Despacho del Capitán Tuerto Draven

Su actitud, aunque todavía desconfiada conmigo, no hacía más que evidenciar sus ansias de venganza. Y mejor así. - No será un desastre si evitamos lo que nos estorba - era una frase ambigua, pero que dejaba a su interpretación. Obviamente me refería al resto de renegados.

El chico se sentó en la silla, tan frescamente. Yo todavía me mantuve de pie, podía haber ocupado la silla del otro lado de la mesa, la que ocupaba el capitán Javert, pero no lo hice, por falso respeto. Con un huérfano resentido había que andarse con pies de plomo. - ¿Crees que dejarán a un excapitán de la Alianza solo? Es un traidor nato, si no está vigilado será defendido. - cambie mi cara a una más paternal, la típica que le hubiera puesto a mi hija a la hora de darle un consejo. - No quiero pérdidas, si decides aceptar nuestra ayuda mutua tu seguridad deberá estar garantizada. - tragué saliva - La base tendrá que estar vacía de alguna manera.

Él decia que no seria un desastre si evitabamos a lo que nos estorbaba. ¿Se referia con eso a Ailanthus, o a los propios renegados? No lo tenia muy claro...asi que lo miré atentamente pero no llegué a decir nada. Ese hombre hablaba de un modo demasiado criptico.

-No, supongo que no lo dejarán solo en ningun momento... aunque no pueden vigilarlo eternamente. Ni retenerlo en la base...


Si era un preso de los renegados, era uno con muchos privilegios. Tanto que parecia un invitado cualquiera. Vi un cambio en el gesto del rostro de Robert, pero no llegué a identificar que era lo que queria transmitir. Como confianza o algo asi. Pero lo escuché.

-Entonces...quereis vaciar la base...para poder tener a Ailanthus. Y como pensais hacerlo?-yo deseaba encargarme personalmente del elfo, era lo unico que me interesaba. Fruncí mi ceño.... de algo estaba seguro. Me estaba metiendo en terreno cenagoso -No es algo pacifico ni sencillo, verdad?

El chico había llegado hasta donde yo quería, hasta entender que Ailanthus nunca estaría solo, que se debía aprovechar el momento mientras estuviera dentro de la base. Pero ahora llegaba la parte más complicada, hacer que aceptase llevar a allí los gases tóxicos. Respondí sacando un movil y avisando a uno de los científicos que me recomendó Andreas para que se presentase allí. Después de aquel silencio incómodo preparé mis palabras.

- Bueno, es relativo. Será pacífico - afirmé confiado, era demasiado arriesgado decirle que en la superficie estaría todo un ejército haciendo una ratonera a los renegados. - y será también sencillo en la medida que tu quieras. Tenemos unos gases, no son tóxicos, sólo dormirán a toda la base o en su defecto los harán salir... ¿te preguntarás si son mortales? Sería una buena oportunidad pero no, nuestra prioridad eres tú y Ailanthus. Que no te quepa duda de que tendrás nuestra protección si las cosas no salen como lo previsto. - bueno, aquello de la protección era relativo. Quizás le protegeríamos de los renegados, no de la Alianza. Pensé que con aquella información sería suficiente, sabía mentir bien, sabía parecer sincero dentro mis ambigüedades. Ahora solo faltaba que el chico aceptase y el científico viniese al despacho.

- Pacífico quiere decir que no te los vas a cargar??

Le levanté mis cejas al ministro. Dice que no son mortales, pero que causan sueño o los harán huir. Es una trampa en toda regla. Y... Querrían echarle el guante no sólo a ail. Si estaba también el líder de los renegados era una oportunidad de oro

- lo que me pides es una traición en toda regla. Cierto, quiero matar a Ailanthus.... Si, los renegados me han decepcionado....pero...

Tengo mis reservas. Por ellos y por mi. Chasqueo la lengua nervioso.
- que pasa si me niego? Sólo me interesa Ailanthus

Ahí había llegado el chico. ''Pacífico quiere decir que no te los vas a cargar??''... - La Alianza tiene otros planes que por ahora no incluye una batalla contra todos los renegados - mentí, era una mentira piadosa. Hacer ver que la Alianza ahora mismo no tenía efectivos suficientes cuando en estos momentos era más bien lo contrario, eso que le había costado a las fábricas.

- ¿Traición Michael? - era complicado hablar de traición si la comparábamos con la de los renegados respecto a un ex capitán de la Alianza.- Sé observador. Tú precisamente no serás el traidor...

Y ahora llegaba la parte más escabrosa del asunto...
- Michael Javert - preferí llamarle por su nombre entero para darle más seriedad al tema - Quiero confiar en ti para esto. Desgraciadamente no trabajo sólo. Y mis compañeros han barajado la posibilidad de que te niegues - hice una pausa, un silencio incómodo más bien - Yo no quiero poner en peligro la seguridad de Angela Scott. Has llegado hasta aquí Michael, si te niegas dificilmente saldrás. No desaproveches nuestra ayuda. - ayudajdofaosidhfa, cuanta mentira junta y quién bien actuaba yo joe.

