Sector IV: Trabajos forzados

Ya han pasado algunos días después de la última luna llena, aunque en esta ocasión sólo me transforme en un inofensivo lobo gracias a la poción matalobos. Aquel hombre rubio me la había dado en el momento preciso, justo cuando estaba a punto de transformarme. Lo que sucedió después apenas lo recuerdo, pero juraría que había nombrado a Anteia Malfoy. Tal vez fuesen imaginaciones mías. Después me encerraron en una cámara acorazada, pero no una cualquiera, sino una de plata. Por suerte no me estuve golpeando contra ella, pero si que hizo que pasase la noche emitiendo aullidos lastimeros. Al día siguiente volvieron a sacarme, hacia las duchas, para darme ropa nueva porque la anterior se había roto al transformarme. Pero el descanso apenas dura un día en la celda, parece que tienen mejores planes para mí. Regresan para llevarme hacia una nueva zona, entre bromas absurdas como que por fin voy a ser útil para algo. Los miro con cara de malas pulgas pero paso de dirigirles la palabra a esos idiotas, no sirve para nada.

Me pregunto si me llevarán a otra de esas salas de tortura, esperando con todas mis fuerzas que no sea así. Por fin se resuelve el misterio, tras las puertas en las que hay un cartel que reza Sector IV. El lugar parece una especie de factoría, en la que hay desde cadenas de montaje, hasta calderas hirvientes, una zona similar a herrería, brazos mecánicos por todos lados, y algo que parece como un laboratorio. Además de eso hay numerosas bombillas rojas por todos lados, mucho humo, ruidos y un calor asfixiante. Suelto un gruñido de cabreo al ver que tienen allí a alguno más trabajando, no son muchos, tal vez 3 o 4, pero parecen agotados, seguro que han entrado antes que yo. Tras advertirme que si intento hacer algo me meten un tiro los vigilantes me ponen a trabajar por turnos en diferentes partes, como la cadena de montaje de armas, lo cual me explican muy toscamente. Después me toca otra parte que es llevar una carretilla con metales para la fundición, sacando las piezas del almacén, durante un buen rato. Por el momento, ya que todavía no estoy demasiado cansado porque no llevo mucho rato, decido aprovechar para mantener un perfil bajo y observar todo lo que pueda, me hará falta conocer el lugar y a los guardianes para intentar algo más tarde.

Aparezco por la puerta para hacer el cambio de guardia en ese lugar de mala muerte. Es de los peores que he visto y odio venir acá a hacer guardia pero es lo que toca. A medida que traen más gente meten a más guardias, es lo lógico.

"Y ahora este chucho de mierda acá. Espero que no se ponga revoltoso. No tengo ánimos de explicar porque le di un tiro"

Camino con la mano derecha en la pistola y la izquierda apoyada en  la cadera supervisando el trabajo.

-Es irónico que hagan las armas con las que os matamos-

Me río de la ironía que eso representa antes de detenerme lo más lejos posible de los lugares que despiden malos olores, bloqueando la puerta.

Conforme pasan las horas el cansancio y el calor van en aumento, pero por lo menos aprovecho para fijarme bien en posibles salidas, que luego seguro no eran tal, o en cómo se distribuyen los guardias por el lugar. Algunos nos vigilan desde la pasarela del piso superior, otros se encuentran en las esquinas de la planta baja. Todos ellos van armados y aparentemente protegidos, pero seguro que algo podrá hacerse.

Apenas me dejan acercarme al resto de magos (escasos) que hay allí trabajando, y cuando lo intento me ordenan apartarme. Les dedico más de una mirada de odio cada vez que me dicen eso, aunque ellos se lo pasen por el forro. Los trabajos allí no cesan, y tras cinco horas ya he probado casi todos los puestos posibles, sólo me queda el de llevar más material a los hornos de fundición. Esa zona está un poco menos vigilada, ya que en esa esquina hay menos gente. Un soldado que pasea tan tranquilo con la mano en la cintura, posiblemente más despistado que el resto, da la impresión de no estar muy pendiente de lo que sucede. Puede que esa sea mi oportunidad de intentar hacer algo, por muy descabellada que sea la idea. Ya he pasado bastante rato tratando de pasar desapercibido, pero tengo que aprovechar una de las casi nulas oportunidades que voy a tener allí.

Permanezco con la cabeza gacha, llevando la carretilla cargada y disimulando un poco mientras me acerco hacia él, como si simplemente fuese a dejar el material. En cuanto paso a su lado (soldado pnj violet) aprovecho para tirar bruscamente la carretilla a sus pies, para que le caigan los metales y le hagan daño en el pie. Suelto un falso 'lo siento' casi al momento en que lanzo mi antebrazo a su cuello para agarrarlo desde atrás, amenazando con estrangularlo o partirselo si se mueve mucho. La furia contenida anteriormente estalla rápido, dejándose notar en la fuerza que imprimo a mis acciones. La otra mano se dirige a la suya, la que sujeta la pistola, forzando su muñeca para tratar de arrebatarle el arma. Mi idea es que sea un rehén, algo que me ayude a salir de allí. Puede que sea una idea burda e ingenua, pero yo qué sé. La otra opción es no hacer nada. Y la paciencia no es mi punto fuerte.

