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Recuerdo del primer mensaje :
Cabaña Hacksaw Le Fay.
Entrada - Terraza
Interior
Habitación Ian y Cath
Habitación Aedan
Protegida por Fidelio. Nadie conoce su ubicación excepto Catherine, Ian, Aedan y el guardián.
Entrada - Terraza
Interior
Habitación Ian y Cath
Habitación Aedan
Protegida por Fidelio. Nadie conoce su ubicación excepto Catherine, Ian, Aedan y el guardián.
Al final el guiso no quedó nada mal, incluso diría que había superado al que hicieron entre Jarkko y Savannah. Estaba comenzando a preparar la mesa cuando escuché llegar a Catherine y a Aedan, llamando a la primera para que me localizase en la cocina. - Ahora resulta que soy un experto en comida casera, voy aprendiendo poco a poco. Tienes que probarlo. - presumí, sonriendo un poco al verla a entrar a la cocina. Coloqué el perol en medio de la mesa, haciéndole un gesto como queriendo decir que se sentase y dejase de colocar cosas. - Bien, harán falta si vamos a estar aquí una buena temporada. - comenté refiriéndome a la comida que había traído, asumiendo que íbamos a vivir ahí al menos hasta que naciese nuestra hija. La pregunta de Aedan me dejó algo confuso, daba la impresión de que ella le había notado algo nuevo.
- No, su comportamiento ha sido el de siempre. Te echa de menos, eso sí. Y la marca no me parece que haya avanzado, pero tampoco ha retrocedido. ¿Por qué lo dices? - eché un vistazo hacia la puerta de la cocina, escuchando chapurrear a Aedan hablándole a los lobos de sombras. Aparentemente estaba bien. - Por cierto...siento si soné un poco borde en el mensaje de antes. Es que me preocupó eso de los espectros alrededor de la casa. Creo que no son necesarios. - es más, parecía algo propio de un psicópata, rodear la casa de espectros putofeos para que nadie se acercase.
- Ahora ya podemos volver a vivir aquí como una familia, lo que siempre quisimos y apenas pudimos disfrutar con todo lo que sucedió. No haré nada que pueda desencadenar más maldiciones por enfadar al árbol ese de mierda, no haré nada que pueda perjudicar a Aedan, eso ya lo sabes. Pero llevar una vida medianamente normal sí que podemos. Aprovechemos ahora que se ha ido lejos. - total, él lo único que quería era su heredero, le daba igual Catherine y por eso la había dejado en una cabaña abandonada sin importarle lo más mínimo.
- No, su comportamiento ha sido el de siempre. Te echa de menos, eso sí. Y la marca no me parece que haya avanzado, pero tampoco ha retrocedido. ¿Por qué lo dices? - eché un vistazo hacia la puerta de la cocina, escuchando chapurrear a Aedan hablándole a los lobos de sombras. Aparentemente estaba bien. - Por cierto...siento si soné un poco borde en el mensaje de antes. Es que me preocupó eso de los espectros alrededor de la casa. Creo que no son necesarios. - es más, parecía algo propio de un psicópata, rodear la casa de espectros putofeos para que nadie se acercase.
- Ahora ya podemos volver a vivir aquí como una familia, lo que siempre quisimos y apenas pudimos disfrutar con todo lo que sucedió. No haré nada que pueda desencadenar más maldiciones por enfadar al árbol ese de mierda, no haré nada que pueda perjudicar a Aedan, eso ya lo sabes. Pero llevar una vida medianamente normal sí que podemos. Aprovechemos ahora que se ha ido lejos. - total, él lo único que quería era su heredero, le daba igual Catherine y por eso la había dejado en una cabaña abandonada sin importarle lo más mínimo.
Escuchó su nueva confesión sobre la cocina y sonrió de lado -Yo no...en Avalon hay cocineros y además se escandalizan con las comidas que pido…- Aun así tenía que reconocer que la salsa de escarbuto explosivo no estaba nada mal, muy distinto al ketchup pero aún así. Termino de colocar las cosas y fue hasta la mesa a sentarse, tenía poca hambre pero le apetecía probar lo que había cocinado Ian porque olía muy bien.
Algo en lo que dijo Ian la dejó capciosa pero no le prestó más atención en el momento porque le parecía más importante oír su percepción sobre Aedan - Gwen,la hermana menor de Wthyr. Su marca avanzó mucho cuando me envenenaron, le ocupa parte del cuerpo y le subió al rostro y dice que a veces tiene la impresión de que sigue avanzando. Le pedí que tomara medidas. No puedo continuar mi investigación en base a suposiciones, necesito certezas. Así que vigilaré un poco la marca en Aedan- Volvió a mirar hacia la habitación, escuchando los murmullos de su hijo con una leve sonrisa aunque en el fondo estaba preocupada.
Volvió a mirarle cuando mencionó su patronus pero Catherine no dijo nada, se quedó mirándolo en silencio durante un momento, eligiendo bien sus palabras -Le ofrecí ponerme media legión de soldados Pendragon, o que alguno de sus hermanos viniera a vivir conmigo, si eso lo dejaba tranquillo y podía venir aquí sin que supusiese un problema. Toma en cuenta que en su ausencia soy Reina de Avalon y técnicamente debería comportarme como tal, así que…¿sinceramente, Ian? Agradezco que no haya puesto más peros y respetará mi decisión de venir aquí- Alzó suavemente los hombros y desvío la mirada hacia la ventana con un gesto algo críptico antes de soltar un suspiro y tamborilear, una sola vez, las uñas sobre la mesa -Creci con la presencia de demonios en el mundo y aprendí que son una parte intrínseca de él. Los respeto pero no les tengo un miedo paralizante- Desvío la mirada hacia él -Aedan crecerá en un mundo donde la magia, oscura y blanca, existe de un modo distinto al que tú creciste. No puedo ocultarsela. Quizás… - Está vez parecía un poco consternada - Recuerda que existe la posibilidad de que desarrolle la habilidad de Rhaegar y yo tampoco soy ajena a la magia de sangre, así fue como te encontré. La magia es neutral, tus intenciones son las que la convierten en algo negativo o positivo. No quiero que él la juzgue sin saber o experimentar- Tras su pequeño discurso, hecho con un tono bastante neutral pero firme guardó silencio esperando la respuesta de Ian.
Pero lo siguiente le pilló absolutamente desprevenida, tal vez porque pensó que su última conversación había sido muy clara - y dolorosa-. Catherine volvió a mirarlo en silencio durante un rato esta vez. Sabía que su situación no era fácil, es más, quizás era el más perjudicado de todo porque ella lo había arrastrado sin intención a un matrimonio condenado al fracaso… cosa que no sabía. O quizás sí,y tenía la esperanza de estar equivocada -Lo siento, Ian… pero creo que es una mala idea- Confesó y se inclinó hacia delante en la mesa, poniendo ambas manos sobre ella y alzandolas para que le diera tiempo a explicarse -Sé y confío en tus palabras… pero no podemos montarnos la ilusión de una familia real para volver a destrozarla cuando toque. A Aedan no le hace bien y tampoco a ninguno de nosotros dos. No es sano aparentar algo que no podemos ser, porque con cada amanecer la idea irá filtrándose en nosotros y de pronto, de un golpe, tendremos que volver a despedirnos y volver a estar en una situación de mierda...extrañando lo que pudimos ser y no fuimos- No lloraba, tampoco tenía los ojos humedecidos, pero su voz sonaba triste. Finalmente alzó las manos hacia su rostro, deslizandolas lentamente como para sacarse un peso de encima -Es una tortura-
Algo en lo que dijo Ian la dejó capciosa pero no le prestó más atención en el momento porque le parecía más importante oír su percepción sobre Aedan - Gwen,la hermana menor de Wthyr. Su marca avanzó mucho cuando me envenenaron, le ocupa parte del cuerpo y le subió al rostro y dice que a veces tiene la impresión de que sigue avanzando. Le pedí que tomara medidas. No puedo continuar mi investigación en base a suposiciones, necesito certezas. Así que vigilaré un poco la marca en Aedan- Volvió a mirar hacia la habitación, escuchando los murmullos de su hijo con una leve sonrisa aunque en el fondo estaba preocupada.
Volvió a mirarle cuando mencionó su patronus pero Catherine no dijo nada, se quedó mirándolo en silencio durante un momento, eligiendo bien sus palabras -Le ofrecí ponerme media legión de soldados Pendragon, o que alguno de sus hermanos viniera a vivir conmigo, si eso lo dejaba tranquillo y podía venir aquí sin que supusiese un problema. Toma en cuenta que en su ausencia soy Reina de Avalon y técnicamente debería comportarme como tal, así que…¿sinceramente, Ian? Agradezco que no haya puesto más peros y respetará mi decisión de venir aquí- Alzó suavemente los hombros y desvío la mirada hacia la ventana con un gesto algo críptico antes de soltar un suspiro y tamborilear, una sola vez, las uñas sobre la mesa -Creci con la presencia de demonios en el mundo y aprendí que son una parte intrínseca de él. Los respeto pero no les tengo un miedo paralizante- Desvío la mirada hacia él -Aedan crecerá en un mundo donde la magia, oscura y blanca, existe de un modo distinto al que tú creciste. No puedo ocultarsela. Quizás… - Está vez parecía un poco consternada - Recuerda que existe la posibilidad de que desarrolle la habilidad de Rhaegar y yo tampoco soy ajena a la magia de sangre, así fue como te encontré. La magia es neutral, tus intenciones son las que la convierten en algo negativo o positivo. No quiero que él la juzgue sin saber o experimentar- Tras su pequeño discurso, hecho con un tono bastante neutral pero firme guardó silencio esperando la respuesta de Ian.
