Recuerdo del primer mensaje :
Rituales mágicos, sacerdotisas, invocaciones secretas...este lugar ha sido siempre y será lugar importante para los magos.
El señor Knox me gritó algo y lo miré, distraido, me habia sacado de mi ensoñación. Le di una orden a mi autómata y fue hacia Genievre, la armadura se abrió y marcándose un Mark 4 tomó al sujeto en su interior, es decir, que Gen no se puso la armadura...la armadura se puso en ella.
"soy genial, me encanta este nuevo trasto"
Se fueron con ella, gente a salvo, eso era bueno, no? Tendrían que darme mucho café a cambio. Aunque mis ojeras indicaban que quizá ya habia tomado demasiado. Luego seguí indicaciones, mirando a....a.... los ministros. A uno de ellos, la mujer, la conocia en persona. A los otros solo por las noticias.
"Ah.... esos son los que querian matarnos?"
Salté unas piedras, sujetandome el sombrero, esquivé ataques de endemoniadas pelirrojas, vi pasar vendas volando cerca de mi, y un Adael pasó corriendo a mi lado preguntandome por mi dia. Vamos, lo normal.
- Cómo que qué tal todo? Todo todo? no puedo responderte a esa pregunta en un lapso de tiempo tan breve. - dije arrugando mi nariz con una mueca de incomodidad. Luego pegué un brinco al ver a la alada hacer aquello de embadurnarse la cara de sangre. - Iugh! están todos locos!
Por fortuna, noquearon a la endemoniada, aunque Benjamin no parecia nada contento con el resultado. Al final, quedabamos los tres de Ouroboros, y los tres humanos. Pasé una hoja de mi cuaderno de dibujos, habían otros diseños mas que habia elaborado...realicé el mismo encantamiento, el mismo gesto con mis manos, y envié las lineas de tinta fuera del papel, donde cobraron vida, y creé la armadura tal como la habia diseñado.
- Ese lleva el chip tambien, por lo que veo en su muñeca. - la armadura se puso en andreas, inhibiendo asi cualquier tipo de señal que hubiese estado enviando. Miré a...a....como se llamaba la mujer morena....? Mi expresión era de profunda consternacion porque no me acordaba de su nombre.
"Ah coño, Blair"
- Yo me encargo de ellos. La señal está inhibida y ya no podrán localizarlos o controlarlos pero estas coordenadas están comprometidas, asi que tenemos que dispersarnos. Andiamo! Me los llevaré a mi refugio super secreto muy lejos de Ouroboros. - les guiñe un ojo a Adael y a Altair de modo exagerado.
"por qué hago eso? Ni si quiera me caen bien"
Entorné los ojos mirándolos. Seguro que habian oido ese pensamiento ultimo. Merda.
"soy genial, me encanta este nuevo trasto"
Se fueron con ella, gente a salvo, eso era bueno, no? Tendrían que darme mucho café a cambio. Aunque mis ojeras indicaban que quizá ya habia tomado demasiado. Luego seguí indicaciones, mirando a....a.... los ministros. A uno de ellos, la mujer, la conocia en persona. A los otros solo por las noticias.
"Ah.... esos son los que querian matarnos?"
Salté unas piedras, sujetandome el sombrero, esquivé ataques de endemoniadas pelirrojas, vi pasar vendas volando cerca de mi, y un Adael pasó corriendo a mi lado preguntandome por mi dia. Vamos, lo normal.
- Cómo que qué tal todo? Todo todo? no puedo responderte a esa pregunta en un lapso de tiempo tan breve. - dije arrugando mi nariz con una mueca de incomodidad. Luego pegué un brinco al ver a la alada hacer aquello de embadurnarse la cara de sangre. - Iugh! están todos locos!
Por fortuna, noquearon a la endemoniada, aunque Benjamin no parecia nada contento con el resultado. Al final, quedabamos los tres de Ouroboros, y los tres humanos. Pasé una hoja de mi cuaderno de dibujos, habían otros diseños mas que habia elaborado...realicé el mismo encantamiento, el mismo gesto con mis manos, y envié las lineas de tinta fuera del papel, donde cobraron vida, y creé la armadura tal como la habia diseñado.
- Ese lleva el chip tambien, por lo que veo en su muñeca. - la armadura se puso en andreas, inhibiendo asi cualquier tipo de señal que hubiese estado enviando. Miré a...a....como se llamaba la mujer morena....? Mi expresión era de profunda consternacion porque no me acordaba de su nombre.
"Ah coño, Blair"
- Yo me encargo de ellos. La señal está inhibida y ya no podrán localizarlos o controlarlos pero estas coordenadas están comprometidas, asi que tenemos que dispersarnos. Andiamo! Me los llevaré a mi refugio super secreto muy lejos de Ouroboros. - les guiñe un ojo a Adael y a Altair de modo exagerado.
"por qué hago eso? Ni si quiera me caen bien"
Entorné los ojos mirándolos. Seguro que habian oido ese pensamiento ultimo. Merda.
Blair O'Connell
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Estaban pasando demasiadas cosas a mi alrededor pero yo estaba más concentrada en lo que había visto al cruzar por ese portal, me hice bola detrás de unas rocas mientras miraba al infinito con la miorada perdida y hablaba sola -Toda esa gente.... todas esas almas, todos sufriendo eternamente, condenados...- me llevé las manos a la cabeza, había hecho demasiadas cosas malas en mi vida y ...¿y si ese era mi destino? no, no podía acabar en aquel lugar, me entró el agobio y la desesperación y fue en ese momento que empecé a llamar a Éamon a gritos.
El miedo me estaba matando poco a poco, sentía que no podía respirar y estaba cada vez peor pero los brazos de Éamon me daban cierta seguridad por lo que me aferré a él con toda la fuerza que tenía mientras pasaba su mano repetidas veces por mi cabeza -No dejes que me lleven Éamon, tenemos que huir, tenemos que irnos, no, no..!!!- el sonido de lo que parecía una batalla me hizo contraerme, mucho más cuando vi una gran llamarada por el rabillo del ojo -NOOOOOOOOOOOOOO!! NO ! NO! HAN VENIDO POR MI! NO!- no conseguía calmarme del todo pero pude reaccionar levemente cuando Éamon mencionó a los chicos, ellos eran mi razón para seguir , la razón de todo -Tenemos que ir a por ellos y huir de aquí, lejos, tenemos que irnos, tenemos que irnos..- me levanté con la mirada perdida, a un lado y otro no había nada más que la oscuridad de aquel lugar, ¿Qué camino debería tomar? no lo sabía.
Un nuevo mago apareció en escena enjaulando a la gente en cosas raras, primero le tocó a una de las chicas y al final le había tocado el turno a Andreas, me agaché gritando de nuevo pensando que la siguiente sería yo pero en cuanto abrió la boca reconocí aquel acento italiano -Tu... tu estabas con los otros dos.... mis hijos, tienes que llevarme con mis hijos!! se quedaron en aquella isla llena de alimañas! tengo que verlos! tengo que llevarlos a un lugar seguro!- Me acerqué al italiano con la intención de zarandearlo por la ropa pero no alcancé siquiera a rozarlo pues me rehuía como si tuviera la peste o algo parecido, al final dijo algo a sus amigos y atándonos a mi y a Éamon con una especie de cuerda que salió de su bastón nos hizo desaparecer del lugar, de nuevo hasta la cabaña del mago Ciego.
El miedo me estaba matando poco a poco, sentía que no podía respirar y estaba cada vez peor pero los brazos de Éamon me daban cierta seguridad por lo que me aferré a él con toda la fuerza que tenía mientras pasaba su mano repetidas veces por mi cabeza -No dejes que me lleven Éamon, tenemos que huir, tenemos que irnos, no, no..!!!- el sonido de lo que parecía una batalla me hizo contraerme, mucho más cuando vi una gran llamarada por el rabillo del ojo -NOOOOOOOOOOOOOO!! NO ! NO! HAN VENIDO POR MI! NO!- no conseguía calmarme del todo pero pude reaccionar levemente cuando Éamon mencionó a los chicos, ellos eran mi razón para seguir , la razón de todo -Tenemos que ir a por ellos y huir de aquí, lejos, tenemos que irnos, tenemos que irnos..- me levanté con la mirada perdida, a un lado y otro no había nada más que la oscuridad de aquel lugar, ¿Qué camino debería tomar? no lo sabía.
