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Recuerdo del primer mensaje :
Este castillo perteneció a la noble familia de los Black durante generaciones, siendo utilizado como residencia de verano en múltiples ocasiones. Con el inicio de la guerra fue ocupado únicamente por la familia perteneciente al bando del Ministerio. Poco a poco comenzó a quedar más vacío, hasta que quedó en el estado actual tras un incendio provocado. No se salvó mucho de aquel incendio, pero la estructura y habitáculos principales permanecen, puede ser habitada.
[Castillo Black]
Este castillo perteneció a la noble familia de los Black durante generaciones, siendo utilizado como residencia de verano en múltiples ocasiones. Con el inicio de la guerra fue ocupado únicamente por la familia perteneciente al bando del Ministerio. Poco a poco comenzó a quedar más vacío, hasta que quedó en el estado actual tras un incendio provocado. No se salvó mucho de aquel incendio, pero la estructura y habitáculos principales permanecen, puede ser habitada.
- Información e imágenes:
Su principal protección es lo alejado y perdido que está. Se encuentra en a 48 horas a pie desde Londres:- mapa:
El portón exterior se quemó durante la guerra, tras el posterior abandono por parte de la familia ministerial.Hall y escaleras a pisos superioresEscalera patio interior (hacia los torreones semiderruidos, se conserva una de las salas)Gran salón (en la planta baja)Comedor (planta baja)Hay una gran cantidad de habitaciones, que en el pasado albergaban a todos los miembros de la familia Black. Algunas de las habitaciones:
Habitaciones (segunda planta y tercera planta, subiendo desde las escaleras del hall)PasillosCocina y bodegas (dos habitáculos diferentes bajando escaleras desde la zona del hall)
Mazmorras (bajando escaleras a través de una pequeña puerta de la zona del hall)Laboratorio (bajo las mazmorras)
Sótano almacén
- Descripción extendida:
Descripción del castillo, perteneciente a las anotaciones de Leila
Nunca me imagine que estuviera tan aislado. Su principal protección es lo alejado y perdido que está. Desde el Moulin hasta aquí eran dos días de caminata constante hasta el escalofriante castillo edificado con piedras en el valle. Seguro que si las piedras del castillo hablaran, contarían historias perturbadoras. En la entrada principal había signos de otros aterrizajes además del nuestro, pero menos turbulentos. Encontré el casco que le había quitado a aquel soldado de Hyde Park, los guantes y la parte superior de la armadura junto con mi rifle. Empujé con una mano el pesado portón quemado y pase al hall de otrora majestuosa entrada al castillo de los Black.
Habían ventanas, más de la mitad rotas, a través de las cuales sólo se podía ver la oscuridad del exterior, con alfeizares, unos aparentemente más resistentes que otros para resistir el peso de una persona, aunque lo más probable era que la estructura entera, que más bien parece un congelador, no fuera estable. Hay unas escaleras de piedra próximas a la puerta que conducen al primer piso. Más allá, en la planta baja está el salón principal o gran salón en el que cómodamente podrían entrar dos dragones adultos, con la vista al patio interior que yo ya conocía, en el cual también hay una escalera que lleva a uno de los torreones semiderruidos que también tiene señales de aterrizajes, sigue estando polvoriento, telarañoso y lleno de escombros, con los dos sillones (en el que dos personas podrían acostarse) con la cazadora de Johan y la chaqueta de Victorya encima, con olor a sangre y a vodka del malo derramado en la alfombra, con una mesita de luz, con la chimenea con su respectiva saliente y con las paredes decoradas con tapices (parlantes). El salón seguía siendo oscuro, con cortinas viejas y húmedo, aunque hay algo de lo que no me había percatado la primera vez que vine, hay un antiguo mueble-bar con puertas metálicas. Me puse a buscar entre las viejas botellas de alcohol (practicar tiro al blanco con las botellas vacías en el patio del pozo). Había menos de la mitad de una botella de vino, y una botella vacía de vodka, ése era el que se había derramado. Eso sí, faltaban copas. El pozo de agua sigue en el mismo lugar, saliendo al patio circular por una de las puertas del salón, atravesando el pasillo con las marcas de uñas que yo había dejado. Más allá hay un comedor con una mesa larguísima y un montón de sillas, la silla del extremo de la mesa está de espaldas a otra chimenea. Allí tranquilamente se podían festejar cenas de gala. Resulta curiosa la cantidad de chimeneas que hay en este castillo si se supone que es de verano. Caminando más encontré la cocina con su horno antiguo, su despensa, en la que hay miel, vinagre, alubias secas, azúcar, sal, cubitos de caldo (En sentido estricto, estos productos no son más que vegetales deshidratados, grasa animal y altas dosis de sal.), un sacote de patatas, otro de arroz, algo de pan, café, leche y chocolate instantáneos.
Subiendo las escaleras hay camas polvorientas en habitaciones polvorientas, o lo que queda de ellas, en torres que parecen a punto de venirse abajo, unas parecen de invitados, otras de servicio, allí había ropa de mayordomo de los Black quemadas y consumidas por las polillas y otras habitaciones que parecen estar más armadas y cómodas las cuales deberían ser las de la familia.
Tras atravesar lúgubres corredores en los que había tétricos cuadros (parlantes, Sirius, Jack) de la familia Black y bajar escaleras, pase por las bodegas privadas de los Black y llegué a unas mazmorras medievales, unas oxidadas celdas de barrotes de metal que se cierran con llaves que no encuentro, perfectas para una persona o dos. Lo único que se escucha allí abajo es el sonido de una persistente gota cayendo sobre la fría piedra, de manera repetitiva cada pocos segundos, allí todo hace eco. Un sitio demasiado oscuro en el que no abundaban las antorchas, pero el olor a humedad, a lugar cerrado, lo invadía todo. En algunas celdas habían camastros y en otras no, había platos sucios afuera de algunas. En una de ellas, los barrotes parecían haber sido golpeados muy fuerte desde afuera por una llave inglesa, dentro había un botellín de agua de hace mucho tiempo, fuera de ella había rastros del cuero de un maletín y habían partes de lo que parecía un radiocasete destruido que funcionaba a pila. Tenía metido un CD, también destruido, pero que si se juntaban las partes tenía escrito “Mix de música para torrturra psicológica; Easy Strrets”. El reproductor estaba alejado de la celda, como para que lo que haya estado prisionero no pudiera agarrarlo. También había una pequeña y antigua televisión afuera de las celdas, una OT-1471 Belweder, quizás era para entretener a los guardias y que no se queden dormidos, aunque sabía por experiencia que eso no funcionaba.
Bajando otro piso había una especie de laboratorio que todavía se conserva en condiciones. Se ve que su familia era bastante peculiar en lo que se refiere al coqueteo con las artes oscuras. En un escritorio había un libro que estaba con cara de “mírame y no me toques” que tenía algo escrito, una especie de lema; “No toques nada que no sepas lo que es.” luego tenía escrito recetas de lo que parecían pociones, en otro libro abierto mencionaba, en la historia de los Black, que tenían más castillos y casas de verano que la gran mayoría, por ser una de las típicas familias nobles mágicas, el linaje Black; Johan Black, Sirius Black, Jack Black… su escudo de armas... otro libro decía algo sobre una Contraseña… ¿Toujours Pur?¿Contraseña de qué?
Bajando más me encontré con el sótano más laberíntico que vi en mi vida, parecía no tener fin, hileras e hileras de estantes con frasquitos de pociones, armarios y baúles que no me atreví a abrir, aún así es lo que mejor se ha conservado de toda la casa, allí no había luz, pero había candelabros apagados. Predominaban las cosas desagradables y siniestras allí. Demasiado frasco vacío y a medias, algunos estropeados, otros que no sirven. Pareciera que los Black en sus tiempos debian de haber sido de lo mas excentricos.
Quizás el castillo no había estado abandonado del todo y Johan tenía razón acerca de los espíritus, pero si eso era cierto, ni siquiera ellos querían estar conmigo, porque me sentía acompañada por el silencio en el castillo medieval.
La ironía que utiliza Mike conmigo me resulta bastante indiferente, si él se siente mejor así allá él, pero no consigue irritarme por esa idiotez. Tampoco hay mucho que responder a eso, así que lo ignoro un poco. En lo que sí lleva razón es en lo referente a las relaciones en el ejército. Puede que haya "disciplina" militar, puede que haya organización, pero en cuestión de compañerismo y lealtad siempre pecamos por defecto. El tío decide restregarme por la cara eso de que perdemos porque nos falta unidad, algo curioso teniendo en cuenta que nos hacemos llamar "Alianza Humana". Quizás necesitemos ayuda del exterior, ya que nuestro propio ejército tiene deficiencias. Pero somos demasiado orgullosos para admitirlo. Además, hemos descuidado la política internacional, debemos estar más al tanto de lo que sucede en otros sitios. Le corto un poco el rollo cuando se pone tan intensito con eso de insultarnos, una cosa que esté bien. La mirada que le lanzo es de 'cierra la boca o te estampo contra los barrotes'.
- Menos humos, idiota. Tampoco veo que vosotros hayáis conseguido ganar todavía, después de todo el tiempo que lleváis. -me temo que este pulso lo ganará el que sea más rápido actuando, o quien resista más. - No es para estar orgullosos. - lo único de lo que pueden jactarse es de haber resistido y de haberse mantenido en el tiempo, cuando la Alianza ha pasado por numerosos baches e incluso estuvo desaparecida una temporada en Inglaterra. Mike se queja de que su libertad sería para vagabundear por la decadente Londres, pero al menos tendría la posibilidad de ir donde quisiera.
- Pues lárgate de Londres. Si te ven los de la Alianza querrán liquidarte, y seguro que muchos de los tuyos también. - suelto de la manera más hiriente que me es posible, volviendo a levantarme del suelo de la celda ante su sugerencia de cortar mi cabeza primero. Me cansan las amenazas, y más viniendo de alguien como él. Voy a decirle algo cuando aparece Johan, hablando de mí como si no estuviese yo delante. No me cuadra que no quiera estrangular a Mike después de haberlos traicionado, deberían estar matándose entre ellos para que yo pudiese salir de aquí. Según él es algo imposible, no podría con esta celda.
- Ya veremos, es una mierda de celda medieval. Y vosotros no creo que duréis mucho. Sea para buscarme o no...os acabarán encontrando. Deben estar cabreados por todo lo que habéis destrozado en la batalla. - espero que por su parte haya habido muchas bajas, se lo merecen. Una especie de sensación extraña se instala en mi cabeza cuando Johan se acerca a la celda, no termino de entender qué está haciendo, pero me recuerda a lo sucedido en las calles cuando luché con Javert. Se está metiendo en mi mente, hurgando en mis pensamientos y recuerdos. Aparto la mirada de él, dándome la vuelta para mirar a la pared opuesta, aunque no da resultado. Imágenes de la reunión, de lo que tramábamos, de lo del periódico...lo más reciente aflora para dejarse ver como una especie de película de lo sucedido. No es demasiado relevante, el resto de la historia ya la saben. - Basta...- pido con voz cansada, sentándome ahora en la esquina más alejada de la celda.
