Tintagel

No había mucho trecho desde la cueva hasta el castillo, de hecho aquello me llevaba a pensar que mi familia y la de arturo pendragon una vez fueron muy unidas... eso se esfumó en cuanto vi las ruinas del castillo, más interesado en explorar y conocer que en las viejas rencillas familiares -Zaphira ¿Cómo era esto cuando eras pequeña? viviste cerca, ¿verdad?- alguna vez me contó historias sobre su padre y el gran castillo al que solían ir pero de aquello ya no quedaba mucho.

lo primero que me llamaba la atención eran las rocas dispersas, no parecían tener un orden concreto por lo que intuía que debieron caerse de las torres más altas que alguna vez tuviera el castillo, cuanto más avanzaba podía distinguir edificaciones en pie mezcladas con los árboles, la maleza y enredaderas. seguí andando hasta dar con una zona amplia, el patio exterior tal vez , custodiado por un gran árbol que empezaba a perder sus hojas por el clima otoñal.

la curiosidad me mataba y no pude detenerme ahí, al final di con una sala que tan solo tenía una gran muesca circular en medio... y si... -Zaphira! qué había aquí?- me tiré al suelo para examinar las muescas que había alrededor y pude sentir algo de magia pero no mucha -¿era algo mágico? aún parece haber un rastro pequeño, crees que haya algo oculto?- tal vez un hechizo rebelio me daría más información pero esperaría por la respuesta de la dragona.

Subimos las escaleras y el chico parecía haberse olvidado de todo lo que acababa de pasar en aquella plaza estando mucho más interesado en lo que ocultaban aquellas ruinas -Era un gran castillo, muchas torres altas y gente aquí y allá-seguimos explorando y yo lo hice de forma más calmada, mirando aquí y allá recopilando información guardada en los recuerdos para poder visualizar lo que una vez fue un castillo lleno de esplendor y vida por doquier .

La vegetación había ganado a la roca y poco quedaba de los tiempos pasados más que una sala que no recordaba, nunca había podido estar en ella pero también podía sentir la magia que brotaba -Aparta un segundo- el chico se levantó y activé mi anillo de Vermeill. En la sala comenzó a brillar una luz azulada que fue extendiéndose por aquel lugar. En el punto de la muesca circular dibujó la figura de una mesa con un dragón grabado en ella. Diversas sillas la rodeaban y por un segundo se escuchó una melodía antigua, algún sonido del chocar de jarras metálicas y una breve risa que se perdieron al instante.

No me sorprendí pero pude ver claramente al chico que se quedaba atontado con aquella visión -Este lugar Perteneció a los pendragon, no me parece seguro seguir aquí, deberíamos irnos-

Me habría gustado ver las ruinas a través de los ojos de Zaphira, seguramente ella podría reconstruir todo aquello en su memoria pero a mi solo me quedaban las ruinas. una vez en aquella sala las muescas me llamaron la atención, las miré detenidamente hasta que Zaphira me pidió que me apartara, hice lo que me dijo y utilizó su anillo para revelar lo que estaba oculto.

La imagen azul y el sonido de las risas y la música me dejaron sorprendido, vi perfectamente el símbolo del dragón que representaba a los Pendragon, aquello sin duda tenía que significar algo -Espera! a lo mejor eso significa algo!- detuve a Zaphira cuando dijo que debíamos marcharnos, canalicé mi magia y de nuevo la misma imagen, la misma canción, las sillas, la mesa... me quedé un poco decepcionado, tal vez no era nada, solo un mensaje en bucle del pasado y al final acepté irme de allí con Zaphira.

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'Dado de 20 caras' : 9

Los sistemas de deteccion eran cada vez mas amplios y estaban más extendidos por el globo terrestre.

Cada vez, menos y menos escapaba a su control.

Cada vez, era capaz de detectar más y más.

Y aquello que no estaba bajo su control, era marcado rapidamente como punto a obtener. Y en la mayoria de los casos, era destruido.

