Recuerdo del primer mensaje :
Residencia de Rasputín. Es un sótano de base muy amplia que consta de dos niveles. Tiene una unica entrada que suele estar vigilada por un demonio ghoul, no deja entrar a nadie si el Descendiente de Rasputín no lo considera así. En el nivel superior se encuentran las estancias de descanso, habitaciones y demas salas para menesteres de la vida. Asi como una biblioteca. En el nivel inferior al cual se accede por una angosta escalera de caracol de piedra se encuentra una unica sala muy grande llena de libros prohibidos sobre los cuales pesan maldiciones contra lectores indeseados, insumos para invocaciones (algunos metidos en desagradables tarros), mesas, fogatas, telares y muchos simbolos arcanos plasmados aqui y allá. Una atmosfera en al cual se respira la oscuridad. Hay un arcón cerrado con siete cerraduras en un recóndito lugar de éste. Nunca se ha abierto.
-Descendiente, Matvey no está. Si estaban preparando una batalla, habrá ido- Traté de hacer que Markus pensara con lógica. -Quizás debamos volver al taller y seguir con las investigaciones de… Perejil, que, por cierto, ¿qué es?- Le dije, señalando la planta con cara de circunstancia… todavía no había conseguido atar todos los cabos de aquella cosa de la maceta. Ojalá fuese tan lista como Arleen que seguía los pensamientos de Markus a la primera, pero maldita sea, a ella le costaban. Estaba muy oxidada. Dejó la planta en el suelo y buscó un escalón para sentarse.
-Vale, por lo que he visto, esa planta debe de nutrirse de sangre, de alguna manera… y yo creo que magia también. No es una planta común, definitivamente- Rebuscó en los bolsillos de la chaqueta encontrando la tablet. Debería implementarle un sistema holográfico. Abrió el programa de la pizarra y empezó a escribir, entre otras cosas, el cómo le había afectado la sangre aquella maldita -Ha dicho, además que tiene almas. Jarrón con almas. Y antes me preguntó que estaba tratando de romper un recipiente. Un jarrón es un recipiente… Perejil debe ser algún tipo de nexo de almas, para eso quiere entonces la piedra de los tres mundos, para entrar al mundo de las almas. ¿Pretende entrar en el árbol y destruirlo desde dentro? ¿Ese es el objetivo?- Quedó un segundo callada, mirando el esquema con atención -¿Qué almas tiene dentro Perejil? ¿Por qué no utiliza un Dementor para absorber el alma?- Alzó la mirada con curiosidad hacia el mago.
-Segunda parte del plan: alquimia- Y, entonces, para eso sí necesitaba a Emerald...
-Vale, por lo que he visto, esa planta debe de nutrirse de sangre, de alguna manera… y yo creo que magia también. No es una planta común, definitivamente- Rebuscó en los bolsillos de la chaqueta encontrando la tablet. Debería implementarle un sistema holográfico. Abrió el programa de la pizarra y empezó a escribir, entre otras cosas, el cómo le había afectado la sangre aquella maldita -Ha dicho, además que tiene almas. Jarrón con almas. Y antes me preguntó que estaba tratando de romper un recipiente. Un jarrón es un recipiente… Perejil debe ser algún tipo de nexo de almas, para eso quiere entonces la piedra de los tres mundos, para entrar al mundo de las almas. ¿Pretende entrar en el árbol y destruirlo desde dentro? ¿Ese es el objetivo?- Quedó un segundo callada, mirando el esquema con atención -¿Qué almas tiene dentro Perejil? ¿Por qué no utiliza un Dementor para absorber el alma?- Alzó la mirada con curiosidad hacia el mago.
-Segunda parte del plan: alquimia- Y, entonces, para eso sí necesitaba a Emerald...
-Ya, pero Markus quería hablar con Matvey- Ñoñeó de una forma muy infantil el científico. ¿por qué siempre se tenían que sir sus amiguis? Primero se iba Lucio, luego a Matvey le arrastraban de mala manera una señora rubia muy borde y ahora se iba sin despedir y sin decir nada. No era justo, Markus también quería un poco de atención. ¿Tan difícil era no ser el ombligo del mundo? -No. Emerald tiene que traer codillo- Sentenció el del bigote, al final, cruzándose de brazos delante del pecho, con mueca de enfado infantil. Siguió con la mirada los movimientos de la muchacha y de la planta, hasta que se sentó. No respondió pues todavía seguí dolido por la idea de tener que irse sin conseguir codillo.
-Pues claro que no, ¿cuántas plantas conoce que coman sangre, señorita Simon?- El científico soltó el comentario sin ningún tipo de filtro, sonando todo lo desagradable que esperaba que sonara. Vaya una obviedad la que acababa de decir la muchacha. Ella siguió con sus pesquisas, incansable. Y fue cuando empezó a escribir cuando captó toda su atención. No estaba seguro de si era por el brillo de la pantalla o por el artefacto en sí, pero aquello había captado toda su atención. Seguramente fuera por el brillo, Markus era un poco urraca, la verdad. -Así es…- Entrecerró los ojos con cierta desconfianza. ¿Qué brujería era esa? ¿Me estaba quitando la idea? ¿El copyright? Tendría que haber patentado lo del jarrón, ahora me quitaría la idea como Einstein. Maldita fueran todos sus descendientes. -Para eso necesitamos la ayuda de un nigromante. Y el que conocemos es….- Markus señaló la puerta cerrada con el dedo índice. -¿Dementores? Esa es mi idea. La voy a publicar, ¡es mía!- Ni siquiera se le había pasado usarlos, pero, de igual manera, necesitaría a Matvey para controlar aquellos bichos. La mera imagen de imaginarse a un Dementor como una aspiradora de almas por encima del árbol le hizo hasta gracia
-Esa es la parte más fácil- Ahora sí podría presumir, de modo que muy ufano se volvió a Belle -Un ser necesita de tres conceptos: alma, cuerpo y mente. Tenemos el alma, como ente encerrado ahí dentro. ¿Y qué es lo que quieren todas las almas del árbol que ya no tienen? Un cuerpo, o varios. Markus no está seguro. Y cómo conseguir un cuerpo, ahí radica la cábala… El árbol de la vida. La alquimia. La Piedra Filosofal- Oh, yes. Si tuviera un micrófono en la mano, Markus lo hubiera dejado caer al suelo.
-Pues claro que no, ¿cuántas plantas conoce que coman sangre, señorita Simon?- El científico soltó el comentario sin ningún tipo de filtro, sonando todo lo desagradable que esperaba que sonara. Vaya una obviedad la que acababa de decir la muchacha. Ella siguió con sus pesquisas, incansable. Y fue cuando empezó a escribir cuando captó toda su atención. No estaba seguro de si era por el brillo de la pantalla o por el artefacto en sí, pero aquello había captado toda su atención. Seguramente fuera por el brillo, Markus era un poco urraca, la verdad. -Así es…- Entrecerró los ojos con cierta desconfianza. ¿Qué brujería era esa? ¿Me estaba quitando la idea? ¿El copyright? Tendría que haber patentado lo del jarrón, ahora me quitaría la idea como Einstein. Maldita fueran todos sus descendientes. -Para eso necesitamos la ayuda de un nigromante. Y el que conocemos es….- Markus señaló la puerta cerrada con el dedo índice. -¿Dementores? Esa es mi idea. La voy a publicar, ¡es mía!- Ni siquiera se le había pasado usarlos, pero, de igual manera, necesitaría a Matvey para controlar aquellos bichos. La mera imagen de imaginarse a un Dementor como una aspiradora de almas por encima del árbol le hizo hasta gracia
-Esa es la parte más fácil- Ahora sí podría presumir, de modo que muy ufano se volvió a Belle -Un ser necesita de tres conceptos: alma, cuerpo y mente. Tenemos el alma, como ente encerrado ahí dentro. ¿Y qué es lo que quieren todas las almas del árbol que ya no tienen? Un cuerpo, o varios. Markus no está seguro. Y cómo conseguir un cuerpo, ahí radica la cábala… El árbol de la vida. La alquimia. La Piedra Filosofal- Oh, yes. Si tuviera un micrófono en la mano, Markus lo hubiera dejado caer al suelo.
Emerald K Curie
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Había recibido el mensaje de Tesla y oye...se me hacía raro que algún Descendiente me necesitase para algo a parte de para plantar mi culo en las reuniones del consejo. Tardé un poco más por el codillo.
Llegué con mi cojera fumando mi pipa y con una bolsa de tela llena de tuppers.- ¡Descendiente Tesla!- También vi a una muchacha y alcé la mano a modo de saludo pero luego miré alrededor poniendo gesto raro, como de asco o de vaya mierda de sitio.¿ A quién le gustaría vivir en un sitio tan profundo, húmedo y sombrío? Pero cambié el gesto a uno más amable y alcé la bolsa que llevaba en la mano.