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defensa física:
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El miembro 'Morgana Wolf' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Defensa Física' :
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-No, pero han conseguido aguantar y plantaros cara
El caso es que a mi me costaba incluirme en ese grupo. Hacia poco que me habia unido a los Renegados, al menos, a un grupo de renegados en condiciones, y habia sido por breve espacio de tiempo y solo para joderles la existencia.
"largarme de londres...?"
Se me queda cara de estar valorando aquello autenticamente. Si....quiza como ultima opcion...irme lejos de aqui, a un lugar donde nadie me conociese, ni yo conociese nadie, para empezar de cero, quizas? Si. Pero antes, sabia que mi conciencia no me iba a dejar hacerlo si no ajustaba ciertas deudas antes.
Justo entonces llega Johan y me levanto al verlo bajar por las escaleras de las mazmorras.
-Basicamente ha insinuado que ella no tuvo nada que ver en el asesinato...o desaparicion de mi padre. Que el elfo no fue, como he descubierto y.... que quiza fue algo interno del ejercito. No tiene ni puta idea.
Puse el colofon final mirandola con rabia, él dijo que podia irme, y ella se apartó como si estuviese usando algun tipo de poder mental sobre su cabeza....supuse que efectivamente eso debia de estar pasando. Asentí, pues aquella humeda mazmorra no favorecia a mi estado de desasosiego y era totalmente claustrofobica. Asi que sin pensarmelo dos veces, sali de alli, y del castillo. Sin rumbo fijo, ya decidiria a donde ir, pero procuraria que fuese un lugar apartado y lo mas seguro posible.
El caso es que a mi me costaba incluirme en ese grupo. Hacia poco que me habia unido a los Renegados, al menos, a un grupo de renegados en condiciones, y habia sido por breve espacio de tiempo y solo para joderles la existencia.
"largarme de londres...?"
Se me queda cara de estar valorando aquello autenticamente. Si....quiza como ultima opcion...irme lejos de aqui, a un lugar donde nadie me conociese, ni yo conociese nadie, para empezar de cero, quizas? Si. Pero antes, sabia que mi conciencia no me iba a dejar hacerlo si no ajustaba ciertas deudas antes.
Justo entonces llega Johan y me levanto al verlo bajar por las escaleras de las mazmorras.
-Basicamente ha insinuado que ella no tuvo nada que ver en el asesinato...o desaparicion de mi padre. Que el elfo no fue, como he descubierto y.... que quiza fue algo interno del ejercito. No tiene ni puta idea.
Puse el colofon final mirandola con rabia, él dijo que podia irme, y ella se apartó como si estuviese usando algun tipo de poder mental sobre su cabeza....supuse que efectivamente eso debia de estar pasando. Asentí, pues aquella humeda mazmorra no favorecia a mi estado de desasosiego y era totalmente claustrofobica. Asi que sin pensarmelo dos veces, sali de alli, y del castillo. Sin rumbo fijo, ya decidiria a donde ir, pero procuraria que fuese un lugar apartado y lo mas seguro posible.
Incremento la energía empleada en sondear la mente de Morgana, buscando en ella todo lo que pueda resultar útil para nosotros. Sus recuerdos más recientes son los más fáciles de rastrear, así consigo saber cómo fueron los preparativos del ataque y la falsedad (ya sospechada) de las noticias del periódico. Voy un poco más allá, consiguiendo ver parte de su recuperación y lo que le llevó a ello, la pelea de China Town en la que aparece Thalos. No consigo mucho más de utilidad, es soldado y no sabe de cuestiones técnicas relacionadas con los centinelas o la tecnología que poseen. Sólo hay intrigas y tejemanejes del ejército y el gobierno, nada que no supiésemos. También sabíamos desde antes que están algo desunidos, y puede que en esta batalla les haya jugado una mala pasada.
- No...no basta. Terminará cuando yo diga. No estás en disposición de pedir nada. - insisto un poco más, aunque me cuesta seguir retrocediendo. Finalmente lo dejo estar al no sacar nada de interés, saliendo de su mente y recuerdos. - No te está mintiendo. Por lo que he podido ver en sus recuerdos...no ha sido ella ni el otro. Creo que nunca sabremos lo que sucedió realmente, si no damos con la persona adecuada. Por lo demás creo que no se puede sacar mucho de esta tía, al menos en información. - pero tal vez pueda ser útil como moneda de cambio, o para manipularla como hacían ellos con los magos reeducados, ya veremos qué uso le damos.
Me despido de Mike cuando se marcha, preguntándome a dónde irá después de todo el lío que debe tener en la cabeza. No creo que vaya muy lejos, se siente culpable y parece que quiere redimirse. Yo me quedo a solas con Morgana, a la cual no merece la pena interrogar porque he sacado lo que quería. Tampoco me apetece demasiado hablarle, es bastante detestable y la gente de su calaña no hay que prestarle atención. Mando un mensaje por el galeón para que venga un compañero de los renegados a relevarme dentro de un rato, uno que conozca la ubicación de la casa. Yaroslav tardará un poco más, así que no le toca turno todavía. Pasan unas cuantas horas más, en las cuales permanezco vigilando la celda de vez en cuando, el resto del tiempo lo empleo en hacer algunas reparaciones por el castillo. Al cabo de estas horas llega el compañero (pnj) que hará el relevo, al cual informo de la situación y le doy instrucciones. La llave de la celda me la llevo yo, por si intenta hacer algo con el otro. Advierto a la humana de que no intente nada, que ella tiene mucho más que perder que cualquiera. Unos cuantos días aquí le bajarán bastante los humos. Eso y retorcer su mente en cuanto sea posible. Desaparezco del lugar ahora que lo he dejado todo bien atado, marchándome para seguir con otros asuntos.
- No...no basta. Terminará cuando yo diga. No estás en disposición de pedir nada. - insisto un poco más, aunque me cuesta seguir retrocediendo. Finalmente lo dejo estar al no sacar nada de interés, saliendo de su mente y recuerdos. - No te está mintiendo. Por lo que he podido ver en sus recuerdos...no ha sido ella ni el otro. Creo que nunca sabremos lo que sucedió realmente, si no damos con la persona adecuada. Por lo demás creo que no se puede sacar mucho de esta tía, al menos en información. - pero tal vez pueda ser útil como moneda de cambio, o para manipularla como hacían ellos con los magos reeducados, ya veremos qué uso le damos.
Me despido de Mike cuando se marcha, preguntándome a dónde irá después de todo el lío que debe tener en la cabeza. No creo que vaya muy lejos, se siente culpable y parece que quiere redimirse. Yo me quedo a solas con Morgana, a la cual no merece la pena interrogar porque he sacado lo que quería. Tampoco me apetece demasiado hablarle, es bastante detestable y la gente de su calaña no hay que prestarle atención. Mando un mensaje por el galeón para que venga un compañero de los renegados a relevarme dentro de un rato, uno que conozca la ubicación de la casa. Yaroslav tardará un poco más, así que no le toca turno todavía. Pasan unas cuantas horas más, en las cuales permanezco vigilando la celda de vez en cuando, el resto del tiempo lo empleo en hacer algunas reparaciones por el castillo. Al cabo de estas horas llega el compañero (pnj) que hará el relevo, al cual informo de la situación y le doy instrucciones. La llave de la celda me la llevo yo, por si intenta hacer algo con el otro. Advierto a la humana de que no intente nada, que ella tiene mucho más que perder que cualquiera. Unos cuantos días aquí le bajarán bastante los humos. Eso y retorcer su mente en cuanto sea posible. Desaparezco del lugar ahora que lo he dejado todo bien atado, marchándome para seguir con otros asuntos.
Apareci en las inmediaciones de la casa atendiendo a aquella petición de Johan. Como me había dicho que de momento había otro de turno no me había pegado con muchas prisas...pero el caso es que allí estaba, por fin, y había tenido tiempo para reunir mi material de tortura para la prisionera, que llevaba guardado en un maletín de cuero viejo y negro tipo bolsamen de Mary Poppins. Asi que ingresé al castillo y bajé a las mazmorras, saludando al renegado que había allí montando guardia.
-Fin de tu turrno, te tomo el relevo, camarrada.
Me despedí de él con un gesto bastante militar y formal, y este se marchó sonriente y contento de poder dejar atrás las lúgubres mazmorras de los black. Yo no sabia si la prisionera estaba dormida o no, no me importaba para lo que había venido a hacer. Aparté de una patada los platos sucios que tenia afuera de la celda, porque suponía que en todos estos días, algo le habían dado de comer. Yo también había traido algo de alimento para la prisionera .Un botellín de agua y un sandwich, que dejé en el suelo, fuera de la celda, lo suficientemente lejos como para que no pudiera alcanzarlo aun si alargaba las manos.
Luego cogí mi llave inglesa, que extraje del maletín, y me puse a golpear los barrotes para llamarle la atención y que espabilase en caso de que estuviese durmiendo. Muy fuerte y a muy mala hostia, hice trinar los metálicos barrotes hasta que el ruido llenó todas las mazmorras.
-HORRA DE DESPERRTARSE Y HACERR SERVICIOS A LA COMUNIDAD, ESCORRIA!!!!
-Fin de tu turrno, te tomo el relevo, camarrada.
Me despedí de él con un gesto bastante militar y formal, y este se marchó sonriente y contento de poder dejar atrás las lúgubres mazmorras de los black. Yo no sabia si la prisionera estaba dormida o no, no me importaba para lo que había venido a hacer. Aparté de una patada los platos sucios que tenia afuera de la celda, porque suponía que en todos estos días, algo le habían dado de comer. Yo también había traido algo de alimento para la prisionera .Un botellín de agua y un sandwich, que dejé en el suelo, fuera de la celda, lo suficientemente lejos como para que no pudiera alcanzarlo aun si alargaba las manos.
Luego cogí mi llave inglesa, que extraje del maletín, y me puse a golpear los barrotes para llamarle la atención y que espabilase en caso de que estuviese durmiendo. Muy fuerte y a muy mala hostia, hice trinar los metálicos barrotes hasta que el ruido llenó todas las mazmorras.
-HORRA DE DESPERRTARSE Y HACERR SERVICIOS A LA COMUNIDAD, ESCORRIA!!!!
Los días transcurren lentos la maldita cárcel en la que me han encerrado, sin pena ni gloria. No me han torturado ni me han interrogado, al menos por ahora. Las únicas preguntas que me hicieron fueron al principio, y además tengo la sensación de que me estuvieron hurgando en la mente. La poca comida que me traen es de lo peor, y la celda es tan húmeda que habría preferido mil veces estar encerrada en los campos de la Alianza. Mi hastío es tan que apenas me inmuto cuando en el cambio de guardia llega un peliblanco gritando, un tipo ruso que me suena de alguna batalla, supongo.
