China Town

Por lo general el… muerto no había dado demasiados problemas durante el viaje. Nos miraba de vez en cuando como si aún estuviera sorprendido por nuestra existencia. Le devolvía yo las miradas escasamente y él en general prefería no hablar. Parecía estar más cómodo así. Dyospiros, por su parte, había demostrado tener una buena variedad de expresiones. Con una sonrisa más que siniestra dedicada a Sygdom, así como una mirada de desprecio a la mujer… Hacíamos un grupo un poco raro. Un elfo muerto, otro que como no hiciéramos nada lo estaría en un rato, una rubia por el mismo camino y yo, el más sano de los presentes.

No parecía Dyospiros fiarse demasiado de mi, de mis indicaciones o de mis planes. Me miraba casi como si fuera un desconocido (y tampoco es que no lo sea). Con algo de rencor, tal vez molestia… -No pretendo ningún mal.- Suspiré con un mínimo de cordialidad, cazibajo. Extremadamente nervioso en el fondo. Más al ver su lentitud en sus pasos. Todo aquello por la mera estupidez de haberle pegado un tiro en el pecho. Y lo peor: Empezaba a creer que realmente se lo había dado incluso sabiendo quien era. Por desconfianza, miedo, nerviosismo, o sencillamente porque no tenía claro qué hacer aún. Aquel egoísmo… Yo indirectamente intentaba no ir demasiado rápido y cuidaba que nos pudiera seguir. Sygdom había ido más a su bola.

Cuando me detuve para disculparme me gruñó. Y ya. Nada más que eso: Un gruñido. -¡No lo digo por decir!- Le respondí con no poca preocupación. Parecía ser difícil realmente comunicarse con él. Tenía la sensación de que se arrepentía de no haber acabado conmigo en los campos, cuando tuvo oportunidad. No únicamente se negó a que le ayudara, si no que dirigió una expresión atroz. Ya no le respondí. Le miré con frialdad, con un distanciamento atípico en mi, me di media vuelta y no le dirigí más la palabra.

En la tienda no pareció querer entretenerse con mucho. Muy distinta a la reacción de Sygdom: Tras dejar a Morgana en un banco se fue muy maravillado a mirar el resto de la tienda, socializando con todos los animales que había por allí como si fuera un crío en una juguetería. Lo perdí de vista durante gran parte del tiempo, perdido como estaba entre la pila de objetos. Las pocas veces que pasaba cerca tenía a todos los lagartos del local encima y un gato viejuno restregándose entre sus pies.

Notaba que Dyospiros se lo miraba mucho. No sabía hasta que punto habían tenido contacto. No sé si siquiera Sygdom sabía que era un drow antes de que se quitara el casco. Y si en ese caso, lo habría confundido. Sesenta años eran muchos… Pero aún se acordaba de mi, de alguna manera. Suspiré. Sentado en aquella especie de banco, con la sensación de estar siendo observado por unos ojos metidos en formol. Cuando me senté a su lado me miró con una expresión extraña. Parecía muy cansado. Me temblaba algo el pulso al olisquear ese desagradable olor de las heridas, tan metálico. La chaqueta disimulaba la imagen, pero sabía perfectamente cual era la realidad. Dijo perdonarme. Quería confiar que no lo había reconocido. Ahora fui yo el que no respondí: Lo miré con mucha culpabilidad en los ojos. Luego le aparté la mirada porque me costaba aceptar lo que había hecho. Solo la levanté cuando me preguntó que porqué le había dado las gracias.

-¿Por qué? ¿Por qué no? Ahora mismo soy… Libre. No sé exactamente si lo comprendes o no. Es decir… No soy del todo libre, aún no. El chip. Sigo sin estar del todo seguro, es… Es tan ajeno… Pero…- Me reajusté el collar por mera costumbre. -Fuiste allí. Te presentaste y aquí estamos. Me has ayudado. Es por eso que te agradezco que hayas hecho tal cosa.- Miré con nerviosismo hacia la puertecilla por la que Cadence se había ido.

Me giré de nuevo cuando le escuché decir que debía hacer una nueva promesa: Que la quemó y que no era él lo que yo me esperaba. Mi rostro se volvió algo más severo. -No. La promesa no va a cambiar, ¿Por qué lo iba a hacer? Si nunca hubiera existido yo no estaría aquí.- Solté aire y con mucha seriedad hablé, alzando algo la voz. -Además, ¡Me da igual que no te correspondas a mis ideales! Yo no me correspondo a los tuyos, ¿Y eso que más da? ¿Qué ideales, después de todo? Yo solo necesitaba un hermano. Eso es todo. Ya llegó un punto donde dejé de pensar en que me gustaría que fuera tres centímetros más alto o más bajo, o que me lo imaginara con pelo largo, corto, cresta o calvo. Lo único que quería en aquel momento era un puñetero hermano. Alguien que supiera, al menos, el porqué de todo esto. Y eso lo cumples, ¿No es así?

Era una pregunta bastante innecesaria. Todo sea dicho. Finalmente Cadence salió con algún que otro frasco. -He encontrado esto, debería haber algo más… Los veo un poco pálidos. Ya me lo pagarás cuando acabes. Primero asegúrate que no se me desangre en la tienda, Anto.- Entre la serie de motes estúpidos que me habían puesto en mi vida estaba ese. Por su mala costumbre de llamarme Ailanto. Cogí la poción y se lo agradecí en voz baja. Era una cosa pastosa con una olor un poco desagradable. Llamé a Sygdom y le eché un poco en la mano, con la esperanza de que no le hiciera efecto a él en ella. No. Parecía que se le conservaba bien. Este se ocupó de Morgana sin que yo se lo dijera, parecía casi preocupado por su salud.

Yo me eché otro tanto en la mano no-mecánica y le miré con algo de extrañeza, por lo que mencionaba de Morgana. -No he mentido. Ella es realmente importante. Mira, Dyospiros. No me gusta en absoluto matar gente: pero esa escoria se cargó a un niño en la calle. No existe peor acción que esa. Creo en las segundas oportunidades. Si no existieran, yo no estaría aquí. Pero al fin y al cabo la ibas a matar tu, ¿No? Si no fuera importante te habría dejado que lo hicieras. Tampoco era mi responsabilidad. Pero no podía. No podía dejar que te la cargaras, no, siendo quien es. El capitán perderá la cabeza. Y si no es así, siempre le podemos sacar muchas respuestas. Ha estado en la Alianza más tiempo que yo.- Le señalé con la barbilla el bote con intención de que él mismo se sirviera algo para la mano, levantándome para intentar ver mejor la herida que tenía en el pecho.

