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El trabajo es muy duro, y algun mago puede acabar agotado o herido. Como es impensable trasladar a un prisionero hasta el hospital de la ciudad, se les atiende en el propio centro. Aunque aqui los cientificos tambien llevan a cabo algun que otro experimento de dudosa calidad moral.
Nota: en los temas de enfermería los personajes recuperan 20 PS por día (off rol, reales) que pasen aquí, contados desde el momento en que posteen o que otro personaje les traiga, explicitando en su post que están aquí.
Nota: en los temas de enfermería los personajes recuperan 20 PS por día (off rol, reales) que pasen aquí, contados desde el momento en que posteen o que otro personaje les traiga, explicitando en su post que están aquí.
Científico Alianza Humana
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El traslado de Moth desde las celdas hasta aquí no resulta demasiado costoso, es una niña y no opone resistencia. Ni siquiera estoy seguro de que tenga la más mínima idea de lo que está sucediendo. La miro desde mi altura mientras la 'invito' a que siga caminando, empujando un poco su hombro de vez en cuando. A saber qué es esta criatura. Cuando los soldados la encontraron dijeron que tenía un par de brazos bastante extraños, aunque ahora no pueda usarlos al llevar el chip. Lo mejor será que me dedique de una vez por todas a analizar los poderes de la cría y todo lo que pueda sacar de ella. Llegamos por fin al sector de laboratorios, donde unos cuantos asistentes llegan también con sus trajes de prevención de riesgos biológicos. Les ordeno que pongan a la niña en una camilla, atada y boca arriba.
- Si estás callada y te portas bien todo irá mejor, niña. Tienes un problema y nosotros te vamos a curar. Dime...¿cómo te llamas? ¿Qué hacías encerrada en aquel castillo? Necesitamos saber todo lo que sepas para poder ayudarte.
"tanta amnesia o trauma o lo que quiera que tenga me cansa. Odio trabajar con engendros, pero más con criaturos enanos engendros. No saben responder a nada"
Mientras espero a que me hable procedo a buscarle la vena del brazo, comenzando por extraerle sangre. Pero no una sola jeringuilla, sino varias, que me hace falta para analizar bien su ADN y otros cuantos aspectos más que quiero observar.
- Si estás callada y te portas bien todo irá mejor, niña. Tienes un problema y nosotros te vamos a curar. Dime...¿cómo te llamas? ¿Qué hacías encerrada en aquel castillo? Necesitamos saber todo lo que sepas para poder ayudarte.
"tanta amnesia o trauma o lo que quiera que tenga me cansa. Odio trabajar con engendros, pero más con criaturos enanos engendros. No saben responder a nada"
Mientras espero a que me hable procedo a buscarle la vena del brazo, comenzando por extraerle sangre. Pero no una sola jeringuilla, sino varias, que me hace falta para analizar bien su ADN y otros cuantos aspectos más que quiero observar.
Moth
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Cada vez que la niña veía que se acercaban más a la enfermería iba caminando más lento, con pies de plomo. Sin embargo, aquel hombre la seguía empujando.
-No...-Musitó antes de entrar al laboratorio. Allí intentó huir antes de que los asistentes la pillaran, y cuando la agarraron, intentó usar aquellas garras para arañarlos. Una descarga potente y dolorosa recorrió su espina, prevocándole un intenso dolor. Se paralizó de inmediato, y empezó a llorar en silencio. Dejó que la ataran, pero cuando aquel hombre le preguntó, ella solamente miro a otro lado.
Sintió un pinchazo en el brazo y se apartó violentamente. Por ese acto reflejo las garras intentaron aparecer de nuevo, y una nueva descarga la sacudió. Solo unos pequeños cristales azules sw manifestaron en su brazo, y no duraron más de tres segundos.
-No...-Musitó antes de entrar al laboratorio. Allí intentó huir antes de que los asistentes la pillaran, y cuando la agarraron, intentó usar aquellas garras para arañarlos. Una descarga potente y dolorosa recorrió su espina, prevocándole un intenso dolor. Se paralizó de inmediato, y empezó a llorar en silencio. Dejó que la ataran, pero cuando aquel hombre le preguntó, ella solamente miro a otro lado.
Sintió un pinchazo en el brazo y se apartó violentamente. Por ese acto reflejo las garras intentaron aparecer de nuevo, y una nueva descarga la sacudió. Solo unos pequeños cristales azules sw manifestaron en su brazo, y no duraron más de tres segundos.
Científico Alianza Humana
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Por fin parece que la cría espabila un poco y opone algo de resistencia a lo que le estamos haciendo. Incluso parece tratar de defenderse usando sus poderes, algo que provoca que el chip que lleva le provoque sendas descargas. Lo más interesante es lo que aparece en sus brazos, una especie de cristales que lo recubren. Podría bajar la intensidad de las descargas del chip para ver mejor lo que hacen esos brazos, así que utilizo uno de los aparatos reguladores que tenemos los científicos, bajando un poco la intensidad, más no por completo. Guardo las muestras para analizar tras sacarle la sangre, poniéndoles en frío. También pido que le inyecten anestesia para lo que voy a hacer, no me apetece escuchar sus gritos. Mejor que esté dormida. De todos modos, como soy muy impaciente, comienzo con las pruebas antes de que la anestesia haya hecho efecto por completo.
- Pronto te dormirás...¿desde cuándo sabes hacer eso, niña? ¿Sabes que si no hablas te haremos más daño? Porque queremos saber cosas, y si no las dices pues...tenemos que adivinarlas de otro modo. Y no nos gustan las adivinanzas...
Sonrío de un modo un tanto desagradable, mientras con un bisturí comienzo a hacer incisiones en su antebrazo, donde le salen los cristales esos, sacando mediante estos cortes tiras de su piel. Con su sangre y muestras del tejido que tiene ese 'poder' podré sacar cosas interesantes. Pido que la monitoricen, también para medir su actividad cerebral. Y si fácil fuera me gustaría extraer sus recuerdos, ya que por sí misma no parece querer hablar. Lástima que no tengamos aquí nadie que pueda hacerle alguna sesión de hipnosis o algo así, para ver si suelta algo útil. Procedo de igual manera con el otro brazo, cortando la piel que veo necesaria.
- Pronto te dormirás...¿desde cuándo sabes hacer eso, niña? ¿Sabes que si no hablas te haremos más daño? Porque queremos saber cosas, y si no las dices pues...tenemos que adivinarlas de otro modo. Y no nos gustan las adivinanzas...
Sonrío de un modo un tanto desagradable, mientras con un bisturí comienzo a hacer incisiones en su antebrazo, donde le salen los cristales esos, sacando mediante estos cortes tiras de su piel. Con su sangre y muestras del tejido que tiene ese 'poder' podré sacar cosas interesantes. Pido que la monitoricen, también para medir su actividad cerebral. Y si fácil fuera me gustaría extraer sus recuerdos, ya que por sí misma no parece querer hablar. Lástima que no tengamos aquí nadie que pueda hacerle alguna sesión de hipnosis o algo así, para ver si suelta algo útil. Procedo de igual manera con el otro brazo, cortando la piel que veo necesaria.
Moth
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La niña no deja de revolverse cuando las descargas la dejan moverse. Sin embargo, eso no impide que le saquen sangre. El miedo que siente le hace sacar ese don que le dio el científico de ojos amarillos. Ahora sus brazos mustran la estructura cristalina, pero quedando como escamas, sin llegar a ser muy grandes.
-S-siempre lo he hecho-Le dijo entre sollozos. En realidad no mentía del todo, porque lo que recordaba no era antes de la transformación. La anestesia le empieza hacer efecto, cerrando los ojos y cesando su llanto.
-S-siempre lo he hecho-Le dijo entre sollozos. En realidad no mentía del todo, porque lo que recordaba no era antes de la transformación. La anestesia le empieza hacer efecto, cerrando los ojos y cesando su llanto.
Científico Alianza Humana
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- Mientes...mientes mucho pequeño engendro...
Murmuro mientras la niña asegura que siempre lo ha hecho. A decir verdad no ha ayudado en nada, y sus lloriqueos me cabrean casi tanto como su falta de colaboración. Por suerte la anestesia la deja K.O y se calla, así que puedo proceder con los cortes. Le extraigo unas escamas de esas, lo más interesante que he obtenido al bajar un poco la potencia del chip. Como ya tengo lo que quiero vuelvo a usar el aparato regulador de intensidad, colocándolo como antes.
