Recepción hospital Ouroboros y sala de espera

Lemóni ahora mismo sonreía, estaba feliz de que nadie fuera a notar lo que pasó al final y de que Burai finalmente estuviera bien, por eso mismo es que lo miraba alegremente, quizás no tuvieron los mejores primeros minutos para conocerse, pero de todas formas todo acabó todo lo bien que podría.

Muchas gracias Burai... Y mucha suerte también.~

Luego de eso agregó...

Mmm... ¿Qué clase de artes mágicas practicas? Tal vez haya un descendiente qué se especialice en eso y quiera enseñarte.~

Le sugirió, con toda amabilidad y disposición de darle alguna recomendación.

También, después de eso lo escuchó estar de acuerdo con lo que le dijo de irse del hospital, ella pensaba que era la mejor alternativa, puesto que ya habían hecho suficiente ahí... Y además acaba de llegar un herido, por lo tanto mejor sería irse, hay que hacer espacio para todo.

Creo que mejor es ir a la escuela, quien sabe cuanto tiempo me queda para es-

Pero se detuvo en seco... Pudo sentir algo, como si un ejército de espectros estuviera muy cerca, eran tantos como nunca en su vida había sentido, y muy poderosos.

Y en menos tiempo del qué hubiera creído, lo que estaba sintiendo emergió en forma de una raíz, pero ella sentía en el fondo de su ser qué eso podía parecer una raíz, pero no lo era, ella no siente la naturaleza, siente a los espíritus...

Luego, lo siguiente que vió fue como se le acercaba, se congeló, pero.. Al final no fue por ella, si no por el pobre miserable herido qué acababa de llegar, se puso pálida al contemplar lo brutal de su muerte, mientras escuchaba a los espíritus dándose un festín con la sangre y la magia...

¿P-Por qué?... ¿Qué ocurre?... ¿Quienes son?...

Habló en la lengua de los muertos, sin saber si es que los espíritus siquiera tendrían interés en contestarle, pero al menos sabe con certeza qué deben poder oírla y entenderle, y que sin dudas, están en peligro...

Despues de tocar el gema de la escuela Lemoni me pregunta por las artes magicas las cuales uso, bueno como me ayudo a salvarme de mi propia estuidez no veo motivo para platicarle sobre mi.
- bueno tengo dominio sobre el fuego, escudos, explociones y hechizos de sanacion. Y sobre que otra magia me gustaria practicar bueno, por un lado me gustatia quizas la aparicion ya que mi grupo y yo siempre viajamos, tambien bueno quizas las artes oscuras, bueno soy de lis que las usaria coml ultimo recurso-le respondo mientraz que a mi mente vienen ciertos recuerdos.

- bueno creo que mejor hay que irnos, bueno espero que la proxima vez podamos encontrarnos en una mejor circunstancia-le digo mientras que paso caminando hacia la saluda del hospital para regresar a la academia

La raíz del Sanguis seguía pidiendo lo que había venido a buscar: magia, principalmente. Descendió lentamente a nivel del suelo, mientras que otras raíces emergían del suelo, como cabezas de la Hidra de Lerna recién liberada de su prisión, tomando el mostrador de la recepción dentro de lo que ella había considerado como parte de su espacio vital, lo que provocó el grito aterrado de la persona de la recepción. Aquel patético humano huyó como alma que lleva el viento.

¿Escuchas aquellas voces, nigromante? ¿Las oyes? Sí, son almas. Demasiadas para entenderlas. Discursos que se entremezclan, distorsionen y retuercen en los oídos de los profanos que tratan de entender al Sanguis Ligno. Gritan en múltiples lenguas, haciendo que el mensaje sea tan doloroso… tan irritante….

Una raíz secundaria, perdida del eje central, se acercó por detrás de Lemoni, ahora que su acompañante le había dejado sola, quizás como llamada por sus preguntas. Ascendió despacio por su pierna de la estudiante, con un tacto terroso, húmedo y frío.

Corrí como hacía mucho que no lo había hecho, casi con la lengua fuera. ¿Cómo corrían tanto aquellos soldados con todas las armaduras que llevaban encima? Menos mal que no se desaparecieron, porque de lo contrario les hubiera perdido en la primera esquina… por poco tiempo, la verdad, porque empezaron a cruzarse gente que iba gritando algo sobre unas raíces o unas serpientes que habían brotado del suelo. Por un momento pensé que todo el mundo estaba alucinando… que aquello no podía ser real… Hasta que lo vi con mis propios ojos, aquellas raíces pardas saliendo del suelo, reptando por toda la recepción para tratar de hacerse con el control.

