Página 1 de 2. • 1, 2
Pequeña cabaña situada en los alrededores de Ouroboros, en el bosque de Darwin. En ella habitan Imram, Rhados y Vyras, miembros de la Brigada de las Mil Grullas.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Tenía las mejillas heladas por culpa del vuelo que, por cierto, no le había ayudado a enfríar su espíritu. ¿Por qué la separaba de la Brigada? ¿Acaso no entendía que ella ERA la Brigada? Su tristeza pasó tan rápido al enojo que el grifo se quejó cuando apretó demasiado las riendas, no porque sintiera dolor sino porque estaba deteniendo el vuelo.
Al llegar a la cabaña bajó y desapareció el grifo, para entonces la moneda tenía un mensaje. Lo leyó y suspiró respondiendo sin ningún problema donde estaba. Tras eso, ingresó a la cabaña como le había dicho Imram y quizás fue demasiado consciente de la suerte que tenía Kyllian de tener amigos Descendientes y con dinero -Hola..- Dijo en un tono algo bajo y sonrió de lado al ver a Vyras. Se inclinó para rescarle detrás de las orejas y cuando acabó, éste la llevó a donde estaban Rhados e Imram.
La pelirroja en seguida se echó en los brazos de Imram, apretándolo con fuerza. No iba a llorar más, no quería llorar más pero aún así sentía las lágrimas bajando por sus mejillas -No quiero dejar la Brigada- Murmuró aún sin separarse, Vyras fue lo suficientemente inteligente para llevarse a Rhados a jugar a la parte de afuera. Pero Mérida se regodeó en la certeza de que no estaba dispuesta a hacerlo. Kyllian la había conocido como miembro de la Brigada y así sería. ¿Por qué pensaba que ella era diferente de los demás? Se mordió el labio y se alejó, limpiándose las lágrimas con molestia.
-¿Se puede ser mamá brigadista? Puedo… ¿Puedo no ser como Leila? ¿O es que estoy destinada a ser mala mamá porque soy de la Brigada?- Le preguntó y luego negó con la cabeza -¿Tú te consideras mal padre?- Y no se refería a lo poco que tenían porque sabía que Imram hacía lo posible por darle lo mejor a Rhados -¿Alguien peligroso para Rhados?- Aclaró mientras contenía la respiración esperando la respuesta.
Al llegar a la cabaña bajó y desapareció el grifo, para entonces la moneda tenía un mensaje. Lo leyó y suspiró respondiendo sin ningún problema donde estaba. Tras eso, ingresó a la cabaña como le había dicho Imram y quizás fue demasiado consciente de la suerte que tenía Kyllian de tener amigos Descendientes y con dinero -Hola..- Dijo en un tono algo bajo y sonrió de lado al ver a Vyras. Se inclinó para rescarle detrás de las orejas y cuando acabó, éste la llevó a donde estaban Rhados e Imram.
La pelirroja en seguida se echó en los brazos de Imram, apretándolo con fuerza. No iba a llorar más, no quería llorar más pero aún así sentía las lágrimas bajando por sus mejillas -No quiero dejar la Brigada- Murmuró aún sin separarse, Vyras fue lo suficientemente inteligente para llevarse a Rhados a jugar a la parte de afuera. Pero Mérida se regodeó en la certeza de que no estaba dispuesta a hacerlo. Kyllian la había conocido como miembro de la Brigada y así sería. ¿Por qué pensaba que ella era diferente de los demás? Se mordió el labio y se alejó, limpiándose las lágrimas con molestia.
-¿Se puede ser mamá brigadista? Puedo… ¿Puedo no ser como Leila? ¿O es que estoy destinada a ser mala mamá porque soy de la Brigada?- Le preguntó y luego negó con la cabeza -¿Tú te consideras mal padre?- Y no se refería a lo poco que tenían porque sabía que Imram hacía lo posible por darle lo mejor a Rhados -¿Alguien peligroso para Rhados?- Aclaró mientras contenía la respiración esperando la respuesta.
El mensaje de Mérida me había dejado inquieto y preocupado, supuse que tenía que ver con lo del juicio al que tenían que ir por lo de la niña de Leila. Aguardé la llegada de la pelirroja con impaciencia, poniéndome en pie en cuanto la escuché entrar a casa. Enseguida se me echó a los brazos, llorosa y bastante tocada. Le devolví con fuerza el abrazo para intentar reconfortarla, tal y como ella había hecho conmigo cuando lo había necesitado. - Mer...cuéntame qué ha pasado. ¿Por qué ibas a tener que dejar la Brigada? - esperé unos segundos a que Vyras se llevase a Rhados a jugar a otro lado, guiando después a Mérida hasta el destartalado sillón que teníamos en la sala de estar. La tomé de la mano al sentarnos los dos, escuchando atentamente sus dudas sobre ser madre y Brigadista a la vez.
- Pues claro que se puede, yo lo soy, aunque no esté tan activo como antes. - lo de Leila era muy doloroso, no podía imaginar lo que debía ser perder a un hijo así, aunque fuese un accidente. Quería creer que lo fue, aunque hubiese un claro factor de imprudencia. - Lykaios me contó lo que pasó con Leila...fue un fatal accidente, no es normal que pase. No tiene nada que ver con ser de la Brigada. - sentí cómo se me encogía un poco el corazón cuando me preguntó si yo me consideraba mal padre, suspirando con pesar al recordar lo que pasó cuando me fui a Praga con Rhados y Katrina. Era una herida abierta, y no sabía si algún día cerraría. - No lo sé...he cometido errores. Por mi culpa Rhados no tiene madre. Si yo no me hubiese empeñado en huir a Praga...- hice un esfuerzo porque no se me quebrase la voz al poner en palabras lo que llevaba tanto tiempo rumiando. - Tal vez Katrina seguiría viva. - murmuré con tristeza, negando después con la cabeza a lo de ser alguien peligroso para Rhados. - No. Daría mi vida por él. Y sé que la Brigada le protegería siempre, como habéis hecho conmigo. Mi error fue alejarme de vosotros. Si me hubiese quedado cerca de mis amigos no habría pasado nada. La Brigada me ha salvado la vida muchas veces, la primera fue cuando estaba en la mierda y me recogieron.
- Pues claro que se puede, yo lo soy, aunque no esté tan activo como antes. - lo de Leila era muy doloroso, no podía imaginar lo que debía ser perder a un hijo así, aunque fuese un accidente. Quería creer que lo fue, aunque hubiese un claro factor de imprudencia. - Lykaios me contó lo que pasó con Leila...fue un fatal accidente, no es normal que pase. No tiene nada que ver con ser de la Brigada. - sentí cómo se me encogía un poco el corazón cuando me preguntó si yo me consideraba mal padre, suspirando con pesar al recordar lo que pasó cuando me fui a Praga con Rhados y Katrina. Era una herida abierta, y no sabía si algún día cerraría. - No lo sé...he cometido errores. Por mi culpa Rhados no tiene madre. Si yo no me hubiese empeñado en huir a Praga...- hice un esfuerzo porque no se me quebrase la voz al poner en palabras lo que llevaba tanto tiempo rumiando. - Tal vez Katrina seguiría viva. - murmuré con tristeza, negando después con la cabeza a lo de ser alguien peligroso para Rhados. - No. Daría mi vida por él. Y sé que la Brigada le protegería siempre, como habéis hecho conmigo. Mi error fue alejarme de vosotros. Si me hubiese quedado cerca de mis amigos no habría pasado nada. La Brigada me ha salvado la vida muchas veces, la primera fue cuando estaba en la mierda y me recogieron.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
-Kyll está muy…emperrado en que la Brigada es una puta mierda- Señaló finalmente y se limpió un pocos las lágrimas mientras se tranquilizaba, apretó la mano de Imram con fuerza mientras él la “miraba”. La sensación de alivio al oír aquella afirmación la hizo tranquilizarse. Ella estaba segura de que podía hacer las dos cosas, no al mismo tiempo, pero podía. Imram no había ido a todas las misiones pero a diferencia de, por ejemplo, Leila ni siquiera dubitó cuando dijo lo de Francia.
-Pero él si lo cree, cree que somos peligrosos y gritó en el juicio que no los quiere cerca del bebé. ¿Qué pasa si llega a ser consciente de que yo soy de la Brigada? ¿Qué pasa si luego cree que soy peligrosa y lo aleja de mi? No puedo dejarlo hacer eso- Estaba un poco agobiada porque se supone que habían hablado de eso. Se reacomodó en el sofá y dejó que el cuerpo se le aflojara -Discutí con él en Navidad. Sé que…tiene sus reservas con la Brigada por lo que pasó con Leila, creo que culpa a Lykaios y por eso nos considera peligrosos. No…sé si entiende que yo soy igual que vosotros. Es decir, no tengo nada distinto- Intentó explicar y tensó suavemente los labios.
Tras eso vio su rostro y suspiró, sabía que había tocado una vena sensible así que le acarició suavemente la mano -Nos tiene a todas nosotras. No es lo mismo, pero lo intentamos...Y creo que en el fondo, todos daríamos nuestra vida por Rhados- Le explicó a Imram y después cuando confirmó que él no se consideraba peligroso le alivió profundamente. Se acercó a él y le echó los brazos al cuello de nuevo, estrechándolo contra sí misma -Lo sé…Me ha pasado lo mismo…- Todas las posesiones, todas las batallas, todos los duelos…Todas esas veces ellos habían estado allí y no iba a abandonarlos porque les confiaba su vida y la de su hijo porque ella haría lo mismo por Rhados.
