Recepción hospital Ouroboros y sala de espera

-Su nombre es Justin, seguro que agradece que le eches una mano con eso.
Yo también podría hacer más pociones pero ahora mismo, dado el cansancio seguramente me confundiría en el número de vueltas que dar a la poción y acabaría todo con una explosión contraproducente.
Abracé la carpeta contra mi pecho arrugando mi nariz conforme explicaba algo más sobre la situación pensando que debería avisar a Johan, aunque él seguramente ya estaría al tanto.
Asentí a lo de la reunión y pegué un respingo cuando Aldaron de pronto estaba ahí plantado.
"pero si acabo de mirar y no había nadie!"
Mi mirada fue de lo más extraña cuando se dirigió a mí con ese tono y apreté un poco más la carpeta entre mis brazos.
-Hola Aldaron...
Saludé algo cortada porque no sabía a que venía ese rollo que se traía. Tras las preguntas de Arleen asentí.
-Deberíais habernos avisado antes. Tenemos a la mitad de los sanadores haciendo turnos interminables, si viene lo que se supone que viene no creo que...
"no creo que sean las condiciones optimas para ayudar a nadie"
Varias personas cruzaron el pasillo corriendo en dirección a la entrada principal y poco después apareció Aurora bastante agitada diciendo que tenían un par de casos de hipotermia, uno de ellos un crío, mas concretamente de los Le Fay.
-Alguien debería avisar a Catherine.
.Murmuré mientras nos poníamos en camino. Tampoco es que quedasen muchos Le Fay en la isla, y tratándose de un crío la conclusión era obvia.Chasqué mis dedos llamando la atención de uno de los enfermeros.
-Avisa a Catherine Le Fay de inmediato.
Puso cara de pánico y entorné los ojos antes de hacerle un gesto como diciendo que me hiciese caso de una maldita vez.

Aparecieron en la entrada del hospital. Soltó a Adam y apresuró el paso hacia donde veía a la general Amaya, le quitó a Aedan de los brazos con suavidad y lo acunó contra si misma con un brazo mientras con el otro se sacaba la capa que tenía y se la ponía encima. Volvió la vista hacia la camilla de Ian y se acercó hacia él, acarició su perfil con nostalgia antes de que los enfermeros le pidieran al niño y empezaran a ingresar. Sentía de nuevo que sus sentimientos eran una montaña rusa. La ira anterior había pasado a una fría determinación al liberar a Adam y ahora estaba realmente asustada al ver los labios azules de Ian.  Miró hacia Jo con el agobio perfilado en el rostro. No sabía si ella era consciente de lo que estaba ocurriendo pero no tenía tiempo para explicárselo -Tengo que entrar…Tengo que entrar con ellos y Adam también- Indicó mirando hacia Adam y notando que la General se estaba acercando demasiado a su suegro -¡General Hua! ¿Qué es lo que ha pasado con mi familia? ¿Qué es lo que habéis visto?- Expresó con un tono demandante. No iba a tolerar tonterías.

“Voy a dejar algo muy en claro: Yo no he levantado cargos contra Adam Hacksaw. Como le pongáis otra vez en los calabozos os vais a arrepentir”

Le soltó eso directamente a la General en la cabeza con un gesto que no admitía ningún tipo de respuesta. Cuando finalizó de relatar lo que había sucedido, Catherine informó de algo más importante-Los Pendragon están en la plaza. Gracias por salvar a mi familia. Deberíais ir allí- Añadió  y le hizo un gesto a Adam para que se acercara a ella.

“Los Pendragon la han estado liando últimamente. Pidieron siete días para luego parlamentar. Su parlamento se resumió a: Han atado a Sofía a una puta pira en el centro de la plaza y han atacado nuestras casas. Tienen tropas y, sobretodo, dragones. Dragones que han atacado mi casa. Han atacado a Ian y Aedan. Van de cabeza contra nosotros. He hablado con Anteia para que Ian y Aedan se queden allí, ella tiene un anillo que yo le regale que oculta su casa. Aunque estoy segura de que Ian querrá pelear. Bien aquí arriba o contra SAM. Y ahora pe… Oh… Adam, deberías ir a ver a Chloe. Estaba fatal con todo lo que ocurrió. Le diré que estás aquí”

Al cerrar su conexión con Adam abrió la de Chloe y le informó no sólo de que su padre estaba libre y en paz sino que Ian y Aedan estaban siendo atendidos tras un ataque de dragón en nuestra casa. Catherine podía volver a sentir el agobio apoderarse de ella pero se agarró con más fuerza al báculo, sus dedos rozaron con suavidad el cuervo que estaba en la parte superior y sonrió de lado. Determinación, fuerza, astucia. Debía enfocarse en ello.

