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Tal y como se había comentado en el post anterior, Markus Tesla cayó en un profundo sueño al tercer post-it pegado en la pared blanca. Estaba agotado como los niños cuando hacen travesuras, tan mono.
Se despertó al tercer día de sueño casi profundo o cuando sus tripas empezaron a rugir por la falta de glucosa. Seguramente sería eso. Se desperezó y estiró, frotándose el puño por la punta de la nariz, se levantó y se empezó a preparar los cereales mientras Entropía pedía su simiente. Markus Tesla no se dió cuenta, pero en realidad sirvió los cereales glucosados a la paloma y él se comió el alpiste. Pero al bañarlo en leche no notó diferencia.
Se puso de pie delante de su whiteboard a la par que estudiaba las flechas, añadía algunos post-it y quitaba los que le sobraban. Chincheta allí, panfleto allí. Sí, es una buena forma de empezar. Y tenía que averiguar dónde había escondido Matvey las calaveras. Markus estaba seguro que el poder de las calaveras de absorber magia podía ser reversible, pero para eso necesitaba estudiar el mecanismo de funcionamiento de las mismas.
¿Cuáles eran los objetivos reales de los Souls? ¿Tienen algún fin último? Le sonaba que no. ¿Para qué estaban aquí entonces? Por lo que sabía habían dañado a su juguete Lucio y Sofía. Puede que alguno más, ¿por qué esos? ¿Y Lyran? ¿Por qué los ayudaría? ¿Vería también el fin de la isla de Ouroboros como lo había visto él? ¿Cuál es el plan de administrador en todo esto? Muchas preguntas y muy pocas respuestas, a Markus le va a tocar hacerse una nueva lista e ir resolviéndolas... si es que se acuerda, claro, que lo mismo se le olvida como el asunto ese de los centinelas y que todo el mundo le recriminaba en el Acribillado. Malditos PJs meteprisas...
Dejó las cosas del desyuno bien limpitas y a toda prisa se visitó para salir de casa, se puso su nueva cota de mithril y salió de su habitación. Ya volvería en otro momento para poner más post-its.
Se despertó al tercer día de sueño casi profundo o cuando sus tripas empezaron a rugir por la falta de glucosa. Seguramente sería eso. Se desperezó y estiró, frotándose el puño por la punta de la nariz, se levantó y se empezó a preparar los cereales mientras Entropía pedía su simiente. Markus Tesla no se dió cuenta, pero en realidad sirvió los cereales glucosados a la paloma y él se comió el alpiste. Pero al bañarlo en leche no notó diferencia.
Se puso de pie delante de su whiteboard a la par que estudiaba las flechas, añadía algunos post-it y quitaba los que le sobraban. Chincheta allí, panfleto allí. Sí, es una buena forma de empezar. Y tenía que averiguar dónde había escondido Matvey las calaveras. Markus estaba seguro que el poder de las calaveras de absorber magia podía ser reversible, pero para eso necesitaba estudiar el mecanismo de funcionamiento de las mismas.
¿Cuáles eran los objetivos reales de los Souls? ¿Tienen algún fin último? Le sonaba que no. ¿Para qué estaban aquí entonces? Por lo que sabía habían dañado a su juguete Lucio y Sofía. Puede que alguno más, ¿por qué esos? ¿Y Lyran? ¿Por qué los ayudaría? ¿Vería también el fin de la isla de Ouroboros como lo había visto él? ¿Cuál es el plan de administrador en todo esto? Muchas preguntas y muy pocas respuestas, a Markus le va a tocar hacerse una nueva lista e ir resolviéndolas... si es que se acuerda, claro, que lo mismo se le olvida como el asunto ese de los centinelas y que todo el mundo le recriminaba en el Acribillado. Malditos PJs meteprisas...
Dejó las cosas del desyuno bien limpitas y a toda prisa se visitó para salir de casa, se puso su nueva cota de mithril y salió de su habitación. Ya volvería en otro momento para poner más post-its.
Noviembre de 2040
La isla Ouroboros se elevó nuevamente a los cielos, tras la destrucción de los satélites antimagia que bloqueaban el flujo de energía mágica en todo el planeta. Antiguos rituales fueron necesarios para volver a levantar Ouroboros, acudiendo a la información de los fundadores, aquellos que la pusieron en el aire por primera vez, hace cientos de años.
Una mitad de la isla sigue siendo la antigua Ouroboros, que se salvó parcialmente de la caída y ha sido reconstruida por Adael Cohen, sus elementaristas y otros colaboradores. La otra mitad de la isla es completamente nueva, formada desde cero con nuevas rocas, puesto que la mitad que existía antes quedó totalmente destruida. Sus ruinas permanecerán en en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] , lugar donde se realizó el ritual.
Arturo Lizarraga
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(……………………………………………………….)
Ha pasado el resto de la semana, las noticias no se hicieron esperar, pero debido a sus transmisores, no llegaron con precisión. Hablan de una guerra, sobre dragones atacando la isla, tropas en cierta área, nada que pueda sacar en claro aparte de que algo malo está sucediendo. Algunas explosiones se escuchan en la lejanía, y el ambiente esta tenso. El temor a que se acerque el enemigo está presente en cada momento.
Yo por lo pronto he estado ocupado no solo con la recuperación pasiva, también aprendiendo magia de este mundo. Hechizos básicos que conllevan telequinesis básica, una levitación leve, fuentes de luz ajenas al fuego. Ataques y defensas menores pero útiles, que van desde explosiones menores y barreras defensivas temporales. También uno muy práctico, especialmente para mi tipo de trabajo, la teletransportación a corta y mediana distancia. Incluso aprendí un hechizo avanzado, que, al principio, Newt no quería enseñármelo porque era demasiado difícil para un principiante, y lo fue, pero para su sorpresa logré aprenderlo, se llama patronus. Agradezco haber tenido una infancia normal y decentemente feliz, pues es requisito un recuerdo alegre para activarlo. Este aprendizaje tan desmesurado, no se debe a que sea un prodigio por derecho propio, el ser un elegido de Gaia ofrece beneficios muy particulares, y a pesar de que mi ungimiento no está completo, todavía poseo bendiciones decentes que me permiten sobrevivir y tomar el puesto de anticuerpo de Gaia.
Por rumores entre los civiles en el edificio, nos enteramos de que Zaphira está en el Consejo, que el muro de tierra que se mira en la lejanía es reciente, y una posible ubicación de Adael pero nada concreto. Después de pensarlo, decido contactar con este último, fue el único que me dio el beneficio de la duda antes que la desconfianza total, cuando llegue a este mundo. Puede que permita mi ayuda a la causa. Tal vez no tenga un apego a la isla o sus habitantes, pero sé devolver los apoyos recibidos a modo de agradecimiento, así como un cuarto sencillo pero decente.
¡Expecto Patronus!—exclamo en las afueras de la residencia, a diferencia de la mayoría de los magos en este mundo, yo puedo usar mi katana para canalizar la magia, aunque también me es posible con las manos u otros instrumentos menos convencionales para el misticismo. Una vez realizado el hechizo, un cuervo sale revoloteando por el área. Luego de un par graznidos, se detiene cerca de mí y le doy un mensaje que quiero que lo entregue a Adael. Una vez escuchado, sale volando.