- Estas escamas...son curiosas. Parecen resistentes.- las pruebo con el bisturí, para sacarlas he tenido que cortar la piel de debajo, pero no he podido dañar la escama en sí. - Puede que si aplicamos esto en armaduras defensivas o en los propios robots de combate obtengamos buenos resultados. Quién sabe, puede abrir otra posible vía de investigación. Me gustaría conocer la composición de estas escamas. Comenzad a analizarlas cuanto antes. - voy cosiendo las heridas que he dejado en el brazo de la niña, las cuales probablemente le dejen cicatriz, aunque tampoco son tan grandes. La anestesia se le pasará en unas horas, así que ordeno que la dejen aquí en observación un poco más. Cuando empieza a dar señales de ir a despertar ordeno que la lleven de vuelta a su celda para encerrarla, sacándola del laboratorio.
Murmuro mientras la niña asegura que siempre lo ha hecho. A decir verdad no ha ayudado en nada, y sus lloriqueos me cabrean casi tanto como su falta de colaboración. Por suerte la anestesia la deja K.O y se calla, así que puedo proceder con los cortes. Le extraigo unas escamas de esas, lo más interesante que he obtenido al bajar un poco la potencia del chip. Como ya tengo lo que quiero vuelvo a usar el aparato regulador de intensidad, colocándolo como antes.
- Estas escamas...son curiosas. Parecen resistentes.- las pruebo con el bisturí, para sacarlas he tenido que cortar la piel de debajo, pero no he podido dañar la escama en sí. - Puede que si aplicamos esto en armaduras defensivas o en los propios robots de combate obtengamos buenos resultados. Quién sabe, puede abrir otra posible vía de investigación. Me gustaría conocer la composición de estas escamas. Comenzad a analizarlas cuanto antes. - voy cosiendo las heridas que he dejado en el brazo de la niña, las cuales probablemente le dejen cicatriz, aunque tampoco son tan grandes. La anestesia se le pasará en unas horas, así que ordeno que la dejen aquí en observación un poco más. Cuando empieza a dar señales de ir a despertar ordeno que la lleven de vuelta a su celda para encerrarla, sacándola del laboratorio.
Frederic Javert
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Caminaba con tranquilidad sabiendo que ya habían llevado al prisionero a allí y que lo tendrían sedado, le dio tiempo incluso a contestar al mensaje de Ailanthus “Pasate, cuando puedas, por los campos e interroga a los prisioneros...cuando lo tenga todo listo, me reuniré contigo".
Sus pasos resonaban por todo el pasillo a medida que se acercaba a la puerta que daba entrada a los laboratorios dónde le aguardaban un grupo de científicos y el cuerpo dormido del prisionero.
La palabras de este aún se perdían en su cabeza, no les daba importancia y menos les daba crédito. Ese tipo no lo conocía, no tenía ni idea, él que había sido siempre un soldado de las calles más que de despacho ¿no hacer nada? ¿Esconderse? No, no se escondería...sólo esperaba el instante justo entre las sombras para saltar y ese momento se lo proporcionaría esta misma persona.
- ¿Todo listo? - preguntó a los científicos al entrar y ver al hombre lobo atado con fuerte correas en una camilla, dormido aún (y hasta que terminasen) por el sedante- procedan a introducir el localizador en su cuerpo - ordenó con las manos unidas a la espalda y presenciando como un aparato introducía en el riego sanguíneo del muchacho el diminuto dispositivo que no podría sacarse, ni siquiera se daría cuenta de tenerlo en su cuerpo.
Unos segundos bichejos plateados cruzaron los párpados del hombre ausente cuan Bella Durmiente, parecían realmente bichos retorciéndose hasta encontrar el camino hacia el cuerpo de su presa, incluso Javert se estremeció del asco.
- Bien, saquenle sangre y hagan pruebas con ellas, investiguen, esa será el motivo por el que él piense que lo han traído a aquí -dijo al científico que parecía llevar todo aquello- Cuando pasen unas semanas, si no se logra ningún avance en cuanto a la información que puedan sonsacarle, si trata de volver a escaparse “dejenle huir", sobre todo que el piense que nos ha dado pie con bola
Volvió la vista hacia Ian, tenía tantas cosas que hacer que no podía regocijarse de la situación...tampoco lo hubiese hecho si los minutos de su reloj se lo permitieran.
- Cuando terminen con él, devolverlo al celda que le corresponde pero manténgalo parcialmente sedado, que no sea capaz de razonar... está comunicándose con alguien .
Dicho esto volvió a abandonar la sala con paso firme, esta vez concentrándose en lo siguiente que debería hacer, eliminando de su larga lista de tareas por hacer aquella conversación con Ian Hacksaw.
Sus pasos resonaban por todo el pasillo a medida que se acercaba a la puerta que daba entrada a los laboratorios dónde le aguardaban un grupo de científicos y el cuerpo dormido del prisionero.
La palabras de este aún se perdían en su cabeza, no les daba importancia y menos les daba crédito. Ese tipo no lo conocía, no tenía ni idea, él que había sido siempre un soldado de las calles más que de despacho ¿no hacer nada? ¿Esconderse? No, no se escondería...sólo esperaba el instante justo entre las sombras para saltar y ese momento se lo proporcionaría esta misma persona.
- ¿Todo listo? - preguntó a los científicos al entrar y ver al hombre lobo atado con fuerte correas en una camilla, dormido aún (y hasta que terminasen) por el sedante- procedan a introducir el localizador en su cuerpo - ordenó con las manos unidas a la espalda y presenciando como un aparato introducía en el riego sanguíneo del muchacho el diminuto dispositivo que no podría sacarse, ni siquiera se daría cuenta de tenerlo en su cuerpo.
Unos segundos bichejos plateados cruzaron los párpados del hombre ausente cuan Bella Durmiente, parecían realmente bichos retorciéndose hasta encontrar el camino hacia el cuerpo de su presa, incluso Javert se estremeció del asco.
- Bien, saquenle sangre y hagan pruebas con ellas, investiguen, esa será el motivo por el que él piense que lo han traído a aquí -dijo al científico que parecía llevar todo aquello- Cuando pasen unas semanas, si no se logra ningún avance en cuanto a la información que puedan sonsacarle, si trata de volver a escaparse “dejenle huir", sobre todo que el piense que nos ha dado pie con bola
Volvió la vista hacia Ian, tenía tantas cosas que hacer que no podía regocijarse de la situación...tampoco lo hubiese hecho si los minutos de su reloj se lo permitieran.
- Cuando terminen con él, devolverlo al celda que le corresponde pero manténgalo parcialmente sedado, que no sea capaz de razonar... está comunicándose con alguien .
Dicho esto volvió a abandonar la sala con paso firme, esta vez concentrándose en lo siguiente que debería hacer, eliminando de su larga lista de tareas por hacer aquella conversación con Ian Hacksaw.
Ailanthus Sreysnah
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Una vez en la enfermería fue a pedir, sin mucha prisa, que se le tratara la herida correspondiente. Quizás su posición como segundo capitán -o tal vez el simple escándalo que ocasionaba para los más empanados ver un drow en la enfermería- hizo que se apresuraran, como siempre muy ahogados, escuetos de palabras y cuchicheando por lo bajo. Aunque a Ailanthus le sorprendió un extraño… Sentimiento de miedo o de manía que no había observado en ningún otro lado. Incluso creyó oír a alguien susurrar algo como “pues a mi me parecen todos iguales, ¿No?”, pero no pudo atisbar más de aquella conversación.
Acabó atendiéndole un enfermero muy jovencillo con ciertos tembleques, que no le dirigió la palabra porque cada vez que abría la boca se cerraba casi de inmediato. Le limpió la sangre, le desinfectó la herida y se la vendó, llegó a mascullar algo como “guarda un poco de reposo” y se escapó de la enfermería más que salir. Ailanthus arqueó una ceja, sin comprender demasiado qué pasaba. No se esperó ni medio segundo allí. Llegó a salir e incluso hizo intento de preguntar, pero le rehuían la gran mayoría. Sabía… Perfectamente que en aquella enfermería (entre muchas comillas lo de enfermería) se hacían más cosas que curar gente. Que muchos de esos inocentes médicos (también entre tantas comillas, más conocidos como científicos) habían hecho cosas de muy, muy cuestionable moralidad. Y no es que fuera un gran secreto ya.
