Recuerdo del primer mensaje :
Residencia de Rasputín. Es un sótano de base muy amplia que consta de dos niveles. Tiene una unica entrada que suele estar vigilada por un demonio ghoul, no deja entrar a nadie si el Descendiente de Rasputín no lo considera así. En el nivel superior se encuentran las estancias de descanso, habitaciones y demas salas para menesteres de la vida. Asi como una biblioteca. En el nivel inferior al cual se accede por una angosta escalera de caracol de piedra se encuentra una unica sala muy grande llena de libros prohibidos sobre los cuales pesan maldiciones contra lectores indeseados, insumos para invocaciones (algunos metidos en desagradables tarros), mesas, fogatas, telares y muchos simbolos arcanos plasmados aqui y allá. Una atmosfera en al cual se respira la oscuridad. Hay un arcón cerrado con siete cerraduras en un recóndito lugar de éste. Nunca se ha abierto.
Khan Tepes
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El rubor de la muchacha fue suficiente como para no pasar desapercibido, cosa que avergonzó e incomodó más a Khan porque él había provocado al situación sin querer. Sólo esperaba que no fuese por ahí contando que el nuevo miembro del Consejo era aún un poco torpe usando la aparición. Tenía que hacerse una reputación. Se pasó una mano por la nuca un tanto azorado, dejando pasar el momento sin decir nada más. Por eso se relajó un poco cuando ella se presentó y hablaron muy brevemente. El nombre le pareció curioso, sobre todo teniendo en cuenta que sonaba mucho como limón, el aroma que había percibido antes brevemente.
- Dicen que es muy exigente. - dijo en referencia a Rasputín, como esperando que ella se lo confirmase. Su padre también había sido exigente con sus estudiantes. Él por el momento no podía tomar a ninguno, no hasta que lograse ser alguien de quien poder aprender. - ¿Cuántos años tienes? - inquirió con curiosidad, por saber más o menos el tiempo que llevaba con Matvey.
La puerta no tardó en abrirse para ellos, y casi a la vez escucharon la voz del nigromante llamándoles. Sonaba...bastante mal. Descendieron hasta el sótano con cierta prisa, encontrándose a un Matvey con muy mal aspecto. Aquello impresionó bastante a Khan, y lo que dijo después sólo hizo que le entrasen más nervios por tener que enfrentarse a algo así. - ¿Quién te ha hecho esto? ¿Los Pendragon? - preguntó con visible odio en la última pregunta. Intercambió una mirada breve con su aprendiz para saber si ella también estaba impresionada por el estado de su maestro, y después se acercó a él intentando disimular que se estaba agobiando.
- Sí...puedo ralentizar mucho tu flujo sanguíneo, y lo de la corrupción...todavía no he practicado con nadie. Leí que una vez un libro de mi padre que un Gram puede ser útil, pero...lleva bastante tiempo hacer uno en condiciones. Probaré algo similar. Será mejor que lo sujetes, por si se cae. - avisó a Lemóni, que supiese que Matvey podía desmayarle con lo que iba a hacerle. - Incluso tumbarle en el suelo. - se aproximó más a Rasputín, observando el color oscuro que se notaba en las venas bajo su piel. - Empiezo. - avisó mientras ponía una mano sobre su pecho, concentrándose en su pulso y en cómo fluía la sangre por su cuerpo. Eso sí sabía hacerlo, que todo discurriese muuuy despacio. Casi podía llevarle a un estado de letargo, se sentiría adormilado pronto.
A continuación trató de actuar sobre la felonía, o el daño hecho por magia de sangre a distancia. Eso era más complejo, porque tenía muchas vertientes y diferentes variantes. Cogió el antebrazo de Matvey para dejarlo al descubierto, comenzando a abrirle con su magia pequeñas heridas en forma de runas. No recordaba exactamente cómo eran, pero las llamaban de "hueso y sangre". Después recitó en voz baja lo que formaban las runas, intentando que absorbiesen la magia malintencionada de la felonía. - ¿Sientes algo? - ya no sabía si era que se le estaba olvidando algo o que no tenía suficiente poder para anularlo, pero no estaba muy seguro de lo que estaba haciendo.
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Off: Dado de 20 a ver qué tal lo hace
- Dicen que es muy exigente. - dijo en referencia a Rasputín, como esperando que ella se lo confirmase. Su padre también había sido exigente con sus estudiantes. Él por el momento no podía tomar a ninguno, no hasta que lograse ser alguien de quien poder aprender. - ¿Cuántos años tienes? - inquirió con curiosidad, por saber más o menos el tiempo que llevaba con Matvey.
La puerta no tardó en abrirse para ellos, y casi a la vez escucharon la voz del nigromante llamándoles. Sonaba...bastante mal. Descendieron hasta el sótano con cierta prisa, encontrándose a un Matvey con muy mal aspecto. Aquello impresionó bastante a Khan, y lo que dijo después sólo hizo que le entrasen más nervios por tener que enfrentarse a algo así. - ¿Quién te ha hecho esto? ¿Los Pendragon? - preguntó con visible odio en la última pregunta. Intercambió una mirada breve con su aprendiz para saber si ella también estaba impresionada por el estado de su maestro, y después se acercó a él intentando disimular que se estaba agobiando.
- Sí...puedo ralentizar mucho tu flujo sanguíneo, y lo de la corrupción...todavía no he practicado con nadie. Leí que una vez un libro de mi padre que un Gram puede ser útil, pero...lleva bastante tiempo hacer uno en condiciones. Probaré algo similar. Será mejor que lo sujetes, por si se cae. - avisó a Lemóni, que supiese que Matvey podía desmayarle con lo que iba a hacerle. - Incluso tumbarle en el suelo. - se aproximó más a Rasputín, observando el color oscuro que se notaba en las venas bajo su piel. - Empiezo. - avisó mientras ponía una mano sobre su pecho, concentrándose en su pulso y en cómo fluía la sangre por su cuerpo. Eso sí sabía hacerlo, que todo discurriese muuuy despacio. Casi podía llevarle a un estado de letargo, se sentiría adormilado pronto.
A continuación trató de actuar sobre la felonía, o el daño hecho por magia de sangre a distancia. Eso era más complejo, porque tenía muchas vertientes y diferentes variantes. Cogió el antebrazo de Matvey para dejarlo al descubierto, comenzando a abrirle con su magia pequeñas heridas en forma de runas. No recordaba exactamente cómo eran, pero las llamaban de "hueso y sangre". Después recitó en voz baja lo que formaban las runas, intentando que absorbiesen la magia malintencionada de la felonía. - ¿Sientes algo? - ya no sabía si era que se le estaba olvidando algo o que no tenía suficiente poder para anularlo, pero no estaba muy seguro de lo que estaba haciendo.
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Bueno, pareciera que la incomodidad iba a estar implícita un rato largo porque el que el descendiente se viera incómodo, hacía qué ella se sintiera incomoda también, por lo tanto acaban en una especie de situación de toma y dame, pero al menos tuvieron la ocasión de conversar un poco.
Lo es, pero es solo porque de verdad es necesario...
Al menos ella creía eso, sabe que en la magia oscura cualquier error puede ser realmente costoso, por eso el descendiente de Rasputín nunca aceptaba menos que lo mejor que pudieran ofrecerle en cada clase.
Luego de eso, vino la pregunta de cuantos años tenía y bueno, como de costumbre le incomodó un poco, porque sabe que luce como si fuera una niña con su vestidito holgado, pero no lo es así que de cualquier modo respondió.
Bueno yo---
O eso pretendía, porque apenas un instante después se abrieron las puertas del sótano súbitamente y por supuesto ambos entraron apresuradamente, y Lemóni por un segundo mostró una pequeña sonrisa al ver a su maestro, pero cuando lo vió mejor, preocupación se pintó en sus facciones al ver su estado, se veía... Tan mal, peor de lo que jamás lo vió.
Pero el horror llegó de verdad cuando escuchó lo que dijo, dijo que estaba muriendo, y el rostro de Lemóni casi de inmediato se puso blanco por el espanto de la noticia, ¿Se iba a morir?, ¿Ahí enfrente de ella?
No quería pensar en eso, pero apretó los párpados un segundo, se sentía como qué quería llorar, pero no podía hacer nada, no había nada que pudiera hacer para salvar a su maestro, y lo peor es que recién había vuelto, y él se iba a morir, no podía terminar así...
Pero luego respiró, a pesar de que se pudiera triste y asustada, tenía que aguantar, porque... No quería que lo último que viera de ella fuera como se soltaba a llorar, así que abrió los ojos y observó de regreso a su maestro y luego al descendiente de Tepes, y finalmente asintió.
E-Espero no molestarle...
Luego de lo dicho, procedería a tratar de sujetar a su maestro para que no fuera a caer, y luego observaría a Khan mientras hace lo que debe, trata de ser fuerte, pero a la vez sabiendo irónicamente qué no podría rezar porque funcione ni como expresión, puesto que nació sin esa posibilidad, es una de las primeras cosas que su padre le dijo, desde el nacimiento han sido abandonados por los dioses.
Lo es, pero es solo porque de verdad es necesario...
