Recepción hospital Ouroboros y sala de espera

- Pues...yo creo que si que eres una de esas personas que pueden decirme qué hago bien y qué no.

"quien si no? es mi hermano"

Escucho a Edhel sabiendo que tiene tambien razon, como Anteia .Pero si yo estaba tan comprometido a acabar con eso era precisamente por ellos, por mi familia. Es solo que quizá me hubiese perdido por el camino. Siempre me he considerado una persona de paz pero al contrario que las manos de Anteia, las mias si se habian manchado de sangre, y eso era algo que no se me habia borrado aun. Luchaba por mi familia pero en el proceso los abandonaba? Eso no podía estar bien....

-Pero no puedo dejarlo totalmente, Edhel. No mientras alguien de mi familia esté en peligro por culpa de esto.

Suspiro y miro a mi hermano. Decidiendo que es momento de ponerlo al dia cuando el pregunta.

-Mas o menos. Sabes que hubo una pelea hace relativamente poco...Ian desapareció en la pelea contra la Alianza. Lo daban por muerto. He estado buscandolo sin exito. Acabo de recibir un mensaje telepatico de su hermana pequeña, Chloe.... dicen que saben a ciencia cierta que está vivo y que me presente en donde ella está.

Miro en direccion a donde Anteia se ha ido. Quisiera acompañarla ahora mismo, porque se que se ha ido enfadada. O triste, o las dos cosas. Pero eso va a tener que esperar al menos un poco.
-Ven, acompáñame
Tras pedirle que me acompañe, ambos salimos de alli, yo guiandole.

Partí horas atrás hacia Ouroboros, tras haber dejado a los pacientes en el nuevo hospital y después de haber conseguido muestras de su sangre. Los dos viales que traje fueron enviados de manera urgente a nuestro laboratorio, donde varios miembros de mi equipo comenzaron con los preparativos para el análisis. Pronto acudo a trabajar con ellos, tratando de encontrar el motivo para el problema de diagnóstico. Es extraño que no puedan hacer nada de magia, así que teengo ciertas sospechas, pero es pronto para decir nada.

Después de finalizar los análisis mis temores se confirman, las muestras de sangre presentar el virus del síndrome de la pérdida de magia, una de esos brotes que a pesar de ser muy esporádicos resultan bastante graves. Lo peor de todo es que parece una cepadiferente a otras que se han visto, parece bastante más agresiva. Es probable que haya sido modificada, y no sería de extrañar teniendo en cuenta que hace unos años la Alianza consiguió esta cepa traficando con algún mago traidor. Puede que hayan aprovechado lo que les quedaba para modificarlo, mutarlo, hacerlo más peligroso.

Lo primero será poner en cuarentena a los dos individuos que vinieron al hospital, y espero no haberme contagiado yo mismo. Envío una lechuza urgente al lugar en que están internados, para que los aislen y no los dejen salir. También pido a mi equipo que se ponga a investigar antecedentes, para ver lo que podemos hacer. Voy hacia la entrada del hospital para poner un aviso sobre el SPM, para que se extremen las precauciones en la isla. Después decido regresar a tierra, abandono la isla para ver si localizo más posibles casos antes de que se convierta en epidemia.


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post 1 SPM

Aparezco en el hall del hospital de Ouroboros tras desaparecerme de la fortaleza helada de mi padre, alzando la voz todo lo posible para pedir ayuda urgente. La estampa de ambos ensangrentados y ella desmayada hace que se hagan una rápida idea de la situación. Son las heridas de guerra que están acostumbrados a ver, así que no tardan nada en traer una camilla en la que ponen a Juliet mientras varios enfermeros me apartan para poder examinarla y empezar a atenderla allí mismo. En cuanto comprueban su gravedad se llevan la camilla a toda velocidad por el pasillo, mientras yo los persigo para explicarles de manera atropellada lo que ha pasado y el tipo de arma con la que la han herido, por si ayuda.

En cuanto llegan a quirófano me impiden la entrada, dejándome al otro lado de la puerta  mientras veo cómo Juliet desaparece de mi vista. Me quedo allí plantado con el corazón en un puño, sin saber si voy a volver a verla  de nuevo y sin poder reaccionar durante algunos minutos en los que no dejo de pensar en lo peor. Después el cansancio me puede, por lo que acabo apoyando la espalda contra la pared para escurrirme hasta el suelo. Quedo allí en silencio, sentado y cabizbajo con un nudo en la garganta, sin ser consciente del tiempo que transcurre hasta que un médico se agacha frente a mí para pedirme que vaya con él para que me atienda de la herida por disparo que me hicieron en el costado. Accedo algo confuso, poniéndome en pie con cierta dificultad y caminando por el pasillo para alejarme de allí un poco en modo autómata, con la cabeza en otras cosas. Sólo le pido al médico que me diga algo en cuanto ella salga, quiero estar de vuelta en ese momento.


