Stonehenge

Estaba a punto de que me diese un parraque de tantas emociones, y no buenas precisamente. Que si casi matan a Mérida, que si casi matan al ciego, que de poco no salimos, que de repente Lykaios decide que va a volver a la Ciudadela y que Gen le planta un morreo para que no vaya. Sacudí a Emily frenéticamente por los hombros cuando empezó a hacer lo de la llorera después de decir que podía desactivar lo de la antidesaparición.  - ¿Y por qué no lo has hecho antes? AAAAAARHHR - sólo nos quedaba hacer piña y largarnos de allí por el portal del señor nigromante, aunque me di cuenta tarde de que Delsin no venía en el grupo. Entendí entonces que Lykaios se quería ir por eso, pero ya no pudimos volver atrás.

Empecé a flipar con la entrada al infierno, era más o menos como me lo había imaginado, pero menos festivo y divertido. No quería que se me fuese la pinza con aquel lugar, así que intenté ponerle banda sonora a todo, imaginándome que veía a Satán cocinado tripas y cosas. Empecé a cantar flojito al principio, y luego cada vez más y más fuerte, hasta que sólo pude escuchar mi desafinada voz cantando.


No te olvides el costillar
Ni coger de postre el pastel tía Mildred
Pasa la Travel y vamos ya
Que hemos quedao a y cuarto y se nos hace tarde

Osobuco para picar
Gallineja, sesos, panceta y criadillas
El foie gras ayuda a tragar
Y para el ardor, beberemos morcilla

Echa unos palitos
Luego echa el carbón
Queroseno en litros
Que esta noche parezca Saigón

Esto es la barbacoa del Metal
¡Jódete, Georgie Dan
Que te den Mustafas y El Ramadán
La Meriendacena Medieval

Si vas a echar un buen Zeppelin
Limpiate la ojarasca con el suave musgo
Hey nena, te has equivocao
Eso que has pillao no es morcilla de Burgos

Es vigilia, dijo el abad
No podéis probar la carne los viernes
Si ya no hay leña para quemar
Buenas son las iglesias, dijo Varg Vikernes

No hay mondadientes
Ni hay seda dental
Los paluegos se quedarán
Hasta el dia del juicio final

Fornicad en el nombre de Satán
Con cebolla pochar
Que le den por el culo al Bio Manan
La Meriendacena Medieval

Veganos, Frutícolas y amigos del brecol
Que hacéis el amor con pepino
Os coméis la comida de mi comida
Y los eructos os huelen a chorizo también

Esto es la parrilla del Metal
Enciéndela con Napalm
Untaremos la Chorra si no hay pan
La Meriendacena Medieval
Untaremos la Chorra si no hay pan
La Meriendacena Medieval

Al salir al otro lado respiré aliviado, buscando a mis compañeros con muchas ganas de llevarlos a curar de una vez por todas. Aquello no había salido como esperábamos, y encima habíamos perdido a otro de los nuestros. La buena noticia es que Gen volvía a estar con nosotros.Empecé a preocuparme mucho al ver que Emily estaba como ausente y ni siquiera lloraba, siendo ella tan llorona con todo. - Ey, Emily... - La abracé  para ver si reaccionaba, aunque no era ella la única que necesitaba ayuda. Mérida estaba de lo más raro, y Lykaios parecía haberse roto por completo. Nunca lo había visto así y me apenaba mucho.  Dejé a EMily un momento, acercándome a Lykaios para agacharme a su lado, poniendo una mano en su hombro para que supiese que estaba ahí. El viaje debía haberle dejado tocado, o tal vez lo del compañero que no habíamos logrado encontrar.  No encontré palabras de ánimo que fuesen útiles en ese momento, así que también acabé por darle un abrazo al igual que había hecho antes con la alada.