Al menos ella creía eso, sabe que en la magia oscura cualquier error puede ser realmente costoso, por eso el descendiente de Rasputín nunca aceptaba menos que lo mejor que pudieran ofrecerle en cada clase.
Luego de eso, vino la pregunta de cuantos años tenía y bueno, como de costumbre le incomodó un poco, porque sabe que luce como si fuera una niña con su vestidito holgado, pero no lo es así que de cualquier modo respondió.
Bueno yo---
O eso pretendía, porque apenas un instante después se abrieron las puertas del sótano súbitamente y por supuesto ambos entraron apresuradamente, y Lemóni por un segundo mostró una pequeña sonrisa al ver a su maestro, pero cuando lo vió mejor, preocupación se pintó en sus facciones al ver su estado, se veía... Tan mal, peor de lo que jamás lo vió.
Pero el horror llegó de verdad cuando escuchó lo que dijo, dijo que estaba muriendo, y el rostro de Lemóni casi de inmediato se puso blanco por el espanto de la noticia, ¿Se iba a morir?, ¿Ahí enfrente de ella?
No quería pensar en eso, pero apretó los párpados un segundo, se sentía como qué quería llorar, pero no podía hacer nada, no había nada que pudiera hacer para salvar a su maestro, y lo peor es que recién había vuelto, y él se iba a morir, no podía terminar así...
Pero luego respiró, a pesar de que se pudiera triste y asustada, tenía que aguantar, porque... No quería que lo último que viera de ella fuera como se soltaba a llorar, así que abrió los ojos y observó de regreso a su maestro y luego al descendiente de Tepes, y finalmente asintió.
E-Espero no molestarle...
Luego de lo dicho, procedería a tratar de sujetar a su maestro para que no fuera a caer, y luego observaría a Khan mientras hace lo que debe, trata de ser fuerte, pero a la vez sabiendo irónicamente qué no podría rezar porque funcione ni como expresión, puesto que nació sin esa posibilidad, es una de las primeras cosas que su padre le dijo, desde el nacimiento han sido abandonados por los dioses.
- No, los Pendragon no. Otro mago de sangre, uno bastante más poderoso. El líder de Roma. - habia percibido el más que visceral odio del joven por los Pendragon en esa pregunta pero yo no iba a instruirle en lo contrario. Tampoco entendía qué le ocurría con ellos. Su padre murió por otra causa ajena a ese linaje. Lo de los dragones, quiza el sentimiento de usurpación... eso si lo podia entender.
- Pues mira, voy a ser tu primera práctica. - solté con voz ronca pero inusitada tranquilidad para alguien que acababa de anunciar que se estaba muriendo. - ¿un Gram?
Negué con la cabeza por lo que dijo Lemoni, no molestaba.
- Mira y aprende. - en cuanto se pusieron en posiciones y Khan inició, efectivamente, cuando ralentizó tanto el flujo como el bombeo de sangre, sentí un súbito mareo, una especie de apagón sensorial. Que mi aprendiz estuviera sujetándome evitó que me cayese hacia un lado de mi asiento.
Cuando me di cuenta de que iba a actuar sobre el antebrazo (que Lyosha acababa de chamuscar a base de mas runas y simbolos de circulos demoníacos hacia poco) retirando algo de las vendas para ello y grabar sus propias runas con nuevas heridas, traté de evitarlo, seguro que había otra parte del cuerpo donde.... ah, pero ya era tarde. Observé la piel abrirse limpiamente, sangrando menos de lo que debería a causa de los pocos restos de pocion que quedaba en mi organismo. Pronto tendría que beber la tercera.
- Debería sentir algo...? - le pregunté. La unica sensación que tenía en el cuerpo era de mareo, cansancio y dolor. Más dolor.
- Pues mira, voy a ser tu primera práctica. - solté con voz ronca pero inusitada tranquilidad para alguien que acababa de anunciar que se estaba muriendo. - ¿un Gram?
Negué con la cabeza por lo que dijo Lemoni, no molestaba.
- Mira y aprende. - en cuanto se pusieron en posiciones y Khan inició, efectivamente, cuando ralentizó tanto el flujo como el bombeo de sangre, sentí un súbito mareo, una especie de apagón sensorial. Que mi aprendiz estuviera sujetándome evitó que me cayese hacia un lado de mi asiento.
Cuando me di cuenta de que iba a actuar sobre el antebrazo (que Lyosha acababa de chamuscar a base de mas runas y simbolos de circulos demoníacos hacia poco) retirando algo de las vendas para ello y grabar sus propias runas con nuevas heridas, traté de evitarlo, seguro que había otra parte del cuerpo donde.... ah, pero ya era tarde. Observé la piel abrirse limpiamente, sangrando menos de lo que debería a causa de los pocos restos de pocion que quedaba en mi organismo. Pronto tendría que beber la tercera.
- Debería sentir algo...? - le pregunté. La unica sensación que tenía en el cuerpo era de mareo, cansancio y dolor. Más dolor.
Khan Tepes
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Se quedó con las ganas de saber la edad de Lemóni y de indagar un poco más sobre cómo era Rasputín como maestro, pero tuvieron que bajar al abrirles la puerta. Una vez abajo se encontraron con toda aquella situación que les venía grande a ambos, con un Matvey medio muriéndose y un mago de sangre que resultó ser más poderoso que los Pendragon. - ¿Y qué hacías en Roma? - no quiso ser maleducado, pero le salió la pregunta sin más. Si esa era su primera práctica...¿cómo serían las demás?
- Un Gram es...- puso cara de estar recordando lo leído en el libro, cayendo en la cuenta de que le faltaban ciertos detalles. - Un amuleto para contrarrestar y absorber la felonía, con runas, y la sangre del portador. - observó un momento a Lemóni, esperando que sujetase a su maestro. Realmente parecía preocupada, debía importarle de verdad lo que le sucediese.
Al quitarle las vendas de los brazos se dio cuenta de que había algunas runas más previas, pero no preguntó antes de hacer las suyas. Tal vez por eso su intento de frenar el avance del daño por felonía no fue suficiente. - No sé qué es esto, pero tal vez interfiere. - comentó confuso, manteniendo la circulación lenta de la sangre. Miró a Rasputín con gesto de dame otra oportunidad cuando le preguntó si debería sentir algo más. - Se supone que deberías mejorar. - insistió un poco más, dándole la impresión de que conseguía un resultado ligeramente mejor, pero aún así insuficiente para salvarlo. Apartó la mano de su pecho y dejó de actuar sobre las runas, dándose la vuelta para tomar aire y de paso que no le viese la cara de agobio. - ¿Tienes algo de oro por aquí? quiero intentar una cosa. - y si eso fallaba...pues se le acababan las opciones. Como mucho podía intentar mantener la circulación de la sangre a raya, pero no iba a ser suficiente. - ¿A ti se te ocurre algo más? - pe preguntó a la aprendiz, por si en nigromancia tenían modos de contener un proceso así.
- Un Gram es...- puso cara de estar recordando lo leído en el libro, cayendo en la cuenta de que le faltaban ciertos detalles. - Un amuleto para contrarrestar y absorber la felonía, con runas, y la sangre del portador. - observó un momento a Lemóni, esperando que sujetase a su maestro. Realmente parecía preocupada, debía importarle de verdad lo que le sucediese.
Al quitarle las vendas de los brazos se dio cuenta de que había algunas runas más previas, pero no preguntó antes de hacer las suyas. Tal vez por eso su intento de frenar el avance del daño por felonía no fue suficiente. - No sé qué es esto, pero tal vez interfiere. - comentó confuso, manteniendo la circulación lenta de la sangre. Miró a Rasputín con gesto de dame otra oportunidad cuando le preguntó si debería sentir algo más. - Se supone que deberías mejorar. - insistió un poco más, dándole la impresión de que conseguía un resultado ligeramente mejor, pero aún así insuficiente para salvarlo. Apartó la mano de su pecho y dejó de actuar sobre las runas, dándose la vuelta para tomar aire y de paso que no le viese la cara de agobio. - ¿Tienes algo de oro por aquí? quiero intentar una cosa. - y si eso fallaba...pues se le acababan las opciones. Como mucho podía intentar mantener la circulación de la sangre a raya, pero no iba a ser suficiente. - ¿A ti se te ocurre algo más? - pe preguntó a la aprendiz, por si en nigromancia tenían modos de contener un proceso así.
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Bueno, pues ahí iban...
Lemóni no esperaba que le dijera que mirara y aprendiera, pero sí su maestro lo dice, ella procedió a observar con atención, hacía lo que podía para aprenderse las runas qué estaba viendo hacer al descendiente de Tepes, no sabía muy bien por que, pero sí su maestro lo decía...
Bueno, observó, sin embargo... No parecía que estuviera mejorando, y bueno, eso hace que Lemóni sienta una gran presión en el pecho, es... Mucho, pero tiene que seguir siendo valiente, así que no va a alejarse por mucho dolor qué pueda sentir, y menos mal que no lo hizo, sintió como evitó qué su maestro cayera.
Luego lo escuchó hablar de oro y un amuleto qué servía para acabar con felonía, cosas de las que ella no sabía, la verdad, así que se limitó a escuchar con un ligero deje de confusión en su carita, que se volvió en duda cuando le preguntó a ella.