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PS: 84 - 5= 79

Ayudo todo lo que puedo en el hospital, pero no soy ningúna doctora, puedo ayudar en pequeñas cosas y ayudando a hacer analíticas, después de todo soy una científica, la investigación es lo que mejor se me da. Relleno informe, imprimo otros, guardo y clasifico unos cuantos. Cuando puedo aprovecho un pequeño instante para sentarme y saco un sobre de mi bolsillo, lo observo, le doy vueltas como si no fuera capaz de abrirlo, su remitente, mi hermano.

Me quedo pensativa mirando para el sobr sin saber que ahcer, por dentro me siento un poco aterrada, ciertamente hacía tiempo que no hablaba con él, lo abro al final el sobre y leo la carta. Él está aquí, nunca pensé que en todas sus cabezonerías y locuras fuera a presentarse en Inglaterra. Suspiro, tarde o temprano me voy a tener que enfrentarme a tener que contarle que pasó. En su carta me invita a verle en un sitio. Por una parte quiero verle, después de todo siempre en el fondo extrañé a mi familia y tener a alguien cercano me sentará bien, pero por otra tampoco quiero crear preocupaciones innecesarias sobre mi, en estos momentos me gustaría tener alguien con quien charlar y pedirle consejo sobre qué hacer.

Vuelvo a meter la carta en el sobre y lo cierro guardándolo de nuevo en el bolsillo de mi bata de laboratorio, me quedo un rato más sentada para descansar.

La isla Ouroboros se elevó nuevamente a los cielos, tras la destrucción de los satélites antimagia que bloqueaban el flujo de energía mágica en todo el planeta. Antiguos rituales fueron necesarios para volver a levantar Ouroboros, acudiendo a la información de los fundadores, aquellos que la pusieron en el aire por primera vez, hace cientos de años.
Una mitad de la isla sigue siendo la antigua Ouroboros, que se salvó parcialmente de la caída y ha sido reconstruida por Adael Cohen, sus elementaristas y otros colaboradores. La otra mitad de la isla es completamente nueva, formada  desde cero con nuevas rocas, puesto que la mitad que existía antes quedó totalmente destruida. Sus ruinas permanecerán en en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] , lugar donde se realizó el ritual.

Me reúno en la entrada con algunos de mis compañeros para organizar el turno de hoy y el de los días siguientes, además de las prácticas de los estudiantes del hospital.  También comienzo a hablar con ellos del protocolo de actuación para el torneo que se celebrará en los próximos días, aunque todavía me faltaban algunos datos al respecto. - Necesitaremos que haya atención médica en el propio torneo, por lo que pudiese pasar. Incluiremos ahí a los estudiantes, así tendremos más personal. Avisad a los estudiantes que estén por aquí, así les voy comentando.  - voy cuadrando los turnos en un papel que hay en el mostrador de recepción, echando un vistazo al cuadro médico. Me detengo en el nombre de Sophia, recordando que tenía una conversación pendiente con ella. Era necesario, aunque hubiese pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos.

- ¿Sophia se ha incorporado ya al trabajo?  - ya había pasado algo de tiempo desde que me la encontré aquí, el día que estaba ayudando con la niña de Kyllian y Leila.  Me informaron que ya había regresado al trabajo, que ya estaba recuperada del todo. Entre unas cosas y otras parecía que nos esquivábamos, costaba encontrarnos.
- Pues avísale también. Aquí la espero. Comenzad con el turno de hoy. - el resto de compañeros se dispersa, y yo me quedo ahí a la espera de que llegue Sophia.

-Cariño, podemos tener mis noches juntos, ademas, aun no termina.

Le dije tranquilamente, acariciándole suavemente el cabello. Había tomado lo necesario, la ropa básicamente, olvidándome totalmente de ponerme mi prótesis por el apuro. Lo ayude con su sudadera y a ponerse sus zapatos, que poco más y salimos sin calzado. Me coloque mis borcegos sin atar. Lo mire algo extrañada cuando me dijo que me ayudaba hasta que entendí que hablaba de mi prótesis. Abrí la boca para replicar un poco, pero sabía que sola tardaría mas de lo que quería en este momento. Deje que me ayudara a colocarla dándole una mano para ajustar las correas. Lo mire sonriendo en agradecimiento, dándole un pequeño y rápido beso en la comisura de los labios para disponernos a salir de la habitación.