No estaba seguro de quedar convencido con eso de que sus planes de momento no incluian luchar contra todos los renegados. No sabia que era peor, tampoco. Dejé de moverme en la silla, mirando al escritorio polvoriento y pulcramente ordenado.

- Ailanthus lo es, y los renegados en cierto modo por acogerlo tambien. Pero si yo hago eso tambien lo seré. - no hacia falta que me engañasen respecto a eso.

Lo miré desafiante cuando pronuncio mi nombre entero nuevamente y ademas habló de la posibilidad de que me negase. Si, era cierto, era lo que acababa de hacer. Me puse blanco cuando mencionó el nombre de mi madre en relacion con su seguridad. No tenía ni idea de su paradero, pero seguro que ellos si. Y tenian poder de sobra. Lo miré con odio unos instantes planteandome el calcinarlo ahi mismo, pero luego tendria que ir a por sus compañeros y seamos sinceros, no es algo que yo pudiese hacer en estos instantes. Tambien dijo que dificilmente podria salir yo de ahi si me negaba. Aflojé finalmente, pensando en mi madre. Por nada del mundo quisiera que le pasara algo malo a ella.

-No le hagáis nada. Dame la cosa esa...que has dicho. Y me iré y lo haré. Pero me teneis que garantizar que pase lo que pase a partir de este punto, mi madre no sufrirá ningun tipo de daño y que la vais a proteger. Y no le digáis lo que he hecho.

Era cierto, y no se lo negué ni lo confirmé. Las criaturas mágicas eran traicioneras, Ailanthus... y este chico no iba a ser una excepción.

Pero la situación se hizo fácil al mencionar a Angela Scott. Quizá debí empezar por ahí desde el principio. Aunque claro, ahora su mirada era de odio, si hubiese ido con esas desde el principio tal vez no hubiese ablandado en nada su actitud. Pero finalmente aceptó, al mismo tiempo que alguien tocaba al otro lado de la puerta, seguramente era el científico o alguno de los soldados trayendo los gases, y una mascarilla.

Tras tener la seguridad de que Mike aceptaba la misión me dirigí en silencio a la puerta, la abrí, y cogí de la persona del otro lado los gases, y la mascarilla especial. Y volví a cerrar con suma delicadeza.

-Bien. Estará protegida, y a partir de ahora tú también lo estarás. - le extendí la mascarilla, y el bote de gas. Aunque le había dicho que ese gas sólo dormía a la gente, en realidad las asfixiaba. Para asegurar la venganza y la división de los Renegados era importante que Mike llevase también una mascarilla. - Conserva el comunicador. Para cualquier problema púlsalo y estaré detrás para ayudarte. Sé rápido y no te expongas innecesariamente una vez termines con Ailanthus. Te estaremos esperando fuera.

Su ausencia de respuesta en este caso me confirmó lo que me temía. Que me iba a convertir en un asqueroso traidor como al que odiaba. Dejé ir un suspiro leve y mi cara era de resignación absoluta. Desaparecido javert, la discreta Ángela no importaba a nadie, salvo a mi.

-más te vale cumplir tu palabra

Le espeté mientras sonaba la puerta. Un tío le dio un par de objetos a los que miré con aprehensión. Los tomé cuando me los dio y los guardé en la cazadora. Instrucciones parecían sencillas pero iba a ser tremendamente complicado.

-me voy ya a la base. Simplemente tengo que colocarlo,no? -supuse que activarlo sería cosa de ellos, que tendria un temporizador o algo. En caso contrario, esperé su respuesta para saber cómo tendría que hacerlo.

Y cuando la obtuve me puse en pie. No tenía ganas de hablar más y el despacho empezaba a agobiar. Sólo movi mi cabeza en gesto de despedida y me dirigí a la puerta del despacho, esperando que no me pusieran trabas a la hora de largarme de allí.

E iba a cumplir mi palabra. Recordé las palabras de la Gwendoline, cuantos menos escándalos mejor.
- Más te vale cumplir la tuya. - le espeté molesto, porque basicamente esa era la condición. Además, no me gustaba que me tutearan y menos una criatura como él.

El chico tomó los objetos, y el gas... últimas explicaciones técnicas y el plan se ponía en marcha.
- Colócalo en un sitio estratégico, y avísanos desde tu comunicador. - concluí severamente, contrastando con la falsa cordialidad del principio, total, ya tenía lo que quería. El chico se puse en pie, los soldados le dejaron pasar. Me quedé frente a la entrada del despacho observando como se iba con la manos cruzadas por detrás. Una vez lo perdí de vista empezaba el plan.

- ¡Preparen el arsenal y suban a bordo los centinelas y soldados a los tanques y aviones! - grité a los soldados que había en el pasillo para difundiesen la orden sobre todo a Morgana y Gwen. Cogí además mi móvil, y escribí el mensaje que Morgana, Gwen y Andreas estaban esperando: Acaba de comenzar el ataque. Coordenadas 98°30′29″N 0°07′67″O.

