Recuerdo del primer mensaje :
El tradicional barrio chino de Londres se ha convertido en un lugar propicio para el contrabando y los negocios sucios, es una zona poco controlada por la ley, un lugar peligroso.
-Dime cuanto es y nos piramos de aqui cuanto antes, que las cosas se estan poniendo raritas.
Le digo a Hao Fan, que parece ser de la misma opinion que yo. Con una mano sujetando a Reed por la cintura, que aun esta sentadito en la barra, la otra libre la tenia en la pistola bajo la cazadora, pero la desplazo de ahi para ir a un bolsillo interior y sacar unas monedas. Mal momento, a decir verdad, porque en ese momento oigo un disparo. Por unos microsegundos no sabia que iba dirigido a mi, no se me ocurre pensarlo, pero el repentino dolor en mi pie me hace darme cuenta de que las cosas se han jodido muy...pero que muy rapidamente. No caigo al suelo, sin embargo. Me apoyo contra la barra, un brazo rodea a Reed y el otro saca la pistola. Hago fuerzas con el pie sano, no apoyando el otro, y muy encabronado voy a girarme para reventarle la tapa de los sesos a quien sea que se ha atrevido a atacarnos.
-Joder, joder!
"y con el crio aqui"
En esos momentos mi prioridad es que no le pase nada al enano asi que si tengo que huir a la pata coja lo haré. Pero de la nada aparece un negro muy raro (es un elfo?) vestido de militar, pegandole un tiron a mi hijo. Mi primer instinto es impedirselo, pero cuando veo que lo amenaza con la cuchilla en el cuello.... Reed se pone a llorar, como es natural. Lo miro con cara de ir a destriparlo ahi mismo, y juro que es lo que haré como vea una sola gota de sangre del niño. La persona pacifica que habia sido mientras pedia comida se desvanece en ese preciso instante. Oigo a Hao Fan decir cosas en chino tras de mi y echar la persiana a su chiringuito. He tenido que soltar a Reed, si seguia tirando de él, habria puesto en juego su vida. Por un momento he estado a punto de pegarle un tiro al soldado entre ceja y ceja, pero he dudado. ¿Y si al matarlo su cuchilla se deslizaba por su cuello? ¿Y si...?
Apunto al elfo con mi pistola, y miro brevemente hacia un lado. No podia estar el solo, el disparo habia venido por detras, y el de lado. Descubro a Morgana alla mas lejos, justo en el lugar del que vino el tiro. Me descubro a mi mismo por unos instantes, por mucho tiempo en mi vida, sin tener ni puta idea de que hacer... o de si apretar el gatillo o no. Vamos, que estoy jodidamente desesperado.
"Necesito refuerzos"
-Dejad al crio. El no tiene nada que ver.- habia dicho que por favor, que no le haria daño. Quiza era de esa gente que no le gustaba hacer daño a los niños. En el ejercito siempre habia gente con mas "moral" que otros. Quiza, y solo quiza, era uno de esos. ¿Debia fiarme de un quizá?
Paso a apuntar a Morgana. Mas de lo mismo, si me la intentaba cargar, igual el otro cambiaba de opinion.
-Lo digo en serio. Como le hagais algo, en la enfermería del recinto militar no van a reconocer vuestros cadaveres. Morgana, el problema que sea, lo tienes conmigo.
"tendria que habermela cargado entonces, ahora seria un problema menos, joder..."
Le digo a Hao Fan, que parece ser de la misma opinion que yo. Con una mano sujetando a Reed por la cintura, que aun esta sentadito en la barra, la otra libre la tenia en la pistola bajo la cazadora, pero la desplazo de ahi para ir a un bolsillo interior y sacar unas monedas. Mal momento, a decir verdad, porque en ese momento oigo un disparo. Por unos microsegundos no sabia que iba dirigido a mi, no se me ocurre pensarlo, pero el repentino dolor en mi pie me hace darme cuenta de que las cosas se han jodido muy...pero que muy rapidamente. No caigo al suelo, sin embargo. Me apoyo contra la barra, un brazo rodea a Reed y el otro saca la pistola. Hago fuerzas con el pie sano, no apoyando el otro, y muy encabronado voy a girarme para reventarle la tapa de los sesos a quien sea que se ha atrevido a atacarnos.
-Joder, joder!
"y con el crio aqui"
En esos momentos mi prioridad es que no le pase nada al enano asi que si tengo que huir a la pata coja lo haré. Pero de la nada aparece un negro muy raro (es un elfo?) vestido de militar, pegandole un tiron a mi hijo. Mi primer instinto es impedirselo, pero cuando veo que lo amenaza con la cuchilla en el cuello.... Reed se pone a llorar, como es natural. Lo miro con cara de ir a destriparlo ahi mismo, y juro que es lo que haré como vea una sola gota de sangre del niño. La persona pacifica que habia sido mientras pedia comida se desvanece en ese preciso instante. Oigo a Hao Fan decir cosas en chino tras de mi y echar la persiana a su chiringuito. He tenido que soltar a Reed, si seguia tirando de él, habria puesto en juego su vida. Por un momento he estado a punto de pegarle un tiro al soldado entre ceja y ceja, pero he dudado. ¿Y si al matarlo su cuchilla se deslizaba por su cuello? ¿Y si...?
Apunto al elfo con mi pistola, y miro brevemente hacia un lado. No podia estar el solo, el disparo habia venido por detras, y el de lado. Descubro a Morgana alla mas lejos, justo en el lugar del que vino el tiro. Me descubro a mi mismo por unos instantes, por mucho tiempo en mi vida, sin tener ni puta idea de que hacer... o de si apretar el gatillo o no. Vamos, que estoy jodidamente desesperado.
"Necesito refuerzos"
-Dejad al crio. El no tiene nada que ver.- habia dicho que por favor, que no le haria daño. Quiza era de esa gente que no le gustaba hacer daño a los niños. En el ejercito siempre habia gente con mas "moral" que otros. Quiza, y solo quiza, era uno de esos. ¿Debia fiarme de un quizá?
Paso a apuntar a Morgana. Mas de lo mismo, si me la intentaba cargar, igual el otro cambiaba de opinion.
-Lo digo en serio. Como le hagais algo, en la enfermería del recinto militar no van a reconocer vuestros cadaveres. Morgana, el problema que sea, lo tienes conmigo.
"tendria que habermela cargado entonces, ahora seria un problema menos, joder..."
-Como que pudrirse? Tienes alguna enfermedad...?
"sera contagiosa?"
-Porque hasta donde yo se los zombies no hablan
"creo que ya lo he visto de todo"
-Claro que me va, porque te crees que estoy aqui si no? A ti te va este asunto? Eres drow, supongo que el ejército no te gusta. Aunque JEH! Ser drow estos dias parece no ser suficiente para que no te guste el ejercito. -estaba pensando en mi hermano, claro está.
Pero tambien estaba pensando en captar algun posible aliado, de que viniese alguien mas, o alguno de los renegados. Ojala Johan hubiese leido ya el mensaje de la moneda. Me temia que habia ocurrido todo muy deprisa desde que recibiera la carta, sin apenas tiempo de nada.
-Un...un regalo? Yden? -pregunto otra vez, necesito que lo repita por si lo he oido mal. Porque ese nombre me suena muchisimo. Yden? Quien me habia hablado de él...?
"Vor'kalth. Este tio tiene relacion con el"
-Yden era tu amigo? Yden está muerto? -Entonces Vor estaba jodido. Como iba a conseguir que le devolviese a Osten? Y si este paleto era amigo de Yden...entonces no podia ser amigo mio. O si? Las circunstancias ya eran bastante jodidas como para buscarse mas pelea.
Me manifiesta que tiene ganas de partirle la boca a algun soldado, lo cual me parece perfecto en este momento, asi que asiento. Le hago un gesto con la mano para que venga conmigo y corro con ligereza hasta la boca del callejon, asomandome. Con la zurda saco la moneda y envio otro mensaje a Johan. Primer disparo.
Los soldados atacan China Town.
-Voy a intervenir. La experiencia me dice que si no te metes en estas mierdas, la mierda se acaba metiendo en ti igualmente. Si colaboramos, mejor. Ademas quiero seguir hablando contigo. Por cierto, no vayas a matar con el soldado drow que nos encontraremos, son mis unicas reglas.
Y salgo corriendo de ahi, desenvainando mis espadas, bajo el anonimato que ser Cascoman me confiere, que tampoco me duraría mucho. En seguida, a los pocos momentos de carrera, veo algo raro. Algunos huyen de la escena, otros son lo suficientemente capullos y estan lo suficientemente aburridos como para formar circulo y quedarse ahi mirando la escenita. Son todos mas altos que yo, me cago en la leche. Asi que tengo que bajar las espadas y dar un par de codazos para abrirme paso hasta la primera linea. Tengo a unos cuantos metros de distancia la espalda de una soldado rubia. Dudo unos instantes pero entonces conjuro un globo de oscuridad alrededor de la cara de Morgana para cegarla unos instantes y lanzarme contra sus espaldas en plan sigiloso, con la daga apuntando entre sus hombros dispuesto a hundirsela hasta el fondo.
TEnia esperanzas de que si la gente que estaba ahi pasmada mirandonos nos veia pelear, reaccionarian.
"sera contagiosa?"
-Porque hasta donde yo se los zombies no hablan
"creo que ya lo he visto de todo"
-Claro que me va, porque te crees que estoy aqui si no? A ti te va este asunto? Eres drow, supongo que el ejército no te gusta. Aunque JEH! Ser drow estos dias parece no ser suficiente para que no te guste el ejercito. -estaba pensando en mi hermano, claro está.
Pero tambien estaba pensando en captar algun posible aliado, de que viniese alguien mas, o alguno de los renegados. Ojala Johan hubiese leido ya el mensaje de la moneda. Me temia que habia ocurrido todo muy deprisa desde que recibiera la carta, sin apenas tiempo de nada.
-Un...un regalo? Yden? -pregunto otra vez, necesito que lo repita por si lo he oido mal. Porque ese nombre me suena muchisimo. Yden? Quien me habia hablado de él...?
"Vor'kalth. Este tio tiene relacion con el"
-Yden era tu amigo? Yden está muerto? -Entonces Vor estaba jodido. Como iba a conseguir que le devolviese a Osten? Y si este paleto era amigo de Yden...entonces no podia ser amigo mio. O si? Las circunstancias ya eran bastante jodidas como para buscarse mas pelea.
Me manifiesta que tiene ganas de partirle la boca a algun soldado, lo cual me parece perfecto en este momento, asi que asiento. Le hago un gesto con la mano para que venga conmigo y corro con ligereza hasta la boca del callejon, asomandome. Con la zurda saco la moneda y envio otro mensaje a Johan. Primer disparo.
Los soldados atacan China Town.
-Voy a intervenir. La experiencia me dice que si no te metes en estas mierdas, la mierda se acaba metiendo en ti igualmente. Si colaboramos, mejor. Ademas quiero seguir hablando contigo. Por cierto, no vayas a matar con el soldado drow que nos encontraremos, son mis unicas reglas.
Y salgo corriendo de ahi, desenvainando mis espadas, bajo el anonimato que ser Cascoman me confiere, que tampoco me duraría mucho. En seguida, a los pocos momentos de carrera, veo algo raro. Algunos huyen de la escena, otros son lo suficientemente capullos y estan lo suficientemente aburridos como para formar circulo y quedarse ahi mirando la escenita. Son todos mas altos que yo, me cago en la leche. Asi que tengo que bajar las espadas y dar un par de codazos para abrirme paso hasta la primera linea. Tengo a unos cuantos metros de distancia la espalda de una soldado rubia. Dudo unos instantes pero entonces conjuro un globo de oscuridad alrededor de la cara de Morgana para cegarla unos instantes y lanzarme contra sus espaldas en plan sigiloso, con la daga apuntando entre sus hombros dispuesto a hundirsela hasta el fondo.
TEnia esperanzas de que si la gente que estaba ahi pasmada mirandonos nos veia pelear, reaccionarian.
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-La verdad es que estoy un poco muertecillo. ¿No se me nota?- No veía porqué seguir poniendo dificultad al asunto. Esa era la realidad. Y ya empezaba a creer que ni mis pintas iban a poder aguantar lo suficiente para que nadie me clasificara de sanote. Su otro comentario… -Oh, pero es que no todos los muertos son zombies.- Más naturalidad. ¿Para qué disimular?
Aparentemente sabía del asunto y estaba muy dispuesto a intervenir. Y por alguna razón afirmaba que a los drows el ejército no les gustaba, pero… ¿No al revés? -Pues a mi me han hecho ascos y manía, como cualquier otro.- No es que fuera el hombre más metido en política y mucho menos iba a saber quienes eran los jefes enemigos. No era mi guerra. Ya había hecho mis luchas en el pasado. Y la única que me quedaba no dependía ni de la Alianza ni de cualquier otro. Era un asunto entre él y yo. Ese mismo nombre mencionó, casi como lo conociera. -Yu’Yden. Medio drow, medio demonio. ¿No lo conocerás? No creo que sea el mismo… Del regalo hace ya mucho.
Porque en principio no había viajado al exterior… Y si lo había hecho, era un asunto peligroso. Hizo dos preguntas más como si le preocupara. Le miré muy severamente. ¿Realmente era algun contacto suyo? -No, Yden no es mi amigo. Era. ¿Ahora? No, no está muerto. Pero lo estará dentro de poco, yo mismo me aseguraré de ello.- Ahora empezaba a mirarme al hombre del casco con otra perspectiva… No… No era exactamente un matado. Algo sabía. Algo, algo… ¿Pero por qué...?
Casi se me iba a escapar la pregunta del millón cuando me hizo un gesto para que me asomara con él por el callejón. Así hice. Más gente corriendo y, finalmente, un disparo. Me aferré con fuerza a la guadaña. Sacó una moneda y empezó a hablarme un poco. Iba a participar en lo que fuera que estuviera pasando allí, dijo querer seguir hablando y que… No acabara con un soldado drow. Por alguna razón empezaba a sospechar que ese, bajo su casco, también era de mi misma raza. Alcé las cejas pero no hice más comentario que un -Vamos, entonces. Yo también tengo mis preguntas.-
Había definitivamente alguna gorda entre todo el gentío que se había formado alrededor de cierto punto. Fui corriendo hacia él y observé al del casco intentar abrirse paso a codazos. Yo entré en mi forma intangible, solo momentáneamente, para poder cruzar por allí. Una vez pude pasar el círculo de personas regresé a forma sólida y observé la situación con algo de detenimiento… Había una soldado rubia que aparentemente había disparado un hombre. No lejos de este, un drow sostenía un crío que lloraba. Miré a estos dos últimos durante unos momentos, con las cejas alzadas, casi como si hubiera visto otra cosa… Pero… No. Me equivocaba.