- ¡QUIETOS O LE DISPARO AHORA MISMO! este tío no saldrá herido si no disparáis...- presiono con más fuerza el cuello del soldado, caminando de espaldas con él, buscando una de las posibles salidas que localicé antes. Busco la pared para que al menos ese ángulo quede cubierto, para tener menos posibilidades de que me den. - Seguidme... y veréis lo que le pasa. - para hacer ver que no voy en broma no me ando con rodeos, pegando un tiro al pie del soldado.

Voy yo muy pispireto cuando el imbécil mago de mierda decide echarme la carretilla encima. No le creo ni un ápice del "lo siento" pero el dolor hace que me distraiga lo suficiente para que me agarre por el cuello.

-¡MALDITOS MAGOS!-

Grito cuando todos los demás soldados empiezan a sacar sus armas y a ponerse en posición de guardia. Estoy un poco indignado de que aún no le hayan metido un tiro. Pero sí veo que otro de los soldados hace lanzar la alarma silenciosa. Llevo las manos hacia el brazo de Ian forcejeando para apartarlo de mi cuello cuando me mete un tiro en el pie sano, apenas puedo quedarme en pie y juego con eso.

-ME VAS A TENER QUE ARRASTRAR HIJO DE PUTA-

Me hago el pesado sin tenerme en pie haicendo que todo mi peso recaiga en el agarre del pelinegro que con suerte se desbalancea y se cae dando tiempo al resto a que hagan algo interesante. Pero resulta que el tipo se mueve hacia la puerta, lo que no se espera es que los refuerzos vengan precisamente por ahí.

El turno de vigilancia se preveía igual de aburrido que siempre, aquí, aguantando calor y teniendo que controlar que los presos no hiciesen ninguna cosa que pudiese amenazar la seguridad del lugar. Lo único que deben hacer aquí es trabajar para nosotros, sin salirse de lo que se espera de ellos. La soporífera jornada pronto llegará a su fin, pero de repente algo imprevisto sucede. Un gran estruendo metálico se escucha por toda la nave, captando mi atención en la dirección en la que viene el sonido. Acaban de atacar a uno de los nuestros, en cuestión de segundos lo tiene atrapado por detrás y apuntando con una pistola. No soy el único que se moviliza al observar esto, teniendo la cautela de avisar al resto de soldados del recinto, por si acaso.

- Aviso a todas las unidades, incidencia en el sector IV. Un prisionero acaba de coger a uno de los nuestros como rehén, amenazando con matarlo si no lo dejamos escapar. - dejo de nuevo el comunicador en mi cinturón, procediendo después al siguiente punto del protocolo de actuación. Siempre que fuese posible neutralizar, en lugar de matar. Para ello tenemos una pistola de dardos tranquilizantes, con una dosis bastante alta en previsión de que puedan ser tipos corpulentos. Espero que con este funcione rápido y no le de tiempo a disparar una segunda vez a mi compañero. Saco la pistola de dardos, apuntando al cuello del mago chalado para disparar en cuanto se detiene un momento. Espero que ninguno más efectúe otro disparo, pasarnos de la dosis tampoco puede ser bueno.

Nada más disparar al pie del soldado me doy cuenta del lío en el que acabo de meterme, de lo idiota que es la idea que he tenido y de las pocas posibilidades que tengo. Pero lo que hace la desesperación por salir de aquí es que me de igual, que esos argumentos de peso no inclinen la balanza a favor de la prudencia. Los demás soldados se ponen en modo hostil, como era de esperar, y enseguida siento todas sus armas apuntando hacia mí. Si no disparan es sólo porque tengo un rehén. De no ser así ya habrían apretado el gatillo desde que me vieron agarrarle por el cuello. Aprieto con fuerza la pistola en la nuca del soldado, tratando de mantener quieto con el agarre del cuello. Sin intenta algo raro puedo dispararle al instante.

- Tú eliges si te arrastro vivo o si te arrastro muerto...te voy a llevar igual. - murmuro al soldado entre dientes, con rabia y el corazón acelerado por las pocas posibilidades de salida que veo. El tenerlo delante de mí hace que el dardo que iba dirigido hacia mi cuello acabe clavado en el soldado, haciendo que en cuestión de segundos quede como un peso muerto. Sí, definitivamente tendré que arrastrarlo.

Al menos ahora sé que no me matarán, supuestamente, usarán en primer lugar los dardos tranquilizantes. Aprovecho el fallo del soldado para seguir con mi huida, arrastrando al soldado conmigo en dirección a una de las puertas, dejando un rastro de sangre por el pie herido. Trato de correr a pesar de llevar ese peso extra, ordenando a punta de pistola que se aparten de la salida de ese sector.

