hombros de nueva cuenta, ya no tenía palabras. Ni tampoco tenía nada más que decir. Había prometido no entrometerse más con su familia, mas tenía aquella inquietud, aquella necesidad de dejar de quedarse callada en los momentos más críticos donde podía ayudar a una persona. Ya no quería ahorrarse un sermón, ni tampoco una palabra de ánimo como lo había hecho en el pasado solo con tal de no salir herida.
Nos detenemos frente a un pequeño puesto de comida china, aunque por un momento la búsqueda de la cena parece quedar en un segundo plano, debido a todas las dudas y preguntas que tenemos ambos. Por lo rápido que acepta responder a mis preguntas dudo que sepa de qué va la cosa, pues ella no se enteró de que yo aparecí por el castillo justo en el momento en que se estaban besando. No me pasa desapercibido el hecho de que evite responder a mi primera pregunta, a qué se debe ese interés ahora, pero decido no insistir con ello. - No, ni fuimos, ni somos. En ningún momento estuvimos "saliendo", como se suele decir. - ladeo levemente la cabeza mirándola con gesto de extrañeza ante eso de estar abierto a algo más que a rollos, pues me parece que estoy empezando a perderme con tanto interrogatorio. Cualquiera diría que le interesa saber si yo estaría dispuesto a algo más serio, algo que no comprendo demasiado bien si pienso en lo que vi la noche anterior. Medito la pregunta unos segundos, metiendo las manos en los bolsillos del abrigo debido al frío que empieza a hacer.
- Sí...si mereciese la pena. Si surgiese sin más. Por mucho que me prometiese evitar a toda costa que eso volviese a suceder. Creo que va siendo hora de dejar que cierre definitivamente esa herida. - acabo confesando mientras recuerdo mentalmente las palabras que me repetí aquel fatídico día, "quien nada tiene nada pierde". Ha pasado mucho desde entonces y lo he superado, pero también puede que sea momento de pasar página definitivamente y arriesgar aunque pueda perder. - Supongo que el miedo a la pérdida puede ser peor o igual que la pérdida en sí. - razono más para convencerme a mi mismo que para hacerle pensar a ella, encogiéndome de hombros. La pregunta del lugar favorito alivia un poco la densa atmósfera que crea hablar de temas tan complejos a nivel emocional, así que viene bien para cambiar de tercio tras varios segundos en los que guardo silencio. - ¿En China Town? el chino de aquella esquina no lo hace mal, podemos ir ahí. Hay menos ratas que en otros sitios. - por el contexto interpreto que se refiere a eso, más que a lugar de la ciudad en general.
Echo a andar hacia allá con ella, esquivando algún que otro viandante apresurado durante el trayecto. El tema del burdel sale de nuevo a relucir, haciendo un resumen bastante ajustado de lo que fue mi noche. - Seh, no podría resumirlo mejor. Todo iba más o menos bien hasta la parte en que envié el mensaje. ¿Ya es muy tarde para desmemorizarte? conozco gente que hace esos hechizos. - bromeo con una nota de verdad, un hechizo de borrado selectivo de memoria me vendría ahora genial, porque creo que hice el ridículo. - No me has dicho todavía lo que pensaste al ver el mensaje. Yo estoy hablando mucho, sacando a relucir mis cosas...pero tú no me dices nada. - dejo de andar como si no pasase nada, que podría seguir fingiendo que no pasa, pero me detengo para ponerme frente a ella, mirándola directamente a los ojos. Suelto una especie de risa irónica cuando sigue recitando mi lista de pecados, un tanto aturdido por tantas cosas a la vez.
- No soy un borracho, más bien tengo mal beber y no el suficiente aguante. ¿Agresivo? con quien me jode o intenta pasarse de listo, sí, lo soy. ¿Qué...? tampoco fumo, odio el humo del tabaco, ni me drogo, ¿me tomas por un yonki? - a lo de autodestructivo no sé exactamente qué decir, no tenía ni idea de que ella me viese así. - No lo sé. ¿Por qué crees que lo soy, o lo parezco? ¿crees que realmente nos conocemos bien el uno al otro, a pesar del poco tiempo que hace que nos vimos por primera vez? - el estar hablando tan a las claras me da la libertad de decirle lo que pienso de ella, si es que consigo ordenar esos pensamientos en algunas frases coherentes. Hago un gesto con la mano como queriendo decir que es mucha intromisión, respondo porque quiero.
- Está bien. No tiene nada de malo hablar claro. En el fondo es...liberador. Y creo que tú deberías hacer lo mismo. Pienso muchas cosas de ti, la mayoría buenas, pero también creo que guardas casi más secretos de los que yo he guardado durante algún tiempo. Guardas celosamente tu intimidad, empezando por no querer ni decir tu nombre ni lo que realmente quieres hacer o sientes. Creo que tienes miedo. ¿Me equivoco o voy bien?- pregunto con tono levemente retador, todavía sosteniéndole la mirada desde el momento en que me planté delante de ella.
- Sí...si mereciese la pena. Si surgiese sin más. Por mucho que me prometiese evitar a toda costa que eso volviese a suceder. Creo que va siendo hora de dejar que cierre definitivamente esa herida. - acabo confesando mientras recuerdo mentalmente las palabras que me repetí aquel fatídico día, "quien nada tiene nada pierde". Ha pasado mucho desde entonces y lo he superado, pero también puede que sea momento de pasar página definitivamente y arriesgar aunque pueda perder. - Supongo que el miedo a la pérdida puede ser peor o igual que la pérdida en sí. - razono más para convencerme a mi mismo que para hacerle pensar a ella, encogiéndome de hombros. La pregunta del lugar favorito alivia un poco la densa atmósfera que crea hablar de temas tan complejos a nivel emocional, así que viene bien para cambiar de tercio tras varios segundos en los que guardo silencio. - ¿En China Town? el chino de aquella esquina no lo hace mal, podemos ir ahí. Hay menos ratas que en otros sitios. - por el contexto interpreto que se refiere a eso, más que a lugar de la ciudad en general.
Echo a andar hacia allá con ella, esquivando algún que otro viandante apresurado durante el trayecto. El tema del burdel sale de nuevo a relucir, haciendo un resumen bastante ajustado de lo que fue mi noche. - Seh, no podría resumirlo mejor. Todo iba más o menos bien hasta la parte en que envié el mensaje. ¿Ya es muy tarde para desmemorizarte? conozco gente que hace esos hechizos. - bromeo con una nota de verdad, un hechizo de borrado selectivo de memoria me vendría ahora genial, porque creo que hice el ridículo. - No me has dicho todavía lo que pensaste al ver el mensaje. Yo estoy hablando mucho, sacando a relucir mis cosas...pero tú no me dices nada. - dejo de andar como si no pasase nada, que podría seguir fingiendo que no pasa, pero me detengo para ponerme frente a ella, mirándola directamente a los ojos. Suelto una especie de risa irónica cuando sigue recitando mi lista de pecados, un tanto aturdido por tantas cosas a la vez.
- No soy un borracho, más bien tengo mal beber y no el suficiente aguante. ¿Agresivo? con quien me jode o intenta pasarse de listo, sí, lo soy. ¿Qué...? tampoco fumo, odio el humo del tabaco, ni me drogo, ¿me tomas por un yonki? - a lo de autodestructivo no sé exactamente qué decir, no tenía ni idea de que ella me viese así. - No lo sé. ¿Por qué crees que lo soy, o lo parezco? ¿crees que realmente nos conocemos bien el uno al otro, a pesar del poco tiempo que hace que nos vimos por primera vez? - el estar hablando tan a las claras me da la libertad de decirle lo que pienso de ella, si es que consigo ordenar esos pensamientos en algunas frases coherentes. Hago un gesto con la mano como queriendo decir que es mucha intromisión, respondo porque quiero.
- Está bien. No tiene nada de malo hablar claro. En el fondo es...liberador. Y creo que tú deberías hacer lo mismo. Pienso muchas cosas de ti, la mayoría buenas, pero también creo que guardas casi más secretos de los que yo he guardado durante algún tiempo. Guardas celosamente tu intimidad, empezando por no querer ni decir tu nombre ni lo que realmente quieres hacer o sientes. Creo que tienes miedo. ¿Me equivoco o voy bien?- pregunto con tono levemente retador, todavía sosteniéndole la mirada desde el momento en que me planté delante de ella.
Su mirada se perdió un momento en el suelo mientras escuchaba la voz cálida del moreno. Ahora tenía la seguridad de que no estaba saliendo con nadie, aunque no sabía si la chica podría decir lo mismo. Esperaba que el acuerdo intangible fuera mútuo, ya que él decía estar dispuesto a cerrar la herida que, según pensaba, su última pareja había dejado al morir. Asintió rápidamente cuando escuchó su frase final. El miedo siempre resultaba peor que la realidad, o al menos eso era lo que el tiempo le había enseñado. Sin embargo, no significaba que la realidad no pudiera ser muy mala por sí misma. Salió de sus pensamientos cuando señaló finalmente un local que parecía gustarle. No habían caminado gran tramo, pero por todo lo que se habían dicho, parecía que habían pasado días desde que aparecieron en aquel lugar.
No tardó mucho en notar la manera en que el contrario parecía arrepentirse de aquel mensaje. Frunció el ceño ligeramente al escucharle con ganas de borrarle la memoria, negando suavemente con la cabeza.- ¿Más o menos bien hasta el mensaje? Eso... significa que te arrepientes?... Habías dicho que había sido sincero...- Dijo más a modo de afirmación, aunque confundida por ella. Había dicho, en efecto, que el mensaje había sido en un momento de sinceridad y si se arrepentía, quizás aquello también lo hacía con la misma sinceridad. Su sorpresa llegó cuando le recriminó sobre no contestar sus preguntas. Hasta el momento, creía que solo había ignorado una. Aspiró suavemente, tratando de ganar tiempo. Si quería seguir obteniendo respuestas, lo más necesario era dar algunas ella misma.- No me haz preguntado nada, pero... - Suspiró.- Bueno, del mensaje pensé que era... un lindo detalle. Dicen que los borrachos dicen la verdad, entonces quizás si habías pensado en mi toda la noche... Aunque uno puede pensar bien o mal de alguien, y tu solo dijiste que pensaste, así que...- Se encogió de hombros, dejando hasta ahí la respuesta por ahora. Cierto era que esperaba que los pensamientos fueran por algo bueno y no porque el lugar donde estaba le recordara a ella.
Escuchó con atención la manera en la que devolvía todos los defectos. Sonrió agradecida cuando escuchó que no se drogaba, y que tampoco fumaba, que era un hábito que no le resultaba del todo agradable. A pesar de que sabía que lo de autodestructivo no era algo que le acomodara enteramente, lo dijo de cualquier modo, y el contrario reaccionó. Negó suavemente, agachando un poco el rostro.- No, lo siento, no quise implicar que te conozco enteramente o tu a mi, solo trataba de ponerle sentido a todo lo que pasó ayer. Fue una noche muy... larga.- Suspiró finalmente, dejando atras el trago amargo de las suposiciones. Si bien había visto la cara buena del contrario, tenía la sensación de que le faltaba un poco de la parte mala por ver.
Sintió como el contrario se plantó frente a ella, por lo que levantó la mirada, sosteniéndosela mientras escuchaba, negando rápidamente ante lo que decía, tratando de justificarse.- No, no son secretos... S-Si, es decir, podría decirse que... ¿M-Miedo?- Su respiración se detuvo por un segundo mientras consideraba aquella última palabra. ¿Cuándo había sido la última vez que sintió miedo? O, al menos, cuando había sido la última vez que lo identificó. Se perdió un rato en la mirada del contrario, saboreando la palabra en la boca. No sabía si su corazón había cambiado de locación hasta sus oídos o estaba latiendo tan fuerte que no podía callarlo por un segundo. Sus labios se quedaron secos en algún punto, por lo que tuvo que pasar la punta de la lengua sobre ellos, primero en los superiores y luego envolviendo su labio inferior con los superiores. Tomó un poco de aire y lo soltó suavemente, parpadeando para volver a enfocar su mirada en el contrario.
Realmente no creo que te gustaría oír mis secretos. Por mucho tiempo fui un libro abierto, todos me conocían más que yo, todos tenían una opinión de mi, de mi cuerpo, de mis habilidades, de lo que debería hacer, aprender, de si podría ganar o perder. Lo que quería o sentía no servía. ¿Cuándo no he dicho lo que realmente quiero o siento desde que me haz visto?... Es... ¿Es tan malo? ¿Soy tan... hermética, tan cerrada, tan inaccesible?- No se había dado cuenta, pero sus brazos se habían cruzado debajo de su pecho, escondiendo sus manos bajo ellos. Como si debiera protegerse de algo que solo existía en su mente y su memoria. Volvió a mojarse los labios de la misma manera. No estaba hiperventilando, pero su respiración era claramente más fuerte que hacía un segundo.