Newt Scamander
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Había sido una semana muy extraña para Scamander, sí, extraña, a pesar de todo lo extraño que le había ocurrido ultimamente. El lugar en el que se encontraba ahora se veía amenazado por una guerra inminente y todo parecía que se vendría abajo; la gente se atemorizaba, dragones atacaban el lugar, según rumores, algo que a Newt le sobrecogía, pues él consideraba que esas criaturas no atacarían el lugar sólo porque sí, a veces ese tipo de cosas suelen ser orquestadas por las manos de los humanos.
Junto con Arturo, Newt se instaló en aquel edificio, decidieron aprovechar el tiempo de manera productiva. Arturo poseía un gran potencial mágico, pero desconocía hechizos básicos y avanzados que cualquier estudiante de Hogwarts conocería; eso se debía a que el chico no había tenido la enseñanza de un mago promedio de ese mundo, por lo que Scamander, gustoso, se ofreció para enseñarle lo que él conocía.
Como esperaba, Arturo era un chico dedicado y avanzaba con los estudios y prácticas de manera asombrosa, el hambre de conocimiento del joven era algo que al Magizoologista le agradaba, por lo que le daba gusto enseñarle más, aunque a veces quería conocer cosas que a él le daba cierto recelo enseñar, no porque no quisiera hacerlo, sino porque le preocupaba que fuera demasiado para alguien que, en cierto modo, era principiante.
Sin embargo logró aprenderlo, brindando una enorme satisfacción a Scamander. Los días siguieron de esa forma, con un aprendizaje vigoroso y alentador, hasta que pronto los rumores sobre la guerra y las acciones a tomar se hicieron mayores. Arturo tuvo contacto con uno de los integrantes de aquel consejo de defensa, al parecer, y por lo tanto el encuentro con él era inminente. Newt decidió unirse a ellos, diciéndole a Arturo que le acompañaría cuando este envió el mensaje a Adael por medio de su patronus.
Junto con Arturo, Newt se instaló en aquel edificio, decidieron aprovechar el tiempo de manera productiva. Arturo poseía un gran potencial mágico, pero desconocía hechizos básicos y avanzados que cualquier estudiante de Hogwarts conocería; eso se debía a que el chico no había tenido la enseñanza de un mago promedio de ese mundo, por lo que Scamander, gustoso, se ofreció para enseñarle lo que él conocía.
Como esperaba, Arturo era un chico dedicado y avanzaba con los estudios y prácticas de manera asombrosa, el hambre de conocimiento del joven era algo que al Magizoologista le agradaba, por lo que le daba gusto enseñarle más, aunque a veces quería conocer cosas que a él le daba cierto recelo enseñar, no porque no quisiera hacerlo, sino porque le preocupaba que fuera demasiado para alguien que, en cierto modo, era principiante.
Sin embargo logró aprenderlo, brindando una enorme satisfacción a Scamander. Los días siguieron de esa forma, con un aprendizaje vigoroso y alentador, hasta que pronto los rumores sobre la guerra y las acciones a tomar se hicieron mayores. Arturo tuvo contacto con uno de los integrantes de aquel consejo de defensa, al parecer, y por lo tanto el encuentro con él era inminente. Newt decidió unirse a ellos, diciéndole a Arturo que le acompañaría cuando este envió el mensaje a Adael por medio de su patronus.
Mérida Pyro
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La sensación de extrañeza había pasado a alerta cuando Balto y Jamalgoso gruñeron pero fue "atacada" por uno de los hombres de la forma más sexual que había visto en su existencia. La forma en la que le había atraído hacia él y se había ¿Intoxicado? Con su perfume... ¿Tenia perfume? ¿Se había puesto perfume? Estaba pensando en ello cuando se metieron en el ascensor. Un cosquilleo le recorrió el cuerpo cuando la aplastó contra la pared del aparato y siguió oliendola.
-Mira...- Avisó y estuvo a punto de soltarle que aquello le parecía un poquito a acoso. Pero oye ... Lo estaba disfrutando. No se lo adornaba, quería tomarla y lo dejaba muy en claro-Si, soy yo- Mintió. No sabía de qué coño hablaba pero si eso ocasionaba que... Joder, la lamía. Podía sentir su cálido aliento en la delicada piel de su cuello, haciéndola estremecerse. No le había visto ni la cara cuando éste empezó a meterle las manos bajo la camiseta. No sabía que coño estaba pasando e iba a averiguarlo.
Con esfuerzo. Si, con mucho esfuerzo, logró dar la vuelta a la tortilla y fue el cuerpo del desconocido contra la pared cogiéndolo de la mandíbula para verle el rostro. -Mmmm...- Le sonaba familiar de algo. Los ojos dorados, el pelo revuelto, el cuerpo duro... -Soy Mérida,- Aclaró por su acaso e iba a besarlo cuando las puertas del ascensor de abrieron.
Y no es que eso lo detuviera, la cargo con un ágil movimiento y pateó la puerta de una habitación para meterlos dentro.
-Mira...- Avisó y estuvo a punto de soltarle que aquello le parecía un poquito a acoso. Pero oye ... Lo estaba disfrutando. No se lo adornaba, quería tomarla y lo dejaba muy en claro-Si, soy yo- Mintió. No sabía de qué coño hablaba pero si eso ocasionaba que... Joder, la lamía. Podía sentir su cálido aliento en la delicada piel de su cuello, haciéndola estremecerse. No le había visto ni la cara cuando éste empezó a meterle las manos bajo la camiseta. No sabía que coño estaba pasando e iba a averiguarlo.
Con esfuerzo. Si, con mucho esfuerzo, logró dar la vuelta a la tortilla y fue el cuerpo del desconocido contra la pared cogiéndolo de la mandíbula para verle el rostro. -Mmmm...- Le sonaba familiar de algo. Los ojos dorados, el pelo revuelto, el cuerpo duro... -Soy Mérida,- Aclaró por su acaso e iba a besarlo cuando las puertas del ascensor de abrieron.
Y no es que eso lo detuviera, la cargo con un ágil movimiento y pateó la puerta de una habitación para meterlos dentro.
Kyllian Evans
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Jamás había tenido un comportamiento de ese tipo pero también era cierto que no había sentido nunca un olor como ese, el calor invadía mu cuerpo y en lo único que pensaba era la chica que tenía tomada por el brazo, la arrastré por el pasillo hasta el ascensor teniendo poca delicadeza y dejándome llevar por el instinto. Mi mano se paseó por debajo de su ropa y ella contestó a mi pregunta de antes que la verdad poco importaba ya.
En un descuido la chica se presentó y cambió nuestras posiciones, su nombre quería sonarme de algo pero no estaba por la labor de esforzarme - kyllian, encantado- la tomé de la cintura y la besé sin tregua hasta que el ascensor se abrió, cargandola sin esfuerzo tomandola de los muslos hasta llegar a la pared frente a la puerta donde apenas me detuve unos segundos hasta dar con una habitación, que estaba modo salvaje pero no exhibicionista.
Cerré la puerta tras nosotros aunque me había cargado el cerrojo con la patada, me quité la camiseta y de nuevo la besé para deshacerme de su ropa antes de arrastrarla hasta la cama. El olor era más intenso al igual que mi tensión en los pantalones, me puse sobre ella y recorrí con mis labios su cuello hasta llegar a su clavícula que mordí suavemente antes de seguir mi camino hasta su pecho.