De la soldado parecía que el otro podría encargarse por si solo. Por lo tanto preferí concentrarme en el soldado drow… Que en teoría no debía matar, pero… Había algo que no cuajaba. Gruñí y me concentré en el brazo del que había sacado la cuchilla. No. No podía pudrirse. Por alguna razón… -¡Imbécil! ¡NO TE METAS CON EL CRÍO!- Le grité en su lengua justo después de arrancar la persiana mediante magia y estampársela en la espalda, con intención de dejarlo sin respiración de un golpe. Por alguna razón -estúpida intuición- tenía la seguridad de que no lo mataría ni con esas. Quizás era el agarre casi protector con el que lo cogía.
Aparentemente sabía del asunto y estaba muy dispuesto a intervenir. Y por alguna razón afirmaba que a los drows el ejército no les gustaba, pero… ¿No al revés? -Pues a mi me han hecho ascos y manía, como cualquier otro.- No es que fuera el hombre más metido en política y mucho menos iba a saber quienes eran los jefes enemigos. No era mi guerra. Ya había hecho mis luchas en el pasado. Y la única que me quedaba no dependía ni de la Alianza ni de cualquier otro. Era un asunto entre él y yo. Ese mismo nombre mencionó, casi como lo conociera. -Yu’Yden. Medio drow, medio demonio. ¿No lo conocerás? No creo que sea el mismo… Del regalo hace ya mucho.
Porque en principio no había viajado al exterior… Y si lo había hecho, era un asunto peligroso. Hizo dos preguntas más como si le preocupara. Le miré muy severamente. ¿Realmente era algun contacto suyo? -No, Yden no es mi amigo. Era. ¿Ahora? No, no está muerto. Pero lo estará dentro de poco, yo mismo me aseguraré de ello.- Ahora empezaba a mirarme al hombre del casco con otra perspectiva… No… No era exactamente un matado. Algo sabía. Algo, algo… ¿Pero por qué...?
Casi se me iba a escapar la pregunta del millón cuando me hizo un gesto para que me asomara con él por el callejón. Así hice. Más gente corriendo y, finalmente, un disparo. Me aferré con fuerza a la guadaña. Sacó una moneda y empezó a hablarme un poco. Iba a participar en lo que fuera que estuviera pasando allí, dijo querer seguir hablando y que… No acabara con un soldado drow. Por alguna razón empezaba a sospechar que ese, bajo su casco, también era de mi misma raza. Alcé las cejas pero no hice más comentario que un -Vamos, entonces. Yo también tengo mis preguntas.-
Había definitivamente alguna gorda entre todo el gentío que se había formado alrededor de cierto punto. Fui corriendo hacia él y observé al del casco intentar abrirse paso a codazos. Yo entré en mi forma intangible, solo momentáneamente, para poder cruzar por allí. Una vez pude pasar el círculo de personas regresé a forma sólida y observé la situación con algo de detenimiento… Había una soldado rubia que aparentemente había disparado un hombre. No lejos de este, un drow sostenía un crío que lloraba. Miré a estos dos últimos durante unos momentos, con las cejas alzadas, casi como si hubiera visto otra cosa… Pero… No. Me equivocaba.
De la soldado parecía que el otro podría encargarse por si solo. Por lo tanto preferí concentrarme en el soldado drow… Que en teoría no debía matar, pero… Había algo que no cuajaba. Gruñí y me concentré en el brazo del que había sacado la cuchilla. No. No podía pudrirse. Por alguna razón… -¡Imbécil! ¡NO TE METAS CON EL CRÍO!- Le grité en su lengua justo después de arrancar la persiana mediante magia y estampársela en la espalda, con intención de dejarlo sin respiración de un golpe. Por alguna razón -estúpida intuición- tenía la seguridad de que no lo mataría ni con esas. Quizás era el agarre casi protector con el que lo cogía.
- Eres lo que eres, por muy chipeado que estés y por mucho puesto que ostentes, no lo olvides. Y eso nunca podrás cambiarlo, querido. - susurro eso último bastante cerca de él, con una sonrisa pretenciosa. Si él me quería dejar claro que por su posición está encima de mí, yo quiero dejarlo claro que eso no cambia su naturaleza, ni nada lo hará. Nunca podrá ser uno más, cuanto antes lo asuma, mejor. Los datos de Javert me hacen sentir cierta lástima por él, ¿a quién iría a visitar? ¿ qué le habría pasado?. Dudo que el capitán vaya a contarme nada por voluntad propia, pero tal vez pueda indagar luego. Después reflexiona sobre si la gente en el ejército se cuestiona su misión, y es cierto que yo misma alguna vez lo he pensado. Muchos de los esfuerzos que hemos hecho y los compañeros que hemos perdido no han servido para nada. Claro que también he pensado alguna vez como el otro cabo, Milton, eso tampoco es ningún secreto. ¿Por qué no lo he hecho? Pienso un poco mis palabras antes de soltarlas, entornando los ojos un momento mientras miro hacia un lado. - Digamos que hay varios motivos...pero por ahora quédate con que debe ser lo mismo por lo que tú no me has eliminado a mí ya, entre otras. - el resto de motivos me los reservo para mi misma, tampoco voy a ir explicándole mis motivaciones punto por punto. Sobre lo de los monstruos unidos y demás no menciono nada, no voy a entretenerme en convencerle de lo que yo creo, igual que él no me convence a mí.
Después de ese pequeño intercambio de palabras nos encaminamos a la misión principal, encontrando las opciones para iniciar nuestro ansiado tumulto en China Town. El tiro en el pie de Thalos resulta más que efectivo, el tío estaba tan entretenido que ni ha podido correr, ni esquivar al verme apuntarle. El puñetero chino se quita de en medio rápidamente, la calle se llena de gente a la carrera intentando alejarse de allí todo lo posible, y hacen bien. Ailanthus es rápido y se encarga de ir a por el crío, cuchillo en mano. Por mi parte voy avanzando poco a poco, apuntando a Thalos directamente al pecho. Por como se ha puesto queda claro que ese niño debe ser su punto débil. - Te han convertido en un blandengue, Thalos...claro que el niño no tiene nada que ver, pero es obvio que con él te tenemos bien cogido por los huevos. - y es justo donde quería tenerlo, sin atreverse a hacer nada por temor a que Ailanthus le cortara en dos a su preciado niño. La amenaza de Thalos hace que se me endurezca el rostro, él y sus amigos casi me matan, y por su culpa pasé un par de meses sin poder ver ni hacer prácticamente nada.
- ¡ Silencio! - paso a apuntar un momento a su crío, el que tiene sujeto Ailanthus, para que vea que voy en serio. - Hablarás cuando yo te lo diga, si quieres que todo siga en orden. Piénsalo...si matamos primero al crío tú lo verías todo, pero si te matamos primero a ti...nunca sabrás lo que pasará con tu hijo. Hagas lo que hagas pierdes, así que sigue nuestras órdenes una por una. - Thalos vuelve a estar en mi punto de mira cuando desvío el rifle, apuntándonos ambos a la vez y evidentemente en estado de tensión, aunque sabe lo que podría pasar si me disparara primero. No me extrañaría que apareciese alguno más de los suyos, en cuyo caso llamaríamos refuerzos. Podría pedirle que tire el arma, pero no me fio de esas mierdas en las que al final acaban buscándose alguna estrategia para disparar antes, así que disparo directamente a su mano, la que sujeta el arma. Afortunadamente lo hago justo antes de que Dyospiros me ciegue con su bola de oscuridad, no me giro a tiempo para atacar al detectar cerca una presencia mágica en mi scooter. La daga del drow acaba enterrada entre mis hombros, apareciendo la punta por el otro lado del pecho. Me quedo petrificada y sin aire durante un instante. Abro mucho los ojos, bajando la mirada con incredulidad y sorpresa al ver la gilipollez de herida que acaban de hacerme, así, de repente. Un hilillo de sangre asoma por la comisura de mis labios segundos antes de caer al suelo, hacia delante, desclavando así la daga que había sido enterrada.
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(herida del 1 al 10)
Después de ese pequeño intercambio de palabras nos encaminamos a la misión principal, encontrando las opciones para iniciar nuestro ansiado tumulto en China Town. El tiro en el pie de Thalos resulta más que efectivo, el tío estaba tan entretenido que ni ha podido correr, ni esquivar al verme apuntarle. El puñetero chino se quita de en medio rápidamente, la calle se llena de gente a la carrera intentando alejarse de allí todo lo posible, y hacen bien. Ailanthus es rápido y se encarga de ir a por el crío, cuchillo en mano. Por mi parte voy avanzando poco a poco, apuntando a Thalos directamente al pecho. Por como se ha puesto queda claro que ese niño debe ser su punto débil. - Te han convertido en un blandengue, Thalos...claro que el niño no tiene nada que ver, pero es obvio que con él te tenemos bien cogido por los huevos. - y es justo donde quería tenerlo, sin atreverse a hacer nada por temor a que Ailanthus le cortara en dos a su preciado niño. La amenaza de Thalos hace que se me endurezca el rostro, él y sus amigos casi me matan, y por su culpa pasé un par de meses sin poder ver ni hacer prácticamente nada.
- ¡ Silencio! - paso a apuntar un momento a su crío, el que tiene sujeto Ailanthus, para que vea que voy en serio. - Hablarás cuando yo te lo diga, si quieres que todo siga en orden. Piénsalo...si matamos primero al crío tú lo verías todo, pero si te matamos primero a ti...nunca sabrás lo que pasará con tu hijo. Hagas lo que hagas pierdes, así que sigue nuestras órdenes una por una. - Thalos vuelve a estar en mi punto de mira cuando desvío el rifle, apuntándonos ambos a la vez y evidentemente en estado de tensión, aunque sabe lo que podría pasar si me disparara primero. No me extrañaría que apareciese alguno más de los suyos, en cuyo caso llamaríamos refuerzos. Podría pedirle que tire el arma, pero no me fio de esas mierdas en las que al final acaban buscándose alguna estrategia para disparar antes, así que disparo directamente a su mano, la que sujeta el arma. Afortunadamente lo hago justo antes de que Dyospiros me ciegue con su bola de oscuridad, no me giro a tiempo para atacar al detectar cerca una presencia mágica en mi scooter. La daga del drow acaba enterrada entre mis hombros, apareciendo la punta por el otro lado del pecho. Me quedo petrificada y sin aire durante un instante. Abro mucho los ojos, bajando la mirada con incredulidad y sorpresa al ver la gilipollez de herida que acaban de hacerme, así, de repente. Un hilillo de sangre asoma por la comisura de mis labios segundos antes de caer al suelo, hacia delante, desclavando así la daga que había sido enterrada.
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(herida del 1 al 10)
Dados
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El miembro 'Morgana Wolf' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Dado opciones' : 10
'Dado opciones' : 10
Que era lo que era. Y que seguiría siéndolo, siempre. Le obsevé en silencio, con los ojos brillantes bajo las gafas de sol… Y pensaba que se arrepentiría de esas palabras. Con una rabia innata, con un odio indescriptible, que no se materializó en nada más que en forma de silencio. ¿Que era lo que era? ¡Que le dieran! Estaba orgulloso de no ser al menos un jodido asesino. Estaba cansado de acomplejarme. Estaba agotado de tener que estar sintiéndome como un inferior. No. Era, aún, el segundo capitán de la Alianza. Y no tenía razón para estar sintiéndome como miseria, no, al lado de una cabo.
Dijo que habían diversos motivos por los cuales aún no había disparado de una vez a mis espaldas, afirmando que eran razones similares por las cuales yo no había acabado con ella. ¿Quién le iba a decir que realmente íbamos dirigidos al que debía ser su fin como militar? Si les salía bien el asunto, dudaba severamente que fueran a dejarla volver ser capaz de ejercer. -Tal vez… Tal vez sean esos.- Suspiré. No iba a decirle que yo no quería acabar con ella. Estaba cansado ya no solo de mentir, si no de hablar.
La acción de la contienda fue en extremo veloz, tanto, que casi no sabía que estaba pasando. Una persiana cerrada en el local, gente que huía, otra que miraba con distancia prudencial. Pero prácticamente nadie actuaba. Tal y como se habían desarrollado las cosas teníamos nosotros la ventaja respecto a Thalos, y sin embargo… Algo me decía que no. Que no iba a acabar así. Me gustaba creer que, realmente, él me habría hecho caso. Thalos me miró unos instantes tras cogerle el niño. Yo seguía refugiado en mis gafas de sol. Pero tenía los ojos húmedos. Y mientras tanto el niño lloraba. Él apuntó a Morgana pero parecía estar completamente decidido a no apretar el gatillo. Todo por aquel chaval.
Me aferraba a él con fuerza. Con un instinto protector que no estaba seguro de como definir, siquiera. Si lo tenía ahí, bien agarrado, Morgana no lo mataría. No porque le importara mi vida, si no… Porque si caía yo en combate por un disparo ella tendría que asumir las consecuencias. Y en el fondo tal vez me necesitaba. Niño muerto, nada impediría al hombre disparar. Morgana estaba muy entretenida en aleccionarle y regodearse en su debilidad, mientras que el padre no se decidía. Insistía en que no le hiciéramos daño. Y yo no se lo haría. Trataba incluso de no hacerle daño al tenerlo cogido. -Sshh, sh… Ya está, ya está…- Le insistía con sumo cuidado. Que lo interpretaran como que me molestaba el llanto. Como quisieran.
Aunque Morgana volvió a frustrarme los planes. Gritó un buen silencio y pasó a apuntar al crío. Y hacia mi. En ese instante quizás tuve el sentimiento de que igual si que no le importaría pegarme un tiro ami también. Empezó a amenazarle con matar al crío o matarle a él primero. Como la jodida psicópata que era: Disfrutando de su ventaja. Cambió una última vez de objetivo y le disparó directamente a la mano. Me encogí un poco y traté de tapar los ojos al niño. Pero segundos después tenía la mano derecha ocupada por la pistola. Pues acababan de llegar refuerzos. Uno de ellos había preferido la distancia y no parecía aclararse con qué hacer. El otro, con un llamativo casco negro, se dirigió en un abrir y cerrar de ojos a la espalda de Morgana.
Y le clavó la daga. Y estaba seguro de haber visto la punta asomar por el otro lado. Y cayó. Como una reacción automática, quizás mero instinto de supervivencia, aferré a Reed hacia mi pecho y con la mano libre -la no-mecánica- disparé directo al pecho, con intención de acabar con él ahí mismo. No sé… No sé si sería correcto afirmar que me di cuenta solo entonces que acababa de disparar a mi hermano. O quizás ya lo sabía, y lo hice igualmente. O quizás lo había hecho por rabia. O quizás sencillamente no sabía porqué actuaba. Solo después de unos instantes pude darme cuenta de lo que acababa de hacer. -No… ¡NO! ¡BASTA YA!- Vociferé. Retrocedí. Sin bajar el brazo armado, con el crío bien pillado.
