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Recuerdo del primer mensaje :
Situado en unos sótanos no mapeados del recinto militar, la existencia de esta sala y esta ubicación es secreta salvo para los altos cargos. Al ser subterránea siempre hace frio, esta llena de paneles de vigilancia y varios paneles de control de alta tecnologia para diferentes cosas....lo cual impregna el ambiente de un insidioso zumbido eléctrico. Cuenta con seguridad tecnológica ademas de su secretismo. Hay varios módulos aislados para tener a los interrogados por separado tambien.
Aqui se realizan interrogatorios no solo en vivo si no tambien en realidad virtual, pudiendo llegar a extremos que solo marca la imaginacion, y llegar a ocasionar la muerte varias veces al reo en el proceso, sin que se produzca, claro, la muerte real del cuerpo o heridas, pues es simulado. El prisionero que esta siendo interrogado no distingue si esta en una simulacion o no al principio, a no ser que sea informado. Aunque no se produce daño fisico en este tipo de torturas (el cuerpo yace sedado en una camilla conectado por electrodos) el daño mental puede ser real y el interrogador puede obtener mucha informacion sobre lo que realmente aterra a su victima y hacerla materializarse en su simulacion, cuidadosamente preparada y personalizada para cada uno. Cuanto mas conozcan del individuo, mejor.
Nota: a modo de curiosidad, el nombre de "habitación 101" proviene de la novela distópica de George Orwell 1984. La habitación 101 es un espacio de tortura, donde los sospechosos son sometidos a aquello que les causa más terror.
Aqui se realizan interrogatorios no solo en vivo si no tambien en realidad virtual, pudiendo llegar a extremos que solo marca la imaginacion, y llegar a ocasionar la muerte varias veces al reo en el proceso, sin que se produzca, claro, la muerte real del cuerpo o heridas, pues es simulado. El prisionero que esta siendo interrogado no distingue si esta en una simulacion o no al principio, a no ser que sea informado. Aunque no se produce daño fisico en este tipo de torturas (el cuerpo yace sedado en una camilla conectado por electrodos) el daño mental puede ser real y el interrogador puede obtener mucha informacion sobre lo que realmente aterra a su victima y hacerla materializarse en su simulacion, cuidadosamente preparada y personalizada para cada uno. Cuanto mas conozcan del individuo, mejor.
Nota: a modo de curiosidad, el nombre de "habitación 101" proviene de la novela distópica de George Orwell 1984. La habitación 101 es un espacio de tortura, donde los sospechosos son sometidos a aquello que les causa más terror.
Fulmino a Wilhelm con la mirada, con todo el odio del mundo al ver que el tío sigue puteando a pesar de que se nota que no soportar la sangre. Compongo una mueca que se asemeja a una sonrisa irónica, sonando todo lo despectivo que puedo. También hago un esfuerzo por hacer que mi voz suene fuerte, a pesar de que me da vueltas la cabeza por el intenso dolor por la mano recién amputada. - Cómo se nota que nunca te ha salpicado la sangre del campo de batalla, desgraciado. A los que mandas a luchar sí que les ha salpicado, ellos están acostumbrados. Tú no aguantarías ni medio minuto ahí en medio. - estoy seguro de ello. Es un cobarde, si no estuviese atado en esta camilla no querría enfrentarse a ninguno de nosotros. Un gesto de mudo terror aparece en mi rostro al ver lo siguiente que saca, aquella motosierra eléctrica que arranca con su horrible y angustioso sonido. Me remuevo inútilmente con el corazón a mil por hora, sin ser capaz de pensar con claridad en alguna manera de evitar lo que parece inminente.
- ¡QUE YA TE LO HE DICHO! ¡TU HERMANO ES ASUNTO MÍO, POR ESO SÓLO LO SÉ YO! ¿CÓMO VOY A IR A BUSCARLO? ¡ SI NO ME DEJAS HACERLO, SUBNORMAL! - vocifero con desesperación y miedo antes de que por fin cumpla su promesa. El contacto de la motosierra contra la otra mano produce una indescriptible sensación de desgarro y dolor extremo, mientras que el paso a las piernas hace que me desmaye de manera casi inmediata al no poder soportar tal carga de daño. La muerte virtual se produce poco después, y para cuando se reinicia la simulación todo comienza de nuevo, en un bucle que sería digno de las más oscuras pesadillas.
.
.
.
Despierto en una sala desconocida para mí, atado a una camilla y con el líder Wilhelm delante de mí. Está claro que la captura por parte de los centinelas nos ha llevado hasta aquí, y que no nos dejarán salir sin más. - ¿Dónde están mis compañeros? - pregunto de mala gana, forcejeando con las ataduras de la camilla. - ¿En serio te interesa? pues no se ha notado todo este tiempo. - replico antes de quedarme completamente pálido y conmocionado cuando me arroja las supuestas manos de Leila y Thalos. - No, no...no puede ser... ¡TE VAS A TRAGAR LAS TUYAS, HIJO DE PUTA! - pego un tirón de la camilla al intentar levantarme y chocar mi cabeza contra la suya, sin conseguir alcanzarle. La rabia hace que me hierva la sangre, pensando en lo que les debe haber hecho a ambos. El corazón me pega un vuelco al ver el mensaje en la moneda, cosa que pueden utilizar para tender una trampa a todos. No saben usarla todavía, pero es cuestión de tiempo que lo saquen, no es tan difícil. Su hermano a cambio de nosotros, o eso dice. - Mientes...seguro que no lo cumplirías, que nos dejarías vendidos. Y tal vez tu hermano no quiera volver, ¿lo has pensado? nadie te aguanta. Me pregunto si él te buscaría de haber sido al revés. - me atrevo a decir para tantear la opinión que tiene de su hermano, apretando los dientes y dejando escapar un gruñido ahogado cuando hurga con el bisturí en el abdomen. Si el intercambio tuviese garantías no habría mucho problema en llevar al tipo en cuestión a un punto neutro alejado del castillo, al fin y al cabo lo hemos mantenido retenido por la información que pudiese tener, que es escasa, y también por si llegaba el momento de negociar. - Trae...¡trae primero a Leila y a Thalos! quiero verlos...y entonces hablaremos. Si me clavas el puto bisturí no puedo hablar. - mascullo con la voz jadeante, esperando que se detenga de una vez.
- ¡QUE YA TE LO HE DICHO! ¡TU HERMANO ES ASUNTO MÍO, POR ESO SÓLO LO SÉ YO! ¿CÓMO VOY A IR A BUSCARLO? ¡ SI NO ME DEJAS HACERLO, SUBNORMAL! - vocifero con desesperación y miedo antes de que por fin cumpla su promesa. El contacto de la motosierra contra la otra mano produce una indescriptible sensación de desgarro y dolor extremo, mientras que el paso a las piernas hace que me desmaye de manera casi inmediata al no poder soportar tal carga de daño. La muerte virtual se produce poco después, y para cuando se reinicia la simulación todo comienza de nuevo, en un bucle que sería digno de las más oscuras pesadillas.
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Despierto en una sala desconocida para mí, atado a una camilla y con el líder Wilhelm delante de mí. Está claro que la captura por parte de los centinelas nos ha llevado hasta aquí, y que no nos dejarán salir sin más. - ¿Dónde están mis compañeros? - pregunto de mala gana, forcejeando con las ataduras de la camilla. - ¿En serio te interesa? pues no se ha notado todo este tiempo. - replico antes de quedarme completamente pálido y conmocionado cuando me arroja las supuestas manos de Leila y Thalos. - No, no...no puede ser... ¡TE VAS A TRAGAR LAS TUYAS, HIJO DE PUTA! - pego un tirón de la camilla al intentar levantarme y chocar mi cabeza contra la suya, sin conseguir alcanzarle. La rabia hace que me hierva la sangre, pensando en lo que les debe haber hecho a ambos. El corazón me pega un vuelco al ver el mensaje en la moneda, cosa que pueden utilizar para tender una trampa a todos. No saben usarla todavía, pero es cuestión de tiempo que lo saquen, no es tan difícil. Su hermano a cambio de nosotros, o eso dice. - Mientes...seguro que no lo cumplirías, que nos dejarías vendidos. Y tal vez tu hermano no quiera volver, ¿lo has pensado? nadie te aguanta. Me pregunto si él te buscaría de haber sido al revés. - me atrevo a decir para tantear la opinión que tiene de su hermano, apretando los dientes y dejando escapar un gruñido ahogado cuando hurga con el bisturí en el abdomen. Si el intercambio tuviese garantías no habría mucho problema en llevar al tipo en cuestión a un punto neutro alejado del castillo, al fin y al cabo lo hemos mantenido retenido por la información que pudiese tener, que es escasa, y también por si llegaba el momento de negociar. - Trae...¡trae primero a Leila y a Thalos! quiero verlos...y entonces hablaremos. Si me clavas el puto bisturí no puedo hablar. - mascullo con la voz jadeante, esperando que se detenga de una vez.
Cuando me acusa de las muertes de los civiles en la plaza reconozco que interiormente me pesan, me pesa que eso haya ocurrido. Pero yo no soy Johan, nunca lo he sido ni nunca lo seré. Emito un sonido irónico... vacío. Quizá tratando de convencerme a mi mismo tambien.
- Es el precio de la guerra. Yo llevo pagándolo desde hace muchos años, no voy a llorar porque lo paguen otros. Tú lo has dicho, soy un desconsiderado... queriamos lograr algo, y nos habeis jodido el plan. Qué bien os ha venido, verdad? Cómo no lo vi venir antes?
Gruñi cuando me partió la nariz con total parsimonia, y el ojo se me llenó de lágrimas, porque como todos saben cuando te ahostias la nariz es imposible evitar las lagrimillas. Sorbí la sangre que empezaba a salir de la nariz y caer por la mejilla, boca arriba se hacia jodido seguir respirando por la nariz, asi que pasé a la boca.
- Si, bueno, las mujeres se apartan de mi, las pelirrojas mas aun... si me traes un cigarro te lo cuento...
"por qué coño esta hablando de eso?! Ella no esta aqui. Llevamos meses sin hablar pero, no es posible, no ahora...por qué ahora? Lo habria sabido, me habria enterado"
Mi mente estaba algo frenética a causa de la mencion de Erika. No podia evitarlo. Pero cuanto podian saber los blood? Si fuera la Alianza, aun aun....ellos si sabian que la lié parda por Carrie Smith. Que me asocié con la espía pelirroja. Pero los Blood? Nah....
"ademas la pelirroja...les habria chamuscado los ojos a estos gilipollas antes que dejarse atrapar...."
La verda, me perturbó un tanto el recorrido de su mano por mi pierna hasta mi ingle. Joder. Que queria de mi algo que podia darle? Hostia puta que creepy era eso. Levanté mi cabeza lo que pude, para mirarle desde mi incomoda posicion, y luego mirar a su mano . Mantener una lengua afilada podía ganarme algo de margen.
- Mmm, ya veo. Ha sido la pelirroja quien te ha dicho que me gusta que me metan mano desde abajo?
- Es el precio de la guerra. Yo llevo pagándolo desde hace muchos años, no voy a llorar porque lo paguen otros. Tú lo has dicho, soy un desconsiderado... queriamos lograr algo, y nos habeis jodido el plan. Qué bien os ha venido, verdad? Cómo no lo vi venir antes?
Gruñi cuando me partió la nariz con total parsimonia, y el ojo se me llenó de lágrimas, porque como todos saben cuando te ahostias la nariz es imposible evitar las lagrimillas. Sorbí la sangre que empezaba a salir de la nariz y caer por la mejilla, boca arriba se hacia jodido seguir respirando por la nariz, asi que pasé a la boca.
- Si, bueno, las mujeres se apartan de mi, las pelirrojas mas aun... si me traes un cigarro te lo cuento...
"por qué coño esta hablando de eso?! Ella no esta aqui. Llevamos meses sin hablar pero, no es posible, no ahora...por qué ahora? Lo habria sabido, me habria enterado"
Mi mente estaba algo frenética a causa de la mencion de Erika. No podia evitarlo. Pero cuanto podian saber los blood? Si fuera la Alianza, aun aun....ellos si sabian que la lié parda por Carrie Smith. Que me asocié con la espía pelirroja. Pero los Blood? Nah....
"ademas la pelirroja...les habria chamuscado los ojos a estos gilipollas antes que dejarse atrapar...."
La verda, me perturbó un tanto el recorrido de su mano por mi pierna hasta mi ingle. Joder. Que queria de mi algo que podia darle? Hostia puta que creepy era eso. Levanté mi cabeza lo que pude, para mirarle desde mi incomoda posicion, y luego mirar a su mano . Mantener una lengua afilada podía ganarme algo de margen.
- Mmm, ya veo. Ha sido la pelirroja quien te ha dicho que me gusta que me metan mano desde abajo?