-Bájate eso si pretendes que pueda echar algo ahí. Ni se te ocurra empezar a decirme que puedes hacerlo por ti solo. Ya me dirás todo lo que te de la gana cuando tengas eso cerrado. Pero yo no discuto con heridos.- Sonaba igual demasiado cortante e incluso agresivo. No era algo intencionado: Era porque no quería perder tiempo en aquello y porque no sabía exactamente como… Como ponerme. En el fondo estaba preocupado e incluso la herida me daba como náuseas de verla, por toda la culpabilidad que llevaba encima. Me parecía que ser tajante sería la mejor manera para poder proceder con aquello de una vez por todas. Por muy mal que me supiera...

A base de gruñirle en el trayecto y responderle mal habia conseguido que se alejase de mi durante el camino y me dejase tranquilo hasta llegar a la tienda. Y yo por hacerme el duro, o algo asi. Y para que mentir, porque tambien estaba un poco dolido...aunque las cosas habian salido medio bien.

Ya en la tienda, Sygdom comenzó a salir todo loco con los animales y las cosas raras de por alli. Yo no estaba para fiestas. Lo miraba de vez en cuando cuando aparecia, y ya. Tampoco le dije nada mas por el momento, reservaria mis preguntas para un ambienta mas...privado y seguro. Ailanthus tenia un maldito chip en el cuello que marcaria nuestra posicion en cada momento.

Me mira con culpabilidad cuando le digo que pienso que no me identificó, y no responde. Eso instala una duda en mi cabeza: ¿me habia reconocido y habia disparado igualmente? En ese instante, empiezo a pensar que quiza él tambien desea proteger a Morgana, por mucho que la haya llamado monstruo y que la deteste por haber asesinado a un niño a sangre fria.

"si, la está protegiendo...antes lo hizo inconscientemente y ahora aunque se engañe tambien lo hace"

Con esa certeza en mi cabeza, lo miro de modo muy intenso. Sigue empeñado en darme las gracias.
-No eres libre, no lo eres en absoluto. Has salido del ejército para meterte en otra jaula. La del fugitivo. Y debe de quedar muy poco tiempo para que las autoridades se enteren de lo ocurrido y empiecen a rastrearte....

"tenemos el tiempo contado"

Me da su respuesta acerca de la promesa. Y en algo parecemos estar de acuerdo por fin,asi que asiento lentamente, mirando al suelo. Tras una pausa hablo, notando mi boca seca cual lija.

-Creo...creo que si.

La vieja salio de nuevo por una puerta con una pocion o algo por el estilo, que le entregó a "Anto". Sin duda se conocian de bastante tiempo, si. Le dio primero al señor de los lagartos, para que atendiera a la soldado, y luego lo puso a mi alcance. Cogi el frasco, con movimientos algo lentos, deteniendome ante su respuesta.

-No me referia a eso. Si no a lo que le dijiste acerca de devolverme a los campos. Era un farol, verdad?

Queria ver su reaccion, sobre todo. Abro el frasco, echando algo de ese potingue en la herida que atravesaba mi mano. Escuece y humea, pica tambien, pero ya se sabe, si escuece, es que está curando. La sangre ya resbalaba por las puntas de los dedos de mi otra mano, pero esa procedia de la herida del pecho, y goteaba en el suelo de la tienda de la anciana. Él se levanta a ver dicha herida, y yo realizo un amago de apartarme. Me eleva la voz diciendo que no discute con heridos, poniendose en modo muy...militar? Se me va la cabeza por momentos.

-No tengo por costumbre acatar ordenes, no sé tú. - Sí, iba con cierto rentintín. Con el frasco en la mano, me aparto de él y me levanto para poder quitarme el abrigo y echarme la pocion. Pero apenas me he levantado y bajado medio abrigo, a decir verdad, levantado demasiado deprisa; que comienzo a verlo todo blanco y con brillitos. La cabeza me pesa un monton y las piernas son de goma, de modo que me siento caer hacia delante, dispuesto a besar el suelo. No inconsciente, pero casi. Más en el mundo de Morfeo que en éste.

Empezaba a preguntarme si tenía un perro por hermano, con sus gruñidos, su forma de marcar… Territorio para evitar todo tipo de contacto. En la tienda, no pude evitar mirar como Sygdom ampliaba su colección de animalillos. Primero los lagartos, después el gato que le perseguía, luego el cuervo tocanarices a tratar de arrancarle el pelo… Incluso llevaba un sapo muy escondido que no sabía siquiera de donde había sacado. Algo me decía que le encantaban los bichejos.

Estaba yo sentado y con el cansancio plasmado en todas las partes de mi cuerpo. Había logrado recuperar la respiración y ya no me molestaba más que en ciertos momentos en los que aún me costaba tomar aire, aunque me dolía bastante la espalda debido el golpe con la persiana. Hubo un momento tenso al guardar silencio acerca del disparo. No sabía que pensaba. Por mucho que tratara de registrarle la mirada, no podía saber que pensaba. Excepto en que sus ojos se clavaban en mí de una forma casi peligrosa.

Mi mano, como casi siempre, descansaba en la cintura. No agarraba la pistola pero no lejos estaba de aquello: En cierto modo no sentía que hubiera paz entre nosotros. Me insistió que no era libre. Como si fuera necesario recordarme lo que ya sabía. -¿Por qué te crees que no me he quitado el collar? Soy plenamente consciente de eso.- Desvié la mirada hacia la correa que colgaba de este. Suspiré largamente.

-Hasta que no me vean con sus propios ojos no sabrán si los he traicionado o no. Si lo descubren, podrían freírme a descargas en cualquier momento. La cuestión es… Evitarlo a toda costa. Mientras no logren vernos no podrán decir si realmente los he traicionado o no. Por lo que, aunque haya quien insista, no debería preocuparme por las descargas. Pero… Hasta que no me saque esto estoy poniendo en peligro a todos los que vayan conmigo.- Volví a mirarle directamente a la cara. -Tenemos una ventaja, sin embargo. Tanto Javert como el nuevo cabo han estado relativamente ausentes estos últimos días. El ejército estará falto de órdenes claras hasta que regresen de donde sea que se hayan ido. No descartes que envien un centinela o algo tras mía, pero no prepararán nada sustancioso por tal de atraparme. No sin las cabezas pensantes.

O todo eso era lo que me gustaba creer. Finalmente pareció estar de acuerdo con una única cosa: Era mi hermano. Y no protestó más sobre la promesa. Miraba al suelo él ahora, yo observaba toda su herida figura. Cuando tuvimos a mano la poción Sygdom tuvo que deshacerse de su fauna personal con mucha pena. Casi me pareció escucharle insultar en drow a Morgana por interferir entre su vida como explorador de la jungla que era la tienda de Cadence y sus responsabilidades. Sin embargo, giré la cabeza al escuchar que lo que preguntaba sobre Morgana era lo de los campos.