- No voy a trabajar para vosotros, ni haceros servicios.- replico con voz monótona, tumbada en el suelo boca arriba mientras miro al techo. Mi voz suena bastante apagada, y extraña de tanto tiempo sin usarla. Suelto un largo suspiro tras el cual me incorporo, con todo el pelo enmarañado y desordenado. Mantengo la vacía mirada en el ruso durante varios segundos, de manera silenciosa. Si viene buscando divertirse con las torturas se equivoca, no voy a darle cara en ese sentido.
- Si tenéis que matarme hacedlo ya. Poco me importa lo que suceda. Ya no espero ni que me busquen, no van a hacerlo. Estoy cansada...he dado mucho por la Alianza y nada ha servido. Se acabó. Nadie ganará, esto no acabará nunca...
- No voy a trabajar para vosotros, ni haceros servicios.- replico con voz monótona, tumbada en el suelo boca arriba mientras miro al techo. Mi voz suena bastante apagada, y extraña de tanto tiempo sin usarla. Suelto un largo suspiro tras el cual me incorporo, con todo el pelo enmarañado y desordenado. Mantengo la vacía mirada en el ruso durante varios segundos, de manera silenciosa. Si viene buscando divertirse con las torturas se equivoca, no voy a darle cara en ese sentido.
- Si tenéis que matarme hacedlo ya. Poco me importa lo que suceda. Ya no espero ni que me busquen, no van a hacerlo. Estoy cansada...he dado mucho por la Alianza y nada ha servido. Se acabó. Nadie ganará, esto no acabará nunca...
La mujer se despertó de un modo muy soso. Tan soso, que hasta me cortó el rollo. Me quede ahi de pie mirandola con mi mano inglesa en la mano, golpeandome repetidamente en la palma de la contraria, como valorando algo. Como cuando esperas algo impacientemente. Quiza las ganas de golpear a alguien reprimidas.
"menuda mirada mas inexpresiva...."
Hago una mueca cuando pide que la matemos porque no piensa colaborar y se pone en modo preso derrotista. Ciertamente asi no va a ser divertido y quiza no saque nada absolutamente en claro. Asi que me acuclillé enfrente de ella, justo delante de los barrotes, y la miré con gesto analitico. De no ser porque conocia las hazañas bélicas de la soldado, casi que me habria dado lástima....
-Es cierrto, no te están buscando.
La apunté con mi mano derecha a la cabeza, como si ésta fuese una pistola, tal como hacen los niños pequeños con su mano cuando juegan a la guerra.
- Y Johan me ha dicho que en tu cabeza no hay inforrmacion valiosa. Nada sobrre los Centinelas que pueda ayudarrnos...Podrria matarte con esta mano y acabarr con tu sufrrimiento. Eso es lo que quieres? Los magos somos unos monstrruos, al fin y al cabo, podrria hacerlo y luego irrme tan tranquilo a seguir con mi vida de monstrruo.
Puse un gesto duro, una expresion poco amistosa, empleando ademas un brusco tono de voz.
-Y porr qué crrees que esto no acabarrá nunca?
"menuda mirada mas inexpresiva...."
Hago una mueca cuando pide que la matemos porque no piensa colaborar y se pone en modo preso derrotista. Ciertamente asi no va a ser divertido y quiza no saque nada absolutamente en claro. Asi que me acuclillé enfrente de ella, justo delante de los barrotes, y la miré con gesto analitico. De no ser porque conocia las hazañas bélicas de la soldado, casi que me habria dado lástima....
-Es cierrto, no te están buscando.
La apunté con mi mano derecha a la cabeza, como si ésta fuese una pistola, tal como hacen los niños pequeños con su mano cuando juegan a la guerra.
- Y Johan me ha dicho que en tu cabeza no hay inforrmacion valiosa. Nada sobrre los Centinelas que pueda ayudarrnos...Podrria matarte con esta mano y acabarr con tu sufrrimiento. Eso es lo que quieres? Los magos somos unos monstrruos, al fin y al cabo, podrria hacerlo y luego irrme tan tranquilo a seguir con mi vida de monstrruo.
Puse un gesto duro, una expresion poco amistosa, empleando ademas un brusco tono de voz.
-Y porr qué crrees que esto no acabarrá nunca?
Hubiese preferido que el ruso se largase, en lugar de ponerse en cuclillas frente a los barrotes de mi celda. Permanezco sentada en el suelo, como a medio metro de los barrotes, sin molestarme en alejarme de él ni hacer el esfuerzo por darle la espalda. Ahora mismo me da todo bastante igual. Un amago de sonrisa o mueca irónica aparece en mi rostro cuando corrobora que no me están buscando, algo de lo que ya me había dado cuenta por el tiempo que llevo aquí. A estas alturas ya he perdido la confianza en todo y en todos.
- ¿Has venido hasta aquí sólo para decirme todas esas gilipolleces que ya sé? No, nadie está haciendo nada para encontrame, y tampoco tengo información que pueda serviros de nada. Soy una prisionera de guerra inútil, y si fuese yo la que estuviese fuera ya te habría matado, a no ser que te encontrase otra utilidad.
Observo con desconfianza la mano que usa a modo de pistola, por si se le ocurre hacer alguna estupidez mágica de esas que hacen ellos. Él mismo se llama monstruo, no seré yo la que le lleve la contraria. - ¿Viniste a eso entonces? ¿a buscarme otra utilidad? - las posibilidades que se me ocurren son muchas y todas horribles, como usarme para experimentos, trabajos forzados, convertirme en algo...matarme no es lo peor que pueden hacer. Van a vengarse por lo que les hacemos a los suyos en los campos de concentración, es lo más probable. Suelto otro hastiado suspiro cuando me hace la última pregunta, alzando un hombro antes de responder.
- Está claro. Nunca acabará porque aunque algunos desaparezcamos siempre habrá otros que seguirán odiando, otros que sigan creciendo en ese odio y alimentándolo, respondiendo una venganza con otra en una espiral sin fin. Dudo que se pueda empezar de cero como si nada. Ha sucedido demasiado, hay cosas imperdonables, cosas que no podrán olvidarse. El pasado y el presente hacen imposible un futuro de paz. Puede que sólo termine con el total exterminio de una raza sobre la otra, y es tan difícil lograr un exterminio total que...no creo que se consiga. Por eso digo que no acabará, pero cada vez irá a peor, tal vez hasta que no quede nada... - quedo mirando a la nada tras mi apocalíptica versión del presente y de los futuros acontecimientos. A estas alturas ya no puedo seguir defendiendo la tenacidad que tenía antes para volver siempre con lo mismo, porque en definitiva es chocar con la misma pared una y otra vez, o ser como el galgo de carreras que corre siempre tras el mismo cebo sin alcanzarlo nunca. Inútil.
- No hay esperanza, ni para ti, ni para mi. Para nadie.
- ¿Has venido hasta aquí sólo para decirme todas esas gilipolleces que ya sé? No, nadie está haciendo nada para encontrame, y tampoco tengo información que pueda serviros de nada. Soy una prisionera de guerra inútil, y si fuese yo la que estuviese fuera ya te habría matado, a no ser que te encontrase otra utilidad.
Observo con desconfianza la mano que usa a modo de pistola, por si se le ocurre hacer alguna estupidez mágica de esas que hacen ellos. Él mismo se llama monstruo, no seré yo la que le lleve la contraria. - ¿Viniste a eso entonces? ¿a buscarme otra utilidad? - las posibilidades que se me ocurren son muchas y todas horribles, como usarme para experimentos, trabajos forzados, convertirme en algo...matarme no es lo peor que pueden hacer. Van a vengarse por lo que les hacemos a los suyos en los campos de concentración, es lo más probable. Suelto otro hastiado suspiro cuando me hace la última pregunta, alzando un hombro antes de responder.
- Está claro. Nunca acabará porque aunque algunos desaparezcamos siempre habrá otros que seguirán odiando, otros que sigan creciendo en ese odio y alimentándolo, respondiendo una venganza con otra en una espiral sin fin. Dudo que se pueda empezar de cero como si nada. Ha sucedido demasiado, hay cosas imperdonables, cosas que no podrán olvidarse. El pasado y el presente hacen imposible un futuro de paz. Puede que sólo termine con el total exterminio de una raza sobre la otra, y es tan difícil lograr un exterminio total que...no creo que se consiga. Por eso digo que no acabará, pero cada vez irá a peor, tal vez hasta que no quede nada... - quedo mirando a la nada tras mi apocalíptica versión del presente y de los futuros acontecimientos. A estas alturas ya no puedo seguir defendiendo la tenacidad que tenía antes para volver siempre con lo mismo, porque en definitiva es chocar con la misma pared una y otra vez, o ser como el galgo de carreras que corre siempre tras el mismo cebo sin alcanzarlo nunca. Inútil.
- No hay esperanza, ni para ti, ni para mi. Para nadie.
-No, obviamente no. He venido a trraerte la comida.
Se la habia dado ya o no? El caso es que le pasé por los barrotes su botellin de agua y un sandwich de jamon york y queso. Que estaba en bastante buen estado, a decir verdad.... La seguí escuchando. Basicametne nos llamó imbeciles por mantenerla con vida cuando era una prisionera inutil.
-Alguna utilidad te encontrraremos, crreéme. No vamos a matarrte, no es algo que tengamos porr hobbie. Y ademas parece que te apetece tanto que no hacerrlo resulta mas sencillo asi.
Me aparté de ella poniendome en pie, dejando de apuntarle con mi mano para llevarmela a la barbilla. Buscarle una utilidad?
-Y la respuesta sigue siendo NO! Tendrras que esperrar un poco mas. Esperrar y esperar hasta que estes preparrada....bueno, vosotrros haciais esperar mucho a las crriaturas magicas en las celdas aquellas no? No tengo ni idea de lo que tiene pensado Johan para ti, yo solo espero que pierrdas la cabeza.
Y al parecer por su largo speech ya ha empezado a irsele un poco, porque se pone en plan apocaliptica a vaticinar nuestro oscuro futuro, y ademas se queda mirando a la nada para luego decir que no hay esperanza ni para mi, ni ella, ni nadie. La miro alzando una ceja y no le contesto,dandome la vuelta para sacar de mi maleton un radiocasete que funciona a pilas (o algo asi). Tenia metido un CD, porque yo para algunas cosas soy muy clasicote. Era mi nuevo disco compilatorio de musica para torturar psicologicamente a la peña.
-Descuida señorrita, todo se ve mejorr cuando se está en easy strrets. Bueno, volverré cuando se le acaben las pilas a esto. -le di al play, dejando a Morgana con una cancion en bucle en voz puto alta. Deje el reproductor alejado de la celda, para que no pudiera agarrarlo, ni lanzarle nada que lo rompiese. Y luego, marché de alli sin que sus mensajes de la no-esperanza me afectasen en lo mas minimo, leyendo los mensajes del galeon.