Un nuevo mago apareció en escena enjaulando a la gente en cosas raras, primero le tocó a una de las chicas y al final le había tocado el turno a Andreas, me agaché gritando de nuevo pensando que la siguiente sería yo pero en cuanto abrió la boca reconocí aquel acento italiano -Tu... tu estabas con los otros dos.... mis hijos, tienes que llevarme con mis hijos!! se quedaron en aquella isla llena de alimañas! tengo que verlos! tengo que llevarlos a un lugar seguro!- Me acerqué al italiano con la intención de zarandearlo por la ropa pero no alcancé siquiera a rozarlo pues me rehuía como si tuviera la peste o algo parecido, al final dijo algo a sus amigos y atándonos a mi y a Éamon con una especie de cuerda que salió de su bastón nos hizo desaparecer del lugar, de nuevo hasta la cabaña del mago Ciego.
FINALIZADA
TRAMA GLOBAL IX: HOMO DEUS
TRAMA GLOBAL IX: HOMO DEUS
La respuesta de Gio lo hizo reír. Miró con pesar a Ben cuando se mostró tan cansado que ni una chispa podía hacer. Asintió para nadie en particular cuando el hombre lobo señaló que no es de los que huye de las peleas.
-¡Hola Altaïr! Puees... vine a ayudar. ¿Tu cómo estas?¿Tienes alguna herida? Sé primeros auxilios.- Dijo tan de buen humor como siempre luego que Ben y los suyos se desaparecieran.
-Preferiría no alentar tus vicios.- Le dijo con cara de circunstancias para luego fijarse en los humanos que no reconocía de nada. No entendía porque Altaïr no los quería en la isla si ya refugiaban a muchas personas que huían de la guerra, pero se lo preguntaría en otro momento, no quería cuestionarlo frente a los humanos.
-¿Chip? ¿Como los que tenían Ling, Sayid y Rosse después de salir de los campos de concentración?- Preguntó mientras miraba a Da Vinci hacer su magia. Le dió gracia el guiño exagerado del tecnomago, pero recién cuando desapareció procesó sus palabras y su cara mostró preocupación.
-¿Señal inhibida, coordenadas están comprometidas?¿Qué está pasando?¿Quiénes eran esos humanos?- Preguntó alarmado a Altaïr.
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off: Altaïr ¿Nos sacas y nos llevas a Ouroboros?
-¡Hola Altaïr! Puees... vine a ayudar. ¿Tu cómo estas?¿Tienes alguna herida? Sé primeros auxilios.- Dijo tan de buen humor como siempre luego que Ben y los suyos se desaparecieran.
-Preferiría no alentar tus vicios.- Le dijo con cara de circunstancias para luego fijarse en los humanos que no reconocía de nada. No entendía porque Altaïr no los quería en la isla si ya refugiaban a muchas personas que huían de la guerra, pero se lo preguntaría en otro momento, no quería cuestionarlo frente a los humanos.
-¿Chip? ¿Como los que tenían Ling, Sayid y Rosse después de salir de los campos de concentración?- Preguntó mientras miraba a Da Vinci hacer su magia. Le dió gracia el guiño exagerado del tecnomago, pero recién cuando desapareció procesó sus palabras y su cara mostró preocupación.
-¿Señal inhibida, coordenadas están comprometidas?¿Qué está pasando?¿Quiénes eran esos humanos?- Preguntó alarmado a Altaïr.
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off: Altaïr ¿Nos sacas y nos llevas a Ouroboros?
Altair Kirgyakos
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-O, tal vez, deberías dejar que el experto en batallas se ocupase y preocuparte por tus amigos moribundos y locos - Respondí a Ben, resoplando por responderme todo el rato de aquella forma.
Mi puñetazo fue el golpe de gracia para que aquella criaja dejase de dar problemas, cayó al suelo redonda casi a cámara lenta, un noqueo como Dios manda. Me ahorré responder otra vez a Ben con un “mejor que quedarnos cortos” y giré la cara con una mueca de indiferencia, despreocupándome por lo que hicieran los que se fueron.
-Estoy como una rosa, Adael, agradezco tu preocupación- Mentí claramente, yo era un macho licano pecho peludo, no necesitaba ayuda de ningún tipo. Encima no quiso encenderme el cigarro, por lo que me acerqué a un arbusto ardiendo, causa de la reciente pelea, y fumé tranquilamente en lo que Gio hacía sus cosas.
-Que sí, que sí. Llévatelos donde te dé la gana, yo iré al torneo con Adael para hacer acto de presencia del último día, la gente se preguntará dónde estamos y no hemos de causar ningún alboroto. Si vas a ver a los otros diles que hagan lo mismo. - Intenté ignorar aquél gento que nos hizo Da Vinci, pero mi cara de asco era obvia. -Por cierto, voy a convocar un cónclave en breve, díselo al resto si los ves - Mencioné antes de que se fuese con los humanos.
-Déjalo, Adael, nos vemos en las gradas del Torneo - Me desaparecí poco antes de Adael para ir hacia mi cuarto para ducharme, cambiarme y comer bastante, estaba hecho un ascazo.
Off: Adael y Alta sacados, no queda nadie
Mi puñetazo fue el golpe de gracia para que aquella criaja dejase de dar problemas, cayó al suelo redonda casi a cámara lenta, un noqueo como Dios manda. Me ahorré responder otra vez a Ben con un “mejor que quedarnos cortos” y giré la cara con una mueca de indiferencia, despreocupándome por lo que hicieran los que se fueron.
-Estoy como una rosa, Adael, agradezco tu preocupación- Mentí claramente, yo era un macho licano pecho peludo, no necesitaba ayuda de ningún tipo. Encima no quiso encenderme el cigarro, por lo que me acerqué a un arbusto ardiendo, causa de la reciente pelea, y fumé tranquilamente en lo que Gio hacía sus cosas.
-Que sí, que sí. Llévatelos donde te dé la gana, yo iré al torneo con Adael para hacer acto de presencia del último día, la gente se preguntará dónde estamos y no hemos de causar ningún alboroto. Si vas a ver a los otros diles que hagan lo mismo. - Intenté ignorar aquél gento que nos hizo Da Vinci, pero mi cara de asco era obvia. -Por cierto, voy a convocar un cónclave en breve, díselo al resto si los ves - Mencioné antes de que se fuese con los humanos.
-Déjalo, Adael, nos vemos en las gradas del Torneo - Me desaparecí poco antes de Adael para ir hacia mi cuarto para ducharme, cambiarme y comer bastante, estaba hecho un ascazo.
Off: Adael y Alta sacados, no queda nadie
Para salir un poco de la rutina, buscó un lugar diferente para encontrarse con Vishous. El campamento estaba lleno de gente por doquier, la isla la hacía sentir rara cada vez que volvía a subir y al menos en aquel lugar podía sentir la magia remanente de tantos rituales milenarios que se habían realizado a lo largo de los siglos. Siempre había pensado que aquel lugar sería perfecto para romper sellos, como los que sellaban los poderes de su esposo, así que tenía curiosidad de lo que el contrario experimentaría en ese lugar. En ese espacio había magia blanca tanta como negra. Todo se había intentado.
Ese día, después de trabajar en cosechar lo último de los cultivos durante la mañana y en concentrar un poco más las pociones de tienda por la tarde, hizo el viaje a Stonehenge. Apareció justo en medio de aquellos arcos milenarios y, como si fuera algo inconsciente, comenzó a cantar la música de su madre. No tardó mucho en acompañarla con el baile típico, haciendo una ofrenda grande a las musas que seguían inspirando aquel lugar con magia.
Ese día, después de trabajar en cosechar lo último de los cultivos durante la mañana y en concentrar un poco más las pociones de tienda por la tarde, hizo el viaje a Stonehenge. Apareció justo en medio de aquellos arcos milenarios y, como si fuera algo inconsciente, comenzó a cantar la música de su madre. No tardó mucho en acompañarla con el baile típico, haciendo una ofrenda grande a las musas que seguían inspirando aquel lugar con magia.