Drones con el sistema de Ghost se arremolinaban alrededor de la zona, escaneando. Registraron la zona a fondo. Los picos de magia. Con ellos, un androide de los últimos que había estado creando, perfeccionando. Un nuevo modelo. Uno y todos, todos y uno.

Era más pequeño que un Centinela, de la altura de un humano, oscuro, sin rostro y reflejaba la luz en faces extrañas y aleatorias, su superficie parecía en constante ebullición.  Dió unos pasos hacia el dragon y el mago, escaneando. Contrastando rapidamente datos, estaban ya registrados.

El androide empezó a vaporizarse. A desvanecerse en un montón de pequeñas máquinas microscópicas, que parecian una....nube. Una miriada de insectos, como las bandadas de aves que se mueven al unísono. De una, se lanzaron contra el cuerpo del mago.

La intención era atravesarlo, entrar dentro de su cuerpo y herirlo desde dentro. Para luego salir, y repetir el ataque. Una parte de ellos se quedarían adentro, si conseguian superar las defensas.

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10+5+20 dado+170= 205

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'Ataque Tecnológico' :

Ya no quedaba nada por ver en aquel lugar y por fin el chico lo entendió, nos disponíamos a irnos cuando un sonido me alertó, en un momento nos vimos rodeados por máquinas y una nueva máquina que parecía humana pero no había alma en esa cosa, abrí un portal rápidamente pero esa cosa inició su ataque -Sean! defiende y entra en el portal!- levanté una barrera entre el chico y aquellas cosas a la vez que invocaba un rayo y lo lanzaba contra el ente que se transformó en una nube de cosas que jamás en mi vida había visto.

Lo tomé del brazo y tiré de él para poder marcharnos cuanto antes pero no sabía si podríamos salir de allí enteros.

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Def: 20 dado + 20 stat +10 piedra lunar + 5 canalizador= 55 def a Sean

Ataque: 20 dado + 20 stat + 5 guantes negros + 5 canalizador + 5 anillo Narya= 65 mierdosos de ataque al Sam

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#1 'Defensa Mágica' :


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#2 'Ataque Mágico' :

Estaba con la cabeza gacha cuando decidí marcharme con Zaphira pero no nos podíamos imaginar que SAM nos encontraría, habíamos tenido mucho cuidado con no realizar hechizos demasiado llamativos pero aún así nos había localizado, el grito de la dragona me alertó y de inmediato levanté una barrera para los dos pero su objetivo era yo, aguanté cuanto pude la barrera y Zaphira se unió a mi pero el ataque fue tan fuerte que atravesó mi barrera y la cota, el daño no fue mortal pero si suficiente para hacerme sangrar, eran como mil agujas clavándose en mi carne.

El ataque de Zaphira consiguió detenerlo por unos instantes, lo justo para que ella me arrastrara a ese portal que no había visto aquella vez en la ciudadela pero si pude reconocer la sensación que tuve al atravesarlo, no tuve tiempo de preguntar, simplemente me fui con ella y desaparecimos de allí para dejar a SAM atrás.

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Def: 15 dado + 48 stat + 25 cota +10 piedra lunar + 5 canalizador + 10 hab + 55 def Zaph= 168 def

205 sam - 168 def= 37 daño a Sean

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'Defensa Mágica' :

Las ruinas de Tintagel fueron el lugar elegido para la reunión con Matvey Rasputín, que había enviado una carta bastante inoportuna al nuevo rey Pendragon. El nigromante interrumpía las misiones de conquista de nuevos territorios, que habían ido bastante bien en tierras nórdicas, aunque se habían saldado con un pequeño contratiempo. Freyja se había lanzado a la caza de Erik antes de que al imbécil le diese tiempo a organizar algún tipo de movimiento opositor a los Pendragon, pero por el momento no había logrado dar con él. Cuanto más tardase, más posibilidades habría de que fuese problemático. Asiaín estaba descansando antes de la siguiente misión, y además tenía encomendada la labor de enseñar Ávalon a la nueva invitada.

