Sector III: habitaciones

La niña no ha salido hoy de su habitación. Nadie la ha llamado. Los tímidos rayos de sol la despertaron. Lleva ya tiempo levantada, en aquella pequeña habitación que era su hogar. Pro ahora estaba sola, pero había camas para alguien más.

-¿Dónde están los soldados?-Se pregunta aburrida. No había nada que pudiera hacer en esa pequeña habitación, sentada a espaldas de la ventana, sin atreverse a mirar por ella todavía. El sol le haría daños a los ojos si miraba, pero tampoco ella buscaba la oscuridad. Tal era la ironía que buscaba la presencia de aquello que la hería.

Camino con cierta rapidez. No es mi trabajo mantener ese sitio pero con todo el embrollo que se ha formado con los magos me han mandado hacia allí para comprobar ciertos aparatos que hasta entonces desconocía, menos mal que no eran muy complicados y he podido mantener el tipo, aunque debo admitir que he tartamudeado un poco cuando uno de esos científicos me ha preguntado.
Tengo que dirigirme al Sector I para comprobar que otra cosa funciona, no obstante, no se me ha otorgado demasiada información de ella así que me imagino que no será tan diferente a la primera que he visto.
-Oye, Lucy, aquí el google maps no funciona ¿verdad?
-No se ha podido encontrar su búsqueda
-Ya, ya lo sé...era broma, Lucy.
-Mira lo que he encontrado en Internet, broma: maniobra, trampa o truco que se le hace a alguien a propósito para que se sienta ridiculizado, engañado.
Caminó mirándola sin levantar la vista de la consola, probablemente no este dando demasiada buena imagen pero es algo habitual, supongo.
-Lucy ni eres Siri ni te ha diseñado Ubisoft así que deja las estupideces que no tienes ningún bugs joder
-Esa boca.
Escuchó un pequeño sonido a mi lado, pude mandar a Lucy que aislara el sonido y lo identificara pero tardaría dos minutos, no tengo tanto tiempo y tengo cierta curiosidad aunque me da miedo de lo que pueda encontrar al otro lado.
-A lo mejor es un hombre lobo o vampiro ¿tu qué crees , Lucy? Nunca he visto uno.
-Improbable.
Ya, eso ya lo sé pero hubiera sido divertido encontrar algún tipo de criaturas de ese estilo...lo que no me esperaba era ver tras esa rejilla una pequeña figura arrodillada en la mitad de la habitación, una niña tan escuálida que me causa repulsión separándome incluso de la puerta.
- ¿Cuántos años tendrá? Que mal royo.
Me separo con la intención de irme asustado de allí, si alguien me viera haciendo aquello lo más probable es que me quitarán mi puesto o peor, que me echaran de la Alianza.
-Raza desconocida, entorno al 1,30, posiblemente se encuentre en la adolescencia
-¿Quieres callarte? ¡Qué no eres una pokédex! Bueno...eso me sirve pero no ahora.
Busco entre mis bolsillos algo que he cogido esa mañana y vuelvo atrás para asomarme de nuevo, tirándole un caramelo.
-¡Eh, niña, toma!
No sé por qué pero me ha recordado a mi hermana.

Unas voces fuera de la celda hacen que Moth vuelva a la realidad y se esconda en su cama. No quería ver a los soldados, porque luego se la llevaban a aquella enfermería y la gente de allí le hacía cosas muy rara para que luego terminaba malita y llorando sola otra vez en la celda.

"Por favor que no venga"

Pero lo que más le sorprende es que le lancen algo envuelto en papel de colorines. Con desconfianza, ella lo coge y lo desenvuelve, mirando con curiosidad lo que había dentro. Sin saber por qué se acerca a la puerta, alargando su bracito con la bolita aquella hacia la rejilla.

-¿Esto qué es?

“No parece maga"
-Pruebalo -le sonrio al decirlo ¿confiará en mí? Espero que sí.
No se parece tanto a mi hermana, ella era más brusca pero esta niña es  muy dulce ¿por qué estará aquí? “No lo entiendo"
Aun así continuo observándola con cautela, temiendo que alguien pueda aparecer.
-¿Llevas aquí mucho tiempo?