- ¡Vamos! ¡apartaos de ahí y abrid la puta puerta, esto ni os va ni os viene, es absurda que acabéis mal por esta mierda de trabajo! - la idea de matar al soldado delante de ellos cruza por mi mente un momento. Por un lado lo necesito vivo para escapar, o eso creo. Por otro pienso que se merecen que les dispare si tengo ocasión. Ellos lo harían conmigo. Pero una pequeña parte de mi mente me recuerda de manera odiosa que, aunque sean cómplices de esto, no son más que marionetas, encargados indirectos. Los culpable son los que dan las órdenes, aunque sus manos estén aparentemente limpias.

El miembro 'Ian Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

"Que asco"
Estaba de mal humor, demasiado trabajo a sus espaldas y tan poco tiempo para llevarlo a cabo; por si fuera poco le hacían perder el tiempo con una pintada en la entrada de la base "Eso podría haberlo hecho cualquier adolescente, ahora ¿qué se piensan estos magos qué están luchando contra unos imbéciles que van a perder la cabeza por una maldita pintada?".
Había que reconocerlo, estaba saturado y ni siquiera sabía dónde se encontraba Ailanthus a pesar de haberle pedido que se dirigiera a los campos.
- ¿Dónde se ha metido este hombre? -se preguntó a si mismo, encendiendo su comunicador y mandándole un mensaje.
...
"¿Qué es eso?"
Una alarma nublo sus intenciones, al parecer había problemas con el prisionero ¿qué se suponía que hacía Andreas con esto? No lo sabía pero bien que había mencionado que lo mantuvieran cesado...esto lo enfado todavía más, tenerse que ocupar de un asunto que debería estar controlado.
Camino con parsimonia, escuchando las voces de los soldados diciendo que había tomado un rehén "¿Un rehén? Pero estamos tontos ¿o qué? En mis tiempos si alguien te tomaba como prisionero el deber de todo soldado era sacrificarte por la causa, aun hoy yo lo haría por muy capitán que fuese...puede que debería pensar más las cosas...Javert no eres impulsivo piensa, mente fría"
Bajó las escaleras, quitándose los guantes y observando el numerito que había causado el licántropo en la entrada con cierta tranquilidad. El capitán se le podía calificar como pasivo, frío, calculador pero a día de hoy aún no se le había visto enfadado...la diferencia no era muy distinta al Frederic contento o pausado, simplemente se volvía más fiero y unido a sus pasos silenciosos; lo convertía aquello en una especie de guepardo ante su presa y con esta misma rapidez tomo la muñeca de Ian apretando el gatillo de su pistola, dirigiendo el tiro hacia el suelo y golpeándola con la misma arma al hombre lobo.
- Llevarlo a su celda, quiero hablar con él -dijo a los soldados mientras volvían a tomarlo y sujetarlo con toda clase de cadenas a las que Javert no presto atención- Digo yo que eso si podréis hacerlo...
A su lista de tareas se le incluía además de encargarse de esa pintada y encontrar a Ailanthus, el encargo de inquerir a Andreas ¿qué demonios estaban haciendo con la seguridad de los campos? Si no hubiera llegado a estar ahí esa cosa habría terminado huyendo y de la manera más tonta...aunque lo qué más se preguntaba era por la localización de su compañero.
"Deberé de prescindir en esta ocasión de su compañía, primero de debo hablar con este"

Probabilidad: apartar al rehén de Ian

El miembro 'Frederic Javert' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

'Probabilidad' :

Me quedo con cara de idiota al ver que el dardo acierta a mi compañero en lugar de acertar al prisionero, murmurando un mierda de frustración. Vale, no pasé mis exámenes de puntería con nota, pero no era malo hasta el punto de poner en peligro a un compañero. Y ahora el pobre está ahí, a merced de un loco y con un dardo que acaba de dejarlo grogui.

"mi madre tenía razón, soy un fraaaaaudeee....debería haberme dedicado a poner aquella tienda de muffins para hacer realidad mis sueños, no meterme al ejército porque papá así lo quería. Soy el peor soldado de la historia"

Mi breve momento de depresión post-fallo se ve interrumpido por la aparición del capitán Javert, siempre tan seguro, tan alto, tan apuesto, tan resuelto...Me quedo embobado mirándolo, tardando unos segundos en hacer caso a su petición. Mis compañeros ya han reducido al reo, entre cadenas para apresarlo y que se esté bien quieto. Me acerco, guardando la pistola de dardos para que no sepa que he sido yo el manco. - ¡S-sí capitán Javert! ¡el protocolo para los casos de rebeliones en los campos es llevarlos al área de aislamiento! ¡Lo dejaremos allí para que pueda interrogarlo o golpearlo, lo que le plazca! - y dicho esto -más rojo que un tomate- arrastramos a Ian entre un par de soldados, sacándolo del área IV para llevarlo a la zona de aislamiento.