Wthyr acudió al encuentro con bastantes reticencias, pues sabía que el padrino de Catherine no le habría citado precisamente para hablar de banalidades o para ser amable. Le estaban haciendo perder el tiempo, así lo veía él. Desde Oslo le había enviado una carta a Catherine, por medio de un pequeño dragón. Dentro del sobre incluía una pequeña piedra de color aguamarina, algo que había conseguido en su expedición por aquellas tierras. La piedra venía acompañada de una pequeña y críptica nota en la que ponía "busca la paz en tu mente, y en el futuro".

Aparecí en Tintagel después de haber enviado aquellas varias misivas con diferentes destinatarios. Sabía de sobra que ya íbamos muy tarde, por fecha, para evitar que los Pendragon empezaran con su misión.

El resto del Consejo parecía adormilado, o demasiado ocupado con los asuntos en tierra, o ....habían abandonado, simplemente.

Era necesario hablar con su líder.

Al menos, haciendo alarde de su puntualidad inglesa, el hombre ya estaba alli. Me aproximé hacia Pendragon, dedicándole una fría mirada. Me detuve al llegar a una distancia en la que la conversación pudiera tener lugar pero....no una conversación distendida. Las distancias dicen mucho.

Incliné un poco mi cabeza sin apartar la mirada, en un pausado saludo. El dia era poco apacible, y alli parecía que siempre soplaba el viento, sobre aquellas malditas ruinas....

- Tenemos que hablar. - sentencié sin esperar a más formalidades. - De vuestra estancia en Ouroboros y vuestras intenciones de expandiros como un imperio.

Sabía que debía cuidar mis palabras o elegirlas bien.

- Vuestra gente campa por Ouroboros sin mayores restricciones. - le recordé. - La acogida inicial no fue la mejor, pero creo que hemos intentado dejar eso atrás al colaborar en la derrota de Sam. Sin embargo vuestras nuevas intenciones, aspiraciones....nos preocupan. No son compatibles con Ouroboros.

Guardé un silencio grave, pero de apenas unos segundos.

- Quiero que me expliques de qué va ese asunto del imperio mágico. Las palabras que pronunciaste hablan bastante bien por si solas pero prefiero dar una oportunidad antes. Una....y ya.

La llegada de Matvey no se demoró en exceso, y quedó claro desde un primer momento que la conversación no sería precisamente cordial. Wthyr no se aproximó más a él, mantuvo la distancia que el otro había marcado. Le dedicó una mirada altiva cuando dejó claro que su motivo para reunirse era Ouroboros y el tema del imperio. Claro, el nigromante estaba presente cuando pronunció aquel discurso, no era nada que le hubiesen dicho otros.

- No me oculto. Es lo que escuchaste aquel día. Sin embargo...desconozco por qué habrían de importunarte nuestros planes. No caeremos en la inacción en la que vosotros caísteis. Actuaremos para llevar a la raza mágica a donde por derecho le corresponde. En cuanto a Ouroboros ya lo hemos hablado. Los terrenos de las montañas nos pertenecían. ¿O acaso pretendéis darnos la patada después de que hayamos colaborado en la batalla? - se aproximó un par de pasos más, haciendo un sonido irónico por lo de las aspiraciones de Ouroboros. ¿Tenían de eso?

- Vosotros tenéis vuestra academia, que es para lo que decís que estáis. Esas son vuestras aspiraciones. ¿O acaso queréis algún territorio en tierra? - lo miró con más frialdad aún cuando le dijo que le daría una oportunidad para explicarse, como si hablase con un niño pequeño que había hecho una travesura. Muy atrevido para ser de un linaje tan reciente y vulgar. - Ávalon no rinde cuentas a Ouroboros, nigromante. Meteos en vuestros asuntos. O habla con Catherine, ella tiene más paciencia que yo.