-Creo que… Puedo entender porqué Kyllian actúa como actúa. Por eso fui dejándole espacio y estuve un poco más alejada de la Brigada pero en Navidad se lo dije. Le dije que no podía seguir hablando como si fuéramos peligrosos porque es mi familia y dijo que lo iba a intentar...Pero en el juicio dijo que no nos quería cerca de su hijo...¡Como si fuera sólo de él! - Se alejó un poco de Imram y frunció el ceño, reacomodándose el sofá. Tenía sentimientos encontrados sobre todo porque seguía pensando que en cualquier momento tomaría la decisión de que ella también era una mujer peligrosa. Le había escuchado decir su nombre cuando encendió sus manos. Dejó escapar el aire recordando la Navidad -Le dije que por su actitud me había sentido en la obligación de ocultar hasta vuestros regalos y yo…No voy a aceptar vivir así, no voy a aceptar que mi hijo no pueda ver a mi familia… ¿Katrina alguna vez te dijo algo de nosotros?- Preguntó, aún a sabiendas de que podía ser peor -No…No respondas si no quieres. Lo siento…- Añadió, suspirando antes de llevarse una mano a la sien.
-No seremos material de guardería pero nunca los pondríamos en peligro a propósito ¿Verdad?- Preguntó pensando en Leila. ¿Por qué se había subido a esas cintas? ¿Por qué después de que Kyllian le dijera que no lo hiciera, seguía en ello? ¿Por qué?
-Pero él si lo cree, cree que somos peligrosos y gritó en el juicio que no los quiere cerca del bebé. ¿Qué pasa si llega a ser consciente de que yo soy de la Brigada? ¿Qué pasa si luego cree que soy peligrosa y lo aleja de mi? No puedo dejarlo hacer eso- Estaba un poco agobiada porque se supone que habían hablado de eso. Se reacomodó en el sofá y dejó que el cuerpo se le aflojara -Discutí con él en Navidad. Sé que…tiene sus reservas con la Brigada por lo que pasó con Leila, creo que culpa a Lykaios y por eso nos considera peligrosos. No…sé si entiende que yo soy igual que vosotros. Es decir, no tengo nada distinto- Intentó explicar y tensó suavemente los labios.
Tras eso vio su rostro y suspiró, sabía que había tocado una vena sensible así que le acarició suavemente la mano -Nos tiene a todas nosotras. No es lo mismo, pero lo intentamos...Y creo que en el fondo, todos daríamos nuestra vida por Rhados- Le explicó a Imram y después cuando confirmó que él no se consideraba peligroso le alivió profundamente. Se acercó a él y le echó los brazos al cuello de nuevo, estrechándolo contra sí misma -Lo sé…Me ha pasado lo mismo…- Todas las posesiones, todas las batallas, todos los duelos…Todas esas veces ellos habían estado allí y no iba a abandonarlos porque les confiaba su vida y la de su hijo porque ella haría lo mismo por Rhados.
-Creo que… Puedo entender porqué Kyllian actúa como actúa. Por eso fui dejándole espacio y estuve un poco más alejada de la Brigada pero en Navidad se lo dije. Le dije que no podía seguir hablando como si fuéramos peligrosos porque es mi familia y dijo que lo iba a intentar...Pero en el juicio dijo que no nos quería cerca de su hijo...¡Como si fuera sólo de él! - Se alejó un poco de Imram y frunció el ceño, reacomodándose el sofá. Tenía sentimientos encontrados sobre todo porque seguía pensando que en cualquier momento tomaría la decisión de que ella también era una mujer peligrosa. Le había escuchado decir su nombre cuando encendió sus manos. Dejó escapar el aire recordando la Navidad -Le dije que por su actitud me había sentido en la obligación de ocultar hasta vuestros regalos y yo…No voy a aceptar vivir así, no voy a aceptar que mi hijo no pueda ver a mi familia… ¿Katrina alguna vez te dijo algo de nosotros?- Preguntó, aún a sabiendas de que podía ser peor -No…No respondas si no quieres. Lo siento…- Añadió, suspirando antes de llevarse una mano a la sien.
-No seremos material de guardería pero nunca los pondríamos en peligro a propósito ¿Verdad?- Preguntó pensando en Leila. ¿Por qué se había subido a esas cintas? ¿Por qué después de que Kyllian le dijera que no lo hiciera, seguía en ello? ¿Por qué?
Me dolió el modo en que su pareja veía a la Brigada, porque no le habíamos dado motivo para ello. Era un odio muy arraigado e irracional, como buena parte de los odios. - No puede juzgarnos a todos por lo que pasó con Leila. No tiene fundamento alguno. - negué rápidamente a lo de que Kyllian alejaría al niño de ella, eso no lo veía nada claro, sería absurdo. - En absoluto. El problema lo tiene con nosotros. No contigo. A ti te quiere, te ve como algo distinto del grupo. Sabe que eres de la Brigada, pero creo que te tiene en un altar. - y ahí estaba el meollo de la cuestión, Mérida no era tan distinta de nosotros. Todos éramos guerreros por naturaleza, con poco apego por las normas, un poco canallas. Sobre todo éramos muy libres, y con un sentido fuerte de la lealtad al grupo. - Discutiste con él porque vuestros puntos de vista chocan mucho. Él detesta a la Brigada, y tú estás en medio porque lo quieres a él, pero también a nosotros. Es como que...te hace elegir, o tener ambos mundos separados. - analicé intentando comprender mejor todo. Un quebradero de cabeza.
Agradecí la caricia de Mérida en mi mano cuando me puse triste al hablar sobre mi esposa, tomando mi mano con la suya al escuchar que Rhados los tenía a ellos, que harían por él lo que fuese. - Estoy más que seguro. Sois la familia que he elegido. - por eso eran los únicos a los que abrazaba, sintiéndome un poco mejor cuando ella volvió a hacerlo. Al separarnos atendí a su explicación sobre lo que creía que le pasaba a Kyllian, procurando entender.
- No sé lo que ha pasado en el juicio, así que no puedo juzgar por qué dijo eso después de decirte a ti que lo intentaría. Debe demostrarlo con hechos, más que con palabras. Tendrá que aceptar que su educación será cosa de los dos. ¿Por qué no intenta hablar con nosotros? No puede culpar a Lykaios, bastante tiene él encima por no haber llegado a tiempo. Jamás haríamos nada que perjudicase a vuestro hijo. - hice un gesto como queriendo decir que no pasaba nada porque me preguntase por Katrina. No quería olvidarla, y por eso no iba a dejar de hablar de ella. Hacerlo sería negar su existencia, relegarla al olvido. - Al contrario. Ella os apreciaba. Sabía que habíais cuidado de mí mientras yo pensaba que ella había muerto. También os veía como la familia que nunca tuvo. Su hermano Rybar...eso no fue familia. - él decía quererla, pero para mí era retorcido todo lo que le hizo, encerrándola y separándola de mí. No lo veía como tío de Rhados, ni él había intentado conocer más a su sobrino.
- Nunca. Tenlo por seguro. Si es necesario se lo dejaremos claro.
Agradecí la caricia de Mérida en mi mano cuando me puse triste al hablar sobre mi esposa, tomando mi mano con la suya al escuchar que Rhados los tenía a ellos, que harían por él lo que fuese. - Estoy más que seguro. Sois la familia que he elegido. - por eso eran los únicos a los que abrazaba, sintiéndome un poco mejor cuando ella volvió a hacerlo. Al separarnos atendí a su explicación sobre lo que creía que le pasaba a Kyllian, procurando entender.
- No sé lo que ha pasado en el juicio, así que no puedo juzgar por qué dijo eso después de decirte a ti que lo intentaría. Debe demostrarlo con hechos, más que con palabras. Tendrá que aceptar que su educación será cosa de los dos. ¿Por qué no intenta hablar con nosotros? No puede culpar a Lykaios, bastante tiene él encima por no haber llegado a tiempo. Jamás haríamos nada que perjudicase a vuestro hijo. - hice un gesto como queriendo decir que no pasaba nada porque me preguntase por Katrina. No quería olvidarla, y por eso no iba a dejar de hablar de ella. Hacerlo sería negar su existencia, relegarla al olvido. - Al contrario. Ella os apreciaba. Sabía que habíais cuidado de mí mientras yo pensaba que ella había muerto. También os veía como la familia que nunca tuvo. Su hermano Rybar...eso no fue familia. - él decía quererla, pero para mí era retorcido todo lo que le hizo, encerrándola y separándola de mí. No lo veía como tío de Rhados, ni él había intentado conocer más a su sobrino.
- Nunca. Tenlo por seguro. Si es necesario se lo dejaremos claro.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
-Imram…Ni siquiera os conoce- Indicó tensando un poco los labios. Hasta donde Mérida sabía conocía a Gen, Lykaios y Ben. Y Gen sólo la vez que se habían comido un estofado en las cocinas…Y había sido un buen encuentro. Lo recordaba perfectamente, había sido normal, simplemente risas, comida y bebida. Como era la Brigada. Escuchar el análisis de Imram sobre cómo la veía Kyllian hizo que hiciera una mueca con los labios -Eso no está bien- Porque ella no se sentía distinta, por el contrario, en su juventud precisamente había encontrado en la Brigada el grupo que necesitaba para seguir adelante, alguien que la respetaba por sus ideales o por su forma de ser sin necesidad de cambiarla.
