La Posada de los Muertos

Recuerdo del primer mensaje :



Si tienes un anuncio, aparte de rolear que lo cuelgas aquí, envía un mp a Admin con el contenido de dicho anuncio para que editemos y aparezca aquí. Cuando encuentres lo que andabas buscando, ¡mandanos otro mp o avisanos para que retiremos el anuncio y no se acumulen papeles en el tablon!

Septiembre 2037

Se busca técnico para misión peligrosa. La recompensa será todo aquello que el interesado pueda conseguir.

Preguntar por Rose.



Septiembre 2037

Se buscan mercenarios para diferentes labores, tales como defensa, infiltración, espionaje y realización de nuevos contactos y redes. Se pide discreción. Buen pago, tanto en dinero como en objetos. Se ofrecen también los servicios de un alquimista, desarrollador mágico y con conocimientos que fusionan el uso de la magia y la tecnología. Trabajo para cualquier bando que lo solicite. Los honorarios han de ser de acuerdo al trabajo realizado.

Interesados, para cualquiera de las dos propuestas, contactar aquí con T.G.S

© HARDROCK

Septiembre 2037

"Se buscan mercenarios/cazarrecompensas para mision de búsqueda y captura. Pagamos bien. Basta con que no te caigan bien los soldados del ejército."

Preguntad por Rybar Dvorak

© HARDROCK

Le había respondido a Dyospiros que mi hermano no quería venir, aunque no sabía porqué. Y eso también se lo dije. Me encogí un poco de hombros. Porque a mi me hacía ilu que hubiera venido. -¡Si, le di las plumas! Lo flipó.- Yo me enorgullecía de haber logrado sorprender a Savant, y así lo demostré con dos golpecitos en el pecho. Él se reía de mis tartamudeos y yo le gruñía un poco demasiado al respecto. Era algo que no lograba suprimir así, ni por arte de magia ni por… ¡Nada! Inútil, era un inútil y tartamudeaba más que hablaba. Bueno, no realmente, pero…

Que no pensara que la cagaba. Yo me miré un poco el suelo. Le daba vueltas a demasiadas cosas y a veces me costaba incluso seguir el hilo de la conversación. El bicho empezó a darle a él la tabarra con los cordones. Y a mí me iba diciendo él que ganaríamos pasta. Si, dinero. Debía centrarme en eso. Aunque no quería pensar tampoco mucho en ello, porque… Vaya. Porque me había dicho que hasta que no acabara las grullas me iba a preocupar de los problemas de allí fuera. No podía manejar una doble vida. -Desquitarse…- Me preguntaba si se desquitaría solo con matar o si usaría el dinero para algo. Era consciente de que este podía ser utilizado de maneras un poco… inadecuadas.

Me daba algo de miedo aquella palabra pero no le di más vueltas. La ducha sin embargo, como ya especifiqué anteriormente, fue absurdamente reflexiva. Y me pilló un poco por sorpresa el comentario que me hizo cuando salí de allí. Los pelos. Vale, si, tenía malos pelos. Lo sabía. Pero lo de estar flaco… Bufé un poco incómodo con aquella realidad, observando muy en silencio el picotazo del pajarraco a su dueño. -Necesitaré una trenza. Mañana. Pero por ahora me gusta conservar la melena.- Había visto pocos drows con el pelo corto y me daba miedo innovar. Aunque realmente a él… No le quedaba mal. Distinto. Si, distinto. Pero hice algo de más mala cara, más apenada que enfadada, en cuanto mencionó lo de que estaba flaco.

-Lo sé… No estoy orgulloso de ello. Estas curaciones, estos trotes. No he podido comer lo suficiente como para suplir tal estilo de vida. Yo… también me lo he notado. Allí abajo comía más y hacía menos. Estaba rechonchillo de pequeño. Pero ahora…- Me estaba dando algo de miedo al pensar sobre ello. No me gustaba, no. Definitivamente no. Tenía que encontrar una forma de ganar músculo, proteína, ponerme más decente… ¡Ah, quién me habría dicho que esos planes se irían todos al traste!

Él auguró que me caería dormido antes. Y vaya que si. Se metió en esta. No le di demasiada importancia a que el pajarraco estuviera por ahí picoteando, casi que se lo perdonaba. El pelo ya no me hacía tanta gracia pero estaba muy agotado como para querer ahuyentarla, así que hice un amago de querer acariciarla tras la nuca -como había visto al otro tocarla- y así es como me quedé frito. Roac haría lo mismo. Yo me perdí el como salió el drow de allí. Y también lo de la manta, pero eso si que lo vería hacia el día siguiente. Él se acostaría y yo seguiría sin empanarme de nada. Más o menos hasta la tarde. Ahí me di cuenta que estaba tapadito y sonreí. Con la ventana cerrada había perdido algo la noción del tiempo.

Aunque no había dormido maravillosamente. Habían varias cosas quitándome el sueño. Me escurrí fuera de la cama intentando no despertar ni drow ni pájaro y me asomé por una rendijilla de la persiana. No, luz. Me quedé cegato, otra vez. Suspiré, abrazándome un poco. En el fondo quería que fuera de noche. Salir de allí. Las paredes se me antojaban un poco demasiado… agobiantes. Como si pensara que no protegerían nada en caso de que sucediera algo. Si habían llamas, explosiones, si entraba alguien por la puerta… No podíamos hacer nada. No entendía porqué tenía tanto miedo.

Algo aterrorizado con mis pensamientos me volví a la cama y me hice un ovillo, tapándome más o menos como recordaba, para que no fuera a parecer que me había despertado. ¿Dormí? Más o menos. Pasaron un par de horas en las que ya no lo pude soportar más. Sudaba, me agobiaba. Otra vez fui a la ventana. Vale, aquello estaba más oscuro. Me senté en mi cama de nuevo, busqué en mi bolsa las vendas, arranqué un trocito y me hice una coleta, que até con aquello mismo. Una coleta de caballo con algunos pelos por los lados y todo el flequillo. Solo entonces me di cuenta que iba con el torso al aire y me abracé a mi mismo, como muy asustado. Ese seguía durmiendo, me dije. No me fijé mucho. Me puse la camiseta deprisa y corriendo y empecé a atar correas, cosas… Y a medio vestir decidí acercarme a su cama.

Me agaché al lado de esta, a su altura. Pensaba que si me veía bajito y pequeñajo no le asustaría mucho encontrarse con alguien recién despertado. Algo me decía que no debía estar acostumbrado a encontrarse gente tan cerca suya al abrir los ojos. -E-Esto, Dyospiros…- Hablaba muy flojito porque NO QUERÍA DESPERTARLE. Quería despertarle, pero me sabía mal. -Uhhhm…- Le toqué muy tímidamente la mejilla, a ver si así reaccionaba. -Roac, ¿No podrías ayudarme?- Entonces tuve una idea. Si yo le gritaba por su nombre igual se le hacía raro. Así que tosí un poco y… GRAZNÉ. Con toda mi alma. ESTABA seguro de que eso le parecería más normal que absolutamente cualquier palabra imaginable. Me había puesto las manos bajo los sobacos como imitando un pajarraco, con alas. Incluso las moví un poco.

Al final me habia quedado durmiendo. Unos sueños intranquilos, como siempre. Estos en los que no distingues la realidad, que crees que son reales. De los que te cansan y al despertar te hacen sentir peor que antes de irte a dormir. Pesadillas recurrentes que creias dejadas atras pero que volvian. Y son tu realidad hasta que en el sueño acaba apareciendo algo discordante. Algo que te hace darte cuenta de que lo que pasa en tu cabeza esta solo ahi, de hecho. En mi caso es un graznido algo raro. Porque Roac nunca estuvo en aquellas instalaciones, por que la escuchaba?


Un tanto confuso pero aliviado, voy abriendo los ojos. Tranquilamente. sin duda habia acertado al despertarme asi por absurdo que suene. De otra manera ...mi despertar habria sido tanto mas violento. Parpadeo viendo a Vor en lugar de a Roac. En una extraña pose pajaril. No jodas. Habia sido el? Mi rostro de wtf es absoluto. luego caigo en la cuenta de que me dormi ¡durante mi guardia!
-que hora es?!