Me sentí terriblemente mal por haber mencionado aquello. Pobre cosa. Casi parecía un niño pequeño queriendo… estar seguro de que no iba a pasar nada malo, que no debía enfrentarse al monstruo bajo su cama. Alcé la mano de la cintura casi como si fuera a ponérsela al hombro, pero retrocedí en medio camino. -Lo era. Por supuesto. No voy a dejar que te vuelvan a llevar ahí, sea cual sea el precio a pagar. Sé perfectamente porqué los odias.- Le respondí con mucha lentitud, escogiendo cuidadosamente cada palabra.

Empezó a trastear con la poción, ocupándose él exitosamente de curar la mano. Con un humo raro. Pero parecía surtir efecto. Pero seguía bien sanguinolento por culpa de la del pecho, manchaba no únicamente su ropa y cuerpo, si no el suelo. Me ponía nervioso por momentos. Intentó apartarse mientras me decía que no acataba órdenes. -¡ES POR TU BIEN!- Alcé la voz. Muy serio, muy molesto al ver que tenía pocas o ningunas intenciones de obedecerme. Se levantó como si quisiera él ocuparse de la herida por si mismo. Alargué la mano mecánica con los ojos encendidos en furia.

En un momento mis preocupaciones se hicieron realidad: Estaba demasiado cansado como para poder ocuparse de eso por si solo. Levantado, con todo su orgullo, toda su chulería, todas sus ganas de dejarme como un inútil, no es que durara mucho. Lo vi caer hacia delante y un breve pensamiento me hizo pensar “Pues le estaría bien.” Pero por supuesto este no definió mi actitud. Lo cogí con fuerza del abrigo con la mano mecánica y aseguré con el brazo de la otra que no se me fuera a estampar. -Deja de hacerte el macho. Lo único que estás consiguiendo aparentar así es ser idiota.- Suspiré no sin cierto mal humor, fruto del nerviosismo y de la preocupación que tenía por él.

Con más cuidado lo senté donde antes y lo miré una vez más con los ojos húmedos. -Solo… Deja que me encargue de esto, ¿Quieres? Es mi culpa. Ese disparo, es mi culpa…- Con firmeza por la fuerza del brazo mecánico bajé bien el abrigo y los restos que quedaran de la ropa chamuscada alrededor de la herida. La otra mano, lejos de tener esa fuerza, temblaba cada vez más al acercarla a aquella masa rojiza y sangrante, como si no pudiera evitar pensar en su orígen. Con mucho cuidado empezé a esparcir el mejunje alrededor de esta. Suponía que dolería y escocería. Aunque pronto el humo empezó a llenar el ambiente. También por Sygdom, que se iba ocupando de Morgana con más facilidad que yo de Dyospiros.

-Cadence, haz el favor de buscarme algo para él. Ha perdido mucha sangre. No… No voy a perderlo, ¿Me has entendido? No voy a perderlo…- Ella se marchó a la trastienda. Empezaba a tener esa preocupación. ¿Y si no pasaba aquello. No me quedaba ya más que esperar a que la herida cerrara. Me senté de nuevo a su lado, subí las rodillas a la especie de banco y traté de vigilar de reojo sus movimientos. Sin atreverme a decir nada durante los primeros instantes. Me llevó un rato hacer acopio de valor para preguntarle un… -O… Oye. ¿Me escuchas? ¿Estás bien? Necesitas descansar…- “Pero nos perseguirán. No podemos quedarnos aquí. -... Tómate tu tiempo. Ya pensaremos en algo. Yo… Joder. Perdón, no…- “No era consciente del daño que podía hacer un disparo, porque nunca había sido mi responsabilidad.”

Cuando todo se nubla y se vuelve blanquecino brillante, un agarre firme me sujete e impide que caiga. Me dejo sentar de nuevo, con la cabeza dandome vueltas por la perdida de sangre, que ya habia sido demasiada. Mi respiracion es superficial, irregular y trabajosa, ademas estoy cubierto por un sudor frio. Farfullo algo en respuesta a él-

-Claro que sabes por qué los odio...tu pasaste por lo mismo...verdad?

Era de esperar, no seria simplemente decir "ey me uno a vosotros" y eso ser paz y alegria y trabajo. No, nada de eso. Sentado, con la mirada perdida en quien sabe donde, dejo que me quite el abrigo con una mueca de disgusto y me rio un poco por lo bajo en plan maniaco cuando noto como le tiembla el pulso de la mano real.

-Estas nervioso...- le digo con un hilo de voz, entre risas.

Claro que debo de parecer un idiota por intentar hacerme el macho como dice el, pero temo que ya no tengo fuerzas para mas fantasmadas. Noto el galeon, la moneda aquella comunicadora, calentarse en mi bolsillo. Un mensaje? Sera para mi? Da lo mismo, porque en estos instantes veo tan borroso que no podria leerlo. Gruño y aprieto los dientes aspirando cuando me echa la mierda esa en la herida, ahora escuece que rabia. Hago un esfuerzo por no reaccionar y pegarle, apretando mis puños y ya. El esfuerzo me deja aun mas cansado y me desparramo en la silla, ya aguantandome el escozor.

-Quien es Cadence...

Pregunto al aire con los ojos cerrados... sintiendolo moverse a el por ahi cerca. Me pregunta si estoy bien, trago saliva, aun con los ojos cerrados, y no respondo. Solo pienso. Aunque la herida se va cerrando gracias a la pocion, la sangre perdida no me la quita nadie.

"tenemos que irnos"

-No podemos ir al refugio de Bastion...no hasta que no te quitemos el rastreador del cuello....huyamos... -un escalofrio, abro los ojos enfocando malamente a Ailanthus. -Al final no te conté como sali de los campos, sin magia, sin armas, sin claves... Tuve que matar a unos cuantos varios con mis propias manos sabes...? No colaboraban...

Observaba como iba debilitándose. No opuso resistencia a que lo sentara y, muy forzosamente, intentaba introducir aire en su boca. Mis ojos no dejaban de tener aquella humedad que amenazaba con descender en cualquier momento en forma de lágrima. Estaba yo mismo muerto de miedo. ¿Y si…? Casi como si hiciera un esfuerzo humano logró hablarme. Con una pregunta directa, ante lo que yo había formulado antes. Abrí la boca, tomé aire y callé. Me abracé las rodillas antes de definitivamente dar una respuesta -Sí. Sí. Más o menos. Por desgracia o por suerte no recuerdo demasiado, pasé la mayor parte del tiempo o drogado, o completamente anestesiado. Fui de los primeros en llevarse un chip en el cuello. Con lo que eso supone. A veces, es casi un milagro que esté vivo. Ni eso podrían haber hecho…

Era algo dejado en el aire. Parte de esos antojos que no lograba quitarme de la cabeza. Él parecía no mirar a ningún lado pero aún así tenía el acierto a hacer mala cara a que lo curara. Eso. Y reírse. Como si estuviera completamente loco. Me destacó que estaba nervioso. -Sí, mira, lo estoy… ¿No es curioso? ¿Divertido?- Se me escapó una risilla de esas que hasta duelen de escuchar, por ser más agónicas que otra cosa. Y lo peor era que no sabía cuanto tiempo llevaba sin soltar algo así. Noté que tenía las mejillas húmedas, definitivamente.