Sin perder mucho más tiempo me encaminé hacia la pista de la base, donde me esperaba Miles con mis armas y me subí en uno de los vehículos blindados, rumbo Bastion Hollow.

La mañana habia sido agotadora, pero tremendamente productiva. Las ruedas de prensa se habian dado genial, las rotativas ya habian impreso todos los periodicos y los habian repartido por toda Londres. Yo mismo llevaba uno bajo mi brazo mientras caminaba por los pasillos rumbo a mi "nuevo" despacho (otro despacho de tantos, que yo en mis campos de trabajo tengo el mio propio, y tambien un ministerio, pero por ahi no se me ve mucho el pelo).

Asi que ahora era capitan en funciones. Alguien tenia que hacerse cargo del desastre y quien mejor que yo. Éamon y yo ya habiamos mandado mensajes TOP SECRETISIMOS a los mas radicales, para que no se tragaran eso del "alto el fuego". Pero habiamos sido tan discretos que no habria ningun tipo de filtracion.

Tambien me habia dado tiempo a supervisar a los nuevos reos llegados a los campos de trabajo. Poquitos, para no llamar mucho la atencion. Parias en su mayoria. Y luego habia venido aqui, y me habia presentado a los soldados, aunque muchos ya me conocian. Y habia dicho que empezaran a peinar los alrededores de Londres buscando alguna pista de la capitana Wolf, aunque partidas pequeñas de soldados, pues tampoco estabamos como para derrochar efectivos. Por supuesto para los asuntos mas "militares" como tacticas o asi, iba a confiar en los soldados mas veteranos. Aunque el arte de la guerra no me era ajeno, la verdad.

Ingresé al despacho aquel que fuese primero de Sideron Harby o de no se quien ya. Por este despacho habian pasado mas capitanes que hombres por la cama de una prostituta. Limpie un poco el polvo de la mesa con mi indice y abrí el ordenador portatil de ésta, encendiendolo. En seguida la pantalla se iluminó con el simbolo de la Alianza Humana, llenando de una luz azulada la oscura estancia.
-Pasar a modo voz. Establecer nuevo usuario. Andreas Wilhelm, capitán general en funciones. Clave de acceso....

Me incorporé sobre el teclado e introduje una larga clave. El programa informático me devolvia las cuestiones con su maravillosa voz estilo Cortana pero mas guay.
- Muy bien, Minerva. Carga los datos del anterior usuario. Necesito una lectura rapida.

Y el programa asi lo hizo. Asi que pude ponerme un poco en antecedentes sobre el trabajo que habia sido dejado colgado por los anteriores capis. Yo mientras hablaba conmigo mismo, que si el puesto estaba maldito, que si Harry Potter, que si BLABLABLA. Mientras leia, se petó un momento el ordenador al cargar los datos, asi que suspiré y me recliné en la silla de oficina, echandole un nuevo vistazo a los periodicos de hoy. Alcé la pagina de mi noticia a la altura de mis ojos y le di un beso a la foto en la que salia besándome en otra foto.

"que guapo sales cabron"

Di con unos archivos interesantes referidos a traidores de la Alianza,comenzando por los nuevos hasta los mas antiguos. Habian muchos nombres, algunos de ellos me sonaban, otros no tanto. Rasqué mi barba haciendo una mueca pegandome mas a la pantalla del ordenador, leyendo en voz alta los nombres. Que si Ailanthus, Carrie Smith, Sigrid Miller, Thalos Draven, Ares Kylee, Brigitte White...

-Venga ya, pero si estos dos ultimos eran magos. -sonreí divertido ajustandome las gafas tintadas. Como parte de lo que habiamos decidido Eamon y yo en nuestro falso alto el fuego, entraba el "acabar" con magos de modo discreto. Y que mejor que empezar por aquellos que habian traicionado? En los ultimos archivos constaban pocos datos de adonde habian ido a parar, pero el de Kylee habia sido mas o menos reciente asi que quiza no fuera muy dificil encontrarlo.
-Minerva, vuelca sus datos en los dossieres de informacion de los ejecutores y de las armas Dominator. Marcalo como objetivo, de modo que las armas y mi personal estén actualizados por si se lo topan por ahi. Envia una circular a todos los escuadrones de soldados, ya que están buscando a Morgana a ver si dan tambien con éste otro.

Me había pasado las horas leyendo los historiales a fondo, de muchos, muchos desertores, y de otros tantos soldados aun por determinar. Ademas, habia hecho algo que se me daba muy bien: balance económico de las cuentas de los fondos del ejército. Habia movido las inversiones, redireccionado fondos y conseguido otras fuentes de financiacion, de dudosa calidad moral, claro. Pero es que tras la ultima batalla el ejército necesitaba fondos, y conseguir dinero de cualquier manera y a "cualquier precio" era algo que a Andreas Wilhelm se le daba más que bien.