Me incorporo de golpe, quedando sentado.todo parece en orden. Absolutamente igual que como lo deje. Vuelvo a mirar a mi compañero....
-.....voy a prohibiros a Roac y a ti que os junteis tanto.

Funcionó. Lo peor del asunto es que funcionó. Se despertó y no mató a nadie. Eso ya era un buen paso. Él casi me gritó la pregunta de qué hora era. Yo me llevé la mano a la barbilla, deshaciendo un poco mi pose-pollo, pensativo. -Las ocho, algo así. Hace poco que ha empezado a esconder el Sol. Creo que aún no se ha ido, del todo.- Le dije como muy pensativo. -No es tarde, es hora perfecta.- Le comenté con una sonrisa un poco más confiada que las del día anterior. Con todos los dientecicos reluciendo.

Él se sentó y yo me fui poniendo la armadura. Más o menos iba colocando cada cosa en su lugar. Más… O menos, si. Me equivoqué un par de veces donde poner cada zapato, los guantes como que me los confundí un poco también, pero con lentitud iba pareciendo ya un hombre embutido en una armadura. Y lo más importante: Aparentaba mejor forma física así. Casi que parecía un drow de verdad y todo. -Oh, venga, ¿Prohibirnos eso? No puede salir nada malo de ahí. Encima… ¡Ha funcionado! Qué exigente eres.- Le comenté con cierta alegría, mirando al urraco como de reojo.

Me escapé unos momentos al baño para verme otra vez el careto. Me volví a hacer la coleta, aunque… No podía hacer mucho con la ya deshecha trenza de la cocorota. Me pasé una mano por el pelo, removiéndomelo. Me quedó casi como en punta. Era entre gracioso y triste. Ya haría algo con eso. Tras eso salí de allí y ya muy vestido solamente me faltó coronar aquel traje con una capa. Y con un gruñido de barriga. -... ¿Tu crees que venderán bocatas? Quiero un bocata, para el camino. No sé hasta… Donde tendremos que alejarnos. Pero creo que me da tiempo.- Me acerqué a la ventana y abrí lo que se dice media rendija de las cortinas y la persiana. No entró luz cegadora.

-Hace una noche estupenda.- Ya poco quedaba de aquella contienda en el horizonte. Y no sabía si eso me gustaba.

Resoplo cual caballo y me froto la cara. Se me habian quedado los pelos de punta cada cual para un lado por acostarme con ellos medio mojados. Pero por fin volvia a ser blanco. Mientras el se viste, yo me levanto tambien. Iba con el cacho toalla tapandome, hasta que cojo mi ropa, que deje secando la noche anterior, y me la voy poniendo. Pantalones, camiseta, botas, cinturon y armas, saquito con ingredientes y viales. El abrigo. Al finalizar miro a vor. Ahora abulta mas. bastante mas. En contraste conmigo, parece mucho mas armado y preparado para una batalla. Me pongo tambien los mitones. Para entonces Roac tambien se ha despertado y abre el pico

"Pedigüeña"

-deberiamos llevar algo de comida para el trayecto. Y le he estado dando vueltas a algo. Sabes? si. Quiero visitar antes la fabrica a la que debemos llevar el paquete. Inspeccionar terreno. Ver que todo esta en orden. Establecer posibles rutas de huida seguras, calcular los tiempos de llegada....

Basicamente hacer de scout para no ir luego a lo loco con un humano inconsciente. Me dirijo hacia la puerta mientras el mira por la ventana y Roac se le pone en el hombro.

-voy bajando.

Dicho y hecho. Comienzo a bajar las escaleras hasta llegar a la planta baja. El camarero se debe de haber acostumbrado a mi, porque ya no me mira raro. Eso si, me gruñe cual chucho somnoliento cuando le pido que me ponga algunas provisiones de comida y desayuno. Que si me largo por fin lejos de alli y a donde. Y que si tengo dinero para pagar. Me da un tic y con una velocidad pasmosa le arrojo una moneda de oro al entrecejo.
-te podria comprar el alma si la tuya sirviese de algo, seboso! Te he robado alguna vez?!

"Roac un monton de cucharas pero no yo"

Intenté evitar mirármelo demasiado en cuanto se fue vistiendo él. Quizás porque estaba muy ocupado con mi propia ropa, pero… Me dije que había hecho un buen trabajo en eso de evitar miraditas indiscretas. Más o menos. Me miraba de reojo al pajarraco que parecía tener gana. Yo… Aún tenía un bocadillo hecho polvo y con poca dignidad por ahí. Pero dudaba que aquello ya fuera comestible o algo. Aunque un pajarraco… No, no quería que le viniera diarrea, que seguro que la pagaba conmigo. ¿Aunque los pájaros podían tener diarrea? La caca que hacían era siempre como muy… Líquida.

Pestañeé un par de veces preguntándome porqué pensaba en la materia fecal de las avecillas. Me sacó aquellos pensamientos de la cabeza la voz de Dyospiros, quien era desde luego mejor estratega que yo y mencionó algunas precauciones. -Oh, comida. Si, comida para el trayecto. La fábrica… Es una buena idea. ¿Ves? A ti se te ocurren mejores cosas.- No solía dejar lo de pensar o planear a nadie, aunque aquel día estaba vago y confiaba mucho en su juicio. Llevaba más tiempo haciendo eso que yo. Yo ahí, si, muy amenazante, con un palo más grande que yo a mi lado, toda la armaduraca y la capa. Él iba más simple. Era más de ocultar sus armas. Ya le había robado el abrigo una vez y no es como si no cargara mil formas de matar encima.

-Con el veneno de draraña debería ser fácil mantener lo que pillemos a raya. Una dosis más pequeñita, quizás… Pero a mi no me mató. Y joder, me metió medio litro de veneno en las venas. Parálisis, es útil. Así se callará y no liará escándalo.- Le comenté yo como quien habla del tiempo. El pajarraco vino a hacerme compañía mientras él bajaba. Yo acaricié al bicho otra vez, con una sonrisita tonta. -¿Tu estás nervioso, Roac? Lo cierto es que yo… Un poco. Debe molar eso de ser un pajarraco. Si tienes problemas, ¡Huyes volando de ellos! Como te envidio.- Le dije con una sonrisa triste.

-Aún así no me serviría de nada poder volar. Sabes… ¿Eso que dijo él ayer? Que no permitirían que me capturaran. Aprecio mucho eso… Pero estoy decidido a protegerle. No me hace mucha gracia ir a por humanos, y casi que… Preferiría hacer otra cosa. Pero no pierdo nada por ir, no me perdonaría dejarle solo y… Y que no le volviera a ver ese gruñón careto suyo.- Suspiré, cerrando las cortinas. -Si no nos sale bien, prefiero que huya él... En el caso de que solo uno pudiera. Él no resistirá estar encerrado de nuevo. Yo… Yo soy débil, si, más que él incluso…- Me abracé un poco. -Odio la magia. Dependo demasiado de ella. Siento que me pudre por dentro, los sesos, el cuerpo.- Me giré, acabé de recoger cualquier cosa… Véase, una botella a medio usar de alcohol del bestia. -Si… Pasara eso, Roac… Me gustaría que cuidaras de él. ¿De acuerdo? Que… No se le vaya mucho la pinza. Confío en ti… Que si, que te gruñe mucho, pero cariño te tiene. Mira, si hasta le pareció bien que le despertara a graznidos.

Salí de la habitación finalmente un poco cazibajo. Dyospiros estaba arrojándole dinero a alguien en toda la cara. Se me escapó una risita y le dejé hacer, mientras buscaba algo para disimular. Oh. Un diario desprotegido. Quizás el dueño se hubiera olvidado de él, o… ¡Oops! Se “HABÍA CAÍDO” él solito al suelo. No fue en absoluto que yo lo tirara sin darme cuenta. Y si estaba ahí en el suelo y nadie lo reclamaba como suyo es que… Lo habían abandonado. Y así es como yo acabé con un diario entre manos. Empecé a leerlo con curiosidad. Se me borró la sonrisa de la cara de inmediato. Hablaba de… Integrar a la gente… Quitándoles su magia. Con una foto de cabecera… Algo de una cirujía, un… Dispositivo que inhibía la magia… Estaba todo redactado como si fuera algo amable. Deseable. Durante unos segundos siquiera percaté lo oscuro de aquello, llegando a plantearme si… Realmente la magia era tan buena. Le profesaba mucha rabia. Pero la necesitaba. Era mi pasión y mi mayor enemiga, todo a la vez.

