Recuerdo del primer mensaje :
Situada al norte de la costa atlántica de Cornualles en el Reino Unido, la aldea de Tintagel y su vecino Castillo de Tintagel, son asociados estrechamente con la leyenda del Rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda.
Fue mencionada por primera vez como uno de los posibles lugares de origen del rey Arturo, por el historiador galés Godofredo de Monmouth, en su libro Historia Regum Britanniæ en el siglo XII.
Actualmente sólo quedan restos del que fue el castillo del linaje Pendragon.
Fue mencionada por primera vez como uno de los posibles lugares de origen del rey Arturo, por el historiador galés Godofredo de Monmouth, en su libro Historia Regum Britanniæ en el siglo XII.
Actualmente sólo quedan restos del que fue el castillo del linaje Pendragon.
Gwen Pendragón
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En cualquier otro momento habría dado media vuelta y regresado a aquella mesa para pedir disculpas por mi escasa educación momentos atrás. Pero no pensaba hacerlo.
Había acudido contraria al pacto que quería mi hermano y sin embargo, como siempre, asistía con la intención de conseguirlo. Pero una vez más, Ouroboros y Avalon eran incapaces de entrar en razón o tan siquiera escucharse.
Marchaba por el camino que se dirigía al exterior de lo que fue Tintagel, con intenciones de alcanzar la playa y beberme aquella botella de vino. Algo que si se me ocurría hacer generalmente pasaba en mi habitación.
El rugido de los dragones al principio lo ignoré pero pocos segundos después al sentir su cólera paré mis pasos mirando a mi espalda. Una llamarada. Dejé caer mis hombros mirando hacia el lugar , sintiendo como todos mis ánimos de estupidez adolescente se marchitaban. Una lluvia de fuego caía hacia la carpa. Suspiré, miré la botella y entorné los ojos.
Desaparecí para volver al lugar, a la zona del círculo que habían formado los dragones. Shyvanna venía corriendo hacia ellos. Miré alrededor buscando al enemigo para detectarlo con mi ojo. Apreté mis labios al localizarlo.-En aquellas ruinas.-Informé a mi hermana alzando la voz mientras señalaba a unas formaciones a mayor altura que la carpa ,antes de desaparecerme de nuevo.
Aparecí frente al grupo enfocándome en su flujo sanguíneo para parar los corazones de varios de ellos. Sin embargo no había sido consciente de la progresión de la nube negra que se estaba extendiendo por mi cuerpo a gran velocidad.
Al tratar de realizar un nuevo ataque simplemente me tambaleé teniendo que tomar apoyo en uno de los muros semi derruidos. "Catherine" Miré hacia la carpa en su busca pero no fui capaz de enfocar. Me tambaleé un poco más escuchando la llegada de los dragones, sintiendo el calor de sus llamas y la vibración de sus cuerpos al tomar tierra.
Se me escapó una pequeña e irónica sonrisa. "Vaya muerte más inútil". Y aquello fue lo último que pensé antes de sentir como el cuerpo se aflojaba, buscando el apoyo del muro para no caer a plomo.
Había acudido contraria al pacto que quería mi hermano y sin embargo, como siempre, asistía con la intención de conseguirlo. Pero una vez más, Ouroboros y Avalon eran incapaces de entrar en razón o tan siquiera escucharse.
Marchaba por el camino que se dirigía al exterior de lo que fue Tintagel, con intenciones de alcanzar la playa y beberme aquella botella de vino. Algo que si se me ocurría hacer generalmente pasaba en mi habitación.
El rugido de los dragones al principio lo ignoré pero pocos segundos después al sentir su cólera paré mis pasos mirando a mi espalda. Una llamarada. Dejé caer mis hombros mirando hacia el lugar , sintiendo como todos mis ánimos de estupidez adolescente se marchitaban. Una lluvia de fuego caía hacia la carpa. Suspiré, miré la botella y entorné los ojos.
Desaparecí para volver al lugar, a la zona del círculo que habían formado los dragones. Shyvanna venía corriendo hacia ellos. Miré alrededor buscando al enemigo para detectarlo con mi ojo. Apreté mis labios al localizarlo.-En aquellas ruinas.-Informé a mi hermana alzando la voz mientras señalaba a unas formaciones a mayor altura que la carpa ,antes de desaparecerme de nuevo.
Aparecí frente al grupo enfocándome en su flujo sanguíneo para parar los corazones de varios de ellos. Sin embargo no había sido consciente de la progresión de la nube negra que se estaba extendiendo por mi cuerpo a gran velocidad.
Al tratar de realizar un nuevo ataque simplemente me tambaleé teniendo que tomar apoyo en uno de los muros semi derruidos. "Catherine" Miré hacia la carpa en su busca pero no fui capaz de enfocar. Me tambaleé un poco más escuchando la llegada de los dragones, sintiendo el calor de sus llamas y la vibración de sus cuerpos al tomar tierra.
Se me escapó una pequeña e irónica sonrisa. "Vaya muerte más inútil". Y aquello fue lo último que pensé antes de sentir como el cuerpo se aflojaba, buscando el apoyo del muro para no caer a plomo.
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Sanguis Ligno
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Emme A.M/D.M 50
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Sin previo aviso de la tierra brotaron raíces que surcaron veloces por Tintagel. Si bien Avalon seguía siendo una isla oculta, estaba claro que su ubicación no podía ser tan lejana ni física ni mágicamente a aquel lugar.
Sin embargo que el Árbol Sagrado saliese de sus dominios significaba que algo le había puesto de muy mal humor o tal vez estaba respondiendo a una súplica.
Se abrieron paso rasgando la tierra y derribando parte de la carpa que habían puesto en el lugar buscando con premura a sus víctimas. Se alzó entre los muros hasta los vikingos comenzando a rodearlos, apretar sus cuerpos con fuerza o tirar de sus extremidades con intenciones de desmembrarlos.
A otros, simplemente pretendía arrastrarlos con él hacia el interior de la tierra por el mismo camino que había avanzado y de paso también decidió que llevarse a la pequeña de los Pendragon del mismo modo sería producente. Al fin y al cabo seguramente iba a morir y el Sanguis necesitaba todo el poder que pudiese conseguir en caso de que su descendencia no lo consiguiese.
¿Cuántos vikingos se carga?
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Había mucho a lo que reaccionar en aquella reunión, pero no podía más. Comenzaba a sentirse atrapada en aquel lugar al aire libre, pues la tierra la reconocía de una manera extraña. Al menos podía estar sin la angustia que el árbol de la isla le producía. La sensación no era como el Sanguis Ligno, pero saber que la semilla había nacido en ese lugar le hacía sentido. ¿Por qué requería Gwen un escuadrón de guardias? En el tratado mismo les habían dado a Gwen de buena fe después de que plantara aquella semilla maldita. Y realmente la estaban desperdiciando a diestra y siniestra. Debieron habérsela quedado; los leones que tenían en frente creían que todos eran de su condición, y por eso no podían ir por la vida confiando en que la otra parte realmente cumpliría sus promesas, a pesar de que ya lo habían demostrado con anterioridad.
