Tintagel

En aquella semana se habían reunido con la señorita Royden, había visitado a Aedan e Ian,  también cumplió con los vasallos e investigó formas de calmar al Sanguis.  Catherine había pedido la organización del evento recordando ciertas normas que se habían respetado cuando realizaron el parlamento con los Pendragon. Esperaba que tanto los Descendientes como los Pendragon los respetaran y que no sucediera ningún incidente como el de Altair golpeando a Gwen.

También le había advertido a Wthyr que, precisamente, por su comprometida posición no se sentaría junto a él pero tampoco junto al Consejo. Catherine había pedido una silla que se colocara entre ambas hileras demostrando que formaba parte de ambos bandos. Sabía que aquello levantaría emociones encontradas y que la verían como una traidora de cualquiera de los dos sitios, pero no le importaba… Sí, sí le importaba y la rompería por dentro. ¿Para qué mentirse? Pero no podía elegir, ya no sólo a nivel de títulos sino porque su deseo era evitar la guerra para no sacrificar más vidas.

Era el momento de reconstruir.
No de destruir.

Aquella mañana se adecentó con un vestido negro ligero, el calor y el avanzado embarazo estaba jugándole encontra y se encontraba cada vez más cansada y más agobiada pero no podía faltar. Atravesó junto a Wthyr el portal hacia Tintagel del brazo de Wthyr y apoyándose en su báculo. No llevaba la corona que la identificaba como Reina porque creía que mandaría un mensaje erróneo.

Al llegar vio cómo los dragones estaban posicionados y frunció el ceño, pero no dijo nada, avanzó con cuidado hacia la zona observando que Matvey no estaba, ni tampoco Giordano o Jack. Se había mantenido al día con las recuperaciones y sabía que Mei no vendría pero lo de Gio le extrañó, igual que lo de Rasputin así que le envió un mensaje mental al primero y uno por brazalete al segundo…esperando que no se apareciera ahí con su padre.

-Necesito sentarme- Le dijo a Wthyr con poco aliento y le señaló el asiento en medio de ambas hileras y un poco más alejado de la mesa. Luego miró hacia sus compañeros, saludándolos con la cabeza en un gesto neutral. No hizo conexión visual con Sofía ni con Rosse, no le apetecía nada, tras recordar cómo la habían hecho sentir la última vez que se vieron. Sólo lo hizo con Adael, por su antigua amistad, y con Leroy porque no quería que pensara que le tenía miedo alguno. Tras ello se sentó, en silencio, sin mirar tampoco a Shyvanna ni Asiaín porque… sencillamente tampoco quería. No iba a encontrar nada positivo hacia ella y no quería cargar con negatividades nada más empezar el día.

Dentro de la carpa hacía menos calor gracias a la ausencia de paredes y la existencia del alto techo que proveía sombra. En la mesa había vasos y botellas de agua y vino, en caso de quererlo. En una mesa un poco más alejada había algunos aperitivos por si aquello se extendía, que lo haría. Catherine aprovechó y encantó un abanico para que le diera un poco más de aire y tomó la iniciativa de recogerse el cabello en una coleta, cosa que nunca hacía porque le parecía de lo más complicado pero en ese momento necesitaba más aire -Tengo que dejar de usar negro- Murmuró con el ceño fruncido, suponiendo que Wthyr le escucharía.

Crucé el portal junto a Alud, que todavía mostraba signos de la batalla en Ouroboros. En realidad no había sido mi intención que me acompañase, simplemente podría haberlo hecho cualquier otro dragón pero ella había insistido. Era su deber, había repetido dejando claro que no la convencería para quedarse en Avalon.

Al avanzar hacia las ruinas la posición que habían tomado los dragones de la brigada me resultó ciertamente extraña. Busqué a Shyvanna con la mirada, observando sus ropajes, más bélicos que conciliadores a diferencia de los míos, ya primaverales desprovistos de abrigos pesados y las telas gruesas propias del invierno pero manteniendo los colores de nuestra casa.

Suspiré, pensando que tal vez los Descendientes de Ourobos se tomasen aquella formación draconiana a mal. Sin embargo, al alcanzarlos pararon los pasos de Alud y nos informaron de que no podían pasar debido a alguna magia. Apreté los labios, disconforme y avancé en solitario hasta la carpa que habían montado.

Observé la disposición, desviando brevemente la vista hacia la mesa con viandas que habían preparado para después mirar a Catherine, inclinando la cabeza primero como saludo y en segundo lugar como muestra de conformidad con lo que había dispuesto. Miré después a mi hermano haciendo el mismo gesto, más breve y tal vez con muestras de resquemor por nuestra última conversación. Sin embargo no podía negarle un saludo a mi rey.

Pasé después a la hilera de asientos, buscando mi lugar. No era difícil ya que siempre era al final de la mesa. Toqué el hombro de mi hermana al pasar por su lado antes de continuar hacia mi asiento. Aparté la silla lo suficiente para sentarme, estirar las posibles arrugas que se hubiesen formado en mi vestido y erguir mi espalda tomando una posición digna y que correspondiese a aquella situación.

En ese momento observé a los presentes, pasando la vista de uno a otro, comprobando que aún faltaban varios por llegar, tal vez convalecientes por Roma o ausentes por otros motivos.

Los días habian transcurrido rapidos, entre mi recuperacion, las visitas a Khan, Jack y a Mei, mi hijo y las charlas con Tesla y su aprendiz sobre el árbol Sanguis. Habiamos llegado a algunos consensos, a decir verdad. También habia tenido cierto contacto con Lyosha, a la que por cierto, le había disgustado muchisimo lo que habia hecho con el dragón. Pensé que llegaría pronto el momento de pagarle una visita. Habian tambien ciertos asuntos demoníacos en el Vaticano que quería comprobar....

Asi que cuando aparecí alli a través de uno de mis portales, con el espadón de Lyosha a la cintura y evaluando todo el percal que habian motando (con exceso de visita de dragones para mi gusto) pensé que quizá, si ella insistía mucho, tendría que llevarle otro dragón lich. Allí habían muchos, tendría donde elegir. Sonreí de lado mientras me aproximaba, en realidad no sentía deseos de tener que matar a ningun dragón, asi que esperaba que no me obligasen a tomar esa senda de actuación.

El lugar estaba cargado de espíritus, dormidos en su gran mayoría. Pero podía percibirlos. En ausencia de mi báculo, que se rompió durante el ritual del renacimiento, el unico arma que portaba era la espada y una daga bastante especial. La vestimenta habitual en mi, abrigo pesado y botas, con guantes incluidos esta vez y los brazos bien cubiertos..además del gram de Tepes. Habia recibido tambien el mensaje de Cath poco antes de llegar. Mientras caminaba hacia la carpa y la zona donde estaban todos bajo aquel toldo, donde se realizaría el último consenso, miré un instante a la hierba verde que pisaba e iba dejando atrás. Seguía viva.

"de momento, bajo control"

Pensé para mi mismo. Esas malditas quemaduras ya dolían menos...pero iba a tener que repasarlas en algún momento dado. Llegué a mi lugar y miré a Catherine, dedicándole un gesto con mi cabeza a modo de saludo. También estaban Adael, Rosse, Sofía y Leroy.

"Faltan Giordano, Oscurus... mmm, no muchos más"

Observé después a los Pendragon, que tampoco estaban alli en toda su totalidad, pero si Wthyr. Me recordé a mi mismo que habíamos venido a negociar, y tomé asiento.

El día de la maldita reunión tanto tiempo pospuesta había llegado de una vez, ya fuese para bien o para mal. Se preparó para ella llevando el original del tratado que le habían entregado, aunque ya había hablado con sus hermanos lo que opinaban de él. La que menos de acuerdo parecía estar era la menor de los Pendragon, que seguía empeñada en cosas imposibles que se habían torcido. El panorama de inicio se le antojó extraño, con los dragones demasiado alejados de la zona en al que se reunían. Miedos de los de Ouroboros, seguro.