Y nos la querían quitar. Como si fuera una enfermedad. Como si tuviéramos que estar agradecidos de ello. De que nos tendieran una mano. Eso, eso era todo lo que yo tenía, dudaba que pudiera seguir con mi vida sin ella. Arranqué la página y arrojé el diario que nadie regresó a reclamar aún en la mesa donde estaba, acercándome a Dyos en cuanto se hubo desenliado de sus problemas. Un poco mudo le tendí la hoja, para que se la leyera. En parte esperaba que yo me hubiera equivocado, porque no era muy bueno con el inglés, pero... -¿Lo estás viendo? Un… un dispositivo. Y ya está. Nada de magia.- La voz era un poco trémula. -Eso si no… no es todo una mentira. Lo es, ¿No? Claro que si. Solo una forma de cazar magos. Así exterminarlos. Qué… qué morro…- Yo me abrazaba. No. No podían hacer eso. No comprendían la magia, NO podían arrebatarla así como así. Era mía. Era jodidamente mía. No era tan fácil… Pero según había oído a hablar ya tenían desde antes que echaba descargas. Quizás… no debí haberle enseñado aquello al drow. No caí en que no le haría gracia ninguna hasta entonces.

La urraca miró a Vor todo el rato que él le hablo, con ojillos inteligentes. Ladeando de un lado a otro la cabeza de vez en cuando, muy pajarilmente. No se sabia muy bien si lo estaba atendiendo o mirando algo que brillaba cerca de su cara. Pero cuando el otro termina el discurso el pajarraco grazna, pegandole un picotazo a Vor (un poco a mala hostia) y sale de la habitacion volando para descender el hueco de las escaleras y volver conmigo.

Mantengo una horrible batalla de miradas con el posadero mientras me llena un saco con las provisiones que le he pagado con ese monedazo. Cuando ha terminado agarro el saco de provisiones y me giro, y ahí está ya Vor. El caso es que no parece tener una expresion muy jovial.... Frunzo el ceño, viendo lo que lleva entre las manos. Prensa? Pff. Nada bueno puede salir de ahi. Agarro lo que me dice, por curiosidad. La foto de la portada ya me da mal royo. Entre lo que leo y sus palabras, no me hace ni falta terminar de leerme el articulo entero para saber de que va. Me entra una desagradable sensacion, mezcla nauseas y ganas de matar.

"un dispositivo que te anula la magia? No es eso!!! Lo habran mejorado? De verdad esperan que los magos caigan por esas?"

-PERROS!

Parece que hoy tenia el dia por tirar cosas, y eso hago. Tiro el puto periodico contra el cristal de una ventana. Pero es papel y no la rompe, solo se deshoja de modo flojo y suave, en contraste a mi ira, como si se burlase y todo.
-Que se han creido que son? Qué?! De verdad esperan que hagamos cola para que nos metan eso en el cuello? Lo venden, lo venden como algo bueno, has visto??? -entonces me entra una carcajada un tanto frenética.

-Eso te pegaba descargas cada vez que intentabas hacer magia!!! -consigo cesar en mis carcajadas, y me limpio unas lagrimas que me habian salido a los ojos. De risa, vete a saber. -Lo habran mejorado, los muy desgraciados?

Morro era la palabra. Ya era casi como decirnos "ey, venid a suicidaros vostros mismos, que os lo facilitamos". Por mi cabeza no pasa que haya alguien tan idiota como para hacer caso a ese articulo y someterse a ello voluntariamente. Compadezco a los que hayan sido o vayan a ser obligados....y me refuerza en la idea de lo que ibamos a hacer. No me andaria con miramientos. Me entra un escalofrio al recordar las descargas, como si el dolor fuese reciente. Ya no habia ni rastro de las risotadas en mi cara, cuando miro a Vor.
-Bien. Lo tienes todo? Nos vamos

No sé si el puñetero cagador máximo se enteró de algo. Me daba la sensación de que me escuchaba, y durante unos momentos estaba CONVENCIDO de que me había entendido, de arriba a abajo. Como si le pareciera curioso mi discurso, como si lo analizara. Ya esperaba que me respondiera algo como “pos mu bien” o cualquier tipo de respuesta hablada, cuando me soltó un buen picotazo y se escapó. -CONDENADA AVE DEL DEMONIO.- Grité en un inglés profundo y cavernoso, cosa tan poco usual en mí.

Más o menos Dyospiros había terminado sus tan amables negocios que en absoluto implicaron violencia y cara perro para cuando yo me dirigí a él. Se entretuvo su momento a leer y a juzgar por la cara que se gastaba no lo había interpretado yo mal. Creo que a él, más que darle miedo, lo cabreó. Primero gritó con muy mala ostia en drow, una expresión, un insulto. -Lo sé, lo sé…- Mascullé cogiéndome las manos, entrelazando mis dedos en un símbolo de nerviosismo.

Arrojó aquello contra una ventana con toda la mala ostia del mundo. Pensé en que quizás habría sido útil quedárselo, para estudiarlo más profundamente… Pero no iba a cuestionar la acción del drow. Empezó a hablar en inglés como demasiado frénetico casi sorprendido. Y rió. Rió de aquella forma tan poco sana, que a mi tan poco me gustaba. Agaché la mirada como asustado. Lo cierto es que si, llevaba un buen rato demasiado temeroso. Luego explicó… Descargas. Si. Él había tenido algo similar, me lo había comentado. -... Como si fueramos perros… Si nos portamos “mal”... Descarga. Y seguro que con eso nos controlan.- ¿Solo podrían rastrear la posición? ¿Podrían realmente tener algún tipo de control mental? La sola idea me hacía temblar.

Noté que se secaba unas lágrimas. Me daba miedo no saber si era por aquella risa suya o si… Busqué un pañuelo y se lo tendí, pensativo. No creía que lo necesitara, pero por si el caso. Quizás lo habían mejorado, planteó. -Los quiero muertos. Muertos, lo juro. MUERTOS. Dudo que… vayan en serio, con eso. Joder macho. No puede haber NADIE en su sano juicio que vaya a fiarse del enemigo. Si, quizás realmente funciona. ¿Pero qué coño más hará? Si te meten alguna mierda en tu cuerpo… Te tienen a su merced. No… No me lo creo, aún. Monstruos, monstruos…- Suspiré. Estaba demasiado pensativo.

-Si, es… Es hora de irnos. Tengo ganas de mandarlos a la mierda, a todos. A ostias si es posible.- Poniéndome la capucha casi de costumbre y uniendo casi todos los trozos de mi bastón excepto la “carpeta-grullesca”, me dispuse a salir de allí, aunque con la mitad de ánimos que el día anterior.

Al final eso de dormir se nos va de las manos y acabamos durmiendo allí en la Posada más tiempo del previsto. Mis planes de madrugar para hacer cosas se van al traste cuando me levanto y veo que ya es bien entrado el día, no sólo eso, sino que hemos estado ahí más de la cuenta. Me entero de ello porque al bajar a desayunar el posadero comenta con otros clientes lo de la batalla que ha habido en Londres, y algo más sobre unos heridos que han venido aquí. Maldigo por lo bajo por habérmelo perdido y por haber perdido tanto tiempo.