P-Pues... Hay formas de evitar que alguien muera, p-pero eso es muy difícil...
Ella no sabe sí lograría algo como eso, nunca lo ha intentado, y además algo le dice que esa no es el tipo de solución qué necesitan.
Y creo que el maestro rasputin no se encuentra en condiciones, para algo así...
O al menos eso le parece a ella, pero igualmente queda un poco en lo mismo, simplemente no parece que sea solución en este caso.
Así que mejor se limitará a seguir aprendiendo del descendiente de Tepes, tal como le dijo su maestro, eso y trata de mantenerse centrada aunque en verdad poca necesidad de ello hay, porque en el fondo ella tampoco es que este haciendo algo, simplemente está ahí sujetando a su maestro con muchas ganas de llorar, pero evitando hacerlo porque no es momento.
Lemóni no esperaba que le dijera que mirara y aprendiera, pero sí su maestro lo dice, ella procedió a observar con atención, hacía lo que podía para aprenderse las runas qué estaba viendo hacer al descendiente de Tepes, no sabía muy bien por que, pero sí su maestro lo decía...
Bueno, observó, sin embargo... No parecía que estuviera mejorando, y bueno, eso hace que Lemóni sienta una gran presión en el pecho, es... Mucho, pero tiene que seguir siendo valiente, así que no va a alejarse por mucho dolor qué pueda sentir, y menos mal que no lo hizo, sintió como evitó qué su maestro cayera.
Luego lo escuchó hablar de oro y un amuleto qué servía para acabar con felonía, cosas de las que ella no sabía, la verdad, así que se limitó a escuchar con un ligero deje de confusión en su carita, que se volvió en duda cuando le preguntó a ella.
P-Pues... Hay formas de evitar que alguien muera, p-pero eso es muy difícil...
Ella no sabe sí lograría algo como eso, nunca lo ha intentado, y además algo le dice que esa no es el tipo de solución qué necesitan.
Y creo que el maestro rasputin no se encuentra en condiciones, para algo así...
O al menos eso le parece a ella, pero igualmente queda un poco en lo mismo, simplemente no parece que sea solución en este caso.
Así que mejor se limitará a seguir aprendiendo del descendiente de Tepes, tal como le dijo su maestro, eso y trata de mantenerse centrada aunque en verdad poca necesidad de ello hay, porque en el fondo ella tampoco es que este haciendo algo, simplemente está ahí sujetando a su maestro con muchas ganas de llorar, pero evitando hacerlo porque no es momento.
- Cumplir una tarea doble: ayudar a otro nigromante aliado de Ouroboros, y colaborar con el rescate de Da Vinci. - lo observé directamente a los ojos cuando me explicó lo que era un Gram. No por nada en concreto, si no porque era mi costumbre cuando hablaba con la gente. Estudiaba sus gestos y expresiones, de todos, pare tener un mejor conocimiento de ellos. - Puede merecer la pena que intentes hacer uno de esos, aunque lleve tiempo.
Para cuando habló de las posibles interferencias de las runas y simbolos que Lyosha habia grabado a fuego en la piel, ya estaba en ese estado de medio letargo, pero lo suficiente despierto aun para oir lo que decían.... sí, era posible que intercediesen. Agotado, alcé la mirada hacia Khan y asentí.
- Inténtalo de nuevo.- se notaba que me costaba respirar, pero al mismo tiempo quería que Tepes se empujase a si mismo un poco más en lugar de rendirse a la primera. Con lo siguiente que hizo, la opresión que sentía en el pecho al respirar se aligeró un tanto, pudiendo inspirar oxigeno de una manera mas profunda.
El joven se dio la vuelta y, pese a todo, pude percibir su agobio. Eso y los tartamudeos de Lemoni me hicieron negar con la cabeza con una muy bien disimulada sonrisa. Miré a mi aprendiz, levantandole una ceja.
- He dicho que me estoy muriendo....no que me vaya a morir...asi que por favor quitad esas caras de luto. Es solo que no quiero vivir en agonía constante.
El joven preguntó por oro a lo que fruncí el ceño pensativo.
- No lo sé, rara vez necesito un metal tan puro para mis rituales. Si tengo algo es de algun recuerdo de alguna vieja reliquia familiar... - hice un gesto como indicando que me iba a levantar, yendo hacia mi escritorio usando el baston de roble para ayudarme. Me puse a abrir los cajones, sacando pequeños cofrecillos, otros cajones, sacos enanos llenos de piedrecillas de diversa indole, unos craneos de cuervo, unos botes llenos de ojos... finalmente encontré algo que le perteneció a mi madre, ahi al fondo del cajon ultimo cogiendo polvo. Saqué lo que parecía un joyero, creyendo recordar que lo mismo ahi guardaba algo.
Para cuando habló de las posibles interferencias de las runas y simbolos que Lyosha habia grabado a fuego en la piel, ya estaba en ese estado de medio letargo, pero lo suficiente despierto aun para oir lo que decían.... sí, era posible que intercediesen. Agotado, alcé la mirada hacia Khan y asentí.
- Inténtalo de nuevo.- se notaba que me costaba respirar, pero al mismo tiempo quería que Tepes se empujase a si mismo un poco más en lugar de rendirse a la primera. Con lo siguiente que hizo, la opresión que sentía en el pecho al respirar se aligeró un tanto, pudiendo inspirar oxigeno de una manera mas profunda.
El joven se dio la vuelta y, pese a todo, pude percibir su agobio. Eso y los tartamudeos de Lemoni me hicieron negar con la cabeza con una muy bien disimulada sonrisa. Miré a mi aprendiz, levantandole una ceja.
- He dicho que me estoy muriendo....no que me vaya a morir...asi que por favor quitad esas caras de luto. Es solo que no quiero vivir en agonía constante.
El joven preguntó por oro a lo que fruncí el ceño pensativo.
- No lo sé, rara vez necesito un metal tan puro para mis rituales. Si tengo algo es de algun recuerdo de alguna vieja reliquia familiar... - hice un gesto como indicando que me iba a levantar, yendo hacia mi escritorio usando el baston de roble para ayudarme. Me puse a abrir los cajones, sacando pequeños cofrecillos, otros cajones, sacos enanos llenos de piedrecillas de diversa indole, unos craneos de cuervo, unos botes llenos de ojos... finalmente encontré algo que le perteneció a mi madre, ahi al fondo del cajon ultimo cogiendo polvo. Saqué lo que parecía un joyero, creyendo recordar que lo mismo ahi guardaba algo.
Lyosha Svensson
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La experiencia con el dragón había sido…peculiar. Era una criatura de grandes dimensiones que sin duda había sido una bestia feroz en su vida pasada. Pero Lyosha también así que al sentir su presencia y cercanía se había plantado un duelo de voluntades que acabó cuando la revenant le enseñó lo que podía e iba a hacer. ¿Cómo ibas a morder la mano que te daba de comer? Exactamente por eso, el momento había sido más tranquilo. Eso sí, había dejado más de la mitad del bosque que tenía a la vista en horrorosas condiciones pero era lo que tenía jugar con magia negra.
Durante ese rato que estuvo afuera no dejó de pensar en las oscuras venas que habían poblado el rostro de Matvey. Eso, por supuesto, eran malas noticias y algo en su instinto y sabiduría le decían que tenía poco que ver con el demonio y más con otra cosa. ¿Una maldición, quizás? Tras darle vueltas a la cabeza una y otra vez asumió que se trataba del Papa. Y si era una cuestión de sangre, entonces lo mejor es que lo viera su hermandad.
Así quedaban a mano.
Más o menos.
Volvió al sótano y golpeó la puerta con el arakh dos veces, siendo recibida por el ghoul, a quien saludó apenas con la cabeza y empezó a descender las escaleras percibiendo la presencia de Valqar adormecida, con lo que implicaba que Matvey seguía vivo, igual que su vínculo. Pero había más gente.
Avanzó hasta ingresar a donde estaban los dos críos. Evaluó a uno con cara de arisco, a quien luego ignoró. Y luego a la otra, cuya descripción llamaba la atención. Se le quedó mirando a los ojos rojos durante un rato en silencio, en realidad estaba escaneándola pero no parecía un demonio. No era un demonio pero… Algo le había sucedido con uno. Desvió la mirada a Rasputin que estaba buscando algo en su escritorio. Se acercó a él mirando la cantidad de cosas que estaban desperdigadas -¿Qué haces?- Inquirió para luego mirarlo de reojo. Aquella maldición -Me interesaría que te mantuvieras vivo- Le informó como por enésima vez ese día mientras se cruzaba de brazos -La hermandad de sangre podría echarte un vistazo-
Durante ese rato que estuvo afuera no dejó de pensar en las oscuras venas que habían poblado el rostro de Matvey. Eso, por supuesto, eran malas noticias y algo en su instinto y sabiduría le decían que tenía poco que ver con el demonio y más con otra cosa. ¿Una maldición, quizás? Tras darle vueltas a la cabeza una y otra vez asumió que se trataba del Papa. Y si era una cuestión de sangre, entonces lo mejor es que lo viera su hermandad.
Así quedaban a mano.
Más o menos.