Caminamos a paso lento todo el trayecto, en verdad estaba más lejos de lo que pensaba. Con mi brazo lo tomaba de la cintura y con mi brazo metálico tomaba el brazo de él que rodeaba mi cuello, asegurándome de que si se llegaba a debilitar más pudiera sostenerlo mejor.

Tuvimos varias paradas de emergencia vomitiva, uno fue a unos metros de la puerta del área de habitaciones, otro en los jardines, donde nos quedamos un poco más de tiempo, para seguir caminando lentamente, la tercera fue cerca de la entrada del hospital. Espero que cuando se recupere le den comida, porque acaba de vomitar lo de todo el año.

Entramos al hospital, mirando hacia todos lados para acercarnos al primer señor que vi, con bigote y algo de barba.

-Necesito asistencia urgente. -Hable con seriedad al señor de anteojos.

Continué repasando el cuadrante de guardias del mes mientras esperaba a que llegase Sophia, pensando en cómo iniciar la conversación con ella. La verdad es que nuestra relación había cesado de forma repentina sin que pasase nada, sin que nos enfadásemos ni hubiese ninguna mala palabra. Simplemente dejamos de vernos, y tampoco nos buscamos demasiado. Habríamos puesto de nuestra parte si en realidad hubiese algo más. Con Sean había sido distinto, cuando estuvimos distanciados no podía dejar de pensar en él.  En mi cabeza daba mil vueltas a cómo plantear lo que quería decirle a mi compañera de trabajo, y ninguna de ellas me parecía buena. Al final dejaría que surgiese sobre la marcha, y la dejaría hablar a ella antes, por supuesto.

Estaba tan metido en mis divagaciones que casi no me di cuenta de que llegaron un par de personas a la zona de recepción del hospital, así que sólo alcé la cabeza de los papeles cuando escuché la voz de una mujer. Ella me sonaba un poco, o eso creía, tal vez la hubiese atendido antes, y él...claro que lo conocía. Era el que me había atacado y luego me había engañado para entrar a robar poderes a la gente de la isla. Luego la situación se había arreglado bastante con eso de que ayudaron en Praga, pero aún me quedaba cierta espina clavada con el tema de mi hospital. Él parecía saberlo. - Buenas. - saludé con el semblante un poco serio para lo que yo era, pasando la mirada de Rosse a Adramelech. Evidentemente era él quien necesitaba atención, por cómo se le veía.  - ...si no me equivoco estuvo aquí hace algún tiempo, sólo que no vino a que le atendieran. - dejé caer con cierto tono de reproche, chasqueando la lengua después.  Suspiré, volviendo a mirar a Rosse.  - Está bien, aunque hay algunas personas más esperando, tendrán que esperar un poco hasta que llegue el turno. Si me dice que le sucede tal vez pueda valorar el nivel de urgencia.

La cena en el comedor había sido... interesante... por decirlo de alguna manera suave, al final me vi en la obligación de acompañar al anfitrión de la cena a su cuarto porque había... expulsado los contenidos alimenticios ingeridos por la vía erronea... y se había desmayado. Me aseguré de que estaba bien y me fui a la habitación de invitados a descansar. Descansé bastante bien y a la mañana siguiente al despertar, justo después del desayuno, recibí un mensaje de que Lucio deseaba verme en el hospital, algo de un torneo y turnos.

Me acicalé y fui hasta la entrada donde estaba Lucio con una damisela y un hombre que tenía cara de estar en un horrible sufrimiento, observé al hombre por un momento, analizando básicamente la situación y decidí saludar, después de todo, una no debe de perder la atención aún quedándose absorta en su trabajo.
- Buenos días, Lucio, ¿me mandaste llamar? - me dirigí a ambos jóvenes - ¿Qué le sucede? Lucio, este hombre debe tener una terrible infección, por el color de su rostro y la sudoración puedo deducir que tiene una fiebre alta provocada por algún tipo de infección, aunque requeriría unas pruebas para saber que tipo de infección es.