Al terminar de desayunar regreso arriba, avisando a Lorelei y al crío para que se despierten y se pongan en marcha, que se nos ha hecho tarde. Al principio me cuesta un poco que espabilen, pero en pocos minutos están listos. Pongo a Lorelei al tanto de la situación, explicándole lo que he escuchado abajo. No me hace gracia estar fuera de los tinglados importantes, y menos cuando aquel científico idiota con el que hablé no ha vuelto a contactar conmigo. Puede que sea momento de hacer nuevos contactos, algunos que tengan visión de futuro y requieran mi ayuda. Además, en el tablón de anuncios nadie ha cogido por ahora mi misión, ni para contratarme ni para ser contratado por mí. La dejaré ahí algún tiempo más, pero si nadie la coge acabaré por arrancarla del tablón. Bajamos las escaleras para ir a la planta baja de la posada, donde dejamos el pago correspondiente por la estancia alargada. Después abandonamos los tres el lugar, aunque ya tengo en mente el realizar contactos por ambos lados, o tal vez a tres bandas. Alianza, ex-aurores y gente de Bastion Hollow.

El encuentro con los jóvenes drows había reavivado un poco mis ganas de seguir luchando por hacer 'justicia' o más bien simple venganza. Mis largos años de experiencia me hacen saber que realmente no servirá de nada, no es la primera vez que ajusto cuentas con alguien, ni la primera que hago pagar con su vida a quien me ha importunado. A pesar de ello esto es mucho más personal. Esos cazadores acabaron con la vida del único con el que llegué a tener lo más similar a una relación padre-hijo, al único que llegué a tratar lo suficiente. Puede que no los encuentre, o puede que ya hayan muerto a manos de otras bestias, pero esto es de las pocas cosas que me quedan por hacer. Bueno, eso y tal vez volver a luchar contra un dragón, que el último con el que peleé me pateó el culo y quiero la revancha. Pero al margen de eso lo tengo casi todo hecho. Es por ello que mi actitud puede considerarse un tanto imprudente, y sería más aún si no me ocupase de mantenerme vivo para poder realizar esa venganza.


Durante bastante tiempo he estado siguiendo rastros de cazadores, tratando de averiguar dónde se reúnen, dónde suelen cazar o si son un grupo organizado. Cualquier pista sobre quiénes fueron los asesinos de Ysuran. No me gusta demasiado pasarme por sitios atestados de magos, menos en estos tiempos en los que están todos locos, peleando con todo lo que se mueva, pero es necesario. En este lugar suele cocerse información interesante, y puede venirme bien para mi plan.

Entro al lugar llevando a mi marmota 'guardada' en un bolso marrón que llevo colgado en bandolera, uno bastante grande a modo de alforja para guardar mis provisiones. Groundhog va durmiendo, con la cabeza sobresaliendo por la abertura, haciendo ruidos similares a ronquidos de marmota. Yo me he vuelto a quedar sin alcohol, pero aquí me proveerán con más. Saludo con gesto hosco al camarero, pidiendo una botella de alcohol barato. Aguardiente, básicamente. En cuanto me la pone me dirijo con esa botella hacia el tablón de anuncios, leyendo lo que hay. Un tal Rybar pide mercenarios. Luego otro con iniciales T.G.S se ofrece él mismo como mercenario o para contratar. Por mi parte pongo un anuncio en el que pido lo siguiente: "Se busca grupo de cazadores para capturar elfos. Preguntar por el señor Groundhog en este mismo sitio.". Obviamente es un señuelo, sólo quiero saber quiénes se presentan, para indagar sobre ellos. O tal vez acabe antes cortándoles la garganta a todos los que digan ser cazadores, me ahorraría mucho trabajo de investigación.

Deposito a la marmota en la mesa, sentándome después a la mesa con mi botella, pegando buenos tragacos. - ¿Tú que dices, Ground? ¿les cortamos el cuello a todos? - murmuro antes de soltar una cascada risotada, pasando después la mano por el lomo del animal. - O podemos ver cómo les sienta ser el cazador cazado...

Seguían circulando por su mente mil y un pensamientos. Intentaba tranquilizarse, pero eso le parecía una opción. La vida como ejecutor era más sencilla: Un odio generalizado, sospechar de todo el mundo y ya. Pero tampoco se tomaban muchas molestias, no era el enemigo personal de nadie. Pero tras haber sido nombrado mano sentía un terrible peso sobre sus espaldas, como si fuera el centro de atención para el sector más tradicional. Como si tuviera los días contados. Sabía que debía ir a los campos pero prevenía que Javert tardara un poco en atender aquel asunto mencionado. Y a Ailanthus no le apetecía en exceso esperar, porque incluso siendo un elfo oscuro, sabía que en aquel contexto cada segundo era primordial.

Se decidió por pasarse por uno de los lugares donde podría encontrar más asuntos de interés. Antiguamente, cuando no había decidido bandos aún, solía frecuentar la posada para conseguirse él mismo algún trabajo o enterarse de cotilleos. No le gustaba beber y jamás pidió ni medio vaso de cerveza allí. Entre aquello y que a pocos se les olvidaba el careto de un drow, supo perfectamente que más de uno lo reconocería. Probablemente no a todos les hiciera gracia tener al perro de la Alianza allí observando, pero por suerte nadie podría provocar una lucha por ello sin tener graves consecuencias.

Aunque no era ese el caso de Ailanthus. Si todo salía bien, se llevaría a alguien de regalo a Javert para cuando se reencontraran en los campos. Entró en la posada tras asegurarse que llevara ambas armas bien escondidas y su brazo mecánico enguantado. Llevaba una capa de color marrón, peluda y de algún animal, que cubría prácticamente todo su atuendo. Le permitía esconder un poco aquel curioso atuendo suyo, demasiado moderno para lo que un drow utilizaría. Pero eso sí, no se quitó sus gafas de sol ni tras ingresar a la posada. Eso le permitía dar miradas indiscretas. Caminó con aparente tranquilidad y se dirigió casi de forma instintiva al tablón de anuncios, sabía que allí encontraría la información más concisa.

Cuatro anuncios. Uno pedía un técnico, pero la información era demasiado escasa como para saber para qué. Otro pedía a mercenarios dispuesto a infiltrarse, ofreciendo dinero o servicios como alquimista… Tecnologia y magia. A Ailanthus no le gustaba nada esa información y consideró que sería importante investigar sobre aquello en un futuro. Pero más escandaloso le resultó el de Rybar Dvorak, que definitivamente estaba buscando hacer limpieza de soldados de la Alianza. Ese nombre… Le debía sonar de algo. Chasqueó la lengua, molesto con no recordar. Había uno último un tanto curioso, pidiendo cazadores para capturar… elfos. Elfos. ¿Elfos? ¿De los del bosque? Aquella era, definitivamente, una petición extraña. Sacó muy discreto el móvil e hizo una foto, pensando que debería enseñársela a alguien que supiera más de la historia, especialmente por el nombre de Rybar. Era el único que parecía haber usado algo que no fuera un mote.

Echó un vistazo general a los que merodeaban por allí. Y entre todos, hubo uno que le llamó la atención. Algo dentro de sí hizo “click” al verle. Un drow. Ni más ni menos que un drow. Viejo, no en su mejor forma, con una marmota en la mesa. Groundhog… No creía que hubiera más gente que se hiciera llamar por el nombre de “marmota”. Y sabía muy bien que los drows no toleraban a los elfos. Le tembló un poco el pulso al verlo allí, haciendo vida normal. Le tentaba mucho montar un altercado, sacar allí mismo su pistola y procurar que no viera más la luz del día. Pero debía ser prudente. Si atacaba directamente a alguien allí igual saldría victorioso, pero muchos mercenarios no regresarían a la posada sabiendo que la Alianza estaba observando sus movimientos. Buscó muy deprisa una aplicación del móvil, la dejó abierta y preparada, y lo guardó.

Tragó saliva y se dio unos momentos para tranquilizarse. Era un drow. Un solo drow. Viejo, decrépito, igual hasta senil. Y contaba con el factor sorpresa, dudaba que supiera que pertenecía a la Alianza. Se repitió en su cabeza que aquello que iba a hacer era necesario para acabar con el mal del mundo. Que no debía permitir que la rabia acabara predominando sobre su persona. Finalmente, haciendo acopio de valor, se acercó al viejo, quitándose las gafas y buscando intercambiar una mirada antes de hablar.