¿Quién me decía a mi que no harían lo mismo conmigo? ¿O quizás sí? “No, es muy pronto para ayudar”. ¿POR QUÉ? ¿Tenía acaso él intención alguna de ayudarme? ¡Que era muy pronto! ¿Y quién me decía a mi que no me estaba utilizando para que le pasara puñetera información? ¿Quién me aseguraba que no era más que una puñetera herramienta? Con su pasotismo por todo, sin tener un mínimo aprecio por todas las bases que habían regido mi vida esos últimos tres años. Pero por otra parte existía aquella mera posibilidad de que realmente tuviera intención de ayudarme, que no mintiera, que… No lo sabía. Toda la culpabilidad que tenía encima, lo que me hacía temblar el pulso, lo que llenaba mis ojos de jodidas lágrimas, era por haber roto una estúpida promesa que me había hecho ya hacía mucho tiempo.
Acababa de disparar contra mi propio hermano. Y no me importaba quien fuera. No tuve tiempo a recapacitar aquella acción. Tan ensimismado estaba en mis pensamientos que no pude percatarme de una persiana… flotando… Y bien dirigida contra mi espalda. Me tiró al suelo y cumplió el cometido de sacarme todo el aire de los pulmones. Me ahogaba. Me ahogaba, emitía un ruido horrible al intentar llenarlos de nuevo y no poder. No era la primera vez que recibía uno así. Pero estaba convencido de que moriría allí mismo. Me encogía mientras seguía luchando por respirar, sin aún soltar el crío, como si incluso así, tuviera el convencimiento de que mientras lo tuviera cerca no lo mataría ella. En aquella posición tan miserable, al menos, nadie debía de ver que ya no le amenazaba con la cuchilla.
Dijo que habían diversos motivos por los cuales aún no había disparado de una vez a mis espaldas, afirmando que eran razones similares por las cuales yo no había acabado con ella. ¿Quién le iba a decir que realmente íbamos dirigidos al que debía ser su fin como militar? Si les salía bien el asunto, dudaba severamente que fueran a dejarla volver ser capaz de ejercer. -Tal vez… Tal vez sean esos.- Suspiré. No iba a decirle que yo no quería acabar con ella. Estaba cansado ya no solo de mentir, si no de hablar.
La acción de la contienda fue en extremo veloz, tanto, que casi no sabía que estaba pasando. Una persiana cerrada en el local, gente que huía, otra que miraba con distancia prudencial. Pero prácticamente nadie actuaba. Tal y como se habían desarrollado las cosas teníamos nosotros la ventaja respecto a Thalos, y sin embargo… Algo me decía que no. Que no iba a acabar así. Me gustaba creer que, realmente, él me habría hecho caso. Thalos me miró unos instantes tras cogerle el niño. Yo seguía refugiado en mis gafas de sol. Pero tenía los ojos húmedos. Y mientras tanto el niño lloraba. Él apuntó a Morgana pero parecía estar completamente decidido a no apretar el gatillo. Todo por aquel chaval.
Me aferraba a él con fuerza. Con un instinto protector que no estaba seguro de como definir, siquiera. Si lo tenía ahí, bien agarrado, Morgana no lo mataría. No porque le importara mi vida, si no… Porque si caía yo en combate por un disparo ella tendría que asumir las consecuencias. Y en el fondo tal vez me necesitaba. Niño muerto, nada impediría al hombre disparar. Morgana estaba muy entretenida en aleccionarle y regodearse en su debilidad, mientras que el padre no se decidía. Insistía en que no le hiciéramos daño. Y yo no se lo haría. Trataba incluso de no hacerle daño al tenerlo cogido. -Sshh, sh… Ya está, ya está…- Le insistía con sumo cuidado. Que lo interpretaran como que me molestaba el llanto. Como quisieran.
Aunque Morgana volvió a frustrarme los planes. Gritó un buen silencio y pasó a apuntar al crío. Y hacia mi. En ese instante quizás tuve el sentimiento de que igual si que no le importaría pegarme un tiro ami también. Empezó a amenazarle con matar al crío o matarle a él primero. Como la jodida psicópata que era: Disfrutando de su ventaja. Cambió una última vez de objetivo y le disparó directamente a la mano. Me encogí un poco y traté de tapar los ojos al niño. Pero segundos después tenía la mano derecha ocupada por la pistola. Pues acababan de llegar refuerzos. Uno de ellos había preferido la distancia y no parecía aclararse con qué hacer. El otro, con un llamativo casco negro, se dirigió en un abrir y cerrar de ojos a la espalda de Morgana.
Y le clavó la daga. Y estaba seguro de haber visto la punta asomar por el otro lado. Y cayó. Como una reacción automática, quizás mero instinto de supervivencia, aferré a Reed hacia mi pecho y con la mano libre -la no-mecánica- disparé directo al pecho, con intención de acabar con él ahí mismo. No sé… No sé si sería correcto afirmar que me di cuenta solo entonces que acababa de disparar a mi hermano. O quizás ya lo sabía, y lo hice igualmente. O quizás lo había hecho por rabia. O quizás sencillamente no sabía porqué actuaba. Solo después de unos instantes pude darme cuenta de lo que acababa de hacer. -No… ¡NO! ¡BASTA YA!- Vociferé. Retrocedí. Sin bajar el brazo armado, con el crío bien pillado.
¿Quién me decía a mi que no harían lo mismo conmigo? ¿O quizás sí? “No, es muy pronto para ayudar”. ¿POR QUÉ? ¿Tenía acaso él intención alguna de ayudarme? ¡Que era muy pronto! ¿Y quién me decía a mi que no me estaba utilizando para que le pasara puñetera información? ¿Quién me aseguraba que no era más que una puñetera herramienta? Con su pasotismo por todo, sin tener un mínimo aprecio por todas las bases que habían regido mi vida esos últimos tres años. Pero por otra parte existía aquella mera posibilidad de que realmente tuviera intención de ayudarme, que no mintiera, que… No lo sabía. Toda la culpabilidad que tenía encima, lo que me hacía temblar el pulso, lo que llenaba mis ojos de jodidas lágrimas, era por haber roto una estúpida promesa que me había hecho ya hacía mucho tiempo.
Acababa de disparar contra mi propio hermano. Y no me importaba quien fuera. No tuve tiempo a recapacitar aquella acción. Tan ensimismado estaba en mis pensamientos que no pude percatarme de una persiana… flotando… Y bien dirigida contra mi espalda. Me tiró al suelo y cumplió el cometido de sacarme todo el aire de los pulmones. Me ahogaba. Me ahogaba, emitía un ruido horrible al intentar llenarlos de nuevo y no poder. No era la primera vez que recibía uno así. Pero estaba convencido de que moriría allí mismo. Me encogía mientras seguía luchando por respirar, sin aún soltar el crío, como si incluso así, tuviera el convencimiento de que mientras lo tuviera cerca no lo mataría ella. En aquella posición tan miserable, al menos, nadie debía de ver que ya no le amenazaba con la cuchilla.
Lo que me jodia es que fuese cierto lo que decia Morgana. Que con mi hijo ahi, no podia hacer absolutamente nada. No podia atreverme a disparar, o si quiera a moverme lo mas minimo para sacar el movil o la moneda y pedir refuerzos. Nada de nada.
"como le pase algo, por mi culpa...te juro que te saco los ojos y te los hago tragar"
Estaba dispuesto a ser bueno y a portarme bien, hasta el momento que le hiciesen algo, porque entonces ya iba a darme igual todo. No paraba de vigilar al drow como podia, pese a estar apuntandola a ella, asegurandome de que por el momento cumplia lo que me habia dicho en voz baja.
-Está bien, rubia. Me tienes en el bote.- que otra cosa podia hacer? Ganar tiempo. Esperar que alguien con seso hubiese visto esto y estuviese dando la voz de alarma. -Por cierto con lo de bote se me ocurren algunos cuantos chistes. - el corazon se me acelera cuando apunta a Reed. Su compañero lo esta sujetando, asi que dudo que le dispare en esa situacion, puesto que a pesar de estar llevando chaleco antibalas, la bala atravesaria sin problema un cuerpo tan pequeño e impactaria contra el soldado, provocandole un buen golpe que no le conviene a ninguno de los dos.
Mi voz es tensa, pero hiriente. Clavo mi ojo gris azulado en la cabo, apuntandola todavia...notando como voy perdiendo sangre por la herida del pie que no puedo apoyar. Digamos que en este momento, todo empieza a ocurrir jodidamente rapido y las cosas se precipitan. Un disparo revienta mi pistola y me hiere la mano. La zorra tiene punteria. Creo que me ha jodido un par de dedos, pero la pistola cae desmontadisima al suelo. Gruño de dolor y ahora si que una de mis rodillas se va a tierra. Aun asi, no aparto la vista de la escena. Alguien embutido en un casco ha aparecido por detras y ha ensartado a Morgana de lado a lado con una daga, lo cual me arranca una jodida sonrisa de satisfaccion. Y la persiana de Hao Fan vuela por los aires, obra de alguien más que ha gritado al cual dirigo mi mirada ahora. El caso es que la persiana va contra el otro soldado, el que aun tiene agarrado a mi hijo.
"es ahora o nunca"
El llanto de Reed se habia intensificado cuando al otro lo habian tirado, y me extrañaba mucho que el chiquillo no hubiese comenzado ya a reventar cosas o a prenderle fuego a lo primero que pillase. Me levanto todo lo bien que puedo y me lanzo hacia ellos, aunque no me pasa desapercibido que el otro no le ha hecho ni un rasguño y que en efecto, su cuchilla esta bien lejos del cuello de mi hijo.
"aunque lo coja no voy a estar en condiciones de correr, mierda! Y si traen refuerzos..."
Lo unico que se me sigue ocurriendo es correr. Causaría una explosion para asegurarme de que no me siguen, pero no quiero cargarme a los otros dos, que de no ser por su intervencion, no me habrian brindado la oportunidad que necesitaba. Agarro a Reed con mis brazos, y el estira los suyos hacia mi, liberandolo del drow. Le doy al soldado un par de golpes en la mejilla a modo de palmada, con la que tengo herida, ademas, pringadolo de sangre consecuentemente.
-Me voy a acordar de esto.
Para bien, o para mal? Eso no se lo dejo claro, pero el hecho de que no le haya reventado la cabeza de una patada deberia dejarselo claro, por otra parte. Pero es que probablemente le deba una. Me levanto, con Reed en brazos, que sigue llorando como un descosido.
-Tú, el de la guadaña! Tengo que sacarlo de aqui...pero pediré refuerzos! -me habria detenido en rematar a Morgana, pero ni con esas. El crio iba primero.
En otras palabras, aguantad. Dadme unos minutos. Con Reed bien aferrado, protegido por mi cuerpo, echo a andar-correr, cojeando, lo mas rapido que puedo, dejando un rastro de sangre. Me refugio en un callejon, algo mas apartado, tropezando al casi no poder mas por culpa del tiro en el pie, pero me apoyo en la pared con un hombro y consigo no caer. Saco la moneda, mandando un mensaje global por galeon pidiendo refuerzos. Ya era cuestion de que alguno lo viera. Sigo abrazando a Reed, que va reduciendo su llanto con su carita escondida en mi pecho. Desvio la mirada al fondo del callejon, viendo entonces un charco de sangre fresca....
"como le pase algo, por mi culpa...te juro que te saco los ojos y te los hago tragar"
Estaba dispuesto a ser bueno y a portarme bien, hasta el momento que le hiciesen algo, porque entonces ya iba a darme igual todo. No paraba de vigilar al drow como podia, pese a estar apuntandola a ella, asegurandome de que por el momento cumplia lo que me habia dicho en voz baja.
-Está bien, rubia. Me tienes en el bote.- que otra cosa podia hacer? Ganar tiempo. Esperar que alguien con seso hubiese visto esto y estuviese dando la voz de alarma. -Por cierto con lo de bote se me ocurren algunos cuantos chistes. - el corazon se me acelera cuando apunta a Reed. Su compañero lo esta sujetando, asi que dudo que le dispare en esa situacion, puesto que a pesar de estar llevando chaleco antibalas, la bala atravesaria sin problema un cuerpo tan pequeño e impactaria contra el soldado, provocandole un buen golpe que no le conviene a ninguno de los dos.
Mi voz es tensa, pero hiriente. Clavo mi ojo gris azulado en la cabo, apuntandola todavia...notando como voy perdiendo sangre por la herida del pie que no puedo apoyar. Digamos que en este momento, todo empieza a ocurrir jodidamente rapido y las cosas se precipitan. Un disparo revienta mi pistola y me hiere la mano. La zorra tiene punteria. Creo que me ha jodido un par de dedos, pero la pistola cae desmontadisima al suelo. Gruño de dolor y ahora si que una de mis rodillas se va a tierra. Aun asi, no aparto la vista de la escena. Alguien embutido en un casco ha aparecido por detras y ha ensartado a Morgana de lado a lado con una daga, lo cual me arranca una jodida sonrisa de satisfaccion. Y la persiana de Hao Fan vuela por los aires, obra de alguien más que ha gritado al cual dirigo mi mirada ahora. El caso es que la persiana va contra el otro soldado, el que aun tiene agarrado a mi hijo.
"es ahora o nunca"
El llanto de Reed se habia intensificado cuando al otro lo habian tirado, y me extrañaba mucho que el chiquillo no hubiese comenzado ya a reventar cosas o a prenderle fuego a lo primero que pillase. Me levanto todo lo bien que puedo y me lanzo hacia ellos, aunque no me pasa desapercibido que el otro no le ha hecho ni un rasguño y que en efecto, su cuchilla esta bien lejos del cuello de mi hijo.
"aunque lo coja no voy a estar en condiciones de correr, mierda! Y si traen refuerzos..."
Lo unico que se me sigue ocurriendo es correr. Causaría una explosion para asegurarme de que no me siguen, pero no quiero cargarme a los otros dos, que de no ser por su intervencion, no me habrian brindado la oportunidad que necesitaba. Agarro a Reed con mis brazos, y el estira los suyos hacia mi, liberandolo del drow. Le doy al soldado un par de golpes en la mejilla a modo de palmada, con la que tengo herida, ademas, pringadolo de sangre consecuentemente.
-Me voy a acordar de esto.
Para bien, o para mal? Eso no se lo dejo claro, pero el hecho de que no le haya reventado la cabeza de una patada deberia dejarselo claro, por otra parte. Pero es que probablemente le deba una. Me levanto, con Reed en brazos, que sigue llorando como un descosido.