Respiró fuertemente, una sola vez, cerrando los ojos y agachando el rostro. Tenía que dejar ir tensión, pero siempre era más fácil reprimirla y guardarla. Soltó los brazos, dejándolos caer a los costados, abriendo los ojos cuando logró tranquilizarse.- No es miedo... C-Creo... - Suspiró. El milésimo suspiro del día.
Estoy bien ahora, conozco gente, me llevo bien contigo... ¿Para qué profundizar si solo me va a conseguir silencios incómodos, sonrisas a medias y lástima? ¿Para qué necesitan todos saber mi nombre, mi pasado, mis gustos? No voy a ser nunca la chica más popular, no quiero serlo, quiero ser una sombra no un destello. Ya no quiero ser el centro de atención...-Entornó los ojos y se limpió rápidamente una lágrima que atentaba con salir. Le molestaba estar en una posición tan débil. Y no eran las palabras, sino todo lo que implicaba contar si quería conocer un solo detalle de su pasado.
Si crees que puedes manejar 'mi intimidad' sin empezar a mirarme con lástima o a tratarme diferente, entonces puedes preguntar... cualquier cosa.- Le miró, con el mismo nivel de reto con que había preguntado sobre sus miedos, y procurando guardar sus emociones lo mejor que pudo.-Quizás entiendas mejor por qué no me abro, o quizás no lo logres y me termines mirando de esa manera que odio. Pero es no va a hacerme menos celosa de mi pasado con el resto de la gente.
No tardó mucho en notar la manera en que el contrario parecía arrepentirse de aquel mensaje. Frunció el ceño ligeramente al escucharle con ganas de borrarle la memoria, negando suavemente con la cabeza.- ¿Más o menos bien hasta el mensaje? Eso... significa que te arrepientes?... Habías dicho que había sido sincero...- Dijo más a modo de afirmación, aunque confundida por ella. Había dicho, en efecto, que el mensaje había sido en un momento de sinceridad y si se arrepentía, quizás aquello también lo hacía con la misma sinceridad. Su sorpresa llegó cuando le recriminó sobre no contestar sus preguntas. Hasta el momento, creía que solo había ignorado una. Aspiró suavemente, tratando de ganar tiempo. Si quería seguir obteniendo respuestas, lo más necesario era dar algunas ella misma.- No me haz preguntado nada, pero... - Suspiró.- Bueno, del mensaje pensé que era... un lindo detalle. Dicen que los borrachos dicen la verdad, entonces quizás si habías pensado en mi toda la noche... Aunque uno puede pensar bien o mal de alguien, y tu solo dijiste que pensaste, así que...- Se encogió de hombros, dejando hasta ahí la respuesta por ahora. Cierto era que esperaba que los pensamientos fueran por algo bueno y no porque el lugar donde estaba le recordara a ella.
Escuchó con atención la manera en la que devolvía todos los defectos. Sonrió agradecida cuando escuchó que no se drogaba, y que tampoco fumaba, que era un hábito que no le resultaba del todo agradable. A pesar de que sabía que lo de autodestructivo no era algo que le acomodara enteramente, lo dijo de cualquier modo, y el contrario reaccionó. Negó suavemente, agachando un poco el rostro.- No, lo siento, no quise implicar que te conozco enteramente o tu a mi, solo trataba de ponerle sentido a todo lo que pasó ayer. Fue una noche muy... larga.- Suspiró finalmente, dejando atras el trago amargo de las suposiciones. Si bien había visto la cara buena del contrario, tenía la sensación de que le faltaba un poco de la parte mala por ver.
Sintió como el contrario se plantó frente a ella, por lo que levantó la mirada, sosteniéndosela mientras escuchaba, negando rápidamente ante lo que decía, tratando de justificarse.- No, no son secretos... S-Si, es decir, podría decirse que... ¿M-Miedo?- Su respiración se detuvo por un segundo mientras consideraba aquella última palabra. ¿Cuándo había sido la última vez que sintió miedo? O, al menos, cuando había sido la última vez que lo identificó. Se perdió un rato en la mirada del contrario, saboreando la palabra en la boca. No sabía si su corazón había cambiado de locación hasta sus oídos o estaba latiendo tan fuerte que no podía callarlo por un segundo. Sus labios se quedaron secos en algún punto, por lo que tuvo que pasar la punta de la lengua sobre ellos, primero en los superiores y luego envolviendo su labio inferior con los superiores. Tomó un poco de aire y lo soltó suavemente, parpadeando para volver a enfocar su mirada en el contrario.
Realmente no creo que te gustaría oír mis secretos. Por mucho tiempo fui un libro abierto, todos me conocían más que yo, todos tenían una opinión de mi, de mi cuerpo, de mis habilidades, de lo que debería hacer, aprender, de si podría ganar o perder. Lo que quería o sentía no servía. ¿Cuándo no he dicho lo que realmente quiero o siento desde que me haz visto?... Es... ¿Es tan malo? ¿Soy tan... hermética, tan cerrada, tan inaccesible?- No se había dado cuenta, pero sus brazos se habían cruzado debajo de su pecho, escondiendo sus manos bajo ellos. Como si debiera protegerse de algo que solo existía en su mente y su memoria. Volvió a mojarse los labios de la misma manera. No estaba hiperventilando, pero su respiración era claramente más fuerte que hacía un segundo.
Respiró fuertemente, una sola vez, cerrando los ojos y agachando el rostro. Tenía que dejar ir tensión, pero siempre era más fácil reprimirla y guardarla. Soltó los brazos, dejándolos caer a los costados, abriendo los ojos cuando logró tranquilizarse.- No es miedo... C-Creo... - Suspiró. El milésimo suspiro del día.
Estoy bien ahora, conozco gente, me llevo bien contigo... ¿Para qué profundizar si solo me va a conseguir silencios incómodos, sonrisas a medias y lástima? ¿Para qué necesitan todos saber mi nombre, mi pasado, mis gustos? No voy a ser nunca la chica más popular, no quiero serlo, quiero ser una sombra no un destello. Ya no quiero ser el centro de atención...-Entornó los ojos y se limpió rápidamente una lágrima que atentaba con salir. Le molestaba estar en una posición tan débil. Y no eran las palabras, sino todo lo que implicaba contar si quería conocer un solo detalle de su pasado.
Si crees que puedes manejar 'mi intimidad' sin empezar a mirarme con lástima o a tratarme diferente, entonces puedes preguntar... cualquier cosa.- Le miró, con el mismo nivel de reto con que había preguntado sobre sus miedos, y procurando guardar sus emociones lo mejor que pudo.-Quizás entiendas mejor por qué no me abro, o quizás no lo logres y me termines mirando de esa manera que odio. Pero es no va a hacerme menos celosa de mi pasado con el resto de la gente.
Me da la impresión de que ha malinterpretado mis palabras en lo que al arrepentimiento se refiere, como si realmente yo no creyese lo que dije. Lo que podría lamentar es mi exceso de sinceridad, bastante comprometedora. Niego lentamente con la cabeza, intentando explicarme mejor. - Y fui sincero. Ser sincero de más siempre puede ser un problema, estás exponiendo una parte de ti y siempre puedes encontrarte con reacciones en los demás que rechacen esa parte de ti que has expuesto. - no sé si me habrá entendido, pero lo que quiero decir es que me da vergüenza haberle confesado de ese modo que me importaba, y mucho más haberlo hecho sin la esperanza de ser tenido en cuenta, pues parece que ya hay otro que ha ocupado ese hueco. - Sí...te pregunté el motivo de hacer todas estas preguntas ahora y no antes. Pero da igual, tampoco tiene demasiada importancia, ¿no?- espero que si no es así me lo diga, que a veces me cuesta un poco eso de adivinar motivos ocultos o intenciones detrás de alguna pregunta, sobre todo en casos de "relaciones".
- Se supone que si te dicen esa frase es para bien, no creo que nadie mande un mensaje así a las tantas de la mañana y borracho sólo para decir que está pensando en alguien para mal. - razono un tanto confuso por la de vueltas que le da a la frase del mensaje, frunciendo el ceño levemente. - Fue mucho más sencillo que eso...simplemente pensé que me hubiese gustado estar en ese momento contigo, y ... en otras cosas que vi antes. - dejo caer de manera sutil lo que vi en el salón, aunque dudo que lo pille todavía. En algo concuerdo con ella, fue una noche larga y rara, aunque tuvo cosas buenas, como el poder conocer un poco mejor al dragón sanador. Ella alza la mirada justo en el momento en el que me planto delante, como dándole a entender que será mejor que no nos dejemos cosas por decir a medias. Es más fácil decir esto que hacerlo. La reacción de Juliet la delata. He acertado con lo del miedo, aunque ahora me siento un tanto culpable por lo que parece provocar en ella, creo que no la he visto tan nerviosa antes.
- Con ese 'todos' te refieres a los del coliseo, ¿es así? - intuyo que deben ser ellos, pues fue la época en la que ella carecía de libertad. Está claro que esos recuerdos la van a perseguir y torturar por mucho tiempo, y que es lo que marca su forma de relacionarse, aunque haya hecho progresos. - No, no es tan malo. En realidad viene bien para protegerse. No debería decirte nada porque yo lo he hecho durante mucho tiempo y lo sigo haciendo un poco, pero también se necesita poder confiar, al menos en aquellos que consideres más cercanos. Y me da la impresión de que no terminas de confiar en mi. - ni siquiera está segura de si es miedo o no, cuando claramente la atenaza y no la deja hablar con normalidad.
Tampoco yo estoy seguro de estar entendiendo a qué puede referirse con eso de los silencios incómodos y las miradas de lástima, lo que provoca que cada vez esté más intrigado. Tal vez haya metido la pata al forzar esta situación de que cuente también sus cosas, algo de lo que me doy cuenta en el momento en que se limpia una lágrima antes de que ruede por su mejilla. Me acerco un poco más a ella, poniendo una mano en su hombro para apretar levemente en señal de apoyo. Al devolverme el tono de reto me da la impresión de que la he molestado hurgando en donde no se debe, así que suelto lentamente el aire anteriormente contenido, con resignación.
- Juliet...no voy a tratarte o mirarte diferente por cualquier cosa que te sucediese en el pasado, ni voy a asustarme. Ni que mi pasado fuera impoluto...hay mucha mierda en él que tampoco voy contando al primero que conozco. Ni voy a juzgarte, ¿quién cojones soy para hacer eso? - es cierto que hay cosas en mi pasado que me avergüenzan, no sé si peor que las suyas, pero a cada uno le duele lo suyo. - Cuéntalo entonces, quiero comprenderte. No te estoy diciendo que lo deba saber el resto de la gente, pero puede que si lo cuentas te quites parte de ese peso de encima.
- Se supone que si te dicen esa frase es para bien, no creo que nadie mande un mensaje así a las tantas de la mañana y borracho sólo para decir que está pensando en alguien para mal. - razono un tanto confuso por la de vueltas que le da a la frase del mensaje, frunciendo el ceño levemente. - Fue mucho más sencillo que eso...simplemente pensé que me hubiese gustado estar en ese momento contigo, y ... en otras cosas que vi antes. - dejo caer de manera sutil lo que vi en el salón, aunque dudo que lo pille todavía. En algo concuerdo con ella, fue una noche larga y rara, aunque tuvo cosas buenas, como el poder conocer un poco mejor al dragón sanador. Ella alza la mirada justo en el momento en el que me planto delante, como dándole a entender que será mejor que no nos dejemos cosas por decir a medias. Es más fácil decir esto que hacerlo. La reacción de Juliet la delata. He acertado con lo del miedo, aunque ahora me siento un tanto culpable por lo que parece provocar en ella, creo que no la he visto tan nerviosa antes.
- Con ese 'todos' te refieres a los del coliseo, ¿es así? - intuyo que deben ser ellos, pues fue la época en la que ella carecía de libertad. Está claro que esos recuerdos la van a perseguir y torturar por mucho tiempo, y que es lo que marca su forma de relacionarse, aunque haya hecho progresos. - No, no es tan malo. En realidad viene bien para protegerse. No debería decirte nada porque yo lo he hecho durante mucho tiempo y lo sigo haciendo un poco, pero también se necesita poder confiar, al menos en aquellos que consideres más cercanos. Y me da la impresión de que no terminas de confiar en mi. - ni siquiera está segura de si es miedo o no, cuando claramente la atenaza y no la deja hablar con normalidad.
Tampoco yo estoy seguro de estar entendiendo a qué puede referirse con eso de los silencios incómodos y las miradas de lástima, lo que provoca que cada vez esté más intrigado. Tal vez haya metido la pata al forzar esta situación de que cuente también sus cosas, algo de lo que me doy cuenta en el momento en que se limpia una lágrima antes de que ruede por su mejilla. Me acerco un poco más a ella, poniendo una mano en su hombro para apretar levemente en señal de apoyo. Al devolverme el tono de reto me da la impresión de que la he molestado hurgando en donde no se debe, así que suelto lentamente el aire anteriormente contenido, con resignación.