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PS: 71

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'Dado opciones' : 1

El trayecto fue inexplicable. Indescriptible. Abominable. Los dragones, por lo general, no piensan en la muerte. Es tan lejana, tan absurda, tan pequeña para una raza tan poderosa. Tan efímera que no causa temor a un dragón. Un dragón siente la inmortalidad y sucumbe cuando esta vida es aburrida. Un dragón elige su momento de morir. Un dragón.... Un dragón negro debería encajar bien en el infierno. Un dragón negro es el infierno mismo. Pero aquello... nadie le había preparado para aquello. En un inicio las imágenes horribles no eran nada que no hubiera visto. Sin embargo, cada una se volvió más oscura que la anterior, más siniestra, más violenta. No le molestaba la violencia, pero la maldad llegaba a un nivel superior a lo que podía asimilar de un golpe. Una imagen tras otra, tras otra. Habían descubierto bastante rápido el patrón de lo que le molestaba, lo que no toleraba. Veían todos los miedos que él nunca había visto. El aire no llegaba a sus pulmones. Era respirar fuego como nunca antes lo había hecho. Su pecho ardía con cada inhalación y solo podía aceptar un poco cada vez. El corazón latía a mil por hora mientras trataba de mantener a raya a los demonios que querían tocarlo. Volver a la vida, a la realidad, al mundo mortal fue un alivio tan grande que no pudo evitar sentirse como si estuviera de nuevo al borde de la muerte. Ya había visto el lugar a donde iba a ir a parar, así que reconoció al instante que debía calmarse antes de hacer una locura por sí mismo.

Terminó de rodillas en el suelo. La cosa no paró ahí, pues el pecho le latía como nunca antes. Se llevó la mano con fuerza al corazón, poco a poco agachándose hasta quedar con la cabeza en el suelo, luchando por respirar profundo, luchando por ver con claridad y por resistir. No podía más, esa forma humana tan estúpida, la existencia tan frágil. Necesitaba poder, fuerza, valor y alejarse de aquel lugar para siempre.- Da igual. Todos van a pudrirse ahí antes de que yo ponga un pie dentro.- Gruñó por lo bajo antes de transformarse en la oscura criatura que era, lanzando un gruñido al aire al tiempo que aleteaba hasta poder sostenerse en el aire, saliendo, huyendo de ahí, a toda velocidad.

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'Dado opciones' : 9

Los ojos del demonio se desviaron al captar las almas perdidas. Estaban siendo acechadas por tantos otros...resultaba tentador, 4 almas humanas rondando sin guía alguno. Pero ya tenía un cuerpo que ocupar, una pérdida de tiempo tan siquiera acercarme.
Capté a lo lejos más almas, magos, humanos y seres. Acompañados de guía esta vez. Conocido. Soltó el ser que tenía entre sus garras entrecerrando sus ojos. Eran demasiados y entre ellos también había un par de magos que recordaba.
"Así que a ese odiamos"
Volvió a mirar a los humanos, perdidos. Gruñió, el demonio gruñió profundamente antes de ponerse en camino. No estaba de acuerdo en lo que iban a hacer pero le podía la curiosidad. Se interpuso en el camino de los humanos y tras mirarles como si fuesen insignificantes gusanos procedió a sacarles del infierno.

Una vez en tierra no dudó en expulsarles con rudeza de la brecha y buscó con la mirada a Belialt. Aún no había aparecido, seguiría guiando al grupo. Miró a los humanos.
-¿No os advirtieron que no se cruza un portal solos?
Habló con voz de muchos y su vista navegó entre aquellos que se encontraban en el lugar. Varios tenían compañía.
-Belialt insensato.
Murmuré justo cuando un peliazul evidentemente afectado empezó a reirse como un loco. Alcé ambas cejas reconociendo a Lykaios. Apreté mis labios antes de seguir buscando.No lo encontraba.
"Cobarde"
El que buscaba no estaba y el demonio quedó decepcionado. Avancé hacia otro peliazul en cuanto lo localicé. Miré a su rubia acompañante durante unos segundos y de nuevo a él. No tenía compañía.
-Lykaios necesitará ayuda.
Volví a sonar como muchas personas y procedí a cambiar a mi cuerpo..."humano". Aquel cuerpo no era como antaño, estaba marcado por el ser con el que era compartido, pero mantenía los rasgos esenciales para reconocerme.
-¿Desde cuando os dan paseos por el infierno?Hermano...