Hoy tocaba pasearse por las instalaciones para comprobar que todo siguiese en orden y funcionase como debia, de vez en cuando habia que pasarse por ahi para recordar a los funcionarios que debian cumplir con su trabajo y sacar aquello adelante

"que estas cosas no se mueven solas, cagoentó"

Camino por los pasillos y mis suelas hacen un ruido metalico al golpear el suelo, pues ando con bastante velocidad mientras hablo por el movil, seguido de mi guardaespaldas y de mi asistente.
-¿Qué? ¿Los del Ejército aun no han solucionado eso? Atajo de....de....ugh!! Para eso tanto invertir en ellos! No vuelvas a llamarme si no es para decirme que las calles están limpias y que han atrapado al menos a una docena de magos!

Cuelgo el telefono y hago otra llamada, a la velocidad del rayo. -Si, escucha, quiero ese articulo del periodico.... tiene que estar saliendo para AYER A LAS SEIS DE LA MADRUGADA! Vamos con retraso, asi que diles a los de Sabiduria que se pongan las pilas con eso, la gente tiene que sentir que están seguros y con lo ultimo que ha ocurrido en Londres nos va a costar mucho hacerles creer eso asi que necesito el puuuuuuuuuuuuto articulo rulando por Londres eh? EH?! Llamame cuando tengas algo listo.

Cuelgo de nuevo, y esta vez saco un caramelo de menta de mi traje y me lo echo a la boca. Iba a supervisar las habitaciones donde descansaban los reclusos, para comprobar el estado y el numero en el que se encontraban. Al llegar al área en concreto, siempre silenciosa y bien controlada contra posibles trucos de magia, me encuentro que a parte de los vigilantes de turno hay uno que no lleva el uniforme del Centro. Ese parece del ejército. Nos habian venido a visitar y yo sin enterarme. Coloco la mejor de mis sonrisas en mi rostro mientras me acerco a él, abriendo mis brazos.
-Soldado! A que se debe el placer de una visita como la suya a estos campos? Tengo entendido que están en serios problemas alli en el centro de londres. Cómo está lidiando el ejército con ello?

Moth mira extrañada lo que le ha dado aquel hombre. La última vez que le dieron de comer una cosa rara como esa empezó a vomitar. No sabía si fiarse de aquel hombre. Pero tenía tanta habre...

Al final, el habre ganó a la desconfianza y se metió aquello en la boca. Estaba rico. Lo chupeteó durante un rato y luego se lo tragó.

-Está rico. ¿Tienes más?

Se pone de puntillas para alcanzar la rejilla y asiente cuando el hombre le pregunta si llevaba mucho tiempo. Antes se dedicaba a contar los días, pero los castigos en aquella celda oscura le hicieron perder la cuenta. Se estremece demiedo al recordar esos castigos.

Otra voz se oye, una voz familiar para ella. Asustada, se esconde en la cama, para que bo puedan verla por la rendija.

Veo a la niña escondida bajo su cama al mismo tiempo que escucho la voz de Lucy avisándome de que alguien o algo se acerca “Mierda..."
Me pongo muy rígido al mismo tiempo que dirigo mi mano hacia el pecho, sudando como un pollo y más nervioso que un crio que no se sabe la lección que le pregunta el profesor.
-Buenos días, señor, mi nombre es Wilhem Sch-cheider, ing-g-geniero de la alianza -digo con cierta tartamudez que me acentúa el nerviosismo-, me mandan para revisar algunas máquinas.
Escuchó el palpitar de mi corazón por todo mi cuerpo mientras mi respiración se altera y mis mejillas comienzan a enrojecerse  a medida que se acerca  a mi “Seguro que es un superior, seguro, seguro, seguro..."
Por si fuera poco sé que no estaba haciendo algo que debería y no puedo meter la pata tan rápido ¡Qué acabo de empezar con mi carrera militar! Al menos la niña se ha escondido y apenas se ve, a lo mejor ni siquiera se da cuenta. “Vale, lo tengo"
-La verdad es que me he perdido, y no sé cómo llegar al Sector I.
“Vaya imagen de novato que estoy dando pero prefiero esto a meternos en un lío, tanto la niña como yo"

-Anda! Wilhem? Me equivoco entonces al suponer que somos algo asi como compatriotas?
Sonrio y, como me dicta mi buen saber hacer, cojo la mano que lleva hasta su pecho para deshacer su saludo militar y estrecharsela con fuerza de arriba abajo como hombres de negocios. -Un placer, soldado. Si, ultimamente estamos sufriendo algunas fallas en las reprogramaciones de...de....como se llamaba eso? Bah, usted es el ingeniero, seguro que lo sabe mejor que yo.