- Juliet...no voy a tratarte o mirarte diferente por cualquier cosa que te sucediese en el pasado, ni voy a asustarme. Ni que mi pasado fuera impoluto...hay mucha mierda en él que tampoco voy contando al primero que conozco. Ni voy a juzgarte, ¿quién cojones soy para hacer eso? - es cierto que hay cosas en mi pasado que me avergüenzan, no sé si peor que las suyas, pero a cada uno le duele lo suyo. - Cuéntalo entonces, quiero comprenderte. No te estoy diciendo que lo deba saber el resto de la gente, pero puede que si lo cuentas te quites parte de ese peso de encima.
Sonrió suavemente, negando, no tenía idea de ue se sintiera así respecto a exponer sus sentimientos frente a más personas. Cierto era que se tornaba difícil, pero a veces era necesario.
Pensó un rato más en su punto de vista, dándole algunas vueltas al asunto, hasta que el contrario volvió con lo de la pregunta que había elegido ignorar. Tenía una respuesta sencilla para ello, pero no quería que la tomara a mal.- En realidad... Sí. Quería saber si eras la clase de chico que va a burdeles aún cuando ya está viendo a alguien. Yo di por hecho que estaban juntos cuando estabamos celebrando la batalla, olías a ella, y me guío mucho por los olores, es de mis sentidos más fuertes. Creo que me apresuré mucho al pensar que estaban juntos solo porque los vi juntos.- Murmuró a modo de disculpa, aún cuando no había demasiado por lo que disculparse.
Al menos, quedó tranquila con la tontería de enviar mensajes borracho a la gente que cae mal. Aunque, frunció el ceño al escuchar que le habría gustado estar con ella en aquel instante.- Tu decidiste irte solo. Yo estaba esperando que volvieras y no lo hiciste, esperé varias horas. Aunque quizás sea difícil desaparecerte con tanto alcohol en la sangre...- Murmuró, aunque sabía que si no había vuelto, tendría una razón, o al menos eso quería creer. Los ánimos se caldearon demasiado rápido, pasando de hablar de la noche anterior a hablar de una vida que había dejado hace muchos años.
Asintió rápidamente cuando preguntó si hablaba del Coliseo. Claro que lo hacía. Estaba segura de que no había otra cosa que le cerrara la garganta y el estómago de aquella horrible manera.- Nunca fui una víctima, hice lo que tuve que hacer.- Sentenció, más para convencerse a sí misma que para él. Necesitaba oirlo de vez en cuando con tal de tranquilizarse y dejar atrás todos los recuerdos. Aquello de no confiar en él le hizo entornar los ojos. Si había alguien en quien había confiado desde que había llegado a Londres, había sido él. Y aún con lo poco que le había logrado contar, era muchísimo más de lo que le había dicho nunca a nadie.- Dicen... que cuando no te amas a tí mismo, no puedes amar a nadie. Entonces, ¿cómo puedo confiar en alguien si no confío ni en mi sombra? Ella también me abandona cuando todo se torna oscuro.- Observó alrededor sin más. Era un terrible lugar para estar hablando de cosas tan profundas y tan difíciles. Y sobre todo para sincerarse respecto a las emociones que se tenían. Recargó la frente en el pecho del contrario cuando sintió su brazo en el hombro. En qué terrible sitio había puesto al moreno, que ahora quería saber más de las historias más terribles que escucharía.
Me gustaría estar de acuerdo, pero las cosas no me sucedieron, yo las hice pasar. Hubo un tiempo en que todo me envolvió, que matar no solo se volvió un placer, hice de ello un arte despiadado. Yo no fui la víctima, no merezco ese favor, yo era el mejor de los verdugos.
Se separó de él, con la mirada baja. Observando alrededor para volver a caminar después de tanto tiempo parados en aquel rincón del mundo. Sabía que no se merecía ni su lástima, así que no dejaría que se formara. Si quería saber, todo debía salir tan crudo de su pecho como había sucedido, pero una parte de ella quería suavizarlo todo, cambiarlo para que su percepción de ella no cambiara. Apresuró el paso hasta que llegaron enfrete del lugar en donde, según el contrario, las ratas eran menos frecuentes. Y se sentía triste, confundida. Quería agradarle, pero para agradarle él pedía conocer lo peor de ella. Él no se conformaría con arañar la superficie, bordear los recuerdos. Él no era medias tintas, sino letras completas. Pero si lo lograba, si lograba escuchar sin asustarse y revivir sin ausentarse, entonces quizás habría encontrado a quien tenía tanto tiempo buscando. Alguien que no se iría ni cuando los tiempos se pusieran bruscos y el viento soplara frío. Alguien en quien confiar.
Pensó un rato más en su punto de vista, dándole algunas vueltas al asunto, hasta que el contrario volvió con lo de la pregunta que había elegido ignorar. Tenía una respuesta sencilla para ello, pero no quería que la tomara a mal.- En realidad... Sí. Quería saber si eras la clase de chico que va a burdeles aún cuando ya está viendo a alguien. Yo di por hecho que estaban juntos cuando estabamos celebrando la batalla, olías a ella, y me guío mucho por los olores, es de mis sentidos más fuertes. Creo que me apresuré mucho al pensar que estaban juntos solo porque los vi juntos.- Murmuró a modo de disculpa, aún cuando no había demasiado por lo que disculparse.
Al menos, quedó tranquila con la tontería de enviar mensajes borracho a la gente que cae mal. Aunque, frunció el ceño al escuchar que le habría gustado estar con ella en aquel instante.- Tu decidiste irte solo. Yo estaba esperando que volvieras y no lo hiciste, esperé varias horas. Aunque quizás sea difícil desaparecerte con tanto alcohol en la sangre...- Murmuró, aunque sabía que si no había vuelto, tendría una razón, o al menos eso quería creer. Los ánimos se caldearon demasiado rápido, pasando de hablar de la noche anterior a hablar de una vida que había dejado hace muchos años.
Asintió rápidamente cuando preguntó si hablaba del Coliseo. Claro que lo hacía. Estaba segura de que no había otra cosa que le cerrara la garganta y el estómago de aquella horrible manera.- Nunca fui una víctima, hice lo que tuve que hacer.- Sentenció, más para convencerse a sí misma que para él. Necesitaba oirlo de vez en cuando con tal de tranquilizarse y dejar atrás todos los recuerdos. Aquello de no confiar en él le hizo entornar los ojos. Si había alguien en quien había confiado desde que había llegado a Londres, había sido él. Y aún con lo poco que le había logrado contar, era muchísimo más de lo que le había dicho nunca a nadie.- Dicen... que cuando no te amas a tí mismo, no puedes amar a nadie. Entonces, ¿cómo puedo confiar en alguien si no confío ni en mi sombra? Ella también me abandona cuando todo se torna oscuro.- Observó alrededor sin más. Era un terrible lugar para estar hablando de cosas tan profundas y tan difíciles. Y sobre todo para sincerarse respecto a las emociones que se tenían. Recargó la frente en el pecho del contrario cuando sintió su brazo en el hombro. En qué terrible sitio había puesto al moreno, que ahora quería saber más de las historias más terribles que escucharía.
Me gustaría estar de acuerdo, pero las cosas no me sucedieron, yo las hice pasar. Hubo un tiempo en que todo me envolvió, que matar no solo se volvió un placer, hice de ello un arte despiadado. Yo no fui la víctima, no merezco ese favor, yo era el mejor de los verdugos.
Se separó de él, con la mirada baja. Observando alrededor para volver a caminar después de tanto tiempo parados en aquel rincón del mundo. Sabía que no se merecía ni su lástima, así que no dejaría que se formara. Si quería saber, todo debía salir tan crudo de su pecho como había sucedido, pero una parte de ella quería suavizarlo todo, cambiarlo para que su percepción de ella no cambiara. Apresuró el paso hasta que llegaron enfrete del lugar en donde, según el contrario, las ratas eran menos frecuentes. Y se sentía triste, confundida. Quería agradarle, pero para agradarle él pedía conocer lo peor de ella. Él no se conformaría con arañar la superficie, bordear los recuerdos. Él no era medias tintas, sino letras completas. Pero si lo lograba, si lograba escuchar sin asustarse y revivir sin ausentarse, entonces quizás habría encontrado a quien tenía tanto tiempo buscando. Alguien que no se iría ni cuando los tiempos se pusieran bruscos y el viento soplara frío. Alguien en quien confiar.
Comprendo mejor el motivo de la pregunta de Juliet con la aclaración que hace, al parecer lo que quería saber es si soy de ese tipo de personas que son infieles yendo a un burdel mientras están en una relación. Me hace cierta gracia la imagen que estaba formándose de mi, dudando de si me drogo, fumo, soy infiel...de lo único que si puedo pecar es de ser un tipo belicoso y nada pacífico, no sé si habría salido igual de haber vivido en otro ambiente con paz, en otro tiempo.
- Pues no. Nunca hubo relación seria. Sólo hubo amistad y algún que otro beso muy ocasional, tanto que podría contarlos con los dedos de una mano. Te estoy siendo muy sincero. Si yo estoy con alguien y realmente quiero a esa persona no estaría buscando nada por otros lados. - explico como si me pareciese lo más lógico y sencillo del mundo, esperando que ese punto quede ya más que aclarado. Lo que dice a continuación me suena completamente a reproche, eso de irme sin volver a buscarla a ella. Abro la boca para protestar con indignación, pensando en soltarlo todo tal cual lo vi. Finalmente consigo no decir lo primero que se me pasa por la cabeza, tanteando el terreno primero.
- ¿De verdad estabas esperando que volviera, Juliet? ¿No te has preguntado por qué no me viste llegar para buscarte?...- pregunto con un deje un tanto dolido en la voz, aunque no debería, ella y yo no somos nada. Demasiado manejo de temas espinosos en este momento, lo de anoche, su pasado...como no vayamos poco a poco van a ser demasiadas cosas que digerir. No esperaba que la conversación se tornase tan intensa y sincera, a decir verdad creo que es la primera vez que soltamos tantas verdades juntas. Ya suponía yo que no iba a ser venir por comida y ya está, tardaremos algo más. Miro de reojo al puesto de comida china de la esquina, que todavía sigue abierto, así que supongo que no tenemos prisa.
Centro de nuevo toda mi atención en ella, animándola a que siga con un leve movimiento de cabeza. ¿ Remordimientos por ser la que mata y no la víctima? por el tono en el que lo dice no lo parece, o tal vez sólo quiera convencerse al decirlo. La historia me suena. Creo que yo también me arrepentí cuando maté por primera vez, pero después me "anestesié" contra aquello, ya no fue como en esa primera ocasión. Recordar todo su pasado no parece hacerle bien, me da la impresión de que nunca la había visto tan asustada y quebrada como ahora, a excepción del momento del hospital. Subo la mano desde su hombro hasta su cabeza cuando ella se apoya sobre mi pecho, acariciando un poco su cabello mientras dejo que se sincere en la medida de lo posible.
- Deja de culparte de una vez...tú misma lo has dicho, hiciste lo que tenías que hacer y es obvio que ya no se puede cambiar nada - me pregunto si contarle todos mis errores de pasado le ayudará en algún modo, ver que no es la única que ha cometido errores. - Tendrás que vivir con ello, no se va a ir nunca, sólo puedes intentar llevarlo lo mejor posible. Y tendrás que aprender a quererte a ti misma antes de hacerlo con nadie. Yo confío en ti, si te sirve de algo. Creo que ya has pasado la prueba de sobra- las dificultades que hemos superado juntos son buena prueba de ello, no me ha dejado tirado en ninguna ocasión y ha luchado a mi lado cuando ha hecho falta. Debo quedarme con eso, por mucho que me haya jodido lo de verla con mi hermano. Se separa de mi tras decir que llegó a disfrutar de esa violencia, aunque me cuesta imaginarla como a una sádica. Me quedo parado unos cuantos segundos, intentando formarme esa imagen mental sin ser capaz de reproducirla. Después la sigo en silencio en su camino hacia el puesto de comida.
- Eh, me da igual que fueses una sádica. Cualquiera se habría vuelto así en esas condiciones. Las circunstancias así lo hicieron. Te recuerdo que no estás hablando con ningún santo, y te repito que no voy a asustarme de nada. - puestos a reconocer cosas malas decido soltarle todas las que se me van viniendo a la cabeza, a ver si le da a ella por decir lo suyo. - No hace falta que digas más si no quieres, aunque te ayudaría hacerlo, creo. Mira...hubo un tiempo en el que yo era tan idiota que admiraba a un déspota, a un tirano. Que tenía la cabeza tan hueca como para seguirle como un fanático. Que quería matar a mi padre, y a mi hermano. Y que de hecho lo intenté. Que comencé matando a un hombre delante de su hermano, todo por una venganza personal. Y que luego siguieron unos cuantos más...- voy enumerando algunos de mis "pecados" con cierto tono de arrepentimiento en la voz, sobre todo por las primeras cosas. El resto podría decirse que fue supervivencia. Para ese momento hemos llegado al puesto de comida y el chino está escuchando todo el asunto. Pone cara de no enterarse, pero estira un poco la oreja como si supiese que no hablamos de cosas triviales.