En un descuido la chica se presentó y cambió nuestras posiciones, su nombre quería sonarme de algo pero no estaba por la labor de esforzarme - kyllian, encantado- la tomé de la cintura y la besé sin tregua hasta que el ascensor se abrió, cargandola sin esfuerzo tomandola de los muslos hasta llegar a la pared frente a la puerta donde apenas me detuve unos segundos hasta dar con una habitación, que estaba modo salvaje pero no exhibicionista.
Cerré la puerta tras nosotros aunque me había cargado el cerrojo con la patada, me quité la camiseta y de nuevo la besé para deshacerme de su ropa antes de arrastrarla hasta la cama. El olor era más intenso al igual que mi tensión en los pantalones, me puse sobre ella y recorrí con mis labios su cuello hasta llegar a su clavícula que mordí suavemente antes de seguir mi camino hasta su pecho.
Mérida Pyro
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-¿Kyllian?- Preguntó arqueando las cejas. Sí, lo conocía. ¿De qué? ¿De qué le conocía? Le recorrió el rostro con la mirada tratando de encontrar el qué porque… -¿Eres de la Resis…?- Inquirió o quiso hacerlo antes de que él le besara. La pelirroja dejó caer los párpados al sentir la ¿necesidad? De Kyllian a través de ese beso. La necesidad de ella, lo que hizo que emitiera un leve ronroneo. Ese hombre sabía besar ¡Sí! Al salir del ascensor, Mérida se cogió de su cuello cuando la alzó con tanta facilidad con el único objetivo de no caerse y emitió un quejido cuando sintió la pared en su espalda y sólo por vengarse le mordió el labio inferior.
La pelirroja miró por encima de su hombro cuando Kyllian rompió la puerta sorprendiéndose de la fuerza que tenía en las piernas y sintiendo que la expectativa empezaba a subir y a calentar su cuerpo. Se dejó caer al piso para plantar pie, quitándose las botas con un movimiento mientras lo veía quitarse la camiseta. Un silbido de admiración se escapó de sus labios al ver cuán trabajado tenía el abdomen. Oye, que los otros dos imberbes también habían estado muy bien… pero ese cortejo ridículo… Mérida se aflojó el cinturón ella misma porque sospechaba que le otro iba a tirarlo y no iba a perder sus pociones. Lo dejó a un lado de la cama mientras le ayudaba a sacarse el resto de la ropa. La Pyro no tenía muchas inhibiciones con su cuerpo y Kyllian podía haber notado alguna que otra cicatriz a causa de las batallas que había peleado pero ella las llevaba con orgullo como le había enseñado su padre.
Se dejó caer en la cama que rebotó levemente mientras sus rizos rojos se desplegaban entre las sábanas. Se le escapó una risita previa, una risita coqueta y juguetona al ver la locura que apoderaba al tipo y sintiéndose malditamente sexual por atraerlo de esa manera. Le recorrió la espalda con las manos mientras le besaba, ladeando la cabeza para profundizar el beso. Sus dedos finalmente se encontraron con la tela del pantalón y se deslizaron hacia adelante sintiendo su virilidad más que dispuesta a cumplir así que trabajó en los botones para abrirlos y deshacerse de la ropa mientras él le mordía el cuello -Mmmm…- Se rió, eróticamente al arquearse contra él-Eso me da cosquillas…
Pero oye, que eso de ser pasiva no era lo suyo, asi que usó su peso para ponerlo contra la cama, de espaldas y se levantó sobre él mientras lentamente lo miraba desde arriba -No no…- Murmuró cuando lo vio moverse hacia ella y sonrió de lado. Con un gesto pícaro delineando su rostro se llevó las manos desde los hombros, delineando la forma de sus pechos hasta descender por su estrecha cintura hasta la cadera desde donde se retiró la ropa interior con un descaro muy particular. Sonrió más abiertamente y se sentó a horcajadas sobre él, alargando una mano hasta su cuello para atraerlo hacia ella y atrapar sus labios en un beso candente. Estaba segurísima de que Kyllian iba a empezar a sentir dentro de poco lo caliente que estaba.
La pelirroja miró por encima de su hombro cuando Kyllian rompió la puerta sorprendiéndose de la fuerza que tenía en las piernas y sintiendo que la expectativa empezaba a subir y a calentar su cuerpo. Se dejó caer al piso para plantar pie, quitándose las botas con un movimiento mientras lo veía quitarse la camiseta. Un silbido de admiración se escapó de sus labios al ver cuán trabajado tenía el abdomen. Oye, que los otros dos imberbes también habían estado muy bien… pero ese cortejo ridículo… Mérida se aflojó el cinturón ella misma porque sospechaba que le otro iba a tirarlo y no iba a perder sus pociones. Lo dejó a un lado de la cama mientras le ayudaba a sacarse el resto de la ropa. La Pyro no tenía muchas inhibiciones con su cuerpo y Kyllian podía haber notado alguna que otra cicatriz a causa de las batallas que había peleado pero ella las llevaba con orgullo como le había enseñado su padre.
Se dejó caer en la cama que rebotó levemente mientras sus rizos rojos se desplegaban entre las sábanas. Se le escapó una risita previa, una risita coqueta y juguetona al ver la locura que apoderaba al tipo y sintiéndose malditamente sexual por atraerlo de esa manera. Le recorrió la espalda con las manos mientras le besaba, ladeando la cabeza para profundizar el beso. Sus dedos finalmente se encontraron con la tela del pantalón y se deslizaron hacia adelante sintiendo su virilidad más que dispuesta a cumplir así que trabajó en los botones para abrirlos y deshacerse de la ropa mientras él le mordía el cuello -Mmmm…- Se rió, eróticamente al arquearse contra él-Eso me da cosquillas…
Pero oye, que eso de ser pasiva no era lo suyo, asi que usó su peso para ponerlo contra la cama, de espaldas y se levantó sobre él mientras lentamente lo miraba desde arriba -No no…- Murmuró cuando lo vio moverse hacia ella y sonrió de lado. Con un gesto pícaro delineando su rostro se llevó las manos desde los hombros, delineando la forma de sus pechos hasta descender por su estrecha cintura hasta la cadera desde donde se retiró la ropa interior con un descaro muy particular. Sonrió más abiertamente y se sentó a horcajadas sobre él, alargando una mano hasta su cuello para atraerlo hacia ella y atrapar sus labios en un beso candente. Estaba segurísima de que Kyllian iba a empezar a sentir dentro de poco lo caliente que estaba.
Kyllian Evans
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- Sinceramente a mi todo eso me parecía extraño dentro de lo poco que me funcionaba el coco, llevaba ya casi un año de abstinencia carnal quitando la soledad y la triste autosatisfacción que me podía dar yo mismo en mi habitación, de hecho llegué a pensar que en la isla había algo así como un inhibidor sexual tope grande que te volvía eunuco o algo pero de repente ahí estaba, empotrando a una pelirroja que no conocía de nada contra una pared por culpa de un calentón inexplicable y guiado por aquel olor dulzón que me empujaba a devorar a aquella chica con un ansia que no había sentido nunca.