Lo noté especialmente tenso cuando fui aplicándole el mejunje. -Shh, sh…- Suspiré como si quisiera calmarle. En un momento u otro pareció desvanecerse por completo, más que por confianza, por cansancio. Yo seguía mirándole. Agradeciendo que pareciera ser incapaz de ver absolutamente nada, para que no me viera el careto que me gastaba. -Cadence… Cadence es la de la tienda… Ella te traerá alguna cosa y te pondrás mejor, ¿Entendido?- Traté de responderle con dulzura, haciendo un sobreesfuerzo para que el nudo que tenía en la garganta no me hiciera imposible el hablar.

No llegó a responderme cómo estaba. Le miré. Fijamente. Como si temiera que en cualquier momento dejara de respirar. Quería ponerle aunque fuera una mano en el hombro, para darle ánimos. Pero sabía que en todo caso no haría mucho más que ponerle nervioso. Finalmente habló, con un drástico cambio de tema. No íbamos a poder ir a Bastion. No con lo del cuello. -Y dudo que vayan a dejarme entrar así de primeras, aunque carezca de él.- ¿Por qué iban ellos a confiar en mí si siquiera yo estaba seguro de si estaba haciendo lo correcto? Luego, me sacó a luz un tema curioso. Sobre los campos. Hablando de cómo salió de allí: Matando gente. -Nunca más hablaron de ello. A mi me miraban raro, igual porque todos sabían que era familiar tuyo como mínimo. Pero desde luego les dejastes un buen trauma encima a algunos. Pero no es momento para hablar de eso. Tienes que recuperarte.

Casi como si sintiera mis palabras Cadence salió de la trastienda con un nuevo frasquito. Me sonrió. Me lo dejó a un lado, sin mediar palabra, y yo asentí. Creía saber para qué era aquello. -No es aún de noche.- Intenté decirle, para que supiera que teníamos tiempo.
-Pero no falta mucho.- Suspiró Sygdom en un lado. Se había sentado y ya no tenía animales encima. Miraba a Morgana intranquilo. Se levantó de repente y se fue a buscar a Cadence. Le notaba los movimientos bruscos.
-Ten, bebe. Debería ayudarte a recuperarte.- Le acerqué el frasco a los labios, con mucho cuidado. Me costaba incluso hacer una tarea tan simple. En cualquier momento parecía que la mano fuera a soltar el frasco. La mecánica la usaba para sujetarle la cabeza, para que no la apartara, como a los niños pequeños. -No… no me acostumbro al nuevo brazo… Qué gracioso, hermano. ¿No te parece?

Solté una risa mal disimulada. No. Me fallaba el pulso por otras razones. Y creo que ambos lo sabíamos.

-Asi que el segundo capitan de la alianza esta nervioso....jeh.... -con los ojos cerrados hice como que me reia y me hacia gracia. Aunque no, no debiamos llamarlo asi mas. Eso habia pasado a la historia, ciertamente, a mi delirante cerebro le parecia eso.

Y tambien hacia mucho frio, y respirar costaba demasiado. No sabia si estaba escuchando todo lo que me decia Ail o solo pillaba retazos de su conversacion, me costaba atenderle y mantener el hilo.

-Y por qué...nos ayuda? -me referia a Cadence, por supuesto. Ni en ese estado de debilidad podia dejar de desconfiar del entorno, o de buscarle los tres pies al gato. Medidas necesarias.

Niego con la cabeza tragando saliva, obviamente no me referia a ese refugio. Serian idiotas, si...
-No..la casa...es el mejor refugio...pero no podemos...ir....

"seria delatar la posicion...."

Se niega a que le cuente la historia aquella, porque no es momento, pero si no es ahora puede que no llegue a serlo en ningun otro momento. Agarro su brazo, el suyo de verdad, el que lleva el frasco, pues el otro esta ocupado sujetandome la cabeza. Abro los ojos y miro a los suyos, aunque veo algo borroso.
-Ellos acercaban los ojos a una maquina y...las puertas...se abrían... eran llaves...los.... los necesitaba. Más que ellos.

Su comentario sobre que no se acostumbra a su brazo nuevo trae un recuerdo a mi cabeza.
-Cygnus.
Rememoro el nombre del individuo misterioso aquel, acercando mis labios al frasco. No es veneno, eso puedo percibirlo, asi que lo bebo. La pocion no hace efecto inmediatamente, ni mucho menos. Pero me salvará de morir desangrado. Vuelvo a cerrar los ojos agotado, temblando de frio, no sería capaz de moverme bien en un rato, ni de hablar o respirar en condiciones normales hasta que la pocion no hiciese un minimo efecto.

No me acababa de agradar que aún me llamara segundo capitán. No había forma de volver a ello. Y tampoco quería. Sabía muy bien que aquel sería un camino sin retorno. Su intento de risa fue apagado, casi… Casi abrumador de tan solo ver la debilidad que rezhumaba por aquella tan triste imagen. Me daba la sensación que le costaba respirar en todo momento y no podía dejar de temer por su vida. Hizo una pregunta al aire. Que porqué nos ayudaba.

-Cadence es una amiga. La conozco desde hace bastante tiempo. Era conocida por la gente de la casa donde vivía. Ella me regaló a Sybil.- Hablaba con frases contundentes y directas, con la finalidad de que me entendiera correctamente. Aunque aún así me sorprendía con qué apego desconfiaba incluso de ella. No alcanzaba a comprender como demonios se podía fiar de mi, yo, quien le había pegado un tiro en el pecho.

No podía dejar de pensar en que iba empeorando. La casa. Sí. Quería volver a casa, a mi hogar, al lugar donde pertenecía. Decía que no podíamos volver. -Escúchame, Dyospiros, ¿Has traído la moto? Podemos avanzar parte del camino con ella… No ir al hogar, claro que no. Una distancia prudencial… Alejarnos… Pero a casa no, con el chip, no… Pero… nos alejaremos, ¿De acuerdo?- Le hablaba con aquella extraña candidez que no había podido dejar brillar en demasiado tiempo.

No me hizo caso. Empezaba a comprender que nunca lo haría. Estaba empeñado a contarme la historia y, con aquella firmeza muy típica de los muertos y los enloquecidos, se aferró a mi brazo sin intención de dejarlo ir. Abrió unos ojos que durante unos segundos me aterrorizaron. Bruscamente intenté apartarme de su agarre, casi con terror. Y él soltaba la historia a pedazos. Sobre los científicos, sus ojos, las llaves, que lo necesitaba. -No, no… Déjalo para otro momento. ¿Me escuchas? ¡No me hables de ello ahora!- Intenté de nuevo hablar con aquella severidad con la que algunas veces me tenía que dirigir a soldados demasiado rebeldes como para obedecer a la primera.