Al salir de la base recibió la respuesta final de donde estaba y se desapareció hasta Stonehenge. Al llegar allí no tardó mucho en verla bailando y cantando entre las piedras y quizás en otro momento de su vida, V se habría detenido a admirarla para luego pensar en otras formas creativas de sacar sonidos de su garganta pero hoy no.
La situación con Arleen no sabía cómo manejarla porque sentía que cada cosa que hacía era malinterpretada y sus intenciones vilipendiadas. Se llevó las manos al cabello terminando de atarlo en una coleta mal acomodada, ni tiempo había tenido para cortarselo correctamente.
-Sofía- Le llamó apoyando el hombro en una de las piedras mientras se cruzaba de brazos, esperando que su esposa parara y le prestara atención de una puta vez -¿Cómo te has enterado de lo de Arleen?- Preguntó porque era lo que más le molestaba. Había notado su mirada y su incomodidad, se maldijo mil veces pero… ÉL no había roto su promesa. ÉL no. Y Fred tampoco…¿Entonces?
La situación con Arleen no sabía cómo manejarla porque sentía que cada cosa que hacía era malinterpretada y sus intenciones vilipendiadas. Se llevó las manos al cabello terminando de atarlo en una coleta mal acomodada, ni tiempo había tenido para cortarselo correctamente.
-Sofía- Le llamó apoyando el hombro en una de las piedras mientras se cruzaba de brazos, esperando que su esposa parara y le prestara atención de una puta vez -¿Cómo te has enterado de lo de Arleen?- Preguntó porque era lo que más le molestaba. Había notado su mirada y su incomodidad, se maldijo mil veces pero… ÉL no había roto su promesa. ÉL no. Y Fred tampoco…¿Entonces?
Solo fueron algunos minutos, pero logró recargarse de una energía que no sentía desde hacía mucho. Era como respirar aire fresco, como una ducha fría en verano, como agua limpia pasando por la garganta. O al menos así había sido hasta que escuchó su voz. Abrió los ojos al instante, sonriendo ampliamente cuando vio a su esposo, hasta que lo vio tan... tan...
Se veía cansado, se veía molesto. Primero pensó en que estaría herido, pero entonces... entonces Arleen vino a su cabeza y caminó hacía él con la mayor preocupación.- ¿Cómo está? - Preguntó, haciendo caso omiso de la pregunta hasta que estuvo a un par de pasos de él. Se veía demasiado molesto, pero no quería echar de cabeza a Aurora y que se fuera contra ella.- Visité el hospital. Aurora se veía muy mal y la presioné hasta que me mencionó a Arleen. No quiso decirme qué le sucedió.- Susurró. Había estado molesta de que él no se lo dijera,de que no se lo contara porque en más de una ocasión había tratado de mantenerla apartada de la familia Royden, pero ahora eso no importaba. Solo quería saber que todo estaba bien.- ¿Cómo está Arleen? Prometió visitar a Aura, si no lo ha hecho es porque algo grave pasó. No me dejes igual que Aurora. ¿Qué le ocurrió, Vishous?
Se veía cansado, se veía molesto. Primero pensó en que estaría herido, pero entonces... entonces Arleen vino a su cabeza y caminó hacía él con la mayor preocupación.- ¿Cómo está? - Preguntó, haciendo caso omiso de la pregunta hasta que estuvo a un par de pasos de él. Se veía demasiado molesto, pero no quería echar de cabeza a Aurora y que se fuera contra ella.- Visité el hospital. Aurora se veía muy mal y la presioné hasta que me mencionó a Arleen. No quiso decirme qué le sucedió.- Susurró. Había estado molesta de que él no se lo dijera,de que no se lo contara porque en más de una ocasión había tratado de mantenerla apartada de la familia Royden, pero ahora eso no importaba. Solo quería saber que todo estaba bien.- ¿Cómo está Arleen? Prometió visitar a Aura, si no lo ha hecho es porque algo grave pasó. No me dejes igual que Aurora. ¿Qué le ocurrió, Vishous?
Apenas negó con la cabeza a su pregunta. No sabía cómo estaba. ¿Puto desastre? ¿Así se podía decir? Se creía que la veían como una muñeca que manejar y no le gustaba aquello. Lo peor es que no era la primera vez que lo expresaba así, o mejor dicho…Que alguien decía algo al respecto. Gelion le había soltado alguna chorrada así el día que la rescató de aquel maldito secuestro.
Se pasó la mano por la barbilla escuchando lo que le decía. Aurora. Sí, la única que quedaba -Mis padres no lo saben ni lo sabrán- Advirtió con brusquedad cada una de las palabras, no para Sofía en sí sino por la situación en sí -Pasará un tiempo ante de que Arleen pueda ver a Aura- Le comentó a Sofía antes de girarse, esta vez pegó la espalda de la piedra y casi como si el peso de aquella verdad lo hubiese hundido, se dejó caer al piso resbalándose por la piedra. Con las piernas abiertas, apoyó los codos en las rodillas y la frente en las manos en una clara pose de frustración.
-Los O’Connell secuestraron a Arleen, Chloe y Benjamin del hospital de Arleen. El día de la misión…por eso no subió por las pociones- No movió la cabeza, cerró los ojos mientras relataba lo que sucedía -Las torturaron…Las violaron. Las denigraron. Las marcaron como brujas… Chloe apenas ha despertado hoy. Arleen tiene días despertando y atacando a cualquiera que le toque, estaba esposada porque se hacía daño queriendo arrancarse la marca- Inspiró profundamente, como tratando de alejarse del horror que había vivido su hermana pequeña -Le quemaron el pelo…le cortaron un pie. A Ben le cortaron la lengua y Chloe estaba casi muerta cuando las encontraron… Y lo hicieron porque el desgraciado del crío las grabó y lo subió a internet para que todo el mundo lo viese-
Se pasó la mano por la barbilla escuchando lo que le decía. Aurora. Sí, la única que quedaba -Mis padres no lo saben ni lo sabrán- Advirtió con brusquedad cada una de las palabras, no para Sofía en sí sino por la situación en sí -Pasará un tiempo ante de que Arleen pueda ver a Aura- Le comentó a Sofía antes de girarse, esta vez pegó la espalda de la piedra y casi como si el peso de aquella verdad lo hubiese hundido, se dejó caer al piso resbalándose por la piedra. Con las piernas abiertas, apoyó los codos en las rodillas y la frente en las manos en una clara pose de frustración.
-Los O’Connell secuestraron a Arleen, Chloe y Benjamin del hospital de Arleen. El día de la misión…por eso no subió por las pociones- No movió la cabeza, cerró los ojos mientras relataba lo que sucedía -Las torturaron…Las violaron. Las denigraron. Las marcaron como brujas… Chloe apenas ha despertado hoy. Arleen tiene días despertando y atacando a cualquiera que le toque, estaba esposada porque se hacía daño queriendo arrancarse la marca- Inspiró profundamente, como tratando de alejarse del horror que había vivido su hermana pequeña -Le quemaron el pelo…le cortaron un pie. A Ben le cortaron la lengua y Chloe estaba casi muerta cuando las encontraron… Y lo hicieron porque el desgraciado del crío las grabó y lo subió a internet para que todo el mundo lo viese-
Las cosas se estaban volviendo cada vez más raras. ¿Por qué sus padres no lo sabían? Si la cosa era así, entonces quizás el asunto era aún más grave de lo que pensaba. Mamá Royden no lo sabría porque hacía una escena de cada cosa imperfecta que su hija hacía, pero el padre... Le resultaba extraño que lo quisieran mantener tan secreto, pero lo respetaba.- No lo sabrán por mi.- Susurró para dejarlo tranquilo, acercándose un paso más al verlo tan intranquilo, pero a punto de abrirse con ella.