Al traspasar el portal todo aquello fue...abrumador. Seguía andando por pura inercia observando alrededor. ¿Aquello era así de verdad?¿Esto existía?. De cuando en cuando miraba hacia atrás buscando al puñetero tipo del portal. Estaba alterado, miraba paranóicamente a todos lados y más cuando aquellos seres comenzaron a acercarse a nosotros.
"suputamadre"
Notaba la mandíbula tensa, tan tensa que juraría que alguna pieza dental se había astillado en un momento dado. Había muchos, cada vez más rodeándonos y yo, yo por primera vez era incapaz de decir nada o de hacer nada. Estábamos perdidos en mitad del puto infierno. Avanzaba sin darme cuenta.
Y las voces, oí a mi madre, oí a mi mujer. Oí demasiadas voces en mi cabeza.
-¿Qué?
Respondí a una de ellas sin apenas darme cuenta y lo vi ante mí. Sus ojos me miraban intensamente. Se acercó mientras mi cuerpo dejó de responder. Aquel ser sin rostro me miraba. Lo notaba. Tragué saliva cuando se aproximó a mi nuca y sentí el sudor recorrer mi frente.
Llevé la mano a mi nuca cuando sentí la punzada, duró apenas unos segundos y después todo resultó tranquilo. Cuando llegó aquel ser que abrió la brecha salí por esta disparado al suelo. Lancé una mala mirada a aquel bicho antes de incorporarme.
Miré alrededor, el hedor a desesperación y la locura endulzaban aquella noche. Volví a pasar la mano por mi nuca.
"curioso"
-¿Véis?no sirve de nada.
Volví a repetir a los ministros y procedí a alejarme de ellos. Paré frente a Draven.
-¿De que te ha valido juntarte con esta escoria?Todos estamos muertos.
Me giré al resto de personas extendiendo mis manos teatralmente y gritando como un putoloco.
-¡¡¡¡Señoras y señores....bienvenidos al fin del mundo.!!!!
Y aspiré, aspiré el pesimismo de aquella gente antes de volver a mirar a Thalos sonriendo como un cabrón.
-Por cierto, si tiene una cámara.
Comenté hincando mi dedo en su ojo nuevo antes de seguir andando para ver si podía meterle mas mierda en la cabeza a la gente.

El miembro 'Gelion Draven' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dado opciones' : 5

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#2 'Probabilidad' :

La alegría de haber eliminado (con ayuda) a mi primer Centinela duró poco. En cuanto fuimos arrastrados al portal comenzó ese desfile del horror en el infierno, algo que me aterró más de lo que pudiese imaginar. No sabía cómo Matvey podía soportar ser nigromante, tratar con esos seres era algo que te dejaba sin respiración, paralizado por el miedo. Me agarré muy fuerte a Sean durante la travesía, temiendo hacerle daño de lo mucho que apretaba su brazo. No quería que nos separasen ni que nos agarrasen para dejarnos allí, así que cerré los ojos y esperé que aquello terminase rápido.