-¿Señor Groundhog?- Le preguntó en su tan impoluto inglés. -He leído vuestro anuncio. Me gustaría informarme acerca de ese trabajo, si no es demasiada molestia.- Habló con su típica formalidad, con aquella mirada suya muy fija. Aunque no titubeaba, por dentro podía notar su pulso a toda pastilla. Iba a ser un día un tanto interesante.

La botella de aguardiente va cayendo a buen ritmo, un trago para mí, otro para la marmota, y así vuelta a empezar. Tanto es así que en cuestión de un cuarto de hora ya estamos pidiendo la segunda. Bueno, yo más bien, mi marmota se limita a hacer ruidos infernales y a arañar la mesa de madera. Por ahora nadie se acerca a ver el anuncio que he colgado, así que estoy cerca de dormirme y empezar a roncar por aburrimiento. Hasta que sucede algo un tanto inesperado. Se acerca un drow, nada más y nada menos. Tanto tiempo sin ver uno, y de repente... - Tres drows en las últimas semanas...hay que joderse. ¿Ahora os ha dado a todos por brotar del agujero a la vez? - suelto una breve risa que puede interpretarse o bien como burla o bien como de sorpresa, invitando al drow a sentarse cuando se pone a hablarme.

"Esto ha sido rápido. ¿Conocerá a los otros dos de algo? no es demasiado viejo...claro, que drows viejos hay pocos"

- Toma asiento, joven, y dime tu nombre, aunque se me vaya a olvidar en cuanto salgas por esa puerta. - le indico que se siente delante mío, apartando un poco a la borracha marmota para que podamos vernos mejor. - ¿Te ha interesado el anuncio? ¿eres el típico drow con ganas de matar a elfos? Sí...a mi también me repatean, tan perfectos, tan limpios tan...

"tan jodidamente bellos que acabe teniendo un hijo con una"

- Bah, ya sabemos cómo son los elfos. Por eso buscaba a un grupo de cazadores. Creo que es hora de limpiar por completo la superficie de este país. Dicen que quedan muy pocos en los bosques, por ello serán más fáciles de erradicar. Pero yo estoy viejo y no tengo las fuerzas de antes, no puedo matarlos a todos yo solo, necesitaré ayuda. Pero antes...tengo que hacerte unas preguntas. ¡No trabajo con el primero que se me pone delante! como sabrás también hay drows que son tontoslapolla. - me echo hacia delante para mirar a Ail con el ceño fruncido, de manera inquisitiva,  entrelazando las manos con los codos apoyados sobre la mesa. - Necesito saber tu nombre, tus motivos para estar aquí, en la superficie, y lo que haces.

"aunque todo eso me importa una mierda para mi plan, lo que quiero saber es otra cosa"

- Y también si trabajas por libre, o si perteneces a algún grupo de cazadores.

Tres drows. ¿Tres en unas semanas? Aquel hombre tenía información que ya interesaba al no-tan-joven pero tampoco tan viejo drow. Tomó asiento mientras se miraba a Szyraenk con la curiosidad plasmada en su casi siempre tan neutro rostro. -Si te soy sincero, hace mucho tiempo que salí yo. ¿Hay alguna expedición?- Preguntó, dejándose llevar prácticamente más por la curiosidad que no por el instinto de recopilar datos. Se acomodó un poco y se dijo a si mismo que iba a intentar ser gentil, al menos hasta que pudiera darle fin a aquel hombre. Pero por otra parte había algo que lo llamaba mucho: Hablar. Despreocupadamente. Estaba muy tenso desde que había salido como mano, y se había dado cuenta de que necesitaba desesperadamente hablar con alguien, de lo que fuera, sin preocupación alguna. Aunque un drow no parecía el mejor objetivo para ello.

Pidió también que se presentara. -Ailanthus.- No iba a mentir, si no había sospechado ya es que no lo conocía. No entró en más detalles por ahora. Apartó a su animal. El drow lo observó con extrañeza, tentado de acariciar al animalillo. El viejo preguntó si le repateaban los elfos. ¿Qué contestar ante ello? Le repateaban todos los bichos de orejas picudas. Más los oscuros. Pero… -Más bien el típico drow que necesita unos céntimos para vivir.- Creyó más conveniente aquella respuesta. No se le daba del todo bien mentir, pero lo hacía por un buen mayor.

El viejo cambió un poco aquellos insultos hacia sus primos más claros de piel mientras hablaba de la búsqueda que hacía, un grupo de cazadores. Explicó que habían pocos y que no debería ser difíciles erradicarlos. A Ailanthus cualquier información sobre cualquier raza mágica ya le valía la pena, así que solo por eso haber intercambiado unas cuantas palabras con él ya le resultaba de provecho. Pero dijo que estaba viejo y necesitaba compañía para ello. Y a su vez, que necesitaba hacer algunas preguntas. Ailanthus frunció un poco el ceño porque le iba a costar encadenar una sarta mentiras. Y le resultaba un tanto… Extraño. Muchos de los contratantes de mercenarios preferían la discrección, ni hablar sobre unos mismos ni preguntar las motivaciones de aquellos a los que contrataban. Aunque reparando en la botella que tenía, el viejo debía ir borracho y probablemente se olvidó de las formalidades. Igual podía agilizar su plan invitándole a algo.

Se sintió un poco observado. Ail se permitió una sonrisa muy discreta y se puso un poco firme, como queriendo aparentar algo de fortaleza. Le preguntó el nombre -imaginó que completo-, los motivos y a qué se dedicaba. Y si trabajaba o no por libre. Ailanthus se pesó con mucha cautela sus respuestas. -Mi nombre es Ailanthus Sreysnah. Primer hijo de una casa un tanto pobre.- No sabía si especificar más allá de eso. -No éramos conocidos, así que… Dudo que te suene. Me fui porque no me gustaban sus métodos. Me dijeron que debía ser mago y a mí eso se me daba… de culo.- No le gustó usar una palabra mal sonante y sonó muy extraña en su boca, pero creyó que eso sería lo más natural.

Ahora venía la otra pregunta. Por una parte le tentaba seguir aquella conversación. En el fondo él podía sacar información, igual se las apañaba para llevárse bien con él. Era fácil. No debía costar demasiado una botella de aguardiente, y Ailanthus, aunque no era rico, se las apañaba para conseguir un dinero considerable. En el fondo le supo mal. Era la primera vez en… Años que veía uno de su raza. Se sorprendió a si mismo con los recelos del pasado, pero a su vez, le extrañaba que ver aquella piel purpúrea ya no le hiciera correr la molestia en sus venas, que… Ya no fuera igual. Como algo enterrado.

Pero Ailanthus no era un traidor. No se podía permitir hacer amistad con una sucia raza mágica. Apestaba a eso, o tal vez solo era el hecho que era más vagabundo y alcohólico que otra cosa. Arrugó la nariz. -Deberíamos hablar de lo otro en algún lugar un poco menos concurrido, me temo. En las tabernas hay muchos oídos indiscretos…- Se acercó un poco más a él siguiendo su pantomima. -Y la Alianza tiene siempre a algún que otro vigilando aquí y allá.- Tras eso se levantó y le miró, esperando que le siguiera sin más complicaciones. Igual podría… No, se repitió. No. Iba a hacer lo que debía. Y ya. Se recordó porqué estaba allí y porqué no se había quedado en su hogar. Iba a exterminar su raza, uno por uno. Se preguntó porqué le temblaba la mano.

Queda claro que no tiene ni idea de qué drows hablo, por la respuesta y cara de sorpresa que pone. Pego otro trago a mi segunda botella de aguardiente, mientras mi marmota se espabila un poco y se acerca a olisquearlo. Yo la dejo hacer, ya está grande como para que ande regañando. Como si quiere pegarle un buen bocao a la mano. - Dos no son expedición, no son nada, son unos mataos. Simpáticos, si, más o menos...pero unos mataos.