Miro por encima de su hombro, viendo que está junto a la celda de la niña quimera, Moth, segun habia oido que la llamaban por ahi. -Está bastante lejos del Sector I, soldado. Yo mismo le guiaré por las instalaciones. ¿Estaba usted  charlando con algun recluso? Es algo que no le recomiendo.

"debo leerme el historial de esta niña, que se me ha olvidado por enésima vez...."

Me vuelve a pitar el movil, y lo cojo tras pedir disculpas a mi interlocutor. -¿Que? Que si? Perfecto! Te quiero Layla! Si, dile a tu asistente Chris que tambien lo quiero a él. Pasado mañana pues. -cuelgo y vuelvo a mirar a Scheider. -Cosas del trabajo. Digame soldado, ingeniero ha dicho no? ¿Sabe usted como se estan desarrollando los disturbios en Londres? Estoy muy preocupado por ello y no nos llegan noticias fiables....

"Ese Javert ya está tardando demasiado en  dar noticias, nos tiene a todos a oscuras"

Moth escucha la voz de aquel recién llegado, y se preocupa por el hombre que le ha dado el caramelo. Parece que se lo va a llevar por lo que oye, así que se aventura un poco a salircde su escondite, para mirar por la rendija.

Al ver los ojos de la niña me apresuro a interponerme entre el superior y la pequeña "Me estoy metiendo en un lío".
-Poco sabemos los ingenieros aunque por lo que se dice hemos capturado a un prisionero al que están tratando en el hospital...señor ¿lo traerán aquí?
No es mi curiosidad la que me lleva a preguntar aquello sino la necesidad de proteger a esa cría que de alguna forma me recuerda a mi hermana desaparecida, por muy distintas que sean supongo que es mi espíritu el que necesita proteger a alguien...aunque no se me de muy bien eso de proclamarme salvador, mejor me quedo atrás, podría hacerle daño sin quererlo.

"Que adorable. Es igual de paria que esa cria"

Sonrio al verlo como se pone delante de la chiquilla, eliminandola de mi campo visual. Mejor, porque me desagrada. Pero eso ellos no lo saben y menos con mi genial tenue sonrisa. Eso si, ese pequeño gesto del soldado ha conseguido que se me quede su nombre mejor en la memoria

"Wilhem...Schn...Scheider? Schneider?"

-Whateveeer....

Tecleo algo en mi movil escuchando al ingeniero, entonces, me entra una nueva llamada. -Si, es al lugar al que traemos a los magos para rehabilitarlos, caballero. Quédese usted tranquilo. -el movil sigue sonando, en plan cansino. -Mire, este amable señor guardaespaldas mio lo escoltará hasta el sector tres, si? - mi guardaespaldas replica pero amenazo con bajarle el sueldo como no se quede con Scheider a mostrarle el camino (y ya de paso a tomarle nota) -Informadme de cualquier anomalía.

Cojo el telefono por fin, escuchando y asintiendo -Ajá, por fin! Ya se tiene noticias? Que? en el hospital? Otra vez? a este paso nos lo jubilan antes de nochebuena! Si, si, iré a hacerle una visita, que no se diga. Decidles que el ministro va para alla, no quiero pillarlos en camison, Dios me libre.

Cuelgo y miro por ultima vez a Wilhem -Sector tres. Treeeeeees. -levanto tres dedos, le guiño un ojo y me doy la vuelta, echando a andar por los pasillos con mi asistente, dejandoles a los dos con un muy contrariado guardaespaldas