El hecho de que dijera que ella quería a Kyllian hizo que le mirara el rostro con cierto escepticismo -¿Se nota mucho, no?- Se rascó el cuello, bastante nerviosa por el hecho de que Imram había sido la primera persona en percibir -y decirle- que lo quería. Ella ni siquiera estaba clara sobre eso porque… Pues porque toda su relación era extraña. Se abrazó a sí misma asintiendo -Es exactamente así y yo no quiero vivir así- El hecho de que su amigo confirmara que eran la familia que había elegido la hizo sonreír porque, si bien ella no había tenido otra opción, podría haberlos abandonado si se encontraba mejor con los Renegados. Pero no, ellos eran su familia.
-Me expulsaron. Es que…El canoso empezó a echarle la culpa a Kyllian de porqué no buscó más a Lila y la verdad… Es que yo le dije que confiaba en Leila y Leila me confirmó que la niña estaba bien y yo le creí y la defendí…Porque nunca pensé que…- Negó con la cabeza. Nunca pensó que una madre sería un peligro para su hijo. Ni siquiera su padre, Matthew Pyro, con todas sus locuras y licantropías había sido un peligro para ella. ¿Cómo Leila…? Soltó un suspiro, sintiendo un nudo en el corazón -Trataré de que os conozca pero no sé si esté dispuesto a hacerlo- En el fondo no lo creía. Apartó su mano de Imram para contestar los dos mensajes de la moneda que tenía.
-Me gustaba Katrina- Indicó y luego se movió hacia él para abrazarlo de nuevo -Voy a hablar con él, gracias por tus palabras, me has dejado mucho más tranquila. Quizás seas el primero que invite a casa para que vea que un niño de la Brigada puede tener una buena vida- Le dejó un beso en la mejilla y decidió que lo esperaría en casa y ya cuando volviera hablaría con él. Seguramente esperaría la sentencia pero ella no quería saber nada más de aquel juicio ni de Leila -Dale un abrazo a Rhados y Vyras. Luego te visito- Indicó y finalmente se despidió, retirándose de allí en su grifo astral.
El hecho de que dijera que ella quería a Kyllian hizo que le mirara el rostro con cierto escepticismo -¿Se nota mucho, no?- Se rascó el cuello, bastante nerviosa por el hecho de que Imram había sido la primera persona en percibir -y decirle- que lo quería. Ella ni siquiera estaba clara sobre eso porque… Pues porque toda su relación era extraña. Se abrazó a sí misma asintiendo -Es exactamente así y yo no quiero vivir así- El hecho de que su amigo confirmara que eran la familia que había elegido la hizo sonreír porque, si bien ella no había tenido otra opción, podría haberlos abandonado si se encontraba mejor con los Renegados. Pero no, ellos eran su familia.
-Me expulsaron. Es que…El canoso empezó a echarle la culpa a Kyllian de porqué no buscó más a Lila y la verdad… Es que yo le dije que confiaba en Leila y Leila me confirmó que la niña estaba bien y yo le creí y la defendí…Porque nunca pensé que…- Negó con la cabeza. Nunca pensó que una madre sería un peligro para su hijo. Ni siquiera su padre, Matthew Pyro, con todas sus locuras y licantropías había sido un peligro para ella. ¿Cómo Leila…? Soltó un suspiro, sintiendo un nudo en el corazón -Trataré de que os conozca pero no sé si esté dispuesto a hacerlo- En el fondo no lo creía. Apartó su mano de Imram para contestar los dos mensajes de la moneda que tenía.
-Me gustaba Katrina- Indicó y luego se movió hacia él para abrazarlo de nuevo -Voy a hablar con él, gracias por tus palabras, me has dejado mucho más tranquila. Quizás seas el primero que invite a casa para que vea que un niño de la Brigada puede tener una buena vida- Le dejó un beso en la mejilla y decidió que lo esperaría en casa y ya cuando volviera hablaría con él. Seguramente esperaría la sentencia pero ella no quería saber nada más de aquel juicio ni de Leila -Dale un abrazo a Rhados y Vyras. Luego te visito- Indicó y finalmente se despidió, retirándose de allí en su grifo astral.
- Bueno, ya nos conocerá. Al tiempo. - iba a tocarle hacerlo si quería compartir su vida con Mérida. Ella no iba a amputarnos de su vida así como así. Quise quitarle hierro al asunto, bastante mal se la veía ya. La despeiné cariñosamente cuando dijo que si tanto se notaba. - Bastante, sí. - Era obvio que había sentimientos en su relación, que no era una simple unión circunstancial de conveniencia. No pude evitar indignarme por aquello de que la habían expulsado de la sala, ella también tenía derecho a estar ahí. Por otro lado me sentí orgulloso de ella por plantar cara y hablar cuando ella creyó necesario, aún a riesgo de ser expulsada. - No nos entienden. Es eso. Ni siquiera quieren escucharnos. - suspiré disgustado, no terminábamos de encajar. No era porque fuesen magos, yo vivía rodeado de ellos. Era algo más. Yo no había tenido problemas en la isla porque me mantenía apartado y con perfil bajo, además de que anímicamente no había estado en mi mejor momento para liarla.
- Gracias...sé que ella también os quería. - murmuré con una sonrisa algo triste, abrazándola de nuevo para despedirnos. - Eso, habla claramente, con lo que sientas que tienes que decir. Tienes la fuerza y el carácter suficiente como para no sentirte mal por hacer algo que en realidad no está mal. Explícale tu punto de vista, y que venga a verme si es necesario que vea a Rhados como el hijo de alguien de la Brigada. Cuídate, amiga. - tras aquella despedida me quedé pensativo durante algunos minutos, dándole vueltas a mis propios demonios que siempre estaban ahí, acechando. Intenté no hacerles caso, dándome media vuelta para ir a buscar a Vyras y a Rhados. Salimos los tres de la casa, yendo a dar un paseo por el bosque.
- Gracias...sé que ella también os quería. - murmuré con una sonrisa algo triste, abrazándola de nuevo para despedirnos. - Eso, habla claramente, con lo que sientas que tienes que decir. Tienes la fuerza y el carácter suficiente como para no sentirte mal por hacer algo que en realidad no está mal. Explícale tu punto de vista, y que venga a verme si es necesario que vea a Rhados como el hijo de alguien de la Brigada. Cuídate, amiga. - tras aquella despedida me quedé pensativo durante algunos minutos, dándole vueltas a mis propios demonios que siempre estaban ahí, acechando. Intenté no hacerles caso, dándome media vuelta para ir a buscar a Vyras y a Rhados. Salimos los tres de la casa, yendo a dar un paseo por el bosque.
Nada mas llegar a la cabaña de Imram, me incorporé un poco para aporrear la puerta con un puño.
- Imram, estamos aqui, abre! - inmediatamente oi a Balto pegar de ladridos dentro, alertando a los habitantes de nuestra llegada. - oye, tendremos que devolver la silla? - le pregunté a Gen, cayendo repentinamente en que nos la habiamos llevado sin mas. Pero la verdad es que no me gustaba ir en silla, preferiría mil veces un par de muletas antes de buscarme mi pata palo o lo que fuera....
En ese momento recibí el mensaje mental de Cath y me quedé un poco en babia por eso de no saber hacer dos cosas a la vez. Me recordó lo de Leila, y lo que tenían que hacer con sus recuerdos antes de echarla de la isla...echarla, como al resto de la Brigada que no quisiera firmar? O eso habia quedado en aguas de borraja? La verdad es que los papeles aquellos ya no me importaban en absoluto.
- Me acaba de llegar un mensaje mental de Catherine. - le dije a Gen - Me pregunta por lo que le tiene que hacer a Leila con los recuerdos, y si si vendrá con nosotros o la echan de la isla por un portal. Tenemos que hablar con Leila a ver si quiere seguir con nosotros. Y si nosotros queremos que siga con nosotros. - levanté la mirada hacia la pelimorada, que me habia traido hasta aqui y se encargaba de empujar la silla de ruedas. - Porque no tardaremos en irnos. Tambien quiero localizar al tal Da Vinci, no se si con toda la movida habrá terminado el favor que le pedí...
- Imram, estamos aqui, abre! - inmediatamente oi a Balto pegar de ladridos dentro, alertando a los habitantes de nuestra llegada. - oye, tendremos que devolver la silla? - le pregunté a Gen, cayendo repentinamente en que nos la habiamos llevado sin mas. Pero la verdad es que no me gustaba ir en silla, preferiría mil veces un par de muletas antes de buscarme mi pata palo o lo que fuera....
En ese momento recibí el mensaje mental de Cath y me quedé un poco en babia por eso de no saber hacer dos cosas a la vez. Me recordó lo de Leila, y lo que tenían que hacer con sus recuerdos antes de echarla de la isla...echarla, como al resto de la Brigada que no quisiera firmar? O eso habia quedado en aguas de borraja? La verdad es que los papeles aquellos ya no me importaban en absoluto.
