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Si tienes un anuncio, aparte de rolear que lo cuelgas aquí, envía un mp a Admin con el contenido de dicho anuncio para que editemos y aparezca aquí. Cuando encuentres lo que andabas buscando, ¡mandanos otro mp o avisanos para que retiremos el anuncio y no se acumulen papeles en el tablon!
Se busca técnico para misión peligrosa. La recompensa será todo aquello que el interesado pueda conseguir.
Preguntar por Rose.
Septiembre 2037
Se buscan mercenarios para diferentes labores, tales como defensa, infiltración, espionaje y realización de nuevos contactos y redes. Se pide discreción. Buen pago, tanto en dinero como en objetos. Se ofrecen también los servicios de un alquimista, desarrollador mágico y con conocimientos que fusionan el uso de la magia y la tecnología. Trabajo para cualquier bando que lo solicite. Los honorarios han de ser de acuerdo al trabajo realizado.
Interesados, para cualquiera de las dos propuestas, contactar aquí con T.G.S© HARDROCK
"Se buscan mercenarios/cazarrecompensas para mision de búsqueda y captura. Pagamos bien. Basta con que no te caigan bien los soldados del ejército."
Preguntad por Rybar Dvorak© HARDROCK
Oscura taberna que tuvo renombre en el pasado por ser un local al más puro estilo rockero. A día de hoy se ha transformado hasta convertirse en una taberna en la que se tratan asuntos turbios. Trapicheos, encargos, mercado negro, recompensas por búsqueda y captura. Los mercenarios suelen acudir aquí en busca de encargos y misiones, el sitio de encuentro para aquellos que se venden al mejor postor y para aquellos que desean encontrarlos. Se valora la discreción, ya que éste es un lugar perfecto para hacer una redada.
Para conocer las misiones y búsquedas de personal existe un tablón de madera colgado al fondo de la taberna, para aquellos que quieran dejar un encargo o cogerlo.
Para conocer las misiones y búsquedas de personal existe un tablón de madera colgado al fondo de la taberna, para aquellos que quieran dejar un encargo o cogerlo.
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ANUNCIOS COLGADOS EN EL TABLÓN
Septiembre 2037
Se busca técnico para misión peligrosa. La recompensa será todo aquello que el interesado pueda conseguir.
Preguntar por Rose.
Septiembre 2037
Se buscan mercenarios para diferentes labores, tales como defensa, infiltración, espionaje y realización de nuevos contactos y redes. Se pide discreción. Buen pago, tanto en dinero como en objetos. Se ofrecen también los servicios de un alquimista, desarrollador mágico y con conocimientos que fusionan el uso de la magia y la tecnología. Trabajo para cualquier bando que lo solicite. Los honorarios han de ser de acuerdo al trabajo realizado.
Interesados, para cualquiera de las dos propuestas, contactar aquí con T.G.S
Septiembre 2037
"Se buscan mercenarios/cazarrecompensas para mision de búsqueda y captura. Pagamos bien. Basta con que no te caigan bien los soldados del ejército."
Preguntad por Rybar Dvorak
Lo escuché como quien me habla de unicornios. No, unicornios no, es normal en el mundo de las setas mágico. Como quien habla de cerdos v… No, tampoco. Como hablar de… ¿Enanos altos? ¿Por qué tenía la sensación de que incluso eso debía existir? Pero tras pensar un poco, caí en algo. -Ahora que mencionas… Algo he sentir, yo, sobre eso. Comparan esto con la guerra esta. Bombas… ¿Nucelares? Me suena… Algo aterrador…- Hablaba como a tientas, sin estar seguro de ni media palabra.
Concordó conmigo con que habían humanos decentes. Yo me rasqué un poco la nuca, mencionando en voz baja lo siguiente. Si era tan buenazo no le parecería bien mi… forma de ver el mundo. -Pero sus intereses chocan con los nuestros. No hay diferencia entre esos y los verdaderamente malos en el momento de la verdad.- Yo iba a defender, si debía, lo que más valoraba. Por encima del resto. Era imposible salir de aquello sin cortar unos pocos pescuezos. -No odio a un humano por ser humano. Pero si que odio a alguien de Alianza por ser de Alianza.- Y por ese mismo motivos, toda la Alianza era mi enemiga, directamente. Sin capacidad de hablar de vuelta.
Me convenció -me dio ánimos- en mi voluntad, en mi objetivo. Yo sonreí un tanto animoso como moviendo las piernas, no parecía él muy dado a señalar los dientes como anomalía. Aunque bueno, si era conocido del lagarto de los cuernos explicaba mucho. Él me dijo que los ingleses… no estaban locos. Me rasqué la barbilla y fruncí el ceño, muy apunto para protestar respecto a eso. Entonces me di cuenta que llevaba razón. Todos los extranjeros que había conocido estaban un poco como las putas cabras. Uno emborrachando menores, el otro ganándose el cariño de un drow gracias a un bocata con fórmula secreta, y mejor no hablemos de los paisanos… Y ahora tenía a ese, usando una capa de falda.
-Más serios. Más matarlo todo. no me gusta. Algún día quiero ir a Rusia. Me dijo uno de ir a Rusia, una vez. Quiero un lugar donde todos son extranjeros, todos están locos, y me entienden. Si, definitivamente…- Fruncí el ceño, rebuscando en mi bolsa solo para comprobar si la botella seguía ahí. Nuevamente me sentí tentado de darle un trago… Pero ya había sido suficiente. Uno de vino, aquel “café” (que yo no sabía qué lo componía)... Además, debía llegar intacta. Sin abrir.
Él me llamó la atención cuanto no me negó que pudiera haber sido él. Se llevó una mano al pecho y yo lo contemplé. ¿No le habían pegado un corte ahí? Si, definitivamente… Le alarmaba mucho que hubiera mencionado la palabra bocado, explicándome que aquello era… ¡Contagioso! ¡Aquella cosa, una enfermedad! Me llevé la mano a la boca. ¡Morir por fiebre! No, no tenía buena pinta, siempre me daba la sensación de que le faltaba un poco de alegría en la cara. Pero eh… Si eso había permanecido desde el primer momento que lo conocí, eso significaba que… No, fiebre no tenía. Y no se había transformado en hombre lobo. No que yo supiera.
-... Quizás no fue bocado. Zarpazo… Le vi… Te vi acercar mucho la cabeza. Aunque tal vez fue un cabezazo… ¡Cómo puedo ser desastre! No le miré bien la herida. Curé, noche, y curé.- Y quizás por eso pudo pillar una infección cualquiera o ves tu a saber qué. -Era de noche, estaba un poco… Más allá que aquí…- Quizás lo interpretara como una borrachera que me hubiera picado una draraña. Era lo más probable. -¡No se veía nada! Poca luz, poca luz- Vor, ¿ERES IMBÉCIL? ¿POCA LUZ? ¡Eres un PUTO DROW! ¿No se te ocurrió mejor excusa?
Suerte que para muchos es como si mi raza saliera de una cueva a muchos kilómetros de distancia de donde estabas ahora mismo. Oh, bueno. Eso también. Entonces algo me pilló muy, muy de imprevisto. Pegué un poco de salto en la silla, definitivamente más despierto que antes. -¿¡QU-QUÉ!? ¡Gustarme! N-No, no… que va…- Hice entrechocar mis dedos encima del regazo con una fuerza que, de no haber llevado guantes, me habría acabado haciendo algún arañazo serio. -B-Bueno, a ver… Es que… Ya lo viste, él es hombre, yo… también y claro, no… No poder gustarme, ¿Eh? No, no…- Me llevé las manos al pecho para demostrar que no tenía tetas, dándome un par de golpecitos. Algunos a veces me confundían.
-Además, es como… M-Muy gruñón y… Y bueno, como que… eso, necesita ayuda, está algo colgado, pero, pero…- Miré al suelo, luego alrededor buscando por TERCERA vez alguna cosa y luego miré muy tímidamente a Lykaios. Su vestimenta no ayudaba mucho. -... Pero se le pilla cariño, ¿Eh? Yo no lo critíco, es… Es solo que…- Debía parecer un adolescente hablando de amores. Bueno, lo era. Estaba nuevamente rojo, rojo de una manera que mi raza no conocía. -... S-Sí, vaya. Si. Me gusta. Pero… N-no importa, vaya… Creo… Soy muy joven para eso, ¿No? Pero si, si... ¡Si!- No, Vor. Eras un puto adolescente con las hormonas de parranda. No eras joven. Estabas en la edad perfecta para eso. Intenté cambiar de tema. Pero se quedó en intento, vaya que si. -¿¡Le has visto la piel!? ¡Tan oscura, con ese tinte ónice, tersa! De lo mejorcito, incluso en mi raza. No es normal, ¡No es normal! Me gustaría poder llevarlo algún día… A jugar juegos de mesa, el parchís… ¿Ese era donde comías oca porque es lo que toca? Es que ya sabes, ese juego, tiene unas piezas bonitas. Caballos, y haces hoteles. Me encantan los juegos de cartas. Es gran bien.
Concordó conmigo con que habían humanos decentes. Yo me rasqué un poco la nuca, mencionando en voz baja lo siguiente. Si era tan buenazo no le parecería bien mi… forma de ver el mundo. -Pero sus intereses chocan con los nuestros. No hay diferencia entre esos y los verdaderamente malos en el momento de la verdad.- Yo iba a defender, si debía, lo que más valoraba. Por encima del resto. Era imposible salir de aquello sin cortar unos pocos pescuezos. -No odio a un humano por ser humano. Pero si que odio a alguien de Alianza por ser de Alianza.- Y por ese mismo motivos, toda la Alianza era mi enemiga, directamente. Sin capacidad de hablar de vuelta.
Me convenció -me dio ánimos- en mi voluntad, en mi objetivo. Yo sonreí un tanto animoso como moviendo las piernas, no parecía él muy dado a señalar los dientes como anomalía. Aunque bueno, si era conocido del lagarto de los cuernos explicaba mucho. Él me dijo que los ingleses… no estaban locos. Me rasqué la barbilla y fruncí el ceño, muy apunto para protestar respecto a eso. Entonces me di cuenta que llevaba razón. Todos los extranjeros que había conocido estaban un poco como las putas cabras. Uno emborrachando menores, el otro ganándose el cariño de un drow gracias a un bocata con fórmula secreta, y mejor no hablemos de los paisanos… Y ahora tenía a ese, usando una capa de falda.
-Más serios. Más matarlo todo. no me gusta. Algún día quiero ir a Rusia. Me dijo uno de ir a Rusia, una vez. Quiero un lugar donde todos son extranjeros, todos están locos, y me entienden. Si, definitivamente…- Fruncí el ceño, rebuscando en mi bolsa solo para comprobar si la botella seguía ahí. Nuevamente me sentí tentado de darle un trago… Pero ya había sido suficiente. Uno de vino, aquel “café” (que yo no sabía qué lo componía)... Además, debía llegar intacta. Sin abrir.
Él me llamó la atención cuanto no me negó que pudiera haber sido él. Se llevó una mano al pecho y yo lo contemplé. ¿No le habían pegado un corte ahí? Si, definitivamente… Le alarmaba mucho que hubiera mencionado la palabra bocado, explicándome que aquello era… ¡Contagioso! ¡Aquella cosa, una enfermedad! Me llevé la mano a la boca. ¡Morir por fiebre! No, no tenía buena pinta, siempre me daba la sensación de que le faltaba un poco de alegría en la cara. Pero eh… Si eso había permanecido desde el primer momento que lo conocí, eso significaba que… No, fiebre no tenía. Y no se había transformado en hombre lobo. No que yo supiera.
-... Quizás no fue bocado. Zarpazo… Le vi… Te vi acercar mucho la cabeza. Aunque tal vez fue un cabezazo… ¡Cómo puedo ser desastre! No le miré bien la herida. Curé, noche, y curé.- Y quizás por eso pudo pillar una infección cualquiera o ves tu a saber qué. -Era de noche, estaba un poco… Más allá que aquí…- Quizás lo interpretara como una borrachera que me hubiera picado una draraña. Era lo más probable. -¡No se veía nada! Poca luz, poca luz- Vor, ¿ERES IMBÉCIL? ¿POCA LUZ? ¡Eres un PUTO DROW! ¿No se te ocurrió mejor excusa?
Suerte que para muchos es como si mi raza saliera de una cueva a muchos kilómetros de distancia de donde estabas ahora mismo. Oh, bueno. Eso también. Entonces algo me pilló muy, muy de imprevisto. Pegué un poco de salto en la silla, definitivamente más despierto que antes. -¿¡QU-QUÉ!? ¡Gustarme! N-No, no… que va…- Hice entrechocar mis dedos encima del regazo con una fuerza que, de no haber llevado guantes, me habría acabado haciendo algún arañazo serio. -B-Bueno, a ver… Es que… Ya lo viste, él es hombre, yo… también y claro, no… No poder gustarme, ¿Eh? No, no…- Me llevé las manos al pecho para demostrar que no tenía tetas, dándome un par de golpecitos. Algunos a veces me confundían.
-Además, es como… M-Muy gruñón y… Y bueno, como que… eso, necesita ayuda, está algo colgado, pero, pero…- Miré al suelo, luego alrededor buscando por TERCERA vez alguna cosa y luego miré muy tímidamente a Lykaios. Su vestimenta no ayudaba mucho. -... Pero se le pilla cariño, ¿Eh? Yo no lo critíco, es… Es solo que…- Debía parecer un adolescente hablando de amores. Bueno, lo era. Estaba nuevamente rojo, rojo de una manera que mi raza no conocía. -... S-Sí, vaya. Si. Me gusta. Pero… N-no importa, vaya… Creo… Soy muy joven para eso, ¿No? Pero si, si... ¡Si!- No, Vor. Eras un puto adolescente con las hormonas de parranda. No eras joven. Estabas en la edad perfecta para eso. Intenté cambiar de tema. Pero se quedó en intento, vaya que si. -¿¡Le has visto la piel!? ¡Tan oscura, con ese tinte ónice, tersa! De lo mejorcito, incluso en mi raza. No es normal, ¡No es normal! Me gustaría poder llevarlo algún día… A jugar juegos de mesa, el parchís… ¿Ese era donde comías oca porque es lo que toca? Es que ya sabes, ese juego, tiene unas piezas bonitas. Caballos, y haces hoteles. Me encantan los juegos de cartas. Es gran bien.
-Si, bombas nucleares. Lanzaron dos de esas sobre Japon. Los muertos....civiles, gente inocente, el pueblo. Se contaron por....cientos de miles. Y muchos murieron despues, a causa del envenenamiento provocado por las bombas. Eso fue real. El cuento dice que habian dos jovenes que estaban enamorados, pero ella....fue afectada por las bombas. Habia una leyenda japonesa que decia que si hacias mil grullas, de papel, así.... - con una servilleta, mientras hablaba, habia empezado a hacer una bonita grulla en papiroflexia . -...se te concedía un deseo. Ella, enferma, consiguió hacer apenas 20 o 30. Su deseo era poder vivir para estar junto al chico. Él, en poco más de una noche, hizo las 900 grullas restantes por ella. Al dia siguiente fue al hospital para colgarlas sobre su cama...y lo consiguió!
Dejo la grulla sobre la mesa, mirandola con algo dificil de describir en mis ojos, pues es una mezcla de orgullo, esperanza, y reconocimiento. Tambien la certeza de quien sabe el final de la historia, no se trata ingenua e ignorante alegria o arrojo. Luego termino la historia. -Ella murió a la mañana siguiente.
Retiro la mirada de la grulla hacia Vor. -Esa historia es una alegoría a la paz. Pero en mi opinion, tambien lo es a la esperanza. A seguir luchando hasta el final, aunque sepas que al final de tu camino solo hay oscuridad, evitar que esa certeza te haga detenerte. Me he tirado el royo, verdad? -suelto una carcajada, porque le habia contado al pobre drow la historia al completo, y eso que el habia afirmado no ir muy bien con el ingles. Y ademas, mi acento irlandes era de lejos diferente al inglés. Pero con entender la esencia y el alma del cuento, bastaba.
-Como ves, los humanos y los magos son capaces de lo mejor y de lo peor.
Oigo eso de que quiere ir a Rusia y hago un gesto de frio. Claro, que tambien iba en faldas, como para no tener escalofrios. - Eh, cuando dijiste eso a Johan de que lo unico que querias era que no se os considerase como alimañas por ser....drows, dijiste? Te entendí a la perfeccion. Yo he tenido suerte, nunca me han discriminado por ser hombre lobo. Porque me junto con la gente correcta, pero...a muchos si les ha pasado.
Miro por la puerta, escuchandolo. Lo de su colega debia de haber sido un zarpazo, si no, se habria transformado! ....
"como será un drow licántropo? O_o"
-Os presento mis disculpas. Odio cuando pasa eso. Pero me sobrevivisteis! Seriais unos buenos miembros de mi Brigada....todos los que pasan a formar parte de ella deben ser capaces de sobrevivirme.
La conversacion se vuelve mas distendida gracias a que el se pone a tartamudear porque, efectivamente parece que le gusta su compañero. Me rio y le suelto una palmada en la espalda, afirmando. -¡Claro que puede gustarte! Y tú que vas a ser joven....de hecho, es mejor aprovechar! Nunca se es demasiado joven, ni demasiado viejo, para el amor. -eso si, lo miro raro cuando habla de ligar con él jugando a juegos de mesa. -Ehhm...si. Vaya mezcla. Creo que se te han confundido las ideas. Será el whisky del café?
Dejo la grulla sobre la mesa, mirandola con algo dificil de describir en mis ojos, pues es una mezcla de orgullo, esperanza, y reconocimiento. Tambien la certeza de quien sabe el final de la historia, no se trata ingenua e ignorante alegria o arrojo. Luego termino la historia. -Ella murió a la mañana siguiente.
Retiro la mirada de la grulla hacia Vor. -Esa historia es una alegoría a la paz. Pero en mi opinion, tambien lo es a la esperanza. A seguir luchando hasta el final, aunque sepas que al final de tu camino solo hay oscuridad, evitar que esa certeza te haga detenerte. Me he tirado el royo, verdad? -suelto una carcajada, porque le habia contado al pobre drow la historia al completo, y eso que el habia afirmado no ir muy bien con el ingles. Y ademas, mi acento irlandes era de lejos diferente al inglés. Pero con entender la esencia y el alma del cuento, bastaba.
-Como ves, los humanos y los magos son capaces de lo mejor y de lo peor.
Oigo eso de que quiere ir a Rusia y hago un gesto de frio. Claro, que tambien iba en faldas, como para no tener escalofrios. - Eh, cuando dijiste eso a Johan de que lo unico que querias era que no se os considerase como alimañas por ser....drows, dijiste? Te entendí a la perfeccion. Yo he tenido suerte, nunca me han discriminado por ser hombre lobo. Porque me junto con la gente correcta, pero...a muchos si les ha pasado.
Miro por la puerta, escuchandolo. Lo de su colega debia de haber sido un zarpazo, si no, se habria transformado! ....
"como será un drow licántropo? O_o"
-Os presento mis disculpas. Odio cuando pasa eso. Pero me sobrevivisteis! Seriais unos buenos miembros de mi Brigada....todos los que pasan a formar parte de ella deben ser capaces de sobrevivirme.
La conversacion se vuelve mas distendida gracias a que el se pone a tartamudear porque, efectivamente parece que le gusta su compañero. Me rio y le suelto una palmada en la espalda, afirmando. -¡Claro que puede gustarte! Y tú que vas a ser joven....de hecho, es mejor aprovechar! Nunca se es demasiado joven, ni demasiado viejo, para el amor. -eso si, lo miro raro cuando habla de ligar con él jugando a juegos de mesa. -Ehhm...si. Vaya mezcla. Creo que se te han confundido las ideas. Será el whisky del café?