Se necesitaba tener muchísimo desprecio contra la sangre mágica para hacer cosas así. Ailanthus no estaba orgulloso de aquel sector porque sabía que más que buscar neutralizar la magia, querían intentar aprovecharse de ella. Y la idea de que se experimentara en alguien… Le hacía recordar a Velinyon, trasteando con gnolls conjuros suyos extraños. Sufrir. Mucho. Le entró un mareo extraño. Se apoyó contra la pared y respiró un poco, sobresaturado. Pero algo le olía fatal en todo aquello. Y no era la sangre de inocentes por ahí derramada. O sí, quizás era justamente eso. Quizás solo era su sangre.
-”¿Mi sangre? ¿Desde cuando me da repelús el olor de mi propia sangre?”- Se preguntó Ailanthus con una mueca irónica. Decidió buscar -tras parar a una apresurada enfermera y preguntar- a donde habían llevado a los reos. Y se presentó a la sala tras llamar a la puerta y obtener permiso, entrando con silencio y respeto -más bien a los médicos, no a los medio muertos prisioneros- a los que dirigió una mirada. Miraba si alguno seguía consciente. No debían ser capaces de liarla demasiado, aunque una de las manos de Ailanthus descansaba sobre su arma.
-Bienvenidos a la Enfermería de la Alianza Humana. ¿Qué tal os encontráis?- Les preguntó Ailanthus, sentándose donde pudo, cruzando sus piernas y esbozando una muy leve sonrisa socarrona. Seguramente aún les costara enterarse de qué estaba pasando. No era extraño que los drogaran un “poco” para asegurarse la “colaboración” de los presos.
Acabó atendiéndole un enfermero muy jovencillo con ciertos tembleques, que no le dirigió la palabra porque cada vez que abría la boca se cerraba casi de inmediato. Le limpió la sangre, le desinfectó la herida y se la vendó, llegó a mascullar algo como “guarda un poco de reposo” y se escapó de la enfermería más que salir. Ailanthus arqueó una ceja, sin comprender demasiado qué pasaba. No se esperó ni medio segundo allí. Llegó a salir e incluso hizo intento de preguntar, pero le rehuían la gran mayoría. Sabía… Perfectamente que en aquella enfermería (entre muchas comillas lo de enfermería) se hacían más cosas que curar gente. Que muchos de esos inocentes médicos (también entre tantas comillas, más conocidos como científicos) habían hecho cosas de muy, muy cuestionable moralidad. Y no es que fuera un gran secreto ya.
Se necesitaba tener muchísimo desprecio contra la sangre mágica para hacer cosas así. Ailanthus no estaba orgulloso de aquel sector porque sabía que más que buscar neutralizar la magia, querían intentar aprovecharse de ella. Y la idea de que se experimentara en alguien… Le hacía recordar a Velinyon, trasteando con gnolls conjuros suyos extraños. Sufrir. Mucho. Le entró un mareo extraño. Se apoyó contra la pared y respiró un poco, sobresaturado. Pero algo le olía fatal en todo aquello. Y no era la sangre de inocentes por ahí derramada. O sí, quizás era justamente eso. Quizás solo era su sangre.
-”¿Mi sangre? ¿Desde cuando me da repelús el olor de mi propia sangre?”- Se preguntó Ailanthus con una mueca irónica. Decidió buscar -tras parar a una apresurada enfermera y preguntar- a donde habían llevado a los reos. Y se presentó a la sala tras llamar a la puerta y obtener permiso, entrando con silencio y respeto -más bien a los médicos, no a los medio muertos prisioneros- a los que dirigió una mirada. Miraba si alguno seguía consciente. No debían ser capaces de liarla demasiado, aunque una de las manos de Ailanthus descansaba sobre su arma.
-Bienvenidos a la Enfermería de la Alianza Humana. ¿Qué tal os encontráis?- Les preguntó Ailanthus, sentándose donde pudo, cruzando sus piernas y esbozando una muy leve sonrisa socarrona. Seguramente aún les costara enterarse de qué estaba pasando. No era extraño que los drogaran un “poco” para asegurarse la “colaboración” de los presos.
Pamela Ackerman
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Abro los ojos despacio, con pesadez, deslumbrada por brillantes luces. Intento mirar al rededor pero me duele la cabeza, y poco a poco siento el dolor por todo mi cuerpo, aunque algo amortiguado. Hago un gesto con mi mano, solo separa los dedos que es lo que me permiten las restricciones, pero nada sucede. Cierro los ojos de nuevo y me concentro, llamando a la magia alrededor. Nada... Absolutamente nada. Poco a poco mi mente se va despejando, y soy consciente de los "medicos" a mi alrededor, que hablan entre ellos sobre mi y otra persona. Debia de ser el mago que acudió a la batalla antes de que me desmayase... Pobre.
"Deja de lamentarlo por ese idiota, ¿qué vas a hacer ahora? No tienes magia, y no puedes dejar a Pam aqui. ¿O si? Hum..."
Permanezco tumbada y quieta en la camilla mientras el resto del mundo sigue a su bola, y yo intento quitarme el cansancio de encima, aunque no funciona. Los soldados y su malditas medicinas raras...
Entonces oigo una voz, una que reconozco como la del drow que nos atacó. ¿Estaba con los soldados? Cada día pasaban cosas más raras.
-Tal vez... Un refresco... No nos... Vendría mal.
Enfermeria: +20 PS
"Deja de lamentarlo por ese idiota, ¿qué vas a hacer ahora? No tienes magia, y no puedes dejar a Pam aqui. ¿O si? Hum..."
Permanezco tumbada y quieta en la camilla mientras el resto del mundo sigue a su bola, y yo intento quitarme el cansancio de encima, aunque no funciona. Los soldados y su malditas medicinas raras...
Entonces oigo una voz, una que reconozco como la del drow que nos atacó. ¿Estaba con los soldados? Cada día pasaban cosas más raras.
-Tal vez... Un refresco... No nos... Vendría mal.
Enfermeria: +20 PS
Rybar Dvorak
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Sueño, sueño y sueño. Mi cabeza no encuentra reposo ni en el aturdimiento de los anéstesicos, drogas o lo que sea que esa gente utiliza alli. Son sobre todo recuerdos deformados. Un torbellino de magia que se habia retorcido, rugido y extinguido subitamente en lo mas profundo de la inconsciencia de mis sueños.... dejando un profundo vacio oscuro. En la ausencia de aquel huracan caotico al que acostumbro, empiezo a sentir frio e incomodidad. Oigo voces, a ratos. Se apagan pronto, los parpados me pesan demasiado. De vez en cuando creo volver a oir algo....entreabor los ojos y veo sombras borrosas. Pero nada mas, de nuevo, la oscuridad.
Solo al poco de despertar comienzo a ser consciente de mi verdadera situacion, de que no he muerto, de que no me encuentro en ningun lugar parecido al limbo, al infierno o si quiera a la nada. Abro los ojos, la molestia de aquellas artificiales luces de enfermeria/labortorio me perforan las pupilas. El brazo derecho me duele a horrores...o deberia decir...lo que queda de ese brazo. El otro, permanece atado por la muñeca a la base metalica de la camilla. Tironeo un poco, solo por probar, y efectivamente aquello me arranca una risilla entre dientes. Habia escuchado a la mujer rubia, la que cayó KO en el callejon poco despues de mi llegada. Un poco antes y quiza hubiesemos podido colaborar juntos contra aquellos dos. Pero tambien...el drow esta ahi, lo he escuchado.
"Que vergüenza. Estaría mejor muerto"
Y no sabia si lo pensaba por mi o por el drow. Probablemente lo pienso por los dos. Estoy ofuscado, nervioso, por supuesto, cabreadisimo, ofendido, hecho polvo, tambien tengo miedo....pero no abro la boca ni para quejarme ni para soltar ninguna patochada bravucona. No se lo que nos espera, si nos matarán rapido, o se divertirán antes con nosotros a base de bien. Si alguna vez tenia la oportunidad, pisotearia el cuello de ese elfo hasta verle echar los ojos por las orbitas. Y desangraria hasta la ultima gota a los humanos que manejaban esas infernales maquinas.