Pero lo siguiente le pilló absolutamente desprevenida, tal vez porque pensó que su última conversación había sido muy clara - y dolorosa-. Catherine volvió a mirarlo en silencio durante un rato esta vez. Sabía que su situación no era fácil, es más, quizás era el más perjudicado de todo porque ella lo había arrastrado sin intención a un matrimonio condenado al fracaso… cosa que no sabía. O quizás sí,y tenía la esperanza de estar equivocada -Lo siento, Ian… pero creo que es una mala idea- Confesó y se inclinó hacia delante en la mesa, poniendo ambas manos sobre ella y alzandolas para que le diera tiempo a explicarse -Sé y confío en tus palabras… pero no podemos montarnos la ilusión de una familia real para volver a destrozarla cuando toque. A Aedan no le hace bien y tampoco a ninguno de nosotros dos. No es sano aparentar algo que no podemos ser, porque con cada amanecer la idea irá filtrándose en nosotros y de pronto, de un golpe, tendremos que volver a despedirnos y volver a estar en una situación de mierda...extrañando lo que pudimos ser y no fuimos- No lloraba, tampoco tenía los ojos humedecidos, pero su voz sonaba triste. Finalmente alzó las manos hacia su rostro, deslizandolas lentamente como para sacarse un peso de encima -Es una tortura-
Aquella nueva información sobre Gwen me dejó un tanto preocupado, temiendo que pudiera pasarle algo similar. Tendríamos que estar más pendientes a partir de ahora.
- A nuestro hijo no le pasará. - afirmé, más como un deseo que como una certeza. Después vino todo aquel discurso en el que justificaba la presencia de los espectros en el exterior, cosa que me hizo soltar un largo suspiro a medias entre la resignación y la frustración.
- No me niego a que Aedan aprenda magia con la que tenga más afinidad. Solo digo que esto es excesivo. Y encima va de "bueno" porque acepta que te quedes aquí y te deja protección. Bah. Algo temerá cuando tiene que usar esas cosas que hay fuera. Aunque tal vez sea que no le importas lo más mínimo, porque te ha dejado sola y se ha largado por ahí a alimentar su ego. Yo estoy aquí. -
Solté dolido al ver que no le había parecido buena idea lo de volver a vivir juntos, aunque ni siquiera tuviésemos contacto físico.
Me alejé de la mesa para darle la espalda mientras ella siguió diciendo que sería peor fingir que volvíamos a ser una familia. Ni siquiera íbamos a intentarlo.
- Te estoy perdiendo. O te he perdido ya del todo. - murmuré al girarme, con una mirada desesperanzada. - Y no hay vuelta atrás por lo que parece.
- A nuestro hijo no le pasará. - afirmé, más como un deseo que como una certeza. Después vino todo aquel discurso en el que justificaba la presencia de los espectros en el exterior, cosa que me hizo soltar un largo suspiro a medias entre la resignación y la frustración.
- No me niego a que Aedan aprenda magia con la que tenga más afinidad. Solo digo que esto es excesivo. Y encima va de "bueno" porque acepta que te quedes aquí y te deja protección. Bah. Algo temerá cuando tiene que usar esas cosas que hay fuera. Aunque tal vez sea que no le importas lo más mínimo, porque te ha dejado sola y se ha largado por ahí a alimentar su ego. Yo estoy aquí. -
Solté dolido al ver que no le había parecido buena idea lo de volver a vivir juntos, aunque ni siquiera tuviésemos contacto físico.
Me alejé de la mesa para darle la espalda mientras ella siguió diciendo que sería peor fingir que volvíamos a ser una familia. Ni siquiera íbamos a intentarlo.
- Te estoy perdiendo. O te he perdido ya del todo. - murmuré al girarme, con una mirada desesperanzada. - Y no hay vuelta atrás por lo que parece.
-A nuestro hijo no debió pasarle nada por uno malditos de hace siglos stras- Espetó con un arranque de ira momentáneo, la esperanza era algo a lo que Catherine ya no se aferraba. Poco a poco había vuelto a esa actitud de frialdad y desinterés por cualquier cosa que pudiera aportarle siquiera algo de alegría, respetando o finalmente resignandose a que una historia con final feliz, simplemente era una historia que aún no había terminado.
-Claro que teme, que sus vasallos vengan a lastimarme. O que cualquiera lo haga. O que la maldición decida retorcerse y hacer realidad su pesadilla, por tercera vez- Alzó los hombros -Con los Pendragon todo ese excesivo Ian, lo que sucede es que crecí en una casa donde eso era relativamente normal gracias a mi madre… así que tampoco me sorprende- Y mientras cruzaba las piernas incómoda se dio cuenta de que era tan agotante vivir en Avalon como lo había sido en el castillo Le Fay...Bailes, reuniones, etc. Supuso que con la ausencia de sus padres ella había creado su propio ritmo o zona de confort siendo Descendiente, pues nunca se vio envuelta en tanto protocolo hasta el tema de la guerra. Lo más pesado siempre era el torneo pero no todos los años tenía que crear las pruebas principales.
Lo vio a los ojos cuando le dijo que él estaba allí y sintió que algo se removía en su interior. Sí, él siempre estaba cuando lo necesitaba y no estaba segura de poder contar con Wthyr al respecto. Tenía cosas más importantes, como su legado, por mucho que a veces quisiera aspirar a algo más con ella. Le vio la espalda y supo que estaba digiriendo sus palabras así que lo dejó estar, sin agregar nada más.
Pero cuando se volteó hacia ella y soltó eso, Catherine negó -No- Se incorporó y fue hasta donde se encontraba él, buscando sus manos con las propias y sonrió levemente, mientras las acariciaba con el pulgar -Lo que tú y yo tenemos es imposible que se pierda, Ian- Alzó una mano hasta su rostro y le acarició con cariño -Yo te amo, con todo mi corazón… - suspiró quedamente mientras subía un poco la mano y le acariciaba el cabello -Pero no puedo permitir que sigamos mintiendonos cuando la situación que estamos viviendo dista mucho de lo que seremos en el futuro, nos dolerá más. Sinceramente, no se qué me espera con Wthyr… le dejé en claro que quería que mis hijos crecieran en un hogar cariñoso o, como mínimo, respetuoso y hemos llegado a varios acuerdos… y sigo estudiando la maldición, sigo estudiando el árbol, sigo estudiando e investigando pero cada vez tengo más certeza de que… - Sonrió tristemente - Él tenía razón- Suspiró al recordar la sentencia del moreno -La felicidad nunca es permanente… - y se guardó ese pensamiento de que ella e había dado por vencida en su búsqueda.
-Claro que teme, que sus vasallos vengan a lastimarme. O que cualquiera lo haga. O que la maldición decida retorcerse y hacer realidad su pesadilla, por tercera vez- Alzó los hombros -Con los Pendragon todo ese excesivo Ian, lo que sucede es que crecí en una casa donde eso era relativamente normal gracias a mi madre… así que tampoco me sorprende- Y mientras cruzaba las piernas incómoda se dio cuenta de que era tan agotante vivir en Avalon como lo había sido en el castillo Le Fay...Bailes, reuniones, etc. Supuso que con la ausencia de sus padres ella había creado su propio ritmo o zona de confort siendo Descendiente, pues nunca se vio envuelta en tanto protocolo hasta el tema de la guerra. Lo más pesado siempre era el torneo pero no todos los años tenía que crear las pruebas principales.
Lo vio a los ojos cuando le dijo que él estaba allí y sintió que algo se removía en su interior. Sí, él siempre estaba cuando lo necesitaba y no estaba segura de poder contar con Wthyr al respecto. Tenía cosas más importantes, como su legado, por mucho que a veces quisiera aspirar a algo más con ella. Le vio la espalda y supo que estaba digiriendo sus palabras así que lo dejó estar, sin agregar nada más.