Estaba comenzando a pensar cosas horribles de solo escuchar el tono de su voz cuando lo vio quebrarse, caer al suelo en aquella posición derrotada en la que nunca lo había visto. Se arrodilló junto a él rápidamente. Estaba viva, pero... ¿en coma, entubada? ¿Qué había podido pasarle? No fue hasta que comenzó a escuchar el apellido del Ministro que cayó en cuenta que lo que venía no podía estar ni cerca de ser bueno... Secuestro, tortura, mancillaje. En su pecho, justo sobre su corazón, se sentó una sensación de pesadez que inmovilizó su cuerpo entero. Su rostro no reflejaba horror, sino que compartía el dolor que su esposo sentía, y el que Arleen había sufrido después de todo. Se había quedado, simplemente, sin palabras. Ella había dejado vivir a O'Connell después del juicio donde Jack había pedido aquella lapidación pública. Si tan solo hubiera tenido menos misericordia aquel día, los horrores que escuchaba jamás habrían sucedido. Por un minuto, se sentó junto a Vishous, con la espalda también contra la piedra, preguntándose qué esperaba hacer. Había dicho que quería ayudarla pero cómo ayudaría ahora.- Gracias por tu honestidad conmigo.- Susurró. Sabía que contar aquello debía ser tan difícil para él. Era su hermana pequeña...
Tras unos minutos, decidió que no quería que llevara aquella carga solo, así que lo tomó por los hombros y lo acercó hacia ella, para abrazarlo contra su pecho, para sostenerlo sobre su regazo, para contener su dolor entre sus brazos.- Todo estará bien, cariño. Arleen no es fuerte, pero es persistente, es lista y luchadora.- Y había sobrevivido a grandes horrores en su vida.
Estaba comenzando a pensar cosas horribles de solo escuchar el tono de su voz cuando lo vio quebrarse, caer al suelo en aquella posición derrotada en la que nunca lo había visto. Se arrodilló junto a él rápidamente. Estaba viva, pero... ¿en coma, entubada? ¿Qué había podido pasarle? No fue hasta que comenzó a escuchar el apellido del Ministro que cayó en cuenta que lo que venía no podía estar ni cerca de ser bueno... Secuestro, tortura, mancillaje. En su pecho, justo sobre su corazón, se sentó una sensación de pesadez que inmovilizó su cuerpo entero. Su rostro no reflejaba horror, sino que compartía el dolor que su esposo sentía, y el que Arleen había sufrido después de todo. Se había quedado, simplemente, sin palabras. Ella había dejado vivir a O'Connell después del juicio donde Jack había pedido aquella lapidación pública. Si tan solo hubiera tenido menos misericordia aquel día, los horrores que escuchaba jamás habrían sucedido. Por un minuto, se sentó junto a Vishous, con la espalda también contra la piedra, preguntándose qué esperaba hacer. Había dicho que quería ayudarla pero cómo ayudaría ahora.- Gracias por tu honestidad conmigo.- Susurró. Sabía que contar aquello debía ser tan difícil para él. Era su hermana pequeña...
Tras unos minutos, decidió que no quería que llevara aquella carga solo, así que lo tomó por los hombros y lo acercó hacia ella, para abrazarlo contra su pecho, para sostenerlo sobre su regazo, para contener su dolor entre sus brazos.- Todo estará bien, cariño. Arleen no es fuerte, pero es persistente, es lista y luchadora.- Y había sobrevivido a grandes horrores en su vida.
Agradeció que Sofía le asegurara que, por ella, no se iban a enterar. La situación de Arleen le estaba carcomiendo por dentro y había tenido pocas ocasiones para poder hablar con Fred fuera del hospital ya que siempre se atravesaban asuntos del trabajo. Los dos lo llevaban mal y Arleen no había dudado en restregarselos.
El silencio de Sofía solo hacia que sus palabras retumbaran en su cabeza una y otra vez. La frase de Arleen sobre sí misma, eso de que la vieran como una muñeca tomó aún más protagonismo. Vishous se cubrió la cara con ambas manos y respiró profundamente, intentando no perder el control. Apenas asintió a lo que le dijo Sofía aunque repetir la historia estaba haciendo que cada vez se volviera más pesado.
Mantuvo el silencio, sin tener más palabras con qué llenarlo y cuando le atrajo hacia ella se dejó llevar. En el fondo, poder decírselo y contar con ella le ayudaba a estar más tranquilo. Cerró los ojos y sintió que de le humedecida la mirada de dolor por lo que le había ocurrido a su hermana, por no haberse dado cuenta antes, por llegar tarde y por no saber qué hacer en ese momento. Apoyó la cabeza en el pecho de Sofía deseando poder conseguir la firma de decírselo pero… habló.
Abrió los ojos solo para fruncir el ceño, sin comprender bien por qué decía eso. ¿Por qué no podía haberse quedado callada? Se alejó un poco para mirarla negando con la cabeza -¿Cómo que no es fuerte?- ¿Era él que tenía una percepción distinta de su hermana y estaba equivocado? ¿O es que admiraba de ella todas esas cosas que él no había sido capaz de hacer? ¿Cómo iba a saber Sofía una mierda de Arleen y de todo lo que había vivido si él no le contaba nada por respeto a su hermana? Apretó la mandíbula y apartó la cara para fijar la mirada en alguna de las malditas piedras esas. ¿Tenía que soltar esas cosas cuando la situación era tan peliaguda?
-No puedes decirme que todo estará bien cuando no tienes ni idea del estado de Arleen en este momento, Sofía. Este puto año ha sido una mierda para ella… - Y ellos no habían estado allí para ayudarla, no realmente. Joder. Quería partirle la cara a Sayid. Acabó parándose, sintiendo el cuerpo pasar de aquella tristeza tan grande a una rabia incontrolable. Se alejó un par de pasos, poniendo distancia entre ellos -Que no sea un Descendiente no significa que sea débil. Conozco muchos descendientes que dejan mucho que desear- Soltó sin mirarla.
El silencio de Sofía solo hacia que sus palabras retumbaran en su cabeza una y otra vez. La frase de Arleen sobre sí misma, eso de que la vieran como una muñeca tomó aún más protagonismo. Vishous se cubrió la cara con ambas manos y respiró profundamente, intentando no perder el control. Apenas asintió a lo que le dijo Sofía aunque repetir la historia estaba haciendo que cada vez se volviera más pesado.
Mantuvo el silencio, sin tener más palabras con qué llenarlo y cuando le atrajo hacia ella se dejó llevar. En el fondo, poder decírselo y contar con ella le ayudaba a estar más tranquilo. Cerró los ojos y sintió que de le humedecida la mirada de dolor por lo que le había ocurrido a su hermana, por no haberse dado cuenta antes, por llegar tarde y por no saber qué hacer en ese momento. Apoyó la cabeza en el pecho de Sofía deseando poder conseguir la firma de decírselo pero… habló.
Abrió los ojos solo para fruncir el ceño, sin comprender bien por qué decía eso. ¿Por qué no podía haberse quedado callada? Se alejó un poco para mirarla negando con la cabeza -¿Cómo que no es fuerte?- ¿Era él que tenía una percepción distinta de su hermana y estaba equivocado? ¿O es que admiraba de ella todas esas cosas que él no había sido capaz de hacer? ¿Cómo iba a saber Sofía una mierda de Arleen y de todo lo que había vivido si él no le contaba nada por respeto a su hermana? Apretó la mandíbula y apartó la cara para fijar la mirada en alguna de las malditas piedras esas. ¿Tenía que soltar esas cosas cuando la situación era tan peliaguda?
-No puedes decirme que todo estará bien cuando no tienes ni idea del estado de Arleen en este momento, Sofía. Este puto año ha sido una mierda para ella… - Y ellos no habían estado allí para ayudarla, no realmente. Joder. Quería partirle la cara a Sayid. Acabó parándose, sintiendo el cuerpo pasar de aquella tristeza tan grande a una rabia incontrolable. Se alejó un par de pasos, poniendo distancia entre ellos -Que no sea un Descendiente no significa que sea débil. Conozco muchos descendientes que dejan mucho que desear- Soltó sin mirarla.
Mientras Vishous comenzaba a desmoronarse, ella lo protegió entre sus brazos, lo acunó contra su pecho buscando darle un poco de consuelo. No estaba segura de cómo eso encajaba en su vida. Él era el protector, el que se encargaba de todos, de la seguridad. Que hubieran llegado a su hermana no solo debía dolerle por ella, sino también por no haber podido protegerla.