Caí al suelo hecho un ovillo en cuanto salimos del portal, gritando y temblando sin poder evitarlo. - ¡Van a venir a por todos, van a venir a por todos, no tenemos lugar para escondernos. Ellos vendrán, los del infierno, los de metal, los de carne, los de sangre, todos vendrán! ¡No se puede hacer nada! - casi no podía respirar por el ataque de ansiedad que me había entrado, ignorando por completo todos los gritos a mi alrededor, cualquier cosa que dijesen unos u otros. Ni me enteré de la huida de Sayid, ni de la advertencia de Altair de llevarnos a la fuerza. Sólo me di cuenta de lo que pasaba cuando Sean llegó hasta mi para abrazarme, así que me aferré a él con fuerza porque era lo único que tenía en ese momento.  - Los vamos a perder a todos Sean a todos...vámonos lejos, no voy a poder hacer nada, vámonos por favor. - le supliqué que me sacase de allí, sin ser capaz de pensar en que había mucha gente herida que necesitaría mi ayuda. - No te vayas sin mí, no dejes que te atrapen. - comencé a llorar totalmente desquiciado, algo que no solía pasarme nunca.

El miembro 'Lucio Galenus' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado opciones' : 10

Aquello mareaba....y mucho. El ojo me habia dejado de funcionar. Que raro todo. Me iba pegando hostias en el craneo mientras erika me agarraba como si fuese a perderme.

- Esto se ha roto. Y te he dicho ya que mi hermano es imbécil de remate?

"pero tiene razon, caso"

- No, nadie tiene la gripe, no te han pegado la gripe. Has comido algo que te ha sentado mal.

"la gente no vomita con la gripe"

- Eso y que has perdido demasiada sangre. - la ayudé sujetándola, cuando volvio a vomitar. Estábamos fuera por fin. Chasqueé la lengua al contemplar el estado en el que habian acabado algunos. Solté una breve y sarcastica risa por lo bajo por su pregunta.

- El paseo muy bien. Me ha encantado ver cual será mi retiro espiritual cuando me retire. Esto de ver los lugares vacacionales de los jubiletas por adelantado es algo que solo ocurre cuando te juntas con soul reapers.... Pero los demás...

señalé a varios con la cabeza. Estaban fuera de si. Resoplé, habia que salir de alli rumbo a un hospital.

- Tú estate quieta, ya me has salvado el culo bastante en esta jornada. Déjame a mi ahora. - le dije a la pelirroja, indicandole asi que ya era hora de que mirase por ella misma.

Y por si no hubiese bastante con un demonio, apareció otro. Pero...soltó a los ministros y a Gelion, se acercó a Lyran y lo llamó "hermano". Le di un codazo a Erika, con discrecion.

- Tu familia por parte política es extraña.

"toda su familia lo es"

Gelion se levantó. Él parecía el  mismo capullo de siempre. Lo miré cuando pasó frente a mi y me crucé de brazos, mostrandole con un gesto que no estaba impresionado por su "todos estamos muertos".

- Si, eso ya lo sabía. Pero al menos mientras me muero me he ido divirtiendo por el camino.

Apreté los dientes dedicandole una mueca de desdén cuando me pinchó el ojo. No me dolía pero seguía siendo humillante, ademas, odiaba que se me acercasen tanto al rostro, a los ojos. Solté un manotazo para retirarlo pero fue en balde porque el mismo se habia apartado ya.

"maldita sea"

- ¿A dónde te crees que vas, Gelion?

Gelion nos arrastró con él a la brecha infernal sin esperar a aquel nigromante, así que no tardamos en acabar perdidos en aquella pesadilla. Yo ya no sabía si estaba alucinando o si aquello era real, pero tenía claro que desearía no haberme enterado nunca de todas las mierdas mágicas del mundo. Le repetí a Blair una y otra vez que no se soltase mientras siguiéramos en el pasaje del terror, intentando no soltar a Andreas tampoco.

"A la mierda, se acabó todo."

Pensé que ya era nuestro final, resignando me incluso a acabar allí porque habíamos perdido al resto del grupo. Existía el puto infierno, y había acabado en él más temprano de lo que pensaba. Cuando ya lo daba todo por perdido apareció una extraña mujer con aspecto más o menos demoniaco, agarrádonos para sacarnos de allí. No nos desgarró las entrañas ni hizo nada de lo que creí que nos haría, acabó sacándonos de allí.