- Tengo de ja vu de ese. - comenté para mi mismo cuando el pobre Johan volvio a hacerme las mismas preguntas que cuando despertó por primera vez. - a tus amigos los estamos torturando. Por ti, Johan. Para que tu hables. Y si, son sus manitas.
Agarré la mano de Thalos y con ella le di unos golpecitos en la cara, tirandola luego al suelo junto con la de Leila, despues de revolverle el pelo con las manos amputadas de sus compañeros. Pensé que en la proxima simulacion le traeria la cabeza de uno.
- Ya, nada te lo asegura. Soy un politico, los politicos mentimos, verdad. Una vez dije que iba a donar un monton de pasta a una asociacion benefica y luego lo destiné a inaugurar un aeropuerto inutil en una ciudad sin apenas turismo. JAH!
Me dio la risa ahi mismo. Pero frené cuando habló asi de mi hermanito. Que podria traicionarme. Eso si que me daba risa.
- Habrá que darle la opcion de elegir al menos. Opcion que no tiene si lo encerráis. Nadie me aguanta? Par diez! Yo me aguanto, me amo. Con eso basta. Basurilla humana mutante.
Sonrei cuando pidio a Leila y a Thalos y profundicé el corte de su abdomen, algunos de sus intestinos ya serian visibles, pero no para mi, que no queria ni mirar. Iughhhhhhhhhh.
- No, a ellos los traeré mas tarde. Ahora....tengo que presentarte a otra persona!!! - me toqué la oreja y miré hacia arriba, hablando con otra persona. - podemos hacer eso? el paquete especial? podemos traerla ya? Perfecto! Os quiero, chicos. Sois geniales....
Me alejé de él y fui a la puerta. Entró una camilla como la de él...pero en ella...habia una mujer de pelo blanca, atada. Inconsciente, de momento. Con un uniforme militar. La puse a su lado para que pudiese observarla bien.
- Y aqui tienes aaaaaa.... la infame capitana, Brigitte White!! Tengo entendido que solia ser tu madre, antes de que la Alianza le lavase el cerebro...y luego nos la quitases, ya sabes, aquellos episodios en los que yo aun no habia llegado a vuestras vidas....el caso es que ahora volvemos a tenerla. Si, tenemos contactos en todo el mundo, por eso somos la ALIANZA. Vas ahora a hablar? Dime como funciona vuestra moneda. Quiero mandar un mensaje a los tuyos. Es como el wassap? Pulso letras y ya? Necesitamos magia para que funcione? Escribirás tu mismo el mensaje? Quiero que les digas que traigan a Michael Wilhelm al punto que yo te ordene. Lo harás, y ella no muere. Easy, amigo. Dame la informacion que quiero.
Le toquetée la cara a la mujer peliblanca y asentí para mi mismo. Joder, estaba muy bien hecha. Se notaba que tenian un monton de informacion sobre esa mujer. Podian despertarla incluso...sabian como sonaba su voz, su modo de hablar, todo. Incluso tenian datos mas sensibles....
Agarré la mano de Thalos y con ella le di unos golpecitos en la cara, tirandola luego al suelo junto con la de Leila, despues de revolverle el pelo con las manos amputadas de sus compañeros. Pensé que en la proxima simulacion le traeria la cabeza de uno.
- Ya, nada te lo asegura. Soy un politico, los politicos mentimos, verdad. Una vez dije que iba a donar un monton de pasta a una asociacion benefica y luego lo destiné a inaugurar un aeropuerto inutil en una ciudad sin apenas turismo. JAH!
Me dio la risa ahi mismo. Pero frené cuando habló asi de mi hermanito. Que podria traicionarme. Eso si que me daba risa.
- Habrá que darle la opcion de elegir al menos. Opcion que no tiene si lo encerráis. Nadie me aguanta? Par diez! Yo me aguanto, me amo. Con eso basta. Basurilla humana mutante.
Sonrei cuando pidio a Leila y a Thalos y profundicé el corte de su abdomen, algunos de sus intestinos ya serian visibles, pero no para mi, que no queria ni mirar. Iughhhhhhhhhh.
- No, a ellos los traeré mas tarde. Ahora....tengo que presentarte a otra persona!!! - me toqué la oreja y miré hacia arriba, hablando con otra persona. - podemos hacer eso? el paquete especial? podemos traerla ya? Perfecto! Os quiero, chicos. Sois geniales....
Me alejé de él y fui a la puerta. Entró una camilla como la de él...pero en ella...habia una mujer de pelo blanca, atada. Inconsciente, de momento. Con un uniforme militar. La puse a su lado para que pudiese observarla bien.
- Y aqui tienes aaaaaa.... la infame capitana, Brigitte White!! Tengo entendido que solia ser tu madre, antes de que la Alianza le lavase el cerebro...y luego nos la quitases, ya sabes, aquellos episodios en los que yo aun no habia llegado a vuestras vidas....el caso es que ahora volvemos a tenerla. Si, tenemos contactos en todo el mundo, por eso somos la ALIANZA. Vas ahora a hablar? Dime como funciona vuestra moneda. Quiero mandar un mensaje a los tuyos. Es como el wassap? Pulso letras y ya? Necesitamos magia para que funcione? Escribirás tu mismo el mensaje? Quiero que les digas que traigan a Michael Wilhelm al punto que yo te ordene. Lo harás, y ella no muere. Easy, amigo. Dame la informacion que quiero.
Le toquetée la cara a la mujer peliblanca y asentí para mi mismo. Joder, estaba muy bien hecha. Se notaba que tenian un monton de informacion sobre esa mujer. Podian despertarla incluso...sabian como sonaba su voz, su modo de hablar, todo. Incluso tenian datos mas sensibles....
Éamon O'Connell
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- Leila:
- Leila Alabi escribió:El roce de sus labios me causaba repulsión pero aún así no me aparté, no es como si tuviera mucho rango de movimiento, pero podría haber girado el rostro, aún así no lo hice, la música me ordenó que no lo hiciera. En un momento dejé de escucharla y me sentí en el limbo, sin saber qué hacer, desee con todas mis fuerzas que volviera a empezar para que me siga dando recomendaciones, porque si no otra voz invadiría mi mente, yo no lo sabía, pero era la del sentido común. En ese momento yo me negaba a escuchar mi sentido común, la canción me irritaba, pero era mejor que escuchar a la voz de la conciencia. Por suerte volvió a repetirse. Fruncí el ceño al volverla a escuchar pero mi cuerpo se relajó, al menos un poco. Mantuve la mirada con el ceño fruncido en el techo oscuro y lleno de hongos por la humedad cuando Éamon hablaba acerca de que yo no tenía opinión allí y que mi grupo y yo debíamos volver a mostrar la cara. En eso me hizo recordar algo pequeñito pequeñito pero muy importantito... habían apresado a otros, recordé a Thalos y a Johan… con su esperanza. Si mataban a su esperanza yo los mataría a ellos, a todos y a cada uno. Preguntar no haría más que dejarme en evidencia ya que estaba segura que no me respondería, pero me atreví a mirar su expresión cuando mencionó a “los compañeros que tenemos aquí encerrados” prestando atención por si algo en él me daba alguna pista de qué es lo que estaban haciendo con ellos o en dónde estaban. Emití una cansada risa cuando mencionó mi sentido del honor lo cual me hizo doler ya que las costillas seguían maltrechas así que mi expresión cambió rápidamente a una de dolor mientras mantenía la risa un momento más.
-¿Crees que alguien que ofrece complacerte tiene algo parecido a sentido del honor?- Logré terminar la pregunta antes de otro ataque de tos con sangre. Mi expresión era de cansancio. Lo ví dar media vuelta para luego volver con una caja más plana y más alargada que la anterior, solo hacía falta que sacara una serpiente, cuando continuó con lo de la seguridad. Copié la cara de fastidio que él había puesto hace un rato cuando mencionó que yo lo había comprobado cuando era soldado de la Alianza.
-No te olvides de asustar, apresar, quitar poderes mágicos o matar a inocentes, sumado a la imposibilidad de conseguir un ascenso sin importar cuanto te esfuerces.- Agregué con tono cansado a su enumeración aunque escuchar que creían que había sido convertida y no que entrenaron a un feral pura raza de nacimiento que se había infiltrado en sus líneas me sacó una sonrisa, era satisfactorio saber que ellos no lo sabían todo. Mantuve la mirada en el techo hasta que escuché el susurro del fuego. Me tensé cuando ví que acercaba la llama del soplete a mis pantalones y lo miré confundida ante tal ofrecimiento. Al final quizás la broma que le había dicho a Nathan se haga realidad. Negué con la cabeza a responder, en parte porque de verdad no sabía dónde tenían al hermano del ministro y en parte porque no quería decir dónde estaba el castillo Black, pero no podía decirle eso a él, tenía que pensar en algo creíble. Pero el horror inundó mi expresión y mi conciencia cuando sentí mi pantalón prenderse fuego. No pude evitar lanzar gritos desaforados y agudos que inundaron la habitación y mi mente. El calor me rodeaba, me pinchaba y me consumía. Derretía mi piel, mis músculos hasta mi hueso y continuaba ascendiendo tomando fuerza a costa mía. Sentí mi remera prenderse fuego y el olor a piel chamuscada y pelo quemado llenaba mi olfato. Entre gritos escuché su nuevo reproche y me esforcé en contestarle.
-¡ES QUE NO LO SÉ! ELLOS NO CONFÍAN EN MÍ. JAMÁS ME LLEVARON A SUS ESCONDITES.- Y tomé aire para seguir lanzando gritos desesperados. El fuego estaba por todas partes, el calor me estaba derritiendo tanto literal como figurativamente.
-YO QUIERO SER EJECUTORA.- Aire caliente es lo que estaba respirando. -POR FAVOR. ESTOY DICIENDO LA VERDAD.-
Entorno levemente mis inexpresivos ojos caídos, sacando un cigarro del bolsillo para prenderlo con el soplete que estaba usando. - Touché- susurro a eso de la carencia de honor de alguien que se ofrece como esclava sexual a cambio de obtener otras cosas. Me permito la licencia de dar un par de caladas calmadas al cigarro mientras ella comienza a arder, pensando que es un buen momento para cambiar de canción. Voy un momento hacia el ordenador, poniendo una diferente. Contrasta genial con los desesperados gritos de la chica en llamas. - Blablabla...no lo sabes. Y una mierda. - muestro algo de interés cuando dice que quiere ser ejecutora, pero es demasiado tarde para seguir en esta simulación. El sujeto sufre la muerte virtual al terminar calcinada por completo, así que emito un sonido entre molesto y cansado. Toca empezar de nuevo. La tortura mental de morir y regresar hará que su mente vaya quedando tocada, pero ella no recordará nada de lo sucedido al regresar. Todo vuelve al punto de partida. La música se reinicia, al igual que la simulación, por petición mía. Lo cierto es que la muerte ficticia no es tan satisfactoria, sobre todo porque yo sí sé que no es real, y eso me condiciona. Ahora que la he matado de este modo espero que su mente se quiebre cual fina capa de hielo al ser golpeada.
- Bienvenida, Leila. Nos ahorraremos las presentaciones, ambos sabemos ya quién es el otro. Mi equipo me dio tu ficha, toda una traidora. - cruzo los brazos con una expresión ligeramente más conciliadora que antes, al menos en principio. Ya que jugamos vamos a interpretar diferentes papeles, o a intentarlo como mínimo. -Os hemos atrapado a los tres, y ya sabes que estás aquí por alteración de orden público, injurias, calumnias, difamaciones hacia el gobierno y traición al ejército. Te declaras culpable, que lo sé yo. - le suelto un pequeño cachete en la cara, con voz de bromista repelente. - Ahora bien. Hay un modo de solucionarlo. Sólo tenéis que retractaros públicamente, decirle a la gente que todo era una burda mentira para que cayesen en vuestra trampa en la plaza. Ha habido muchas víctimas...todo culpa vuestra. También tienes que darnos el paradero del hermano de Wilhelm. Delatar el resto de escondites de los renegados y...unirte a nosotros como una fiel perra ejecutora. - llevo una mano a su cuello al decir lo de perra, apretando lo justo para molestarla pero sin llegar a ahogarla. Eso de hacerme el amable no se me da bien, no. Tengo menos registros como actor que Nicholas Cage. - Tú decides. Obedecer por el bien común o...sufrir tú y hacer sufrir a Johan y a Thalos. Ya han empezado a lloriquear y a suplicar. No tardarán en romperse y venderte. ¿Quieres sobrevivir? pues haz lo que te digo. - en esta ocasión uso una caja metálica diferente, volcándola sobre su cara y cuerpo para dejar caer un montón de gusanos con boca dentada. Éstos saben lo que hacer, comienzan a prenderse a la carne con sus bocas, buscando el modo de excavar hacia dentro. - Di las palabras mágicas...- canturreo al ritmo de la canción, terminando de sacudir el último gusano de la caja.