Los guardias de la isla se dispusieron alrededor de la raíz, creando escudos de diversa índole. Sabían perfectamente que no podían atacar a aquella cosa con magia, pues les daba poder. Yo… yo estaba paralizado ante la imagen del chico estrangulado por la raíz… con la sangre brillante derramada por el suelo. Tuve que contener las ganas de vomitar… Hasta que me acordé de Oscurus que me pidió información. Iba a hacerlo cuando aquella raíz serpenteó hacia la chica … la amiguita de Nichollas -¡No! ¡Cuidado!- Ni siquiera sabía su nombre, solo… solo sabía que tenía que hacer algo.

Chasqueó la lengua y corrió hasta ella. Todo pareció que transcurría a cámara lenta, de repente, pero en ese pequeño tramo que les separaba, conjuró la espada de Godric, de no sabía dónde, en una de las manos y empuñó con fuerza la espada. En otra apareció un escudo de luz que tampoco sabía de dónde había salido… simplemente, estaban allí. Sin pensarlo dos veces cortó con un tajo aquella raíz que amenazaba con apresar a la chica de pelo verde. -¿Estás bien? Tenemos… tenemos que salir de aquí- Apremié, indicándole el pasillo por el que había salido yo unos segundos atrás.

Eran tantas...

No fue ni siquiera capaz de notar en que momento se fue Burai, puesto que la respuesta a sus preguntas pareció llegar, pero fue quizás lo más abrumador qué ha escuchado en su vida, intentó hilar las palabras de las almas, simplemente eran demasiadas.

Era justo como un poltergeist, una conglomeración de almas, pero que de alguna forma estaban dentro de raíces, la cabeza le dolía, esa cantidad de gritos qué hacían qué no pudiera definir qué ocurría, incluso aturdían sus sentidos terrenales, pero una cosa le estaba quedando clara... Pedía magia, no dejaba de pedir magia...

S-Si magia es aquello qué desean... P-Podemos dársela, s-solo déjenos vivir por favor...

Dijo en la lengua de los muertos, pues entre el dolor que sentía y el miedo que tenía, no pensaba demasiado en lo que decía, se sentía muy superada, no sabía que debería hacer...

Además ahora podía sentir como subía por su pierna, no podía verla por la posición, pero sabía que se trataba de parte de lo mismo, lo podía sentir con tanta claridad como el tacto de la raíz, de hecho no podría dejar de sentirlo aunque lo intentase, era demasiado.

Por un momento consideró incluso tratar de establecer una conexión con las almas, de esta forma... Al menos podría terminar en un mejor terreno si lo lograba, pero sí no... Bueno, no podría ser peor que lo que le pasaría sí no hacía nada, pero entonces pasó...

La raíz fue cortada, y entonces Lemóni volvió a la realidad.

U-Uh... Y-Yo... No sé... P-Pero está bien...

Se puso de pie algo sacada de balance por la experiencia, pero empezó una pequeña carrera hacia el pasillo qué le señalaba Justin, sin mucho pensar.

Ayudé a la chica a ponerse en pie, bastante torpemente, pues no sabía que hacer ni con el escudo ni con la espada. Al final usé la mano menos peligrosa… sintiéndome un poco como Capitán América. -¿Seguro?- Quise confirmar, volviendo la mirada hacia los Guardas que lidiaban con las raíces del árbol -¿Qué ha pasado? ¿De dónde ha salido?- Quise saber.

Sin embargo, una nueva raíz empezó a aparecer por nuestra espalda, buscando la magia de luz que manaba del escudo. No tenía ni idea. Ahogué un pequeño grito de horror, quitando el escudo de la trayectoria de la raíz y estocando con la espada. Di un par de pasos hacia atrás para chocar con Lemoni, que había iniciado su huida a la carrera. Y sin dudarlo un segundo, la seguí, corriendo unos pasos por detrás.

-¡Sigue corriendo, no mires atrás!- Porque yo no iba a hacerlo. Mejor correr que muerto. ¿Qué tenía que hacer con aquel escudo y aquella espada? No tenía ni idea, pero las iba a dejar ahí tiradas… Se la pegó al pecho y trató de pensar en desaparecerlas, de la misma manera que las había hecho aparecer… claro que… tampoco sabía cómo lo había hecho -Tengo que avisar a Oscurus sobre esto. Ven, por aquí- Pensé que con Oscurus estaríamos seguros. Le indiqué a la chica que me siguiera, para perdernos por las escaleras de la planta baja en dirección a otro ala del hospital que estuviera tranquilo.