Recibí entonces una llamada que me hizo sonreir de lado. Vaya, pero que efectivos habian sido. Ya tenian a uno. A este paso.... tambien recibí otra llamada que me decia que la inoculacion del primer vector habia sido realizada con exito. Un posterior estudio de campo nos indicaría como iba la dispersion del virus. Aun era demasiado pronto.

-Quiero a los renegados más desesperados...veamos...

Me levanté y me arreglé la corbata mirando mi reflejo en la ventana. Luego me guiñé un ojo a mi mismo y me dirigí a la puerta, saliendo del despacho y marchando hacia la entrada. Me tocaba pagarles una visita al hospital civil. No me parecia buena eleccion que los hubiesen llevado alli, podia ser peligroso...asi que de camino a mi BMW llamé a uno de mis cientificos de mas confianza.

-Hola, Dex? Si, te necesito en el hospital civil de Londres. Trae tu quipo de cirugía para instalar el chip. El modelo antiguo, sí....Abagnale aun no ha completado el diseño de los nuevos. Ya, yo tambien.... te veo allí. Ah, ve armado. Por si acaso.

Y colgué. Para entonces, ya estaba junto a mi moto. Subí a ella abandonando el recinto militar rumbo al centro de londres. Un poco apresurado ese modo mio de marchar, un tanto inseguro. Pero por el momento no temía ataques hacia mi persona.

Habia tomado el primer vuelo que salia de Alemania por la mañana en direccion a Londres, tal como mi hermano habia solicitado. En primera clase por supuesto, no pienso ir donde va el resto de la chusma apestando a humanidad y que empañen mi entrada en Londres por llevar un traje polucionado por su causa. Mientras estaba en el avion leia un libro titulado 1984, para conseguir terminarlo de una vez. Al poco rato aparecio una azafata por si me apetecia algo, le solicite un Chivas con dos cubitos de hielo, no tardo mas de dos minutos en servirmelo y mientras leia le iba dando sorbos a mi vaso, saboreando el licor.

Pasaron un par de horas y el avion comenzo a aterrizar y los pasajeros desembarcamos, tome mi mochila con las pocas prendas y cosas que traje de Alemania, mas un recuerdo de padre para Andreas, un pequeño libro sobre politica, al principio acabe pensando que quiza era algun tipo de pullita de padre. A la salida habia una lujosa limusina esperandome para llevarme a mi destino, la Base Militar, lugar en el cual a partir de ahora pasaria mas tiempo tratando de enderezar las cosas por Londres a peticion de Andreas. Me dirijo hasta la zona donde se ubica el despacho del Capitan General pero antes tengo que pasar una serie de registros. Me empieza a tocar las pelotas el estar retrasandome porque alguien no sabe como hacer su trabajo, y cuanto mas mira mi DNI mas me mira a mi. Parece que el apellido Wilhelm suscita algun tipo de incertidumbre. Me cruce de brazos y mire mal al soldado.

- Has acabado ya de desgilipollarte al leer mi nombre? Porque me estas haciendo perder el tiempo y no hay cosa que mas me joda que la ineptitud y la incapacidad de hacer el trabajo como dios manda... asi que en el futuro, procura evitar encontronazos conmigo, si? es un consejo de buen rollito.

Cuando por fin pude pasar, llegue hasta las puertas del despacho y suavemente con el nudillo del dedo indice de mi mano derecha llamo finamente a la puerta para girar el picaporte y entrar en la estancia.

En cuanto tuve noticias del aterrizaje del vuelo de mi hermano en tierras inglesas, pospuse unas cuantas reuniones para mas tarde, y abandoné a unos empresarios chinos con los que habia estado comiendo, invitados a unos gintonics y muy satisfechos, con un jugoso trato cerrado despues de la buena comilona que les habia pegado.

"Qué razon tenía Winston Churchill"

Aparqué la moto en el exterior. A mi ya me conocían. Asi que tras superar los escaneres antimagia y alguna chorradilla mas para comprobar que no era un pelele disfrazado, me dejaron entrar libremente informandome de que Michael estaba en mi despacho. Y es que si, yo habia sido capitan en funciones todo este tiempo.

Y obviamente, no habia movido al ejército. Lo había mantenido "dormido", o aletargado, rellenando sus arcas y abasteciendo sus hangares y polvorines, pero sin desatar ninguna pelea que no fuese extrictamente necesaria...como la del London Eye, tareas de defensa. Tampoco le habia dicho a nadie mis intenciones de transferir mi cargo a otra persona. A Michael, se lo habia insinuado...pero tampoco se lo habia dejado claro del todo. Le habia dicho que necesitaba ayuda con el trabajo.

Iba tan concentrado mientras caminaba por el pasillo que ni si quiera hice caso de la llamada de Rosie en mi movil, ni mucho menos del mensaje de Ares. Cuando llegué a la puerta la vi abierta y entré, viendo alli a Michael y extendiendo los brazos a mi lado a modo de saludo, para luego darle un breve, y muy empresario abrazo. Es decir: demostrando lo necesario, pero sin derrochar.