Caí al suelo de rodillas quedando en shock y con la mirada perdida, soltando a Andreas y a Blair como si fuesen una carga. A mi alrededor sucedían demasiadas cosas, pero prestaba poca atención a ellas. Sólo miré a Gelion medio ausente cuando soltó su "os lo dije", tapándome la cara con las manos mientras empezaba a agobiarme y a reaccionar.

- Es inútil... es culpa nuestra...- murmuré de forma entrecortada antes de destaparme la cara, reparando por fin en que Blair estaba mucho más jodida que yo. Arrastré las rodillas para llegar hasta ella abrazándola mientras pasaba una mano por su cabeza muy lentamente, como un poco ido. - Shh...nos esconderemos...no nos encontrarán...iremos a por los niños...

El miembro 'Éamon O'Connell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado opciones' : 7

todo aquel plan se había ido al carajo por culpa de los magos y su afán de rescatar a sus amigotes antes que salvar el puto planeta. La pullita de Gelion me hizo arrugar el gesto pero al final era cierto que debía agradecerle y entre dientes y casi escupiendo las palabras le solté un "gracias", por suerte para nosotros solo quedábamos los cuatro así que no esperaríamos a nadie ni la oportunidad de salir de aquel lugar antes que nadie pero algo iba mal, los magos se acercaban al portal y no lo atravesaban pero cuando nos dimos cuenta del porqué ya era demasiado tarde.

Nunca había creído en el infierno por eso no me había esforzado en ser una ciudadana ejemplar ni mucho menos una moralista para poder ganarme un lugar en el paraíso, lo único bueno que había hecho en mi vida eran mis hijos y aún por su bien había hecho muchas otras cosas... aquella era la peor forma de enfrentarme a lo que me esperaba cuando mi vida acabara. todos aquellos seres grotescos, alimentándose de mi terror y mi miedo, haciéndome ver ilusiones a la vez que mis mayores pecados como si quisieran que supiera todos los puntos que tenía acumulados en mi tarjeta de socio infernal, estaba asustada, horrorizada y no paraba de moverme de un lado a otro sin realmente moverme del sitio.

Uno de aquellos seres me tomó del brazo, intenté librarme del agarre pero fue imposible, gritaba y me retorcía pero nada era efectivo -¡SUÉLTAME! ¡NO ACABARÉ EN ESTE MALDITO LUGAR! NO!!- al final nos sacó del infierno tirándonos en un lugar conocido junto con todos los demás. Tocar tierra me hizo vomitar, era como si mi cuerpo no pudiera aceptar esa estabilidad en el suelo pero yo no dejaba de ver demonios a mi alrededor, de recordar todas las malas acciones que había realizado durante toda mi vida llevándome las manos a la cabeza que de no ser por el tinte del pelo, ahora estaría totalmente blanco.

Las piernas me temblaban, me arrastré como pude para esconderme en una gran roca mientras me movía de forma compulsiva griitando y llorando desesperada -NO! NO VOY A ACABAR ASÍ, NO QUIERO MORIR, NO QUIERO MORIR! ÉAMON!! ÉAMOOOOOOON!-

El miembro 'Blair O'Connell' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado opciones' : 9

El viaje habia resultado agotador. No había dejado de pelear contra los otros demonios que intentaban lanzarse sobre mis pasajeros. Las habilidades de Belialt resultaban cruciales aquí, al igual que sus conocimientos sobre este reino. Visiones, promesas de dolor y tortura, llamas y sombras, sangre y polvo ardiendo...

A ninguno de los dos nos gustaba demasiado aquel lugar, habíamos pasado allí encerrados demasiado tiempo. Pero eso no quería decir que en cierto modo, no nos hubiésemos recreado en nuestras acciones con ciertos enemigos... Belialt siempre tenía más control allí, y eso era evidente por como dejamos a algunos demonios que intentaron apoderarse de los viajeros. Pero sabía lo que era conveniente si quería salir del infierno otra vez.