- Pues no. Nunca hubo relación seria. Sólo hubo amistad y algún que otro beso muy ocasional, tanto que podría contarlos con los dedos de una mano. Te estoy siendo muy sincero. Si yo estoy con alguien y realmente quiero a esa persona no estaría buscando nada por otros lados. - explico como si me pareciese lo más lógico y sencillo del mundo, esperando que ese punto quede ya más que aclarado. Lo que dice a continuación me suena completamente a reproche, eso de irme sin volver a buscarla a ella. Abro la boca para protestar con indignación, pensando en soltarlo todo tal cual lo vi. Finalmente consigo no decir lo primero que se me pasa por la cabeza, tanteando el terreno primero.
- ¿De verdad estabas esperando que volviera, Juliet? ¿No te has preguntado por qué no me viste llegar para buscarte?...- pregunto con un deje un tanto dolido en la voz, aunque no debería, ella y yo no somos nada. Demasiado manejo de temas espinosos en este momento, lo de anoche, su pasado...como no vayamos poco a poco van a ser demasiadas cosas que digerir. No esperaba que la conversación se tornase tan intensa y sincera, a decir verdad creo que es la primera vez que soltamos tantas verdades juntas. Ya suponía yo que no iba a ser venir por comida y ya está, tardaremos algo más. Miro de reojo al puesto de comida china de la esquina, que todavía sigue abierto, así que supongo que no tenemos prisa.
Centro de nuevo toda mi atención en ella, animándola a que siga con un leve movimiento de cabeza. ¿ Remordimientos por ser la que mata y no la víctima? por el tono en el que lo dice no lo parece, o tal vez sólo quiera convencerse al decirlo. La historia me suena. Creo que yo también me arrepentí cuando maté por primera vez, pero después me "anestesié" contra aquello, ya no fue como en esa primera ocasión. Recordar todo su pasado no parece hacerle bien, me da la impresión de que nunca la había visto tan asustada y quebrada como ahora, a excepción del momento del hospital. Subo la mano desde su hombro hasta su cabeza cuando ella se apoya sobre mi pecho, acariciando un poco su cabello mientras dejo que se sincere en la medida de lo posible.
- Deja de culparte de una vez...tú misma lo has dicho, hiciste lo que tenías que hacer y es obvio que ya no se puede cambiar nada - me pregunto si contarle todos mis errores de pasado le ayudará en algún modo, ver que no es la única que ha cometido errores. - Tendrás que vivir con ello, no se va a ir nunca, sólo puedes intentar llevarlo lo mejor posible. Y tendrás que aprender a quererte a ti misma antes de hacerlo con nadie. Yo confío en ti, si te sirve de algo. Creo que ya has pasado la prueba de sobra- las dificultades que hemos superado juntos son buena prueba de ello, no me ha dejado tirado en ninguna ocasión y ha luchado a mi lado cuando ha hecho falta. Debo quedarme con eso, por mucho que me haya jodido lo de verla con mi hermano. Se separa de mi tras decir que llegó a disfrutar de esa violencia, aunque me cuesta imaginarla como a una sádica. Me quedo parado unos cuantos segundos, intentando formarme esa imagen mental sin ser capaz de reproducirla. Después la sigo en silencio en su camino hacia el puesto de comida.
- Eh, me da igual que fueses una sádica. Cualquiera se habría vuelto así en esas condiciones. Las circunstancias así lo hicieron. Te recuerdo que no estás hablando con ningún santo, y te repito que no voy a asustarme de nada. - puestos a reconocer cosas malas decido soltarle todas las que se me van viniendo a la cabeza, a ver si le da a ella por decir lo suyo. - No hace falta que digas más si no quieres, aunque te ayudaría hacerlo, creo. Mira...hubo un tiempo en el que yo era tan idiota que admiraba a un déspota, a un tirano. Que tenía la cabeza tan hueca como para seguirle como un fanático. Que quería matar a mi padre, y a mi hermano. Y que de hecho lo intenté. Que comencé matando a un hombre delante de su hermano, todo por una venganza personal. Y que luego siguieron unos cuantos más...- voy enumerando algunos de mis "pecados" con cierto tono de arrepentimiento en la voz, sobre todo por las primeras cosas. El resto podría decirse que fue supervivencia. Para ese momento hemos llegado al puesto de comida y el chino está escuchando todo el asunto. Pone cara de no enterarse, pero estira un poco la oreja como si supiese que no hablamos de cosas triviales.
Debes ser lo que toda chica quiere.- Murmuró, a medias en broma y a medias en realidad, con una suave sonrisa en los labios. La verdad era que la fidelidad no la había experimentado con sus "conquistas" anteriores, y no conocía a mucha gente con esos exactos valores. Le gustaba saber que aún había gente que pensara de aquella manera, tal como lo había conocido de la pareja a la que más idolatraba, sus padres.
Las preguntas del contrario sobre la noche anterior realmente no le dan una explicación lógica de lo que había pasado. Trató de pensar si había dicho algo después de sus alucinaciones que le había molestado, o incluso algo en el castillo, pero todo había estado tan bien que no recordaba nada. Sin embargo, su voz, había algo en su voz que no le gustaba. Un sabor amargo que no comprendía. Tras tan cautelosa introspección, comenzó a hablar.- Si, estuve en el salón todo el tiempo. ¿Cómo que no te vi llegar? Si solo me distraje para dormir después del mensaje. Oh, y para...- La realidad cayó bastante rápido cuando pensó en lo que el contrario pudo haber visto. ¿Por eso habían empezado con todo? Quizás era hora de llamar un alto al fuego y disculpar las actitudes. Volvió a repasar toda la noche mentalmente, por si acaso no era eso lo que debía encontrar, pero no había nada más. Cada vez se volvía a convencer de que era eso lo que le había atormentado hacía unas horas. Y eso planeaba hacer, aunque su mirada seguía un tanto ausente. Sin embargo, algo la detuvo, volviendo a repasar los acontecimientos de la noche, de principio a fin. Hizo una mueca suave, mientras enlazaba todo de alguna manera y recordaba más o menos los tiempos en los que se habían dado las cosas.- Entonces...- Inició, solo por iniciar de alguna manera a ponerle palabras a lo que pensaba.- ... te fuiste, volviste, me... me viste, te fuiste a un burdel, te emborrachaste, iniciaste una pelea y me enviaste un mensaje.- Resumió de nuevo, agregándole las nuevas evidencias en el caso. Si bien antes tenía paz mental, aquello había iniciado toda una nueva línea de investigación.- E-Espera, déjame pensar en voz alta aquí por un instante. Quizás esté por decir una tontería, pero... ¿Tuviste... T-Tuviste celos o... o algo así? - Le costaba pensar que aquello podía ser verdad, aunque ciertamente ella también había pensado mucho en él después de aquel beso. El remordimiento volvió cuando se dio cuenta de que quizás aquel beso había cerrado algunas posibilidades.
Tras aquello, las ganas de hablar de su pasado habían disminuido a cero. Su presente se mostraba un poco más retador en aquel punto de la conversación. Tal y como había dicho Johan, no había más que una atracción entre ambos, y como se habían prometido, sanarían primero y luego, si había posibilidades entre ellos, tratarían de estar juntos. El problema en eso era que ella no tenía la más mínima esperanza de sanar, y no consideraba que Johan fuera a ser de esos que aceptaran su pasado sin complicaciones, sin tener un dejo de lástima en la mirada, sin tratarla diferente. En cambio, Reiv, tratando de comprenderla y apoyarla. Y sobre todo, aquellas últimas semanas se habían vuelto casi inseparables. Aún cuando él no lo creyera así, ella de verdad confiaba en él, solo no sentía la necesidad de ir contando su historia.
El silencio se extendió hasta que fue roto por Reiv, regresándola a la conversación. Aquella a la que tendría que volver y afrontar en algún punto, probablemente aquel día. Aquel "Yo confío en ti" se clavó más profundo de lo que debería, haciéndole cerrar los ojos mientras asimilaba lo que aquello podía significar. Su garganta se cerró, soltando un lastimero puchero antes de recuperar el control sobre sí misma. Finalmente, y tras mucho caminar, el trayecto hasta el puesto de comida estaba concluído. Estuvo a punto de soltarle algo como "¿vas a ordenar?" cuando el contrario inició a contar sus propios pecados, ahí, en medio de la calle y con la tranquilidad de quien lo hace en la sala de su casa. No pudo evitar pensar, al final de aquella larga lista de pecados confesados, que el que hubiera intentado matar a su hermano y a su padre estaba muy mal. El saber que ella estaba juzgando a una persona no pudo sino hacerla reír, primero tratando de contenerlo, pero luego haciéndolo libremente y por lo bajo, agachando el rostro, solo para que no pensara que era alguna especie de broma o falta de respeto.
Finalmente, levantó el rostro para con el chino que atendía el puesto, carraspeando suavemente antes de pedir un par de rollos, y luego arrepentirse y terminar pidiendo seis de rellenos variados. Los recordaba de cuando era niña, y quería volver a reconciliarse con ellos. Esperaba, al menos, que tuvieran un sabor similar a como los recordaba. Todo aquello había sido un poco para hacer tiempo entre que preparaban la orden y él decidía que pediría para todos, y así pensar en una justificación más coherente de porqué se reía de su confesión. Al final, tomó la bolsa que el chino le tendía, abriéndola enseguida para tomar el primer rollo que encontró, llevándoselo a la boca para darle una mordida.
El primer bocado le supo a gloria. Recargó la frente en el hombro de Reiv mientras lo saboreaba, solo para comenzar a hablar cuando su boca estuvo vacía de nuevo.- No me estaba riendo de tus confesiones es que... - Comenzó a reirse otra vez, suave y dulcemente, ofreciéndole el rollo que tenía en la mano a manera de ofrenda de paz.- Es que pensé que tratar matar a tu familia estaba ya muy fuera de control y luego me di cuenta de la ironía.- Finalmente, con una sonrisa arrepentida, le ofreció de nuevo el rollo y le permitió su espacio para que ordenara cuando quisiera hacerlo.- Tal vez deberíamos sentarnos por ahí unos minutos. Tal vez haya algo que pueda compartir.- Murmuró, pues de verdad quería contarle un poco, al menos una parte, solo que no decidía cual aún. Tenía sus memorias del Coliseo 'organizadas' en dos partes que se unían, y no sabía bieen cual le causaría una menor impresión. De cualquier modo, contaba ya con que después de aquella conversación, habría una confianza más difícil de romper entre los dos.
- Y pide más rollos, que no les voy a dar.- Finalizó.
Las preguntas del contrario sobre la noche anterior realmente no le dan una explicación lógica de lo que había pasado. Trató de pensar si había dicho algo después de sus alucinaciones que le había molestado, o incluso algo en el castillo, pero todo había estado tan bien que no recordaba nada. Sin embargo, su voz, había algo en su voz que no le gustaba. Un sabor amargo que no comprendía. Tras tan cautelosa introspección, comenzó a hablar.- Si, estuve en el salón todo el tiempo. ¿Cómo que no te vi llegar? Si solo me distraje para dormir después del mensaje. Oh, y para...- La realidad cayó bastante rápido cuando pensó en lo que el contrario pudo haber visto. ¿Por eso habían empezado con todo? Quizás era hora de llamar un alto al fuego y disculpar las actitudes. Volvió a repasar toda la noche mentalmente, por si acaso no era eso lo que debía encontrar, pero no había nada más. Cada vez se volvía a convencer de que era eso lo que le había atormentado hacía unas horas. Y eso planeaba hacer, aunque su mirada seguía un tanto ausente. Sin embargo, algo la detuvo, volviendo a repasar los acontecimientos de la noche, de principio a fin. Hizo una mueca suave, mientras enlazaba todo de alguna manera y recordaba más o menos los tiempos en los que se habían dado las cosas.- Entonces...- Inició, solo por iniciar de alguna manera a ponerle palabras a lo que pensaba.- ... te fuiste, volviste, me... me viste, te fuiste a un burdel, te emborrachaste, iniciaste una pelea y me enviaste un mensaje.- Resumió de nuevo, agregándole las nuevas evidencias en el caso. Si bien antes tenía paz mental, aquello había iniciado toda una nueva línea de investigación.- E-Espera, déjame pensar en voz alta aquí por un instante. Quizás esté por decir una tontería, pero... ¿Tuviste... T-Tuviste celos o... o algo así? - Le costaba pensar que aquello podía ser verdad, aunque ciertamente ella también había pensado mucho en él después de aquel beso. El remordimiento volvió cuando se dio cuenta de que quizás aquel beso había cerrado algunas posibilidades.
Tras aquello, las ganas de hablar de su pasado habían disminuido a cero. Su presente se mostraba un poco más retador en aquel punto de la conversación. Tal y como había dicho Johan, no había más que una atracción entre ambos, y como se habían prometido, sanarían primero y luego, si había posibilidades entre ellos, tratarían de estar juntos. El problema en eso era que ella no tenía la más mínima esperanza de sanar, y no consideraba que Johan fuera a ser de esos que aceptaran su pasado sin complicaciones, sin tener un dejo de lástima en la mirada, sin tratarla diferente. En cambio, Reiv, tratando de comprenderla y apoyarla. Y sobre todo, aquellas últimas semanas se habían vuelto casi inseparables. Aún cuando él no lo creyera así, ella de verdad confiaba en él, solo no sentía la necesidad de ir contando su historia.