- gusanos:
- segunda canción para tortura:
El dolor indescriptible me envolvió, me consumió poco a poco e hizo que me desmaye. Morí en la realidad virtual, aunque yo no sabía que no era de verdad y al reiniciar olvidaría todo, esto dejaría marca en mi inconsciente.
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La molestia que resultaba respirar me despertó, las costillas seguían rotas, moví mis manos para palpar la zona, pero algo me lo impidió. Estaba presa de pies y manos. En el escaneo de la tenebrosa habitación en la que sonaba What A Wonderful World, lo cual desentonaba bastante con el horrible ambiente de la sala y el contexto general de guerra, me encontré con un hombre de complexión delgada, cabello rubio que afirmaba que ambos nos conocíamos. Yo no podía afirmar lo mismo, aunque quizás tenía una noción, su voz me sonaba de órdenes dadas a través de un comunicador y su cara me sonaba de la televisión.
-Así que eso es lo que hay que hacer para conseguir una entrevista con el Ministro…- Dije en calma cuando terminó de enumerar mis crímenes para luego decir que yo me declaraba culpable ante lo cual le fruncí el ceño. Cuando mencionó que había un modo de solucionarlo paré la oreja pero sin dejar mi expresión de calma. Y ese modo no me agradó para nada.
-¿¡¿NUESTRA CULPA?!? Ustedes podrían no haber mandado esos trolls y esas acromántulas horrorosas.- Agregué antes que él siguiera hablando.
-¿El capitan?¿Se les perdió? Lo siento, pero en eso no puedo ayudar, no lo ví, ni me dijeron nada acerca de él.- Guardé silencio ante la orden de dar la ubicación de los escondites de los renegados y lo miré confundida ante el ofrecimiento del puesto de ejecutora. Más que ofrecimiento, parecía una orden, lo cual me quedó claro cuando llevó sus manos a mi cuello.
-Yo…- Mi voz salió ronca porque no me estaba asfixiando, pero sí que estaba afectando a mis cuerdas vocales. -Yo no soy una perra y tampoco soy fiel, como habrás podido comprobar en mi ficha… pero podría considerar eso de ser ejecutora, si me liberas.- La mención de Johan y Thalos hace que la expresión de calma que había tratado de mantener se quiebre y que de entre las rajaduras surja la de miedo y duda. “¿Venderme? Claro que quiero sobrevivir, pero también quiero saber qué pasó con ellos y sus esperanzas.” Aunque ese pensamiento se esfuma cuando siento el peso de los gusanos que en sí no es mucho, pero en total y por lo que hacen me dan pavor. Sus dientes rasgaban mi piel ante lo cual emití un primer grito de sorpresa y dolor que luego me los traté de aguantar pero salían gemidos lastimeros. Todo mi cuerpo estaba tenso, los gusanos se metían por mis brazos, mis piernas, mi abdomen, mi cara, los sentía por debajo de mi piel comiendo mis músculos con sus afilados dientecitos. Me removía desesperada tratando de sacarlos o de aplastarlos de alguna forma. Cuando Éamon dijo algo acerca de unas estúpidas palabras mágicas uno de esos gusanos había perforado mi mejilla. Aproveché para cerrar la mandíbula cual guillotina para separarle la cabeza del cuerpo y escupir la cabeza dentada hacia Éamon. Acto seguido se me escaparon unos cuantos chillidos de desesperación antes de reunir fuerzas y hablar.
-Para ser un Ministro eres bastante imbécil… Consulta con tus asesores a ver si están de acuerdo con que una chica herida y agujereada por gusanos carnívoros sea la vocera indicada para retractarse públicamente.- Dije mientras me seguía retorciendo y, una vez que termine de hablar continúe con los gritos.
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La molestia que resultaba respirar me despertó, las costillas seguían rotas, moví mis manos para palpar la zona, pero algo me lo impidió. Estaba presa de pies y manos. En el escaneo de la tenebrosa habitación en la que sonaba What A Wonderful World, lo cual desentonaba bastante con el horrible ambiente de la sala y el contexto general de guerra, me encontré con un hombre de complexión delgada, cabello rubio que afirmaba que ambos nos conocíamos. Yo no podía afirmar lo mismo, aunque quizás tenía una noción, su voz me sonaba de órdenes dadas a través de un comunicador y su cara me sonaba de la televisión.
-Así que eso es lo que hay que hacer para conseguir una entrevista con el Ministro…- Dije en calma cuando terminó de enumerar mis crímenes para luego decir que yo me declaraba culpable ante lo cual le fruncí el ceño. Cuando mencionó que había un modo de solucionarlo paré la oreja pero sin dejar mi expresión de calma. Y ese modo no me agradó para nada.
-¿¡¿NUESTRA CULPA?!? Ustedes podrían no haber mandado esos trolls y esas acromántulas horrorosas.- Agregué antes que él siguiera hablando.
-¿El capitan?¿Se les perdió? Lo siento, pero en eso no puedo ayudar, no lo ví, ni me dijeron nada acerca de él.- Guardé silencio ante la orden de dar la ubicación de los escondites de los renegados y lo miré confundida ante el ofrecimiento del puesto de ejecutora. Más que ofrecimiento, parecía una orden, lo cual me quedó claro cuando llevó sus manos a mi cuello.
-Yo…- Mi voz salió ronca porque no me estaba asfixiando, pero sí que estaba afectando a mis cuerdas vocales. -Yo no soy una perra y tampoco soy fiel, como habrás podido comprobar en mi ficha… pero podría considerar eso de ser ejecutora, si me liberas.- La mención de Johan y Thalos hace que la expresión de calma que había tratado de mantener se quiebre y que de entre las rajaduras surja la de miedo y duda. “¿Venderme? Claro que quiero sobrevivir, pero también quiero saber qué pasó con ellos y sus esperanzas.” Aunque ese pensamiento se esfuma cuando siento el peso de los gusanos que en sí no es mucho, pero en total y por lo que hacen me dan pavor. Sus dientes rasgaban mi piel ante lo cual emití un primer grito de sorpresa y dolor que luego me los traté de aguantar pero salían gemidos lastimeros. Todo mi cuerpo estaba tenso, los gusanos se metían por mis brazos, mis piernas, mi abdomen, mi cara, los sentía por debajo de mi piel comiendo mis músculos con sus afilados dientecitos. Me removía desesperada tratando de sacarlos o de aplastarlos de alguna forma. Cuando Éamon dijo algo acerca de unas estúpidas palabras mágicas uno de esos gusanos había perforado mi mejilla. Aproveché para cerrar la mandíbula cual guillotina para separarle la cabeza del cuerpo y escupir la cabeza dentada hacia Éamon. Acto seguido se me escaparon unos cuantos chillidos de desesperación antes de reunir fuerzas y hablar.
-Para ser un Ministro eres bastante imbécil… Consulta con tus asesores a ver si están de acuerdo con que una chica herida y agujereada por gusanos carnívoros sea la vocera indicada para retractarse públicamente.- Dije mientras me seguía retorciendo y, una vez que termine de hablar continúe con los gritos.
Científico Alianza Humana
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Alineamiento
Ocupación
Bando
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Edad
Nacionalidad
-¿Víctimas que podrían haber sido inocentes SI TÚ Y TUS AMIGOS no hubieseis hecho el tonto son el precio de la guerra? No amigo, no, no te equivoques. Eso es una escusa que tú mismo te has inventado para justificarte. El precio de la guerra es que tú estés ahí, yo esté aquí y esto me sobre- Lanzo un objeto indeterminado al torso de Thalos. Este no tiene razón de ser hasta que Thalos enfoca en ello un recuerdo o una emoción, adornado con un poco de lógica, de cualquier ser cercano que puede haber resultado herido, pero no muerto. Si yo puedo elegir diría que es un poco de pelo rojo, sí, del mismo rojo que él recuerda que tenía el pelo. -Este es el precio de la guerra. ¿este es para ti también "el precio de la guerra"?- Saco otra cosa del bolsillo y se la enseño rápido, no es nada determinado, tal vez un chacho de tela. El objetivo es que sea Thalos el que le de forma: un trozo de una remera de un adulto cercano, o podría parecer un pijama de niño. Sí de niño. ¿Podría ser de Reed? ¿De Erika? Tal vez. De todos y de ninguno a la vez...
-Me encantaría que me contaras. Oh, bueno, en realidad ya me he informado, no creas. Me dijo que te encanta mirar. Bien, pues mira- Chasquido de dedos y ya no puede mover la cabeza, ahora Thalos la tiene ligueramente alzada, lo justo para mirar a sus miembros inferiores. Es como si tuviera un cojín debajo del cuello que no le permite mover la cabeza en ninguna dirección. Solo puede mirar. La otra mano sin embargo se mueve despacio : sube hasta la costura del pantalón de la cintura, llega a la mitad y desciende por la cremallera de la entrepierna, que se abre despacio al mover el dedo sobre ella -Mira, Thalos. Yo solo considero que hay dos bandos en esta guerra, y por supuesto quiero el que mío gane. Ya sabes, los magos somos un poco orgullosos. ¿Cómo podemos acabar con esto? Te explicaré porque has dicho que nos ha venido bien; nos ha venido estupendamente. Te cuento, es sencillo: Vosotros ya os habéis encargado de destrozar a los soldados más rasos, y puede que alguna de esas ejecutoras molestas, como la rubia esa porculera. Habéis nublado la razón de los civiles con falsos mensajes de paz, de fraternidad, de amooor. Bien, nosotros queremos a los mandatarios: queremos a Éamon, a Andreas y a Michael. Acabando con esos tres acabaremos con la molesta Alianza Humana. Tengo la sensación, llámame perspicaz, de que tú sabes seguro por dónde podríamos empezar a buscar, ¿seguro que me ayudarás?- Coloco la mano encima del bulto que forma sus gónadas. De mi mano exuda una especie de sustancia que al principio pica, luego irrita, luego escuece, empieza a sentir calor y finalmente a quemar. Sí, es ácido. Y tengo mucho por cierto, subo con el dedo de esa misma mano desde ahí pasando por el vientre, tórax y cuello hasta llegar al cuello y el hueso mandibular, dejando a mi paso un terrible dolor, prurito, eritema y flictenas debido al tóxico.-¿Me ayudarás? Espero que sí... o tendré que hablar con otras personas- Digo mirando hacia la puerta -Ya sabes, la agenda-
-Me encantaría que me contaras. Oh, bueno, en realidad ya me he informado, no creas. Me dijo que te encanta mirar. Bien, pues mira- Chasquido de dedos y ya no puede mover la cabeza, ahora Thalos la tiene ligueramente alzada, lo justo para mirar a sus miembros inferiores. Es como si tuviera un cojín debajo del cuello que no le permite mover la cabeza en ninguna dirección. Solo puede mirar. La otra mano sin embargo se mueve despacio : sube hasta la costura del pantalón de la cintura, llega a la mitad y desciende por la cremallera de la entrepierna, que se abre despacio al mover el dedo sobre ella -Mira, Thalos. Yo solo considero que hay dos bandos en esta guerra, y por supuesto quiero el que mío gane. Ya sabes, los magos somos un poco orgullosos. ¿Cómo podemos acabar con esto? Te explicaré porque has dicho que nos ha venido bien; nos ha venido estupendamente. Te cuento, es sencillo: Vosotros ya os habéis encargado de destrozar a los soldados más rasos, y puede que alguna de esas ejecutoras molestas, como la rubia esa porculera. Habéis nublado la razón de los civiles con falsos mensajes de paz, de fraternidad, de amooor. Bien, nosotros queremos a los mandatarios: queremos a Éamon, a Andreas y a Michael. Acabando con esos tres acabaremos con la molesta Alianza Humana. Tengo la sensación, llámame perspicaz, de que tú sabes seguro por dónde podríamos empezar a buscar, ¿seguro que me ayudarás?- Coloco la mano encima del bulto que forma sus gónadas. De mi mano exuda una especie de sustancia que al principio pica, luego irrita, luego escuece, empieza a sentir calor y finalmente a quemar. Sí, es ácido. Y tengo mucho por cierto, subo con el dedo de esa misma mano desde ahí pasando por el vientre, tórax y cuello hasta llegar al cuello y el hueso mandibular, dejando a mi paso un terrible dolor, prurito, eritema y flictenas debido al tóxico.-¿Me ayudarás? Espero que sí... o tendré que hablar con otras personas- Digo mirando hacia la puerta -Ya sabes, la agenda-
Un escalofrío me recorre todo el cuerpo cuando Wilhelm usa las manos amputadas para removerme el pelo antes de tirarlas al suelo. Lo único que deseo en este momento es destrozar al político a base de golpes, hacerle sufrir y sangrar como lo ha hecho él con Thalos y Leila. No logro pensar nada racional con la rabia invadiéndome. Él mismo me asegura que es un mentiroso y que nada me asegura que fuese a aceptar la condiciones de un pacto más o menos justo, tal y como me esperaba. Su narcisismo exacerbado me pone de los nervios, no parece afectarle eso de causar aversión en mucha gente. - No, más tarde no, ahora. Tengo que saber que siguen vivos...- exijo con el rostro contraído de dolor por los cortes que me acaba de hacer en el abdomen, sintiendo bastante temor al escuchar eso de que tiene que presentarme a alguien. Alguien tan cruel es capaz de cualquier cosa. Alzo un poco la cabeza de la camilla, sin apartar la mirada de él ni de la camilla que hace entrar a la habitación.