Tras las prisas que nos habia metido Dyos a todos habiamos reemprendido la marcha. La verdad es que todo estaba muuuuy tranquilo, como demasiado tranquilo. ¿Estarían bien los demás? Es que por oirse, no se oian ni disparos...a mi tanta quietud no me gustaba. Pero por otro lado, iba caminando en mi habitual estado de entusiasmo, mas emocionado y mas atento a todo que nunca. Dejo que Dyos encabece la marcha con el soldao delante. El drow, conforme pasamos por algunas puertas, nos suelta algunas cosas, bien en plan malhumorado.....parece un guia turistico de mala hostia. Yo camino tras ellos, al lado de Vor. Decido volver a sacar el tema que habiamos dejado antes.

-Asi que intimo y privao y personal, eh? Vamos, que Dyos no puede oirlo. Si esta medio sordo de un lao, yo no me preocuparia tanto. -arrugo mi nariz mirando los hombros del drow que llevamos en frente. Fijo que lo ha oido. Me da igual.

-Me acuerdo de lo de la posá, me contaste cosas mu interesantes, pa que mentir pero... entonces creias que yo era un animal sin razonamiento, eh? Oh, era putamente divertio -no me molestaba su vision sobre por qué las puestas de sol eran buenas. Yo no es que celebrase que el sol se fuese ni nada, que entonces no veia un pimiento, y era de gustarme muchisimo el sol y los dias soleados, pero mi parte elfica hacia que me sintiese tambien atraido hacia la tranquilidad de la luna y las estrellas.

Vemos un portachon con las letras IV escritas. Sin duda hemos llegado al siguiente sector y nos tocará cruzarlo para seguir avanzando.
-Ya te lo he dicho, me gusta hablar. Seguro que tienes cosas interesantes para decirme. -lo miro de reojo sonriendo, y luego desvio mi vista  a Zer’tath. No le habia gustado nada lo que habia oido. A mi tampoco, pero no me habia espantado ni habia retrocedido de manera tan asi como el baston. Y le hablo sin ningun tipo de tono recriminatorio en la voz, como quien anuncia que el supermercado cierra a las siete -Por cierto. Estaba mal eso que hacias con los animales. Si hubieran sido palomos, bueno....

"Todo salvo palomos merece vivir"

Dyos se acercó a la puerta forzando al soldado para que la abriese, y nosotros esperabamos resultados. Yo le doy vueltas a lo anterior. Este nuevo sitio huele a grasa de maquinaria, a metal y a gasolina, muy profundamente. No me gusta. Echo de menos tener el cielo sobre mi cabeza de una vez. -Habiamos quedado en el sector uno. Estarán esperandonos alli. ¿Y si corremos? Asi hacemos deporte, se nos ponen los culos prietos! eh, que decis, una carrerita? Eh?

"mierda, echo de menos mis alas! Vuela, copón!"

Le gitanearon la pistola a amarillo y a mi me pareció una cosa maravillosa, aunque yo quería ver el arma luego, con más detenimiento. Le tenía bastante curiosidad, no mintamos. Creo que Dyos ni se enteraba de un carajo en cuanto yo le iba diciendo cosas a Roäc. Notaba al drow gruñón, como de costumbre, y me dejó sin respuesta al tema de Ail. Ya lo había decidido. Si me lo volvía a cruzar lo iba a rajar quisiera o no. Y le iba a sacar eso y lo iba a secuestrar y entonces le daría un buen par de ostias por ser gilipichis. Dyos seguía gruñendo cosas a amarillo, sin tener muchos reparos en ir a lo matón con él. Y parecía estar muy en su burbuja. Pero muy mucho.

Mientras tanto Roäc me venía a decir que él seguro que no se enteraba por su sordez. -Cuando le dar la gana arrimar oreja como viejo cascarrabiasgruñón y enterar de todo. Nope, nope. Y yo no querer hacer esto aquí. ¿Y si amarillo escuchar?- Me habló también de la posada y de como se divertía porque yo creyera que era un animal. Le dirigí una mirada asesina. -Estar orgulloso de engañar, ¿Sí? ¡Eres un ser cruel! ¡Te cagar encima mío! ¡Picarme también! Y yo digo, es un animal, compréndelo, no carbura. ¡Pero mírate, carburando! ¿Te has creer, tú?

Estábamos llegando al cuarto sector cuando acabó de confirmarme su decisión. Sonriente y mirándome, primero a mí, luego a Zer’tath. -Yo tener cosas… No se si ser interesantes. Raras. Seguro que todas son mala noticia. Ya ves tu, Dyos probablemente se tomar mal algo así. Pero tu eres raro y vas por vida feliz… Uh… No sé.- Dyos no es que se lo fuera a tomar mal. Ya sabía yo que había pasado… -Y-Yo no saber nada. Shh. No querer hablar. Sí. Bueno. QUERER HABLAR, pero en otro momento. Ahora no. No me gusta que tu saber cosas, ¿Sí? Porque mírate, ¡Siempre hacer ver que estar ahí escuchando! Pero tu sabes cosas, sí. Y yo no. Dime. DIME. Esos movimientos de cejas, esas sonrisas, ¿En qué carajos pensar? ¿Qué te parecer tan divertido?