Dejó lo de los dragones sobre la mesa muy tranquila, casi como si esperara que nadie cogiera el tema. Sin embargo, Shyvanna, sorprendentemente tranquila y coherente, explicó todo con bastante civilidad. Levantó las cejas sorprendida por las palabras. De Wthyr pasó desde el segundo en que lo escuchó abrir la boca. Le aburría su acto de niño emperador donde todos eran malos, tramposos e ignorantes menos él.- Gracias, Shyvanna, eso me es muy útil para entenderles.- Susurró justo antes de que se dirigiera a Matvey. Realmente entendía ahora un poco mejor el vínculo. No era magia, era esencia.- Para Matvey, eso no es una profanación. Su honor hacia la muerte es diferente de lo que nosotros conocemos. Que no entendamos su magia, no quiere decir que no sea adecuada.- Susurró a la rubia en completa calma. No era que hubiera alcanzado la paz en un comentario, pero quizás había terminado ya para ella el choque cultural con los Pendragón. Después de vivir sus rituales junto a Catherine y escuchar a Shyvanna, comprendía mejor. Y también un poco a Matvey.
Dicho aquello, se dedicó por un momento a escribir sus nuevos descubrimientos y pensamientos en las hojas de pergamino que llevaba en mano, causándole gracia y una sonrisa aquel comentario de Giordano de si nadie escribía por ahí. El escriba oficial era Sean, así que habría que volver a repartir los roles. Fue el rugir de los dragones lo que le hizo levantar la vista al cielo, y luego a Shyvanna que hábilmente extendió sobre ella un escudo. No entendió la razón ni con la advertencia de Vishous ante ella hasta que vio la flecha clavada en el escudo de su marido. No tenía idea de cómo se había relajado tanto para acabar ignorando el peligro inminente, pero cuando la primera ronda de flechas cayó y vio a su alrededor, el caos se desató.
En defensa del idiota de Wiwi, había sido el que más rápido se espabiló, en cuanto vio alrededor, la flecha de Catherine clavada en su pecho la hizo reaccionar de inmediato, de mala manera.- ¡Catherine! ¡Oscurus, los mellizos! ¡Catherine, los mellizos! - Apuró al médico en total consternación a pesar de los intentos de Vishous de sacarla de aquel lugar que se lo estaba llevando el diablo. Cuando Wiwi abrió el portal secuestrando a Oscurus, entendió que la cosa era peor que lo que podía imaginar. Sin embargo, fue cuando vio a Matvey que las fuerzas le faltaron y Vishous tuvo que prácticamente arrastrarla de aquel lugar mientras intentaba respirar.- ¡Matvey! ¡Giordano! Salgamos de aaaa...- ¿Qué era eso ? La tierra temblaba y con ella el dolor en su vientre parecía ser más profundo que solo aquel simple retumbar ¿Qué era aquel dolor en el bajo vientre? ¿Estrés? ¿Le iba a terminar pasando factura después de un embarazo perfecto? - Vishous, la bebé. ¡La bebé!- Le insistió, llevándose las manos al bajo vientre y doblándose ligeramente mientras trataba de seguir avanzando apoyada por su marido.- Vishous, le falta un mes, no está lista, no está lista.- Le suplicó, como si él pudiera detener lo que pudiera estar pasando. Ni siquiera estaba segura de que estuviera de parto, pero ya estaba su mente jugando con ella, pensando en lo peor que pudiera pasar. Quizás solo era un susto, pero no había tenido ninguno durante todo el embarazo. Había tenido poco más que nauseas en los meses que tenía y aquello, tan de repente, le asustaba.- Necesito ir con mi madre. Llévame a casa. Rápido, Vishous. ¡Salgan todos de aquí!- Le pidió a Vishous y luego a sus compañeros, tomándose de su marido, que la cargó hasta el carruaje y partieron de ahí al instante.
Dejó lo de los dragones sobre la mesa muy tranquila, casi como si esperara que nadie cogiera el tema. Sin embargo, Shyvanna, sorprendentemente tranquila y coherente, explicó todo con bastante civilidad. Levantó las cejas sorprendida por las palabras. De Wthyr pasó desde el segundo en que lo escuchó abrir la boca. Le aburría su acto de niño emperador donde todos eran malos, tramposos e ignorantes menos él.- Gracias, Shyvanna, eso me es muy útil para entenderles.- Susurró justo antes de que se dirigiera a Matvey. Realmente entendía ahora un poco mejor el vínculo. No era magia, era esencia.- Para Matvey, eso no es una profanación. Su honor hacia la muerte es diferente de lo que nosotros conocemos. Que no entendamos su magia, no quiere decir que no sea adecuada.- Susurró a la rubia en completa calma. No era que hubiera alcanzado la paz en un comentario, pero quizás había terminado ya para ella el choque cultural con los Pendragón. Después de vivir sus rituales junto a Catherine y escuchar a Shyvanna, comprendía mejor. Y también un poco a Matvey.
Dicho aquello, se dedicó por un momento a escribir sus nuevos descubrimientos y pensamientos en las hojas de pergamino que llevaba en mano, causándole gracia y una sonrisa aquel comentario de Giordano de si nadie escribía por ahí. El escriba oficial era Sean, así que habría que volver a repartir los roles. Fue el rugir de los dragones lo que le hizo levantar la vista al cielo, y luego a Shyvanna que hábilmente extendió sobre ella un escudo. No entendió la razón ni con la advertencia de Vishous ante ella hasta que vio la flecha clavada en el escudo de su marido. No tenía idea de cómo se había relajado tanto para acabar ignorando el peligro inminente, pero cuando la primera ronda de flechas cayó y vio a su alrededor, el caos se desató.
En defensa del idiota de Wiwi, había sido el que más rápido se espabiló, en cuanto vio alrededor, la flecha de Catherine clavada en su pecho la hizo reaccionar de inmediato, de mala manera.- ¡Catherine! ¡Oscurus, los mellizos! ¡Catherine, los mellizos! - Apuró al médico en total consternación a pesar de los intentos de Vishous de sacarla de aquel lugar que se lo estaba llevando el diablo. Cuando Wiwi abrió el portal secuestrando a Oscurus, entendió que la cosa era peor que lo que podía imaginar. Sin embargo, fue cuando vio a Matvey que las fuerzas le faltaron y Vishous tuvo que prácticamente arrastrarla de aquel lugar mientras intentaba respirar.- ¡Matvey! ¡Giordano! Salgamos de aaaa...- ¿Qué era eso ? La tierra temblaba y con ella el dolor en su vientre parecía ser más profundo que solo aquel simple retumbar ¿Qué era aquel dolor en el bajo vientre? ¿Estrés? ¿Le iba a terminar pasando factura después de un embarazo perfecto? - Vishous, la bebé. ¡La bebé!- Le insistió, llevándose las manos al bajo vientre y doblándose ligeramente mientras trataba de seguir avanzando apoyada por su marido.- Vishous, le falta un mes, no está lista, no está lista.- Le suplicó, como si él pudiera detener lo que pudiera estar pasando. Ni siquiera estaba segura de que estuviera de parto, pero ya estaba su mente jugando con ella, pensando en lo peor que pudiera pasar. Quizás solo era un susto, pero no había tenido ninguno durante todo el embarazo. Había tenido poco más que nauseas en los meses que tenía y aquello, tan de repente, le asustaba.- Necesito ir con mi madre. Llévame a casa. Rápido, Vishous. ¡Salgan todos de aquí!- Le pidió a Vishous y luego a sus compañeros, tomándose de su marido, que la cargó hasta el carruaje y partieron de ahí al instante.