Una vez allí todos, el portal se cerró a nuestras espaldas. Suspiré lentamente, exhalando, mientras deshice mi faz apocalíptica y volví a adquirir mi forma humana. Salvo por los ojos, los ojos seguían pareciendo dos linternas. Tenía algunas heridas físicas, nada que fuese serio, resultado de la escabechina de ahí atrás.

Pero al llegar, teníamos compañía. Miré de reojo a la alada y mis labios se curvaron en una especie de cruel sonrisa. Había un placer atávico en ver sufrir a su estirpe.

Lyosha me informó de que Adam se había llevado a Chloe y asentí. Ya estaba hecho. Aunque quedaba el problema de los polizones.

Observé a Aleera, se había encargado de los humanos que decidieron cruzar antes de tiempo.
- ya sabes que no escuchan.... Tantas almas perdidas te han atraído, por lo que veo. Eso te lo hiciste tú o fue el nigromante?

Levanté una mano, haciendo aparecer unas lenguas de fuego entre mis dedos. Podía percibir claramente las auras de todos aquellos demonios.

- el humano que acaba de irse tiene un aura demoníaca. El joven mago que ha huido está igual. Avisad de que el hermano de Chloe, también. De hecho, ese es.... Un tanto particular.

"Peligroso"

- y ella - las pequeñas llamas de entre mis dedos fueron veloces contra aquellos que habían sido poseídos (y no se habían ido aún) dejando una marca oscura en sus cuellos, el emblema de los namaru, que solo desaparecería bajo magia blanca.


Después me gire, alejándome del grupo y mirando al horizonte. Rodé los ojos escuchando los gritos y lamentos de fondo.

- fáciles de romper... - pero ahora habían despertado. Ahora lo sabían, aunque solo lo hubieran visto por unos pocos minutos.

Miré al galeno y luego al hechicero. Cerré los ojos enviando una visión a Zaphira, a modo de mensaje. Anochecía. - Lyosha, tenemos que irnos.

Me despedí de Anteia, que se llevó con ella a Ian e Imram, ambos inconscientes.

- lleva cuidado

Pero la advertencia de khaled llegaba tarde. Fui hacia donde él se había apartado, a exigirle una explicación más amplia.

- Ian también? Que quieres decir con "particular", khaled?

Mi tono no era amistoso, pero sí firme. Venía a decirle con mi expresión que mas le valia no haberlo hecho a drede.  Una posesión, Ian.... Me pasé una mano por la cabeza. Las cosas habían terminado muy mal, no tan mal como podria habrr ido, pero bastante.

Saqué mi colgante de colibrí y susurré un mensaje, mientras veía a khaled marcar a los que habian caido bajo una.posesion. Después dejé al colibrí volar a ouroboros.

- he avisado a Catherine.

Desvié la mirada al oir aquella extraña voz. Había vuelto con lykaios, que seguía en el mismo estado pese a que benjamin estaba tratando de  hacerlo volver.

- y tú quien....-  entorne la mirada, había algo... Familiar en ese demonio. Y más cuando empezó a mostrar aquellos rasgos. Mi cara debió reflejar el shock, y me quedé sin respiración. Pero me acerqué a ella lentamente, y una de mis manos se dirigió a su mejilla igualmente. Debía comprobar que era real, y además, era ella.... Quería... - Aleera...

Lucio se encontraba en un estado horrible y a pesar de que todo mi cuerpo temblaba por el miedo lo abracé necesitaba su contacto tanto como él el mío, acariciando su espalda suavemente con una mano mientras la otra se paseaba por su cabello -No vamos a perder a nadie Lucio, estamos todos bien, hemos salido y estamos a salvo- no conseguía calmarlo y si pudiera echar un vistazo a mi alrededor las cosas no iban mucho mejor para lo demás, ojalá pudiera ayudarlos a todos pero me temía que iba a ser imposible.