Al principio soy incapaz de reaccionar ante lo que estoy viendo, no puedo creerme que sea mi madre la que está inconsciente en la camilla de al lado. Niego con la cabeza con los ojos muy abiertos y expresión de miedo, sin entender nada de lo que está pasando. Parece que sólo está dormida y que aparentemente no está herida, pero no puedo saberlo a ciencia cierta. - No...no puede ser. Ella está en otro país, escondida. No podéis haberla encontrado. Es imposible. - murmuro tratando de convencerme más a mí que a él, intentando pensar de manera lógica aunque lo único que puedo hacer en este momento es temblar de rabia, dolor e impotencia. ¿Cómo podían haberla rastreado? - Como le hayas hecho algo te juro que... - de repente se me ocurre algo, una idea que brota con más claridad en medio de tanta angustia mental. - Haz que despierte...¡HAZ QUE DESPIERTE O NO TE DIGO NI UNA PALABRA MÁS! - ni de la moneda, ni de Wilhelm, ni de nada. - Tendrás a tu hermano si dejas de tocar a los nuestros y los liberas. Si les haces algo...te devolveremos a Michael a trozos, igual que tú con sus manos. - replico furioso, sin importarme en este momento si estoy siendo cruel como él. Nunca he dicho que los renegados fuésemos unos santos. Es todo cuestión de perspectiva. - Si nosotros perdemos, tú también. - termino ligeramente más sereno, a la expectativa de lo que diga o haga a continuación. Primero tengo que saber que mi madre está en condiciones. Y también asegurarme de que es ella, que bien puede estar intentando engañarme con su hermana gemela. Nunca más se supo de ella pero pudieron haberla capturado. Yo las distinguiría, reconocería a mi madre, pero en esta situación ya no estoy seguro ni de lo que veo.
Al principio soy incapaz de reaccionar ante lo que estoy viendo, no puedo creerme que sea mi madre la que está inconsciente en la camilla de al lado. Niego con la cabeza con los ojos muy abiertos y expresión de miedo, sin entender nada de lo que está pasando. Parece que sólo está dormida y que aparentemente no está herida, pero no puedo saberlo a ciencia cierta. - No...no puede ser. Ella está en otro país, escondida. No podéis haberla encontrado. Es imposible. - murmuro tratando de convencerme más a mí que a él, intentando pensar de manera lógica aunque lo único que puedo hacer en este momento es temblar de rabia, dolor e impotencia. ¿Cómo podían haberla rastreado? - Como le hayas hecho algo te juro que... - de repente se me ocurre algo, una idea que brota con más claridad en medio de tanta angustia mental. - Haz que despierte...¡HAZ QUE DESPIERTE O NO TE DIGO NI UNA PALABRA MÁS! - ni de la moneda, ni de Wilhelm, ni de nada. - Tendrás a tu hermano si dejas de tocar a los nuestros y los liberas. Si les haces algo...te devolveremos a Michael a trozos, igual que tú con sus manos. - replico furioso, sin importarme en este momento si estoy siendo cruel como él. Nunca he dicho que los renegados fuésemos unos santos. Es todo cuestión de perspectiva. - Si nosotros perdemos, tú también. - termino ligeramente más sereno, a la expectativa de lo que diga o haga a continuación. Primero tengo que saber que mi madre está en condiciones. Y también asegurarme de que es ella, que bien puede estar intentando engañarme con su hermana gemela. Nunca más se supo de ella pero pudieron haberla capturado. Yo las distinguiría, reconocería a mi madre, pero en esta situación ya no estoy seguro ni de lo que veo.
Éamon O'Connell
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El relativamente tranquilo despertar de Leila contrasta enormemente con los agónicos gritos que profería la chica cuando estaba siendo quemada, haciendo que me parezca bastante divertido eso de comparar ambas escenas virtuales. La indignación aparece en su rostro cuando hago mención a su culpabilidad con lo de la plaza, cosa que nos reprocha a nosotros. - Tu absurda teoría de la conspiración te quiere hacer creer que fuimos nosotros...¿qué pruebas tienes para ello? - sí, evidentemente era un protocolo acordado para estos posibles casos, y teníamos material preparado para estos casos, al igual que tenemos a gente encerrada en los campos y otros tantos proyectos más de los que se encargan los científicos. - Yo te lo diré. Ninguna. - le pego golpecitos con el índice sobre la frente, tratándola de loca. - Todo basura relacionada con vosotros, los mágicos. Si fueron los renegados o los Blood Keepers aún está por determinar, pero ya te digo yo que nosotros no tuvimos que ver. No atacaríamos a nuestra propia población. - hago un aspaviento de indignación, bastante creíble porque ese tipo de cosas las tengo muy ensayadas.
Pongo cara de hastío cuando me niega que sepa nada sobre el capitán. A mi me da igual que el otro Wilhelm no aparezca, a pesar de que hubo una temporada que intenté manipularlo para que se volviese contra su hermano para así facilitarme el camino hacia el mandato único. Ahora sé que es preferible seguir teniendo a Andreas cerca, no podemos permitirnos debilitarnos en un momento así. - Ya...claro. Aquí nadie sabe nada. - sonrío de modo burlón ante eso de que no es una perra fiel, pero al menos se plantea ser ejecutora. Bueno, el chip ya lo tiene implantado, una cosa menos que hacer.
- Parece que nos vamos entendiendo...aunque no te confundas, un ejecutor no es libre. Es nuestro esclavo. - comento mientras observo el desagradable espectáculo de los gusanos, continuando con la conversación mientras ella grita y sufre. - Podemos considerar ser una FIEL ejecutora a nuestro servicio, pero eso no es suficiente, te he pedido más cosas, no seas tacaña. - tuerzo la boca en un gesto de asco cuando me escupe el trozo de gusano a la cara, sacando un pañuelo del bolsillo para limpiarme. Después le cruzo la cara con una bofetada bastante fuerte, todo por su atrevimiento y por sus palabras. Echo las manos a su cuello, comenzando a estrangularla. - No te conviene enfadarme...¿no te has dado cuenta aún? tenéis todas las de perder, hagáis lo que hagáis. Lo único que podéis conseguir es que suceda lo menos malo, así que no me toques los cojones. - sigo estrangulándola más y más fuerte, de modo que de seguir así probablemente la ahogue o le provoque una fractura cervical. La suelto de manera brusca tras varios segundos, dándome la vuelta para ir a la mesa donde estaban las cajas. Esta vez saco una pistola, con la cual le apunto entre ceja y ceja durante varios segundos para hacerle sufrir con la espera y la incertidumbre.
- A tomar por culo.- aprieto finalmente el gatillo, provocando así su segunda muerte virtual. En el fondo es como pasarte una de esas pantallas de videojuegos en las que te inflas a matar orcos y cosas, así, en algún momento se acabará volviendo monótono. - Sácanos. Empiezo a sentirme tradicional... a mi primero, a ella después. - le pido al científico para que no reinicie la simulación de realidad virtual. El científico al cargo detiene el programa, con lo cual me levanto en la camilla en la que estaba tendido, quitándome aquel casco de simulación de realidad que me había puesto. Me levanto para caminar hacia Leila, preguntándome cómo estará su mente después de haber vivido dos muertes. Ella sigue tendida en la camilla, con el casco puesto. Le pido al científico que se lo quite también a ella, que la levante de la camilla y que la ate de las manos, colgando del techo en el lugar destinado a atar a los torturados, bajo el foco de luz. - Ahora déjanos solos, pero quédate en la puerta y avisa un par de soldados para que se queden también. Que estén listos para acatar mis órdenes cuando termine. - el científico sale del módulo, quedándose en la puerta. Yo me acerco a la rehén, dándole un par de cachetes en la cara para que despierte.
Pongo cara de hastío cuando me niega que sepa nada sobre el capitán. A mi me da igual que el otro Wilhelm no aparezca, a pesar de que hubo una temporada que intenté manipularlo para que se volviese contra su hermano para así facilitarme el camino hacia el mandato único. Ahora sé que es preferible seguir teniendo a Andreas cerca, no podemos permitirnos debilitarnos en un momento así. - Ya...claro. Aquí nadie sabe nada. - sonrío de modo burlón ante eso de que no es una perra fiel, pero al menos se plantea ser ejecutora. Bueno, el chip ya lo tiene implantado, una cosa menos que hacer.
- Parece que nos vamos entendiendo...aunque no te confundas, un ejecutor no es libre. Es nuestro esclavo. - comento mientras observo el desagradable espectáculo de los gusanos, continuando con la conversación mientras ella grita y sufre. - Podemos considerar ser una FIEL ejecutora a nuestro servicio, pero eso no es suficiente, te he pedido más cosas, no seas tacaña. - tuerzo la boca en un gesto de asco cuando me escupe el trozo de gusano a la cara, sacando un pañuelo del bolsillo para limpiarme. Después le cruzo la cara con una bofetada bastante fuerte, todo por su atrevimiento y por sus palabras. Echo las manos a su cuello, comenzando a estrangularla. - No te conviene enfadarme...¿no te has dado cuenta aún? tenéis todas las de perder, hagáis lo que hagáis. Lo único que podéis conseguir es que suceda lo menos malo, así que no me toques los cojones. - sigo estrangulándola más y más fuerte, de modo que de seguir así probablemente la ahogue o le provoque una fractura cervical. La suelto de manera brusca tras varios segundos, dándome la vuelta para ir a la mesa donde estaban las cajas. Esta vez saco una pistola, con la cual le apunto entre ceja y ceja durante varios segundos para hacerle sufrir con la espera y la incertidumbre.
- A tomar por culo.- aprieto finalmente el gatillo, provocando así su segunda muerte virtual. En el fondo es como pasarte una de esas pantallas de videojuegos en las que te inflas a matar orcos y cosas, así, en algún momento se acabará volviendo monótono. - Sácanos. Empiezo a sentirme tradicional... a mi primero, a ella después. - le pido al científico para que no reinicie la simulación de realidad virtual. El científico al cargo detiene el programa, con lo cual me levanto en la camilla en la que estaba tendido, quitándome aquel casco de simulación de realidad que me había puesto. Me levanto para caminar hacia Leila, preguntándome cómo estará su mente después de haber vivido dos muertes. Ella sigue tendida en la camilla, con el casco puesto. Le pido al científico que se lo quite también a ella, que la levante de la camilla y que la ate de las manos, colgando del techo en el lugar destinado a atar a los torturados, bajo el foco de luz. - Ahora déjanos solos, pero quédate en la puerta y avisa un par de soldados para que se queden también. Que estén listos para acatar mis órdenes cuando termine. - el científico sale del módulo, quedándose en la puerta. Yo me acerco a la rehén, dándole un par de cachetes en la cara para que despierte.
-Víctimas....¿no lo somos todos?
Seguía mirandolo. Tiró un mechón de pelo rojo sobre mi pecho. Lo miré y mi pupila se contrajo, mi mandíbula se tensó. El ritmo cardíaco se aceleró. No respondí nada... era necesario? Luego tiró otra cosa mas, un trozo de ropa arrancado...eso me dijo algo menos, pero el mechon de pelo habia sido decisivo. Era dificil pensar friamente, pensar que eso podia ser pelo de cualquiera, que hasta podia ser sintentico, o una creacion magica. Un mago no tendria problema en aquello...
- Sí. Ese es el precio. - mi voz sonó cáustica, cortante como el filo de un cuchillo oxidado, igual de roto. La respiracion entrecortada denotaba la furia acumulada en la boca del estomago. - No sé como lo haré. Pero si es verdad que les has hecho daño, te mataré. ESE es el precio de la guerra...
Aun no tenia claro que queria de mi. Mi treta para que me contara algo sobre Erika fracasó, asi era imposible corroborar si la tenian de verdad o se estaba marcando el pegote. Es mas, se volvio contra mi, porque siguió metiendome mano, el muy cabrón. No era lo que mas me molestaba, sin embargo. La idea de que a mi hijo y a Erika les hubiese pasado algo, lo que sea, despues de como nos despedimos...joder...
Me obligó a mirar como metia su mano en mi bragueta, pero mas desagradable era el tacto del puto blood keeper que la propia vision. Joder. Ya habia tenido bastante con mi padre. Gustoso le volaria tambien la tapa de los sesos a este.