Mi mirada era totalmente adusta y aunque guardé silencio durante su alegato, la expresión gélida de la mirada se acrecentaba a cada una de sus palabras. Así que elevar la raza magica fundando un imperio Pendragon era lo que debiamos haber hecho nosotros, para comenzar, según él.

- No queremos daros la patada. Precisamente por lo que has dicho, colaboramos en la batalla.

"pero vosotros eráis mucho menos necesarios que nuestros demás aliados"

Reservé mis pensamientos que nada podían a portar a mi intento de diplomacia.

- Pero la residencia en Ouroboros está sujeta a unas condiciones que debéis ver cumplidas. Si no podéis hacerlo, no podéis quedaros. Abandonad la idea de imponer vuestro imperio y quedaros en los Templos de los Dragones, en la isla. También tenéis Avalon y parte de Escocia. Ouroboros no aspira a dominar ningun territorio. Pero nadie que viva a su cobijo puede ir causando dolor y guerras, llevando imperios y reinados no deseados a otros lares, imponiendo sus jerarquías.

El ceño se frunció aun más si cabe, ensombreciendo las cuencas oculares. Emití un sonido de contrariedad por lo bajo.
- No metas a Catherine en esto y no la uses como intermediaria conmigo. Sé el líder que dices ser y habla tus debates tú mismo. O esa clase de rey es el que vas a ser alla donde conquistes? Uno sin paciencia?

Evidentemente, el nigromante, se metería donde quisiera. Pendragon no iba a decirme qué hacer ni cómo hacerlo.

- Os pertenecían, en el pasado. Ouroboros cayó, cuando se perdió la magia. Gran parte de ella quedó destruida y tuvimos que salvarla....nosotros. De no ser por nosotros, ya no tendríais templos, no tendríais nada. Eso os expropia de cualquier derecho o posesión sobre esas tierras. Leyes mágicas... - alcé las cejas, eso iba a molestarle. - No las he escrito yo. Pero ahí están.

Ciertamente que hubiera sacado el nombre de Catherine a relucir me enfadaba. Pero sabía disimular bastante bien que quería abrir una brecha al infierno bajo sus pies y que se lo tragaran para siempre.

- Te lo pediré otra vez. Por Catherine. Conformaos con los territorios que ya tenéis.

- No queréis echarnos, pero estáis buscando cualquier excusa para hacerlo. Admítelo, os vino muy bien que retirásemos nuestra solicitud para entrar en el Consejo. - no había duda alguna, él y sus hermanos lo sabían. Habían hablado de ello, y trazado el plan que podría beneficiarles en un futuro. Lo que no esperaban es que los amilanados de la isla respondiesen antes de tiempo. - ¿Qué condiciones? ¿las que te apetezca inventarte en cada momento? Es una decisión arbitraria, los templos de las montañas nos pertenecen por derecho histórico, no podéis obligarnos a renunciar a ellos. Continuaríais el error de vuestros antepasados.  - le recordó con tono seco, haciendo después un sonido irónico por lo del dolor y las guerras. Ese era el concepto que tenía de ellos, presuponía antes de saber.

- Lamento decirte que estás muy desinformado. Por ahora nuestros contactos se han basado en acuerdos beneficiosos para ambas partes. Te sorprendería saber que hay muchas poblaciones mágicas interesadas, y que están deseosas de formar parte de esto. - no era del todo cierto, pero tampoco era mentira. Por el momento tenían Noruega, y Suecia por asociación con los Haraldson. También Irlanda, aunque Matvey se había equivocado diciendo Escocia. Tal vez necesitaba que le regalasen un mapa.  

- Nadie está usando a Catherine. Si la conoces bien, sabrás que ella no se deja utilizar. Eres alguien importante en su vida, ¿por qué iba a ser extraño que te dijese que conversaras con tu ahijada? me ahorrarías malgastar mi tiempo en explicarte lo que es obvio. No lo confundas con impaciencia. Simplemente tengo otras muchas cosas que hacer. - replicó con suficiencia, cruzándose de brazos a la espera de que dijese algo de utilidad. Arqueó la ceja cuando el otro se puso medallas por salvar Ouroboros cuando cayó a tierra, dando a entender que debían estarles agradecidos por ello.