OFF: Lemoni y Justin fuera, dejando allí un par de Guardas tratando de contrlar el Sanguis

La batalla para contener al árbol que se libró en el Hall del Hospital fue silenciosa, pero cruenta. Ningún soldado fue herido en aquellas maniobras, pero sabían que podrían haberlo hecho. Quizás el árbol se hubiera contentado con aquella alma desgraciada, o con su sangre. No lo sabrían.

Lo único que sabían es que habían conseguido cesar el crecimiento del Sanguis. Sus raíces reposarían en el hall, bloqueadas para que ya no se movieran de allí. Al menos hasta que el árbol consiguiera zafarse de los escudos mágicos y volver a avanzar para seguir nutriéndose de la magia de la isla… ¿qué sería lo siguiente? ¿La Academia? ¿El cuartel de la Guardia? ¿El pleno de reunión del Consejo?

Aparecí directo en la recepción del hospital de Ouroboros, con la intencion de buscar a Oscurus y enterarme del estado de mis compañeros y Stavron, pero nada más hacerlo, noté que alli había algo raro. Una presencia que no debería estar.

Las voces llenaron mi cabeza, como hacía décadas que no me ocurría, en un flujo que no podía detener ni controlar. Quizá porque estaba débil, quizá por la presencia de aquel demonio sellado dentro de mi ser...quizá por la cercanía del Sanguis.

El sanguis? Que hacían alli esas raices? Me llevé la mano a la sien y cerré los ojos, mareado, apoyandome en una columna y tratando de bloquear todo aquel torrente.

- No... no fuimos nosotros.... ellos os trajeron aquí... - me separé de aquella columna bruscamente por un susurro especialmente fuerte tras mi espalda, mirando hacia la nada y negando. - Svart? No grites, para... - choqué contra una de esas raices, contenidas por la magia de los guardias. Vivos? muertos? De quienes eran todas esas voces? - tu hijo...? Yo se lo .... no... donde estás? - negué con la cabeza un momento, sujetándome las dos sienes ahora. - No puedo verte. Se lo diré- Quien?

La piedra de sangre habia dejado de hacer efecto y las heridas, a medio de cerrar, volvieron a sangrar mientras yo seguia dando tumbos.
- Basta. No puedo traeros a todos.- No podía acallar las voces, era como si no estuviera bajo mi control. Los gritos de la cria de dragon, la de un joven que no entendía su muerte, en agonía por como habia sido asesinado. La de los guardias de Ouroboros, leales mas alla de la muerte. Despedidas, palabras de odio, promesas de venganza....

- ... Lo siento. Siento lo que os hice... - no deberían estar aqui. Ninguna de ellas. Me aparté de nada en concreto, y al hacerlo de espaldas contra una de esas raices. La toqué un momento, al apoyarme para retirarme....Las voces entonces fueron mucho mas intensas, como si directamente me gritasen a ambos oidos a la vez...

Me retiré agitado, viendo borroso. Retrocedí varios pasos, todo a mi alrededor parecía moverse. La visión era doble, y el suelo se movia como si estuviera en un barco en mitad de la tormenta. De pronto, pegó un giro de 180 grados, golpeandome en la cabeza. Aunque lo que había pasado en realidad, era que yo habia caído contra el suelo, inconsciente.

_
144/200PS

La estampida de una manada de grifos lo había mantenido ocupado, hubo que cortar el tráfico de alfombras voladoras y monturas astrales para evitar heridos, pero en cuanto eso estuvo bajo control, se dirigió al hospital.

Entró volando por una ventana a la recepción para contemplar las raíces que campaban a sus anchas en la sala y frunció el ceño. Cuando la naturaleza y la magia reaccionaban de ese modo era porque se las estaba tratando de forma irrespetuosa.

Se sorprendió al encontrar al nigromante allí, tirado en el suelo, pero se acercó a él rápidamente, aterrizando a su lado, lo levantó para cargárselo al hombro como bolsa de papas y se marchó con él mientras pensaba cómo resolver la situación del árbol.

Hacía tanto tiempo que no hablaba que hasta el avatar se me ha quedado desfasado, ahora llevaba la melena más larga y rubia que nunca porque menudas canas me habían sacado los otros dos durante el viajecito de exiliados que nos marcamos. Todo iba bien, todo buen rollo y ayuda humanitaria hasta que ¡BAM! te asaltan bandidos mientras te limpias el culo para secuestrarte y pedir rescate y muchas movidas de esas.. bueno, a mi no, nadie quiere a un elfo plebeyo, ni para puticlub me querían.