Altair se había ofrecido para llevar gente a la isla, él y algunos otros parecían estar bien pero Lucio era uno de los que habían acabado peor parados -No me iré sin ti, estoy contigo, no te preocupes- no tenía a nadie cerca, no sabía a quien pedirle ayuda o al menos decirle que me marchaba pero debía tomar una decisión rápido y lo mejor era llevarme a Lucio a un lugar seguro. Ninguno de los dos necesitaba asistencia médica y el medimago nada podía hacer en ese estado, llevarlo a Ouroboros no era lo correcto, no me dejarían quedarme a su lado así que solo quedaba un sitio -Nos vamos ya, vamos a casa- me desaparecí de aquel lugar junto con Lucio, dejando atrás a los demás y esperaba que lo pudieran comprender y a pesar de no llevarme muy bien con Altair al menos podía confiar en que se encargaría de todo.

Agradeció con un gesto a Adam por darle vida. Literalmente y luego entorno los ojos ante su mensaje. Ella no era mensajera de nadie y la deuda estaba salvada pero cuando todos salieron suspiró. Maldita sea, en el fondo a veces pensaba que era buena -El tipo se ha llevado a la cría a la isla- Dijo mirando a la rubia y alzando suavemente las cejas, luego miró al peliazul. Le parecía familiar pero pasó de ellos.

Observó a todos los poseídos, ella también lo sentía pero dejo que Khaled hiciera sus cositas -Pues ya que estas identificando gente- Lyosha se incorporó y levantó los metales que aun quedaban  en su arak para ponerle una pulsera a ciertas personas: Andreas, Gelion, Gen -Estos tienen esa cosa extraña que dijo el morenito buenorro- Señaló con la cabeza hacia Thalos -Y sospecho que SAM los seguirá usando a su favor. Es decir, conociendo la ubicación- Indico y sonrió de lado - El metal es tan maleable- Musitó y atendió a la llamada de Khaled cuando se apartó. Le siguió y luego vio al peliazul que venía con tanto ímpetu -Peligroso. Se refiere a que ambos demonios son particularmente peligrosos. Así que cuidadito, peliazul. Esto no ha acabado aún- No dijo más. Ambos hermanos desaparecieron por la brecha que volvió a abrir Khaled.

Sentí un escalofrío al escuchar la respuesta de Lyran a eso de las reacciones extrañas, algo que más de uno tenía tras haber cruzado la brecha. El paso por el infierno había salido caro para muchos, no había duda. Ahora Reiv se había marchado, y no podía estar seguro de si eso había sido por una posesión o por cualquier otra cosa. Tendría que encontrarlo después, era más peligroso que nunca ir por ahí solo. [

color=royalblue] - ¿Por qué ha afectado a unos más que a otros? ¿simple suerte? necesitamos al nigromante Matvey pero ya. Nos vamos a Ouroboros. -[/color] me quedé muy confuso cuando aseguró que ni siquiera Ouroboros sería seguro, pensando en que no podíamos llevar allí a aquellos que tuviesen nanotecnología como había pasado con los ejecutores. Eso incluía a los humanos, especialmente a Andreas por haber estado tanto tiempo desaparecido. No tenía intención de llevarme allí a los ministros y al hermano de Thalos, en realidad no sabía qué hacer con ellos. Al menos Anteia y Sean se fueron encargando de sacar del lugar a los que iban más jodidos. Me fui de nuevo a por Victorya, que seguía como en shock y sin reaccionar como si aquello le hubiese afectado más que a mí. - Pronto estarás mejor, nos vamos ya. - suspiré tras atraerla hacia mí, abrazándola para tratar de reconfortarla. Mientras lo hacia me fijé en algo más, en la mujer de cabello azul que había traído a los humanos y que ahora estaba con Lyran.