Se la habia dado ya o no? El caso es que le pasé por los barrotes su botellin de agua y un sandwich de jamon york y queso. Que estaba en bastante buen estado, a decir verdad.... La seguí escuchando. Basicametne nos llamó imbeciles por mantenerla con vida cuando era una prisionera inutil.
-Alguna utilidad te encontrraremos, crreéme. No vamos a matarrte, no es algo que tengamos porr hobbie. Y ademas parece que te apetece tanto que no hacerrlo resulta mas sencillo asi.
Me aparté de ella poniendome en pie, dejando de apuntarle con mi mano para llevarmela a la barbilla. Buscarle una utilidad?
-Y la respuesta sigue siendo NO! Tendrras que esperrar un poco mas. Esperrar y esperar hasta que estes preparrada....bueno, vosotrros haciais esperar mucho a las crriaturas magicas en las celdas aquellas no? No tengo ni idea de lo que tiene pensado Johan para ti, yo solo espero que pierrdas la cabeza.
Y al parecer por su largo speech ya ha empezado a irsele un poco, porque se pone en plan apocaliptica a vaticinar nuestro oscuro futuro, y ademas se queda mirando a la nada para luego decir que no hay esperanza ni para mi, ni ella, ni nadie. La miro alzando una ceja y no le contesto,dandome la vuelta para sacar de mi maleton un radiocasete que funciona a pilas (o algo asi). Tenia metido un CD, porque yo para algunas cosas soy muy clasicote. Era mi nuevo disco compilatorio de musica para torturar psicologicamente a la peña.
-Descuida señorrita, todo se ve mejorr cuando se está en easy strrets. Bueno, volverré cuando se le acaben las pilas a esto. -le di al play, dejando a Morgana con una cancion en bucle en voz puto alta. Deje el reproductor alejado de la celda, para que no pudiera agarrarlo, ni lanzarle nada que lo rompiese. Y luego, marché de alli sin que sus mensajes de la no-esperanza me afectasen en lo mas minimo, leyendo los mensajes del galeon.
- musicote para Morgana en LOOOOOP:
Aunque pensaba decir algo sobre todo aquello de la mala fama, justo cuando abrió la boca Reiv aceptó que se la ganaba a pulso. Volvió a cerrarla en una sonrisa de satisfacción. Al menos ahora el moreno aceptaba realmente que tenía ligeros problemas manteniéndose a salvo y alejado de situaciones peligrosas.
Al menos, pronto accedió a salir del lugar. Dejó escapar un suspiro desde el fondo del alma. Aún no estaban todos a salvo, más era un progreso y de alguna manera tenían que iniciar.- De acuerdo, solo ten cuidado al ir y volver. No quiero que termines en el castillo equivocado.- "El de Edimburgo, por ejemplo".
Asintiendo a regañadientes a lo de guardar fuerzas, esperaba que no pasaran demasiadas horas antes de volver a tener sus poderes. Le resultaba de lo más extraño estar sin ellos, a pesar de que había sobrevivido como mortal por muchos años. Tomó la mano del moreno para bajar de la cama con cuidado. Ya no se sentía mareada, ni veía cosas raras en las paredes, mas deseaba recuperarse con la mayor prontitud, por lo que cuidarse un poco no le haría daño.
Lo único que quedaba, quizás, era un cansancio y dolor en la espalda. Suponía algún momento durante sus desvaríos había sido lo suficientemente tonta como para dejarse atrapar. Caminó junto a Reiv y cogió la mochila con los huevos, pues él no podía ir con ambas manos ocupadas.- Les buscaré algo pronto. O le preguntaré a Svart cuando le vea. Tal vez él haya visto algo... Y quizás deberías ir a verle unos minutos, o traerle.- Le tomó la mano de vuelta y aceptó desaparecer hasta llegar a un lugar que no le parecía de nada conocido.
Más bien, parecía uno de esos castillos tétricos de las historias de Vlad el empalador. Se acercó a una de las ventanas que había, viendo fuera para encontrar un paisaje tan hermoso como solitario. Soltó un suspiro y se volvió para ver a Reiv mientras dejaba su mochila en el suelo.- Así que este es el castillo Black... ¿Tu creciste aquí o fue Johan? - Por lo que sabía, era probable que Reiv no hubiera gozado de los mismos lujos que su hermano, más todo podía ser posible. Y después de tanto peregrinar para que ambos estuvieran relativamente bien el uno con el otro, no quería arruinar la relación con una tontería en un momento equivocado.- Recuerda lo mucho que te haz preocupado por él estos días, aunque estés en un lugar difícil.- Suspiró observándole cansada, pero tranquila.- ¿Estás seguro de que este lugar es... seguro? - Preguntó, reprendiéndose mentalmente por la redundancia, pero atenta a la respuesta.
Tras un suave suspiro, se terminó por sentar en el alfeizar de la ventana, colocándose de nuevo la manta sobre los hombros. Si la ventana no era resistente para resistir su peso, lo más probable era que la estructura entera no fuera estable. Sin embargo y contra todo pronóstico, todo parecía ir bien.
Al menos, pronto accedió a salir del lugar. Dejó escapar un suspiro desde el fondo del alma. Aún no estaban todos a salvo, más era un progreso y de alguna manera tenían que iniciar.- De acuerdo, solo ten cuidado al ir y volver. No quiero que termines en el castillo equivocado.- "El de Edimburgo, por ejemplo".
Asintiendo a regañadientes a lo de guardar fuerzas, esperaba que no pasaran demasiadas horas antes de volver a tener sus poderes. Le resultaba de lo más extraño estar sin ellos, a pesar de que había sobrevivido como mortal por muchos años. Tomó la mano del moreno para bajar de la cama con cuidado. Ya no se sentía mareada, ni veía cosas raras en las paredes, mas deseaba recuperarse con la mayor prontitud, por lo que cuidarse un poco no le haría daño.
Lo único que quedaba, quizás, era un cansancio y dolor en la espalda. Suponía algún momento durante sus desvaríos había sido lo suficientemente tonta como para dejarse atrapar. Caminó junto a Reiv y cogió la mochila con los huevos, pues él no podía ir con ambas manos ocupadas.- Les buscaré algo pronto. O le preguntaré a Svart cuando le vea. Tal vez él haya visto algo... Y quizás deberías ir a verle unos minutos, o traerle.- Le tomó la mano de vuelta y aceptó desaparecer hasta llegar a un lugar que no le parecía de nada conocido.
Más bien, parecía uno de esos castillos tétricos de las historias de Vlad el empalador. Se acercó a una de las ventanas que había, viendo fuera para encontrar un paisaje tan hermoso como solitario. Soltó un suspiro y se volvió para ver a Reiv mientras dejaba su mochila en el suelo.- Así que este es el castillo Black... ¿Tu creciste aquí o fue Johan? - Por lo que sabía, era probable que Reiv no hubiera gozado de los mismos lujos que su hermano, más todo podía ser posible. Y después de tanto peregrinar para que ambos estuvieran relativamente bien el uno con el otro, no quería arruinar la relación con una tontería en un momento equivocado.- Recuerda lo mucho que te haz preocupado por él estos días, aunque estés en un lugar difícil.- Suspiró observándole cansada, pero tranquila.- ¿Estás seguro de que este lugar es... seguro? - Preguntó, reprendiéndose mentalmente por la redundancia, pero atenta a la respuesta.
Tras un suave suspiro, se terminó por sentar en el alfeizar de la ventana, colocándose de nuevo la manta sobre los hombros. Si la ventana no era resistente para resistir su peso, lo más probable era que la estructura entera no fuera estable. Sin embargo y contra todo pronóstico, todo parecía ir bien.
Aparecemos ambos en la otrora majestuosa entrada al castillo de los Black. Apenas conozco el sitio, pues Johan me indicó su ubicación no hace tanto tiempo. Los muy puñeteros tenían mas castillos y casas de verano que la gran mayoría, por eso de ser una de las típicas familias nobles mágicas. Nunca me había sentido parte de ello ni he vivido aquí, así que no me provoca ningún tipo de pena ver el lugar así.
- Vaya birria de castillo, le hace falta una reforma. - murmuro echando a caminar con ella para empujar con una mano el pesado portón, entrando al lugar mientras asiento a lo de Svart, el pobre. - Sí, lo traeré aquí, me preocupa dejarlo tanto tiempo. Te abandonaré en este castillo tétrico hasta que vuelva. - comento con sonrisa maligna mientras guío a Juliet hacia el salón principal del castillo, que se encuentra en un estado entre polvoriento, telarañoso y lleno de escombros. Al menos se conserva la chimenea y la mesa principal con las sillas, podremos sentarnos a comer. Lanzo una llamarada a la chimenea para encenderla y caldear un poco el lugar, acercándome para sentarme en un sillón que está junto al fuego. Me quedo absorto mirándolo durante unos segundos, pero sigo escuchando lo que me dice ella, meditando las respuestas que me cuestan más.
- Él creció aquí. Con mi padre y el resto de la familia. No siempre estuvo con él, pero bueno...al menos una gran temporada. Yo no sabía que éramos hermanos hasta que tuve 15. Tampoco tiene sentido lamentarse por lo que perdí, no sirve de nada, pero no puedo evitar pensarlo de vez en cuando. ¿Cómo sería todo si...? Bah...es una pregunta que nos hacemos todo el mundo alguna vez. - aparto la mirada del fuego para volver a mirarla a ella, recordando que antes de salir del hospital me había preguntado si las cosas iban mejor ahora entre nosotros. - La verdad es que no hemos hablado casi. Sólo le dije que no se esforzara y fuese con cuidado, claro que me preocupaba. Es la única familia que tengo.
"bueno, mi madre...pero a saber dónde está ahora mismo. Y mi padre, pero con sus cosas vampíricas"
- Puede que ahora cuando nos reunamos en la casa hable con él. Aunque nunca sé cómo empezar a hablar, no se me da bien. - confieso a Juliet que supongo que me entiende, ella también parece un tanto hermética respecto a sus sentimientos, empezando por que le gusta mucho conservar su privacidad. - Por cierto, ¿qué fue ese cambio de voz tan raro de antes? - cuestiono con curiosidad mientras le hago un gesto para que se acerque al fuego, encongiéndome de hombros por la pregunta de la seguridad.
- Pues le preguntaré a mi hermano que sistemas de protección tiene el sitio, pero con lo alejado y perdido que está sería suficiente. No te preocupes, pasaremos unos días tranquilos.