Lo del brazo le hizo pronunciar otro nombre sobre el que precisamente no me apetecía hablar. Cygnus. Finalmente accedió a beber y procuré que bebiera la ración indicada. Como mínimo. Entonces le aparté el frasco, le puse el tapón y nuevamente quedé sentado a su lado. Me quité la capa de encima y se la puse a modo de manta. Lo veía temblar y me estresaba. Por el rabillo del ojo vi a un muy nervioso Sygdom con un par de ratas en las manos, que salía corriendo a algun lado. Había dejado a Morgana atendida así que realmente ya no me incumbía.

-... Oye.- Me levanté para coger unas ropas que había ahí tendidas y echárselas por encima también. Y rebusqué el cojín de un gato y se lo puse detrás de la cabeza. Entonces volví a mi puesto, bien cerca, como si quisiera hacer de estufa. -Tus chiquillos, los niños esos con los que vas… ¿Están bien? Esperaba que te acompañaran…- Igual, pensé, habrían sido de ayuda. A uno de ellos le vi las orejas de elfo. Y el otro sospechaba que no era del todo drow.

Aunque en aquel momento ocupaban un lugar muy secundario en mi mente. Seguía mirando a mi agónico hermano, sin dejar de pensar en qué había provocado aquellas nefastas circunstancias. Apretaba una mano contra la otra. La de carne me dolía. -Yo… Yo no quería que todo esto fuera… fuera así… No… No hice bien, no hice bien… Mírate…- Me intenté secar los ya húmedos (de nuevo) lagrimales. -¿¡Qué he hecho!?- Grité finalmente. Me llevé las manos al rostro y lo apreté con fuerza. Hasta hacerme más dañó. Lo solté. Miré a Dyospiros, de nuevo… Y lo abracé en un arrebato de sentimientos, como si fuera algo que hubiera tenido que hacer hacía demasiado tiempo. Casi como si con eso pudiera arreglar la frustración que me había provocado no haber poder cuidado nunca de nadie. Como si, realmente, dejara de verlo como alguien de quien desconfiar y finalmente aceptara que era mi hermano.

-¡VAMOS A SALIR DE ESTA MIERDA! ¿¡ME OYES!? ¡JODER! ¡Estoy HARTO de tener que estar aguantando todo esto! De callarme, de no hacer nada, de ser un puñetero remilgado. ¡ME CAGO EN TODO! ¡Si quiero hablar mal hablo como me de la puta gana! ¡Y ESCÚCHAME, DYOSPIROS SREYSNAH! ¡VAS A SALIR DE ESA Y VAS A VIVIR LO SUFICIENTE COMO PARA ENVIARLOS DIRECTO AL INFIERNO! ¿Me HAS ENTENDIDO!?

Aunque escucho  la historia de Cadence que le regalo al quebrantahuesos, hay grandes posibilidades de que se me acabe olvidando, dado mi estado. Pero por fortuna, no estoy empeorando. O que coño fortuna, es gracias a la pocion.

-La moto...la deje en las afueras del barrio.

No me habia parecido buena idea meterla en plena china town, pero ahi estaba, y ahi esperaba que siguiera, podia ser lo unico que nos ayudase a huir. El ir y venir de Sygdom me pasa desapercibido, pero aun me acuerdo de él, de que debo hablar con el, y de la rubia, la soldado que esta en nuestro poder.

El no quiere oir hablar de mi historia, no se si es porque le desagradan mis actos, o porque quiere que guarde energias. Probablemente pienso que sea por lo primero..pero ma da igual. Hice lo que hice y lo volveria a hacer cuantas veces hiciese falta.

"Los niños con los que voy? Se refiere a...?"

Recuerdo la moneda, que envié un mensaje, y que la noté calentarse nuevamente, pero ya no era capaz de leer. No, si por niños se referia a Roäc y a Vor, ellos estaban bien lejos. Y casi que me alegraba. Aunque tambien esperaba que acabasen regresando....

-No, no están...se fueron. Están bien...aún...espero...

Me entra la repentina prisa de poder hablar con ellos, pero no puedo, aun me tiembla el pulso cuando intento buscar el galeon. Él empieza a recriminarse algo, que no ha hecho bien. Estoy de acuerdo en que no deberia haberme disparado, pero no tengo energias para echarle la bronca por eso ahora, y entonces me abraza pegando algun que otro grito de lo muy hasta los huevos que está. En ese momento dejo de buscar el dichoso galeon y me dejo abrazar. La verdad es que es raro. Como que llevaba tiempo sin recibir uno de esos. Parpadeo un tanto extrañado, no tanto por sus gritos o lamentos como por la sensacion, porque se sentia extrañamente familiar. Familiar y doloroso. En el pecho, si, pero....creo que es por la herida. Gruño un poco, aunque sigo dejándome, por el momento.

-Haces demasiada fuerza....

Luego medio levanto un brazo, con parsimonia, porque entre que estoy debil y extrañado, no se sabe muy bien si voy a devolverle el abrazo o a robarle la cartera del bolsillo trasero del pantalon. Al final acabo con mi mano en su espalda, pero soltando otra especie de gruñido, porque me sigue doliendo la herida.

-Vamonos ya de aqui, por favor.

-¿Fuera del barrio? Hiciste bien. Ya me dirás donde.- Yo mismo conocía el ambiente de China Town. Era un lugar en el que pocos disfrutaban de la calma de la noche, excepto los que por tradición se consideraban seres pertenecientes a ella, como lo éramos nosotros. Pero eso no quitaba que los robos frecuentaran. O gamberros. O cualquier tipo de fauna de la que me había querido distanciar.

Trataba de entretenerme un poco mirando el resto. Sygdom inusualmente nervioso, Morgana ahí tirada en la cosa más parecida a un banco que había encontrado el muerto. Y este deambulando. Regresé toda mi atención a Dyospiros al ver que, finalmente, desistía con la historia. No quería que hiciera esfuerzos ni que indagara en aquellas cosas en aquellos momentos. No iba a negarle que los médicos y los científicos y toda aquella panda de hijísimos de puta merecían aquello. Yo mismo tenía mis propias historias, y muy probablemente, las compartiría en algún momento u otro. Había visto todo punto de bondad del que me enorgullecía retorcerse, amenazar con caer…

Sus palabras me hicieron pensar en otra cosa. Que se fueron. Que estaban bien. Aún. -¿Y te han dejado aquí…? ¿A dónde demonios han ido? Los veía muy…- “¿No serán pareja?” Recordé haberle hecho un gesto de complicidad a uno de ellos. -El… El no tan niño, el… el…- Hice un gesto como de abultar. Pelo. Mucho pelo. -El… No sé. Tenía pinta de pájaro. ¿No será él… Tu urraca, ¿No? ¿Cómo es que se ha ido…?- Por lo que había escuchado de Szyraenk solía llevar el pájaro a todos lados. Y le había mencionado hablar de urracas al jovenzuelo. A mi me parecía un crío en toda regla. Igual es que me hacía viejo.