Empezó a explicarme sobre las bombas nucleares. Nu-cle-a-res. Un par llegaron a matar miles y miles de personas. Yo me lo contemplé al chaval con los ojos un tanto abiertos, pues en mi cabeza no entraba un concepto tan… Grande. ¿Cómo demonios debía ser una explosión para que matara a tantos? Y encima, envenenara. Pero ya me costaba un poco seguirle el hilo -lo malo de los extranjeros era el inglés chungo que tenían, aunque yo no era nadie para hablar de eso- así que no pregunté. Empezó a decir algo de grullas y de papel. Cogió la servilleta y se puso manos a la obra.
Le miré de bastante cerca, apoyando la cabeza encima de la mesa para ver bien los movimientos. Al principio parecía que hacía dobles al tuntún, pero… Tenían como mucho sentido a su vez. Yo intentaba recordar pero era difícil. ¿Qué era una grulla? ¿Y como se hacía con papel? ¿Qué pasaría cuando acabara, era magia? Dijo que ella hizo cosa de dos o tres decenas, y él novecientas. Empecé a hacer calculos con la mano. Eso daban… 920, 930… Fruncí el ceño. “No va a funcionar”. Pero muy animoso él afirmó que si, que lo logró. -Oh… Es… Eso parece difícil, ¿Eh? ¿Funciona de verd…- Ya había cogido la grulla para mirármela, flipándolo. Él hacía una cara rara. Había algo…
… Lo que contó. Se murió. No es que fuera el mejor contando historias, ni yo el mayor oyente, menos cuando me costaba seguir cosas… Pero se me escapó una lagrimilla que limpié con el reverso de la mano. -Algunas enfermedades no están hechas para ser curadas.- Me miré mejor la grulla… Cogí una servilleta y empecé a hacer un churrito para imitarla. ¿Habría durado Osten un día más, aunque fuera, si le hubiera hecho yo mil grullas? ¿Serviría de algo si yo…? Dejé lo que parecía una serpiente al lado de la obra de Lykaios, como orgulloso. Pero no del todo. Él explicaba que era una alegoría a la paz, la esperanza… La perseverancia. Y rió.
-N-No, es… está bien que te enrolles. Es… Es una historia bonita, lo comprendo, más… De lo que esperaba poder comprender.- Lo cierto es que era poco empático cuando me lo proponía. Me rasqué la cabeza una vez más, inspeccionando la grulla. Humanos y magos eran capaces de lo peor. Yo asentí, pensativo, mientras desgraciaba otra servilleta en un intento de hacer algo similar. -Tienes que enseñar. Grullas, dijiste… Si. Quiero hacer. Mil, voy a hacer mil. No noventa… noventa y veint… ¡Novecientos veinte! Mil. Mil y unas pocas más, por si fallan cálculos.- Dije con una determinación curiosa, casi infantil. -Tengo mucho tiempo. Drows viven mucho.- Le comenté con una sonrisita débil.
Me lo miré de nuevo en cuanto me explicó que él nunca había sido marginado por ser lo que era. -Dar con buena gente es… Complicado. Aunque creo que poco a poco empiezo a conocer. Hacía cinco meses no hablaba nadie. Ni seis. Ni siete, desde que me fui de… antiguo hogar.- Ya no era mi hogar. Me había llevado una sensación de mala muerte desde entonces. -Poco a poco. Buena letra.- Canturreé mientras fruncía el ceño y seguía haciendo intentos de imitar aquella grulla. ¿Por qué grulla? A mi me parecía que si le hacía el cuello más corto podía ser cualquier otro pájaro.
La historia de los mil pollos no sonaba muy prometedora, tampoco. Ni las mil gaviotas, y menos las mil ratas de aire…
Me sorprendieron sus disculpas. No me había parado a jurar venganza como había hecho con cosas -menores, incluso- porque tal vez no podía acusar a un animal tanto como una persona. Ahora sabía que de hecho si, que era un ser razonable, pero aparentemente… No recordaba nada de lo que sucedía pasado aquel momento. Yo me lo miré, pestañeando y negando. Miembros de la Brigada… -Quizás en algún futuro.- No lo dije como para rechazar de forma razonable, pero la idea tampoco era tan loca. Bueno, si. Era juntarnos con locos. Bichos raros, pero de verdad. No los renegados, que eran 90% magos y 10% algodón. Y 1% dolor de culo. -No soy… tan bueno. Más a mi bola. He estado pensando, en ocasiones, de ir menos. Unirme a alguien. O que otros se unan a mi.- Dije con aires misteriosos. -Lo segundo es más de hoy, pero… Algún día.- Dejé ir una sonrisa ante la quinta aberración que había hecho con una servilleta que había cogido del suelo, la cual se asemejaba a un churro mutante.
Me sorprendió la palmada y abrí un poco los ojos. ¡Que no era joven para eso! -Me debe sacar… No sé, veinte, treinta añacos. Hasta cuarenta. O cincuenta. Son unos pocos… No tantos en edad drow. En realidad, muy pocos. Las mujeres cogen hombres muy jovenes. Más de cien de diferencia. O doscientos.- “Y luego los desechan en 3 meses, como si fueran de reciclaje”. -Pero gustarme… Bah, si. No puedo negar.- Pareció ser que me equivoqué al nombrar mi juego favorito, diciendo que el café tenía whisky.
-¿¡Whisky!? ¿¡E-Es eso droga!? No… ¿N-No?- Miré alrededor tapándome la boca, buscando si había alguien mirándome feo. También busqué al pajarraco, aunque suponía que se había ido con el drow. -Es el idioma. Si. Aunque he jugado muy poco a juegos de mesa, verdad… Inventarse un par de reglas no le debe parecer mal a nadie.- Me dejé caer contra el respaldo una vez más, un poco rendido con mis intentos de grulla. Bueno, yo no intentaba hacer una grulla ya. -C-Creo… creo que me siento mejor, si. G-Gracias, esto… Bueno… ¡Digamos que compensar aquella noche! ¡No se hable más! Un café por usar drow como juguete canino, ¿No es buen trato?- Zanjé aquello porque lo veía como sintiéndose muy culpable, tendiéndole una mano pomposamente y definitivamente con mejor cara que hacía unos minutejos.
Le miré de bastante cerca, apoyando la cabeza encima de la mesa para ver bien los movimientos. Al principio parecía que hacía dobles al tuntún, pero… Tenían como mucho sentido a su vez. Yo intentaba recordar pero era difícil. ¿Qué era una grulla? ¿Y como se hacía con papel? ¿Qué pasaría cuando acabara, era magia? Dijo que ella hizo cosa de dos o tres decenas, y él novecientas. Empecé a hacer calculos con la mano. Eso daban… 920, 930… Fruncí el ceño. “No va a funcionar”. Pero muy animoso él afirmó que si, que lo logró. -Oh… Es… Eso parece difícil, ¿Eh? ¿Funciona de verd…- Ya había cogido la grulla para mirármela, flipándolo. Él hacía una cara rara. Había algo…
… Lo que contó. Se murió. No es que fuera el mejor contando historias, ni yo el mayor oyente, menos cuando me costaba seguir cosas… Pero se me escapó una lagrimilla que limpié con el reverso de la mano. -Algunas enfermedades no están hechas para ser curadas.- Me miré mejor la grulla… Cogí una servilleta y empecé a hacer un churrito para imitarla. ¿Habría durado Osten un día más, aunque fuera, si le hubiera hecho yo mil grullas? ¿Serviría de algo si yo…? Dejé lo que parecía una serpiente al lado de la obra de Lykaios, como orgulloso. Pero no del todo. Él explicaba que era una alegoría a la paz, la esperanza… La perseverancia. Y rió.
-N-No, es… está bien que te enrolles. Es… Es una historia bonita, lo comprendo, más… De lo que esperaba poder comprender.- Lo cierto es que era poco empático cuando me lo proponía. Me rasqué la cabeza una vez más, inspeccionando la grulla. Humanos y magos eran capaces de lo peor. Yo asentí, pensativo, mientras desgraciaba otra servilleta en un intento de hacer algo similar. -Tienes que enseñar. Grullas, dijiste… Si. Quiero hacer. Mil, voy a hacer mil. No noventa… noventa y veint… ¡Novecientos veinte! Mil. Mil y unas pocas más, por si fallan cálculos.- Dije con una determinación curiosa, casi infantil. -Tengo mucho tiempo. Drows viven mucho.- Le comenté con una sonrisita débil.
Me lo miré de nuevo en cuanto me explicó que él nunca había sido marginado por ser lo que era. -Dar con buena gente es… Complicado. Aunque creo que poco a poco empiezo a conocer. Hacía cinco meses no hablaba nadie. Ni seis. Ni siete, desde que me fui de… antiguo hogar.- Ya no era mi hogar. Me había llevado una sensación de mala muerte desde entonces. -Poco a poco. Buena letra.- Canturreé mientras fruncía el ceño y seguía haciendo intentos de imitar aquella grulla. ¿Por qué grulla? A mi me parecía que si le hacía el cuello más corto podía ser cualquier otro pájaro.
La historia de los mil pollos no sonaba muy prometedora, tampoco. Ni las mil gaviotas, y menos las mil ratas de aire…
Me sorprendieron sus disculpas. No me había parado a jurar venganza como había hecho con cosas -menores, incluso- porque tal vez no podía acusar a un animal tanto como una persona. Ahora sabía que de hecho si, que era un ser razonable, pero aparentemente… No recordaba nada de lo que sucedía pasado aquel momento. Yo me lo miré, pestañeando y negando. Miembros de la Brigada… -Quizás en algún futuro.- No lo dije como para rechazar de forma razonable, pero la idea tampoco era tan loca. Bueno, si. Era juntarnos con locos. Bichos raros, pero de verdad. No los renegados, que eran 90% magos y 10% algodón. Y 1% dolor de culo. -No soy… tan bueno. Más a mi bola. He estado pensando, en ocasiones, de ir menos. Unirme a alguien. O que otros se unan a mi.- Dije con aires misteriosos. -Lo segundo es más de hoy, pero… Algún día.- Dejé ir una sonrisa ante la quinta aberración que había hecho con una servilleta que había cogido del suelo, la cual se asemejaba a un churro mutante.
Me sorprendió la palmada y abrí un poco los ojos. ¡Que no era joven para eso! -Me debe sacar… No sé, veinte, treinta añacos. Hasta cuarenta. O cincuenta. Son unos pocos… No tantos en edad drow. En realidad, muy pocos. Las mujeres cogen hombres muy jovenes. Más de cien de diferencia. O doscientos.- “Y luego los desechan en 3 meses, como si fueran de reciclaje”. -Pero gustarme… Bah, si. No puedo negar.- Pareció ser que me equivoqué al nombrar mi juego favorito, diciendo que el café tenía whisky.
-¿¡Whisky!? ¿¡E-Es eso droga!? No… ¿N-No?- Miré alrededor tapándome la boca, buscando si había alguien mirándome feo. También busqué al pajarraco, aunque suponía que se había ido con el drow. -Es el idioma. Si. Aunque he jugado muy poco a juegos de mesa, verdad… Inventarse un par de reglas no le debe parecer mal a nadie.- Me dejé caer contra el respaldo una vez más, un poco rendido con mis intentos de grulla. Bueno, yo no intentaba hacer una grulla ya. -C-Creo… creo que me siento mejor, si. G-Gracias, esto… Bueno… ¡Digamos que compensar aquella noche! ¡No se hable más! Un café por usar drow como juguete canino, ¿No es buen trato?- Zanjé aquello porque lo veía como sintiéndose muy culpable, tendiéndole una mano pomposamente y definitivamente con mejor cara que hacía unos minutejos.
Vanessa Moreau escribió:.
- POST DE VANESSA:
*El soldado sigue sin respirar, pero yo continúo intentandotraerlo de vuelta. Veo al drow agacharse junto a mí, comprobando que está muerto, y me dice que lo deje de una manera algo brusca. Cuando se levanta parece darle un mareo, o algo así, pero se recupera rápido y sale de allí farfullando.
Entonces Scott hace una cosa extraña con la lámpara: pretende usarla como un desfribilador. Dudo que fuciones, pero estoy cansada, y lo dejo hacer mientras miro a Lykaios*.
-Desde hace un año, conocí a un mago enfermero y nos ayudamos mutuamente. Él me enseñó cosas útiles como esta.
"Y otras varias".
*Scott sigue intentando cortocircuitar al hombre, cojo sus manos y lo detengo. Soy de esas que les cuesta dar una causa por perdida, soy cabezota y hago lo necesario para conseguir lo que quiero. Pero como dijo el drow... Ni él ni nadie podía traer de vuelta al soldado. *
-Déjalo... Ya no podemos hacer más.
*Lykaios desaparece escaleras abajo y nos quedamos los tres con el muerto. Estamos todos cansados, heridos, y con los pensamientos revueltos.
Suelto despacio las manos de Scott, y me levanto del suelo con esfuerzo. *
"No he podido salvar a este... Pero he ayudado a varios magos hoy, debería estar feliz y orgullosa".
*Sin embargo no era así. La guerra siempre traía muerte, sino para un bando para otro. Y yo quería acabar con eso.
Camino hasta la puerta del baño y miro hacia los dos chicos, con el rostro cansado*.
-Estaré dentro, si necesitais algo entrad.
*Y con eso los dejé allí, mientras buscaba una toalla que sustituyese mi ropa sucia después. No cierro la puerta del todo, para que entre aire...
Me quito la ropa tirándola al suelo y me quedo bajo el torrente de agua caliente. Mi cuerpo parece que se tensa, en vez de relajarse, pero estoy acostumbrada.
Lavo toda la sangre que tengo, las heridas para que no se infecten, la suciedad de la batalla y el sudor por el esfuerzo. Limpio mi pelo también, que está enredado como pocas veces, y me quedo allí un rato, sobrecogida por todos los sucesos de hoy. *
-Demasiado...demasiado...demasiado...
*Hablo conmigo misma sin darme cuenta*
-Como que no podemos hacer nada mas? - cuando Vanessa me agarra las manos, me zafo de ellas y le pego otros cuantos chispazos mas a Silent.
-Resucita estúpido soldado! -casi parece que estoy cabreado con él, pero lo que me cabrea es que mi plan no haya funcionado. A parte, no me mola ver gente palmarla delante de mi, no es que esté muy acostumbrado a esas cosas. Pero esta vez no habia sido mi culpa, eso aunque egoista, me consolaba un poco.
Ella se levanta, abatida, y se mete al baño dejando ahi al muerto. La sigo con la mirada, percantandose de que su puerta ha quedado medio abierta...pero no, no, no es momento de pensar en eso.Los otros dos se habian bajado. Por unos momentos, me quedo a solas con el moreno, que habia propuesto algo de ir a no se que base. A mi eso no me hace mucha gracia, la verdad. Como que no me fio. Me quedo sentado al lado de Silent, mirando al moreno. -Por cierto....soy Mike.
"un nombre bien muggle y normal"
-Hay que enterrar a este tipo.
*Después de un rato por fin salgo de la ducha, secándome con la toalla y enrollándome en ella. Tiro de mi cabello con los dedos para separarlo un poco y que se seque antes, no quisiera coger un molesto resfriado. *
"Debería hacer algo útil, no solo quedarme aquí esperando las órdenes de Lykaios".
*Aprieto la toalla contra mi pecho, para cubrir mi cicatriz, aunque se vean el resto de balazos y moratones de la batalla de hoy: tengo las piernas muy doloridas.
Salgo del cuarto y miro a los chicos, evitando al soldado muerto. *
-Voy a por ropa, ahora subo y... Bueno, nos lo llevamos de aqui.
*Bajo las escaleras y paso por el pasillo de servicio, no muy higiénico, para evitar el salon donde están todos. Allí busco a una de las sirvientas que atiende las habitaciones y le pido algo de ropa. La mujer tiene buen ojo, y después de mirarme un poco encuentra algo de mi talla. Me pongo los vaqueros y meto la cabeza por la camisa de tirantes, extendiendo mi pelo oscuro detrás. *
"No quiero subir pero... Algo hay que hacer. "
*Despacio, vuelvo al cuarto con los dos magos, ya vestida, y los miro con mi rostro serio de vuelta al trabajo. *
-Está bien, carguémoslo. Hay que llevarlo a algún sitio mejor que este. ¿Ideas?
"Debería hacer algo útil, no solo quedarme aquí esperando las órdenes de Lykaios".
*Aprieto la toalla contra mi pecho, para cubrir mi cicatriz, aunque se vean el resto de balazos y moratones de la batalla de hoy: tengo las piernas muy doloridas.
Salgo del cuarto y miro a los chicos, evitando al soldado muerto. *
-Voy a por ropa, ahora subo y... Bueno, nos lo llevamos de aqui.
*Bajo las escaleras y paso por el pasillo de servicio, no muy higiénico, para evitar el salon donde están todos. Allí busco a una de las sirvientas que atiende las habitaciones y le pido algo de ropa. La mujer tiene buen ojo, y después de mirarme un poco encuentra algo de mi talla. Me pongo los vaqueros y meto la cabeza por la camisa de tirantes, extendiendo mi pelo oscuro detrás. *
"No quiero subir pero... Algo hay que hacer. "
*Despacio, vuelvo al cuarto con los dos magos, ya vestida, y los miro con mi rostro serio de vuelta al trabajo. *
-Está bien, carguémoslo. Hay que llevarlo a algún sitio mejor que este. ¿Ideas?
Decido dejar a mi dragón descansando en la isla Ouroboros, aunque yo no aguanto allí por mucho más tiempo, harto de estar sin actividad y de esperar a que comiencen las supuestas clases. Ha debido haber un lío muy gordo, porque he visto mucho movimiento de gente yendo y viniendo por allí, además, Indira ha estado metida en la enfermería, supongo que ayudando a su mentor. Al menos ella ya ha empezado las clases. Mientras espero a que me den el aviso me dedicaré a ver si puedo coger alguna misión, así que el mejor lugar al que puedo venir para eso es La Posada de los Muertos.
Al entrar al local lo veo algo más animado que de costumbre, puede que por las horas, o porque haya sido un día fuera de lo normal. Lo que me agrada menos es encontrarme allí al Knox de la Brigada, al que tengo bastante antipatía por temas del pasado. No es que me importe eso de su bando ni nada, más bien es porque me complicó bastante la existencia en su momento. Además, está hablando con una de esas criaturas de piel oscura y orejas puntiagudas, drow creo que se llamaban. Es prácticamente igual que aquel que colaboré a atrapar con el grupo de cazadores. De esos cazadores no he vuelto a ver a ninguno, ni a los del torneo, aunque la verdad no me importa mucho lo que les pueda haber pasado. Más trabajo para mí. Al pasar al lado de Lykaios y el drow trato de captar algún retazo de la conversación, aunque no pillo nada importante, excepto lo de juguete canino, hombre lobo...Lo que le faltaba ya al tipo, ser también licántropo. Son una plaga incontrolable. Ese dato se suma a lo poco que me gusta ya de por sí el peliazul, por mucho que esté intentando olvidar por completo mi odio racional a los licántropos. Sí, racional en parte porque tengo un poderoso motivo. E irracional porque acabar con los que pueda no solucionará nada de lo que pasó. El principal objetivo es el alquimista, pero está desaparecido.
