Sótano//Residencia Rasputín

-Entonces no- Respondió Lyosha con un tono realmente neutral y tranquilo. Si quería, que se enojara, ella no estaba allí para complacerle en nada aunque sería divertido...aunque parecía cansado. Le recorrió el rostro con la mirada y se atrevió a acercarse y ponerle un dedo en la frente para examinarlo mejor y también para evaluar su energía. Soltó una risita -¿Estabas reponiendote cuando llegué?- Preguntó.

Ignoró deliberadamente aquello de que había seguido su sugerencia -Estaba a punto de rajarle el cuello a un par de soldados en el siguiente cambio de guardia y Zaphira vino a liberarme. Supongo que...La paciencia es una virtud...Que podría empezar a cultivar...Pero es...Tan aburrida- Mencionó pensativa mientras giraba sobre sus pies y miraba alrededor y empezaba a bajar las escaleras. Sentía mucho más frío y aquello le despertó la curiosidad -¿Te falta sangre en las venas o extrañas Rusia?- Soltó estudiando el hogar del nigromante. Libros...Artefactos, no se diferenciaba mucho de donde vivía Khaled. Sin embargo, la energía era distinta. Khaled parecía vivir con una fría ira y Matvey...Matvey era como… Estudió al ruso un instante… Cansado. Hastiado. Y recordó que los Descendientes estaban encerrados en esa isla, destilando soberbia sobre su conocimiento mágico -Tu vida debe ser tremendamente aburrida para que corras detrás de mí en cuanto llego-

Cuando lanzó la botella, Lyosha avanzó con rapidez hacia ésta calculando su trayectoria pero antes de poder agarrarla se retrasó y entre el movimiento de detenerse y recalcular acabó con la botella en la cara. Por suerte, no hubo contusión y pudo usar sus reflejos para atraparla antes de que cayera. Le dolió, más en el orgullo que físicamente, y miró a Rasputin como si pudiera desterrarlo de la tierra en ese instante. Abrió la botella y tiró la tapa por algún lado, desinteresada de su destino final mientras bebía un par de tragos y lo observaba prepararse muy meticulosamente. Se preguntaba… En ese instante. Lyosha tuvo un momento felino...Se acercó a una mesa a la que iba Matvey y tiró un libro que iba a coger al piso. Y luego otro objeto...Luego otro...Cual gato divirtiéndose con el descendiente. Le faltaba pasión, le faltaba ira, le faltaba lo que sea que despertara excitación por algo en aquel hombre. Se preguntó qué haría. Apostaría porque recogería el libro. Demasiado caballero.

Lyosha:

Se alejó un par de pasos para empezar a echar vodka en la petaca y contemplar su jugada mínimamente caótica -No, es otro. Renacida prevenida vale por dos. ¿Puedes ayudarme o no?- Preguntó y cuando la petaca rebasó se la llevó a los labios y bebió, luego la cerró y se la metió en el bolsillo. Alzó la botella para observarla a trasluz, quedaban un par de dedos. Estudio al nigromante y se preguntó… Si tenía reflejos. Así que se la lanzó a la cabeza, pero no levitó nada...Ella no tenía esos poderes y esperó…

Caos, caos, caos.

La mujer se me acercó tanto como para poner un dedo sobre mi frente y burlarse, aparentemente, de mi necesidad de "reponerme" como ella lo llamó.  Fruncí mi ceño y esperé a que ella misma apartase su mano de ahi.

- Dudo que puedas cultivar la paciencia. - le solté, en un arrebato de sinceridad. No, no me parecia de esas personas. Aunque.... - ni por una venganza?

"quiza para eso si"

Claro que ella tampoco se cortaba en sinceridad. Le lancé una gélida mirada por aquella pregunta que me habia hecho sobre faltarme sangre en las venas o extrañar mi patria. Que le contestaba?
- Supongo que lo  útimo. - dije apartando la mirada, lo cierto era que no me lo habia planteado, a fuerza de costumbre....nunca habia buscado hacer de este lugar un sitio confortable.

Dejé lo que estaba haciendo y la miré fijamente cuando ella siguió metiéndose en mis asuntos de modo implacable. Aburrida....aburrida no era la palabra. Solitaria, más bien....

- ¿Qué hay de aburrido en realizar un estudio de una de las estancias más antiguas de las que se puede tener registro en cuanto a la hechicería? Además quien ha venido a buscar a quien? - si yo estaba aburrido....ella más.

Me quedé....momentaneamente sorprendido cuando la vi hacer eso con la botella. De verdad habia pensado que se la iba a lanzar sin mas? Abrí mis ojos levemente, al igual que los labios, entreabiertos por la sorpresa, al ver la semejante hostia de la botella en su cara. Por un momento me senti un poco culpable. Al menos sus reflejos evitaron que cayera al suelo. Carraspeé. No comenté nada de su torpeza, por educación. Con seriedad, volví a mis asuntos.

De pronto decidio ponerse a tirar mis cosas, concretamente, el libro que iba a coger. La miré, pero ahora confuso. A que jugaba? Tanto se aburria? Siguió asi, mirandome de modo desafiante....
- Quien es la que... - me detuve a media frase, alcé una mano y sin parpadear ni apartar la vista de ella, atrape la botella al vuelo. - ...se aburre ahora? - la señalé con la botella recien recogida, la acabé y la dejé encima de la mesa. - Vas a recoger antes de irnos

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exito- la atrapa al vuelo
fallo - pos no

El miembro 'Matvey Rasputín' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Concuerdo - Confesó porque lo cierto es que ella dudaba, demasiado, de poder hacerlo. Es decir, era una persona muy dada a cumplir sus objetivos siempre que ponía su cabeza en ello… Pero era de naturaleza impulsiva. No, era ir en contra de ella misma. Sin embargo, la palabra venganza resonó tan hermosamente en su interior que clavó sus ojos azules en Matvey con curiosidad, que carecían del rasgo diabólico y malévolo ante la falta de maquillaje. Si Lyosha fuera consciente del rostro inocente de Diana se odiaría a sí misma de nuevo -Hmm… depende de qué tipo de venganza- ahora que lo pensaba bien ella no le había hecho la cruz a nadie. Detestaba a mucha gente… Y tenía nuevas adiciones "prohibidas" por ser familia política. Pero… Vengarse. ¿De quién podía vengarse? Entonces … pareció caer en algo y lo observó con cautela - Argumenta- Concedió.