Asiaín Pendragon
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Durante un momento, un breve momento, las cosas parecieron qué podían ir a mejor, las palabras que Asiaín había usado parecían haber ayudado a quitar la tensión qué obviamente les había provocado el asunto del contrato a Catherine y a Wthyr, cosa que hacía qué estuviera más tranquilo.
Incluso respondió al asentimiento de la reina con una breve reverencia, luego de eso las cosas finalmente podrían seguir avanzando, aunque claro, obviamente de forma muy accidentada, porque no dejan de ser descendientes y pendragon, el asunto es básicamente imposible de llevar acabo de manera correcta, pero va lo mejor que puede ir...
Ah... Que rápido desaparecen las ilusiones de que las cosas pueden ir a mejor, porque en apenas unos segundos, sobre ellos cayó una lluvia de flechas qué hubiera sido imposible predecir qué vendría... Y casi de inmediato vió a la reina y a un par de descendientes se atravesados por flechas, aunque una en particular fue protegida.
Pero lo peor no fue eso, al menos no para él, que literalmente quedó ileso... Sí no cuando Shyvanna dijo algo: Vikingos.
Casi de inmediato tuvo la sensación de una daga de hielo qué se le clava afiladamente en el corazón... Odiaba esto...
No pudo si no pensar en la hipocresía de los vikingos, pues sabía de parte Gunnhild qué no tuvo una infancia feliz, por culpa del psicópata de su hermano y el inútil de su padre, ellos no la amaban, seguro ni siquiera estaban molestos por ella, debe su estatus o alguna tontería carente de importancia similar...
... Sí majestad.
Solo el rugido de Wthyr logró sacarlo de sus pensamientos... Pero nada lo sacaría de su torbellino de ira, por primera vez en toda la reunión algo sería claramente visible en sus ojos, la rabia qué sentía, todo lo que había acumulado, lo soltaría sobre esos hipócritas.
Ni sus almas se salvarán.
Entonces sacó el sello de pureza de su dedo, y empezó a canalizar la diabólica magia de sus marcas y luego de eso procedería a ir al sitio donde todos estaban llendo, Shyvanna, demonios, incluso... ¿Raíces? Ah... Deben ser del Sanguis, no está demasiado lejos de ese sitio, pero honestamente, ¿Qué importa? No le presta atención a lo que estén haciendo, él ya tiene un objetivo y se va a centrar en él, si le van a ayudar, pues mejor que mejor.
Él apuntaba por alguien en específico, le iba a arrancar el alma al patriarca, y en el momento que lo viera, procedería a utilizar su magia para retirarle el alma de una forma brutal y agónica, de la única manera que lo puede hacer, pero que en esta ocasión es apropiada.
Incluso respondió al asentimiento de la reina con una breve reverencia, luego de eso las cosas finalmente podrían seguir avanzando, aunque claro, obviamente de forma muy accidentada, porque no dejan de ser descendientes y pendragon, el asunto es básicamente imposible de llevar acabo de manera correcta, pero va lo mejor que puede ir...
Ah... Que rápido desaparecen las ilusiones de que las cosas pueden ir a mejor, porque en apenas unos segundos, sobre ellos cayó una lluvia de flechas qué hubiera sido imposible predecir qué vendría... Y casi de inmediato vió a la reina y a un par de descendientes se atravesados por flechas, aunque una en particular fue protegida.
Pero lo peor no fue eso, al menos no para él, que literalmente quedó ileso... Sí no cuando Shyvanna dijo algo: Vikingos.
Casi de inmediato tuvo la sensación de una daga de hielo qué se le clava afiladamente en el corazón... Odiaba esto...
No pudo si no pensar en la hipocresía de los vikingos, pues sabía de parte Gunnhild qué no tuvo una infancia feliz, por culpa del psicópata de su hermano y el inútil de su padre, ellos no la amaban, seguro ni siquiera estaban molestos por ella, debe su estatus o alguna tontería carente de importancia similar...
... Sí majestad.
Solo el rugido de Wthyr logró sacarlo de sus pensamientos... Pero nada lo sacaría de su torbellino de ira, por primera vez en toda la reunión algo sería claramente visible en sus ojos, la rabia qué sentía, todo lo que había acumulado, lo soltaría sobre esos hipócritas.
Ni sus almas se salvarán.
Entonces sacó el sello de pureza de su dedo, y empezó a canalizar la diabólica magia de sus marcas y luego de eso procedería a ir al sitio donde todos estaban llendo, Shyvanna, demonios, incluso... ¿Raíces? Ah... Deben ser del Sanguis, no está demasiado lejos de ese sitio, pero honestamente, ¿Qué importa? No le presta atención a lo que estén haciendo, él ya tiene un objetivo y se va a centrar en él, si le van a ayudar, pues mejor que mejor.
Él apuntaba por alguien en específico, le iba a arrancar el alma al patriarca, y en el momento que lo viera, procedería a utilizar su magia para retirarle el alma de una forma brutal y agónica, de la única manera que lo puede hacer, pero que en esta ocasión es apropiada.
Rosse McGonagall
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Las cosas iban del asco... Hasta ahora, no creyó que pensaría esto, pero parece que Shyvanna es quien más sentido tiene en todo ese locurón de familia, que ha sabido apreciar lo que es obvio, Cath se ha puesto fuera de control con lo que podría perfectamente ser una patraña.
Pero en fin... Luego de haberse disculpado con Gio como se debía y decir lo que debía decir tocaba ver como respondían los involucrados, por una parte alguien de quien no esperaba respuesta, que es Adael, le comentó algo de lo que dijo sobre explorar los templos y ella sonrió y asintió.
Entonces vamos.~
Ella está muy de acuerdo, Adael le parece un buen sujeto, así que seguramente será interesante explorar a su lado, y bueno, fue la única luz en ese túnel de la locura, porque como avanzaron el resto de cosas...
Le hicieron ver que el viejo Matvey también tiene una vena para picar bastante importante, porque no dejaba de tocarle buenamente la moral a Wthyr, y se veía que lo molestaba, cosa que es muy satisfactoria, porque encima lo hace poner malas excusas, se nota que al sujeto se le da de pena discutir.
Y luego... Bueno, las cosas que le importan... Primero Cath, parece que ha oído lo que quería oír, y lo mismo Wthyr... Es lo que se temía, de verdad que no quería creerlo seriamente, pero parece que no es nada más que la verdad, no son personas con las que se pueda razonar...
Y eso es algo que da mucho miedo, por eso, ella casi de inmediato muestra inquietud, porque en lo que a ella concierne... Catherine ya no es diferente de un pendragon... Y los pendragon asustan, y el miedo de la descendiente de Circe puede llevarle a hacer cosas horribles...
Por eso, cuando las flechas cayeron, y tres atravesaron mortalmente a Cath, ella dió un suspiro de alivio de forma prácticamente involuntaria... Era una sensación de... Uno menos, un pendragon menos, es un paso más cerca de terminar esa guerra, y esa sensación le abrumó un segundo.
Hasta que....
!!!!
Vió qué las flechas golpearon al viejo Matvey, cosa que la dejó fría un segundo... Pero luego se ha dado cuenta de que muerto definitivamente no está, y además... Oscurus fue secuestrado por Wthyr, quien dió ordenes de matar a los vikingos a sus subordinados...