En una situación un tanto más normal se habría detenido pero la verdad es que no podía y la chica tampoco parecía por la labor de resistirse, de hecho lo provocaba cada vez más y lejos de detenerse aquello era una carrera cuesta abajo y sin frenos. La chica me mordió el labio al sentir la pared pero eso solo me hizo sonreír de lado mientras el juego seguía en la habitación que acababa de tomar prestada, la ropa fue lo primero en caer y cuando escuché su silbido tomé su mano para invitarla a tocar mi cuerpo ya que parecía no disgustarle en absoluto, si había algo bueno en la isla era que entrenar era lo poco que había por hacer. Cuando la ropa voló pude ver sus cicatrices y lejos de molestarme las repasé con los dedos e incluso lamí algunas cuando por fin la tuve debajo de mi en la cama.
Una risilla traviesa llegó a mis oídos haciéndome sonreír de forma golosa mientras mi lengua se pasaba por mi labio superior antes de atacar sus labios y después pasar a su cuello -Como puedes comprobar pretendo algo más que hacerte cosquillas- dije moviendo mis caderas contra ella que ya trabajaba para deshacerse de mi pantalón liberando la "tensión" en ellos. No opuse mucha resistencia ante el nuevo cambio de posiciones y simplemente disfruté de la vista que me ofrecía la chica recorriendo su cuerpo hasta quedar totalmente expuesta a mi para después sentarse, la dejé hacer y seguí su ritmo cuando de nuevo me besó incorporándome para hacerlo todo más fácil.
Una de mis manos subió desde su rodilla a los muslos para detenerse en su trasero mientras la otra la tomaba por la nuca haciendo aquel beso profundo y lleno de lujuria, la temperatura empezaba a subir y no estaba muy seguro al principio de si se trataba de mi imaginación o no, tampoco importaba demasiado. Me separé de sus labios echándola un poco hacia atrás para tener acceso a su pecho, lamiendo uno de sus pezones para después atraparlo con mis dientes en un dulce bocado mientras la mano que antes tenía en su nuca bajaba para atender el otro lado. Quería seguir recorriendo su cuerpo y la posición no me lo iba a permitir así que de nuevo la puse contra la cama sembrando su piel de besos desde el abdomen hasta más abajo del ombligo, en cuanto llegúe a ese punto abrí sus piernas para besar y lamer sus muslos, mirándola con una sonrisa ladina antes de dejar un par de marcas en la parte interna e ir a por el plato fuerte, una zona más intima.
La sujeté con firmeza para que no se me escapara mientras lamía la zona de arriba a abajo de forma lenta y tortuosa pues nunca se me había quedado eso de no jugar con la comida, no tardé mucho en dar una atención más placentera con mi lengua esperando escuchar la señal adecuada para poder continuar mientras la complacía.
Mérida Pyro
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Sex is always the answer, it's never a question,
Cause the answer's yes, oh the answer's.
Por alguna razón le vino aquella particular canción a la cabeza cuando Kyllian llevó su mano hasta su fornido cuerpo, ella deslizó sus dedos por los músculos definidos y se preguntó por su resistencia. La risita que soltó fue más para ella que para la galería pero decidió no decir una palabra más. Disfruto de la calidez de su piel contra la de ella mientras estuvo bajo él en la cama y se percató de cómo lamía algunas de sus cicatrices, aquello la hizo sonreír con algo menos de frivolidad y más… ¿Conmovida? Era fácil querer entrarle a una persona cuando estaba vestida y aparentaba ser bonita, sobretodo para los que se guiaban más por la imagen superficial, pero cuando te desnudabas con la luz filtrándose por las ventanas y exponías tu historia… No todos reaccionaban de la misma manera. Ya le había pasado… y por eso se dejó hacer.
-Como puedes ver … no te estoy poniendo impedimento- Respondió alzando ambas cejas dos veces para luego girarlo. Su baile espontáneo resultó corto ante la escasa ropa que ya tenía así que volver entre sus brazos fue necesario. Movió suavemente la cadera contra él, despertando deliciosas sensaciones para ambos. Aquello, incluso, le robó un gemido que murió en los labios de él. Podía sentir las traviesas manos de él explorando su cuerpo, buscando más. Cuando sus labios se separaron, Mérida se arqueó y dejó caer la cabeza hacia atrás dejándole espacio suficiente para que besara su piel. Sabía hacia dónde iba y estaba esperando que lo hiciera. Cerró los ojos con fuerza cuando sintió que sus labios la estimulaban allí donde era preciso, su cuerpo vibró levemente y de haber tenido uñas, se las habría clavado, pero lo que si hizo fue apoyar su mano en la nuca de Kyllian para instarlo a que siguiera.
Al sentir que le daba la vuelta de nuevo, Mérida se rió brevemente y se apartó los rizos rojos de la cara para mirarlo mientras se deslizaba hacia abajo, una de sus manos acarició su espalda y sus brazos allí donde pudo hasta que quedó lejos de su alcance. La expectativa de acrecentó y se preguntó… si besaba así… ¿Sería bueno en otros menesteres? Estaba segura, segurísima de que si. La pelirroja se dejó hacer notando que su piel se erizaba con cada beso que él le daba y la dulce o tortuosa espera de su jugarreta, porque así se lo hizo saber esa sonrisa pícara, terminó. La pelirroja cerró los ojos y se dejó llevar por las sensaciones que colmaban su cuerpo: el calor, la suavidad y el éxtasis hacían de ella un volcán de lujuria que no tardó demasiado en explotar tras una sinfonía de gemidos. De forma casi … literal. Una onda expansiva de su cuerpo liberó calor a través de su piel mientras ella agarraba las sábanas con fuerza y se arqueaba con cada ola de placer que la recorría.
Tardó… lo suyo en recomponerse un poco pero finalmente levantó sus largas pestañas y posó su mirada oceánica y complacida en su amante, sonrió de lado con el pecho agitado. Con suavidad se levantó y lo apartó, quedándose sentada en la orilla de la cama y cuando él se incorporó, quedando parado delante de ella, fue su momento de demostrar cuan cualificada estaba en el tema de brindar placer al sexo masculino. Tuvo especial cuidado en no colocar sus manos mucho tiempo porque sabía que estaban particularmente calientes pero… sus labios y su lengua eran otra historia.
Kyllian Evans
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- No pude hacer otra cosa más que sonreír por el descaro de la chica pelirroja al contestar mi provocación seguido de aquel movimiento de cejas, si me quedaba algo de culpa por ahí en el fondo del pozo de la razón se acababa de esfumar y ya no habría vuelta atrás. Una vez en la cama ninguno de los dos daba su brazo a torcer y eso en realidad era algo bueno porque sin duda sería algo para recordar si no me daba después un resacón con la mierda que había en el aire.
La pelirroja se movía sobre mi haciéndome gruñir con algo de deseo y apuro que intenté disimular besándola nuevamente por tal provocación con sus caderas mientras mis manos no dejaban un solo rincón de su piel sin explorar, mi boca disfrutaba de su sabor, su mano acariciaba mi nuca y sus gemidos endulzaban mis oídos para atraerme más y más atrapando todos mis sentidos en ella. Volví a tomar control de la situación para después bajar a su zona más íntima y complacerla de la forma más placentera posible, sus labios no podían contener la lujuria hasta que al final un calor abrumador emanó de ella a la vez que llegaba al climax, algo que la verdad me sorprendió bastante y pude llegar a la conclusión de que no era mi imaginación aquello de la subida de temperatura.