Le sostuvo la mirada y, al ver que le molestaba, le sonrió sardónicamente -Siempre puedes abrir un portal y ver cómo está tu patria- Aquello se lo dijo en un fluido ruso, después de todo, la revenant había pasado años allí y aunque pudiera pecar de impulsiva, soberbia y mil defectos… Inculta no era uno de ellos -Me perdiste en estudio- Alzó el hombro cuando soltó aquella retahíla de preguntas -Si mal no recuerdo dije que cuando saliera pagaría mi deuda. Bien, aquí estoy. Soy una mujer… Bueno, alada… Revenant- Corrigió para luego gruñir -Soy la matriarca de la hermandad de metal de los Souls Reaper, y siempre cumplo mi palabra. No importa cuánto me cueste- Vamos… Eso era seguro.

Tuvo la deferencia de no decir nada del vergonzoso momento y… Se lo agradeció... en su cabeza. Después de ver que se detenía para coger la botella y preguntaba aquello, Lyosha alzó los hombros con suavidad -Yo. Si No estoy peleando o entrenando me aburro. Actividad física - drenaje - actividad física - drenaje… Y así en un ciclo sin fin- Porque no sabía cuál era el objetivo de los Souls y seguramente se había perdido la misión a tierra.

El tono imperativo que usó Matvey para decirle que tenía que recoger la hizo arquear una ceja -No- Le retó un instante, impertérrita y soberbia. Después miró hacia el piso con desdén -Pagale a alguien que  que te limpie la casa o al lamebotas de turno, Nigromante…Tsk- puso los ojos en blanco y se fue hacia las escaleras.

- ¿Que debo argumentar? Una venganza es infinitamente mejor cuando se tiende el camino hacia ella de modo lento, medido. Extiendes una alfombra bajo los pies de tu objetivo, le haces caminar por ella...vas observando como se lo quitas todo poco a poco....hasta que finalmente cae tan profundo en tu laberinto que no puede volver atrás y solo se cuestiona cómo pudo terminar así. - me quedé unos momentos en silencio. Quizá me habia pasado? - No es que yo haya hecho algo asi.... y de momento no planeo hacerlo....

"de momento"

Me habló en ruso y eso me sacó una sonrisa de lado, muy corta.
- No tienes mal acento. - le respondí del mismo modo. Desmintió que estuviese aqui por aburrimiento, era mas bien que deseaba saldar su deuda cuanto antes.....

Ahora llegaba la pregunta interesante.
- Y por qué se aburre la matriarca de la herrmandad de metal de los soul reaper, alada, revenant....y todo lo que tu has dicho? - probablemente, carecia de objetivo. Porque la soledad....no parecía afectarla en lo mas minimo. Pero que hacia intentando construirme un mapa mental de esa mujer? Era complicada. Demasiado. Ademas de ser una revenant con problemas de fusión con su cuerpo. - Supongo que....haber perdido a vuestro gran enemigo durante siglos os deja un poco como una veleta sin viento.

Y me refería a los magos. Habian logrado el objetivo que habian perseguido por cientos de años y ahora...ahora qué?
- Que hizo David cuando derrotó a Goliat?

Se negó a recoger nada de lo que ella había tirado, era como un puñetero gato soberbio y pasota.
- No. - ahi se quedaban las cosas. Subí las escaleras, poniendome a su altura. Seguiría tirandome cosas mientras intentaba trabajar con los portales? Abri la puerta cuando llegué arriba, esperando a que saliera ella primero.

-Oh- Fue lo único que soltó, con un gesto ligeramente decepcionado. Pensó que quizás tendría un aliado para destruir a Belialt pero…No. Pero lo dejó hablar mirándolo desde otra perspectiva. Era un torturador pero… -¿Maquiavelo o Rasputín?- Sonrió de lado y observó que le devolvió la sonrisa aunque efímera -Viví parte de mi vida en Rusia- Le explicó brevemente porque dudaba que le interesara mucho más de su vida pasada. ¿O era esta su vida? ¿Era la misma Lyosha? Bueno, sus conocimientos permanecían.

Sopesó la pregunta pero dejó que él mismo respondiera. Incluso a esa pregunta retórica sobre David y Goliat. No tenía la obligación de responderle ni de darle charla, simplemente lo miró en silencio con un gesto neutral. Si le hubiese hablado a la pared habría obtenido más reacción.  Estaba allí para otra cosa.

No le interesó la respuesta a su negativa y avanzó. Dejó que la dejara pasar pero cuando salió fuera de la residencia frunció el ceño -¿Por qué no abres un portal y nos vamos directamente? No es tranquilo pero funciona… A menos que quieras volar conmigo en el grifo- Mencionó alzando el orbe para que lo mirara, pero eso también fue una negativa. Vio el portal y tomó una larga inspiración mientras alzaba el arakh, poniéndose en guardia para ingresar al plano infernal y combatir por su alma en un paseo ligero. Cosas de revenant.

No sabía si estaba o no en el sótano pero cuando llegó no vio a nadie excepto el ghoul que se acercó a ella amenazante hasta que la reconoció -No dejes que nadie entre aquí…- Le señaló el portal y la piedra de color negro y morado, era un poco más grande que su mano, incluso fácil de ocultar como una estatuilla decorativa pero ella conocía su poder. Sólo ella. Cogió un pergamino y escribió una nota a Matvey advirtiéndole que no entrara porque no sabía si podría sacarlo y que, de poder, mirara por Aedan el tiempo que ella estuviera fuera. El patronus de Adam llegó y le rompió el corazón. Sabía que Ian lo protegería pero…Pero hasta que ella no encontrara una forma de demostrarle que podía protegerlo, entonces, no podía reclamarle nada. Respondió con otro patronus.

Lo curioso de ese momento, mientras abría el portal, es que tenía una fría calma. Determinación podía ser una palabra, si pudiera describirlo. Iba a demostrar que ella podía proteger a su hijo de cualquier amenaza. Atravesó el portal, sintiendo la magia plegarse a su alrededor, reconocerla. Esta vez, cuando la oscuridad amenazó con ahogarla nuevamente, Catherine la reconoció y la apartó de sí misma. No tenía nada que ocupar si la oscuridad nacía de ella. No había nada en ese oscuro agujero y, la única llama que mantenía viva, su propia oscuridad la respetaría. Esa y la de cualquiera.

-Bueno…- Morgana sonrió, en una forma en la que parecía haber ganado alguna especie de batalla -No me mires así- Le advirtió Catherine cruzándose de brazos mientras observaba la sala de obsidiana en la que estaban. Un trono que no reconoció había aparecido en el centro de esta y las columnas de oscuro material ascendía hasta el techo, libre, donde se apreciaba una noche cubierta de estrellas.