- Vaya birria de castillo, le hace falta una reforma. - murmuro echando a caminar con ella para empujar con una mano el pesado portón, entrando al lugar mientras asiento a lo de Svart, el pobre. - Sí, lo traeré aquí, me preocupa dejarlo tanto tiempo. Te abandonaré en este castillo tétrico hasta que vuelva. - comento con sonrisa maligna mientras guío a Juliet hacia el salón principal del castillo, que se encuentra en un estado entre polvoriento, telarañoso y lleno de escombros. Al menos se conserva la chimenea y la mesa principal con las sillas, podremos sentarnos a comer. Lanzo una llamarada a la chimenea para encenderla y caldear un poco el lugar, acercándome para sentarme en un sillón que está junto al fuego. Me quedo absorto mirándolo durante unos segundos, pero sigo escuchando lo que me dice ella, meditando las respuestas que me cuestan más.
- Él creció aquí. Con mi padre y el resto de la familia. No siempre estuvo con él, pero bueno...al menos una gran temporada. Yo no sabía que éramos hermanos hasta que tuve 15. Tampoco tiene sentido lamentarse por lo que perdí, no sirve de nada, pero no puedo evitar pensarlo de vez en cuando. ¿Cómo sería todo si...? Bah...es una pregunta que nos hacemos todo el mundo alguna vez. - aparto la mirada del fuego para volver a mirarla a ella, recordando que antes de salir del hospital me había preguntado si las cosas iban mejor ahora entre nosotros. - La verdad es que no hemos hablado casi. Sólo le dije que no se esforzara y fuese con cuidado, claro que me preocupaba. Es la única familia que tengo.
"bueno, mi madre...pero a saber dónde está ahora mismo. Y mi padre, pero con sus cosas vampíricas"
- Puede que ahora cuando nos reunamos en la casa hable con él. Aunque nunca sé cómo empezar a hablar, no se me da bien. - confieso a Juliet que supongo que me entiende, ella también parece un tanto hermética respecto a sus sentimientos, empezando por que le gusta mucho conservar su privacidad. - Por cierto, ¿qué fue ese cambio de voz tan raro de antes? - cuestiono con curiosidad mientras le hago un gesto para que se acerque al fuego, encongiéndome de hombros por la pregunta de la seguridad.
- Pues le preguntaré a mi hermano que sistemas de protección tiene el sitio, pero con lo alejado y perdido que está sería suficiente. No te preocupes, pasaremos unos días tranquilos.
Una vez en el salón, las cosas no se veían tan mal. Había algunos muebles aún en pie, así que el castillo no había estado abandonado del todo o aquella era buena madera. Lo de abandonar le hacía gracia, pues ya había pensado que tendría que irse para traer a más personas. De pronto se dio cuenta de que estaría de nuevo metida en una de esas situaciones donde hay demasiada gente, aunque por ahora prefería salvar vidas que alimentar su lado antisocial.
Bajándose del alfeizar de la ventana, se acercó a la chimenea. Por lo general no le agradaba el calor, pero en aquel momento era agradable. Se sentó en el brazo del sillón, aún cubriéndose con la manta mientras apreciaba el momento de soledad en un castillo medieval.
Escuchó con atención la historia. Al parecer no traía tantos malos recuerdos ni resentimientos como lo habría creído.- Estoy segura de que lo poco que dijiste significó algo para él. Sabes... no tienen que 'hablar' necesariamente. Hay muchos gestos que dicen 'me preocupo por ti' y 'te amo' que no necesitan explicación.- Susurró suavemente, mientras el crepitar de las llamas comenzaba a llenar el lugar con sonidos y rojizos tonos calurosos en las paredes.
Creo que necesitan hablar un rato a solas. No necesariamente del pasado. Siempre es bueno aclarar que no hay sentimientos malos de por medio. Estoy segura de que les irá bien.- Susurró con una dulce sonrisa en los labios, pues tenía la sensación de que ese par había dado un paso en la dirección correcta al iniciar siendo un poco más amables. Soltó un suave suspiro, justo antes de perder el aire ante la pregunta del contrario.- Sabes, no lo sé. De pronto empecé a hablar así, fue como... - Carraspeó un poco, tratando de buscar el tono que había usado en aquella habitación de hospital.- Fue como una voz muy cortés y amable, y demasiado dulce, nunca he hablado así, aunque trataban de enseñarme a hacerlo.- Dijo con la misma voz que había descrito y que había usado inconscientemente. Fuera de hacerla sentir extraña o forzada, se sentía muy natural.
Aceptó que la seguridad fuera la lejanía. Después de todo, era poco probable que la Alianza atacara un castillo raro cuando tenía un hospital bien localizado.- Deberías ir por el resto... Por Svart y Thalos. No lo dejes en tirado en el hospital.- Suspiró tras pensar en él. Últimamente se le daba mucho suspirar y eso tampoco sabía por qué. Dejó de hacerlo en el segundo que pensó en ello.- Trataré de hacerte una curación cuando vuelvas. No quiero que te lastimes más el brazo.- Susurró, terminando por sentarse propiamente en el sillón, con la manta sobre los hombros, disfrutando del calor, que en aquel instante no prefería el frío.
Bajándose del alfeizar de la ventana, se acercó a la chimenea. Por lo general no le agradaba el calor, pero en aquel momento era agradable. Se sentó en el brazo del sillón, aún cubriéndose con la manta mientras apreciaba el momento de soledad en un castillo medieval.
Escuchó con atención la historia. Al parecer no traía tantos malos recuerdos ni resentimientos como lo habría creído.- Estoy segura de que lo poco que dijiste significó algo para él. Sabes... no tienen que 'hablar' necesariamente. Hay muchos gestos que dicen 'me preocupo por ti' y 'te amo' que no necesitan explicación.- Susurró suavemente, mientras el crepitar de las llamas comenzaba a llenar el lugar con sonidos y rojizos tonos calurosos en las paredes.
Creo que necesitan hablar un rato a solas. No necesariamente del pasado. Siempre es bueno aclarar que no hay sentimientos malos de por medio. Estoy segura de que les irá bien.- Susurró con una dulce sonrisa en los labios, pues tenía la sensación de que ese par había dado un paso en la dirección correcta al iniciar siendo un poco más amables. Soltó un suave suspiro, justo antes de perder el aire ante la pregunta del contrario.- Sabes, no lo sé. De pronto empecé a hablar así, fue como... - Carraspeó un poco, tratando de buscar el tono que había usado en aquella habitación de hospital.- Fue como una voz muy cortés y amable, y demasiado dulce, nunca he hablado así, aunque trataban de enseñarme a hacerlo.- Dijo con la misma voz que había descrito y que había usado inconscientemente. Fuera de hacerla sentir extraña o forzada, se sentía muy natural.
Aceptó que la seguridad fuera la lejanía. Después de todo, era poco probable que la Alianza atacara un castillo raro cuando tenía un hospital bien localizado.- Deberías ir por el resto... Por Svart y Thalos. No lo dejes en tirado en el hospital.- Suspiró tras pensar en él. Últimamente se le daba mucho suspirar y eso tampoco sabía por qué. Dejó de hacerlo en el segundo que pensó en ello.- Trataré de hacerte una curación cuando vuelvas. No quiero que te lastimes más el brazo.- Susurró, terminando por sentarse propiamente en el sillón, con la manta sobre los hombros, disfrutando del calor, que en aquel instante no prefería el frío.
Extiendo las manos hacia el fuego que he encendido, buscando algo de calor en aquella edificación que más bien parece un congelador. No me imagino cómo debe ser el lugar en el que vive mi vampírico padre, aquella fortaleza de hielo. Decido tener un pensamiento para él, por si es capaz de localizarme como ha hecho otras veces cuando estaba en apuros. Esta vez he podido resolver las cosas sin llamarlo, así que le hago saber que he hecho todo lo posible para salvar a Johan y que éste está bien. No sé si lo captará o no, pero si se entera mejor. Alzo la mirada hacia Juliet, con cara de estar pensando que es jodidamente sabia en esto de las relaciones interpersonales, a pesar de que en un primer momento no me lo parecía.
- Suena a que sabes mucho de eso...a demostrar con gestos y no con palabras. Después de todo no eres tan asocial como quieres parecer, es sólo que no te gusta estar rodeada de mucha gente desconocida o no sabes de qué hablar, pero cuando hay que demostrar algo sí que sabes hacerlo. - no por nada llevamos metidos en problemas y juntos desde hace ya semanas y semanas, una cosa encadenada con otra. Lo de hablar se me hace difícil, cierto, pero creo que lo que dice ella es verdad, él ha debido notar un cambio en mi actitud respecto a la relación de hermanos.
- Sí...no hablaremos del pasado. Ya está todo más que hablado, los rencores se fueron. Es sólo que es más difícil construir que destruir algo. Y si no te llevo de intérprete para que nos ayudes. - bromeo mientras me levanto del sillón, caminando hacia Jul. Me detengo frente a ella con el ceño fruncido, apoyando el brazo sano en el saliente de la chimenea. - Fue curioso, ¿sabes? como si ya lo hubiese escuchado antes. Es imposible, claro está...pero es la sensación que tuve. - vuelvo a mirar hacia el fuego con gesto pensativo hasta que me habla de lo de Svart y Thalos de nuevo , asintiendo de manera distraída.
- Sí...primero a por mi dragón. Luego volveré al hospital a por los demás. Van a tener que empezar a pagarme los malditos renegados por tantos favores. - eso o pensar que ya formo más parte de ellos que otros muchos que dicen serlo y no colaboran lo suficiente. Sonrío levemente al escuchar que no quiere que me lastime más el brazo, ofreciendo a hacer alguna sanación a mi vuelta. Por toda respuesta tiro de la manta con la que se ha puesto sobre los hombros para subirla hasta su cabeza y dejársela tapada, despeinándola en el proceso. - Bah...eso cuando recuperes fuerzas, que te encontré medio zombie hace unas horas. - No es cuestión de que se recupere a medias, aunque me duela el brazo no es algo grave que me vaya a causar problemas, o eso creo. Me doy media vuelta para caminar fuera del salón, alzando una mano de espaldas en señal de despedida . - ¡Disfruta mientras de la estancia en la noble y leal casa de los Black! - comento con ironía segundos antes de desaparecerme, en busca de mi dragón y otra mucha gente.
- Suena a que sabes mucho de eso...a demostrar con gestos y no con palabras. Después de todo no eres tan asocial como quieres parecer, es sólo que no te gusta estar rodeada de mucha gente desconocida o no sabes de qué hablar, pero cuando hay que demostrar algo sí que sabes hacerlo. - no por nada llevamos metidos en problemas y juntos desde hace ya semanas y semanas, una cosa encadenada con otra. Lo de hablar se me hace difícil, cierto, pero creo que lo que dice ella es verdad, él ha debido notar un cambio en mi actitud respecto a la relación de hermanos.