- Podíamos haberlas salvado si en el pasado no nos hubiesen expulsado. Es imposible salvar algo a lo que no te permiten acceder. El derecho de sangre está por encima de cualquier otra ley que te inventes. - descruzó los brazos, cerrando el puño al enfatizar aquello último. Le resultó curioso que fuese él ahora quien mencionase a Catherine, diciendo que lo hacía por ella.

- Me decepcionas, descendiente de Rasputín. Tienes la oportunidad de formar parte de un mundo en el que estemos a salvo, uno en el que no se repita la guerra que ha asolado el mundo durante años...y  lo único que te preocupa es que ocupemos territorios. Dime...¿qué es lo que deseas? todo el mundo quiere algo, y dudo que lo único que quieras tú sea ponerte en el camino de otros o quedarte para siempre en esa isla en la que el Consejo está a la espera de su ocaso. ¿Acaso no quieres que tu hijo y Catherine vivan en un mundo seguro? ¿vas a esperar a ver qué pasa?

- Querer formar un imperio mágico porque a vosotros os da la gana no es "cualquier excusa".  - casi le deletree, como si no entendiera el asunto o mis peticiones.  - Y vuestra retirada del Consejo fue meramente un movimiento político y práctico para vosotros.

Lo miré seriamente, en serio me estaba preguntando por las condiciones?
- Te las acabo de decir. Que dejéis la idea de ir por ahi con los dragones a conquistar tierras. No vivimos en ese mundo ya.  Y vuestro derecho histórico, se ha esfumado. No tenéis nada, no os debemos nada. Habéis permanecido escondidos como gusanos mientras el mundo ardía. No sois mejores que nosotros. Los templos están en Ouroboros. Y estáis renunciando a Ouroboros con vuestras acciones. Vosotros también cometéis los errores de vuestros antepasados. Que harás cuando no logres convencerme de que acepte vuestra campaña de conquista, Pendragon? Me matarás?

Le pregunté como si fuese obvio que ese proceder era estúpido porque no habia funcionado y no funcionaría nunca, y solo empeoraría las cosas.

- Ya. Por ahora. Y cuando alguno no esté de acuerdo o deseoso de unirse? Os iréis por donde habéis venido? O les estrujaréis el corazón?- ironía a parte, era obvio que eran reticentes de irse de lugares que creian suyos.  - Lo que hablo con mi ahijada no es asunto tuyo.

Mis ojos pasearon desde sus pies hasta su cabeza con un evidente gesto de desprecio. Ahora decía que no era cuestión de paciencia cuando acababa de llamarse impaciente a si mismo hacia unos instantes.

- Yo también estoy tomándome mi tiempo para explicarte que si no juráis dejar la campaña, perderéis derechos de residir en Ouroboros. Nunca hemos aprobado eso y nunca lo haremos. - y sí, era consciente de que eso afectaría a Catherine también. Pero...ella también, como reina, podría intentar disuadirlos de hacer aquello. Seguía siendo alguien del Consejo. Y Wthyr era su consorte....

- No es cierto. Pero cuando quieras, lo comprobamos. Sobre todo si intentáis tomar esas tierras por la fuerza. Puede que al hacerlo se desate otra maldición sobre vuestro linaje.

Negué fingiendo por él una pena que no sentía.
- La supremacía de unos sobre otros fue lo que hizo la guerra asolar al mundo. Vais directos a lo mismo, al mismo error. Tal cosa como "a salvo" no existe. No intentes engañarme, no a mi. Nada que yo quiera puedes ofrecérmelo tú, salvo que sea vuestro juramento a las leyes de Ouroboros.