"el que me dio alcohol es majo...Vor'Kalth, pero muy inocente. Confíar en mí sólo por ser drow. Hay seres malos en todas partes. El otro parecía algo más receloso"

- Al menos no están solos, como tú, que por lo que veo vas solo. - miro alrededor como con curiosidad, buscando si tiene aliados o algo. A mi no me importa eso de ir solo, es más, prefiero eso antes que ir acompañado de gente que me moleste, me hagan cambiar mis costumbres de viejo o me cuenten cosas que no me interesan. Para eso ya estoy yo, para contar batallitas que nadie quiera escuchar. Además, ya he pasado muchas veces por eso de hacer amigos y perderlos, ya resulta cansado.

El tipo parece ser bastante más callado que el drow adolescente, al menos no habla por los codos de una manera que puede llegar a ser agotadora. Mejor, menos que escuchar. Me confirma que es pobre y que sólo le interesa el dinero. Lo que no sabe es que yo no le voy a pagar un céntimo, ni medio. Soy pobre, un drow muy agarrao y además este anuncio es un anuncio trampa. Lo único que quiero es información. Cuando me dice el nombre, más bien el apellido, recuerdo al otro drow de la fábrica. Dyospiros. Sí, el mismo apellido una casa menor...y él el primogénito. Supongo que no se llevan muy bien, o si no estarían juntos. Me río internamente por haber averiguado algo con ese dato, que por ahora no revelaré. Veremos si puede servir luego de algo.

- Hiciste bien en irte, si no quieres ser mago pues...¡a la mierda eso de ser mago! ¿que se te da bien matar con tus manos? Pues aprovéchalo. - pego otro trago a la botella, más largo que el anterior, casi acabando lo que queda. Lo veo receloso con eso de hablar aquí, aún le quedan manías de la sociedad drow. Me dice que nos vayamos fuera, pero si no sabe lo que me interesa la verdad es que paso un poco de él. - No te van a clavar un puñal en la espalda, si es lo que piensas. Y no me importa hablar aquí de la Alianza, si hay alguno que venga. A mis años no pienso esconderme de nada...ya he vivido mucho. - decido insistir, hasta estar seguro de que tiene información que me interese. - ¿Entonces, no sabes nada sobre otros grupos de cazadores? ¿Humanos, magos, lo que sea? Desconozco quiénes andan en el negocio. Si no me das más nombres no creo que podamos hacer negocios, sólo somos dos

Mataos. Unos mataos. Así describió al par de drows. Ailanthus al menos supo que iban juntos. Eso era un detalle a tener en cuenta. Si se ponía a buscar estaba seguro que a nadie le pasaría por indiferente un par de negros raros haciendo dúo. -La simpatía no da de comer.- Dijo Ailanthus a modo de regañina, preguntándose qué valor tenía la palabra simpatía de boca de un drow. Se encogió de hombros con una sonrisa, intentando disfrutar de aquellos escasos momentos de calma. Luego le recriminó que fuera solo. Ailanthus tenía ganas de reírse. Sí, solo. Igual no era el más querido de la Alianza pero estaba seguro que nadie más de allí pertenecía al ejército. Debía ser bastante fácil pedir si se ponía mal la cosa algún refuerzo. La sola idea le hizo resplandecer los ojos con algo de crueldad.

-No voy tan solo.- Se contentó Ailanthus con aquella frase, que igual hacía que el drow se pensara las cosas dos veces. Miró alrededor, definitivamente no podría sospechar él a qué grupo pertenecía. Pocos se lo imaginaban. Muy pocos. En cuanto corriera la noticia de él como mano, sin embargo, no podría jugar a aquello. Echaría en falta aquellas conversaciones. Luego vino aquel momento de presentación. Ailanthus no obtuvo ninguna respuesta al respecto, imaginó que no le sonaba y ya. Cuanto se equivocaba.

Parecía el viejo estar de acuerdo con su decisión de haberse marchado. Se encogió de hombros. -Les pueden joder a todos un rato.- Le costaba irse tanto de la lengua a nivel de palabrotas, pero lo intentaba casi con verdadera pasión. Lo observaba beber, pensando que igual debería invertir en darle algo más fuerte. Le pareció la idea aún más tentadora en cuanto el otro se lo empezó a poner difícil. Ailanthus abandonó aquel rostro más simpático que había adoptado casi al momento, frunciendo el ceño, con sus ojos un poco molestos.

Gruñía algo de que no le iban a clavar un puñal por la espalda y que le daba igual hablar de la Alianza. Ahora sí, Ailanthus parecía haberse molestado. Que lo necesitaba, aquello de cabrearse, porque estaba empezando a dudar muchísimo de si mismo. -Una de las políticas de mi grupo es no hablar de absolutamente nada sobre él en público.- Le gruñó él tosco, con la mirada más seria. Definitivamente parecía que el puñetero viejo pretendía solo hablar y no mover aquel vago culo de allí. Acarició ahora si al animal para intentar no molestarse demasiado.

Se hizo el ofendido ante la pregunta. -Con todo mi respeto, señor Groundhog, mucho me temo que debería tomarme un poco mal esa pregunta. ¿Tu crees que un drow que venga aquí, pretendiendo cazar elfos, no sabe nada de cazadores?- Inventarse historias. Más historias. Trató de pensar en Velinyon, su antiguo amigo de infancia. Él sabía mentir muchísimo mejor que él. Lo echaba en falta. -Si fuera a mi bola no me habría durado la cabeza más de tres minutos encima de mis hombros. Ya le he dicho que pertenezco a un grupo, pero no nos gusta hablar de ello en público. Por razones obvias. ¿Qué gracia tendría si nos supieran reconocer de un vistazo nuestras posibles víctimas? Igual alguna vez has estado sentado al lado de alguien de mi “gremio”, si lo podemos llamar así. Y no lo sabrías nunca. Yo de ti tendría más cuidado, viejo, con lo que dices en público. ¿Te crees que los drows se salvan de ser posibles víctimas?- Quería meter algo más de miedo, forzar a que le pareciera poco cómodo estar allí metido. -El único requisito que necesitamos para fichar a alguien es que se nos pague bien. A veces uno ni sabe los motivos por los cuales alguien pagaría por verle muerto. Un buen día se encuentra una daga en su espalda y es como “Oh, mira. Me han empalado.” Y así se acaba todo.

Me entra hambre mientras él habla sobre cosas como por ejemplo que la simpatía no da de comer, así que saco un mendrugo de pan de la bolsa en la que guardaba las provisiones, acompañándolo de algo de comida que había conseguido recientemente. Saco un par de ardillas que había cazado, ya despellejadas, haciendo un bocata con el pan y con eso. Pido otra botella de alcohol barato de ese, hoy puedo pagarlo porque he atracado a un idiota en la calle. Entre tragos de la botella y mordiscos al bocata lo voy escuchando, aunque mi interés disminuye un poco porque empieza a entrarme sueño y me cuesta mantener la atención. Capto eso de que no va tan solo, pero no sé si es un farol, si es cierto o si simplemente lo dice para no sentirse un solitario. Le ofrezco un mordisco de bocata de ese, haciendo un gesto al acercarle el pan un momento.

- Deberías comer, estás flaco. Seguro que no te estás alimentando bien en la superficie. A mi me costó una buena temporada eso de preocuparme por comer bien, mucho, y a todas horas. - me llevo una mano a la panza que había ido echando en los últimos 20 años, cosa normal por otra parte, por copiar el modo de comer de los humanos. Las hamburgueserías habían hecho estragos en mi fortachona figura. Tras unos minutos más ya me he zampado el bocata, rematando con otro trago de alcohol.

Observo un cambio de actitud en el drow, parece mosqueado, molesto incómodo. Bueno, yo también podía estar molesto por no estar consiguiendo la información que quiero, pero lo disimulo un poco más. - Estás un poco obsesionado con eso de las políticas de tu grupo y eso de que nos oigan. Que yo sepa los mercenarios y cazadores no tienen tantas leyes. Pero si tu puto nivel de paranoia no te permite hablar aquí de acuerdo, ¡vamos a la maldita calle! - me levanto de golpe, pegando un porrazo en la mesa con la botella. Paso un poco de él cuando se ofende por eso de tomarse a mal mi pregunta. - Si te la tomas mal es cosa tuya. Y no me gusta las frases que empiezan con eso de...' con todos mis respetos...' porque ya sé que van a decir algo malo. Mejor te metes los respetos por donde te quepan y a mi me hablas bien, que soy mayor que tú. Qué mal educados están los jóvenes hoy día, ya no respetan nada. - lo amenazo con la botella, un tanto agresivo, mezcla del alcohol, de que me está cabreando y de que soy un gruñón. Mala combinación. Me río de eso de que los drows no se salvan de ser posibles víctimas, encogiéndome de hombros mientras recojo a mi mascota.