_________________________
enfermeria +20 PS
Solo al poco de despertar comienzo a ser consciente de mi verdadera situacion, de que no he muerto, de que no me encuentro en ningun lugar parecido al limbo, al infierno o si quiera a la nada. Abro los ojos, la molestia de aquellas artificiales luces de enfermeria/labortorio me perforan las pupilas. El brazo derecho me duele a horrores...o deberia decir...lo que queda de ese brazo. El otro, permanece atado por la muñeca a la base metalica de la camilla. Tironeo un poco, solo por probar, y efectivamente aquello me arranca una risilla entre dientes. Habia escuchado a la mujer rubia, la que cayó KO en el callejon poco despues de mi llegada. Un poco antes y quiza hubiesemos podido colaborar juntos contra aquellos dos. Pero tambien...el drow esta ahi, lo he escuchado.
"Que vergüenza. Estaría mejor muerto"
Y no sabia si lo pensaba por mi o por el drow. Probablemente lo pienso por los dos. Estoy ofuscado, nervioso, por supuesto, cabreadisimo, ofendido, hecho polvo, tambien tengo miedo....pero no abro la boca ni para quejarme ni para soltar ninguna patochada bravucona. No se lo que nos espera, si nos matarán rapido, o se divertirán antes con nosotros a base de bien. Si alguna vez tenia la oportunidad, pisotearia el cuello de ese elfo hasta verle echar los ojos por las orbitas. Y desangraria hasta la ultima gota a los humanos que manejaban esas infernales maquinas.
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Ailanthus Sreysnah
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La mente del drow poco a poco fue abandonando los asuntos que lo hacían titubear, tratando de centrarse más en aquel momento. Dos personas atadas completamente a una camilla, empezando a despertarse. Eso era lo más inmediato. Una de ellas tenía un poder temible, el otro era un pez importante. Si algo caracterizaba a Ailanthus era la infinita paciencia que podía llegar a tener, el tiempo le sobrava. Los médicos y enfermeros iban aquí y allá, echando miraditas a los prisioneros y también alguna al segundo capitán. Ailanthus estaba empezando a mosquearse por otro asunto. Iba a considerar sacar alguna respuesta a la fuerza. Tenía más autoridad que prácticamente nadie de los allí presentes.
… Y aunque no le gustaba, igual debía hacer gala de ello. Pero para él ser segundo capitán no era un honor ni ventaja, si no una carga más. Una forma de hacer más daño. De acabar con la magia. La voz de la rubia lo sacó de sus cavilaciones. Pidió un refresco. -¿Algo de beber? Siento decir que no tenemos mucho aquí, sería poco profesional mantener una cocacola junto las medicinas.- Se levantó, buscando un vaso entre los utensilios y llenándolo de agua en el grifo. Agua tibia. Igual había mala leche en aquello, igual solo quería el drow que la próxima vez que fuera al baño se lo pasara bien.
Se lo acercó a Pamela, a la boca, permitiendo así que pudiera beber si así lo necesitaba. Aunque Ailanthus no descartaba que solo quisiera hacer que perdiera el tiempo… Aunque le sobraba. Le sobraba tantísimo. Después de eso se permitió hablar un poco más. -Adivino que estarás un poco confusa. Imagino que me excedí un poco. Y el centinela tampoco quedó corto… Pero no te preocupes, nuestros médicos han hecho lo posible por reanimarte. Deberías recuperarte en un rato.- “Más o menos, no del todo. También te han metido un chip en el cuello. Yo no me fío de ellos. No son médicos, son científicos. Son escoria. Callan mucho”
Pero todo eso se lo calló y solo le dedicó una sonrisa tranquila, casi como de abuela que que está tranquilamente cuidando de sus nietos. Y hablando en plural, reparó en Rybar. Se acercó a este y puso su mano encima del pecho, dando un par de toques en este. Estaba usando la de carne y hueso porque sabía muy en el fondo que su era un mago extremista le daría asco siquiera entrar en contacto con uno como “él”. Un ser mágico cualquiera. El perro de la Alianza. Ail pensó que necesitaría una nueva correa. Pero no dejó entrever la torcida sonrisa que se formulaba poco a poco en su mente. -¿Y tu? ¿Cómo estás? El brazo… ¡Ah, discúlpame! No pretendía hacer eso. Llámalo cuenta pendiente. Unas… siffat jora- Malolientes ratas. Sabía perfectamente como decirlo en inglés -de hecho le habría salido mejor insulto- pero prefirió usar su lengua natal -Como tu me arrancaron el mío también. Deuda saldada, ¿No crees?- Le dijo, mientras se limpiaba la sangre de la hoja con un trapo.
… Y aunque no le gustaba, igual debía hacer gala de ello. Pero para él ser segundo capitán no era un honor ni ventaja, si no una carga más. Una forma de hacer más daño. De acabar con la magia. La voz de la rubia lo sacó de sus cavilaciones. Pidió un refresco. -¿Algo de beber? Siento decir que no tenemos mucho aquí, sería poco profesional mantener una cocacola junto las medicinas.- Se levantó, buscando un vaso entre los utensilios y llenándolo de agua en el grifo. Agua tibia. Igual había mala leche en aquello, igual solo quería el drow que la próxima vez que fuera al baño se lo pasara bien.
Se lo acercó a Pamela, a la boca, permitiendo así que pudiera beber si así lo necesitaba. Aunque Ailanthus no descartaba que solo quisiera hacer que perdiera el tiempo… Aunque le sobraba. Le sobraba tantísimo. Después de eso se permitió hablar un poco más. -Adivino que estarás un poco confusa. Imagino que me excedí un poco. Y el centinela tampoco quedó corto… Pero no te preocupes, nuestros médicos han hecho lo posible por reanimarte. Deberías recuperarte en un rato.- “Más o menos, no del todo. También te han metido un chip en el cuello. Yo no me fío de ellos. No son médicos, son científicos. Son escoria. Callan mucho”
Pero todo eso se lo calló y solo le dedicó una sonrisa tranquila, casi como de abuela que que está tranquilamente cuidando de sus nietos. Y hablando en plural, reparó en Rybar. Se acercó a este y puso su mano encima del pecho, dando un par de toques en este. Estaba usando la de carne y hueso porque sabía muy en el fondo que su era un mago extremista le daría asco siquiera entrar en contacto con uno como “él”. Un ser mágico cualquiera. El perro de la Alianza. Ail pensó que necesitaría una nueva correa. Pero no dejó entrever la torcida sonrisa que se formulaba poco a poco en su mente. -¿Y tu? ¿Cómo estás? El brazo… ¡Ah, discúlpame! No pretendía hacer eso. Llámalo cuenta pendiente. Unas… siffat jora- Malolientes ratas. Sabía perfectamente como decirlo en inglés -de hecho le habría salido mejor insulto- pero prefirió usar su lengua natal -Como tu me arrancaron el mío también. Deuda saldada, ¿No crees?- Le dijo, mientras se limpiaba la sangre de la hoja con un trapo.
Pamela Ackerman
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El drow se ríe en mi cara con aquello del refresco, pero se acerca con un baso de agua y me lo pone en los labios para beber. Esta asquerosa claro, aquello no estaba preparado para beberse, pero yo lo hago. En parte porque necesito reponer fuerzas y...
-Me recuperaría más rápido con mi magia... pero sois tan cobardes que... para estar en la misma sala que nosotros... teneis que recurrir a vuestros sucios trucos y quitarnosla, dejandonos atados. No es... un buen metodo de recuperacion, creo yo.
El hombre se atreve a sonreirme tranquilo, asqueroso. Mira al otro mago y yo muevo las ataduras, comprobandolas. No, no puedo salir de un modo inmediato, no tengo un plan de escape... Aun.
-Me recuperaría más rápido con mi magia... pero sois tan cobardes que... para estar en la misma sala que nosotros... teneis que recurrir a vuestros sucios trucos y quitarnosla, dejandonos atados. No es... un buen metodo de recuperacion, creo yo.