Bueno, aquella preñadísima, yo le hacía los chequeos, movidas para encontrar ingredientes, esconderse, pelea madre-hijo por cosas de demonios de las cuales me hice el loco.. lo normal. Cuando por fin decidieron volver a casa suspiré aliviado, yo no era bicho de campo, yo era bicho de cueva, de tener mi piso, mis plantas mi trabajo fijo y a vivir la vida adoptando rusos sin pito... ¿que habría pasado con Thoren?.

Volvimos a la casa esa del bosque de Sean, molaba más el castillo de la gótica amiga suya, pero eso no estaba mal. Después de un rato llegó Giordano, le saludé con la manita y ya a esperar que apareciera Lucio para contarle todo, necesitaba marujear, estaba que explotaba,¡¡ sin cotilleos ni café por cinco meses!! pero nunca llegó y por lo que decía el italiano no lo haría. "ay no, todos mis planes para la boda!! que lo iba a montar yo!!" pensé porque no estaba el horno para bollos con la discusión que tenían al fondo del salón hasta que la dragona rompió aguas -Hala, ya habéis roto la piñata-

Giordano fue bastante rápido con el grifo, volamos hasta la isla.. que estaba.. diferente, solo diré diferente. Al aterrizar en el hospital llegamos por la recepción porque urgencia no era, ni le habían dado contracciones aún pero no tardarían en llegar -¡He vuelto y no en forma de chapa! diría que banderitas para todos pero tenemos un parto por aquí... ¿sigo teniendo poder o también me han echado a la calle? por cobrar el finiquito, que he currado aquí.... pues mucho tiempo- de inmediato alguien se acercó para llevar a la dragona dentro y de paso me dieron mi bata. Que bonito era ponerme mi bata limpia, echar a andar, darme con una rama al rozar una puerta... - ¿esto que eh? porqué hay tantas ramas y cosas de árbooooooooh ya me acuerdo, algo me han dicho del árbol come gente- comenté con el enfermero que me estaba echando una mano. Sean se quedaba en la sala de espera y yo iba a ponerme al día y ver que se cocía por ahí.

No tardamos mucho en llegar a la isla con la ayuda de Giordano y se podían ver claramente los estragos causados por el árbol tal como nos había dicho, no me generaba mucha confianza todo eso pero al menos Zaphira parecía más concentrada en mantener su ritmo de respiración que en otra cosa. Una vez en el hospital pudimos ver más de cerca las raíces del desastre. A la dragona se la llevaron dentro junto con Aldaron y yo me quedé en la sala de espera con Giordano -Pues ya está... solo queda esperar ¿te gusta el café de aquí o prefieres té?- lo suyo era el café pero total, sabían igual de mal las dos cosas en el hospital.

Sentí unas cuantas miradas clavarse en mi persona, era un tanto incómodo pero nada que no hubiera experimentado antes. Me senté en una de las sillas como cualquier habitante de la isla y empecé a sacar cosas de mi bolsillo, entre ellas un pergamino y pluma -Gio, ¿me acompañas un rato? si no te importa me gustaría saber más cosas, sobre todo de tu viaje, parecía divertido. ¿El barco fue ese que usaste con los fuegos artificiales en la fiesta de "bienvenida" o has hecho otro? si no quería pues no pasaba nada pero si conseguía que me acompañara, al menos hasta no sentirme tan incómodo con las miradas pues estaría bien.

Replegué las alas que volvieron a su tamaño transportable metidas en los brazaletes y me bajé las gafas al cuello al llegar la hospital, donde se encargaron de la dragona gritona. El elfo se fue, despegando el pico por fin, al volver a su ecosistema natural.

- Aun puede tardar un rato, verdad? - asentí a lo del café, pero no podía olvidarme de mi nonna, que habia dejado esperando en el taller. - Café. No pienso volver a tomar té...en la vida.

"uy si, divertidisimo..."

Le hice un gesto para que fueramos hacia una zona de la sala de espera donde se podia sacar uno un muy defectuoso café, cosa que me propuse solucionar personalmente.
- Es el mismo barco de la fiesta. Resultó ser un efectivo muy útil en el conflicto. La Brigada ya sabe pilotarlo CASI perfectamente. De momento....soy el único que puede ordenarle ataques a distancia.

Saqué dos vasos de papel con café demasiado caliente y le di uno a Sean, quedandome yo otro y buscando un asiento. Esperaba que el Sanguis no se pusiera porculero. Me daba algo de mal yuyu ese arbol.

Me habia decidido a hacerle compañía un rato asi que le contaria algo de lo de Italia. Sin los detalles escabrosos. Por algun motivo me sentia incapaz de contarle la verdad. Quiza, porque aun no la habia terminado de afrontar y digerir yo mismo. Quiza porque...no habia estado presente en todo aquello, y sentia la necesidad de mostrarme bien, y competente.