- Me acaba de llegar un mensaje mental de Catherine. - le dije a Gen - Me pregunta por lo que le tiene que hacer a Leila con los recuerdos, y si si vendrá con nosotros o la echan de la isla por un portal. Tenemos que hablar con Leila a ver si quiere seguir con nosotros. Y si nosotros queremos que siga con nosotros. - levanté la mirada hacia la pelimorada, que me habia traido hasta aqui y se encargaba de empujar la silla de ruedas. - Porque no tardaremos en irnos. Tambien quiero localizar al tal Da Vinci, no se si con toda la movida habrá terminado el favor que le pedí...
Los días para marcharnos estaban ya contados, con suerte serían un par. Por eso comencé a recoger las pocas cosas que tenía en aquella cabaña, como alguna ropa de Rhados y mía, unas cuantas armas, y algunos recuerdos que cabían en una pequeña caja. Siempre íbamos ligeros de equipaje, por lo general teníamos hogares temporales. Mandé al crío a abrir la puerta cuando llamó Lykaios, dirigiéndome después hacia allí para recibirles. Ya sabía lo de la pierna perdida porque había ido varias veces a visitarle, aunque no coincidió con ninguna ocasión que estuviese despierto. Lo tenía más o menos asimilado, pero me costaba saber que por ahora estaba en silla de ruedas. Vaya una Brigada tullida estábamos hecha.
- Me alegra que estés de vuelta, jefe. ¿Cómo estáis? - pregunté a ambos, haciéndoles pasar a la casa mientras el niño les explicaba que habíamos hecho comida para cuando llegasen los demás. - Creo que Ben había ido a recoger a Cleo, y no sé si alguien ha avisado a Mérida. - enseguida estuvimos en la pequeña cocina de la cabaña, en la que había una mesa de madera con unas cuantas cosas para picar. - Sé que tenéis ganas de que nos marchemos, pero si tenéis que recuperaros podemos esperar un poco más. - total, después de un año en la isla no iba a pasar nada por aguantar unos cuantos.
- Me alegra que estés de vuelta, jefe. ¿Cómo estáis? - pregunté a ambos, haciéndoles pasar a la casa mientras el niño les explicaba que habíamos hecho comida para cuando llegasen los demás. - Creo que Ben había ido a recoger a Cleo, y no sé si alguien ha avisado a Mérida. - enseguida estuvimos en la pequeña cocina de la cabaña, en la que había una mesa de madera con unas cuantas cosas para picar. - Sé que tenéis ganas de que nos marchemos, pero si tenéis que recuperaros podemos esperar un poco más. - total, después de un año en la isla no iba a pasar nada por aguantar unos cuantos.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
A Dyospiros y Mérida nadie les había avisado nada pero como estaban encompinchados y su objetivo siempre había sido la cabaña de Imram habían llegado hasta allí llevando mogollón de tuppers con comida robada de la fiesta. Iban felices como perdices. La pelirroja había pasado por su casa para dejarle un par de Kyllian que seguía dormido como un lirón, le dejó un besito y una nota de que estaba en casa de Imram.
Pero de lo que sí nadie le había avisado era lo de la pierna del jefe, vamos que… Malditos todos. Igual aunque le impresionó...Digamos que Mérida era muy consciente de que en toda batalla se perdía algo. A veces era algo mental, otras físico. Al menos el jefe tenía buen color y estaba vivo. Eso era algo y como mi pelirroja es muy optimista se aferró a eso. -¿Esta es otra de vuestras estrategias para no ponerme nerviosa?- Les preguntó un poco mosqueada al llegar y ver la pierna de Lykaios. Alzó la mirada hacia él con el ceño fruncido -Me están haciendo bullying, jefe- Se quejó porque era gratis y le dio los tuppers a Imram con cuidado antes de inclinarse hacia Lykaios y darle un abrazo fuerte fuerte fuerte, de esos hermaniles rompe costillas -Si me dices el nombre, nada más parir, le parto la cara- Murmuró en su oído para luego incorporarse.
Tras eso se incorporó y miró a Gen, echándole también los brazos al cuello y estrujándola un poquito antes de entrar -¡Rhados!- Gritó a voz Pyro al muchachito antes de atraerlo hacia ella en un apretujón -El zumo es para nosotros, que somos dos dulces almas inocentes. ¿Me sirves un poquito, porfaplis?-
Pero de lo que sí nadie le había avisado era lo de la pierna del jefe, vamos que… Malditos todos. Igual aunque le impresionó...Digamos que Mérida era muy consciente de que en toda batalla se perdía algo. A veces era algo mental, otras físico. Al menos el jefe tenía buen color y estaba vivo. Eso era algo y como mi pelirroja es muy optimista se aferró a eso. -¿Esta es otra de vuestras estrategias para no ponerme nerviosa?- Les preguntó un poco mosqueada al llegar y ver la pierna de Lykaios. Alzó la mirada hacia él con el ceño fruncido -Me están haciendo bullying, jefe- Se quejó porque era gratis y le dio los tuppers a Imram con cuidado antes de inclinarse hacia Lykaios y darle un abrazo fuerte fuerte fuerte, de esos hermaniles rompe costillas -Si me dices el nombre, nada más parir, le parto la cara- Murmuró en su oído para luego incorporarse.
Tras eso se incorporó y miró a Gen, echándole también los brazos al cuello y estrujándola un poquito antes de entrar -¡Rhados!- Gritó a voz Pyro al muchachito antes de atraerlo hacia ella en un apretujón -El zumo es para nosotros, que somos dos dulces almas inocentes. ¿Me sirves un poquito, porfaplis?-
Aparecí directamente en el interior de la cabaña de Imram, por aquello de que me daba pereza estar esperando en la puerta. Al parecer éramos de los últimos en llegar, la mayoría ya se había reunido en torno a la mesa de la cocina. Bajé a Cleo de mi espalda y la sujeté por la cintura antes de ayudarla a sentarse en una silla, suponiendo que aún estaría
floja.
- Llegamos un poco tarde, lo sé. Por fin os traigo a Cleo. Está un poco plof aún, pero eso con una buena jarra de cerveza se le pasa. - la dejé en el sitio antes de ponerme a saludar al resto, empezando a dar abrazos a todos, quimera incluida. Luego me senté en un hueco libre, cogiendo algo de comida de la mesa para picotear.
- ¿Cómo estáis vosotros? - pregunté en primer lugar a Lykaios, que era el que tenía el tema de su no pierna, y luego a Mérida, que tenía el asunto de su mini alien en formación. - A ver, contadme qué planes tenemos. Espero que uno de ellos sea patear el culo del viejo que nos encerró en los calabozos. - vale, no podíamos, pero me hacía ilusión pensarlo.
floja.
- Llegamos un poco tarde, lo sé. Por fin os traigo a Cleo. Está un poco plof aún, pero eso con una buena jarra de cerveza se le pasa. - la dejé en el sitio antes de ponerme a saludar al resto, empezando a dar abrazos a todos, quimera incluida. Luego me senté en un hueco libre, cogiendo algo de comida de la mesa para picotear.
- ¿Cómo estáis vosotros? - pregunté en primer lugar a Lykaios, que era el que tenía el tema de su no pierna, y luego a Mérida, que tenía el asunto de su mini alien en formación. - A ver, contadme qué planes tenemos. Espero que uno de ellos sea patear el culo del viejo que nos encerró en los calabozos. - vale, no podíamos, pero me hacía ilusión pensarlo.
Aquella experiencia, ¿había sido real? Tenía que serlo. La primera vez fue aquella cuando vio su cuerpo en el quirófano. Tras aquello tuvo un par de experiencias similares. Paseaba por los pasillos oscurecidos y silenciosos del hospital. Había gente, estaba como perdida, como buscando un camino, como si estuviera entre dos mundos. Cuando abrió los ojos la luz le molestó y tuvo que volver a cerrarlos para repetir el gesto, esta vez más despacio. Curioseó su mano, pasando la yema del dedo pulgar por las puntas de los otros 4, buscando el tacto de Lykaios, dudando de qué era realidad o qué era sueño.
Cuando despertó en la UCI solo quedaban la general de la guardia y otro chico que no reconocía. Si estaban allí significaba que lo habían conseguido y que habían acabado con la máquina. Pero si esto era así significaba que su estancia en la isla ya tenía fecha. Sarah Darwin no tardó en aparecer y quedarse con Amaya hasta que esta despertó. Los Svensson también aparecieron por allí, me alegré por parte de Adramelech, a pesar de que él me gritara de aquella forma la última vez que nos vimos en la torre Soul. También apareció por allí Ben, que prácticamente me secuestró y me arrastró, semidesnuda a la casa de Imram. Traté de zafarme, pero al final una sonrisa divertida se dibujó en mi rostro y me dejé llevar, como princesa rescatada por un príncipe muy peculiar. Algo así como Shrek y Fiona, solo que no éramos tan verdes.