Tantas cosas pasando a la vez, Rosse empezaba a tener dolor de cabeza, pero al menos una cosa si sabía, procedería a ponerse de pie y... Y luego escuchó la voz de Sofía, pidiendo que se fueran... Y Rosse reevaluó las cosas... Dándose cuenta de que en su estado actual, simplemente no puede hacer nada...
Ni siquiera sabe como podrían ir a rescatar a Oscurus, y ella... Ahora mismo no es tan fuerte como para tratar... Así que emitió un suspiro frustrado.
Bien... Creo que igual tengo cosas que hacer...
Sofía evitó qué hiciera algo horrible frente a todos... Pues al final, se desapareció de la escena, llendo se tal como dijo la otra descendiente qué casi se come una flecha.
Pero en fin... Luego de haberse disculpado con Gio como se debía y decir lo que debía decir tocaba ver como respondían los involucrados, por una parte alguien de quien no esperaba respuesta, que es Adael, le comentó algo de lo que dijo sobre explorar los templos y ella sonrió y asintió.
Entonces vamos.~
Ella está muy de acuerdo, Adael le parece un buen sujeto, así que seguramente será interesante explorar a su lado, y bueno, fue la única luz en ese túnel de la locura, porque como avanzaron el resto de cosas...
Le hicieron ver que el viejo Matvey también tiene una vena para picar bastante importante, porque no dejaba de tocarle buenamente la moral a Wthyr, y se veía que lo molestaba, cosa que es muy satisfactoria, porque encima lo hace poner malas excusas, se nota que al sujeto se le da de pena discutir.
Y luego... Bueno, las cosas que le importan... Primero Cath, parece que ha oído lo que quería oír, y lo mismo Wthyr... Es lo que se temía, de verdad que no quería creerlo seriamente, pero parece que no es nada más que la verdad, no son personas con las que se pueda razonar...
Y eso es algo que da mucho miedo, por eso, ella casi de inmediato muestra inquietud, porque en lo que a ella concierne... Catherine ya no es diferente de un pendragon... Y los pendragon asustan, y el miedo de la descendiente de Circe puede llevarle a hacer cosas horribles...
Por eso, cuando las flechas cayeron, y tres atravesaron mortalmente a Cath, ella dió un suspiro de alivio de forma prácticamente involuntaria... Era una sensación de... Uno menos, un pendragon menos, es un paso más cerca de terminar esa guerra, y esa sensación le abrumó un segundo.
Hasta que....
!!!!
Vió qué las flechas golpearon al viejo Matvey, cosa que la dejó fría un segundo... Pero luego se ha dado cuenta de que muerto definitivamente no está, y además... Oscurus fue secuestrado por Wthyr, quien dió ordenes de matar a los vikingos a sus subordinados...
Tantas cosas pasando a la vez, Rosse empezaba a tener dolor de cabeza, pero al menos una cosa si sabía, procedería a ponerse de pie y... Y luego escuchó la voz de Sofía, pidiendo que se fueran... Y Rosse reevaluó las cosas... Dándose cuenta de que en su estado actual, simplemente no puede hacer nada...
Ni siquiera sabe como podrían ir a rescatar a Oscurus, y ella... Ahora mismo no es tan fuerte como para tratar... Así que emitió un suspiro frustrado.
Bien... Creo que igual tengo cosas que hacer...
Sofía evitó qué hiciera algo horrible frente a todos... Pues al final, se desapareció de la escena, llendo se tal como dijo la otra descendiente qué casi se come una flecha.
PNJ
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BJÖRN HARALDSON
A.M/D.M 50
A.F/D.F 20%
Sanación 0%
A.T/D.T0%
PS 150100%
Emme A.M/D.M 50
A.F/D.F 20%
Sanación 0%
A.T/D.T0%
PS 150100%
El ataque sorpresa había sido un éxito, a juzgar por lo poco preparados que parecían. El único inconveniente era que no habían acertado a ninguno de los Pendragon, a excepción de aquella perra preñada que tenían por reina. A esa sí que le habían dado. Ahora sabría Wthyr lo que era perder a alguien, como le había pasado al Haraldson. El sigilo ya carecía de sentido, así que hizo un gesto a sus 25 hombres para que se lanzaran al ataque con sus hachas en ristre.
- ¡PENDRAGON, TRAIDORES! ¡HABÉIS ROTO EL PACTO! ¡ABAJO EL IMPERIO! - el líder se lanzó con energía a pesar del tiempo que llevaba sin entrar en batalla y de su edad, pero no fue a buscar al rey. Tenía que ajustar cuentas primero con aquel que había sido prometido de su hija. Logró localizar a Asiaín en medio del caos que reinaba, con varios que estaban huyendo y raíces extrañas que atacaban a los suyos. - Tú... - escupió con odio al encontrarlo al fin cara a cara. Quería que sufriera, como al parecer había sufrido su hija. - Desde que se fue contigo ha estado condenada. No sólo no te casaste con ella, sino que la utilizaste para vuestros propósitos y luego la dejaste tirada. ¡Ni siquiera estás buscando a tu hijo! ¡Estás aquí sentado en una reunión! ¡Eres un pusilánime sin sangre alguna en las venas! - se abalanzó contra él con la intención de cercenarle un brazo con su hacha, de infligirle el máximo daño posible antes de romperle cada hueso de su cuerpo.
Mientras tanto, el resto de vikingos que aún seguían con vida, seguían atacando al resto de los que quedaban, buscando una masacre de manera indiscriminada porque era la única forma de restituir su honor por el engaño sufrido.
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¿A quién hieren esta vez?
1, 2- Rosse
3, 4- Matvey
5,6- Shyvanna
7,8- Gio
9,10- Adael
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'Dado (10)' :
Lyosha Svensson
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El viaje a Tintagel fue en absoluto y tensó silencio. Los dos en el hipogrifo iban concentrados en llegar cuan rápido posible para evitar que su suicida nigromante acabará muriendo y el sello se liberará y… bueno, al mundo le interesaría poco perder a Stavron.
Pero a ella?... No lo sobreviviría dos veces. De eso estaba soberbiamente segura.
Vieron el humo y el fuego en cuanto los dragones se pusieron en marcha pero Stavron le señaló la carpa, era el sitio donde debían llegar… donde una reunión política tendría lugar.
Lyosha odió llegar en su puto grifo y no en un dragón.
Iba a chantajear a Matvey.
Aterrizó cerca de la carpa viendo al nigromante ensangrentado sentado en su silla, al menos la sangre es lo primero que vio pero entonces percibió el tenebroso frío que empezaba a expandirse desde él y sus ojos viajaron a sus antebrazos recordando las figuras que había dibujado con mucha precisión… porque se había divertido haciéndolas y estaba familiarizada con el lenguaje. Desvió la vista hacia Stavron en un acuerdo silencioso, ambos caminaron hacia Matvey aunque Lyosha había empezado a evaluar de dónde venían los enemigos.
-Esto te va a costar más que una botella de vodka, Rasputin- Volvió la vista hacia él mientras convocaba o reorganiza a el metal que llevaba encima a su armadura -¿Te alegras de verme?- Sonrió pérfidamente mientras se inclinaba hacia su rostro en un modo que era una clara invasión de espacio personal para observar sus ojos. Con Khaled era fácil, con Matvey no lo sabía. Luego se inclinó hacia su oído -¿Es voluntario?- Cuestionó con un tono seco y neutro. La pregunta era clara… ¿Estaba perdiendo el control o estaba dejando al demonio salir? Dependiendo de qué, tendrían que actuar en consecuencia.