- No me dices nada nuevo, Ailanthus. Eso ya sucede entre la sociedad drow, así que...No es tan extraño ver drows cazando a otros drows, ¿verdad?- sonrío de manera astuta como perro viejo, suponiendo que si este tipo es cazador de verdad seguro que en alguna ocasión le habrán encargado acabar con otro drow. No sé si quiere hacer eso conmigo, pero la verdad es que tengo poco valor, se va a cansar más intentando matarme que otra cosa. - Tira pa la calle.- le ordeno de manera autoritaria, comenzando a andar hacia la salida con la marmota y con la botella. Dejo la puerta abierta, esperando que él haga los honores de salir fuera primero.

"dinero...se creerá que puedo pagarle. O que alguien pagaría por matarme a mí."

Ailanthus se quedó mirando el bocata de Szyraenk como un poco… Asqueado. No se notaba demasiado en su expresión. Pero en su interior se estaba retorciendo, y negó muy gentilmente aquel ofrecimiento de darle un mordisco. -Soy es que soy un drow vegano de alto nivel, no como nada que se mueva más de un metro al día.- Ailanthus se contentó muchísimo con su mentira, retorcida y muy larga. Esbozó media sonrisa. Pero se le fue tan rápido como el viejo se puso en modo de abuelo, echándole la bronca por no comer, alegando que estaba flaco. Que no se alimentaba bien en la superfície. -¿Has visto tu alguna vez un drow gordo?- Bajó la mirada a su barriga y entonces se dio cuenta de que sí. Sí que había visto un drow gordo. Él mismo estaba gordo. -Me refiero a… Uno de mi edad.- Es que no les daba tiempo a engordarse, pensó. No había visto drows jóvenes por allí pululando.

Al menos se estaba emborrachando y sin necesidad de que él lo invitara. Eso hacía a su bolsillo muy feliz. Tendría ventaja si es que lograba sacarlo de allí y no se quedaba tirado en la silla cual pordiosero. El probelma vino en cuanto el viejo se empezó a alterar y poner agresivo. ¿Bebedor furioso? Empleó varias palabrotas, como “tu puta paranoia”. Al menos había sonado convincente y se estaba creyendo todo aquel montón de mentiras que había dicho. Probablemente su amigo el alcohol hubiera jugado un papel en eso. Se levantó con más tranquilidad, acostumbrado a vivir cosas así.

Lo dejó cabrearse todo lo que quiso respecto lo otro. Se comió aquella bronca casi como si fuera un crío resignado, asintiendo pausadamente como “lo que tu digas, viejo”. Casi se sentía como si fuera su abuelo. Lo cual recordó a Ailanthus que apenas sabía nada de su abuelo… O de su familia en general. Las famílias drows eran un poco inconexas. Ni tíos ni ostias. Aunque no apartó los ojos a la botella. Eso podía ser peligroso. -Disculpa, disculpa.- Era un poco extraño. Porque justamente él lo había tratado con respeto, y se quejaba de que… No lo respetaba. Pero ya se había incorporado. Tenía a una presa convencida. Se frotó un poco las manos, como queriendo preparárselas para una futura lucha.

Escuchó la recriminación del viejo respecto a que no decía nada nuevo. -No hay raza que no quiera atentar contra los drows, parece ser.- Se encogió de hombros. Él era el primero en querer pasarles a todos una espada por el cuello. Observó aquella sonrisa con una mezcla de miedo, admiración y desafío. Se la iba a borrar de la cara. Aunque por otra parte, se preguntaba… Porqué. ¿Realmente aquel individuo tenía mucho a ver con los crímenes de su raza? Dejó que agarrara sus cosas, sintiéndose algo mal por el animal, y pasó por la puerta. Justamente cuando estaba en el medio se giró y miró al viejo. -¿Y tú? ¿Cómo te llamas?- Ailanthus quería saber su nombre, porque quizás, aquello… Significara algo distinto. No era lo mismo matar un drow que matar a alguien que pudiera llamar de alguna forma.

No, no tenía que molestarse en tener piedad. No. Definitivamente no. Se repetía esas cosas en su cabeza. Exhaló el fresco aire nocturno, agradeciendo la ausencia de luz allí fuera. Menos miradas indiscretas, más privacidad, más capacidad de apuntarle en la cabeza. Se dedicó una sonrisa complacida mientras buscaba algún callejón donde pudieran tener algo más de privacidad, en el que apoyó su espalda en la pared, asegurándose de tenerla resguardada de una posible puñalada por la espalda. -Dime… ¿Qué quieres saber de mi grupo? ¿Buscas alguna víctima concreta? ¿O prefieres que te hable de todos y cada uno de los grupos de cazadores de los que tenga información?- Empezaba a sospechar que aquel viejo realmente solo quisiera cháchara. Porque parecía pobre como las ratas, más bebiendo el peor alcohol posible y comiendo bocatas de ardilla. -Tu pregunta.

El rechazo del bocadillo me duele en el alma, más que me llame gordo, eso sé que es verdad. Pero debe ser muy remilgado para rechazar esa contundente cena. Eso, sumado a lo de antes, es otra de las cosas que me hacen aumentar el nivel de cascarrabias, aunque se disculpe. La pregunta sobre mi nombre ha tardado en llegar, pero de todos modos llega. Tal vez ya sepa quién soy y quiera confirmarlo, pero después de tantísimo tiempo dudo mucho que quede alguien interesado en mandar un drow a asesinarme. Tiempo han tenido de hacerlo. Por eso le doy mi nombre sin más, ya no soy nada importante para los que viven allí abajo, y muchos de los que podrían haber querido perseguirme ya no viven.

- Szyraenk Baenre. De la primera casa, como supongo que sabrás, y sí, más importante que tú y toda esa historia drow. ¡Todo sandeces! -

Dejo a Ground en el suelo, para que se vaya junto a la pared a descansar. El hecho de que sea de noche no es ningún impedimento para mi visión, así que podré ver lo que hace y si es necesario defenderse, a pesar de mi borrachera. Lo malo es que tengo tan pocas pistas que no sé ni por dónde empezar a preguntarle. La única pista que tuve en mucho tiempo fue sólo la del cadáver de Ysuran, aunque después logré enterarme por rumores de posada que había sido un grupo de cazadores.

Chisto molesto, pero más bien conmigo mismo. Temo no poder cumplir mi plan por falta de datos. Tal vez todo fuese más sencillo si le dijese la verdad, lo que busco realmente. Después de todo es un drow. ¿Y si conoció a mi hijo en una de sus fechorías? Yo no había estado todo el tiempo con él, sabía que se dedicaba a realizar algunos ataques, y en ocasiones había temporadas en las que nos veíamos esporádicamente. Puede que tuviese algún aliado. Tal vez él. Tal vez los otros drows. Aunque el hecho de pensar que cualquiera de ellos pudiese haberle negado su ayuda...eso hace que me hierva la sangre.

- De todos los que puedas. Busco uno encabezado por una mujer, en la que había otra muchacha joven y dos jóvenes más. Sé que cazan todo tipo de seres. Tú no estabas en la descripción que me dieron de ese grupo. Así que dudo que seas del grupo que estoy buscando.

"tanto secretismo probablemente para nada"

- Pero lo que necesito saber es...¿Conoces a Ysuran Baenre? - pregunto como si él todavía estuviese vivo, así al menos podré ver su reacción, saber si lo conocía o no. El hecho de que estuviese conectado con alguno de ellos podría hacerlo todo más fácil para investigar. Conforme voy hablando me voy acercando más a él, con una especie de brillo demente en mis ojos rojos, abriendo y cerrando la mano que no lleva la botella, como si tantease el aire.