-He traído el codillo que me pediste, has tenido suerte de que tenía ya comprado para hacer porque hoy tocaban patatas guisadas con costillas.-Di una calada a la pipa y solté el humaco.-¿Para que me necesita?
Llegué con mi cojera fumando mi pipa y con una bolsa de tela llena de tuppers.- ¡Descendiente Tesla!- También vi a una muchacha y alcé la mano a modo de saludo pero luego miré alrededor poniendo gesto raro, como de asco o de vaya mierda de sitio.¿ A quién le gustaría vivir en un sitio tan profundo, húmedo y sombrío? Pero cambié el gesto a uno más amable y alcé la bolsa que llevaba en la mano.
-He traído el codillo que me pediste, has tenido suerte de que tenía ya comprado para hacer porque hoy tocaban patatas guisadas con costillas.-Di una calada a la pipa y solté el humaco.-¿Para que me necesita?
-Ya. Pero no está- Alcé el tono, sin darme cuenta, como cuando hablaba con Helen o con Blackberry o con Iberio y se ponían cabezotas. -Por lo tanto, lo mejor es que nosotros adelantemos el trabajo- No, así no iba a convencerle -Si publicamos un paper, usted será el primer autor y no le podrá quitar el privilegio Matvey ¿Trato?- Al final no me contestó a qué era “Perejil”, salvo que debía ser una planta que se alimentaba con sangre. Con el líquido carmesí no conocía a ninguna, pero… sí algunas que comían bichos. ¿Perejil es una planta carnívora? No, claro que no. Desechó la idea casi al instante, por estúpida, mientras seguía con sus ideas y elucubraciones, hasta que llegó al tema de los Dementores y dibujó una sonrisa divertida, sabiendo que con aquella idea de la publicación iba a conseguir llamar la atención del científico. Y así fue.
Aproveché que parecía que se había puesto a divagar sobre alquimia para tomar algunas notas rápidas sobre las ideas más generales del proyecto que se le había venido a la cabeza. Árbol de la vida, curioso. Solo conocía el árbol del conocimiento, por aquello de la manzana, pero nada más. Hasta que llegó al tema de la piedra filosofal y alzó la mirada con cierta desconfianza. Había leído muchas cosas horribles de la obtención de la piedra filosofal, como elemento era altamente peligroso. -Y… ¿y si no funciona?-
Fue entonces cuando llegó Emerald y me puse rápidamente de pie para saludar a la descendiente de pelo rosa y grandes tirabuzones, con la diferencia de que yo le hice una pequeña reverencia, en lugar de saludar con la mano. Aguanté la tos al humo de la pipa, empezando yo a hablar, como secretaria -El Descendiente Tesla está investigando sobre cómo destruir el árbol que los Pendragon han plantado en Ouroboros, descendiente Curie. Tiene varias teorías e hipótesis que quizás puedan serle de interés…- Le enseñé la tablet con los apuntes de anteriores sobre lo que Markus había dicho, aquello del alma, del cuerpo y la mente y de cómo la idea de la creación de una Piedra Filosofal podría dar un cuerpo mortal que diera forma a las almas del árbol. -El cuerpo puede morir y hacer que las almas vuelvan a intentar pasar al otro lado. Patente en trámite- También había una línea sobre el Árbol de la vida, pero requería mucha más investigación y no había más texto. Y si subía el texto podía ver los apuntes sobre los dementores.
Aproveché que parecía que se había puesto a divagar sobre alquimia para tomar algunas notas rápidas sobre las ideas más generales del proyecto que se le había venido a la cabeza. Árbol de la vida, curioso. Solo conocía el árbol del conocimiento, por aquello de la manzana, pero nada más. Hasta que llegó al tema de la piedra filosofal y alzó la mirada con cierta desconfianza. Había leído muchas cosas horribles de la obtención de la piedra filosofal, como elemento era altamente peligroso. -Y… ¿y si no funciona?-
Fue entonces cuando llegó Emerald y me puse rápidamente de pie para saludar a la descendiente de pelo rosa y grandes tirabuzones, con la diferencia de que yo le hice una pequeña reverencia, en lugar de saludar con la mano. Aguanté la tos al humo de la pipa, empezando yo a hablar, como secretaria -El Descendiente Tesla está investigando sobre cómo destruir el árbol que los Pendragon han plantado en Ouroboros, descendiente Curie. Tiene varias teorías e hipótesis que quizás puedan serle de interés…- Le enseñé la tablet con los apuntes de anteriores sobre lo que Markus había dicho, aquello del alma, del cuerpo y la mente y de cómo la idea de la creación de una Piedra Filosofal podría dar un cuerpo mortal que diera forma a las almas del árbol. -El cuerpo puede morir y hacer que las almas vuelvan a intentar pasar al otro lado. Patente en trámite- También había una línea sobre el Árbol de la vida, pero requería mucha más investigación y no había más texto. Y si subía el texto podía ver los apuntes sobre los dementores.
-¿Es un pacto de sangre?- Farfullé a la muchacha del pelo morado cuando había conseguido llamar la atención de Markus -Mira que Markus acaba de ver “Los Secretos de Dumbledore” en el cine y sabe qué es lo que puede pasar si se quebranta un pacto de sangre, ¿eh? ¿eh?- Ahhh y a Markus no se le escapó esa sonrisita de superioridad. Arrugó los ojos y los entrecerró. Muchacha lista la Belle, tampoco se le escapa ni una. Tendría que ascenderla a llevarle pizzas también, ese puesto que Shyvanna había dejado vacante.
-Markus no se plantea ni por un segundo que no funcione- Silencio, para pensar la posibilidad, dirigiendo la mirada hacia arriba y ladeando la boca -Pues daremos un cuerpo a un alma súper poderosa que el árbol simplemente tenía encerrada. O a varias. Un ejército de resurgidos o renacidos. Tengo que ponerle nombre. Está claro que no serían revenants, ni inferis, ni zombies, serían… otra cosa. Otra cosa MORTAL, y si es mortal, es que se puede matar. Árbol incluido- Explicó las suposiciones el científico a la joven, todavía divagando en una materia que no es la suya. Hasta que llegó Emerald a la que recibió entre vítores y aplausos, bueno… a su codillo más bien. -¡Emerald! ¡Has traído codillo!- Dijo el científico olfateando al aire, aquello se corroboró cuando lo señaló Emerald. -También podrías haberlas traído. ¡Ricas! ¡Ricas!- El científico cogió el tupper y conjuró uno de sus múltiples tenedores para empezar a disfrutar del plato mientras la muchacha dirigía la conversación. Él, mientras tanto, degustaba la carne con sumo placer. Cuando acabó, simplemente añadió: -Ah, ella es Belle. Es mi aprendiz. Y a veces de Giordano. Destruyó a la IA- Y comió otro bocado, aquello estaba al nivel degustativo de la pizza de piña con jamón.
-Markus no se plantea ni por un segundo que no funcione- Silencio, para pensar la posibilidad, dirigiendo la mirada hacia arriba y ladeando la boca -Pues daremos un cuerpo a un alma súper poderosa que el árbol simplemente tenía encerrada. O a varias. Un ejército de resurgidos o renacidos. Tengo que ponerle nombre. Está claro que no serían revenants, ni inferis, ni zombies, serían… otra cosa. Otra cosa MORTAL, y si es mortal, es que se puede matar. Árbol incluido- Explicó las suposiciones el científico a la joven, todavía divagando en una materia que no es la suya. Hasta que llegó Emerald a la que recibió entre vítores y aplausos, bueno… a su codillo más bien. -¡Emerald! ¡Has traído codillo!- Dijo el científico olfateando al aire, aquello se corroboró cuando lo señaló Emerald. -También podrías haberlas traído. ¡Ricas! ¡Ricas!- El científico cogió el tupper y conjuró uno de sus múltiples tenedores para empezar a disfrutar del plato mientras la muchacha dirigía la conversación. Él, mientras tanto, degustaba la carne con sumo placer. Cuando acabó, simplemente añadió: -Ah, ella es Belle. Es mi aprendiz. Y a veces de Giordano. Destruyó a la IA- Y comió otro bocado, aquello estaba al nivel degustativo de la pizza de piña con jamón.
Emerald K Curie
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Agité la mano con el ceño fruncido por la reverencia de la muchacha. Ay! ¡como odiaba esos gestos de grandeza leñe!. -¿Que te crees?¿Que no he puesto un tupper en la bolsa? ¿Por quién me tomas Tesla?-Pregunté con cierta indignación agitando la bolsa en cuestión que tenía múltiples tuppers llenos de comida.
La tal Belle, que presentó Tesla y dijo que había terminado con la IA (lo que hizo que alzase mis cejas y le diese un repaso de arriba a abajo en plan señora) , empezó a contarme que estaban haciendo allí. Fumé de mi pipa con tranquilidad mientras lo hacía y yo asentía.-Aham...aham...ya...