Tras pasar de largo de ellos llego hasta el tablón de anuncios del fondo, viendo un par que me interesan. Por un lado uno con unas iniciales que me resultan familiares, aunque una letra me sobra. Sólo de pensar que puede ser él me hierve la sangre. Por otro el nombre completo de un auror (o ex auror) conocido, Rybar Dvorak. Lo primero que pienso es que al ser noble puede pagar bien. Y eso de putear a soldados me interesa, mucho. A pesar de haber abandonado el cuerpo de aurores hace mucho todavía sigo pensando que hay que ser contundentes con ellos, y si tengo que luchar por mi cuenta para joderles la existencia lo haré. Lo malo es que no pone ninguna referencia del lugar en el que podemos quedar con él, y si no está aquí tampoco me voy a quedar siglos esperando a que vuelva. Podría preguntar a la mesa de Lykaios y el drow, aunque antes prefiero hacerlo a cualquier otra mesa de las de alrededor. Finalmente me acerco a una en la que un gordo barbudo bebe. - ¿Habéis visto a Rybar Dvorak por aquí? El del anuncio. - el gordo niega con la cabeza, eructando. Lo miro alzando una ceja antes de darme la vuelta, yendo hacia la mesa de Lykaios y el oscuro. - ¿Sigue por aquí el carametal del anuncio?
Al entrar al local lo veo algo más animado que de costumbre, puede que por las horas, o porque haya sido un día fuera de lo normal. Lo que me agrada menos es encontrarme allí al Knox de la Brigada, al que tengo bastante antipatía por temas del pasado. No es que me importe eso de su bando ni nada, más bien es porque me complicó bastante la existencia en su momento. Además, está hablando con una de esas criaturas de piel oscura y orejas puntiagudas, drow creo que se llamaban. Es prácticamente igual que aquel que colaboré a atrapar con el grupo de cazadores. De esos cazadores no he vuelto a ver a ninguno, ni a los del torneo, aunque la verdad no me importa mucho lo que les pueda haber pasado. Más trabajo para mí. Al pasar al lado de Lykaios y el drow trato de captar algún retazo de la conversación, aunque no pillo nada importante, excepto lo de juguete canino, hombre lobo...Lo que le faltaba ya al tipo, ser también licántropo. Son una plaga incontrolable. Ese dato se suma a lo poco que me gusta ya de por sí el peliazul, por mucho que esté intentando olvidar por completo mi odio racional a los licántropos. Sí, racional en parte porque tengo un poderoso motivo. E irracional porque acabar con los que pueda no solucionará nada de lo que pasó. El principal objetivo es el alquimista, pero está desaparecido.
Tras pasar de largo de ellos llego hasta el tablón de anuncios del fondo, viendo un par que me interesan. Por un lado uno con unas iniciales que me resultan familiares, aunque una letra me sobra. Sólo de pensar que puede ser él me hierve la sangre. Por otro el nombre completo de un auror (o ex auror) conocido, Rybar Dvorak. Lo primero que pienso es que al ser noble puede pagar bien. Y eso de putear a soldados me interesa, mucho. A pesar de haber abandonado el cuerpo de aurores hace mucho todavía sigo pensando que hay que ser contundentes con ellos, y si tengo que luchar por mi cuenta para joderles la existencia lo haré. Lo malo es que no pone ninguna referencia del lugar en el que podemos quedar con él, y si no está aquí tampoco me voy a quedar siglos esperando a que vuelva. Podría preguntar a la mesa de Lykaios y el drow, aunque antes prefiero hacerlo a cualquier otra mesa de las de alrededor. Finalmente me acerco a una en la que un gordo barbudo bebe. - ¿Habéis visto a Rybar Dvorak por aquí? El del anuncio. - el gordo niega con la cabeza, eructando. Lo miro alzando una ceja antes de darme la vuelta, yendo hacia la mesa de Lykaios y el oscuro. - ¿Sigue por aquí el carametal del anuncio?
No respondo a lo primero que dice, y lo veo coger una servilleta para intentar por si mismo hacer una grulla de papel. A la primera no suele salir bien. -Me alegro de que la entiendas. -me referia a la historia. Sonrio al escuchar que él haria las mil grullas de papel, suponiendo entonces que serían para alguien querido...en este mundo o en el otro.
-Te enseñaré, es facil en cuantro aprendes
Empiezo a explicarle entonces los pasos necesarios para hacer una grulla en papel. Un café y una buena historia siempre hacian milagros para conocer mejor a la gente. Bueno, yo preferia una buena cerveza, pero a nuestro sanador lo que le hacia falta era algo que lo activase en plan bien, no que le diese un pedal. Cuando termino de explicarle como hacerla, ya tengo otra grulla hecha, la cual le doy tambien. Luego me responde que no es tan bueno como para unirse a mi brigada. Lo miro directamente a los ojos y chasqueo la lengua, señalandolo con el indice. -Tenemos más miedo de aceptar nuestro lado bueno que de aceptar nuestras sombras. -él parece tener otras ideas, como fundar un clan o algo por el estilo, o a eso me suenan sus palabras
Parece agobiarse por lo del whisky, que si es una droga, a lo que yo asiento con una sonrisa -Rica droga escocesa! Te sientes mejor?
"Como para no hacerlo, era 50% de azucar"
-Jeh, creo que sales perdiendo en el trato.... -doy una palmada, como zanjando el asunto, dispuesto a levantarme. -Voy a subir arriba, he de llevarme a los otros a.... -entonces mi frase se ve interrumpida por Reiv. Al principio no hago reparos en él, porque va su bola. Y yo no le tengo rencores. Nos tocó las narices en la Galia, cuando él era auror, pero eso para mi ya era agua pasada. Reiv no nos habia hecho nada malo, en particular. No como Adele. O como...Rybar. Por el cual pregunta nada mas entrar. Me pongo en pie, sobrepasando a Reiv en altura y mirandolo, yo ahi, con mi capa-falda y un hombro medio agujereado por la bala. Aunque se iba cicatrizando ella solita, la herida, a buen ritmo. Yo no sabia nada de Rybar, pero creo saber por qué pregunta por él. Lo mismo que dijo Nery.
-A mi no me preguntes, sabes que si veo al carametal de Rybar no es para darle los buenos dias si no para soltarle un puñetazo. Uno bien gordo. In da face. - le echaria un vistazo al anuncio ese al subir, a ver que mierdas queria. Pero si, algo relacionado con soldados. - Que tengas un buen dia
Me despido de Reiv, y luego de Vor. Como ya me habia levantado de la mesa solo tengo que irme hacia las escaleras, echando un viztazo al tablon de anuncios asi e refilon. Subo despues hacia el cuarto donde estaba la peña reunida, fallecido incluido. Veo a Vanessa, ya algo más repuesta pero con el cansancio dibujado en el rostro
"Uh, necesita una buena dosis de animo..."
-Vale, a quien me llevo y a donde? Todos? A la base?
El muerto no dice ni que si ni que no, Johan estaba de acuerdo antes, y Vanessa necesita descansar. Y Mike no se pronuncia, asi que asumo que me lo llevo tambien. Asi que pido que acerquen el cadaver de Silent a Nery, y Johan, Vanessa , Mike y yo en compañia de los otros dos que estan off (uno de ellos para siempre), desaparecemos de alli.
-Te enseñaré, es facil en cuantro aprendes
Empiezo a explicarle entonces los pasos necesarios para hacer una grulla en papel. Un café y una buena historia siempre hacian milagros para conocer mejor a la gente. Bueno, yo preferia una buena cerveza, pero a nuestro sanador lo que le hacia falta era algo que lo activase en plan bien, no que le diese un pedal. Cuando termino de explicarle como hacerla, ya tengo otra grulla hecha, la cual le doy tambien. Luego me responde que no es tan bueno como para unirse a mi brigada. Lo miro directamente a los ojos y chasqueo la lengua, señalandolo con el indice. -Tenemos más miedo de aceptar nuestro lado bueno que de aceptar nuestras sombras. -él parece tener otras ideas, como fundar un clan o algo por el estilo, o a eso me suenan sus palabras
Parece agobiarse por lo del whisky, que si es una droga, a lo que yo asiento con una sonrisa -Rica droga escocesa! Te sientes mejor?
"Como para no hacerlo, era 50% de azucar"
-Jeh, creo que sales perdiendo en el trato.... -doy una palmada, como zanjando el asunto, dispuesto a levantarme. -Voy a subir arriba, he de llevarme a los otros a.... -entonces mi frase se ve interrumpida por Reiv. Al principio no hago reparos en él, porque va su bola. Y yo no le tengo rencores. Nos tocó las narices en la Galia, cuando él era auror, pero eso para mi ya era agua pasada. Reiv no nos habia hecho nada malo, en particular. No como Adele. O como...Rybar. Por el cual pregunta nada mas entrar. Me pongo en pie, sobrepasando a Reiv en altura y mirandolo, yo ahi, con mi capa-falda y un hombro medio agujereado por la bala. Aunque se iba cicatrizando ella solita, la herida, a buen ritmo. Yo no sabia nada de Rybar, pero creo saber por qué pregunta por él. Lo mismo que dijo Nery.
-A mi no me preguntes, sabes que si veo al carametal de Rybar no es para darle los buenos dias si no para soltarle un puñetazo. Uno bien gordo. In da face. - le echaria un vistazo al anuncio ese al subir, a ver que mierdas queria. Pero si, algo relacionado con soldados. - Que tengas un buen dia
Me despido de Reiv, y luego de Vor. Como ya me habia levantado de la mesa solo tengo que irme hacia las escaleras, echando un viztazo al tablon de anuncios asi e refilon. Subo despues hacia el cuarto donde estaba la peña reunida, fallecido incluido. Veo a Vanessa, ya algo más repuesta pero con el cansancio dibujado en el rostro
"Uh, necesita una buena dosis de animo..."
-Vale, a quien me llevo y a donde? Todos? A la base?
El muerto no dice ni que si ni que no, Johan estaba de acuerdo antes, y Vanessa necesita descansar. Y Mike no se pronuncia, asi que asumo que me lo llevo tambien. Asi que pido que acerquen el cadaver de Silent a Nery, y Johan, Vanessa , Mike y yo en compañia de los otros dos que estan off (uno de ellos para siempre), desaparecemos de alli.
Lykaios se comprometió a enseñarme a hacer grullas. No es que con aquel momento me bastara para ser un maestro, pero al fin dejarían de ser bolas de papel hechas rollitos en forma de gusano. Él sonreía, como si le gustara la idea de que hiciera aquellos pajarracos. Paso a paso… Lo cierto es que era un poco complicado. Pero en cuanto le ponía empeño a algo no me importaba, logré memorizar paso a paso, haciéndolos yo también con la mía. Dos grullas más salieron de ahí, y con eso, eran tres. Tres de mil. Mil y pico. Bueno, unas pocas que eran, ¡Mejor que una sola! O que dos. Yo había cogido otra servilleta para apañarme una cuarta (aunque a mi me quedaban un poco chuchurrías) mientras escuchaba a Lykaios.
No pareció muy feliz con que no quisiera unirme a la Brigada, al menos por lo que alegó de que temíamos nuestra bondad. -Yo los temo a ambos.- Le comenté con cierta pausa en mis palabras. Y es que era cierto… Tanto las acciones que emprendía con buena fe -las que alegaba a mi parte elfo- como aquellas que hacía en mis ataques de rabia -que pertenecían, según yo, a mi parte drow- podían llevarme por muy malos caminos. Pero por otra parte, sentía que poco a poco ambas… Sangres aprendían un poco de la otra. Me había desesperado y me había enloquecido incluso cuando aquella niñata me adormeció mi elfo oscuro interior… Y por otra parte, sentía que este mismo se estaba mostrando más gentil.
Aunque todo era metáfora y solo lo hacía servir para explicarme mi propia personalidad. Entonces gritó que si, que el whisky era droga. Me llevé la mano a la garganta como un poco desesperado. -Q-Qué…- No, no, debía ser alcohol. Me estaba tomando el pelo. -S-Si… voy mejor, pero… La droga no es bien… ¿No? No… Créeme, no.- Mascullé con un hilillo de voz, un poco aleterado. Demasiado. Me avisó de que debía irse arriba con una palmada y entonces recordé que yo necesitaba descansar un poco, aunque curiosamente no tenía sueño. Algún día comprendería que era la curiosa propiedad del café.
Pero entonces se puso de pie para afrontar a un chico no demasiado sólido… ¿Sólido? Si, no tan grandullón como Lykaios. Este había preguntado algo de un carametal de un anuncio. ¿Hablaba de Rybar? Al parecer ambos se conocían. O eso pude deducir por su tono. El tono que empleó el licántropo se me hizo como un poco amenazante y yo me encogí, con una quinta grulla entre las manos a medio hacer. Deduje también que Rybar no gozaba de demasiada buena fama… Que no era un buen tío. Me pilló casi por sorpresa la despedida. -¡A-Ah! Bu-buen dia, eh…- Mascullé mientras observaba al otro.
No me inspiraba confianza. No era feo, pero eso no quitaba que tuviera unos modales curiosos. Podría haberlo ignorado. Tenía ganas de ir a la cama, o buscar… Miré alrededor otra vez como buscando algo de protección. Me sentía de repente un poco demasiado incómodo. Bufé, observando las grullas. -Yo… Yo sé donde está Rybar.- Dije entre tímido y firme, sin mirarle demasiado a la cara. ¿No habría estado mucho más guapo callado?
-Pero se fue. Dudo que vuelva.- Me encogí de hombros como quien no quiere la cosa, casi inocente, con el rostro de un crío plasmado en mi expresión más que el de un cruel asesino. Me puse la capucha porque me incomodaba no llevarla así como muy de repente. Solo entonces me permití clavarle mis ojos que brillaron con un extraño interés, mientras manejaba la quinta grulla entre mis manos. -No…”RECUERDO” donde dijo que se había ido… Aunque tengo un mapa, y…- No le estaba dando suspense, solo jugaba un poco con él. -Creo que hay un par de formas de hacer recordar, ¿Eh? Da buen pago. Créeme.- Le habría agitado una bolsa de dinero en la cara si es que hubiera tenido. Pero no me había encargado yo de ello.
-¿Quieres saber? Hazme un pajarraco de estos.- Le señalé con la barbilla los que había escampados por la mesa. -¿No sabes? Te enseño. Yo tengo todo el tiempo del mundo.- Le dije con una sonrisa un poco cruel, y luego tosí. A la gente le solía impresionar un poco hablar con mi raza, o con los elfos. Les abrumaba lo longevos que podíamos ser. -Segunda manera… Mira, tu eres mercenario, yo soy mercenario. Creo que sabes qué otra cosa hacerme soltar la lengua. No pido mucho.- Me encogí de hombros mientras empezaba una sexta, buscando tomar agilidad en mis dedos. -O si no, sorpréndeme… O ignórame. Tu te lo pierdes. El saco de monedas es de pleno oro.- Me encogí de hombros mientras seguía con lo mío.
No pareció muy feliz con que no quisiera unirme a la Brigada, al menos por lo que alegó de que temíamos nuestra bondad. -Yo los temo a ambos.- Le comenté con cierta pausa en mis palabras. Y es que era cierto… Tanto las acciones que emprendía con buena fe -las que alegaba a mi parte elfo- como aquellas que hacía en mis ataques de rabia -que pertenecían, según yo, a mi parte drow- podían llevarme por muy malos caminos. Pero por otra parte, sentía que poco a poco ambas… Sangres aprendían un poco de la otra. Me había desesperado y me había enloquecido incluso cuando aquella niñata me adormeció mi elfo oscuro interior… Y por otra parte, sentía que este mismo se estaba mostrando más gentil.
Aunque todo era metáfora y solo lo hacía servir para explicarme mi propia personalidad. Entonces gritó que si, que el whisky era droga. Me llevé la mano a la garganta como un poco desesperado. -Q-Qué…- No, no, debía ser alcohol. Me estaba tomando el pelo. -S-Si… voy mejor, pero… La droga no es bien… ¿No? No… Créeme, no.- Mascullé con un hilillo de voz, un poco aleterado. Demasiado. Me avisó de que debía irse arriba con una palmada y entonces recordé que yo necesitaba descansar un poco, aunque curiosamente no tenía sueño. Algún día comprendería que era la curiosa propiedad del café.
Pero entonces se puso de pie para afrontar a un chico no demasiado sólido… ¿Sólido? Si, no tan grandullón como Lykaios. Este había preguntado algo de un carametal de un anuncio. ¿Hablaba de Rybar? Al parecer ambos se conocían. O eso pude deducir por su tono. El tono que empleó el licántropo se me hizo como un poco amenazante y yo me encogí, con una quinta grulla entre las manos a medio hacer. Deduje también que Rybar no gozaba de demasiada buena fama… Que no era un buen tío. Me pilló casi por sorpresa la despedida. -¡A-Ah! Bu-buen dia, eh…- Mascullé mientras observaba al otro.
No me inspiraba confianza. No era feo, pero eso no quitaba que tuviera unos modales curiosos. Podría haberlo ignorado. Tenía ganas de ir a la cama, o buscar… Miré alrededor otra vez como buscando algo de protección. Me sentía de repente un poco demasiado incómodo. Bufé, observando las grullas. -Yo… Yo sé donde está Rybar.- Dije entre tímido y firme, sin mirarle demasiado a la cara. ¿No habría estado mucho más guapo callado?
-Pero se fue. Dudo que vuelva.- Me encogí de hombros como quien no quiere la cosa, casi inocente, con el rostro de un crío plasmado en mi expresión más que el de un cruel asesino. Me puse la capucha porque me incomodaba no llevarla así como muy de repente. Solo entonces me permití clavarle mis ojos que brillaron con un extraño interés, mientras manejaba la quinta grulla entre mis manos. -No…”RECUERDO” donde dijo que se había ido… Aunque tengo un mapa, y…- No le estaba dando suspense, solo jugaba un poco con él. -Creo que hay un par de formas de hacer recordar, ¿Eh? Da buen pago. Créeme.- Le habría agitado una bolsa de dinero en la cara si es que hubiera tenido. Pero no me había encargado yo de ello.
-¿Quieres saber? Hazme un pajarraco de estos.- Le señalé con la barbilla los que había escampados por la mesa. -¿No sabes? Te enseño. Yo tengo todo el tiempo del mundo.- Le dije con una sonrisa un poco cruel, y luego tosí. A la gente le solía impresionar un poco hablar con mi raza, o con los elfos. Les abrumaba lo longevos que podíamos ser. -Segunda manera… Mira, tu eres mercenario, yo soy mercenario. Creo que sabes qué otra cosa hacerme soltar la lengua. No pido mucho.- Me encogí de hombros mientras empezaba una sexta, buscando tomar agilidad en mis dedos. -O si no, sorpréndeme… O ignórame. Tu te lo pierdes. El saco de monedas es de pleno oro.- Me encogí de hombros mientras seguía con lo mío.
Tal y como esperaba Lykaios no me da ninguna información sobre Rybar, excepto que le pegaría un puñetazo en la cara. Y me parece que se queda corto, siendo que es o ha sido uno de sus más acérrimos enemigos. Si yo fuese él no haría eso únicamente. Pero claro, tampoco sé qué le ha hecho o no, desconozco toda su historia. A mi tampoco es que me caiga bien Rybar, pero tiene pasta. Y no se puede vivir de la nada. Además, entre que me sale algo como cazador tampoco está mal eso de cazar humanos. Tengo práctica de mi época de auror, sólo que entonces también cazaba traidores de la Resistencia. - Pues igualmente.- respondo a su 'que tengas un buen día' encogiéndome de hombros, más como respuesta automática que como un deseo real.