El tema de la organización y el protocolo se lo había dejado a Gwen, así que cuando llegaron ya estaba todo dispuesto. Miró brevemente de reojo a los allí presentes, pero por el momento no dijo una palabra porque el acto oficial no había comenzado. Acompañó a Catherine para sentarse en el sitio "neutral" que ella misma había elegido, aunque Wthyr hubiese preferido que no fuese. Habría discutido, pero en ese caso no habría llevado a nada. Ya sólo con verla tan acalorada y cansada era para decirle que se marchase. - No creo que sea culpa de vestir de negro. Lo que sí deberías preparar es tu armadura mágica, por si acaso. - susurró antes de alejarse de ella. Se refería a la piel de ébano, por lo que pudiese pasar. No se terminaba de fiar de los del Consejo en lo más mínimo.

Tras aquello fue al sitio que le correspondía en la mesa, junto a sus hermanas. A Shyvanna apenas la había visto durante esos días, lo justo para saber que se encontraba bien. Con Gwen tampoco había hablado mucho más que el día en que la vio junto a Darren. Supuso que ya estaban los que tenían que estar, pues no esperaba que acudiesen todos los de Ouroboros. Con unos cuantos representantes era suficiente. Se mantuvo en pie con gesto altivo, paseando la mirada por todos los presentes hasta detenerse finalmente en Matvey. ¿Qué habría hecho el desgraciado ese con el cuerpo de su dragón?

- Comencemos con esto. - alzó la voz y plantó el papel del tratado en la mesa, poniendo la mano encima. - Ávalon ha debatido sobre el tratado y lo consideramos inaceptable. Hay condiciones abusivas. No nos plegaremos a las normas de Ouroboros. - una declaración de intenciones, pero iría desgranando poco a poco los puntos. - El punto siete en relación al Sanguis es una aberración. No tenemos que rendiros cuentas de lo que hacemos al respecto. Tampoco tiene sentido que la gente de Ouroboros entre y salga de Ávalon según les plazca. El puesto en el Consejo y el acceso a Ouroboros bajo las condiciones que imponéis son una vergüenza. Hace tiempo que dejamos de lado la aspiración de entrar al Consejo porque ha sido una completa y absoluta decepción. Ouroboros y el Consejo son una decadente burla actualmente, diferente del lugar al que aspiraban nuestros ancestros. Por todo ello manifestamos que nuestro interés se centra en los templos de dragón que por derecho nos corresponden, así que los trasladaremos. Nosotros seguiremos con nuestros planes y vosotros con los vuestros. - al menos por el momento...porque posiblemente aquello no se quedase así.

Al final terminé llegando tarde al sitio de ese mierda, todo por culpa del cabezota de Markus, que decía que estaba enfadado porque le habían humillado llamándole tonto. O algo así. La verdad, es que dejé de prestar atención a la mitad de la conversación. Sabía que había un codillo y unas albóndigas en medio de todo aquello.

Terminé por aparecerme por la zona, observando los dragones con cierta distancia, con un vaso de café recién hecho en la mano. Y sin hielo, aquello era estropear aquella maravilla. Cuando escuché la voz de Wthyr pasé al interior de aquella sala, observando de forma silenciosa a Leroy, pasando a Catherine, de la que había estudiado su caso, y a los Pendragon. Ladeé la mandíbula con incomodidad ante la presencia de la descendiente de Morgana, pero no añadí nada y me senté en mi sitio. EL Pendragon habló, y me aburrió soberanamente, la misma cantinela de siempre -Vamos, que hemos tenido que venir hasta aquí para decirnos que pasáis de nuestro culo, que no os gusta el Consejo y que queréis los templos. Antes de balbucear sobre tratados que nos entremos a discutir, sacad ese árbol de mi hospital. Los ciudadanos no tienen nada que ver con nuestras rencillas, sean las que sean- De los templos no tenía ni puta idea, de lo otro sí era cosa mía -Negociaremos los templos cuando el árbol esté bajo control o mejor, fuera de la isla- Me acomodé en el puesto, alzando la mano con el café y la ceja, levemente, y sí, con cierta altanería.

Poco a poco, cada uno de los compañeros fue llegando. Tanto del bando contrario como del propio. Tuvo que suspirar ante todos los dragones alrededor cuando se mantuvieron a distancia. Esperaba no tener que desaparecerse a lo estúpido porque, en general, ya sabía el resultado de aquella reunión. Ningún bando quería nada que ver con uno ni con otro. Sin embargo, sí tuvo algo que decirle a Leroy antes de que todo se desatara.- No estoy muy segura de que el tratado sea de su interés, Leroy. Estamos en la defensiva en esta situación, no en la ofensiva.- O al menos era eso hasta que encontraran la manera de darle la vuelta a todo aquello. Se encogió de hombros sobre Asiaín; la verdad no lo recordaba, quizás lo habría visto en la boda, pero no más. Saludó brevemente a Rosse y se mantuvo pensativa mientras observaba a Shyvanna. Venía en ropa de batalla, no en sus atuendos llamativos y sensuales. Aquello era peor de lo que imaginaba. Seguro que Vishous lo notaría también y terminaría por ponerse alerta. Solo esperaba que se mantuviera en sus cabales y pudieran llevar a cabo la reunión en toda la paz necesaria.

Pronto llegaron el resto, de sus compañeros y de los Pendragón. Catherine se veía sofocada. Debía ser cosa del embarazo y le molestaba verla tan incómoda en toda la situación. Pero, sobre todo la molestó ver como la ignoraba y pasaba de ella. Eso era que, en realidad, las disculpas del último Cónclave de nada habían servido, y aunque tuvo la intención de acercársele y ofrecérselas de nuevo, se tomó del brazo de V y se dirigió a su asiento sin darle de nuevo oportunidad de hacerle otro desaire. Aquella amistad había surgido de la nada, y si así decidía ella terminarla, ella ya había hecho público el remordimiento que habían generado sus palabras. Tenía cosas más importantes de las qué preocuparse, como que V era el único que no era Pendragón ni miembro del Consejo, así que esperaba no fuera difícil para él quedarse callado; iba muy en su papel de Teniente y le gustaba tenerlo como apoyo.

Se sentó, y mientras la cantaleta de Wthyr comenzaba, se dedicó a obtener pluma y papel. No había nada en particular qué anotar, pero eso la distraía de la mirada fija que Shyvanna tenía sobre ella y de la angustia que sentía. Tuvo que sonreír cuando el punto de Adael sobre andar libremente por Ávalon fue despreciado por completo, se veía venir, así que cuando Wthyr terminó, estaba lista para comenzar a garabatear en la hoja lo que considerara importante. Por ahora mantendría la compostura, apoyando las sabias palabras de su compañero Oscurus, quien sorprendentemente había sido una buena adición al Consejo, dijeran lo que dijeran.- Excelente punto, Oscurus.- Giró el rostro a Gwen. Pobre chiquilla, tenía cara de que solo iba a rellenar el asiento como la hermana menor que era, pero había mucho por lo que tenía que responder.- ¿Cuál es el origen del árbol? ¿Cuál es su naturaleza? Siempre hay una leyenda que es mitad mentira y mitad verdad en materializaciones como esa, pero no es algo fácil de investigar.- No después del incendio en la biblioteca.- Ni siquiera es maldad pura porque tiene un propósito, ¿no? Así como ustedes. La sangre no es enteramente mala, nos mantiene vivos y sin ella nada importa, ¿no es así? La sangre llama, reconoce, y él árbol también les llama. ¿A qué les llama, Gwen? ¿A alzar el apellido, a extender el territorio, a mejorar?- Respuestas que le había pedido a Catherine, pero qué mejor que recurrir a la fuente misma.

Asiaín se limitó a observar... Absolutamente impavido, puesto que honestamente no estaba siquiera seguro de sí todo esto le seguía importando, lo que antes pudiera ser una gran oportunidad, ahora era algo que francamente no tenía importancia, al menos no para él, no ahora, quizás antes, pero ya no.

Luego, pudo escuchar a alguien hablándole, concretamente era Adael quien le habló, así que lo miró, y luego de eso, Leroy le siguió, aunque este último ignorando a Shyvanna... Tonto error, porque pasó tal como él creyó qué pasaría, ella no tardó en intervenir, provocando qué él no tuviera que decir una palabra y pudiera limitarse a asentir.