Me asomé a la tablet y fruncí un poco el ceño porque eso era un puto lío que flipas.-Ya veo.-No, no veía nada pero más o menos sacaba en claro que querían sacar las almas del árbol, que por lo visto tenía almas, y cargárselo.
Fumé pensativamente y saqué la pipa señalando a Tesla con ella.-¿Y sabemos que esas almas quieren salir o lo estamos haciendo sin saber que quieren?-Crucé mis brazos con cierto gesto de molestia.-Todo esto es por lo cabezotas que sois todos, sería tan fácil como hablar con los Pendragon para que nos explicasen y comentasen que quieren. Pero no, ya estamos con la peleita de hace chopocientos años.
Le quité el tupper a Tesla repentinamente metiéndolo en la bolsa junto a los demás. La agarré con fuerza estirando mi cuello para hacerme la digna.-No voy a participar en la lucha contra los que considero unos posibles aliados ni me voy a meter con su religión. Ya estuve en una guerra que empezó así, no pienso hacerlo. Lo siento.
La tal Belle, que presentó Tesla y dijo que había terminado con la IA (lo que hizo que alzase mis cejas y le diese un repaso de arriba a abajo en plan señora) , empezó a contarme que estaban haciendo allí. Fumé de mi pipa con tranquilidad mientras lo hacía y yo asentía.-Aham...aham...ya...
Me asomé a la tablet y fruncí un poco el ceño porque eso era un puto lío que flipas.-Ya veo.-No, no veía nada pero más o menos sacaba en claro que querían sacar las almas del árbol, que por lo visto tenía almas, y cargárselo.
Fumé pensativamente y saqué la pipa señalando a Tesla con ella.-¿Y sabemos que esas almas quieren salir o lo estamos haciendo sin saber que quieren?-Crucé mis brazos con cierto gesto de molestia.-Todo esto es por lo cabezotas que sois todos, sería tan fácil como hablar con los Pendragon para que nos explicasen y comentasen que quieren. Pero no, ya estamos con la peleita de hace chopocientos años.
Le quité el tupper a Tesla repentinamente metiéndolo en la bolsa junto a los demás. La agarré con fuerza estirando mi cuello para hacerme la digna.-No voy a participar en la lucha contra los que considero unos posibles aliados ni me voy a meter con su religión. Ya estuve en una guerra que empezó así, no pienso hacerlo. Lo siento.
El científico empezó a aplaudir y a saltar en su cada vez más ajada silla de ruedas, eufórico por haber conseguido comida. De no ser porque no es así, la gente pensaría que pasa hambre, pero no, la verdad que no. En cualquier caso, y dudando de la capacidad cognitiva del lector, el hombre del bigote recibió los tuppers con un gran abrazo y no tardó apenas unos segundos en abrir el primero y degustar su delicioso y nutritivo olor. Prácticamente lo estaba saboreando, así dejaba que Belle presentara el PowerPoint que había preparado a Curie y él buscaba uno de esos tenedores de plata robados de la boda de Sofía. Pero no los encontró, debían de estar todos pinchados en los tiestos de los esquejes.
A la pregunta alzó la mirada con duda patente -Secretaria, Markus necesita agendar una cita con el árbol. Asunto: consultar sobre su libertad porque las almas son presas de árbol. Es lo que hace, apresar almas- Si, sí. Eso era -Son medidas provisionales. De todos modos, Markus se hará con una ouija. ¿Sabes manejar ouijas Curie?-
A Markus le sorprendió la reacción de Curie, de la misma manera que se indignó profundamente cuando le quitó los tuppers. Oh, eso sí dolió en lo más profundo de su traumado corazón. Traición alimenticia. -Ni los Pendragon saben cómo "funciona" el árbol. Ni lo que quiere. Sólo aparece hace sus cosas y con las mismas se va- ¿Esto es metajuego? Markus no recuerda, yo tampoco sé si lo Markus lo ha visto, pero vamos a jugar a que lo han dicho en alguna reunión del Consejo que yo creo que sí. Volviendo al tema: Markus se cruzó de brazos muy molesto, apartando el gesto. Y luego volvió a Curie con los ojos en blanco.
-¡Qué obsesión con los Pendragon! ¡Pendragon para acá, Pendragon para allá! Markus reconoce que, aunque le caían en gracia, ahora ya no. De la misma manera que pueden venir a Ouroboros sin que la dañen. ¡La paz de Ouroboros prevalecerá!- Markus luchó por sus tuppers con ahínco, los quería para él, para devorarlos, hacerlos suyos, hasta que se aburriera y le estorbaran los tuppers -Y ese cochino árbol, lo siendo Perejil, no es por ti, no deja de succionar magia y vitalidad de la isla. Una isla que flota con magia, por cierto. De modo que no, Markus no quiere repetir otra vez el día que SAM encendió sus satélites. Almas o no, quieran o no, Pendragon o sin ellos, el Sanguis debería ir fuera. ¡Y punto en boca!-
Nota del autor: Perejil es el mote del esqueje del Sanguis que había llevado consigo.
A la pregunta alzó la mirada con duda patente -Secretaria, Markus necesita agendar una cita con el árbol. Asunto: consultar sobre su libertad porque las almas son presas de árbol. Es lo que hace, apresar almas- Si, sí. Eso era -Son medidas provisionales. De todos modos, Markus se hará con una ouija. ¿Sabes manejar ouijas Curie?-
A Markus le sorprendió la reacción de Curie, de la misma manera que se indignó profundamente cuando le quitó los tuppers. Oh, eso sí dolió en lo más profundo de su traumado corazón. Traición alimenticia. -Ni los Pendragon saben cómo "funciona" el árbol. Ni lo que quiere. Sólo aparece hace sus cosas y con las mismas se va- ¿Esto es metajuego? Markus no recuerda, yo tampoco sé si lo Markus lo ha visto, pero vamos a jugar a que lo han dicho en alguna reunión del Consejo que yo creo que sí. Volviendo al tema: Markus se cruzó de brazos muy molesto, apartando el gesto. Y luego volvió a Curie con los ojos en blanco.
-¡Qué obsesión con los Pendragon! ¡Pendragon para acá, Pendragon para allá! Markus reconoce que, aunque le caían en gracia, ahora ya no. De la misma manera que pueden venir a Ouroboros sin que la dañen. ¡La paz de Ouroboros prevalecerá!- Markus luchó por sus tuppers con ahínco, los quería para él, para devorarlos, hacerlos suyos, hasta que se aburriera y le estorbaran los tuppers -Y ese cochino árbol, lo siendo Perejil, no es por ti, no deja de succionar magia y vitalidad de la isla. Una isla que flota con magia, por cierto. De modo que no, Markus no quiere repetir otra vez el día que SAM encendió sus satélites. Almas o no, quieran o no, Pendragon o sin ellos, el Sanguis debería ir fuera. ¡Y punto en boca!-
Nota del autor: Perejil es el mote del esqueje del Sanguis que había llevado consigo.
Emerald K Curie
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-¿Yo que voy a saber manejar eso? ¿Acaso tengo el don de hablar con espíritus? Habrá que llevar a alguien que sepa hacerlo.-Miré a la muchacha alzando mis cejas como si fuese obvio y le hice un gesto con el dedo hacia la tablet esa para que apuntase.
El gesto de Tesla solo logró que yo misma apretase el morro-Llevan viviendo con ese bicho nosecuantos años más que tu o que yo, algo más sabrán que nosotros Tesla.-Respondí fumando de mi pipa con ahínco soltando mucho humo porque las caladas eran breves y muy seguidas.
-Pero si los obsesionados sois vosotros que que que no paráis de insultaros unos a otros y miraros mal y pelear y desconfiar.-Comenté agitando mis brazos fuertemente y cuando se puso a luchar por los tuppers yo hice lo mismo. ¡No se iba a comer mis tuppers si se comportaba como un criajo!- ¿Qué paz? Si siempre estáis de líos y no escucháis a nadie en las reuniones.
Tiré fuertemente de la bolsa de tuppers mientras soltaba aquella sentenciante opinión. Y si algo no me gustaban a mi eran las cosas blancas o negras. Tiré con más fuerza usando ambas manos y teniendo la pipa en la boca solté.-¡Pues si no eres bobo les preguntarás que hacer y así acabas más rápido y no la cagas soltando almas que lo mismo no hay que soltar! -Solté una mano e hice un gesto para que desapareciesen los tuppers.-Hum!-Gesto de indignación y posterior sacudida de manos con palmada. Saqué la pipa de mi boca y le señalé.-Pero creo que Tesla no es tan listo como cree. ¡Y punto en boca!-Añadí usando su misma expresión autoritaria.
Miré a la muchacha y mi gesto serio se esfumó a uno de madre tierna.-Un placer conocerte cariño, ten un buen día.-Expresé con voz dulce, después miré a Tesla de nuevo con gesto rudo.-¡Te llevaré croquetas cuando te portes bien!-Dije con tono de molestia y desparecí del lugar.