Empecé a tomarle el pulso y la temperatura a Adramelech, la temperatura estaba bastante alta así como su ritmo cardíaco, se notaba que lo estaba pasando muy mal para tener ese pulso tan elevado.
- Dígame joven, ¿le duele algo? - luego miré a su compañera - ¿Alguna extraña cosa que haya notado en su compañero, algún tipo de comida ingerido? - después devolví la mirada a Lucio - Oh sí, perdona, sé que me habías llamado para decirme algo de un torneo y turnos de emergencias y yo aqui ya absorta en el trabajo, ¿tratamos al paciente y me cuentas sobre eso?


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El camino desde el edificio de dormitorios hasta el hospital fue lento y bastante accidentado al tener que parar en tres ocasiones, mancillando así territorio de Ouroboros, en especial la zona de los jardines, donde fue la parada más larga. De algún modo acabo llegando a la entrada del hospital con la ayuda de Rosse, que de no ser por ella igual me habría quedado a medio camino. No pude darle mucha conversación por el trayecto, pero sí que me disculpé alguna que otra vez por la noche que le estaba dando. Ya estaba casi amaneciendo en el momento en que entramos, encontrando a Lucio en la recepción ocupado en sus cosas. Rosse se encargó de llamar su atención para que nos mirase, aunque por la cara del hombre me dio la impresión de que no le hacia mucha gracia verme por allí. No podía culparlo, debía seguir molesto aunque dijese que ya había perdonado.

- Por eso no quería venir...- murmuré a mi compañera por lo bajo, pensando que Lucio me daría largas. No tenía muchas ganas de discutir con él ni con nadie, iba medio doblado por el dolor, haciendo un esfuerzo por mantenerme en pie y por no volver a manchar otro sitio de la isla. La mujer que llegó enseguida parecía bastante más amable, tal vez porque no sabía la jugada que le hice a Lucio en el pasado. Fue la primera en acercarse a comprobar mi pulso y a tomar la temperatura, parecía más dispuesta a ayudar que su compañero, así que le respondí intentando explicarme.  - Todo el abdomen, y el costado, como si me estuviesen apuñalando. - al menos esa era la sensación que más conocía. Señalé a la zona derecha, escuchando después eso de la comida que hubiese ingerido. Me dio por pensar que a lo mejor me habían envenenado en la cena, me entró la paranoia febril.  - Rosse, nos han envenenado. Tienes que huir de aquí. - murmuré como si los otros no pudiesen oírme, acabando por apoyar la frente sobre el hombro de ella.

Mire al doctor girando un poco los ojos ante su saludo luego de pedirle que atendiera a Adra. Lo reconocí rápidamente del evento de citas rápidas del burdel, aunque en ese tiempo no tenía esa cicatriz en la cara.

-Y usted fue al burdel para un evento de citas que resultó en desastre. Si, si, todos aquí nos conocemos para bien o para mal, tal vez por razones que van más allá de nosotros, si eso hace que no lo atienda o ponga torceduras de tobillos antes que una infección, hágalo, dudo que sea el único médico en todo este lugar. Un medico que si tenga oficio.

Minutos después llegó al recinto una mujer que no le intereso si nos reconocía o lo que hubiera pasado, porque su prioridad fue atender directamente a Adra. Mire a Lucio con la ceja alzada al escuchar la conversación del Soul con Sophia, y al escuchar que la chica decía que era una infección. Volví mi vista a mi compañero, en parte agradecí no haber tocado la comida, pero también era ilógico, más Descendientes habían comido lo mismo que nosotros, y dudo que los platos nos reconocieran como amenaza y nos pusieran veneno.

-Adra, sea lo que fuera solo tengo dos cosas que decirte. Uno, estamos en un hospital y eres cercano a los de alto cargo de aquí, por lo que dudo que te dejen morir, y dos… No me iré de aquí sin ti. Estarás bien, te lo aseguro. -Le dije al moreno acariciándole suavemente la mejilla.

Dirigí mi vista a la medica, aunque hablando para ambos doctores. -La fiebre apareció en un rango de 3 a 4 horas, se despertó con ese dolor, tiene nauseas y se le dificulta caminar. -Explique esta vez mas tranquila de como le había hablado a Lucio hace unos momentos.

Adramelech no parecía tener muchas ganas de responderme, pero Rosse lo hizo por él, de un modo bastante agresivo y que me hizo escandalizarme por lo que dijo de mí. No había caído al ver su cara, me sonaba pero pensaba que era de atenderla como paciente. En ningún momento pensé que me hubiese visto en el burdel. Fue la noche que conocí a Sophia, pero cualquiera que lo escuchase podía hacer una idea equivocada de mí. Me puse rojo como un tomate y miré alrededor esperando que nadie hubiese escuchado eso. Lo usó como modo de hacer presión para que priorizase la atención de su compañero sobre otros. Además dudó de mi capacidad como médico, o de mi vocación, mejor dicho.

