Recepción hospital Ouroboros y sala de espera

Ella parecía triste cuando mencionó a sus hijos, lo cual etrañó a Scamander, los hijos solían ser un motivo de felicidad en la gente, ¿es que acaso le ocurrió algo malo a sus niños?

Con las manos en la espalda, Newt sonrió timidamente al oír la pregunta y negó con la cabeza.-No... no, nunca me casé, yo no...- "no tuve tiempo" iba a decir el magizoologista, guardando silencio nuevamente. Pensar en que quizá pudo hacerlo en su momento, en su debido tiempo, le hizo sentir nostálgico. ¿Qué pudo haber sido de él si lo hubiera hecho? ¿Que habría ocurrido si él le hubiese dicho a Tina...? Quizá habría por ahi algún Scamander que no fuera descendiente de Theseus.

Y eso le hizo pensar en ello... ¿Habrían descendientes de su hermano? ¿Se habría casado aun después de lo que ocurrió con Letha?

No dijo más ni preguntó sobre aquella duda pues unos medimagos habían llegado. La joven se acercó a hablar con ellos y Newt procuraba escuchar desde su lugar, pero con poco éxito, pues solo oía cosas breves como lo de muchos heridos, una misión. Newt se sintió preocupado por ello.

Los médicos le miraron con cierta rareza y desconfianza, haciéndole una seña para que se sentara. Newt tomó asiento y esperó pacientemente. De repente, escuchó un pequeño chillido proveniente del interior de su saco. El magizoologista miró con premura.

-¡Picket!-Exclamó al ver al pequeño bowtickle salir de su bolsillo interior, frotándose los ojos como si acabara de despertar de un largo sueño. El mago lo cubrió con su mano, para evitar que se cayera de la solapa de su ropa.

Sentí cierta lástima al escuchar el modo en que Newt dijo que no se había casado, tal vez fuese algo que dejase pendiente por culpa de haberse pasado más de 100 años encerrado en una maleta. Casi agradecí la llegada de los sanadores para no tener que hablar de esos temas. Esperé a que los médicos atendiesen a Newt después de haberles explicado lo que sabía, aunque mientras tanto no dejaban de suceder cosas como alarmas sonando o salidas apresuradas de unos y otros. Cada vez me estaba preocupando más y tenía que ir cuanto antes a ver cómo estaba mi familia.

Cuando volví a mirar a Newt estaba protegiendo una pequeña criatura palo de la que ahora mismo no recordaba el nombre. Pensé que alguien tan cuidadoso con las criaturas no podía ser malo. Uno de los sanadores especializado en legeremancia hizo la prueba para comprobar que la versión de Newt era cierta, que sus recuerdos más recientes correspondían con lo que había contado. Aquello llevó unos pocos minutos, pero fue suficiente. Me informaron de que decía la verdad, a lo que asentí como queriendo decir que ya me encargaba yo. - Suficiente, ahora sabemos que no mientes, que no eres un peligro para este lugar. Voy a sacarte de aquí, y siento tener que dejarte solo, pero he de ir a mi casa. Te dejaré en las gradas del coliseo, para que puedas ver el último día del torneo que han organizado, ¿de acuerdo? - dicho esto cogí al hombre por el antebrazo, desapareciéndome de allí con él en dirección a la zona de torneos. Una vez allí lo dejaría para ir a encargarme de mis asuntos.

No tardaron en revisar al Magizoologista usando las técnicas de legeremanci tan bien conocidas por Scamander por haberlas experimentado con anterioridad de parte de Quinnie. Estos habían corroborado su historia, la etiqueta de "posible peligroso" había sido retirada del joven mago.

La chica se llevó a Newt de ahí ahora que prácticamente estaba "libre". Asintió ante las palabras de la chica. La miró, agradecido.

- Muchas gracias, si no fuera por ti... estaría más perdido de lo que ya estoy. - Cuando dijo que debía retirarse, Newt asintió. - Muchas gracias, si alguna vez me necesitas y si puedo ayudarte estaré muy feliz de hacerlo. -

Ambos desaparecieron del hospital, llegando a un lugar diferente. Newt admitió todo con gran sorpresa. Aquello Era otra novedad para él.