- Comenzamos la ruta en Turin. Al principio todo bien. Con la Brigada...canciones, borracheras, arrimar el hombro aqui y alli. Las cosas se empezaron a torcer cuando las nuevas fuerzas armadas de la ciudad, magos, comenzaron a poner trabas. Resulta que habian establecido un gobierno extremista mágico, y tenian a los humanos, hibridos o chipeados muy... - hice un gesto con la mano libre, como queriendo indicar que los tenian estrangulados. - Pero Roma es una maravillosa mezcla entre magia y tecnologia. - relaté ensimismado, con la mirada algo perdida, recordando. - Vestigios de Sam, que algunos han usado a su favor. - omití la parte en la que salía peor parado, aunque sospechaba era parte importante para cuadrarlo todo... - Al final la Brigada se asoció con los Soul Reaper para librar Roma de aquel control y lo lograron, aunque ya te he comentado...ahi es donde perdemos a Jack y a Mei. Ouroboros puso de su parte. Y los Pendragon tambien. Motivos personales. - yo habia continuado con las pesadillas. Lo unico que me daba algo de tranquilidad era que Arleen me habia dicho que Giaccomo estaba muerto. - Y no sé como estará ahora la cosa. Yo tengo que volver a llevar a mi nonna a Italia, no se va a quedar aqui, no, ni por todo el café arabica del mundo...

La última vez que había visto las alas de Giordano eran bastante más grandes, ahora las podía meter en los brazaletes y me daba bastante curiosidad así que me quedé mirando un momento pensando cómo lo había hecho... tal vez le preguntara después. En cuanto se llevaron a Zaphira fuimos por ese café, yo prefería té por muy malo que fuese el del hospital -¿pero tu has bebido té alguna vez? a mi siempre me lo rechazas- dije sonriendo mientras soplaba un poquito el mío que acababa de salir de la máquina.

Asentí mientras me contaba lo del barco, lo de los ataques a distancia parecía muy útil, y me daba curiosidad -si que has hecho muchas cosas, ¿a qué distancia puede recibir tu orden?- Al final nos quedamos un rato hablando para ponernos más o menos al día, lo escuché atentamente sin apartar la mira da de él mientras hablaba. Lo de los magos era una situación que se repetía por muchos sitios, no eran buenas noticias. -Deberíamos... deberíais hacer algo desde el consejo, SAM ha dejado un gran desequilibrio por todo el mundo- me corregí a mi mismo, se me olvidaba que ya no era parte del consejo según lo que me había dicho Giordano.

Me sorprendió gratamente que los Soul se asociaran con la brigada, lo cierto es que desde la alianza con los satélites antimagia habían sido grandes aliados en la lucha -si hace unos años me hubieran dicho que los Soul iban a ser tan buenos compañeros habría pedido que encerraran a esa persona por demente- y ahora mismo había una dragona dando a luz a uno de ellos, la situación de los Soul reaper había cambiado mucho en los últimos siglos. Me mordí el labio cuando mencionó a los Pendragon, ya eran algo inevitable y cotidiano por lo visto. -intentaré hacerle una visita a Mei y a Jack mientras espero... Gracias por venir Gio, eres un gran amigo- dejé el té a un lado extendiendo un poquito los brazos cómo pidiendo permiso para volver a abrazarlo, ya sabía que no le gustaban mucho pero no podía evitarlo, había pasado mucho tiempo, estaba claro que tenía cosas que hacer y aún así había venido, era el único que había venido... -Cuando tengas tiempo puedes llamarme y seguir hablando, ¡yo también tengo muchas cosas que contarte! y está claro que ahora tendré más tiempo libre.-

- Pues para tu información, sí, he bebido té en alguna ocasión, meramente para satisfacer a mi anfitrión en todo caso, cosa que me he propuesto no volver a hacer nunca, nunca más- soplé y bebí, alli sentado en la sala de espera. Se hacia algo extraño estar aqui despues de todo, esperando lo de Zaphira sobre todo, pero lo mejor era no pensarlo demasiado y disfrutar del momento. - Necesito tenerlo a la vista para poder actuar sobre la máquina....de momento el rango no me alcanza a más.

Me quedé escuchándolo hablar sobre el desequilibrio que habia dejado SAM y de nuestro deber de hacer algo. Opinaba como él, pero...