Le gruñía muy mucho porque me ponía nervioso. Me sentía en desventaja y me tomaba aquello casi como una lucha. Le hacía una cara rara y le enseñaba los dientes. Y encima me vino a echar la bronca por acuchillar bichejos. -Que no, que ser importante. ¡Hoy en día poder haber gente muerta si no ser por aquello! ¿Me ser útil, sí? ¡Vida racional por encima de monstruo tipo gnoll!- Finalmente abrieron aquella condenada puerta y nos vino a sugerir una carrera.

-¡Pero por mucho correr ocupar mucho tiempo abrir puertas! Dyos, encárgate de ello con sucio soldado. ¡VA, CORRE, BICHO!- Yo salí escopeteado pero no dirección a la puerta, si no a algo que me llamó mucho la atención. Aquel lugar tenía un olor curioso, y muchos objetos raros que pesaban demasiado. Pero vi algo que… Que… -MIRAESOYOQUIERODEESOMALDITASEA- Paré en seco mi carrera mientras observaba una gigantesca caldera a la cual iba cayendo un chorro de… Algo brillante. Parecía lava, era metal fundido. Emitía luz propia y me escocían los ojos de mirarlo tan fijamente, pero yo me acerqué, queriendo tocar aquello. Zer’tath me empujó hacia atrás.

-Es tan… Es… Es… ¡YO QUIERO!- Me daba igual el resto de las cosas que allí pudiéramos conseguir. Quería llevarme una bolita de eso a casa. Zer’tath, sabiendo mis intenciones, se adelantó y haciendo un molde raro consigo mismo se situó unos segundos debajo del chorro, almacenando algo de eso brillante en su interior. El cristal se calentaba mucho y el bastón, para evitar que su estructura se fundiera también, hacía un movimiento constante para reemplazar el cristal ardiendo del interior con el frío de fuera. En cuanto hubo reducido la temperatura de aquello me llevé una gran decepción al ver que se convertía en una simple esfera de metal. Pero la cogí aún así y estaba jodidamente ardiendo, y si no fuera por los guantes igual me habría quedado sin dedos.

-... ¡Qué decepción! Bueno. Es… redonda. Curiosa, refleja cosas.- Me miré bien la esfera y me encogí de hombros, avanzando de nuevo hacia Dyos, que debía haber hecho algo con el tema de la salida. -¿Algun avance? No estoy seguro de cuanto tiempo ha pasado, pero… Me da a mí que no nos deben haber esperado ya.- Yo también retomé cosas del pasado sin quitar los ojos de encima a mi esfera de metal. Probablemente me aburriera de ella pronto. -... Igual tu hermano ha ido a hacerles una visita… Urgh. No quiero verle de nuevo. O sí. No me gusta la idea. Pienso abrirle el cuello de cuajo, si eso ocurre.

Qué majos majísimos eran aquellos, y hay mucha ironía en mis palabras. Ni mis intentos de engatusarlos, ni mi muy feliz entusiasmo de poder ayudarlos, ni siquiera elogiar a todos y cada uno de ellos surgía efecto. No, en su lugar tenía al amargado negraco ahí amenazandome como siempre, mandándome a callar otra vez y diciendo que no lo engañaba. -¡Que no engaño! Yo soy muy... ¡Muy buena baza, sí! Sería una pérdida que me pasara algo, ¿No crees? ¡Y además! Me necesitáis, ¡Así que te digo que me tienes que tratar mejor! Ya ves tu... Un hombre como yo aquí tratado como una mierda. El código macho me odiará.

Yo eso de callarme lo llevaba fatal. Avanzamos hasta el que era el sector 4. Los otros dos orejas picudas iban charloteando y hablando cosas como si fueran animalicos en celo, haciendo el imbécil, diciéndose cosas a la oreja... Como jodidos adolescentes en la edad del pavo. Yo ya debía tener unos treinta añacos y no podían hacer nada si no repugnarme, con aquellas muchas chorradas que iban haciendo. Y por ahí es que se veían hasta tejas.

En cuanto llegamos al sector 4 uno de ellos fue a decir algo de una carrera y el otro más o menos le hizo caso. Yo ni estaba para correr ni tampoco me iban a dejar. Corrían como nenazas. Yo sí que sabía de eso, para algo era un machoman. Bien fuerte y muy sudoroso cuando convenía. Me dirigí a la cuarta puerta y ya empecé a abrir la primera puerta, tras hacer al menos cuatro errores a la hora de poner la contraseña. Tragué saliva. Si bloqueaba una de esas puertas me degollarían, y eso lo tenía más claro. El hecho es... ¿Y cuando se cansaran de mí? Eran todos animalicos. El de ojos lilas tan, tan pero que tan amargado. -Creo que os encontraréis a los pelmazos de antes en el próximo sector. Tendréis que ayudarme con verde, ¿Sí? Que seguro que está allí esperando a que regrese como un héroe. ¡Me dijo el enano que ayudaría!- Y es que me hacía ilusiones con ello. Iba a conseguirme a verde... Quisiera ella o no.