Sonreí al verla arquearse en la cama y mientras se recuperaba di un par de mordiscos a la parte interna de sus muslos que ahora ardían como si una fiebre muy alta se apoderara de ella, la chica me miró y mi sonrisa fue lo que recibió como respuesta, ya podíamos pasar al siguiente nivel pero ella se levantó dejándome un tanto confuso por un momento, me levanté de la cama y me interpuse en su camino como si creyera que iba a escapar pero nada más lejos de la realidad, su rostro se acercó a mi entrepierna y pronto me vi envuelto por la calidez de su boca -Jod...ngh..- la lengua de la chica se movía para estimularme a la vez que succionaba con la boca acompañandolo todo con el movimiento de su cabeza lo que me hizo jadear una y otra vez , la miré desde arriba pero su cabello se interponía por lo que lo aparté y sujeté con mis manos a la vez que le marcaba el ritmo.
Estaba sumergido en una nube de placer y podía sentir como llegaba a mi límite pero no quería hacerlo así, la tomé de la barbilla para que se detuviera y sin decir nada la empujé de nuevo para tomar una de sus piernas y apoyarla sobre mi hombro mientras rozaba nuestros sexos para darle a entender que había llegado el momento, los juegos previos habían terminado y me introducí en ella de forma lenta sintiendo la temperatura elevada de su cuerpo para acabar con una estocada hasta estar totalmente dentro. La miré asegurándome de que se encontraba bien y empezar a mover mis caderas contra ella en un ritmo constante, después de aquello todo vino rodado, la cama empezó a moverse con nosotros y en algún momento entre un cambio de posición y mientras me apoyaba en ella para tener mejor impulso, cedió, pero eso no nos detuvo en ningún momento, no podíamos parar al menos hasta el instante en el que el placer se apoderó de nosotros, una sensación electrizante que me recorrió de abajo a arriba culminando con un gemido de placer absoluto que marcaba el final.
Caí a su lado recuperándome sobre lo que antes era una cama decente, intentando recuperar el aliento mientras miraba al techo -no te lo vas a creer, pero te juro que no le entro así a todo el mundo- dije entre jadeos antes de echarme a reír por lo surrealista de la situación pero que me quitaran lo bailado, giré el rostro para poder verla pero de nuevo su cabello estaba en medio, lo aparté hasta poder ver sus ojos celestes y sonreír -¿Que tal una segunda ronda?-
Mérida Pyro
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- Esos dientes…Eran su perdición, sin duda. Mientras el placer seguía haciéndola temblar, cada mordisco intensificaba las sensaciones, Mérida podía sentir su cuerpo contraerse para luego liberarse y disfrutar del placer otorgado… Al devolverlo adoró oírlo gemir. Eso…Era un profundo fetiche que tenía: Oír a su pareja/amante de turno gemir gracias a ella. Era lo mejor del sexo y, animada por ello, se dedicó a succionar y envolver su virilidad en la calidez de su boca buscando darle tanto placer como le dio a ella. Alzó los ojos celestes hacia él cuando le cogió todo el cabello y empezó a marcar el ritmo, Mérida subió sus manos cálidas por las piernas de Kyllian hasta delinear sus firmes glúteos y apretarlos con sus dedos haciendo que sus movimientos fueran más profundos.
“Joder qué firme todo… ¿Qué hace? ¿Vive entrenando?”
No tuvo mucho más tiempo para hilar pensamientos porque Kyllian la separó, la pelirroja se relamió los labios y luego se limpió un poco la comisura con los dedos antes de caer de nuevo en la cama. La poca delicadeza de Kyllian al empujarla a la cama la hizo entrecerrar un poco los ojos, lo odiaba y le excitaba al mismo tiempo. Se acomodó en la cama, que sintió un poco tambaleante, y se preparó para lo siguiente, disfrutando del roce de sus cuerpos. Sonrió al sentir cómo entraba en ella y gimió con más fuerza cuando aquella estocada los unió por completo. Se arqueó levemente mientras llevaba las manos hacia sus pechos, apretándolos con suavidad para ampliar su placer. Cerró los ojos, dejándose llevar durante un rato por las sensaciones mientras ella misma se acariciaba allí donde él no llegaba. Pero pronto empezó a echarlo en falta y le hizo una seña para cambiar la posición y que estuviera más cerca y al hacerlo la cama cedió ante su peso, Mérida lo miró a los ojos mientras reía un poco pero eso fue el único espacio de tiempo en el que no estaba disfrutando del sabor de sus boca. Lo cogió de la nuca y lo atrajo hacia sus labios, besándolo con pasión y profundidad mientras el ritmo parecía acrecentar. Cuando el clímax estuvo cercano Mérida apartó un poco las manos de la piel de Kyllian a sabiendas de lo mal que podría venir… Se agarró a las sábanas mientras disfrutaba del éxtasis de su cuerpo.
Finalmente, el moreno se dejó caer a un lado y Mérida soltó las sábanas mientras jadeaba tratando de recuperar el aliento. Arqueó una ceja cuando le escuchó hablar -Oh, yo…depende… Entonces, lo tuyo ¿Qué coño ha sido?- Inquirió, sintiendo que le quitaba el pelo del rostro. Posó sus ojos celestes sobre los de él con curiosidad, sintiendo que le ardía la piel en la mejillas y era consciente de que estaba roja como su cabello, sobretodo en la zona de la nariz y los pómulos. Se incorporó sobre sus antebrazos para mirar las sábanas y apagó las pequeñas llamas azules que empezaban a comerse la tela con una sonrisita inocente ya que una de ellas iba caminito hacia la piel de Kyllian -Porque vamos… Que ha sido brutal- Se rió a rienda suelta y cuando estaba finalizando hizo los soniditos de cerdo que le eran tan propios. Ante la propuesta alzó ambas cejas y ronroneó por lo bajo inclinándose un poco hacia él -Acepto la propuesta…- Murmuró haciendo que sus dedos subieran desde el abdomen, delineando sus músculos hasta llegar a su barbilla. Lo tomó de allí con un gesto pensativo -Y mientras te recuperas me puedes contar un poquito más y así podré adivinar de qué carajo me suenas-
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El ambiente se caldeaba y demasiado pues cuando la pelirroja pasó sus manos por mi trasero sentí que ardían y mientras más pasaba el tiempo aquel olor dulzón que me había llevado a ella se iba diluyendo pero no por ello la lujuria del momento que al final se resolvió con un orgasmo por ambas partes. Cuando caimos rendidos en la cama vi como las sábanas empezaban a arder pero Mérida se había encargado de apagarlas a tiempo antes de que los dos acabáramos chamuscados -A ver, no es que nunca haya echado un polvo esporádico pero yo que sé, te invito a una copa, me gustas, te gusto y ya acabamos así- dije en respuesta ala chica pero me levanté un poco para mirarla confuso -¿Entonces tu no has soltado el perfume... o lo que fuera? ¿No te has dado cuenta? ha sido como si me obligara a tenerte- le aparté el pelo dela cara mientras nuestros ojos se encontraban.