Me acerqué más a él, el muy imbécil parecía no entenderlo. No me pasó desapercibido que metiera a mi hijo en este asunto. Adele debía de haberselo contado todo. Mi tono de voz se volvió mas vehemente  y hablé con los dientes ligeramente apretados.
- No quiero echaros, maldita sea. Sería como echar también a Catherine, ponérselo mas dificil. Y tú que deseas? Una familia? Herederos? Hacer historia? Oh, por este camino...la harás. Para mal. Los imperios no duran , Wthyr. Caeréis con más fuerza, os romperéis las alas contra el suelo y las tierras se os desharán en cenizas entre vuestros colmillos. - lo examiné, le estudié el gesto. Aguardé algunos segundos....tendría que darme una respuesta clara - Pronúnciate. Ouroboros, o vuestro imperio.

- Nos retirábamos del Consejo a cambio de quedarnos con los templos. Ese era el trato. ¿No te enteraste? ¿no te cuentan las cosas? - sí, en ese momento recordó que Catherine le había hablado de algo de una carta del Consejo con sus condiciones, y de la conversación que tuvo con Gwen. Se había olvidado de enviar la carta, habían pasado muchas cosas en medio. De cualquier manera, que pensase el otro que el equivocado era él. Dibujó una mueca de hastío cuando volvió a repetirle que lo único que quería era que dejasen sus aspiraciones de conseguir nuevos territorios. Había esquivado sus preguntas evitando responderlas. - Cuidado, Rasputín. - le advirtió en tono peligroso cuando los llamó gusanos que se escondían, lo cual le parecía de una tremenda hipocresía.  

- Vosotros tampoco podéis alardear de haber estado en primera línea desde el principio. Neutralidad, no intervención...¿te suena? - preguntó con la intención de hacerle ver que ellos tampoco habían actuado cuando debían. El intento de golpe bajo con el pasado no iba a salirle como él quería. Sí, los antepasados Pendragon habían matado a un miembro del Consejo, pero los otros tampoco habían sido unos santos.  - No lo sé, no recuerdo que expulsaseis al linaje Le Fay cuando asesinó a la heredera Pendragon. Doble rasero. - evité responderle a qué haríamos cuando algún grupo de magos no quisiese unirse a nosotros, ignorando su pregunta al igual que él había hecho con las mías. Se le daba bien el arte de la política de responder sólo con lo que le interesaba.

- Es que no tenéis que aprobar nada. No eres nadie para venir a dar lecciones. Se os olvida que no sois un gobierno legítimo y que no podéis decirnos lo que hacer. Tampoco tenéis poder alguno sobre los lugares sagrados de los dragones, y yo que vosotros tendría mucho cuidado antes de imponer mi voluntad sobre ellos o tratar de mancillarlos. Las antiguas maldiciones siguen estando presentes, tienes un ejemplo muy cercano.  - no hacía falta mencionar de nuevo a Catherine, ya sabía que estaban hablando de ella, y de Aedan. Que no se le ocurriera amenazar con maldiciones de las que no tenía ni la menor idea. Matvey acababa de romper cualquier posibilidad de acuerdo al afirmar que los Pendragon no podían darle nada que quisiera. No se podía negociar con él.

- Pues entonces no se lo compliques más. Ahora mismo ella no quiere ni estar en Ouroboros, ni en Ávalon. Se ha aislado de todo y todos. - ahora sí que iba a usar a Catherine, era el último cartucho para ver si podía usar el punto débil del barbudo. No supo muy bien lo que sucedió con las respuestas que le hizo después, pero sintió bajo el influjo de su voz sintió la extraña necesidad de revelarlo todo, de contar qué era lo que su corazón auténticamente anhelaba.