Pero cuando se volteó hacia ella y soltó eso, Catherine negó -No- Se incorporó y fue hasta donde se encontraba él, buscando sus manos con las propias y sonrió levemente, mientras las acariciaba con el pulgar -Lo que tú y yo tenemos es imposible que se pierda, Ian- Alzó una mano hasta su rostro y le acarició con cariño -Yo te amo, con todo mi corazón… - suspiró quedamente mientras subía un poco la mano y le acariciaba el cabello -Pero no puedo permitir que sigamos mintiendonos cuando la situación que estamos viviendo dista mucho de lo que seremos en el futuro, nos dolerá más. Sinceramente, no se qué me espera con Wthyr… le dejé en claro que quería que mis hijos crecieran en un hogar cariñoso o, como mínimo, respetuoso y hemos llegado a varios acuerdos… y sigo estudiando la maldición, sigo estudiando el árbol, sigo estudiando e investigando pero cada vez tengo más certeza de que… - Sonrió tristemente - Él tenía razón- Suspiró al recordar la sentencia del moreno -La felicidad nunca es permanente… - y se guardó ese pensamiento de que ella e había dado por vencida en su búsqueda.
Resultaba delirante pensar que estábamos así por culpa de una maldición que otros habían provocado, que había tenido que casarse y tener otro hijo para poder así salvar a Aedan. Jamás se me habría ocurrido pensar en ese retorcido giro de guion en nuestras vidas. Encima estaban de por medio todas aquellas intrigas palaciegas en las que había vasallos que tal vez querían atentar contra ella y por ese motivo necesitaba ese ejército infernal en la puerta. Inspiré profundamente, agobiado por todo aquello. Él otro podía estar "preocupado" por obtener su heredero y acabar con la maldición, pero yo estaba también preocupado por ella, no sólo por lo que venía en camino.
Negué lentamente, todavía de espaldas, dándome cuenta de que ni siquiera podía jugar la carta de intentar vivir juntos mientras el Pendragon estuviese lejos. Alcé la mirada hacia ella, girándome cuando me tomó por las manos. Aquel contacto después de tanto tiempo me hizo estremecerme ligeramente, pero lo que me sacudió realmente fueron sus palabras. - Sería más fácil si me dijeses lo contrario...no me des esperanza para que ni siquiera podamos tener esto...- murmuré con tristeza mientras hacía un gesto con la cabeza como señalando a la casa, refiriéndome a la posibilidad de vivir juntos formando un hogar. - Cath...no podemos seguir así. No podemos porque nos acabaremos volviendo locos. - a mi no me valía con medias tintas, lo único con lo que podría conformarme hubiese sido vivir juntos, a pesar de no poder tener vida de pareja. El nudo en la garganta me impidió decir la resolución a la que estaba llegando mi mente. Al final no nos iba a quedar otro remedio que intentar arrancar lo que sentíamos el uno por el otro. Aún así no era capaz de decírselo, todavía no podía verbalizarlo.
Odié recordar la maldita frase que ese tipo había dicho en el coliseo de Ouroboros, cuando apareció a molestar a Catherine. Casi parecía una profecía. - Ese puto amargado. - repliqué medio gruñendo, terminando por separarme. Fui hacia la entrada de la cocina, apoyando la mano en el marco de la puerta mientras escuchaba a Aedan jugar con los lobos. Lo sentía por mí, pero mucho más por él. Me pasé la mano por la cara de arriba a abajo, tratando de aparentar calma al volver a mirarla tras algunos segundos de lucha interna.
- En ese caso me marcho. Lo mejor será que tengamos a Aedan por días, según acordemos, y que nos veamos lo menos posible. Avísame cuando tenga que venir a recogerlo. Si necesitas ayuda, avísame por el espejo comunicador. - preferí no ir a despedirme del pequeño, pues parecía entretenido y se me iba a hacer más complicado marcharme. Después susurré un "cuídate" para ella, pero no me atreví a acercarme porque bastante me estaba costando irme en vez de soltar todo lo que llevaba dentro. Si eso era madurar, era una mierda. Tras eso desaparecí de allí.
Negué lentamente, todavía de espaldas, dándome cuenta de que ni siquiera podía jugar la carta de intentar vivir juntos mientras el Pendragon estuviese lejos. Alcé la mirada hacia ella, girándome cuando me tomó por las manos. Aquel contacto después de tanto tiempo me hizo estremecerme ligeramente, pero lo que me sacudió realmente fueron sus palabras. - Sería más fácil si me dijeses lo contrario...no me des esperanza para que ni siquiera podamos tener esto...- murmuré con tristeza mientras hacía un gesto con la cabeza como señalando a la casa, refiriéndome a la posibilidad de vivir juntos formando un hogar. - Cath...no podemos seguir así. No podemos porque nos acabaremos volviendo locos. - a mi no me valía con medias tintas, lo único con lo que podría conformarme hubiese sido vivir juntos, a pesar de no poder tener vida de pareja. El nudo en la garganta me impidió decir la resolución a la que estaba llegando mi mente. Al final no nos iba a quedar otro remedio que intentar arrancar lo que sentíamos el uno por el otro. Aún así no era capaz de decírselo, todavía no podía verbalizarlo.
Odié recordar la maldita frase que ese tipo había dicho en el coliseo de Ouroboros, cuando apareció a molestar a Catherine. Casi parecía una profecía. - Ese puto amargado. - repliqué medio gruñendo, terminando por separarme. Fui hacia la entrada de la cocina, apoyando la mano en el marco de la puerta mientras escuchaba a Aedan jugar con los lobos. Lo sentía por mí, pero mucho más por él. Me pasé la mano por la cara de arriba a abajo, tratando de aparentar calma al volver a mirarla tras algunos segundos de lucha interna.
- En ese caso me marcho. Lo mejor será que tengamos a Aedan por días, según acordemos, y que nos veamos lo menos posible. Avísame cuando tenga que venir a recogerlo. Si necesitas ayuda, avísame por el espejo comunicador. - preferí no ir a despedirme del pequeño, pues parecía entretenido y se me iba a hacer más complicado marcharme. Después susurré un "cuídate" para ella, pero no me atreví a acercarme porque bastante me estaba costando irme en vez de soltar todo lo que llevaba dentro. Si eso era madurar, era una mierda. Tras eso desaparecí de allí.
No tenía palabras para la respuesta de Ian, no sabía qué decirle o qué responderle porque no era fácil lidiar con la decisión que estaban discutiendo. Sentía que el corazón se le retorcía en sí mismo porque… tenía razón, prometerle que lo amaba sin poder prometer que podía solucionarlo era seguir arrastrándolo hacia la vida de mierda que tenía. Y eso le generó un nudo en la garganta que finalmente le humedeció los ojos.
Asintió suavemente, eso era lo que le estaba diciendo… que si seguían en ese camino iban a hacerse más daño de lo que tenían previsto. Sobre todo porque lo que planteaba Ian simplemente iba a despertar nostalgia por eso que no podían tener. Se abrazó a sí misma y tomó un largo respiro intentando contener las lágrimas y, de momento, satisfactoriamente.
Soltó un leve suspiro cuando lo llamo amargado y Catherine solo podía pensar que él era absolutamente realista. ¿Conocía ella a alguien que fuese realmente feliz? No… no realmente, y si lo hacía no lo recordaba en ese momento. Verlo empezar a caminar hizo que el nudo se hiciera mucho más denso pero se obligó a sí misma a mantenerse entera, de la misma manera que él.
Apenas movió la cabeza cuando le dijo que se marchaba y que lo contactara ante cualquier cosa, luego nada. El vacío le golpeó con tanta fuerza como un golpe físico de SAM y Catherine sintió que su cuerpo estremecía en un escalofrío. Fue caminando lentamente hasta la mesa y sentó en la silla, escondiendo el rostro entre las manos y permitiéndose derramar contadas lágrimas para aliviar la presión en la garganta. No quería que Aedan le viera así, nunca… muchas lágrimas ya le había visto soltar, no era el momento.
Volvió a inspirar profundo y se levantó para ir hacia su habitación donde se quedó jugando un largo rato con él, tras lo hizo comer y el hecho de que el guiso estuviera bueno le hizo sonreír con tristeza. Después lo ducho y se pusieron a practicar magia hasta anochecer, le leyó un cuento y lo acostó en la cama con ella. No podía dejarlo en la habitación sin vigilancia. Apartó la maleta de Ian con un horrible sentimiento en el pecho que reavivó todo lo que había sentido en la mañana y, abrazada a Aedan, derramó esas lágrimas que le había ocultado antes hasta quedarse dormida.
Asintió suavemente, eso era lo que le estaba diciendo… que si seguían en ese camino iban a hacerse más daño de lo que tenían previsto. Sobre todo porque lo que planteaba Ian simplemente iba a despertar nostalgia por eso que no podían tener. Se abrazó a sí misma y tomó un largo respiro intentando contener las lágrimas y, de momento, satisfactoriamente.
Soltó un leve suspiro cuando lo llamo amargado y Catherine solo podía pensar que él era absolutamente realista. ¿Conocía ella a alguien que fuese realmente feliz? No… no realmente, y si lo hacía no lo recordaba en ese momento. Verlo empezar a caminar hizo que el nudo se hiciera mucho más denso pero se obligó a sí misma a mantenerse entera, de la misma manera que él.