La risa de la pelirroja era bastante contagiosa por lo que no pude evitar reírme con ella -La verdad es que si, ha estado bastante bien- dije antes de proponerle la segunda ronda que fue bien recibida y ya que estábamos la tomé de la cintura para obligarla a acostarse sobre mi, era como una estufa emanando todo ese calor -La verdad es que a mi también me suenas de algo... pero vagamente, desde luego no ha sido por una situación como esta anteriormente, lo recordaría- mis manos bajaron por su cintura hasta su trasero para asegurarme de que era la primera vez que nos encontrábamos -Puede que te suene del torneo, llegué casi a la final y tu.... ¡oh! estabas en la fiesta del torneo!- exclamé pero no estaba muy seguro de aquello.
Poco a poco el roce iba haciendo su efecto y no tardé demasiado en estar preparado para la segunda ronda que empezó con un beso y siguió su camino hasta el final que estaba a la altura de la primera vez y esta vez estuvimos más cerca de arder que antes, las sábanas habían tenido días mejores.
Estábamos tan metidos en lo nuestro que no noté el momento en que la puerta se abrió, la estaba besando y si el cuerpo me lo permitía tendríamos un tercer asalto pero unos ojos llamaron mi atención, un bicho con aspecto de perro nos estaba mirando pero la cara era jodidamente rara, tanto que me sorprendió y di un salto hacia atrás -Qué cojones!!!- tras ese bicho un perro normal también entró quedándose mirando además de algún que otro curioso que pasaba por el pasillo, porque los perros no saben cerrar puertas -¿Qué? Haz una foto que dura más!- me levanté a cerrar y después mirarla pues parecía que los chuchos la reconocían -¿Son tuyos?-
La risa de la pelirroja era bastante contagiosa por lo que no pude evitar reírme con ella -La verdad es que si, ha estado bastante bien- dije antes de proponerle la segunda ronda que fue bien recibida y ya que estábamos la tomé de la cintura para obligarla a acostarse sobre mi, era como una estufa emanando todo ese calor -La verdad es que a mi también me suenas de algo... pero vagamente, desde luego no ha sido por una situación como esta anteriormente, lo recordaría- mis manos bajaron por su cintura hasta su trasero para asegurarme de que era la primera vez que nos encontrábamos -Puede que te suene del torneo, llegué casi a la final y tu.... ¡oh! estabas en la fiesta del torneo!- exclamé pero no estaba muy seguro de aquello.
Poco a poco el roce iba haciendo su efecto y no tardé demasiado en estar preparado para la segunda ronda que empezó con un beso y siguió su camino hasta el final que estaba a la altura de la primera vez y esta vez estuvimos más cerca de arder que antes, las sábanas habían tenido días mejores.
Estábamos tan metidos en lo nuestro que no noté el momento en que la puerta se abrió, la estaba besando y si el cuerpo me lo permitía tendríamos un tercer asalto pero unos ojos llamaron mi atención, un bicho con aspecto de perro nos estaba mirando pero la cara era jodidamente rara, tanto que me sorprendió y di un salto hacia atrás -Qué cojones!!!- tras ese bicho un perro normal también entró quedándose mirando además de algún que otro curioso que pasaba por el pasillo, porque los perros no saben cerrar puertas -¿Qué? Haz una foto que dura más!- me levanté a cerrar y después mirarla pues parecía que los chuchos la reconocían -¿Son tuyos?-
Mérida Pyro
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-¿Qué perfume?- Le preguntó a Kyllian arqueando las cejas sin entender a qué se refería. Es más se cogió el pelo a ver si tenía algo que ver con su nuevo perfume pero …tenía un par de semanas usándolo. Eso no podía ser -A ver…Si que me perfumo. Me pongo una loción hidratante que hago yo misma pero eso desde que empezó a faltar en todos lados. O sea, hace años…Porque con el fuego y tal…Tenía que cuidarme. Pero la he usado toda la vida…Mira…- Musitó y se acercó la muñeca hacia la nariz viendo si quedaba algo de eso y, en efecto, sí aún tenía un poquito de aroma a sándalo. Se la acercó a Kyllian con cuidado a la nariz y alzó las cejas con un “ves” implícito. -A ver…me di cuenta que algo iba mal cuando me cogió de los hombros un tipo y no me soltaba pero …No sé..- alzó levemente el hombro pensando en qué podría ser más allá de ser muy bonita. Se alegró por ese pensamiento y se dio una palmadita en sus ya sonrosadas mejillas.
Se movió para ponerse encima de él, acomodándose sobre su cuerpo y mirándolo a los ojos con una sonrisa ligera en los labios mientras hablaba -Oh, creeme … Yo también lo recordaría- Se rió, soltando sus soniditos de cerdo después…aunque cuando oyó lo del torneo le dio una palmada en el pecho, dándose cuenta de que había acertado -¡Yo participé en el torneo!....No, a la fiesta no fui. ¿Por qué no fui?...- Preguntó pensativa a sí misma llevándose una mano a la barbilla mientras lo analizaba pero no lo recordaba -Yo es que fui directa a la segunda fase y después lo abandoné, mi Brigada estaba en Francia y no me sentía bien estando aquí por un torneo de Ouroboros, tenía que estar con mi familia- Explicó con una leve sonrisa aunque ésta se desvaneció con cierta rapidez, incluso su ceño se frunció al recordar todo lo que había sucedido -Pero… Me alegro de que hayas sido finalista. ¿Quién te ganó?- Inquirió pero no recibió respuesta, sólo sus labios.
Finalmente una cosa llevó a la otra y la segunda ronda estuvo incluso mejor que la primera porque ya conocían algunos puntos más que deliciosos para brindar placer al otro. Cuando todo acabó, Mérida tuvo que apagar más llamas que antes y realmente se veía un poco graciosa tapando cada una de ellas con la mano para evitar que se expandieran, riéndose y jadeando al mismo tiempo. Finalmente se tiró en la cama a descansar, bueno, lo que se dice a descansar no porque Kyllian no parecía querer darle tregua. Sin embargo, de pronto se echó para atrás exaltado y Mérida también actuó de inmediato. Se paró sobre la cama en pose defensiva en caso de que tuvieran que…Pero al ver a Jamalgoso y a Balto, estalló en risas y miró el rostro desencajado de Kyllian. Tampoco le sorprendía que hubiese gente mirando, no era demasiado consciente de que su desnudez podía importunar a alguien -Ohh Jamalgoso y Balto me han encontrado- Dijo en respuesta a Kyllian mientras se reía. Extendió una mano para acariciar al primero y después miró a Balto guiñándole un ojo -En realidad iba de misión cuando me has secuestrado. Tengo que saber qué demonios pasa en la isla y porque todos están como locos… Y avisarle a mi líder…- Sonrió, risueñamente, al pensar que si ella había echado dos…Su líder y Gen también.