Suspiré con cansancio, como suspiran todas las personas que han pasado demasiado. Lo veía rebuscar alguna cosa nerviosamente. No le di mayor importancia en el momento, ya se la daría. Casi que me sorprendió que se dejara abrazar. Al principio tuve cuidado, por miedo a que reaccionara agresivamente. Pero luego me tranquilicé y me quedé ahí, aferrado, con aquel… Aquel indescriptible sentimiento que me inundaba. Era tranquilidad. Calma. Sencillez. Una sensación de protección indescriptible.

Gruñó. No me sorprendió, ni me lo tomé a mal. “Haces demasiada fuerza”. -Ah… Ah, yo… Llevaba tiempo sin y… Me he emocionado y…- Aflojé un poco el abrazo, con mucho cuidado de no tocarle el pecho. Y más sorprendente fue que hiciera un esfuerzo para devolver el abrazo como tan buenamente pudo con su mano, no sin gruñir, y pedir que nos fuéramos de allí. Me separé y le revolví el pelo por el mero hecho de hacerlo. Con una sonrisa de esas radiantes, que mi rostro apenas conocía ya. Me puse en pie y le miré con aquella confiada expresión. -Nos iremos de aquí ahora mismo, entonces. Con la moto, a donde sea. Igual hasta conozco alguna cuevecilla o algún sitio medianamente resguardado para pasar la noche. Todo va a salir bien, hermano. Hazme caso.- Le tendí la mano para que se levantara. Llamé a Sygdom. Estaba extrañamente taciturno.

Nos encargamos de pagar a Cadence, quien nos dio una manta para cubrir a Morgana. Y yo llevaba el casco, nada sospechoso. Sygdom salió rápido del lugar. Yo agradecí a la vieja la ayuda prestada, le di un huesecillo a la tranquilísima Gwyneth y junto a Dyos salí de aquel lugar. La tarde ya no estaba teñida del naranja radiante de antes, si no de un brillo frío de una noche que estaba apunto de llegar… Y una calma inusual. Sygdom seguía encargándose de Morgana con un silencio de distanciamiento, extraño en él. Siempre había sido mucho más hablador. No dejaba de mirar al cielo como si algo terrible fuera a ocurrir. Yo ayudaba a caminar a mi hermano sin proferir queja alguna al respecto. Le dejé en paz mientras caminábamos arriba y abajo, siguiendo sus indicaciones. Al cabo de un rato encontramos la moto. El muerto se apresuró a dejar bien cargada a nuestra secuestrada. Le devolví sus trapos, los que me había dado antes para poder ocultarme más.

-Me parece que aquí se dividen nuestros caminos. Aunque tengo cosas que hablar aún…- Alzó una ceja mirando muy mucho a Dyos. -Os sabré encontrar. Pero ahora tengo recados que atender.- Hizo un gesto con la mano para despedirse y se fue. Me encogí de hombros. Yo veía ya a Dyos más vivo pero no iba a dejar que condujera así. Saqué la llave que aún conservaba y me acomodé en la moto, tan grande como siempre. Con emoción comprobé que seguía de una pieza. Y tan grande como era no debía tener mayor problema para llevar a los tres. Una vez montados y, tras pedirle al drow que sujetara bien a la soldado, marchamos de allí cuando justo había desaparecido el Sol de la bóveda celeste.

Y reaparecí en China Town empapado. Este lugar era menos peligroso para un mago, pero ya me había movido por varios sitios causando bastante revuelo. Aun no había recibido noticias de Gen.

"aquí me lo tomare con mas calma"

Miré a mi alrededor. Habia algo mas de actividad que por las demás calles, pero tampoco demasiada. Era tarde y seguía lloviendo. Me puse a andar, pegando los carteles ahora a mano en lugar de usando los hechizos de antes.

Esta gente no era tan hostil contra los magos, pero aun asi ahora lo que quería no era ir llamando la atención tanto como había hecho antes. Tras haber pegado en varias zonas un monton de esos carteles, encontré que ya no me quedaban mas. Tan solo uno que guardé en mi bolsillo para duplicarlo mas tarde.

Me senté sobre el bordillo de la acera, quitándome mis coloreadas gafas naranjas y guardándolas también. Estaba un poco cansado tras la luna y la pelea con Ben, pero aun asi...miré hacia arriba esperando que aun no dejase de llover. La noche todavía seria larga y seguían sin llegar noticias.

Andreas me habia guiado hasta la salida despues de haberme todo aquello que le habia pedido con presteza. Parece que mi plan le habia encantado porque me habia felicitado con una buena palmada en el hombro. Tambien se fijo en mi cara de duda y paternalmente trato de animarme.

Mi viaje en el jeep de vuelta estuvo lleno de muchas dudas sin respuestas. Ahora todo me parecia dudoso, sin sentido, pero... era por el bien del mundo, verdad? Empece a acordarme de una vieja leyenda sobre el Sol y la Luna, y como hubo una pelea que rompio el balance y como el Sol fue castigado por su osadia y su orgullo a iluminar el cielo y nunca poder ser observada su belleza y majestuosidad y como la Luna, su hermana, se quedo en el reino de la noche para iluminar y cuidar a todos, mientras su suave belleza inspiraba el arte.

Llegue hasta los barrios chinos, alli me dejaron. Empece a caminar sin saber realmente que hacer, a quien llevarme. Para mi desgracia cerca estaba Lykaios sentado en un bordillo, me eche a un lado sin que meviera y me lleve la mano al corazon tratando de tranquilizar sus rapidas palpitaciones y mi respiracion agitada. Maldije mi suerte por ser el primero en encontrarme. Preferia encontrarme con alguno de los otros, anonimos para mi por no haber socializado con ellos. Que con la persona que me rescato de las calles, me dio cobijo y comida. Cerre los ojos meditativamente. Me deshice las ropas del centro de detenciones de la Alianza y me puse la bata de medico por encima, talmente como si me hubiera escapado de un centro medico, aunque eso de que lloviese y yo estuviera como los dioses me trajeron al mundo no me molaba mucho, porque iba a pescar el resfriado del siglo. Por suerte aun tenia vendajes del hospital puestos tapando mis heridas, asi que lo harian mas creible. Tire por ahi las ropas de prisionero y empece a caminar como si me hubieran dado la paliza de mi vida y me doliera todo.