Apenas movió la cabeza cuando le dijo que se marchaba y que lo contactara ante cualquier cosa, luego nada. El vacío le golpeó con tanta fuerza como un golpe físico de SAM y Catherine sintió que su cuerpo estremecía en un escalofrío. Fue caminando lentamente hasta la mesa y sentó en la silla, escondiendo el rostro entre las manos y permitiéndose derramar contadas lágrimas para aliviar la presión en la garganta. No quería que Aedan le viera así, nunca… muchas lágrimas ya le había visto soltar, no era el momento.
Volvió a inspirar profundo y se levantó para ir hacia su habitación donde se quedó jugando un largo rato con él, tras lo hizo comer y el hecho de que el guiso estuviera bueno le hizo sonreír con tristeza. Después lo ducho y se pusieron a practicar magia hasta anochecer, le leyó un cuento y lo acostó en la cama con ella. No podía dejarlo en la habitación sin vigilancia. Apartó la maleta de Ian con un horrible sentimiento en el pecho que reavivó todo lo que había sentido en la mañana y, abrazada a Aedan, derramó esas lágrimas que le había ocultado antes hasta quedarse dormida.
Estar con Aedan la había ayudado a mantener la mente concentrada en cosas absolutamente ajena a sus problemas, excepto cuando preguntaba por su padre...entonces Catherine tenía que intentar mantenerse compuesta y explicarle que estaba de viaje y que pronto volvería a por él. Algunos días también Gwen había bajado a verla y aunque los encuentros habían sido cortos y extraños, Aedan la había recibido con su normal sociabilidad… una de la que ambas parecían carecer pero… era bueno para él además la dragona le divertía en grande.
Después de unos cuatro o cinco días había pasado Adam a buscarlo, Cath supuso que Ian no quería verla y lo comprendía después de todo lo que habían hablado y pasado la.ultima vez. Pero aún así, se sintió desanimada. Catherine se había pasado la tarde tirada bebiendo té de manzanilla tratando de tranquilizarse y no volver a caer en las lágrimas. Hacia unos días que optaba por ello o por la aquamarina de Wthyr, que curiosamente le aporta a exactamente lo que el había puesto en la nota. La carta le había pillado por sorpresa y más aún el regalo, pensó que estaría demasiado ocupado añadiéndole picos a su corona con cada nuevo territorio que encontraba pero.. se había acordado de ella lo que la dejaba con una sensación extraña.
Giró la aquamarina en sus dedos, contemplándola lentamente y decido volver a regalarse ese momento de paz. Dejó la taza en la mesa y cerró los ojos, centrándose en la sensación de la magia que empezaba a fluir por su cuerpo aclarando sus sentimientos y mente, regalándole calma y tranquilidad.
En todas las ocasiones que la había usado, allí quedaba. Pero esa vez… todo cambió.
No estaba segura de qué estaba mirando hasta que la mujer pelinegra se giró hacia ella. Un par de años en el futuro, sin duda, pero era ella portando una corona distinta a la que se había enviado a hacer y cerrándose una capa sobre los hombros con un dije de un cuervo. Antes de ser consciente de algo más, la mujer había salido de la antesala hacia el patio central donde un dragón dorado le esperaba y junto a él, Thauren y Wthyr. Su futuro yo subió a lomos del dragón y ambos despegaron… Catherine fue consciente de que bajo sus pies se extendía una ciudad que nunca había visto. Preciosa, llena de vida y de magia. La podía sentir latir bajo su piel.
De pronto todo cambió y allí donde había luz y destellos dorados todo era penumbra y oscuridad. Su corazón se saltó un latido al reconocer a Ian en un callejón que le recordaba a Knockturn -¿Ian?- Preguntó con un hilo de voz pero no pareció mirarla porque hablaba con alguien… Catherine buscó quién pero solo encontró sombras en una pared antes de que Ian volviera a llevarse algo a la nariz. Se veía demacrado, sucio y...no como ella lo conocía. Se acercó más, tratando de tocarlo pero al hacerlo pareció que sus ojos la observaron pero de pronto empezó a quedarse rígido y sus labios se tornaron azules…
Catherine gritó pero la visión volvió a cambiar. Esta vez lo único que percibía era el calor de las llamas que envolvían un castillo… no, no era un castillo era Ouroboros, la sede del Consejo . Tuvo que echarse hacia atrás por instinto mientras la gente corría y corría pasando a través de ella. En el piso vio los cadáveres calcinados de algunos de sus compañeros y vecinos de la isla. No había dragones surcando el cielo y tampoco armaduras Pendragon… -¿Adael?- Murmuró acercándose al cadáver pero en el momento en el que le tocó, a su alrededor todo cambió.
El llanto de un bebé resonó en la sala y...y la risa de alguien. Catherine tardó en reconocer que era Wthyr quien se reía de alegría al tener a su primogénito en brazos mientras Ian sostenía a la pequeña contra él, sentado en una silla en el otro lado de la habitación pero...de alguna extraña forma, sin asperezas solo apreciando cada uno a su hijo. Ella estaba en la cama con un aspecto feliz pero...cansado, quizás demasiado. Pálida y sudorosa. Se había visto así una vez. Se preguntó si… si moriría en el parto después de resolver la maldición -No m dejéis dormir- Había murmurado en un hilo de voz pero no parecieron escucharla al principio -¿Sintiéndote sola, Catherine?- La voz de Morgana susurro suavemente en sus pensamientos mientras sus ojos se volvían oscuros como la obsidiana -Era eso lo que querías… estar absolutamente sola-
El roce de un papel contra su cara la sacó de aquel trance en el que había entrado. Su corazón latía con fuerza y un dolor molesto nacía en sus manos, allí donde había clavado sus uñas en sí misma por las horrorosas visiones que había obtenido. Tiró la aquamarina al otro lado de la habitación en una respuesta casi inmediata y se tocó a sí misma un momento, tratando de ver si estaba bien y si… lo estaba. Tardó en controlar su respiración lo suficiente para darse cuenta de que lo que la había sacado de la situación era una carta.
La abrió pero no reconoció la letra y empezó a leer, aquello no le ayudó para nada a como se estaba sintiendo. Suspiró quedamente - Gio…- Y tanta paz, a la mierda. No podía estar en paz si sus amigos estaban en peligro … se incorporó y fue a cambiarse por ropa cómoda mientras leía el brazalete. ¿Wthyr había vuelto y no había ido a ver si seguía viva? Imbécil. Aquello le recordó que debería hacer los trámites de su sabático pero… respondió un mensaje y envío otro par de forma mental antes de viajar a Avalon. La forma más rápida de llegar a Italia sin traslador.
Off: ¿Tiene visiones raras? Yes
Después de unos cuatro o cinco días había pasado Adam a buscarlo, Cath supuso que Ian no quería verla y lo comprendía después de todo lo que habían hablado y pasado la.ultima vez. Pero aún así, se sintió desanimada. Catherine se había pasado la tarde tirada bebiendo té de manzanilla tratando de tranquilizarse y no volver a caer en las lágrimas. Hacia unos días que optaba por ello o por la aquamarina de Wthyr, que curiosamente le aporta a exactamente lo que el había puesto en la nota. La carta le había pillado por sorpresa y más aún el regalo, pensó que estaría demasiado ocupado añadiéndole picos a su corona con cada nuevo territorio que encontraba pero.. se había acordado de ella lo que la dejaba con una sensación extraña.
Giró la aquamarina en sus dedos, contemplándola lentamente y decido volver a regalarse ese momento de paz. Dejó la taza en la mesa y cerró los ojos, centrándose en la sensación de la magia que empezaba a fluir por su cuerpo aclarando sus sentimientos y mente, regalándole calma y tranquilidad.
En todas las ocasiones que la había usado, allí quedaba. Pero esa vez… todo cambió.
No estaba segura de qué estaba mirando hasta que la mujer pelinegra se giró hacia ella. Un par de años en el futuro, sin duda, pero era ella portando una corona distinta a la que se había enviado a hacer y cerrándose una capa sobre los hombros con un dije de un cuervo. Antes de ser consciente de algo más, la mujer había salido de la antesala hacia el patio central donde un dragón dorado le esperaba y junto a él, Thauren y Wthyr. Su futuro yo subió a lomos del dragón y ambos despegaron… Catherine fue consciente de que bajo sus pies se extendía una ciudad que nunca había visto. Preciosa, llena de vida y de magia. La podía sentir latir bajo su piel.
De pronto todo cambió y allí donde había luz y destellos dorados todo era penumbra y oscuridad. Su corazón se saltó un latido al reconocer a Ian en un callejón que le recordaba a Knockturn -¿Ian?- Preguntó con un hilo de voz pero no pareció mirarla porque hablaba con alguien… Catherine buscó quién pero solo encontró sombras en una pared antes de que Ian volviera a llevarse algo a la nariz. Se veía demacrado, sucio y...no como ella lo conocía. Se acercó más, tratando de tocarlo pero al hacerlo pareció que sus ojos la observaron pero de pronto empezó a quedarse rígido y sus labios se tornaron azules…
Catherine gritó pero la visión volvió a cambiar. Esta vez lo único que percibía era el calor de las llamas que envolvían un castillo… no, no era un castillo era Ouroboros, la sede del Consejo . Tuvo que echarse hacia atrás por instinto mientras la gente corría y corría pasando a través de ella. En el piso vio los cadáveres calcinados de algunos de sus compañeros y vecinos de la isla. No había dragones surcando el cielo y tampoco armaduras Pendragon… -¿Adael?- Murmuró acercándose al cadáver pero en el momento en el que le tocó, a su alrededor todo cambió.