Camino pinchando de cuando en cuando al soldado en las costillas con mi daga, mirandolo con en ceño muy fruncido, expresandole asi el rencor que le profeso.

Los pasillos me resultan familiares, una vez mas....creo que nos dirigimos a una zona que recuerdo.
-Trabajos forzados, llaman a esto. Área de esparcimiento, los que tenian el sentido del humor mas agudo. Tché! - y suelto un bufido extremadamente ironico por lo bajo, pero que igualmente resuena en las paredes metalicas.

El par de dos camina tras de mi, ¿en serio Roäc? ¿En serio? Mi gesto se torna a uno mas similar al del grumpy cat que al de un drow
-Lo he oído! No estoy TAN sordo, pajarraco! Por qué no cierras el pico un rato? Sigues igual de pesado que....que siempre.

A mi me dejan de botones o algo asi, sobre todo cuando Vor hace caso a Roac y sale corriendo a husmear no se que cosa....metal fundido! Pero de verdad va a tocarlo
-PERO NO TOQUES!
Le chillo estando a punto de tirarme del pelo al verlo acercarse asi, aunque por suerte su baston salvavidas...pues eso, le salva el pellejo por enesima vez. Semidrow suicida.... chisto por lo bajo, estresado, centrandome en mi tarea. Vor se acerca a mi, conservando sus dedos, comentando algo en lo que yo tambien habia pensado....

¿Que si nos habrian esperado los magos? No sabria que decir. Roac dice que si, el tiene fé. Pero yo no logro verlo tan claro. Quizá incluso estén muertos.
-No lo sé, Vor. Si siguen aqui, mi...mi her...hermano habrá ido a defender este sitio. -que horror me daba pensar solo en que alguien de mi sangre defendiese un sitio como este, en el cual habia pasado los peores dias de mi vida. Hablo en drow ahora, no quiero que el soldado se entere de nada...
-Yo tampoco quiero que nos lo volvamos a encontrar, puede complicar las cosas. Pero no quiero que le hagas daño, entendido? Ni tampoco quiero que él te haga daño a ti

Habia sido muy desagradable el momento en el que uno casi le corta el cuello al otro para luego acabar con media cara cortada y no queria que se repitiese. Luego miro muy ariscamente al soldado que insiste en que lo tratemos bien. Ni de coña.

-Te jodes.

La pifia varias veces introduciendo las contraseñas, y empiezo a temer que algo malo pueda ocurrir, como un bloqueo irreversible de puertas o algo asi...pero finalmente acierta y expulso el aire que habia retenido en mis pulmones por la tension.
-Te advierto una cosa, imbécil. En cuanto nos topemos con mas compañeros soldados tuyos, como aproveches la ocasion para hacer algo que no debas contra nosotros, te la corto, ya te lo he dicho. Y se la regalo a tu amiguita. Yo no pienso ayudarte. -tratos con los soldados, yo, los justos. Hago un gesto con mi cabeza, ahora con la puerta abierta, podemos seguir avanzando.

Yo miro de refilon la gran camara que supone este sector, lleno de maquinaria pesada...metales fundidos...aquella zona siempre me habia resultado agotadora. Pero mil veces mejor que el laboratorio. Aparto mis ojos de ahi, que se habian quedado capturados por la imagen de una caldera, y avanzo con la sensacion de que los hombros me pesan cada vez mas y mas.

-Tsssssshehehehhe, lo ha oido! - señalo a Dyospiros, riendome primero bajo pero terminando con un timbre muy ascendente. -Claro que si, Dyos. Ya me conoces. ¿O no? -vuelvo a reirme un poco compulsivamente, decidiendo que es momento de parar. Y si nos observan?

"pues claro que lo hacen"

Escucho a Vor y ruedo la mirada cuando vuelve a acusarme de aquello, que se creia que no razonaba y tal. Bueno, en verdad lleva razon. Pero como ya les explique antes no es que disfrutase engañandolos y por eso estuviese fingiendo ser solo una urraca, es que no podia ser de otro modo, y ya que estaba, por lo menos iba a pasarmelo bien.
-Ey, y a veces yo mismo era más animal que persona. En serio. A veces no piensas, no todo el rato....

Suspiro y me encojo de hombros, mirando al semidrow, todo empanado con sus propias palabras, haciendose un lio el solo. -Bueno, me lo contaras cuando salgamos. Una excusa mas para salir de aqui!