- A-ayud-a... - dije con un hilito de voz antes de desplomarme en el suelo como si estuviera muerto del cansancio.

Dejé de mirar hacia arriba porque las nubes de lluvia parecian haber oido mis preguntas silenciosas y me respondieron con una voz familiar, pero aqui en la tierra.

"Ares?"

Me puse bruscamente en pie y pronto lo vi caminar tambaleante, vestido raro, y con muy mal aspecto. Para cuando habia echado a correr hacia él, ya se habia caido. Varios comerciantes de alli se apartaron de Kylee como si fuese un leproso apestado, haciendo corrillo.

-ARES?!

Me agaché a su lado, comprobando que efectivamente era él. Le di la vuelta para tomarle el pulso....y...bien. Estaba enterito, su pulso era bastante bueno a decir verdad, pese a lo lamentable de su aspecto. Miré sus ropas, parecia como si se acabase de fugar...

-Te persiguen? Cómo te encuentras? Dime algo, joder. Te estaba buscando! Me dijeron que te habian llevado.... Que puta suerte has tenido....has logrado escapar tu solo? - sonreí mientras le daba unas palmadas en las mejillas, tratando de hacerlo espabilar. - Te voy a sacar de aqui cuando antes.

Vi que tenia puestos algunos vendajes, asi que como me parecia muy debil no queria usar la desaparicion con él, acordandome que aquello podia dejarlo peor. Decidi hacer antes algunos primeros auxilios con él. Controlé el agua de la lluvia, agua limpia y pura, moviendo mis dos manos ahora, para enfocar mas hacia Ares, de modo controlado, y hacer que empezara a describir espirales entorno a sus vendajes, sanando las posibles heridas que tuviera debajo.

La gente que me vio empezo a hacer un corrillo a mi alrededor mientras Lykaios se acercaba vociferando mi nombre. "Deberia haber sido interprete o actor, tengo mas talento en una nalga que Dicaprio en todo el body". Me levanta un poco y me empieza a hacer una avalancha de preguntas todo nervioso, digno de un interrogatorio de la mafia mietnras trata de curarme. Abro los ojos, le miro, sonrio y trato de reirme entre toses.

- Jefe, perdoname la insubordinacion... pero como tio de primeros auxilios dejas mucho que desear, no sabes que para un buen boca a boca se mete la lengua hasta el fondo? O es que acaso ya te has acostado con otros y ya no te molo? - dije medio riendome.

Me incorpore un poco mas y trate de sentarme, no sin antes hacer algunos gestos de dolor por donde tenia los vendajes, no me dolian tanto como trataba de ecagerar, pero bueno, realismo ante todo como la superestrella que soy.

- Nada, es que me fui de orgia con uno de la Alianza, ya tu sabes, siempre me molaron los chicos malos, le chupe un pezon y bueno, despues nos desmadramos y me tuvieron que llevar a un hospital a recomponerme el culo porque lo tenia como un puzzle. Pero como el medico me daba mal rollo me escape y llevo dias caminando sin saber por donde iba, hasta que te encontre, en fin ya te contare en una noche de borrachera los detalles macabros si quieres, ahora me gustaria comer ... algo, tu boca no que ya no te gusta hacerme la respiracion boca a boca, mañana busco un abogado y pido el divorcio.

Me volvi a reir y me lleve las manos a la cara, porque entre la lluvia y las largimas de la risa cada vez miraba mas borroso. Suspire calmando mis emociones y me quede quieto un rato. "Por favor, que aparezca alguien mas, no nos quedemos a solas, no me des oportunidades de hacer nada malo" pense. Le mire un poco serio.

- O-oye jefe ... alguna vez has tenido que tomar una mala decision? O no exactamente mala, sino dificil? Lo siento no me hagas mucho caso, demasiado tiempo solo y demasiado tiempo para pensar en cosas, demasiadas cosas en la cabeza ... Ademas, no es que me importe mucho, pero el unico desnudo aqui soy yo y si tu tambien lo estuvieras aun seria comprensible un poco de "filosofia al desnudo", pero yo solo y pensando en cosas demasiado trascendentales no es propio de mi - dije riendo.

El agua se desvaneció y dejó de rozar sus heridas tan pronto como lo escuché hablar, o reir, creyendolo conveniente.... soltó una de sus tipicas burradas sexuales que en otra ocasion, de habernos pillado en una taberna bebiendo o algo por el estilo, me habria hecho escupir toda la cerveza que estuviese tragando.

-La ultima vez que le hice asi el boca a boca a alguien me pusieron una denuncia por acoso, sabes que desde entonces espabilo a la gente a hostias. - respondí entre risas yo tambien.

Lo ayudé a incorporarse y a quedar sentado, poniendo mi mano tras su espalda. A estas alturas, y tanto tiempo bajo la lluvia, ya ibamos los dos totalmente calados. Escuché su aderezada historia...habria aprendido a leer entre lineas las historias de Ares, y sabia que cuando hablaba en plan de bromas burras, en realidad tenia que leer entre lineas para saber lo que le habia pasado. Habia tenido problemas con algun soldado o vete a saber, y habia acabado dando con sus huesos en el hospital, de donde habia logrado escapar.

- Eres un tio fuerte, Ares. Me alegro de que hayas logrado escapar....ya estaba empapelando medio londres con tu foto. Mira! - y saqué el ultimo cartel de se busca de mi pantalon para enseñarselo, riendome mientras ponia mi dedo en su cara (de la foto) - Es la mejor foto tuya que encontré! Estabas borracho ese dia, te acuerdas, eh, eh?

Le solté un leve y amistoso puñetazo en las costillas cuando dijo que se divorciaba de mi y lo ayudé a levantarse pasando su brazo por encima de mis hombros.
-No puedes divorciarte de mi, idiota.

Luego me preguntó aquello ultimo, como mas reflexivo...despues de quedarse un rato dudando. Lo miré a la cara directamente en silencio varios segundos, con mis cejas levantadas. Decisiones dificiles?
- No existen las decisiones dificiles ni malas, Ares. Solo las consecuencias.

Lo aupé con mas fuerza.
-Pero sin embargo la peor de todas....es la indecisión. - no sabia a qué se referia, a decir verdad, pero si lo habia dicho era por algo. Solté una carcajada por aquello ultimo de ir en bolas.

-Llevo los dos ultimos dias en pelotas! Quien copia el nudismo a quien? Eh...agarrate...vamos a desaparecernos.

Conté desde tres hasta 0, y cuando llegué a cero, me desapareci de alli llevando a Ares conmigo a un lugar mas seguro. O al menos, seco, y donde pudiera reponerse.

Camino por las calles de china town, apestando a tequila del barato. Iba borracho como una cuba, y me habia dejado la Dominator en el recinto de los Ejecutores. Hoy no tocaba sacarla a pasear. Hoy, no llevaba el uniforme de Ejecutor.