Al marcharse Lykaios me quedo a solas con el drow, al que miro claramente extrañado de verlo en una taberna. Se me hace raro también verlo relacionándose con gente y de manera no hostil, como el otro drow que vi. A decir verdad este es sólo el segundo que veo, y tampoco recuerdo muy bien qué estaba haciendo el que atacamos en aquel bosque. Me cruzo de brazos contrariado al escuchar que no sabe dónde está Rybar, pensando ya que poca información podré sacar de él. - Psé...así que se ha ido hace un rato, por lo que veo. Pues tendré que buscarlo por otros medios.-
"el muy capullo podría haber dejado un lugar de contacto, no sólo lo del tablón. En fin...a las malas lo encuentro en la isla flotadora esta, fue uno de los ganadores también."
Definitivamente es un drow muy raro. Juega con pajaritas de papel, o más bien grullas, porque es algo más elaborada, mientras le da por decir que sí recuerda, remarcando esa palabra. Sonrío de lado de manera algo sarcástica. Ese juego me lo conozco. Y jugar un poco no me parece mal, siempre que no me toquen demasiado los cojones. Lo siguiente que dice de hacer bichos de esos de papel me deja bastante descolocado, no sé si está loco o de cachondeo. Eso sí, la frase de todo el tiempo del mundo me deja más tocado. Sé a lo que se refiere. Un drow debe ser similar a un elfo. Un elfo, al igual que él, tiene en teoría mucho tiempo, muchísimo. Pero eso es en teoría, yo ya sé que eso no tiene por qué ser así. No lo fue para ella. Turbios recuerdos hacen que se me cruce un cable, sentándome a la mesa justo enfrente de él de manera bastante brusca, dando un golpe sobre ésta con la palma de la mano para que se deje esa sonrisa altanera. - O no.- respondo con una sonrisa extraña a eso de tener mucho tiempo, añadiendo algo más después. - Ser un orejas picudas no te garantiza nada, además, creo que doy mala suerte a inmortales como tú, o lo que quiera que seáis. - obviamente no me estoy refiriendo al drow que mató la partida de cazadores con la que iba, sino a ella, a aquella elfa, de nuevo. Durante algunos segundos me quedo en silencio, al menos de manera externa, porque mi cabeza bulle sin remedio hasta que consigo hacerla callar, retomando un poco la normalidad al cabo de un par de segundos más. Vuelvo a mirar a los pájaros de papel sin comprender para qué los quiere, aunque ahora que ato cabos lo relaciono con el general de la Brigada. Claro...las Mil Grullas. Se ve que el tío ya se lo ha camelado para entrar a su brigada o algo así y ahora le pide que haga pajaritos de papel como prueba.
"tooodos locos...cada vez me alegro más de no pertenecer a ninguna de estas sectas con nombres gilipollescos"
- Grullas...cada día ponen retos más chorras. Puedo hacer una, mientras me tomo la cerveza, al menos que el viaje aquí merezca la pena. ¿Qué gano con eso? ¿Te ahorro trabajo si te hago los deberes para el profe Knox? - pregunto lo último en tono claramente irónico, pidiendo después una cerveza al camarero, que no tarda en traerme porque a estas horas ya no queda mucha gente ahí abajo. Lo que me plantea de aflojarle la lengua con dinero casi me hace reír, pero me contengo. - Pues no me da la gana pagarte por saber el paradero de Rybar, eres un jeta, drow, por muy mercenario que seas.- hago un gesto con la mano indicando que tiene la cara muy dura por pedirme dinero por eso, aunque tampoco me extraña, cosas de mercenarios. - Eso sí, reconozco que podrías valer como mercenario de los de verdad, no como esos que dicen...sehh...soy un puto mercenario con muchos principios, tantos principios que no mato nada que arroje sombra...- comento pensativo mientras me traen la cerveza, echando un buen trago mientras me echo hacia atrás en la silla, un poco menos tenso que cuando me senté. - Le echas morro a la cosa, tienes espíritu negociador y apuesto lo que sea a que no dudarías en dar una puñalada por la espalda a alguien si se interpone en tu camino o si deja de servirte, ¿me equivoco? -. alzo una ceja antes de beber un poco más, casi hasta la mitad de la jarra. - Bah...en el fondo esto es un maldito 'sálvese quien pueda' - agarro una servilleta de papel, tratando de hacer una de esas grullas, por observación. Pero más bien me sale una especie de cosa con pico que no se tiene en pie.
Al marcharse Lykaios me quedo a solas con el drow, al que miro claramente extrañado de verlo en una taberna. Se me hace raro también verlo relacionándose con gente y de manera no hostil, como el otro drow que vi. A decir verdad este es sólo el segundo que veo, y tampoco recuerdo muy bien qué estaba haciendo el que atacamos en aquel bosque. Me cruzo de brazos contrariado al escuchar que no sabe dónde está Rybar, pensando ya que poca información podré sacar de él. - Psé...así que se ha ido hace un rato, por lo que veo. Pues tendré que buscarlo por otros medios.-
"el muy capullo podría haber dejado un lugar de contacto, no sólo lo del tablón. En fin...a las malas lo encuentro en la isla flotadora esta, fue uno de los ganadores también."
Definitivamente es un drow muy raro. Juega con pajaritas de papel, o más bien grullas, porque es algo más elaborada, mientras le da por decir que sí recuerda, remarcando esa palabra. Sonrío de lado de manera algo sarcástica. Ese juego me lo conozco. Y jugar un poco no me parece mal, siempre que no me toquen demasiado los cojones. Lo siguiente que dice de hacer bichos de esos de papel me deja bastante descolocado, no sé si está loco o de cachondeo. Eso sí, la frase de todo el tiempo del mundo me deja más tocado. Sé a lo que se refiere. Un drow debe ser similar a un elfo. Un elfo, al igual que él, tiene en teoría mucho tiempo, muchísimo. Pero eso es en teoría, yo ya sé que eso no tiene por qué ser así. No lo fue para ella. Turbios recuerdos hacen que se me cruce un cable, sentándome a la mesa justo enfrente de él de manera bastante brusca, dando un golpe sobre ésta con la palma de la mano para que se deje esa sonrisa altanera. - O no.- respondo con una sonrisa extraña a eso de tener mucho tiempo, añadiendo algo más después. - Ser un orejas picudas no te garantiza nada, además, creo que doy mala suerte a inmortales como tú, o lo que quiera que seáis. - obviamente no me estoy refiriendo al drow que mató la partida de cazadores con la que iba, sino a ella, a aquella elfa, de nuevo. Durante algunos segundos me quedo en silencio, al menos de manera externa, porque mi cabeza bulle sin remedio hasta que consigo hacerla callar, retomando un poco la normalidad al cabo de un par de segundos más. Vuelvo a mirar a los pájaros de papel sin comprender para qué los quiere, aunque ahora que ato cabos lo relaciono con el general de la Brigada. Claro...las Mil Grullas. Se ve que el tío ya se lo ha camelado para entrar a su brigada o algo así y ahora le pide que haga pajaritos de papel como prueba.
"tooodos locos...cada vez me alegro más de no pertenecer a ninguna de estas sectas con nombres gilipollescos"
- Grullas...cada día ponen retos más chorras. Puedo hacer una, mientras me tomo la cerveza, al menos que el viaje aquí merezca la pena. ¿Qué gano con eso? ¿Te ahorro trabajo si te hago los deberes para el profe Knox? - pregunto lo último en tono claramente irónico, pidiendo después una cerveza al camarero, que no tarda en traerme porque a estas horas ya no queda mucha gente ahí abajo. Lo que me plantea de aflojarle la lengua con dinero casi me hace reír, pero me contengo. - Pues no me da la gana pagarte por saber el paradero de Rybar, eres un jeta, drow, por muy mercenario que seas.- hago un gesto con la mano indicando que tiene la cara muy dura por pedirme dinero por eso, aunque tampoco me extraña, cosas de mercenarios. - Eso sí, reconozco que podrías valer como mercenario de los de verdad, no como esos que dicen...sehh...soy un puto mercenario con muchos principios, tantos principios que no mato nada que arroje sombra...- comento pensativo mientras me traen la cerveza, echando un buen trago mientras me echo hacia atrás en la silla, un poco menos tenso que cuando me senté. - Le echas morro a la cosa, tienes espíritu negociador y apuesto lo que sea a que no dudarías en dar una puñalada por la espalda a alguien si se interpone en tu camino o si deja de servirte, ¿me equivoco? -. alzo una ceja antes de beber un poco más, casi hasta la mitad de la jarra. - Bah...en el fondo esto es un maldito 'sálvese quien pueda' - agarro una servilleta de papel, tratando de hacer una de esas grullas, por observación. Pero más bien me sale una especie de cosa con pico que no se tiene en pie.
La despedida entre esos dos fue más que fría. Un “pues igualmente” le sirvió al castaño para despachar al otro, tras lo que se fue. Y vino allí mi conversación, mi sarta preguntas… Llegó a creerse eso de que no tenía ningún tipo de información, al principio, y temí que pasara del resto. Pero no, se quedó para todo lo otro que tenía que decir. Aunque la frase que más me destacó, sin embargo, fue aquello de tener tiempo. Se sentó casi como cabreado y dio un topetazo contra la mesa, que me quitó aquella expresión sencilla para substituirmela por una mueca de desagrado. “O no”, decía él. Le fruncí mucho el ceño y casi que le enseñé los dientes, no contento ni con sus modales ni con nada en general de lo poco que había mostrado.
Que daba mala suerte… -Entonces no nos crucemos mucho. Ya sé que no me va a salvar de una puñalada en la espalda. Ni inmortal ni ostias. La mayoría mueren de formas poco adecuadas antes de alcanzar un teórico fin. Quizás existe, pero… No nos da tiempo.- Hablaba más por parte de los drows que no de los elfos. No, nunca había visto un drow morir de viejo. Había oído a hablar de matronas arrugadas y decrépitas, moribundas, aunque otros atribuían tales atrocidades a sus conjuros, sus sacrificios o sus múltiples partos.
Pero ahora que lo pensaba… Jamás había visto un hombre demasiado viejo. No con mucha arruga en la frente. Adultos si… Eso era una señal de que definitivamente envejecían, como el caso de mi padre, Sygdom. Pero la cosa es que definitivamente allí abajo o moríamos los hombres muy rápidos, o “moríamos” del verbo “matar”. -Todo el mundo es inmortal hasta que se demuestra lo contrario.- Concluí tras recuperar mi sonrisa, un poco retorcida. Acomodé una vez más el bastón a mi lado, como si prefiriera tenerlo a mano, y seguí con lo mío. Con aquella extraña conversación.
Alcé mucho las cejas en cuanto habló de retos. Que haría una mientras tomaba cerveza. ¿Es que TODO el mundo allí era borracho? ¿Todos, realmente? Bueno, al menos ese parecía demasiado poco amistoso como para acabar invitándome a algo. Era un experto ya a acabar dándole un trago a algo sin que tuviera que preguntar. Joder macho. Whisky, vodka, vino… Aunque ese último fue más por mi propia mano. -Tu ganas información. Yo… ¡No pienso unir a la brigada! Menuda chorrada, un drow ahí. No pinta nada.- Definitivamente no veía uno de los míos ahí metidos. Bueno, Osten… Pero ese estaba bajo tierra. … Aunque ¿No lo están la gran mayoría de los drows? -Yo tengo otras razones. No creo en esa mierda, pero, bah. Demasiados años, poco con lo que entretenerse.- Me encogí de hombros.
Luego me llamó jeta y yo levanté otra vez una ceja, torciendo algo la cabeza. -Un par de monedas para encontrar uno que puede soltar a cientas… Creo que no es tan mala inversión, ¿Eh?- Ya había empezado a creer que me podría hacer de oro de forma segura. Compraría papeles y haría grullas de muchos colores. Y lana. Quería comprar lana, hacerme cosas porque llegaba el invierno, y como evidenciaba mi tos, estaba resfriado. Me haría unos guantecitos y un gorrito. Además, así taparía el estropicio que tenía por pelo… Me pasé la mano por la cabeza notando ahí el corte.
Luego se contradijo un poco a si mismo admirando que tenía porte de mercenario. Yo me ergí ya un poco más tranquilo, como queriendo demostrarlo. Aunque seguía doblando papel. Servilletas, mejor dicho. -Oh, esos son los peores.- Un mercenario ha de estar listo para poner la espada en el pecho de quien sea necesario. Más o menos. -Yo con algunos me lo pienso. Pero ¿Alianza? ¡Menuda chorrada! Son también mis enemigos.- Le dije en voz más baja para no levantar sospechas. Él iba bebiendo. Me sentí hasta halagado en cuanto empezó a decir que si, que podía hacer de mercenario. Chasqueé la lengua cuando mencionó lo de las puñaladas por la espalda.
-Puñaladas traseras… No necesarias. Veo que conoces la fama de los míos, ¿Si? No es mi estilo, tampoco. Hoy en día sin aliados es locura. Es cuestión de encontrar quien tenga objetivos similares. El odio une más que amistad.- Le expliqué con tranquilidad, encogiéndome de hombros. -Sálvese quien pueda… Si y no. Por mi parte podría meterme en un zulo y esperar que esta mierda acabara. Puedo aguantar lo suficiente como para que toda población humana se renueve.- Comenté, de repente sorprendido. Si. Podían pasar dos cientos años… Y ni uno de los humanos que hubiera conocido en antaño seguiría vivo para aquel entonces. Y probablemente tampoco mucho mago. Por mi parte quizás ya se me notaría el peso de tanta edad, pero teniendo sangre elfa por mis venas podía esperarme al menos un milenio de vida. O eso creía, así, a ojo.
-La cuestión es vivir y no malvivir. Y para eso, ha de morir gente.- Miré con aire ausente el churro con pico que hace él. Me encogí de hombros y dejé yo los papeles encima de la mesa, llevando una mano al bastón para atraerlo hacia mi, denotando algo de cansancio. -[color=cadetblue]Bah, eso lo hará. Tampoco pierdo nada por decir sobre Rybar. Tiene pasta para muchos y a mi más bien me hará que falten un par de soldados más en este mundo. -¿Sabes de fábrica en Londres, exteriores? Dicen que se hacen trapicheos y cosas chungas. Mapa lo tiene compadre, no yo.- ¿Compadre? ¿Qué demonios era aquella palabra? -En tres días allí estará. Dibuja un… triangulo con círculo dentro y línea en centro, para que sepa que hay mercancía. Cualquier tío alianza le vale, pero más rango, más pasta.- Yo cogí el cucurucho apuntao que había hecho y lo conté como una grulla más. -Acepto barco como animal de compañía.- Eso no era ni una grulla ni un pájaro. Una culebra. Me encogí de hombros, sin saber si le bastaría con aquella información o si debería buscar a Dyospiros para el mapa. ¿Lo había cogido él…?
Que daba mala suerte… -Entonces no nos crucemos mucho. Ya sé que no me va a salvar de una puñalada en la espalda. Ni inmortal ni ostias. La mayoría mueren de formas poco adecuadas antes de alcanzar un teórico fin. Quizás existe, pero… No nos da tiempo.- Hablaba más por parte de los drows que no de los elfos. No, nunca había visto un drow morir de viejo. Había oído a hablar de matronas arrugadas y decrépitas, moribundas, aunque otros atribuían tales atrocidades a sus conjuros, sus sacrificios o sus múltiples partos.
Pero ahora que lo pensaba… Jamás había visto un hombre demasiado viejo. No con mucha arruga en la frente. Adultos si… Eso era una señal de que definitivamente envejecían, como el caso de mi padre, Sygdom. Pero la cosa es que definitivamente allí abajo o moríamos los hombres muy rápidos, o “moríamos” del verbo “matar”. -Todo el mundo es inmortal hasta que se demuestra lo contrario.- Concluí tras recuperar mi sonrisa, un poco retorcida. Acomodé una vez más el bastón a mi lado, como si prefiriera tenerlo a mano, y seguí con lo mío. Con aquella extraña conversación.
Alcé mucho las cejas en cuanto habló de retos. Que haría una mientras tomaba cerveza. ¿Es que TODO el mundo allí era borracho? ¿Todos, realmente? Bueno, al menos ese parecía demasiado poco amistoso como para acabar invitándome a algo. Era un experto ya a acabar dándole un trago a algo sin que tuviera que preguntar. Joder macho. Whisky, vodka, vino… Aunque ese último fue más por mi propia mano. -Tu ganas información. Yo… ¡No pienso unir a la brigada! Menuda chorrada, un drow ahí. No pinta nada.- Definitivamente no veía uno de los míos ahí metidos. Bueno, Osten… Pero ese estaba bajo tierra. … Aunque ¿No lo están la gran mayoría de los drows? -Yo tengo otras razones. No creo en esa mierda, pero, bah. Demasiados años, poco con lo que entretenerse.- Me encogí de hombros.
Luego me llamó jeta y yo levanté otra vez una ceja, torciendo algo la cabeza. -Un par de monedas para encontrar uno que puede soltar a cientas… Creo que no es tan mala inversión, ¿Eh?- Ya había empezado a creer que me podría hacer de oro de forma segura. Compraría papeles y haría grullas de muchos colores. Y lana. Quería comprar lana, hacerme cosas porque llegaba el invierno, y como evidenciaba mi tos, estaba resfriado. Me haría unos guantecitos y un gorrito. Además, así taparía el estropicio que tenía por pelo… Me pasé la mano por la cabeza notando ahí el corte.
Luego se contradijo un poco a si mismo admirando que tenía porte de mercenario. Yo me ergí ya un poco más tranquilo, como queriendo demostrarlo. Aunque seguía doblando papel. Servilletas, mejor dicho. -Oh, esos son los peores.- Un mercenario ha de estar listo para poner la espada en el pecho de quien sea necesario. Más o menos. -Yo con algunos me lo pienso. Pero ¿Alianza? ¡Menuda chorrada! Son también mis enemigos.- Le dije en voz más baja para no levantar sospechas. Él iba bebiendo. Me sentí hasta halagado en cuanto empezó a decir que si, que podía hacer de mercenario. Chasqueé la lengua cuando mencionó lo de las puñaladas por la espalda.
-Puñaladas traseras… No necesarias. Veo que conoces la fama de los míos, ¿Si? No es mi estilo, tampoco. Hoy en día sin aliados es locura. Es cuestión de encontrar quien tenga objetivos similares. El odio une más que amistad.- Le expliqué con tranquilidad, encogiéndome de hombros. -Sálvese quien pueda… Si y no. Por mi parte podría meterme en un zulo y esperar que esta mierda acabara. Puedo aguantar lo suficiente como para que toda población humana se renueve.- Comenté, de repente sorprendido. Si. Podían pasar dos cientos años… Y ni uno de los humanos que hubiera conocido en antaño seguiría vivo para aquel entonces. Y probablemente tampoco mucho mago. Por mi parte quizás ya se me notaría el peso de tanta edad, pero teniendo sangre elfa por mis venas podía esperarme al menos un milenio de vida. O eso creía, así, a ojo.
-La cuestión es vivir y no malvivir. Y para eso, ha de morir gente.- Miré con aire ausente el churro con pico que hace él. Me encogí de hombros y dejé yo los papeles encima de la mesa, llevando una mano al bastón para atraerlo hacia mi, denotando algo de cansancio. -[color=cadetblue]Bah, eso lo hará. Tampoco pierdo nada por decir sobre Rybar. Tiene pasta para muchos y a mi más bien me hará que falten un par de soldados más en este mundo. -¿Sabes de fábrica en Londres, exteriores? Dicen que se hacen trapicheos y cosas chungas. Mapa lo tiene compadre, no yo.- ¿Compadre? ¿Qué demonios era aquella palabra? -En tres días allí estará. Dibuja un… triangulo con círculo dentro y línea en centro, para que sepa que hay mercancía. Cualquier tío alianza le vale, pero más rango, más pasta.- Yo cogí el cucurucho apuntao que había hecho y lo conté como una grulla más. -Acepto barco como animal de compañía.- Eso no era ni una grulla ni un pájaro. Una culebra. Me encogí de hombros, sin saber si le bastaría con aquella información o si debería buscar a Dyospiros para el mapa. ¿Lo había cogido él…?