El gesto de Tesla solo logró que yo misma apretase el morro-Llevan viviendo con ese bicho nosecuantos años más que tu o que yo, algo más sabrán que nosotros Tesla.-Respondí fumando de mi pipa con ahínco soltando mucho humo porque las caladas eran breves y muy seguidas.
-Pero si los obsesionados sois vosotros que que que no paráis de insultaros unos a otros y miraros mal y pelear y desconfiar.-Comenté agitando mis brazos fuertemente y cuando se puso a luchar por los tuppers yo hice lo mismo. ¡No se iba a comer mis tuppers si se comportaba como un criajo!- ¿Qué paz? Si siempre estáis de líos y no escucháis a nadie en las reuniones.
Tiré fuertemente de la bolsa de tuppers mientras soltaba aquella sentenciante opinión. Y si algo no me gustaban a mi eran las cosas blancas o negras. Tiré con más fuerza usando ambas manos y teniendo la pipa en la boca solté.-¡Pues si no eres bobo les preguntarás que hacer y así acabas más rápido y no la cagas soltando almas que lo mismo no hay que soltar! -Solté una mano e hice un gesto para que desapareciesen los tuppers.-Hum!-Gesto de indignación y posterior sacudida de manos con palmada. Saqué la pipa de mi boca y le señalé.-Pero creo que Tesla no es tan listo como cree. ¡Y punto en boca!-Añadí usando su misma expresión autoritaria.
Miré a la muchacha y mi gesto serio se esfumó a uno de madre tierna.-Un placer conocerte cariño, ten un buen día.-Expresé con voz dulce, después miré a Tesla de nuevo con gesto rudo.-¡Te llevaré croquetas cuando te portes bien!-Dije con tono de molestia y desparecí del lugar.
-¿Y Markus qué va a saber si sabes o no? ¿Acaso se lo has dicho anteriomente a Markus? No, pues ya está. Si lo propones es idea tuya, tú deberías saber manejarlo- Respondió el científico muy molesto cuando Curie parecía no querer participar enn a destrucción del árbol y, no solo eso, se atrevía a quedarse con los tuppers. ¡Qué osadía! ¡Qué atrevimiento! -Pues claro que hay gente que sabe hacerlo, Matvey, pero está siendo secuestrado por una señora rubia de mal carácter o anda peleándose en Markus no sabe donde-
-Pues pregúntales- Se cruzó de brazos, con gesto molesto y hocico torcido cuando le soltó aquello. Parece ser que las labores de espía que había tenido que ejercer en el castillo Pendragon no habían sido suficiente. Si no le gustaban, que fuera ella. -Normal que desconfíe, intentaron casarme con uno de ellos en una encerrona- Chasqueó la lengua con molestia clara y rodó los ojos, ¿esta mujer es que vivía en la inopia? Markus debería darle clases de historia, lo mismo es que todavía anda perdida en estos lares, que no bares. Le gresca por los tuppers siguió -Mira, ahí tienes toda la razón del mundo. Pero vivíamos mejor sin los Pendragon- Al final la del pelo rosa se quedó con los tuppers y a Markus casi lo lanza de la silla al suelo. Markus iba a contestar de nuevo a aquello hasta que…..
¿CÓMO SE ATREVÍA? ¿CÓMO OSA?
El científico empezó a ponerse rojo de rabia, inflando las mejillas con odio visceral creciente, notando cómo la electricidad y la energía empezaba a erizarle el pelo de la cabeza, en forma de electricidad estática. Quien estuviera cerca se llevaría un buen calambrazo -¡Pues a lo mejor la lista no eres tú! ¡Markus cree que eres idiota! ¡Ya vendrás a Markus cuando ese árbol te coma, ya!- Gritó a todo pulmón a la señorona que se iba tan campante andando. Ni se percató de Belle, estaba tan enfurecido que ni siquiera voló, se desapareció directamente del lugar a torturar a algo o alguien con calambres.
-Pues pregúntales- Se cruzó de brazos, con gesto molesto y hocico torcido cuando le soltó aquello. Parece ser que las labores de espía que había tenido que ejercer en el castillo Pendragon no habían sido suficiente. Si no le gustaban, que fuera ella. -Normal que desconfíe, intentaron casarme con uno de ellos en una encerrona- Chasqueó la lengua con molestia clara y rodó los ojos, ¿esta mujer es que vivía en la inopia? Markus debería darle clases de historia, lo mismo es que todavía anda perdida en estos lares, que no bares. Le gresca por los tuppers siguió -Mira, ahí tienes toda la razón del mundo. Pero vivíamos mejor sin los Pendragon- Al final la del pelo rosa se quedó con los tuppers y a Markus casi lo lanza de la silla al suelo. Markus iba a contestar de nuevo a aquello hasta que…..
¿CÓMO SE ATREVÍA? ¿CÓMO OSA?
El científico empezó a ponerse rojo de rabia, inflando las mejillas con odio visceral creciente, notando cómo la electricidad y la energía empezaba a erizarle el pelo de la cabeza, en forma de electricidad estática. Quien estuviera cerca se llevaría un buen calambrazo -¡Pues a lo mejor la lista no eres tú! ¡Markus cree que eres idiota! ¡Ya vendrás a Markus cuando ese árbol te coma, ya!- Gritó a todo pulmón a la señorona que se iba tan campante andando. Ni se percató de Belle, estaba tan enfurecido que ni siquiera voló, se desapareció directamente del lugar a torturar a algo o alguien con calambres.
-Cuidado con los pactos de sangre. Es precisamente la sangre la que nos ha traído aquí- Recordé al científico que, en sus divagaciones había pensado en la posibilidad de que el árbol contuviera un alma poderosa, pero desconocía que fuera benevolente. Y para eso estaba Curie, devolviéndole a Markus a la realidad. Acompañé el saludo con una leve alzada de mano y una sonrisa, después del protocolario, que pareció no satisfacer a la descendiente. El resto de la conversación la pasé en silencio, siguiendo la discusión (y la bolsa con comida) de uno a otro, como un partido de tenis. Que si los Pendragon eran aliados, que si no, que si sabíamos qué querían aquellas almas, que si una ouija… Asentí con lo de agendar aquello, en verdad lo apunté en la lista de tareas que tenía que investigar sobre aquel tema. Desconecté de la conversación al rato, cuando empezaron a discutir sobre cómo se comportaba el Consejo y que si la paz de Ouroboros. Estaba claro que no habría “paz de Ouroboros” si no solucionaban antes el tema Pendragon, de una manera u otra. Volví a la realidad con el grito de “punto y boca” de Curie, lo justo para despedirme de ella, de una forma correcta, pero muy anodina -Ha sido un auténtico placer- y la del pelo rosa se fue dejando a un enfurecido Markus con la palabra en la boca, que se puso a gritar como un crío… hasta que se fue.
La verdad es que ni siquiera se había planteado, por el momento siquiera, que el hecho de traer las almas del Sanguis pudiera ser peor para todos. Curie estaba en lo cierto, ¿qué tendría ese árbol dentro que nosotros no sabemos? ¿Se pueden sacar almas encerradas en un objeto, como de un Horrocrux, y devolverlo a la vida como revenant? ¿Por qué Markus planteaba la opción de darle un cuerpo nuevo? De esta forma no haría falta una piedra filosofal… solo… un nigromante. Dirigí la mirada con cierta preocupación hacia la puerta cerrada de Matvey, arqueando el gesto con cierta incomodidad, y luego, al brote que seguía en la maceta, que había reaccionado hacia la energía de Markus, ella también la había notado.
Suspiró, volviendo a dirigir la mirada hacia la puerta cerrada y rebuscó en los bolsillos, encontrando un bloc de post-its de los que había usado en el invernadero de Markus para apuntar sus ideas y dejé escrito un mensaje en la puerta. Cogí a Perejil por la maceta, y decidí mandar el mismo mensaje, pero en forma de patronus, por si Matvey estuviera por la isla y no en el combate. La planta siguió con las hojas la trayectoria del conjuro hasta que desapareció de nuestra vista y, sospechando que podría no ser buena idea, salió de aquella zona a pie.
La verdad es que ni siquiera se había planteado, por el momento siquiera, que el hecho de traer las almas del Sanguis pudiera ser peor para todos. Curie estaba en lo cierto, ¿qué tendría ese árbol dentro que nosotros no sabemos? ¿Se pueden sacar almas encerradas en un objeto, como de un Horrocrux, y devolverlo a la vida como revenant? ¿Por qué Markus planteaba la opción de darle un cuerpo nuevo? De esta forma no haría falta una piedra filosofal… solo… un nigromante. Dirigí la mirada con cierta preocupación hacia la puerta cerrada de Matvey, arqueando el gesto con cierta incomodidad, y luego, al brote que seguía en la maceta, que había reaccionado hacia la energía de Markus, ella también la había notado.