Había comenzado a acariciar su cabello, pensando a toda velocidad en los horrores que habría podido vivir. Comenzando a sentirse miserable, en profundo dolor por ella, hasta que vio a Vishous alejarse con aquella mirada que le decía que no entendía nada. Que nunca sería más que una extranjera para su pequeño círculo. Su pregunta le sacó por completo de contexto. Ella... no consideraba a Arleen impenetrable, ni imparable como para considerarla fuerte. Pero quizás solo era cuestión de interpretación. En su cultura, la fuerza tenía que ver con dureza, y Arleen no era dura. Y lo de no saber si estaría bien... eso, solo se sentía.
Se levantó con él al instante. Su lenguaje corporal había cambiado de un momento a otro de aquella profunda agonía a una vívida rabia. Contra ella. Contra sus palabras. Pero no iba a dejarlo alejarse, no en aquel estado tan extremo de su carácter. No le tenía miedo a la bestia que podía ser, porque había conocido la luz de sus ojos antes. Se acercó a él y levantó su rostro hasta que le sostuvo la mirada.- Cuando estás tan abajo en la vida, solo puedes subir.- Él lo había experimentado. Había estado por años en una profunda agonía y ahora tenía una familia, una hija que lo adoraría en cuanto tuviera la oportunidad de reconocer su cara y de extrañar su sonrisa.- Y no hay nada seguro en este mundo, mi amor, puede que todo se vaya al infierno mañana, pero cada quien decide en qué día está parado. Si quieres que echemos todo por el suelo hoy, que dejemos que todo se vaya al diablo, te voy a sostener, te voy a acompañar, te voy a contener y mañana te ayudaré a levantarte. Y así será también con ella. Vamos a tener que ser muy fuertes frente a ella, pero conmigo puedes descargar tu alma. Es lo único que podemos hacer. Vivirlo un día a la vez.- Se acercó a él y le rodeó con los brazos con convicción, con fuerza, con la seguridad de que esta vez lo sostendría.
Subió las manos con cuidado, aferrándose a sus hombros y a su nuca para acercarlo más a ella, atrayéndolo hasta su cuello. Sus brazos lo acercaban a ella con fiereza, con la determinación de acabar con aquella distancia que había entre ellos. No permitiría que, ante un asunto tan delicado, fueran algo menos que un frente unido. No permitiría que el moreno pasara por aquel dolor solo. Sollozó suavemente, temiendo que el contrario se alejara de nuevo. Ella había impedido la ejecución de O'Connel. Si tan solo hubiera hecho caso a Jack, si tan solo hubiera sido más dura, aquello no habría ocurrido nunca. Arleen no estaría pasando por el peor reto de su vida y no tendría una cosa más por la que estar traumatizada.- Así es, yo por ejemplo.- Susurró, cambiando el abrazo por uno doloroso, derramando un par de lágrimas. Habría podido evitar tanto sufrimiento si tan solo hubiera sido más dura. Habría condenado su alma, pero salvado a muchos más.
Había comenzado a acariciar su cabello, pensando a toda velocidad en los horrores que habría podido vivir. Comenzando a sentirse miserable, en profundo dolor por ella, hasta que vio a Vishous alejarse con aquella mirada que le decía que no entendía nada. Que nunca sería más que una extranjera para su pequeño círculo. Su pregunta le sacó por completo de contexto. Ella... no consideraba a Arleen impenetrable, ni imparable como para considerarla fuerte. Pero quizás solo era cuestión de interpretación. En su cultura, la fuerza tenía que ver con dureza, y Arleen no era dura. Y lo de no saber si estaría bien... eso, solo se sentía.
Se levantó con él al instante. Su lenguaje corporal había cambiado de un momento a otro de aquella profunda agonía a una vívida rabia. Contra ella. Contra sus palabras. Pero no iba a dejarlo alejarse, no en aquel estado tan extremo de su carácter. No le tenía miedo a la bestia que podía ser, porque había conocido la luz de sus ojos antes. Se acercó a él y levantó su rostro hasta que le sostuvo la mirada.- Cuando estás tan abajo en la vida, solo puedes subir.- Él lo había experimentado. Había estado por años en una profunda agonía y ahora tenía una familia, una hija que lo adoraría en cuanto tuviera la oportunidad de reconocer su cara y de extrañar su sonrisa.- Y no hay nada seguro en este mundo, mi amor, puede que todo se vaya al infierno mañana, pero cada quien decide en qué día está parado. Si quieres que echemos todo por el suelo hoy, que dejemos que todo se vaya al diablo, te voy a sostener, te voy a acompañar, te voy a contener y mañana te ayudaré a levantarte. Y así será también con ella. Vamos a tener que ser muy fuertes frente a ella, pero conmigo puedes descargar tu alma. Es lo único que podemos hacer. Vivirlo un día a la vez.- Se acercó a él y le rodeó con los brazos con convicción, con fuerza, con la seguridad de que esta vez lo sostendría.
Subió las manos con cuidado, aferrándose a sus hombros y a su nuca para acercarlo más a ella, atrayéndolo hasta su cuello. Sus brazos lo acercaban a ella con fiereza, con la determinación de acabar con aquella distancia que había entre ellos. No permitiría que, ante un asunto tan delicado, fueran algo menos que un frente unido. No permitiría que el moreno pasara por aquel dolor solo. Sollozó suavemente, temiendo que el contrario se alejara de nuevo. Ella había impedido la ejecución de O'Connel. Si tan solo hubiera hecho caso a Jack, si tan solo hubiera sido más dura, aquello no habría ocurrido nunca. Arleen no estaría pasando por el peor reto de su vida y no tendría una cosa más por la que estar traumatizada.- Así es, yo por ejemplo.- Susurró, cambiando el abrazo por uno doloroso, derramando un par de lágrimas. Habría podido evitar tanto sufrimiento si tan solo hubiera sido más dura. Habría condenado su alma, pero salvado a muchos más.
Sofía no le dejaba un ápice de aire y… Estaba empezando a agobiarse pero cuando buscó su mirada, la encontró y se la sostuvo escuchando sus palabras. No le respondió, tras analizarlo un poco supuso que tenía razón pero aquello le dejaba sensaciones encontradas. ¿Entonces admitía que su hermanita estaba rota? ¿Que le habían hecho tanto daño que ahora sólo quedaban piezas de ella?
Sinceramente, Sofía empezó a hablar y no sabía de qué coño estaba hablando. ¿Qué iban a tirar por donde? De verdad que a veces estaba tan preciosa con esa boca cerrada y metiendo las manos en su cabello. Se quedó en silencio, escuchando aquello de que así tenían que ser con ella, entonces su mente tomó un paso atrás y analizó las palabras de antes. ¿Estaba tratando de guiarlo sobre lo que debía hacer con Arleen? ¿Por qué se lo complicaba? ¿Por qué no se lo decía desde el inicio?
“Un día a la vez”, repitió en su cabeza y recordó entonces la suavidad con la que Giordano le había dado una respuesta a Arleen. “... y después ya veremos, Arleen” El hecho de pararse a pensar había hecho que la rabia se diluyera un poco y cuando Sofía lo abrazó, tardó un poco, pero la rodeó con un brazo, apoyando su mano en su baja espalda y la barbilla por encima de su cabeza.
Arleen había querido huir. Quizás necesitaba un poco de distancia de lo que ella percibía era un control sobre sus acciones. Quería libertad porque lo último que recordaba era una situación de restricción. Tendría que haberlo visto antes, él que se pasó la vida jugando con esposas. Ahora las aborrecía. Sofía seguía colgándose de su cuello por alguna razón así que la rodeó con el otro brazo y se dejó llevar aunque estaba un poco ensimismado. Al menos hasta que la oyó sollozar y… No entendió una puta mierda. La cogió de la cadera y la alejó para que le miraria -¿Y ahora por qué lloras?- Le salió un tanto más brusco de lo que esperaba y luego escuchó eso de “así como yo”...Pues, en efecto, Vishous no pensaba que Sofía fuera una persona fuerte pero… -No has tenido la oportunidad ni la necesidad de demostrarlo, eso no quiere decir que no lo seas- Pero la verdad, no le apetecía consolar cosas sin sentido así que fue más específico -Me refería al cobarde de Sayid, todo el lío de mi hermana empezó con él. Le partiría la cara ahora mismo- Espetó molesto y alzó la mano para quitarle las lágrimas a Sofía con el pulgar -No tienes razones para llorar- Y, en el fondo, no era por ella del todo. Era por él, que no quería seguir viendo sufrir a las mujeres de su vida.