La miré extrañado durante varios segundoos, aunque no me acerqué a Lyran ni a ella para no interrumpir. El caso es que me sonaba un montón, pero no estaba seguro de que fuese esa persona hasta que escuché el nombre: Aleera. De repente me vino a la mente el recuerdo de mi huida de los ministeriales, cuando mató a su hijo por error al ponerse éste en medio. No sabía si me había visto, pero mejor no si no lo había hecho. Suficiente teníamos ya.

Dejé de prestarles atención cuando Khaled confirmó quienes tenían un aura demoníaca, lo que incluía a Reiv. Lo que faltaba. La mujer que iba con el nigromante dio los nombres Andreas, Gelion, Gen para ponernos sobre aviso de que llevaban algo implantado. - Pues habrá que asegurarse antes de llevar a Genievre a la isla. De todos modos...¿los dispositivos tecnológicos funcionan en la isla? ¿no tenéis ninguna magia de protección que los anule o preferís que lo que tenéis allí siga funcionando? - no sabía cómo llevaban el tema, pero sí que conocía otros lugares más pequeños donde la tecnología humana no funcionaba. Khaled y Lyosha se marcharon tras aquel aviso, y yo me quedé dándole vueltas al nombre de la mujer. Otro recuerdo del pasado. La había escuchado nombrar alguna vez, a mi madre y a mi abuelo materno. Habría tratado de recordar si no tuviese tantas cosas en la cabeza y si no estuviese tan cansado.

- Altair, no sé qué querréis hacer con los humanos, lo dejo a vuestra elección. - por mi los dejaba, pero que se encargase él. - Ben...quedas al cargo de los tuyos. Llévalos a la isla en cuanto puedas. Lyran, no tardes. - tras eso llevé a Victorya hasta donde estaban Thalos y Erika, poniendo una mano sobre sus hombros antes de desaparecernos de allí los cuatro.

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off: sacados Thalos, Erika, Victorya, Johan

PS: 107

Belialt habría cruzado el portal con el resto de los mortales. Escuché su voz real a mi espalda y giré el rostro para mirarle por encima de mi hombro.
-Creo que todos nos hemos dado cuenta de la insensatez que has cometido. - Murmuré con tranquilidad volviendo a darle la espada por completo- Trasladar tantos mortales...¿Crees que va a pasar desapercibido?
Aleera desde luego desconocía si existía un ser superior que se encargase del plano demoníaco pero si existía seguramente no estuviese nada contento.
Ante la pregunta sobre el nigromante apreté los labios con resignación.
-El nigromante no tuvo que ver.
Zanjé la cuestión escuchando a Lyran tan preocupado por aquellas pequeñas compañías demoníacas. Sobre todo por la del tal Ian, Ian... ese era su hijo. Lyosha se pronunció sobre aquel ser tachándolo de peligroso y no pude más que observar al muchacho profundamente con mis ojos de demonio.
-Le acompaña un viejo conocido, alguien que ya conoce los cuerpos mortales.
Entorné los ojos, el demonio lo hizo. Estaba hablando de más, ayudando de más. Cuando el peliazul cayó en la cuenta de quien era, tras que su mujer me nombrase mantuve mi cuerpo estático observándole. Mis ojos se entrecerraron cuando aproximó su mano y aparté el rostro de la misma.
-No es prudente hacer eso.
Oí una voz pocos pasos a mi izquierda y giré el rostro rápidamente. Seguí con mi mirada al chico sin decir nada.
"Aquel que debe pagar"
Ignoré a mi hermano manteniendo la vista en aquel muchacho. Lo recordábamos. Fue él. Ladeé la cabeza lentamente hasta que desapareció y volví a mirar a Lyran con seriedad.
-Despeja la mente de nuestro primo. Volveré para cumplir con lo que se debe hacer.
Tras ello procedí a abandonar el lugar tal y como habían hecho Belialt y Lyosha.