El hombre se atreve a sonreirme tranquilo, asqueroso. Mira al otro mago y yo muevo las ataduras, comprobandolas. No, no puedo salir de un modo inmediato, no tengo un plan de escape... Aun.
Rybar Dvorak
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Veo un tanto borroso, a decir verdad, y las luces de las lamparas me siguen molestando mucho. Maldigo mi suerte, mentalmente. Y el deshonor que supone haber caido en las garras del enemigo en vez de haber muerto.
"Tenia planes...tenia planes, maldita sea."
Pienso en desaparecerme pero se de buena tinta que tendran campos antidesaparicion alli, tal como tienen con los centinelas. No van a ser tan pavos. Me estremezco cuando el otro se atreve a tocarme y le lanzo una mirada asesina. Abro la boca para hablar, pero solo consigo toser un poco.
"Mierda"
Me sigue doliendo el pecho, lo achaco al cansancio, la debilidad y estar aun recuperandome de una buena tunda. Le habia dado agua a la otra, pero intuyo que no le ha debido de gustar mucho.
-Pero qué bajo has caido,escoria.... creia que los de tu raza erais mas inteligentes.
Cuando menciona aquello del brazo, y tiene la ironia de disculparse. No se que mierda es un siffat jora pero es algo malo, seguro. E insinua que fueron aurores quienes le arrebataron su brazo. ¿Solo el brazo? Entonces estallo en rabia, un estallido como no habia tenido en años, algo que no habia planeado. Aprieto mi brazo, tirando de las ataduras con todas mis fuerzas, e incorporo mi tronco, alzando la voz de modo ronco.
-NO! LA DEUDA NO ESTÁ SALDADA! CRECE DIA A DIA! Y TÚ NO ERES UNO DE ELLOS! MORIRÁS SIENDO ALGO PEOR QUE UN TRAIDOR!
"Tenia planes...tenia planes, maldita sea."
Pienso en desaparecerme pero se de buena tinta que tendran campos antidesaparicion alli, tal como tienen con los centinelas. No van a ser tan pavos. Me estremezco cuando el otro se atreve a tocarme y le lanzo una mirada asesina. Abro la boca para hablar, pero solo consigo toser un poco.
"Mierda"
Me sigue doliendo el pecho, lo achaco al cansancio, la debilidad y estar aun recuperandome de una buena tunda. Le habia dado agua a la otra, pero intuyo que no le ha debido de gustar mucho.
-Pero qué bajo has caido,escoria.... creia que los de tu raza erais mas inteligentes.
Cuando menciona aquello del brazo, y tiene la ironia de disculparse. No se que mierda es un siffat jora pero es algo malo, seguro. E insinua que fueron aurores quienes le arrebataron su brazo. ¿Solo el brazo? Entonces estallo en rabia, un estallido como no habia tenido en años, algo que no habia planeado. Aprieto mi brazo, tirando de las ataduras con todas mis fuerzas, e incorporo mi tronco, alzando la voz de modo ronco.
-NO! LA DEUDA NO ESTÁ SALDADA! CRECE DIA A DIA! Y TÚ NO ERES UNO DE ELLOS! MORIRÁS SIENDO ALGO PEOR QUE UN TRAIDOR!
Ailanthus Sreysnah
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Ailanthus se escuchó a la rubia casi divertido, ya que le dio por hablar tras beber. Criticaba la forma de proceder de la Alianza Humana, que le hubieran quitado la magia. El drow le echó una mirada por encima, un repaso, mientras pensaba un poco en qué decirle. Había tanta imbecilidad junta que no sabía siquiera por donde empezar a responderle. -Oh, querida. No es cobardía, es… estrategia. ¿Por qué deberías dejar a tus enemigos con toda la libertad del mundo para mancillarte? Son precauciones. Vamos a ser sinceros: Nadie aquí va a arriesgar ni medio dedo para que tú te recuperes antes. Tenemos mucho tiempo, y tu muerte en el caso de que eso fallara tampoco importaría mucho. Nuestras médicas y médicos- Como otras tantas veces, priorizaba el femenino al masculino por la costumbre de su lugar de orígen -Han hecho bastante para que puedas recuperarte, y así, hablar, aunque sean tonterías. Créeme que con el trato adecuado te sacaremos algo más interesante de tu boca.
Ya no iba con rodeos. Sabía que a diferencia de los niños, más moldeables, los dos que tenía allí metidos no iban a tener mejor opinión de él por no decirle la verdad. Ambos tenían suficiente cabeza para conocerla. Cuando se pasó a hablar con el otro notó que el mero contacto lo hizo estremecer. Ahora sí, el drow dejó ir una sonrisa un tanto sádica. Escuchó con desprecio el insulto de Rybar. -¿Más inteligentes? Tal vez. Es una pena que vaya a eliminarlos a TODOS de la faz de la Tierra, ¿No crees? Mientras ellos se siguen matando unos a otros, la magia poco a poco se extingue. Y sin ella toda su inteligencia se irá por los suelos.
Sin embargo algo del siguiente comentario de Ailanthus alteró a la rata mágica más que otra cosa. Como un animal, instintivo, agresivo y repugnante, hizo toda la fuerza para intentar liberarse. Ailanthus se alejó con prudencia con un par de pasos. Se mantenía lo suficientemente cerca para darle la ilusión de poder alcanzarle y destriparlo, pero lo suficientemente lejos para que no hubiera riesgo real. Lo escuchó con poca atención y le dedicó una risa cruel. -¿Un traidor de qué? ¿De traidores? ¡Ah, qué pena! Pero no hablemos de mi. Sé perfectamente a gente como vosotros no os importa ningun ser mágico excepto vosotros mismos. ¿Por qué no hablamos de ti? ¿De vosotros dos, en general?- Se apoyó contra una pared mientras se rascaba la barbilla.
-No sé por tí, rubia. ¿Os han asignado ya número? No, ¿No? No importa. Pero parece ser que tu, mago, estás mucho más despierto ya. Si tan recuperado estás como para dar esos trotes, ¿No te apetecería ir a confesarte un rato? Tenemos formas de sacarte verdades. Y sé que guardas información interesante. Siempre podrías ser un buen chico y hablar aquí, te ahorrarías mucha sangre. Seguro que los torturadores lo disfrutarían menos, ¡Pero qué importa! Ya tendrán material. Si no siempre puedes callar la boca y esperar que al sacarte de aquí puedas hacer la intentona de huir, usar tus sucios poderes para algo. ¿No ves cuántas decisiones te estamos dando? Estamos siendo más simpáticos contigo de lo que tu asquerosa índole jamás ha sido con cualquiera que no le apeteciera. Al menos, tenéis la oportunidad de echar hacia atrás la magia y vivir como seres normales. No aberrantes.
Se encogió de hombros. -Sea cual sea vuestra decisión no me hagáis perder el tiempo. Hay mucho trabajo por hacer y yo poca paciencia para rodeos.
Ya no iba con rodeos. Sabía que a diferencia de los niños, más moldeables, los dos que tenía allí metidos no iban a tener mejor opinión de él por no decirle la verdad. Ambos tenían suficiente cabeza para conocerla. Cuando se pasó a hablar con el otro notó que el mero contacto lo hizo estremecer. Ahora sí, el drow dejó ir una sonrisa un tanto sádica. Escuchó con desprecio el insulto de Rybar. -¿Más inteligentes? Tal vez. Es una pena que vaya a eliminarlos a TODOS de la faz de la Tierra, ¿No crees? Mientras ellos se siguen matando unos a otros, la magia poco a poco se extingue. Y sin ella toda su inteligencia se irá por los suelos.
Sin embargo algo del siguiente comentario de Ailanthus alteró a la rata mágica más que otra cosa. Como un animal, instintivo, agresivo y repugnante, hizo toda la fuerza para intentar liberarse. Ailanthus se alejó con prudencia con un par de pasos. Se mantenía lo suficientemente cerca para darle la ilusión de poder alcanzarle y destriparlo, pero lo suficientemente lejos para que no hubiera riesgo real. Lo escuchó con poca atención y le dedicó una risa cruel. -¿Un traidor de qué? ¿De traidores? ¡Ah, qué pena! Pero no hablemos de mi. Sé perfectamente a gente como vosotros no os importa ningun ser mágico excepto vosotros mismos. ¿Por qué no hablamos de ti? ¿De vosotros dos, en general?- Se apoyó contra una pared mientras se rascaba la barbilla.