Suspiró, volviendo a dirigir la mirada hacia la puerta cerrada y rebuscó en los bolsillos, encontrando un bloc de post-its de los que había usado en el invernadero de Markus para apuntar sus ideas y dejé escrito un mensaje en la puerta. Cogí a Perejil por la maceta, y decidí mandar el mismo mensaje, pero en forma de patronus, por si Matvey estuviera por la isla y no en el combate. La planta siguió con las hojas la trayectoria del conjuro hasta que desapareció de nuestra vista y, sospechando que podría no ser buena idea, salió de aquella zona a pie.
Lyosha Svensson
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La noticia de su nueva sobrina había sido recibida con alegría, por supuesto, alegría firmada por los Svensson. Lyosha le había prometido a Khaled que celebrarían con un buen licor después de conocerla pero, de momento, aunque le acompañaría a Ouroboros lo mejor sería que le conociera sola. Zaphira y ella no eran…Ni amigas y poco cuñadas la verdad.
Khaled le abrió un portal directo a la residencia de Rasputin y al atravesarlo, inspiro lentamente. Aquel lugar casi olía a Rusia. No sabía porqué pero le traía buenas memorias del pasado. Una lástima que no jugaran a la ruleta con continuidad -Toc…Toc- Dijo con absoluta mofa mientras caminaba por el sótano como si aquel pedazo de tierra le perteneciera de punta a punta.
-¿Rasputín?- Preguntó con algo de curiosidad porque mientras más se adentraba en el sitio más percibía que…No estaba allí. Pero sí otra persona. Decidió ignorarle mientras iba hacia la biblioteca del nigromante. Aún le tocaba las narices no ser la única revenant del repertorio de sus nigromantes. Pero era algo que nunca admitiría y que esperaba que el desgraciado de Rasputin no le sacara del cerebro.
Lyosha no era una mujer poco letrada pero sí era sumamente exquisita con lo que leía o estudiaba y, en general, iba de la mano de sus habilidades o sobre los Souls. Se preguntó si Matvey tendría algún libro sobre las cruzadas… Fue cogiendo un libro, leyendo el título, y tirándolo al piso…Como venganza por no esta disponible para ella cuando a la matriarca le apetecía visitarlo.
Khaled le abrió un portal directo a la residencia de Rasputin y al atravesarlo, inspiro lentamente. Aquel lugar casi olía a Rusia. No sabía porqué pero le traía buenas memorias del pasado. Una lástima que no jugaran a la ruleta con continuidad -Toc…Toc- Dijo con absoluta mofa mientras caminaba por el sótano como si aquel pedazo de tierra le perteneciera de punta a punta.
-¿Rasputín?- Preguntó con algo de curiosidad porque mientras más se adentraba en el sitio más percibía que…No estaba allí. Pero sí otra persona. Decidió ignorarle mientras iba hacia la biblioteca del nigromante. Aún le tocaba las narices no ser la única revenant del repertorio de sus nigromantes. Pero era algo que nunca admitiría y que esperaba que el desgraciado de Rasputin no le sacara del cerebro.
Lyosha no era una mujer poco letrada pero sí era sumamente exquisita con lo que leía o estudiaba y, en general, iba de la mano de sus habilidades o sobre los Souls. Se preguntó si Matvey tendría algún libro sobre las cruzadas… Fue cogiendo un libro, leyendo el título, y tirándolo al piso…Como venganza por no esta disponible para ella cuando a la matriarca le apetecía visitarlo.
La recuperación como un revenant distaba mucho de aquellos recuerdos que tenía como mago. Era…extraña y aún estaba buscando las palabras para definirla de forma más objetiva. Pero, tras una semana podía andar con su propio pie y había practicado su magia probando los límites de aquel cuerpo.
Las memorias de Adriano parecían fantasmas que se quedaban atascadas en las sombras, quizás esperando el momento exacto para volver pero Stavron nunca había sido nada menos que firme y determinado en sus objetivos así que los retazos de alma del italiano estaban suprimidos por los del Descendiente de Morgana Le Fay.
Catherine, de momento, no se había comunicado pero no era algo que realmente le molestara. Su hija estaba en un momento complicado y necesitaba tiempo para procesarlo todo. Le daría el tiempo que quisiera mientras trabajaba en la maldición que Giaccomo les había echado mientras él estaba inconsciente.
Tenía un pergamino que estaba leyendo cuando sintió la presencia de otra persona en el sótano. Levantó la vista del pergamino y bajó la taza de té que estaba bebiendo después de comer. El tono de voz delató a la nueva visitante y Stavron sonrió de lado. Aquella mujer era peculiar, sin duda alguna, y tenía un vínculo de lo más extraño con su amigo. Aún así necesitaba más información para poder bromear al respecto con Matvey. Dejó la taza con cuidado y la levitó al lavaplatos donde la encantó para lavarse mientras enrollaba el pergamino para guardarlo.
-Lyosha- Saludó mientras la veía tirar libros sin ton ni son. Era una mujer que imponía. Le llamó la atención que incluso en una visita… ¿política? ¿familiar? Viniera armada hasta los dientes aunque no se apreciara a primera vista, pero para el ojo “entrenado”, el brillo de la ropa de aquella mujer no era más que una mortal arma de combate. Pero lo que más le llamaba la atención era la marca en su frente -¿Buscas algo en particular?- Preguntó antes de levantar los libros y ponerlos en su sitio -Y yo tendría cuidado con los objetos que tocas en la residencia de un nigromante- Advirtió, a sabiendas de las cosas que Matvey tenía guardadas allí.
Las memorias de Adriano parecían fantasmas que se quedaban atascadas en las sombras, quizás esperando el momento exacto para volver pero Stavron nunca había sido nada menos que firme y determinado en sus objetivos así que los retazos de alma del italiano estaban suprimidos por los del Descendiente de Morgana Le Fay.
Catherine, de momento, no se había comunicado pero no era algo que realmente le molestara. Su hija estaba en un momento complicado y necesitaba tiempo para procesarlo todo. Le daría el tiempo que quisiera mientras trabajaba en la maldición que Giaccomo les había echado mientras él estaba inconsciente.
Tenía un pergamino que estaba leyendo cuando sintió la presencia de otra persona en el sótano. Levantó la vista del pergamino y bajó la taza de té que estaba bebiendo después de comer. El tono de voz delató a la nueva visitante y Stavron sonrió de lado. Aquella mujer era peculiar, sin duda alguna, y tenía un vínculo de lo más extraño con su amigo. Aún así necesitaba más información para poder bromear al respecto con Matvey. Dejó la taza con cuidado y la levitó al lavaplatos donde la encantó para lavarse mientras enrollaba el pergamino para guardarlo.
-Lyosha- Saludó mientras la veía tirar libros sin ton ni son. Era una mujer que imponía. Le llamó la atención que incluso en una visita… ¿política? ¿familiar? Viniera armada hasta los dientes aunque no se apreciara a primera vista, pero para el ojo “entrenado”, el brillo de la ropa de aquella mujer no era más que una mortal arma de combate. Pero lo que más le llamaba la atención era la marca en su frente -¿Buscas algo en particular?- Preguntó antes de levantar los libros y ponerlos en su sitio -Y yo tendría cuidado con los objetos que tocas en la residencia de un nigromante- Advirtió, a sabiendas de las cosas que Matvey tenía guardadas allí.
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“Lyosha”.
La Soul Reaper no se dignó a girarse para reconocer la presencia del otro revenant, sino que siguió a sus anchas mirando la biblioteca con renovado interés. No tenía porqué saludarle ni porqué reconocerlo si no le apetecía -A Rasputín- Expresó cuando Stavron preguntó si estaba buscando algo. Aquella hilera de libros que había tirado al piso ahora estaban mágicamente colocados en su sitio y la peliblanca soltó un leve gruñido.
-Y yo no te estoy pidiendo ni opinión ni advertencias. ¿Acaso sabes quien soy?- Sonrió de lado con aquel deje perversamente oscuro con el que firmaba cada sentencia y se giró hacia él arqueando una ceja -Nacida y criada en casa de nigromantes, novato. Estoy segura de que sé mucho más que tú sobre lo que Matvey tiene o no en este piso- Espetó y empezó a caminar hacia el otro lado de la biblioteca, mirando algunos objetos que, en efecto, no se atrevió a tocar.
-¿Dónde está Matvey?- Preguntó finalmente antes de coger otro libro y seguir leyendo -Sé que no está en la isla- Mencionó porque mientras el vínculo con Khaled era sólido y fuerte, lo que implicaba una cercanía física. El de Matvey estaba un poco más atenuado. Cerca, pero no lo suficiente. De tener suficiente interés por Stavron le restregaría en la cara cómo es que ella sabía que no estaba en Ouroboros.
La Soul Reaper no se dignó a girarse para reconocer la presencia del otro revenant, sino que siguió a sus anchas mirando la biblioteca con renovado interés. No tenía porqué saludarle ni porqué reconocerlo si no le apetecía -A Rasputín- Expresó cuando Stavron preguntó si estaba buscando algo. Aquella hilera de libros que había tirado al piso ahora estaban mágicamente colocados en su sitio y la peliblanca soltó un leve gruñido.