El silencio se extendió hasta que fue roto por Reiv, regresándola a la conversación. Aquella a la que tendría que volver y afrontar en algún punto, probablemente aquel día. Aquel "Yo confío en ti" se clavó más profundo de lo que debería, haciéndole cerrar los ojos mientras asimilaba lo que aquello podía significar. Su garganta se cerró, soltando un lastimero puchero antes de recuperar el control sobre sí misma. Finalmente, y tras mucho caminar, el trayecto hasta el puesto de comida estaba concluído. Estuvo a punto de soltarle algo como "¿vas a ordenar?" cuando el contrario inició a contar sus propios pecados, ahí, en medio de la calle y con la tranquilidad de quien lo hace en la sala de su casa. No pudo evitar pensar, al final de aquella larga lista de pecados confesados, que el que hubiera intentado matar a su hermano y a su padre estaba muy mal. El saber que ella estaba juzgando a una persona no pudo sino hacerla reír, primero tratando de contenerlo, pero luego haciéndolo libremente y por lo bajo, agachando el rostro, solo para que no pensara que era alguna especie de broma o falta de respeto.
Finalmente, levantó el rostro para con el chino que atendía el puesto, carraspeando suavemente antes de pedir un par de rollos, y luego arrepentirse y terminar pidiendo seis de rellenos variados. Los recordaba de cuando era niña, y quería volver a reconciliarse con ellos. Esperaba, al menos, que tuvieran un sabor similar a como los recordaba. Todo aquello había sido un poco para hacer tiempo entre que preparaban la orden y él decidía que pediría para todos, y así pensar en una justificación más coherente de porqué se reía de su confesión. Al final, tomó la bolsa que el chino le tendía, abriéndola enseguida para tomar el primer rollo que encontró, llevándoselo a la boca para darle una mordida.
El primer bocado le supo a gloria. Recargó la frente en el hombro de Reiv mientras lo saboreaba, solo para comenzar a hablar cuando su boca estuvo vacía de nuevo.- No me estaba riendo de tus confesiones es que... - Comenzó a reirse otra vez, suave y dulcemente, ofreciéndole el rollo que tenía en la mano a manera de ofrenda de paz.- Es que pensé que tratar matar a tu familia estaba ya muy fuera de control y luego me di cuenta de la ironía.- Finalmente, con una sonrisa arrepentida, le ofreció de nuevo el rollo y le permitió su espacio para que ordenara cuando quisiera hacerlo.- Tal vez deberíamos sentarnos por ahí unos minutos. Tal vez haya algo que pueda compartir.- Murmuró, pues de verdad quería contarle un poco, al menos una parte, solo que no decidía cual aún. Tenía sus memorias del Coliseo 'organizadas' en dos partes que se unían, y no sabía bieen cual le causaría una menor impresión. De cualquier modo, contaba ya con que después de aquella conversación, habría una confianza más difícil de romper entre los dos.
- Y pide más rollos, que no les voy a dar.- Finalizó.
La reconstrucción de los hechos comienza a tener sentido cuando llega a la parte en la que se queda callada. Acaba de darse cuenta de que sé algo, que en algún momento estuve allí, precisamente cuando se besaban. Podría haber vuelto antes, o después, pero no. Llegué en ese maldito y preciso instante. Irónicas casualidades. Por su mirada sé que ya ha pillado de qué va la cosa, y me lo confirma en cuanto rehace la sucesión de acontecimientos incluyendo la parte en la que la vi. Asiento con la cabeza como queriendo decir que ha dado en el clavo, soltando el aire lentamente con un gesto de resignación.
- Bingo. Os vi a mi hermano y a ti besándoos. - me callo que me quedé con cara de idiota por ser eso un golpe a mi orgullo, aunque tal vez ella no lo vea así. - Como comprenderás no era un buen momento para quedarse o interrumpir, así que me largué de allí sin decir nada. Estabas ya entretenida como para que viniese yo a llevarte de fiesta, ¿no crees? - no puedo evitar cierto tono de molestia en mis palabras, por más que sepa que no le puedo reclamar nada. - No sabía que estabáis...¿juntos? o de rollo, yo qué sé. Ni desde cuándo empezó. No sabía nada en absoluto. Johan puede ser muy persuasivo si quiere...- tampoco tengo ni idea de si él le ha dicho que está casado, pero debería hacerlo.
- ¿Celoso? ¿yo? qué va...¿por qué habría de estarlo? ni que fuésemos novios. - frunzo el ceño cruzándome de brazos y mirando hacia otro lado mientras miento a lo de los celos, más que nada por amor propio, por no admitir que sí que estoy molesto por eso.
- Sólo me sorprendió que no me hubieses contado que ya tenías plan, y además yo sobraba en ese momento. - dejo que asimile mi parte de confesión respecto a lo de la polémica noche, aprovechando ese momento para pedir bastante comida china. Entrego como pago parte de lo que me quedaba de mi última misión, recibiendo las bolsas de comida a cambio. Me choca un poco que parezca reírse de lo que le cuento, me da por pensar que lo considera poca cosa comparado con lo suyo, o vete a saber.
Guardo silencio tras su proposición de buscar un lugar por la zona para comer, hasta que nos sentamos en un banco cualquiera. Saco de la bolsa una caja de fideos chinos que empiezo a comer con palillos, haciendo un gesto negativo a lo de pedir más porque me he quedado sin pasta y porque hay bastante comida, aunque habrá que comer sin abusar. La miro de reojo cuando me aclara que no se estaba riendo de mi, a lo que respondo entornando un poco los ojos.
- Pff...ironía, ¿no me crees? pues es cierto... por mal que suene. Lo he contado para que te sientas "acompañada" con eso de haber hecho cosas reprobables en el pasado, no porque me sienta orgulloso de ello ni lo cuente como hazañas. Ojalá fuesen hazañas de verdad, y no lo que son realmente.
- Bingo. Os vi a mi hermano y a ti besándoos. - me callo que me quedé con cara de idiota por ser eso un golpe a mi orgullo, aunque tal vez ella no lo vea así. - Como comprenderás no era un buen momento para quedarse o interrumpir, así que me largué de allí sin decir nada. Estabas ya entretenida como para que viniese yo a llevarte de fiesta, ¿no crees? - no puedo evitar cierto tono de molestia en mis palabras, por más que sepa que no le puedo reclamar nada. - No sabía que estabáis...¿juntos? o de rollo, yo qué sé. Ni desde cuándo empezó. No sabía nada en absoluto. Johan puede ser muy persuasivo si quiere...- tampoco tengo ni idea de si él le ha dicho que está casado, pero debería hacerlo.
- ¿Celoso? ¿yo? qué va...¿por qué habría de estarlo? ni que fuésemos novios. - frunzo el ceño cruzándome de brazos y mirando hacia otro lado mientras miento a lo de los celos, más que nada por amor propio, por no admitir que sí que estoy molesto por eso.
- Sólo me sorprendió que no me hubieses contado que ya tenías plan, y además yo sobraba en ese momento. - dejo que asimile mi parte de confesión respecto a lo de la polémica noche, aprovechando ese momento para pedir bastante comida china. Entrego como pago parte de lo que me quedaba de mi última misión, recibiendo las bolsas de comida a cambio. Me choca un poco que parezca reírse de lo que le cuento, me da por pensar que lo considera poca cosa comparado con lo suyo, o vete a saber.
Guardo silencio tras su proposición de buscar un lugar por la zona para comer, hasta que nos sentamos en un banco cualquiera. Saco de la bolsa una caja de fideos chinos que empiezo a comer con palillos, haciendo un gesto negativo a lo de pedir más porque me he quedado sin pasta y porque hay bastante comida, aunque habrá que comer sin abusar. La miro de reojo cuando me aclara que no se estaba riendo de mi, a lo que respondo entornando un poco los ojos.
- Pff...ironía, ¿no me crees? pues es cierto... por mal que suene. Lo he contado para que te sientas "acompañada" con eso de haber hecho cosas reprobables en el pasado, no porque me sienta orgulloso de ello ni lo cuente como hazañas. Ojalá fuesen hazañas de verdad, y no lo que son realmente.
Los ánimos se habían apagado un poco a medida que observaba detalladamente las reacciones en el rostro del moreno. Había pasado de la frustración a la resignación, y el no le era conocido precisamente por esas reacciones.- Lamento mucho que vieras eso.- Dijo con verdadera pena en el rostro, tratando de mantenerse serena aunque su pecho se sentía apretado al verle parecer tan resignado. No lo había pensado antes, pero definitivamente no le gustaba verle de aquel modo. Se sentía como si estuviera aceptando, muy a su pesar, que ella ya estaba apartada, o algo similar.
Entretenida...- Bufó a modo de burla. No era que no le hubiese gustado, pero aquella manera de decirlo, como si aquello fuera un simple entretenimiento, era casi un insulto para ambos. De igual manera, siguió calmada mientras le escuchaba, pues no quería reaccionar exageradamente y decir algo que no le gustaría decir. Sin embargo, no pudo sino detenerle cuando hablo de estar juntos. Ellos habían quedado en algo, y así como no estaba del todo de acuerdo con el beso que Johan le había robado esa mañana, así mismo no le gustaba que él decidiera si estaban juntos o no. Nadie tenía derecho a imponer sobre ella misma algo que no le gustara, ya fuera un beso o una situación sentimental, y estaba decidida a defender ese derecho a costa de lo que fuera.
No estamos juntos...- Inició dejando claro lo primero.- Ni de rollo. Ni empezamos nada, ni fue persuasivo conmigo. Fue algo que sucedió en el instante. Y... realmente no lo he hablado con él pero... me es difícil, se siente mal, no creo poder cambiar lo suficiente como para poder estar con el de de alguna manera.- Se encogió de hombros, aunque sabía que el futuro era impredecible. No era momento de ponerse a pensar en cosas de ese tipo. Quería respetar el acuerdo, solo por si acaso él no deseaba cumplir con su parte del trato. Sobre todo, quería que Johan se mantuviera en el presente, no que se enamorara de una imagen en su cabeza de como sería la vida juntos... Aquel beso por la mañana de verdad le había dado demasiado en que pensar. Palpó la moneda por encima de la tela de su bolsillo, por si acaso tenía mensaje de Johan por lo que le había escrito por la mañana, sin embargo no había sentido ninguna vibración desde que había dejado el castillo y no se iba a poner a mensajearle en aquel instante.
Su manera de desdeñar los celos le resultó más dolorosa de lo que había pensado. Hablar como si no le importara nada cuando creyó realmente que él se había acercado a ella aquellas semanas. Desde los asesinatos y secuestros a aquel momento de silencio en el hospital y el apoyo al verse alucinando. Sabía que ella misma había puesto una pequeña barrera entre ellos cuando le vio junto a la alada del bar, pero sentía que era algo que se había desvanecido los últimos días.-¿Y sería tan malo si lo fuéramos?- Pregunto tras escuchar la ultima parte de la oración, apresurándose a aclarar aquello de que el salía sobrando. No quería dar la sensación de que estaba entre dos hombres y de que sus sentimientos estaban mezclados, pero él de verdad le interesaba. Lo sabía, aunque su manera de saberlo le resultaba extraña de demostrar.- No tenía planes. Para este punto, al menos deberías tener una idea de que tú no sales sobrando.- Murmuró agachando el rostro suavemente, pues sentía el rostro caliente y eso sólo podía ser señal de que estaba al menos un poco ruborizada.
Permitió que pagara, ya le invitaría ella después, aunque realmente no sabía si tendría suficiente dinero para hacerlo después del último trabajo que había hecho, ya hacía mucho tiempo. Tomó asiento en el banco, sentándose en él a modo indio, dándole la cara a Reiv y con su bolsa de rollos entre las piernas. Sintió que era su turno de decir algo en el instante en que le vio empezar a comer. Así que agachó la mirada, perdiéndola un rato entre sus pensamientos a medida que trataba de recordar sin sentirse mal.
Miro por un instante la bolsa con comida que tenía frente a ella. Sus labios mostraban una pequeña sonrisa que no quería que se desvaneciera aún cuando le contara sus historias. Había decidido, al menos por ahora, que contaría una anécdota entera, no acciones random por pedazos como había hecho él. Necesitaba darle a entender la situación, para bien o para mal, no soltarle números y estadísticas sin contexto en que apoyarlas.
Pensó en lo que quería decir, decidiéndose entre si contar sobre su primer beso, su primer batalla, su primer trabajo, su relación con la gente con la que trabajaba... Tomó aire profundamente, pues se dio cuenta del exacto momento en que su sonrisa se convirtió en la más amarga de las muecas. Llevó su mirada al contrario. Y entonces decidió contar la historia a partir de la mitad.