Aún así no pudo esperar la respuesta porque los enemigos hicieron su movida y Lyosha tuvo que enfrentarse a varios vikingos a los que atacó con su tormenta de cuchillas, robando el metal de sus propias armas para cercenarles la garganta -Haz algo útil- Le espetó a Stavron porque ella estaba ocupada defendiendo al nigromante.
Pero a ella?... No lo sobreviviría dos veces. De eso estaba soberbiamente segura.
Vieron el humo y el fuego en cuanto los dragones se pusieron en marcha pero Stavron le señaló la carpa, era el sitio donde debían llegar… donde una reunión política tendría lugar.
Lyosha odió llegar en su puto grifo y no en un dragón.
Iba a chantajear a Matvey.
Aterrizó cerca de la carpa viendo al nigromante ensangrentado sentado en su silla, al menos la sangre es lo primero que vio pero entonces percibió el tenebroso frío que empezaba a expandirse desde él y sus ojos viajaron a sus antebrazos recordando las figuras que había dibujado con mucha precisión… porque se había divertido haciéndolas y estaba familiarizada con el lenguaje. Desvió la vista hacia Stavron en un acuerdo silencioso, ambos caminaron hacia Matvey aunque Lyosha había empezado a evaluar de dónde venían los enemigos.
-Esto te va a costar más que una botella de vodka, Rasputin- Volvió la vista hacia él mientras convocaba o reorganiza a el metal que llevaba encima a su armadura -¿Te alegras de verme?- Sonrió pérfidamente mientras se inclinaba hacia su rostro en un modo que era una clara invasión de espacio personal para observar sus ojos. Con Khaled era fácil, con Matvey no lo sabía. Luego se inclinó hacia su oído -¿Es voluntario?- Cuestionó con un tono seco y neutro. La pregunta era clara… ¿Estaba perdiendo el control o estaba dejando al demonio salir? Dependiendo de qué, tendrían que actuar en consecuencia.
Aún así no pudo esperar la respuesta porque los enemigos hicieron su movida y Lyosha tuvo que enfrentarse a varios vikingos a los que atacó con su tormenta de cuchillas, robando el metal de sus propias armas para cercenarles la garganta -Haz algo útil- Le espetó a Stavron porque ella estaba ocupada defendiendo al nigromante.
Se ocupó de guiar a una rabiosa Lyosha hasta Tintagel, una zona que en su vida anterior había visitado tras leer los diarios de Uther. Le daba curiosidad la forma en la que la magia de sus antepasados estaba allí y pasaba algunas horas imaginando las historias en las que Morgana, su ascendente, era protagonista.
Mientras avanzaba hacia la carpa no pudo evitar notar las raíces del árbol que avanzaban y trataban de atrapar a los enemigos. ¿Ese era el Sanguis Ligno de Avalon? ¿Qué hacía allí? ¿Por qué, exactamente, estaba rondando aquellas ruinas? Estaba viendo cómo atrapaban a los vikingos cuando vio una estilizada figura de melena negra. El corazón se le detuvo en el pecho. Intentó ver mejor, tratar de distinguir si no era parte de los atacantes pero aterrizaron.
Observó a Lyosha cuando le miró y corrió hacia donde estaba Matvey, deteniendo el sangrado con un movimiento de sus dedos. La forma en la que Lyosha se le acercó hizo que alzará las cejas ante la muestra de confianza, al menos hasta que oyó la pregunta. Así que la revenant sabía ser discreta, cuando le interesaba.
-¿Dónde está Catherine?- Preguntó a vox populi a los ahí presentes mientras reunía toda la sangre que había mandado de Matvey y la que derramaba Lyosha para convertirlas en dagas contra los enemigos.
Pero Stavron seguía teniendo un mal presentimiento y no esperó la respuesta de nadie tras la frase de Lyosha. Su hija era… tomaba decisiones pensando en el estima de los demás por encima de sí misma. Y esa mujer que estaba siendo arrastrada… empezó a correr en dirección a quien él pensaba era Catherine siendo devorada por el Sanguis.
Mientras avanzaba hacia la carpa no pudo evitar notar las raíces del árbol que avanzaban y trataban de atrapar a los enemigos. ¿Ese era el Sanguis Ligno de Avalon? ¿Qué hacía allí? ¿Por qué, exactamente, estaba rondando aquellas ruinas? Estaba viendo cómo atrapaban a los vikingos cuando vio una estilizada figura de melena negra. El corazón se le detuvo en el pecho. Intentó ver mejor, tratar de distinguir si no era parte de los atacantes pero aterrizaron.
Observó a Lyosha cuando le miró y corrió hacia donde estaba Matvey, deteniendo el sangrado con un movimiento de sus dedos. La forma en la que Lyosha se le acercó hizo que alzará las cejas ante la muestra de confianza, al menos hasta que oyó la pregunta. Así que la revenant sabía ser discreta, cuando le interesaba.
-¿Dónde está Catherine?- Preguntó a vox populi a los ahí presentes mientras reunía toda la sangre que había mandado de Matvey y la que derramaba Lyosha para convertirlas en dagas contra los enemigos.
Pero Stavron seguía teniendo un mal presentimiento y no esperó la respuesta de nadie tras la frase de Lyosha. Su hija era… tomaba decisiones pensando en el estima de los demás por encima de sí misma. Y esa mujer que estaba siendo arrastrada… empezó a correr en dirección a quien él pensaba era Catherine siendo devorada por el Sanguis.
Savannah se había ofrecido a ir con él a pesar de todo, aunque no pareciera estar del todo de acuerdo con su plan. Valoró mucho que le fuera leal y no lo dejase solo en el último momento, que le ayudase a buscar a Catherine en Ouroboros. No estaba en el hospital, pero allí le recordaron que los Descendientes estaban en la reunión de Tintagel. De repente recordó lo que le dijo ella de pasada durante la breve visita que hizo a la casa Hacksaw, y todo cuadró...algo había pasado en esa reunión. Los Pendragon serían los culpables, seguro. La rabia lo invadió por ese pensamiento, pues no sólo ponían en peligro la vida de Cath, sino la de su hija.
Apareció con su amiga en Tintagel tan pronto como pudo, y lo que se encontró le hizo lamentar haber acertado tan de lleno. Era una violenta escaramuza con unos desconocidos, los Pendragon y los Descendientes. Parecía una emboscada y no localizaba a Catherine por ningún lado. - ¡Matvey! ¿¿dónde está Catherine?? - gritó al nigromante que estaba siendo defendido por la Svensson de los Soul Reapers. Parecía herido y dudaba que le respondiese al momento. Justo en ese momento escuchó a alguien más preguntando por ella. No tenía ni idea de quién era ese tío, pero podía ayudarle a encontrarla. - Vamos a seguirle. - murmuró a Savannah mientras se abrían paso entre el caos de la batalla, empeorada por aquellas puñeteras raíces encantadas. Por un momento se asustó al creer que la chica que estaban arrastrando era Catherine, pero al estar más cerca enseguida se dio cuenta de que no era ella.