Volvió al sótano y golpeó la puerta con el arakh dos veces, siendo recibida por el ghoul, a quien saludó apenas con la cabeza y empezó a descender las escaleras percibiendo la presencia de Valqar adormecida, con lo que implicaba que Matvey seguía vivo, igual que su vínculo. Pero había más gente.
Avanzó hasta ingresar a donde estaban los dos críos. Evaluó a uno con cara de arisco, a quien luego ignoró. Y luego a la otra, cuya descripción llamaba la atención. Se le quedó mirando a los ojos rojos durante un rato en silencio, en realidad estaba escaneándola pero no parecía un demonio. No era un demonio pero… Algo le había sucedido con uno. Desvió la mirada a Rasputin que estaba buscando algo en su escritorio. Se acercó a él mirando la cantidad de cosas que estaban desperdigadas -¿Qué haces?- Inquirió para luego mirarlo de reojo. Aquella maldición -Me interesaría que te mantuvieras vivo- Le informó como por enésima vez ese día mientras se cruzaba de brazos -La hermandad de sangre podría echarte un vistazo-
Khan Tepes
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Las dudas que pudiese tener Khan se despejaron, entre la información de Matvey sobre lo que hacía en Roma y la información que llegó mediante el mensaje de Jack. Al parecer había un lío muy grande en Italia y ahora les tocaba a todos ellos resolverlo. No supo muy bien cómo sentirse ante su primera misión. En parte había algo de emoción en formar parte de ellos, y en parte temía no estar a la altura. - Parece que al final tendré que intentar hacer más amuletos para proteger de los ataques con magia de sangre. Si vamos a ir...- bueno, necesitarían una manera de defenderse de eso y de los ataques mentales, aunque no fuese una protección completa. Por el momento siguió intentando lo de mantener a su compañero de Consejo, que le instó a seguir probando.
Su discípula también tenía algunas ideas para evitar que Matvey muriese, aunque no sonaba muy convencida. - ¿Y qué formas son esas? ¿qué has aprendido hasta ahora? - preguntó Khan a Lemóni de forma un poco demandante, con impaciencia. El propio nigromante aseguró que no iba a morir, aunque el chico imaginó que lo decía por quitarles responsabilidad de encima. Dejó que Matvey se levantara para ir a buscarle algo de oro, acercándose a él por si acaso se caía al suelo. - Lo que sea, cualquier reliquia de oro servirá. - mientras buscaba siguió manteniendo la ralentización del flujo sanguíneo para comprarle algo de tiempo a Matvey, aunque se distrajo un poco cuando recibieron una visita inesperada. No tenía ni idea de quién era ella, que los ignoró bastante y se fue directamente a hablar con Rasputín.
- Ya lo estamos solucionando aquí. No necesitamos ninguna hermandad de sangre. - le dijo a la mujer algo enfadado al captar por sus palabras que debía ser una de esas Soul Reapers. Cogió el joyero de las manos de Matvey, ya vería por su cuenta lo que tenía dentro. - Iré a ver a Giordano. Te lo devolveré más tarde. Se supone que con lo que te he hecho deberías aguantar al menos...una hora. - luego le hizo un gesto a Lemóni para que vigilase a su maestro, por si acaso la mujer siniestra no era de fiar. Desapareció de allí en el acto, en dirección al taller en el que solía estar Da Vinci.
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dado 20 controlar felonía
Su discípula también tenía algunas ideas para evitar que Matvey muriese, aunque no sonaba muy convencida. - ¿Y qué formas son esas? ¿qué has aprendido hasta ahora? - preguntó Khan a Lemóni de forma un poco demandante, con impaciencia. El propio nigromante aseguró que no iba a morir, aunque el chico imaginó que lo decía por quitarles responsabilidad de encima. Dejó que Matvey se levantara para ir a buscarle algo de oro, acercándose a él por si acaso se caía al suelo. - Lo que sea, cualquier reliquia de oro servirá. - mientras buscaba siguió manteniendo la ralentización del flujo sanguíneo para comprarle algo de tiempo a Matvey, aunque se distrajo un poco cuando recibieron una visita inesperada. No tenía ni idea de quién era ella, que los ignoró bastante y se fue directamente a hablar con Rasputín.
- Ya lo estamos solucionando aquí. No necesitamos ninguna hermandad de sangre. - le dijo a la mujer algo enfadado al captar por sus palabras que debía ser una de esas Soul Reapers. Cogió el joyero de las manos de Matvey, ya vería por su cuenta lo que tenía dentro. - Iré a ver a Giordano. Te lo devolveré más tarde. Se supone que con lo que te he hecho deberías aguantar al menos...una hora. - luego le hizo un gesto a Lemóni para que vigilase a su maestro, por si acaso la mujer siniestra no era de fiar. Desapareció de allí en el acto, en dirección al taller en el que solía estar Da Vinci.
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De buenas a primeras Lemóni seguía solo mirando, y bueno, poniendo atención a lo que estaba diciendo su maestro y bueno, cuando comentaron sobre lo del amuleto, Lemóni dijo.
Ojalá pudiera ayudar...
Realmente ha sido fruto de su inmensa preocupación qué lo haya dicho, pero de cualquier forma, si pudiera no dudaría en hacerlo, pero por desgracia no posee ese poder...
Y bueno, en el momento que su maestro dijo que no iba a morir, Lemóni casi de inmediato soltó un suspiro de lo más aliviado, pasó mucho miedo por unos momentos, pero seguía triste...
Sí, entiendo... Perdone por haber dudado, Maestro Rasputin...
Tampoco quería que su maestro viviera en agonía constante pero poco podía hacer para eso, e incluso aunque pudier hacer algo, quien sabe si sería suficiente, y bueno, luego de eso el descendiente de Tepes le preguntó de forma demandante qué había aprendido.
B-Bueno yo---.
Pero entonces de repente tuvo un tremendo escalofrío, siempre ha tenido una fuerte conexión con el más allá, y puede percibir cuando hay un ser qué pertenece al otro lado y está de este.
Por ese motivo volteó a ver a Lyosha, y sus miradas ahí se encontraron, no sabe si será idea suya, pero le daba la impresión de que la estaba mirando demasiado, aunque poco después de eso fue a por el maestro Rasputin a preguntarle qué hacía y a decirle que le interesa qué no muera o una cosa así, muy raro todo.
Luego de eso... El descendiente de Tepes le habló de una forma no demasiado agradable a la mujer que acababa de llegar, al parecer estaba bastante irritado con todo esto, y había dedicidido gritarle a esta recién llegada... Además se nombró a una hermandad de sangre, y bueno, todo siguió hasta que el descendiente se desapareció sin decir más...
Y Lemóni se quedó un poco con carita de circunstancia, sin saber que se supone que debería de hacer ahora, solo miraba como llegando a la comprensión de que ahora mismo su existencia estaba un poco de más, pero también sin saber que debería de hacer.
Ojalá pudiera ayudar...
Realmente ha sido fruto de su inmensa preocupación qué lo haya dicho, pero de cualquier forma, si pudiera no dudaría en hacerlo, pero por desgracia no posee ese poder...
Y bueno, en el momento que su maestro dijo que no iba a morir, Lemóni casi de inmediato soltó un suspiro de lo más aliviado, pasó mucho miedo por unos momentos, pero seguía triste...
Sí, entiendo... Perdone por haber dudado, Maestro Rasputin...
Tampoco quería que su maestro viviera en agonía constante pero poco podía hacer para eso, e incluso aunque pudier hacer algo, quien sabe si sería suficiente, y bueno, luego de eso el descendiente de Tepes le preguntó de forma demandante qué había aprendido.
B-Bueno yo---.
Pero entonces de repente tuvo un tremendo escalofrío, siempre ha tenido una fuerte conexión con el más allá, y puede percibir cuando hay un ser qué pertenece al otro lado y está de este.
Por ese motivo volteó a ver a Lyosha, y sus miradas ahí se encontraron, no sabe si será idea suya, pero le daba la impresión de que la estaba mirando demasiado, aunque poco después de eso fue a por el maestro Rasputin a preguntarle qué hacía y a decirle que le interesa qué no muera o una cosa así, muy raro todo.
Luego de eso... El descendiente de Tepes le habló de una forma no demasiado agradable a la mujer que acababa de llegar, al parecer estaba bastante irritado con todo esto, y había dedicidido gritarle a esta recién llegada... Además se nombró a una hermandad de sangre, y bueno, todo siguió hasta que el descendiente se desapareció sin decir más...
Y Lemóni se quedó un poco con carita de circunstancia, sin saber que se supone que debería de hacer ahora, solo miraba como llegando a la comprensión de que ahora mismo su existencia estaba un poco de más, pero también sin saber que debería de hacer.
Lyosha no tardó en aparecer, con su don de la oportunidad para pillarme cuando estaba reunido. La miré con cara de circunstancia, no le habia dejado claro ya que no me iba a morir asi sin mas? Menos por esto.
- Bien con el lich?
Estaba puto mareado por lo que andaba haciendo Khan con mi sangre y por....bueno, la droga, todo. Así como iba a ....?