-Tú, el de la guadaña! Tengo que sacarlo de aqui...pero pediré refuerzos! -me habria detenido en rematar a Morgana, pero ni con esas. El crio iba primero.
En otras palabras, aguantad. Dadme unos minutos. Con Reed bien aferrado, protegido por mi cuerpo, echo a andar-correr, cojeando, lo mas rapido que puedo, dejando un rastro de sangre. Me refugio en un callejon, algo mas apartado, tropezando al casi no poder mas por culpa del tiro en el pie, pero me apoyo en la pared con un hombro y consigo no caer. Saco la moneda, mandando un mensaje global por galeon pidiendo refuerzos. Ya era cuestion de que alguno lo viera. Sigo abrazando a Reed, que va reduciendo su llanto con su carita escondida en mi pecho. Desvio la mirada al fondo del callejon, viendo entonces un charco de sangre fresca....
-Pues...no le conozco no. ¿Como iba a conocerlo? Vaya nombre mas raro. Pero me alegro de que no esté muerto y de que no seas YA su amigo.
"genial Dyos, debes de estar pareciendo una persona muy lógica, coherente y confiable"
Y a quien le importa? Estaba hablando con un zombie parlante con cristales en los ojos. Y si era un zin-carla?! Se me ocurrio pensar eso ya parado en la bocacalle del callejon. Si se trataba de un zin-carla, era uno muy educado....
Y al cual se le daba bien arrancar persianas y tirarlas contra la gente. Aunque eso realmente yo no llegué a verlo. Porque tan pronto como mi daga atravesó exitosamente el pecho de la soldado y una sonrisa macabra se instaló en mi rostro por tal sensacion, mientras ella caia y yo me inclinaba hacia delante, vi a mi hermano apuntarme. Estoy a punto de preguntarle que coño hace, cuando se me ocurre que quiza no me haya reconocido porque llevo el casco puesto. El instinto me hace que intente apartarme de la trayectoria de su mira, pero dispara, demasiado rapido como para que pueda evitarlo. Tan solo consigo que no me atraviese el pecho de lleno, el movimiento que realizo logra que el rayo de la pistola me de en un lado entre el pecho y el hombro. Pero el impacto es igualmente fuerte y me tira de espaldas al suelo, y el casco sale rodando por ahi en cuanto caigo.
"pero que coño?!"
En ese momento estoy mas confuso que otra cosa, y sólo espero que Morgana no se levante. Llevo una mano a mi herida, tratando de comprobar si es muy grave, en plan "me voy a morir?" Cuando noto que pese a sangrar mucho, no parece estar en un lado demasiado critico, decido que la respuesta es "no". Me incorporo y recupero mi espada, que se me habia caido de la mano, mirando el cuerpo de Morgana, y luego al otro del parche salir corriendo con el niño diciendo que llamaria refuerzos. Si joder, eso es lo que necesitamos. Pero de momento, a falta de refuerzos de soldados, lo tengo a huevo para cumplir con lo acordado con Ailanthus, es decir acabar con Morgana...quiera él ahora o no. Porque el muy cabron me ha disparado. Pero le doy el beneficio de la duda porque llevaba el casco puesto. Sygdom se ha encargado de él. Aunque creo que ni se su nombre, porque no nos hemos presentado... el caso es que me arrastro hacia Morgana y desclavo del todo la daga que le ensarté en el pecho por detrás. Sujeto la cabeza de ella por su rubio pelaje, tirando hacia atras para exponer su cuello, subiendome a horcajadas sobre su espalda y colocando mi daga en su garganta, apretando el filo contra su piel con decision. Me tiembla un poco el pulso, por la herida de antes, y no por otra cosa. Le hago primero un corte profundo en su mejilla, deslizando el filo de la daga lentamente otra vez hacia su cuello.
"no sabes lo que me tienta hacer esto mas lentamente aun"
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daño del 1 al 10
"genial Dyos, debes de estar pareciendo una persona muy lógica, coherente y confiable"
Y a quien le importa? Estaba hablando con un zombie parlante con cristales en los ojos. Y si era un zin-carla?! Se me ocurrio pensar eso ya parado en la bocacalle del callejon. Si se trataba de un zin-carla, era uno muy educado....
Y al cual se le daba bien arrancar persianas y tirarlas contra la gente. Aunque eso realmente yo no llegué a verlo. Porque tan pronto como mi daga atravesó exitosamente el pecho de la soldado y una sonrisa macabra se instaló en mi rostro por tal sensacion, mientras ella caia y yo me inclinaba hacia delante, vi a mi hermano apuntarme. Estoy a punto de preguntarle que coño hace, cuando se me ocurre que quiza no me haya reconocido porque llevo el casco puesto. El instinto me hace que intente apartarme de la trayectoria de su mira, pero dispara, demasiado rapido como para que pueda evitarlo. Tan solo consigo que no me atraviese el pecho de lleno, el movimiento que realizo logra que el rayo de la pistola me de en un lado entre el pecho y el hombro. Pero el impacto es igualmente fuerte y me tira de espaldas al suelo, y el casco sale rodando por ahi en cuanto caigo.
"pero que coño?!"
En ese momento estoy mas confuso que otra cosa, y sólo espero que Morgana no se levante. Llevo una mano a mi herida, tratando de comprobar si es muy grave, en plan "me voy a morir?" Cuando noto que pese a sangrar mucho, no parece estar en un lado demasiado critico, decido que la respuesta es "no". Me incorporo y recupero mi espada, que se me habia caido de la mano, mirando el cuerpo de Morgana, y luego al otro del parche salir corriendo con el niño diciendo que llamaria refuerzos. Si joder, eso es lo que necesitamos. Pero de momento, a falta de refuerzos de soldados, lo tengo a huevo para cumplir con lo acordado con Ailanthus, es decir acabar con Morgana...quiera él ahora o no. Porque el muy cabron me ha disparado. Pero le doy el beneficio de la duda porque llevaba el casco puesto. Sygdom se ha encargado de él. Aunque creo que ni se su nombre, porque no nos hemos presentado... el caso es que me arrastro hacia Morgana y desclavo del todo la daga que le ensarté en el pecho por detrás. Sujeto la cabeza de ella por su rubio pelaje, tirando hacia atras para exponer su cuello, subiendome a horcajadas sobre su espalda y colocando mi daga en su garganta, apretando el filo contra su piel con decision. Me tiembla un poco el pulso, por la herida de antes, y no por otra cosa. Le hago primero un corte profundo en su mejilla, deslizando el filo de la daga lentamente otra vez hacia su cuello.
"no sabes lo que me tienta hacer esto mas lentamente aun"
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daño del 1 al 10
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Bando
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El miembro 'Dyospiros' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Dado opciones' : 5
'Dado opciones' : 5
Sygdom
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… Estaba colgadísimo. Tanto interés por Yden y ahora decía que no, que no lo conocía. Mis huevos, si es que aún no se me habían podrido. Eso de la droga lo hacía comportarse de forma rara, y realmente, no sé que ganaba al sumarme en un negocio con semejante chalado de la cabeza. Negocio, sinónimo de meternos en más líos de los que ya tenía. Las cosas habían sido bastante retorcidas. Por una parte el señor del casco se había lanzado como un poseso a por la rubia. No me había dado cuenta de lo sucedido hasta el persianazo al drow, que lo había tirado al suelo, a él y al niño.
Empezaba a temer que eso hubiera podido hacer daño al pobre crío. La rubia había logrado asestarle otro balazo a la mano a Thalos -aunque yo no sabía su nombre- y este, raudo, se acercó a buscar a su hijo. Durante las escenas había podido intuir que la soldado y el del parche se conocían de alguna cosa. Pero más allá de eso, no tenía demasiada idea de qué había pasado. Para cuando pude dejar la persiana en el suelo por encima del drow, casi cual manta, había una rubia más muerta que viva en el suelo. Y eso era todo.
Y un drow. No. Dos, tirados por los suelos. ¿En qué momento…? Ni me había dado cuenta de que le había logrado asestar un tiro el del traje militar. Y ahora estaban los dos ahí. Yo casi que sentía que sobraba un poco. Sin embargo, solo entonces, pude fijarme en que tenían un parecido bastante descarado. Ambos tenían la piel de un tono muy similar, tenían facciones cuadradas, y el morado resaltaba en los ojos de ambos -los de uno bajo las gafas, los del otro ya al aire libre-. El del pelo corto se me hacía familiar. Aunque el otro también…
Me llamó la atención el que huía: Cojeando y muy miserablemente. Tras dedicarle unas palabras al elfo estirado, me gritó a mi, “el de la guadaña”, que iba a pedir refuerzos. -¡Vale! No te seguirán. Me ocuparé de ello.- Le afirmé con seguridad. Me acerqué casi con calma al drow soldado. El otro parecía poder encargarse bastante bien de la rubia. Aunque por otra parte, no pareciera que el que estaba ahí, tirado por el suelo, fuera a poder hacer mucho. Contemplaba casi con algo de asquillo la escena que estaba protagonizando el ya arrodillado casco-man, ahora sin casco. Algo agónico.
Yo empujé con la guadaña al drow tirado por los suelos, quitándole casi con cuidado las gafas. Ahora que me lo miraba mejor… Aunque el otro… Seguía confuso. Hacía muchos años de ello, y aún así… Entre el llanto de niño pequeño que mantenía el de la Alianza Humana, creo que pude escuchar un murmullo de incredulidad, y otro que llamaba mi nombre. Suspiré. Ese, ese era. El mayor… No quería calentarme la cabeza: Era obvio que había crecido, habían pasado muchos años… ¿Pero qué hacía con los humanos…? -Calla, calla. Shh. Ailanthus, ¿Era así? Te doy un voto de confianza. Deja que nos encarguemos de la otra.-
No lo consideré una amenaza. Corrí hacia Morgana con intención de chutar su arma lo más lejos posible de ella, y luego, quedarme muy comodamente posado sobre uno de sus pies para que el del casco pudiera proceder sin peligro de comerse otro disparo. Parecía que se estaba tomando su tiempo. -Oye… ¿Podrías hacerlo rápido?- Pregunté. No me apetecía darle yo el golpe de gracia, pero… -No es que seamos los drows los mejores moralistas, pero… Estamos perdiendo el tiempo y no dudo en que vengan refuerzos. Y tengo algo de mala espina…
Yo mantenía la parte afilada de la punta de la guadaña dirigida a su espalda. Porque aunque no pareciera más que humana, seguía sin fiarme. Miraba de reojo de vez en cuando hacia atrás. Pero igual por estar tuerto, no veía nada donde se suponía que debía haber algo. Me encogí de hombros y miré otra vez al pelicorto. Con una sensación extraña… Igual era la calma con la que vivía todo eso. Ni el corazón me iba a tope, ni me subía el calor, ni respiraba con fuerza. Por eso de estar muerto. Era la primera vez que me metía en buenos líos tras palmarla. Y por alguna razón las batallas se me antojaban mucho menos emocionantes. Quería acabar con aquello cuanto antes. Otras cosas me preocupaban más que la vida de una cualquiera.
Empezaba a temer que eso hubiera podido hacer daño al pobre crío. La rubia había logrado asestarle otro balazo a la mano a Thalos -aunque yo no sabía su nombre- y este, raudo, se acercó a buscar a su hijo. Durante las escenas había podido intuir que la soldado y el del parche se conocían de alguna cosa. Pero más allá de eso, no tenía demasiada idea de qué había pasado. Para cuando pude dejar la persiana en el suelo por encima del drow, casi cual manta, había una rubia más muerta que viva en el suelo. Y eso era todo.
Y un drow. No. Dos, tirados por los suelos. ¿En qué momento…? Ni me había dado cuenta de que le había logrado asestar un tiro el del traje militar. Y ahora estaban los dos ahí. Yo casi que sentía que sobraba un poco. Sin embargo, solo entonces, pude fijarme en que tenían un parecido bastante descarado. Ambos tenían la piel de un tono muy similar, tenían facciones cuadradas, y el morado resaltaba en los ojos de ambos -los de uno bajo las gafas, los del otro ya al aire libre-. El del pelo corto se me hacía familiar. Aunque el otro también…
Me llamó la atención el que huía: Cojeando y muy miserablemente. Tras dedicarle unas palabras al elfo estirado, me gritó a mi, “el de la guadaña”, que iba a pedir refuerzos. -¡Vale! No te seguirán. Me ocuparé de ello.- Le afirmé con seguridad. Me acerqué casi con calma al drow soldado. El otro parecía poder encargarse bastante bien de la rubia. Aunque por otra parte, no pareciera que el que estaba ahí, tirado por el suelo, fuera a poder hacer mucho. Contemplaba casi con algo de asquillo la escena que estaba protagonizando el ya arrodillado casco-man, ahora sin casco. Algo agónico.
Yo empujé con la guadaña al drow tirado por los suelos, quitándole casi con cuidado las gafas. Ahora que me lo miraba mejor… Aunque el otro… Seguía confuso. Hacía muchos años de ello, y aún así… Entre el llanto de niño pequeño que mantenía el de la Alianza Humana, creo que pude escuchar un murmullo de incredulidad, y otro que llamaba mi nombre. Suspiré. Ese, ese era. El mayor… No quería calentarme la cabeza: Era obvio que había crecido, habían pasado muchos años… ¿Pero qué hacía con los humanos…? -Calla, calla. Shh. Ailanthus, ¿Era así? Te doy un voto de confianza. Deja que nos encarguemos de la otra.-
No lo consideré una amenaza. Corrí hacia Morgana con intención de chutar su arma lo más lejos posible de ella, y luego, quedarme muy comodamente posado sobre uno de sus pies para que el del casco pudiera proceder sin peligro de comerse otro disparo. Parecía que se estaba tomando su tiempo. -Oye… ¿Podrías hacerlo rápido?- Pregunté. No me apetecía darle yo el golpe de gracia, pero… -No es que seamos los drows los mejores moralistas, pero… Estamos perdiendo el tiempo y no dudo en que vengan refuerzos. Y tengo algo de mala espina…
Yo mantenía la parte afilada de la punta de la guadaña dirigida a su espalda. Porque aunque no pareciera más que humana, seguía sin fiarme. Miraba de reojo de vez en cuando hacia atrás. Pero igual por estar tuerto, no veía nada donde se suponía que debía haber algo. Me encogí de hombros y miré otra vez al pelicorto. Con una sensación extraña… Igual era la calma con la que vivía todo eso. Ni el corazón me iba a tope, ni me subía el calor, ni respiraba con fuerza. Por eso de estar muerto. Era la primera vez que me metía en buenos líos tras palmarla. Y por alguna razón las batallas se me antojaban mucho menos emocionantes. Quería acabar con aquello cuanto antes. Otras cosas me preocupaban más que la vida de una cualquiera.