- Creo que no tenemos fuerza suficiente ahora mismo. Los que nos fuimos de Ouroboros tras derrotar a SAM nos fuimos con la esperanza de hacer eso precisamente, y apenas salimos con vida de Roma, y no se si la victoria que han logrado vaya a servir para algo. Sayid se le da por muerto. Tú...en fin ,que te voy a contar que no sepas de ti. Y los demás o no están por la labor, o están creando hijos y no pueden.

Hice una mueca porque asi era. Vale, que lo mismo en princpio yo me habia ido por motivos mas egoistas, pero eso no me habia impedido realizar otras tareas de restauracion de equilibrio como decía Sean.

"sabes que no es verdad"

- Bueno, yo mas bien me he dedicado a ser la damisela en apuros.- comenté con rentintín, disgustado. Para variar! Vi su gesto y al principio pensé que estaba haciendo estiramientos, pero no tardé demasiado en darme cuenta de que lo que estaba pidiendo era otro abrazo. Dudé unos instantes pero al final extendí mis brazos fingiendo resignación al acceder a su petición.
- Ea ea...ya pasó. Sobre lo del tiempo libre, que piensas hacer? Te quedas en la Isla? Vas a intentar reingresar? Una co-tutoría de Merlíns? vas a ir a Londres a vivir la vida bohemia? Te atrincherarás en la biblioteca reclamandola como tu territorio?

Entorné los ojos para juzgarlo con la mirada porque a mi nunca me había recibido el té "ya te vale" pensé antes de cambiar de tema, ahora con lo del barco -He estado pensando.. los humanos pueden ejecutar órdenes desde la otra punta del mundo con sus satélites... ¿que tal uno que funcione para transmitir órdenes mágicas al igual que lo hacen ellos? no parece algo muy descabellado y seguro puedes liar a Markus y ya de paso le robas la cafetera... bueno, la recuperas- y tal vez con eso podríamos tener más contacto con el resto del mundo y trabajar a distancia... -bueno, tampoco me hagas mucho caso que de esas cosas el que sabe eres tu-

De nuevo tenía razón Giordano, la situación era complicada y viendo las ramas del hospital y teniendo en cuenta lo que yo mismo había visto en mi viaje, intentar que todo fuera perfecto era algo que nos desbordaba -Supongo que primero hay que retomar el control de la isla y el consejo antes de pensar en los demás, está claro que no estamos en nuestro mejor momento- y lo cierto es que yo no había conseguido nada o casi nada en mi viaje, como mucho recopilar información y ayudar a las pocas personas que querían ayuda, suspiré al saberme un iluso pensando que podría hacer algo por mi cuenta y tenía la sensación de haber perdido el tiempo. Al menos Zaphira estaba bien.

Hice un gesto como de sorpresa e indignación cuando dijo lo de la damisela en apuros -¿perdona? ese puesto es mio Giordano Da Vinci, no te atrevas a quitármelo- quería quitarle hierro al asunto y tampoco era mentira que al final siempre venía alguien a por mi, casi siempre Lucio. Pensar en él me sacó un suspiro melancólico, me terminé el té y le di ese abrazo a Gio -al final te gustarán los abrazos- comenté mientras lo estrujaba fuerte, breve pero intenso.

Cuando me preguntó que pensaba hacer con mi vida.. lo cierto es que tuve que pensar poco -no me desagrada la idea de la biblioteca, tampoco es que no lo haya hecho alguna que otra vez. lo primero será informar al consejo de lo que he visto en tierra y explicar mi situación, entiendo perfectamente que me hayan sustituido... es una sensación extraña, es como si lo echara de menos pero al mismo tiempo es como si me hubiera quitado en peso de encima ¿no te ha pasado nunca?- me quedé pensando un poco más... ¿Qué haría ahora que podía, básicamente, hacer lo que me diera la gana? tal vez pedir que me dejaran encargarme de la biblioteca, lo de volver a la academia como profesor no sonaba mal pero eso era el trabajo de los miembros del consejo... lo de Londres no me llamaba para nada -Supongo que tendré que empezar de cero como todo el mundo e ir a pedir trabajo y cosas así... ¿necesitas un ayudante? le pondré un encantamiento a tu cafetera para que Markus no la pueda ni tocar a cambio de un buen sueldo, es un buen trato, ¿no crees?-

Odiaba admitirlo pero estaba seguro de que Markus sería más capaz de diseñar algo que pudiera funcionar con órdenes mágicas a tal distancia, distancias grandes. Y como odiaba admitirlo, directamente no lo admití.

Hablamos un poco más sobre ideas posibles, inventos a futuro y proyectos. En todos ellos siempre presente el estado de la isla y la necesidad de restablecer la paz en Ouroboros antes de poder pensar en seguir ayudando más allá. Bastante caro había salido lo de Roma.