- adiós...Khan.... - me despedí del joven, lo cual me dejaba a solas con mi aprendiz y Lyosha. - Ella es mi aprendiz. - dije presentandole a Lémoni. - Es muy joven. - y mis ojos le dijeron a Lyosha "no me la traumatices todavía"
- Tengo que... - miré intensamente al bastón, la maldita alma de Stavron seguía ahi ligada a causa de la magia del Verdugo. Y no quería dejarlo más tiempo en un bastón. Lo había sacado del Reino de los muertos para algo. Negué con la cabeza, estaba muy disperso. -Esperemos que lo que haga Khan funcione. Lyosha, no puedo volver aun, puedes esperar unas horas más? El Consejo ha sido convocado, hablé con Jack y van a acudir a Roma en auxilio. Si nos coordinamos bien, ganaremos.
Observé a Lemoni despues, que se habia quedado ahi como pidiendo permiso para existir.
- Tú....que sabes sobre los Revenant? - no le había llegado a enseñar nada relacionado con esa materia, era algo demasiado avanzando pero quería saber hasta que punto llegaba su curiosidad. Fui hacia un estante, sacando un libro que quería que estudiase al respecto. Sobre protección contra demonios, sigilos de desvanecimiento y cosas del estilo. Era bastante tocho. - Estudia, te pienso hacer un examen cuando vuelva de Roma. Será teórico y práctico. Y me escribes sobre los Revenant. Gracias por traerme al descendiente de Tepes, pero te vas a arrepentir de haber colaborado en salvarme la vida. - porque la acababa de inflar a tareas y al volver no iba a ser menos.
Khan me habia regalado algo más de tiempo y tenía que aprovecharlo. Le indiqué a Lemoni que se marchase con el libro que le habia dado, advirtiéndola de que solo lo abriese ella y no lo dejara al alcance de nadie mas.
- Bien con el lich?
Estaba puto mareado por lo que andaba haciendo Khan con mi sangre y por....bueno, la droga, todo. Así como iba a ....?
- adiós...Khan.... - me despedí del joven, lo cual me dejaba a solas con mi aprendiz y Lyosha. - Ella es mi aprendiz. - dije presentandole a Lémoni. - Es muy joven. - y mis ojos le dijeron a Lyosha "no me la traumatices todavía"
- Tengo que... - miré intensamente al bastón, la maldita alma de Stavron seguía ahi ligada a causa de la magia del Verdugo. Y no quería dejarlo más tiempo en un bastón. Lo había sacado del Reino de los muertos para algo. Negué con la cabeza, estaba muy disperso. -Esperemos que lo que haga Khan funcione. Lyosha, no puedo volver aun, puedes esperar unas horas más? El Consejo ha sido convocado, hablé con Jack y van a acudir a Roma en auxilio. Si nos coordinamos bien, ganaremos.
Observé a Lemoni despues, que se habia quedado ahi como pidiendo permiso para existir.
- Tú....que sabes sobre los Revenant? - no le había llegado a enseñar nada relacionado con esa materia, era algo demasiado avanzando pero quería saber hasta que punto llegaba su curiosidad. Fui hacia un estante, sacando un libro que quería que estudiase al respecto. Sobre protección contra demonios, sigilos de desvanecimiento y cosas del estilo. Era bastante tocho. - Estudia, te pienso hacer un examen cuando vuelva de Roma. Será teórico y práctico. Y me escribes sobre los Revenant. Gracias por traerme al descendiente de Tepes, pero te vas a arrepentir de haber colaborado en salvarme la vida. - porque la acababa de inflar a tareas y al volver no iba a ser menos.
Khan me habia regalado algo más de tiempo y tenía que aprovecharlo. Le indiqué a Lemoni que se marchase con el libro que le habia dado, advirtiéndola de que solo lo abriese ella y no lo dejara al alcance de nadie mas.
Lyosha Svensson
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Un asentimiento simple fue lo que le dio a Matvey cuando preguntó por el dragón. ¿Se llamaba Lich?. Luego se lo preguntarían. El niño moreno le dijo que no necesitaban ayuda de la hermandad de Sangre y Lyosha desvió la mirada hacia él un instante, mirándolo de arriba a abajo y luego a Matvey con el mismo gesto calculador -Ya veo- Soltó con rintintin como diciendole “Muy bien lo estás haciendo ¿No?” pero no añadió nada más.
La otra niña se quedó allí y cuando Matvey la presentó, Lyosha volvió a mirarla con intensidad. Desvió su mirada hacia el nigromante al ver su gesto y dibujó una soberbia sonrisa -Yo fui joven una vez- Le recordó al nigromante antes de volver la mirada hacia Lemóni -Pero tuve que crecer de golpe…La vida- Murmuró recordando el asesinato de sus padres.
-De acuerdo- Fue su respuesta cuando le pidió un par de horas más. Por ella no había problema siempre que se mantuviera vivo. Entonces, buscó el metal remanente de su ropa para empezar a entrenar la motricidad fina. Aún así no perdió pista de lo que le dijo a la muchacha de pelo verde antes de que se retirara.
-Mmmm…Soy tan interesante que me conviertes en objeto de estudio, Rasputin?- No lo miraba, pero la sonrisa perversa se mantenía en sus labios mientras entrenaba con el metal -Debería sentirme halagada pero creo que… Se parece más a un cerebro en un tarro de cristal-
La otra niña se quedó allí y cuando Matvey la presentó, Lyosha volvió a mirarla con intensidad. Desvió su mirada hacia el nigromante al ver su gesto y dibujó una soberbia sonrisa -Yo fui joven una vez- Le recordó al nigromante antes de volver la mirada hacia Lemóni -Pero tuve que crecer de golpe…La vida- Murmuró recordando el asesinato de sus padres.
-De acuerdo- Fue su respuesta cuando le pidió un par de horas más. Por ella no había problema siempre que se mantuviera vivo. Entonces, buscó el metal remanente de su ropa para empezar a entrenar la motricidad fina. Aún así no perdió pista de lo que le dijo a la muchacha de pelo verde antes de que se retirara.
-Mmmm…Soy tan interesante que me conviertes en objeto de estudio, Rasputin?- No lo miraba, pero la sonrisa perversa se mantenía en sus labios mientras entrenaba con el metal -Debería sentirme halagada pero creo que… Se parece más a un cerebro en un tarro de cristal-
Cuando Lemoni se marchó, miré a Lyosha largamente, aunque ella tenía su mirada puesta en esas formas que creaba y destruia con el metal, entrenando segun parecia o simplemente, entreteniéndose. Volvía a encontrarme mal, y ya parecía que daba igual cuanto sedante tomase. Al menos...tenía la mente despejada de tanta esencia de nahlrout que habia tomado.
- Compleja. - le respondí. Había aprendido bastante de ella. No sabía si podía decir "con" ella, o "de" ella.... pero en parte, había contribuido a eliminar esa ultima barrera que me habia impuesto siempre con traer a alguien de vuelta. Quizá...me habia cambiado el punto de vista respecto a algo. O tal vez no era del todo justo cargarle a ella el peso de la decisión que habia tomado, porque tampoco seria cierto del todo. - No... piensa más bien en una musa. En una un poco diabólica.
Me dirigí hacia la puerta que daba a las escaleras que bajaban hacia el sótano, tocándola y activando la magia que solo yo tenía permitido abrir. Me detuve un momento antes de bajar cuando se abrió, con el báculo en mi otra mano.
- Esto simplemente tenía que pasar. No pienses que lo hago por orgullo o por intentar seguir los pasos de otros. - si, de Khaled. Porque en retrospectiva, llevaba unos dias que... en fin, solo me faltaba robarle una torre a otro nigromante. Negué con la cabeza, debía de ser la fiebre.
Bajé al sótano y la puerta se cerró tras de mi. El fuego azul iluminó la estancia, y observé el complejo circulo que habia podido terminar con anterioridad. Ahora venía lo dificil. Posicioné el cadaver en el centro, y dejé mi báculo con el alma al lado. Con mi sangre, dibujé unos simbolos que habia estado estudiando previamente: varios de ellos, en el báculo y también en la frente, garganta, pecho y muñecas del caído. Vida, muerte, mente, alma, cuerpo, espacio. Destino, tejer...la unión entre el actual recipiente y el nuevo debía ser perfecta. Compartían los mismos simbolos pero en el del baculo no dibujé todos ellos, solo los necesarios para que se estableciera el canal hacia el nuevo cuerpo. Repasé que los circulos de protección contra demonios estuviesen bien, y activos.
Después hice lo mismo conmigo, pero una vez mas, habia pequeñas variaciones en los simbolos empleados. Cuando estuvo todo dispuesto me situé fuera del circulo, empleando mi magia para dibujar otro mucho más sencillo, bajo mis pies. No estaba hecho con sangre, como el otro. Tomé el libro que había estado consultando durante la creación del círculo y lo dejé levitando a mi lado. Lo tenía practicamente todo...salvo los cuervos. Ese ghoul bien podía darse prisa. Habría funcionado mas facilmente con un par de personas, pero no podía hacer tales sacrificios. Debido al nahlrout, no podía seguir sangrando. Pero la fiebre y el dolor empezaban a acumularse en mi cuerpo, y habia roto a sudar.