Y continuo mirandolo de refilon mientras se queja por precisamente eso, mis sonrisas o mis cejas alzadas, que no tiene ni idea de lo que significan y que igual yo tengo mucha idea de muchas cosas. Bajo mi tono de voz, cruzando las manos tras mi nuca con el palo sobre los hombros. Y levanto una ceja, la derecha.
-¿Qué? He aprendido a observar, y a escuchar. No solo las palabras dicen cosas, verdad? Somos mas lo que callamos que lo que hablamos. ¿Que me parece diverto, que pienso? Dímelo tú.

Pero sale corriendo escapao hacia una cosa brillante que es metal fundido. A mi tambien me mola su brillo, pero hasta yo se que no debo tocar eso. El grito de Dyos me asusta, pero Osten es mas agil como siempre y lo aparta, pillando el ese metal para enfriarlo. Corro hacia ellos, algo alarmado, porque me han dejado atrás, y miro el metal que habia obtenido Vor. No brilla mucho, no...necesitaria un buen pulido ahora para ser interesante.... ellos se ponen a hablar en drow, sobre Ailanthus.

Yo les contestaria algo, en plan para relajar animos, pero no se hablar drow como ellos y si me pilla el soldao puede ser malo. Aunque parece un poco idioto. Miro a yellow, cogiendo algunos tornillos del suelo y guardandomelos. Se ve que se habian caido en algun transporte. Ahora son mios.
-Y dime peazo charlatán, que tiene esa chica de especial? unos ojos bonitos? Ehm, las piernas? Es inteligente? buena persona?

Porque pegar a la gente, empujarlos a base de vendavales y demas cosas era interesante, pero hacer de intermediario entre dos soldados desconocidos enamorados podia ser aun mas jodidamente interesante. Aunque no hacia falta ser muy listo para darse cuenta de que ahi no habia pizca de amor, pero eh, con tal de reirse un rato....

Dyos iba haciendo algún comentario muy turístico a mala gana. La pregunta era, ¿Qué no hacía a mala gana? Iba suspirando y gruñendo, como era natural en él. Y luego puso una cara rara mientras recriminaba al pajarraco que lo había escuchado. Yo me tapé un poco la boca. Y le llamaba pesado, y el otro decía que ya lo conocía. -¡N-No te rías, bicho!- Porque es que Roäc pocos reparos tenía en descojonarse por absolutamente cualquier cosa. Fruncí el ceño.

Él me explicaba un poco que en aquella forma todo le venía casi a intervalos, a veces pensaba, otras tantas no. Yo le clavé un poco la mirada. -Eh, eh. No importa. No tomar a mal.- Le pedí un poco temeroso, sintiéndome mal yo mismo. -Es solo que… ¡Es raro! Pero no importar, tu hacer bien, ¿Sí?- Pero él suspiraba y a mi no me gustaba verle suspirar, porque no era algo normal en él. En cuanto le dije todas aquellas cosas que tanto me costaban de expresar, él resumió el tema en que ya se lo diría cuando tocara. Me crucé de brazos y gruñí muy sonoramente demostrando mi descontento. -Eres un bicho malo.- Y chasqueé con la lengua.

Se puso luego a alzarme aquella censurada ceja y yo lo miraba con cara de “¿Qué mosca te ha picado ya?” Me venía a dar lecciones de la vida diciendo que no solo las palabras decían cosas. Y que le dijera yo en qué pensaba él -¡Estás colgadísimo, Roäc! ¿Qué voy a saber yo qué piensas tú? ¡No me lo hagas difícil! Dime, “PIENSO EN TAL”. Más fácil. No complicar vida. Pero es que me miras, ¡Me miras! Y me alzas una ceja, o dos, o… ¡Tu y tus sonrisas!- Agité la cabeza a ambos lados. -¡Quiero que tu me contar! Maldita sea. Te estás riendo de mí, ¿Sí? ¿Qué encontrar tan divertido?- Yo estaba mosca.

Luego corrí muy rápidamente hacia el metal fundido. El drow me vino a gritar que no lo tocara, pero yo lo habría hecho igualmente si no fuera por la intervención de Zer’tath. Luego, cuando hablaba con Dyos, yo me froté las manos. No confiaba tampoco en que nos hubieran esperado. -Habrán cogido su hijo y darse el piro. Ya te decir yo, Dyos. Magos no considerarnos gente digna.- Y cambié al drow. -Y quizás, si se han encontrado con Ailanto, les haya dado muy igual que sea tu hermano… Y… Ugh.- Capaces eran de llevárselo de rehén porque era un pez gordo. O de matarlo. A él le costaba hablar de él como hermano. Desde fuera… era más fácil, aún así. Se parecían demasiado como para que pareciera raro.