Justo iba a responder a las impertinencias de Thalos cuando el sádico drow decide ensartarme de lado a lado con su arma. Al caer al suelo escucho un disparo, pero en ese momento no llego a saber a quién va dirigido, sólo sé que ha pasado muy cerca. Quedo tirada boca abajo sobre el asfalto de la calle, con la daga clavada a medias por la espalda, comenzando a sentir la calidez de la sangre que ha empezado a escaparse de la herida. Todavía no puedo creerme que hayan conseguido alcanzarme así, de esa manera tan estúpida y sin que haya podido reaccionar. Si van a matarme por lo menos intentaré llevarme por delante a quien haya sido y a todo lo que tenga cerca, no van a irse así como así. Estiro una mano para ir a coger el rifle que ha quedado a mi lado, pero antes de que pueda hacerlo alguien me tira del pelo hacia atrás con fuerza, provocando que tosa sangrientamente. Casi al instante se sienta sobre mi espalda a la vez que amenaza con un cuchillo en mi garganta.
Todavía sigo sin ver el rostro de mi atacante, lo único que puedo ver es que Thalos se escapa con el crío y que Ailanthus ha quedado tirado en el suelo. La situación controlada que teníamos ha dado un giro de 180º, dejándonos a merced de un atacante desconocido y de un ...¿drow? más que se une a la pelea. El bicho raro me pisa una de las mano para que no pueda coger el rifle, así que la opción de dispararles con eso queda descartada. Además, con el cuchillo en la garganta sería complicado ponerme a pegar tiros sin acabar con la cabeza rodando. También se queda apuntando con una guadaña a mi espalda, si no me cortan por un lado me cortan por otro. El drow raro parece conocer a Ailanthus, o al menos le suena el nombre, y encima le pide permiso para que le deje encargarse de mí, como si fuesen a aliarse o algo. Si a él le daba mala espina a mi me da todavía peor, no dudarán en rebanarme el cuello rápidamente, como acaba de decir el de la guadaña. Aunque me cueste, necesito mantener la cabeza fría y ganar al menos unos segundos para intentar liberarme, no se puede confiar en los refuerzos.
- ¿ c-conoces a este? - pregunto a Ailanthus con voz ahogada tanto por la posición como por la herida, mientras muevo mi mano libre lentamente para buscar algo que llevo en el cinturón. El sádico de Dyospiros comienza por hacerme un corte en la mejilla, pero no se conforma con hacerlo superficial, sino que profundiza. Suelto algo a medias entre un grito y una blasfemia, terminando por llevar la mano hasta mi cinturón para agarrar la daga (bastante más corta que la suya, más similar a un cuchillo). En un rápido movimiento la llevo hacia arriba y hacia delante, dirigida hacia la mano de Dyospiros que sujeta el cuchillo delante de mi cuello. De este modo trato de clavar el arma en su mano, echándola hacia delante para clavarla contra el suelo y así alejar mano y cuchillo de mi cuello.
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éxito o fallo clavando la mano de dyospiros al suelo
Todavía sigo sin ver el rostro de mi atacante, lo único que puedo ver es que Thalos se escapa con el crío y que Ailanthus ha quedado tirado en el suelo. La situación controlada que teníamos ha dado un giro de 180º, dejándonos a merced de un atacante desconocido y de un ...¿drow? más que se une a la pelea. El bicho raro me pisa una de las mano para que no pueda coger el rifle, así que la opción de dispararles con eso queda descartada. Además, con el cuchillo en la garganta sería complicado ponerme a pegar tiros sin acabar con la cabeza rodando. También se queda apuntando con una guadaña a mi espalda, si no me cortan por un lado me cortan por otro. El drow raro parece conocer a Ailanthus, o al menos le suena el nombre, y encima le pide permiso para que le deje encargarse de mí, como si fuesen a aliarse o algo. Si a él le daba mala espina a mi me da todavía peor, no dudarán en rebanarme el cuello rápidamente, como acaba de decir el de la guadaña. Aunque me cueste, necesito mantener la cabeza fría y ganar al menos unos segundos para intentar liberarme, no se puede confiar en los refuerzos.
- ¿ c-conoces a este? - pregunto a Ailanthus con voz ahogada tanto por la posición como por la herida, mientras muevo mi mano libre lentamente para buscar algo que llevo en el cinturón. El sádico de Dyospiros comienza por hacerme un corte en la mejilla, pero no se conforma con hacerlo superficial, sino que profundiza. Suelto algo a medias entre un grito y una blasfemia, terminando por llevar la mano hasta mi cinturón para agarrar la daga (bastante más corta que la suya, más similar a un cuchillo). En un rápido movimiento la llevo hacia arriba y hacia delante, dirigida hacia la mano de Dyospiros que sujeta el cuchillo delante de mi cuello. De este modo trato de clavar el arma en su mano, echándola hacia delante para clavarla contra el suelo y así alejar mano y cuchillo de mi cuello.
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éxito o fallo clavando la mano de dyospiros al suelo
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El miembro 'Morgana Wolf' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
'Probabilidad' :
Seguía tirado, como si el resto del mundo no existiera de tal manera. Pasado los primeros segundos de confusión poco a poco, con unos gemidos atroces, podía volver a respirar. Aún era escaso el aire que llenaba mis pulmones pero todo eso logró tranquilizarme aunque fuera unos instantes, como si aún supiera que podía luchar. Que podía intentar seguir viviendo. Alcé poco a poco la mirada para ver un peligro: Un hombre cojo y medio manco por culpa de los disparos de Morgana. No pude hacer nada -o tal vez sencillamente decidí no hacer nada- para que no me quitara su niño. Se limitó a darme dos palmadas casi como… Si no tuviera intención de acabar conmigo. Me manchó.
Y que se iba a acordar de eso. Lo miré sin mediar más palabra que otro ruido terrible para intentar, de nuevo, tomar aire. Aparentemente se iba. Decía que quería buscar refuerzos. Nosotros también los necesitábamos, o… ¿Con quién demonios estaba yo ya? Me intenté mover un poco ya más recuperado del golpe. Fui a buscar con la mirada a mi hermano: Lo había derribado de un tiro y ahí estaba, sin su casco ya. Sin dirigirme la palabra, como un animal salvaje, muy entretenido con su presa, a la que no dudó atacar de una forma sádica y muy poco honrada. La iba a matar ahí mismo. Y no parecía tener prisa alguna.
Mientras tanto se acercó el otro drow, con su enorme guadaña de cristal y con su rostro medio deformado. Con un solo ojo, también. No sabía si planeaba matarme, pero… Hubo algo dentro de mi cabeza que me recordó que no era la primera vez que veía a alguien con cristales saliéndole de un ojo. Mientras trataba de recuperarme buscaba recordar su nombre. Me empujaba con la guadaña. Y me quitó las gafas como si él también buscara identificarme. -Syg…?- Habían pasado casi 60 años y el nombre sonaba ajeno en mi boca. Pero por otra parte…
Él también recordó mi nombre. Me mandó a callar, dijo que se ocuparían de Morgana y que me daba un voto de confianza. Y me dio la espalda, dirigiéndose a ella como un perro carroñero. Morgana, entre su situación, no pudo si no preguntar si lo conocía. -... Creo que sí. Hace sesenta… años…- Susurré. Poco a poco, incorporándome. Quitándome la sangre de la mejilla que me había puesto Thalos, observando el salvajismo de la situación. Morgana no estaba desarmada y logró no únicamente sacar un cuchillo, si no apartar la mano de Dyos y clavársela en el suelo con ella. Esbocé una mueca de dolor al ver aquella salvajada.
Eran animales. Tanto los seres mágicos como los humanos. No había un bando mejor que otro. Eran salvajes luchando contra salvajes. Impresionado por haber llegado a una resolución, viendo finalmente lo simple y estúpido del conflicto, no pude si no guardarme las morales de una vez por todas. No había un bando bueno ni uno malo. No me había equivocado al luchar por la Alianza Humana, de la misma forma que no me equivocaría si ahora luchara con los otros. La única realidad es que no tenía sentido intentar dar un sentido moral a la contienda, intentar demostrar que se podía ganar esa guerra vía pacifismo. No tenía sentido iniciar una labor paladinesca para restaurar un mínimo de empatía en un lado u otro…
Eran todos puñeteros animales. Y luchaban como tales. Entonces, y solo entonces, decidí que estaba cansado de luchar por el bien de la historia, y que por una vez debía luchar por mi mismo. Aprovechando la falta de atención que había recibido me quité una bota casi… casi con calma. Cogí la persiana de antes y con ella me dirigí al grupo, corriendo. Empujé a Sygdom al suelo para que no fuera a dar por culo con la persiana, se la tiré encima, y me dispuse a dar fin a semejante gilipollez. Entrando muy a lo bestia apunté la Dominator hacia Dyospiros, a su cabeza, y a Morgana la amenacé con la cuchilla del brazo mecánico, tratando de impedir que pudiera levantarse. Para mantenerla boca abajo. Y yo, medio agazapado. -¿Qué tal si empezáis a comportaros como PUTAS personas civilizadas por una vez en vuestras vidas?- Abrí y cerré el pie como intentando recordar algo. -Morgana, cariño. No voy a dejar que te cargues a este. Si te apetece llevártelo a campos de nuevo me parece estupendo, pero hace años, hace DEMASIADOS AÑOS que dije que no dejaría que nadie matara a mi hermano. Excepto yo mismo. Y eso pienso hacer como no se rinda de una puta vez. ¿ME HAS ESCUCHADO, DYOSPIROS SREYSNAH?- Tomé aire. Mirando la sangre esturreada por el corte a la mejilla de Morgana, o la herida del pecho. Y si no la que había por eso de que le hubiera crucificado la mano en el suelo.
-¿Y tu, hermano, no tienes taaantas ganas de derrotar a la Alianza Humana? ¿No has pensado alguna vez en hacer menos el imbécil? Tienes delante a la cabo Wolf, una pieza clave en el ejército. La niña de los ojos de Javert. ¡LA TIENE COMO SU HIJA! ¿De qué te va a servir muerta? Ella sabe más sobre el antagonista y malo-malo de tu puñetera vida que todo el ejército junto.- Tosí y cambié al drow, esbozando una sonrisa bastante más psicópata. -¿Quieres de verdad torturarla? No la mates. Ella no teme a la muerte. No. Déjala vivir. Pártele las piernas y obligala a mirar sin poder mover un dedo. Javert dará CUALQUIER cosa por recuperarla. ¿O sabes qué sería mejor? Que tenga que hacer de princesita a rescatar. El capitán hará lo que sea por recuperarla. Podría enviar un puto ejército a por ella. Les podríamos preparar una emboscada. No habría peor tortura para ella que ver a su gente caer por su miserable vida, que ver la derrota de la Alianza Humana por culpa de la amistad y el aprecio, una cosa que ella siquiera comprende. En la calle, mató a un niño. No pienso dejar que le des la muerte, merece un destino mucho, mucho peor. Quiero que PAGUE POR ELLO.
Con el pie descalzo, arranqué el cuchillo que le apresaba la mano del suelo y lo tiré a la distancia. Muchos años como manco habían tenido que ser compensados con el uso de los pies para cosas muy cotidianas. Le aparté la pistola de la cabeza y le miré muy decidido. -¡HAZME CASO O SERÁ LA ÚLTIMA COSA QUE HAGAS EN TU VIDA!- Vociferé en inglés de nuevo. Había tomado una decisión.
Y que se iba a acordar de eso. Lo miré sin mediar más palabra que otro ruido terrible para intentar, de nuevo, tomar aire. Aparentemente se iba. Decía que quería buscar refuerzos. Nosotros también los necesitábamos, o… ¿Con quién demonios estaba yo ya? Me intenté mover un poco ya más recuperado del golpe. Fui a buscar con la mirada a mi hermano: Lo había derribado de un tiro y ahí estaba, sin su casco ya. Sin dirigirme la palabra, como un animal salvaje, muy entretenido con su presa, a la que no dudó atacar de una forma sádica y muy poco honrada. La iba a matar ahí mismo. Y no parecía tener prisa alguna.
Mientras tanto se acercó el otro drow, con su enorme guadaña de cristal y con su rostro medio deformado. Con un solo ojo, también. No sabía si planeaba matarme, pero… Hubo algo dentro de mi cabeza que me recordó que no era la primera vez que veía a alguien con cristales saliéndole de un ojo. Mientras trataba de recuperarme buscaba recordar su nombre. Me empujaba con la guadaña. Y me quitó las gafas como si él también buscara identificarme. -Syg…?- Habían pasado casi 60 años y el nombre sonaba ajeno en mi boca. Pero por otra parte…
Él también recordó mi nombre. Me mandó a callar, dijo que se ocuparían de Morgana y que me daba un voto de confianza. Y me dio la espalda, dirigiéndose a ella como un perro carroñero. Morgana, entre su situación, no pudo si no preguntar si lo conocía. -... Creo que sí. Hace sesenta… años…- Susurré. Poco a poco, incorporándome. Quitándome la sangre de la mejilla que me había puesto Thalos, observando el salvajismo de la situación. Morgana no estaba desarmada y logró no únicamente sacar un cuchillo, si no apartar la mano de Dyos y clavársela en el suelo con ella. Esbocé una mueca de dolor al ver aquella salvajada.
Eran animales. Tanto los seres mágicos como los humanos. No había un bando mejor que otro. Eran salvajes luchando contra salvajes. Impresionado por haber llegado a una resolución, viendo finalmente lo simple y estúpido del conflicto, no pude si no guardarme las morales de una vez por todas. No había un bando bueno ni uno malo. No me había equivocado al luchar por la Alianza Humana, de la misma forma que no me equivocaría si ahora luchara con los otros. La única realidad es que no tenía sentido intentar dar un sentido moral a la contienda, intentar demostrar que se podía ganar esa guerra vía pacifismo. No tenía sentido iniciar una labor paladinesca para restaurar un mínimo de empatía en un lado u otro…
Eran todos puñeteros animales. Y luchaban como tales. Entonces, y solo entonces, decidí que estaba cansado de luchar por el bien de la historia, y que por una vez debía luchar por mi mismo. Aprovechando la falta de atención que había recibido me quité una bota casi… casi con calma. Cogí la persiana de antes y con ella me dirigí al grupo, corriendo. Empujé a Sygdom al suelo para que no fuera a dar por culo con la persiana, se la tiré encima, y me dispuse a dar fin a semejante gilipollez. Entrando muy a lo bestia apunté la Dominator hacia Dyospiros, a su cabeza, y a Morgana la amenacé con la cuchilla del brazo mecánico, tratando de impedir que pudiera levantarse. Para mantenerla boca abajo. Y yo, medio agazapado. -¿Qué tal si empezáis a comportaros como PUTAS personas civilizadas por una vez en vuestras vidas?- Abrí y cerré el pie como intentando recordar algo. -Morgana, cariño. No voy a dejar que te cargues a este. Si te apetece llevártelo a campos de nuevo me parece estupendo, pero hace años, hace DEMASIADOS AÑOS que dije que no dejaría que nadie matara a mi hermano. Excepto yo mismo. Y eso pienso hacer como no se rinda de una puta vez. ¿ME HAS ESCUCHADO, DYOSPIROS SREYSNAH?- Tomé aire. Mirando la sangre esturreada por el corte a la mejilla de Morgana, o la herida del pecho. Y si no la que había por eso de que le hubiera crucificado la mano en el suelo.