Cuando el ghoul llegó por fin, acarreaba un par de sacos de cuyo interior no paraban de salir graznidos. Encerré a los cuervos en unas jaulas y le mandé situarlos alrededor del circulo, y luego lo hice marcharse de alli. Ahora si estaba todo. Oi mi corazón acelerarse y miré un momento por encima de mi hombro hacia un viejo arcón, casi sorprendido....
Luego me enfoqué en la tarea, y en el ritual. Empezaría a recitar los versos poco a poco, despacio. Había modificado la primera parte, la de traer el alma de vuelta, pues eso ya estaba hecho gracias a los poderes de Valqar. Asi que seguia trasladar un alma de un objeto inanimado a un cuerpo....y sellar el vínculo. Los símbolos dibujados en él fueron ardiendo y consumiéndose conforme avanzaba en la letanía, al unísono con los míos, marcandose en la piel y luego desvaneciéndose lentamente hacia el interior de la carne. El báculo se partió en mil pedazos cuando el espíritu, atraído por la nueva vasija, lo abandonó. El restallido podría haberme hecho perder la concentración pero no lo hizo. Ahora, sin un segundo que perder....la mente. Se consumió el simbolo de la frente en unas lenguas de fuego. Debía ser cuidadoso especialmente ahi, pues... de ello dependería los recuerdos que conservaría, su estado, y la unión del espiritu con la mente, que al final, controlaba al cuerpo y lo unía todo. Era importante. Mucho. Por eso cuando el dolor casi me hace ahogar un gruñido y flaqueé en ese momento, me preocupé ,cerré los ojos, cerré la mente y continué, no podía permitir que se enredase. Fue complicado, deshacer el entuerto, y sabía que distaría mucho de la perfección. Tejer, tejer unos con otros. El circulo de a su alrededor brillaba rojizo, la magia vibraba en el subsótano y cargaba la atmósfera.
Tenues hilos surgían del circulo y se entrelazaban en el aire, alrededor del cuerpo y alrededor mio, generando patrones. Se unian y se enredaban, pero sin generar atascos o nudos, parecían bailar, y yo los dirigía. Los graznidos de los cuervos se hicieron estridentes cuando la vida abandonó sus cuerpos, energía vital más que necesaria para el ritual. Se extinguió todo sonido hacia la ultima parte del ritual, donde los hilos se arremolinaron y se tensaron todos en una única hebra que se fue hundiendo en el pecho del cuerpo de forma violenta, a la par que bajaba mis manos y toda luz se extinguió, incluidas las antorchas azuladas.
Caí al suelo de rodillas, extenuado y al borde del colapso, pero alcé la mirada...entrecerrando los ojos. Hice que las antorchas volvieran a iluminar, pero mi magia se agotaba y solo lo hicieron de modo tenue. Sin embargo, tenía que comprobar...
- Stavron...?
__
indice de logro
1 mente 1/10 (mente confusa al principio. Recuerdos borrosos, mezclados con los del mago anterior. Tendrá que ir recuperando los suyos, distinguiendo unos de otros)
2 espiritu 8/10 (union espiritu buena, prácticamente íntegro)
3 cuerpo 8/10 (union corporal buena, prácticamente control absoluto)
15/20 success
- Compleja. - le respondí. Había aprendido bastante de ella. No sabía si podía decir "con" ella, o "de" ella.... pero en parte, había contribuido a eliminar esa ultima barrera que me habia impuesto siempre con traer a alguien de vuelta. Quizá...me habia cambiado el punto de vista respecto a algo. O tal vez no era del todo justo cargarle a ella el peso de la decisión que habia tomado, porque tampoco seria cierto del todo. - No... piensa más bien en una musa. En una un poco diabólica.
Me dirigí hacia la puerta que daba a las escaleras que bajaban hacia el sótano, tocándola y activando la magia que solo yo tenía permitido abrir. Me detuve un momento antes de bajar cuando se abrió, con el báculo en mi otra mano.
- Esto simplemente tenía que pasar. No pienses que lo hago por orgullo o por intentar seguir los pasos de otros. - si, de Khaled. Porque en retrospectiva, llevaba unos dias que... en fin, solo me faltaba robarle una torre a otro nigromante. Negué con la cabeza, debía de ser la fiebre.
Bajé al sótano y la puerta se cerró tras de mi. El fuego azul iluminó la estancia, y observé el complejo circulo que habia podido terminar con anterioridad. Ahora venía lo dificil. Posicioné el cadaver en el centro, y dejé mi báculo con el alma al lado. Con mi sangre, dibujé unos simbolos que habia estado estudiando previamente: varios de ellos, en el báculo y también en la frente, garganta, pecho y muñecas del caído. Vida, muerte, mente, alma, cuerpo, espacio. Destino, tejer...la unión entre el actual recipiente y el nuevo debía ser perfecta. Compartían los mismos simbolos pero en el del baculo no dibujé todos ellos, solo los necesarios para que se estableciera el canal hacia el nuevo cuerpo. Repasé que los circulos de protección contra demonios estuviesen bien, y activos.
Después hice lo mismo conmigo, pero una vez mas, habia pequeñas variaciones en los simbolos empleados. Cuando estuvo todo dispuesto me situé fuera del circulo, empleando mi magia para dibujar otro mucho más sencillo, bajo mis pies. No estaba hecho con sangre, como el otro. Tomé el libro que había estado consultando durante la creación del círculo y lo dejé levitando a mi lado. Lo tenía practicamente todo...salvo los cuervos. Ese ghoul bien podía darse prisa. Habría funcionado mas facilmente con un par de personas, pero no podía hacer tales sacrificios. Debido al nahlrout, no podía seguir sangrando. Pero la fiebre y el dolor empezaban a acumularse en mi cuerpo, y habia roto a sudar.
Cuando el ghoul llegó por fin, acarreaba un par de sacos de cuyo interior no paraban de salir graznidos. Encerré a los cuervos en unas jaulas y le mandé situarlos alrededor del circulo, y luego lo hice marcharse de alli. Ahora si estaba todo. Oi mi corazón acelerarse y miré un momento por encima de mi hombro hacia un viejo arcón, casi sorprendido....
Luego me enfoqué en la tarea, y en el ritual. Empezaría a recitar los versos poco a poco, despacio. Había modificado la primera parte, la de traer el alma de vuelta, pues eso ya estaba hecho gracias a los poderes de Valqar. Asi que seguia trasladar un alma de un objeto inanimado a un cuerpo....y sellar el vínculo. Los símbolos dibujados en él fueron ardiendo y consumiéndose conforme avanzaba en la letanía, al unísono con los míos, marcandose en la piel y luego desvaneciéndose lentamente hacia el interior de la carne. El báculo se partió en mil pedazos cuando el espíritu, atraído por la nueva vasija, lo abandonó. El restallido podría haberme hecho perder la concentración pero no lo hizo. Ahora, sin un segundo que perder....la mente. Se consumió el simbolo de la frente en unas lenguas de fuego. Debía ser cuidadoso especialmente ahi, pues... de ello dependería los recuerdos que conservaría, su estado, y la unión del espiritu con la mente, que al final, controlaba al cuerpo y lo unía todo. Era importante. Mucho. Por eso cuando el dolor casi me hace ahogar un gruñido y flaqueé en ese momento, me preocupé ,cerré los ojos, cerré la mente y continué, no podía permitir que se enredase. Fue complicado, deshacer el entuerto, y sabía que distaría mucho de la perfección. Tejer, tejer unos con otros. El circulo de a su alrededor brillaba rojizo, la magia vibraba en el subsótano y cargaba la atmósfera.
Tenues hilos surgían del circulo y se entrelazaban en el aire, alrededor del cuerpo y alrededor mio, generando patrones. Se unian y se enredaban, pero sin generar atascos o nudos, parecían bailar, y yo los dirigía. Los graznidos de los cuervos se hicieron estridentes cuando la vida abandonó sus cuerpos, energía vital más que necesaria para el ritual. Se extinguió todo sonido hacia la ultima parte del ritual, donde los hilos se arremolinaron y se tensaron todos en una única hebra que se fue hundiendo en el pecho del cuerpo de forma violenta, a la par que bajaba mis manos y toda luz se extinguió, incluidas las antorchas azuladas.
Caí al suelo de rodillas, extenuado y al borde del colapso, pero alcé la mirada...entrecerrando los ojos. Hice que las antorchas volvieran a iluminar, pero mi magia se agotaba y solo lo hicieron de modo tenue. Sin embargo, tenía que comprobar...
- Stavron...?
__
indice de logro
1 mente 1/10 (mente confusa al principio. Recuerdos borrosos, mezclados con los del mago anterior. Tendrá que ir recuperando los suyos, distinguiendo unos de otros)
2 espiritu 8/10 (union espiritu buena, prácticamente íntegro)
3 cuerpo 8/10 (union corporal buena, prácticamente control absoluto)
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Dados
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El miembro 'Matvey Rasputín' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Dado (10)' :
--------------------------------
#2 'Dado (20)' :
#1 'Dado (10)' :
--------------------------------
#2 'Dado (20)' :
Separado de su hijo y vinculado al bastón de Matvey…Era sumamente aburrido. Al menos hasta que nuevas voces parecieron incorporarse a la agitada vida de su amigo nigromante. Todas femeninas, eso era aún más interesante. En el fondo, a Stavron le encantaba el cotilleo así que escuchó con suma atención todo lo que había ocurrido. Incluso el encuentro de ambas mujeres.