Tenía catorce años cuando tuve mi primer combate.- Empezó relatando con la mirada cargada de arrepentimiento y de angustia, mas no detuvo sus palabras.- Fue una petición especial del... ¿emperador? pues era cumpleaños de uno de sus amigos más cercanos. Treinta años. Mamá enloqueció porque tenía un trato donde yo no pelearía. Dijeron que sería solo un combate y contra una chica a la que yo sabía que podía vencer.
Dejo el rollo que llevaba en la mano y lo miró antes de devolverlo a la bolsa. No era de sus peores recuerdos, definitivamente había cosas que recordaba con más amargura, pero era el inicio de su decadencia.- La maté de un corte al cuello en un descuido suyo. No se suponía que la mataría, el rey debe dar la orden.- Susurró, procurando que, si había alguien más escuchando, su voz solo llegara a oídos del contrario. Le contó, en pocas palabras, de la frustración y el dolor que no había sentido cuando lo hizo. De como volvió sin rasguños a su celda, y sin necesidad de curaciones, solo para quedarse sentada sin saber que hacer, ni dándose cuenta de lo que acababa de hacer.- Me sacaron de mi celda cuando el sol bajó. Yo no sentía nada, no sabía que debía sentir.
Me llevaron a una casa, que era como un burdel para ricos.- Antes de que pudiera acabar el relato solo en el combate, aquel recuerdo se escapó de sus labios. Se reprendió por contarlo, por permitirse aquel desliz, pero ya había iniciado y no quería dejar las cosas como antes, en un secreto más.- Él, el amigo del rey o lo que sea... Él estaba ahí. Me preguntó del Coliseo y de mi familia, me contó todas las historias de dragones que conocía con todo detalle, eso me fascinó totalmente. No quería que dejara de hablar. Me habló de las estrellas, me mostró libros y fotografías de dragones.- Agachó el rostro mientras le contaba que él había sido su primera vez, pues aquella noche había consumado con él, ya muy tarde de madrugada, después de ver caer la noche entre charlas y risas.- Decidí que el próximo año él me elegiría también, así que exigí combates, y me distancié de mi madre porque ella no me dejaba. Pero el próximo año eligió a una chica más joven, una elfa muy linda. Y me sentí tan traicionada que... me convertí en un monstruo. Incluso me confinaron a una celda sola, estaba tan enojada que compartir era un peligro para el resto.
No se había dado cuenta de lo encorvada que estaba. No sabía ni porqué, quizás por todo el sufrimiento que había causado con aquellas decisiones que había tomado tan joven. Volvió a meterse un bocado a la boca, enderezando su espalda y masticándolo lenta, amargamente. Aquel era algo que nunca, jamás en la vida, pensó que contaría.
Entretenida...- Bufó a modo de burla. No era que no le hubiese gustado, pero aquella manera de decirlo, como si aquello fuera un simple entretenimiento, era casi un insulto para ambos. De igual manera, siguió calmada mientras le escuchaba, pues no quería reaccionar exageradamente y decir algo que no le gustaría decir. Sin embargo, no pudo sino detenerle cuando hablo de estar juntos. Ellos habían quedado en algo, y así como no estaba del todo de acuerdo con el beso que Johan le había robado esa mañana, así mismo no le gustaba que él decidiera si estaban juntos o no. Nadie tenía derecho a imponer sobre ella misma algo que no le gustara, ya fuera un beso o una situación sentimental, y estaba decidida a defender ese derecho a costa de lo que fuera.
No estamos juntos...- Inició dejando claro lo primero.- Ni de rollo. Ni empezamos nada, ni fue persuasivo conmigo. Fue algo que sucedió en el instante. Y... realmente no lo he hablado con él pero... me es difícil, se siente mal, no creo poder cambiar lo suficiente como para poder estar con el de de alguna manera.- Se encogió de hombros, aunque sabía que el futuro era impredecible. No era momento de ponerse a pensar en cosas de ese tipo. Quería respetar el acuerdo, solo por si acaso él no deseaba cumplir con su parte del trato. Sobre todo, quería que Johan se mantuviera en el presente, no que se enamorara de una imagen en su cabeza de como sería la vida juntos... Aquel beso por la mañana de verdad le había dado demasiado en que pensar. Palpó la moneda por encima de la tela de su bolsillo, por si acaso tenía mensaje de Johan por lo que le había escrito por la mañana, sin embargo no había sentido ninguna vibración desde que había dejado el castillo y no se iba a poner a mensajearle en aquel instante.
Su manera de desdeñar los celos le resultó más dolorosa de lo que había pensado. Hablar como si no le importara nada cuando creyó realmente que él se había acercado a ella aquellas semanas. Desde los asesinatos y secuestros a aquel momento de silencio en el hospital y el apoyo al verse alucinando. Sabía que ella misma había puesto una pequeña barrera entre ellos cuando le vio junto a la alada del bar, pero sentía que era algo que se había desvanecido los últimos días.-¿Y sería tan malo si lo fuéramos?- Pregunto tras escuchar la ultima parte de la oración, apresurándose a aclarar aquello de que el salía sobrando. No quería dar la sensación de que estaba entre dos hombres y de que sus sentimientos estaban mezclados, pero él de verdad le interesaba. Lo sabía, aunque su manera de saberlo le resultaba extraña de demostrar.- No tenía planes. Para este punto, al menos deberías tener una idea de que tú no sales sobrando.- Murmuró agachando el rostro suavemente, pues sentía el rostro caliente y eso sólo podía ser señal de que estaba al menos un poco ruborizada.
Permitió que pagara, ya le invitaría ella después, aunque realmente no sabía si tendría suficiente dinero para hacerlo después del último trabajo que había hecho, ya hacía mucho tiempo. Tomó asiento en el banco, sentándose en él a modo indio, dándole la cara a Reiv y con su bolsa de rollos entre las piernas. Sintió que era su turno de decir algo en el instante en que le vio empezar a comer. Así que agachó la mirada, perdiéndola un rato entre sus pensamientos a medida que trataba de recordar sin sentirse mal.
Miro por un instante la bolsa con comida que tenía frente a ella. Sus labios mostraban una pequeña sonrisa que no quería que se desvaneciera aún cuando le contara sus historias. Había decidido, al menos por ahora, que contaría una anécdota entera, no acciones random por pedazos como había hecho él. Necesitaba darle a entender la situación, para bien o para mal, no soltarle números y estadísticas sin contexto en que apoyarlas.
Pensó en lo que quería decir, decidiéndose entre si contar sobre su primer beso, su primer batalla, su primer trabajo, su relación con la gente con la que trabajaba... Tomó aire profundamente, pues se dio cuenta del exacto momento en que su sonrisa se convirtió en la más amarga de las muecas. Llevó su mirada al contrario. Y entonces decidió contar la historia a partir de la mitad.
Tenía catorce años cuando tuve mi primer combate.- Empezó relatando con la mirada cargada de arrepentimiento y de angustia, mas no detuvo sus palabras.- Fue una petición especial del... ¿emperador? pues era cumpleaños de uno de sus amigos más cercanos. Treinta años. Mamá enloqueció porque tenía un trato donde yo no pelearía. Dijeron que sería solo un combate y contra una chica a la que yo sabía que podía vencer.
Dejo el rollo que llevaba en la mano y lo miró antes de devolverlo a la bolsa. No era de sus peores recuerdos, definitivamente había cosas que recordaba con más amargura, pero era el inicio de su decadencia.- La maté de un corte al cuello en un descuido suyo. No se suponía que la mataría, el rey debe dar la orden.- Susurró, procurando que, si había alguien más escuchando, su voz solo llegara a oídos del contrario. Le contó, en pocas palabras, de la frustración y el dolor que no había sentido cuando lo hizo. De como volvió sin rasguños a su celda, y sin necesidad de curaciones, solo para quedarse sentada sin saber que hacer, ni dándose cuenta de lo que acababa de hacer.- Me sacaron de mi celda cuando el sol bajó. Yo no sentía nada, no sabía que debía sentir.
Me llevaron a una casa, que era como un burdel para ricos.- Antes de que pudiera acabar el relato solo en el combate, aquel recuerdo se escapó de sus labios. Se reprendió por contarlo, por permitirse aquel desliz, pero ya había iniciado y no quería dejar las cosas como antes, en un secreto más.- Él, el amigo del rey o lo que sea... Él estaba ahí. Me preguntó del Coliseo y de mi familia, me contó todas las historias de dragones que conocía con todo detalle, eso me fascinó totalmente. No quería que dejara de hablar. Me habló de las estrellas, me mostró libros y fotografías de dragones.- Agachó el rostro mientras le contaba que él había sido su primera vez, pues aquella noche había consumado con él, ya muy tarde de madrugada, después de ver caer la noche entre charlas y risas.- Decidí que el próximo año él me elegiría también, así que exigí combates, y me distancié de mi madre porque ella no me dejaba. Pero el próximo año eligió a una chica más joven, una elfa muy linda. Y me sentí tan traicionada que... me convertí en un monstruo. Incluso me confinaron a una celda sola, estaba tan enojada que compartir era un peligro para el resto.
No se había dado cuenta de lo encorvada que estaba. No sabía ni porqué, quizás por todo el sufrimiento que había causado con aquellas decisiones que había tomado tan joven. Volvió a meterse un bocado a la boca, enderezando su espalda y masticándolo lenta, amargamente. Aquel era algo que nunca, jamás en la vida, pensó que contaría.
No intentar negarlo y reconocerlo es una buena manera de empezar a hablar del tema de ese beso que se dio con Johan, aunque hago un gesto como queriendo decir que no tiene que sentirlo, negando con la cabeza. No debe disculparse, que me moleste es cosa mía, sólo yo puedo intentar dominar los celos que pudiese causarme esa escena, o la impresión que me diese. Noto cierta indignación en sus palabras al repetir la palabra 'entretenida', como si le hubiese irritado que la emplee al referirme a lo que estaban haciendo. Cuando dice que no están juntos siento una mezcla de alivio y confusión, sabiendo que debo tomarme las cosas con cautela.
- Pero aunque no estéis juntos hay cierta atracción, de no ser así no os habríais besado. - razono sobre la base de que no tienen nada, pero los hechos son los hechos. - ¿Y por qué habrías de cambiar si quisieras estar con él? ¿realmente queréis? ¿qué dice mi hermano? ¿te ha hablado de su esposa? - suelto demasiadas preguntas seguidas en poco tiempo, sintiéndome mal en parte por Josephine, la mujer de Johan. No la conocí mucho, pero fue suficiente para saber que es buena persona. Me curó y atendió en la base en alguna ocasión que acabé malherido, y eso después de haberla secuestrado para llevarla a aquella maldita fiesta de máscaras en la que ella era la prisionera que Termeritus quería hacer arder en la hoguera. A pesar de eso supo perdonar y se portó bien conmigo, demostrando mucho más que cualquier compañero de los aurores. - Da igual, déjalo...tal vez debería preguntarle a él. Tú no tienes la culpa, el infiel sería él en este caso. - y le pienso decir cuatro cosas bien claras, quiera o no escucharlas.
Mis ganas de discutir con Johan se aplacan un poco cuando se cuestiona eso de si sería tan malo si fuésemos novios, como réplica a mi salida de tono anterior, esa que hice por puro orgullo. Me pilla tan desprevenido que diga eso que al principio no respondo, al menos no con claridad. - No, no...quiero decir que...bueno...no somos ahora nada como para enfadarnos ninguno, a eso me refería. No sería malo, si sucediese. - su rubor se me hace bastante notable antes de que baje el rostro, haciendo que me pegue un pequeño salto el corazón al escuchar eso de que ya debería saber que no sobro. Puede sonar tanto como simples amigos como algo más, tiene muchas posibles interpretaciones.
Dejo mi caja de fideos a un lado del banco para girarme hacia ella y sentarme de igual modo, de lado y a lo indio, dispuesto a escucharla ahora que parece dejar de lado buena parte de sus barreras. La edad de inicio es ya de por sí un indicador de todo lo malo que puede suceder, y más siendo tan joven. Con tan sólo un año más yo también empecé a luchar con quien no debía. Empieza matando demasiado joven, y las cosas no mejoran cuando menciona lo del burdel para ricos y lo de ese supuesto rey. Tenso un poco la mandíbula con cierta rabia al escuchar el modo en el que la usó y "conquistó", pues al fin y al cabo la estaba usando como esclava, estaba usando su cuerpo, por mucho que engañara a la cría que debía ser Juliet en aquel momento. - Y después...pasó de ti. Como si sólo hubieses sido un trofeo temporal. - y mató por él, como si hubiese sido devorada por los celos, como si ese hombre se hubiese convertido en su obsesión. No sé cómo habría reaccionado en su lugar, puede que hubiese hecho lo mismo. Yo también me acosté con una "superior", y sabía que tenía más amantes, pero no me importó demasiado.