Quizás antes hubiera dicho algo, pero ahora mismo... Está aquí con un propósito, al menos eso lo sabe con certeza... El propósito de ver hacía donde va esto, y actuar en consecuencia, pues cuando rescate a su hijo, su prioridad será él, y debe tenerlo en mente sin importar el resultado de esta reunión.

También observó a más gente llegar... Más descendientes, y más gente de su familia... También había por ahí una mesa donde todos iban a sentarse, así que eso mismo hizo, tomó una silla en una posición correspondiente, cerca de la familia principal, pero un poco lejos igualmente, denotando qué no forma parte de la rama principal.

Y entonces Wthyr por fin empezó a hablar, y ahí vió resumido básicamente todo lo malo que había con el tratado, que eran muchas cosas, honestamente, y que con el orgullo pendragon, era obvio que no iban a pasar.

Luego observó la reacción de los Descendientes, y también fue la que esperaba, el árbol era su principal preocupación, y no podría ser de otra forma... Esa cosa es una amenaza, para todos, incluso para ellos mismos, puesto que no hay lugar donde puedan esconderse de ese árbol.

Los encontraría así se fueran a los confines de la tierra, y además... Tampoco ellos acaban de saber como van las cosas con el árbol... Podría sugerir algo que se le ocurría en ese momento, pero sería poco sabio hacerlo, así que se limita a mirar, fría pero analiticamente.

Rosse fue viendo a la gente que llegaba y recibió un chusco comentario de parte del descendiente de merlín sobre eso de que Adael le diera algo de su batido rosa, mostró una media sonrisa, y comentó.

Gracias pero ya traigo leche de amapola por si me da algo.

Hizo algo de humor bastante negro con su propia situación, necesitaba de leche de amapola para dormir, o si no, sus pesadillas de todas las noches la llevarían a no poder dormir nunca... Pero si no durmiera, sería imposible para ella ser una descendiente en condiciones, y no permitirá eso, que sus sueños le arrebaten la cordura todo lo que quieran, aún así no piensa cambiar de idea.

Luego, lo siguiente que le llegó fue el comentario de la pendragon qué le hizo rodar los ojos, y obviamente, se trata de ella, no se quedaría callada.

Al menos yo no luzco como si quisiera traer la guerra en una negociación de paz...

De hecho, su atuendo era mucho menos agresivo de lo normal, iba con una capa bien adornada y ropa ceñida pero formal, de camisa y pantalón, porque vestidos no usa, es bastante tomboy.

Luego de eso, entre la gente que viene... La única que realmente es más o menos relevante para ella es Cath, que ni la mira, pero ella si qué lo hace, y ni siquiera disimula, la ve con decepción, no la odia, pero se siente muy herida, nunca creyó qué tendría que llamar traidor a un descendiente...

Y luego de eso... El rey, ay el maldito rey, acaba de conocerlo, y francamente ya le cae asombrosamente mal, pero no podía esperar menos del rey de los pendragon, a priori parece la encarnación de todo lo que se le viene a la mente cuando escucha "Pendragon", cosa que por supuesto, hace que de buenas a primeras lo tome como un villano delirante y megalomano, incluso si es un juicio apresurado, al fin y al cabo, ella nunca se caracterizó por su sabiduría.

Y mira que lo dijimos, pero tenían que poner lo del puesto en el tratado, ¿No?

Miró concretamente a Catherine y a Matvey mientras dijo esto, echándole en cara qué Adael mencionó qué no querían el puesto, pero sobre todo, que ella les dijo que no era una buena idea, y de todos modos lo hicieron.

Y en cuanto a tí.

Miró a Wthyr directamente.

Tal vez estemos en decadencia... Pero ustedes tampoco son la reina del baile, preparados como están, tal vez ya hubieran podido hacer la de napoleón y llevarse Europa, pero no, están estancados por un par de piedras qué le sirvieron de nido a dragones qué posiblemente ya se hayan ido con ustedes, y el recuerdo de personas que murieron hace mucho y de los cuales en algunos casos quizás ni siquiera haya un descendiente en el consejo actualmente.

Ojalá nadie se haya esperado qué no respondería a la afrenta.

Y si te hace sentir mejor, tampoco nos hacen gran falta...

Y luego miró a Adael.

Y no creo que nadie quiera pisar Ávalon, ese punto es más una suerte de simbolismo rebuscado.

Y así ha concluido, del árbol ni habla, ella no sabe.

Respondió el saludo del Descendiente de Merlín con un amable gesto y se mostró de acuerdo con empezar la reunión. Mientras el sol de la tarde caía vigorosamente y le sacaba algunos reflejos pelirrojos al cabello castaño que le llegaba a la altura de los hombros, alternó la mirada entre el par de jinetes de dragones suponiendo que “Ariel” era el nombre del peliblanco. De una forma u otra, la rubia no era quien para ir dando clases de etiqueta, los descendientes de los traidores habían llegado a la Isla Flotante de manera completamente opuesta a la civilización y el moreno recordaba que ella lo había mordido en el hospital. Suspiró desganado cuando la pobre aduladora dijo que había que esperar a los reyes de Ávalon para iniciar ya que la autoridad de Catherine y su esposo en ese puesto valía el equivalente a un mísero y triste pepino. ¿Acaso el par de magos de sangre o los dragones que estaban ante ellos no tenían opiniones propias?.

Al escuchar al experto en encantamientos reír lo miró y añadió a su serena expresión un par de cejas alzadas mientras la silenciosa pregunta de “¿Qué es tan gracioso?” flotaba en el aire. El joven maestro era el primero que quería reír pero buena parte de su usual carácter jovial había sido erosionado debido a todas las tragedias. Le resultaba fácil expresar sus emociones, a menudo éstas estaban plasmadas en todos sus gestos y era sencillo descifrarlas, pero desde hace tiempo un dejo de melancolía se había instalado de forma permanente en su semblante. Los cálidos ojos color caoba se posaron en la experta en transformaciones y soltó aire por la nariz a la par que esbozaba una suave sonrisa. El ácido humor no era muy de su estilo pero era clásico en la Descendiente McGonagall, aún así esa réplica lo tomó desprevenido y no pudo negar que le hizo algo de gracia.

-¿Segura que no quieres? Es de frambuesa y está fría, me ayuda a sobrellevar estos días de calor.- Le comentó a Rosse encogiéndose de hombros mientras le tendía la bebida ofreciéndosela. -Están como nuevos, el equipo de sanadores y el Descendiente Galenus hicieron un gran trabajo.- Respondió con satisfacción sobre los heridos en la batalla volviendo su atención a Leroy. Miró a la muy embarazada Descendiente Le Fay cuando llegó y le devolvió el saludo inclinando la cabeza, eso no significaba que perdonaba sus ofensas, ¿cómo podría haberlo hecho si aún no habían hablado del tema?. No, solo estaba priorizando un bien mayor sobre cuestiones personales, como siempre. Avanzó en silencio junto con sus compañeros hacia la carpa fijándose en que en ésta ocasión ofrecían una alternativa al vino, al fin, claro que nada de licuados, jugos, agua tónica, ni siquiera soda.

-Ah, que alivio, hay agua, estaba comenzando a pensar que le tenían miedo porque se derretirían si la tocaban.- Bromeó mientras tomaba asiento, haciendo referencia a la Bruja del Oeste del País de Oz. Entonces el esposo de Catherine empezó a hablar, soltando un insulto tras otro, como era de esperar, en vez de tener la delicadeza de agradecer la segunda oportunidad que el Consejo de los 20 les estaban presentando en bandeja de plata a los descendientes de los traidores. A lo lejos vio una bandada de patos que volaban migrando en busca de áreas templadas y se le escapó una risa por lo bajo al pensar en lo mucho que la voz del esposo de la Descendiente Le Fay se parecía a los graznidos de esas aves. Pegó la espalda al asiento complacido por el aporte de Oscurus, encantó uno de los recipientes para servirse agua y atrajo levitando un plato con frutillas de la mesa de aperitivos para agarrar una.