-No sé por tí, rubia. ¿Os han asignado ya número? No, ¿No? No importa. Pero parece ser que tu, mago, estás mucho más despierto ya. Si tan recuperado estás como para dar esos trotes, ¿No te apetecería ir a confesarte un rato? Tenemos formas de sacarte verdades. Y sé que guardas información interesante. Siempre podrías ser un buen chico y hablar aquí, te ahorrarías mucha sangre. Seguro que los torturadores lo disfrutarían menos, ¡Pero qué importa! Ya tendrán material. Si no siempre puedes callar la boca y esperar que al sacarte de aquí puedas hacer la intentona de huir, usar tus sucios poderes para algo. ¿No ves cuántas decisiones te estamos dando? Estamos siendo más simpáticos contigo de lo que tu asquerosa índole jamás ha sido con cualquiera que no le apeteciera. Al menos, tenéis la oportunidad de echar hacia atrás la magia y vivir como seres normales. No aberrantes.
Se encogió de hombros. -Sea cual sea vuestra decisión no me hagáis perder el tiempo. Hay mucho trabajo por hacer y yo poca paciencia para rodeos.
Pamela Ackerman
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Me niego a contestar a su amenaza y giro el rostro hacia el otro lado, no queriendo mirar al hombre cuando estalla en ira. Estos mortales... No pensaban más que en ganar a costa de acabar con los otros. Bueno, yo probablemente no vería el final si dejaba a Pamela aquí, pero pienso sacarla, sacarnos.
-Un número... Puf...
Sonrío ante sus palabras y escucho lo que dice del otro, provocándole. Yo no soy partidaria de ningún grupo, pero quiero salir de aquí, y ellos no van a dejarme. Muevo las correas y me incorporo en la medida de lo posible, mirando al drow apoyado en una pared.
-Si tienes ganas de diversión... empieza conmigo...
Tal vez eso no sea una buena idea, pero es la única, y puede darme una posibilidad de conseguir algo de ayuda.
-Un número... Puf...
Sonrío ante sus palabras y escucho lo que dice del otro, provocándole. Yo no soy partidaria de ningún grupo, pero quiero salir de aquí, y ellos no van a dejarme. Muevo las correas y me incorporo en la medida de lo posible, mirando al drow apoyado en una pared.
-Si tienes ganas de diversión... empieza conmigo...
Tal vez eso no sea una buena idea, pero es la única, y puede darme una posibilidad de conseguir algo de ayuda.
Rybar Dvorak
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"O sea que eso es lo que pretenden..."
Por las palabras del drow advierto que antes de darnos muerte probablemente intentarian sacar informacion de todo tipo. Justo como yo habia hecho con su soldadito inutil justo antes de desangrarlo. Pero aquel no tenia nada muy interesante....
O quizá si, pienso, mientras miro al drow. Aquel soldado habia sido capturado por dos drows, tres, si tenia en cuenta aquel que vi en sus recuerdos. Uno de ellos, el de los ojos lilas...se me hacia un tanto familiar. Pero no le doy mucha importancia puesto que para mi, todos los elfos oscuros se me parecen un poco, salvo claro esta, por ese color de ojos. Tambien recuerdo otra cosa que vi en la cabeza de aquel soldado, una breve conversacion en la que cotillean que Javert queria elegir un capitan nuevo.
"Deberia utilizar la poca informacion que tengo a mi favor"
Mi cerebro empieza a trabajar, frio nuevamente, y sosiego un poco mi rapida respiracion. He escuchado eso que dice de eliminar de la faz de la tierra a TODOS sus congeneres.
-Sabes drow, no todos los tuyos piensan como tú.... Y por favor deja de decir sandeces sobre la magia.
"La magia nunca se extinguirá, nos sobrevivirá a todos nosotros"
Miro a la mujer, ella puede ser un aliado potencial en esta situacion, esta en el mismo problema que yo. A ver si se espabila. El drow plantea una serie de opciones a cada cual mas sarcastica. Le habria escupido en la cara, si no es porque no quiero desperdiciar mi saliva. Ya puede ir armandose de paciencia si cree que le voy a dar algo de los Blood Keepers o incluso de los Descendientes, o de cualquiera que les pueda hacer la vida imposible. En estos momentos...ni si quiera abriría el pico para decirle nada de los Renegados. No me gustan, los considero igualmente traidores a la magia, pero magos, aun asi. Algo parecido a la sorpresa se dibuja en mis labios cuando la mujer dice que empiecen por ella.
"Que planea? o es que quiere morir rapido? No, mas le vale que no."
-Oh...por cierto... tenéis ya nuevo capitán?
Por las palabras del drow advierto que antes de darnos muerte probablemente intentarian sacar informacion de todo tipo. Justo como yo habia hecho con su soldadito inutil justo antes de desangrarlo. Pero aquel no tenia nada muy interesante....
O quizá si, pienso, mientras miro al drow. Aquel soldado habia sido capturado por dos drows, tres, si tenia en cuenta aquel que vi en sus recuerdos. Uno de ellos, el de los ojos lilas...se me hacia un tanto familiar. Pero no le doy mucha importancia puesto que para mi, todos los elfos oscuros se me parecen un poco, salvo claro esta, por ese color de ojos. Tambien recuerdo otra cosa que vi en la cabeza de aquel soldado, una breve conversacion en la que cotillean que Javert queria elegir un capitan nuevo.
"Deberia utilizar la poca informacion que tengo a mi favor"
Mi cerebro empieza a trabajar, frio nuevamente, y sosiego un poco mi rapida respiracion. He escuchado eso que dice de eliminar de la faz de la tierra a TODOS sus congeneres.
-Sabes drow, no todos los tuyos piensan como tú.... Y por favor deja de decir sandeces sobre la magia.
"La magia nunca se extinguirá, nos sobrevivirá a todos nosotros"
Miro a la mujer, ella puede ser un aliado potencial en esta situacion, esta en el mismo problema que yo. A ver si se espabila. El drow plantea una serie de opciones a cada cual mas sarcastica. Le habria escupido en la cara, si no es porque no quiero desperdiciar mi saliva. Ya puede ir armandose de paciencia si cree que le voy a dar algo de los Blood Keepers o incluso de los Descendientes, o de cualquiera que les pueda hacer la vida imposible. En estos momentos...ni si quiera abriría el pico para decirle nada de los Renegados. No me gustan, los considero igualmente traidores a la magia, pero magos, aun asi. Algo parecido a la sorpresa se dibuja en mis labios cuando la mujer dice que empiecen por ella.
"Que planea? o es que quiere morir rapido? No, mas le vale que no."
-Oh...por cierto... tenéis ya nuevo capitán?
Ailanthus Sreysnah
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La mujer mascullaba cosas entre dientes de poca o ninguna importancia. Ailanthus le escuchó decir algo de un número y sonrió, algo divertido con que no le pareciera del todo correcto. El otro mago estaba siendo muchísimo más ruidoso y el drow le prestaba algo más de atención, todo para procesar sus palabras en la cabeza como “me importa una mierda”. Le devolvió la mirada con mucha dignidad en cuanto se la dirigió, frunciendo el ceño como si le cuestionara que qué carajos le veía. Estaba cabreado, en el fondo. Todo el mundo se lo miraba, como si supieran algo que él no.
Se fue calmando poco a poco el mago. Ailanthus lo contempló diciendo que no todos los suyos pensaban así. Y que no dijera chorradas sobre la magia. -Oh, soy perfectamente consciente de que los “”míos”” no piensan como yo. Ese es el problema. Están asalvajados, no saben convivir, son animales salvajes que se matan unos a otros día tras día.- Aún así no pudo evitar pensar en el viejo. -¿Y sandeces sobre la magia? No eres consciente de que sé sobre ella mucho más que la mayoría de los de tu raza, ¿Cierto?- Le dirigió su mirada purpúrea, los ojos entornados, las cejas fruncidas.