-¿Y tu, hermano, no tienes taaantas ganas de derrotar a la Alianza Humana? ¿No has pensado alguna vez en hacer menos el imbécil? Tienes delante a la cabo Wolf, una pieza clave en el ejército. La niña de los ojos de Javert. ¡LA TIENE COMO SU HIJA! ¿De qué te va a servir muerta? Ella sabe más sobre el antagonista y malo-malo de tu puñetera vida que todo el ejército junto.- Tosí y cambié al drow, esbozando una sonrisa bastante más psicópata. -¿Quieres de verdad torturarla? No la mates. Ella no teme a la muerte. No. Déjala vivir. Pártele las piernas y obligala a mirar sin poder mover un dedo. Javert dará CUALQUIER cosa por recuperarla. ¿O sabes qué sería mejor? Que tenga que hacer de princesita a rescatar. El capitán hará lo que sea por recuperarla. Podría enviar un puto ejército a por ella. Les podríamos preparar una emboscada. No habría peor tortura para ella que ver a su gente caer por su miserable vida, que ver la derrota de la Alianza Humana por culpa de la amistad y el aprecio, una cosa que ella siquiera comprende. En la calle, mató a un niño. No pienso dejar que le des la muerte, merece un destino mucho, mucho peor. Quiero que PAGUE POR ELLO.
Con el pie descalzo, arranqué el cuchillo que le apresaba la mano del suelo y lo tiré a la distancia. Muchos años como manco habían tenido que ser compensados con el uso de los pies para cosas muy cotidianas. Le aparté la pistola de la cabeza y le miré muy decidido. -¡HAZME CASO O SERÁ LA ÚLTIMA COSA QUE HAGAS EN TU VIDA!- Vociferé en inglés de nuevo. Había tomado una decisión.
En cuestión de pocos minutos me llegan un par de mensajes a la moneda comunicadora, informando ambos de que hay una pelea en China Town, que se solicitan refuerzos. Uno de los mensajes es del drow con el que estuve hablando hace unos días, Dyospiros, el otro de Thalos. Nada más aparecer en China Town me encuentro bastante jaleo en las calles, con gente corriendo y advirtiendo de un tiroteo. Me apresuro para comenzar a recorrer las calles en busca de algún conocido, aunque tardo unos cuantos minutos en dar con Thalos.
- Ey, llegaron los refuerzos, Draven. - Lo encuentro, tras seguir un rastro de sangre que se mete en un callejón, sentado en el suelo, herido y con su hijo pequeño en brazos. - Joder...- Me agacho rápidamente a su lado, yendo a comprobar en primer lugar que el niño estuviese bien, que es lo que más me ha preocupado en cuanto los he encontrado. Cuando compruebo que es así y que sólo parece estar asustado me fijo mejor en Thalos, que al parecer tiene heridas en una mano y un pie. - ¿ Os están buscando, verdad? - de no ser así no estaría aquí sentado en un callejón, tirado contra la pared. Así no puede ir a ninguna parte.
- Voy a sacaros de aquí ya mismo. Nos desapareceremos, no he visto ningún centinela cerca. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha empezado todo? Lo único que he visto por ahora es un montón de gente corriendo, pero casi nadie del ejército. También me ha llegado un mensaje de uno de los drows que participaron en el ataque a los campos, aunque tampoco lo he visto.
- Ey, llegaron los refuerzos, Draven. - Lo encuentro, tras seguir un rastro de sangre que se mete en un callejón, sentado en el suelo, herido y con su hijo pequeño en brazos. - Joder...- Me agacho rápidamente a su lado, yendo a comprobar en primer lugar que el niño estuviese bien, que es lo que más me ha preocupado en cuanto los he encontrado. Cuando compruebo que es así y que sólo parece estar asustado me fijo mejor en Thalos, que al parecer tiene heridas en una mano y un pie. - ¿ Os están buscando, verdad? - de no ser así no estaría aquí sentado en un callejón, tirado contra la pared. Así no puede ir a ninguna parte.
- Voy a sacaros de aquí ya mismo. Nos desapareceremos, no he visto ningún centinela cerca. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo ha empezado todo? Lo único que he visto por ahora es un montón de gente corriendo, pero casi nadie del ejército. También me ha llegado un mensaje de uno de los drows que participaron en el ataque a los campos, aunque tampoco lo he visto.
Estoy a la espera de los refuerzos, con los oidos bien atentos por si se armaba otro tiroteo, o por si oia pasos que venian tras de nostros...cualquier amenaza. Aunque privado de mi pistola, ahora mismo, con una mano inutilizada y la otra ocupada de mantener a Reed bien pegado a mi...cualquier opcion a la defensa era mas bien escasa.
"joder, esto es una mierda"
Mientras sigo renegando, de muy mala hostia, aparece por fin el moreno.
-Ya era hora, capullo.
Se agacha frente nuestro, y le dejo que examine a Reed, que sigue lloriqueando pero muy quedamente. Fuera del susto, ha salido sin un solo rasguño.
-Imagino que si. Tampoco parecian haber muchos soldados, solo he avistado a dos, lo que no quiere decir que no hayan mas.... Me dispararon por la espalda, al pie. Fue Morgana. Tenia que haberla matado en la ultima incursion al recinto militar, joder....otro soldado, un elfo negrata, me cogio al chiquillo y amenazaron con matarmelo.
Miro a Johan con una mueca de hastío. No queria ni imaginar que habria pasado si eso hubiese ocurrido. Si tan si quiera se hubiese llevado un la corte en el cuello....
- Aunque parecia del sector de soldados que no matan mocosos, porque no le hizo ni un rasguño. Morgana volvio a dispararme pero entonces aparecio un tio embutido en un casco y otro drow con una guadaña de cristal, y atacaron al unisono, derribando a Morgana y al otro. Aproveché para recuperar a Reed y avisar por el galeon. Tengo la impresion de que este es un ataque muy descuidado....donde estan los centinelas?
"no preguntes, joder, mejor asi"
-Le dije al de la guadaña que pediria refuerzos. Quiza necesiten ayuda.
Le señalo con mi cabeza hacia el charco de sangre que vi antes, al final del callejon, saliendo de entre unos cubos de basura e impidiendo ver lo demas. Dudo unos instantes. Puede ser algun herido grave. Puede importarnos, o puede no hacerlo.
-Echa un vistazo ahi y nos largamos.
"soy un padre de mierda"
"joder, esto es una mierda"
Mientras sigo renegando, de muy mala hostia, aparece por fin el moreno.
-Ya era hora, capullo.
Se agacha frente nuestro, y le dejo que examine a Reed, que sigue lloriqueando pero muy quedamente. Fuera del susto, ha salido sin un solo rasguño.
-Imagino que si. Tampoco parecian haber muchos soldados, solo he avistado a dos, lo que no quiere decir que no hayan mas.... Me dispararon por la espalda, al pie. Fue Morgana. Tenia que haberla matado en la ultima incursion al recinto militar, joder....otro soldado, un elfo negrata, me cogio al chiquillo y amenazaron con matarmelo.
Miro a Johan con una mueca de hastío. No queria ni imaginar que habria pasado si eso hubiese ocurrido. Si tan si quiera se hubiese llevado un la corte en el cuello....
- Aunque parecia del sector de soldados que no matan mocosos, porque no le hizo ni un rasguño. Morgana volvio a dispararme pero entonces aparecio un tio embutido en un casco y otro drow con una guadaña de cristal, y atacaron al unisono, derribando a Morgana y al otro. Aproveché para recuperar a Reed y avisar por el galeon. Tengo la impresion de que este es un ataque muy descuidado....donde estan los centinelas?
"no preguntes, joder, mejor asi"
-Le dije al de la guadaña que pediria refuerzos. Quiza necesiten ayuda.
Le señalo con mi cabeza hacia el charco de sangre que vi antes, al final del callejon, saliendo de entre unos cubos de basura e impidiendo ver lo demas. Dudo unos instantes. Puede ser algun herido grave. Puede importarnos, o puede no hacerlo.
-Echa un vistazo ahi y nos largamos.
"soy un padre de mierda"
Me pasa desapercibido el hecho de que Sygdom y Ailanthus se reconozcan. Porque estoy demasiado entretenido rajándole la cara a Morgana. Mentiria si dijese que no disfruto de estos pequeños momentos de venganza, aunque solo sea una parte de mi ser la que lo goza. Me encanta ver aquella sangre tan roja sobre esa piel tan pálida...
Y la voz del desconocido drow me saca de mi ensimismamiento. Que si podemos darnos prisa. Asiento acompañando ese gesto de cabeza con un gruñido de aceptacion.
Voy a darme prisa, precisamente, cuando Morgana habla diciendo que si conoce a no se quien. No se a quien se refiere, pero poco importa porque la mujer es rapida, y no se queda atras en fuerza fisica respecto a mi. Aparta la mano de mi daga de su cuello, atravesandola con un afilado cuchillo que tambien atraviesa la piedra del suelo y me deja ahi la mano ensartada cual pincho moruno. Obviamente mis tendones no pueden seguir haciendo fuerza y la daga cae de mi mano, amen de que profiero un rasposo grito de dolor e indignacion. Pero sigo encima de la mujer, y tal como estoy, a puntisimo de darle un cabezazo en toda la nuca, cosa que no llego a hacer porque Ailanthus grita, y de pronto lo tengo apuntandome a la cabeza con su rara pistola. Y a Morgana amenazandola con la cuchilla
Ahora ya voy sin el casco y le puedo dedicar una mirada de incomprension total y absoluta. ¿Pero no era este el plan? ¿Por que no me deja matarla? ¿No es lo que queria? ¿Lo que queremos ambos? Ademas...acaba de dispararme muy cerca del pecho....y vuelve a apuntarme a la cabeza? Era mas sencillo de la otra manera!
Suelta que no va a dejar que me mate, pero si que me lleve a los campos. Espero que esté de broma. Prefiero morirme a eso.
-Pues vas a tener que matarme tu, porque no pienso volver a la prision aquella. -grita mi nombre y apellidos y yo me encojo un poco. Espero que esté de broma con eso que ha dicho. Lo espero sinceramente. Por eso quemé su carta y su promesa aquella de hacia demasiados años, como el decia.
Aunque lo que termina diciendome en drow tiene mucho mas sentido. Puede que si, que esa cabo valga mas muerta que viva. Aunque en esos momentos lo que mas deseo es rematarla, pensandolo bien, puede ser mas util e inteligente no hacerlo. O puede que sea una excusa para dejarla vivir? Niego con la cabeza repetidas veces, como si me estuviese costando decidirme. Tal como lo planteaba él, era incluso mas cruel, aunque eso no me importaba en este preciso instante. Entonces le pega una patada al cuchillo y ahogo un gruñido de dolor nuevamente, aunque mi mano queda libre. Ya llevo empapado de sangre el costado entero.
-Esta bien! Lo haremos a tu manera-le digo en extremo frustrado, levantandome de encima de Morgana. -Mas te vale estarte quieta, voy a desarmarte. Y nos la llevamos de aqui, antes de que lleguen mas.
Me pongo a la faena de rebuscarle por ahi cualquier arma que tuviese, o comunicador...mi intencion es dejarla limpia. Luego, habria que buscarle un medico. Porque si no tampoco es que fuese a durar mucho. Y yo sinceramente necesitaba otro. Momentos en los cuales echo de menos a mi curandero personal.
Y la voz del desconocido drow me saca de mi ensimismamiento. Que si podemos darnos prisa. Asiento acompañando ese gesto de cabeza con un gruñido de aceptacion.
Voy a darme prisa, precisamente, cuando Morgana habla diciendo que si conoce a no se quien. No se a quien se refiere, pero poco importa porque la mujer es rapida, y no se queda atras en fuerza fisica respecto a mi. Aparta la mano de mi daga de su cuello, atravesandola con un afilado cuchillo que tambien atraviesa la piedra del suelo y me deja ahi la mano ensartada cual pincho moruno. Obviamente mis tendones no pueden seguir haciendo fuerza y la daga cae de mi mano, amen de que profiero un rasposo grito de dolor e indignacion. Pero sigo encima de la mujer, y tal como estoy, a puntisimo de darle un cabezazo en toda la nuca, cosa que no llego a hacer porque Ailanthus grita, y de pronto lo tengo apuntandome a la cabeza con su rara pistola. Y a Morgana amenazandola con la cuchilla
Ahora ya voy sin el casco y le puedo dedicar una mirada de incomprension total y absoluta. ¿Pero no era este el plan? ¿Por que no me deja matarla? ¿No es lo que queria? ¿Lo que queremos ambos? Ademas...acaba de dispararme muy cerca del pecho....y vuelve a apuntarme a la cabeza? Era mas sencillo de la otra manera!
Suelta que no va a dejar que me mate, pero si que me lleve a los campos. Espero que esté de broma. Prefiero morirme a eso.
-Pues vas a tener que matarme tu, porque no pienso volver a la prision aquella. -grita mi nombre y apellidos y yo me encojo un poco. Espero que esté de broma con eso que ha dicho. Lo espero sinceramente. Por eso quemé su carta y su promesa aquella de hacia demasiados años, como el decia.
Aunque lo que termina diciendome en drow tiene mucho mas sentido. Puede que si, que esa cabo valga mas muerta que viva. Aunque en esos momentos lo que mas deseo es rematarla, pensandolo bien, puede ser mas util e inteligente no hacerlo. O puede que sea una excusa para dejarla vivir? Niego con la cabeza repetidas veces, como si me estuviese costando decidirme. Tal como lo planteaba él, era incluso mas cruel, aunque eso no me importaba en este preciso instante. Entonces le pega una patada al cuchillo y ahogo un gruñido de dolor nuevamente, aunque mi mano queda libre. Ya llevo empapado de sangre el costado entero.
-Esta bien! Lo haremos a tu manera-le digo en extremo frustrado, levantandome de encima de Morgana. -Mas te vale estarte quieta, voy a desarmarte. Y nos la llevamos de aqui, antes de que lleguen mas.