Entonces la pelirroja alzó la cabeza de la cama, ya que estaba recostada, y miró a Kyllian significativamente antes de contener la risa -¡Ya sé que fue! ¡Maldita Gen!- Estalló de risa de nuevo, tanto, que se puso boca arriba y se abrazó con fuerza el abdomen porque empezaba a dolerle. Estuvo así un rato hasta que los perros ladraron en plan “Basta ya, Mérida, joder”; entonces se calmó brevemente y miró a Kyllian – Fueron feromonas, de una de mis amigas… Tienen ese poder, ya sabes…A veces es tan fuerte que me entran ganas a mí- Sacó la lengua antes de guiñarle un ojo -Bueno… Debo asearme para ir a cumplir mis deberes. ¿Vienes?... Esperar aquí- Preguntó saliendo de la cama rota y quemada para buscar alguna especie de toalla y meterse en la ducha. No iba a esperarlo pero por si le apetecía unirse…
Se movió para ponerse encima de él, acomodándose sobre su cuerpo y mirándolo a los ojos con una sonrisa ligera en los labios mientras hablaba -Oh, creeme … Yo también lo recordaría- Se rió, soltando sus soniditos de cerdo después…aunque cuando oyó lo del torneo le dio una palmada en el pecho, dándose cuenta de que había acertado -¡Yo participé en el torneo!....No, a la fiesta no fui. ¿Por qué no fui?...- Preguntó pensativa a sí misma llevándose una mano a la barbilla mientras lo analizaba pero no lo recordaba -Yo es que fui directa a la segunda fase y después lo abandoné, mi Brigada estaba en Francia y no me sentía bien estando aquí por un torneo de Ouroboros, tenía que estar con mi familia- Explicó con una leve sonrisa aunque ésta se desvaneció con cierta rapidez, incluso su ceño se frunció al recordar todo lo que había sucedido -Pero… Me alegro de que hayas sido finalista. ¿Quién te ganó?- Inquirió pero no recibió respuesta, sólo sus labios.
Finalmente una cosa llevó a la otra y la segunda ronda estuvo incluso mejor que la primera porque ya conocían algunos puntos más que deliciosos para brindar placer al otro. Cuando todo acabó, Mérida tuvo que apagar más llamas que antes y realmente se veía un poco graciosa tapando cada una de ellas con la mano para evitar que se expandieran, riéndose y jadeando al mismo tiempo. Finalmente se tiró en la cama a descansar, bueno, lo que se dice a descansar no porque Kyllian no parecía querer darle tregua. Sin embargo, de pronto se echó para atrás exaltado y Mérida también actuó de inmediato. Se paró sobre la cama en pose defensiva en caso de que tuvieran que…Pero al ver a Jamalgoso y a Balto, estalló en risas y miró el rostro desencajado de Kyllian. Tampoco le sorprendía que hubiese gente mirando, no era demasiado consciente de que su desnudez podía importunar a alguien -Ohh Jamalgoso y Balto me han encontrado- Dijo en respuesta a Kyllian mientras se reía. Extendió una mano para acariciar al primero y después miró a Balto guiñándole un ojo -En realidad iba de misión cuando me has secuestrado. Tengo que saber qué demonios pasa en la isla y porque todos están como locos… Y avisarle a mi líder…- Sonrió, risueñamente, al pensar que si ella había echado dos…Su líder y Gen también.
Entonces la pelirroja alzó la cabeza de la cama, ya que estaba recostada, y miró a Kyllian significativamente antes de contener la risa -¡Ya sé que fue! ¡Maldita Gen!- Estalló de risa de nuevo, tanto, que se puso boca arriba y se abrazó con fuerza el abdomen porque empezaba a dolerle. Estuvo así un rato hasta que los perros ladraron en plan “Basta ya, Mérida, joder”; entonces se calmó brevemente y miró a Kyllian – Fueron feromonas, de una de mis amigas… Tienen ese poder, ya sabes…A veces es tan fuerte que me entran ganas a mí- Sacó la lengua antes de guiñarle un ojo -Bueno… Debo asearme para ir a cumplir mis deberes. ¿Vienes?... Esperar aquí- Preguntó saliendo de la cama rota y quemada para buscar alguna especie de toalla y meterse en la ducha. No iba a esperarlo pero por si le apetecía unirse…
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El miembro 'Mérida Pyro' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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-¿eh?- me quedé pillado cuando ella dijo lo del perfume, ya había notado su aroma a sándalo pero negué con la cabeza -no,no, no es eso, tenías otro olor encima- olí su muñeca pero en efecto no se trataba de eso, de hecho ya había desaparecido y en la habitación solo quedábamos nosotros -Pero yo fui más rápido- bromeé por lo del tipo raro echándome a reír para después compartir un par de palabras juntos mientras acariciaba sus espalda cuando se encontraba sobre mi. Me sorprendí con lo del torneo pero me había equivocado en algo y es que la pelirroja no había estado en la fiesta -entonces me sonará tu nombre de cuando anunciaron a los participantes- aunque cuando dijo lo de pasar directa a la segunda fase se me vino alguien más a la cabeza que había hecho lo mismo y ahora me sentía un poco culpable.
-Oh! es verdad, hubo una movida con la máquina esa, nosotros no nos enteramos de nada pero si lo hubiera sabido habría ido, es decir, no tiene sentido el torneo si se va a acabar el mundo- La pelirroja no parecía muy cómoda con el tema así que lo cambiamos rápidamente, chasqué la lengua en un gesto de desagrado por quién me robó la victoria -la maldita lagartija dorada me chamuscó al final! eso no vale, tenía más vidas que una cucaracha y encima se la cargan otros por el golpe que le di, menuda mierda- si, aún estaba enfurruñado por eso así que simplemente la bese para dejarlo estar y pasar a menesteres más placenteros.
Me reí de ella mientras apagaba las llamas de la cama pero poco me duró el chiste por los chuchos que nos estaban mirando, al parecer si que eran de ella, cuando mencionó la misión me llevé las manos a la cabeza pues yo también tenía una -Mierda yo tenía que buscar al líder de la brigada para contarle el fregao cuando te enganché en el hall!- un momento, ella había mencionado algo de la brigada antes, la miré y entonces caí, la chica también era de la brigada de las mil grullas y entonces se le soltó un tornillo, dijo algo de una tal Gen y entonces empezó a partirse el culo ella sola ¿es que a todos en la brigada les faltaba un tornillo? pero entre risas al final dijo algo que tenía sentido, habían sido las feromonas -Joder menudo peligro, si los magos normales lo notaron imagínate yo que tengo mejor olfato, con razón iba como loco-
Mérida me invitó a la ducha con ella y obviamente no iba a rechazar la invitación, la cargué y me la eché al hombro como un saco de patatas -Ven que te cuento lo que pasa en la isla y luego se lo sueltas a tu jefe, los descendientes me pidieron que lo buscara para pedir ayuda- mientras estábamos bajo el agua le conté lo que sabía, los pendragon, los ataques y la posible guerra, cuando salimos me puse la ropa y me despedí de ella con un último beso para ir a cumplir con lo que me había pedido Catherine y ella a hacer lo suyo.
-Oh! es verdad, hubo una movida con la máquina esa, nosotros no nos enteramos de nada pero si lo hubiera sabido habría ido, es decir, no tiene sentido el torneo si se va a acabar el mundo- La pelirroja no parecía muy cómoda con el tema así que lo cambiamos rápidamente, chasqué la lengua en un gesto de desagrado por quién me robó la victoria -la maldita lagartija dorada me chamuscó al final! eso no vale, tenía más vidas que una cucaracha y encima se la cargan otros por el golpe que le di, menuda mierda- si, aún estaba enfurruñado por eso así que simplemente la bese para dejarlo estar y pasar a menesteres más placenteros.