Su vista se dirigió de inmediato a la mujer que intentaba ponerse en pie de forma muy torpe y ridícula. Había dicho algo interesante, que empezaran con ella. Ailanthus le dirigió media sonrisa y asintió. Previno que no fuera a cantar, si no sencillamente buscara alguna oportunidad de librarse. Con el comunicador pidió un par de soldados para hacer el translado con toda la seguridad posible. -Vamos a estar ocupados, entonces. Gracias por su colaboración.- Mientras esperaba, escuchó la pregunta del mago.
Sabían que habían escogido un segundo capitán. -¿Segundo capitán? Oh, curioso. ¿Os habéis enterado ya?- Dijo, rascándose la nuca con aire casual. -Han nombrado a Morgana Wolf de segunda capitana. No sé si la conocerás. Un… buen elemento, sin lugar a dudas.- Le dijo con un aire muy casual, con una seguridad sencilla. ¿Por qué iba a decirle la verdad a un pedazo de basura como él? Tenía mejores cosas en las que invertir su preciado tiempo.
En cuanto empezaron a llegar los soldados dirigió la mirada a uno de los “médicos” que pululaba por allí, que le evadía la mirada. Lo agarró con el brazo metálico del hombro y lo miró muy atentamente. Iban librando a Pamela de sus ataduras, uno se encargaba de ello mientras que el otro le apuntaba con su arma de fuego respectiva ante cualquier movimiento sospechoso, a una distancia más que prudente. -Ese mago es mucha boca pero para solo lo que le conviene.- Le dijo al médico tan apresurado -Si no va a hablar, sacadle otro tipo de información. Me da igual lo que le hagáis. Abridlo en canal, embutidlo a drogas. Pero aseguraos que aprenda a callarse un poco la boca excepto para cuando nos interesa a nosotros, ¿Si? Le falta mucha educación. Y tengo la suficiente autoridad como para pedir esto.- Le recordó en cuanto le vio abrir la boca como señal de protesta.
Estaba siendo prudente, se dijo. Un poco rencoroso. Una vez librada Pamela uno de ellos se puso en su espalda, sin dejar de apuntarle, y el otro iba por delante como escolta. Ailanthus, mucho menos temeroso, procuró agarrarla de la ropa del cuello incluso antes de que se pudiera incorporar del todo. Usaba el brazo mecánico. La hoja le rozaba la nuca. -Que seas consciente que, en caso de hacer algo sospechoso, puedo acabar contigo en mucho menos de un segundo. Se una buena chica y avanza como es debido, ¿Sí?- Y con esas, se propuso sacarla de allí.
Se fue calmando poco a poco el mago. Ailanthus lo contempló diciendo que no todos los suyos pensaban así. Y que no dijera chorradas sobre la magia. -Oh, soy perfectamente consciente de que los “”míos”” no piensan como yo. Ese es el problema. Están asalvajados, no saben convivir, son animales salvajes que se matan unos a otros día tras día.- Aún así no pudo evitar pensar en el viejo. -¿Y sandeces sobre la magia? No eres consciente de que sé sobre ella mucho más que la mayoría de los de tu raza, ¿Cierto?- Le dirigió su mirada purpúrea, los ojos entornados, las cejas fruncidas.
Su vista se dirigió de inmediato a la mujer que intentaba ponerse en pie de forma muy torpe y ridícula. Había dicho algo interesante, que empezaran con ella. Ailanthus le dirigió media sonrisa y asintió. Previno que no fuera a cantar, si no sencillamente buscara alguna oportunidad de librarse. Con el comunicador pidió un par de soldados para hacer el translado con toda la seguridad posible. -Vamos a estar ocupados, entonces. Gracias por su colaboración.- Mientras esperaba, escuchó la pregunta del mago.
Sabían que habían escogido un segundo capitán. -¿Segundo capitán? Oh, curioso. ¿Os habéis enterado ya?- Dijo, rascándose la nuca con aire casual. -Han nombrado a Morgana Wolf de segunda capitana. No sé si la conocerás. Un… buen elemento, sin lugar a dudas.- Le dijo con un aire muy casual, con una seguridad sencilla. ¿Por qué iba a decirle la verdad a un pedazo de basura como él? Tenía mejores cosas en las que invertir su preciado tiempo.
En cuanto empezaron a llegar los soldados dirigió la mirada a uno de los “médicos” que pululaba por allí, que le evadía la mirada. Lo agarró con el brazo metálico del hombro y lo miró muy atentamente. Iban librando a Pamela de sus ataduras, uno se encargaba de ello mientras que el otro le apuntaba con su arma de fuego respectiva ante cualquier movimiento sospechoso, a una distancia más que prudente. -Ese mago es mucha boca pero para solo lo que le conviene.- Le dijo al médico tan apresurado -Si no va a hablar, sacadle otro tipo de información. Me da igual lo que le hagáis. Abridlo en canal, embutidlo a drogas. Pero aseguraos que aprenda a callarse un poco la boca excepto para cuando nos interesa a nosotros, ¿Si? Le falta mucha educación. Y tengo la suficiente autoridad como para pedir esto.- Le recordó en cuanto le vio abrir la boca como señal de protesta.
Estaba siendo prudente, se dijo. Un poco rencoroso. Una vez librada Pamela uno de ellos se puso en su espalda, sin dejar de apuntarle, y el otro iba por delante como escolta. Ailanthus, mucho menos temeroso, procuró agarrarla de la ropa del cuello incluso antes de que se pudiera incorporar del todo. Usaba el brazo mecánico. La hoja le rozaba la nuca. -Que seas consciente que, en caso de hacer algo sospechoso, puedo acabar contigo en mucho menos de un segundo. Se una buena chica y avanza como es debido, ¿Sí?- Y con esas, se propuso sacarla de allí.
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Rybar Dvorak
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Habia sido llevado al area de laboratorios de esa seccion de supuesta sanidad, por orden de aquel drow. Lo ultimo que recordaba es que se habian llevado a la mujer rubia de alli tras ese acto suyo de ofrecerse voluntaria para los interrogatorios. Conmigo sin embargo, parecia haber dado ya por sentado que no iba a hablar. Bien por su parte, demostraba cierta inteligencia. Pero mal para mi, por otro lado, pues en los laboratorios habian hecho algo bastante similar a lo que el drow les habia indicado.
Unas cuantas horas, aquellas que habian pasado desde su orden hasta el inicio del estado de alerta, les habian bastando para comenzar su tarea. Por supuesto no todos los dias les llegaba un mago con un cuerpo en el mismo estado que el mio. Se habian divertido a base de investigar por el brazo destrozado, o de abrir heridas profundas a base de bisturí en las zonas en las que la carne se unia al metal para averiguar como estaban hechos los injertos y como se combinaba metal y carne a lo largo de todo el pecho, costillar y espalda. Eso significaba que ahora tenia toda esa parte cubierta en vendas. Y afortunadamente, aunque ahora estaba recuperando la consciencia, no me dolia absolutamente nada. Supongo que el gotero que tengo clavado en la vena del cuello debe de tener algo que ver en eso de paliar el dolor, porque las vendas si que presentan manchas de sangre.
Pero creo recordar que al principio no usaron la anestesia ni droga alguna. Debio ser que les parecia divertido empezar con sus investigaciones asi de golpe y porrazo. Supongo que tambien por eso estoy atado con correas por "brazos" y piernas, porque debi resistirme un poco. Creo que toda la anestesia que usaron fue la mia propia al desmayarme. Los recuerdos van volviendo de a pocos a mi aturdido cerebro. Y lo que voy recordando no me gusta nada.
"que...que está pasando aqui?...?"
Y creo que aunque no tuviese las correas no podria moverme. Apenas se oye nada en el laboratorio en el que estoy. Un extraño y sepulcral silencio solo interrumpido por el pitido de las maquinas. Luego...algun que otro murmullo inquieto. Muy inquieto. ¿Estaba ocurriendo algo ?Una parte infima de mi cerebro obliga al otro 90% que empiece a espabilar mas rapido.