Escuchó las palabras de la experta en pociones mientras masticaba la fruta y se agarraba otra. Dudaba mucho que la morena bruja de sangre diera detalles sobre el árbol maldito pero aún así la observó expectante. Suspiró largamente cuando la atención se centró en la heredera de Circe, la pelirroja pareció una ola de agua monumental que embistió porque el joven maestro se sintió absolutamente desorientado, como si la violenta marea de un agitado mar lo zarandeara sin piedad. Se quedó mirándola con la boca abierta para luego recomponerse y girarse hacia los descendientes de los traidores. -Probablemente conseguiríamos más información sobre la forma de ponerle fin a la amenaza de los Sanguis Lignos si estudiamos el ejemplar de Ávalon, tal vez lo logremos si trabajamos juntos.-

Llegaba tarde a la maldita reunión. Lo sabía. Me gustaba estar en los lugares como diez minutos antes, inspeccionar el lugar, asegurarme....pero entre unas cosas y otras, no me habia dado tiempo. Sobre todo por el asunto de mi nonna y sus ganas de volver a su tierra, que ella no pintaba nada alli y que como no la llevara de vuelta ya, el viaje me lo iba a pegar yo del alpargatazo que me iba a llevar.

Por eso cuando llegué lo hice del modo más discreto que pude, con una simple aparición. Me sorprendió en cierto modo el círculo de dragones que habia en los alrededores, habian preparado mucha parafernalia. Pero por algun motivo no me asustaron.

Caminé hacia el lugar de la reunion y mientras lo hacia el viento arrastraba a medias las palabras de Wthyr, no entendí demasiado de lo que él dijo y para cuando llegué a la mesa y tomé asiento con cara de "aqui no ha pasado nada", Oscurus terminaba su alegato. Ubiqué a Rosse, alegrándome de encontrarla con tanta energía como demostró al hablar, sobre todo tras lo ocurrido en Roma...de lo que por cierto, y evidentemente, seguía sintiendome terriblemente causante. Asi como de las ausencias de Jack y de Mei, los cuales habia sabido, seguian en coma. No asi Matvey, alli presente, con su típica cara de...de que? Cath estaba tambien, y a ella le dediqué una mirada más larga antes de fijarme en el resto de los Pendragon. Incluso saludé a Asiaín en silencio, con la mano que el peliblanco habia dejado como nueva gracias a su magia. Ubiqué a las hermanas, que ya parecían en mejores condiciones tambien.

"Y todo para qué? Para seguir peleando entre nosotros"

Si estaba abatido, no lo dejé ver. Con discreción, puse la mano sobre la mesa y estiré levemente los dedos para atraer hacia mi una copa de vino.

"Al parecer no ha prosperado lo del tratado. Ya lo comentó Gwen. Era inaceptable para ellos"

Leroy se sentó más erguido aún en el asiento asignado, recolocándose meticulosamente cada pliegue de la capa y los puños de la túnica. El resto de sus compañeros iban vestidos de un modo un poco zarrapastroso, en su opinión. Soltó un suspiro al ver que Adael no entendía su risa por lo del batido de niño que se estaba tomando, así que lo dejó pasar. Luego rodó los ojos cuando Sofía le dijo que no estaban a la ofensiva con la situación. - Tú siempre tan pacífica, querida Dioscórides. - se atusó un poco más la barba mientras escuchaba al maleducado Oscurus, que por lo visto era un sucedáneo de Galenus de peor calidad. Al menos Leroy se consideraba infinitamente mejor que el endeble Sean. Escuchó a unos y a otros mientras los estudiaba con la mirada, en especial a Catherine, ahora esposa de Wthyr Pendragon. Bien...una situación muy prometedora.

- Eliminar al árbol o buscar un modo en el que también salgamos beneficiados de él. No es justo que nos dejéis ahí vuestra plaga y que no nos sirva para nada. En cuanto a los templos...por favor...¿Qué sois, el British Museum para expoliar el patrimonio de medio mundo? - hizo un sonido de contrariedad, apoyándose después en el asiento de manera más relajada. Después hizo un gesto con sus manos para hacer aparecer un antiguo pergamino flotando ante él. Se puso en pie de manera solemne, dirigiendo su mirada a Catherine.

- En otro orden de cosas...aunque está relacionado y puede suponer un pacto interesante. El linaje de Merlín reclama al primogénito nacido de un Pendragon y una Le Fay, según lo acordado hace siglos en este contrato firmado por los descendientes de Arturo, como pacto realizado con los descendientes del que fuese su mentor. Aquí dice que lo mantendrá bajo su custodia y lo entrenará en las artes mágicas hasta la mayoría de edad. Es un pacto mágico que hay que cumplir. - el pergamino siguió flotando delante de él hasta que lo cogió, volviendo a cerrarlo. Dirigió una sonrisa petulante a Catherine, y otra igual a Wthyr.

Una vez en su asiento se puso a jugar con las tiras de cuero de sus brazaletes mientras esperaba. Odiaba estas reuniones. Eran sumamente aburridas, pero como representante de la Brigada debía estar presentes. Ofú. Salió de su ensimimamiento cuando Gwen le tocó el hombro y le dedicó una sonrisa de saludo, sintiéndose mucho mejor de verla con buen aspecto. De paso, ignoró a Rosa y el comentario de Ariel. Los vestidos habían dejado de servirle en Ouroboros hacía un par de meses.

Deslizó la mirada hacia los Reyes cuando llegaron, saludando a su hermano con un gesto e ignorando a Catherine porque le apetecía. Sabía que no debía pero… Nadie podía obligarla. Que Wthyr la desmayara de nuevo si le daba la gana. No perdieron mucho tiempo en iniciar el debate y Shyvanna dirigió su vista hacia Oscurus, sonriendo abiertamente -Me gusta este, hermano- Le dijo a Wthyr con una leve sonrisa -Al menos se deja de tonterías y va directo al grano- Si quería casarla, ese podía ser una opción. Aún así cuando habló del hospital se dio cuenta de algo y frunció el ceño -Tú no eres Lucio ¿Dónde está el medimago majete?- Inquirió porque era un detalle que le llamaba mucho la atención.

Sofía se adelantó a hacerle preguntas a Gwen y Shyvanna entrecerró los ojos un poco. Igualmente, no era su batalla, ya hablarían los Reyes o su hermana. Se distrajo cuando Matvey hizo acto de aparición y le regaló una mueca que parecía más un gruñido. Maldito nigromante, malditos demonios. Alargó la mano para coger una botella de vino y servirse la copa hasta la mitad. Necesitaría alcohol y…ah, extrañaba la música. Se lo echaría en cara a Catherine.

O eso iba a hacer cuando llegó Gio y se distrajo de nuevo. Ahora no lo tenía al frente, estaba más hacia donde se encontraba Gwen porque había llegado tarde pero no le pasó desapercibida la semejanza a la última vez que habían estado en una mesa parecida. Miró a Gwen un instante y sonrió perversamente. Porque sí, los shippeaba. Era su mayor fan. Bajó la copa y puso las manos en su regazo para evitar que le vieran y entonces movió suavemente los dedos para hacer la misma jugarreta que había llevado a Gio a un trío con Ixion y ella. Aceleró levemente su pulso y empezó a dirigirlo hacia la zona sur a modo de saludo.

Sí, sabía que el color de su ropa realmente no era lo que le causaba tanta molestia pero tenía derecho a quejarse libremente de lo que le diera la gana. Asintió con suavidad hacia lo de su piel de ébano. Realmente dudaba que sus compañeros, por más que ahora la consideraran una traidora, le atacaran. Aún así, mejor prevenir que lamentar así que la desplegó en su torso y vientre bajo el vestido, pasando desapercibida.

Saludó a Gwen con la mirada cuando llegó pensando que en los últimos días había sido de ayuda con el tema del protocolo pero también con algunos detalles que había logrado obtener acerca del Sanguis. Coincidían en que dar un sacrificio de sangre de Catherine podría traer más problemas a futuro, al menos ahora que estaba en cinta y cerca de su fecha de parto. Según Eretria los partos múltiples solían adelantarse así que debía ir con pies de plomo.