Me reí brevemente cuando dijo que no podía quitarle el puesto de damisela en apuros, porque él también se habia visto envuelto en varios lios muy feos.
- Parece que hace siglos que pasó lo de SAM y el ultimo ataque a la isla. - su abrazo fue bastante fuerte e igual de corto, justo como los recordaba. Resultó positivo (y sorprendente para mi) que ese contacto no me causara el rechazo que habia pensado que iba a sentir, simplemente resultó cómodo y reconfortante. Supuse que al tratarse de Sean, la cosa cambiaba. No era como si fuese cualquier otra persona. Algo tenía que influir.

Lo miré con cara un poco confusa cuando explicó que sentía que echaba de menos su puesto en el Consejo pero se hubiese quitado una carga de encima a la vez. Intentaba trasladarlo a algun momento de mi vida en el que me hubiese sentido asi. Con añoranza, pero liberado. Al final, negué.

- Con el Consejo desde luego, no. Creo que nunca lo he sentido como una carga. - puse los ojos en blanco cuando dijo que iba a pedir trabajo. - No tienes dinero suficiente como para vivir el resto de tu vida haciendo lo que te gusta? Tengo una idea mejor. Arréglame la cafetera pero hazlo gratis. - me repantingué un poco en el asiento moviendo mi vaso de café vacío, mirándolo. - No le hagas caso a Zaphira en lo que te ha dicho. Si no quieres recuperar el puesto , es cosa tuya. Está bien.

Al final había sacado una sonrisa de Giordano por lo que yo hice lo mismo -Por fin, ya llevabas un rato bastante serio- comenté antes de volver a suspirar mirando alrededor -Es increíble lo que unos cuantos meses pueden hacer en nosotros... no parece muy lejos lo de SAM pero cada uno de nosotros ha pasado por su propio arco de... en fin, lo que haya vivido cada uno- cada uno llevaba su propia cruz.

Cambiamos de tema a lo de trabajar, yo siempre había sentido mucha presión y mi experiencia con Lucio y la negativa o malas palabras de jack hacia nosotros no lo habían hecho demasiado fácil, nunca lo hicimos público pero ¿y si lo hubiéramos hecho? ¿Qué habría dicho el resto del consejo? era algo que nunca sabría pues ahora Lucio había renunciado y yo había sido destituido. -Tengo mi propio dinero y la casa que compré con Lucio antes de irnos, eso es mío, pero el resto pertenece al descendiente de Merlín y yo ya no soy el que tiene el culo en el consejo, no me parece bien chupar del bote, además, si me quedo quieto en casa mirando las paredes me voy a volver loco, al menos podría investigar o poner en orden la biblioteca, seguro es un caos, hace meses que no paso y hay gente que no devuelve los libros, ¿verdad, Giordano?- si, lo estaba acusando de no devolver libros a la biblioteca, pero eso ya lo sabía.

Me reí cuando dijo que hiciera lo de la cafetera gratis -Cuando la recuperes le pondré un hechizo para que solo puedas tocarla tu, para los demás será como un espejismo, no podrán tocarla y será tuya para siempre- así al menos quedaríamos para desayunar o lo que fuera. Asentí cuando dijo lo de Zaphira pero en realidad mi razón más fuerte para abandonar el consejo ya no estaba, no me importaba volver pero tampoco haría un gran esfuerzo por ello -Ella simplemente es... chapada a la antigua, a lo mejor su nuevo cachorro la ablanda un poco, sé que no lo hace con mala intención- miré el reloj y ya había pasado un buen rato, después miré a Giordano, no quería que se fuera, no quería quedarme solo pero ya me había dicho que tenía cosas que hacer -Gracias- por todo, por estar siempre, por venir a buscarme, por acompañarme... por demasiadas cosas que no le iba a decir pero esperaba poder expresar con esas simples palabras.

- Bueno, los primos de Adael chupaban del bote sin ser del Consejo, trabajando y tal...que más da? - me acordé de Adael y su extensa familia. Luego me di cuenta del ejemplo que habia puesto, que quizá no era el modelo que Sean quería seguir. - Me declaro culpable - tenia mas de un libro sin devolver. - En fin lo...lo importante es que estás bien y que puedes quedarte aqui y en tu casa, basicamente....hacer lo que quieras.

Chasqueé los dedos por su oferta sobre la cafetera y asentí, señalandolo.
- Suena bastante bien.