El llanto de un bebé resonó en la sala y...y la risa de alguien. Catherine tardó en reconocer que era Wthyr quien se reía de alegría al tener a su primogénito en brazos mientras Ian sostenía a la pequeña contra él, sentado en una silla en el otro lado de la habitación pero...de alguna extraña forma, sin asperezas solo apreciando cada uno a su hijo. Ella estaba en la cama con un aspecto feliz pero...cansado, quizás demasiado. Pálida y sudorosa. Se había visto así una vez. Se preguntó si… si moriría en el parto después de resolver la maldición -No m dejéis dormir- Había murmurado en un hilo de voz pero no parecieron escucharla al principio -¿Sintiéndote sola, Catherine?- La voz de Morgana susurro suavemente en sus pensamientos mientras sus ojos se volvían oscuros como la obsidiana -Era eso lo que querías… estar absolutamente sola-
El roce de un papel contra su cara la sacó de aquel trance en el que había entrado. Su corazón latía con fuerza y un dolor molesto nacía en sus manos, allí donde había clavado sus uñas en sí misma por las horrorosas visiones que había obtenido. Tiró la aquamarina al otro lado de la habitación en una respuesta casi inmediata y se tocó a sí misma un momento, tratando de ver si estaba bien y si… lo estaba. Tardó en controlar su respiración lo suficiente para darse cuenta de que lo que la había sacado de la situación era una carta.
La abrió pero no reconoció la letra y empezó a leer, aquello no le ayudó para nada a como se estaba sintiendo. Suspiró quedamente - Gio…- Y tanta paz, a la mierda. No podía estar en paz si sus amigos estaban en peligro … se incorporó y fue a cambiarse por ropa cómoda mientras leía el brazalete. ¿Wthyr había vuelto y no había ido a ver si seguía viva? Imbécil. Aquello le recordó que debería hacer los trámites de su sabático pero… respondió un mensaje y envío otro par de forma mental antes de viajar a Avalon. La forma más rápida de llegar a Italia sin traslador.
Off: ¿Tiene visiones raras? Yes
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Aparecieron en la cabaña y Catherine dejó la poción encima de una mesa. El lugar no dejaba de ser acogedor pero olía un poco a encerrado así que la morena abrió un poco las ventanas antes de ir al baño a llenar la bañera, la que dejó para ir de nuevo hacia donde estaba Ian. Ya se sentía un poco mejor tras la curación. El dolor de cabeza casi había desaparecido y el del pecho, bueno, el físico se había ido, el emocional siempre permanecía. Desde hace más de una década.
- Ve a darte un baño, yo intentaré no quemar la cocina mientras nos hago algo de comer- Miró hacia la despensa y luego hacia la cocina como si se tratara de un nuevo reto, como si dos viejos enemigos volvieran a verse -Creo que…iré a buscar a los niños una vez estés descansando- Volvió la vista a él -¿Te parece bien?-
Empezó a caminar hacia la cocina cogiendo la reabastecedora y abriendola para bebersela en un par de tragos -Me quedaré en la habitación de Aedan con ellos, así no te molestamos con el ruido- Dijo desechando el bote de la poción y abriendo la despensa para encontrar algunas latas y arroz. Sacó todo y se puso a buscar una olla. El arroz era siempre un reto pero intentaría dominarlo.
- Ve a darte un baño, yo intentaré no quemar la cocina mientras nos hago algo de comer- Miró hacia la despensa y luego hacia la cocina como si se tratara de un nuevo reto, como si dos viejos enemigos volvieran a verse -Creo que…iré a buscar a los niños una vez estés descansando- Volvió la vista a él -¿Te parece bien?-
Empezó a caminar hacia la cocina cogiendo la reabastecedora y abriendola para bebersela en un par de tragos -Me quedaré en la habitación de Aedan con ellos, así no te molestamos con el ruido- Dijo desechando el bote de la poción y abriendo la despensa para encontrar algunas latas y arroz. Sacó todo y se puso a buscar una olla. El arroz era siempre un reto pero intentaría dominarlo.
Se dejó llegar por Catherine hasta la cabaña en la que iban a descansar, sin hablar mucho más del traumático suceso de Chloe y las consecuencias que le había traído aquello a ella y su padre. Quiso saber el motivo por el que Catherine había tenido que ser atendida también en el hospital de campaña antes de irse, pero no le quedó muy claro el porqué.
Nada más llegar a la casa tuvo la extraña sensación de estar fuera de lugar en ese sitio que había sido su hogar aunque fuese por un breve espacio de tiempo. No debería sentirse así después de haber vuelto supuestamente con ella, pero la situación entre ellos estaba en un punto delicado. Se quedó mirando un punto fijo en el salón, justo en el sofá en el que alguna vez habían estado los tres juntos.
- Como prefieras. - acabó respondiendo a la pregunta de Catherine sobre los niños, con aire algo ausente. Después la miró con cara de querer pedirle algo, pero apretó los labios como para contenerse. - Vosotros no me molestáis nunca. Podríamos dormir todos en la misma cama. - le daba igual lo cansado que estuviese, en esos momentos lo que quería era tenerlos cerca. La siguió con la mirada mientras se iba a la cocina bebiéndose aquella poción, indagando un poco más. Ya iría después a darse ese baño, había cosas más necesarias que hacer antes. - ¿Qué te ha pasado? - fue a su lado mientras sacaba la olla, empezando a echar dentro puñados de arroz sin mucha medida.
Nada más llegar a la casa tuvo la extraña sensación de estar fuera de lugar en ese sitio que había sido su hogar aunque fuese por un breve espacio de tiempo. No debería sentirse así después de haber vuelto supuestamente con ella, pero la situación entre ellos estaba en un punto delicado. Se quedó mirando un punto fijo en el salón, justo en el sofá en el que alguna vez habían estado los tres juntos.
- Como prefieras. - acabó respondiendo a la pregunta de Catherine sobre los niños, con aire algo ausente. Después la miró con cara de querer pedirle algo, pero apretó los labios como para contenerse. - Vosotros no me molestáis nunca. Podríamos dormir todos en la misma cama. - le daba igual lo cansado que estuviese, en esos momentos lo que quería era tenerlos cerca. La siguió con la mirada mientras se iba a la cocina bebiéndose aquella poción, indagando un poco más. Ya iría después a darse ese baño, había cosas más necesarias que hacer antes. - ¿Qué te ha pasado? - fue a su lado mientras sacaba la olla, empezando a echar dentro puñados de arroz sin mucha medida.
Asintió, notando que seguía un poco ido. Observó el sofá un momento y recordó la horrorosa visión que había tenido sosteniendo la aquamarina que le había regalado Wthyr y que… Sí, exactamente debajo de la ventana donde había quedado olvidada después de que la lanzara contra la pared. Fue a recogerla y se la metió en el bolsillo del pantalón.
Alzó la vista hacia él cuando dijo que no le molestaban y que podrían dormir en la misma cama. En cualquier otro momento, aquello había sido lo único con lo que habría soñado Catherine, lo único que habría pedido, una noche de paz con su familia pero no lograba encontrar la comodidad en hacer aquello y, sin embargo, asintió por miedo a que la visión se hiciera realidad. Ver a Ian en piloto automático era incluso peor que verlo herido.
Porque ella había estado allí tantas veces.
Había huido en tantas ocasiones…
Que sabía bien el dolor que se escondía detrás.
Cuando le siguió a la cocina y preguntó lo que Catherine no había ocultado pero prefería evadir, se tomó unos segundos viendo lo que hacía con el arroz así que optó por abrir el atun en lata -Shyvanna fue a la isla a buscar problemas y me atacó. Wthyr y Gwen la detuvieron y Wthyr detuvo el daño y las heridas, pero yo aún no me sentía bien así que preferí que me revisaran- La cosa con Catherine es que su sinceridad a veces empeoraba las situaciones. Con haber dicho que habían sido cosas del Consejo quizás habría bastado, Ian les tenía resquemor y la mayoría del tiempo no indagaba más pero…
De acuerdo, pensándolo en frío quizás debería haberse callado.
Lo vio seguir echando arroz y se acercó para detenerle la mano y sacarle la olla, llenandola de agua para ponerla al fuego. Tras eso se concentró en el atún para sacarlo de allí y ponerlo en un recipiente, procediendo a abrir uno de guisantes y maíz para repetir el proceso -Estoy bien, no me pasó nada. Sólo hacía mi trabajo- Mencionó con un tono neutral.