Wthyr decidió dar por iniciada la reunión… Con un diálogo que hizo que Catherine apoyara el codo en el reposabrazos, y la cabeza en su mano, mirándole con un gesto ofuscado por la forma en la que se estaba dirigiendo al Consejo -Wthyr, iniciar una reunión con insultos por delante nunca lleva a buen puerto. Además, pertenezco al Consejo así que reservalos para monólogo interno. Tu percepción de nuestro Consejo no nos importa- Espetó antes de permitir que sus compañeros intervinieran, siendo Oscurus y Sofía quienes llamaron su atención y luego Adael. Rosse le dirigió la mirada y también palabras pero Catherine no le hizo caso y se quedó mirando la mesa con mucho interés -No estamos aquí para eso, Shyvanna- Le respondió cuando preguntó por Lucio, sintiendo que la herida aún sangraba. Aunque Oscurus era una buena adición, en su opinión.

-Lo que plantea Oscurus creo que es un punto interesante. Si estáis dispuestos a mover los templos entonces también podéis mover la residencia y, por ende, el Sanguis de Ouroboros. De esa forma, la isla estaría libre del árbol y los Pendragon obtendrían los templos-  Lo cierto es que era una forma de que todos obtuvieran lo que querían. Tras eso atrajo el pergamino de Wthyr hacia ella -Y podríamos respetar el punto 5 con matices- Dijo alzando la vista hacia Wthyr, con modo negociador.

Devolvió el pergamino hacia el Rey para luego mirar a Sofía, aprovechó para responder lo que sabía porque ya se lo había dicho a Matvey -Sofía, se lo comenté a Matvey pero debí habértelo dicho a ti también. Y a…- Frunció un poco el ceño y miró a sus compañeros -¿Sarah?- Sabía que no había ido a Roma. Negó con la cabeza para mirar a la pelirroja con gesto neutral -El árbol es una especie de híbrido. Fue un árbol al principio, estaba aquí en Tintagel, pero una semilla fue llevada a Ávalon,  luego fue modificado para albergar almas con la magia respectiva- Movió la mano hacia Matvey -Rasputín tiene una teoría- Desvió la mirada momentáneamente hacia Wthyr porque en aquella semana le había compartido la sospecha de Matvey, a fin de cuentas, ellos también querían averiguar más sobre el Sanguis.

Lo demás no lo podía responder así que observó a Gwen esperando las respuestas. Adael decidió intervenir y Catherine le miró, conteniendo el deseo de poner los ojos en blanco -¿Cómo fue tu plan de las pociones?- Inquirió hacia el descendiente Cohen - Creo que el primer punto que debe ser aclarado es que para los Pendragon, el Sanguis no es una amenaza- Le dijo a Adael -Muy por el contrario…- Señaló a Sofía para hacer referencia a las preguntas pertinentes -Es una especie de guía, de protector, entre otras cosas- Esperó no estar diciendo mucho y miró hacia Wthyr como preguntándoselo. Tampoco quería revelar demasiado y poner en jaque mate a su “familia política”.

Movió la mano para que el abanico se agitara con más fuerza porque le entraban calores de vez en cuando -El árbol no se puede eliminar, Leroy- Espetó finalmente porque es que ese tipo le ponía de los nervios. Miró hacia Matvey como esperando que interviniera de una vez y entonces captó la mirada de Gio, le sonrió brevemente a modo de saludo.

“Es bueno verte”

Dejó aquel puente mental por si quería saludarle y volvió la vista hacia Leroy -Tampoco es una plaga, sólo no está cuidado como el Sanguis de Ávalon-  Lo del museo hizo que frunciera el ceño -¿Acaso Tepes sabe dónde están esos templos?- Inquirió con lengua afilada -Khan tiene maestría en el área pero nadie sabía de esos templos hasta que los Pendragon aparecieron así que si los edificaron ellos, comprendo porqué los quieren de vuelta- Ladeó la cabeza hacia Merlin con los ojos entrecerrados -Sospecho que tú en su lugar harías lo mismo- A fin de cuentas, le había robado el puesto a Sean en un parpadeo mientras Sayid o Altair seguían en el suyo. La indignación le agitó por momentos.

No entendió porqué se levantó de esa forma y qué decía el pergamino -Hemos venido a discutir el tratado- Insistió cuando soltó aquello de “en otro orden de cosas”. Este tipo le ponía de los nervios, más aún cuando le miró de esa manera.  Sin embargo, lo que dijo hizo que el gesto que hasta ahora había sido neutral en el rostro de Catherine se tornara brutalmente agresivo en un parpadeo. Y en ese mismo parpadeo aparecieron los lobos elementales a su lado, mostrando los dientes con ferocidad. Una cosa era meterse con ella, una muy distinta era meterse con sus hijos. Katarina era testigo. Si las miradas mataran, Leroy estaría muerto en el lugar -Atrévete- Soltó entre dientes con un clarísimo odio. Las palabras del mago le habían removido de una forma tan profunda. Tan brusca que su magia había surgido sola.

“Lo voy a matar”

El puente mental con Wthyr fue casi inmediato, tan fácil como respirar, y su conexión mágica también. Les dejó ver, no tenía razón para ocultar  la magia que empezaba a chispear a su alrededor con motas de color morado y rojo que no tardaron en convertirse en rayos alrededor de Wthyr y ella, iluminando también sus ojos de camino -Ponle un dedo encima a Zephyr y puedes considerarte muerto-  No se había movido del asiento, estaba tratando de concentrarse en mantenerse quieta  y no permitir que su magia saliera directo a hacer lo que tanto quería y neutralizar una amenaza contra sus hijos. Toda su entereza estaba centrándose en ello que ni siquiera fue consciente del verdadero significado de aquellas palabras, de la posibilidad de que el destino no tuviera nada que ver con la maldición sino otro linaje que estaba intrínsicamente vinculado con los Le Fay y los Pendragon.

Esperé con tranquilidad la llegada de los que faltaban, sabía que habría ausencias, seguramente producto de la batalla en Roma como era el caso de Lake. Seguí con mirada seria al nigromante a su llegada hasta que tomó asiento y volví a fijar la vista a un punto indeterminado del lugar.

Wthyr dio por comenzada la reunión. Su primera afirmación, tajante, no provocó ninguna reacción en mi, así como muchas de las que le continuaban. Sin embargo mis labios se apretaron fruncidos cuando reveló que nuestro único interés eran los templos. ¿Es que había olvidado todo lo que les habían enseñado?

Le rebatió uno de ellos, con tono hosco pero palabras que incitaban a la negociación. Le miré de reojo al escuchar a Shyvanna. Habíamos perdido a uno de los pocos Descendientes que al menos escuchaban pero no parecía un mal cambio si el nuevo Descendiente de Galeno no había elegido atacar como primeras palabras en la reunión, a diferencia de mi hermano.

Fruncí levemente el ceño ante las primeras preguntas de Dioscórides. ¿Qué le importaba a ella la naturaleza de nuestro Árbol Sagrado?, luego empezó a divagar hasta que me preguntó directamente, utilizando mi nombre de pila, lo cual me pareció fuera de lugar. Podría haberlo señalado y sin embargo, con la ausencia de Cedric que resultaba ser el más pacífico entre nosotros, creía que ya tendrían suficiente con las palabras hostiles de mis dos hermanos. Shyvanna se estaba comportando pero estaba segura de que no contendría su lengua mucho más tiempo. Al menos no estaban Lake ni Darren.

-Descendiente Dioscórides.-Empecé con tono pacífico.-Los designios del Árbol Sagrado cambian como el viento, efectivamente no todo es maldad pura.-No pensaba explicarle más. Además, en estos momentos aparentemente ese árbol en los cielos era su moneda de cambio por los templos, el gran interés de su hermano. Sin embargo Catherine si tenía algo que decir, la miré con cierta tensión mirando a Wthyr mientras ella continuaba explicando la naturaleza del Sanguis a sus compañeros. Era inaceptable.-No estamos aquí para discutir la naturaleza del Árbol Sagrado, mi reina.-Solté con evidente molestia, replicando lo mismo que había hecho ella ante la pregunta de mi hermana sobre Galeno.

La Descendiente de Circe tardó poco en hablar y cuando lo hizo fue más agresiva en el tono que el nuevo Descendiente de Galeno, pero igual de directa.-Tal vez media Europa sería nuestra ya si no hubiésemos tenido que rescatar a uno de los Descendientes de Ouroboros ante la ausencia de ayuda del Consejo.-Solté con molestia casi de manera reactiva, en un obvio mal momento pues el rescatado había llegado al lugar.-A excepción del Descendiente de Rasputín y la Descendiente LeFay, claro.-Apreté los labios molesta por esa pequeña reacción y desvié la mirada apretando la mandíbula cuando calificó de par de piedras a los templos.