Szyraenk Baenre. El nombre no le sonaba, el apellido sí. Se lo miró, con los ojos un tanto abiertos. -Definitivamente, ¿Un pez gordo allí debajo, eh? Qué vueltas da la vida…- Uno había empezado en lo más alto y ahora era, para Ailanthus, poco más que un viejo un tanto destrozado. Él había empezado siendo miserable entre los miserables y había alcanzado uno de los cargos más altos dentro de aquellos que tenían más poder en el mundo exterior. Sonrió un tanto complacido. Observó la marmota irse. Pobre animal, se repitió. Estaba dudando demasiado. Se preguntó donde estaba su convicción, se preguntó qué demonios le pasaba por la cabeza.

No, no. Nada. No iba a dudar. Lo notaba un tanto nervioso. Le miró con bastante atención, preguntándose qué se le pasaba por la cabeza. Estaban en el callejón. No necesitaba perder más tiempo. No sabía porqué seguía hablando. Sí, sí que lo sabía. Era un cobarde. Había pasado demasiado tiempo, no podía sencillamente lanzarse a por él. Quizás le sabía mal aprovecharse de aquellas mentiras, de que estuviera borracho, de que estuviera pensando en alguna otra cosa. Ailanthus esbozaba una expresión un tanto afectada.

Quería información. Pidió que hablara de todos los que pudiera. Un grupo con una mujer como cabecilla, una muchacha, dos hombres… No. Por supuesto que no le sonaba. Ni uno, ni el otro, ni la otra, ni… ¿Qué necesitaría de ellos? ¿Y si sencillamente le preguntaba? No, claro que no. Eso no era una buena idea. No le iba a explicar. La otra pregunta le pilló por sorpresa. Ysuran Baenre. Compartía el apellido, así que probablemente fuera un familiar cercano. Igual había salido buscando matarle. No, no parecía. ¿Qué relación tendría ese drow con el grupo de cazadores? ¿Sería parte de ellos? ¿Lo habrían matado? ¿Le perseguían?

No. No tenía tiempo para preguntarse eso. A él le daba igual. Hacía tiempo que no podía reparar en los problemas de otros. Hacía tiempo que detestaba a los drows. Que pertenecía a la Alianza. Su único objetivo era matarlos. A todos. No había más vuelta de hoja. Limpiar el mundo de monstruosidades como la que tenía delante. Se repetía el mismo discurso día tras día en su cabeza, la misma convicción, la misma insistencia, la misma idiotez. Lo que más le preocupaba es que si allí delante hubiera tenido un humano igual le habría dado igual.

Le observó directamente a los ojos, el gesto. Estaba mal de la cabeza. Estaría mejor muerto. No lo hacía por su obsesión con exterminar su propia raza. Era cuestión de darle un final digno a aquel viejo. Sí. Sí, claro… Él dio un paso hacia delante, pensando bien sus palabras. -Sin nombres me cuesta pensar a qué grupo te refieres, pero… ¿Ysuran Baenre? Sí, ese sí me suena. Un drow. Las noticias sobre cualquiera de los nuestros corren como la pólvora. Siempre somos un escándalo.- Otro paso, poco a poco.

-Era un buen chico.- Sabía que así no se equivocaría sobre él. Los rasgos que pudiera pensar acerca de ese nombre. Dio otro paso. -Personalmente… Nunca supe demasiado sobre él.- Bajó la cabeza muy pensativo. Su expresión parecía realmente triste, porque estaba pensando. En otras cosas. Otro paso. Lo tenía cerca. Muy cerca. -No merecía aquello. No. No es justo. El mundo no es justo.- Expresó. Fuera lo que fuera podía interpretarse de muchas maneras, tanto para bien, como para mal. Cogió aquella mano con la que parecía que fuera a estrangularle en cualquier momento, acompañada de una frase… -Lo siento.- Y entonces la hoja de su brazo salió disparada, bañada en veneno, en dirección a su hombro. Si Szyraenk se fijaba vería tal vez una expresión melancólica en su rostro. Pero probablemente tuviera otros asuntos más importantes que atender en aquel momento.

Ya apenas me importa su charla banal sobre peces gordos o poder, conforme me acerco a él en lo único que puedo pensar es en el rostro de Ysuran, decir su nombre en voz alta me hace revivir más aún la escena, el modo en el que lo encontré, totalmente desfigurado. Arrojo la botella al suelo de manera violenta, cuando dice que era un buen chico. Los dedos de mi otra mano se crispan, elevándose hacia su cuello.

No, no conocía a Ysuran en lo más mínimo. Si como dice lo hubiese conocido sabría que él no era precisamente ese tipo de 'buen chico'. Lo diga con el sentido que lo diga, para mi tiene ese sentido, el que se le da en la superficie. Ysuran era un asesino, pero era el modo que tenía de sobrevivir en el mundo, tenía que defenderse. Aunque no era sólo eso. Él detestaba a los elfos, a los humanos, incluso magos. Pero a mi me daba lo mismo que fuese así. Era mi hijo y yo lo quería. Con él tenía buena relación, incluso creo que en algún momento sintió orgullo de mí, por haber encontrado a su padre. Al menos lo traté mucho mejor que aquellos drows que lo traicionaron en la Antípoda Oscura.


- ¡MIENTES! ¡NO MANCILLES ASÍ EL NOMBRE DE MI HIJO, TÚ NO LO CONOCÍAS, NO TIENES NI LA MENOR IDEA! - saco mi daga, dispuesto a atacarle porque ya he perdido un poco el control. Demasiados factores han influido en ello, al juntarse alcohol, más asunto Ysuran más drow que me toca las narices, todo resulta una mezcla explosiva. - Él era un demonio...lo era...y no le culpo...el mundo te obliga a hacerlo, matas, o te matan- mi mano tiembla un poco alrededor de la daga, a la vez que bajo la mirada un momento, pero ya no se aprecia ese brillo de locura. Más bien se observa cansancio, tristeza, dolor...haciendo que en estos momentos parezca todavía más viejo de lo que soy. Él parece haber descubierto mi burdo plan, ha descubierto que he perdido a alguien, familiar, y que por eso busco a eso cazadores. Todo al traste por haber acabado dejándome llevar por las emociones. Esas que apenas parece demostrar él.

Mi instante de debilidad provoca que quede a su merced, recibiendo esas disculpas que tan falsas se me antojan. No llego a ver la expresión de sus ojos porque todavía estaba mirando al suelo, pero justo en ese momento recibo una herida en el hombro, hecha con una especie de hoja metálica. Aunque es más que eso, la herida escuece, como si fuese ácido o algo que quema, no lo tengo claro. También noto como una especie de entumecimiento progresivo se extiende por la zona del hombro dañado. Esto sirve para que reaccione definitivamente, lanzando con mi daga (sujetada por el otro brazo) un corte dirigido al cuello del drow, a la vez que gruño tanto por el dolor de la herida con por la furia con que devuelvo el ataque.

Después de mi encuentro en las colinas con aquellas criaturas marché hacia la ciudad, pero me cogió la noche y decidí hacer una parada a tomar algo. Y aquí seguimos Pam y yo, con una copa de licor dulce en la mano y una sonrisa en los labios. Estoy hablando con un joven cuando me fijo en los drows, estaban ahí cuando llegué, pero sus auras no eran tan fuertes... Bueno, la del borracho había disminuido un poco pero el otro se notaba nervioso, expectante. Salieron al poco por la puerta y... La curiosidad me pudo. Terminé mi copa y dejé a mi acompañante allí sentado, por si luego volvía. Me perdí un poco por los callejones, pero finalmente escuché voces y me escondí en la oscuridad a observarlos. Su conversación no me interesa, el motivo de que el drow joven esté tan agitado, sí. Entonces una sonrisa se extiende por mi rostro al verlo atacar al viejo, y a este devolver el golpe, empezaba a ponerse bien la cosa... ¿Qué pasaría?