Ese hombre me produce cierto escalofrío con cada palabra que mencionan sus labios "La he liado seguro" pienso una y otra vez al percibir la oscura puerta tras de mí "Estúpido..." aunque la llamada que recibe me despierta ciertamente la atención prefiero callar ante su comentario...la primera misión del soldado: guardar silencio y obedecer.
Le hago un gesto de despedida, de nuevo, al llevarme el puño al pecho, no obstante, no puedo evitar seguirlo con la mirada hasta perderle de vista a lo largo del pasillo.
-Bien, caballero -le digo al guardaespaldas- le sigo por este laberinto.
Continuo sintiendo el fuego en mis mejillas cuando dirijo una última mirada a la pequeña prisionera...no, no lo comprendo ¿por qué el ejercito iba a tener a una cría encerrada? No, no, no puedo plantearme eso...debe de haber un motivo que lo justifique "Quizás se convierta en un horrible demonio y yo he sido tan estúpido para caer en sus redes".
Esa escusa no me convence del todo pero al menos aplaca mi sentimiento de culpa que empieza a perturbarme ya sea por abandonar a la desconocida o por no haber cumplido con mi deber.
Me meto las manos en los bolsillos y sigo los pasos de la enorme sombra que oculta mi presencia en ese bosque terrorífico del que Blancanieves nunca saldrá en los brazos del príncipe.

Los soldados me arrastran por los pasillos rumbo al sector de habitaciones, tras haberme sometido a la intervención del chip controlados y posterior interrogatorio, tortura incluida. Lo único que consigue reconfortarme un poco es la imagen que me ha quedado de Catherine, dándome apoyo en estos momentos. Al menos podrá decirle a los míos que estoy vivo, porque debe de haber pasado ya por lo menos una semana desde la batalla, eso si no ha sido más. Desde que me dispararon y atraparon perdí un poco la noción del tiempo, puede que cuando me despertase en el hospital ya hubiesen transcurrido varios días.

A cada paso que damos en el trayecto hacia las celdas-habitaciones siento que cada vez me quedan menos segundos de 'libertad', a pesar de haberla perdido ya desde el momento que me atraparon, pero seguro que cuando me encierren será todo mucho más claustrofóbico, y será además la culminación de todo esto. Por fin termina la agonía del camino a las celdas, que se encuentran en un pabellón con la misma lu desagradable verdosa y las paredes de metal, como lo que llevo visto del recinto. Es una cárcel, claro está, pero moderna. Sin media palabra abren la celda con las llaves de seguridad, empujándome sin miramientos, arrojándome al suelo. Pongo los brazos por delante para detener algo el golpe, aunque así acabo haciéndone más daño en las heridas de los hombros. Por suerte sanarán solas en unos cuantos días, alguna cosa positiva debía tener la licantropía. Me incorporo hasta quedar de rodillas sobre el fríos suelo, mirando alrededor con gesto desolado. Esa será mi prisión por quién sabe cuanto tiempo. Bastante pequeña y agobiante. No tardo más de unos segundos en darme cuenta de que no estoy solo allí. La celda estaba ya ocupada por una niña de alrededor de unos diez años, aunque está bastante delgada, debe llevar tiempo aquí.

La sola idea de que tengan encerrada aquí a una niña hace que me parezcan todavía más repulsivos, me hace odiarlos mucho más de lo que ya lo hacía. No sé por qué pero se me viene a la cabeza mi hermana, hace unos años era tan sólo una niña, como ella lo es ahora. Mi cara observando a la cría debe decirlo todo. En estos momentos tengo ganas de gritar, de llorar...pero no consigo que me salga nada. Ni siquiera una palabra hacia ella, es como que todavía no puedo aceptarlo. - hijos de puta...no hay ni uno que se salve...- murmuro para mi mismo con rabia contenida, pensando después con horror que no puedo tener un compañero de celda para cuando llegue la luna llena.

"debe de haber un error, a no ser que...que sea lo que quieren que suceda, que sean tan retorcidos como para querer que la muerda, o la mate"

Habían pasado varios días desde que aquel hombre le había dado el caramelo a Moth y ella seguía esperando a que volvieran con más chuches. Aunque él no dijo nada de volver.

La luz natural se iba desvaneciendo poco a poco y el hecho de poder ver aquella habitación cada vez le era más difícil a la niña. Por suerte las luces automáticas se encendieron lo que ilumana la pequeña habitación. Pero solo hasta la hora de dormir. Si se despertaba por la noche ya no tendría luz, y eso la aterraba.