En la casa de Imram estábamos prácticamente todos, yo seguía desnuda salvo por aquel pijama hospitalario. Les saludé con la mano y una sonrisa cansada -Ey, se conoce que lo hemos conseguido- Pregunté a Imram por el baño y le pedí permiso para ducharme. Me dirigí hasta él, con mi ropa en la mano, en silencio. Ben había tenido la delicadeza de conseguirme cosas limpias de casa. El agua tibia empezó a brotar y cargó de humedad el espacio angosto. Me quité con delicadeza el pijama, revisando cada una de las nuevas cicatrices que surcarían mi cuerpo. Seguí con la punta del dedo aquel círculo perfecto causado por el láser que terminó por fulminarme. En aquel momento supe que aquellas visiones no eran producto de mis ensoñaciones. Morí. Estaba segura de ello. Un poco más abajo, en el vientre, la cicatriz, sonrosada, de la operación, trazaba una inquietante sonrisa que recorría de lado a lado mi abdomen. Permanecí en silencio un rato más, reconociendo mi nuevo cuerpo, mis heridas, el paso del tiempo y de cómo se nos cuela entre los dedos, de la existencia… El agua empezó a rebosar por el borde la bañera y me empapó los pies. Aquel estímulo me sacó de mis pensamientos, perdidos.
Cuando despertó en la UCI solo quedaban la general de la guardia y otro chico que no reconocía. Si estaban allí significaba que lo habían conseguido y que habían acabado con la máquina. Pero si esto era así significaba que su estancia en la isla ya tenía fecha. Sarah Darwin no tardó en aparecer y quedarse con Amaya hasta que esta despertó. Los Svensson también aparecieron por allí, me alegré por parte de Adramelech, a pesar de que él me gritara de aquella forma la última vez que nos vimos en la torre Soul. También apareció por allí Ben, que prácticamente me secuestró y me arrastró, semidesnuda a la casa de Imram. Traté de zafarme, pero al final una sonrisa divertida se dibujó en mi rostro y me dejé llevar, como princesa rescatada por un príncipe muy peculiar. Algo así como Shrek y Fiona, solo que no éramos tan verdes.
En la casa de Imram estábamos prácticamente todos, yo seguía desnuda salvo por aquel pijama hospitalario. Les saludé con la mano y una sonrisa cansada -Ey, se conoce que lo hemos conseguido- Pregunté a Imram por el baño y le pedí permiso para ducharme. Me dirigí hasta él, con mi ropa en la mano, en silencio. Ben había tenido la delicadeza de conseguirme cosas limpias de casa. El agua tibia empezó a brotar y cargó de humedad el espacio angosto. Me quité con delicadeza el pijama, revisando cada una de las nuevas cicatrices que surcarían mi cuerpo. Seguí con la punta del dedo aquel círculo perfecto causado por el láser que terminó por fulminarme. En aquel momento supe que aquellas visiones no eran producto de mis ensoñaciones. Morí. Estaba segura de ello. Un poco más abajo, en el vientre, la cicatriz, sonrosada, de la operación, trazaba una inquietante sonrisa que recorría de lado a lado mi abdomen. Permanecí en silencio un rato más, reconociendo mi nuevo cuerpo, mis heridas, el paso del tiempo y de cómo se nos cuela entre los dedos, de la existencia… El agua empezó a rebosar por el borde la bañera y me empapó los pies. Aquel estímulo me sacó de mis pensamientos, perdidos.
La pregunta de Lykaios me hizo responder rápidamente encogiendo los hombros.-Yo que sé, ni siquiera sé si tú podías irte.-Sí, simplemente la había cogido y nos habíamos largado. Para mi era totalmente normal.
Fruncí el ceño porque se quedó pillado pensando. Joder, esperaba que no le pareciese mal, era normal ¿verdad? es lo que hacíamos siempre, largarnos de los sitios sin más.
-Ahhh-Vale, tenía sentido. Hablando mentalmente. Suspiré cuando mencionó a Leila. Estaba a punto de preguntar por qué narices no la sacábamos de esta isla cuando dijo lo de "ver si queremos que siga con nosotros" y fruncí el ceño un poco. -¿Es que no quieres que siga con nosotros?-Lo pregunté extrañada pero claro...él lo había pasado muy mal y supongo que era lógico que el resto de la brigada también tuviese una opinión respecto al tema.-No sé...es...es Leila...
Siguió hablando de sus planes y sonreí un poco agachándome a su lado para palmear su hombro.-Tómatelo con calma General...¿o voy a tener que hacer algo para quitarte tantas cosas de la cabeza?-Pregunté algo ronroneante. Le miré con cara de guarrilla, porque sí, me estaba insinuando fuertemente y porque con el me salía sola.
En ese momento abrió Imram y sonreí ampliamente hacia él, incorporándome.-Hola Imram!Ey!Hola Rhados!-Abracé al muchacho pegándole a mi con un brazo antes de soltar la silla de ruedas que había empujado hasta el interior.-Oh, cuanta comida. Estoy segura de que Ben se va a comer casi la mitad.
Cuando llegaron Mérida y Dyos el problema de la comida aparentemente ya no era un problema, la cantidad de comida que ahora había en la mesa era descomunal. Abracé a la pelirroja frotándole la espalda.-Yo ni lo sabía hasta que he llegado Mer...además...¿Qué es una pierna menos?pse... ni que eso parase a Lykaios.
Me senté a la mesa y comencé a picar algo mientras la casa se iba llenando. No tardaron el pelirrojo y la egipcia en llegar.-Cleo!Antes he pasado a verte pero estabas dormida y...- El aspecto, la voz y los gestos de la morena me dieron toda la bajona y la seguí con la mirada mientras se marchaba mirando a los demás un poco confusa. Suspiré. -No sé Ben, yo tengo ganas de pisar suelo firme porque sinceramente estoy harta de esta isla y de su gente.-Solté el cacho de lo que fuera que había pillado de comida en mi plato , con bastante desgana y crucé mis brazos. Luego miré a Imram y Rhados.-Menos de vosotros, claro.
Fruncí el ceño porque se quedó pillado pensando. Joder, esperaba que no le pareciese mal, era normal ¿verdad? es lo que hacíamos siempre, largarnos de los sitios sin más.
-Ahhh-Vale, tenía sentido. Hablando mentalmente. Suspiré cuando mencionó a Leila. Estaba a punto de preguntar por qué narices no la sacábamos de esta isla cuando dijo lo de "ver si queremos que siga con nosotros" y fruncí el ceño un poco. -¿Es que no quieres que siga con nosotros?-Lo pregunté extrañada pero claro...él lo había pasado muy mal y supongo que era lógico que el resto de la brigada también tuviese una opinión respecto al tema.-No sé...es...es Leila...
Siguió hablando de sus planes y sonreí un poco agachándome a su lado para palmear su hombro.-Tómatelo con calma General...¿o voy a tener que hacer algo para quitarte tantas cosas de la cabeza?-Pregunté algo ronroneante. Le miré con cara de guarrilla, porque sí, me estaba insinuando fuertemente y porque con el me salía sola.
En ese momento abrió Imram y sonreí ampliamente hacia él, incorporándome.-Hola Imram!Ey!Hola Rhados!-Abracé al muchacho pegándole a mi con un brazo antes de soltar la silla de ruedas que había empujado hasta el interior.-Oh, cuanta comida. Estoy segura de que Ben se va a comer casi la mitad.
Cuando llegaron Mérida y Dyos el problema de la comida aparentemente ya no era un problema, la cantidad de comida que ahora había en la mesa era descomunal. Abracé a la pelirroja frotándole la espalda.-Yo ni lo sabía hasta que he llegado Mer...además...¿Qué es una pierna menos?pse... ni que eso parase a Lykaios.
Me senté a la mesa y comencé a picar algo mientras la casa se iba llenando. No tardaron el pelirrojo y la egipcia en llegar.-Cleo!Antes he pasado a verte pero estabas dormida y...- El aspecto, la voz y los gestos de la morena me dieron toda la bajona y la seguí con la mirada mientras se marchaba mirando a los demás un poco confusa. Suspiré. -No sé Ben, yo tengo ganas de pisar suelo firme porque sinceramente estoy harta de esta isla y de su gente.-Solté el cacho de lo que fuera que había pillado de comida en mi plato , con bastante desgana y crucé mis brazos. Luego miré a Imram y Rhados.-Menos de vosotros, claro.
- Sí, lo he estado pensando, he decidido, y sí que quiero. Pero quiero oir a los demás también. Y ver que quiere ella. - a lo mejor era ella quien quería pasar pagina y hacer otras cosas, quien sabe. Reaccioné a su tacto y a su tono de voz. - Quizá....me tengas que dejar atado a la cama para que no me mueva o algo por el estilo.
Entonces se abrió la puerta y vi a Imram, carraspeé y puse cara de no haber estado pensando cosas XXX medio segundo antes.
- Bien muy bien, y tu? - agradecí mucho que, al igual que Gen, no hiciera una montaña de una piedra en el camino.
Pasamos y en cuanto Gen me soltó moví las ruedas para ir hacia la mesa. - Por mi está bien, no necesito más tiempo. Además, el resto del mundo aguarda.
Entonces llegó Mérida con Dyos, y traían entre ambos un montón más de comida, desde luego, con hambre no ibamos a quedarnos. Le miré con una mueca cuando se puso a quejarme antes de darme el abrazo pertinente. Estiré ambos brazos para rodearla y apretarla con toda la fuerza de la que disponía en esos momentos, que tampoco era demasiada, para...para ser yo.