Los rumores que había escuchado sobre la agresividad de los drow parecen confirmadas por uno de su misma especie, según él no les da tiempo a hacerse viejos porque mueren de formas poco adecuadas, por violencia, supongo. Justo lo que pensaba, ser de una de esas razas no te garantiza inmortalidad a no ser que me metas a vivir a una maldita burbuja. En esta guerra somos casi todos iguales, igual de vulnerables. - No, será mejor que nos crucemos lo justo y necesario. - su frase de la inmortalidad de todo el mundo hasta que se demuestre lo contrario me hace gracia por lo simple y lo cierta que es a la vez, haciendo incluso que me ría un poco antes de dar otro trago a la cerveza. El tipo tenía sentido del humor y todo. - Por eso estamos constantemente poniendo a prueba esa supuesta inmortalidad, como si nos gustase experimentar.- y en el fondo eso es una práctica propia de locos. ¿Quién en su sano juicio se metería en tantos líos, riesgos y peleas con posibilidades de acabar mal? la mayoría vería más sensato irse lejos de las grandes urbes, al campo, a vivir aislado. Allí tal ve se pudiese encontrar algo de paz. Sin embargo aquí estamos, en una taberna de mala muerte e interesados en la recompensa que nos va a dar un tío chalado por capturar a otros tíos chalados. Todos terriblemente locos
Reniega de lo de unirse a la brigada como si fuese una locura, afirmando que lo de las grullas no es para eso, aunque no me lo termino de creer del todo. Como sea, no me importa mucho el motivo, pero eso de que lo hace porque se aburre me da por pensar que necesita nuevos hobbies o aficiones. Lo miro arqueando una ceja, como si mirase a un ser salido de otra civilización. Bueno, como si fuese no. Lo es. - Eh...intuyo que en el lugar de donde vienes os tenéis que aburrir mucho. Búscate nuevas aficiones. Yo qué sé, lee, hazte armas, por una granja de cerdos vietnamitas...pero la papiroflexia es muy...- no encuentro la palabra para definirla, pero definitivamente es algo relacionado con la palabra pringaos. Y ahora me intentaba vender su trato de información por dinero, como si de un comerciante que te lo pone todo bonito se tratase. Se olvida de algo fundamental: hay más gente a la que preguntar. - Cierto por un lado. Pero por otro...tu producto me lo pueden ofrecer otros muchos. No es una información tan 'clasificada'. Puede que tarde más en encontrarlo, eso sí. Y también tengo ganas de hacer algo con esos de la Alianza. Me ponen de los nervios por ahí pavoneándose con sus putos robots. - por culpa de la herida de uno de esos robots me pillaron los chalados del castillo de Edimburgo, en particular Tobías, que aprovechó la ocasión para colocarme ese maldito dispositivo controlador en el pecho. No le perdono que me obligase a hacer sus malditos recados y trabajos sucios bajo amenaza de muerte, así que si las iniciales que he visto en el tablón coinciden con las suyas eso quiere decir que ha pasado por aquí. Sea como sea, mientras gano dinero atacando a la Alianza también puedo seguir buscando al otro, de algún modo.
- Poca cosa sobre la fama de los tuyos...rumores...historias...En ninguna salís bien parados. Se os considera enemigos aquí arriba. A mi me da igual, mientras no me ataquen o no sea mi misión...me la pela bastante. Pero sí, para algunas cosas se necesitan aliados, y un vínculo de odio hacia enemigos comunes es mucho más sencillo, menos complejo que las supuestas relaciones desinteresadas de amistad. - divago un poco sobre el tema acabándome de una la cerveza que me queda. Después pido otra al camarero, pero esta vez una cerveza negra. Su idea del zulo no me parece mala del todo, aunque sí un desperdicio de tiempo, sin poder salir de allí. - ¿Y por qué estás aquí entonces? si puedes quedarte en el sitio de donde quiera que vengas...o eres masoca, o odias el lugar en el que estabas y no tenías otra opción o bien tienes aquí intereses más fuertes. - pillo la segunda pinta que me traen, comenzando a beber casi como si fuese la primera, mientras observo de reojo ese bastón en el que pone tanto interés. La verdad es que es bastante llamativo, me recuerda a bastones de magos de los buenos, así que me pregunto si lo habrá robado a alguien. Su teoría de que debían morir algunos para que otros vivieran mejor es cruda pero cierta. - No se puede pretender que todos cambien y que negociando se arreglen las cosas, porque no se va a arreglar nada. Mucha mente cerril.- me doy con el dedo en la sien, bajando después el índice hacia la grulla (o cosa) que había hecho hace escasos minutos, dando un pequeño toque como indicando que puede cogerla. Me sorprende un poco que al final ceda a darme información, no sé por qué lo hace o si será cierta. Si es mentira como mucho me llevaré un paseo en balde, o una paliza si es una falsa pista. - Conozco esa fábrica de la que hablas, creo. La gente que no quiere ser vista se reúne allí. Tres días...intuyo que también irás. ¿Ya tienes un despojo humano de esos para llevarle? -
Reniega de lo de unirse a la brigada como si fuese una locura, afirmando que lo de las grullas no es para eso, aunque no me lo termino de creer del todo. Como sea, no me importa mucho el motivo, pero eso de que lo hace porque se aburre me da por pensar que necesita nuevos hobbies o aficiones. Lo miro arqueando una ceja, como si mirase a un ser salido de otra civilización. Bueno, como si fuese no. Lo es. - Eh...intuyo que en el lugar de donde vienes os tenéis que aburrir mucho. Búscate nuevas aficiones. Yo qué sé, lee, hazte armas, por una granja de cerdos vietnamitas...pero la papiroflexia es muy...- no encuentro la palabra para definirla, pero definitivamente es algo relacionado con la palabra pringaos. Y ahora me intentaba vender su trato de información por dinero, como si de un comerciante que te lo pone todo bonito se tratase. Se olvida de algo fundamental: hay más gente a la que preguntar. - Cierto por un lado. Pero por otro...tu producto me lo pueden ofrecer otros muchos. No es una información tan 'clasificada'. Puede que tarde más en encontrarlo, eso sí. Y también tengo ganas de hacer algo con esos de la Alianza. Me ponen de los nervios por ahí pavoneándose con sus putos robots. - por culpa de la herida de uno de esos robots me pillaron los chalados del castillo de Edimburgo, en particular Tobías, que aprovechó la ocasión para colocarme ese maldito dispositivo controlador en el pecho. No le perdono que me obligase a hacer sus malditos recados y trabajos sucios bajo amenaza de muerte, así que si las iniciales que he visto en el tablón coinciden con las suyas eso quiere decir que ha pasado por aquí. Sea como sea, mientras gano dinero atacando a la Alianza también puedo seguir buscando al otro, de algún modo.
- Poca cosa sobre la fama de los tuyos...rumores...historias...En ninguna salís bien parados. Se os considera enemigos aquí arriba. A mi me da igual, mientras no me ataquen o no sea mi misión...me la pela bastante. Pero sí, para algunas cosas se necesitan aliados, y un vínculo de odio hacia enemigos comunes es mucho más sencillo, menos complejo que las supuestas relaciones desinteresadas de amistad. - divago un poco sobre el tema acabándome de una la cerveza que me queda. Después pido otra al camarero, pero esta vez una cerveza negra. Su idea del zulo no me parece mala del todo, aunque sí un desperdicio de tiempo, sin poder salir de allí. - ¿Y por qué estás aquí entonces? si puedes quedarte en el sitio de donde quiera que vengas...o eres masoca, o odias el lugar en el que estabas y no tenías otra opción o bien tienes aquí intereses más fuertes. - pillo la segunda pinta que me traen, comenzando a beber casi como si fuese la primera, mientras observo de reojo ese bastón en el que pone tanto interés. La verdad es que es bastante llamativo, me recuerda a bastones de magos de los buenos, así que me pregunto si lo habrá robado a alguien. Su teoría de que debían morir algunos para que otros vivieran mejor es cruda pero cierta. - No se puede pretender que todos cambien y que negociando se arreglen las cosas, porque no se va a arreglar nada. Mucha mente cerril.- me doy con el dedo en la sien, bajando después el índice hacia la grulla (o cosa) que había hecho hace escasos minutos, dando un pequeño toque como indicando que puede cogerla. Me sorprende un poco que al final ceda a darme información, no sé por qué lo hace o si será cierta. Si es mentira como mucho me llevaré un paseo en balde, o una paliza si es una falsa pista. - Conozco esa fábrica de la que hablas, creo. La gente que no quiere ser vista se reúne allí. Tres días...intuyo que también irás. ¿Ya tienes un despojo humano de esos para llevarle? -
Él mismo dejó bastante claras las intenciones de no cruzarnos mucho. Quizás a medida que fuera avanzando la conversación pasaría a no caerme realmente mal, no llamaría ni de lejos aquello una buena relación, pero al menos se fue esfumando la tensión. Era un poco suyo, o tal vez era yo que era demasiado mío. No estaba como para exigir modales a nadie contando los míos. Me limité a asentir su proposición con una tranquilidad casi parsimoniosa, quizás porque ya no carburaba. Llegué a hacerle reír y lo cierto es que me sorprendió. Pero no expresé aquello demasiado, excepto por un leve gesto con las cejas. -Casi parece que si. Quien no viva aquí, definitivamente no entender nuestras motivaciones.- O eso creía yo. En tiempos de guerra, según me había contado, la paz resultaba incomprensible. ¿Cómo iba a ir alguien por el mundo sin aunque fuera una puñetera escopeta? Y lo mismo al revés.
Aunque la historia la escribían los vencedores. Me preguntaba como se nos recordaría a los mercenarios. Luego se me hizo el sorprendido o al menos algo le debió llamar la atención en cuanto le dije para qué quería grullas. No me dijo qué le parecía el tema de la papiroflexia. Yo me encogí de hombros. -Debería aprender cosas útiles. Cocinar. Tejer. Vien eel invierno y, aunque tengo el dinero, empiezo a temer que no hayan tiendas donde gastar. No ropa, sería mal.- Empezaba a pensar que debería migrar al zulo aquel invierno. Empezaba a tenerle miedo. Me puse bien la capa tras un breve escalofrío.
Me discutió que aquella información que yo le había proporcionado no era única, que mismamente se la podría ofrecer otro, lo cual hacía absurdo que quisiera pedir dinero. -De hecho… No estoy seguro. Quizás alguien oyó de refilón. Pero antes, haber solo peliblanca y… peliblanco, vaya. Todos peliblancos. Y ya ves que aquí no hay muchos, ¿Fuera no viste otro? Ese también sabe. Pero a saber que habría respondido.- Había un matiz de preocupación en esa pregunta. Definitivamente le habría sorprendido demasiado ver dos drows en la zona. Él comentó su molestia con los humanos. Yo arqueé las cejas entre interesado, no pudiendo esconder una sonrisa que acudió de inmediato a mi rostro. Si buscaba una misión de tan índole era obvio que no los tenía en gracia, pero me llamaba la atención que fuera un odio más personal. Despreciaba mucho sus maquinitas. -¿A que si? Puta mierda. Si se estuvieran calladitos… O quietecicos… Que hicieran robots, no importa. Pero no. ¿Te has enterado? Hubo jaleo antes. Me apuesto lo que sea a que dirán que fueron magos terroristas, o algo. He sentido algo como que fue una… bruja sola… y entonces, liarse. Lo cierto es que es de imbéciles arriesgar por una sola persona.
Bueno, no era nadie para hablar. Yo mismamente podría hacer atrocidades por gente concreta. Pero tanto como para que la lucha se pudiera ver desde un bar ya un tanto lejos de allí… Pensé en el humo, en el fuego en la distancia, helicópteros. Me llevé una mano a la cabeza. Me habló entonces de la fama de los nuestros. Oh, mala, para esperar. Escasa y toda mala. Luego pareció denotar su asco por las amistades. Yo creía en ellas, pero era innegable que querer acabar con un objetivo común era mucho más de fiar. -No todos los drows son “MATAR, MATAR”, si no poco diferenciaría de centinelas. Hay algunos que saben hacerse más a entorno que otros. Muchos sudan. Tal vez por eso hay tan poquitos aquí.- Me preguntaba cuantos habrían de mi raza por allí… Y cuantos morían cada año. Fruncí el ceño y traté de desviar mis pensamientos. Él se pidió otra, con un aguante admirable. Y yo casi había acabado en coma por darle un trago a una botella de vodka.
¿Que porqué estaba ahí? Eso era pregunta fácil. -Realmente, cualquier poder ir a isla desierta o donde sea y vivir en cualquier lado, ¿Eh? Y en seguridad. Pero sería aburrido, ¿No? Demasiado. No despreciaba mi hogar, pero… Joder. Mucho tiempo, hacer tan pocas cosas. Es la última opción. La vida, ¿Qué sentido tiene aburrirte en ella? Mejor arriesgar por algo mejor que pasarse media eternidad haciendo putos pajarracos de papel.- Me encogí de hombros casi tranquilo, a pesar de mi vocabulario. Y él bebía. Mencionó la palabra “cerril” y yo pestañeé un par de veces porque mi lenguaje no daba para más. Pero decidí hacer ver que lo entendía con un muy leve asentimiento de cabeza, nervioso, mientras trataba de despegarme del palo que de alguna forma u otra había acabado casi encima mía.
Me ahorró mucho tiempo que supiera de qué fábrica hablaba. Perfecto, porque yo no tenía ni idea. Agradecí interiormente tener un mapa. -Ir, iré. Despojo humano… Antes trajeron uno. Lykaios y eso. Debe seguir ahí arriba, pero la palmó. No parecía muy importante, pero… Habría servido vivo. Quizás muerto también, pero no lo mismo.- Arranqué un trozo del bastón, dejé este en el suelo e hice una especie de cuadrado con esta, con toda la naturalidad del mundo. -Compiñero y yo…- Compinche + Compañero = Compiñero, de toda la vida. -Vamos a pillar algo. Él sabe más que yo. Quiere algo de valor. Sacar buena pasta, y además, jode a alianza.- Puse todas las grullas, avecillas y churros con pico encima del cuadrado. Luego con otro trozo de cristal hice una tapa, más o menos a modo de carpeta pero completamente cerrada, y con el hueco suficiente como para no aplastarlas. La metí en la mochila como si no hubiera pasado nada. Ya había recogido, dando señales que pensaba ya en mi cama. -A mi me gustaría atrapar a uno, dicen que se llama… Napoleón. O se parece. No tengo cuentas pendientes con ninguno personalmente. Pero le pegó un tiro a un amigo. Aunque dudo que lo pueda encontrar así, no sé que es un napoleón. Aunque yo tampoco mando mucho.- ¿Tendría Dyospiros pensado algún objetivo? ¿Querría ir a por esos que lo jodieron a él en antaño? Me rascaba la barbilla con esas preguntas en menta. -¿Tu qué quieres pillar? ¿Lo que sea? ¿Alguno en concreto?
Aunque la historia la escribían los vencedores. Me preguntaba como se nos recordaría a los mercenarios. Luego se me hizo el sorprendido o al menos algo le debió llamar la atención en cuanto le dije para qué quería grullas. No me dijo qué le parecía el tema de la papiroflexia. Yo me encogí de hombros. -Debería aprender cosas útiles. Cocinar. Tejer. Vien eel invierno y, aunque tengo el dinero, empiezo a temer que no hayan tiendas donde gastar. No ropa, sería mal.- Empezaba a pensar que debería migrar al zulo aquel invierno. Empezaba a tenerle miedo. Me puse bien la capa tras un breve escalofrío.
Me discutió que aquella información que yo le había proporcionado no era única, que mismamente se la podría ofrecer otro, lo cual hacía absurdo que quisiera pedir dinero. -De hecho… No estoy seguro. Quizás alguien oyó de refilón. Pero antes, haber solo peliblanca y… peliblanco, vaya. Todos peliblancos. Y ya ves que aquí no hay muchos, ¿Fuera no viste otro? Ese también sabe. Pero a saber que habría respondido.- Había un matiz de preocupación en esa pregunta. Definitivamente le habría sorprendido demasiado ver dos drows en la zona. Él comentó su molestia con los humanos. Yo arqueé las cejas entre interesado, no pudiendo esconder una sonrisa que acudió de inmediato a mi rostro. Si buscaba una misión de tan índole era obvio que no los tenía en gracia, pero me llamaba la atención que fuera un odio más personal. Despreciaba mucho sus maquinitas. -¿A que si? Puta mierda. Si se estuvieran calladitos… O quietecicos… Que hicieran robots, no importa. Pero no. ¿Te has enterado? Hubo jaleo antes. Me apuesto lo que sea a que dirán que fueron magos terroristas, o algo. He sentido algo como que fue una… bruja sola… y entonces, liarse. Lo cierto es que es de imbéciles arriesgar por una sola persona.
Bueno, no era nadie para hablar. Yo mismamente podría hacer atrocidades por gente concreta. Pero tanto como para que la lucha se pudiera ver desde un bar ya un tanto lejos de allí… Pensé en el humo, en el fuego en la distancia, helicópteros. Me llevé una mano a la cabeza. Me habló entonces de la fama de los nuestros. Oh, mala, para esperar. Escasa y toda mala. Luego pareció denotar su asco por las amistades. Yo creía en ellas, pero era innegable que querer acabar con un objetivo común era mucho más de fiar. -No todos los drows son “MATAR, MATAR”, si no poco diferenciaría de centinelas. Hay algunos que saben hacerse más a entorno que otros. Muchos sudan. Tal vez por eso hay tan poquitos aquí.- Me preguntaba cuantos habrían de mi raza por allí… Y cuantos morían cada año. Fruncí el ceño y traté de desviar mis pensamientos. Él se pidió otra, con un aguante admirable. Y yo casi había acabado en coma por darle un trago a una botella de vodka.
¿Que porqué estaba ahí? Eso era pregunta fácil. -Realmente, cualquier poder ir a isla desierta o donde sea y vivir en cualquier lado, ¿Eh? Y en seguridad. Pero sería aburrido, ¿No? Demasiado. No despreciaba mi hogar, pero… Joder. Mucho tiempo, hacer tan pocas cosas. Es la última opción. La vida, ¿Qué sentido tiene aburrirte en ella? Mejor arriesgar por algo mejor que pasarse media eternidad haciendo putos pajarracos de papel.- Me encogí de hombros casi tranquilo, a pesar de mi vocabulario. Y él bebía. Mencionó la palabra “cerril” y yo pestañeé un par de veces porque mi lenguaje no daba para más. Pero decidí hacer ver que lo entendía con un muy leve asentimiento de cabeza, nervioso, mientras trataba de despegarme del palo que de alguna forma u otra había acabado casi encima mía.