-aparta la mano de ahi, capullo!!! - le respondí cabreado a toda su perorata sobre donde estaban los lideres de la alianza. - Pues cargaroslos vosotros, por mi perfecto! Pero no pienso ayudaros. Nunca colaboraré con un blood keeper. NUNCA.
"hostia puta...hosss...tiaputa..."
Gruñí y tensé todos mis musculos cuando aquella sensacion invadió mi entrepierna, el principio fue pasable pero el escozor se intensificó. Que coño era eso? Quemaba. Juraria que habia quemado no solo la ropa interior de aquella zona, si no tambien la propia piel. Y aunque comenzó a subir su mano, la desagradable sensacion ahi abajo persistió. Me habria retorcido de dolor si pudiese moverme, me habria hecho un ovillo. Conforme subio por mi abdomen y pecho pude ir como iba quemando la piel, dejando unas desagradables ampollas a su paso.
"joderjoderjoderjoder!"
Quise intentar decirle que parara, pero si abria la boca, temia que solo me saliese un patético quejido, asi que me mordí la puta lengua. Mi rostro contraido por el dolor y los espasmos que sufria deberian bastarle. Cuando llegó a la mandibula abri los ojos y lo mire, la sangre de la nariz rota seguia manando. Y otra amenaza velada.... No...si aquello era verdad....no debian hacerles daño....
- No... no te vayas...quédate conmigo...a.....aún me pica un poco ahí abajo...ya sabes.... - cualquier cosa si podía ganar tiempo. Le miré con la vista vedada en lágrimas y una mueca de hastío, pero se intuía una sonrisa burlona en la comisura de mis labios. Claro. Victorya, Thranduil, la gente de la Brigada....todos esos no se iban a quedar de brazos cruzados. Solo teniamos que resistir.
Seguía mirandolo. Tiró un mechón de pelo rojo sobre mi pecho. Lo miré y mi pupila se contrajo, mi mandíbula se tensó. El ritmo cardíaco se aceleró. No respondí nada... era necesario? Luego tiró otra cosa mas, un trozo de ropa arrancado...eso me dijo algo menos, pero el mechon de pelo habia sido decisivo. Era dificil pensar friamente, pensar que eso podia ser pelo de cualquiera, que hasta podia ser sintentico, o una creacion magica. Un mago no tendria problema en aquello...
- Sí. Ese es el precio. - mi voz sonó cáustica, cortante como el filo de un cuchillo oxidado, igual de roto. La respiracion entrecortada denotaba la furia acumulada en la boca del estomago. - No sé como lo haré. Pero si es verdad que les has hecho daño, te mataré. ESE es el precio de la guerra...
Aun no tenia claro que queria de mi. Mi treta para que me contara algo sobre Erika fracasó, asi era imposible corroborar si la tenian de verdad o se estaba marcando el pegote. Es mas, se volvio contra mi, porque siguió metiendome mano, el muy cabrón. No era lo que mas me molestaba, sin embargo. La idea de que a mi hijo y a Erika les hubiese pasado algo, lo que sea, despues de como nos despedimos...joder...
Me obligó a mirar como metia su mano en mi bragueta, pero mas desagradable era el tacto del puto blood keeper que la propia vision. Joder. Ya habia tenido bastante con mi padre. Gustoso le volaria tambien la tapa de los sesos a este.
-aparta la mano de ahi, capullo!!! - le respondí cabreado a toda su perorata sobre donde estaban los lideres de la alianza. - Pues cargaroslos vosotros, por mi perfecto! Pero no pienso ayudaros. Nunca colaboraré con un blood keeper. NUNCA.
"hostia puta...hosss...tiaputa..."
Gruñí y tensé todos mis musculos cuando aquella sensacion invadió mi entrepierna, el principio fue pasable pero el escozor se intensificó. Que coño era eso? Quemaba. Juraria que habia quemado no solo la ropa interior de aquella zona, si no tambien la propia piel. Y aunque comenzó a subir su mano, la desagradable sensacion ahi abajo persistió. Me habria retorcido de dolor si pudiese moverme, me habria hecho un ovillo. Conforme subio por mi abdomen y pecho pude ir como iba quemando la piel, dejando unas desagradables ampollas a su paso.
"joderjoderjoderjoder!"
Quise intentar decirle que parara, pero si abria la boca, temia que solo me saliese un patético quejido, asi que me mordí la puta lengua. Mi rostro contraido por el dolor y los espasmos que sufria deberian bastarle. Cuando llegó a la mandibula abri los ojos y lo mire, la sangre de la nariz rota seguia manando. Y otra amenaza velada.... No...si aquello era verdad....no debian hacerles daño....
- No... no te vayas...quédate conmigo...a.....aún me pica un poco ahí abajo...ya sabes.... - cualquier cosa si podía ganar tiempo. Le miré con la vista vedada en lágrimas y una mueca de hastío, pero se intuía una sonrisa burlona en la comisura de mis labios. Claro. Victorya, Thranduil, la gente de la Brigada....todos esos no se iban a quedar de brazos cruzados. Solo teniamos que resistir.
Científico Alianza Humana
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puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
-Yo no me considero una víctima. En todo caso un libertador, aunque para ello haya tenido que segar ciertas almas. Incautas, imprudentes...- Percibo su reacción visceral al materializarse en su mente y por tanto en la realidad virtual el pelo de Erika. Sonrío de lado, cogiendo las cosas otra vez y guardándolas en el bolsillo otra vez, soltando una carcajada cuando me amenaza -Me encantaría verlo. Lo que no sé es si podrás hacerlo tú-
Recuerdo que estaba en la mandíbula de Thalos. Recorro el último centímetro que queda de su barbilla y disparo el dedo, como un cohete. Pero el dedo se precipita a su ojo sano. Sí, un dedo lleno de ácido se mete en el dedo abierto de Thalos. No puedo ni imaginarme la sensación, pero dudo mucho que sea placentera. Cambio el dedo, seguramente el índice por el pulgar, para apretar mi yema sobre su ojo con más fuerza y abarcar mucho más espacio, concretamente toda la cuenca. Mi respiración y mi pulso se aceleran, aprieto los labios y llevando más fuerza al dedo pulgar. Lo estoy disfrutando mucho, creo que hasta me estoy poniendo cachondo, pero se ha de mantener la compostura.
-Muy bien, no me iré, pero entonces necesito que me respondas. Es una pregunta muy sencilla, seguro que sabes la respuesta. Éamon, Andreas y Michael. ¿Qué son ellos para tí más que otro molesto grano en el culo? ¿En serio tienes que aguantar esto por esos desalmados? ¿Qué han hecho ellos por tí? ¿Por qué quieres que los demás tengan que pasar por esto? Tú eres la clave para que esto se acabe... Pero si no me lo dices, de lo contrario, tendré que irme. Tengo muchas personas a las que atender. Créeme, muchas- Aparto por fin el dedo de su ojo, parte de su carne quemada y cuagulada se me ha quedado pegada en el dedo, pero me limpio en el propio cuerpo de Thalos, no me voy a manchar mi ropa -¿Con quién te apetecería que fuera hablar ahora? Tengo muchas alternativas... Pero por motivos que desconozco el pelo rojo me llama más la atención. En fin, si no tienes nada que decirme creo que me iré- Me levanto de su lado y empiezo a andar, puede que no me vea, pero seguro que escucha mis pasos alejarse.
Recuerdo que estaba en la mandíbula de Thalos. Recorro el último centímetro que queda de su barbilla y disparo el dedo, como un cohete. Pero el dedo se precipita a su ojo sano. Sí, un dedo lleno de ácido se mete en el dedo abierto de Thalos. No puedo ni imaginarme la sensación, pero dudo mucho que sea placentera. Cambio el dedo, seguramente el índice por el pulgar, para apretar mi yema sobre su ojo con más fuerza y abarcar mucho más espacio, concretamente toda la cuenca. Mi respiración y mi pulso se aceleran, aprieto los labios y llevando más fuerza al dedo pulgar. Lo estoy disfrutando mucho, creo que hasta me estoy poniendo cachondo, pero se ha de mantener la compostura.
-Muy bien, no me iré, pero entonces necesito que me respondas. Es una pregunta muy sencilla, seguro que sabes la respuesta. Éamon, Andreas y Michael. ¿Qué son ellos para tí más que otro molesto grano en el culo? ¿En serio tienes que aguantar esto por esos desalmados? ¿Qué han hecho ellos por tí? ¿Por qué quieres que los demás tengan que pasar por esto? Tú eres la clave para que esto se acabe... Pero si no me lo dices, de lo contrario, tendré que irme. Tengo muchas personas a las que atender. Créeme, muchas- Aparto por fin el dedo de su ojo, parte de su carne quemada y cuagulada se me ha quedado pegada en el dedo, pero me limpio en el propio cuerpo de Thalos, no me voy a manchar mi ropa -¿Con quién te apetecería que fuera hablar ahora? Tengo muchas alternativas... Pero por motivos que desconozco el pelo rojo me llama más la atención. En fin, si no tienes nada que decirme creo que me iré- Me levanto de su lado y empiezo a andar, puede que no me vea, pero seguro que escucha mis pasos alejarse.
El escozor por las quemaduras y el dolor de las ampollas no se desvanecia asi como asi. Las del pecho no me importaban tanto, pero las otras.... me causaban un dolor que ascendía desde ahi atenazandome las tripas y provocandome nauseas.
Tanto, que no me esperé su siguiente movimiento. Dejó de llenarme de acido la parte de la mandíbula para saltar al ojo. Ahí grité, vaya que si grité - no el típico grito de "au capullo me has metido el dedo en el ojo"- no, porque fue con saña, y ademas, ardía. La piel de alrededor se quemó. Pero no paró ahi, comenzó a hacer mas presion. Grité mas aun, quedandome a ciegas. Tenía cojones. El otro ojo tambien lo habia perdido a manos de una blood keeper... Gruñí a la desesperada, intentando quitarmelo de encima, mientras mi ojo izquierdo lloraba sangre. Lo hizo tan lento...dolió mucho mas que cuando Macaret me arrebató el derecho.
- ES...dificil....RESPONDER! CON TU...PUTO DEDO...EN..ENMI... EN MI OJO!!! - jadeaba, intentaba dejar de gritar. Lo conseguia a duras penas, controlar aquello dejaba mi respiracion totalmente irregular. Hasta me costaba tomar aire.
"va a acabar conmigo. No...ya lo ha hecho... inutil...totalmente inutil...."
- Pero...que demonios quieres.... no lo entiendo... - hablé de modo entrecortado. - No... ellos son...mis enemigos...que quieres que te diga....? Don...dónde est..án? - tenia que hacer esfuerzos por normalizar mi habla. Se me escapó una risotada....un tanto... de estar perdiendo la cabeza. Era cierto? Era un farol?
Apartó su dedo pulgar de mi cuenca ahora hundida y sangrante y jadeé, abriendo la boca para tomar aire. Me estaba tragando mi propia sangre por culpa de la nariz rota ya desde hacia rato. Lo oi alejarse. Dijo que se iba. Bufé, junté aire en mis pulomenes y lo llamé, cagándome en mi vida y en el momento que decidí volver a apreciar a alguien.
-NOOO! No! N-no.... Tengo...información...sobre Michael...te la daré....no hace falta que hables con nadie mas... - farfullaba, en voz baja. Mi voz habia ido perdiendo volumen. Esperaba oir sus pasos detenerse.
Tanto, que no me esperé su siguiente movimiento. Dejó de llenarme de acido la parte de la mandíbula para saltar al ojo. Ahí grité, vaya que si grité - no el típico grito de "au capullo me has metido el dedo en el ojo"- no, porque fue con saña, y ademas, ardía. La piel de alrededor se quemó. Pero no paró ahi, comenzó a hacer mas presion. Grité mas aun, quedandome a ciegas. Tenía cojones. El otro ojo tambien lo habia perdido a manos de una blood keeper... Gruñí a la desesperada, intentando quitarmelo de encima, mientras mi ojo izquierdo lloraba sangre. Lo hizo tan lento...dolió mucho mas que cuando Macaret me arrebató el derecho.
- ES...dificil....RESPONDER! CON TU...PUTO DEDO...EN..ENMI... EN MI OJO!!! - jadeaba, intentaba dejar de gritar. Lo conseguia a duras penas, controlar aquello dejaba mi respiracion totalmente irregular. Hasta me costaba tomar aire.
"va a acabar conmigo. No...ya lo ha hecho... inutil...totalmente inutil...."
- Pero...que demonios quieres.... no lo entiendo... - hablé de modo entrecortado. - No... ellos son...mis enemigos...que quieres que te diga....? Don...dónde est..án? - tenia que hacer esfuerzos por normalizar mi habla. Se me escapó una risotada....un tanto... de estar perdiendo la cabeza. Era cierto? Era un farol?