La menor de los Pendragon estaba a su merced, vulnerable, con la maldición activa. Era el mejor momento para hacer su jugada con el alma de Morgana. Se quedó a un par de metros de donde estaba la chica, pero sin hacer el más mínimo intento por ayudarla. De no haber sido quien era...sí que habría intentado rescatarla de las raíces. Pero no iba a ayudar a una de ellos...¿lo convertía eso en mala persona? prefirió no detenerse demasiado a pensarlo. - Te encargarás de destruir tu isla, tu árbol y tu familia. Le Fay te ayudará. No es personal...- o sí, pero no con ella concretamente. Extendió la mano en la que llevaba el anillo en el que había atado el alma de Morgana, comenzando a canalizar su magia mientras describía círculos en el aire.
- Coniunge animam et corpus, animam et sanguinem, animam et essentiam...- Volátiles jirones negros en movimiento comenzaron a emerger del anillo, que volvió a calentarse y a quemarle la mano más de lo que ya estaba. Apretó los dientes mientras la quemadura le subía hasta el antebrazo, pero siguió insistiendo porque aquellos jirones negros comenzaron a meterse como agujas a través del pecho, de los ojos y la boca de Gwen. Las palabras que habían comenzado siendo un susurro se tornaron más potentes, pero el proceso de transferir aquella alma a otro cuerpo le estaba llevando al límite de sus fuerzas. Ya se lo había advertido Savannah, pero en su terquedad no le había hecho ni caso. El cuerpo empezó a temblarle y la nariz a sangrarle de nuevo. Comenzó a ver borroso, pero sabía que si no aguantaba la transferencia del objeto a otro cuerpo no estaría completa. Quiso canalizar toda la energía que le quedaba de golpe para lograrlo cuanto antes, pero aquello hizo que se fundiera más rápido todavía. Los ojos se le quedaron en blanco un momento antes de desplomarse en el suelo, sin llegar a terminar lo que había empezado. La conexión se cortó, y los jirones negros se esfumaron de nuevo.
-------------------------------------
¿Logra terminar de transferir toda el alma de Morgana a Gwen? éxito/fallo
¿Cuánta parte logra (del 1 al 10)?
Apareció con su amiga en Tintagel tan pronto como pudo, y lo que se encontró le hizo lamentar haber acertado tan de lleno. Era una violenta escaramuza con unos desconocidos, los Pendragon y los Descendientes. Parecía una emboscada y no localizaba a Catherine por ningún lado. - ¡Matvey! ¿¿dónde está Catherine?? - gritó al nigromante que estaba siendo defendido por la Svensson de los Soul Reapers. Parecía herido y dudaba que le respondiese al momento. Justo en ese momento escuchó a alguien más preguntando por ella. No tenía ni idea de quién era ese tío, pero podía ayudarle a encontrarla. - Vamos a seguirle. - murmuró a Savannah mientras se abrían paso entre el caos de la batalla, empeorada por aquellas puñeteras raíces encantadas. Por un momento se asustó al creer que la chica que estaban arrastrando era Catherine, pero al estar más cerca enseguida se dio cuenta de que no era ella.
La menor de los Pendragon estaba a su merced, vulnerable, con la maldición activa. Era el mejor momento para hacer su jugada con el alma de Morgana. Se quedó a un par de metros de donde estaba la chica, pero sin hacer el más mínimo intento por ayudarla. De no haber sido quien era...sí que habría intentado rescatarla de las raíces. Pero no iba a ayudar a una de ellos...¿lo convertía eso en mala persona? prefirió no detenerse demasiado a pensarlo. - Te encargarás de destruir tu isla, tu árbol y tu familia. Le Fay te ayudará. No es personal...- o sí, pero no con ella concretamente. Extendió la mano en la que llevaba el anillo en el que había atado el alma de Morgana, comenzando a canalizar su magia mientras describía círculos en el aire.
- Coniunge animam et corpus, animam et sanguinem, animam et essentiam...- Volátiles jirones negros en movimiento comenzaron a emerger del anillo, que volvió a calentarse y a quemarle la mano más de lo que ya estaba. Apretó los dientes mientras la quemadura le subía hasta el antebrazo, pero siguió insistiendo porque aquellos jirones negros comenzaron a meterse como agujas a través del pecho, de los ojos y la boca de Gwen. Las palabras que habían comenzado siendo un susurro se tornaron más potentes, pero el proceso de transferir aquella alma a otro cuerpo le estaba llevando al límite de sus fuerzas. Ya se lo había advertido Savannah, pero en su terquedad no le había hecho ni caso. El cuerpo empezó a temblarle y la nariz a sangrarle de nuevo. Comenzó a ver borroso, pero sabía que si no aguantaba la transferencia del objeto a otro cuerpo no estaría completa. Quiso canalizar toda la energía que le quedaba de golpe para lograrlo cuanto antes, pero aquello hizo que se fundiera más rápido todavía. Los ojos se le quedaron en blanco un momento antes de desplomarse en el suelo, sin llegar a terminar lo que había empezado. La conexión se cortó, y los jirones negros se esfumaron de nuevo.
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¿Logra terminar de transferir toda el alma de Morgana a Gwen? éxito/fallo
¿Cuánta parte logra (del 1 al 10)?
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El miembro 'Ian Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Dado (10)' :
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#2 'Probabilidad' :
#1 'Dado (10)' :
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#2 'Probabilidad' :
No intervino cuando se trajo a colación el modo de proceder de Matvey, el joven maestro había compartido su opinión con sus compañeros al respecto y eso era todo lo que importaba. Le parecía bien estudiar esa área de la magia pero no estaba de acuerdo con utilizarla del modo que el Descendiente Rasputín lo hacía, aún así le molestó que alguien además de él regañara al nigromante, ese era un privilegio exclusivo del elementarista, solo él podía regañarlo, nadie más (?. -Descuida, seguirás teniendo oportunidad, solo deberás encontrar otros métodos. En principio tendrás que pedirle un encuentro fuera de la Isla Flotante.- Le comentó a la líder de una brigada pegando la espalda al asiento relajadamente, si eso le robaba a la rubia la posibilidad de tener relaciones con Oscurus, era porque ella no sabía coquetear sin ser una titiritera, sin controlar el cuerpo de la otra persona tal vez sin su consentimiento y eso era despreciable. -Hazte un favor y acepta sanamente que tu ataque fue una reacción irracional, Wthyr.- Al menos Catherine, cuyos esfuerzos por mediar eran apreciados, lo había reconocido, su esposo debería seguir su ejemplo y éste estaba en un error si creía que se ensañaban con la Descendiente Le Fay, el Consejo de los 20 cuestionaría de la misma forma a cualquiera que actuara como ella, entre todos se cuestionaban, ser un equipo implicaba que había que tener en cuenta las sugerencias de todos para poder trabajar juntos de forma efectiva.