- Señorita...lo que haga en mi tiempo libre no incumbe a nadie. Y lo de valorar la urgencia lo hacemos con todos, sin excepción. - estaba molesto por lo que me había dicho, así que cuando llegó Sophia tenía el gesto de contrariado. La saludé algo serio, pero no por ella, por mí. - Así es...quería hablar contigo de unos asuntos, el otro día no tuvimos ocasión. Lo teníamos pendiente. - dejé que se acercara al Soul, interesándome por la valoración que hacía ella. Era bastante buena haciendo diagnósticos, así que tal vez sería buen momento para reforzar sus conocimientos. - Valoras bastante rápido, puede que sí sea un caso urgente para atender. Tomaremos el caso como una sesión de prácticas, creo que irá para rato. - escuché los datos de Rosse, junto con los de Sophia, haciendo un gesto para que me siguieran por el pasillo en dirección a la zona de atención primaria. - Le haremos unas cuantas pruebas, y unas analíticas...- me adelanté con Sophia, ya que el enfermo iba un poco más despacio, detrás de nosotros. - Me alegro de que vuelvas a estar en activo, tenemos que ponernos al día. - dije en voz baja para que no nos escuchasen, marchándonos todos del hall.

Aparecí con Chloe en el hall del hospital de Ouroboros, cargándola en brazos. Por primera vez en días sentí que estábamos a salvo y que ella ya estaba fuera de peligro, pero no había tiempo que perder. Enseguida llegaron los médicos de la recepción para atenderla, poniéndola en una camilla mientras yo les explicaba con prisa lo que  había pasado.  No tardaron en llevársela para examinarla y atenderla, poniéndose también insistentes con atenderme a mí. Les dije que luego, cuando supiese que Chloe estaba bien. La relativa tranquilidad no me duró ni cinco minutos, pues enseguida apareció Anteia en el hall, llevando al ciego de la Brigada y a mi hijo. Ahora me sentía culpable por haberme ido por el portal sin esperarlo, y después haber venido aquí sin asegurarme antes de que él estaba bien.

 - ¡IAN! - corrí hacia ellos para sujetarlo, sin poder creerme que hubiese acabado así en el breve espacio de tiempo que le había perdido la pista. Anteia también estaba agotada y no podía explicar mucho más, pero dio órdenes rápidamente para que todo el hospital se pusiese en marcha para los heridos que iban a llegar. Más médicos acudieron para llevarse las camillas de Ian y de Imram para tratarlos. A Anteia y a mí no nos dejaron seguirlos, sólo nos llevaron del pasar del hall hacia la zona de atención primaria, dejándonos allí con la preocupación y la incertidumbre.

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off: A partir de este post recuperación de PS de los siguientes ps (Chloe, Ian, Adam, Anteia, Imram)

Aparecí con Newt en el hall del hospital de Ouroboros, pensando que ese sería el mejor lugar para traerlo hasta comprobar que de verdad era cierto lo que me contaba, que no tenía amnesia o le habían manipulado los recuerdos para creer que era otro.   - Pues ya estamos aquí, el sitio seguro al que dije que te traería. Al menos ya no nos seguirán los robots. - llamé al timbre de recepción para que apareciese alguien, porque al parecer andaban bastante atareados.

- No te asustes, es un hospital. Sólo quiero que comprueben si todo en tu cabeza está en orden. Ya sabes, aunque yo te crea y me parezca que puede ser la historia que me has contado. Aquí hay gente que puede leer la mente y averiguarlo. Eso o hacer una prueba con veritaserum. Es por seguridad. - volví a llamar al timbre, frunciendo el ceño extrañada. - ¿Pero qué pasa hoy aquí que no atiende nadie? - resoplé aburrida, pensando que tal vez era por el torneo. Debía ser ya el último día. Yo seguía algo mosqueada con Setelah y no había ido a verlo, cada vez contaba conmigo para menos cosas.  - Intentaré presentarte a alguien para que te acompañe y te muestre la isla cuando te hagan las pruebas. Yo no puedo quedarme mucho, tengo que ir a recoger a mis hijos, ya los he dejado bastante rato solos.

"y su padre no se ocupa de ellos casi nunca"

Aparecieron de repente en lo que parecía ser un hospital, aunque no era como Newt los recordaba, o por lo menos no se veía como el viejo San Mungo. Scamander miraba a su alrededor con curiosidad mientras la chica hablaba y hacia sonar el timbre. El Magizoologista se acercó a ella.