Sinceramente, Sofía empezó a hablar y no sabía de qué coño estaba hablando. ¿Qué iban a tirar por donde? De verdad que a veces estaba tan preciosa con esa boca cerrada y metiendo las manos en su cabello. Se quedó en silencio, escuchando aquello de que así tenían que ser con ella, entonces su mente tomó un paso atrás y analizó las palabras de antes. ¿Estaba tratando de guiarlo sobre lo que debía hacer con Arleen? ¿Por qué se lo complicaba? ¿Por qué no se lo decía desde el inicio?
“Un día a la vez”, repitió en su cabeza y recordó entonces la suavidad con la que Giordano le había dado una respuesta a Arleen. “... y después ya veremos, Arleen” El hecho de pararse a pensar había hecho que la rabia se diluyera un poco y cuando Sofía lo abrazó, tardó un poco, pero la rodeó con un brazo, apoyando su mano en su baja espalda y la barbilla por encima de su cabeza.
Arleen había querido huir. Quizás necesitaba un poco de distancia de lo que ella percibía era un control sobre sus acciones. Quería libertad porque lo último que recordaba era una situación de restricción. Tendría que haberlo visto antes, él que se pasó la vida jugando con esposas. Ahora las aborrecía. Sofía seguía colgándose de su cuello por alguna razón así que la rodeó con el otro brazo y se dejó llevar aunque estaba un poco ensimismado. Al menos hasta que la oyó sollozar y… No entendió una puta mierda. La cogió de la cadera y la alejó para que le miraria -¿Y ahora por qué lloras?- Le salió un tanto más brusco de lo que esperaba y luego escuchó eso de “así como yo”...Pues, en efecto, Vishous no pensaba que Sofía fuera una persona fuerte pero… -No has tenido la oportunidad ni la necesidad de demostrarlo, eso no quiere decir que no lo seas- Pero la verdad, no le apetecía consolar cosas sin sentido así que fue más específico -Me refería al cobarde de Sayid, todo el lío de mi hermana empezó con él. Le partiría la cara ahora mismo- Espetó molesto y alzó la mano para quitarle las lágrimas a Sofía con el pulgar -No tienes razones para llorar- Y, en el fondo, no era por ella del todo. Era por él, que no quería seguir viendo sufrir a las mujeres de su vida.
Por lo que veía, no había mucho que decir. Lo veía tan perdido que ni siquiera respondió a sus palabras. No, no necesitaba levantarse en ese momento. Necesitaba hundirse un poco en la miseria, y quizás lo mejor sería dejarlo ser. Solo no sabía si quería ser acompañado como ella había propuesto. Le habría sido mucho más fácil quedarse callada. Bajó entonces sus manos por su pecho, rodeándolo hasta colocarlas en su espalda, comenzando a hacer círculos suavemente. Él había tardado en devolverle el abrazo, pero imaginaba que aún quería el contacto físico. Que aún quería estar cerca de alguien con quien poder compartir su dolor.
Negó rapidamente ante su pregunta cuando se apartó tan friamente de ella. Tenía muchas razones para llorar, aunque trató de serenarse al instante. La culpa por lo que le había sucedido a Arleen la estaba comenzando a alcanzar, y no recordaba haberle hablado a Vishous antes de su decisión en aquel jurado. Aunque seguro que en su momento lo habría escuchado.- Estoy pensando en ella.- Suspiró tranquilamente. No era del todo mentira, aún no terminaba de procesar todo lo que había dicho que le hicieron. Era como si lograra entender una palabra del horror que había vivido y luego le llegara una más y más y más. Se encogió de hombros ante su muy política respuesta sobre si era o no fuerte. Podía decirle que no lo era si quería, no estaría poco atinado.- El matrimonio sacó lo peor de él.- Murmuró, por darle el gusto a su esposo pues en realidad lo que ella recordaba era que la tenía como una reina, no los gritos y los reproches. Solo recordaba la desolación del embarazo, pero aquella no había sido su relación, no podía opinar.- Lo sé, lo siento.- Murmuró terminando de secarse el rostro, más serena, más apagada que dos segundos atrás. Ya no tenía el ímpetu de buscar un plan para resolver todo ni de hacerse la fuerte.- Dijiste que tenía una marca... ¿como una cicatriz?
Negó rapidamente ante su pregunta cuando se apartó tan friamente de ella. Tenía muchas razones para llorar, aunque trató de serenarse al instante. La culpa por lo que le había sucedido a Arleen la estaba comenzando a alcanzar, y no recordaba haberle hablado a Vishous antes de su decisión en aquel jurado. Aunque seguro que en su momento lo habría escuchado.- Estoy pensando en ella.- Suspiró tranquilamente. No era del todo mentira, aún no terminaba de procesar todo lo que había dicho que le hicieron. Era como si lograra entender una palabra del horror que había vivido y luego le llegara una más y más y más. Se encogió de hombros ante su muy política respuesta sobre si era o no fuerte. Podía decirle que no lo era si quería, no estaría poco atinado.- El matrimonio sacó lo peor de él.- Murmuró, por darle el gusto a su esposo pues en realidad lo que ella recordaba era que la tenía como una reina, no los gritos y los reproches. Solo recordaba la desolación del embarazo, pero aquella no había sido su relación, no podía opinar.- Lo sé, lo siento.- Murmuró terminando de secarse el rostro, más serena, más apagada que dos segundos atrás. Ya no tenía el ímpetu de buscar un plan para resolver todo ni de hacerse la fuerte.- Dijiste que tenía una marca... ¿como una cicatriz?
La respuesta de Sofía hizo que parpadeara un momento…Y recordara que su mujer era empática y seguramente por su cabeza estaban pasando todos los escenarios que él había descrito antes. Hizo una mueca de frustración para sí mismo por no haber vinculado ambos pensamientos, así que sólo asintió un poco.
-Y de ella- Mira que era defensor de su hermana, pero había actitudes de Arleen que no había entendido en ningún momento. En el ataque de la isla ¿cuántas veces le dijo que se fuera a la biblioteca? Sin embargo, hizo lo que quiso poniéndose en peligro contínuamente. Luego le había pasado factura y había llorado delante de ellos desconsoladamente pero eso no borraba el peligro al que se había expuesto ni la preocupación de sus seres queridos. Sayid no era santo de su devoción, sobre todo porque Arleen no soltaba prenda de lo que había sucedido entre ellos pero le había bastado lo que le había dicho el Draven para confirmar lo que ya sospechaba que sucedía entre ellos.
Negó con la cabeza cuando le dijo que lo sentía, ahora que entendía porqué lloraba le era más fácil digerirlo. Arleen no quería contacto físico pero V era una persona así, lo necesitaba así que acercó a Sofía otra vez apoyando sus manos en la parte trasera de sus caderas y haciendo que se recostara contra él mientras apoyaba la barbilla en su cabeza, necesitando eso…contacto, confort -Sí…- Susurró empezando a acariciarla la espalda -Me dijo que así marcaban a los magos antes…- Mencionó con un tono de voz tenso -Gelion- Explicó -Fue el que me lo dijo…Pero ya no le queda nada, se la quitaron en el hospital. La de SAM también…- Suspiró quedamente y parte de su tensión fue retirándose de sus hombros -Está en la enfermería de la base militar, dice que quiere hacerse su prótesis allí. Giordano va a ayudarla…
-Y de ella- Mira que era defensor de su hermana, pero había actitudes de Arleen que no había entendido en ningún momento. En el ataque de la isla ¿cuántas veces le dijo que se fuera a la biblioteca? Sin embargo, hizo lo que quiso poniéndose en peligro contínuamente. Luego le había pasado factura y había llorado delante de ellos desconsoladamente pero eso no borraba el peligro al que se había expuesto ni la preocupación de sus seres queridos. Sayid no era santo de su devoción, sobre todo porque Arleen no soltaba prenda de lo que había sucedido entre ellos pero le había bastado lo que le había dicho el Draven para confirmar lo que ya sospechaba que sucedía entre ellos.