-Si algo le pasa a alguna de las partes por causa de la otra, le ocurrirá lo mismo a la parte culpable.- Aclaró luego del extraño ofrecimiento de Giordano pero él era raro de por sí. -Si, la Descendiente Dioscorides estuvo escribiendo.- Si no fuera despistado, no sería Giordano pero, cuando finalmente parecía haber un acuerdo sólido, vio con horror que las flechas desviadas por él se clavaron en la experta en maleficios. -Catherine… perdón…- Susurró turbado, no quería que nadie saliera herido y reprendió con la mirada a Matvey por enviar a esas entidades del mal a matar sin intentar hablar antes con los recién llegados pero desistió de convencerlo para que los mande de vuelta por donde vinieron. Casi tenía ganas de agradecer la desgracia porque así todos se debían ir ya que sería completamente ilógico quedarse donde llovían los ataques… y varios fueron de cabeza hacia la violencia. Los descendientes de los traidores también tenían intenciones de asesinar pero él haría todo en su poder para evitar más muertes, esa no era la solución, debían pagar por sus delitos en vida y volver a la sociedad como personas reformadas.
Rápidamente se puso de pie y retrocedió unos pasos al ver unas raíces brotar del suelo, derribando en su camino parte de la carpa. Aquella planta tenía una energía distinta a la marca característica de Sofía, no era cosa de esa clase de magia pero mantuvo la mirada fija sobre las raíces mientras pasaban a su lado. Negó con la cabeza, activó el diamante de babilonia para su protección y la piedra lunar para conjurar un escudo mágico para sí mismo, para Matvey, para Giordano y para Guinevere, luego desvió la mirada hacia los vikingos pensando que no había accedido a nada de eso cuando aceptó ser miembro del Consejo de los 20, su vocación era la erudición y lo que más disfrutaba de eso era la docencia. -¡Alto!- Gritó de modo autoritario y le ordenó a los Guardias de Ouroboros que redujeran sin letalidad a los vikingos pero cuidándose de las raíces y que siguieran defendiendo a los miembros del Consejo de los 20. Los Guardias obedecieron, buscaron defenderlos y se lanzaron sobre los vikingos con la intención de esposarlos con las cadenas antimagia manteniéndose también alerta respecto a cualquier movimiento raro que hicieran las raíces.
El moreno utilizó su magia sobre el aire para salir disparado en dirección al que parecía estar al mando y aterrizó plantándose en medio de Asiaín y el líder barbudo. Levantó un muro de tierra frente al que pensó que era uno de los más diplomáticos de los descendientes de los traidores con el propósito de impedir que el ataque del hombre armado con un hacha de guerra alcance al peliblanco y utilizó el anillo de Keops para conjurar una miríada de escarabajos contra el líder. -Ve a ayudar a Guinevere.- Le señaló a Asiaín las ruinas donde había quedado la mujer luego de comprobar que el anillo de Nenya, que impedía que los dragones se acercaran demasiado, seguía activo. No quería que aquellas criaturas intervinieran aunque eso implicaba que los dragones no podían ayudar a Guinevere, pero para eso estaban el resto de los presentes. Esposó las manos del líder de los vikingos a la espalda con la cadena antimagia, canalizó energía hacia la piedra lunar y conjuró un escudo mágico para el cabecilla, eso y rezar era todo lo que podía hacer para intentar impedir que lo maten. -Si logro sacarte de aquí con vida, vas directo a los calabozos.- De ninguna forma eran aliados, no debía confundirse. -¡Ordena el fin del ataque!- Lo hizo girarse hacia el resto de vikingos manteniéndolo firmemente sujeto, debía mirar a los ojos de su gente cuando decretara el cese al fuego.
Anillo Nenya sigue activo.
Diamante de babilonia activado.
Piedra lunar activada: escudo para Adael, Matvey, Giordano, Guinevere y Björn.
Anillo de Keops afecta a Björn.
-Si algo le pasa a alguna de las partes por causa de la otra, le ocurrirá lo mismo a la parte culpable.- Aclaró luego del extraño ofrecimiento de Giordano pero él era raro de por sí. -Si, la Descendiente Dioscorides estuvo escribiendo.- Si no fuera despistado, no sería Giordano pero, cuando finalmente parecía haber un acuerdo sólido, vio con horror que las flechas desviadas por él se clavaron en la experta en maleficios. -Catherine… perdón…- Susurró turbado, no quería que nadie saliera herido y reprendió con la mirada a Matvey por enviar a esas entidades del mal a matar sin intentar hablar antes con los recién llegados pero desistió de convencerlo para que los mande de vuelta por donde vinieron. Casi tenía ganas de agradecer la desgracia porque así todos se debían ir ya que sería completamente ilógico quedarse donde llovían los ataques… y varios fueron de cabeza hacia la violencia. Los descendientes de los traidores también tenían intenciones de asesinar pero él haría todo en su poder para evitar más muertes, esa no era la solución, debían pagar por sus delitos en vida y volver a la sociedad como personas reformadas.
Rápidamente se puso de pie y retrocedió unos pasos al ver unas raíces brotar del suelo, derribando en su camino parte de la carpa. Aquella planta tenía una energía distinta a la marca característica de Sofía, no era cosa de esa clase de magia pero mantuvo la mirada fija sobre las raíces mientras pasaban a su lado. Negó con la cabeza, activó el diamante de babilonia para su protección y la piedra lunar para conjurar un escudo mágico para sí mismo, para Matvey, para Giordano y para Guinevere, luego desvió la mirada hacia los vikingos pensando que no había accedido a nada de eso cuando aceptó ser miembro del Consejo de los 20, su vocación era la erudición y lo que más disfrutaba de eso era la docencia. -¡Alto!- Gritó de modo autoritario y le ordenó a los Guardias de Ouroboros que redujeran sin letalidad a los vikingos pero cuidándose de las raíces y que siguieran defendiendo a los miembros del Consejo de los 20. Los Guardias obedecieron, buscaron defenderlos y se lanzaron sobre los vikingos con la intención de esposarlos con las cadenas antimagia manteniéndose también alerta respecto a cualquier movimiento raro que hicieran las raíces.
El moreno utilizó su magia sobre el aire para salir disparado en dirección al que parecía estar al mando y aterrizó plantándose en medio de Asiaín y el líder barbudo. Levantó un muro de tierra frente al que pensó que era uno de los más diplomáticos de los descendientes de los traidores con el propósito de impedir que el ataque del hombre armado con un hacha de guerra alcance al peliblanco y utilizó el anillo de Keops para conjurar una miríada de escarabajos contra el líder. -Ve a ayudar a Guinevere.- Le señaló a Asiaín las ruinas donde había quedado la mujer luego de comprobar que el anillo de Nenya, que impedía que los dragones se acercaran demasiado, seguía activo. No quería que aquellas criaturas intervinieran aunque eso implicaba que los dragones no podían ayudar a Guinevere, pero para eso estaban el resto de los presentes. Esposó las manos del líder de los vikingos a la espalda con la cadena antimagia, canalizó energía hacia la piedra lunar y conjuró un escudo mágico para el cabecilla, eso y rezar era todo lo que podía hacer para intentar impedir que lo maten. -Si logro sacarte de aquí con vida, vas directo a los calabozos.- De ninguna forma eran aliados, no debía confundirse. -¡Ordena el fin del ataque!- Lo hizo girarse hacia el resto de vikingos manteniéndolo firmemente sujeto, debía mirar a los ojos de su gente cuando decretara el cese al fuego.
Anillo Nenya sigue activo.
Diamante de babilonia activado.
Piedra lunar activada: escudo para Adael, Matvey, Giordano, Guinevere y Björn.
Anillo de Keops afecta a Björn.