Apartó su dedo pulgar de mi cuenca ahora hundida y sangrante y jadeé, abriendo la boca para tomar aire. Me estaba tragando mi propia sangre por culpa de la nariz rota ya desde hacia rato. Lo oi alejarse. Dijo que se iba. Bufé, junté aire en mis pulomenes y lo llamé, cagándome en mi vida y en el momento que decidí volver a apreciar a alguien.
-NOOO! No! N-no.... Tengo...información...sobre Michael...te la daré....no hace falta que hables con nadie mas... - farfullaba, en voz baja. Mi voz habia ido perdiendo volumen. Esperaba oir sus pasos detenerse.
Resople cuando dijo que no tenía ninguna prueba acerca de lo sucedido en el Ministerio de la Paz y puso esa cara de “yo no fui”. Si, claro, le iba a creer y todo. Verlo limpiarse me dió un pequeño momento de satisfacción, por lo que sonreí hasta que los gusanos comiendose mi interior se hicieron realmente insoportables, momento en el que me removí con más fuerza haciendo que lo que me apresaba emitiera un quejido y cediera un poco, pero no lo suficiente. El cachetazo me saca una exclamación junto con un par de lágrimas y me enoja aún más ¿Quién se creía él para sacarme lágrimas a mí? Yo no derramaría lágrimas por él. Cuando comenzó a estrangularme seguí luchando contra lo que me tenía agarrada a la mesa, pero con menos fuerza ya que la falta de oxígeno me estaba afectando. Sonreí a duras penas afectada por la falta de aire, el esfuerzo y los gusanos debajo de mi piel cuando mencionó sus cojones.
-Dudo que pueda encontrarlos.- Pero parece que el que yo no pueda encontrar sus cojones no le dió gracia ya que de a poco va entrando cada vez menos oxígeno a mi cuerpo, mis ojos se abren desorbitados al caer en la cuenta que moriría, mis puños apretados siguen tratando de liberarse, mis piernas inquietas se remueven buscando la libertad, hasta que por fin me suelta, pero los gusanos siguen ahí. “Es una agonía que nunca terminará.” Pienso mientras recobro algo de aire, aunque no sirve de mucho porque un par de gusanos entran a mi pulmon y hacen que tosa sangre. Le lancé una mirada de derrota al ver que me estaba apuntado a quemarropa, pero luego me envalentoné; si esas eran mis últimas palabras debería decir algo para la posteridad.
-Polla envinagrada.- Aunque debo admitir que me hizo sufrir esos momentos de incertidumbre, en el instante en el que movió el gatillo me arrepentí y, claro, ya era tarde. Una bala perforó mi cráneo y luego nada, todo negro. Había muerto.
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Fruncí mi rostro con los ojos cerrados porque sentía todo el peso de mi cuerpo en mis brazos. Sentí un cuchillo cortandome, las patas de unas ratas y sus dientes mordiendo mi piel despellejada, calor, mucho calor, fuego sacandome ampollas, olor a pelo y piel quemadas, asfixia, no podía respirar ni gritar, algo iba por adentro de mi piel.
¿Qué había pasado?¿Un sueño?¿Una pesadilla? Desperté agitada y adolorida. Mi respiración estaba como si hubiese corrido una maratón y el sudor hacia que la delegada ropa de hospital se pegara a mi cuerpo. Enfoque mis agitados ojos en quien me estaba dando palmadas en los cachetes. Nunca había visto a Éamon en persona… aunque en mi sueño no lo ví a él, pero fue como una sensación, como si no lo viera pero aún así supiera que él estaba ahí, que era el culpable. Pero no podía basar nada en un sueño, me tomarían por loca.
-¿Dónde estamos?¿Qué es lo que esta pasando?- Pregunté con un hilo de voz por el dolor en mis brazos y el temor por mi vida.
115 ps + 5 factor de regeneración= 120 ps
-Dudo que pueda encontrarlos.- Pero parece que el que yo no pueda encontrar sus cojones no le dió gracia ya que de a poco va entrando cada vez menos oxígeno a mi cuerpo, mis ojos se abren desorbitados al caer en la cuenta que moriría, mis puños apretados siguen tratando de liberarse, mis piernas inquietas se remueven buscando la libertad, hasta que por fin me suelta, pero los gusanos siguen ahí. “Es una agonía que nunca terminará.” Pienso mientras recobro algo de aire, aunque no sirve de mucho porque un par de gusanos entran a mi pulmon y hacen que tosa sangre. Le lancé una mirada de derrota al ver que me estaba apuntado a quemarropa, pero luego me envalentoné; si esas eran mis últimas palabras debería decir algo para la posteridad.
-Polla envinagrada.- Aunque debo admitir que me hizo sufrir esos momentos de incertidumbre, en el instante en el que movió el gatillo me arrepentí y, claro, ya era tarde. Una bala perforó mi cráneo y luego nada, todo negro. Había muerto.
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Fruncí mi rostro con los ojos cerrados porque sentía todo el peso de mi cuerpo en mis brazos. Sentí un cuchillo cortandome, las patas de unas ratas y sus dientes mordiendo mi piel despellejada, calor, mucho calor, fuego sacandome ampollas, olor a pelo y piel quemadas, asfixia, no podía respirar ni gritar, algo iba por adentro de mi piel.
¿Qué había pasado?¿Un sueño?¿Una pesadilla? Desperté agitada y adolorida. Mi respiración estaba como si hubiese corrido una maratón y el sudor hacia que la delegada ropa de hospital se pegara a mi cuerpo. Enfoque mis agitados ojos en quien me estaba dando palmadas en los cachetes. Nunca había visto a Éamon en persona… aunque en mi sueño no lo ví a él, pero fue como una sensación, como si no lo viera pero aún así supiera que él estaba ahí, que era el culpable. Pero no podía basar nada en un sueño, me tomarían por loca.
-¿Dónde estamos?¿Qué es lo que esta pasando?- Pregunté con un hilo de voz por el dolor en mis brazos y el temor por mi vida.
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Éamon O'Connell
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Lo último que Leila vio de mí en la realidad virtual fue mi cara de aburrida indiferencia ante sus insultos, es el último recurso de los que están muy desesperados. Debería hacer que encontrase lo que esas palabras denominan, ya que tanto las nombra. Volvemos por fin al mundo real, aquel en el que el daño no desaparecerá de su cuerpo, aunque el que he hecho a su mente también seguirá ahí. Su respiración agitada y piel sudada indican que tanto sufrimiento mental ha provocado una clara reacción física, el miedo se ha expresado a través de su cuerpo. Paseo mi mirada de manera insidiosa por toda su figura, ahora que sea preciaba mejor por lo pegada que quedaba la tela. Después la saludo con voz serena y taimada. - Bienvenida, Leila. El lugar es irrelevante, sólo debe importarte que estás conmigo. - parece que no recuerda nada, pues me pregunta otra vez qué está pasando. Esto me hace tener déjà vu, tendré que hacer cosas diferentes para quitarme esa sensación.
- Estás aquí porque hicisteis cosas indebidas, tú y el resto de idiotas que se colaron en la torre. - mientras hablo me doy media vuelta, acercándome a una de las esquinas de la sala para abrir un baúl metálico en el que hay materiales variados, esta vez de verdad. - Acción, reacción. Hay un castigo por ese mensaje de incitación al odio y por lo que provocasteis después en la plaza. La única manera en la que podrás salir de aquí con vida es retractandote, delatando a otros traidores, revelando la ubicación de Michael Wilhelm y sirviéndonos como fiel ejecutora. - relato con voz monótona y cara de hastío porque lo he dicho ya como tres o cuatro veces, he empezado a perder la cuenta. Saco del baúl un látigo de varias colas, además de un trozo de tela negro con el que le tapo los ojos al acercarme a ella. A partir de ahora no verá nada de lo que le haga, sólo lo sentirá. - Así que empieza a cantar, no tengo todo el día. El orden en el que lo hagas me es indiferente, pero dame resultados. - susurro en su oído mientras me sitúo a su espalda, lanzando un fuerte latigazo contra su espalda. No me detengo con ese primer golpe, tras ese vienen otros, cada vez más fuertes y brutales, de los que pueden incluso hacer saltar la carne. - No merece la pena que mueras por esto...cumple lo que te pedimos, es sencillo. En el fondo te estoy haciendo un favor, si vuelves a la Alianza estarás segura.
- Estás aquí porque hicisteis cosas indebidas, tú y el resto de idiotas que se colaron en la torre. - mientras hablo me doy media vuelta, acercándome a una de las esquinas de la sala para abrir un baúl metálico en el que hay materiales variados, esta vez de verdad. - Acción, reacción. Hay un castigo por ese mensaje de incitación al odio y por lo que provocasteis después en la plaza. La única manera en la que podrás salir de aquí con vida es retractandote, delatando a otros traidores, revelando la ubicación de Michael Wilhelm y sirviéndonos como fiel ejecutora. - relato con voz monótona y cara de hastío porque lo he dicho ya como tres o cuatro veces, he empezado a perder la cuenta. Saco del baúl un látigo de varias colas, además de un trozo de tela negro con el que le tapo los ojos al acercarme a ella. A partir de ahora no verá nada de lo que le haga, sólo lo sentirá. - Así que empieza a cantar, no tengo todo el día. El orden en el que lo hagas me es indiferente, pero dame resultados. - susurro en su oído mientras me sitúo a su espalda, lanzando un fuerte latigazo contra su espalda. No me detengo con ese primer golpe, tras ese vienen otros, cada vez más fuertes y brutales, de los que pueden incluso hacer saltar la carne. - No merece la pena que mueras por esto...cumple lo que te pedimos, es sencillo. En el fondo te estoy haciendo un favor, si vuelves a la Alianza estarás segura.
Científico Alianza Humana
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Utilizo la palma de la mano para rodear toda la cabeza de Thalos mientras se revolvía cuando le staba arrebatando la visión. Qué sensación, es como meter el dedo en gelatina: vicoso y blando a la vez, con ciertas partes duras debido al hueso. Aprieto más si puedo cuando me dice lo de que no puede hablar con mi dedo en el ojo, a ver si puede o no puede hacerlo, porque yo le estoy escuchando perfectamente cómo utiliza su sarcasmo, pero no precisamente para contestarme.
Suelto su cara cuando parece que quiere colaborar. Que aprenda como los perros que cuando hace las cosas bien no recibe castigo, pero cuando no le da la gana a hacer lo que le mandan sí. Un castigo muy doloroso.
Sí, me detuve, pero no me acerqué, le hablé desde la distancia: quería que la sintiera en el tacto, que la oyera, el frío de la soledad de no tener a nadie alrededor, la indefensión y la desprotección. Si no me gusta lo que me cuenta me largaré con viento fresco. Es más fácil si colaboran, pero hay ciertos personajes curtidos que deciden que quieren aguantar más dolor. ¿Héroes o idiotas? Un poco más de ambas, pero a mi parecer más estúpidos que otra cosa. Le doy un segundo de paz interior, para que se empape bien de su dolor, de lo que puede pasar si no colabora y de lo que le pueden pasar a los demás si tampoco colabora.
-Veamos qué sabes, y ya decidiré si me convences tú o me convence otra persona-
Suelto su cara cuando parece que quiere colaborar. Que aprenda como los perros que cuando hace las cosas bien no recibe castigo, pero cuando no le da la gana a hacer lo que le mandan sí. Un castigo muy doloroso.
Sí, me detuve, pero no me acerqué, le hablé desde la distancia: quería que la sintiera en el tacto, que la oyera, el frío de la soledad de no tener a nadie alrededor, la indefensión y la desprotección. Si no me gusta lo que me cuenta me largaré con viento fresco. Es más fácil si colaboran, pero hay ciertos personajes curtidos que deciden que quieren aguantar más dolor. ¿Héroes o idiotas? Un poco más de ambas, pero a mi parecer más estúpidos que otra cosa. Le doy un segundo de paz interior, para que se empape bien de su dolor, de lo que puede pasar si no colabora y de lo que le pueden pasar a los demás si tampoco colabora.
-Veamos qué sabes, y ya decidiré si me convences tú o me convence otra persona-
- johan:
- Johan Black escribió:Un escalofrío me recorre todo el cuerpo cuando Wilhelm usa las manos amputadas para removerme el pelo antes de tirarlas al suelo. Lo único que deseo en este momento es destrozar al político a base de golpes, hacerle sufrir y sangrar como lo ha hecho él con Thalos y Leila. No logro pensar nada racional con la rabia invadiéndome. Él mismo me asegura que es un mentiroso y que nada me asegura que fuese a aceptar la condiciones de un pacto más o menos justo, tal y como me esperaba. Su narcisismo exacerbado me pone de los nervios, no parece afectarle eso de causar aversión en mucha gente. - No, más tarde no, ahora. Tengo que saber que siguen vivos...- exijo con el rostro contraído de dolor por los cortes que me acaba de hacer en el abdomen, sintiendo bastante temor al escuchar eso de que tiene que presentarme a alguien. Alguien tan cruel es capaz de cualquier cosa. Alzo un poco la cabeza de la camilla, sin apartar la mirada de él ni de la camilla que hace entrar a la habitación.