Me pongo a la faena de rebuscarle por ahi cualquier arma que tuviese, o comunicador...mi intencion es dejarla limpia. Luego, habria que buscarle un medico. Porque si no tampoco es que fuese a durar mucho. Y yo sinceramente necesitaba otro. Momentos en los cuales echo de menos a mi curandero personal.
Sygdom
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Que le sorprendiera a la rubiaca que me reconociera. Ailanthus aludió a una cifra estimada de cuando lo vi por primera vez, y yo tan plácido, sonreí casi con nostalgia. Al drow del casco ya sin casco no parecía hacerle especial ilusión lo de matarla rápido por el sonido que soltó. -Si, es mucho pedir, pero es que no nos sobra el tiempo...-
Justo pronunciaba esas palabras cuando recibí algo de lo más inesperado. Un golpe de persiana. Ailanthus se había recuperado y había vuelto a la carga. Desde el suelo y con un amago de dolor de costillas, no vi mucho. Súmale ser tuerto y tener una persiana encima. Se había puesto a echarle la bronca a ambos, cómo un energúmeno. Aturdido cómo estaba sólo llegué a pillar que debía tener un huerto y que Dyospiros -tal como lo llamó- prefería morir antes que ir al campo.
Poco a poco me fui incorporando. Los dos estaban amenazados... y el drow medio descalzo. Alcé la guadaña pues comprendía que nos había traicionado. O no. Pues ayudó al que era su hermano con el cuchillo. Los miré entre asustado y enternecido... -No sois el duo mas compenetrado del mundo...- Señalé. Dyospiros se había dispuesto a seguir su plan.
Dijo que nos la llevábamos por eso de que era una cabo... y... bueno. Era un pez gordo. Se puso a desarmarla aunque en ese punto dudaba que le quedara mucho más que uñas y dientes. Ailanthus parecía estar medio en shock. Cogí el casco del suelo y se lo dejé puesto. También le eché la capa por encima. Ni se movió. -Si se supone que tenemos que salir de aquí mejor sera que no te reconozcan- suspiré con sencillez -¡Lo que hay que hacer por acabar conversaciones! Os acompano un trecho.- Miré de nuevo al más bajo de ambos. Lucía un porte terrible y no tenía la mejor expresión...
No abrí la boca al respecto. Ya debía haber acabado de despojar a la soldado de sus armas. Me acerqué a ella y con escasos miramientos le golpeé la cabeza con el reverso de la guadaña, no buscando más que dejarla inconsciente. Me la cargué en el hombro y, cómo si intentara animar el ambiente, sonreí y pregunté un... ¿ Vamos?
Justo pronunciaba esas palabras cuando recibí algo de lo más inesperado. Un golpe de persiana. Ailanthus se había recuperado y había vuelto a la carga. Desde el suelo y con un amago de dolor de costillas, no vi mucho. Súmale ser tuerto y tener una persiana encima. Se había puesto a echarle la bronca a ambos, cómo un energúmeno. Aturdido cómo estaba sólo llegué a pillar que debía tener un huerto y que Dyospiros -tal como lo llamó- prefería morir antes que ir al campo.
Poco a poco me fui incorporando. Los dos estaban amenazados... y el drow medio descalzo. Alcé la guadaña pues comprendía que nos había traicionado. O no. Pues ayudó al que era su hermano con el cuchillo. Los miré entre asustado y enternecido... -No sois el duo mas compenetrado del mundo...- Señalé. Dyospiros se había dispuesto a seguir su plan.
Dijo que nos la llevábamos por eso de que era una cabo... y... bueno. Era un pez gordo. Se puso a desarmarla aunque en ese punto dudaba que le quedara mucho más que uñas y dientes. Ailanthus parecía estar medio en shock. Cogí el casco del suelo y se lo dejé puesto. También le eché la capa por encima. Ni se movió. -Si se supone que tenemos que salir de aquí mejor sera que no te reconozcan- suspiré con sencillez -¡Lo que hay que hacer por acabar conversaciones! Os acompano un trecho.- Miré de nuevo al más bajo de ambos. Lucía un porte terrible y no tenía la mejor expresión...
No abrí la boca al respecto. Ya debía haber acabado de despojar a la soldado de sus armas. Me acerqué a ella y con escasos miramientos le golpeé la cabeza con el reverso de la guadaña, no buscando más que dejarla inconsciente. Me la cargué en el hombro y, cómo si intentara animar el ambiente, sonreí y pregunté un... ¿ Vamos?
Demasiado rápido, demasiado rápido… ¿Me había precipitado? ¿Había tomado la decisión correcta? No lo sabía. Mi acción, desde luego, había sido muy tensa. Tal y como amenazaba a ambos había notado que Dyos… Parecía confundido. ¿Tal vez asustado? ¿Como si no esperara una traición de mi parte? No podía devolverle una mirada firme. Yo también tenía miedo, en el fondo. Mucho miedo. Y trataba de buscar, tal vez,su aprobación. Como si le preguntara con la mirad si estaba haciendo lo adecuado. Con mucha firmeza dijo que prefería la muerte a los campos. -Ngh.- Gruñí. No era adecuado responderle.
E incluso parecía… ¿Asustarse? Por mis gritos. Me flojeaba el pulso. No lo hizo al retirar el condenado cuchillo de una vez por todas. Esperaba que entendiera mis motivos. Esperaba que tuviera algo de paciencia. Finalmente, emitió un sonido -una frase bastante a mal humor- afirmando que lo haríamos “a mi manera”. Me retiré un poco, no sin dejar de vigilar a Morgana. Que nos la llevábamos de ahí… -Es lo correcto.- Mascullé con mucho desánimo, mirando de reojo al ya incorporado no-muerto. Aunque yo eso no lo sabía. Decía que no éramos el mejor dúo. -Cállate.
Ya estaba yo bien de pie. Observando como le iba quitando todo lo que pudiera ser peligroso para nosotros. Entonces, Sygdom me embutió en un casco y me echó una capa. Para disimular. No tenía mala intención, pero seguía teniendo un chip en la nuca. Nos serviría mientras estuviéramos en China Town, pero en cuanto saliéramos, no dudaba que enviaran alguna cosa a perseguirme. No sabían si había sido yo secuestrado o si me había decidido ir por mi propio pie. O eso esperaba. Si no, podía prepararme para las descargas.
Sygdom asestó un último golpe a Morgana para dejarla inconsciente, cargándosela como si no pesara mucho. “Vamos”, decía. ¿A dónde? Los miré una vez más. Tenía una sensación extraña encima… -... Vamos, sé un sitio.- Susurré, nuevamente, sin acabar de comprender la situación. Aún estaba intentando procesar todo aquello. ¿Cómo me había metido en aquel asunto? ¿Ya estaba, había acabado todo? ¿Ya no era el segundo capitán de la Alianza Humana? ¿Era, en teoría, un ser libre? Nada sabía a eso. No tenía ni la más mínima sensación de victoria dentro de mi. Ningún sentimiento reconfortante. Solo… Una especie de vacío.
Empecé a caminar mientras intentaba procesar todo aquello, sin apartar la mano de la pistola. La cosa es, si aparecía algún soldado, no podría dispararle con ella. Quizás me daban más miedo los otros dos… Me giré de nuevo. Aunque Sygdom no lucía peor que como venía ya de antes de la pelea, Dyospiros estaba, en resumen, muy hecho polvo. Todo ensangrentado por culpa del disparo y del golpe en la mano. Aquella visión casi que me heló la sangre. Abandoné finalmente mi aislamiento, aparté las dudas del medio y me acerqué a él como quien se acerca a un desconocido: Con precaución. Mucha duda.
-Oye, lo siento…- ¿Por el disparo? ¿Haber desconfiado de él? -No vas a aguantar mucho así.- Dicté, con tono serio, sin admitir una pizca de réplica. Lo suavicé para mi siguiente frase. -¿Te… ayudo?- “A caminar”. Ya se entendía. Fuera cual fuera su respuesta seguimos el viaje. A la tienda de Cadence, oculta y en un lugar bastante inaccesible si uno no sabía qué andaba buscando. No fue especialmente difícil esconderse entre toda la confusión de las calles. Aún la gente iba arriba y abajo. Pero con caras cansadas.
Ahí estaba la vieja, con su vieja también ave, que picoteaba unos huesecillos como quien come pipas. Tenía el plumaje rojizo de los adultos y desde luego abultaba mucho más que Sybil. Me quité el casco y saludé a la dueña, que hacía cara sorprendida. -Te tengo que poner al día, Cadence. Pero en otro momento. Dyospiros, busca asiento. Voy a intentar hacer algo… Syg, deja a Morgana por ahí.- Ella comprendió rápidamente el problema y fue a buscar a la trastienda alguna cosa para poder atenderles.
Se me fueron los ojos por la tienda de nuevo. Su luz era escasa -y era algo que agradecía- por la falta de ventanas. Las velas eran casi lo único que iluminaban toda la sala, excepto por una hoguera cerca del mostrador. El local era más grande de lo que parecía pero el desorden, la acumulación de objetos, montones de cajas y cofres mal puestos, le daban un matiz claustrofóbico y laberíntico. Era lo que cualquiera podría esperarse de un lugar como tal: Parecía la guarida de una bruja alquimista.
Los estantes estaban llenos de productos de todo tipo, ya fueran colgajos con supuestas cualidades mágicas, pociones y remedios caseros, hierbajos, especias e ingredientes de todo tipo o incluso frascos con animalillos y ojos flotando. Si todo aquello funcionaba ya es algo secundario: Dudaba que siquiera Cadence lo supiera. Algo de lo más llamativo en la tienda era la cantidad de animales que mantenía. Una jaula llena de palomas y toda una fauna variada que corría por la tienda como si fuera su casa. Solía explicar la anciana que era para tener ingredientes a mano. “¿Tu sabes lo difícil que es conseguir boñiga de murciélago, moreno?” Me decía y repetía. Pero en el fondo sabía que era por su simple gusto por las bestias. Gwyneth era su favorita pero eso no quitaba que hubiera casi de todo por allí. Un par de gatos, algún que otro lagarto, más avecillas sueltas… Que no raramente me daban algún susto. El cuervo de la otra vez no había aparecido, pero si el gato pequeño, ya hecho todo un buen mozo.
Mientras esperábamos a que volviera, me senté al lado de mi hermano (que raro me sonaba) y me quité el casco. Yo lucía las mismas ojeras de siempre y el rostro muy cansado. Pero por primera vez en mucho tiempo me sorprendí a mi mismo con una pequeña, minúscula sonrisa.
-... Oye, Dyos. Gracias.- Le dije, casi tímidamente.
E incluso parecía… ¿Asustarse? Por mis gritos. Me flojeaba el pulso. No lo hizo al retirar el condenado cuchillo de una vez por todas. Esperaba que entendiera mis motivos. Esperaba que tuviera algo de paciencia. Finalmente, emitió un sonido -una frase bastante a mal humor- afirmando que lo haríamos “a mi manera”. Me retiré un poco, no sin dejar de vigilar a Morgana. Que nos la llevábamos de ahí… -Es lo correcto.- Mascullé con mucho desánimo, mirando de reojo al ya incorporado no-muerto. Aunque yo eso no lo sabía. Decía que no éramos el mejor dúo. -Cállate.
Ya estaba yo bien de pie. Observando como le iba quitando todo lo que pudiera ser peligroso para nosotros. Entonces, Sygdom me embutió en un casco y me echó una capa. Para disimular. No tenía mala intención, pero seguía teniendo un chip en la nuca. Nos serviría mientras estuviéramos en China Town, pero en cuanto saliéramos, no dudaba que enviaran alguna cosa a perseguirme. No sabían si había sido yo secuestrado o si me había decidido ir por mi propio pie. O eso esperaba. Si no, podía prepararme para las descargas.
Sygdom asestó un último golpe a Morgana para dejarla inconsciente, cargándosela como si no pesara mucho. “Vamos”, decía. ¿A dónde? Los miré una vez más. Tenía una sensación extraña encima… -... Vamos, sé un sitio.- Susurré, nuevamente, sin acabar de comprender la situación. Aún estaba intentando procesar todo aquello. ¿Cómo me había metido en aquel asunto? ¿Ya estaba, había acabado todo? ¿Ya no era el segundo capitán de la Alianza Humana? ¿Era, en teoría, un ser libre? Nada sabía a eso. No tenía ni la más mínima sensación de victoria dentro de mi. Ningún sentimiento reconfortante. Solo… Una especie de vacío.
Empecé a caminar mientras intentaba procesar todo aquello, sin apartar la mano de la pistola. La cosa es, si aparecía algún soldado, no podría dispararle con ella. Quizás me daban más miedo los otros dos… Me giré de nuevo. Aunque Sygdom no lucía peor que como venía ya de antes de la pelea, Dyospiros estaba, en resumen, muy hecho polvo. Todo ensangrentado por culpa del disparo y del golpe en la mano. Aquella visión casi que me heló la sangre. Abandoné finalmente mi aislamiento, aparté las dudas del medio y me acerqué a él como quien se acerca a un desconocido: Con precaución. Mucha duda.
-Oye, lo siento…- ¿Por el disparo? ¿Haber desconfiado de él? -No vas a aguantar mucho así.- Dicté, con tono serio, sin admitir una pizca de réplica. Lo suavicé para mi siguiente frase. -¿Te… ayudo?- “A caminar”. Ya se entendía. Fuera cual fuera su respuesta seguimos el viaje. A la tienda de Cadence, oculta y en un lugar bastante inaccesible si uno no sabía qué andaba buscando. No fue especialmente difícil esconderse entre toda la confusión de las calles. Aún la gente iba arriba y abajo. Pero con caras cansadas.
Ahí estaba la vieja, con su vieja también ave, que picoteaba unos huesecillos como quien come pipas. Tenía el plumaje rojizo de los adultos y desde luego abultaba mucho más que Sybil. Me quité el casco y saludé a la dueña, que hacía cara sorprendida. -Te tengo que poner al día, Cadence. Pero en otro momento. Dyospiros, busca asiento. Voy a intentar hacer algo… Syg, deja a Morgana por ahí.- Ella comprendió rápidamente el problema y fue a buscar a la trastienda alguna cosa para poder atenderles.
Se me fueron los ojos por la tienda de nuevo. Su luz era escasa -y era algo que agradecía- por la falta de ventanas. Las velas eran casi lo único que iluminaban toda la sala, excepto por una hoguera cerca del mostrador. El local era más grande de lo que parecía pero el desorden, la acumulación de objetos, montones de cajas y cofres mal puestos, le daban un matiz claustrofóbico y laberíntico. Era lo que cualquiera podría esperarse de un lugar como tal: Parecía la guarida de una bruja alquimista.