- Supongo que después te diste cuenta de que él no merecía ni la mitad de la mitad de tus penas. Eso se sabe únicamente una vez que ya ha pasado la tormenta...- ahora que me lo ha contado creo entender un poco mejor el motivo de muchas reacciones y de su forma de protegerse, la razón (o razones) de sus miedos. Guardo silencio durante largos segundos, dejando tiempo para que ambos asimilemos lo que ha contado. Después me inclino un poco hacia delante para abrazarla, cobijándola contra mi pecho al tener ella la cabeza algo bajada. - ¿Sabes? Espero que ese tal "rey" esté muerto. Porque si no lo está...lo quiero matar yo. - susurro con toda tranquilidad, como si no estuviese diciendo nada de importancia.
- Pero aunque no estéis juntos hay cierta atracción, de no ser así no os habríais besado. - razono sobre la base de que no tienen nada, pero los hechos son los hechos. - ¿Y por qué habrías de cambiar si quisieras estar con él? ¿realmente queréis? ¿qué dice mi hermano? ¿te ha hablado de su esposa? - suelto demasiadas preguntas seguidas en poco tiempo, sintiéndome mal en parte por Josephine, la mujer de Johan. No la conocí mucho, pero fue suficiente para saber que es buena persona. Me curó y atendió en la base en alguna ocasión que acabé malherido, y eso después de haberla secuestrado para llevarla a aquella maldita fiesta de máscaras en la que ella era la prisionera que Termeritus quería hacer arder en la hoguera. A pesar de eso supo perdonar y se portó bien conmigo, demostrando mucho más que cualquier compañero de los aurores. - Da igual, déjalo...tal vez debería preguntarle a él. Tú no tienes la culpa, el infiel sería él en este caso. - y le pienso decir cuatro cosas bien claras, quiera o no escucharlas.
Mis ganas de discutir con Johan se aplacan un poco cuando se cuestiona eso de si sería tan malo si fuésemos novios, como réplica a mi salida de tono anterior, esa que hice por puro orgullo. Me pilla tan desprevenido que diga eso que al principio no respondo, al menos no con claridad. - No, no...quiero decir que...bueno...no somos ahora nada como para enfadarnos ninguno, a eso me refería. No sería malo, si sucediese. - su rubor se me hace bastante notable antes de que baje el rostro, haciendo que me pegue un pequeño salto el corazón al escuchar eso de que ya debería saber que no sobro. Puede sonar tanto como simples amigos como algo más, tiene muchas posibles interpretaciones.
Dejo mi caja de fideos a un lado del banco para girarme hacia ella y sentarme de igual modo, de lado y a lo indio, dispuesto a escucharla ahora que parece dejar de lado buena parte de sus barreras. La edad de inicio es ya de por sí un indicador de todo lo malo que puede suceder, y más siendo tan joven. Con tan sólo un año más yo también empecé a luchar con quien no debía. Empieza matando demasiado joven, y las cosas no mejoran cuando menciona lo del burdel para ricos y lo de ese supuesto rey. Tenso un poco la mandíbula con cierta rabia al escuchar el modo en el que la usó y "conquistó", pues al fin y al cabo la estaba usando como esclava, estaba usando su cuerpo, por mucho que engañara a la cría que debía ser Juliet en aquel momento. - Y después...pasó de ti. Como si sólo hubieses sido un trofeo temporal. - y mató por él, como si hubiese sido devorada por los celos, como si ese hombre se hubiese convertido en su obsesión. No sé cómo habría reaccionado en su lugar, puede que hubiese hecho lo mismo. Yo también me acosté con una "superior", y sabía que tenía más amantes, pero no me importó demasiado.
- Supongo que después te diste cuenta de que él no merecía ni la mitad de la mitad de tus penas. Eso se sabe únicamente una vez que ya ha pasado la tormenta...- ahora que me lo ha contado creo entender un poco mejor el motivo de muchas reacciones y de su forma de protegerse, la razón (o razones) de sus miedos. Guardo silencio durante largos segundos, dejando tiempo para que ambos asimilemos lo que ha contado. Después me inclino un poco hacia delante para abrazarla, cobijándola contra mi pecho al tener ella la cabeza algo bajada. - ¿Sabes? Espero que ese tal "rey" esté muerto. Porque si no lo está...lo quiero matar yo. - susurro con toda tranquilidad, como si no estuviese diciendo nada de importancia.
Si me besara con cada persona por la que me siento atraida, créeme que no te estarías quejando.- Cortó su oración en cuanto pudo entender a lo que se refería, tratando de no dejarle terminar.- Tu deberías saber de eso.- Si bien recordaba, él ahí era el de los rollos ocasionales. Y aunque tenía ganas de aclarar las cosas, no podía decirle el porqué querría cambiar en caso de tener una oportunidad con Johan, el autoestima era una cosa muy fea, más el chivatazo que le da sobre la esposa le obligó a arquear una ceja y fruncir levemente el ceño.- No sé que arreglo tengan ahora que se llevan bien, pero no creo que nos corresponda a nosotros discutir los asuntos con su esposa. De cualquier modo, yo considero que es necesario que él también tenga un rato de felicidad, con ella o con quien sea.- Si bien, era una de las cosas que le impedían estar con él, más por ella que por él, estaba segura de que él merecía a alguien a su lado, pues era una persona adorable. Aunque trató en parte de captar todo lo que el contrario había preguntado a la vez, su cabeza no estaba para tantas preguntas en serie. Y mucho menos para conversaciones que tenían tanta profundidad.
Estaba por contestar aquello de si ella quería o no estar con Johan. Había tenido que tomarse un minuto para pensar y le dio la oportunidad al moreno de responder a si sería tan malo que estuvieran juntos. Tal y como lo había pensado, pero infinitamente más adorablemente de lo que pudo imaginar. Se ruborizó, conteniendo una sonrisa en los labios mientras le escuchaba.- Si, yo pienso igual. Con titubeo y todo.- Finalizó con aquella dulce sonrisa con la que había mirado al contrario desde hacía unos minutos.
Después de la larga y tortuosa historia, donde las palabras tan ciertas de Reiv solo hacían más que la herida se tornara más dolorosa, asintió a lo de darse cuenta de el error que había cometido. A veces tocar la herida servía para saber que tanto faltaba para que esta se cerrara...Pero tenía que darle más, Debía soltarlo todo de una vez si ya estaba a nada de liberarse de aquel mal recuerdo, al menos en lo que a él respectaba.- Maté a la elfa en un entrenamiento dos días después. Y ya nadie quería luchar contra mi. Así que hice una petición especial para luchar contra hombres. Y me aceptaron... Me volví tan popular que todo Roma coreaba mi nombre, dentro y fuera. Tenía aprobación para ser despiadada... Y también me trajo otro tipo de atención.- No mencionó exactamente que tipo de atención, pero imaginaba que él sabría que clase después de la confesión del burdel. No quiso mencionarlo, esa sería historia, quizás, de otro día. O quizás de otra vida.
Se permitió un momento de debilidad, quedándose acunada en su pecho, gimoteando aunque sin las intenciones de llorar. Su pecho sentía que necesitaba más aire del que podía obtener, así que la respiración era entrecortada. Y abrazó al contrario, se abrazó a su cintura fuertemente tras escuchar sus intenciones. No levantó el rostro, cerró los ojos y aceptó con gracia las palabras del moreno.- No lo sé. Lo vi desangrándose, pero no lo vi muerto. Pudieron haberlo salvado. Mi última imagen fue de él fue en el piso ahogándose con su sangre. Y así lo quiero recordar.- Murmuró acurrucándose en su pecho, aceptando el calor de su cuerpo mientras el abrazo se extendía. Ahí, en aquel rincón del mundo, entre sus brazos y su pecho, al menos por un momento se sentía protegida de todo.
Estaba por contestar aquello de si ella quería o no estar con Johan. Había tenido que tomarse un minuto para pensar y le dio la oportunidad al moreno de responder a si sería tan malo que estuvieran juntos. Tal y como lo había pensado, pero infinitamente más adorablemente de lo que pudo imaginar. Se ruborizó, conteniendo una sonrisa en los labios mientras le escuchaba.- Si, yo pienso igual. Con titubeo y todo.- Finalizó con aquella dulce sonrisa con la que había mirado al contrario desde hacía unos minutos.
Después de la larga y tortuosa historia, donde las palabras tan ciertas de Reiv solo hacían más que la herida se tornara más dolorosa, asintió a lo de darse cuenta de el error que había cometido. A veces tocar la herida servía para saber que tanto faltaba para que esta se cerrara...Pero tenía que darle más, Debía soltarlo todo de una vez si ya estaba a nada de liberarse de aquel mal recuerdo, al menos en lo que a él respectaba.- Maté a la elfa en un entrenamiento dos días después. Y ya nadie quería luchar contra mi. Así que hice una petición especial para luchar contra hombres. Y me aceptaron... Me volví tan popular que todo Roma coreaba mi nombre, dentro y fuera. Tenía aprobación para ser despiadada... Y también me trajo otro tipo de atención.- No mencionó exactamente que tipo de atención, pero imaginaba que él sabría que clase después de la confesión del burdel. No quiso mencionarlo, esa sería historia, quizás, de otro día. O quizás de otra vida.
Se permitió un momento de debilidad, quedándose acunada en su pecho, gimoteando aunque sin las intenciones de llorar. Su pecho sentía que necesitaba más aire del que podía obtener, así que la respiración era entrecortada. Y abrazó al contrario, se abrazó a su cintura fuertemente tras escuchar sus intenciones. No levantó el rostro, cerró los ojos y aceptó con gracia las palabras del moreno.- No lo sé. Lo vi desangrándose, pero no lo vi muerto. Pudieron haberlo salvado. Mi última imagen fue de él fue en el piso ahogándose con su sangre. Y así lo quiero recordar.- Murmuró acurrucándose en su pecho, aceptando el calor de su cuerpo mientras el abrazo se extendía. Ahí, en aquel rincón del mundo, entre sus brazos y su pecho, al menos por un momento se sentía protegida de todo.
No es demasiado difícil descifrar eso de que yo no me quejaría si fuese besando a todos por los que se sintiera atraída, aunque lo sorpresivo de la revelación me hace dudar un poco de si he entendido bien o no. Tampoco llego a decir nada porque enseguida me devuelve un buen zasca, totalmente merecido. Sí...efectivamente sé bastante de eso, pues he besado a más mujeres por simple atracción o cosas del momento que por quererlas realmente. Mi historial no es nada bueno en ese sentido, pues sólo hubo una con la que no fue únicamente atracción o cosa de un rollo. Frunzo un poco el ceño con cara de enfurruñamiento momentáneo al haberme devuelto el golpe, acabando por murmurar algo así como que eso es un golpe bajo.
- Está bien, sabes jugar tus cartas, dejemos esta parte en empate. - ahora es ella quien me frunce el ceño y me mira con escepticismo, todo por lo de haber mencionado el asunto de Johan y su esposa. - Lo de llevarnos bien es relativo...todavía no hemos hablado a solas, no desde hace mucho tiempo. - que nos preocupemos el uno por el otro no quiere decir que de repente seamos los mejores hermanos, pero algo es algo. - Si yo no discuto sobre sus líos, era a título informativo. - menciono con cierto sarcasmo, pues creo que antes de empezar con nadie es necesario saber cosas como que está casado. Me toca callar al coincidir con Juliet en que mi hermano también merece un rato de felicidad, aunque no estoy tan de acuerdo en que sea con la pelirroja, pues debería ser con su mujer. Debería preguntarle dónde está, o qué ha pasado con ella, pues para mi es todo un misterio. Él sabrá lo que hace, no puedo meterme más allá de recordarle que estaría traicionando a alguien que vale mucho, y de paso que no me pise a la persona en la que estoy interesado ahora, dos en uno.
Una vez más se queda alguna pregunta en el tintero, como si quiere estar con él o no, pero supongo que tiene tal confusión que no sabe responderme claro. Tampoco es que estemos empezando nada como para que me tenga que contestar, pero si llega a suceder tendrá que tenerlo claro. Su rubor y su sonrisa corroboran que ambos estamos más o menos en el mismo momento, a los dos se nos ha pasado por la cabeza que un "algo más" no sería nada malo en absoluto, más bien lo contrario. No nos importaría que sucediese. O mejor dicho, sería algo importante, algo a tener en cuenta. Ahora el confundido soy yo, le intereso, pero tampoco sé hasta qué punto, y creo que hasta que lo descubramos va a haber cierta tensión, no necesariamente mala. La narración de su historia evita que tenga que quebrarme demasiado la cabeza con averiguar exactamente qué piensa sobre mí, así que me entrego a escuchar las desventuras del coliseo y los sangrientos enfrentamientos de los que ella fue protagonista.
- Querían espectáculo y matanza, y tú se lo diste. Claro que te encumbraron, pero eras su juguete. Ese tipo de gente te tira cuando ya no te necesita, te usan y si no cumples como ellos quieren o se cansan de ti...ya no vales nada.- algo así sucedía también con los aurores ministeriales, mientras fuésemos sanguinarios y efectivos matando todo iba bien. Si te herían o atrapaban, pasaban de ti. Lo peor es que a ella la usaron para otras cosas que no fuesen luchas en la arena, intuyo que tuvo que hacer otras cosas en esa especie de burdel que menciona. Una atención que ella no quería, pero que asumo tuvo que satisfacer. - A veces hay que hacer de todo con tal de sobrevivir, no siempre tenemos elección. - intervengo brevemente a esa parte del relato, como recordando que no debería sentirse culpable de aquello, si es que se siente así.