“Y ahora piden parlamento bajo el antiguo código que, no sé de que va, pero básicamente me importa una mierda. Quiero  hacer que sus cabezas exploten”

La esposa de Ian había aparecido en los calabozos sin previo aviso, liberándome para mi sorpresa. Decidió que sólo ella podía decidir si me liberaban o no, lo que interpreté como que pasaba de lo que dijese el Consejo. No hubo mucho tiempo de réplica, algo debía suceder para que dijese que teníamos que matar gente. Necesitaba preguntarle si creía que yo era el culpable de la muerte de su hermano, si de verdad pensaba que yo había querido matarle, pero la aparición en la entrada del hospital hizo que tuviese que dejar eso para más tarde. Nada más aparecer comprendí que habían atacado a Ian y a Aedan, así que me acerqué corriendo a ellos ignorando al guardia. Ambos estaban helados, y yo no entendía qué estaba pasando o cómo podían haber atacado a un niño.

- ¿Quién ha sido? - siseé cabreado, lanzando una mirada de odio al guardia por no ser capaz de evitar esas cosas. -¿Más posesiones? ¿Más Pendragon de los cojones?- miré a Catherine de reojo cuando mencionó que los desgraciados estaban en la plaza. Habían convertido aquella mierda de guerras de Descendientes en una cuestión personal. La información que me dio Catherine mentalmente fue de ayuda para entender un poco mejor qué estaba pasando. Todo era una locura.

- No tenemos bastante con las máquinas que encima también tenemos que lidiar con esa gentuza. - chisté por lo bajo, acercándome más a Ian que seguía mas frío que si fuese un mamut atrapado en el hielo. -Él querrá luchar, tenlo por seguro. Es un terco y no podemos impedirle que lo haga. - asentí a lo de Anteia para cuidar a Aedan, ella era la mejor opción, confiaba en la Malfoy, y en su marido. Murmuré con pena el nombre de mi hija, recordando su cara cuando vino a verme a los calabozos. Tal vez se estuviese avergonzando de mí, aunque siempre me hubiese apoyado. Cuando volví a mirar a Catherine pude ver la determinación en su mirada, estaba dispuesta a plantarles cara para no tener que huir más. Aquello me recordó a una decisión similar que tomé muchos años atrás.

Arleen me dedicó una mirada de tiro de escopeta, así, de gratis -Uh... madre mía si las miradas matasen- dije mientras me echaba un poco hacia atrás con la mano en el pecho rollo vieja indignada pero Josephine... creo que casi le doy un infarto a la pobre -Pues si, lo poco que he podido hablar con él pero el soplo venía desde otro sitio, algo más estratégico- dije como si me envolviera un turbante en la cabeza pero por si no lo habían entendido aclaré -Sayid vino ayer.. ¿ayer? ya no sé ni en qué día vivo, al parecer hay enemigos en la isla y han preparado a las tropas, ya he dado el aviso para que envíen personal al campo de batalla... - Puse los brazos en jarra cuando Josephine me dijo lo de los turnos moviendo la cadera hacia un lado mientras movía la cabeza rollo negra del bronks -Perdona? tu has visto estas ojeras en mi preciosa cara? llevo haciendo el turno interminable desde el maldito torneo, hoy por fin he podido ir a casa a descansar, no me ha dado tiempo ni a echar un kiki! así no hay quien pille cacho, yo necesito estimulación o me pongo mustio!-

Solo hacía falta hablar de problemas para atraer a la desgracia, el pasillo pronto se vio invadido por un par de guardias, una de ellas la recién coronada general y con ella el antes endemoniado marido de Catherine y su pequeño con señales de hipotermia -Hora de trabajar señoras, preparaos porque me da a mi que este es el principio de otro turno interminable... quiero llorar- eso y que al final no había podido salsear sobre los posibles cuernos que le habían puesto a Josephine.