Fue entonces cuando las puertas se abrieron y una figura se cae al suelo. Como al principio estaba boca abajo Moth solo pudo distinguir su pelo negro, lo que le alarmó al pensar que podría ser aquel hombre de ojos amarillos. Por suerte cuando se da la vuelta se ve más joven, y tienes los ojos verdes, no amarillos. Eso la alivia, pero no hace que su desconfianza disminuya. Le mira entrecerrando los ojos, para tratar de enfocar su vista, y cuando olle lo que dice tiene la sensación de que, por alguna extraña razón, estaba muy mal decir eso.

-Eso no se dice...

Sigo allí de rodillas en medio de la habitación, sin mover un sólo músculo, como petrificado todavía por la idea de una transformación aquí. Ellos no pueden impedirlo, no saben hacer una matalobos como sí sabría hacer un mago entendido en el tema. Tienen que sacarme de aquí sea como sea, no quiero matar a una inocente, sólo a ellos. Las palabras de la niña me sacan de mi estado ausente por los pensamientos que estoy teniendo, aunque habla tan flojo que apenas escucho bien lo que dice. Parece que me ha escuchado decir lo de hijos de puta y me está recriminando, como todos los críos cuando escuchan a un mayor decir palabras que les han dicho que están mal.

- Hay casos en los que se puede decir...y ahora es uno de esos casos.- respondo con la voz algo ronca por haber gritado tanto antes, cuando los insulté en la sala de torturas y cuando me dejé la garganta al tratar de liberarme de los ganchos. Esos puñeteros hierros que me han dejado sendos 'agujeros' en los hombros. Todavía sigo sin la parte de arriba de la ropa, aunque me ponga lo que me ponga lo voy a manchar de sangre. Apoyo una mano en el suelo para ponerme en pie, girando la cabeza para ver una especie de camastro colgado de la pared, en el que hay un par de piezas de ropas, de esas grises. Me pongo la parte de arriba porque he empezado a tener bastante frío, este lugar está helado. Después me siento en el borde del camastro, con la cabeza baja y los codos apoyados en las rodillas. Desesperación es la palabra para describir el momento. No sé cómo actuar con la cría, me da mucha pena verla allí, y me hace sentir impotente no poder ayudarla. - No te preocupes por las 'palabrotas'...yo no soy como esos que te han traído. No te haré daño. - hago una mueca que ella no puede ver al decir eso último, es una verdad a medias. Cuando me transforme no puedo prometer eso.

- ¿Cómo te llamas? ¿Llevas mucho tiempo aquí?

La pequeña fruce el ceño mientras observa las heridas de ese joven. No era la primera vez que las veía, mucha gente en los campos se quejaba de dolor de hombros y había visto la causa de sus dolores. Aún así, no estaba muy conforme con Ian.

-¿Y por qué en esos casos se puede decir?-Le pregunta muy bajito, ya que el muchacho también hablaba bajito, y a la hora de trabajar la gente mayor jugaba al juego de hablar bajito para decir cosas de la comida, los cuartos y las duchas. Se sienta en su cama y se pasa una mano por el pelo, intentando desenrredárselo. Inclina la cabeza levemente ante lo que dijo el muchacho, sin saber si podía creerle o no.

-La gente me llama Moth, porque dicen que parezco una polilla. ¿Cómo te llamas tú?

Suelto un borrascoso suspiro al escuchar a la niña preguntar eso, aún estando capturada todavía lo pregunta, no parece haber desarrollado el odio suficiente como para decir esas cosas. ¿Y dónde estaban sus padres cuando le capturaron? ¿acaso no la defendieron? ¿O murieron tratando de protegerla y fue inútil? Sea como sea, está sola y encerrada, y no creo que eso vaya a cambiar, no al menos a corto plazo. Sigo con la cabeza baja, no tengo ganas ni fuerzas ahora mismo para levantarla y fingir que todo va bien o va a ir bien. Quisiera poder hacer ese papel ahora mismo, pero hoy no es ese día. No puedo venderle una mentira a esta cría.

- Se puede decir porque se lo merecen. Porque ni tú ni yo deberíamos estar encerrados aquí. Esta gente...

"gente, no se pueden ni llamar así. Son monstruos, eso es lo que son."

- Son malos, nadie debería estar encerrado.