-El problema, Catherine, reside en que siempre has vivido para los demás- Mencionó la bruja mientras caminaba arrastrando la cola de su largo vestido negro. El sonido un siseo hipnotizador mientras la morena seguía mirando el cielo -Viviste para tu padre, no para ti. Porque en él encontrabas la fuerza para sofocar el dolor que te provocaba tu madre. Viviste para tus hermanos, para que ninguno de ellas viviera el ahogo que te provocaba el Consejo. Viviste por Ian, porque te hizo sentir lo suficientemente poderosa para ocultar el dolor que te provocaba tu vida. Y ahora vives por Aedan para ocultar el dolor que te provoca el abandono de Ian- Catherine no bajó el rostro, tampoco lloró. Mantuvo los brazos cruzados escuchando -¿Quién eres?- La pregunta hizo que los vellos de su nuca se levantaran haciendo que su cuerpo se estremeciera en un escalofrío -Nada, nadie- Respondió sintiéndose malditamente identificada con aquellas palabras.

-Excepto para Aedan- Finalmente, la bruja bajó el rostro hacia el espíritu de la antigua hechicera -Lo entiendes perfectamente- Expresó la morena en un tono neutral mientras bebía de la hermosura de Morgana. Ella, como Sofía, caminaba con elegancia y conocimiento de su propio cuerpo. Demasiado orgullosa y convencida de que cada grácil respiración despertaba la obsesión de los hombres. Catherine no tenía de eso -Porque te has empeñado en ver tus fallas pero no tus virtudes- Un parpadeo de sorpresa, fue lo único que se permitió -Puedo saber lo que piensas cuando estás aquí- Catherine sintió el ardor en sus mejillas pero Morgana sonrió, para curiosidad de Catherine, no con superioridad sino con calidez -Yo también, en algún momento de mi vida, fui así. Comedida…No me sirvió de nada sólo para romperme por dentro- Explicó apoyando las manos en sus caderas -La belleza es un arma y tú, querida, eres una mujer hermosa oculta bajo la ropa que usas- No insistió más.

-El dolor es una herramienta para perfeccionar tus poderes, tu energía, tu personalidad. Pero es sólo un bastón, tienes que encontrar eso…Ese…- La miró ladeando la cabeza -Ese vacío que ya tienes para poder pensar con claridad. Un objetivo, es todo lo que queda, y harás lo que sea por él. Tienes que convertirte en la bruja con la que has estado coqueteando estos dos años Catherine- Mencionó en una voz suave, arrulladora.

-¿Coqueteando?- Inquirió la morena y Morgana sonrió de lado -¿Cómo localizaste  a Ian? Con magia de sangre, magia oscura. ¿Cómo te sentiste en ese momento? Exhausta pero aún no habías llegado al fondo de tu poder…Lo sabes porque hace poco descubriste cómo potenciarlo. No es un…- La bruja se humedeció los labios y a Catherine le pareció irónico ya que, después de todo, era sólo un espíritu en aquella distorsionada realidad -No es así como debes llamarlo. Lo cierto es que es más…como si hubiese levantado el sello a un poder que está latente en tu sangre y que, muy en el fondo, aún no  te atreves a explorar porque temes lo que hay debajo. Lo que puedes llegar a hacer. Temes realmente convertirte en esa bruja oscura por la que todos te toman y te empeñas tan fuerte en demostrar que no lo eres que pierdes tu esencia-

De pronto, Catherine sintió como si aquella conversación había estado esperando por ella durante años. Como si cada acción, cada palabra, cada cosa que había hecho con su vida la había llevado allí. ¿Destino? Quizás. Tragó en seco -Eso es verdad- Confesó y cerró los ojos. No estaba triste, estaba dispuesta a reconocerlo -Sé que…soy ambiciosa y deseo tener poder pero nunca para usarlo contra alguien más. Quiero…Más. Y ahora quiero mucho más para protegerlo de todo- Confesó Catherine haciendo aparecer un sofá para ella, se sentó con cuidado -No, no. Estate parada. Pasaste demasiado tiempo sentada cuando la magia desapareció en ti- Aquel recuerdo hizo que algo en ella temblara. A su alrededor todo se rompió, en pequeños pedazos, y los pensamientos se mezclaron. Morgana alzó una mano y todo se detuvo pero el daño estaba hecho -Y nunca quieres volver a sentirse así. Vulnerable, frágil, inútil. Y así te sentiste…Hace muy poco, cariño-

-Wthyr tenía razón. Ya te lo he dicho. Hay muchas cosas que se han olvidado, Stavron no te entrenó porque quería hacerte la vida más fácil. Las bibliotecas de nuestro linaje desaparecieron, quedan escasos volúmenes en tu propia casa y la biblioteca de tu amigo Sean no está especializada para nosotros. En Avalon puedo… Mostrarte cosas- La morena se llevó las manos a la cara, porque sabía por cuál camino iba y las arrastró por su rostro -Sé que te gritó. A diferencia de ti, Catherine, él no entiende los caminos de la magia. No ha sido expuesto a la batalla política que hay en Ouroboros, peor aún. La odia tras todo lo que vivió con su padre. Entiéndelo también. Él necesita pelear con un enemigo de forma física, es su forma de ser- Indicó con tranquilidad -Sé que Sean tampoco confía pero…¿Hay cosas que no le has dicho, no? Lo que sentiste cuando la oscuridad te atrapó. Lo que sentiste cuando perdiste tu magia. Tus verdaderos miedos, tus verdaderos deseos sólo los conocemos tú y yo-

-Cállate- Dijo sintiendo que las manos empezaban a temblarle. No carecía de razón. Cada palabra había sido lanzada con precisión. Como una experta arqueara que, aunque su presa esté en movimiento, es capaz de atravesar limpiamente el ojo y acabar con su vida. Tragó en seco varias veces -No- Respondió Morgana -No me importa que no quieras escucharlo, alguien tiene que decírtelo. No tienes el poder para defender a Aedan ni a ti de la magia de los Pendragon. Si Rhaegar estuviera vivo quizás podrías tener una oportunidad pero no lo está- LA joven la miró como si pudiera incinerarla con la mirada -No es mi culpa que tu hermano esté muerto- Añadió -Puedo estudiar con él- Morgana sonrió, con lástima, y eso hizo que le hirviera la sangre -Rhaegar, quizás, sabe menos que tú. Oh…Tenía un gran instinto. Su magia era densa y preciosa, era malditamente deliciosa. Pero ese tipo de poder sin un maestro que lo guíe es lo mismo que una espada sin filo, inservible. Y por eso murió.