Me ahorró mucho tiempo que supiera de qué fábrica hablaba. Perfecto, porque yo no tenía ni idea. Agradecí interiormente tener un mapa. -Ir, iré. Despojo humano… Antes trajeron uno. Lykaios y eso. Debe seguir ahí arriba, pero la palmó. No parecía muy importante, pero… Habría servido vivo. Quizás muerto también, pero no lo mismo.- Arranqué un trozo del bastón, dejé este en el suelo e hice una especie de cuadrado con esta, con toda la naturalidad del mundo. -Compiñero y yo…- Compinche + Compañero = Compiñero, de toda la vida. -Vamos a pillar algo. Él sabe más que yo. Quiere algo de valor. Sacar buena pasta, y además, jode a alianza.- Puse todas las grullas, avecillas y churros con pico encima del cuadrado. Luego con otro trozo de cristal hice una tapa, más o menos a modo de carpeta pero completamente cerrada, y con el hueco suficiente como para no aplastarlas. La metí en la mochila como si no hubiera pasado nada. Ya había recogido, dando señales que pensaba ya en mi cama. -A mi me gustaría atrapar a uno, dicen que se llama… Napoleón. O se parece. No tengo cuentas pendientes con ninguno personalmente. Pero le pegó un tiro a un amigo. Aunque dudo que lo pueda encontrar así, no sé que es un napoleón. Aunque yo tampoco mando mucho.- ¿Tendría Dyospiros pensado algún objetivo? ¿Querría ir a por esos que lo jodieron a él en antaño? Me rascaba la barbilla con esas preguntas en menta. -¿Tu qué quieres pillar? ¿Lo que sea? ¿Alguno en concreto?
Por lo menos parece darse cuenta de que lo de la papiroflexia es bastante inútil, que debería ocupar su tiempo en aprender esas cosas necesarias como cocinar. Tampoco me imagino a un drow haciendo buenas comidas e invitando a gente a su casa, simplemente no me cuadra con la imagen que tengo de esos elfos oscuros. Cocinar...yo más que cocinar hago veneno, no soy demasiado bueno cocinando. - Siempre hay donde gastar, sólo que a veces se aprovechan de la necesidad de la gente. La ley de la oferta y la demanda...por eso es útil saber autoabastecerse. - la cerveza negra comenzaba a bajar a buen ritmo, aunque siendo la segunda pinta todavía conservo mi lucidez, a pesar de empezar a notar los primeros efectos. Niego con la cabeza a lo de ver a otro tipo fuera, no he visto ningún peliblanco además de él, pero claro...tampoco es que me haya fijado mucho. En realidad no hay tantos que pudiesen haberme dado la información, o al menos eso ha dicho él. Con decirme me ha ahorrado bastante tiempo, ahora podré ir cuanto antes a tratar de capturar a uno de esos soldados. El hecho de su odio hacia los soldados crea cierta 'simpatía' hacia el drow con el que estoy hablando, aunque más bien se trata de lo que hablábamos antes, el odio hacia un enemigo común une.
- Nah, no me he enterado de nada. Simplemente sé que ha habido algo de lío, por el humo a lo lejos, más aviones de lo normal...pero no sé qué ha pasado. - me inclino un poco hacia delante en la mesa, denotando interés por lo que cuenta, queriendo saber más. Magos terroristas, siempre decíanlo mismo. Aunque incluso los propios magos decían eso, los ministeriales acusando de radicales a los otros. Hago una especie de sonido irónico por lo de la imbecilidad de arriesgar por una sola persona, viendo varias lecturas posibles en eso. - Eso que dices suena bastante utilitarista...pero hay muchas formas de plantearlo. Tal vez no fuesen todos a salvarla, puede que se viesen envueltos en la pelea, cuando se desata el caos, te arrastra a él de manera irremediable si estás en el lugar equivocado en el momento equivocado. Me ha pasado varias veces. O puede que para aquellos que fuesen a rescatarla les importase tanto como para arriesgarse. A mi me importaría una mierda que muriesen muchos si se salvase la persona que quiero, llámame egoísta, pero...¿de qué me sirve que otros muchos estén vivos si no lo está quien yo deseo que lo esté? - lo miro fijamente a los ojos durante unos segundos, bebiendo después otro trago largo hasta casi acabar la cerveza. No puedo evitar pensar en alguien en concreto conforme digo esto. Y si él ha tenido alguna situación similar puede que lo entienda. - Sólo uno de esos que por ahí llaman 'héroes' harían algo así, pero para mí no son héroes...son unos hipócritas. Simplemente no puedo entenderlo.
"no, no puedo. Que le den a todos esos valores que se supone que son los correctos"
Me quedo durante un instante mirando al fondo de mi jarra, de nuevo vacía. Tan absorto que casi no escucho lo que dice sobre drows adapatbles. Vuelvo un poco a la conversación cuando menciona que no desea una vida aburrida, sacando cierta vena de aventurero kamikaze, porque eso es lo que está haciendo al quedarse aquí. - Vivirás una vida más plena, eso sí, con más experiencias. Y eso en el fondo la hará más larga que una aburrida, escondido en una burbuja por miedo a que suceda algo. Es todo tan contradictorio....- comento más bien para mí mismo, que también me he planteado en alguna ocasión irme a un lugar solitario en el que nadie me encuentre. Pero supongo que no estoy hecho para eso. Puede que esta sea la única forma de vida que conozco y a la que me he acostumbrado. Según él tienen un muerto de la batalla arriba, aunque eso dudo que sirva de mucho. Los querrán vivos, y si quiero empezar a cazar debería ser esta noche. Si sigo bebiendo acabaré demasiado ebrio como para poder cazar nada. - Ajá-...compiñero...- casi me río de su pronunciación, pero no digo nada por si decide decirlo otra vez, que me ha hecho gracia. No tengo ni idea de quién es ese Napoleón, pero intuyo que el mote debe ser por algo relacionado con el personaje, obviamente. - Pues un 'napoleón' es un tipo peligroso, conquistador, con el que hay que tener cuidado. Pero no sé de quién hablas. Yo...no sé a quién capturaré, trataré de separar a alguien de alguna patrulla, para acorrarlarlo cuando esté solo. Técnica depredador.
- Nah, no me he enterado de nada. Simplemente sé que ha habido algo de lío, por el humo a lo lejos, más aviones de lo normal...pero no sé qué ha pasado. - me inclino un poco hacia delante en la mesa, denotando interés por lo que cuenta, queriendo saber más. Magos terroristas, siempre decíanlo mismo. Aunque incluso los propios magos decían eso, los ministeriales acusando de radicales a los otros. Hago una especie de sonido irónico por lo de la imbecilidad de arriesgar por una sola persona, viendo varias lecturas posibles en eso. - Eso que dices suena bastante utilitarista...pero hay muchas formas de plantearlo. Tal vez no fuesen todos a salvarla, puede que se viesen envueltos en la pelea, cuando se desata el caos, te arrastra a él de manera irremediable si estás en el lugar equivocado en el momento equivocado. Me ha pasado varias veces. O puede que para aquellos que fuesen a rescatarla les importase tanto como para arriesgarse. A mi me importaría una mierda que muriesen muchos si se salvase la persona que quiero, llámame egoísta, pero...¿de qué me sirve que otros muchos estén vivos si no lo está quien yo deseo que lo esté? - lo miro fijamente a los ojos durante unos segundos, bebiendo después otro trago largo hasta casi acabar la cerveza. No puedo evitar pensar en alguien en concreto conforme digo esto. Y si él ha tenido alguna situación similar puede que lo entienda. - Sólo uno de esos que por ahí llaman 'héroes' harían algo así, pero para mí no son héroes...son unos hipócritas. Simplemente no puedo entenderlo.
"no, no puedo. Que le den a todos esos valores que se supone que son los correctos"
Me quedo durante un instante mirando al fondo de mi jarra, de nuevo vacía. Tan absorto que casi no escucho lo que dice sobre drows adapatbles. Vuelvo un poco a la conversación cuando menciona que no desea una vida aburrida, sacando cierta vena de aventurero kamikaze, porque eso es lo que está haciendo al quedarse aquí. - Vivirás una vida más plena, eso sí, con más experiencias. Y eso en el fondo la hará más larga que una aburrida, escondido en una burbuja por miedo a que suceda algo. Es todo tan contradictorio....- comento más bien para mí mismo, que también me he planteado en alguna ocasión irme a un lugar solitario en el que nadie me encuentre. Pero supongo que no estoy hecho para eso. Puede que esta sea la única forma de vida que conozco y a la que me he acostumbrado. Según él tienen un muerto de la batalla arriba, aunque eso dudo que sirva de mucho. Los querrán vivos, y si quiero empezar a cazar debería ser esta noche. Si sigo bebiendo acabaré demasiado ebrio como para poder cazar nada. - Ajá-...compiñero...- casi me río de su pronunciación, pero no digo nada por si decide decirlo otra vez, que me ha hecho gracia. No tengo ni idea de quién es ese Napoleón, pero intuyo que el mote debe ser por algo relacionado con el personaje, obviamente. - Pues un 'napoleón' es un tipo peligroso, conquistador, con el que hay que tener cuidado. Pero no sé de quién hablas. Yo...no sé a quién capturaré, trataré de separar a alguien de alguna patrulla, para acorrarlarlo cuando esté solo. Técnica depredador.
Lo escuché con mucha atención cuando habló de que había quien se aprovechaba de la necesidad de la gente. No hacía mucho Yden me había dicho algo similar, que manejar objetos o recursos -o ofrecer servicios como el de sanación- podían ser muy beneficiosos, aprovechando la miseria de la gente. Pero la cosa es que (aunque yo no lo sabía) se habían ido ya para entonces todos, no dejándome ni siquiera un soldado muerto. Así de majos. -La gente aquí no caza. Depende mucho de dinero.- Yo no había empezado a comprar alimentos hasta muy tarde. Me las había apañado con cualquier cosa hasta hacía relativamente poco, y generalmente solo buscaba comprar algo si no me apetecía en absoluto o quería probar algo nuevo. Hice una mueca desagradable al ver que él negaba con la cabeza, a eso de haberle visto fuera. O no se había fijado o… Un poco nervioso, empecé a golpear la mesa con los dedos, más o menos rítmicamente.
Él tampoco tenía muchas noticias de la pelea que habían montado. Dejé ir un suspiro, en parte preocupado. -Mucho ruido, pero creo que pocas nueces.- ¿Cuantas bajas habría tenido cada bando? Solo había una segura para la Alianza. Luego me expuso que quizás no todos los que participaron fueron con intención de ayudarla. Quizás solo pasaban por ahí. ¿Pero por qué iba a pasearse un ser mágico por Londres, como si nada? Luego él me señaló que él haría lo mismo si fuera por alguien que le importara. Vaya, que tenía ciertos valores. -No me alejo tanto. He aprendido que tengo mala costumbre de… Hacer algo similar. Le pueden dar viento a muchos. Pero ni tu, ni yo luchamos por nada común. Ellos… Son un bando. Y si se sacrifican así… Por un solo individuo… Quizás es por eso que alianza tiene mayoría. Mira, ese muerto, ¿Tu crees que lo recordarán? No, solo una baja más. Y seguirán. Estos no. Si la ha palmado uno… Se echar hacia atrás, o ir a buscar información… No avanzan.- Tenía un tono muy severo a la hora de hablar de aquello. Cerraba un puño y los nudillos tomaban un tono algo más claro de la fuerza.
Habló de héroes. -Menuda palabra más idiota. Es como utopía. Ahí abajo, “héroes” no tiene cabida. Es un concepto bueno. El bien… por el bien. Si, ya.- No recordaba siquiera si el drow tenía alguna palabra con un significado similar, si aquello siquiera tenía traducción. Luego él me mencionaría que si, que era mejor eso de hacer… Algo, que si no era muy aburrido. Asentí a su contestación aunque ya llevaba un rato un poco despistado, pensativo, entre preocupado. No se pasaba inadvertido ese hecho en mi rostro, medio contraído, con muecas y con miradas hacia todos lados cada muy poco.
Me destacó la palabra compiñero. -Si, compiñero. Compañero, compinche. Podría ser compiñadre, para sumarle compadre. Más o menos. Qué poco flexiba es lengua humana, ¿Eh?- Le pregunté casi con una sonrisa en el rostro, incómoda. Me gustaba más bien poco hablar de lengua. Me explicaría él que un napoleón es algo peligroso. Conquistador, había mencionado. Yo pensé, recapacitando un poco el significado de esas palabras. Me habló de sus planes para cazar al humano. -Es lo más recomendable. ¿Sabes? Un soldado muerto es manera de atraer otros. Lo podría usar de cebo… Si me lo dejan, me dará dinero. Habría sido fácil si viviera, pero…- Gruñí un poco, incorporándome de golpe. Pensaba que extrañamente no me había caído tan mal aquel tipo. Nos parecíamos en alguna que otra cosa, y eso me hacía fácil la tarea de empatizar con él.
-Y creo que es hora que cada uno tome sus cacerías personales. Yo aún tengo que echar siesta… A este paso mal voy.- Le dije, mirando al techo. -Suerte con la cacería- Me encogí de hombros, sonriente. -Si tienes éxito significa un humano menos dando por culo. Y eso beneficia, a todos.- Y con un gesto de la mano me despedí. Primeramente me dirigí arriba con intención de recuperar las pinzas y el vaso de cristal. Porque a veces me olvidaba demasiado de cuanto lo dividía, aquel palo. Esperaba encontrármelos allí, hablando de sus cosas… Pero al abrir la puerta solo hallé una habitación vacía con manchas de sangre. Ni un muerto me habían dejado. Ni un puñetero muerto.
Gruñí audiblemente mientras intentaba aflojar la mano, que apretaba con fuerza el otro brazo en un gesto de rabia. -Me cago en…- Ni despedirse, aparte de Lykaios. Suspiré exasperado pensando que AL MENOS podría usar aquella habitación de free, ya me encargaría después de buscar la llave si es que no se la habían llevado. Lo peor es que no habría necesitado descansar si no fuera por las curaciones. Y eso aún me repateaba más. Tras atraer ambos trozos de cristal hacia mi y unirlos al bastón -el cual usaba un poco para caminar- bajé las escaleras, más firme que antes. Y también salí de la posada, asomándome. Mi mirada se dirigió instintivamente al horizonte, a donde había aún humo… Aunque entorné los ojos. Si, ya daba por culo el Sol con sus rayos.
Un poco nervioso busqué al drow. No era algo muy complicado contando que si mi raza se caracteriza por algo es por ser jodidamente distinta físicamente al resto. Lo vi por ahí, finalmente. Seguía de una pieza. Bien. Eso era positivo. Dejé ir un suspiro aliviado mientras me acercaba, usando el palo para ayudarme a caminar, con intención de comunicarle algo super importante: -D-Dyospiros… E-Esto… creo que voy a dormir. Estoy un poco rebentado, y… Quiero echar siestecita. Luego vamos a cazar gente. Qué asco, hace una hora salía por la puerta la mar de feliz, pensando que podría irme ya de aquí.- Gruñí con un poco de fastidio. -Deberías aprovechar y hacer lo mismo. Podríamos irnos ambos descansados. ¿Tu tienes planes de ir a por alguien en concreto? No se si le has seguido la pista a algún humano… ¿O te vale cualquiera? ¿Realmente quieres ir a por un pez gordo?- Le cuestioné con la voz un poco débil, mientras intentaba caminar poco a poco hacia la posada, para que me siguiera. Quería que él durmiera en paz. Que me daba mal rollo que se quedara por ahí, con tanto escándalo arriba y abajo.
Él tampoco tenía muchas noticias de la pelea que habían montado. Dejé ir un suspiro, en parte preocupado. -Mucho ruido, pero creo que pocas nueces.- ¿Cuantas bajas habría tenido cada bando? Solo había una segura para la Alianza. Luego me expuso que quizás no todos los que participaron fueron con intención de ayudarla. Quizás solo pasaban por ahí. ¿Pero por qué iba a pasearse un ser mágico por Londres, como si nada? Luego él me señaló que él haría lo mismo si fuera por alguien que le importara. Vaya, que tenía ciertos valores. -No me alejo tanto. He aprendido que tengo mala costumbre de… Hacer algo similar. Le pueden dar viento a muchos. Pero ni tu, ni yo luchamos por nada común. Ellos… Son un bando. Y si se sacrifican así… Por un solo individuo… Quizás es por eso que alianza tiene mayoría. Mira, ese muerto, ¿Tu crees que lo recordarán? No, solo una baja más. Y seguirán. Estos no. Si la ha palmado uno… Se echar hacia atrás, o ir a buscar información… No avanzan.- Tenía un tono muy severo a la hora de hablar de aquello. Cerraba un puño y los nudillos tomaban un tono algo más claro de la fuerza.
Habló de héroes. -Menuda palabra más idiota. Es como utopía. Ahí abajo, “héroes” no tiene cabida. Es un concepto bueno. El bien… por el bien. Si, ya.- No recordaba siquiera si el drow tenía alguna palabra con un significado similar, si aquello siquiera tenía traducción. Luego él me mencionaría que si, que era mejor eso de hacer… Algo, que si no era muy aburrido. Asentí a su contestación aunque ya llevaba un rato un poco despistado, pensativo, entre preocupado. No se pasaba inadvertido ese hecho en mi rostro, medio contraído, con muecas y con miradas hacia todos lados cada muy poco.
Me destacó la palabra compiñero. -Si, compiñero. Compañero, compinche. Podría ser compiñadre, para sumarle compadre. Más o menos. Qué poco flexiba es lengua humana, ¿Eh?- Le pregunté casi con una sonrisa en el rostro, incómoda. Me gustaba más bien poco hablar de lengua. Me explicaría él que un napoleón es algo peligroso. Conquistador, había mencionado. Yo pensé, recapacitando un poco el significado de esas palabras. Me habló de sus planes para cazar al humano. -Es lo más recomendable. ¿Sabes? Un soldado muerto es manera de atraer otros. Lo podría usar de cebo… Si me lo dejan, me dará dinero. Habría sido fácil si viviera, pero…- Gruñí un poco, incorporándome de golpe. Pensaba que extrañamente no me había caído tan mal aquel tipo. Nos parecíamos en alguna que otra cosa, y eso me hacía fácil la tarea de empatizar con él.
-Y creo que es hora que cada uno tome sus cacerías personales. Yo aún tengo que echar siesta… A este paso mal voy.- Le dije, mirando al techo. -Suerte con la cacería- Me encogí de hombros, sonriente. -Si tienes éxito significa un humano menos dando por culo. Y eso beneficia, a todos.- Y con un gesto de la mano me despedí. Primeramente me dirigí arriba con intención de recuperar las pinzas y el vaso de cristal. Porque a veces me olvidaba demasiado de cuanto lo dividía, aquel palo. Esperaba encontrármelos allí, hablando de sus cosas… Pero al abrir la puerta solo hallé una habitación vacía con manchas de sangre. Ni un muerto me habían dejado. Ni un puñetero muerto.
Gruñí audiblemente mientras intentaba aflojar la mano, que apretaba con fuerza el otro brazo en un gesto de rabia. -Me cago en…- Ni despedirse, aparte de Lykaios. Suspiré exasperado pensando que AL MENOS podría usar aquella habitación de free, ya me encargaría después de buscar la llave si es que no se la habían llevado. Lo peor es que no habría necesitado descansar si no fuera por las curaciones. Y eso aún me repateaba más. Tras atraer ambos trozos de cristal hacia mi y unirlos al bastón -el cual usaba un poco para caminar- bajé las escaleras, más firme que antes. Y también salí de la posada, asomándome. Mi mirada se dirigió instintivamente al horizonte, a donde había aún humo… Aunque entorné los ojos. Si, ya daba por culo el Sol con sus rayos.