Al principio soy incapaz de reaccionar ante lo que estoy viendo, no puedo creerme que sea mi madre la que está inconsciente en la camilla de al lado. Niego con la cabeza con los ojos muy abiertos y expresión de miedo, sin entender nada de lo que está pasando. Parece que sólo está dormida y que aparentemente no está herida, pero no puedo saberlo a ciencia cierta. - No...no puede ser. Ella está en otro país, escondida. No podéis haberla encontrado. Es imposible. - murmuro tratando de convencerme más a mí que a él, intentando pensar de manera lógica aunque lo único que puedo hacer en este momento es temblar de rabia, dolor e impotencia. ¿Cómo podían haberla rastreado? - Como le hayas hecho algo te juro que... - de repente se me ocurre algo, una idea que brota con más claridad en medio de tanta angustia mental. - Haz que despierte...¡HAZ QUE DESPIERTE O NO TE DIGO NI UNA PALABRA MÁS! - ni de la moneda, ni de Wilhelm, ni de nada. - Tendrás a tu hermano si dejas de tocar a los nuestros y los liberas. Si les haces algo...te devolveremos a Michael a trozos, igual que tú con sus manos. - replico furioso, sin importarme en este momento si estoy siendo cruel como él. Nunca he dicho que los renegados fuésemos unos santos. Es todo cuestión de perspectiva. - Si nosotros perdemos, tú también. - termino ligeramente más sereno, a la expectativa de lo que diga o haga a continuación. Primero tengo que saber que mi madre está en condiciones. Y también asegurarme de que es ella, que bien puede estar intentando engañarme con su hermana gemela. Nunca más se supo de ella pero pudieron haberla capturado. Yo las distinguiría, reconocería a mi madre, pero en esta situación ya no estoy seguro ni de lo que veo.
-ahora? aun no entiendes que tú no mandas.No en este momento.
parecemos haber dadoen el clavo con lo de su madre.Sonrio y mis ojos tambien lo hacen, tras mis gafas tintadas
-La hemos encontrado en exclusiva para ti
"pero gracias por la valiosa informacion de que está escondida e otro pais"
Puse mis ojos en blanco, cruzado de brazos. Here we go again. La verdad es que Johan me estaba cansando con tanta exigencia. Me acerqué a el, le agarré los mofletes y apreté, soltandole luego un puñetazo en la nariz.
- Que no, que te calles. Te he dicho que tu no mandas. Me estas tocando las narices ya. Si no colaboras yo pierdo a mi hermano, pero tu pierdes a tu madre, a tu hermano, y a dos compañeros. Tú pierdes mas. A ti no te mataré, te dejaré vivo para que sufras.
Queria comprobar que aquella era su madre. Hacia bien en desconfiar. Saqué mi pistola y se la puse a su madre inconsciente sobre la frente. Me comunicaron que era posible recrear en la simulacion que se despertase, pero mejor que fiuese algo breve, para no cagarla. Teniamos datos de su hijo, Daniel, asi que lo aprovechariamos. Le pegué un golpe a la mujer en la mejilla, con la culata de la pistola y se despertó subitamente. Lo primero que hizo fue escupirme un escupitajo con sangre a mi traje. Me dio mucho asquito. Pero teniamos registros de que Brigitte era agresiva. Luego ladeó la cabeza y clavó unos ojos de exactísimamente el mismo azul que los de Johan, en Johan. Fueron capaces de recrear bastante bien sus gestos, emociones, alegria por ver a su hijo pero desesperacion por estar en aquella situacion.
- Johan....lo siento tanto...tienen a Daniel y-
No la dejé hablar, le golpeé nuevamente, en la sien, y se quedó inconsciente. Le puse mi pistola sobre la frente a la mujer.
- Con vuestro galeon confiscado, nos comunicaremos con los tuyos. Acordaremos un punto de encuentro propuesto por nosotros para que nos traigan alli a Michael. Por entregarnoslo, os devolveremos a uno de los tuyos. Guardaremos presos a los demas hasta comprobar que el estado de mi hermano sea el correcto, que sea él, y no uno de vuestros trucos de magia, o que esté bajo algun hechizo. Si se cumple todo ello, liberaremos a otro. Por ultimo, os retractareis en publico del mensaje que lanzasteis. A los restantes, os convertiremos en ejecutores. Viviréis para ver un mundo mejor, todos vosotros, si te enteras...de una vez....de que tu no mandas. Niégate una vez mas y empiezo a abrirle agujeros de bala a la excapitana White.
El dolor que me habian dejado las quemaduras me provocaban una autentica agonia, tanto bajo el pantalon como por todo el torso, cuello, mandíbula y cara. La nariz partida ya era como un picotazo de mosquito en comparacion. Entre mis jadeos y gruñidos ahogados a base de morderme la lengua, oi que sus pasos se detenian.
"bien"
- Michael ...es ....es prisionero nuestro.Des...desde ha-hace tiempo.....
Le dije en voz bastante baja. A causa del dolor, quizá. O tal vez tambien a drede. No lo oia moverse, no sabia donde estaba, y eso me ponia nervioso. Carraspeé porque tenia la boca llena de sangre que me estaba tragando de mi propia nariz rota.
"piensa. Rapido"
"O piensa más. Vas a dar una ubicacion de un miembro de la alianza a los blood keeper... creen que es mas facil arrebatarnoslo a nosotros que a la alianza? Puede ser...."
- Si te lo digo debes de jurar que no les harás nada - le dije. Tiempo, necesitaba tiempo. - Lo tenemos encerrado en Bastion Hollow.
Era conocido de sobra por todos que los renegados tenian ahi el cuartel general, o que al menos, habian habitado ahi durante mucho tiempo, aunque todo quedase mas despoblado tras el ultimo ataque de la Alianza a nuestro bastión ya no tan secreto. Los propios blood tambien atacaron alli una vez. Habia mentido, si. No estaba alli, pero ellos no tenian por qué saberlo hasta llegar al lugar...y de que hacian todo eso...ganariamos tiempo. Luego volverian enfadados, pero mi version podia mantenerse, podia alegar que habian movido al preso.
- Aunque solemos moverlo de zulo de cuando en cuando, por este tipo de cosas. Hay algun lugar más...donde se puede encontrar. - carraspeé, agobiado por tanta oscuridad. Mi voz sonaba muy desesperada y angustiada. No era dificil, la verdad.
"bien"
- Michael ...es ....es prisionero nuestro.Des...desde ha-hace tiempo.....
Le dije en voz bastante baja. A causa del dolor, quizá. O tal vez tambien a drede. No lo oia moverse, no sabia donde estaba, y eso me ponia nervioso. Carraspeé porque tenia la boca llena de sangre que me estaba tragando de mi propia nariz rota.
"piensa. Rapido"
"O piensa más. Vas a dar una ubicacion de un miembro de la alianza a los blood keeper... creen que es mas facil arrebatarnoslo a nosotros que a la alianza? Puede ser...."
- Si te lo digo debes de jurar que no les harás nada - le dije. Tiempo, necesitaba tiempo. - Lo tenemos encerrado en Bastion Hollow.
Era conocido de sobra por todos que los renegados tenian ahi el cuartel general, o que al menos, habian habitado ahi durante mucho tiempo, aunque todo quedase mas despoblado tras el ultimo ataque de la Alianza a nuestro bastión ya no tan secreto. Los propios blood tambien atacaron alli una vez. Habia mentido, si. No estaba alli, pero ellos no tenian por qué saberlo hasta llegar al lugar...y de que hacian todo eso...ganariamos tiempo. Luego volverian enfadados, pero mi version podia mantenerse, podia alegar que habian movido al preso.
- Aunque solemos moverlo de zulo de cuando en cuando, por este tipo de cosas. Hay algun lugar más...donde se puede encontrar. - carraspeé, agobiado por tanta oscuridad. Mi voz sonaba muy desesperada y angustiada. No era dificil, la verdad.
El jodido Wilhelm se va cabreando más y más por momentos, se nota que no está acostumbrado a que le lleven la contraria o le hagan exigencias, porque lo cierto es que lo lleva muy mal. No es muy difícil dejarme claro que manda él, porque me tiene atado e incapaz de hacer nada. Tampoco pierde ocasión de seguir amenazando a mi familia si no colaboro, y por desgracia sé que no es un farol. Son capaces de eso y más. Mientras miro a mi inconsciente madre no hago más que preguntar cómo demonios han conseguido encontrarla tanto tiempo después de haberse marchado. Ojalá no fuese ella, aunque conforme pasan los segundos albergo cada vez menos esperanzas de que sea la sádica de su gemela.
Lanzo a Andreas una mirada de desprecio, completamente asqueado cuando se pone a medir en cantidades algo tan duro como perder a una persona. Parece que le importa más que yo pierda dos o tres personas que el hecho de que él se quede sin su hermano. Tal vez quiera recuperarlo más por una cuestión de orgullo e imagen que otra cosa, cada vez tengo más claro que este tío sólo se quiere a sí mismo. - ¡No la golpees, hijo de puta! - vocifero al ver que le da a mi madre con la culata de la pistola en la cara para despertarla, olvidándome en ese momento de cualquier dolor que pueda estar sintiendo yo por las heridas de la tortura. El despertar de mi madre es propio del carácter que ella tiene, siempre fue muy peleona, ya no sólo durante la época en la que la usaron como bruja reeducada.
Se me encoge el corazón y se me empañan los ojos al ver la desesperación y el miedo con el que me mira, sintiéndome tremendamente culpable de lo que le está pasando en este momento. Si no fuese por mí ella no estaría aquí. Si no hubiese seguido en la lucha no tendrían que haber buscado rehenes con los que intentar manipularme, porque no sería necesario. Cuando me dicen que tienen a mi hermano pequeño ya es demasiado, han llegado todo lo lejos que podrían llegar. Probablemente sea cierto, porque ellos viven juntos, se habrían llevado a los dos. Y aunque la hayan obligado a decir eso y a mentir también daría lo mismo. La tienen a ella, con eso es suficiente. Mis otros dos compañeros eligieron libremente seguir en la lucha, así que todos sabemos a lo que nos enfrentamos y lo que nos puede suceder, como es el caso. Mi madre decidió apartarse de todo hace unos años, por eso es el doble de injusto, si cabe. Ni siquiera me da tiempo a responderle una palabra a mi madre, la deja inconsciente en cuanto dice media frase. Suelto un gruñido de desesperación y frustración, sabiendo que estoy entre la espada y la pared y que esto ya no depende sólo de lo que pueda aguantar mi cuerpo, sino de la vida de mi madre y probablemente la de mi hermano. Las condiciones que propone son tremendamente injustas, pero la amenaza clara de disparar a mi madre pesa demasiado.
- No...basta, déjala...por favor. - ruego para que no se le ocurra apretar el gatillo, cerrando los ojos mientras inspiro profundamente para después soltar el aire poco a poco, de manera lenta y amarga. Devolverle al hermano es una cosa, pero ser ejecutores y retractarnos es una tremenda putada. De todos modos todavía hay tiempo hasta que lleguemos a eso. Ya pensaremos. Tiempo...eso es precisamente lo que hay que ganar. - Tu hermano a cambio de uno de nosotros. - pienso primero en Thalos, porque es con el que tengo años de amistad y además tiene un hijo pequeño que lo necesitará. La segunda podría ser Leila, cuando vean que al puñetero Michael no le ha pasado nada. Quitando que estaba encerrado no le hemos torturado ni vejado. Tal vez deberíamos haberlo hecho.
- Envía el puñetero mensaje entonces. O deja que lo envíe yo, no sabes usar la moneda. - murmuro con voz de derrota, sin apartar la mirada de mi madre por si al loco este se le ocurre dañarla.
Lanzo a Andreas una mirada de desprecio, completamente asqueado cuando se pone a medir en cantidades algo tan duro como perder a una persona. Parece que le importa más que yo pierda dos o tres personas que el hecho de que él se quede sin su hermano. Tal vez quiera recuperarlo más por una cuestión de orgullo e imagen que otra cosa, cada vez tengo más claro que este tío sólo se quiere a sí mismo. - ¡No la golpees, hijo de puta! - vocifero al ver que le da a mi madre con la culata de la pistola en la cara para despertarla, olvidándome en ese momento de cualquier dolor que pueda estar sintiendo yo por las heridas de la tortura. El despertar de mi madre es propio del carácter que ella tiene, siempre fue muy peleona, ya no sólo durante la época en la que la usaron como bruja reeducada.