-Micky...tan diligente como siempre. - lo solté, quedando con él agarrado por los hombros y mirándolo. - Tienes buen aspecto. Que tal el viaje? Pero...no perdamos el tiempo con futilidades! Sé que habrás viajado muy comodamente. Ven, dejame enseñarte algo...

Lo guié hacia el escritorio, no dejandolo delante, como dejaría a cualquier visitante, si no en el asiento del....jefe. Tras la mesa. Yo me aparté de él y me fui al otro lado, quedandome en frente.
-Bienvenido a tu nuevo despacho. Ah,no, no digas nada todavía. Sé que algo sospechabas ya sobre mi proposición....verás... esta es la ayuda que necesitaba de tí. Eres lo mejor que podria pasarle a Reino Unido ahora mismo. Yo he estado manteniendo esto a flote, pero las cosas militares, son mas tu terreno...o te has oxidado desde que no nos vemos?

Al poco rato de haber entrado al despacho vino el feliz encuentro con mi hermano mayor que no veia desde aquel trabajo juntos en Berlin. Nos dimos un abrazo emrpesarial, Andreas tan amorosamente y cordialmente correcto hasta con su propio hermano, que conmovedor, bueno, que le vamos a hacer, hasta yo mismo prefiero abrazar a mi propio reflejo. Saque un paquete con un lazo dorado de la maleta y se lo di a mi hermano, no sin antes echar mi flequillo para atras cuando dijo que tenia buen aspecto.

- Un Wilhelm siempre tiene buen aspecto, como tu Andy, por cierto esto es de parte de padre, creo que recordar que dijo algo como "dile a ese bastardo trajeado que su padre aun le quiere y recuerda y que espere le sea util" - obviamente la mitad era inventado por mi, por no perder aquella pelea de pullitas amistosas que teniamos antaño - El viaje todo bien, sin novedades, el trayecto hasta aqui bastante comodo...

Me acerco hasta el escritorio y me sente en el sillon del jefe. Bastante comodo, como para que cualquiera asiente su trasero en la poltrona durante horas y que al levantarse se notase como si solo fueran 5 minutos. Empece a cotillearlo, estaba muy bien equipado y parece que esta era la proposicion que Andreas queria hacerme. Asi que quiere que yo tome el mando del ejercito... Interesante...

- En Alemania no se ven este tipo de cosas, estas muy bien provisto, hermano - gire la silla para mirarlo, la puñetera silla se te subia demasiado rapido, tenia las vistas perfectas para hacerte el grande - Dejame adivinar, necesitas que adoctrine tu ejercito en el ejercicio de la perfeccion y me encargue de algunos magos, verdad? - acaricie mi barbilla pensativo e interesado - En boca de otra persona, tu ultima afirmacion sonaria a un reto, asi que lo acepto gustosamente en cuanto veas oportuno, demostremos como los Wilhelm se encargan de la escoria magica.

Levanto mis dos cejas cuando me extiende un paquetito a modo de souvenir que le ha dejado nuestro padre para mi y lo cojo, meneandolo un poco con cara de cierta incredulidad.

-¿Así que un regalo envenenado de padre, como siempre? - sonreí de oreja a oreja, esta tipica sonrisa para enseñar una perfecta dentadura y demostrar que preferiria tirarle el paquete a la cabeza a alguien antes que  quedarmelo. -Bien, bueno es saber que su memoria sigue sin fallar... déjame abrirlo....oh. El Espíritu de las Leyes, de Montesquieu. Astuto bribón....

Sonreí de lado, leyendo el titulo del libro que habia desenvuelto. Sabía de que trataba aquel libro, porque lo habia leido hacia muchos, muchos años. Lo guardé en el bolsillo interior de mi traje y alcé la barbilla. -Sabes de que va el libro, hermanito? Es una verdadera joya. Quizá deberias leerlo tu tambien. Entre ya sabes....bombardeo y bombardeo.

Dije con cierta petulancia alzando mis cejas, eso del ego era algo comun entre nosotros. Lo vi finalmente ahi sentado y yo tomé asiento en la silla de enfrente, cruzando las piernas y recaregando los codos en los reposabrazos, pero entrelazando mis dedos, sonriendo ahora de modo un tanto mas maquiavelico. Pobre maquiavelo.

-No. No que te encargues de algunos magos o de que adoctrines un ejército. Necesito que te amen. Quiero que vean en tí, un humano como ellos, su unica salvacion. Un líder, alguien a quien seguir. Que hagas que nos tema sólo quien nos tiene que temer.....para que volverse a todo el mundo en tu contra?