Un poco nervioso busqué al drow. No era algo muy complicado contando que si mi raza se caracteriza por algo es por ser jodidamente distinta físicamente al resto. Lo vi por ahí, finalmente. Seguía de una pieza. Bien. Eso era positivo. Dejé ir un suspiro aliviado mientras me acercaba, usando el palo para ayudarme a caminar, con intención de comunicarle algo super importante: -D-Dyospiros… E-Esto… creo que voy a dormir. Estoy un poco rebentado, y… Quiero echar siestecita. Luego vamos a cazar gente. Qué asco, hace una hora salía por la puerta la mar de feliz, pensando que podría irme ya de aquí.- Gruñí con un poco de fastidio. -Deberías aprovechar y hacer lo mismo. Podríamos irnos ambos descansados. ¿Tu tienes planes de ir a por alguien en concreto? No se si le has seguido la pista a algún humano… ¿O te vale cualquiera? ¿Realmente quieres ir a por un pez gordo?- Le cuestioné con la voz un poco débil, mientras intentaba caminar poco a poco hacia la posada, para que me siguiera. Quería que él durmiera en paz. Que me daba mal rollo que se quedara por ahí, con tanto escándalo arriba y abajo.
He estado todo el rato que ellos pasaban de curas y conversaciones ahi afuera, montando guardia. Salvo un muchacho joven que entró a la posada, nada mas destacable: cero actividad, no mas columnas de humo, no mas helicopteros, ni movimiento ni nada Mi vision infrarroja lo habria captado. Tras la tormenta habia llegado la calma. Yo habia conseguido relajar un poco mis nervios, pero la cara de perro aun me dura.
"Ha sido como recordarlo todo, muy de golpe. Hijos de perra. Haciendo de las suyas, mas veces....siguen siendo fuertes, incluso mas que antes"
Se abre la puerta de la taberna y miro hacia atras, viendo salir a Vor.
-Si, ademas esta amaneciendo, es mejor que pillemos la noche. Para nosotros, al menos.
"que ellos tambien tienen cacharros para ver en la oscuridad"
Silbo y Roac vuelve conmigo. Se habia ido por ahi a esconder una cuchara y vuelve ya sin ella. Se me pone en el hombro, y pasamos tras Vor. Agradezco un poco el calor del interior, puesto que antes de amanecer siempre hacia mas frio.
-Me da igual quien sea, no tengo ningun rostro en mente.....los he olvidado todos. -o eso creo. - pero si es alguien importane, siempre será mejor que si es alguien totalmente prescindible, no crees?
"Ha sido como recordarlo todo, muy de golpe. Hijos de perra. Haciendo de las suyas, mas veces....siguen siendo fuertes, incluso mas que antes"
Se abre la puerta de la taberna y miro hacia atras, viendo salir a Vor.
-Si, ademas esta amaneciendo, es mejor que pillemos la noche. Para nosotros, al menos.
"que ellos tambien tienen cacharros para ver en la oscuridad"
Silbo y Roac vuelve conmigo. Se habia ido por ahi a esconder una cuchara y vuelve ya sin ella. Se me pone en el hombro, y pasamos tras Vor. Agradezco un poco el calor del interior, puesto que antes de amanecer siempre hacia mas frio.
-Me da igual quien sea, no tengo ningun rostro en mente.....los he olvidado todos. -o eso creo. - pero si es alguien importane, siempre será mejor que si es alguien totalmente prescindible, no crees?
Miré a Dyospiros y me rasqué un poco aquella cabeza mía, pensativo. Se le notaba seriote. No me explicó mucho de como había estado, aunque en el fondo agradecí no tener que hablar más. Llevaba un buen rato deseando ya meterme en una habitación. Las posadas, aunque divertidas, me podían agobiar de sobremanera. -Alguna vez me he quemado la piel por culpa de esa luz.- Gruñí yo dándole la espalda al amaneciente Sol. El pajarraco aparentemente no le había estado acompañado durante todo ese rato. Yo me metí allí dentro seguido de él. Me di cuenta que estaba usando el drow para hablar conmigo. Lo agradecía, y mi lengua también. Aquellos sonidos tan hermosos… ¡Nada comparado con el inglés!
-¿No recuerdas a nadie?- Torcí un poco la cabeza. Claro, era normal. A mi aún me costaba diferenciar a los humanos, para mi todos eran iguales. Lo mismo decían de nosotros… Pero yo no lo entendía. Habían distintos tonos de blanco. Y la piel variaba muchísimo. Mi padre la tenía como más purpúrea, mientras que la de Dyos era más como la obsidiana. Me planteé un poco lo que había dicho. Asentí tras llevarme una mano a la barbilla, mientras subía a las habitaciones. -Para ellos, los de bajo rango son… Prescindibles. Pequeños pedazos de mierda. Números. Atrapar uno de esos no hará ningún tipo de diferencia, los altos cargos seguirán ahí con sus culos acomodados en algún sillón. Mientras tanto… Alguien que sustente un mínimo de poder… No únicamente pierden la moral, si no que escoger otro para suplir su ausencia puede causar divisiones.- Abrí la puerta y arrojé desde esta misma el saco a la cama. Si hubiera fallado me habría cargado la botella.
-Lo mejor es que tampoco podrán organizar un rescate. Porque no sabrán donde está. Y si lo saben… Bueno, ¿A nosotros qué más nos da?- Me encogí de hombros. -Dicen que hacía tiempo asesinar en este mundo, el exterior, estaba terriblemente castigado. Que los metían en una cosa llamada prisión donde se pudrían el resto de sus días. Ahora… La verdad es que matar o no matar, poca diferencia tiene. Igualmente estamos buscados, por todos lados.- Me encogí de hombros mientras me dirigía a la puerta del baño, quitándome la capa, tirándola también sobre mi cama (me había quedado la que tenía sangre, porque ni me importaba) y empezando a desabrocharme la armadura, con una torpeza casi cómica.
-Joder.- Gruñí en inglés. -¿Tu vas a estar bien? ¿Vas a ducharte?- Eso fue un poco indirecta. Le miré el pelo. Podría estar MÁS blanco. -¿Y… necesitas algo?- Eso último lo dije con un poco más de preocupación. Fui arrojando hombreras, guantes, antebrazos, coderas, rodilleras, luego el peto, cinturón… Hasta que quedé solamente con el traje granate de debajo de la armadura. Sin ella era hasta un poco gracioso. Eso ya me lo quitaba dentro, vaya que si. -... Estoy un poco nervioso.- Susurré, en voz baja, quizás no queriendo que me oyera. -S-Supongo que es miedo. N… No importa. No quiero… que me capturen… Si tuvieran que hacerlo… Sinceramente, preferiría la muerte, pero… Ah, olvídalo.- Bajé un poco la cabeza. No podía parar de darle vueltas.
-¿No recuerdas a nadie?- Torcí un poco la cabeza. Claro, era normal. A mi aún me costaba diferenciar a los humanos, para mi todos eran iguales. Lo mismo decían de nosotros… Pero yo no lo entendía. Habían distintos tonos de blanco. Y la piel variaba muchísimo. Mi padre la tenía como más purpúrea, mientras que la de Dyos era más como la obsidiana. Me planteé un poco lo que había dicho. Asentí tras llevarme una mano a la barbilla, mientras subía a las habitaciones. -Para ellos, los de bajo rango son… Prescindibles. Pequeños pedazos de mierda. Números. Atrapar uno de esos no hará ningún tipo de diferencia, los altos cargos seguirán ahí con sus culos acomodados en algún sillón. Mientras tanto… Alguien que sustente un mínimo de poder… No únicamente pierden la moral, si no que escoger otro para suplir su ausencia puede causar divisiones.- Abrí la puerta y arrojé desde esta misma el saco a la cama. Si hubiera fallado me habría cargado la botella.
-Lo mejor es que tampoco podrán organizar un rescate. Porque no sabrán donde está. Y si lo saben… Bueno, ¿A nosotros qué más nos da?- Me encogí de hombros. -Dicen que hacía tiempo asesinar en este mundo, el exterior, estaba terriblemente castigado. Que los metían en una cosa llamada prisión donde se pudrían el resto de sus días. Ahora… La verdad es que matar o no matar, poca diferencia tiene. Igualmente estamos buscados, por todos lados.- Me encogí de hombros mientras me dirigía a la puerta del baño, quitándome la capa, tirándola también sobre mi cama (me había quedado la que tenía sangre, porque ni me importaba) y empezando a desabrocharme la armadura, con una torpeza casi cómica.
-Joder.- Gruñí en inglés. -¿Tu vas a estar bien? ¿Vas a ducharte?- Eso fue un poco indirecta. Le miré el pelo. Podría estar MÁS blanco. -¿Y… necesitas algo?- Eso último lo dije con un poco más de preocupación. Fui arrojando hombreras, guantes, antebrazos, coderas, rodilleras, luego el peto, cinturón… Hasta que quedé solamente con el traje granate de debajo de la armadura. Sin ella era hasta un poco gracioso. Eso ya me lo quitaba dentro, vaya que si. -... Estoy un poco nervioso.- Susurré, en voz baja, quizás no queriendo que me oyera. -S-Supongo que es miedo. N… No importa. No quiero… que me capturen… Si tuvieran que hacerlo… Sinceramente, preferiría la muerte, pero… Ah, olvídalo.- Bajé un poco la cabeza. No podía parar de darle vueltas.
-¿Cómo? A pesar de usar gafas y gorra de sol?-le pregunto en plan socarrón, no se me olvidaba eso. Curioso detalle.
Subo las escaleras tras el. Estaba algo más tranquilo y por lo menos habian dejado de parecerme hostiles todo quisqui en la posada. Pero dudaba mucho que esa noche fuese a descansar en condiciones, a pesar de no venirme mal.
-No, a nadie. Todas esas caras...muy iguales. Vestian idéntico, llevaban mascarillas y....
"la mitad de las veces, no estas en condiciones de reconocer a nadie"
Niego con la cabeza, o mas bien la sacudo de un lado a otro. ¿Para qué hacer memoria? Simplemente lo escucho, estando de acuerdo con lo que dice acerca de su organizacion y lo mucho mejor que seria pillar a alguien importane. Habria que ponerse serios. No contabamos con muchos recursos frente a sus armas. Y menos yo. Él al menos era habil en la magia. Pero yo aparte de ser un buen espadachin y envenenador, poco mas. Habilidades que requieren cercania, si. Nada que hacer contra pistolas. Me tocaria confiar en las habilidades asesinas y rastreras de la raza.
Yo, to perro, me siento en una de las camas mientras el empieza a desvestirse y tirar sus cosa por ahi. Roac aletea y se va hacia la armadura que ha dejado, picoteando los tachoneamientos metálicos. Ya tiene entretenimiento para el resto de la noche. Cuando habla de la justicia de los humanos, simplemente encojo de hombros. Tambien yo oi de eso pero no habia llegado a vivirla. Parece algo inverosimil. Pero un dia, eso existió. ¿Podria volver a hacerlo?
Lo miro sorprendido cuando me pregunta si voy a estar bien. Y luego hago una mueca de ofuscacion. -Claro. Por qué lo dices? No es como que me vaya a picar una draraña salida de la nada.
Le devuelvo la indirecta acerca de mi estado higienico con eso de que a el lo agujerearon. Vale, estoy guarro y tengo el pelo estropajoso. Llevo tiempo sin ver una ducha. Le hago un gesto con las manos como de que me deje en paz, que se duche o lo que sea, que luego iria yo. -Vale, no se puede pillar a soldados desprevenidos si tu olor te delata. Lo admito. Me daré una ducha
Luego me pregunta que si necesito algo, y ciertamente tanta preocupacion por su parte hacia mi empieza a extrañarme. -Estas raro.- admite que lo que está es nervioso, por la mision. -No te preocupes. Es normal. Tener miedo....estarias loco si no lo tuvieras.
Digo con tono ausente, mirando mis armas. Me quito el cinturon para dejarlas en el suelo, asi como el saquito con los viales de veneno. Hago una mueca cuando dice eso de capturar y alzo la mirada hacia él. -No lo harán, yo no permitiria eso.- supusiera eso lo que supusiera.
Subo las escaleras tras el. Estaba algo más tranquilo y por lo menos habian dejado de parecerme hostiles todo quisqui en la posada. Pero dudaba mucho que esa noche fuese a descansar en condiciones, a pesar de no venirme mal.
-No, a nadie. Todas esas caras...muy iguales. Vestian idéntico, llevaban mascarillas y....
"la mitad de las veces, no estas en condiciones de reconocer a nadie"
Niego con la cabeza, o mas bien la sacudo de un lado a otro. ¿Para qué hacer memoria? Simplemente lo escucho, estando de acuerdo con lo que dice acerca de su organizacion y lo mucho mejor que seria pillar a alguien importane. Habria que ponerse serios. No contabamos con muchos recursos frente a sus armas. Y menos yo. Él al menos era habil en la magia. Pero yo aparte de ser un buen espadachin y envenenador, poco mas. Habilidades que requieren cercania, si. Nada que hacer contra pistolas. Me tocaria confiar en las habilidades asesinas y rastreras de la raza.
Yo, to perro, me siento en una de las camas mientras el empieza a desvestirse y tirar sus cosa por ahi. Roac aletea y se va hacia la armadura que ha dejado, picoteando los tachoneamientos metálicos. Ya tiene entretenimiento para el resto de la noche. Cuando habla de la justicia de los humanos, simplemente encojo de hombros. Tambien yo oi de eso pero no habia llegado a vivirla. Parece algo inverosimil. Pero un dia, eso existió. ¿Podria volver a hacerlo?
Lo miro sorprendido cuando me pregunta si voy a estar bien. Y luego hago una mueca de ofuscacion. -Claro. Por qué lo dices? No es como que me vaya a picar una draraña salida de la nada.
Le devuelvo la indirecta acerca de mi estado higienico con eso de que a el lo agujerearon. Vale, estoy guarro y tengo el pelo estropajoso. Llevo tiempo sin ver una ducha. Le hago un gesto con las manos como de que me deje en paz, que se duche o lo que sea, que luego iria yo. -Vale, no se puede pillar a soldados desprevenidos si tu olor te delata. Lo admito. Me daré una ducha
Luego me pregunta que si necesito algo, y ciertamente tanta preocupacion por su parte hacia mi empieza a extrañarme. -Estas raro.- admite que lo que está es nervioso, por la mision. -No te preocupes. Es normal. Tener miedo....estarias loco si no lo tuvieras.
Digo con tono ausente, mirando mis armas. Me quito el cinturon para dejarlas en el suelo, asi como el saquito con los viales de veneno. Hago una mueca cuando dice eso de capturar y alzo la mirada hacia él. -No lo harán, yo no permitiria eso.- supusiera eso lo que supusiera.
-¡No nací con ellas! Se las he dado a mi hermano. Le parecen curiosas… Es como Roac, él. Si brilla, le gusta.- Más bien era YO el fanático de las cosas brillantes, de coleccionar grullas, chatarra, basura, bazofia, tenía tal síndrome de diógenes… Pero no podía hacer nada para evitarlo. No dejaba de sorprenderme aquel mundo, aquellos objetos. Me quedaba pasmado mirando cualquier cosa. Era bonito. Incluso encontraba belleza en la más terrible de las situaciones… Porque es que aquel lugar era… Era especial. Y los objetos, también.
Noté algo de severidad en cuanto me dijo que para él todos eran iguales. Mascarillas. Me costaba hacerme a la idea, yo nunca… Había visto un laboratorio. Ni médicos haciendo cosas de médicos. Para mi, curar era algo que solo se podía hacer con magia, unas pocas vendas y unas pincitas de cristal. Y algo de alcohol. De hecho, bastante. Ya estábamos en la habitación y yo haciendo aquel tan sexy acto de desvestirme. El urraco se entretenía en picotear mi armadura. Si mi padre no me había mentido, aquellos picotazos no debían hacerle mucho daño… De hecho si lo hacían era cuestión de preocuparse. Así que le dejé hacer casi sonriendo de verle por ahí. Me hacía sentir algo más seguro.
No sé si realmente me comprendió al hablar de lo justo, lo injusto, las leyes… Todo aquello se había ido borrando con el tiempo. Olvidando. Y a mi solo me parecían cuentos de viejas, en cuanto me llegaban cuatro o cinco personas con balas aquí y allá. Fruncí el ceño ante su en absoluto indirecta mención de la draraña -N-No es eso… Drarañas, aquí, no creo… Pero… Ah, no, nada- Tenía la mala costumbre de preocuparme demasiado por todo. Comprobé que la ventana siguiera cerrada, solo por si el caso. Me mandó a ducharme de una gesticulación y sonreí al ver que él haría lo propio. -Todos limpitos. Yo llevo una semana sin pasarme un agua. Al menos no con jabón… Mojarme si. Pero no es lo mismo. Me dio la sensación de que Savant no se había duchado en años, pero es que uno no se puede limpiar bien ahí abajo. No sé como podíamos vivir así…- Comenté como demasiado reflexivo.
Que estaba raro. Suspiré. Un poco. Estaba aún algo tenso, cansado, se me había subido la cafeína y el alcohol a la cabeza, no sabía aún como me tenía en pie. Comprendió un poco mis miedos. -Estoy pensando demasiado, e-eso es… todo. Si, eso es. Mañana no te daré la tabarra con esto. No más… No demasiado más.- Comenté con el ceño fruncido. Aunque hubo algo que me heló la sangre. Era… Preocupación, declarada. Con una absoluta firmeza. Le miré con los ojos un poco acuosos y traté de sonreírle para darle algo más de… No sé. ¿Confianza? ¿Firmeza, seguridad? -Yo… Yo, e-esto… G-Gracias… ¡Pero créeme! No será necesario, y-yo...- Quería decir mucho más, pero no me salieron las palabras. Me escabullí dentro del baño donde me quité la poca ropa que me quedaba, la arrojé a un rincón y encendí la ducha ardiendo como esperando que la calor me quitara todos los malos pensamientos y la vergüenza que acababa de tener.
-”Maldita sea. Maldita sea…”- En parte me alegraba de no haberme equivocado al apostar un duro por él. Aún me daba algo de miedo, algunos de sus arrebatos… Pero dentro de mí estaba completamente seguro de que iba a lograr hacer algo. Quería que fuera feliz. No era mal chico, no era en absoluto un mal chico. Quizás apoyarlo a la hora de acabar con gente de la Alianza no era la mejor via para poder… Ayudar a que fuera más feliz. Pero prefería ir con él en caso de que eso ocurriera. Estaba dispuesto a no hacerme una carga. Llevaba un tiempo notando que ya había mejorado considerablemente en aquello de combatir, en la lucha. Me sentía más poderoso que nunca. No podía separarme de la magia y me frustraba demasiado depender tanto de ella. Pero era una grandiosa aliada.
Quizás estaba sobreestimandome. Durante toda mi vida me había considerado siempre más débil que el resto. No sé de donde estaba sacando ese coraje. Pero me sentía capaz no solo de conservar mi integridad, si no también de poder ayudar a otros que la mantuvieran. Me estaba arañando la cabeza más que limpiarme el pelo, me puse primero el suavizante y luego el champú… Pero no se me iba aquello de la cabeza. Tras asegurarme de estar limpio hasta en el último rincón de mi cuerpo cerré el grifo. Cogí una toalla para secarme el pelo sin poder apartar la mirada del espejo. Había adelgazado. No estaba seguro, pero me sentía quizás demasiado delgado. Aquello no era bueno. Me pasé una mano por el pecho… Cicatrices. Ya lucía varias. Antiguamente me curaba las heridas con tanto vicio, con tanta fuerza, que lograba que no quedara ni media marca. Pero ahora no podía permitirme gastar la magia en aquello. Como más tiempo las dejara a su bola más me costaría quitármelas de encima. Pensaba cerrar algún día aquellas del abdomen -que llevaban ahí más tiempo que yo en el exterior- aunque empezaba a encontrarle su gracia a la del careto.