Alzó la vista hacia él cuando dijo que no le molestaban y que podrían dormir en la misma cama. En cualquier otro momento, aquello había sido lo único con lo que habría soñado Catherine, lo único que habría pedido, una noche de paz con su familia pero no lograba encontrar la comodidad en hacer aquello y, sin embargo, asintió por miedo a que la visión se hiciera realidad. Ver a Ian en piloto automático era incluso peor que verlo herido.
Porque ella había estado allí tantas veces.
Había huido en tantas ocasiones…
Que sabía bien el dolor que se escondía detrás.
Cuando le siguió a la cocina y preguntó lo que Catherine no había ocultado pero prefería evadir, se tomó unos segundos viendo lo que hacía con el arroz así que optó por abrir el atun en lata -Shyvanna fue a la isla a buscar problemas y me atacó. Wthyr y Gwen la detuvieron y Wthyr detuvo el daño y las heridas, pero yo aún no me sentía bien así que preferí que me revisaran- La cosa con Catherine es que su sinceridad a veces empeoraba las situaciones. Con haber dicho que habían sido cosas del Consejo quizás habría bastado, Ian les tenía resquemor y la mayoría del tiempo no indagaba más pero…
De acuerdo, pensándolo en frío quizás debería haberse callado.
Lo vio seguir echando arroz y se acercó para detenerle la mano y sacarle la olla, llenandola de agua para ponerla al fuego. Tras eso se concentró en el atún para sacarlo de allí y ponerlo en un recipiente, procediendo a abrir uno de guisantes y maíz para repetir el proceso -Estoy bien, no me pasó nada. Sólo hacía mi trabajo- Mencionó con un tono neutral.
De haber estado más centrado se habría dado cuenta que había como resignación en el modo de asentir de Catherine a lo de dormir juntos. Por el momento lo único que sintió fue alivio de que no le dejase solo, aunque no quería pedirlo explícitamente. Aquello le tranquilizó un poco, y ya en la cocina intentó dejar de pensar en lo de su familia aunque fuese por un momento. Se puso a echar cosas aleatorias al intento de cocinado que iban a hacer, aunque tenía más sueño que hambre.
Al escuchar la mención de los Pendragon su mano partió en dos la zanahoria que había cogido para poner en la olla, de la que no apartó la mirada con un gesto un tanto crispado. ¿Cómo no iba a odiarlos, si ni siquiera ahora los dejaban en paz? Ojalá hubiese funcionado aquello contra Gwen, ahora estarían matándose entre sí. Entre ese odio y el que tenía a los culpables de lo de su familia se sentía como si se hubiese consumido por dentro y solo quedasen cenizas.
- Y tampoco estuve allí para defenderte, como no estuve con Chloe. Nunca estoy donde tengo que estar. Soy un puto inútil y ni siquiera sé por qué te casaste conmigo. A estas alturas tú tampoco lo sabes y te preguntas qué coño haces aquí en la cabaña conmigo. - soltó con amargura todo lo que se le pasó por la cabeza, dejando lo que estaba haciendo para darse media vuelta y salir de la cocina, entrando al baño para cerrar de un portazo. Se quitó la ropa con rabia antes de meterse a la ducha de una vez, dejando que le cayese el agua por encima durante algunos minutos en los que lo único que escuchaba era su propia respiración y un molesto zumbido en los oídos.
Al escuchar la mención de los Pendragon su mano partió en dos la zanahoria que había cogido para poner en la olla, de la que no apartó la mirada con un gesto un tanto crispado. ¿Cómo no iba a odiarlos, si ni siquiera ahora los dejaban en paz? Ojalá hubiese funcionado aquello contra Gwen, ahora estarían matándose entre sí. Entre ese odio y el que tenía a los culpables de lo de su familia se sentía como si se hubiese consumido por dentro y solo quedasen cenizas.
- Y tampoco estuve allí para defenderte, como no estuve con Chloe. Nunca estoy donde tengo que estar. Soy un puto inútil y ni siquiera sé por qué te casaste conmigo. A estas alturas tú tampoco lo sabes y te preguntas qué coño haces aquí en la cabaña conmigo. - soltó con amargura todo lo que se le pasó por la cabeza, dejando lo que estaba haciendo para darse media vuelta y salir de la cocina, entrando al baño para cerrar de un portazo. Se quitó la ropa con rabia antes de meterse a la ducha de una vez, dejando que le cayese el agua por encima durante algunos minutos en los que lo único que escuchaba era su propia respiración y un molesto zumbido en los oídos.
Siguió buscando cosas que echarle pero no había mucho más, Ian parecía en lo mismo. Joder es que eran un caos en la cocina, tenía que buscar a la elfa en cuanto pudiera, seguro estaba en el campamento de las Highlands. Iría a por ella después.
No se perdió la fuerza con la que partió la zanahoria, pero Catherine sólo guardó silencio y siguió haciendo sus cosas esperando que la tormenta estallara con el estómago encogido. Alzó la vista hacia él cuando habló escuchando cada palabra y mirándolo con comprensión porque ella…Había vivido así por meses, quizás años. Incluso estando con él. Un escalofrío le recorrió al recordar aquella noche al volver del baile donde pensó que la dejaría.
-No reflejes lo que estás sintiendo en mí, Ian- Murmuró al escuchar eso de que no sabía qué estaba haciendo allí. Porque lo sabía y lo sabía bien. Lo dejó irse, encogiéndose al escuchar el portazo. Apoyó las manos en la mesa, dejando caer la cabeza hacia delante soltando un largo suspiro. Lo peor es que lo entendía TAN bien pero… Nunca pensó verlo en él porque solía ser él quien la sacaba de esos momentos.
Lo dejó estar un par de minutos mientras preparaba todo para dejarlo a fuego lento, ya había aprendido su lección con el fuego rápido, y lo tapó. Tras eso se dirigió al baño abriendo la puerta con cuidado y apoyándose en el marco, a sabiendas de que como mínimo iba a escucharla -No eres un inútil. No puedes estar en todos lados al mismo tiempo. Y soy una Descendiente, no necesito que me defiendas de los gajes del oficio- Le aclaró fijando la vista en el espejo del baño mientras percibía el reflejo de sí misma, observándose largamente y haciendo un poco de introspección -Me casé contigo porque te amo. Estoy aquí en la cabaña porque sigo haciéndolo aunque no sepa cómo sortear lo que ha sucedido y... no sé si pueda. Estoy aquí porque me necesitas como yo te he necesitado muchas veces y tengo la madurez suficiente para dejar de lado lo que nos ocurre y apoyarte-
Se humedeció los labios -He estado mil veces dónde estás, Ian. Es más, he vivido allí mucho tiempo. Aún tengo momentos en los que me culpo de la muerte de los mellizos. ¿Qué pude haber hecho diferente para volver antes de la dimensión y salvar a Rhaegar? ¿Por qué no le enseñé mejor? ¿Por qué no me di cuenta de lo que iba mal con Desmond? ¿Por qué no me quedé con él y lo defendí?- Se mordió la parte interna de la mejilla -Pero me di cuenta que al hacerme estas preguntas estaba viviendo en un pasado que no podía cambiar y perdiéndome el presente- Volvió la vista hacia la ducha -Es una mierda lo que estás viviendo, lo sé… Y no sé bien cómo ayudarte a superarlo porque a mi me ha costado la vida entera, apena he avanzado un poco este último año. Pero estoy aquí, para lo que necesites- De por sí, en Navidad había hablado con él aún presa de sus inseguridades.
No se perdió la fuerza con la que partió la zanahoria, pero Catherine sólo guardó silencio y siguió haciendo sus cosas esperando que la tormenta estallara con el estómago encogido. Alzó la vista hacia él cuando habló escuchando cada palabra y mirándolo con comprensión porque ella…Había vivido así por meses, quizás años. Incluso estando con él. Un escalofrío le recorrió al recordar aquella noche al volver del baile donde pensó que la dejaría.
-No reflejes lo que estás sintiendo en mí, Ian- Murmuró al escuchar eso de que no sabía qué estaba haciendo allí. Porque lo sabía y lo sabía bien. Lo dejó irse, encogiéndose al escuchar el portazo. Apoyó las manos en la mesa, dejando caer la cabeza hacia delante soltando un largo suspiro. Lo peor es que lo entendía TAN bien pero… Nunca pensó verlo en él porque solía ser él quien la sacaba de esos momentos.