Tardé un poco en posar la vista en Giordano, me había parecido escuchar su voz por lo bajo pero no parecía haber despegado los labios. No pude evitar analizarle con la mirada, no parecía tener mal aspecto como la última vez que le vi pero tampoco podía descifrar si su mente seguía atormentada por Roma. Y eso era lo que hacía, preguntarme si realmente estaba bien mientras le clavaba la mirada.

Volví a fruncir el caño mirando al Descendiente de Moisés. Amenaza decía ¿Creían que era una amenaza para nosotros? Lo era, cuando nos reclamaba pero en el resto de aspectos aquel Árbol Sagrado nos beneficiaba.-Es sencillo, quiere Sangre Pendragón, no es necesario estudiarlo. Si me permitís podría apaciguarlo a cambio de los Templos.-Comenté aceptando en cierto modo la sugerencia que había planteado Catherine. Porque podía no estar de acuerdo con Wthyr y aún así su decisión sería por la que lucharía en esa negociación.- Mover al Sanguis Ligno no es tan sencillo mi reina.- Expliqué a la mujer aunque estaba segura de que de eso ya se habrían dado cuenta los Descendientes que habían permanecido en la isla.

El tipo pomposo se pronunció y me pregunté de quién se trataba. No lo había visto antes, ni entre los Descendientes, ni en la isla. ¿Beneficiarse? Apreté las manos en las telas de mi vestido cuando calificó de plaga al Sanguis Ligno y decidí abandonar la mesa, en pos de continuar con las negociaciones y no reventarle alguna arteria. Me acerqué a la mesa de comida y bebida, aparentando tranquilidad mientras me hacía con algún otro tipo de vino y cogía un par de uvas para llevarlas a mi boca.

El intento por calmarme no salió muy bien. Giré al escucharle "Descendiente de Merlín" ¿Ese era el nuevo Descendiente? Clavé de nuevo la mirada en DaVinci, interrogante pero de forma fugaz pues las palabras de aquel hombre volvieron a reclamar mi atención, así como la reacción de Catherine. Su magia hizo acto de presencia y por dentro mi estómago se encogió clavada en ese lugar. ¿Para qué quería a un primogénito de aquella unión?¿Para qué lo querían sus antepasados? Temía la reacción de Wthyr así que alcé la voz mientras me acercaba a la mesa de nuevo.-No es un asunto a tratar en esta reunión, no quiera centrar el protagonismo en su familia Descendiente de Merlín, ya sabemos que se creen muy importantes pero estoy segura de que el resto de sus compañeros no quieren perder el tiempo con sus asuntos personales.-Tomé asiento mirando a Catherine pensando que si era preciso aquella nueva adquisición del Consejo acabaría con un derrame cerebral, no ahora pero pronto.

Bebí vino con aparente tranquilidad aunque el ambiente se había tensado con aquello, aún dando vueltas a las razones de que ese pergamino hubiese estado escrito desde hace siglos.

Miré al "rey" intensamente, pero sin mostrar sorpresa, cuando dijo que le tratado era inaceptable. Decadente burla? Aquello me hizo mirarlo con desdén y una sonrisa burlona muy leve. Él, mas que un rey, parecía un mono de feria....un farsante. Unos fanáticos esclavos de un arbol que a su vez esclavizaban dragones.

Dejé que hablase, al final, solo querían los templos.

- Los trasladeréis...si os dejamos. - dije con voz fría y pausada, sin apartar la mirada de Wthyr. Gracias a Valqar, habia llegado a conocer bastante bien la alma de ese desdichado.

Oscurus habló, y estaba muy de acuerdo con el, asi que le dediqué una mirada y un asentimiento con mi cabeza.
- Galenus está en lo cierto. Vuestro arbol ha consumido parte del hospital y matado a un civil inocente. Negociaremos los templos cuando ese arbol este fuera. Porque controlado... - miré a Gwen, sabía lo poco que lo controlaban en realidad. - Seguid soñando.

A mi tampoco me importaba a qué les llamaba el árbol. Yo tenía claro lo que era. Por las respuestas, intuía que al resto de mis compañeros no les importaba ceder los templos. El caso era, que a mi sí....porque sospechaba que tenian gran importancia para ellos y eran clave para su...desarrollo.

- Si no hay negociación por sacar el Sanguis de alli, o eliminarlo, no hay templos.

"los destruiré antes de dejarlos en vuestras manos"

Negué con la cabeza mirando a Adael.
- No. No van a permitir que estudiemos el Sanguis de su templo. Me equivoco? - miré a la sacerdotisa y su ofrecimiento de sangre para aplacarlo. - Con perdón, sí estamos aqui para discutirlos, Gwenivere, desde el momento que impusisteis la maldicion sobre los ciudadanos de Ouroboros, con la astucia de haceros necesarios para nosotros. Aceptaremos la sangre para apaciguarlo pero...cuantas veces será necesario? Acaso eso no lo hará solo mas poderoso? No nos volverá mas dependientes de vosotros? Y el día que decidáis dejar de donar vuestra sangre....qué? acaso no se ha cobrado vidas de vuestros familiares y súbditos pese a los sacrificios? No es muy favorecedor. Espero que lo entendáis. - dije con fiereza tras aquellas palabras , supuestamente, educadas. - Buscaremos una solución definitiva, y os conviene que no la encontremos sin vosotros. Porque como Catherine ha dicho, tengo una teoría.

"ese arbol no es un dios, y lo haremos caer"

Miré a Merlin cuando de pronto, se sacó eso de modo inesperado de la manga. Mi expresión se volvió incrédula y negué. Mas leña al fuego.
- Merlín.... no es momento. -seguro que ahora mismo no era el unico que deseaba que se lo tragara la tierra. - no estamos aqui por asuntos familiares de linajes o pactos si no por Ouroboros.

Observé el pergamino preguntandome que clase de magia tendría y cómo de fácil seria romperla. Qué poco conveniente era aquello.
- O quizás consideres mudarte a Avalon?

Ya sabía por Catherine que el Sanguis Ligno había invadido el hospital, por eso no le sorprendió el reclamo del descendiente de Galeno. Era, en cierto modo, comprensible. Pero también encontraba cierta satisfacción en verlo tan irritado y molesto por el regalo que les habían dejado en aquel lugar - Una pena...consideraremos las opciones más plausibles para llegar a una solución. - en realidad era un comentario falso y vacío, especialmente porque el resto de reclamos que le harían serían parecidos. - Pues tómalo como mascota si te gusta. - comentó con tranquilidad a Shyvanna respecto a lo que dijo de Oscurus, porque para él no era más que eso, una posible mascota para que Shyvanna se entretuviese.

Dirigió una mirada a Gwen para que, si consideraba oportuno, respondiese por encima a las preguntas de Sofía sobre el árbol. Tampoco iban a darles demasiadas pistas, sólo conceptos muy básicos porque no le daba la gana que conociesen sus secretos. Esbozó una cínica sonrisa al escuchar a Rosse decirle que estaban estancados en un par de piedras y no sé qué más, sin apenas variar su posición ni inmutarse.

- Qué atrevida es la ignorancia. No tienes ni idea de lo que estás hablando, ni de lo que representan los templos. Desdeñas la magia antigua, y tampoco comprendes lo que significa extender un gobierno mágico por todo el continente. - no, ellos eran más de quedarse recluidos en la isla sin hacer nada. Por eso le pareció perfecto el reproche que les hizo Gwen después sobre lo poco que se habían movido para ayudar a Giordano. Ignoró al elementarista con lo de trabajar juntos, puesto que no eran aliados para eso y no quería que metiesen sus narices donde no les llamaban. El modo en que Catherine le echó en cara su modo de iniciar el discurso le había molestado, pero no lo dejó entrever. Le dirigió una mirada con los ojos levemente entornados y la barbilla ligeramente alzada, de manera orgullosa.