No tardó mucho en aparecer la descendiente con un hombre madurito sexy pero con cara de malas pulgas, me acerqué a ellos así modo muy educado porque lo último que quería era empezar el día con una bronca y gente difícil -Señorita le Fay, por favor, tiene que esperar aquí mientras estabilizamos a su marido- de forma inmediata le di asistencia al niño que era el que podría estar en mayor peligro esperando que alguien hiciera lo propio con Ian -Preparad un baño caliente para los dos y el suero fisiológico a 37 grados, también preparad adrenalina por si fuera necesario- los enfermeros asintieron y pasamos a los dos pacientes a la sala de cuidados intensivos.

-…¿Sabes cuántas personas habrían muerto gracias a los Descendientes?- Le respondió a lo de Aldaron tan rápido, tan sin pensar que después abrió los ojos de una forma muy graciosa. Se llevó la mano a los labios en un gesto de disculpas mientras sentía que se le sonrojaban las mejillas -Perdón, no debí haber dicho eso- Dijo, recompuesta y cruzándose de brazos mientras avanzaban hacia donde las dirigía su compañero. Escuchó atentamente todo lo que iba diciendo, convencida de que la estrategia era la correcta -Lo que podemos hacer, al menos por hoy, es revisar al personal que esté más agotado y enviarlos a casa. Yo estoy más repuesta y puedo hacer un turno largo sin ningún  problema. Así ellos descansan- Sugirió antes de oír al elfo hablar de un kiki. Se le quedó mirando con estupefacción. Sus expresiones siempre le resultaban tan sorprendentes que no podía controlar su gesto. ¡¿ESTABA HABLANDO DE SEXO?! No era que le escandalizara el sexo en sí…¡Era su forma de expresarse! Arleen terminó dándose un poco de aire con la mano.

Cuando vio a su cuñada frunció el ceño y al oír lo que le decía asintió con suavidad, empezando a caminar rápido hacia la zona y mirando a Ian. Ignoró básicamente  a todos los demás , incluso a Amaya que ya se había desaparecido cuando llego, y sus conversaciones, excepto a Aldaron, cuando mencionó lo del baño caliente. Arleen negó suavemente con la cabeza -Será un choque muy duro de temperatura- Dijo tras revisar los signos vitales del niño y el hombre con rapidez. Optó por empezar a cortar su ropa con las tijeras que llevaba en el bolsillo -¡HABILITAR LA UNIDAD DE TERMOREGULACIÓN!- Ordenó a viva voz mientras movían las camillas con dos personas pegadas en el culo. Arleen alzó la mirada hacia la Descendiente y saludó brevemente – Os podéis quedar en la puerta, no dentro, por favor- Sugirió mientras avanzaban pero de pronto se quedó patitiesa al ver a su hermano -Quitar la ropa del paciente, cortándola. Cuidado al moverlo. Necesita aislamiento y protección termina. Oxigenoterapia caliente. Vigilar el tema de vasoconstricción si vais a poner el suero-  Dejó las ordenes mientras Jo iba dentro con ellos y  se fue 30 segundos a ver a su hermano

-¿Qué ha sucedido?- Él negó con la cabeza cabizbajo -¿Estás bien? – Inquirió y el le sonrió de lado pícaro -Tienes prohibido atenderme y lo sabes- Arleen le miró con la cara llena de angustia y molestia -¿Aldaron me harías el favor de ver a mi hermano? Yo me encargaré de los frioleros- Dijo y confirmó que desaparecieron por un pasillo, tras eso se perdió hacia cuidados intensivos.

OFF: Todos limbeados.

Después de dejar a Kyllian, había ido a su habitación a coger su moneda comunicadora y, en efecto, ya los hombres no se le pegaban como la vez anterior así que camino tranquila hasta el hospital mientras le escribía a Lykaios varios mensajes resumen de lo que le había dicho Kyllian.  

Entonces se presentó donde la recepcionista y le sonrió amigablemente -Soy Mérida Pyro-- En cuanto se presentó noto el cambio en su rostro y amplio un poco más la sonrisa -Vengo a por un chequeo con Aldaron- Mintió pero ya conocía al elfo de las veces que le había comprado protección, esperaba que tuviera algo para el momento después.

el jaleo aún no había comenzado por lo que pudimos hacernos cargo en seguida de los dos pacientes con hipotermia, pero no eran los únicos que necesitaban atención, el hermano de Arleen también había llegado y me pidió que me hiciera cargo de él, no me importaba pues Ian y su hijo estaban bien atendidos, tanto que incluso permitimos que Catherine pasara ya que estaban fuera de peligro.