Lo dejó estar un par de minutos mientras preparaba todo para dejarlo a fuego lento, ya había aprendido su lección con el fuego rápido, y lo tapó. Tras eso se dirigió al baño abriendo la puerta con cuidado y apoyándose en el marco, a sabiendas de que como mínimo iba a escucharla -No eres un inútil. No puedes estar en todos lados al mismo tiempo. Y soy una Descendiente, no necesito que me defiendas de los gajes del oficio- Le aclaró fijando la vista en el espejo del baño mientras percibía el reflejo de sí misma, observándose largamente y haciendo un poco de introspección -Me casé contigo porque te amo. Estoy aquí en la cabaña porque sigo haciéndolo aunque no sepa cómo sortear lo que ha sucedido y... no sé si pueda. Estoy aquí porque me necesitas como yo te he necesitado muchas veces y tengo la madurez suficiente para dejar de lado lo que nos ocurre y apoyarte-
Se humedeció los labios -He estado mil veces dónde estás, Ian. Es más, he vivido allí mucho tiempo. Aún tengo momentos en los que me culpo de la muerte de los mellizos. ¿Qué pude haber hecho diferente para volver antes de la dimensión y salvar a Rhaegar? ¿Por qué no le enseñé mejor? ¿Por qué no me di cuenta de lo que iba mal con Desmond? ¿Por qué no me quedé con él y lo defendí?- Se mordió la parte interna de la mejilla -Pero me di cuenta que al hacerme estas preguntas estaba viviendo en un pasado que no podía cambiar y perdiéndome el presente- Volvió la vista hacia la ducha -Es una mierda lo que estás viviendo, lo sé… Y no sé bien cómo ayudarte a superarlo porque a mi me ha costado la vida entera, apena he avanzado un poco este último año. Pero estoy aquí, para lo que necesites- De por sí, en Navidad había hablado con él aún presa de sus inseguridades.
Al poco de haber pegado ese portazo ya se había arrepentido de hacerlo, pero estaba tan agobiado que ni lo había pensado. Ella no se merecía esas reacciones de crío cabreado con el mundo. Maldijo por lo bajo mientras se duchaba un poco a lo bruto, cerrando después el grifo para echar mano a la toalla que había al lado. Al poco la escuchó abrir la puerta del baño, buscándole después de todo. Bajó la cabeza suspirando mientras se liaba la toalla alrededor de la cintura, intentando creerla en eso de que no era un inútil. Todo lo que había hecho (o no hecho) últimamente era completamente inútil y dañino. Ya sabía que ella se valía por sí misma, pero aún así...no había estado en ese momento de necesidad contra los Pendragon de los cojones. - Tu oficio no es aguantar a esos perturbados...- murmuró mientras terminaba de salir de la ducha, alzando por fin la mirada hacia ella.
Ese "te amo" en presente le apretó un poco más ese nudo constante en la garganta, le daba cierta esperanza sobre lo suyo y le hacia darse cuenta de que no le iba a dejar en un momento bajo como el que estaba. - Lo siento, Cath...siento haberme puesto así. - El modo en que ella estaba manejando la situación y todo lo que dijo después sobre sus hermanos le abrió los ojos lo suficiente para ver lo mucho que había crecido y madurado Catherine desde aquella cría que conoció en el torneo años atrás. En cierto modo también echaba de menos a la Catherine de antes. Él sentía que no había evolucionado tanto, que no era capaz de afrontar algunas situaciones desde la calma que lo hacía ella.
- Tú perdiste a tus hermanos para siempre, y yo...al menos Chloe aún está aquí. Puedo luchar por ella. - no sabía cómo estaría cuando despertase, pero seguía viva. Intentaría ayudarla a superarlo de cualquier manera, aunque no estaba seguro de si podía superarse un trauma así. Quería pensar que se podía, porque él había salido adelante después del encierro y la tortura en los campos de concentración. - Estarían orgullosos de ti, estoy seguro. Has crecido mucho...y cambiado. - Fue aproximándose a Catherine conforme hablaba, pasándose una mano por los ojos algo humedecidos cuando le dijo que estaba ahí. Dudó un instante, pero al final acabó abrazándose a ella con fuerza, apoyando su frente en su hombro un momento antes de susurrar un gracias que sentía que se quedaba corto.
Ese "te amo" en presente le apretó un poco más ese nudo constante en la garganta, le daba cierta esperanza sobre lo suyo y le hacia darse cuenta de que no le iba a dejar en un momento bajo como el que estaba. - Lo siento, Cath...siento haberme puesto así. - El modo en que ella estaba manejando la situación y todo lo que dijo después sobre sus hermanos le abrió los ojos lo suficiente para ver lo mucho que había crecido y madurado Catherine desde aquella cría que conoció en el torneo años atrás. En cierto modo también echaba de menos a la Catherine de antes. Él sentía que no había evolucionado tanto, que no era capaz de afrontar algunas situaciones desde la calma que lo hacía ella.
- Tú perdiste a tus hermanos para siempre, y yo...al menos Chloe aún está aquí. Puedo luchar por ella. - no sabía cómo estaría cuando despertase, pero seguía viva. Intentaría ayudarla a superarlo de cualquier manera, aunque no estaba seguro de si podía superarse un trauma así. Quería pensar que se podía, porque él había salido adelante después del encierro y la tortura en los campos de concentración. - Estarían orgullosos de ti, estoy seguro. Has crecido mucho...y cambiado. - Fue aproximándose a Catherine conforme hablaba, pasándose una mano por los ojos algo humedecidos cuando le dijo que estaba ahí. Dudó un instante, pero al final acabó abrazándose a ella con fuerza, apoyando su frente en su hombro un momento antes de susurrar un gracias que sentía que se quedaba corto.
-No voy a discutir sobre mi trabajo, Ian- Listo, había decidido dibujar una raya que no pretendía cruzar. Un límite que no pensó que llegaría un momento en el que dibujaría con él pero estaba claro que sus responsabilidades del Consejo ya eran incompatibles con Ian. Mientras ella con cada día iba asumiendolas, tomando un aspecto mucho más profesional, Ian había hecho caso omiso y se había obcecado con la chica que se había rebelado ante ellos para desposarlo. Si le contaba lo que pretendían hacer con el Sanguis…
“Necesito un brazalete nuevo”
Alzó levemente el hombro como restándole importancia -Todos tenemos nuestras formas de lidiar con lo que nos duele. Yo…- Tragó un poco incómoda mientras se incorporaba -Me disocio, tú te enojas- Haber aprendido el término de lo que solía hacer cuando la situación le sobrepasaba y no sabía cómo actuar, qué hacer o carecía de las herramientas para controlar y digerir sus emociones; había hecho que todo hiciera clic en su mente lo que no entendía es de donde venía la vena autodestructiva. Se supone que aún estaban trabajando en ello.
No respondió al tema de sus hermanos porque, tal como había dicho, no había nada que hacer y lo que decía Ian era una verdad tan grande como una montaña -Acompañarla a luchar por ella misma. No puedes luchar sus batallas- Le explicó mientras lo veía acercarse escuchando aquellas palabras que le hicieron acomodarse incómoda y apartar la vista. Orgullosos no sería la palabra que ella elegiría. Por el contrario, Desmond… Daba igual, ya no vivían con ella, ya no estaban para molestarla. Estaba sola. Sólo al juicio de su padre y congéneres, así como su familia. Le devolvió el abrazo con fuerza, reposando su cabeza contra la de él -Sí, he cambiado- Dijo mirándose al espejo con un gesto un poco preocupado y turbado. Tensó los labios y subió las manos por su espalda para acariciarle suavemente el cabello, sintiendose dividida con todos los sentimientos que se arremolinaban en su corazón y que todavía no sabía discernir.
Tras unos momentos, se alejó y le sonrió brevemente -Voy a ver la comida, acuéstate a descansar- Susurró y se fue a la cocina a ver el guiso, dándose cuenta de que no se estaba cocinando nada asi que subió un poco el fuego.
“Necesito un brazalete nuevo”
Alzó levemente el hombro como restándole importancia -Todos tenemos nuestras formas de lidiar con lo que nos duele. Yo…- Tragó un poco incómoda mientras se incorporaba -Me disocio, tú te enojas- Haber aprendido el término de lo que solía hacer cuando la situación le sobrepasaba y no sabía cómo actuar, qué hacer o carecía de las herramientas para controlar y digerir sus emociones; había hecho que todo hiciera clic en su mente lo que no entendía es de donde venía la vena autodestructiva. Se supone que aún estaban trabajando en ello.
No respondió al tema de sus hermanos porque, tal como había dicho, no había nada que hacer y lo que decía Ian era una verdad tan grande como una montaña -Acompañarla a luchar por ella misma. No puedes luchar sus batallas- Le explicó mientras lo veía acercarse escuchando aquellas palabras que le hicieron acomodarse incómoda y apartar la vista. Orgullosos no sería la palabra que ella elegiría. Por el contrario, Desmond… Daba igual, ya no vivían con ella, ya no estaban para molestarla. Estaba sola. Sólo al juicio de su padre y congéneres, así como su familia. Le devolvió el abrazo con fuerza, reposando su cabeza contra la de él -Sí, he cambiado- Dijo mirándose al espejo con un gesto un poco preocupado y turbado. Tensó los labios y subió las manos por su espalda para acariciarle suavemente el cabello, sintiendose dividida con todos los sentimientos que se arremolinaban en su corazón y que todavía no sabía discernir.
Tras unos momentos, se alejó y le sonrió brevemente -Voy a ver la comida, acuéstate a descansar- Susurró y se fue a la cocina a ver el guiso, dándose cuenta de que no se estaba cocinando nada asi que subió un poco el fuego.