Se me encoge el corazón y se me empañan los ojos al ver la desesperación y el miedo con el que me mira, sintiéndome tremendamente culpable de lo que le está pasando en este momento. Si no fuese por mí ella no estaría aquí. Si no hubiese seguido en la lucha no tendrían que haber buscado rehenes con los que intentar manipularme, porque no sería necesario. Cuando me dicen que tienen a mi hermano pequeño ya es demasiado, han llegado todo lo lejos que podrían llegar. Probablemente sea cierto, porque ellos viven juntos, se habrían llevado a los dos. Y aunque la hayan obligado a decir eso y a mentir también daría lo mismo. La tienen a ella, con eso es suficiente. Mis otros dos compañeros eligieron libremente seguir en la lucha, así que todos sabemos a lo que nos enfrentamos y lo que nos puede suceder, como es el caso. Mi madre decidió apartarse de todo hace unos años, por eso es el doble de injusto, si cabe. Ni siquiera me da tiempo a responderle una palabra a mi madre, la deja inconsciente en cuanto dice media frase. Suelto un gruñido de desesperación y frustración, sabiendo que estoy entre la espada y la pared y que esto ya no depende sólo de lo que pueda aguantar mi cuerpo, sino de la vida de mi madre y probablemente la de mi hermano. Las condiciones que propone son tremendamente injustas, pero la amenaza clara de disparar a mi madre pesa demasiado.
- No...basta, déjala...por favor. - ruego para que no se le ocurra apretar el gatillo, cerrando los ojos mientras inspiro profundamente para después soltar el aire poco a poco, de manera lenta y amarga. Devolverle al hermano es una cosa, pero ser ejecutores y retractarnos es una tremenda putada. De todos modos todavía hay tiempo hasta que lleguemos a eso. Ya pensaremos. Tiempo...eso es precisamente lo que hay que ganar. - Tu hermano a cambio de uno de nosotros. - pienso primero en Thalos, porque es con el que tengo años de amistad y además tiene un hijo pequeño que lo necesitará. La segunda podría ser Leila, cuando vean que al puñetero Michael no le ha pasado nada. Quitando que estaba encerrado no le hemos torturado ni vejado. Tal vez deberíamos haberlo hecho.
- Envía el puñetero mensaje entonces. O deja que lo envíe yo, no sabes usar la moneda. - murmuro con voz de derrota, sin apartar la mirada de mi madre por si al loco este se le ocurre dañarla.
Veo el mal trago psicologico que le estoy haciendo pasar. Estas tecnologias nuevas que hemos desarrollado para sacar informacion son de lo mejorcito. Ni los magos con su magia leementes, oiga...
- Si, mi hermano por uno de vosotros. Es lo que hay. Y luego, todo lo demás. Quiero tu confesión, Johan. Que les quites las esperanzas que les has dado en un futuro en el que las cosas no son como yo imagino.
Recerní la pistola en circulos alrededor de la frente de la mujer, que le habia aparecido un moraton en el elugar donde la habia golpeado.
- Que te crees tu eso. No te dejo que la cojas, seguro que mandas mensajitos en clave o algo asi. Dime como funciona, lo mandaré yo mismo. Con posdata y todo. - quité el seguro de la pistola y la cargué, el sonido de la bala entrando a la camara lo demostró. Metí mi dedo en el gatillo y puse el arma sobre un brazo de la mujer. - Dieeeeeez....nueveeeeeee....ochoooo....venga, un manual del ikea pero para vuestra siniestra moneda comunicadora, cincooo..uy me he saltado unos numeros....treeeees....dooos.....
- Si, mi hermano por uno de vosotros. Es lo que hay. Y luego, todo lo demás. Quiero tu confesión, Johan. Que les quites las esperanzas que les has dado en un futuro en el que las cosas no son como yo imagino.
Recerní la pistola en circulos alrededor de la frente de la mujer, que le habia aparecido un moraton en el elugar donde la habia golpeado.
- Que te crees tu eso. No te dejo que la cojas, seguro que mandas mensajitos en clave o algo asi. Dime como funciona, lo mandaré yo mismo. Con posdata y todo. - quité el seguro de la pistola y la cargué, el sonido de la bala entrando a la camara lo demostró. Metí mi dedo en el gatillo y puse el arma sobre un brazo de la mujer. - Dieeeeeez....nueveeeeeee....ochoooo....venga, un manual del ikea pero para vuestra siniestra moneda comunicadora, cincooo..uy me he saltado unos numeros....treeeees....dooos.....
- Has mencionado la liberación de uno de nosotros, pero si no la liberas antes a ella no hay trato que valga, ¿lo has entendido? haz lo que quieras conmigo, pero quiero que la dejéis con los míos cuando hagáis el intercambio. Hay mucha gente fuera que puede hacer que tu hermano y tú lo paséis muy mal...lo que estás haciendo es un arma de doble filo. Con tenernos a nosotros aquí no basta, no puedes controlarnos a todos. Somos demasiados, lo sabes...si no nos temieses no habrías organizado toda esa mierda de espectáculo de la plaza. Por mucha tecnología superior que tengáis y muchos soldados que os sirvan nunca habéis podido aplastarnos del todo, por algo será...
No digo nada más de lo que luego me pueda arrepentir. Puedo transigir en darle al hermano, al fin y al cabo en algún momento pretendíamos usarlo. Ha llegado ese momento, puede ser útil para eso. El interrogatorio no sirvió de mucho, y dejarlo encerrado para siempre no tiene sentido. Ya tendrá su juicio algún día, si es que conseguimos un futuro en el que se haga justicia. Andreas sin embargo...él no merecería ni juicio, sino algo mucho peor. No sé qué mensaje se imagina que puedo dar para quitar la esperanza a la gente. En aquellos que se haya encendido no se podrá apagar tan fácilmente, incluso si al final nos retractásemos. No pienso hacerlo, pero llegado el caso siempre puedo mentir, decir que sí lo haré y luego hacer lo que me de la puta gana. Ni que tuviese que darle mi 'palabra de honor' o alguna mierda de esas. Encontraré un resquicio, de algún modo.
Permanezco mirando con angustia a mi madre mientras él sigue sin apartar la pistola de su frente, negándose a dejarme a mi la moneda. No es tan idiota como parecía. A saber qué mierda de mensaje trampa les manda. Ahí ya entra la confianza en las capacidades de mis compañeros, que espero que sepan manejarse con la situación que va a derivar de todo esto. Sé lo mal que se pasa cuando se está al otro lado, porque yo mismo he tenido que organizar rescates de unos y otros en varias ocasiones. El peor fue el de Erika, cuando no pudimos traerla de vuelta porque tenía el cerebro tan lavado que no quiso. Ahora somos nosotros los que nos vemos en esa situación...la Alianza no me había retenido hasta ahora, pero con esto y la vez que me atraparon los Blood Keepers ya he hecho pleno, uno que preferiría no haber hecho.
- ¡NO, PARA! ¡QUITA LA PISTOLA! - ordeno al escuchar cómo la carga y apunta con cuenta atrás, empezando a explicar cómo se usa la maldita moneda. Tanta tecnología y no sabe usar algo tan rudimentario. - tocas las letras en relieve para enviar el mensaje, y pones el nombre de quien quieres mandarlo, o escribes todos para que se envíe a cualquiera que la tenga. El mensaje aparecerá mágicamente en el canto...es un encantamiento de ese objeto. - explico atropelladamente para que se esté quieto de una vez, deseando con todas mis fuerzas que lo que quiera que mande Andreas no perjudique más allá de la entrega del rehén.
No digo nada más de lo que luego me pueda arrepentir. Puedo transigir en darle al hermano, al fin y al cabo en algún momento pretendíamos usarlo. Ha llegado ese momento, puede ser útil para eso. El interrogatorio no sirvió de mucho, y dejarlo encerrado para siempre no tiene sentido. Ya tendrá su juicio algún día, si es que conseguimos un futuro en el que se haga justicia. Andreas sin embargo...él no merecería ni juicio, sino algo mucho peor. No sé qué mensaje se imagina que puedo dar para quitar la esperanza a la gente. En aquellos que se haya encendido no se podrá apagar tan fácilmente, incluso si al final nos retractásemos. No pienso hacerlo, pero llegado el caso siempre puedo mentir, decir que sí lo haré y luego hacer lo que me de la puta gana. Ni que tuviese que darle mi 'palabra de honor' o alguna mierda de esas. Encontraré un resquicio, de algún modo.
Permanezco mirando con angustia a mi madre mientras él sigue sin apartar la pistola de su frente, negándose a dejarme a mi la moneda. No es tan idiota como parecía. A saber qué mierda de mensaje trampa les manda. Ahí ya entra la confianza en las capacidades de mis compañeros, que espero que sepan manejarse con la situación que va a derivar de todo esto. Sé lo mal que se pasa cuando se está al otro lado, porque yo mismo he tenido que organizar rescates de unos y otros en varias ocasiones. El peor fue el de Erika, cuando no pudimos traerla de vuelta porque tenía el cerebro tan lavado que no quiso. Ahora somos nosotros los que nos vemos en esa situación...la Alianza no me había retenido hasta ahora, pero con esto y la vez que me atraparon los Blood Keepers ya he hecho pleno, uno que preferiría no haber hecho.
- ¡NO, PARA! ¡QUITA LA PISTOLA! - ordeno al escuchar cómo la carga y apunta con cuenta atrás, empezando a explicar cómo se usa la maldita moneda. Tanta tecnología y no sabe usar algo tan rudimentario. - tocas las letras en relieve para enviar el mensaje, y pones el nombre de quien quieres mandarlo, o escribes todos para que se envíe a cualquiera que la tenga. El mensaje aparecerá mágicamente en el canto...es un encantamiento de ese objeto. - explico atropelladamente para que se esté quieto de una vez, deseando con todas mis fuerzas que lo que quiera que mande Andreas no perjudique más allá de la entrega del rehén.
-Ay, Johan.... creia que ya lo habias entendido.
" "
-NO valen los juegos de palabras conmigo. NO he dicho que puedas poner condiciones. NO os tengo miedo. NO voy a liberar a tu madre en un dos por uno, ella, o uno de tus compitruenos.
LE expliqué recalcando esos NOS, como cuando estas dando una clase a niños muy pequeños y has explicado que tienen que rellenar la ficha con lapiz catorce mil veces.
Escuché su explicacion y sonreí. Qué sencillo.
- Ah, pues como el Discord. Gracias. - Dejé de apuntar a su madre y le apunté a el, a una pierna, y disparé, pero cerré los ojos al hacerlo, disparar a carne siempre daba cosica, no era como dar a la diana. - Me aburrí de ti, Johan. - le seguí disparando, no en las piernas, ahora abdomen, luego pecho, y por ultimo cabeza, acabando con él.
-Simulacion acabada, sácanos!
.
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Abrí los ojos y me levanté de la silla, quitandome los aparatos de las sienes y resoplando.
- Esto cansa! pero muy buen trabajo en la simulacion. Dejad al sujeto dormido y atado. Que me traigan la moneda que han incautado, ya se como funciona, vamos a probarla.
Pregunté por Eamon y decidi ir a donde estaba. Lo encontré pegandole latigazos a la exsoldado, que tenia con los ojos tapados atada por arriba. Me asqueé porque esta sangre si que era real y aparté la mirada.
-Vaya ganas tienes de ensuciarte las manos, Eamon! Tienes un momento? Uno de ellos ha cantado. - dije eso y sonrei de lado con malicia, queria que Leila escuchase esa noticia. - Tengo informacion interesante.
" "
-NO valen los juegos de palabras conmigo. NO he dicho que puedas poner condiciones. NO os tengo miedo. NO voy a liberar a tu madre en un dos por uno, ella, o uno de tus compitruenos.
LE expliqué recalcando esos NOS, como cuando estas dando una clase a niños muy pequeños y has explicado que tienen que rellenar la ficha con lapiz catorce mil veces.
Escuché su explicacion y sonreí. Qué sencillo.
- Ah, pues como el Discord. Gracias. - Dejé de apuntar a su madre y le apunté a el, a una pierna, y disparé, pero cerré los ojos al hacerlo, disparar a carne siempre daba cosica, no era como dar a la diana. - Me aburrí de ti, Johan. - le seguí disparando, no en las piernas, ahora abdomen, luego pecho, y por ultimo cabeza, acabando con él.
-Simulacion acabada, sácanos!
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Abrí los ojos y me levanté de la silla, quitandome los aparatos de las sienes y resoplando.
- Esto cansa! pero muy buen trabajo en la simulacion. Dejad al sujeto dormido y atado. Que me traigan la moneda que han incautado, ya se como funciona, vamos a probarla.
Pregunté por Eamon y decidi ir a donde estaba. Lo encontré pegandole latigazos a la exsoldado, que tenia con los ojos tapados atada por arriba. Me asqueé porque esta sangre si que era real y aparté la mirada.
-Vaya ganas tienes de ensuciarte las manos, Eamon! Tienes un momento? Uno de ellos ha cantado. - dije eso y sonrei de lado con malicia, queria que Leila escuchase esa noticia. - Tengo informacion interesante.
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