-¿Qué es lo que me estás diciendo?- La mujer, se sentó en el trono y la miró a los ojos -Sabes perfectamente lo que te estoy diciendo- Catherine negó tantas veces con la cabeza que acabó con una punzada detrás de los ojos -Tantéalos. Pregúntales qué es lo que necesitan de ti. Negocia cada detalle. Ten cuidado con lo que das. Sé política. Recuerda tus orígenes. Reconstrúyete, Catherine, tienes el poder para ello. Por ti, porque si no te amas tú misma, no podrás defender a Aedan nunca. Porque en el momento en el que hagas paz con quien eres en realidad, esa persona que ocultas de todo el mundo. Cuando salga finalmente de ese agujero donde la tienes tan escondida...- Añadió Morgana...pero no siguió.  Mientras tanto un espejo aparecía delante de Catherine. La imagen que le mostró distaba de sí misma pero, al mismo tiempo, era exactamente lo que quería llegar a ser. Quería ser esa mujer, llena de confianza y poder, una a la que nadie pudiera dañar porque eran incapaz de llegar hasta ella…


Y mientras el espíritu se desaparecía en una nube de oscuridad repleta de estrellas su voz recorrió la piel de Catherine con unas palabras que había olvidado

-Desde ahora, hasta que la oscuridad te abrace, Le Fay-

Catherine se quedó viendo el vacío de aquella sala rota y cada grieta llevaba a uno de sus recuerdos dolorosos, movió suavemente la mano, reconstruyendo la sala con su oscuridad mientras hacía paz con aquellas memorias y, cuando salió del laberinto, aquella determinación se había convertido en algo más pero aún no sabía cómo explicarlo. Retractó el laberinto y lo cogió, se despidió del ghoul y desapareció hacia su apartamento.

Salir de la Torre había sido una de las mejores decisiones que había tomado en su vida. El viaje le había aclarado un poco la cabeza y aunque tenía aún esa frustración encima la había encaminado a una ira y mala hostia de los mil demonios. Vamos, que una miradita y ya sabías que estabas condenado al infierno. De mano floja, Lyosha tenía garras fuera y su armadura impoluta cuando llegó al sótano de Rasputin.

Tenía un detalle que aclarar antes de irse de aquella isla. Porque a diferencias de la mayoría de los Souls Reaper ella carecía de las habilidades de la raza de magos porque había renacido en el cuerpo de un alado. Tenía más de demonio que de alado. Era... Caótico. Y de haberlo visto en otra persona quizás se habría reído pero vivirlo en carne propia era distinto. En fin, que tenía que buscar la manera de comunicarse con el nigromante para el tema de su sello y no sabía cómo comunicarse con él. Así que toco la puerta tres veces y esperó.

El caso es que no había huido dirección a Ouroboros nada más huir del banquete de aquella horripilante boda. Me había ido bastante mas lejos del llamado hogar. Lo necesitaba. Les haría pagar, de un modo u otro.

Al volver, lo hice con el pelo, la barba y el abrigo cubiertos de nieve, o principio de escarcha mas bien. Y un pesado saco a la espalda. Además de oliendo bastante a vodka.

Aparecí en las escaleras que bajaban al sotano, frente a la puerta y derás de Lyosha, varios metros a sus espaldas.

Bajé las escaleras hacia ella y me asomé, mirando a la puerta.

- A quien estás llamando? - me había equivocado de ubicación? No, verdad? - Ah. Es mi casa. - la tomé por el hombro y la aparté para abrir la puerta pero estaba bloqueada y al tomar el pomo no podía girarlo- Mmmm....

"estúpido Da Vinci y su invento de si bebes, no invoques"

La aparición no le pasó desapercibida. Primero que nada, por el chasquido y segundo porque su energía seguía vinculada al nigromante. Se giró lentamente y le recorrió con la mirada -¿Visita a la madre patria?- Inquirió con rintitín -Podrías haberme invitado- Puso los ojos en blanco cuando preguntó que a quién estaba llamando. El aroma a vodka se le antojo delicioso. Ella también quería un poco de vodka, un poco de caos -A ti-

Alzó las cejas cuando dio con aquella EVIDENTE teoría. No iba ni siquiera a responderle, se apartó dejándole paso - ¿Tras vodka encima o te la has bebido toda? - Preguntó y vio que la puerta no se abría, arqueó una ceja y apartó ella a Matvey con un empujón poco amable. Puso la mano en la puerta y buscó el metal de los anclajes, los modificó y atrajo el metal hacia sí misma, hacia su armadura, incorporándolo. Tras eso golpeó la puerta con un dedo, el pedazo de madera cayó hacia atrás estruendosamente y Lyosha pasó dentro con toda la tranquilidad del mundo. Se detuvo en la puerta con las manos en la cadera -Bueno, ya sé dónde está el licor- Soltó con un tono irreverente y como Pedro por su casa empezó a bajar las escaleras hacia el sitio donde había visto las botellas.

- Sí... - respondí en un tono evidentemente malhumorado, reticente, a su pregunta sobre mi visita a la madre patria. - No te habría gustado. - claro, claro que a mi. A quien iba a buscar si no en MI sotano?

Percibió el olor a vodka y sus palabras me hicieron rodar la mirada. No contenta con esa atrevida pero acertada insinuacion, destruyó mi puerta.

- No deberias haber hecho eso.

Entré y golpeé la pared con mi báculo de roble, desactivando las maldiciones para intrusos antes de que se activasen los círculos demoníacos de las paredes que podría haber activado ella al entrar de ese modo para el cual no estaba preparado el sótano.

Bajé tras ella, porque total, era mi casa. Ella afirmaba saber donde estaba el licor.

- Te equivocas. Ese me lo acabé ya.

Al bajar del todo, dejé caer el saco y lo abrí. Habían pesados volúmenes encuadernados, pergaminos enrollados, frascos con extrañas sustancias dentro, discos de metal grabados con simbolos extraños, una daga arcaica....y muchas botellas de vodka. Agarré una y se la pasé a Lyosha por los aires. Otra la abrí enterita para mi. Me senté en el suelo, apoyado en el círculo de piedra del centro, donde ardían las llamas azules del brasero. Abri mi botella y le di un trago, actuando como si Lyosha no estuviese alli, practicamente. Al menos durante largos segundos. Hasta que pude notar algo más que mi propia frustación. La de ella, como un nudo en la garganta.

- Qué ha ocurrido?