Por mi mente pasa un fugaz y cruel pensamiento, debimos haber acabado con ellos cuando pudimos, cuando parecía que estaban prácticamente debilitados.. A la mierda tantas consideraciones. No justifico muchas de las cosas que hizo mi padre cuando se unió a los aurores, pero ahora consigo entenderlo un poco más, comprender que se volvió loco cuando secuestraron a Chloe, aunque con ella tuvimos más suerte y Daeron pudo rescatarla a tiempo, antes de que llegaran a traerla a algún sitio de este tipo. La niña que tengo frente a mí podría haber sido mi hermana. No sé si ella, Chloe, se habrá enterado ya de algo, o si mi padre lo sabe. De ser así me pregunto cómo habrá reaccionado, y si estará haciendo algo, como en aquella ocasión, hace ya varios años. Levanto ligeramente la cabeza al escuchar el nombre de la niña, Moth, polilla...hasta el nombre que le han puesto es de animal, eso es lo que somos para ellos. Y un número, como el que me ha dicho Andreas en la otra habitación, número que ya no recuerdo.

- Me llamo Ian. ¿Cómo te capturaron a ti? ¿tienes...familia? - dudo un poco sobre si preguntarle lo último, tampoco quiero remover fantasmas del pasado que puedan perturbar a la chiquilla. Aunque por otro lado supongo que es mejor conocer a la persona con la que estoy encerrado. Lo que necesito saber es cuánto queda para luna llena, para que me saquen de allí para ese momento.

Asiente a lo que dice Ian, pensativa. La gente que la encerró en esta celda era muy mala. Aunque no era la primera vez que la emcerraban, ya antes aquel hombre de ojos amarillos le hacía cosas malas en aquel círculo mágico.

-Ian...-Moth pronunció su nombre lentamente, mientras pensaba si tenía familia. Mirando fijamente al muchacho, intentaba que su cabeza formara algo, una escena, una cara, un nombre, una idea. Pero lo único que se le ocurría era aquella imagen borrosa que le decía "hermanita"...

-Me acuerdo que tenía un hermano-Le dijo con una sinceridad e inocencia propia de la cría que era. No se acordaba de más, ni si quiera si era su hermano mayor o pequeño. Nada, absolutamente nada.

"a saber dónde estará ese hermano ahora...puede que se lo hayan cargado incluso"

Obviamente me guardo para mi los pensamientos que tengo al respecto, además la niña parece estar como algo despistada, no ha dicho muy convencida eso de que cree que tiene un hermano. - Bueno, Moth...seguro que está bien, no te preocupes.- Me pregunto si la estarán drogando o algo y por eso está así, casi sin hablar ni saber muy bien lo que le ha sucedido, ya que no me ha dicho ni cómo la capturaron. Tal vez lo mejor por hoy sea intentar descansar algo, si es que se puede. Necesito también un momento de tranquilidad para que mi mente intente funcionar de manera adecuada, lo justo para tratar de mantenerme sereno y lo suficientemente frío como para pensar sobre la situación. Calculo que todavía deben quedar mínimo dos semanas hasta la próxima transformación, ya que no creo que haya pasado en el hospital más de dos semanas inconsciente.

Me tumbo boca arriba en el camastro, una especie de cama plegable que cuelga de la pared, a poca altura del suelo, sujeto con sendas cadenas de metal a cada lado, en lo que serían los "pies" y el "cabecero" de la cama. La cama es más bien pequeña, así que no se puede estar estirado de buena manera, hay que doblar las piernas o dejar que se te salgan los pies. Trato de acomodarme un poco, colocando una mano sobre el pecho y el antebrazo sobre los ojos para que no me moleste la luz. Al levantar el brazo noto como la herida del hombro sangra un poco más, manchando ese lado de la camiseta más que el otro. Pronto debería empezar a cerrar aunque sea mínimamente. Sin girar la cabeza ni quitarme el brazo de los ojos vuelvo a hablar a Moth, con la voz algo apagada y monótona. - Deberías descansar un poco...es hora de dormir. Mañana pensaremos algo, ¿de acuerdo? pero ahora ve a tu cama, hay que aprovechar para dormir antes de que vengan esos pesados a molestar. - poco a poco el cansancio me va venciendo, haciendo que me quede dormido al cabo de unos pocos minutos, aunque mis sueños resultan más bien agitados y agobiantes.