Corrí la cortina en modo profesional pero en cuanto vi a aquel hombre a pecho descubierto ahí tumbado... me faltó aullarle a la luna y babear, carraspeé un poco y le toqué un hombro a Arleen -Tranquila querida, yo me ocupo- ella salió y entonces me quedé yo solito con esos abdominales para pulir diamantes, puse mis manos sobre él, que no me hacía mucha falta pero eso él no lo sabía.. ¿o si? bueno, ya me inventaría algo rollo "si te toco te curas antes" pero por suerte... no parecía molestarle y de hecho todo acabó de una forma placenteramente inesperada.

Un buen rato después me llamaron a recepción, apreté los puños como con lástima por tener que dejar a semejante semental pero el deber llamaba -Suelo estar aquí todos los días, ya sabes, por si necesitas rehabilitación- le dije guiñando un ojo caminando fuera de allí como buenamente pude porque aún me temblaban las piernas.

Me acomodé la bata y me arreglé el pelo, para cuando llegué a la entrada estaba medio decente y fue cuando vi la cabellera pelirroja de mi mejor clienta y la endemoniada que casi nos quema el chiringuito -Tranquila Doris, querida, déjala pasar tiene que recoger algunas medicaciones- le hice un movimiento de cabeza para que pasara conmigo a mi consulta donde tenía lo que probablemente había venido a buscar, por lo general la envidiaba pero me acababan de dar un meneo que hasta el sueño y el cabreo se me habían ido - a ver guapi, ¿cuantos quieres? -

Se puso a esperar lejos de la recepción mientras se chequea a las botas con curiosidad. Había recibido unos mensajes algo... Imprevistos en la última semana mientras no tenía la moneda encima y al revisarlos se le.habia revuelto el estómago al recordar ciertos detalles de su vida que siempre olvidaba. O deseaba olvidar.

Cuando Aldaron apareció, Mérida se acercó a él sonriéndole para luego guiñarle un ojo a Doris y luego a Aurora. Se fue con él dentro de la oficina e hizo un gesto algo tenso con los labios -En realidad... Tengo aún- Señaló  alzando los hombros -Peeeeeeroooo... Me han pillado un poco ... Desprevenida y...- Se acomodó la melena rojiza mojada aún -He respondido al llamado - Se rió golpeándole un hombro al elfo en plan camarada -Asi que quería saber si tenías algo de ... Después, ya sabes... Por si acaso-

Pasé con Mérida y ya estaba pillando los preservativos cuando me dijo que tenía, la miré extrañado cuando por fin se explicó -Vamos, un calentón en toda regla, chica ya podía estar bueno ¿te ha limpiado las tuberías? ¿batea para ambos lados? ¿Me lo dejas?- dije sonriendo mientras me cruzaba de brazos -vamos, háblame del don juan que te ha dejado todas esas marcar en el cuello, parece que te has divertido- .

Me pensé un momento eso de darle algo para después pensando en qué demonios darle, si fuera tan fácil tendría una cola enorme en mi puerta -Madre mía, creo que necesitamos empezar consulta de planificación familiar... déjame ver que puedo hacer- abrí un armario con ingredientes para pociones, hice flotar los frascos para al final mezclar algunas cosas con perejil y algún que otro inhibidor hormonal para engañar a su cuerpo -toma, de un solo trago, no estoy muy seguro de si funcione, vente en un par de semanas para hacerte una revisión... por cierto, está asqueroso-

Se rió ante la primera pregunta y a  las otras dos simplemente alzó los hombros. Le parecía bastante macho pero ella era bastante femenina e igual experimentaba con sus amigas -Le puedo preguntar …. Y no es mío, resulta que tenía yo encima alguna especie de feromona y me ha empotrado contra la cama. La rompimos y quemé las sábanas, con eso te lo resumo todo- Se rió de nuevo, abriendo espacio en el escritorio y sentándose en él de lado. Se llevó las manos al cuello donde suponía que tenía las marcas acordándose de cómo la besaba Kyllian -Se llama Kyllian, aparentemente fue finalista del torneo…¿lo conoces?- Inquirió -Pelo negro, ojos dorados, un cuerpazo de la muerte y ni te digo la fuerza y resistencia que tiene el muchacho...O el tamaño. ¡Doble ronda!- Dijo mostrando dos dedos- Si mis perros no hubiesen interrumpido seguiría allí… Aunque la academia acabaría incendiada- Le guiñó un ojo al orejudo -Yo habría aceptado un home run- Las tres bases llenas y un cuarto bate. Mmmmmm. De sólo pensarlo se le calentó el cuerpo.