- Sí...no hablaremos del pasado. Ya está todo más que hablado, los rencores se fueron. Es sólo que es más difícil construir que destruir algo. Y si no te llevo de intérprete para que nos ayudes. - bromeo mientras me levanto del sillón, caminando hacia Jul. Me detengo frente a ella con el ceño fruncido, apoyando el brazo sano en el saliente de la chimenea. - Fue curioso, ¿sabes? como si ya lo hubiese escuchado antes. Es imposible, claro está...pero es la sensación que tuve. - vuelvo a mirar hacia el fuego con gesto pensativo hasta que me habla de lo de Svart y Thalos de nuevo , asintiendo de manera distraída.
- Sí...primero a por mi dragón. Luego volveré al hospital a por los demás. Van a tener que empezar a pagarme los malditos renegados por tantos favores. - eso o pensar que ya formo más parte de ellos que otros muchos que dicen serlo y no colaboran lo suficiente. Sonrío levemente al escuchar que no quiere que me lastime más el brazo, ofreciendo a hacer alguna sanación a mi vuelta. Por toda respuesta tiro de la manta con la que se ha puesto sobre los hombros para subirla hasta su cabeza y dejársela tapada, despeinándola en el proceso. - Bah...eso cuando recuperes fuerzas, que te encontré medio zombie hace unas horas. - No es cuestión de que se recupere a medias, aunque me duela el brazo no es algo grave que me vaya a causar problemas, o eso creo. Me doy media vuelta para caminar fuera del salón, alzando una mano de espaldas en señal de despedida . - ¡Disfruta mientras de la estancia en la noble y leal casa de los Black! - comento con ironía segundos antes de desaparecerme, en busca de mi dragón y otra mucha gente.
El pensamiento de la mente de uno de ellos había bastado para hacerme despertar. Para hacer despertar mi propia consciencia. La conexión que había establecido con aquellos dos, hacia algún tiempo, hizo que aquel pensamiento de Reiv dirigido hacia mi me bastase para detener lo que estaba haciendo. Que en aquel momento, era beber la sangre de un estúpido londinense que estaba intentando robar en una casa del extrarradio de la ciudad. Asi que, había sacado mis colmillos de su yugular para oir aquellos pensamientos.
Era Reiv.
Aquel humano de l que me alimentaba fue afortunado, le borré los recuerdos sobre mi y mi ataque y le ordené que caminase en dirección opuesta a la casa. Localicé de donde venia aquel pensamiento..... Y utilicé el paso de las sombras alla en las afueras de Londres, fundiéndome en la sombra de una pared, para salir por otra sombra del castillo, en la oscuridad de las mazmorras.
Una canción en seguida taladró mis oídos. Mire con asco al reproductor de música y lo destrocé de un golpe, acabando con la estúpida musiquita aquella. Había...una mujer en una celda. De cabello rubio. Una humana, con uniforme de soldado. Una prisionera de los Renegados. Su mente me llamó la atención. La miré con frialdad, en las sombras, no supe si ella me vio a mi. Mis hijos tenían visitas interesantes en las mazmorras....decidí que las visitaría m as a menudo.
Pero aquello no era. Aunque sabia que Reiv me había llamado, no sabía por qué, mi habilidad en establecer vínculos aun no llegaba tan lejos. Ascendí, dejando atrás las mazmorras. Los recuerdos, volvían a mi mente de modo extraño, produciéndome punzadas de dolor en la cabeza. Yo había vivido allí...muchos años. Pero aquella era una vida aparte, lejana. Conforme ascendia las escaleras, podia percibir el olor de otras personas. Reiv ya no estaba allí. Habia un aroma particular... algo que despertó una intensa curiosidad en mi.
Fui silencioso cuando entré. No produje ningún sonido. La luz de la hoguera de la sala en la que Juliet estaba, se atenuó por obra mia. Aquella luz me molestaba.... era demasiado intensa. Atenué el fuego hasta que su luz se consumió y fue cubierto por las sombras, desapareciendo. Miré a la mujer de sangre de fuego que estaba sentada en el sofa., desde el marco de la puerta, susurrando después de modo que las sombras llevaron mi voz a sus oídos:
- ¿Contraseña....?
Era Reiv.
Aquel humano de l que me alimentaba fue afortunado, le borré los recuerdos sobre mi y mi ataque y le ordené que caminase en dirección opuesta a la casa. Localicé de donde venia aquel pensamiento..... Y utilicé el paso de las sombras alla en las afueras de Londres, fundiéndome en la sombra de una pared, para salir por otra sombra del castillo, en la oscuridad de las mazmorras.
Una canción en seguida taladró mis oídos. Mire con asco al reproductor de música y lo destrocé de un golpe, acabando con la estúpida musiquita aquella. Había...una mujer en una celda. De cabello rubio. Una humana, con uniforme de soldado. Una prisionera de los Renegados. Su mente me llamó la atención. La miré con frialdad, en las sombras, no supe si ella me vio a mi. Mis hijos tenían visitas interesantes en las mazmorras....decidí que las visitaría m as a menudo.
Pero aquello no era. Aunque sabia que Reiv me había llamado, no sabía por qué, mi habilidad en establecer vínculos aun no llegaba tan lejos. Ascendí, dejando atrás las mazmorras. Los recuerdos, volvían a mi mente de modo extraño, produciéndome punzadas de dolor en la cabeza. Yo había vivido allí...muchos años. Pero aquella era una vida aparte, lejana. Conforme ascendia las escaleras, podia percibir el olor de otras personas. Reiv ya no estaba allí. Habia un aroma particular... algo que despertó una intensa curiosidad en mi.
Fui silencioso cuando entré. No produje ningún sonido. La luz de la hoguera de la sala en la que Juliet estaba, se atenuó por obra mia. Aquella luz me molestaba.... era demasiado intensa. Atenué el fuego hasta que su luz se consumió y fue cubierto por las sombras, desapareciendo. Miré a la mujer de sangre de fuego que estaba sentada en el sofa., desde el marco de la puerta, susurrando después de modo que las sombras llevaron mi voz a sus oídos:
- ¿Contraseña....?
En realidad no es precisamente ser asocial. Solo no me gusta hablar con la gente... no, tampoco es eso... No me gusta... involucrarme.- Sonrió de lado mientras le escuchaba, una sonrisa algo amarga, pero a fin de cuentas sonrisa. Se sentía bien ayudar cuando se podía. De cualquier modo, decidió que dejaría de meterse por un rato entre aquellos dos. Debían 'construir', tal como Reiv lo decía, por ellos mismos una relación, al menos una amistad.- No, ¿intérprete? Yo creo que ya metí mucho mi cuchara en sus dos sopas. Les toca a ustedes terminar de arreglarse.- Rió suavemente, pues para no quererse involucrar, sí que había intercedido con los dos hermanos.
Se acurrucó un poco más en el sillón cuando el moreno decidió levantarse. Ahora tenía más lugar para descansar. Asintió suavemente a lo de su voz. En verdad se sentía familiar.- A pesar de que es muy diferente, no siento que salga forzada. Creo que de verdad podría hablar así, aunque no me pega demasiado.- Rió con aquello.
Aunque aceptó ir por Thalos y Svart, sabía que el moreno que había dejado petrificado en la entrada no era de su mayor agrado. Si bien ahora que ya no iba a meterse entre Reiv y Johan, no había dicho nada de no meterse entre Thalos y Reiv. Conseguirle algunos amiguitos al chico no podía hacerle daño, y mucho menos convertir enemistades en buenas hermandades.
Le dejó ir, despidiéndose también don la mano, sacándola brevemente entre la cobija. Ahora que tenía la cabeza tapada por culpa de Reiv, se sentía gasparín, y en el silencio del castillo también se sintió también invisible.
Cerró los ojos, aún totalmente cubierta por la manta, recargando los ojos en el sillón. Comenzaba a quedarse dormida, justo en la fina y borrosa linea entre la conciencia y el sueño cuando dejó de escuchar algo. Un sonido que había estado siempre y por eso no le había llamado la atención antes, ahora ya no estaba. Pensó en alguna especie de transformador y agudizó el oído, tratando de ver si afuera llegaba alguien o si habían rodeado de alguna manera. Nunca pensó que el intruso estaría dentro del lugar. Abrió los ojos, pero no se movió más. No escuchaba latidos, pisadas, respiración ni nada. Tampoco olía nada que no fuera frío. Su pecho comenzó a latir con fuerza por no poder identificar a aquella criatura, hasta que cayó en cuenta de lo que podía ser. Sin latidos y sin olor, solo podía ser una cosa.
¿...buenvampiro1234? - Murmuró levantándose con prontitud para verle. Si bien no servía de gran cosa el oído y el olfato, sí podía verle, escondido entre la oscuridad. Le localizó en el marco de la puerta. No se parecía a aquellos vampiros de la película de inicios de siglo. Ahí brillaban. Aquel parecía que estaba a punto de cazar. Pudo oler la sangre de la última presa, que seguro él aún podía saborear en el paladar.
Mientras pensaba a toda rapidez cómo derrotar a un vampiro, que nunca se había enfrentado a uno, decidió que la mejor manera de ganar tiempo ante un ataque era mantenerle ocupado hablando.- ¿Qué tal el día... la noche?
Se acurrucó un poco más en el sillón cuando el moreno decidió levantarse. Ahora tenía más lugar para descansar. Asintió suavemente a lo de su voz. En verdad se sentía familiar.- A pesar de que es muy diferente, no siento que salga forzada. Creo que de verdad podría hablar así, aunque no me pega demasiado.- Rió con aquello.
Aunque aceptó ir por Thalos y Svart, sabía que el moreno que había dejado petrificado en la entrada no era de su mayor agrado. Si bien ahora que ya no iba a meterse entre Reiv y Johan, no había dicho nada de no meterse entre Thalos y Reiv. Conseguirle algunos amiguitos al chico no podía hacerle daño, y mucho menos convertir enemistades en buenas hermandades.
Le dejó ir, despidiéndose también don la mano, sacándola brevemente entre la cobija. Ahora que tenía la cabeza tapada por culpa de Reiv, se sentía gasparín, y en el silencio del castillo también se sintió también invisible.
Cerró los ojos, aún totalmente cubierta por la manta, recargando los ojos en el sillón. Comenzaba a quedarse dormida, justo en la fina y borrosa linea entre la conciencia y el sueño cuando dejó de escuchar algo. Un sonido que había estado siempre y por eso no le había llamado la atención antes, ahora ya no estaba. Pensó en alguna especie de transformador y agudizó el oído, tratando de ver si afuera llegaba alguien o si habían rodeado de alguna manera. Nunca pensó que el intruso estaría dentro del lugar. Abrió los ojos, pero no se movió más. No escuchaba latidos, pisadas, respiración ni nada. Tampoco olía nada que no fuera frío. Su pecho comenzó a latir con fuerza por no poder identificar a aquella criatura, hasta que cayó en cuenta de lo que podía ser. Sin latidos y sin olor, solo podía ser una cosa.