-Y yo no te estoy pidiendo ni opinión ni advertencias. ¿Acaso sabes quien soy?- Sonrió de lado con aquel deje perversamente oscuro con el que firmaba cada sentencia y se giró hacia él arqueando una ceja -Nacida y criada en casa de nigromantes, novato. Estoy segura de que sé mucho más que tú sobre lo que Matvey tiene o no en este piso- Espetó y empezó a caminar hacia el otro lado de la biblioteca, mirando algunos objetos que, en efecto, no se atrevió a tocar.
-¿Dónde está Matvey?- Preguntó finalmente antes de coger otro libro y seguir leyendo -Sé que no está en la isla- Mencionó porque mientras el vínculo con Khaled era sólido y fuerte, lo que implicaba una cercanía física. El de Matvey estaba un poco más atenuado. Cerca, pero no lo suficiente. De tener suficiente interés por Stavron le restregaría en la cara cómo es que ella sabía que no estaba en Ouroboros.
-No está en la biblioteca- Le respondió con una breve sonrisa porque probablemente aquello disparara el carácter y temperamento de quien resultara ser la matriarca de metal de los Souls Reapers. ¡Cuánto habían cambiado las cosas en su ausencia! Nunca hubiese pensando que los Souls se convertirían en aliados y aquí estaba, una de sus líderes, campando a sus anchas en la vivienda de un Descendiente. Se preguntó si el Consejo sabría de las andanzas de Matvey, luego se autorespondió un clarísimo “no”.
-Seguramente me iluminarás, querida matriarca- Le dijo, galante como su educación se lo permitía mientras colocaba las manos tras su espalda entrelazadas. Sus ojos se mantenían en la figura de la revenant con un deje tan curioso que resultaba apabullante. Para él, Lyosha era un objeto de estudio. -Ah, sí, tu hermano Khaled. Y tu sobrino, entiendo. ¿Astaroth?- Inquirió ladeando la cabeza y recordando su melena blanca -¿Revenant también, me equivoco?- Preguntó.
La pregunta sobre Matvey hizo que volviera a sonreír, caminó hasta sentarse en un sofá de una forma calmada y pacífica. Al sentarse, volvió a mirarla. Estaba fascinado por semejante especímen y disfrutaba de cada segundo en el que abría la boca. Siempre con algo filoso qué decir. ¿Por qué siempre estaba a la defensiva? Esta mujer era una antítesis de esa que había curado a Matvey y le había dado lecciones de paternidad -¿Cómo sabes que no está en la isla?- Inquirió, encantado por conocer más de los vínculos. Sobre todo, de ella, que estaba vinculada a dos. Aún así, pese a responderle con una pregunta, concedió decirle donde se encontraba -Está en Tintagel con asuntos del Consejo y los Pendragon-
-Seguramente me iluminarás, querida matriarca- Le dijo, galante como su educación se lo permitía mientras colocaba las manos tras su espalda entrelazadas. Sus ojos se mantenían en la figura de la revenant con un deje tan curioso que resultaba apabullante. Para él, Lyosha era un objeto de estudio. -Ah, sí, tu hermano Khaled. Y tu sobrino, entiendo. ¿Astaroth?- Inquirió ladeando la cabeza y recordando su melena blanca -¿Revenant también, me equivoco?- Preguntó.
La pregunta sobre Matvey hizo que volviera a sonreír, caminó hasta sentarse en un sofá de una forma calmada y pacífica. Al sentarse, volvió a mirarla. Estaba fascinado por semejante especímen y disfrutaba de cada segundo en el que abría la boca. Siempre con algo filoso qué decir. ¿Por qué siempre estaba a la defensiva? Esta mujer era una antítesis de esa que había curado a Matvey y le había dado lecciones de paternidad -¿Cómo sabes que no está en la isla?- Inquirió, encantado por conocer más de los vínculos. Sobre todo, de ella, que estaba vinculada a dos. Aún así, pese a responderle con una pregunta, concedió decirle donde se encontraba -Está en Tintagel con asuntos del Consejo y los Pendragon-
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Soltó otro gruñido cuando le espetó que no estaba en la biblioteca. ¿Acaso la creía estúpida? No. ¿Eso era humor? A ella no le gustaba mucho el humor si no era suyo, por lo cual decidió ignorarle deliberadamente. Aquella personita parecía ser especial para Matvey y si le hacía pupa quizás el nigromante luego iba a estar enojado con ella y no iba a concederle sus deseos. Eso no podía permitirlo.
Se detuvo al leer un libro que parecía interesante pero tras leer apenas unas hojas decidió que no era ni lo que buscaba ni algo que pudiese entretenarla así que lo dejó caer -Exactamente- Soltó de forma orgullosa al pensar en su hermano, porque para ella no había mejor nigromante que él aunque Matvey había aprendido bien de su familiar. Era un avance. Aunque a veces la humildad del nigromante le daba ganas de cachetearlo -Aunque me encantaría decirte que te equivocas sobre todo para callar ese tono tan inglés con el que me hablas, no, no lo haces. Astaroth también ha renacido- Dijo y se dio por vencida con los libros.
Se giró para mirar alrededor -¿Dónde está el ghoul?- Preguntó porque a él le apetecía más pedirle cosas que al estúpido robapuestos que tenía delante -Porque soy especial y única- Le respondió a Stavron con una sonrisa abierta llena de soberbia y orgullo femenino. Tras eso le recorrió con la mirada de arriba a abajo y arrugó la nariz -El hecho de que tengas que preguntarmelo deja mucho que desear….- Se dio cuenta de que no se acordaba de su nombre -¿Cómo es que te llamabas?- Tronó los dedos, como exigiendo la respuesta.
Aún así cuando mencionó a los Pendragon, Lyosha cambió el gesto a uno serio -¿Y lo has dejado ir solo? ¿A verse con sus enemigos?- Lo observó bruscamente -Eres un estúpido y aparentemente tienes un deseo de muerte- Negó con la cabeza, chasqueando la lengua y mirando al techo como hastiada de la gente imbécil -Los Pendragon se están convirtiendo en una piedra en mi zapato…-
Se detuvo al leer un libro que parecía interesante pero tras leer apenas unas hojas decidió que no era ni lo que buscaba ni algo que pudiese entretenarla así que lo dejó caer -Exactamente- Soltó de forma orgullosa al pensar en su hermano, porque para ella no había mejor nigromante que él aunque Matvey había aprendido bien de su familiar. Era un avance. Aunque a veces la humildad del nigromante le daba ganas de cachetearlo -Aunque me encantaría decirte que te equivocas sobre todo para callar ese tono tan inglés con el que me hablas, no, no lo haces. Astaroth también ha renacido- Dijo y se dio por vencida con los libros.
Se giró para mirar alrededor -¿Dónde está el ghoul?- Preguntó porque a él le apetecía más pedirle cosas que al estúpido robapuestos que tenía delante -Porque soy especial y única- Le respondió a Stavron con una sonrisa abierta llena de soberbia y orgullo femenino. Tras eso le recorrió con la mirada de arriba a abajo y arrugó la nariz -El hecho de que tengas que preguntarmelo deja mucho que desear….- Se dio cuenta de que no se acordaba de su nombre -¿Cómo es que te llamabas?- Tronó los dedos, como exigiendo la respuesta.
Aún así cuando mencionó a los Pendragon, Lyosha cambió el gesto a uno serio -¿Y lo has dejado ir solo? ¿A verse con sus enemigos?- Lo observó bruscamente -Eres un estúpido y aparentemente tienes un deseo de muerte- Negó con la cabeza, chasqueando la lengua y mirando al techo como hastiada de la gente imbécil -Los Pendragon se están convirtiendo en una piedra en mi zapato…-
El descendiente Le Fay no reaccionó a aquella confesión de que quería probarlo equivocado. ¿Por qué? Eso sí se lo preguntó y le miró con curiosidad. ¿Por qué actuaba de esa manera a su alrededor? La había visto interactuar en la torre. No era una mujer que se amilanaba ante nada y tenía mucha dureza a la hora de hablar, tanta que parecía carecer de educación pero no dedicaba insultos a diestra y siniestra. Excepto a él. ¿Qué había hecho él? Nada más que volver a existir.
Gracias a Matvey.
Aquello le hizo analizar un poco más el comportamiento de la peliblanca, empezando a sospechar algo pero le parecía demasiado increíble para confirmar aquella teoría -Haciendo su trabajo- Respondió sobre el ghoul, a sabiendas que estaba vigilando al hijo de Matvey.
-De eso no me cabe duda, Lyosha. Desde que te conocí me tienes fascinado- Le reconoció abiertamente porque no tenía nada que esconder. Levantó la vista a la marca en su frente y luego volvió a sus ojos. Sus siguientes palabras le dieron una pista de por dónde venía la información y supuso que tenía algo que ver con el vínculo con Matvey. Tenía que explorar más de sus poderes como renacido -Stavron Le Fay- Le dijo con el mismo tono sosegado con el que venía hablando.