-¿Planificación familiar? ¡NO JUEGUES CONMIGO!- Le dijo incorporándose de un respingo bastante alterada, haciendo que la temperatura le bajara de golpe -Hay un MONTÓN de misiones a las que tengo que ir. Están los Pendragon por ahí, SAM jodiendo allí abajo y encima tengo que ir a buscar  a mi… A una persona allí abajo. No puedo estar gestando nada… Venga, tú puedes arreglarlo- Estuvo a punto de atravesarse en su camino para   hacer énfasis en sus palabras hasta que empezó a verlo hacer menjunjes - ¿Hasta dentro de un par de semanas no sabré?...- Aquello le dio mala espina, pero bueno, como los niños se tapó la nariz y se tragó lo que le dio en un solo trago. Le bajó de la garganta al estómago, pero el sabor quedó en su lengua y se llevó la mano allí sintiendo una arcada. Lo controló y lo dejó en el escritorio mientras sentía que su tez se volvía un poco…menos saludable -Joder…- Movió una mano para darse aire y se repetía mentalmente “Mejor esto que un bebé, mejor esto que un bebé, mejor esto que un bebé” -He venido por si acaso, más vale que funcione.

si! un machote empotrador en la isla! eso sonaba bien aunque yo acababa de conocer a uno que era 100% carne de alta calidad con extra de testosterona, solo de pensarlo me daba por pegar saltitos pero no, que me había dejado solo con las funciones motoras básicas el maldito -Joder, dime qué feromona es que yo tengo un par de objetivos con los que no me importaría cambiar de cama- me reí con ella mientras buscaba un par de cosas que también me harían falta para el turno cuando mis orejotas de maruja escucharon el nombre del susodicho.

Me giré lentamente para mirarla mientras abría los ojos como platos y la boca en una sonrisa por el marujeo -Joder, claro que lo conozco, ya ha pasado por mis manitas un par de veces, de forma profesional claro- me llevé una mano a la boca para contener la emoción, ¿entonces lo había dejado con su otra novia? o estaba jugando a dos bandas? Lucio y yo habíamos atendido a la chica en el parto y sabíamos algunas cosas y yo desde luego que sabía la soberana paliza que ella le había dado a él -Claro que tiene resistencia, el chico es un feral, prueba en Luna llena y me cuentas... joder, joder!- me estaba mordiendo la lengua para no soltarle lo de la otra chica pero no, elfo malo, esas cosas no se dicen... a los pacientes porque después iba a regar el chisme con los enfermeros.

Preparé la poción negando con la cabeza por la reacción de Mérida ante la posibilidad de tener un hijo -Culpa tuya por ceder al calentón, ¿has probado por la puerta de atrás?- le di la poción y esperé a que se la bebiera -¿qué esperabas, zumo de calabaza?- le hice una pequeña revisión y le ofrecí un vaso de agua desupués haciendo que se sentara un momento mientras pasaba el mal trago -dos semanas para ver si se ha desarrollado algo, si es así podremos adoptar otras medidas... esto no es cien por cien fiable, como todo, la mejor opción siempre es prevenir- le comenté esperando a que se encontrara mejor, aún tardaría un ratillo pero seguro que encontraba la forma de entretenerse, la chica salió de la consulta y se desapareció de allí mientras yo volvía a mis labores como médico y bam! otra sorpresa, Lucio había venido a trabajar así que para que le diera vergüenza me arrodillé ante él como si se me hubiera aparecido la virgen del pilar, a joderse.

Me aparecí en el hospital más contento que unas pascuas por la cervecita y llevando la comida para Lila, pasé por recepción y la tal Doris me miró con una sonrisa rara para después cotillear con su compañera -Vieja loca- dije para mi mismo mientras caminaba hasta la guardería, al llegar busqué entre los cabezones de todos esos niños a una revoltosa, llamándola por su nombre y esperando que se girara para decirme papá, pero no recibí respuesta alguna.

Una de las cuidadoras se acercó a mi y le pregunté por la niña pero negó con la cabeza, por si acaso miró el registro y le di su nombre -Lila Evans... si no pruebe con Lila Alabi- nada, ni un nombre ni otro, le pedí a la mujer que volviera a comprobarlo pero la pequeña no salía en el registro, Leila me había mentido.