- Hasta ahora he sido más que considerado con el Consejo, así que es absurdo rasgaros las vestiduras porque mis palabras no son lo suficientemente suaves para vuestros delicados oídos. - negó levemente cuando escuchó eso de mover al Sanguis de sitio. Como si fuera tan fácil. ¿Acaso no lo sabía ya? no era como transplantar cualquier otro árbol. En el fondo le molestaba no saber lo suficiente sobre el Sanguis, por mucho que Gwen dijese que funcionaba de manera sencilla. - El punto cinco, sobre la colaboración, es algo similar a lo que hicimos en Italia  o contra S.A.M. No creo que requiera un acuerdo. Se da por en circunstancias y por necesidad. - intentó que le leyese la mente en cuanto empezó a hablar de más sobre el Sanguis, clavándole una mirada que claramente decía que dejase de dar información. Encima le había dicho cosas a Rasputín como para que hiciese una teoría. Aquello le sentó bastante mal, como una traición.

La aversión que sentía hacia el nigromante se reavivó en cuanto lo escuchó abrir la boca, porque todo lo que decía era detestable. Se negaba, que siguiesen soñando decía. - Si te hace feliz pensar que tenéis la última palabra al respecto...allá tú. Los templos serán nuestros, independientemente del resultado del Sanguis. - porque era una falta de respeto llamarlo "árbol" sin más.  - Tu teoría probablemente esté errada. Si recuperamos el acceso a los templos y los estudiamos, tal vez encontremos también una solución para vuestra isla. - puede que no fuese así, pero seguro que hacían hallazgos mágicos interesantes. Sin embargo todo pasó a segundo plano después de que ese indeseable que no conocía y que decía ser del linaje de Merlín soltase aquello. Esta vez sí que no pudo mantener bajo control sus gestos o expresión, pues la aberración que proponía según ese pergamino hizo que le hirviese la sangre. Reclamar a su futuro hijo...y lo decía así, como si nada. No le hizo falta el mensaje mental de Catherine porque imaginó que ambos estaban pensando lo mismo. Protegerían a su hijo fuese como fuese.

"Hazlo"

- Cierra la maldita boca. - ordenó de manera hostil y agresiva, poniéndose en pie mientras los rayos de energía mágica chisporroteaban alrededor de ellos. - No eres más que un perturbado ¿Cómo te atreves a decir algo así, a mentir y amenazar de ese modo? - no esperó a que le entregase el pergamino ni escuchó a Gwen o Matvey decir que no estaban ahí para hablar de asunto familiares. Con un gesto de la mano atrajo hacia sí aquella cosa que flotaba en el aire, cerrándolo en su puño. No tenía ni idea de dónde se sacaba tal cosa de reclamar a su primogénito, necesitaba leer lo que ponía. Quería eliminar la amenaza de raíz, pero también temía que hubiese algo de cierto en sus palabras, por lo que necesitaba que estuviese vivo para sacarle información. Tampoco podía cargárselo ahí en mitad del parlamento, así que se controló lo justo... actuó sobre su circulación sanguínea para hacer que su tensión cayese en picado, provocando que Leroy se desmayase ahí mismo. - Es cierto, no hemos venido a tratar asuntos "familiares". Después. Asiaín, Shyvanna. Llevadlo a la parte trasera de las ruinas para que nos aclare sus palabras de enajenado cuando terminemos.

Los puntos que Sofía añadió sobre el árbol, no eran faltos de interés, qué pena que el científico que estaba encargándose de ello no estuviera aquí. Pataleta de niño chico. Pobre Markus. Tras ello vinieron las acusaciones, quién era mejor, quién era peor, que si lo del agua... La misma y aburrida cantinela de siempre, rodé los ojos con infinito hastío y deseé tener un dardo de los de Aldaron para drogar a unos cuantos de los presentes. Pero, al no tener, suspiré con desgana y apoyé la espalda sobre el respaldo, con el café, mientras sostenía con fuerza las sienes con los dedos pulgar e índice. Observé la sonrisa de Shyvanna, pero se la respondí con un leve movimiento de comisura. -De excursión con sus mascotas- Zanjé, con un sorbo de café, habiendo escuchado al irritante y venenoso Wthyr. Luego me centré en Catherine, que al menos parecía tener respuestas. -¿Y por qué esa semilla del Sanguis afecta a la isla, reclama nuestra sangre y se nutre de nuestra magia?- Luego a Gwen, dado que ella era la que marcaba al parecer los designios del árbol Sagrado -Gracias Wthyr por tu exposición. Muy bien, ilumínanos: ¿qué contienen esos templos que tanto interés tenéis en ellos? Porque no habrá uno sin otro. Porque no es apaciguar, es expulsar esas raíces de la tierra que necesitan los habitantes de Ouroboros, mi señora Pendragon- Recalqué, de la misma manera que Matvey estaba haciendo. Asentí a su frase, cargada de razón. -Mayores imperios han caído- Le recordé a Wthyr, no sin ganas -Cuantos más grandes son…- Pensando en que, claramente, si no salía nada de allí, yo mismo me encargaría de explotar aquellos templos.

Lo del primogénito ya era la gota que colmaría el vaso -Oh, santa Madonna. ¿Otra vez con gilipolleces de hace milenios? Por mierdas como esas estamos ahora así- Mi me corté siquiera un segundo en dar mi malhumorada opinión. -Dejad de lanzar mierda sobre la mesa y negociemos lo que necesitamos ahora, pensando en el BIEN COMÚN y no en los intereses de un pergamino ajado- Y sí, aplaudí el comentario de Gwen ante la impertinencia de Leroy, totalmente de acuerdo con ella. Si Catherine o Wthyr, por muy mal que me cayera, quería encargarse de arrancarle la lengua, no se lo iba a impedir, aunque luego me tocase cosérsela.

¡Zasca! Ahí estaba la Catherine que le caía bien. Sí, tenía razón, la percepción de un tipo tan arrogante y ensimismado como él no le importaba a nadie en ese lado de la mesa. Y probablemente tampoco del otro lado. El peliblanco no decía ni pío y el resto parecían ir de adorno.- Mascota...- Repitió en voz baja la palabra que Wthyr había utilizado para referirse a Oscurus. Marcaba un gran desdén y poca importancia por quien tenía enfrente.- Gobierno...- Volvió a susurrar cuando la palabra salió a flote. Como si se fuera a tratar de una democracia que haría mejorar al mundo entero. Tenía demasiados aires de grandeza que no se comparaban con su situación actual.

Templos. ¿Los templos era algo nuevo? Ah, no, estaban en el tratado que firmaron. Ya no podía con el cerebro de embarazada que le hacía olvidar absolutamente todo lo que escuchaba y no anotaba en su puño y letra. Lo anotó en su hoja de papel, porque ahora que lo ponían así, ¿dónde podían estar sino en las faldas de la montaña que era su hogar? ¿Debajo del Sanguis Ligno? ¿Debajo de la tierra? Había, por lo menos, tres personas en el Consejo que podrían rastrear aquello sin ningún problema, y ella era una de ellas. Solo tenía que pedirlo a las deidades adecuadas. Seguro que el resto de sus compañeros también tenía recursos para ir a la caza de esos templos y encontrarlos en un abrir y cerrar de ojos. La verdad es que la mitad de la mesa estaba de más en aquella sesión, incluyéndose a ella misma. Matvey bien podría hablar por todos y velar por los intereses de la isla, conocía cada recoveco del asunto, pero había que mostrar el apoyo que los contrarios deseaban ver.

Si bien, las preguntas que había hecho las había dirigido a Gwen, fue Catherine quien respondió con más detalles. No le sorprendió que la más joven no dijera nada, pero sí que la otra le dirigiera la palabra con tanta soltura y no se atragantara con su nombre. Levantó su mirada hacia ella, escuchándola con atención mientras trataba de imaginarse lo que mencionaba. Una semilla modificada, con magia de sangre de seguro, para albergar almas. No dejaba de ser una semilla y de comportarse como un árbol por fuera, que tenía la particularidad de que podía comunicarse con los muertos por lo que escuchaba. Se llevó la mano a la sien, comenzando a tener una ligera jaqueca, entendiendo quizás por qué aquel lugar le causaba emociones encontradas. Y sin embargo, decían no ser una amenaza para los Pendragón. - La gente hacía cosas graciosas en antaño, ¿verdad? Gracias, Catherine. Lo revisaré a detalle con Matvey.- Susurró. Las ganas de callar a Gwen con su intento de pulla contra el Consejo se diluyeron mientras veía lo insignificante que era para ella. ¿Así les veían ellos de vuelta? Ellos también habían tenido fallos y se habían quedado en casa mientras el mundo se iba a la ruina. No tenían lengua para hablar de temas que no les competían.