¿...buenvampiro1234? - Murmuró levantándose con prontitud para verle. Si bien no servía de gran cosa el oído y el olfato, sí podía verle, escondido entre la oscuridad. Le localizó en el marco de la puerta. No se parecía a aquellos vampiros de la película de inicios de siglo. Ahí brillaban. Aquel parecía que estaba a punto de cazar. Pudo oler la sangre de la última presa, que seguro él aún podía saborear en el paladar.
Mientras pensaba a toda rapidez cómo derrotar a un vampiro, que nunca se había enfrentado a uno, decidió que la mejor manera de ganar tiempo ante un ataque era mantenerle ocupado hablando.- ¿Qué tal el día... la noche?
Su corazon se aceleraba. Su flujo sanguíneo aumentaba....pero aquella sangre, aquella sangre no desprendia el aroma del de otras criaturas, mágicas o no. Cerré los ojos, un momento, entrando en mi mente, por la sensacion que su aroma creaba ahí, una rapsodia de poder, con mis ojos cerrados veia un torrente de fuego circulando, oia su corazon latir en mis oidos, vigoroso. Era algo que no sabia si estaba a mi alcance. Pero me daba igual....pues sabia que aunque no lo estuviese, en algun momento, querría probarlo. Tenía suerte, esta noche... ya me habia alimentado.
Los abri de nuevo, viendo a la mujer en pie. Yo no sabia que era. Sólo podía sentir su sangre. Aquella no era la contraseña, por supuesto.
-No. Es Toujours Pur.
Me aparté del marco de la puerta y me acerqué a ella, mirandola con unos ojos entornados, fríos, brillantes y curiosos. Pero al mismo tiempo lejanos. Me acerqué, silencioso. Su frase hizo fruncir mi ceño.
- Tu percepcion es mejor que la de una criatura magica normal. Acaso crees que los vampiros somos criaturas estúpidas a las que puedes distraer con una estúpida charla?
Me acerqué tanto a ella que mis manos tocaron su piel y la empujé contra el sillon usando mi fuerza sobrehumana para dejarla sentada y retener sus muñecas contra los brazos del sillon, acercando mi cara a la suya. Tan cerca, pude percibir algo mas. El olor de Reiv.... mis ojos cambiaron al mirarla. Quizá no fuera una intrusa. Si olía a él...o quizá.... mi rostro se convirtió en una mascara de furia y le mostré mis colmillos en una sonrisa torva que solo duró una fracción de segundo.
-Donde está Reiv.
Los abri de nuevo, viendo a la mujer en pie. Yo no sabia que era. Sólo podía sentir su sangre. Aquella no era la contraseña, por supuesto.
-No. Es Toujours Pur.
Me aparté del marco de la puerta y me acerqué a ella, mirandola con unos ojos entornados, fríos, brillantes y curiosos. Pero al mismo tiempo lejanos. Me acerqué, silencioso. Su frase hizo fruncir mi ceño.
- Tu percepcion es mejor que la de una criatura magica normal. Acaso crees que los vampiros somos criaturas estúpidas a las que puedes distraer con una estúpida charla?
Me acerqué tanto a ella que mis manos tocaron su piel y la empujé contra el sillon usando mi fuerza sobrehumana para dejarla sentada y retener sus muñecas contra los brazos del sillon, acercando mi cara a la suya. Tan cerca, pude percibir algo mas. El olor de Reiv.... mis ojos cambiaron al mirarla. Quizá no fuera una intrusa. Si olía a él...o quizá.... mi rostro se convirtió en una mascara de furia y le mostré mis colmillos en una sonrisa torva que solo duró una fracción de segundo.
-Donde está Reiv.
Tuvo la sensación de que el contrario se había quedado dormido cuando cerró los ojos. Los vampiros parecían ser seres tan totalitarios: todo o nada. Una explosión o una serenidad inmensa, y así lo demostró el contrario cuando al abrir los ojos el corazón volvió a botar como la primera vez que le escuchó.
No te ves muy Pur...- Murmuró, aunque no sabía para que lo hacía en voz tan baja si estaba segura de que él podía escucharle perfecta y claramente. Quizás no era tanto el miedo a la criatura, sino que se veía de más edad, y la edad siempre se imponía sobre ella aunque muchos adultos no tenían idea de que hacer con sus vidas. Respiró profundamente, pues no tenía ganas de parecer débil frente a un vampiro que podía prendérsele del cuello en cuestión de instantes.
¿Mi qué? - Frunció el ceño contrariada mientras él se acercaba, estaba de lo más sorprendida. ¿Le había leído la mente? Por un instante sintió que el contrario solo estaba metiéndose a husmear en su cabeza, así que trató de no pensar demasiado lo que decía. Poner la cabeza en blanco y reaccionar sin impulsos, no iba a darle pelea. El solo pensamiento de aquel plan idiota le bastó para descartarlo.- Entonces dime qué quieres, que ya haz dejado claro que no es una charla. ¿Qué haces aquí? Hasta donde me dijeron, aquí no vive un vampiro.
Solo con tal de parecer un poco más fuerte de lo que estaba en aquellos momentos, no se alejó cuando él se acercó. El plan era quedarse firme en su lugar, más no contaba con la superfuerza de aquel ser del inframundo. Soltó un gemido de dolor al azotar contra el sillón, y en un parpadeo estaba ya inmóvil debajo de aquella criatura. Se dio cuenta muy tarde de que aquellas intenciones de aparentar fuerza habían sido muy estúpidas de su parte. Viendo la sonrisa del contrario y enlazándola con aquella pregunta por Reiv, solo sonrió de vuelta.- Él no está aquí. Y si tienes cuentas pendientes con él, mejor ataca ahora para que no sea un dos contra uno cuando él llegue.
Recostándose e inclinándose sobre el sillón, logró levantar la pierna lo suficiente como para ponerla en su vientre. Una vez prendido, seguro que una patada fuerte le arrancaría un pedazo de su propio cuello, pero al menos tendría oportunidad de tirarle al fuego si se ponía demasiado difícil
No te ves muy Pur...- Murmuró, aunque no sabía para que lo hacía en voz tan baja si estaba segura de que él podía escucharle perfecta y claramente. Quizás no era tanto el miedo a la criatura, sino que se veía de más edad, y la edad siempre se imponía sobre ella aunque muchos adultos no tenían idea de que hacer con sus vidas. Respiró profundamente, pues no tenía ganas de parecer débil frente a un vampiro que podía prendérsele del cuello en cuestión de instantes.
¿Mi qué? - Frunció el ceño contrariada mientras él se acercaba, estaba de lo más sorprendida. ¿Le había leído la mente? Por un instante sintió que el contrario solo estaba metiéndose a husmear en su cabeza, así que trató de no pensar demasiado lo que decía. Poner la cabeza en blanco y reaccionar sin impulsos, no iba a darle pelea. El solo pensamiento de aquel plan idiota le bastó para descartarlo.- Entonces dime qué quieres, que ya haz dejado claro que no es una charla. ¿Qué haces aquí? Hasta donde me dijeron, aquí no vive un vampiro.
Solo con tal de parecer un poco más fuerte de lo que estaba en aquellos momentos, no se alejó cuando él se acercó. El plan era quedarse firme en su lugar, más no contaba con la superfuerza de aquel ser del inframundo. Soltó un gemido de dolor al azotar contra el sillón, y en un parpadeo estaba ya inmóvil debajo de aquella criatura. Se dio cuenta muy tarde de que aquellas intenciones de aparentar fuerza habían sido muy estúpidas de su parte. Viendo la sonrisa del contrario y enlazándola con aquella pregunta por Reiv, solo sonrió de vuelta.- Él no está aquí. Y si tienes cuentas pendientes con él, mejor ataca ahora para que no sea un dos contra uno cuando él llegue.
Recostándose e inclinándose sobre el sillón, logró levantar la pierna lo suficiente como para ponerla en su vientre. Una vez prendido, seguro que una patada fuerte le arrancaría un pedazo de su propio cuello, pero al menos tendría oportunidad de tirarle al fuego si se ponía demasiado difícil
-No, es cierto...la pureza me es algo ajeno. Pero siempre lo fue.
El linaje Black, nuestro motto, escudo de armas...nada de eso nunca importó a Sirius Black. Ahora, mucho menos. Pero aquellos que portaban su sangre, aquellos que en vida engendró, si lo hacían. La vida pasada se diluía en la nueva vida de la criatura de la noche. Los recuerdos eran retazos de tela blanca que agarraba con fuerza pese a todo.
-No intentes esconder tu miedo...o acaso no estás asustada? - no me gustaba ver el pánico en los ojos del contrario. Si no valor, rebeldía, rebeldía contra la noche y la oscuridad. Un atisbo de aquello pudo observar en la joven. Podía sentir la sangre bajo la piel de ella, al contacto con sus manos, circulando, cálida....
- Ésta....fue mi casa....la pregunta es que haces tú aquí... -una extraña serenidad habia vuelto a mi rostro, pero los ojos grises brillaban con una vida impropia. No se habia apartado cuando me acerqué.
Pero la sala estaba cada vez mas oscura, las sombras estaban comenzando a trepar por las paredes, a engullir la ventana, a bailar alrededor de mis piernas y las patas del sillón de Juliet.... Respondió rapido a mi pregunta .Bien. A veces la paciencia no era mi fuerte. Ella parecia en cierto modo, defenderlo. Posicionarse del su lado.
-Sí...tengo cuentas pendientes con él
"pero no de las que tu crees"
-Él me llamó. -le dije entrecerrando mis ojos, sabiendo que no entendería. Sentí su pie cerca de mi cadera. Unos zarcillos de sombra subieron y atraparon su pierna. La oscuridad era ya total, era como si estuvieramos metidos en un sarcófago de oscuridad. Mi mirada la analizó por mas tiempo.... -No somos enemigos. No lo hagas. -me refería a aquella pierna ahi colocada. Deshice los zarcillos, liberandola, pero no solté sus muñecas. Las sombras de las paredes y chimenea se irían retirando poco a poco.
El linaje Black, nuestro motto, escudo de armas...nada de eso nunca importó a Sirius Black. Ahora, mucho menos. Pero aquellos que portaban su sangre, aquellos que en vida engendró, si lo hacían. La vida pasada se diluía en la nueva vida de la criatura de la noche. Los recuerdos eran retazos de tela blanca que agarraba con fuerza pese a todo.
-No intentes esconder tu miedo...o acaso no estás asustada? - no me gustaba ver el pánico en los ojos del contrario. Si no valor, rebeldía, rebeldía contra la noche y la oscuridad. Un atisbo de aquello pudo observar en la joven. Podía sentir la sangre bajo la piel de ella, al contacto con sus manos, circulando, cálida....
- Ésta....fue mi casa....la pregunta es que haces tú aquí... -una extraña serenidad habia vuelto a mi rostro, pero los ojos grises brillaban con una vida impropia. No se habia apartado cuando me acerqué.