Encogí mis hombros cuando defendió a Zaphira una vez mas. No entendía su apego...
- Chico, no es tu madre, no dejes que te siga gritando o mangoneando. Y aunque lo fuera. Ya estás mayorcito. Debe dejarte ir....y tú a ella. - suspiré, observando como miraba el reloj. Yo había soltado mi bomba-consejo como si tal cosa, como si nada. No supe interpretar si es que se aburria o quería que me fuera ya, aunque luego me soltó un gracias con una expresión que parecía bastante profunda. Fruncí el ceño mirándolo porque me dio la impresión de que queria decirme algo mas pero solo se quedo en el "gracias". Tras unos segundos mas de silencio, decidí que era momento de responder.

- Las que tú tienes. - y le di un par de golpecitos en la rodilla con una sonrisa cumplida antes de levantarme. - Avísame cuando tengas a tu... eh.... - no sabia qué era el bebe de zaphira de Sean. - hermano primo postizo? Ah, y no vuelvas a desaparecer sin avisar! - le lancé una mirada acusadora cambiando de tono subitamente, antes de desaparecerme de alli.

No dije nada cuando mencionó a Adael y a su larga estirpe, simplemente giré los ojos con una sonrisa de "si, claro" no era ni por asomo lo que yo quería para mi, me gustaba sentirme útil y ya encontraría la forma de hacerlo. El muy descarado no me negó en absoluto que tenía libros de la biblioteca, la última vez que pasé por su taller había visto algunos y también recordé que me había dejado una bufanda en su casa.

Al pensar en todo el tiempo libre que tendría y hacer lo que "yo quisiera" también me dejaba tiempo para sentirme solo en casa, no quería pensarlo demasiado pero Lucio estaba presente en todo aquello... tal vez dedicara parte de ese tiempo libre para dar con él pero antes tenía que poner en orden mis asuntos personales. La oferta de la cafetera fue bien recibida así que ya tenía excusa para recuperar libros y mi bufanda -Tenemos trato señor DaVinci-

Torcí un poco el gesto cuando me dijo que Zaphira no era mi madre, ya lo sabía.. pero tampoco tenía muy buenos recuerdos de la mía.. de hecho siempre me pareció una mujer aterradora y a veces llegué a pensar que le profesaba más cariño a Catherine que a mi. Suspiré -Ya lo sé, pero yo la quiero como si lo fuera y sé que no lo hace a malas... además, ahora tendrá a su hijo de verdad, seguramente se olvidará de mi un tiempo, dijo que dejaría la isla... supongo que se irá con los soul reapers un tiempo para pasar tiempo con Khaled- me encogí de hombros restándole importancia porque de momento lo tenía asumido, de momento.

Le mantuve la mirada a Giordano mientras su cabecita procesaba mis palabras, a veces no estaba seguro de si buscaba una respuesta ingeniosa o de verdad tenía que pasar por un filtro lo que le decía pero su respuesta me dejó un par de segundos perplejo antes de empezar a reírme -¿y esa respuesta?- al menos me había reído. nos despedimos y asentí a todo, le avisaría y no me iría de nuevo sin decirle nada, ahora tenía que irse y le despedí con la mano antes de que desapareciera.

Me quedé un rato más en recepción y pregunté por Jack y Mei, no parecían muy dispuestos a dejarme verlos pero aún me recordaban algunos del personal. les di una visita rápida y esperé las horas que hicieron falta hasta que finalmente me dejaron ver a Zaphira y a la nueva miembro de la familia.

No estaba muy segura de que subir fuera la mejor opción, pero Jarkko y ella se sentían un poco fuera de lugar ahora que Ian se había mudado de nuevo con Catherine. Aún así había quedado con Anteia de bajar a ayudarla cada vez que pudiera y de atender las plantaciones.

Pero si subía… No tenían donde vivir, o sí, pero Savannah no se sentía del todo cómoda volviendo a la casa del clan sin Jarkko. La situación era un caos. Ahora estaban en una habitación detrás de la herrería donde trabajaba Jarkko pero Savannah estaba segura de que pronto encontraría un trabajo y se conseguirían algo mejor.

O eso esperaba. Pero primero tenía que hablar con su alfa.

Se dedicó a buscarlo, aunque ahora la isla era todo un caos por el tema del árbol. Su predicción, sin necesidad de hacer caso al murmullo de los espíritus es que iban a volver a tierra muy pronto.

Después de preguntar a sus compañeros y seguir el aroma de Lorcan lo encontró en las inmediaciones del hospital, en la parte exterior. Había mucho movimiento de guardias y había oído el mensaje que habían enviado. El árbol era peligroso y…molesto. Mientras más se acercaba más fuerte oía los susurros. Con una cara un poco agobiada por ello se acercó a Lorcan -Hola- Saludó -¿Podemos hablar un momento?-