Se asombró de cómo algunos de sus compañeros podían beber e incluso comer mientras estaban sentados en aquella mesa. Ella tenía la garganta seca, pero también un nudo en el estómago que le impediría pasar incluso un poco de agua. Por más que se veía tranquila y relajada, había algo por dentro que no la dejaba en paz. Y ciertamente que Merlín llegara con nuevos pergaminos que alteraban a Wthyr y que podía hacerlo decidir quemarlos a todos en aquel segundo, no era la mejor de las ideas para contribuir al tratado.- Preferiría que permaneciesen todos en la mesa, señores. Yo no veo ningún Le Fay-Pendragón por aquí que pueda ser reclamado. Cualquier cosa que se haya pactado sobre un primogénito debe de nacer antes de que surja efecto, por lo que no es tema de este día. Regresando al tema, la verdad es que el tratado es bastante razonable, quizás incluso podamos hacerlo un poco más atractivo. La paz está infravalorada.- A ver si así le quitaba hierro al asunto, pero ya lo dudaba. Había arrojado una bomba el mismo que se había atrevido a tacharla de pacífica.

Las cosas se tensaron tan rápido...

Asiaín emitió un mudo suspiro, de verdad... De verdad que no sabe ni para qué se estaba esforzando, dejar a Wthyr siendo Wthyr es más que suficiente para provocar qué los pendragon mueran a base de guerras, literalmente pudo haberse sentado a ver como su plan se cumple solo.

Aunque hoy por hoy no está ni siquiera seguro de sí la perdición de sus primos para obtener poder sigue siendo lo que quiere... Ha aprendido qué existen cosas en la vida más valiosas qué eso, y por eso, reconoce qué le preocupa un poco como evoluciona todo.

Ha visto a la mujer loca de pelo anaranjado hablar... Y sí bien es obvio que es infantil como el demonio, Asiaín puede ver más allá de sus palabras, notando que es lo que ocurre con ella,  seguramente está viendo reflejados a los pendragon de sus libros de historia en Wthyr, y por eso es tan hostil... Teme qué las cosas que pasaron una vez, pasen dos veces, y expresa su temor atacando, y lo gracioso es que no puede culparla, Wthyr está tomando la actitud de somos superiores y haremos lo que nos cante aunque tengamos que destruirlos.

También por supuesto, es obvio que no está en actitud de negociar, y un par más en el fondo no parecen estar en actitud de negociar... Simplemente se tiran puyas mutuas de manera incansable, pero otras personas (del consejo, todo sea dicho) parecen ser relativamente abiertas a la negociación, entre ellas Cath, obvio, a quien mira brevemente mientras declama, tiene ideas sinceramente buenas y le tiene cierto respeto por eso.

Ve a más gente seguir declamando y dando sus puntos, por aquí y por allá, y entre tanto, ve una cara conocida, Giordano, corresponde su saludo con una breve reverencia, y sorprendentemente, le da una breve sonrisa, por un motivo, ve que está bien, y eso significa que su hechizo de restauración mayor funciona como debería, parece ser lo único que realmente le ha salido bien, tal vez no todo se haya ido al demonio aún.

Pero claro, entre tanto y tanto... Terminó saliendo algo que simplemente lo destruyó todo, tanto ha sido así que Asiaín finalmente ha reaccionado, alzando las manos, como llamando a la calma a sabiendas de que eso podía explotar fácilmente.

Esperen por favor sus majestades, podría...

Y entonces ha visto a Wthyr hacer qué se desmayase el descendiente, y suspiró, con cierto alivio.

Tratarse de una trampa... Es demasiado sospechoso qué justo en un momento así se revele algo como eso... Ese hombre podría estar tratando de provocar una reacción...

Procura apelar a la racionalidad de ambos reyes para que no vayan a actuar súbitamente, está bien que se molesten, solo que no se vayan a molestar tanto como para que la ocasión acabe... No demasiado bien, peor de lo que pinta qué va a acabar, pero en todo caso.

Cómo ordene, altisima majestad.

Procedería a ponerse de pie con intención de ir por el descendiente junto con Shyvanna, que sabe que lo más seguro es que ella también haga caso, ya sí Wthyr se arrepiente de su orden o alguien decide detenerlos de otra forma, es algo que ya se verá.

Bueno... Al final no recibió ni siquiera un breve regaño luego de meterse con la mitad de los presentes en el sitio con unas cuantas oraciones, así que ella se siente de lo más a gusto, incluso se pone las manos tras la cabeza, y se recarga como si estuviera en la playa, ya se había desfogado, y estaba muy a gusto, incluso le ha sonreído un poco a Aladel cuando le Devolvió un poco la broma, pero más suavemente como cabría esperar de él.

Lo único que recibió fueron dos respuestas muy debiluchas... Que si los secretos mágicos, que sí estaban ocupados salvando a Giordano, todo cosas que no son en escencia lo que les está echando en cara...

Y de conocer los secretos, los desdeñaría dos veces... Y a ustedes tres... Pero por diferentes motivos.

Y luego de lo dicho, sacaría de su bolsa una botella de leche de amapola, y la miraría fijamente, mientras que comentaba por encima.

Y al final fueron otro de los problemas a los que nos enfrentamos al ir al Vaticano, gracias por tanto.

Inquirió sarcásticamente, sin siquiera ver a Gwen, puesto que ella vió personalmente lo que hicieron, y de hecho perdió a alguien por culpa de Wthyr... El viejo Newton fue el único con quien había logrado sincerarse sobre lo mucho que aún le afectaba lo que pasó con su padre, y ahora estaba sola otra vez, sola con sus demonios otra maldita vez.

Las cosas siguieron, pero sinceramente ella ya no dijo nada más, lo que sí, es que le dió un pequeño sorbo a la poción, suficiente para no adormilarse demasiado, literalmente drogandose frente a todos, ya poco le importaba si eran testigos de lo mucho que había degenerado, su vida no se volverá peor de lo que ya es por un par de malas opiniones, lo que sí, es que cuando notó a Giordano, lo miró directamente, y le dijo.

Pero en cuanto a tí... Giordano, lo siento, si fuera una mejor descendiente hubiera ayudado de buenas a primeras a ir por tí, no es que no seas de importancia en el consejo, es solo que yo no soy buena representante del mismo, y realmente lamento eso.

Pero Giordano si se merece una disculpa, podrá estar todo lo loca qué quieran, pero no es una desconciderada, sabe que ha sido una mierda y no lo va a ocultar, es una persona honesta ante todo, lo que siente y piensa simplemente lo dice, también entendería incluso si no quisiera darle su perdón, no es estúpida, sabe que dejarlo con el papa fue algo muy jodido de su parte.

Y finalmente... Entre cosa y cosa... Vió el asenso y desmayo de Leroy, cosa que le hizo arquear las cejas, mientras miraba a Leroy, a Cath y a Wthyr, y luego de nuevo a Leroy.

Muy bien... Eso ha sido jodido a muchos niveles.

Tiene que admitirlo, aunque luego de eso, quizás porque la leche de amapola ya le está dando un poco pal otro lado, dice.

No sé cómo funciona... Pero creo que eso de atacar a alguien en una reunión diplomática era guerra... ¿Eso significa que ya podemos irnos?

Un chiste de mal gusto, sip, porque como nadie parece molestarse de que vaya a de sobradota, decide sobrarse el doble para quedarse bien a gusto, y además, por la posición de las sillas, digamos que Asiaín debe pasarle cerca para llegar a Leroy, y ella extiende el brazo para interponerlo entre él y el descendiente, haciéndolo parar en seco.

Ea, ea, ea... Puede qué esté visiblemente loco por hacer lo que hizo cuando lo hizo, pero es de los nuestros, y nosotros nos lo quedamos, sobre eso no hay discusión.

Fue firme esta vez, solo ahora y cuando se disculpó con Giordano ha sonado realmente seria.