Aceptó, asi que golpeé mis manos en una seca y rápida palmada de exito, poniendome en pie nuevamente.
-Primer cajon de tu escritorio, botella de whisky. Tendremos que celebrar que has aceptado. Mañana haré que lo publiquen en la prensa, a partir de hoy, eres el nuevo Capitán General del Ejército....quieres que te escriba un discurso? bueno, en el ordenador tienes todos los datos necesarios .Los de tus soldados, los de los capitanes que existieron antes que tú , y los destrozos que causaron los tontacos de ellos... en fin - puse mi mejor cara de aburrimiento. - y objetivos militares y bla bla bla, eso te lo confío a ti. Llegas justo ahora que hemos terminado una tregua asi que....todas estas maquinitas pueden volver a la carga. Te presentaré a Eamon O'Connel, Ministro de Paz, un colega mio. Los ministerios trabajamos coordinadamente con el ejército, y ahora mas que nunca.

- Penso en enviarte bombones envenenados, le parecio muy clasico, despues whisky envenenado, le parecio demasiado obvio, asi que prefirio sobrecito con antrax disfrazado de libro - me encojo de hombros y luego me cruzo de brazos - La verdad es que estoy acabando de leer 1984, quiza cuando lo acabes y tu hayas acabado tu libro y no muerto en el intento de leer un libro de padre, le echare un vistazo.

Saque del cajon dos vasos y la botella de whisky y nos servi un vaso para cada uno, y le acerque el suyo a mi hermano, haciendo un pequeño brindis y bebiendo un sorbo para mojar los labios. Empiezo a trastear con el ordenador del escritorio echando una ojeada rapida a perfiles y demas cosas, ya lo ire mirando con mas profundidad. Ante el ofrecimiento de que me escriba un discurso negue con la cabeza.

- No Andreas, prefiero hacerlo yo mismo, mañana cada persona de la Alianza estara bebiendo de mis palabras, encontraran a alguien cercano a ellos, que se preocupa por ellos, por cada uno de ellos personalmente y todos querran que les salvemos. Seq ue no aceptas las religiones como yo, pero hermano, piensa en el poder de manipulacion que tienen, como aceptan sin rechistar y preguntar cada cosa que dicen y como se mueven por eso que llaman fe. La Alianza sera la nueva religion y tu seras el dios del pueblo y yo tu mensajero. La gente nos seguira ciegamente a donde les digamos.

Vuelvo a beber otro poco del vaso del whisky... un poco bastante como para vaciarlo entero. Me servi otra copa y antes de tener tentaciones de volver a servirme mas, la cerre y la deje un poco apartada de mi. Apague el ordenador y di otro sorvo al vaso. deje el vaso a un lado y junte las manos.

- Si, seria interesante conocer a Eamon y saber como vamos a colaborar los tres, despues de todo soy nuevo aqui y no se muy bien como manejais todo esto. Mi primer objetivo sera conseguir lo que me has pedido, tendre que hacer algun recorrido por Londres para mostrarme cercano al publico o no se tragaran que vengo como uno mas de ellos a ayudarlos. Y si hay algun objetivo mas que necesite mi atencion, hermano, no dudes en comentarmelo, vere como me organizo.

Para cuando llegué a los campos de concentración ya era demasiado tarde, varios de los presos ya habían escapado, y en ello había tenido que ver bastante la ayuda de ese mago que "adoptó" Andreas no hace mucho. Mi cabreo para ese momento era monumental, y han tenido que pasar varios días hasta que ha pasado un poco. Si hubiese ido el primer día habríamos acabado discutiendo más allá de lo deseable y no quería enfadarme en exceso. Sus asistentes me informan que está reunido cuando llego a la puerta de su despacho, a lo que respondo con un gesto de desdén.

- Lo mío es urgente, tengo que hablar con él, con que aparta. - espeto al asistente, apartándolo de la puerta para entrar al despacho. Al entrar la sorpresa es mayúscula, pues está de reunión con su hermano. El tipo ha cambiado desde la última vez que lo vi, hace ya muchos años. Al ser amigo de Andreas algo sé sobre su familia, al igual que él sobre la mía.

- ¿Interrumpo un bonito encuentro familiar? - pregunto de manera irónica, mirando alternativamente a uno y a otro para que digan algo más. - No importa, no sé de qué va vuestra reunión, pero a lo que vengo es más importante. Andreas...se te han escapado varios seres de esos de los campos. Y todo por confiar una vez más en un ser mágico sin chip. - mi tono de acusación va creciendo, al igual que mi lenguaje corporal un tanto agresivo, con malas formas. - ¿No decías que lo tenías controlado? pues se han largado. Ha pasado eso y lo del ataque en Londres, aunque por suerte uno de mis esbirros logró hacerlos huir. ¿Qué tienes que decir de eso? No podemos seguir así. - tomo asiento frente a la mesa de su despacho, sacando un cigarro para encenderlo y darle una calada.

- Han roto la tregua, es un hecho. En cierto modo nos venía bien, nos daba tiempo para recuperarnos. Y no tengo noticias de que el virus los haya diezmado de manera espctacular, han debido encontrar alguna cura. Necesitamos soluciones, señores.- rebajo un poco mi tono agresivo a uno más relajado aunque igualmente serio, mirando de soslayo a los dos hermanos.