Dejé la comida que llevaba con aquella mujer, se lo podía dar a los otros críos de merienda o qué se yo, no iba a cargar con eso como un idiota, como el idiota por el que me había tomado Leila, desaparecí bastante cabreado para volver a la fiesta y esta vez quería explicaciones.

Mi entrada en el turno vino acompañada de un recibimiento especial por parte de Aldaron, tanto que me tuve que pasar una mano por la cara por pura vergüenza al verlo arrodillarse ante mí. Sabía que me había escaqueado más de la cuenta, pero había valido la pena. Intenté que el elfo no me viese cara de felicidad extrema para que no me cotillease, pues el tío tenía un radar especial para esas cosas, y no me apetecía que intentase sacarme detalles si se enteraba, ni que se enterase medio servicio. Lo mandé a casa para que descansase de una vez, no sin antes avisarle de la situación en la plaza con los Pendragon, para que estuviese alerta por si comenzaban a llegar heridos. Tras despedirme de él estuve trabajando y poniéndome al día con todo lo que tenía pendiente, como consultas, revisiones, operaciones, papeleo...

Entre unas cosas y otras fueron pasando las horas sin demasiados sobresaltos, quitando los mensajes mentales que recibía por la conexión que Mei había establecido entre todos. Eso del parlamento al amanecer no sonaba bien, pero confiaba en que Sean y los demás estuviesen seguros hasta entonces. Cuando empezó a despuntar el alba terminé mi turno, cambiándome de ropa para acudir a la plaza. Abrí el cajón de la mesa de mi despacho, sacando una pequeña caja que había en éste para meterla en el bolsillo del pantalón. Tras eso me marché de allí, rumbo a la plaza.

La vida era maravillosa en Ouroboros cuando podías dormir como un desgraciado a pierna suelta con tu robot sexual buenorro y blandito, cuando Lucio llegó al hospital por fin me dio el calcetín y pude ser un elfo libre durante un día entero, no me lo podía creer, por no hablar del polvazo de la suerte que me dio el teniente de la guardia en el hospital, solo me faltaba jugar el gordo de navidad y vivir la vida de fiesta en fiesta con barcos y putos, pero estaba tan cansado que solo dormí y soñé lo de los barcos.

-hmmmm... rave en ibiza, que bien suena eso- pensé en alto mientras volvía al hospital para empezar mi turno cuando Lucio se fue, no le iba a decir nada porque en el fondo entendía sus jaleos de descendiente pero eso no se lo iba a decir, era mejor quejarme que me salía gratis -Doris guapa! mira esta cara, este cuerpo... osea, soy una princesa- me marqué un pase de modelito por recepción porque mi cara volvía a brillar, estaba listo para la batalla aunque todo parecía indicar que la cosa iba a estar tranquila... de momento. La mujer se estaba despidiéndo ya y la despaché con dos besos para después ir a la sala de personal con los informes del turno anterior, al marido y al teniente les habían dado el alta -Me cachis, ya se ha ido-

Al llegar a la sala lo primero que hice fue ponerme un cafecito para sentarme en un sofá modo tranquilo, respirando la calma antes de la tempestad, con el cambio de turno la gente iba entrando y saliendo a lo cual los saludaba o despedía.

Había descansado…No apaciblemente pero había descanso. Supuso que su hermano tuvo una noche agitado y había terminado o durmiendo en su propio hueco o había aparecido directamente en su habitación. Ella se había quedado leyendo un libro sobre historia mágica y mitos que le había dado su padre tratando de saber un poco más del linaje de Arturo Pendragon pero no había indagado mucho más. Tras desayunar con sus padres  y cambiarse por el modelito en colores pasteles y zapatos nude aprobado de su madre se desapareció al hospital

-Buenos días Aurora- Sonrió de lado y pasó hacia la recepción para darle un beso en la mejilla -¿Cómo están los chicos? Papá les está dando muchos deberes en mi opinión. Deberías hacer algo con eso- Le sugirió antes de sonreír de lado y señalar que se iba -Nos vemos para la comida- Hizo una cita con su cuñada antes de ir a la sala de personal donde habrían las novedades pertinentes aunque sospechaba que no habría mucho como era usual. O no hacían nada o de un momento al otro el hospital estaba en llamas. Literalmente.