- Como ha dicho Gen, qué es una pierna menos? Ya me crecerá una nueva. - evidentemente no esperaba que me creciera una nueva, pero estaba seguro de que le podríamos encontrar un reemplazo funcional. El dolor era más molesto, pero también esperaba que eso se atenuase. - pues no se el nombre, pero tenía cara de androide, asi que va a ser dificil. - le respondí a la pelirroja cuando me pidió nombres para partir caras.
Llegó Ben , trayendo a Cleo consigo, ahora si que estabamos casi al completo, pero la pobre...seguia bastante mustia. Normal, eso de que se te pare el corazon debe dejarle a uno agotado. Apenas tardó un minuto en excusare e irse al aseo. Intercambié miradas con los demás, especialmente Imram, que había estado alli....
- que ocurrió después de que yo acabara inconsciente? Vi a Cleo en el quirófano... estaba conmigo.
Ben preguntó por los planes, iba al grano.
-Pues... el plan es irnos, en cuanto podamos. Pero necesitamos el barco, se lo encargué a Da Vinci antes de la misión y accedió al proyecto. Pero no sé si lo habrá terminado. Era algo como lo que teníamos antes. Imagino que ahora que no está Sam controlando las mentes de mas de medio mundo, habrá caos....puede que conflictos entre unos y otros. He pensado que la Brigada podría ir en una especie de....misión humanitaria? Viajar buscando el lugar donde haga falta ayuda, ya sea para evitar que algun cacique militar se aproveche de la situacin en determinado lugar o ayudar a la gente a reubicarse, como si se trata de ayudar a plantar patatas. Contar lo que ha pasado. Podemos votar a que país iremos.
"Y lo de Leila"
- Y también está Leila. Lo que ocurrió en el juicio y el veredicto. Quiero darle una segunda oportunidad de poder salir de aqui con nosotros, más despues de saber por lo que pasó, independientemente de que no la dejen volver a Ouroboros y modifiquen recuerdos sobre la ubicacion de la isla, total....ella tampoco desea volver aqui. También podemos votar eso. - observé a Mérida, pues era su reacción la que mas me intrigaba. - Sé que lo has pasado mal por sus errores. Yo también... Pero ya hemos perdido suficiente. - no me había olvidado de Lila, ni de aquel horrible momento. Ni del dolor que habia causado en la pareja de Mer, de nada. Pero repudiar y abandonar a alguien por no haber sabido ganar la batalla contra si mismo, por haberla cagado, no era nuestra manera de actuar. Al menos la mia. Di una palmada leve en la mesa, pero con firmeza. - Y bien?
Entonces se abrió la puerta y vi a Imram, carraspeé y puse cara de no haber estado pensando cosas XXX medio segundo antes.
- Bien muy bien, y tu? - agradecí mucho que, al igual que Gen, no hiciera una montaña de una piedra en el camino.
Pasamos y en cuanto Gen me soltó moví las ruedas para ir hacia la mesa. - Por mi está bien, no necesito más tiempo. Además, el resto del mundo aguarda.
Entonces llegó Mérida con Dyos, y traían entre ambos un montón más de comida, desde luego, con hambre no ibamos a quedarnos. Le miré con una mueca cuando se puso a quejarme antes de darme el abrazo pertinente. Estiré ambos brazos para rodearla y apretarla con toda la fuerza de la que disponía en esos momentos, que tampoco era demasiada, para...para ser yo.
- Como ha dicho Gen, qué es una pierna menos? Ya me crecerá una nueva. - evidentemente no esperaba que me creciera una nueva, pero estaba seguro de que le podríamos encontrar un reemplazo funcional. El dolor era más molesto, pero también esperaba que eso se atenuase. - pues no se el nombre, pero tenía cara de androide, asi que va a ser dificil. - le respondí a la pelirroja cuando me pidió nombres para partir caras.
Llegó Ben , trayendo a Cleo consigo, ahora si que estabamos casi al completo, pero la pobre...seguia bastante mustia. Normal, eso de que se te pare el corazon debe dejarle a uno agotado. Apenas tardó un minuto en excusare e irse al aseo. Intercambié miradas con los demás, especialmente Imram, que había estado alli....
- que ocurrió después de que yo acabara inconsciente? Vi a Cleo en el quirófano... estaba conmigo.
Ben preguntó por los planes, iba al grano.
-Pues... el plan es irnos, en cuanto podamos. Pero necesitamos el barco, se lo encargué a Da Vinci antes de la misión y accedió al proyecto. Pero no sé si lo habrá terminado. Era algo como lo que teníamos antes. Imagino que ahora que no está Sam controlando las mentes de mas de medio mundo, habrá caos....puede que conflictos entre unos y otros. He pensado que la Brigada podría ir en una especie de....misión humanitaria? Viajar buscando el lugar donde haga falta ayuda, ya sea para evitar que algun cacique militar se aproveche de la situacin en determinado lugar o ayudar a la gente a reubicarse, como si se trata de ayudar a plantar patatas. Contar lo que ha pasado. Podemos votar a que país iremos.
"Y lo de Leila"
- Y también está Leila. Lo que ocurrió en el juicio y el veredicto. Quiero darle una segunda oportunidad de poder salir de aqui con nosotros, más despues de saber por lo que pasó, independientemente de que no la dejen volver a Ouroboros y modifiquen recuerdos sobre la ubicacion de la isla, total....ella tampoco desea volver aqui. También podemos votar eso. - observé a Mérida, pues era su reacción la que mas me intrigaba. - Sé que lo has pasado mal por sus errores. Yo también... Pero ya hemos perdido suficiente. - no me había olvidado de Lila, ni de aquel horrible momento. Ni del dolor que habia causado en la pareja de Mer, de nada. Pero repudiar y abandonar a alguien por no haber sabido ganar la batalla contra si mismo, por haberla cagado, no era nuestra manera de actuar. Al menos la mia. Di una palmada leve en la mesa, pero con firmeza. - Y bien?
Saludé a Dyospiros y a Mérida en cuanto llegaron a la casa, y Rhados se fue con ellos corriendo para ponerles zumo en los vasos. Eso de tener visita le gustaba, estaba claro. Al poco llegaron Ben y Cleo, ésta última un poco pocha por acabar de salir del hospital. La acompañé hasta la puerta del humilde aseo de la cabaña, dejándola allí para que pudiese bañarse como pidió. Después regresé a la cocina, atendiendo a todo eso del barco que había encargado a Da Vinci. - Perfecto, entonces ya tenemos transporte. Rhados y yo nos vamos con vosotros cuando digáis. Es muy necesario que hagamos labores humanitarias ahoras, tal y como dices. Y también impedir que nuevos bandos peligrosos se hagan con el poder. Yo votaría por cambiar de aires...Italia, tal vez. - nada de Francia, demasiado tiempo estuvimos allí, ni tampoco Inglaterra.
Me quedé de brazos cruzados, de pie junto a la mesa mientras escuchaba el discurso de Lykaios sobre el asunto de Leila. Seguía en prisión, pero pronto la sacarían con las condiciones que dijeron. Aquello había roto el grupo, había provocado problemas incluso con la gente de Ouroboros. Estaba de acuerdo con Gen, no quería quedarme en una isla en la que querían declararnos organización criminal.
- Sobre lo de Leila...es un asunto difícil. Yo no la he tratado tanto como vosotros, por circunstancias no hemos sido tan cercanos como ha podido serlo con otros. Aún así creo que aquello fue un accidente, y que tal vez merezca que le demos una oportunidad. Apoyo lo que dice Lykaios - desde luego yo no quería ni imaginar cómo sería si me sucediese algo así y además no tuviese a nadie que me apoyase. Ellos vinieron a por mí cuando perdí a Katrina, y de no ser por mis amigos aún seguiría vagando como un fantasma con Rhados por las calles de Praga.
Mérida Pyro
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Sonrió al ver a Lykaios de buen humor respecto a la pierna. Pero se quedó un poco plof cuando le dijo que no tenía nombre. Así que un androide… ¿Esos se podían incinerar, no? Estaban hechos de metal y plástico y esas cosas que a buena temperatura empezaban a ceder. Eso debía hacer, aprender a hacer sus llamas más calientes.
Bebió de su jugo la mar de tranquila asintiendo a lo que decía Gen mientras picoteaba un poco cuando vio llegar a Ben y a Cleo. Le preocupó el estado de Cleo y se acercó a ella para darle un abrazo. Ella había estado ahí cuando fue poseída, como mínimo tenía que estar con ella ahora. Tenía la vista un poco perdida -Sí, así es- Murmuró con una sonrisa sentándose en una silla al lado pero cuando se fue a duchar se quedó mirándola mientras se iba.
-Por aquí bien, pronto viene la eco para saber si sigue siendo alubia o es alubio- Sonrió de lado pero al escuchar sobre los planes de irse no pudo evitarlo, apretó un poco el vaso y bebió, bebió y bebió hasta acabarse el jugo sin poder decir nada. Ella quería ir, una parte de su corazón se rompía con la idea de que la Brigada iba a hacer lo que mejor sabía hacer y ella no estaba allí para ayudar.