Alguien le había llevado algo de ropa, no sabía quién. Suponía que Cleopatra. Tenía tantas disculpas que pedir, tanto que arreglar que no sabía ni como pensar. Las consecuencias de sus actos estaban una y otra vez recorriendo su mente mientras se abrazaba a sí misma y veía la entrada del hospital como una barrera que no tenía el valor de cruzar.

Después de que alguien me llamara la atención por andar tocando la armónica en el pasillo del hospital mientras esperaba a que Justin hablara con su crush, alguien del equipo médico me largó de allí y mis explicaciones de que la música sana y amansa a las fieras pareció no funcionar, de modo que tuve que darle esquinazo. Tanto que cuando quise volver a la habitación Justin y Chloe ya no estaban. Me pareció tan raro que pesé que me había perdido y bajé a la planta principal para empezar mi recorrido desde el principio. Veo una muchacha en plan "acaba con mi vida", me cruzo delante de su mirada y sin miramientos le pregunto -ey! Estás bien? Puedo hacer algo por ti? ¿Puedirte una alfombra voladora que te lleve a casa o algo similar?-

En algún momento de la vida tienes que madurar. Eso se lo había soltado su madre alguna vez y supuso que ese momento empezá a hacer ahora. Iba a dar un paso hacia adelante cuando un joven mono se le atravesó. Mérida sonrió de lado y se inclinó para susurrarle -Se me nota mucho?-

Supuso que sí. Pensó en su respuesta y su sonrisa de torno triste al pensar que realmente no tenía una casa. Tenía un cama, prestada...y algo que en otro momento le resultaba feliz ahora le era depresivo -Necesito alcohol. Pero mucho... mucho. Música. Necesito...- Frunció el ceño sin ser consciente de lo que le pedía a un menor de edad -¿Me llevas a un bar?

Sonrío a la extraña, agitando la mano intentando quitarle hierro al asunto, indicando que intentaba ser simpático y no desagradable. -Uy, yo no quiero ser descortés ni nada de eso, pero se nota de aquí al quinto piso... Hay que animar un poco esa cara, que son dos días-

La respuesta del alcohol me sorprendió un poco. En verdad los adultos siempre están ahogando sus penas en alcohol, y estoy seguro que mi tía Mónica tiene el pelo morado no por genética, sino por las botellas de vinos que se pimpla toda noche. -¿Alcohol? Pero si estamos en un hospital, hay todo el alcohol que se quiera tomar- Y para demostrarlo cojo una botella de esas que tienen de muestra por la recepción, señalándole a la pelirroja que no había problema en conseguir alcohol en un sitio como este. -Misión cumplida. Ahora eso sí, no sé yo si este sería una buena idea para beberlo, pero te va a dejar todos los intestinos limpios, eso sí- Bromeo. Música. Bar. Miro al fondo del pasillo, como esperando a que Justin apareciera por allí en algún momento, pero como sé que no lo va a hacer arrugo el labio y... why not? -¿Sabes? Conozco un lugar mejor que este que puede satisfacer todas tus necesidades- La agarro por el brazo y nos desaparecemos de allí

Cuatro guardias de Ouroboros se aparecen en el hospital llevando a Corvo y Arturo, dos de los participantes del torneo que habían caido inconscientes al ser eliminados. Los médicos salen a su encuentro, poniendo a cada uno en una camilla. Después de los llevan dentro para atender a cada uno con crean conveniente.


Off: a partir de hoy +20 PS por día (real) para Corvo y Arturo

Volando volando, llego hasta la zona del hospital. Ha sido un vuelo largo, tedioso, en el que he tenido tiempo de reflexionar sobre mi propia existencia, la existencia de mis loros, y la de las cucharillas de café y postre.  A ratos tambien he pensado en la avalancha y los rugidos aquellos que parecian de dragon, preguntandome si es que a estos descendientes se les habia ido la olla.