Abrió la puerta y vio a Aldaron tan rejuvenecido que arqueó una ceja con una sonrisa amable -¿Has dormido bien?- Inquirió mientras a servirse un té verde cargadito. Agarró un par de galletas para picar y las llevó a la mesa central, desde donde echó un vistazo a los papeles que tenía el elfo, confirmando sus sospechas -¿Por qué la gente no sigue nuestras indicaciones? Hay que hacerle control a Aedan Le Fay. ¿Tenemos idea de dónde puede estar?- Ella tenía alguna pero prefería no tener que lidiar con la Descendiente de nuevo. No quería preguntarle. Al menos ayer no había tenido dolor de cabeza. Se acomodó los bucles oscuros detrás de la oreja para beber un poco del té -¿Te parece si hacemos el inventario de las pociones? No quiero aburrirme hoy-

Vi entrar a Arleen y casi le hago una reverencia por haberme dejado a solas con su hermano -¿Se nota? chica, hoy lo peto, he liberado tensiones y dormido como un santo, nada como un buen polvo y un baño de burbujas antes de caer en coma- me terminé el café y me levanté para ir a tirar el vaso de cartón a la papelera cuando ella se quejó sobre los pacientes -¿Verdad? en serio, me estoy planteado sedarlos a todos al menos un par de días para poder seguirles un control, ¿quien coño viene con un agujero en el pecho y se va como si le acabaran de sacar una muela? están todos locos- me acerqué a ella y le di los informes de los tres pacientes del día anterior.

-Ahí están, Ian y el peque se fueron con su madre, que se la suda lo que le digamos y tu hermano..- se me scapó una sonrisa y levanté las cejas para después apartar la mirada -Tu hermano tiene un buen aguante, yo me encargué solito de él, habría estado bien que se quedara un poco más pero estará bien- le robé una galleta y me la llevé a la boca para picar que solo el café me daba una evacuación rápida fijo pero la miré como si tuviera tres cabezas cuando dijo lo de hacer inventario -¿Y hacer inventario te parece la mejor opción para no aburrirte? chica pilla a algún buen mozo y te lo tiras en el armario de las pociones, te lo pasarás mejor, que cuando empiece el jaleo nos vas a tener tiempo ni de bajarte las bragas- aunque.... pensándolo bien, si yo ya lo tenía chungo para chuscar Arleen peor, la verdad es que pasaba casi tanto tiempo en el hospital como yo -espera... tu... ya te han descorchado, ¿verdad? que eso de la sangre de virgen para hacer magia es tan falso como mi perfil de tinder-

Arleen intento mantener el equilibrio de la taza de té después de que de le corriera un dedo con la sinceridad de Aldaron. Se preguntó si, tal vez, estaba Jo por llegar. ¿O le tocaba otro  turno? Con ella podría tener una conversación que no involucrará sexo en cada oración -Me.. alegro, Aldaron. Estaba bastante preocupada por vuestro estado. Se que estaba apoyando otra área por Los Descendientes pero me siento fatal por estar ausente con toda la situación de la gripe-

En cuanto hablaron de los pacientes, Arleen asintió suavemente. - Al menos no me dieron dolor de cabeza... Creo que se creen invencibles. También es posible que hayan pasado situaciones más difíciles y hayan sobrevivido- Explico, pensativa mientras cogía una pluma y garabateaba su firma. No entendió ni el tono ni el mensaje en las palabras de Aldaron respecto a Vishous así que siguió picando con tranquilidad.

Se llevó la taza a la boca pero en cuanto Aldaron solto lo de tener relaciones en el armario se atragantó estruendosamente -¡¿Eso es lo que haces cuando te toca inventario?!- busco una servilleta para secarse un poco y también el desastre en la mesa cuando tiro las galletas. -¿Que?- Se quedó estupefacta cuando le pregunto aquello con tanta tranquilidad. Arleen le miró a los ojos con una sorpresa muy palpable mientras se le subían los colores. -No, no soy virgen y no planeo que usen mi sangre para nada- Expresó intentando no ponerse más nerviosa y agarrando un par de hojas en blanco mientras hacia un listado de pociones -Claro que no soy virgen- Musitó con un hilo de voz, un poco indignada.

moví la mano en el aire como si espantara moscas para dejar que las palabras se las llevara el viento -Chica ni te preocupes, mejor que estuvieras fuera, como te llegue a dar el gripazo ese solo nos habrías dado más trabajo y tuve ayuda! un chico que se coló aquí diciendo que era aprendiz, me dijo señor y todo! era super mono pero tenía que mantener la compostura... porque quería achucharlo y estrujarlo hasta que se saltaran los ojos- puse los brazos en jarras orgulloso de aquella semana -tiene futuro! le enseñé muchas cosas sobre pociones! espero que entre de forma oficial-

Rodé los ojos con eso de sentirse invencibles -lo que son es idiotas, se creen que saben más que nosotros que somos los que curamos y nos ocupamos de sus heridas, para eso no vengas al hospital! vete a un matasanos que te ponga sanguijuelas en el culo- ese tema me daba mucha rabia y no era la primera vez que le mencionaba a Lucio lo de atar a los que llegaban, tal vez debería recordarselo.