Aunque no le agradaba la idea de la intromisión de un legeremago a su cabeza, o beber veritaserum, debía aceptar que comprendía sus razones y no iba a ponerse a discutirlas, después de todo, él sabía como se movían los grupos de resistencia y debía respetar al de esta joven, sobre todo después de su ayuda.

Nadie aparecía, la chica comenzaba a impacientarse. Lo que dijo llamó la atención de Newt. Quiso preguntar sobre la isla, pero en su lugar sólo atinó a decir.

-¿Tienes hijos? - Aquello le sorprendía sobremanera, pues la chica se veía muy joven.

Empecé a pensar que debía haber sucedido algo grave y que por eso no atendían en recepción, porque estaban desbordados. Ahora tenía que saber qué había pasado y también ir cuanto antes a ver cómo estaban los críos. Me giré en el mostrador para apoyar el codo sobre éste, volviendo a tocar el timbre de avisos por enésima vez. - Ha pasado algo, seguro. Suelen atender rápido. - me pareció que Newt se sorprendía por lo de de los hijos, así que me encogí de hombros sin darle mucha importancia a la pregunta. - Sí, tengo 3. Dos mellizos de 4 años y otro crío de 8. - era inevitable pensar en que podían haber sido 4, era un recuerdo doloroso y traumático aunque hubiese logrado vengarme y salir adelante de algún modo. Suspiré mirando hacia abajo un instante, intentando no pensar en aquello.

- ¿Y tú, Newt, tuviste hijos? ¿estabas casado? - pregunté segundos después para desviar la atención hacia él. Procuré no sonar cotilla, sino más bien para interesarme por él y que me contase algo más de su pasado además de lo que ya sabía. Me di cuenta tarde de que era mala idea preguntarle por una supuesta familia que probablemente no estaría viva a estas alturas. Tal vez los hijos, si los tenía. No tardaron en llegar un par de médicos a recepción, que nos explicaron que acababan de llegar muchos heridos de una misión. Al menos no era nada de la isla, lo cual me tranquilizó. Les conté lo de Newt un poco por encima, lo que él me había dicho sobre su historia, quién era y cómo había llegado hasta aquí.

- Veréis...yo le creo, pero estaría bien si algún médico experto en legeremancia pudiera corroborar que su mente está bien y no es una especie de recuerdo implantado, o vete a saber. ¿Podéis hacer eso? - los médicos me miraron raro porque les extrañaba eso de que fuese alguien congelado por un hechizo dentro de una maleta durante más de 100 años, pero me hicieron caso y le hicieron un gesto a Newt para que esperase sentado en una silla de recepción.

Una alarma empieza a sonar en cada zona del Hospital Mágico anunciando un problema. El protocolo de los sanadores es evacuar, en lo posible, a la mayoría de los enfermos estables. Los que no son protegidos con ellos a través de barreras defensivas.
Pronto la Guardia de Ouroboros empieza a  invadir el hospital, yendo hacia la zona de quriófanos.

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Un par de minutos después Arleen es custodiada por uno de los guardias en todo el jaleo hacia la parte exterior cuando vuelven dos sanadores y la aturullan con algo de información. Descendiente Gio. Autómata. La bruja aún estaba algo preocupada por lo que estaba sucediendo abajo pero sabía que no había nada que pudiera hacer -¿Alguien ha avisado al Descendiente de Rasputin?- Preguntó algo mareada mientras alguien el daba una jarra de café y le informaban de que sí.

-¿Tengo que ir yo? ¿Dónde está el Descendiente Lucio?- Aquello cada vez le preocupaba más porque nadie le decía nada. Pero decidió ir a donde era necesitada porque en el hospital sólo era un estorbo. A medida que se alejaba de allí se sentía más tranquila.

Aparezco en la entrada enfocando la misma y aunque las alarmas seguían encendidas parecía ya no haber tanto caos, eso la tranquilizó así que fue rápidamente hacia su despacho de revisión y cogió todo lo que creyó que iba a necesitar -incluyendo algunas pociones- en una bolsa con hechizo para que todo entrara a la perfección. Tras ello se dirigió a un guardia.

-Si veis a Cleopatra, la chica del quirófano, decirle que Gen está en el Taller del Descendiente Giordano. Lo mismo para el líder de la Brigada de las Mil Grullas- Añadió con una sonrisa antes de desaparecer de nuevo no sin antes ver a un conocido moreno entrar en el hospital con una extraña parsimonia.