Negó con la cabeza cuando le dijo que lo sentía, ahora que entendía porqué lloraba le era más fácil digerirlo. Arleen no quería contacto físico pero V era una persona así, lo necesitaba así que acercó a Sofía otra vez apoyando sus manos en la parte trasera de sus caderas y haciendo que se recostara contra él mientras apoyaba la barbilla en su cabeza, necesitando eso…contacto, confort -Sí…- Susurró empezando a acariciarla la espalda -Me dijo que así marcaban a los magos antes…- Mencionó con un tono de voz tenso -Gelion- Explicó -Fue el que me lo dijo…Pero ya no le queda nada, se la quitaron en el hospital. La de SAM también…- Suspiró quedamente y parte de su tensión fue retirándose de sus hombros -Está en la enfermería de la base militar, dice que quiere hacerse su prótesis allí. Giordano va a ayudarla…
Comenzó a frustrarse cuando vio a su esposo, una vez más, molesto. Asumió de inmediato que era por ella. Había hecho esa misma mueca cuando recién la vio llorar y ahora que se detenía en seco la hacía de nuevo. ¿Qué tan liado tenía que estar para que le exasperara tanto su sola presencia? Dejó que terminara de limpiar sus lágrimas, mas se mantuvo en silencio, bajando la mirada de a poco en un intento de entenderle, de darle tiempo de encontrar su centro de nuevo o de no hacer una pelea más grande de aquello. Solo quería reconfortarlo pero su sola presencia lo agitaba. No podía creer las atrocidades tan horribles que Vishous recién le había contado, pero había saltado al modo proactivo antes que comenzar a deprimirse y sufrir por todos los daños hechos. Le dolía en el alma, en el pecho, tenía por dentro la sensación de que no podría levantarse nunca más.
Levantó el rostro cuando llegaron a un punto medio. El tema de Arleen-Sayid era difícil de entender entre ellos. Ni siquiera lo hablaban porque parecía que Vishous no la creía capaz de ser objetiva. Hablar de una imperfección de Sayid parecía haberlo traído al centro del asunto con ella. Al menos en eso sí estaban dando un paso adelante, aunque deberían hacer pasos pequeños si querían alguna vez llegar a un acuerdo.- Eran perfectos el uno para el otro, en papel. De verdad lo creí.- Susurró, pues así había sido. Él le enseñaría la libertad y la magia que había más allá de Ouroboros y ella crearía para él un hogar. Cuando el moreno la atrajo de nuevo entre sus brazos, se sintió un poco más cómoda con su dolor. Descansó el rostro contra su pecho, pasando las manos por sus costados hasta abrazarle por la espalda; comenzando a hacer círculos con los dedos alrededor, tratando de reconfortarle un poco. Al menos estaba tocándolo. Él era muy de piel y que se volviera a abrir así con ella le daba esperanzas.- Dijiste... algo de... ¿quemar? Hay... hay pociones para eso y...- Pensar en lo de cortar le empezó a sentar mal. Esperaba que... que hubiese sido solo una expresión y que no se hubiera tratado de cercenar. No, no se atrevía siquiera a preguntarlo, siquiera a pensarlo, siquiera a llevar su mente a ese lugar. NO podía ni permitirse pensarlo. En lugar de eso, cambio de estrategia. Lo susurró bajo, tan bajo que si Vishous quería podría ignorarla fácilmente en vez de enfadarse por ello de nuevo.- ¿Cómo están tu, Fred? Aurora me dijo que son ustedes quienes la han asistido. ¿Cómo te sientes? ¿Cómo puedo ayudarte?
Levantó el rostro cuando llegaron a un punto medio. El tema de Arleen-Sayid era difícil de entender entre ellos. Ni siquiera lo hablaban porque parecía que Vishous no la creía capaz de ser objetiva. Hablar de una imperfección de Sayid parecía haberlo traído al centro del asunto con ella. Al menos en eso sí estaban dando un paso adelante, aunque deberían hacer pasos pequeños si querían alguna vez llegar a un acuerdo.- Eran perfectos el uno para el otro, en papel. De verdad lo creí.- Susurró, pues así había sido. Él le enseñaría la libertad y la magia que había más allá de Ouroboros y ella crearía para él un hogar. Cuando el moreno la atrajo de nuevo entre sus brazos, se sintió un poco más cómoda con su dolor. Descansó el rostro contra su pecho, pasando las manos por sus costados hasta abrazarle por la espalda; comenzando a hacer círculos con los dedos alrededor, tratando de reconfortarle un poco. Al menos estaba tocándolo. Él era muy de piel y que se volviera a abrir así con ella le daba esperanzas.- Dijiste... algo de... ¿quemar? Hay... hay pociones para eso y...- Pensar en lo de cortar le empezó a sentar mal. Esperaba que... que hubiese sido solo una expresión y que no se hubiera tratado de cercenar. No, no se atrevía siquiera a preguntarlo, siquiera a pensarlo, siquiera a llevar su mente a ese lugar. NO podía ni permitirse pensarlo. En lugar de eso, cambio de estrategia. Lo susurró bajo, tan bajo que si Vishous quería podría ignorarla fácilmente en vez de enfadarse por ello de nuevo.- ¿Cómo están tu, Fred? Aurora me dijo que son ustedes quienes la han asistido. ¿Cómo te sientes? ¿Cómo puedo ayudarte?
En ese momento no le interesaba hablar de Sayid, realmente no le tenía en gracia en ese instante. Para él, su hermana había ido en picado desde el instante en el que se había casado con él. Asintió suavemente cuando dijo lo de quemar y alzó lentamente una mano para enredar los dedos en su melena roja, dejando que las hebras deslizaran por ellos de forma pensativa -Sí… el cabello, ahora lo lleva a mechones. No se atrevieron a cortárselo por si se despertaba golpeando- Le explicó a Sofía frunciendo el ceño y con mil pensamientos en la cabeza -¿Hay algo? ¿Para su cabello? Sé que le gustaba…- Conocía a a su hermana, sabía bien lo que le costaría no tener su cuidada melena con ella.
Las siguientes preguntas fueron difíciles y Vishous se quedó en silencio, simplemente la atrajo un poco más hacia él y la apretó contra él. Durante un largo rato se quedó así, sin decir absolutamente nada porque el nudo de sentimientos que sabía que ambos tenían… -No... hemos hablado- En realidad no se habían sentado a discutirlo porque sabían que los dos estaban pasando un mal momento. V en particular se sentía para la mierda -Siento que le he fallado- Murmuró finalmente pero sin dejar que Sofía se le escapara de los brazos -Y…nos ha soltado cosas que no me han gustado. ¿Crees que…tomamos decisiones por ella?- Preguntó con el ceño fruncido, aún sin alejarla.
Las siguientes preguntas fueron difíciles y Vishous se quedó en silencio, simplemente la atrajo un poco más hacia él y la apretó contra él. Durante un largo rato se quedó así, sin decir absolutamente nada porque el nudo de sentimientos que sabía que ambos tenían… -No... hemos hablado- En realidad no se habían sentado a discutirlo porque sabían que los dos estaban pasando un mal momento. V en particular se sentía para la mierda -Siento que le he fallado- Murmuró finalmente pero sin dejar que Sofía se le escapara de los brazos -Y…nos ha soltado cosas que no me han gustado. ¿Crees que…tomamos decisiones por ella?- Preguntó con el ceño fruncido, aún sin alejarla.