Nuevamente, insultos -Ni uno ni lo otro. Matvey sabe cuidarse perfectamente- Alzó suavemente un hombro restándole importancia -¿O es que estás preocupada por su bienestar?- Aprovechó y tiró la primera pulla a ver cómo reaccionaba la peliblanca. Sus palabras sobre los Pendragon le hicieron entrecerrar los ojos. Algo de sadismo había visto en la mujer, y también lo había oído al estar en la daga mientras ella ayudaba al nigromante a sellar al demonio -¿Piensas hacer algo al respecto?
Gracias a Matvey.
Aquello le hizo analizar un poco más el comportamiento de la peliblanca, empezando a sospechar algo pero le parecía demasiado increíble para confirmar aquella teoría -Haciendo su trabajo- Respondió sobre el ghoul, a sabiendas que estaba vigilando al hijo de Matvey.
-De eso no me cabe duda, Lyosha. Desde que te conocí me tienes fascinado- Le reconoció abiertamente porque no tenía nada que esconder. Levantó la vista a la marca en su frente y luego volvió a sus ojos. Sus siguientes palabras le dieron una pista de por dónde venía la información y supuso que tenía algo que ver con el vínculo con Matvey. Tenía que explorar más de sus poderes como renacido -Stavron Le Fay- Le dijo con el mismo tono sosegado con el que venía hablando.
Nuevamente, insultos -Ni uno ni lo otro. Matvey sabe cuidarse perfectamente- Alzó suavemente un hombro restándole importancia -¿O es que estás preocupada por su bienestar?- Aprovechó y tiró la primera pulla a ver cómo reaccionaba la peliblanca. Sus palabras sobre los Pendragon le hicieron entrecerrar los ojos. Algo de sadismo había visto en la mujer, y también lo había oído al estar en la daga mientras ella ayudaba al nigromante a sellar al demonio -¿Piensas hacer algo al respecto?
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-¿Su trabajo no es servirnos?- Se incluyó porque…¿Por qué no? Lyosha consideraba que todo el mundo debería servir en la vida, sobre todo, a ella. La matriarca en particular servía a su hermano, a su manera, y a sus acólitos…a su manera; o mejor dicho, desde su “levemente” distorsionado concepto de “servir”.
Aún así, cuando Stavron le soltó que le tenía fascinado, Lyosha se detuvo y dirigió su mirada azul hacia él con un gesto reticente. Porque…Allen también había estado fascinado, y el descarado había tenido las narices de intentar seducirla. Este… Este mago, sin embargo, no parecía atraído hacia ella en un aspecto sexual. No es que Lyosha estuviera por allí enviando esas vibras. No en esta vida al menos. A Allen le faltaba un tornillo.
- No me gusta tu tono. Desencantate- Le ordenó con un gruñido. No le gustaba la atención de aquel hombre y cuando mencionó su nombre tuvo que poner los ojos en blanco -Eso explica cosas- Como toda esa aura de “soy superior y me tomo mi tiempo”. Si ella le hablara del tiempo -Nadie quiere acabar con un cuchillo entre ceja y ceja nada más volver a pisar la tierra-
Se llevó las manos a la cadera y se inclinó hacia delante en un gesto de exasperación mientras soltaba un sonoro suspiro -Nadie dijo que no, pero mis nigromantes suelen ser algo suicidas- Ante la pregunta de Stavron, Lyosha frunció el ceño -¿Tú no?- Devolvió la pregunta y entonces se percató de que aquel hombre era medio imbécil -No eres muy lúcido no? Para ser un Le Fay? Si Matvey se muere, tú también. Yo… seguiré vinculada a Khaled, pero tú…- Imitó una explosión con las manos -Adiós-
Analizó su próximo paso respecto a los Pendragon y soltó un suspiro -Podría matar al bicho ese que odia Matvey. Como…regalo de Navi…- Dejó de hablar en el instante en el que sintió que su vínculo se debilitó y entonce su gesto cambió de uno pensativo a uno molesto, disparando su mirada iracunda hacia el peliblanco -Estúpido eres- Confirmó -¿Dónde está Tintagel? Llévame- Ordenó acercándose hacia él y cogiéndolo del brazo para incorporarlo bruscamente.
Aún así, cuando Stavron le soltó que le tenía fascinado, Lyosha se detuvo y dirigió su mirada azul hacia él con un gesto reticente. Porque…Allen también había estado fascinado, y el descarado había tenido las narices de intentar seducirla. Este… Este mago, sin embargo, no parecía atraído hacia ella en un aspecto sexual. No es que Lyosha estuviera por allí enviando esas vibras. No en esta vida al menos. A Allen le faltaba un tornillo.
- No me gusta tu tono. Desencantate- Le ordenó con un gruñido. No le gustaba la atención de aquel hombre y cuando mencionó su nombre tuvo que poner los ojos en blanco -Eso explica cosas- Como toda esa aura de “soy superior y me tomo mi tiempo”. Si ella le hablara del tiempo -Nadie quiere acabar con un cuchillo entre ceja y ceja nada más volver a pisar la tierra-
Se llevó las manos a la cadera y se inclinó hacia delante en un gesto de exasperación mientras soltaba un sonoro suspiro -Nadie dijo que no, pero mis nigromantes suelen ser algo suicidas- Ante la pregunta de Stavron, Lyosha frunció el ceño -¿Tú no?- Devolvió la pregunta y entonces se percató de que aquel hombre era medio imbécil -No eres muy lúcido no? Para ser un Le Fay? Si Matvey se muere, tú también. Yo… seguiré vinculada a Khaled, pero tú…- Imitó una explosión con las manos -Adiós-
Analizó su próximo paso respecto a los Pendragon y soltó un suspiro -Podría matar al bicho ese que odia Matvey. Como…regalo de Navi…- Dejó de hablar en el instante en el que sintió que su vínculo se debilitó y entonce su gesto cambió de uno pensativo a uno molesto, disparando su mirada iracunda hacia el peliblanco -Estúpido eres- Confirmó -¿Dónde está Tintagel? Llévame- Ordenó acercándose hacia él y cogiéndolo del brazo para incorporarlo bruscamente.
-Su trabajo es servirle a Matvey, no a ti- Le explicó a la peliblanca que sin duda, aparte de egocéntrica, tenía cierto complejo de…¿Reina? Sí, sin duda. ¿Se pensaba que el mundo giraba en torno a ella? Quizás nadie tenía los cojones de ponerla en su sitio. Se preguntaba si Matvey sería uno de los pocos, aparte de él.
-Mi tono no es para complacerte. Sólo decreto una realidad- Le respondió mientras ponía el tobillo de su pierna derecha sobre la rodilla de la izquierda y entrelazaba los dedos, observando su fúrica reacción con cierta sorpresa. Se pensaba que iba a estar pecando de soberbia por sus palabras, pero era distinta su reacción -¿Cuál es la historia de tu cuerpo?- Ignoró la amenaza porque no le interesaba en ese momento, pero procuraría hacerse con su sangre en cuanto pudiera.
-¿Tus nigromantes? Qué curioso sentido de posesión tienes ¿Consideras que Matvey es tuyo únicamente?- Siguió indagando antes de oír todas sus preguntas y su creativa explicación -Soy consciente de los riesgos pero mi regreso a tierra puede despertar antiguos… pleitos- Por decirlo de alguna manera, además pondría en riesgo la reputación de Matvey.
-¿Wthyr?- Le preguntó con curiosidad porque Matvey no había profesado demasiado odio por otros. Sin embargo, Wthyr era el actual esposo de Catherine y Stavron antes de emitir un juicio le gustaría conocerlo sin control mental. Estaba pensando en ello cuando sintió un bajón dramático de energía y lo reconoció en seguida porque le había pasado en Roma. Alzó la vista hacia una iracunda Lyosha que se le abalanzaba, pero en cuanto le tocó el brazo, Stavron movió la mano contraria para sacarse una daga pequeña que llevaba escondida y le abrió una herida en la que posó los dedos de una forma fluida y rápida. Estaba más que acostumbrado a aquel movimiento y los años muerto no habían dormido sus reflejos -Cuidado, Lyosha. No necesito insultarte burdamente para obligarte a pedirme clemencia- Mencionó concentrándose en debilitar su pulso. Pero entonces…Frunció el ceño.
Se alejó de ella y levantó los dedos observando su sangre, examinándola y alzándola hacia la luz para estudiarla -No puedo aparecerme en Tintagel, no como revenant. Puedo guiarte si tienes un medio de transporte- Le dijo sin mirarla durante un momento antes de volver a concentrarse en sus latidos. ¿Esos eran…dos corazones? Ah…Matvey, Matvey…Menudas mujeres caían en su camino. Tenía preguntas qué hacer, sin duda.