-No tienes ni puta idea de lo que me gusta, así que evita emitir juicios de los que no sabes nada- Soltó con poca amabilidad, más bien un tono que parecía un gruñido. Fue el turno de ella de poner los ojos en blanco cuando le advirtió que no debería haber hecho eso, pero lo ignoró. Si ya había hecho su magia podría seguir avanzando sin problema. Además, quién sabe, si salía un demonio de la nada y le daba guerra quizás se le calmaría ese picor en la piel.

-Agh- Soltó, hastiada, cuando indicó que se lo había acabado. Y después soltó el aire en un gruñido exasperado -¿Y aho…- Vio el saco caer y dio dos pasos, muy inteligentes, hacia atrás. No tardó mucho en pasar la vista por cada item y, a diferencia de la primera vez, esta agarró la botella con suma tranquilidad y la abrió. Tiró la tapa por algún lado y bebió un largo trago, supervisando lo que había traído. Algunas cosas y signos le eran familiares, no pasabas años con un hermano nigromante y otros tantos en el infierno sin aprender nada.

Ella se sentó al lado de Matvey, sinceramente, si no quería hablar por ella bien. Terminaría su botella, le pediría un modo de comunicación y se iría. Con suerte caía fundida en la cama y no se cruzaba con Khaled. Volvió la vista hacia él cuando preguntó aquello y sonrió de lado -Algo de lo más enrevesado- Murmuró y se dedicó a pegar otro trago a la botella -Resulta que a Diana le interesa meterse en la cama con Belialt desde que un feral tuvo las narices de tocarme y verme como una mujer apetecible- Le habló con total sinceridad y luego volvió la vista hacia el brasero -Así que estoy redireccionando mi frustración sexual a ira y, además, alejándome de Khaled- La botella se alzó de nuevo y ella cerró los ojos para disfrutar del sabor y ardor del líquido en su garganta. Le recorrió un escalofrío de sólo imaginarlo.

-Es distinto…¿Sabes?- Le mencionó a Matvey. -No me duele. No de la misma forma en la que lo hacía cuando no estaba hecho el sello. Es decir…Ya no me habla, o envía cosas...simplemente tom... - Negó con la cabeza -No sé explicarlo. Está ahí… Pero sólo… Sólo hay momentos…- No, no encontraba las palabras así que no siguió por ese camino. Le miró de reojo -¿Y a ti? ¿Qué?-

- Te gustan las cavernas llenas de tumbas, murciélagos y maldiciones demoníacas? Si es así la proxima vez te llevo conmigo.... - le respondí con un deje sumamente ironico, sin dejarme afectar lo más minimo por su tono de voz de asesina en serie, o de adolescente incomprendida, o de ambas a la vez.

-Bebe. - le indiqué sin mas, haciendo yo lo propio. La mujer se sentó a mi lado y la miré de soslayo, escuchando.

"  Muy enrevesado, en verdad. "

- Eres una mujer apetecible, no es un problema de vista del feral. - solté sin más, antes de seguir bebiendo. El feral en cuestión no tendría miedo de perder algun miembro, o le daba igual, vete a saber. - Ya, debe ser incómodo querer acostarse con tu hermano. Perdón. El demonio que poseé a tu hermano.  - miré a mi cristalina botella con gesto de cabreo y adusto. Pero no contra ella. Pensaba en el enamoramiento que sentía ella a causa del cuerpo de Diana. En lo problemático que era el amor - Ira? Has venido buscando una pelea?

Meneé un poco la cabeza y bebí mas, como si no me importara, oyendo eso de que no le dolia como antes
- Me alegro. Al menos no hice tan mal trabajo ahi.- expulsé aire de modo lento, tomandome unos silenciosos segundos antes de responder.- El dia de la fiesta ...literalmente secuestré a mi propio hijo y no sé como lidiar con un niño, ni tampoco si hice lo correcto. Y ahora acabo de volver de la boda de la que considero...como una hija...., con un maldito Pendragon al cual odia. Todo para poner fin a una maldicion que comenzó hace siglos. - pero ya habia estado en Avalon, y sabia que podía salir de alli mediante portales. Podría entrar? Probablemente. - Siempre he intentado protegerla. Pero en esto...no hay nada que hacer.

"nada que no implique mas muertes."

-¿Crees que se me van a doblar las rodillas por ir a un sitio así? ¿Se te olvida con quién estás hablando? - La descripción del lugar de Matvey hizo que le mirara por encima del hombro -No es mi primera elección, pero si necesitas refuerzos tampoco me importa - Respondió pues Khaled tampoco la llevaba a la Torre Eiffel o a las islas griegas, así que… estaba acostumbrada a sitios en los que cualquier mujer se cogería del brazo de un hombre. Bueno, ella no. Había pocas cosas en esta vida que realmente fueran a sorprenderla o darle miedo. Le chistó cuando  le dio la orden de beber. Primero porque ya estaba bebiendo y segundo porque nadie le daba órdenes. Hasta a Khaled se le rebelaba de vez en cuando.

Le pareció raro el … la especie de halago de Matvey y se reacomodo en su posición, mirando la botella y moviéndola para ver el líquido girar -Lo era- Reconoció en un pequeño suspiro nostálgico,  con el ceño fruncido -Era hermosa… era atractiva y deseable. Y podía tener a quien quisiera en mi cama. Era más… accesible- Y no se refería a la actitud en sí, no. Era el cuerpo. Ese cuerpo en el que se encontraba ahora tenía algo sobrenatural que no sabía controlar. Era suyo, si, pero no lo era y algunas sensaciones, algunas reacciones eran más por memoria muscular -Este es el cuerpo de una guerrera, que es lo que soy ahora. Y todo iba bien hasta que empecé a desequilibrarme con el transporte de la torre- Asintió a aquello de la incomodidad sobre su hermano, estirando los pies finalmente y cruzando los por los tobillos antes de empinar la botella de nuevo.

Miró a Matvey cuando preguntó si quería pelea -No- Respondió pero luego hizo una mueca -Si- Corrigió -No contigo, te necesito vivo. Pero si pillaba a alguien de camino, entonces tendría suerte. Mejor eso que acabar en la cama con el acólito o seguir batallando a Diana- Alzó suavemente el hombro como restándole importancia -Nos iremos. Y como estaba muerta cuando ocurrió todo el renacimiento no tengo habilidades como el resto de mi hermandad- Era única, era aún ejemplar único -Quiero saber cómo puedo comunicarme contigo cuando tenga que reforzar mi sello - Añadió.