Unas cuantas horas, aquellas que habian pasado desde su orden hasta el inicio del estado de alerta, les habian bastando para comenzar su tarea. Por supuesto no todos los dias les llegaba un mago con un cuerpo en el mismo estado que el mio. Se habian divertido a base de investigar por el brazo destrozado, o de abrir heridas profundas a base de bisturí en las zonas en las que la carne se unia al metal para averiguar como estaban hechos los injertos y como se combinaba metal y carne a lo largo de todo el pecho, costillar y espalda. Eso significaba que ahora tenia toda esa parte cubierta en vendas. Y afortunadamente, aunque ahora estaba recuperando la consciencia, no me dolia absolutamente nada. Supongo que el gotero que tengo clavado en la vena del cuello debe de tener algo que ver en eso de paliar el dolor, porque las vendas si que presentan manchas de sangre.
Pero creo recordar que al principio no usaron la anestesia ni droga alguna. Debio ser que les parecia divertido empezar con sus investigaciones asi de golpe y porrazo. Supongo que tambien por eso estoy atado con correas por "brazos" y piernas, porque debi resistirme un poco. Creo que toda la anestesia que usaron fue la mia propia al desmayarme. Los recuerdos van volviendo de a pocos a mi aturdido cerebro. Y lo que voy recordando no me gusta nada.
"que...que está pasando aqui?...?"
Y creo que aunque no tuviese las correas no podria moverme. Apenas se oye nada en el laboratorio en el que estoy. Un extraño y sepulcral silencio solo interrumpido por el pitido de las maquinas. Luego...algun que otro murmullo inquieto. Muy inquieto. ¿Estaba ocurriendo algo ?Una parte infima de mi cerebro obliga al otro 90% que empiece a espabilar mas rapido.
Ailanthus Sreysnah
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Los pasillos me oprimían. Me engullían, me devoraban, como lobos hambrientos. En la distancia resonaban pasos, disparos, gritos, voces, todas difusas. No diferenciaba cuales eran recuerdos y cuales eran realidad. Pronto aquella asquerosa olor a limpieza típica de los hospitales me invadió. Una puerta más y estábamos en la enfermería. La sangre había corrido en aquel sector más que ningún otro. Y ahora la notaba. Y ahora la recordaba. Aquellos pasillos -la razón por la cual a veces me aterrorizaban-, el buen tiempo que me había pasado allí…
- flashback:
- Hacía ya un tiempo que merodeaba entre las filas de la Alianza. Había sido de los primeros no-humanos en colaborar con ellos. Los ejecutores y los campos o no existían o estaban en su forma más primitiva, al igual que los chips. Casi fui el que estrenó aquella enfermería. No sé mucho de aquella época, ni de cuanto tiempo pasó, todo es una mancha confusa en mi memoria. Yo hacía lo que se me decía. Solo ardía dentro de mí un deseo que justificaba todo aquello: Acabar con la magia. Y para poder hacerlo tenía que unirme a los humanos. Y para eso, debía renunciar a la mía…
No vamos a negarlo. Fui el perfecto conejillo de indias para ir probando chips. Primero uno en la muñeca. Luego lo cambiaron de lugar, se les ocurrió que el cuello era mejor lugar. Y yo me prestaba para cada uno de esos intentos voluntariamente, porque ellos me prometían que “este si que eliminaría cualquier retazo de magia de tu interior”. No. Ninguno lo consiguió, ni siquiera el que llevaba ya para cuando pasó todo aquello. Pero había una mancha difusa en todo aquel historial: Alguno que no había acabado de ir bien. Durante una época, el primero que pasó a la parte de la nuca, me había sentado fatal. Me habían abierto el cuello de cuajo y dos días después había pillado una terrible infección, vomitaba, mi cuerpo se negaba a aceptar aquello, se activaba cuando le daba la gana…
En su momento nunca lo pensé, pero creo que aquel fue el primer intento de hacer uno que realmente inhibiera la magia. Y tal vez, los seres mágicos no estamos capacitados para vivir sin ella. Me tumbaron en una camilla, y yo estaba medio enloquecido por el dolor. Me dijeron que pronto pasaría todo… Y me durmieron. Y no volví a saber nada más hasta casi dos meses después. Poco a poco recordaba pequeños periodos de consciencia. Estaba envuelto en cables la mayoría de las veces, con el rostro inmovilizado, totalmente inmovilizado. No sentía dolor. No sentía nada. Llámalo anestesia, llámalo drogas. Pero no recuerdo nada más que conversaciones distantes. Miraba de reojo mi cuerpo. Veía cortes, cosas extrañas, y el miedo hacía que volviera a dormirme…
Un día me dijeron que ya estaba todo listo y me dejaron levantarme. Tenía todo el cuello vendado. Fui a mirarme debajo de este y alguien me dijo que casi me habían perdido, que el último chip había sido un fracaso y que había tenido suerte de que hubiera sobrevivido. Pero por mucho que lo intentaron, no pudieron hacer mucho más por mi cuello… Me quité las vendas queriendo ver lo que habían hecho. Tenía alguna que otra parte también vendada. El brazo, me lo habían cambiado y no habían siquiera mencionado aquel detalle. Entreví un espejo un destrozo, toda la piel de alrededor llena de sarpullidos, retorcida, casi como podrida… Y un médico entre risas me dejó en el pie de la cama una correa, diciendo que era un complemento de moda y que sería perfecto para taparme aquello, si no me gustaba llevarlo al aire. Sabía perfectamente que no lo era. Pero lo cogí, lo tanteé entre mis dedos, con movimientos lentos y aún medio drogado. Le dirigí una mirada a ese médico en cuestión. Dentro de mí me di cuenta que no estaba entre iguales. Que no se habían limitado a tocarme el cuello para sacarme el chip y ponerme uno de verdad. No. Habían hecho lo que les había dado la gana, y era un precio que debía estar dispuesto a pagar para luchar contra la magia. Resignado me puse el collar, haciéndome la promesa de no olvidar aquello…
Pero lo hice. Me volvieron a dormir aún una vez más, porque el médico advirtió esa mirada de odio. Y para cuando me desperté se me había pasado aquella extraña rebeldía.
Todo eran mentiras. Corría tras él, todo me daba vueltas, como si corrieramos en círculos. Mi respiración denotaba mis nervios. Me había prometido hacer… tantas cosas por acabar con la magia. Era todo lo que me quedaba, aquella lucha. Y ahora me daba cuenta que la verdad había sido ocultada de mí. Que me habían engañado día tras día. Las humillaciones ya eran normales, había aprendido a vivir con ellas. Durante las elecciones fui mancillado por mis rivales políticos y me gané al menos dos enemigas más, y al alzarme como segundo capitán supe muy bien que iban a perseguirme por tal de sacarme de aquel puesto.
Paré de correr. Me di unos segundos, cerré los ojos… Y puse la pistola en funda, quedándome con ambas manos libres. Los abrí y alcé la cabeza. -... ¿Dyos? ¿Ese es tu nombre?- Intentaba sonar tranquilo. La voz se quebraba palabra a palabra. -Imagino que… Has querido traerme aquí para acabar conmigo…- Intentaba conservar las distancias. -A arreglar ese error de la historia… Que yo no esté muerto.- Sonreí con ironía. Algo triste. -Es… es todo tan extraño. Nunca habría esperado encontrar aquí a… mi hermano. Siquiera estaba seguro de tenerlo. Riddah, Neyel. Esas fueron mis hermanas, hasta que… sucedió aquello. Una expedición que fue mal, un imbécil que me empujó y me dejó atrás… Y regresarían a la ciudad, y jamás contarían que me habían intentado asesinar, usar de carnaza. Quizás hasta me recordaran como un héroe. Pero la verdad era distinta…- Me aflojé un poco la correa, intentando mirarle a los ojos.
-Solía decirle a un amigo mío que yo siempre quise un hermano pequeño que cuidar… Hablarle, decirle las chorradas que no podía compartir con mis hermanas, picarlo, desordenarle la melena y enseñarle a como luchar con espadas de juguete... Qué vueltas da la vida, ¿No te parece?- No podía herirle. No. No. -Pero ya es demasiado tarde… ¿Cierto?- No, no, no quería que lo fuera. Me sentía como un perro acorralado. Pero no podía evadir la realidad. No podía hacer nada por arreglar todas las decisiones, desde la primera a la última, que me habían conducido a aquel preciso insante. Era un infierno en el que yo mismo me había metido...
Pero él no iba a salvarme.
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