- Pues que sepas que me ha parecido un modo muy feo de terminar.  YO esperaba cañonazos de terminum, gloria, y confeti. No...una puta avalancha. - me tapé la boca. - perdón por el lenguaje.

Claro que Kyllian estaba super inconsciente y quemado. Pobre. Me tomé un actimel mientras ibamos volando, no fuese a ser que me pegase su catarro.  

Descendí hacia la entrada y bajé de la alfombra, bajando tambien a Kyll.

- Participantes del torneo entrando! A este chico lo han chamuscado y además creo que ha pillado gripe o algo.

Me preguntaron por mi y si estaba bien y eso, pero negué con la cabeza.

- Yo estoy perfecto, atended al chico.

"perfecto"

Me quedé mirando como se llevaban a Kyllian y cuando lo pusieron en una camilla y lo trasladaron al interior, dirigí mi mirada hacia el cielo. ¿Dragones? Avalanchas? Ni un miembro del Consejo se dignaria a explicarnos que leches ocurría? Este era modo de terminar un Torneo? Sin duda, iba a buscar explicaciones. A ver si llegaba Juliet con su pesada carga.

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no pillo la gripe simia de kyllian, se ve que tengo anticuerpos o algo

El miembro 'Setelah Barrett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado opciones' : 4

El vuelo fue tortuoso mientras cargaba a un dragón más grande que ella misma. Por lo general, las dragonas doradas eran un poco más pequeñas que los machos, pero eran también más grandes que aquellos dragones en la línea de Juliet. Los dragones plateados no eran enormes y ella en particular no había crecido mucho sus primeros veinte años, tanto por no saber transformarse como por el encierro. Esperaba compensar en el tiempo de crecimiento que le quedaba, pero no sería fácil. Casi llegando al hospital relajó un poco los músculos, por lo que no pudo evitar que la garganta de la dragona se arrastrara unos metros por la tierra hasta llegar a la entrada del hospital. La dejó frente a la puerta, deshaciendo después su transformación mientras caminaba con dificultad hacia la puerta. Achacó su indisposición al cansancio y fatiga al último vuelo, a que habían pasado dos días desde la última vez que recordaba haber dormido o comido y a la batalla final, que había sido desastrosa. ¿Por qué la avalancha? Nadie les había seguido y parecía que no les esperaban de mala manera en el hospital.

Se acercó con pasos temblorosos a Setelah. Los tacones no eran lo más cómodo a esas alturas. Parecía hasta fetiche de dragonas, pues a la dragona dorada también la había visto con tacones. Al verla por fin sintió un apretón en el corazón, pues las lanzas de hielo habían penetrado profundo, tanto que aún tenía algunas dentro de sí. Deshizo las lanzas en agua, para que su cuerpo pudiera comenzar a cerrar las heridas. Esperaba que alguien por ahí pudiera hacer algo por un dragón. Alcanzó a ver a Kyllian mientras se lo llevaban a dentro del hospital. Parecía que también le había ido mal. Cuando llegó cerca de Setelah, se recargó en una de las paredes con un dolor de cabeza que comenzaba a sentirse.- ¿Por qué? No entiendo. Si era parte de la batalla nos habrían detenido cuando salimos... ¿A qué ha venido la avalancha? - Murmuró, dándose cuenta de que no todo iba bien.

Los ojos se le cerraban por culpa de las luces del hospital que incrementaban su dolor, además de que ahora cada músculo que tenía comenzaba a protestar por el cansancio. ¿Habría podido ganar? En su forma dragón el cansancio se sentía menos, pero para su cuerpo humano habían sido demasiadas, demasiadas transformaciones por un día. La voz de Johan le hizo abrir los ojos de repente, escuchando en su cabeza aquella noticia que le heló la sangre. ¿Reiv? ¿REIV? - Reiv está endemoniado. ¿Cómo? ¿Por qué? - Preguntó en voz alta pues no sabía cómo hacer para que Johan le escuchara, sin saber si Setelah había a alcanzado a escucharla.- Reiv está...- Su mirada se cerró y sus piernas dejaron de responder. De no ser por el enfermero y doctor más sexis de Ouroboros, habría caído al suelo. Se encontraba consciente, pero todo ya había ido demasiado lejos.