La mención de Leila, sin embargo, la hizo mirar a Gen recordando la conversación que habían tenido y entonces se fijo que Lykaios la estaba mirando – No iré con la Brigada, jefe. ¿De qué vale mi voto?- Preguntó frunciendo levemente el ceño -Leila se merece un hogar tanto como cualquiera de nosotros. No voy a ser yo quien ponga un voto en su contra. Y tampoco os voy a poner a elegir…Sólo diré que si bien algún día podré tolerar estar en la misma habitación que ella…No será dentro de poco. Y bajo ninguna circunstancia la quiero cerca de mi hijo- Inspiró y miró a Imram un momento, esperando que tuviera cuidado, con el rostro bastante serio para ser Mérida, y se incorporó, acercándose al baño y abriendo la puerta para entrar. De pronto, la sala se le había hecho muy pequeña.
Al hacerlo se dio cuenta de que la tina estaba rebosando y que Cleo apenas había respondido, se acercó y cerró la llave para tomarla de la mano y acercarla al agua. No era ni la primera ni la última vez que se habrían visto desnudas pero aún así las nuevas cicatrices siempre impactaban. Cada uno digería las peleas, y sus consecuencias, de una manera. No necesitó palabras, simplemente la guió hacia allí, espero a que se metiera y con cariño empezó a lavarle el cabello.
Bebió de su jugo la mar de tranquila asintiendo a lo que decía Gen mientras picoteaba un poco cuando vio llegar a Ben y a Cleo. Le preocupó el estado de Cleo y se acercó a ella para darle un abrazo. Ella había estado ahí cuando fue poseída, como mínimo tenía que estar con ella ahora. Tenía la vista un poco perdida -Sí, así es- Murmuró con una sonrisa sentándose en una silla al lado pero cuando se fue a duchar se quedó mirándola mientras se iba.
-Por aquí bien, pronto viene la eco para saber si sigue siendo alubia o es alubio- Sonrió de lado pero al escuchar sobre los planes de irse no pudo evitarlo, apretó un poco el vaso y bebió, bebió y bebió hasta acabarse el jugo sin poder decir nada. Ella quería ir, una parte de su corazón se rompía con la idea de que la Brigada iba a hacer lo que mejor sabía hacer y ella no estaba allí para ayudar.
La mención de Leila, sin embargo, la hizo mirar a Gen recordando la conversación que habían tenido y entonces se fijo que Lykaios la estaba mirando – No iré con la Brigada, jefe. ¿De qué vale mi voto?- Preguntó frunciendo levemente el ceño -Leila se merece un hogar tanto como cualquiera de nosotros. No voy a ser yo quien ponga un voto en su contra. Y tampoco os voy a poner a elegir…Sólo diré que si bien algún día podré tolerar estar en la misma habitación que ella…No será dentro de poco. Y bajo ninguna circunstancia la quiero cerca de mi hijo- Inspiró y miró a Imram un momento, esperando que tuviera cuidado, con el rostro bastante serio para ser Mérida, y se incorporó, acercándose al baño y abriendo la puerta para entrar. De pronto, la sala se le había hecho muy pequeña.
Al hacerlo se dio cuenta de que la tina estaba rebosando y que Cleo apenas había respondido, se acercó y cerró la llave para tomarla de la mano y acercarla al agua. No era ni la primera ni la última vez que se habrían visto desnudas pero aún así las nuevas cicatrices siempre impactaban. Cada uno digería las peleas, y sus consecuencias, de una manera. No necesitó palabras, simplemente la guió hacia allí, espero a que se metiera y con cariño empezó a lavarle el cabello.
Le di una palmadita en la espalda a Cleo tras dejarla, aunque me dio algo de penilla verla así. La seguí con la mirada mientras iba al baño, y después seguí pendiente de la conversación mientras zampaba. Tragué a lo pavo para dar la razón a Gen con eso de que estaba harto de la isla, motivándome mucho con eso de conseguir un nuevo barco en el que viajar y hacer cosas. - Si no contamos lo que ha pasado, otros inventarán por nosotros. Vámonos, hoy mismo si es necesario. ¡Votos a favor! - levanté la mano como un crío emocionado, casi atragantándome con el último bollo que me había echado a la boca. Lo de Leila me hizo poner cara de disgusto, sobre todo por lo mal que se lo había hecho pasar a Lykaios, por lo que habían sufrido Mer y Cleo, y también por el incidente del calabozo.
Chisté por lo bajo por lo que dijo Imram, sin entender que teniendo un hijo opinase así. O tal vez era por eso...ni idea. Mérida no quería saber nada de Leila, aunque me olía que también tenía que ver con su novio el cobardica que nos evitaba. - Mira...yo no quiero que venga con nosotros. Nos mintió, no confió en nosotros. Dejó a la cría con extraños. Yo ya no puedo confiar en ella ni verla como antes. Lo siento. Es como...como una extraña. - sabía que se me iban a echar encima, pero no sabía callarme. - Igual que tampoco confío del todo en el novio de Mérida. Es otro inestable y me da cosa dejarla aquí sola con él. No te merece. - confesé con cara de resignación, mirando a la pelirroja. Al final ella haría lo que quisiese, probablemente se quedaría en la isla al igual que Cleo. Yo no podía hacer nada al respecto, y tampoco si todos decidían que Leila volviese a la Brigada.
Chisté por lo bajo por lo que dijo Imram, sin entender que teniendo un hijo opinase así. O tal vez era por eso...ni idea. Mérida no quería saber nada de Leila, aunque me olía que también tenía que ver con su novio el cobardica que nos evitaba. - Mira...yo no quiero que venga con nosotros. Nos mintió, no confió en nosotros. Dejó a la cría con extraños. Yo ya no puedo confiar en ella ni verla como antes. Lo siento. Es como...como una extraña. - sabía que se me iban a echar encima, pero no sabía callarme. - Igual que tampoco confío del todo en el novio de Mérida. Es otro inestable y me da cosa dejarla aquí sola con él. No te merece. - confesé con cara de resignación, mirando a la pelirroja. Al final ella haría lo que quisiese, probablemente se quedaría en la isla al igual que Cleo. Yo no podía hacer nada al respecto, y tampoco si todos decidían que Leila volviese a la Brigada.
La muestras de cariño por parte de sus compañeros no fueron recibidas con toda la efusividad que a ella misma le hubiera gustado mostrar o que ellos hubieran esperado por su parte. Aquello era raro, indescriptible, tan cerca de la muerte… ¿así es como se sentía Astaroth? Se le mojaron los pies al desbordar la bañera mientras los murmullos seguían fuera, lejanos, sin prestarles atención. Incluso cuando Merida entró apenas le dirigió la atención. Estaba marcada para siempre, por la máquina. Era una sensación extraña, como si tuviera que reconstruir su imagen de nuevo. Alzó la mirada hacia Merida, sin importarle que le viera desnuda, aunque se le hacía incómodo que estuviera allí, viendo aquel nuevo cuerpo mellado. Bajó de nuevo la mirada hacia la cicatriz. El tacto de la mano de la pelirroja mano le recorrió el cuerpo como un calambre y siguió con la mirada aquel calor, desde las puntas de los dedos hasta el rostro pecoso de la pelirroja, con una leve mueca triste. No estaba sola… no tendría por qué sentirme como tal. Y el dolor se convirtió en paz.
Se dejó llevar, se metió en la bañera y el agua le cubrió justo por encima de sus senos, en silencio. La temperatura estaba perfecta y un suspiro cálido de placer se le escapó. Simplemente cerró los ojos, por un segundo, siendo consciente de su cuerpo, de sus dedos, de su temperatura y de la temperatura del agua, del pelo mojado pegado a sus orejas, del tacto de las yemas de los dedos de Merida. Sonrió tenuemente, aliviada. Sintió sus músculos moviéndose, incluso aquel escalofrío que le recorrió la espalda. Estaba viva. Sí, lo estaba. Podía sentirlo en todas las células de su magullado cuerpo. Y se sintió terriblemente satisfecha por ello, agradecida por la segunda oportunidad, agradecida por su insólita familia. La misma que estaba fuera, debatiendo qué o cuál es el siguiente paso que debían dar, la misma que estaba allí, acompañándola en aquel momento de autoconocimiento.
La conversación seguía fuera, como un rumor lejano. Italia… le gustaba Italia. También le gustaba Noruega o los Alpes suizos, querría conocerlos. Sí, ¿por qué no? Y subir a aquel monte que aparecía en las tabletas de Toblerone. E India, ¿cómo sería ahora? ¿Cómo serían las arenas de las playas de las Azores? Se las imaginó, y se perdió en aquel pensamiento libre y viajero. Permaneció unos minutos más en aquella bañera, apoyando la cabeza en el regazo de Mérida. No hacía falta que dijera nada, solo que estuviera. Ya habían pasado unos cuantos minutos, y sin aporte nuevo de calor, empezó a enfriarse con rapidez. Se puso en pie y se tapó su desnudez con una toalla. Se acercó a su compañera y apoyó su frente con la de ella, susurrando un leve ‘gracias’ que únicamente la pelirroja podría escuchar. La tomó de la mano y la acompañó a la salida de aquel refugio, húmedo y frío.