Me eché a reír a carcajadas cuando la morena escupió su té, tanto que me llevé las manos a la barriga -Joder no, ojalá tuviera con quien chuscar en el armario de las pociones, pero tu cara ha sido de diez, en serio.. nah, eso lo hacen los jóvenes con suerte que han visto mucho anatomía de grey, les doy con un pulverizador cuando los pillo, es divertido- y por perra mala el carma me castiga sin un mozo guapo.

Arleen de nuevo pareció tener un ictus cuando le dije si era virgen, se le subieron los colores y no me reí porque no me quedaba aire pero para mi sorpresa resultaba que la muchacha ya no era casta y pura, entonces pasé a mi cara de maruja -Oh~~ así que ya conoces los placeres de la carne eh?- me senté en la mesa y la miré fijamente entornando los ojos -sueltalo~ quién ha sido el afortunado? eh? eh? hay boda en el horizonte? me encantan las bodas, hay un maricón cada diez metros cuadrados-

-¿Se llamaba Justin? Creo que es familiar de Jo... Pensé en pasarme por allí para conocerlo, al final ayer con lo de la familia Le Fay se me olvidó- Observó con auténtica felicidad como el elfo se iluminaba al ayudar a aquel muchacho. Pensó en lo bonito que sería tener a alguien que aprendiera de ti... Con Chloe se sintió así en algún momento pero se había independizado muy rápido.

Se rió muy bajito cuando menciono lo de las sanguijuelas -Despues vendrían con nosotros a curar eso, doble de trabajo- pero después la risa de él con todo el tema del armario la hizo mantener su rubor - ¿Con que los rocías? ¿Algo contra insectos?- Se imagino la escena y le resultó muy obscena así que agitó la cabeza para sacar esos pensamientos.

Pero .. pero luego fue todo a peor. Arleen intento mantener la calma -Si, he dicho que no soy virgen- Repitió muy bajito y se quedó un poco sorprendida al ver como la miraba. La rojez de sus mejillas alcanzó un peligroso nivel -No... No, fue hace un tiempo ya. Y... Nada. Allí quedo...-

Di un par de saltitos cuando Arleen dijo el nombre del chico -Siii! ese es, Justin... ay yo quiero un sobrino, quiero ser el tío chachi - eso me recordó lo de Lucio y Sean, que no se podían preñar pero oye, para algo éramos médicos, vientre de alquiler y aparcao, saqué una libretita y me lo apunté por ahí para que no se me olvidara.

-Que se jodan! y cuando vengan les pongo de esas inyecciones que duelen que te cagas, a ver si así se quedan quietecitos, hombre ya!- y con la cerbatana que llevaba mucho sin usarla. Me llevé una mano al pecho modo señora indignada cuando dijo lo de los insectos -por favor Arleen, que soy una marica mala pero no tanto, les doy con agua para que se les quite el calentón, como a los perros- pero de buen rollo, que en verdad me lo pasaba bien y después me echaba unas risas.

Lo del mozo no me lo quiso decir, la miré fijamente y escuché perfectamente lo que decía por lo bajini con mis orejotas de maruja versión 2.0, me tenía que enterar de ese chisme si o si así que hice morritos y me tiré sobre la mesa modo dramas para tirar los informes que ella estaba viendo y hacer que se agachara a recogerlos -Que vida más triste! si es que no me contais nada, con lo buena gente que soy- esperé a que se distrajera, haciendo el ganso un par de veces hasta que conseguí que se girara y dejara desprotegida su taza y entonces... ay que penaaa!! se me fueron un par de gotas de veritaserum que llevaba en el bolsillo en su taza.

Me levanté como si nada y me senté en la silla ante ella tomando los informes que quedaban para hacer como que los ojeaba -pues eso, si me cuentas lo del mozo te cuento yo otro salseo que hay circulando por ahí-