Me dijo que no quería que le hiciera daño, y que no quería que él me hiciera daño a mí. Me llevé una mano sobre el vendaje que tenía en media cara. No. Claro que no debía hacerle daño. No me habría gustado que nadie tocara a Savant, ni aún fuera malo. Horrible. -No le voy a hacer más daño del necesario, pero mucho me temo que si ha ido al sector tres… No… No. No deberían hacerle daño. Me da igual que esté en el bando equivocado, que esté como las cabras. Sigue siendo más uno de los nuestros que no los jodidos magos.- Apreté un poco el puño, los nudillos tomando una tonalidad más clara. Roäc cogía basurilla del suelo y el otro amenazaba al parlanchín amarillo.

Aunque notaba a nuestro drow un poco… raro. Se quedó unos instantes mirando todo aquel edificio, aquel enorme recinto. Yo lo encontraba extraño. Me acerqué un poco a él y le puse una mano en el hombro, mirándole a los ojos, ya sin miedo, ya sin chorradas de por miedo. Durante unos instantes pensé en lo de la cueva, la herida del pecho seguía allí, y me escocía, y me dolía. No podía tampoco negar que a veces pensaba en eso. Pero no. No era su culpa, y no iba a mirarle con miedo por ello. Era un buen chico, pensé. Tenía sus cosas, pero… Era bastante buen chico. Y sabía que debía estar afrontando su pasado al pisar allí, que suponía algo muy importante para él. Apreté un poco el hombro antes de hablar.

-No voy a decirte que todo irá bien porque ni yo lo sé, ni tu me creerías. Pero deberías saber que ocurra lo que ocurra no es tu culpa. Y… Estamos los tres. Nos saldremos con la nuestra, y si no… No será el fin del mundo. Tenemos alguna salida, alguna alternativa, y… No estarías solo.- Miré la siguiente puerta. -Baja esa daga. No te estreses con él.- Le cogí un poco la mano para que se tranquilizara, moviendo a Zer’tath detrás del cuello del soldado. Este relucía de nuevo en color rojo, como si el asco que profesara al soldado fuera demasiado. -Zer’tath no va a tener miramientos con él. No me preguntes porqué, pero lo odia tanto o más que yo. Ya lo mataremos en cuanto lleguemos al sector tres, estoy seguro de que los magos, si siguen por allí, podrán abrir el camino… Si no lo han hecho ya.- Miré a Roäc porque probablemente no estuviera de acuerdo con matarlo. -Date prisa.- Ordené a amarillo, agresivo, quizás demasiado.

Yo ya empezaba a estar cansado. Me flojeaban un poco los pasos y tosía de vez en cuando, sintiendo un escozor muy molesto en la herida del rostro. La segunda puerta se abrió. -Una restante.- Y entonces, creí, sabríamos qué habría pasado con los magos.

-¡Me haces daño!- Yo como un pinchito moruno que iba. ahí, la punta de la daga, cada dos por tres curioseando mis costillas. Y yo estaba molesto con aquello, porque no me hacía especial gracia que me hicieran daño. Pero era demasiado macho y demasiado musculoso como para que eso realmente fuera a dolerme. Me miraba muy feo y me odiaba muy brutamente, y yo le dirigía miradas de refilón mientras avanzaba y planeaba el como le partiría la cara al mierdas ese.

Habíamos llegado al cuarto sector y hacía una peste que lo flipas. Pero los criajos iban a su bola y esas cosas. Yo gruñía mucho tal y como tenía que abrir las puertas, empezando a arrepentirme de no haber prestado más atención durante nuestra formación. Nos decían que algún día tendríamos que recordar las claves para salvar nuestra vida. Y yo no me lo tomé en serio. Gran parte de la dificultad venía por el hecho de que las hubieran cambiado ya unas cuantas veces. Antes el sistema era distinto, pero cierto revuelto y la huida de uno de los reos provocó que hicieran algunas modificaciones... -Oye, ¿Tu no eres el que se escapó?- Pero me decía que me jodiera y que me "LA CORTARÍA" si intentaba traicionarle.

Bajo mi casco le dirigí una mirada de mucho asco. Sí. Iba a abrirle la mandíbula hasta separarle un cacho del cráneo del otro, en cuanto pudiera. Y encima estaba el otro preguntándome sobre verde, diciendo qué tenía de especial. Pasé un poco de la falta de colaboración del negro de mierda y le respondí. -Que qué tiene? Un par de melones... Joder, una vez la vi cambiarse, espiando en el baño. Y ¿Esas caderas? Está jodidamente buena. Y para un macho como yo, lo que necesito en la vida es una mujer así, buenorra, que vaya a darme hijos sanos y fuertotes. Aunque es un poco imbécil de personalidad y no lo vamos a negar, pero un par de ostias y se le pone en su lugar.

Acabé de poner los números de la tercera. Cero restantes. Ojalá hubieran matado los putos magos y me dejaran a mí irme en paz. Ya ni que me ayudaran con ella. -¡Siguiente parada! Nooo os preocupéis por mí, yo sigo siendo útil. Os ayudaré a acabar con los soldados que puedan haber por aquí, ¿Sí?