-Umm…- Escuchó y aunque lo miró un instante, desvió la vista hacia el brasero. Hope. Esa tercera identidad que generalmente mantenía bien atada, con una correa corta, se removió. La cortó de lleno. Se llevó la botella a la boca y pegó un trago corto -Imagino que lo has alejado de su madre ¿No? Si no sabes cómo lidiar con él busca a gente que te ayude, que sepa… seguro tienes mucha gente en la isla que sabe de niños. Todo crío necesita atención, como mínimo, y dependiendo de la edad lo estará pasando mal al separarse de la persona que conocía. Eso nos pasa hasta a los adultos -

En cuanto a lo otro… sonaba.. chungo...Frunció el ceño y tamborileo los dedos contra la botella, las uñas de metal haciendo un ruido molesto -¿No hay nada que hacer o todavía no has decidido lo que vas a hacer? Las maldiciones son siempre molestas… y complicadas de lidiar con ellas. Y los Pendragon huelen a problemas de lejos - Mencionó Lyosha al recordar lo que le había dicho Khaled sobre Zaphira. Se humedeció los labios mirando el despliegue de instrumentos -¿Qué es lo que piensas hacer con todo esto? Si vas a traer a tu hijo aquí no creo que sea seguro que tires esta mierda demoníaca por todos lados. Y el licor, arriba donde no pueda alcanzarlo. Mmm… - Miró alrededor, ese lugar no estaba hecho para tener niños. Ella siempre había intentado mantener a Zayra lejos de ellos al menos -¿No tienes esposa?-

- Sé que no. - dije rapido, con desgana, como si fuese obvio que sabia que no se iba a aterrorizar si la llevaba a hacer turismo a un lugar asi. Los Revenant están hechos de otra pasta y no se asustan con facilidad. - Refuerzos... - me quedé pensativo. Cuando buscaba refuerzos? Nunca. Siempre buscaba hacer todo solo. Unicamente pedía ayuda cuando no quedaba más remedio o estaba realmente desesperado.

¿Era el caso? No....todavía no.
- Asi que podías tener a quien quisieras...pero tú solo querías tener a uno. - le respondí, sonaba como una vieja historia. No sabía como era fisicamente antes, yo ya la habia conocido así. Y era hermosa. Tenía un rostro dulce, facciones dignas de una alada, pero la fiereza en la mirada de una demonio. Al igual que en su modo de hablar o de moverse.

Bebí más, mirándola de reojo cuando contó lo de la Torre. Solo hablé cuando despegué mis labios de la botella.
- Por qué el transporte de la Torre te afectaría tanto? - era una pregunta mas para mi que para ella. Mientras su bipolaridad decidía si queria pelea o no, volví a beber mas vodka, aun no me hacía efecto, maldita sea.

- Mmm. Supongo que si. Yo estoy bebiendo para no cortarle los huevos a Wthyr Pendragon, y tú para no...acostarte con tu acolito o pelearte con Diana. Salud, entonces. - levanté un poco mi botella en direccion a la suya, como si fuera a brindar, antes de volver a beber.
- Quieres comunicarte conmigo por si hay que reforzar el sello? Te daré un dispositivo de los que hace Giordano, pero que se comunique solo con el mío. De todos modos... - me masajeé el puente de la nariz, entre las cejas. - Avisad cuando vayais a iros, para que evacuemos la zona y no haya nada ni nadie cerca del vórtice mágico. Hablando de tus habilidades, conservas el control de la luz de los alados?

A mi tambien me interesaba mantener las relaciones de alianza con los Soul Reaper, y al resto del Consejo también, aunque fuesen mas dejados en ese asunto.
- Si, asi es. De momento estoy confiandole su cuidado a una conocida. Pero es solo algo temporal...soy su padre, debería poder educarlo. - negué con la cabeza. - No, aunque lo haya decidido, si lo hiciese, la maldición no se anularía, y el hijo pequeño de Catherine podría morir.

Me detuve, dandome cuenta de que habia dado nombres cuando quizá no debiera.
- Solo puedo aspirar a devolverles todo el daño que pueda, una vez ella y su hijo estén a salvo. Hacerlo antes sería contraproducente. - no era por falta de ganas.... Cuando preguntó, dirigí la vista a todo lo que habia quedado por el suelo, regado tambien con botellas de vodka.

- Investigar. Pienso investigar, estudiar y hacer lo que aun no se ha hecho. - respondí con una extraña determinación en la mirada, antes de agotar mi botella. Estaba exhausto, pero no fisicamente hablando. - No...mi hijo no puede vivir en un sótano. Que triste.


Esposa? Que le hacía pensar que no tenía? O que sí tenía? Me sonreí por lo bajo porque su pregutna me trajo la cara de Anteia a la memoria, y con ello, atraje la segunda botella, la cual comencé sin compasión.
- No. Soy más de tener amantes. - mentira. En eso no me parecía para nada al original de mi linaje. ¿Cómo había tenido tiempo para tantas amantes?

Alzó las cejas brevemente con una pregunta “¿entonces?”, chasqueó la lengua  como diciéndole que dejara la tontería. El reconocimiento de la palabra refuerzos le hizo mirarle apenas un segundo más pero luego pasó a cosas más interesantes.

El resumen de su vida hizo que se riera para luego negar -No era así exactamente- Le dio otro poco de risa, quizás algo floja por culpa del vodka -Rodrigo- Mencionó el nombre con un tono nostálgico y acarició el cuello de la botella -No estaba hecho para mi vida y no podía pedirle eso. Así que devolví con creces lo poco que me atreví a pedirle. Es una deuda saldada- Asintió con suavidad, como si hubiese hecho su paz con eso -No me costó mucho entender que no estaba hecha para una vida normal, así que… Coleccioné mascotas magos- Le dijo con una sonrisa leve en el rostro mirándolo de reojo -Por eso Khaled te llamó así ese día- Aunque con él no se había metido en la cama aún.

Alzó los hombros refiriéndose al transporte -Fue una de las veces en las que vi a Belialt en su forma real. Antes de eso habíamos hecho otro ritual…había peleado con los demonios que querían arrastrarme de nuevo al infierno. Fue un día agitado- Sonrió de lado y empinó la botella nuevamente. La verdad es que el vodka bajaba rápido. Se inclinó y brindó su botella con la del contrario -Ah… ¿Por qué cortar huevos cuando puedes destriparlo?- Preguntó con el ceño fruncido, como si no lo entendiera.