Le pareció curioso que tuviera una “musa” aunque fuese una mujer de voz más bien… fría y con una actitud soberbia. También le llamó la atención aquello de que “no estaba siguiendo los pasos de otro”. Le hacía cuestionarse de quién estaban hablando. ¿Quizás Khaled? Necesitaba ponerse al día y, para eso, quería un cuerpo.
El ritual no tardó en comenzar y Stavron sólo lo supo por lo que entonaba Matvey y cómo en cierto momento se sintió absorbido hacia otro sitio. Su alma estaba íntegra pero en el instante en el que se apoderó de aquel cuerpo todo se volvió confuso, denso y Stavron se encontró como nunca en la vida: perdido.
A veces era él y recordaba a sus hijos, a todos; a veces no y el rostro de su hija cambiaba a otro. A veces recordaba palabras en italiano, soltando maldiciones a diestras y siniestra. En otras se reía y alababa el despliegue de magia de cierto hombre. Durante un instante recordó lo que estaba ocurriendo, lo que realmente estaba pasando, pero se desintegró entre sus dedos y las memorias de su dolorosa muerte volvieron a cobrar vida. Pero no era su muerte ¿O sí?
- Stavron...?
Abrió los ojos y miró hacia el techo con un gesto de abstracción total. Recordaba ese nombre. Le pertenecía. O no. ¿Sí? Un gruñido gutural salió de su boca cuando se incorporó, sentándose y mirando alrededor para observar al hombre delante de él. Era familiar -Io ti conosco?- Preguntó con el ceño levemente fruncido.
Volvió a mirar alrededor y observó los cuerpos inertes de los cuervos y algo…algo hizo click en él. Cuervos. El símbolo de los Le Fay. Se llevó las manos a la cabeza soltando un leve siseo antes de estirar la espalda, adoptando una pose un poco más regia y carraspeando -Podrías haber usado palomas… Tesla seguro tiene millones- Mencionó aún un poco consternado, acercándose finalmente a Matvey para extenderle una mano y ayudarlo a incorporarse pues se veía en la mismísima mierda -Gracias- Dijo finalmente, apretando sus hombros y haciendo que le viera a los ojos -De nuevo- Dijo mientras alejaba una mano y la abría y cerraba constantemente, como comprobando que tenía el control.
Le pareció curioso que tuviera una “musa” aunque fuese una mujer de voz más bien… fría y con una actitud soberbia. También le llamó la atención aquello de que “no estaba siguiendo los pasos de otro”. Le hacía cuestionarse de quién estaban hablando. ¿Quizás Khaled? Necesitaba ponerse al día y, para eso, quería un cuerpo.
El ritual no tardó en comenzar y Stavron sólo lo supo por lo que entonaba Matvey y cómo en cierto momento se sintió absorbido hacia otro sitio. Su alma estaba íntegra pero en el instante en el que se apoderó de aquel cuerpo todo se volvió confuso, denso y Stavron se encontró como nunca en la vida: perdido.
A veces era él y recordaba a sus hijos, a todos; a veces no y el rostro de su hija cambiaba a otro. A veces recordaba palabras en italiano, soltando maldiciones a diestras y siniestra. En otras se reía y alababa el despliegue de magia de cierto hombre. Durante un instante recordó lo que estaba ocurriendo, lo que realmente estaba pasando, pero se desintegró entre sus dedos y las memorias de su dolorosa muerte volvieron a cobrar vida. Pero no era su muerte ¿O sí?
- Stavron...?
Abrió los ojos y miró hacia el techo con un gesto de abstracción total. Recordaba ese nombre. Le pertenecía. O no. ¿Sí? Un gruñido gutural salió de su boca cuando se incorporó, sentándose y mirando alrededor para observar al hombre delante de él. Era familiar -Io ti conosco?- Preguntó con el ceño levemente fruncido.
Volvió a mirar alrededor y observó los cuerpos inertes de los cuervos y algo…algo hizo click en él. Cuervos. El símbolo de los Le Fay. Se llevó las manos a la cabeza soltando un leve siseo antes de estirar la espalda, adoptando una pose un poco más regia y carraspeando -Podrías haber usado palomas… Tesla seguro tiene millones- Mencionó aún un poco consternado, acercándose finalmente a Matvey para extenderle una mano y ayudarlo a incorporarse pues se veía en la mismísima mierda -Gracias- Dijo finalmente, apretando sus hombros y haciendo que le viera a los ojos -De nuevo- Dijo mientras alejaba una mano y la abría y cerraba constantemente, como comprobando que tenía el control.
Lyosha Svensson
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-Compleja…- Murmuró y pareció saborear la palabra con lentitud, analizándola y decidiendo que le gustaba. Era un adjetivo que podía comprender y respetar. Detuvo lo que estaba haciendo cuando le llamó musa, arqueó una ceja lentamente y volvió su mirada zafiro hacia el Descendiente de Rasputin mientras delineaba una soberbia sonrisa -No me coquetees- De todas las cosas que podría haberle llamado nunca se habría autocatalogado como musa, le parecía un poco …egocéntrico, hasta para ella. Pero añadir el toque diabólico, al final, había llamado su atención. Si lo analizaba, ella era musa de todos sus acólitos así que podía añadirlo a su larga lista de títulos.
Sí, aquello le agradaba.
Volvió de nuevo a su entrenamiento hasta que volvió a dirigirle la palabra con aquellas crípticas palabras -No te veo como una oveja, Rasputín. Y tampoco tienes que darme explicaciones de nada, haz lo que te dé la gana- Mencionó lanzándole apenas una mirada de refilón. Sinceramente, le chupaba tres huevos lo que estuviera por hacer y/o haciendo siempre que no jugara demasiado con su vida y, por ende, con su sello.
Ella siguió a lo suyo, bastante concentrada en trabajar su habilidad en los pequeños detalles porque de haber sido sumamente profesional habría podido salvar a Johan ella sola. Pero no había podido y desde entonces era una espina clavada en su costado. Además, lo del Coliseo también le molestaba. ¿Podía aprender de alguna forma, con su magia, a hacer cosas que hagan que la tecnología se doblegara ante ella?
Estaba analizando aquello cuando un bajón de energía hizo que su mirada se disparara hacia la puerta por la que había desaparecido el nigromante. Soltó un bufido. Se incorporó y caminó hacia la puerta, pegando la oreja para oír algo pero había silencio de momento. Al intentar abrirla se encontró con una descarga que hablaba de un hechizo de protección -¿Rasputín?- Inquirió mientras se concentraba en buscar el metal de las bisagras y eliminarlo, pero aún así la puerta no se movió. Entrecerró los ojos con cierta molestia. No sabía que estaba haciendo pero no había demonios alrededor…No, era otra cosa. Entonces escuchó algo en italiano -Si te has ido sin mí, te voy a cortar las pelotas y lo voy a disfrutar... MUCHO, Matvey. -
Sí, aquello le agradaba.
Volvió de nuevo a su entrenamiento hasta que volvió a dirigirle la palabra con aquellas crípticas palabras -No te veo como una oveja, Rasputín. Y tampoco tienes que darme explicaciones de nada, haz lo que te dé la gana- Mencionó lanzándole apenas una mirada de refilón. Sinceramente, le chupaba tres huevos lo que estuviera por hacer y/o haciendo siempre que no jugara demasiado con su vida y, por ende, con su sello.
Ella siguió a lo suyo, bastante concentrada en trabajar su habilidad en los pequeños detalles porque de haber sido sumamente profesional habría podido salvar a Johan ella sola. Pero no había podido y desde entonces era una espina clavada en su costado. Además, lo del Coliseo también le molestaba. ¿Podía aprender de alguna forma, con su magia, a hacer cosas que hagan que la tecnología se doblegara ante ella?
Estaba analizando aquello cuando un bajón de energía hizo que su mirada se disparara hacia la puerta por la que había desaparecido el nigromante. Soltó un bufido. Se incorporó y caminó hacia la puerta, pegando la oreja para oír algo pero había silencio de momento. Al intentar abrirla se encontró con una descarga que hablaba de un hechizo de protección -¿Rasputín?- Inquirió mientras se concentraba en buscar el metal de las bisagras y eliminarlo, pero aún así la puerta no se movió. Entrecerró los ojos con cierta molestia. No sabía que estaba haciendo pero no había demonios alrededor…No, era otra cosa. Entonces escuchó algo en italiano -Si te has ido sin mí, te voy a cortar las pelotas y lo voy a disfrutar... MUCHO, Matvey. -
9/10 ultima dosis nahlrout
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Observé como se incorporaba, se movía....estaba vivo. La emoción que sentí, el triunfo, el éxito y el poder, la satisfacción al lograr aquello se arremolinó todo junto en un instante. No tenía nada que ver con la sensación de haber logrado "resucitar" a Thauren, pues ese dragón estaba vacío en espíritu practicamente....no, esto era otra cosa. Un ser completo. O casi completo, porque....