Me reí de ella mientras apagaba las llamas de la cama pero poco me duró el chiste por los chuchos que nos estaban mirando, al parecer si que eran de ella, cuando mencionó la misión me llevé las manos a la cabeza pues yo también tenía una -Mierda yo tenía que buscar al líder de la brigada para contarle el fregao cuando te enganché en el hall!- un momento, ella había mencionado algo de la brigada antes, la miré y entonces caí, la chica también era de la brigada de las mil grullas y entonces se le soltó un tornillo, dijo algo de una tal Gen y entonces empezó a partirse el culo ella sola ¿es que a todos en la brigada les faltaba un tornillo? pero entre risas al final dijo algo que tenía sentido, habían sido las feromonas -Joder menudo peligro, si los magos normales lo notaron imagínate yo que tengo mejor olfato, con razón iba como loco-
Mérida me invitó a la ducha con ella y obviamente no iba a rechazar la invitación, la cargué y me la eché al hombro como un saco de patatas -Ven que te cuento lo que pasa en la isla y luego se lo sueltas a tu jefe, los descendientes me pidieron que lo buscara para pedir ayuda- mientras estábamos bajo el agua le conté lo que sabía, los pendragon, los ataques y la posible guerra, cuando salimos me puse la ropa y me despedí de ella con un último beso para ir a cumplir con lo que me había pedido Catherine y ella a hacer lo suyo.
Llegó a la habitación aún a oscuras, logrando salvar la mitad de su copa que por el camino se le iba tirando de tanto arrastrar a Reiv por los pasillos. Logró entrar sin muchos problemas, tirando a Reiv finalmente en la cama, soltando un suspiro de cansancio. Normalmente cargarlo no le suponía problema, pero quizás él tenía razón y aún tenía que recuperarse de su estancia en el hospital. El virus aquel la hacía sentirse cansada con esfuerzos mínimos, así que ahora debía empezar de a poco.
Tras verle un instante, se sorprendía de cómo podían dormir los borrachos y vivir para contarlo, con lo que tuvo cuidado de dejarlo boca abajo. Le quitó la chaqueta y los zapatos con cuidado, dejándolos regados en el suelo. Después de aquello, se terminó la copa con calma, sentada al lado de Reiv, mientras seguía pensando en aquella noche. Ya hacía frío afuera; a ella no la molestaba y el alcohol mantendría caliente a Reiv, por lo que no se molestó en tirar de las mantas. Antes de acostarse, llenó la copa de hielo. Se llevó un cubo a la boca para morderlo y el resto lo dejó a que se derritiera, para así tener algo de agua fresca cuando Reiv despertara. Se acurrucó contra él y cerró los ojos. Entre el cansancio físico y mental, no tardó nada en dormirse.
En algún momento de la noche acabé encontrando a Juliet, o más bien ella me encontró a mí. Después no recordaría muy bien qué le dije cuando la vi y me dio ese abrazo, ni tampoco si hablamos algo de camino al edificio de habitaciones. La cogorza que llevaba encima dejó unas cuantas lagunas temporales en mi memoria sobre ese lapso de tiempo. Al menos acabamos llegando a la habitación casi como por arte de magia, donde caí en una cama que se movía mucho y en la que me quedé dormido casi enseguida. Apenas quedaban tres o cuatro horas para que amaneciese.
Comencé a despertar poco a poco cuando los primeros rayos de sol empezaron a colarse por las cortinas, llevándome el antebrazo para taparme los ojos porque me molestaba la luz. Hice un sonido de queja y sufrimiento vital al notar el dolor de cabeza y el mal cuerpo que tenía de tanto beber, maldiciendo al Reiv del pasado por ello. - Por qué...- Era de esas veces que incluso horas después al despertar sigues notando que todo se mueve. Fui a girarme hacia otro lado, aunque aborté misión al darme cuenta de que tenía a Juliet acurrucada contra mí. Lo último que recordaba era que se había ido de la fiesta, pero no sabía si por enfado o por qué. Lo que estaba claro es que había vuelto a por mí y me había arrastrado hasta la habitación en vez de dejarme por ahí tirado, lo cual era de agradecer. Enseguida me acordé de lo que dijeron Setelah y la rubia tetona sobre el control de los dragones, pero no parecía que fuese algo que hubiese afectado a Juliet. Tendría que hablar con ella al despertar, aunque por el momento preferí dejarla descansar y me reacomodé como pude.
Comencé a despertar poco a poco cuando los primeros rayos de sol empezaron a colarse por las cortinas, llevándome el antebrazo para taparme los ojos porque me molestaba la luz. Hice un sonido de queja y sufrimiento vital al notar el dolor de cabeza y el mal cuerpo que tenía de tanto beber, maldiciendo al Reiv del pasado por ello. - Por qué...- Era de esas veces que incluso horas después al despertar sigues notando que todo se mueve. Fui a girarme hacia otro lado, aunque aborté misión al darme cuenta de que tenía a Juliet acurrucada contra mí. Lo último que recordaba era que se había ido de la fiesta, pero no sabía si por enfado o por qué. Lo que estaba claro es que había vuelto a por mí y me había arrastrado hasta la habitación en vez de dejarme por ahí tirado, lo cual era de agradecer. Enseguida me acordé de lo que dijeron Setelah y la rubia tetona sobre el control de los dragones, pero no parecía que fuese algo que hubiese afectado a Juliet. Tendría que hablar con ella al despertar, aunque por el momento preferí dejarla descansar y me reacomodé como pude.
Su sueño se vio turbado de manera repentina al escuchar las quejas de quien compartía la cama con ella. Trató de hacerse bolita y continuar su sueño, pero fue imposible. Las palabras del contrario se sentían como si este la estuviera sacando a tirones del sopor del sueño y, si se rehusaba, solo lograría despertarse más pronto. Se cubrió la cara con las manos en cuanto sintió el sol en el rostro. Ya no estaba tan acostumbrada a dormir poco como cuando se encontraba en el Coliseo. Cada día tardaba demasiado tratando de salir de la cama. En su mente, no había nada afuera que no pudiera esperar. Y parecía que estaba cobrando todas las horas que había perdido de joven.
Se acomodó boca abajo, pero sabía bien que ya era caso perdido. No podría conciliar el sueño, y sabía bien quien había causado sus penas. Había sido Reiv con su cháchara la que le había despertado. Se volvió a acurrucar contra él con los ojos cerrados, calmando su respiración. La mañana era fresca, muy fresca, y le resultaba agradable amanecer con el moreno. Mientras seguía con los ojos cerrados, le dio a Reiv un pellizco en las costillas con las uñas y procedió a hacerse la dormida. Eso le enseñaría.
Se acomodó boca abajo, pero sabía bien que ya era caso perdido. No podría conciliar el sueño, y sabía bien quien había causado sus penas. Había sido Reiv con su cháchara la que le había despertado. Se volvió a acurrucar contra él con los ojos cerrados, calmando su respiración. La mañana era fresca, muy fresca, y le resultaba agradable amanecer con el moreno. Mientras seguía con los ojos cerrados, le dio a Reiv un pellizco en las costillas con las uñas y procedió a hacerse la dormida. Eso le enseñaría.
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