Tras el ataque de la dragona y el cansancio acumulado me era imposible abrir los ojos o moverme. Simplemente me dejaba hacer y escuchaba lo que pasaba alrededor. El viaje hasta el hospital, las lanzas deshaciéndose en mi interior y muchos curanderos intentando transportarme por mi gran tamaño. Me sentía peor de lo que debería. No me respondían los músculos y me notaba destemplada, algo que no conocía al haber vivido siempre como dragón.

Todo pasaba muy rápido y las voces de los de mi alrededor sonaban muy preocupados, incluso escuché que habían cerrado la parte del hospital de mi zona por algo que tenía. Sentí un pinchazo en el culo y me dormí muy profundamente.

Pronto acudió personal sanitario con camillas, llevándose de allí a todos los enfermos y heridos que habían llegado.
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Off: todos los pjs de la entrada de la entrada llevados al interior del hospital. Setelah sale del hospital (editado por Admin)

El miembro 'Lasaña' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado opciones' : 9

Menuda. Semana. De. Mierda.

Hoy era el primer día que volvía al hospital. Había pasado toda la semana metida en el maletín-quirófano en el taller de Giordano con el inmoral del Ministro muggle. Si creía que enfrentarse a Blake en el final del torneo era difícil, lidiar con la personalidad encantadora pero inmoral de Andreas había sido mucho peor. De todas formas, tirando de su educación se había presentado allí con libros y objetos para que pudiera distraerse. No se podía imaginar lo difícil que sería estar encerrado sin nada que hacer. Así que había sido polite.

Pero recorrer los pasillos de aquel lugar, escuchando el delicioso murmullo de la gente, la música calma de fondo, el olor a limpio, las caras sonrientes y amables...Era otra cosa. Se había encontrado con Jo de camino y ambas iban hacia la zona de atención primaria con café en las manos mientras Jo le hacía un breve resumen sobre el virus y ella mantenía la boca callada respecto al Ministro. La habían educado para no hablar mal de la gente.

-Mis hermanos dicen que a partir de hoy puede que el hospital se llene. Tenemos que estar atentas a cualquier detalle y, por supuesto, verificar que el armario de pociones tenga stock suficiente- Explicó con tranquilidad antes de detenerse y saludar a su cuñada con una sonrisa, preguntándole brevemente por sus sobrinos y el toque de queda. Al final se habían quedado con sus padres que, seguro, estarían felices de consentirlos y regañarlos.

-... pero parece que ya está controlado.
Sentencié con respecto a la semana infernal que había pasado en el hospital. Pegué un buen sorbo de aquel café y miré el oscuro líquido preguntándome cuando volvería a ser una copa de vino en mi casa lo que tuviese entre manos.
Había dormido en alguna de las camas, bueno... pegado un ojo de cuando en cuando más que dormir.
Rasqué mi espalda mientras ella hablaba con una mujer.
-Por las pociones no te preocupes, mi sobrino está trabajando intensamente en ello.
Pasé una mano por mi rostro tratando de despejarme para seguir con mi cometido.
-Espero que tus hermanos no tengan razón...no sé si aguantaremos mucho a este ritmo.
Miré a Arleen, ella al menos parecía más descansada ya que hacía poco que había llegado. Pero faltaban sanadores y los que estábamos haciendo el turno largo no teníamos el mejor de los aspectos ni la mente centrada como para atender otra crisis.
-¿Cómo de horrible es la situación?Apenas hemos tenido noticias aquí metidos.
Volví a sorber el café esperando que ella conociese algo más ya que su familia trabajaba en la guardia.

-Me alegro, no podríamos lidiar con una enfermedad contagiosa en estos tiempos-  Mencionó antes de intercambiar  saludos con su cuñada y luego siguió caminando junto a Jo, notando que pese a que ella estaba fresca  y feliz por estar de vuelta en su ambiente, Jo parecía un poco menos alegre.  Al escuchar lo de su sobrino sonrió de lado -Puedo ayudar si lo desea, estoy segura de que si todos echamos una mano podremos reponerlo en seguida. Creo que mucho personal necesita descansar- Añadió pensando en hablar con Lucio al respecto.