- Deberías... 1984? Vamos jovencito, ese me lo lei en la universidad. El que me envía nuestro querido padre habla del sistema politico inglés...de la división de poderes como arma contra el despotismo. Me estará mandando una indirecta? Bueno, eso estoy haciendo. Dividir poderes...entre dos Wilhelm. La gente no iba a seguir viendo bien que yo me encargase de un Minisetrio y el ejército a la vez...asi se sentirán mas tranquilos

Comodamente sentado lo vi sacar el whisky que tan bien localizado tenia yo. Me extendió un vaso y lo tomé. Bebí con precaucion al principio, no queria volver a caer en las redes del alcohol asi por las buenas ni empezar a generar escándalos. Aunque daba igual, seguirian votándome. Que cosas....

-Excelente! Un líder que escribe sus propios discursos es mas proclive a triunfar...y no a leer por error un "fin de la cita". - reí y pegué otro trago. - Me halagas. Pero la base del despotismo es el temor. Y la religión es como despotismo. ¿Qué opinas de eso?

Agité mi whisky y asentí escuchando sus planes, que me parecian correctos. Entonces saqué mi tablet para enseñarle otra cosa que queria comunicarle, unos videos registrados por el Centinela que fue enviado al Big Ben. Pero quedé a medias porque en ese entonces llegó Eamon.

-Va de que aquí tienes al nuevo Capitan General del Ejército. Dejo mi puesto en funciones y se lo transfiero a un muy capacitado y experimentado soldado. Y astuto, no como los de antes. - y sobre todo, de los nuestros.

-Ya lo sé O'Connell! Acaba de enviarme un mensajito, diciendome que ha tenido que montar toooodo ese numerito de los campos de concentracion para ganarse de nuevo la confianza de su jefe porque estaban empezando a sospechar todos de él. Y luego me ha dicho que se va a infiltrar y me ha pasado informacion de una reunion que quieren hacer. Pero sabes qué? No le creo. Tal vez tengas razon y el juego haya llegado lejos, y se esté acercando el momento del golpe de gracia...le haré creer que he caido en su "cebo". No te sulfures, Eamon. Quizá hayamos perdido a uno pero podemos dar un buen golpe a toda esa Brigada.

Miré a mi hermano, y rodé la mirada. Claro, el no sabia nada. - Michael, se trata de un mago que trabajó hace años en el ejército, hasta que se reveló como mago. Fue capturado hace poco y traté de manipularlo haciendole creer que era su padre porque el muy desgraciado fue abandonado de pequeño, no sabia nada de su familia y me creyó a pies juntillas....el caso es que parece tenerle mas cariño a su brigada esa del que yo creía.

Terminé mi whisky y lo dejé sobre la mesa de mi hermano.
-Lo del virus ha sido un palo. El científico mago...debemos hablar con él, cuanto antes. - puse mi tablet con las imagenes de la pelea del Big Ben en la mesa para que pudieran verlo ambos. El video grabado por los ojos del centinela ahora en nuestro poder. -Ese mago, y ese dragón, debemos capturarlos y abatirlos. Hay que empezar a eliminar amenazas de este tipo. Esos malditos dragones están proliferando demasiado.

Como no, Andreas ya busco otro pequeño pique alegando que mi libro el ya lo habia leido en la universidad. Le respondi con una sonrisa a modo de "No te preocupes hermano, ya te alcanzare en materias de libros. Mientras tratabamos de brindar con nuestros whiskys entro Eamon enfadado por la puerta para discutir unos asuntos con Andreas, debido a unos problemas causados por magos rebeldes. A lo que Andreas trato de hacerle comprender que la solucion a todos sus dolores de cabeza era yo.

- Bueno hermano, tu eres mejor en la politica que yo, las cosas territoriales te las dejo a ti y yo me encargo de mantenerlo en orden y a salvo... - mire hacia Eamon, los años no pasaban para el - Buenos dias, Eamon, me alegro de verte, como bien ha dicho mi hermano, he venido de Alemania para ayudaros en vuestros problemas y poner mi vision en ellos, traigo experiencia de cuando en Berlin los magos se rebelaron y tomaron la ciudad, Andreas y yo la reconquistamos.

Comence a mirar las imagenes de la tablet enviadas por el robot centinela y los videos, la verdad es que fue una batalla bastante dura enmedio de la capital y mucha gente resulto herida. Mi cara cambio a una mas seria y llena de odio. Aquello me recordaba a los tiempos de la guerrilla contra los rebeldes. Gente inocente asesinada a sangre fria, casas derruidas, bienes culturales y de la ciudad arrasados, la vuelta a la selva y a las costumbres del neolitico. Todo aquello me daba asco.