Sintió que se le achicaba el corazón con cada palabra, con cada caricia que el moreno le hacía a su cabello, a su piel. Se sentía como que estaba aferrándose a ella, cuando no sabía qué tantas esperanzas podía darle sin realmente valorar la condición de Arleen por cuenta propia. Dejó que jugara con su cabello, a sabiendas de que estaba pensando en el de su hermana.- Siempre hay algo, cariño. Siempre hay algo.- Asintió suavemente, tenía de todo; experimentar con los productos de belleza había sido su obsesión algunos años atrás y había conseguido aceites, esencias y mezclas muy efectivas según qué se necesitara.- Te puedo pasar algo para que se lo pases tú, sé que no quiere ver a más gente por ahora.- Soltó un suspiro amplio. Al menos había encontrado una ínfima cosa en qué ayudar para no sentirse la persona más inútil del planeta. Al menos pondría su granito de arena.
El silencio de su querido esposo dijo más de cómo se sentía por dentro que las palabras mismas. Dejó que lo extendiera tanto como quiso. No estaba enojado, estaba enojado consigo mismo, tal y como había pensado en un inicio. Le devolvió el abrazó con la misma fuerza, no moviéndose un apice. No quería sacarlo de ese estado en el que le contaba lo que había en su corazón, así que se mantuvo con la oreja sobre su pecho, escuchandolo a él y a su corazón. Ella misma extendió un poco más el silencio, mientras pensaba en su pregunta y en las palabras adecuadas para responderle. A riesgo de cagarla de nuevo, contestó sin dar una respuesta directa.- ¿Qué te va a dejar la culpa, Vishous? Si la respuesta no es algo bueno, deséchala. Estás pensando en el pasado. En lo que debió ser.
No creo que tomaras decisiones por ella. Nadie puede imponernos nada realmente. Cada uno decide aceptar o rechazar, o reaccionar. Ahora debe estar poniendo sus límites, solo debes darle su espacio. Escucha sus palabras, ¿qué estaba realmente diciendo debajo de lo que te reclamó? ¿Cuál es su herida?
El silencio de su querido esposo dijo más de cómo se sentía por dentro que las palabras mismas. Dejó que lo extendiera tanto como quiso. No estaba enojado, estaba enojado consigo mismo, tal y como había pensado en un inicio. Le devolvió el abrazó con la misma fuerza, no moviéndose un apice. No quería sacarlo de ese estado en el que le contaba lo que había en su corazón, así que se mantuvo con la oreja sobre su pecho, escuchandolo a él y a su corazón. Ella misma extendió un poco más el silencio, mientras pensaba en su pregunta y en las palabras adecuadas para responderle. A riesgo de cagarla de nuevo, contestó sin dar una respuesta directa.- ¿Qué te va a dejar la culpa, Vishous? Si la respuesta no es algo bueno, deséchala. Estás pensando en el pasado. En lo que debió ser.
No creo que tomaras decisiones por ella. Nadie puede imponernos nada realmente. Cada uno decide aceptar o rechazar, o reaccionar. Ahora debe estar poniendo sus límites, solo debes darle su espacio. Escucha sus palabras, ¿qué estaba realmente diciendo debajo de lo que te reclamó? ¿Cuál es su herida?
Asintió con un poco de esperanza, no por nada su mujer tenía una melena preciosa. Volvió a dejar deslizar los mechones por sus dedos, observando el contraste del rojo con su piel morena -Es lo mejor, hasta que ella no dé autorización quiero respetar su privacidad- Expresó Vishous con la mirada llena de tormentos, pensando que quizás antes no la había respetado tanto como creía y por eso Arleen le echaba cosas en cara.
La pregunta de Sofía lo pilló con la guardia baja y no supo cómo contestarle, es más, sus palabras simplemente le dieron otra perspectiva de lo que estaba viviendo en ese momento.
“En lo que debió ser”
En efecto, así era.
Aflojó un poco el abrazo pensando que por mucho que lo deseara no había nada que pudiera hacer para cambiar el pasado sino enfrentar el presente. Lo que no ayudó fue que Sofía soltara aquello de que revisara bien lo que le estaba diciendo Arleen y al moreno se le humedeció la mirada, cerrando los ojos para hundir la cabeza en el cabello pelirrojo de su esposa. No lo había escondido, se lo había dicho directamente. Tras varios minutos de silencio en los que lloró sin producir sonido alguno, Vishous habló -Que está rota- Dijo cuando estuvo seguro de que la voz no iba a fallarle -Y no sé cómo repararla-
La pregunta de Sofía lo pilló con la guardia baja y no supo cómo contestarle, es más, sus palabras simplemente le dieron otra perspectiva de lo que estaba viviendo en ese momento.
“En lo que debió ser”
En efecto, así era.
Aflojó un poco el abrazo pensando que por mucho que lo deseara no había nada que pudiera hacer para cambiar el pasado sino enfrentar el presente. Lo que no ayudó fue que Sofía soltara aquello de que revisara bien lo que le estaba diciendo Arleen y al moreno se le humedeció la mirada, cerrando los ojos para hundir la cabeza en el cabello pelirrojo de su esposa. No lo había escondido, se lo había dicho directamente. Tras varios minutos de silencio en los que lloró sin producir sonido alguno, Vishous habló -Que está rota- Dijo cuando estuvo seguro de que la voz no iba a fallarle -Y no sé cómo repararla-
Temía un poco que, de alguna manera, Vishous estaba protegiendo a su hermana incluso de sí misma. No sabía qué clase de reclamos le había hecho Arleen, pero lo más seguro era que se debiera a eso precisamente. Sus hermanos habían sido sus guardianes, sus luchadores, pero ahora ella tenía que librar una batalla que ellos no podían luchar por ella. Una en su interior.- ¿Ella sabe que lo sé? No la buscaré, pero quiero que sepa que estoy aquí, siempre.- Suspiró profundamente, pensando en lo que podía hacer. Lavanda para los nervios, algo para su cabello, algo para su piel si aún tenía marcas de algo. Algunas de sus primas tenían incluso algunas técnicas poco convencionales de sanación.
De alguna manera, parecía que sus palabras habían hecho efecto finalmente. Sintió como su cuerpo comenzó a aflojarse, a soltarse un poco de tanta tensión, tanto así que comenzó a sentir los sollozos contra su cuello y la humedad de sus lágrimas en contacto con su piel y su pelo. Ella, por el contrario, no aflojó el abrazo. Lo atrajo hacia ella con fuerza por la nuca y los hombros, asegurándose de que se supiera apoyado, girando los dedos en círculos lentos alrededor de su espalda. No había respondido sus preguntas, así que intuía que la respuesta era el centro de su dolor.
Su gran dolor era que su hermana estaba rota. Que no había solución inmediata a su herida porque era en el alma. No era extraño después de sufrir un traumatismo tan grande e intenso, pero rota a fin de cuentas.- Cariño.- Suspiró profundamente, con todo el dolor de su corazón. No le gustaría la respuesta, estaba segura que no la aceptaría, pero era la única realidad. No podía repararla. No estaba dentro de sus manos, ni en sus sueños más anhelados.- Cariño. Tú no puedes repararla. Es una tarea imposible para ti. Solo podemos que estar ahí, para ella. En el lugar y la forma en que ella decida aceptar nuestra ayuda. Solo así.
De alguna manera, parecía que sus palabras habían hecho efecto finalmente. Sintió como su cuerpo comenzó a aflojarse, a soltarse un poco de tanta tensión, tanto así que comenzó a sentir los sollozos contra su cuello y la humedad de sus lágrimas en contacto con su piel y su pelo. Ella, por el contrario, no aflojó el abrazo. Lo atrajo hacia ella con fuerza por la nuca y los hombros, asegurándose de que se supiera apoyado, girando los dedos en círculos lentos alrededor de su espalda. No había respondido sus preguntas, así que intuía que la respuesta era el centro de su dolor.
Su gran dolor era que su hermana estaba rota. Que no había solución inmediata a su herida porque era en el alma. No era extraño después de sufrir un traumatismo tan grande e intenso, pero rota a fin de cuentas.- Cariño.- Suspiró profundamente, con todo el dolor de su corazón. No le gustaría la respuesta, estaba segura que no la aceptaría, pero era la única realidad. No podía repararla. No estaba dentro de sus manos, ni en sus sueños más anhelados.- Cariño. Tú no puedes repararla. Es una tarea imposible para ti. Solo podemos que estar ahí, para ella. En el lugar y la forma en que ella decida aceptar nuestra ayuda. Solo así.
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