Me habló en italiano. La cansada sonrisa se borró de mis ojos cuando lo escuché preguntarme, confuso. Había sentido algo en el momento de atar la mente, y quizá habia fallado en esa parte. No era la cabeza de su amigo? La habia perdido? Sus recuerdos se habian roto por el camino?
Pero por fin habló en inglés, quejándose acerca de los cuervos.
- Tienes ....mas de cuervo......o de paloma? - le reprendí, agotado, dolorido por culpa de la maldición y con los musculos agarrotados. Me rei ante la idea de haber usado palomas como sacrificio. Me costaba respirar y por tanto, hablar- Son los cuervos los que....transportan las almas de los muertos al...de los vivos...para que finalicen sus asuntos inconclusos....y los llevan de vuelta al mundo de los muertos...
Farfullé aquella vieja creencia que, como todas, algo de verdad tenía en nuestro mundo. Me levanté con su ayuda, echaba de menos mi báculo ahora mismo, pero habia reventado en mil pedazos. Miré el cuerpo que quedaba, y negué con la cabeza.
- No me quedan fuerzas ahora para traer a Altair. No saldrá bien....- se escucharon entonces los porrazos que causó Lyosha, además de sus pintorescos insultos. -Dejad los miembros viriles de mi linaje en paz! - que manía. Le hice un gesto a Stavron para que me ayudara, porque entre el esfuerzo del ritual y todo lo que cargaba con anterioridad, apenas podía caminar solo. Además, me dolía todo el cuerpo, me sentía arder por dentro. Resoplé apretando la mandíbula y negué para mi mismo con la cabeza. - Está volviendo. - al llegar arriba desbloqueé el hechizo que mantenía la puerta sellada, dejando que los dos revenant se presentaran ellos solitos. - No me he ido... - se evaluaron el uno al otro largamente, teniendo un breve intercambio verbal que me hizo desear enviarlos a los dos de nuevo al reino de los muertos.
"Necesito un maldito cargamento de esencia de nahlrout"
Por el momento, me arreglaría con el amuleto de la piedra de sangre, pero tenia un tiempo de uso limitado asi que envié un mensaje a Sofia y a Oscurus, pues necesitaríamos insumos del hospital.
-En cuanto Khan vuelva, nos marchamos. - me habría gustado poder moverme más, ir a preparar mi ropa, las armas y acabar con los preparativos, pero el dolor me obligó a apoyar las manos sobre el escritorio. El sedante se estaba desvaneciendo a marchas forzadas y aunque pudiera detener las hemorragias con la piedra.... lo solucioné tragándome media botella de vodka o mas de la mitad al trago. Eso quemaba más que la sangre de las venas.
Segui en esa misma posicion y no porque quisiera, si no porque no me daba la vida. Emití un gutural y quedo gruñido de contrariedad, mirando con aire cansado a mis estantes. Tenia que admitirlo: estaba en la misma mierda, por mucho que intentase disimular. Desvié la mirada hacia atras, donde Lyosha y Stavron intercambiaban miradas todavía.
Afortunadamente Khan no tardó en llegar con aquel amuleto ya preparado. Me lo coloqué y le agradecí su gran trabajo al notar como el dolor de la felonía desaparecía automáticamente, aunque....la maldición de la sangre seguia ahi, y con esa me temía que no iba a acabar hasta que mataramos al causante. Sin embargo, si que se evidenció una ralentización importante de la misma.
-Iré a Roma directo con los Soul. Os abriré un portal llegado el momento. - y tras despedirme de Khan el joven se marchó. Algunos minutos mas tarde (los que me tomó recobrar algo de fuerzas para poder abrir un portal con al piedra de los tres mundos) partimos los tres hacia Roma, usando un portal.
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Observé como se incorporaba, se movía....estaba vivo. La emoción que sentí, el triunfo, el éxito y el poder, la satisfacción al lograr aquello se arremolinó todo junto en un instante. No tenía nada que ver con la sensación de haber logrado "resucitar" a Thauren, pues ese dragón estaba vacío en espíritu practicamente....no, esto era otra cosa. Un ser completo. O casi completo, porque....
Me habló en italiano. La cansada sonrisa se borró de mis ojos cuando lo escuché preguntarme, confuso. Había sentido algo en el momento de atar la mente, y quizá habia fallado en esa parte. No era la cabeza de su amigo? La habia perdido? Sus recuerdos se habian roto por el camino?
Pero por fin habló en inglés, quejándose acerca de los cuervos.
- Tienes ....mas de cuervo......o de paloma? - le reprendí, agotado, dolorido por culpa de la maldición y con los musculos agarrotados. Me rei ante la idea de haber usado palomas como sacrificio. Me costaba respirar y por tanto, hablar- Son los cuervos los que....transportan las almas de los muertos al...de los vivos...para que finalicen sus asuntos inconclusos....y los llevan de vuelta al mundo de los muertos...
Farfullé aquella vieja creencia que, como todas, algo de verdad tenía en nuestro mundo. Me levanté con su ayuda, echaba de menos mi báculo ahora mismo, pero habia reventado en mil pedazos. Miré el cuerpo que quedaba, y negué con la cabeza.
- No me quedan fuerzas ahora para traer a Altair. No saldrá bien....- se escucharon entonces los porrazos que causó Lyosha, además de sus pintorescos insultos. -Dejad los miembros viriles de mi linaje en paz! - que manía. Le hice un gesto a Stavron para que me ayudara, porque entre el esfuerzo del ritual y todo lo que cargaba con anterioridad, apenas podía caminar solo. Además, me dolía todo el cuerpo, me sentía arder por dentro. Resoplé apretando la mandíbula y negué para mi mismo con la cabeza. - Está volviendo. - al llegar arriba desbloqueé el hechizo que mantenía la puerta sellada, dejando que los dos revenant se presentaran ellos solitos. - No me he ido... - se evaluaron el uno al otro largamente, teniendo un breve intercambio verbal que me hizo desear enviarlos a los dos de nuevo al reino de los muertos.
"Necesito un maldito cargamento de esencia de nahlrout"
Por el momento, me arreglaría con el amuleto de la piedra de sangre, pero tenia un tiempo de uso limitado asi que envié un mensaje a Sofia y a Oscurus, pues necesitaríamos insumos del hospital.
-En cuanto Khan vuelva, nos marchamos. - me habría gustado poder moverme más, ir a preparar mi ropa, las armas y acabar con los preparativos, pero el dolor me obligó a apoyar las manos sobre el escritorio. El sedante se estaba desvaneciendo a marchas forzadas y aunque pudiera detener las hemorragias con la piedra.... lo solucioné tragándome media botella de vodka o mas de la mitad al trago. Eso quemaba más que la sangre de las venas.
Segui en esa misma posicion y no porque quisiera, si no porque no me daba la vida. Emití un gutural y quedo gruñido de contrariedad, mirando con aire cansado a mis estantes. Tenia que admitirlo: estaba en la misma mierda, por mucho que intentase disimular. Desvié la mirada hacia atras, donde Lyosha y Stavron intercambiaban miradas todavía.
Afortunadamente Khan no tardó en llegar con aquel amuleto ya preparado. Me lo coloqué y le agradecí su gran trabajo al notar como el dolor de la felonía desaparecía automáticamente, aunque....la maldición de la sangre seguia ahi, y con esa me temía que no iba a acabar hasta que mataramos al causante. Sin embargo, si que se evidenció una ralentización importante de la misma.
-Iré a Roma directo con los Soul. Os abriré un portal llegado el momento. - y tras despedirme de Khan el joven se marchó. Algunos minutos mas tarde (los que me tomó recobrar algo de fuerzas para poder abrir un portal con al piedra de los tres mundos) partimos los tres hacia Roma, usando un portal.
Una pequeña aeronave aterrizó en la zona cercana a la casa de Matvey… bueno, a la parte de la calle que era el acceso al sótano. Nadie entendía por qué alguien quería vivir en un espacio como tal, pero bueno, Rasputín era un tipo un tanto sombrío, le irían las cosas raras y los fetiches… con cuero. Markus dejó a Belle unos metros por detrás, cargando la planta entre sus manos. Le pidió que cuidara bien de Perejil y siguió avanzando hasta la puerta del sótano, que empezó a tocar con los nudillos, no con cierta impaciencia. -Maaaaaaaaatveeeeey. Sal gatito. Misimisimisimisi- Silencio. Insistió. Más silencio, arqueó el bigote con molestia y tocó la puerta con más fuerza -No me hagas tirar la puerta abajo, Markus ya lo hizo con el taller de Giordano una vez y puede y piensa volver a hacerlo- Advirtió muy exaltado.
Lo que no sabía es que no había nadie en el interior de la casa. Lo cual era malo, porque necesitaba compartir sus locas ideas con alguien que le pudiera entender. Y Emerald todavía tardaba demasiado… ay, ¡la paciencia no era una de la virtudes de Markus!
Lo que no sabía es que no había nadie en el interior de la casa. Lo cual era malo, porque necesitaba compartir sus locas ideas con alguien que le pudiera entender. Y Emerald todavía tardaba demasiado… ay, ¡la paciencia no era una de la virtudes de Markus!
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