-Sí- Respondió a su pregunta -¿Por qué no puedo comunicarme con nadie más? ¿Me quieres en exclusiva? - Bromeó al escuchar esa especificación de que se comunicaría con él nada más. Le miró a los ojos cuando habló de eso de “avisar” como informándole que, sinceramente, dudaba que pasara y que podrían ir sacando a la gente ahora. La pregunta sobre sus habilidades le hizo parpadear un instante -No he coqueteado con los poderes de este cuerpo, hasta hace poco ni siquiera era consciente de que podía sentir deseo sexual. Sólo sé que puedo necrosar piel y músculo, robar energía y se me da bien la magia negra- Añadió.

El cuidado de una conocida y entonces escuchó eso de que “debería” -Una vez oí algo, creo que fue de mi cuñada, pero no lo recuerdo: El título de padre es el único que te dan antes de estudiar la carrera- Cogió la botella y volvió a beberse un par de tragos, disfrutando del licor que ya empezaba a hacerle volar un poco la cabeza -Umm. Niños de por medio, demasiados niños… Hay que protegerlos. Entiendo tu diatriba, ahora- Indicó Lyosha sintiendo un nudo en el pecho. No conocía a esos niños, no conocía a ninguno, pero tenía una especie de… necesidad de evitar que algo malo les sucediera. No aún al menos, no aún.

-Anótame en se plan. Me gustan las venganzas- Le dijo a Matvey con una sonrisa abierta y tras eso escuchó aquello de que su hijo no podía vivir en un sótano. Eso la hizo reír y se inclinó para golpear su hombro con el de él -¿Te vas a comprar una casita en el bosque y la vas a decorar con florecitas rojas y amarillas? ¿Le vas a poner un columpio? ¿Le armaras su sitio de juego? ¿Pintarás las paredes de su habitación de un tono celeste y dibujarás las nubes? ¿De qué color le vas a comprar las sábanas? - No sabía bien de dónde venía tantas preguntas o el conocimiento de saber qué debía tener un niño, pero supuso que eran cosas básicas. Básicas que Hope le susurraba al oído.

-Amantes… Mascotas…Más o menos lo mismo para los que no podemos sentar cabeza, pero…Tienes una necesidad y toda amante puede ascender a esposa con los puntos claros. ¿No sois como realeza? ¿No necesitas tener un montón de hijos? - Preguntó y, como él, terminó la botella. La dejó a un lado y le golpeó con el codo con un poco de fuerza no controlada para que le pasara otra -¿Cómo se llama?- Preguntó -Esa que te hizo sonreír. La elegida-

Miré a Lyosha un poco llevado por la incredulidad a causa del comentario que hizo sobre "mascotas magos" y que por eso Khaled me habia llamado así.

"en serio su hermano se cree que...?"

- Destriparlo también suena bien. Pero muy clásico. Además creo que no tendría problema en frenar el sangrado de sus propias tripas y hacer que volviesen para adentro. Y es que quieres banda ancha con todo el consejo? Lo que describes son poderes de los revenant. Se adquieren al volver del mas allá. Está por ver lo que se conserva del cuerpo anterior

"deberia descubrirlo antes de..."

Bebí más mientras mi mente se perdía en los planes de a futuro contra los Pendragon, y mi gesto se ensombrecía. Tendría tiempo, al menos, 9 meses de tregua. Salí un poco de esa espiral cuando ella me dijo que la contase en el plan. Su moral dudosa encajaría con ello.

- Sí...necesitaré aliados como tú. Pero tendrás que esperar unos cuantos meses. - luego empezó a sugerir monton de cosas que se debian hacer con la habitacion de un crio pequeño, y bebi, mas vodka, agobiado. - Sabes mucho de niños. Teneis en esa imponente Torre oscura una sala de juegos como me has descrito? - dije en tono irónico. EStabamos bebiendo muy deprisa.

- No somos realeza. Los reyes....pff. - sonido de desprecio absoluto y más beber. Montones de hijos? - Locura absoluta.

Ante su golpe, le di mas vodka, no ibamos a escatimar ese dia. Tanto se me habia notado?
- Es... alguien que tampoco está hecha para este tipo de vida. Y eso suponiendo que no estuviera casada, que lo está. Felizmente además. ¿Que nos pasa? - dije al cabo de unos segundos, bajando la botella. - Parecemos estupidas polillas atraidas por un poco de luz.

Al ver la expresión de Matvey tuvo que reírse, pero mucho… El vodka le había aflojado la lengua, pero pillar por sorpresa al nigromante (a cualquiera, en realidad) era apoteósico. Así que se rió a carcajada limpia y cuando finalmente se calmó un poco -Calma, ruso, no con todos me meto en la cama. De haberlo querido, supongo que ya lo habríamos hecho- Se pasó las manos por las hebras de cabello blanco que se le habían salido de lugar pensando en lo asqueroso que sería, por ejemplo, irse a temas mayores con Johan. No, no podía. Soltó un pequeño suspiro para paliar los resquicios de diversión que le quedaban.

-Oh…Hay que personalizar la tortura. De acuerdo…- Mencionó con un ronroneo de exquisita inspiración mientras sus ojos azules brillaban levemente a la luz del fuego. Y no, no por el alcohol solamente. La guerra, las armas, el dolor y la muerte eran su maldición y su bendición. Una amiga que nunca le había fallado.

-Bueno…No voy a negar que me llaman la atención algunos especímenes de ese Consejo tuyo- Dijo con cierto interés. INTERÉS EN CONSEGUIR A ALTAÏR Y MATARLO. Por poner un ejemplo. Le miró de reojo y no detuvo, en ningún momento, la siniestra sonrisa que se dibujó en sus labios pero no iba a decir nada más. Hasta ahora nadie le había culpado del cuadro…Quizás no había hecho su amenaza muy clara.

El tema de los poderes le pilló un poco más sorprendida -¿Crees que podría? ¿Conectar con algo de esta alada?- Inquirió con el ceño fruncido. No conocía mucho sobre la raza -¿Los conoces? Los poderes y la raza me refiero. Siempre estuve rodeada de espíritus oscuros, los alados… Es la primera vez que me cruzo con uno- Excepto por aquella maldita que la había reconocido. Quizás si la buscaba, la secuestraba y la hacía hablar… Eso le parecía una excelente idea. Sí.

El gesto del nigromante volvió a oscurecerse cuando hablaban de los Pendragon. Asintió con solemnidad -Mejor. Preparar el escenario. Te dejaré los juegos mentales a ti. Lo otro…- Alzó la mano libre y el metal de sus uñas pasó de alto meramente “decorativo” a largas uñas de metal en una garra improvisada -Si detiene sangrados…Hay que controlar su magia, anularla. Tenemos tiempo de buscar un hechizo o instrumento que lo bloquee pero no a nosotros- Le expresó, ya con tanta proyección hacia delante.