- Que mi hijo sobreviva. Que mi familia quede libre por fin de la maldición. Poder...y a Catherine. - frunció el ceño confuso al escucharse decir eso, como si estuviese sorprendido por acabar de hacer aquellas revelaciones. No había sido por voluntad propia, no le habría dicho eso a nadie y menos a él. Había usado algún tipo de control al decirle aquello, se había aprovechado. Aquello lo enfureció, no porque hubiese soltado nada muy importante sobre sus planes, sino porque le había sacado cosas que no quería confesar.

- Los Pendragon no le deben pleitesía a Ouroboros. Ahórrate tus ínfulas de grandeza. Nosotros no os atacaremos, pero si nos atacáis...seréis responsables de empezar una nueva guerra civil. Se acabaron las conversaciones.

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dado probabilidad
¿resiste a la influencia del poder de Matvey (lengua de Lucifer)?
fallo

El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

- ¿De qué trato hablas? Uno que has hecho con tu almohada? - en el Consejo no sabíamos nada de semejante trato. - Estoy muy enterado de los asuntos del Consejo y tal tratado no se ha registrado. Ahórrate el inventarte cosas....

Ah, el orgullo. Lo había molestado hasta el punto de tener que advertirme cuando los habia llamado gusanos.
- Sí. Me suena. Ya pagamos ese error con creces y saldamos la deuda...en parte. - añadí la ultima parte con voz arrastrada. Entrecerré la mirada. Si hubiese estado en mi mano, habría expulsado a Uther Pendragon tambien. Pero entonces no tenía nada que decir y ahora era inutil debatir sobre eso.

- Somos un gobierno legítimo en nuestra isla. Esa en la que queréis quedaros. Solo os estoy pidiendo que cumplais las normas cívicas que se piden a todos los habitantes. - y no había respondido a qué harían cuando se toparan con algun pueblo que no les pareciese bien formar parte de su mision, imperio, lo que fuera. Lo de los dragones....casi me hizo reir de desesperacion, pero no lo hice. - Me hablas tú de imponer voluntad sobre los dragones? Como bien sabes....a nosotros los dragones no nos hacen caso con el mero sonido de nuestra voz. No, no somos....encantadores de dragones, como vosotros.

Pues todos parecían inclinados a creerlos y ver por ellos. Vinculos de sangre, magia antigua quizá...pero los Pendragon no dejaban de ser magos. No?

Lo que dijo de Catherine, que se habia aislado de todos y todo me preocupó incluso más...debía estar deprimida, Ouroboros la agobiaba y en Avalon....habían demasiadas sombras sin nombre que a lo mejor les apetecia ver su caida.

Mis palabras parecieron surtir efecto en él, mas del deseado, porque su confesión...casi que habría deseado no oirla. La primera parte era muy humana, era de suponer que deseaba heredero, y lo del poder se veía a la legua....pero que anhelase a Cath....? Retrocedí un paso y me alejé de él, mirandolo con una expresión complicada, como a través de otro cristal.

- ... Si lo que buscas es la supervivencia de tu familia, te equivocas con el imperio. Es la ultima vez que te aconsejo al respecto. - a Catherine? Qué era para él, mas alla de un instrumento? Algo a poseer? O quizá algo más?

Él dio su sentencia. Negué lentamente con la cabeza.... creía que el dictaba juicio?
- No, no nos cargues a nosotros con las consecuencias de tus decisiones. Al no aceptar, tendréis que ser expulsados de Ouroboros. Se hará de modo pacífico. Así que colaborad en el proceso.... sin resistencia, no lo convirtáis en otra cosa. Informa a tu cohorte. En un día se iniciará el proceso. A no ser que os retractéis, y no bastarán simples palabras.

Me retiré otro paso, disponiendome a marcharme ya que las negociaciones, o el dialogo, parlamento o lo que fuese aquello, no habian salido como yo quería. Qué facil habria sido obligarlo pero...qué breve también. Hipatia, claro, no habria durado bajo los efectos de la hipnosis.

- Adiós, Pendragon. - dicho esto, me desaparecí de alli, dejando solo al rey de avalon, y al viento aullando entre las ruinas del antiguo castillo de su linaje.