El modo cortante en que le respondió sobre el trabajo le sorprendió, y tal vez por eso no hizo ninguna pregunta ni alegación más al respecto. Seguramente estaba harta de que tocasen ese tema, aunque esta vez no era por lo del Consejo, sino por los Pendragon y lo mucho que jodían a todos los de Ouroboros. Él tenía claro del lado que estaba. No entendió una mierda de lo que era disociarse, pero sí que comprendió eso de que cada uno se enfrentaba a lo que le dolía de un modo distinto. Tendría que investigar qué era eso exactamente, no quería preguntar y quedar como un bruto. A veces tenía la sensación de que Catherine pensaba eso de él porque era muy físico, aunque le había demostrado en ocasiones que era mucho más que eso, a través de sus conversaciones y de compartir sus diferentes modos de ver el mundo.
- Es algo que no elegimos. No puedo controlar el odio que me invade cuando os suceden cosas o cuando os hacen daño. - y no, sabía que no tenía nada que ver con ser licántropo porque ya se enfurecía antes de ser mordido. Suspiró en tono de resignación al ser aconsejado sobre Chloe y lo que podía hacer para ayudarla, aunque temía no saber hacerlo o no estar a la altura cuando ella despertase. Cuando por fin se abrazaron y ella le respondió logró sentir algo de calidez en el cuerpo, apaciguando un poco su ánimo y aflojando un poco la tensión de su cuerpo. Ella era su hogar y su refugio, a pesar de todo lo que había pasado entre ellos en los últimos tiempos. - Tal vez yo he cambiado menos...o a peor. No sé si los cambios tienen que ser siempre a mejor. - reflexionó en voz baja mientras aún seguían abrazados, aunque casi más para él que esperando respuesta. Había perdido parte de lo que era cuando pertenecía a la Resistencia, del muchacho que quería cambiar el mundo y que ayudaba a otros sin pensar sólo en él de manera egoísta.
Terminó el abrazo bajando la mano hasta la de ella para entrelazarla un momento antes de alejarse, asintiendo a lo de descansar un rato. Lo necesitaba y mucho. Se dio media vuelta para ir hacia la habitación, deteniéndose un momento para girarse a mirarla desde el marco de la puerta. - Cath...yo también voy a estar contigo siempre cuando me necesites, pase lo que pase. - quería que lo supiese, aunque no lograsen tener de nuevo la relación de antes. Entró a la habitación finalmente, quitándose la toalla para ponerse un pantalón cómodo para dormir. Se dejó caer en la cama después, sin tardar mucho en caer dormido después de todo el tiempo que llevaba sin hacerlo.
- Es algo que no elegimos. No puedo controlar el odio que me invade cuando os suceden cosas o cuando os hacen daño. - y no, sabía que no tenía nada que ver con ser licántropo porque ya se enfurecía antes de ser mordido. Suspiró en tono de resignación al ser aconsejado sobre Chloe y lo que podía hacer para ayudarla, aunque temía no saber hacerlo o no estar a la altura cuando ella despertase. Cuando por fin se abrazaron y ella le respondió logró sentir algo de calidez en el cuerpo, apaciguando un poco su ánimo y aflojando un poco la tensión de su cuerpo. Ella era su hogar y su refugio, a pesar de todo lo que había pasado entre ellos en los últimos tiempos. - Tal vez yo he cambiado menos...o a peor. No sé si los cambios tienen que ser siempre a mejor. - reflexionó en voz baja mientras aún seguían abrazados, aunque casi más para él que esperando respuesta. Había perdido parte de lo que era cuando pertenecía a la Resistencia, del muchacho que quería cambiar el mundo y que ayudaba a otros sin pensar sólo en él de manera egoísta.
Terminó el abrazo bajando la mano hasta la de ella para entrelazarla un momento antes de alejarse, asintiendo a lo de descansar un rato. Lo necesitaba y mucho. Se dio media vuelta para ir hacia la habitación, deteniéndose un momento para girarse a mirarla desde el marco de la puerta. - Cath...yo también voy a estar contigo siempre cuando me necesites, pase lo que pase. - quería que lo supiese, aunque no lograsen tener de nuevo la relación de antes. Entró a la habitación finalmente, quitándose la toalla para ponerse un pantalón cómodo para dormir. Se dejó caer en la cama después, sin tardar mucho en caer dormido después de todo el tiempo que llevaba sin hacerlo.
-No… no controlar el odio, puedes sentirlo, tienes que controlar como reaccionas. Analizar… las situaciones antes de actuar. Lo que no puedes dejar es que ellos te controlen a ti- Murmuró recordando las palabras de Gwen en su patronus a Wthyr cuando habían ido a Roma. Desvió la mirada un instante un poco contrariada. Ella también era pasional, intempestiva cuando quería… Pero sentía, sentía demasiado… y por eso es que las cosas la bloqueaban.
Las palabras de Ian le hicieron cerrar los ojos pensando en que tenía mucha razón en sus palabras. Era eso, quizás, el vacío que sentía entre ellos dos y que se abría cada vez más. O quizás eran sólo cosas suyas. Lo que no podía evitar era aún sentir el dolor del futuro de sus hijos destruido y dudaba, en el fondo, que alguna vez pudiera perdonarlo. No le había dado ni siquiera un segundo, le había arrebatado la oportunidad antes siquiera de que existiera.
Se separó de él después de apretar su mano brevemente. Estaba confundida, totalmente, pero tenía que resolver cosas propias antes de abrir la boca. Pensar, analizar. Dejar de ser impulsiva. Se dirigió a la cocina pero se detuvo a mitad de camino al oír a Ian, se giró un poco para observarlo. ¿Cómo podía decirle que…eso le sonaba vacío? ¿Cómo podía recordarle que ya no confiaba en él de esa manera? Asintió una vez forzando una sonrisa antes de verlo irse al cuarto.
En la cocina esperó pacientemente a que todo estuviera hecho mientras intentaba recordar todo lo que debía hacer. Tanto buscar el brazalete y contribuir con la investigación, como buscar a sus hijos y traerlos. También llevar a Tauren a Tintagel y meditar sus asuntos personales. Disfrutó de aquel momento de silencio mientras cocinaba para poner en orden sus pensamientos.
Poco después buscó a los niños y también a la elfa que la ayudó a preparar a los pequeños que acabaron metidos en la cama con Ian. Catherine se les unió tiempo después tras adelantar un par de cosas para ella misma y estudiar un capítulo sobre un libro que hablaba sobre proyección astral. Le había picado la curiosidad. Luego se echó a dormir con ellos.
Los siguientes días se dividieron las tareas y ella tuvo tiempo de estudiar, buscar información pero también de compartir con ellos o acompañar a Ian a ver a su familia. Incluso pudo visitar Zephyr, quedar con Ling e investigar sobre la magia de almas y espíritus para Aelin, respetando rigurosamente tiempos y espacios permitidos.
Las palabras de Ian le hicieron cerrar los ojos pensando en que tenía mucha razón en sus palabras. Era eso, quizás, el vacío que sentía entre ellos dos y que se abría cada vez más. O quizás eran sólo cosas suyas. Lo que no podía evitar era aún sentir el dolor del futuro de sus hijos destruido y dudaba, en el fondo, que alguna vez pudiera perdonarlo. No le había dado ni siquiera un segundo, le había arrebatado la oportunidad antes siquiera de que existiera.
Se separó de él después de apretar su mano brevemente. Estaba confundida, totalmente, pero tenía que resolver cosas propias antes de abrir la boca. Pensar, analizar. Dejar de ser impulsiva. Se dirigió a la cocina pero se detuvo a mitad de camino al oír a Ian, se giró un poco para observarlo. ¿Cómo podía decirle que…eso le sonaba vacío? ¿Cómo podía recordarle que ya no confiaba en él de esa manera? Asintió una vez forzando una sonrisa antes de verlo irse al cuarto.
En la cocina esperó pacientemente a que todo estuviera hecho mientras intentaba recordar todo lo que debía hacer. Tanto buscar el brazalete y contribuir con la investigación, como buscar a sus hijos y traerlos. También llevar a Tauren a Tintagel y meditar sus asuntos personales. Disfrutó de aquel momento de silencio mientras cocinaba para poner en orden sus pensamientos.
Poco después buscó a los niños y también a la elfa que la ayudó a preparar a los pequeños que acabaron metidos en la cama con Ian. Catherine se les unió tiempo después tras adelantar un par de cosas para ella misma y estudiar un capítulo sobre un libro que hablaba sobre proyección astral. Le había picado la curiosidad. Luego se echó a dormir con ellos.
Los siguientes días se dividieron las tareas y ella tuvo tiempo de estudiar, buscar información pero también de compartir con ellos o acompañar a Ian a ver a su familia. Incluso pudo visitar Zephyr, quedar con Ling e investigar sobre la magia de almas y espíritus para Aelin, respetando rigurosamente tiempos y espacios permitidos.
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