Bebió del café y escuchó aquello sobre sus hermanos y suspiró. No pudo evitarlo. Su gesto se tornó algo triste y frunció el ceño -No es alentadora- Indicó Arleen en un tono de voz neutral. Tras ello cogió suavemente del codo a Jo y la hizo doblar en una esquina. Primero verificó que estaban solas y luego se acercó para hablar en tono bajo -Han asesinado al General, mi prima Amaya fue ascendida a General- Se humedeció los labios con un gesto pensativo -Vamos a entrar en guerra, Jo… Así que estaremos hasta arriba de trabajo-

Aquello le daba una sensación de desasosiego -¿Dónde está tu hija? ¿Por qué no te vas a descansar a tu casa y disfrutas con ella? Cubriré todos tus turnos. Yo no tengo nadie que me espere ni me eche en falta. Venga…Ve a descansar, me comprometo a cumplir todo tu trabajo. Empezando por el seguimiento de los contagiados- Dijo y señaló la carpeta que me acabo de inventar que tiene en la mano, tendiendo la de ella para que se la dé.

-Oh, puedes hablar con él, seguramente esté en la farmacia o por ahí.
La verdad es que no sabía como Justin había acabado trabajando en el hospital pero me parecía muy bien. Había estado ayudando toda la semana y las pociones que había hecho eran de una calidad excelente.
El tono alegre que había empleado anteriormente cambió en cuando escuchó las palabras de Arleen y de pronto me vi arrastrada por ella tras la esquina. Miré alrededor tal como hizo ella antes de que comenzase a hablar.
-¿ase...¿quién?
No me había enterado de muchas cosas ahí dentro, excepto de lo del toque de queda pero tampoco habían dicho mucho más sobre el tema. Entorné los ojos al escuchar la palabra guerra. Se suponía que allí estarían a salvo, se suponía que había abandonado tierra firme por una amenaza que no podían controlar y ahora...aquí también.
-¿Pero en guerra con quién?¿son los androides?
Pregunté susurrando comprobando por un segundo el pasillo de nuevo.
-¿Por qué no han dicho nada al respecto?
No lo entendía, si iban a tener más heridos de los que ya tenían lo suyo sería que avisasen para estar preparados.De pronto empezó a preguntar por mi familia y de algún modo acabó instándome a abandonar el hospital. Pegué la carpeta contra mí negando.
-¿Qué?no...no... si va a pasar eso que dices debemos preparar el hospital. Nya está bien, está con Johan.Y yo...es verdad que podría estar más descansada pero todavía puedo dar de sí. Tranquila.
Volví a llevar el café a mis labios bebiendo ahora todo el contenido y tiré la taza de cartón a la papelera correspondiente de la que salió una luz haciendo que desapareciese el vertido.
-¿estás segura de lo que dices no?Hay que hablar con Lucio o con Aldaron

Estaba exhaustono había parado en toda la semana con el asunto de la cuarentena y a decir verdad, Lucio se había pasado lo justo y necesario por el hospital -Hacerme los turnos? una mierda, antes resucita la veneno- ni tiempo de echar un polvete con mi dildo gigante me había dado, suspiré mientras saludaba al personal que iba cambiando de turno a esas horas, al menos me había dado una ducha y dormido en mi cama, uno de los enfermeros me dio un buen chute de café al que le di un sorbo y suspiré -Madre mía si fueras de mi acera te comía los morros ahora mismo, gracias majo- lastima que estuviera casado.

Me acerqué a recepción para dar unas cuantas instrucciones a seguir y dejar el inventario de pociones que con ayuda del chico aprendiz Justin pudimos elaborar -Doris guapa, esto va a ser un puto caos... otra vez- si, me habían dado un chivatazo desde arriba y al parecer teníamos otra batalla en curso -Necesitaremos personal médico de campaña, haz una lista y envía mensajes a los que estén disponibles, que preparen las salas de cuidados intensivos también para recibir gente- la mujer pareció sorprenderse pero asintió a todo mientras yo terminaba de beberme el café, di un par de palmadas al mostrador y avancé para tirar el vaso de cartón girando una esquinita.