Le miró con una ceja arqueada cuando preguntó sobre los niños. Le pilló absolutamente desprevenida -No…  ¿No es lo que suelen…tener los críos? - Preguntó notando que había hablado demás e incomodándose casi en seguida. Al menos, lo de los reyes lo distrajo y no siguió indagando así que cogió la siguiente botella y la abrió, llevándosela a los labios para beber otro par de tragos. Escuchó con atención lo que le preguntó y cuando giró a mirarlo alzo suavemente un hombro -Siempre queremos lo que no podemos tener y aquellos que vivimos en la oscuridad quizás siempre necesitamos algo de luz- Sonrió de lado, cuando hizo referencia a las polillas -Pero…- Tragó un poco, apartando su mirada de la de él para poder observar el fuego.

What's a girl to do when she's not strong
When everyone that holds my hand
Gets cut from all the thorns

-Quieren arreglarnos- Ladeó la cabeza con incomodidad, en su gesto había algo inescrutable -Nos quieren llevar a su lado. No siempre comprenden que… Que somos lo que somos. No necesitamos que nos digan quienes debemos ser. Necesitamos que entiendan lo que somos y…- No, no iba a decir esa palabra. Esa palabra no estaba en su diccionario. La había enterrado tan profundo como Rodrigo estaba. Bajo tierra -Y nos respeten por ello-  

Can someone just hold me?
Don't fix me, don't try to change a thing
Can someone just know me?
'Cause underneath, I'm broken and it's beautiful

Cerró los ojos un momento y decidió que… Ya había hablado demasiado de sí misma. Carraspeó un poco y movió la botella suavemente antes de llevársela de nuevo a los labios, dio un largo trago y luego miró a Matvey -¿Quieres jugar a la ruleta?-  Estaba claro que era la rusa, no iba a añadir el término entre un ruso y otra rusa política.

- Para bien o par mal? - para mal, que preguntas. Si alguien mas del Consejo le llamaba la atención....no era para dilucidar debates o tomar té con pastas.  - Sí, creo que podrías. - dije pensativo, pasandome una mano por la barba y con el ceño fruncido en expresión reflexiva.  - Los alados...podían controlar la luz, crearla, manipularla. Algo similar a lo que hace Jack Newton. Sanar, por supuesto, y su cuerpo regeneraba cualquier extremidad perdida. Incluida las alas. Pero el tuyo...no lo hace. Sospecho que hay algo por lo cual no puede hacerlo. - me detuve, bebí e hice otra pausa. - Son una raza casi extinta.

Si...la magia. Ya existía algo asi.
- Hay un veneno que tiene esos efectos. - agité la botella, cada vez que hablaba de Wthyr traslucía mis palabras el asco que le tenía. Todo era un despropósito. Nunca debí matar a Stavron. Ojalá hubieran echado al linaje Le Fay entero de la isla. Quizá Catherine habría....

"no, no pretendas engañarte"

- A los crios les gustan...las cosas dulces, como el chocolate o las gachas de avena. Es lo más que sé. Tu sabes mas, Lyosha. Y eso no me hace sentir mejor. - dije con un deje irónico. Podía notar como se había incomodado, casi como un nudo en la garganta.  

Su explicación fue poetica pero tenía sentido. Me quedé pensativo, quizá con gesto triste y la mirada perdida más allá de la botella.

"arreglarnos?"

- Mmm. - emití un breve sonido de asentimiento, notando que solo podía darle la razón. No necesitabamos que nos dijeran qué debiamos ser o lo que necesitabamos, pero sin embargo, así era. Bebí al tiempo que ella, varios tragos largos, notando como me quemaba la garganta y el estomago. Exhale aire, casi sintiendome como un dragón de lo ardiente que estaba ese vodka.

La miré por su propuesta y asentí, pero...
- Es que traes un revolver encima? - vaya juego, para alguien que controla el metal.

Ni siquiera se le ocurrió responder a la pregunta de Matvey, bebió un par de tragos de la botella como si fuese la cosa más interesante del mundo. Podría haberle dicho que era de las dos. Para mal y acosar a Altaïr o para bien y mantenerse informada a través del crío Eire sobre el status de Zaphira. Pero… ¿Por qué iba a responder una pregunta del nigromante si no le salía del los cojones? Pues eso.

-¿Sanar?- Inquirió, eso si le interesaba más que manejar la luz y cuando mencionó lo de las alas elevó una mano hacia su frente y se golpeó con suavidad la marca en ella -Exiliada- Creyó que eso sería suficiente para explicar pero quería más información sobre sanar… Porque si en plena batalla una herida la inhabilitaba tenía que esperar siempre por alguien para que la curara, pero si lograba sanar sola… Los labios se le curvaron en una sonrisa orgullosa. Sería imparable -¿Cómo puedo aprender a sanar? Córtate la mano…A ver si puedo hacerlo- Movió sus dedos con suavidad y el metal de sus garras se transformó en una daga que le tendió al nigromante.

Lo del veneno hizo que asintiera con suavidad. Un paso adelante -Consigue dosis industriales. Las mejores torturas son esas en las que…los rompes, los sanas, los rompes, los sanas…Llega un momento en el que pierden la cordura- Y aquello de lo que hablaba era experiencia propia. Inspiró suavemente y apartó la mirada para luego alejar aquellos recuerdos.

-¿Eso es todo lo que sabes? ¿Nunca fuiste un niño?- Se incomodó aún más cuando le dijo que ella sabía más. ¿Y de dónde, exactamente, había sacado esa información? Pero le irritó que aquello la incomodara y volvió la mirada hacia él con una ceja arqueada -¿Crees que porque he pasado mi vida peleando no he tenido tiempo de…- No, no había tenido tiempo de…De hacerlo para sí misma pero estuvo presente en la niñez de Zayra y de otras Souls -Déjalo- Se incorporó, bastante molesta y necesitando alejarse de él para caminar un poco y estirar las piernas.

La siguiente reflexión fue como quitarse su armadura y …Era el efecto del alcohol así que se centró en hacer algo físico para sacudirse esa sensación de encima. Transformó nuevamente su armadura  para mantenerse haciendo algo. Arqueó una ceja a su pregunta, genuinamente sorprendida -¿No tienes un revolver?...Podría construir uno- Murmuró porque había pasado años jugando y comprendiendo su construcción pero no tenían las balas o, mejor dicho, pólvora... Por lo que hizo una mueca.