Pero la sala estaba cada vez mas oscura, las sombras estaban comenzando a trepar por las paredes, a engullir la ventana, a bailar alrededor de mis piernas y las patas del sillón de Juliet.... Respondió rapido a mi pregunta .Bien. A veces la paciencia no era mi fuerte. Ella parecia en cierto modo, defenderlo. Posicionarse del su lado.
-Sí...tengo cuentas pendientes con él
"pero no de las que tu crees"
-Él me llamó. -le dije entrecerrando mis ojos, sabiendo que no entendería. Sentí su pie cerca de mi cadera. Unos zarcillos de sombra subieron y atraparon su pierna. La oscuridad era ya total, era como si estuvieramos metidos en un sarcófago de oscuridad. Mi mirada la analizó por mas tiempo.... -No somos enemigos. No lo hagas. -me refería a aquella pierna ahi colocada. Deshice los zarcillos, liberandola, pero no solté sus muñecas. Las sombras de las paredes y chimenea se irían retirando poco a poco.
Aquello de la pureza se había ido de las manos. Ya no sabía muy bien lo que intentaba decirle con aquello, pues había aceptado que no era una característica que él tuviera.
¿Asustada por ti? - Negó suavemente, tensando los labios en una sonrisa ladina. Solo duró un instante, pues se esforzó para no parecer insolente.
¿Esta fue tu casa? Entonces tu tienes que haber sido un Black...- Dijo sorprendida, frunciendo el ceño. En ningún momento perdió aquella conexión con la mirada del contrario. Aquello era casi como un juego de no pestañear. Sabía que de un instante a otro podía su sangre haber salido entera de su cuerpo. La habitación comenzó a volverse más oscura, más siniestra a medida que los segundos pasaban. La tensión podía sentirse en el ambiente, y no necesariamente era de la mala. Había algo tan magnético en él, que teniéndolo tan cerca no podía pensar con tanta claridad como lo deseaba.
Al escuchar aquello de que sí tenía cuentas pendientes, estuvo a punto de patearle, llevar a cabo el plan maestro de arrojarlo al fuego y dejar que se consumiera, más lo siguiente, eso de que él le había hablado la sorprendió de sobre manera. No se relajó, pero su mente pensaba alocadamente. La posibilidad de que él fuera el padre de ambos Black ahora no parecía tanto una locura. Bajó el pie al suelo, y de pronto todo se volvió más claro. Tomó un instante para ver alrededor y también para ver la posición en la que estaban. Ciertamente estaría a merced si no tuviera algunos planes bajo la manga para esas situaciones.- Y aún sin ser enemigos decides conservar tu posición de poder. No es algo que de demasiada confianza.- Respondió dedicándose un momento a ver el amarre con que mantenía sus muñecas aprisionadas. Aún no estaba lo suficientemente recuperada como para deshacer ese agarre, por lo que guardar energías sonaba como una mejor opción.
¿Eres tú su padre? - Preguntó con simpleza y una voz suave. Era una simple respuesta. Si o no. Sabía que fácilmente podría engañarla, pues los Blacks parecían ser gente bastante pública y abierta. Cualquiera podía saber de ellos más que ella. Incluso la contraseña podía ser inventada. Pero al menos así tendría una manera de empezar con las preguntas. Elevó un poco el rostro hacia él mientras le miraba con fijeza. Quería detectar ese momento, ese instante de duda cuando mintiera o aquella certeza de que lo que decía era verdad. Si no podía guiarse con el olfato ni tampoco con el oído, aún le quedaban la vista, el tacto, y en caso necesario, el gusto...
¿Asustada por ti? - Negó suavemente, tensando los labios en una sonrisa ladina. Solo duró un instante, pues se esforzó para no parecer insolente.
¿Esta fue tu casa? Entonces tu tienes que haber sido un Black...- Dijo sorprendida, frunciendo el ceño. En ningún momento perdió aquella conexión con la mirada del contrario. Aquello era casi como un juego de no pestañear. Sabía que de un instante a otro podía su sangre haber salido entera de su cuerpo. La habitación comenzó a volverse más oscura, más siniestra a medida que los segundos pasaban. La tensión podía sentirse en el ambiente, y no necesariamente era de la mala. Había algo tan magnético en él, que teniéndolo tan cerca no podía pensar con tanta claridad como lo deseaba.
Al escuchar aquello de que sí tenía cuentas pendientes, estuvo a punto de patearle, llevar a cabo el plan maestro de arrojarlo al fuego y dejar que se consumiera, más lo siguiente, eso de que él le había hablado la sorprendió de sobre manera. No se relajó, pero su mente pensaba alocadamente. La posibilidad de que él fuera el padre de ambos Black ahora no parecía tanto una locura. Bajó el pie al suelo, y de pronto todo se volvió más claro. Tomó un instante para ver alrededor y también para ver la posición en la que estaban. Ciertamente estaría a merced si no tuviera algunos planes bajo la manga para esas situaciones.- Y aún sin ser enemigos decides conservar tu posición de poder. No es algo que de demasiada confianza.- Respondió dedicándose un momento a ver el amarre con que mantenía sus muñecas aprisionadas. Aún no estaba lo suficientemente recuperada como para deshacer ese agarre, por lo que guardar energías sonaba como una mejor opción.
¿Eres tú su padre? - Preguntó con simpleza y una voz suave. Era una simple respuesta. Si o no. Sabía que fácilmente podría engañarla, pues los Blacks parecían ser gente bastante pública y abierta. Cualquiera podía saber de ellos más que ella. Incluso la contraseña podía ser inventada. Pero al menos así tendría una manera de empezar con las preguntas. Elevó un poco el rostro hacia él mientras le miraba con fijeza. Quería detectar ese momento, ese instante de duda cuando mintiera o aquella certeza de que lo que decía era verdad. Si no podía guiarse con el olfato ni tampoco con el oído, aún le quedaban la vista, el tacto, y en caso necesario, el gusto...
-...ya veo que no.
La mujer negó tener miedo, y parecia sincera en su cara y voz, aunque el corazon delataba nervios....anhelo. - Tu mente no tiene miedo pero tu cuerpo se prepara, porque siente el peligro. Un miedo incontrolable, la adrenalina. -esas sensaciones que yo recordaba, de las que ahora carecía, y que en cierto modo añoraba.
Asentí. Fui un Black. Lo era. Las sombras se desvanecían de las paredes, poco a poco. Volvian al suelo, a las esquinas, a ocupar sus puestos. La mujer hizo una apreciacion que sin ser desacertada, tampoco era verdadera del todo. Aun tenia mis manos sobre sus muñecas sujetandolas con firmeza contra el reposabrazos.
- No...y eso es porque no deseo inspirarte confianza. Un cazador sigue siendo un cazador. -da igual el bando en el que estuviesemos,los aliados que compartiesemos, en cualquier momento el instinto podia nublarme el juicio y atacar su cuello. Pero la solté, lentamente libere sus manos, aunque la distancia entre ambos seguia siendo escasa.
Hizo la pregunta obvia. Pero como saberlo? Reiv tenía que haberle dicho algo. Cerré los ojos y me aparté de ella quedando en pie. El fuego volvió a arder, tenuemente....
-¿Tan cercanos sois? - respondí de modo pausado. Volvi a abrir los ojos correspondiendo a la intensidad que ella puso en su mirada. -Lo fui. Ahora, como veo que has notado, estoy muerto. Pero me gusta considerarme un guardián de los que portan el apellido. He podido sentir como los pensamientos de Reiv se dirigían a mi. Por eso sé que ha pasado algo.
La miré a ella, habia empezado a caminar tranquilamente alrededor del sillon, de modo errático, pero al decir aquello ultimo me detuve ofreciendole mi perfil y clavandole los ojos nuevamente. -Y tú...me gustaria intentar adivinar qué eres. Tu sangre es... -cómo definir lo que golpeaba mis sentidos cada vez que me centraba en su sangre? - ...parece algo prohibido.
Miré encima de la chimenea. E hice una mueca. Me giré nuevamente hacia ella y sonreí, pero no como antes. -Sirius Black, como quiza ya hayas podido dilucidar. - me deshice en sombras, desapareci por unos instantes y volvi a aparecer en el alfeizar de la ventana, mas apartado del fuego. No me gustaba demasiado. Había dormido demasiado tiempo... ahora no podía localizar a ninguno de los dos, no por el momento. -Si aun tienes ganas de pelear, adelante. Estoy ansioso.
La mujer negó tener miedo, y parecia sincera en su cara y voz, aunque el corazon delataba nervios....anhelo. - Tu mente no tiene miedo pero tu cuerpo se prepara, porque siente el peligro. Un miedo incontrolable, la adrenalina. -esas sensaciones que yo recordaba, de las que ahora carecía, y que en cierto modo añoraba.
Asentí. Fui un Black. Lo era. Las sombras se desvanecían de las paredes, poco a poco. Volvian al suelo, a las esquinas, a ocupar sus puestos. La mujer hizo una apreciacion que sin ser desacertada, tampoco era verdadera del todo. Aun tenia mis manos sobre sus muñecas sujetandolas con firmeza contra el reposabrazos.
- No...y eso es porque no deseo inspirarte confianza. Un cazador sigue siendo un cazador. -da igual el bando en el que estuviesemos,los aliados que compartiesemos, en cualquier momento el instinto podia nublarme el juicio y atacar su cuello. Pero la solté, lentamente libere sus manos, aunque la distancia entre ambos seguia siendo escasa.
Hizo la pregunta obvia. Pero como saberlo? Reiv tenía que haberle dicho algo. Cerré los ojos y me aparté de ella quedando en pie. El fuego volvió a arder, tenuemente....
-¿Tan cercanos sois? - respondí de modo pausado. Volvi a abrir los ojos correspondiendo a la intensidad que ella puso en su mirada. -Lo fui. Ahora, como veo que has notado, estoy muerto. Pero me gusta considerarme un guardián de los que portan el apellido. He podido sentir como los pensamientos de Reiv se dirigían a mi. Por eso sé que ha pasado algo.
La miré a ella, habia empezado a caminar tranquilamente alrededor del sillon, de modo errático, pero al decir aquello ultimo me detuve ofreciendole mi perfil y clavandole los ojos nuevamente. -Y tú...me gustaria intentar adivinar qué eres. Tu sangre es... -cómo definir lo que golpeaba mis sentidos cada vez que me centraba en su sangre? - ...parece algo prohibido.
Miré encima de la chimenea. E hice una mueca. Me giré nuevamente hacia ella y sonreí, pero no como antes. -Sirius Black, como quiza ya hayas podido dilucidar. - me deshice en sombras, desapareci por unos instantes y volvi a aparecer en el alfeizar de la ventana, mas apartado del fuego. No me gustaba demasiado. Había dormido demasiado tiempo... ahora no podía localizar a ninguno de los dos, no por el momento. -Si aun tienes ganas de pelear, adelante. Estoy ansioso.
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