Trato de reconfortarla con el abrazo que le doy cuando termina de hablar, comprendiendo por su confesión que ya se encargó ella de darle su merecido. No confirma que esté muerto, pero lo más probable es que lo esté. Y si no fuese así más le vale que no sepamos que sigue con vida. - Quédate con ese recuerdo entonces, el del enemigo destrozado por ti, fuiste más fuerte que él y te salvaste. A partir de ahora haremos eso con cualquiera que quiera jodernos la existencia, nos ayudaremos a acabar con nuestros enemigos y nos cuidaremos las espaldas el uno al otro. - alargo ese abrazo durante algunos segundos más, dejando paso a un silencio que lejos de ser incómodo resulta agradable por la compañía.
Me separo un poco de ella después de varios segundos más, alzando ligeramente su rostro tomándola por el mentón. Busco su mirada para asegurarme de que está lista para seguir adelante después de tanta confesión, esperando no haber hecho más daño que bien. - ¿ Mejor? Creo que ya ha sido suficiente para ti por hoy. De no querer decirme tu nombre completo a todo esto...es mucho avance. - echo una mirada de reojo alrededor, por si acaso en este tiempo de lapsus que no he prestado atención al entorno se ha acercado algún peligro. Puede que vaya siendo momento de regresar, a no ser que necesite un poco más de tiempo para recuperar la calma.
- Está bien, sabes jugar tus cartas, dejemos esta parte en empate. - ahora es ella quien me frunce el ceño y me mira con escepticismo, todo por lo de haber mencionado el asunto de Johan y su esposa. - Lo de llevarnos bien es relativo...todavía no hemos hablado a solas, no desde hace mucho tiempo. - que nos preocupemos el uno por el otro no quiere decir que de repente seamos los mejores hermanos, pero algo es algo. - Si yo no discuto sobre sus líos, era a título informativo. - menciono con cierto sarcasmo, pues creo que antes de empezar con nadie es necesario saber cosas como que está casado. Me toca callar al coincidir con Juliet en que mi hermano también merece un rato de felicidad, aunque no estoy tan de acuerdo en que sea con la pelirroja, pues debería ser con su mujer. Debería preguntarle dónde está, o qué ha pasado con ella, pues para mi es todo un misterio. Él sabrá lo que hace, no puedo meterme más allá de recordarle que estaría traicionando a alguien que vale mucho, y de paso que no me pise a la persona en la que estoy interesado ahora, dos en uno.
Una vez más se queda alguna pregunta en el tintero, como si quiere estar con él o no, pero supongo que tiene tal confusión que no sabe responderme claro. Tampoco es que estemos empezando nada como para que me tenga que contestar, pero si llega a suceder tendrá que tenerlo claro. Su rubor y su sonrisa corroboran que ambos estamos más o menos en el mismo momento, a los dos se nos ha pasado por la cabeza que un "algo más" no sería nada malo en absoluto, más bien lo contrario. No nos importaría que sucediese. O mejor dicho, sería algo importante, algo a tener en cuenta. Ahora el confundido soy yo, le intereso, pero tampoco sé hasta qué punto, y creo que hasta que lo descubramos va a haber cierta tensión, no necesariamente mala. La narración de su historia evita que tenga que quebrarme demasiado la cabeza con averiguar exactamente qué piensa sobre mí, así que me entrego a escuchar las desventuras del coliseo y los sangrientos enfrentamientos de los que ella fue protagonista.
- Querían espectáculo y matanza, y tú se lo diste. Claro que te encumbraron, pero eras su juguete. Ese tipo de gente te tira cuando ya no te necesita, te usan y si no cumples como ellos quieren o se cansan de ti...ya no vales nada.- algo así sucedía también con los aurores ministeriales, mientras fuésemos sanguinarios y efectivos matando todo iba bien. Si te herían o atrapaban, pasaban de ti. Lo peor es que a ella la usaron para otras cosas que no fuesen luchas en la arena, intuyo que tuvo que hacer otras cosas en esa especie de burdel que menciona. Una atención que ella no quería, pero que asumo tuvo que satisfacer. - A veces hay que hacer de todo con tal de sobrevivir, no siempre tenemos elección. - intervengo brevemente a esa parte del relato, como recordando que no debería sentirse culpable de aquello, si es que se siente así.
Trato de reconfortarla con el abrazo que le doy cuando termina de hablar, comprendiendo por su confesión que ya se encargó ella de darle su merecido. No confirma que esté muerto, pero lo más probable es que lo esté. Y si no fuese así más le vale que no sepamos que sigue con vida. - Quédate con ese recuerdo entonces, el del enemigo destrozado por ti, fuiste más fuerte que él y te salvaste. A partir de ahora haremos eso con cualquiera que quiera jodernos la existencia, nos ayudaremos a acabar con nuestros enemigos y nos cuidaremos las espaldas el uno al otro. - alargo ese abrazo durante algunos segundos más, dejando paso a un silencio que lejos de ser incómodo resulta agradable por la compañía.
Me separo un poco de ella después de varios segundos más, alzando ligeramente su rostro tomándola por el mentón. Busco su mirada para asegurarme de que está lista para seguir adelante después de tanta confesión, esperando no haber hecho más daño que bien. - ¿ Mejor? Creo que ya ha sido suficiente para ti por hoy. De no querer decirme tu nombre completo a todo esto...es mucho avance. - echo una mirada de reojo alrededor, por si acaso en este tiempo de lapsus que no he prestado atención al entorno se ha acercado algún peligro. Puede que vaya siendo momento de regresar, a no ser que necesite un poco más de tiempo para recuperar la calma.
El comentario del golpe bajo resultó algo así como la guinda del pastel. Soltó una risa triunfal al ecuchar que llamaba a empate, aunque sabía bien que había ganado ese round. Le dejaría conservar un poco de su dignidad por la derrota y pasaría por alto ahora que habían llamado a tregua. De cualquier modo, tras haber escuchado a Johan hablar el día anterior sobre su esposa, tenía la sensación de que eso sería difícil de arreglar, y más si todos estaban metiendo de su cuchara en la relación. Golpeó las costillas del moreno suavemente, hablándole en tono serio.- Es él quien tiene que arreglar sus asuntos. Solo él sabe lo que siente y lo que pasa en su matrimonio. Nadie debería meterse.- Aclaró, dejando en la mesa que no quería que él tampoco dijera nada, pues aunque las intenciones podían ser buenas, quizás solo estaban agregando más peso a su carga. Él necesitaba enviar aquella última carta. Fuera cual fuera la respuesta, al menos tendría algo a lo que atenerse. De verdad quería que la situación se aclarara, que fuera feliz, con quien fuera, pero quedarse atado a la situación dolorosa solo porque algunos creían en el sagrado matrimonio no le parecía del todo correcto.
Si trataba de transmitir la situación a lo que estaban viviendo ellos en aquel instante... no se veía casada con él. Ni con nadie, si ese era el caso. La única figura de matrimonio que tuvo habían sido sus padres, y aquel era tan perfecto que se debía amar demasiado a alguien para llegar a aquella situación. Tan perfecto como para ser felices por siempre, y miserables eternos al verse separados... Y ella no lo veía. Amar a alguien sin medida eran palabras mayores de las que no se creía capaz. Su corazón era más sutil, más tranquilo, menos pasional y más resignado, así lo sentía en el fondo y creía que así se quedaría, aún cuando había sentido en su propio cuerpo la pasión de la que un dragón es capaz cuando se enamora.
Y ahí, entre sus brazos, aliviada y mortificada a la misma vez, solo quería decirle que se callara. Era como si su consciencia estuviera hablando todo lo que no quería oir. Sonaba difícil y duro. Espectáculo, matanza, juguete. Hablaba de ella, pero también tenía la sensación de que hablaba de él, siendo igual de duro con él mismo de lo que era con ella. Al menos, su lengua viperina y su trato hostil, agresivo, no habían cambiado con la rebelación. Era luces y sombras, un abrazo mientras contaba los azotes, reconfortante y duro. Puro y pasional. Era estar con él y convivir, como si la compasión del presente no se mezclara con la rabia del pasado, sino que convivían. Él lo entendía, la desesperación por sobrevivir justificaba las más bajas acciones. Él lo había vivido, él se arrepentía a la vez que entendía que sus actos tenían justificación. Aquella confesión había salido mejor de lo que esperaba.
Aceptó la separación a regañadientes. Cerrando los ojos un instante cuando el contrario quiso encontrar su mirada, volviendo a abrirlos tras un fuerte suspiro, uno que había salido de su alma. Se sentía más ligera, pero también sentía que no podía ir haciendo eso con todos. La herida no dolía tanto como en antaño, el tiempo y la distancia la habían comenzado a cerrar, pero la tensión esperar a las reacciones, a saber si entenderían y si aceptarían la carga. Era más agotador y vaciaba más el alma que el recuerdo. Asintió suavemente, se sentía mejor que cuando inició a hablar, aunque sus ánimos estaban agotados. A veces era más difícil dejar ir que retener. Una suave sonrisa zurcó sus labios cuando él se dio cuenta de que ella también había quedado agotada. Tenía ganas de no volver a hablar nunca y de irse a dormir, pero debía recomponerse pues los días que le esperaban, aunque tranquilos, también se avecinaban tormentosos y largos.
Sin embargo, con sus palabras, solo pudo decir una cosa estúpida que se había anidado en su mente. Y ahora que la tenía en la cabeza, tenía que decirla. No pudo evitar una ligera sonrisa, - "Creo que ya ha sido suficiente para ti por hoy" suena muy excitante para después del sexo.- No pudo evitar la risa nerviosa que le entró después de decirlo, como si de una adolescente se tratara. Se mordió el labio inferior, tratando de contener la sonrisa, pues ni siquiera se sentía en condiciones de reir.
Si trataba de transmitir la situación a lo que estaban viviendo ellos en aquel instante... no se veía casada con él. Ni con nadie, si ese era el caso. La única figura de matrimonio que tuvo habían sido sus padres, y aquel era tan perfecto que se debía amar demasiado a alguien para llegar a aquella situación. Tan perfecto como para ser felices por siempre, y miserables eternos al verse separados... Y ella no lo veía. Amar a alguien sin medida eran palabras mayores de las que no se creía capaz. Su corazón era más sutil, más tranquilo, menos pasional y más resignado, así lo sentía en el fondo y creía que así se quedaría, aún cuando había sentido en su propio cuerpo la pasión de la que un dragón es capaz cuando se enamora.
Y ahí, entre sus brazos, aliviada y mortificada a la misma vez, solo quería decirle que se callara. Era como si su consciencia estuviera hablando todo lo que no quería oir. Sonaba difícil y duro. Espectáculo, matanza, juguete. Hablaba de ella, pero también tenía la sensación de que hablaba de él, siendo igual de duro con él mismo de lo que era con ella. Al menos, su lengua viperina y su trato hostil, agresivo, no habían cambiado con la rebelación. Era luces y sombras, un abrazo mientras contaba los azotes, reconfortante y duro. Puro y pasional. Era estar con él y convivir, como si la compasión del presente no se mezclara con la rabia del pasado, sino que convivían. Él lo entendía, la desesperación por sobrevivir justificaba las más bajas acciones. Él lo había vivido, él se arrepentía a la vez que entendía que sus actos tenían justificación. Aquella confesión había salido mejor de lo que esperaba.
Aceptó la separación a regañadientes. Cerrando los ojos un instante cuando el contrario quiso encontrar su mirada, volviendo a abrirlos tras un fuerte suspiro, uno que había salido de su alma. Se sentía más ligera, pero también sentía que no podía ir haciendo eso con todos. La herida no dolía tanto como en antaño, el tiempo y la distancia la habían comenzado a cerrar, pero la tensión esperar a las reacciones, a saber si entenderían y si aceptarían la carga. Era más agotador y vaciaba más el alma que el recuerdo. Asintió suavemente, se sentía mejor que cuando inició a hablar, aunque sus ánimos estaban agotados. A veces era más difícil dejar ir que retener. Una suave sonrisa zurcó sus labios cuando él se dio cuenta de que ella también había quedado agotada. Tenía ganas de no volver a hablar nunca y de irse a dormir, pero debía recomponerse pues los días que le esperaban, aunque tranquilos, también se avecinaban tormentosos y largos.
Sin embargo, con sus palabras, solo pudo decir una cosa estúpida que se había anidado en su mente. Y ahora que la tenía en la cabeza, tenía que decirla. No pudo evitar una ligera sonrisa, - "Creo que ya ha sido suficiente para ti por hoy" suena muy excitante para después del sexo.- No pudo evitar la risa nerviosa que le entró después de decirlo, como si de una adolescente se tratara. Se mordió el labio inferior, tratando de contener la sonrisa, pues ni siquiera se sentía en condiciones de reir.
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