A punto estaba de seguir mi camino cuando mis orejotas, que las tengo para algo, captaron una conversación por lo bajini, di gracias a los dioses porque eso significaba salseo, puse la oreja pero para mi desgracia hablaban de trabajo, aparecí ante las dos personas algo indignado por no tener un cotilleo de los buenos que me alegraran el día -aquí estoy! me habéis decepcionado, yo esperaba un marujeo no cosas del curr... ooooostras! Josephine!- me froté las manos cual mosca a punto de posarse sobre la mierda y les hice un movimiento de cabeza -vamos dentro, os explico lo que va a pasar y de paso pregunto cosas-

-Me parece una buena idea- Dijo con una sonrisa amable pensando en que lo mejor era hablar con su sobrino -¿Cómo se llama? Así sabré dirigirme a él- Volvió a preguntar mientras procesaba toda la información respecto al virus que había socavado al hospital.  Pero cuando el tema cambió, Arleen controló lo que pudo su rostro pero no así su sangre y su tez palideció un poco más -No pinta bien- Mencionó  sin querer darle seguridad alguna. Si algo tenían sus hermanos es que eran sinceros, más en situaciones así.

La pelinegra bebió de su café lentamente, siempre con elegancia, para no manchar su modelito nuevo. A fin de cuentas uno de sus “trabajos” era modelar la ropa de su madre para que los Descendientes o sus compañeros se enamoraran y fueran a comprar. Las manchas no debían existir ni existirían en un outfit de la medimaga. Excepto, por supuesto cuando eran de sangre.

Como la semana pasada…

Arleen volvió a la realidad parpadeando tras recordar la última actuación en el hospital. La pelirroja demoníaca atacando a diestra y siniestra -Han convocado a todas las tropas. Por eso vemos tan pocos guardias por aquí. Lo mínimo para mantener en control la ciudad y, sinceramente, es la primera vez que vivo un toque de queda en Ouroboros. Es peligroso, Jo, mucho-  Tras ello, la sanadora simplemente sonrió y asintió respetando los deseos de la rubia en seguir trabajando. La entendía perfectamente.

-Creo que Lucio lo sabe pero no lo he visto. Deberíamos hacer alguna reunión en el hospital para avisar a todo el personal. Se lo mencionaré a Aurora-  De pronto son pilladas por el Don Marujeo a lo que Arleen le regala una mirada poco amable pero picada por la curiosidad de que pudiera saber más cosas del tema se dejó llevar -¿Has hablado con Lucio? Le mencionaba a Jo que deberíamos hacer una reunión de sanadores. ¿Anteia ha vuelto ya?- Recordaba su estado mental la última vez que la había visto y estaba sinceramente preocupada.

Apareció junto a dos soldados que llevaban al pesado y fortachón del esposo de la Le Fay. Amaya aún intentaba calmar al niño cuando Aurora, su prima política, salió a recepcionarlos -¿Dónde está Arleen? O bueno...alguien - Inquirió con firmeza y miró a su prima achuchándoal -Traigo Descendientes Aurora, espabila- Ordenó y la mujer asintió con rapidez para ir a buscar a la medimaga.

-Dejadlo en la camilla y echarle alguna manta encima- Expresó notando que el bebé también tenía los labios morados. Intentó achucharlo un poco más fuerte pero la armadura le molestaba enormemente y al crío también. Torció los labios en una mueca y paró  a un enfermero finalmente -¿Me puedes dar mantas? Están con hipotermia o algo...- Evidentemente, el tipo le miró con una ceja arqueada y Amaya le miró con dureza -Te voy a patear el culo como no te muevas- Aunque parpadeó de sorpresa ante la amenaza no hizo nada. La mujer entrecerró los ojos y de pronto, literalmente, se adelantó gruñéndole como si le fuera a atacar.  Finalmente el enfermero reaccionó y en un pis pas tenía al esposo de Catherine y al niño cubiertos y calientitos.