- Andreas, voy a darte mi opinion, si es cierto que ese virus era tan letal, dudo que hasta nuestros cientificos mas cualificados no conseguirian detener una pandemia sin antes unas bajas de por medio, quien no te dice que todo sea un montaje de ese tal mago cientifico? Deberiamos traerlo, torturarlo, averiguar todo lo que sabe y despues... ya sabes... prescindir de sus servicios - Y por prescindir me referia a matarlo, un dolor de cabeza menos en el futuro, sobre todo por si se puede volver en nuestra contra - Me gustaria que en esta semana idearamos juntos una ruta de planificacion, ver que puntos deben ser resueltos y cuales reforzarse y entonces me pondre al trabajo, tambien necesitaria una rueda de prensa para comunicar mi llegada y ganarme al pueblo y a los soldados,si tengo una guerra que ganar mis unidades deben primero ver en mi a su superior y a su "compañero", si me vieran como un lider mas podrian no poner el empeño y la conviccion necesarias para infundir miedo en los magos.

Arqueo una ceja para mirar al menor de los Wilhelm cuando Andreas me lo presenta como nuevo capitán del ejército, puesto que había estado ejerciendo en funciones el mayor de los hermanos. No sé si realmente estará capacitado o no, pero sonrío de lado por la jugada maestra de Andreas, poner a su hermano en ese puesto le asegura que ambos estén en el mismo barco. O no. - Vaya, vaya...si nos descuidamos esto será pronto una monarquía. Deberías empezar a tener hijos que te sucedan en el trono. - comento con sorna, todavía algo molesto por el hecho de que esté encargándose de este asunto cuando tenemos cosas más importantes. - ¿Y es de fiar? porque a veces las ambiciones nos ciegan y se acaba traicionado hasta a la propia familia. - dejo caer para ver hasta qué punto están unidos los hermanos, y de ser así si pueden suponerme un problema en el futuro. Por ahora deseo seguir como aliado de ambos, pero en política nunca se sabe, que luego te echan del cargo y te montan una gestora dirigiendo el cotarro.

- Mis disculpas, es mi forma de decir bienvenido. Y buenos días a ti también, toda colaboración es bienvenida en estos momentos. Yo también vine hace varios meses para ayudar a tu hermano, espero que podamos controlar la situación como está sucediendo en otros lugares de Europa. - doy una calada al cigarro, teniendo la deferencia de expulsar el humo hacia un lado distinto al que están ambos. Escucho con cara de "te lo dije" a lo que replica Andreas sobre su dudoso contacto, del cual no me fío.

- Puede que esa historia de ser su padre le conmoviera un momento, pero que en realidad nunca decidiese confiar en ti del todo. Aunque los seres mágicos puedan ser de ayuda de vez en cuando, no podemos quitarles el ojo de encima. Luego tengo que preguntarte algunas cosas sobre el dragón que tenemos "apadrinado", seguro que tú lo conoces mejor, llevas más tiempo aquí que yo. Respecto al otro tipejo d la Brigada...hazle creer que sigues el juego. Podemos convocarlos a otra reunión como la que hubo en navidad, un cebo. Y allí ir a por ellos de verdad. ¿Qué pensáis?- concuerdo en que debemos localizar al mago, aunque lo más probable es que él nos encuentre a nosotros. - Han debido encontrar modo de arreglarlo, pero que nos diga él. Nos viene bien tener alguien que nos haga los trabajos sucios de ese tipo. - lo del mago y el dragón de Londres me da igual, mandando aviones a por ellos podemos defendernos bastante bien si se ponen muy pesados con sus destrozos. Presto mi atención al joven Michael, que apunta maneras propias de los mejores déspotas. Puede tener potencial en este mundillo cruel que es la jungla del poder y la política.

- Fue el mismo que nos vendió una cepa anteriormente, murieron algunos...lo que no sabemos es si han muerto magos, pero el caso es que no ha sido tan eficaz como esperábamos. Debemos renovar el acuerdo, a ver qué puede ofrecernos de interés. Si no hay nada nos deshacemos de él. - concluyo con sencillez, dando otra honda calada al cigarro. Me levanto de la silla, yendo hacia el mapa de Londres que hay en la pared del despacho. Meto una mano en mi bolsillo mientras escucho lo que quiere Michael como nuevo capitán, su rueda de prensa, su imagen de "compañero"... sí, es muy parecido a su hermano con eso del postureo.

- Pues hazlo ya. Se os da bien eso. Los puntos iniciales de la hoja de ruta podemos pensarlos ya. Hemos probado con fingir ganas de negociar y hacer un acuerdo, con atacarlos a lo batalla campal, con intentar enfermarlos...pero resisten como ratas. - escupo con asco esas palabras, quemando la ciudad de Londres en el mapa con la punta del cigarro. - Tal vez debamos realizar algún tipo de sacrificio por el bien mayor. - mi cabeza da vueltas con miles de teorías y combinaciones a cada cual más rocambolesca, aunque espero a que ellos hagan sus aportaciones antes de hacer yo las mías.