Los estantes estaban llenos de productos de todo tipo, ya fueran colgajos con supuestas cualidades mágicas, pociones y remedios caseros, hierbajos, especias e ingredientes de todo tipo o incluso frascos con animalillos y ojos flotando. Si todo aquello funcionaba ya es algo secundario: Dudaba que siquiera Cadence lo supiera. Algo de lo más llamativo en la tienda era la cantidad de animales que mantenía. Una jaula llena de palomas y toda una fauna variada que corría por la tienda como si fuera su casa. Solía explicar la anciana que era para tener ingredientes a mano. “¿Tu sabes lo difícil que es conseguir boñiga de murciélago, moreno?” Me decía y repetía. Pero en el fondo sabía que era por su simple gusto por las bestias. Gwyneth era su favorita pero eso no quitaba que hubiera casi de todo por allí. Un par de gatos, algún que otro lagarto, más avecillas sueltas… Que no raramente me daban algún susto. El cuervo de la otra vez no había aparecido, pero si el gato pequeño, ya hecho todo un buen mozo.
Mientras esperábamos a que volviera, me senté al lado de mi hermano (que raro me sonaba) y me quité el casco. Yo lucía las mismas ojeras de siempre y el rostro muy cansado. Pero por primera vez en mucho tiempo me sorprendí a mi mismo con una pequeña, minúscula sonrisa.
-... Oye, Dyos. Gracias.- Le dije, casi tímidamente.
El saludo de Thalos en su tono borde habitual me da algunas pistas de que no está demasiado mal, aunque sí debe estar bastante acojonado por haberse visto envuelto en una pelea con el crío de por medio. Normal, yo también lo estaría. Una cosa es exponernos nosotros la peligro, otra muy diferente que haya gente en medio que sea muy vulnerable. - ¿Todo este jaleo por dos soldados? - cuestiono algo extrañado lo que me va contando, pensando en otra opción. - Tal vez estén ocultos, modo redada...yo qué sé. Lo mejor es largarse ya, no vamos a quedarnos aquí a hacer el gilipollas, no con él, ni contigo sin poder ni caminar. - sería una estupidez hacerlo, así que si he de volver ya lo haré luego, hay prioridades ahora mismo. Otra vez el nombre de la puñetera Morgana, la misma que nos dio problemas en el asalto a la base de la Alianza. Así que había sobrevivido al ataque...bicho malo nunca muere. ´
- Ya, si te la hubieses cargado aquel día tendríamos un problema menos. No te voy a negar que yo también pienso así...es mejor no arriesgarse. Lo malo es que siempre vienen otros peores incluso para sustituirles. - hace algunos años hubiese dudado más, a día de hoy todas esas dudas han ido desapareciendo a base de malas experiencias. - Aunque por otro lado...- me viene a la memoria una frase que leí una vez, una que tiene bastante significado ahora, esté errada o no. - Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos...- me quedo en silencio un par de segundos después de remememorarla, aunque dudo que en este caso vaya a servirnos de algo. No digo nada más al respecto, no vaya a ser que nos asalten también los del copyright. Lo que me dice del elfo negrata soldado hace que sepa inmediatamente quién es el individuo, no hay muchos más elfos negratas. - Menudo cabrón. Son unos putos cobardes, coger a un chiquillo para amenazar. - de todos modos dice que no le hizo daño, pero es que de primeras no debería ni haber participado en eso. Luego me habla de un drow con guadaña y de uno con casco, sin dar muchos datos más.
- Pues además de tu mensaje había otro, del drow que se sumó a nosotros en el ataque a los campos. Precisamente hermano del drow soldado...él mismo me confirmó la información de los periódicos. - pero él no tenía ninguna guadaña, que yo sepa, aunque no descarto que esté también por aquí pululando. Me levanto del suelo para ir a cumplir con la petición de Thalos, echando un vistazo al fondo del callejón. Conforme me voy acercando puedo ver una figura pequeña en un charco de sangre, comprobando que se trata de un niño de rasgos un tanto reptilianos. Automáticamente asocio este cruel asesinato con los soldados, pues es un tiro en la cabeza. No hay posibilidad de que esté vivo, nada se puede hacer ya por ayudar. Aprieto los puños con rabia e impotencia, pero no digo ni una palabra. El hijo de Thalos ha tenido suerte, podría haber sido él. - Demasiado tarde, Thalos, demasiado tarde...- me doy media vuelta para volver hacia ambos, si el niño tenía familia por aquí probablemente lo estarán buscando. Saco mientras la moneda de Dyospiros, avisando de que he hecho una primera visita a China Town pero no lo he visto, que si necesita ayuda para huir. Cuando llego a la altura de los Draven vuelvo a agacharme junto a ellos, poniendo una mano en el hombro de Thalos y otra en el de Reed, desapareciéndonos de allí los tres.
- Ya, si te la hubieses cargado aquel día tendríamos un problema menos. No te voy a negar que yo también pienso así...es mejor no arriesgarse. Lo malo es que siempre vienen otros peores incluso para sustituirles. - hace algunos años hubiese dudado más, a día de hoy todas esas dudas han ido desapareciendo a base de malas experiencias. - Aunque por otro lado...- me viene a la memoria una frase que leí una vez, una que tiene bastante significado ahora, esté errada o no. - Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos...- me quedo en silencio un par de segundos después de remememorarla, aunque dudo que en este caso vaya a servirnos de algo. No digo nada más al respecto, no vaya a ser que nos asalten también los del copyright. Lo que me dice del elfo negrata soldado hace que sepa inmediatamente quién es el individuo, no hay muchos más elfos negratas. - Menudo cabrón. Son unos putos cobardes, coger a un chiquillo para amenazar. - de todos modos dice que no le hizo daño, pero es que de primeras no debería ni haber participado en eso. Luego me habla de un drow con guadaña y de uno con casco, sin dar muchos datos más.
- Pues además de tu mensaje había otro, del drow que se sumó a nosotros en el ataque a los campos. Precisamente hermano del drow soldado...él mismo me confirmó la información de los periódicos. - pero él no tenía ninguna guadaña, que yo sepa, aunque no descarto que esté también por aquí pululando. Me levanto del suelo para ir a cumplir con la petición de Thalos, echando un vistazo al fondo del callejón. Conforme me voy acercando puedo ver una figura pequeña en un charco de sangre, comprobando que se trata de un niño de rasgos un tanto reptilianos. Automáticamente asocio este cruel asesinato con los soldados, pues es un tiro en la cabeza. No hay posibilidad de que esté vivo, nada se puede hacer ya por ayudar. Aprieto los puños con rabia e impotencia, pero no digo ni una palabra. El hijo de Thalos ha tenido suerte, podría haber sido él. - Demasiado tarde, Thalos, demasiado tarde...- me doy media vuelta para volver hacia ambos, si el niño tenía familia por aquí probablemente lo estarán buscando. Saco mientras la moneda de Dyospiros, avisando de que he hecho una primera visita a China Town pero no lo he visto, que si necesita ayuda para huir. Cuando llego a la altura de los Draven vuelvo a agacharme junto a ellos, poniendo una mano en el hombro de Thalos y otra en el de Reed, desapareciéndonos de allí los tres.
Termino de rebuscarle a morgana y de dejarle por ahi tirados comunicadores pistolas dagas o demas. Sygdom hace su trabajo, dejandola inconsciente .Bien. Asi no se revolverá. Tambien dice que no somos el duo mas compenetrado del mundo.
-No me digas? - le digo mirandolo con una sonrisa muy a lo nicholas cage, aunque yo no sepa quien es nicholas cage, pero vosotros asi os haceis a la idea.
Sygdom carga a Morgana, y menos mal. Porque yo me pongo en pie y me tambaleo un poco, habiendo perdido mas sangre de la que me gustaria admitir. Miro a la mujer de reojo, con odio. Si despues de tanto quebradero de cabeza, despues de todo, ella se acaba muriendo antes por mi ataque al pecho, entonces, me cagaré en todo, sinceramente. Porque solo habra servido para ponernos en peligro y arriesgarnos.
Asiento a que el drow de aspecto zombie-muerto nos acompañe, ademas, sigo pensando que debo hablar con el. Sin duda.... Pero eso ahora ocupa poco espacio en mi cabeza. Lo que la ocupaba era huir de ahi y encontrar asistencia medica o algo. Tras el vamos de Sygdom sigue un raro silencio y unas indicaciones de Ailanthus. Lo miro con dudas, con la mirada algo dolida todavia. Pero he dicho que lo hariamos a su manera...
"último voto de confianza..."
Ademas mientras el llevase el chip era localizable, y no tardarian mucho en darse cuenta de lo ocurrido. Pero...si la cosa tenia exito...no, muy pronto para pensar aun en aquello. Recogi mis armas tiradas por los suelos, las envaine y comence a andar tras ellos, a un ritmo algo mas lento, siguiendolos. Aunque en cierto punto Ailanthus se detiene y se pone a mi altura.
Me dice que lo siente, y le gruño una vez.
"podria estar muerto, joder, unos centimetros mas a un lado y estaria peor que esta tal Morgana. Esa pistola es mas jodida que mis espadas..."
Luego me dice que si me ayuda, y lo miro con cara de que preferiria ahogarme en mi sangre antes que aceptar su ayuda en este momento, y veo ese careto mio reflejado en el cristal del casco que Sygdom le habia puesto. Puto arisco como yo solo. Me pongo erguido y comienzo a caminar mas rapido, como indicandole que puedo hacerlo yo solo perfectamente. Igual es porque acaba de pegarme un tiro y aun estoy en plan rencoroso, o igual es porque me gusta demostrar que soy capaz de hacer las cosa solo delante de él. No sé.
Entramos a una tienda, bastante oscura y abarrotada, y saludo a la vieja que regentaba aquel lugar. Yo mire a la anciana con ojos cansados, pero un brillo igualmente arisco, porque era una desconocida...y me habian metido a territorio desconocido.No le dije nada a la mujer. Pero me senté en una silla y miré a Sygdom. El enemigo de Yden. Y por tanto amigo de Vor. Y por tanto, amigo mio. A esos razonamientos llegaba yo rapidamente, o quiza era la falta de sangre que comenzaba a afectarme.
Ailanthus se sienta entonces a mi lado quitandose el casco, y levanto la mirada hacia el. La tengo algo nublada, y me parece entender que me dice gracias. Yo sigo jodidamente confuso. Creo que está de mi lado, pero...
- No me lo has pedido pero.... Te perdono...porque quiero creer que no me has reconocido con el casco... -le digo señalandome la herida del hombro. Por fortuna el abrigo rojo disimula muy bien la sangre. -¿Gracias por qué? -encojo mis hombros, un poco a la desesperada, viendo que él sonríe. -Deberias hacer una nueva promesa, la vieja no sirve. Ademas la quemé. Y creo que no me parezco al ideal de aquella carta.
Miro a Morgana de reojo, preguntandome si lograremos que sobreviva. Si, es cierto, podia ser tremendamente util, aquella mujer.
-No es cierto lo que le has dicho a ella, verdad?- cierro los ojos, mareado. Ese sitio, al menos, era tranquilo. Tanto que crei que hasta podia echarme una siesta en ese preciso instante.
-No me digas? - le digo mirandolo con una sonrisa muy a lo nicholas cage, aunque yo no sepa quien es nicholas cage, pero vosotros asi os haceis a la idea.
Sygdom carga a Morgana, y menos mal. Porque yo me pongo en pie y me tambaleo un poco, habiendo perdido mas sangre de la que me gustaria admitir. Miro a la mujer de reojo, con odio. Si despues de tanto quebradero de cabeza, despues de todo, ella se acaba muriendo antes por mi ataque al pecho, entonces, me cagaré en todo, sinceramente. Porque solo habra servido para ponernos en peligro y arriesgarnos.
Asiento a que el drow de aspecto zombie-muerto nos acompañe, ademas, sigo pensando que debo hablar con el. Sin duda.... Pero eso ahora ocupa poco espacio en mi cabeza. Lo que la ocupaba era huir de ahi y encontrar asistencia medica o algo. Tras el vamos de Sygdom sigue un raro silencio y unas indicaciones de Ailanthus. Lo miro con dudas, con la mirada algo dolida todavia. Pero he dicho que lo hariamos a su manera...
"último voto de confianza..."
Ademas mientras el llevase el chip era localizable, y no tardarian mucho en darse cuenta de lo ocurrido. Pero...si la cosa tenia exito...no, muy pronto para pensar aun en aquello. Recogi mis armas tiradas por los suelos, las envaine y comence a andar tras ellos, a un ritmo algo mas lento, siguiendolos. Aunque en cierto punto Ailanthus se detiene y se pone a mi altura.
Me dice que lo siente, y le gruño una vez.
"podria estar muerto, joder, unos centimetros mas a un lado y estaria peor que esta tal Morgana. Esa pistola es mas jodida que mis espadas..."
Luego me dice que si me ayuda, y lo miro con cara de que preferiria ahogarme en mi sangre antes que aceptar su ayuda en este momento, y veo ese careto mio reflejado en el cristal del casco que Sygdom le habia puesto. Puto arisco como yo solo. Me pongo erguido y comienzo a caminar mas rapido, como indicandole que puedo hacerlo yo solo perfectamente. Igual es porque acaba de pegarme un tiro y aun estoy en plan rencoroso, o igual es porque me gusta demostrar que soy capaz de hacer las cosa solo delante de él. No sé.
Entramos a una tienda, bastante oscura y abarrotada, y saludo a la vieja que regentaba aquel lugar. Yo mire a la anciana con ojos cansados, pero un brillo igualmente arisco, porque era una desconocida...y me habian metido a territorio desconocido.No le dije nada a la mujer. Pero me senté en una silla y miré a Sygdom. El enemigo de Yden. Y por tanto amigo de Vor. Y por tanto, amigo mio. A esos razonamientos llegaba yo rapidamente, o quiza era la falta de sangre que comenzaba a afectarme.
Ailanthus se sienta entonces a mi lado quitandose el casco, y levanto la mirada hacia el. La tengo algo nublada, y me parece entender que me dice gracias. Yo sigo jodidamente confuso. Creo que está de mi lado, pero...
- No me lo has pedido pero.... Te perdono...porque quiero creer que no me has reconocido con el casco... -le digo señalandome la herida del hombro. Por fortuna el abrigo rojo disimula muy bien la sangre. -¿Gracias por qué? -encojo mis hombros, un poco a la desesperada, viendo que él sonríe. -Deberias hacer una nueva promesa, la vieja no sirve. Ademas la quemé. Y creo que no me parezco al ideal de aquella carta.
Miro a Morgana de reojo, preguntandome si lograremos que sobreviva. Si, es cierto, podia ser tremendamente util, aquella mujer.
-No es cierto lo que le has dicho a ella, verdad?- cierro los ojos, mareado. Ese sitio, al menos, era tranquilo. Tanto que crei que hasta podia echarme una siesta en ese preciso instante.
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