Aún medio empapado me puse los mismos pantalones pero no la camiseta, que cogí y arrojé en la cama, junto con un trozo de rollo de papel. Salí con las melenas al aire (más rizadas que de costumbre) y con una toalla enroscada en el pecho, más que por estar mojado, porque… Me daba algo de cosa. -Es tu turno. El agua sale calentita… Me… Me gusta, hacía tiempo que no veía eso. Hay un par de toallas sin usar ahí.- Le comenté con aire ausente mientras me sentaba cuidadosamente en la cama para no asustar al pajarraco. Me tumbé poco después, en un rinconcito ya que tenía todos los trastos ocupando lugar y me puse a hacer grullas. De nuevo. -I-Intentaré… estar despierto para cuando acabar, ¿De acuerdo?- ¿Por qué? No lo sabía. ¿Y por qué en inglés? Me salió del alma.
Y quizás, mi cerebro, al no saberlo tampoco… No resistió mucho más. Creo que meterse se metió, pero yo no recuerdo mucho haberlo visto salir. Me quedé a media grulla. No aguanté un ápice. Y ni siquiera me había echado la mantita por encima. Qué desastre...
Noté algo de severidad en cuanto me dijo que para él todos eran iguales. Mascarillas. Me costaba hacerme a la idea, yo nunca… Había visto un laboratorio. Ni médicos haciendo cosas de médicos. Para mi, curar era algo que solo se podía hacer con magia, unas pocas vendas y unas pincitas de cristal. Y algo de alcohol. De hecho, bastante. Ya estábamos en la habitación y yo haciendo aquel tan sexy acto de desvestirme. El urraco se entretenía en picotear mi armadura. Si mi padre no me había mentido, aquellos picotazos no debían hacerle mucho daño… De hecho si lo hacían era cuestión de preocuparse. Así que le dejé hacer casi sonriendo de verle por ahí. Me hacía sentir algo más seguro.
No sé si realmente me comprendió al hablar de lo justo, lo injusto, las leyes… Todo aquello se había ido borrando con el tiempo. Olvidando. Y a mi solo me parecían cuentos de viejas, en cuanto me llegaban cuatro o cinco personas con balas aquí y allá. Fruncí el ceño ante su en absoluto indirecta mención de la draraña -N-No es eso… Drarañas, aquí, no creo… Pero… Ah, no, nada- Tenía la mala costumbre de preocuparme demasiado por todo. Comprobé que la ventana siguiera cerrada, solo por si el caso. Me mandó a ducharme de una gesticulación y sonreí al ver que él haría lo propio. -Todos limpitos. Yo llevo una semana sin pasarme un agua. Al menos no con jabón… Mojarme si. Pero no es lo mismo. Me dio la sensación de que Savant no se había duchado en años, pero es que uno no se puede limpiar bien ahí abajo. No sé como podíamos vivir así…- Comenté como demasiado reflexivo.
Que estaba raro. Suspiré. Un poco. Estaba aún algo tenso, cansado, se me había subido la cafeína y el alcohol a la cabeza, no sabía aún como me tenía en pie. Comprendió un poco mis miedos. -Estoy pensando demasiado, e-eso es… todo. Si, eso es. Mañana no te daré la tabarra con esto. No más… No demasiado más.- Comenté con el ceño fruncido. Aunque hubo algo que me heló la sangre. Era… Preocupación, declarada. Con una absoluta firmeza. Le miré con los ojos un poco acuosos y traté de sonreírle para darle algo más de… No sé. ¿Confianza? ¿Firmeza, seguridad? -Yo… Yo, e-esto… G-Gracias… ¡Pero créeme! No será necesario, y-yo...- Quería decir mucho más, pero no me salieron las palabras. Me escabullí dentro del baño donde me quité la poca ropa que me quedaba, la arrojé a un rincón y encendí la ducha ardiendo como esperando que la calor me quitara todos los malos pensamientos y la vergüenza que acababa de tener.
-”Maldita sea. Maldita sea…”- En parte me alegraba de no haberme equivocado al apostar un duro por él. Aún me daba algo de miedo, algunos de sus arrebatos… Pero dentro de mí estaba completamente seguro de que iba a lograr hacer algo. Quería que fuera feliz. No era mal chico, no era en absoluto un mal chico. Quizás apoyarlo a la hora de acabar con gente de la Alianza no era la mejor via para poder… Ayudar a que fuera más feliz. Pero prefería ir con él en caso de que eso ocurriera. Estaba dispuesto a no hacerme una carga. Llevaba un tiempo notando que ya había mejorado considerablemente en aquello de combatir, en la lucha. Me sentía más poderoso que nunca. No podía separarme de la magia y me frustraba demasiado depender tanto de ella. Pero era una grandiosa aliada.
Quizás estaba sobreestimandome. Durante toda mi vida me había considerado siempre más débil que el resto. No sé de donde estaba sacando ese coraje. Pero me sentía capaz no solo de conservar mi integridad, si no también de poder ayudar a otros que la mantuvieran. Me estaba arañando la cabeza más que limpiarme el pelo, me puse primero el suavizante y luego el champú… Pero no se me iba aquello de la cabeza. Tras asegurarme de estar limpio hasta en el último rincón de mi cuerpo cerré el grifo. Cogí una toalla para secarme el pelo sin poder apartar la mirada del espejo. Había adelgazado. No estaba seguro, pero me sentía quizás demasiado delgado. Aquello no era bueno. Me pasé una mano por el pecho… Cicatrices. Ya lucía varias. Antiguamente me curaba las heridas con tanto vicio, con tanta fuerza, que lograba que no quedara ni media marca. Pero ahora no podía permitirme gastar la magia en aquello. Como más tiempo las dejara a su bola más me costaría quitármelas de encima. Pensaba cerrar algún día aquellas del abdomen -que llevaban ahí más tiempo que yo en el exterior- aunque empezaba a encontrarle su gracia a la del careto.
Aún medio empapado me puse los mismos pantalones pero no la camiseta, que cogí y arrojé en la cama, junto con un trozo de rollo de papel. Salí con las melenas al aire (más rizadas que de costumbre) y con una toalla enroscada en el pecho, más que por estar mojado, porque… Me daba algo de cosa. -Es tu turno. El agua sale calentita… Me… Me gusta, hacía tiempo que no veía eso. Hay un par de toallas sin usar ahí.- Le comenté con aire ausente mientras me sentaba cuidadosamente en la cama para no asustar al pajarraco. Me tumbé poco después, en un rinconcito ya que tenía todos los trastos ocupando lugar y me puse a hacer grullas. De nuevo. -I-Intentaré… estar despierto para cuando acabar, ¿De acuerdo?- ¿Por qué? No lo sabía. ¿Y por qué en inglés? Me salió del alma.
Y quizás, mi cerebro, al no saberlo tampoco… No resistió mucho más. Creo que meterse se metió, pero yo no recuerdo mucho haberlo visto salir. Me quedé a media grulla. No aguanté un ápice. Y ni siquiera me había echado la mantita por encima. Qué desastre...
La despedida del drow me pareció de lo más adecuada, deseando suerte con la cacería, casi como en unos juegos en los que se desea suerte y que gane el mejor. A decir verdad lleva toda la razón del mundo con eso de que al menos habremos cazado un humano, lo cual será bueno para todos. Me despido también de él antes de que se marche, levantándome de la mesa para ir a pagar las cervezas con unas cuantas monedas. No me entretengo en hablar con el camarero porque suele tener un humor de perros y no da informaciones extra, como por ejemplo de la reunión. Además, ya tengo el lugar al que debo ir, sólo que primero se supone debo capturar algo. Lo que no sé es cómo hacerlo, no quiero cazarlos cerca de su base militar, es mucho más arriesgado.
Por un momento dudo sobre si quedarme a dormir allí o no, aunque descarto la idea porque tengo mucho que hacer. Tal vez Indira pueda echarme una mano en eso de atraer humanos, a modo de cebo, o cegándolos o deslumbrándolos. Una cacería entre dos es mejor. Aunque dudo que quiera participar en eso, no es su estilo. Me dirijo a la salida del bar, pensando en lo extraño que se me hace el haber estado hablando tan tranquilamente con un drow, a pesar de la tensión inicial. Pensando en que ayudé a atrapar a uno de su especie que, por lo que me enteré después cuando me lo contaron, acabó mal. Pero tampoco debo extrañarme por eso, hace mucho tiempo que me di cuenta cuenta de que también hay imbéciles en toda raza y bando, que toda regla tiene su excepción y que yo mismo contradije lo que pensé que nunca haría al hacer más que amistad con una elfa. A veces todo resulta siendo contradictorio e irónico, como si alguien superior nos manejase y quisiese reírnos de nosotros con sus casualidades y a veces crueles ironías. Desecho esa idea tan supersticiosa, tan de...¿brujería? sonriendo escépticamente para mí mismo antes de salir del bar, abrigándome un poco con el cuello de la cazadora antes de perderme en la brumosa noche, alejándome de aquella posada.
Por un momento dudo sobre si quedarme a dormir allí o no, aunque descarto la idea porque tengo mucho que hacer. Tal vez Indira pueda echarme una mano en eso de atraer humanos, a modo de cebo, o cegándolos o deslumbrándolos. Una cacería entre dos es mejor. Aunque dudo que quiera participar en eso, no es su estilo. Me dirijo a la salida del bar, pensando en lo extraño que se me hace el haber estado hablando tan tranquilamente con un drow, a pesar de la tensión inicial. Pensando en que ayudé a atrapar a uno de su especie que, por lo que me enteré después cuando me lo contaron, acabó mal. Pero tampoco debo extrañarme por eso, hace mucho tiempo que me di cuenta cuenta de que también hay imbéciles en toda raza y bando, que toda regla tiene su excepción y que yo mismo contradije lo que pensé que nunca haría al hacer más que amistad con una elfa. A veces todo resulta siendo contradictorio e irónico, como si alguien superior nos manejase y quisiese reírnos de nosotros con sus casualidades y a veces crueles ironías. Desecho esa idea tan supersticiosa, tan de...¿brujería? sonriendo escépticamente para mí mismo antes de salir del bar, abrigándome un poco con el cuello de la cazadora antes de perderme en la brumosa noche, alejándome de aquella posada.
- Si es como Roac, por qué no lo convences de que venga aqui afuera contigo? O.... no crees que fuese capaz de hacerlo? O no se lo deseas?
"no se, tampoco es que el exterior sea un campo de amapolas. Las grutas son peligrosas pero esto...esto tambien lo es. Al menos la gente es distinta. Hay mas variedad"
-Las plumas metalizadas, se las distes tambien?
"vaya panda de coleccionistas"
Me rio jocosamente cuando tartamudea por lo de la draraña, ahi lo he pillado. Duchas, dice. La verdad es que yo tampoco recuerdo muy bien como era mi vida alli abajo. O mas bien, me parece como demasiado lejana. Hay un antes y un despues muy grande. Y pese a todo no iba a volver. Aun no llevaba aqui afuera el suficiente tiempo como para haberme amargado del todo por los sinsabores de establecer lazos con la gente de vida mas corta. De hecho, no, no habia establecido ninguna relacion amistosa de ese tipo con ningun mago o humano. Lanzo un borrascoso suspiro, rascando mi oreja, a la que le falta un cacho.
-No pienses que la cagas.
Desvio la mirada cuando me agradece, y me dedico a quitarme las botas, como si nada. Sinceramente, el tenia razon. Mejor muerto que ahi atrapado. Mientras desato los cordones la urraca se viene a mis pies con pasos y saltos de los suyos, torpes y desgarbados, y empieza a enganchar mis cordones y a tirar de ellos. En plan porculero. Rasco tras su cabeza, pensando que por mucho que yo pensase eso, consegui salir. Dudo que volviese a conseguirlo ahora. -Ganaremos una buena pasta. Tu podrás ayudar a tu hermano. Yo.... podré desquitarme. Un poco.
Definitivamente se pasa al baño. Yo resoplo y acabo de quitarme las botas, dejandolas al lado de las armas. Me quito el abrigaco tambien, quedando algo más comodo. Mientras el se ducha, yo me dedico a hacer un pequeño inventario de los venenos que tengo: el mas valioso el de la draraña, obtenido legitimamente en singular combate. A la mañana siguiente lo prepararia todo. O mejor, a la noche siguiente, porque pensabamos descansar en el dia. Al rato, sale él, con los pantalones, los pelos bufados y una toalla al torso. Yo intuyo que debe tener alguna cicatriz que oculta, asi que lo miro con mis dos cejas alzadas.
-Mira que pelacos. Y estás mas flaco sin todas tus capas y armaduras encima. Quieres que te corte el pelo? A espada? Asi me lo hago yo.-[/i] sonrío como me ha enseñado él y le muestro mi daga. Me llevo otro picotazo de Roac, asi gratuitamente.
"estás a la defensiva, bicho"
[i]-Voy. Pero tienes ojeras. No creo que aguantes despierto.-dejo la daga encima de mi cama, pasando ahora al baño. Dedico mucho rato a inspeccionarlo antes de decidirme a despojarme de la ropa y remojarme y enjabonarme. En plan rapido, eso si. Con el pelo tardo poco, una de las ventajas de que sea corto, es esa. Yo siempre habia sido de llevarlo largo, pero tras una temporada en el exterior las cosas cambiaron. Mientas, el pajarraco se dedicaba a picotear y destrozar la media grulla que hizo Vor. Y luego a picotearle el pelo y tironearle de los mechones y de la toalla, hasta aburrirse y quedarse dormido en el dintel de su cama. Cuando salgo, ya limpio, dedico unos instantes a verme en el espejo. La imagen que me devuelve no me impresiona demasiado. Ladeo la cara, viendo con desden el cacho de oreja faltante. Chasqueo la lengua y miro la ropa sucia. De poco sirve asearse si la ropa sigue guarra. Asi que la lavo tambien y la escurro como puedo. Salgo con una toalla a la cintura y la ropa lavada al hombro, tendiendola por donde pillo para que vaya secando durante el día. Luego, miro al par de dos dormidos: pajarraco y semidrow. Me acerco a Roac: efectivamente duerme, cual pollo, con la cabeza doblada bajo el ala. Siempre me hacia gracia verla dormir. Luego me fijo en Vor, que tambien duerme raro, hecho un guruño y apenas ocupando espacio, con la manta por ahi revuelta y la ropa y lo demas ocupando mas espacio que él. Me doy con la mano en la frente, mirandolo. Una parte de mi me dice que le pegue un tajo al pelo ahora que duerme y está tranquilo, pero como ya le corté un trozo de pelo una vez y no se lo tomó bien, acabo por echarle la manta por encima.
-Está totalmente KO. -luego yo me meto a la cama, y me tapo. Pero aunque me tumbo, no cierro los ojos. Alguien tenia que montar...guardia, o algo por el estilo. Seria mala idea que nos durmiesemos todos.
"no se, tampoco es que el exterior sea un campo de amapolas. Las grutas son peligrosas pero esto...esto tambien lo es. Al menos la gente es distinta. Hay mas variedad"
-Las plumas metalizadas, se las distes tambien?
"vaya panda de coleccionistas"
Me rio jocosamente cuando tartamudea por lo de la draraña, ahi lo he pillado. Duchas, dice. La verdad es que yo tampoco recuerdo muy bien como era mi vida alli abajo. O mas bien, me parece como demasiado lejana. Hay un antes y un despues muy grande. Y pese a todo no iba a volver. Aun no llevaba aqui afuera el suficiente tiempo como para haberme amargado del todo por los sinsabores de establecer lazos con la gente de vida mas corta. De hecho, no, no habia establecido ninguna relacion amistosa de ese tipo con ningun mago o humano. Lanzo un borrascoso suspiro, rascando mi oreja, a la que le falta un cacho.
-No pienses que la cagas.
Desvio la mirada cuando me agradece, y me dedico a quitarme las botas, como si nada. Sinceramente, el tenia razon. Mejor muerto que ahi atrapado. Mientras desato los cordones la urraca se viene a mis pies con pasos y saltos de los suyos, torpes y desgarbados, y empieza a enganchar mis cordones y a tirar de ellos. En plan porculero. Rasco tras su cabeza, pensando que por mucho que yo pensase eso, consegui salir. Dudo que volviese a conseguirlo ahora. -Ganaremos una buena pasta. Tu podrás ayudar a tu hermano. Yo.... podré desquitarme. Un poco.
Definitivamente se pasa al baño. Yo resoplo y acabo de quitarme las botas, dejandolas al lado de las armas. Me quito el abrigaco tambien, quedando algo más comodo. Mientras el se ducha, yo me dedico a hacer un pequeño inventario de los venenos que tengo: el mas valioso el de la draraña, obtenido legitimamente en singular combate. A la mañana siguiente lo prepararia todo. O mejor, a la noche siguiente, porque pensabamos descansar en el dia. Al rato, sale él, con los pantalones, los pelos bufados y una toalla al torso. Yo intuyo que debe tener alguna cicatriz que oculta, asi que lo miro con mis dos cejas alzadas.
-Mira que pelacos. Y estás mas flaco sin todas tus capas y armaduras encima. Quieres que te corte el pelo? A espada? Asi me lo hago yo.-[/i] sonrío como me ha enseñado él y le muestro mi daga. Me llevo otro picotazo de Roac, asi gratuitamente.
"estás a la defensiva, bicho"
[i]-Voy. Pero tienes ojeras. No creo que aguantes despierto.-dejo la daga encima de mi cama, pasando ahora al baño. Dedico mucho rato a inspeccionarlo antes de decidirme a despojarme de la ropa y remojarme y enjabonarme. En plan rapido, eso si. Con el pelo tardo poco, una de las ventajas de que sea corto, es esa. Yo siempre habia sido de llevarlo largo, pero tras una temporada en el exterior las cosas cambiaron. Mientas, el pajarraco se dedicaba a picotear y destrozar la media grulla que hizo Vor. Y luego a picotearle el pelo y tironearle de los mechones y de la toalla, hasta aburrirse y quedarse dormido en el dintel de su cama. Cuando salgo, ya limpio, dedico unos instantes a verme en el espejo. La imagen que me devuelve no me impresiona demasiado. Ladeo la cara, viendo con desden el cacho de oreja faltante. Chasqueo la lengua y miro la ropa sucia. De poco sirve asearse si la ropa sigue guarra. Asi que la lavo tambien y la escurro como puedo. Salgo con una toalla a la cintura y la ropa lavada al hombro, tendiendola por donde pillo para que vaya secando durante el día. Luego, miro al par de dos dormidos: pajarraco y semidrow. Me acerco a Roac: efectivamente duerme, cual pollo, con la cabeza doblada bajo el ala. Siempre me hacia gracia verla dormir. Luego me fijo en Vor, que tambien duerme raro, hecho un guruño y apenas ocupando espacio, con la manta por ahi revuelta y la ropa y lo demas ocupando mas espacio que él. Me doy con la mano en la frente, mirandolo. Una parte de mi me dice que le pegue un tajo al pelo ahora que duerme y está tranquilo, pero como ya le corté un trozo de pelo una vez y no se lo tomó bien, acabo por echarle la manta por encima.
-Está totalmente KO. -luego yo me meto a la cama, y me tapo. Pero aunque me tumbo, no cierro los ojos. Alguien tenia que montar...guardia, o algo por el estilo. Seria mala idea que nos durmiesemos todos.
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