-Mi tono no es para complacerte. Sólo decreto una realidad- Le respondió mientras ponía el tobillo de su pierna derecha sobre la rodilla de la izquierda y entrelazaba los dedos, observando su fúrica reacción con cierta sorpresa. Se pensaba que iba a estar pecando de soberbia por sus palabras, pero era distinta su reacción -¿Cuál es la historia de tu cuerpo?- Ignoró la amenaza porque no le interesaba en ese momento, pero procuraría hacerse con su sangre en cuanto pudiera.
-¿Tus nigromantes? Qué curioso sentido de posesión tienes ¿Consideras que Matvey es tuyo únicamente?- Siguió indagando antes de oír todas sus preguntas y su creativa explicación -Soy consciente de los riesgos pero mi regreso a tierra puede despertar antiguos… pleitos- Por decirlo de alguna manera, además pondría en riesgo la reputación de Matvey.
-¿Wthyr?- Le preguntó con curiosidad porque Matvey no había profesado demasiado odio por otros. Sin embargo, Wthyr era el actual esposo de Catherine y Stavron antes de emitir un juicio le gustaría conocerlo sin control mental. Estaba pensando en ello cuando sintió un bajón dramático de energía y lo reconoció en seguida porque le había pasado en Roma. Alzó la vista hacia una iracunda Lyosha que se le abalanzaba, pero en cuanto le tocó el brazo, Stavron movió la mano contraria para sacarse una daga pequeña que llevaba escondida y le abrió una herida en la que posó los dedos de una forma fluida y rápida. Estaba más que acostumbrado a aquel movimiento y los años muerto no habían dormido sus reflejos -Cuidado, Lyosha. No necesito insultarte burdamente para obligarte a pedirme clemencia- Mencionó concentrándose en debilitar su pulso. Pero entonces…Frunció el ceño.
Se alejó de ella y levantó los dedos observando su sangre, examinándola y alzándola hacia la luz para estudiarla -No puedo aparecerme en Tintagel, no como revenant. Puedo guiarte si tienes un medio de transporte- Le dijo sin mirarla durante un momento antes de volver a concentrarse en sus latidos. ¿Esos eran…dos corazones? Ah…Matvey, Matvey…Menudas mujeres caían en su camino. Tenía preguntas qué hacer, sin duda.
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Puso los ojos en blanco cuando le corrigió aquello de que el ghoul no le servía a ella. Se dirigió al bar. Si iba a seguir esperando necesitaría vodka, directo. Abrió la primera botella que vio y se sirvió en un vaso. Aquel hombre le ponía de los nervios y sus respuestas aún más -En guerra avisada no muere soldado- Advirtió por última vez.
Su cuerpo, sin embargo, era algo que no estaba dispuesta a discutir. La historia era demasiado complicada y hablar de Diana no hacía más que hacerla sensible al alma de la alada pero también a esa otra parte de sí misma que ansiaba complacer pero que, sabía, nunca podría -No es de tu incumbencia- Advirtió.
-Sí, míos- Respondió pero la pregunta sobre Matvey hizo que terminara de molestarse -¿De qué vas? ¿Por qué me haces esas preguntas sobre Rasputín?- Inquirió sin entender por donde venían los tiros, o mejor dicho, sin deseos de entender lo que estaba soltando el revenant para no tener la necesidad de reconocerlo.
-Wthyr- Asintió brevemente pero todo lo demás sucedió tan rápido que la revenant se sintió personalmente insultada por no percibir el movimiento de aquella arma de metal. ¡METAL! Miró la herida con una ceja alzada, la sangre roja bajando por su antebrazo mientras oía de fondo la frase que le soltó. Alzó la vista hacia él mientras recopilaba el metal que llevaba encima… hasta que se sintió débil, pero no era el vínculo, era otra cosa.
¿Por qué veía así su sangre? ¿Qué habilidades tenía ese hombre? -Lo tengo. Llévame- Advirtió tratando de aparentar entereza aunque la figura de Stavron estaba… Parpadeó varias veces porque sentía que en cualquier momento iba a desmayarse…Pero de pronto, se le pasó. Iba a preguntarle un par de MALDITAS cosas a Matvey en cuanto lo arrastrara vivo al sótano. Ambos revenant salieron de allí para ir hacia Tintagel.
Su cuerpo, sin embargo, era algo que no estaba dispuesta a discutir. La historia era demasiado complicada y hablar de Diana no hacía más que hacerla sensible al alma de la alada pero también a esa otra parte de sí misma que ansiaba complacer pero que, sabía, nunca podría -No es de tu incumbencia- Advirtió.
-Sí, míos- Respondió pero la pregunta sobre Matvey hizo que terminara de molestarse -¿De qué vas? ¿Por qué me haces esas preguntas sobre Rasputín?- Inquirió sin entender por donde venían los tiros, o mejor dicho, sin deseos de entender lo que estaba soltando el revenant para no tener la necesidad de reconocerlo.
-Wthyr- Asintió brevemente pero todo lo demás sucedió tan rápido que la revenant se sintió personalmente insultada por no percibir el movimiento de aquella arma de metal. ¡METAL! Miró la herida con una ceja alzada, la sangre roja bajando por su antebrazo mientras oía de fondo la frase que le soltó. Alzó la vista hacia él mientras recopilaba el metal que llevaba encima… hasta que se sintió débil, pero no era el vínculo, era otra cosa.
¿Por qué veía así su sangre? ¿Qué habilidades tenía ese hombre? -Lo tengo. Llévame- Advirtió tratando de aparentar entereza aunque la figura de Stavron estaba… Parpadeó varias veces porque sentía que en cualquier momento iba a desmayarse…Pero de pronto, se le pasó. Iba a preguntarle un par de MALDITAS cosas a Matvey en cuanto lo arrastrara vivo al sótano. Ambos revenant salieron de allí para ir hacia Tintagel.
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Después de pasar por el hospital, por la zona de urgencias, para que curarán a Matvey de su herida en la garganta y ella… permitió que le ayudarán con algunas heridas infligidas por los demonios, Lyosha birló descaradamente una bata del hospital y también la energía de un enfermero.
Tras ello se dirigieron hacia el sótano, Lyosha aún dueña de la petaca de Matvey y nada más llegar se la acabó toda de varios tragos. La agitó frente al nigromante en clara señal de "se te ha acabado" y la dejó en la mesa al lado de la bata -Me voy a poner esto, pero si tienes un albornoz no me quejo. Tu sótano es particularmente frío - advirtió y fue a la cocina mientras se quitaba la parte superior de la camiseta llena de sangre que llevaba, quedando en un top deportivo. Con ella limpió el arakh lo mejor que pudo y luego la desechó en la basura. Se lavó las manos y se echó un poco de agua en el rostro, cuidando de no arruinar su delineado de ojos.
Con el arma "limpia" y la mente en paz por ello, volvió sobre sus pasos para coger la bata y colocarse la por encima. De momento, eso funcionaría. Los pantalones también estaban sucios pero con que no se sentará en ningún sitio estaba bien -Así que…- Soltó poniéndose las manos en la cadera y deteniéndose delante de él -Ronda de preguntas, Rasputín - Sonrió abiertamente pero con tirria -¿Cuáles son las habilidades del maldito Stavron?- Inquirió irritada -¿Por qué tienes vikingos queriendo matarte?- Siguió porque en su opinión dejaron demasiados vivos -¿Ya podemos matar a Wthyr?- Le caía mal. Y Lyosha no necesitaba ninguna excusa para eliminar a la gente que le ponía de mal humor.
Tras ello se dirigieron hacia el sótano, Lyosha aún dueña de la petaca de Matvey y nada más llegar se la acabó toda de varios tragos. La agitó frente al nigromante en clara señal de "se te ha acabado" y la dejó en la mesa al lado de la bata -Me voy a poner esto, pero si tienes un albornoz no me quejo. Tu sótano es particularmente frío - advirtió y fue a la cocina mientras se quitaba la parte superior de la camiseta llena de sangre que llevaba, quedando en un top deportivo. Con ella limpió el arakh lo mejor que pudo y luego la desechó en la basura. Se lavó las manos y se echó un poco de agua en el rostro, cuidando de no arruinar su delineado de ojos.
Con el arma "limpia" y la mente en paz por ello, volvió sobre sus pasos para coger la bata y colocarse la por encima. De momento, eso funcionaría. Los pantalones también estaban sucios pero con que no se sentará en ningún sitio estaba bien -Así que…- Soltó poniéndose las manos en la cadera y deteniéndose delante de él -Ronda de preguntas, Rasputín - Sonrió abiertamente pero con tirria -¿Cuáles son las habilidades del maldito Stavron?- Inquirió irritada -¿Por qué tienes vikingos queriendo matarte?- Siguió porque en su opinión dejaron demasiados vivos -¿Ya podemos matar a Wthyr?- Le caía mal. Y Lyosha no necesitaba ninguna excusa para eliminar a la gente que le ponía de mal humor.
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