El motivo? Se me habia informado de que la alianza habia hecho una tregua para "santificar las fiestas" o algo asi, asi que no debiamos actuar en el medio civil. Y mucho menos, como ejecutor. Eso si, mi chip seguia activo como siempre, no podria huir. Acaso queria?

-Santificar las fiestas....bah....que santos? Aqui yo solo veo demonios.

Hablaba solo, borracho, caminando en una sorprendente linea recta, mirando mal a la gente. Pero mis puños y mi corazon escocían, la rabia se me revolvía en el estomago. El alcohol tan solo propiciaba y aumentaba mi estado natural: cabreado y enfadado.

Pare ante un puesto y pedí alcohol del que fuese. Consegui otra botella que comencé a beber. Odiaba las navidades, no tenian sentido en este mundo. Caminé hasta topar con un cartel de "se busca" en una farola. Lo arranqué y lo tiré al suelo al ver la cara de Ares Kylee, mi anterior objetivo, aquel muchacho que capturé. Y que ahora se suponia estaba de nuestro bando. Ya.

Me senté en el bordillo de la acera, bebiendo sin mas propósito, observando a la poca gente que habia por ahi.

Aparecí en un callejón de China Town después de haberme ido del hospital cual loco. Aun seguía pensando en lo de la maldita ducha sin poder evitarlo, aquellas imágenes de ella me volvían una y otra vez a la cabeza, y eso que la ducha de agua fría había hecho lo suyo.

También, el hecho de que ella se hubiese sonrojado y hubiese cambiado su actitud de golpe no ayudaba al asunto de que dehase de darle vueltas....

"eres un asco, Scott"

Suspiré, me eché la capucha encima porque hacia un frio de tres pares de cojones, y sali del callejón caminando como una persona normal. Según la tregua, si me comportaba, no pasaría nada. No habían soldados ni nada de patrullas asi que....decidi conseguirme algo de comida antes de ir a mi refugio en aquel centro comercial abandonado. Y la mejor comida para dejar de rayarse la cabeza era la comida china. Glutamato monosódico a mas no poder.

Fui a un puesto de comida china, buscándolo. La verdad es que había poca gente...y no me extrañaba, menudo frio. Vi a un tipo raro sentado en el bordillo de la calle pero decidí ignorarlo y seguir caminando. Pillé unas cuantas cajas de fideos chinos y arroz, lo mas baratito que tenían en el puesto. Luego deambulé un poco mas, parándome en otro puesto que tenia pinta de ser el puesto del chino del Yogulado maldito. Vi una cosa curiosa en el escaparate e hice una mueca

"en serioo?"

Gruñí y miré al cielo quejándome silenciosamente. No me dejaban que dejase de pensar en cosas indecentes. En Dixon. Qué? Pasé a la tienda. Sabeis que tiene de bueno ser el hijo de Frederic Javert, capitán de la Alianza desaparecido? Pues que el dinero no me faltaba y tenia mis propios alijos por ahi. Que si, que yo también había sido un ladron de guante blanco. Me iba administrando, eso era todo. Sali de la tienda con un frasquito de poción junto a las cajas de comida china, pensando que además, algo de beber no me vendría mal. Una cerveza o asi. ME parecía haber visto un puesto mas atrás donde vendían de eso...

Yo estaba muy bien con mi borrachera sentado ahi en el bordillo de la calle, pensando que quiza si me quedaba ahi podria morirme de frio y asi al dia siguiente no tendria que ir a trabajar.

"es año nuevo joder, no quiero ni verles el careto a los departamento de Seguridad...."

Vi a un criajo con capucha pasar delante de mi. Pero me miró un momento. Y yo podia estar todo lo borracho que quisieras, pero habia sido policia, y soldado, y una cara no se me olvidaba. Asi llevase todo el alcohol de una nochevieja en sangre.

"ese criaturo no es...el que estuvo negociando con Morgana y los políticos? Para el ataque que organizaron a los Renegados?"

Me conocía la historia. La historia del fracaso del ataque habia corrido como polvora entre nosotros, los currantes de otros sectores. O delincuentes. Pegué otro trago a mi botella y me levanté, tambaleandome un poco. Le segui los pasos un rato en plan stalker. Un pueto de comida china, una tienda, luego un puesto de venta de alcohol.... Vi como adquiria una botella y me situé a sus espaldas.

-Tu...no eres menor para comprar...? Nah...

Lo agarré con brusquedad de la ropa y lo giré para que me mirase de frente.

-Yo te conozco.... eres el doble traidor aquel de mierda...tsk...que tal si te hago un favor...

"y te dejo la cara irreconocible?"

No terminé la frase, pero no me hizo falta porque se lo demostré con un puñetazo dirigido a toda su jeta. No podiamos usar armas, eso lo sabia y lo controlaba, pero nadie dijo nada de peleas callejeras.

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daño fisico a mike:
15 dados + 10 habilidad de ficha+ 10 base= 35 PS

El miembro 'Jed' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Físico' :

Compré algunas latas de cerveza. Bien, con aquello tendría para....un par de días? La comida duraría poco, la bebida algo mas. Eso si no me ponía burro y arrasaba, cosa que dudaba, no era muy buen bebedor. Ya tenia mi bolsa con todas las provisiones y el caprichito de la poción que es este tipo de cosas que compras muerto de vergüenza porque "¿Y SI SÍ?!"

Pero poco me duró aquello. Me agarraron de la ropa y me giraron. De pronto estaba frente a un armario empotrado de tio que apestaba a alcohol. Mi primer pensamiento fue "va a reventarme el cráneo!" pero se puso a hablar. Lo miré con cara de chulito, porque, eh... tenia ese puntazo de gallito imbécil que prefiere desafiar a quien sea antes que admitir que su vida esta en puto peligro. Y me pasaba mas aun con los tios mas altos que yo.

Aunque me dolió que me llamase doble traidor. En cierto modo, lo miré mal, pero una parte de mi interior pequeñita me susurró "bien". Porque me devolvió a la realidad. Y me dio un puñetazo que me pilló tan desprevenido que ni me defendí. Oi mi nariz romperse y me cai de espaldas al suelo, de culo mas bien, abrazando mis bolsas con las cosas que había cogido. Me cubri la nariz y escupi un monton de sangre hacia un lado, que se me había colado en la boca. Lo miré desde el suelo destapándome la nariz.

-Que guay, soy famoso por esa mierda? Yo a ti no te conozco, lo siento.  - y desde donde estaba dirigí una patada contra sus partes, poniéndome de pie después para soltarle un puñetazo de vuelta.

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150-35= 115 PS (puta hemorragia tete)

daño físico a Jed:
15 dados + 15 base= 30 PS daño a Jed

El miembro 'Mike Scott' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque Físico' :