Al final salió de aquel cuarto de baño, tapando su cuerpo por una toalla, con el pelo malamente escurrido , humedecido y cayendo por un lateral del cuello. Estaban hablando de Leila, como si fueran ellos los que podían decidir, con sus votos, la vida de ella. Habló pausada, buscando la mirada de sus compañeros -¿Por qué no escuchamos lo que quiere ella en lugar de lo que queremos nosotros? Ya habéis opinado si preferís que venga o no. Pero quizás Leila tenga otros planes. Quizá quiera volver a casa. Quizás, sencillamente, quiera tener un espacio para poder … llorar: sin tapujos, sin miradas, sin habladurías, sin miedos, sin imposiciones…-
Se dejó llevar, se metió en la bañera y el agua le cubrió justo por encima de sus senos, en silencio. La temperatura estaba perfecta y un suspiro cálido de placer se le escapó. Simplemente cerró los ojos, por un segundo, siendo consciente de su cuerpo, de sus dedos, de su temperatura y de la temperatura del agua, del pelo mojado pegado a sus orejas, del tacto de las yemas de los dedos de Merida. Sonrió tenuemente, aliviada. Sintió sus músculos moviéndose, incluso aquel escalofrío que le recorrió la espalda. Estaba viva. Sí, lo estaba. Podía sentirlo en todas las células de su magullado cuerpo. Y se sintió terriblemente satisfecha por ello, agradecida por la segunda oportunidad, agradecida por su insólita familia. La misma que estaba fuera, debatiendo qué o cuál es el siguiente paso que debían dar, la misma que estaba allí, acompañándola en aquel momento de autoconocimiento.
La conversación seguía fuera, como un rumor lejano. Italia… le gustaba Italia. También le gustaba Noruega o los Alpes suizos, querría conocerlos. Sí, ¿por qué no? Y subir a aquel monte que aparecía en las tabletas de Toblerone. E India, ¿cómo sería ahora? ¿Cómo serían las arenas de las playas de las Azores? Se las imaginó, y se perdió en aquel pensamiento libre y viajero. Permaneció unos minutos más en aquella bañera, apoyando la cabeza en el regazo de Mérida. No hacía falta que dijera nada, solo que estuviera. Ya habían pasado unos cuantos minutos, y sin aporte nuevo de calor, empezó a enfriarse con rapidez. Se puso en pie y se tapó su desnudez con una toalla. Se acercó a su compañera y apoyó su frente con la de ella, susurrando un leve ‘gracias’ que únicamente la pelirroja podría escuchar. La tomó de la mano y la acompañó a la salida de aquel refugio, húmedo y frío.
Al final salió de aquel cuarto de baño, tapando su cuerpo por una toalla, con el pelo malamente escurrido , humedecido y cayendo por un lateral del cuello. Estaban hablando de Leila, como si fueran ellos los que podían decidir, con sus votos, la vida de ella. Habló pausada, buscando la mirada de sus compañeros -¿Por qué no escuchamos lo que quiere ella en lugar de lo que queremos nosotros? Ya habéis opinado si preferís que venga o no. Pero quizás Leila tenga otros planes. Quizá quiera volver a casa. Quizás, sencillamente, quiera tener un espacio para poder … llorar: sin tapujos, sin miradas, sin habladurías, sin miedos, sin imposiciones…-
Un patronus en forma de buho real se cuela en la casa y se para frente a Lykaios
Giordano escribió:Tengo vuestra cosa en el i+D, pasad por alli cuando podais, os tengo que explicarcosas.
Si cuando llegueis no estoy, ¡no toqueis nada en mi ausencia!
Escuhé a Imram y asentí, entendiendo que me apoyaba en lo que acababa de explicar. Me apoyé un momento en la silla, inclinandome hacia delante. Empezaba a aburrirme de estar sentado pero...que otra cosa podia hacer por el momento? No, debía de mantener la mente enfocada.
Bebí algo, por distraerme, de lo que habian traido el par de dos de la fiesta aquella. Miré a Mérida, lo de la eco...como lo llamaría? Le iba a decir que lo llamase Lykaios, pero luego pensé que el gato no querría que lo llamasen Lykaios.
-Entonces, si es niño, Garfield? Garfield era pelirrojo, y era un gato.... - vale, en mi cabeza tenia mas sentido cuando lo habia pensado. Luego le guiñé un ojo cuando dijo que no vendría con nosotros. - Tengo la esperanza de que vuelvas en algun momento. Pero lo entiendo perfectamente. - las heridas no cerraban rapido.
Merida se fue con Cleo al aseo (rima, toma ya). No secundé el voto de irnos hoy mismo de Ben, porque sinceramente, fisicamente no me encontraba en condiciones, aunque por fuera fuese aparentando que sí.
- Un par de días, Ben. - asentí a lo que dijo de la confianza. - Estoy de acuerdo. Yo lo veo igual, no puedo confiar de pleno, directamente, otra vez. No despues de presenciar aquello. Por eso... hablo de segundas oportunidades. Vale, llevamos dos a favor, uno en contra...Merida no se ha pronunciado... faltas tú Gen, y Cleo. Vyras lo siento, tu no votas hasta la proxima luna llena, y para eso aun queda tiempo, no vamos a esperar tanto
La susodicha Cleo reapareció diciendo que primero deberiamos escuchar lo que tenia que decir ella.
- Eso le he dicho a Gen antes de entrar, que aun no sabemos ni si quiera si querrá seguir con nosotros, sea cual sea el rumbo que tomemos. Pero en caso de que sí quiera, necesitaba conocer vuestras opiniones. - de pronto me sonó la campana detrás de la oreja. Y si....y si no estaba hablando de Leila, si no de ella misma? Era eso lo que quería? No me importaba pero.... me preocupaba la presencia de Ixión en esta misma isla en la que ella quería quedarse. Ixión si que me preocupaba. Lo de Mérida con Kyllian no, al contrario de lo que había dicho Ben. El muchacho no era inestable, solo era idiota perdido, y a ratos unicamente. Lo suyo tenía cura.... volví a mirar a Cleo a los ojos. - Todos podemos elegir, Cleo. Os lo habéis ganado despues de tantos años de batallas... así que si quieres quedarte aqui con Mer más tiempo está bien. Solo que no me gustan nada las compañias de esos Pendragon, ya sabe a que me refiero.
Entonces llegó aquel patronus, portando el mensaje del inventor italiano....nuestra cosa....debía ser le barco! Cuando el búho plateado se desvaneció me apoyé en la mesa con las manos y me puse en pie.
- Quien se apunta a chusmear!?- ...y me arrepentí al instante de haberme levantado, me puse blanco como el papel y volví a sentarme. - Italia....allá vamos...! Vale, he sonado poco convencido. Haced vosotros los vitores y eso.
Bebí algo, por distraerme, de lo que habian traido el par de dos de la fiesta aquella. Miré a Mérida, lo de la eco...como lo llamaría? Le iba a decir que lo llamase Lykaios, pero luego pensé que el gato no querría que lo llamasen Lykaios.
-Entonces, si es niño, Garfield? Garfield era pelirrojo, y era un gato.... - vale, en mi cabeza tenia mas sentido cuando lo habia pensado. Luego le guiñé un ojo cuando dijo que no vendría con nosotros. - Tengo la esperanza de que vuelvas en algun momento. Pero lo entiendo perfectamente. - las heridas no cerraban rapido.
Merida se fue con Cleo al aseo (rima, toma ya). No secundé el voto de irnos hoy mismo de Ben, porque sinceramente, fisicamente no me encontraba en condiciones, aunque por fuera fuese aparentando que sí.
- Un par de días, Ben. - asentí a lo que dijo de la confianza. - Estoy de acuerdo. Yo lo veo igual, no puedo confiar de pleno, directamente, otra vez. No despues de presenciar aquello. Por eso... hablo de segundas oportunidades. Vale, llevamos dos a favor, uno en contra...Merida no se ha pronunciado... faltas tú Gen, y Cleo. Vyras lo siento, tu no votas hasta la proxima luna llena, y para eso aun queda tiempo, no vamos a esperar tanto
La susodicha Cleo reapareció diciendo que primero deberiamos escuchar lo que tenia que decir ella.
- Eso le he dicho a Gen antes de entrar, que aun no sabemos ni si quiera si querrá seguir con nosotros, sea cual sea el rumbo que tomemos. Pero en caso de que sí quiera, necesitaba conocer vuestras opiniones. - de pronto me sonó la campana detrás de la oreja. Y si....y si no estaba hablando de Leila, si no de ella misma? Era eso lo que quería? No me importaba pero.... me preocupaba la presencia de Ixión en esta misma isla en la que ella quería quedarse. Ixión si que me preocupaba. Lo de Mérida con Kyllian no, al contrario de lo que había dicho Ben. El muchacho no era inestable, solo era idiota perdido, y a ratos unicamente. Lo suyo tenía cura.... volví a mirar a Cleo a los ojos. - Todos podemos elegir, Cleo. Os lo habéis ganado despues de tantos años de batallas... así que si quieres quedarte aqui con Mer más tiempo está bien. Solo que no me gustan nada las compañias de esos Pendragon, ya sabe a que me refiero.
Entonces llegó aquel patronus, portando el mensaje del inventor italiano....nuestra cosa....debía ser le barco! Cuando el búho plateado se desvaneció me apoyé en la mesa con las manos y me puse en pie.
- Quien se apunta a chusmear!?- ...y me arrepentí al instante de haberme levantado, me puse blanco como el papel y volví a sentarme. - Italia....allá vamos...! Vale, he sonado poco convencido. Haced vosotros los vitores y eso.
Contenido patrocinado
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Página 1 de 2. • 1, 2
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.