Wthyr se llevó a Cath por aquel portal, que se cerró al instante, eso si...después de arrastrar a Oscurus por la fuerza. Dejé caer los hombros farfullando algo, maldiciendo, porque no podía seguirles y no sabía si iban a estar bien. Probablemente no.
Una vocecita me dijo que me centrara en mi propio pellejo, pues las flechas siguieron volando y la respuesta no tardó en llegar del otro lado. Rosse desapareció de alli rapidamente, a lo que miré con una mueca de indignacion el hueco que había dejado.
- la proxima vez no te perdono! - grité a ese vacío de modo infantil. - A la preñada se lo medio perdono... - me arremangué y me troné los dedos, un viejo tenia un drama con el peliblanco, Adael intentaba poner paz, y Matvey estaba para variar sangrando pero tenía refuerzos muy oportunos. - Aguantas? - le pregunté antes de notar temblar el suelo... - Catherine acaba de irse por un portal con Wthyr y Oscurus. Muy herida. A Ávalon, supongo. - respondí al preocupado hombre que preguntó por ella.
La carpa se rasgó y parte de las ruinas se empezaron a derrumbar más, habían raices del sanguis por doquier. Destrozando algunos vikingos, si. Haciendo zumo de vikingo que salpica. Vi un vikingo ser separado en dos y soltar por ahi sus tripas, negué con la cabeza, riéndome por no llorar , y me acabé el vino antes de que se cayera de la mesa que tambien se habia terminado por volcar en todo el caos.
El hombre al que habia respondido yo amablemente habia echado a correr....si quiera me habia oido? Me di cuenta entonces de que iba hacia Gwen, y fue entonces cuando me percaté de que las raices del sanguis....estaban....
"no no no!"
Me desaparecí para aparecer directo al lado de Gwen. Me agaché a su lado y la sujeté, estaba inconsciente y las raices la estaban enrollando y arrastrando.
- Despierta, Gwen!!! Despierta!!! - le pegué un bofetón pero no sirvió de mucho, ademas la marca de la maldición.... El caso es que no la solté, desenfundé la punta del estoque del bastón y lo usé para clavarlo y cortar raices, dirigiendo unas corrientes de energía eléctrica para ver si con eso el arbol asesino come gente se espantaba o algo. - SUÉLTALA INFAME GERANEO SOBRECRECIDO! Vergüenza debería darte!!!
A todo esto aparece el exmarido de Cath soltando latinajos con una conjugación pésima, no me extraña que acabe desmayado después. Qué hace?
- Qué haces? - le estaba mandando cosas negras raras que volaron hacia Gwen, a quien por cierto yo seguia intentando que no se llevara el árbol, a base de sujetarla y pinchar raices. A estas alturas, me habia tirado al suelo con ella y la sujetaba desde la espalda, por detrás. Les lancé una descarga eléctrica tambien a esas cosas negras, pero no pareció afectarles mucho porque siguieron avanzando, y tambien hice un escudo mágico pero nada, se metieron en ella. No tenía ni idea de que era , pero tenia la corazonada de que no era nada bueno. Animam et corpus? No había que ser un genio para entender eso, la verdad.
Una vocecita me dijo que me centrara en mi propio pellejo, pues las flechas siguieron volando y la respuesta no tardó en llegar del otro lado. Rosse desapareció de alli rapidamente, a lo que miré con una mueca de indignacion el hueco que había dejado.
- la proxima vez no te perdono! - grité a ese vacío de modo infantil. - A la preñada se lo medio perdono... - me arremangué y me troné los dedos, un viejo tenia un drama con el peliblanco, Adael intentaba poner paz, y Matvey estaba para variar sangrando pero tenía refuerzos muy oportunos. - Aguantas? - le pregunté antes de notar temblar el suelo... - Catherine acaba de irse por un portal con Wthyr y Oscurus. Muy herida. A Ávalon, supongo. - respondí al preocupado hombre que preguntó por ella.
La carpa se rasgó y parte de las ruinas se empezaron a derrumbar más, habían raices del sanguis por doquier. Destrozando algunos vikingos, si. Haciendo zumo de vikingo que salpica. Vi un vikingo ser separado en dos y soltar por ahi sus tripas, negué con la cabeza, riéndome por no llorar , y me acabé el vino antes de que se cayera de la mesa que tambien se habia terminado por volcar en todo el caos.
El hombre al que habia respondido yo amablemente habia echado a correr....si quiera me habia oido? Me di cuenta entonces de que iba hacia Gwen, y fue entonces cuando me percaté de que las raices del sanguis....estaban....
"no no no!"
Me desaparecí para aparecer directo al lado de Gwen. Me agaché a su lado y la sujeté, estaba inconsciente y las raices la estaban enrollando y arrastrando.
- Despierta, Gwen!!! Despierta!!! - le pegué un bofetón pero no sirvió de mucho, ademas la marca de la maldición.... El caso es que no la solté, desenfundé la punta del estoque del bastón y lo usé para clavarlo y cortar raices, dirigiendo unas corrientes de energía eléctrica para ver si con eso el arbol asesino come gente se espantaba o algo. - SUÉLTALA INFAME GERANEO SOBRECRECIDO! Vergüenza debería darte!!!
A todo esto aparece el exmarido de Cath soltando latinajos con una conjugación pésima, no me extraña que acabe desmayado después. Qué hace?
- Qué haces? - le estaba mandando cosas negras raras que volaron hacia Gwen, a quien por cierto yo seguia intentando que no se llevara el árbol, a base de sujetarla y pinchar raices. A estas alturas, me habia tirado al suelo con ella y la sujetaba desde la espalda, por detrás. Les lancé una descarga eléctrica tambien a esas cosas negras, pero no pareció afectarles mucho porque siguieron avanzando, y tambien hice un escudo mágico pero nada, se metieron en ella. No tenía ni idea de que era , pero tenia la corazonada de que no era nada bueno. Animam et corpus? No había que ser un genio para entender eso, la verdad.
Por desgracia, todo lo que pudieramos haber acordado o avanzado, se fue al traste rapidamente. Y pronto los vikingos pasaron a ser mi última preocupación.
Si aquella vez en el hospital habia sido sobrecogedor, con aquella pequeña réplica del Sanguis, ahora fue demasiado. Me tuve que cubrir los oídos, aunque de nada servía.
Estaban muy...muy enfadados... los ecos de sus susurros eran como gritos en mi cabeza, buscaban sangre y muerte. Poder, preservar su linaje de Pendragon. El frío era sobrecogedor....aunque en parte yo tenía algo de culpa en ello. En cuanto me di cuenta, traté de recuperar el control. Limitar los poderes del demonio...hacer ceder los gritos... No me sorprendió saber que iban a por la pequeña de los Pendragon, ella ya nos lo anunció en aquella obligada confesión.
A causa de todo aquel jaleo de almas no me vi venir los siguientes ataques por parte de los vikingos, y la verdad me desangraba a marchas forzadas. Cath ya no estaba pero recordaba su mirada de angustia antes de irse. Creia que no la olvidaria nunca, esa mirada. A todo esto, me habia llegado un patronus que ni había oído entre todo el jaleo espiritual que tenía por culpa del Sanguis y de Valqar.
Un metálico escudo detuvo el ataque dirigido a mi, y la voz familiar de Lyosha me hicieron dirigir la mirada hacia ella, aunque....se encargó en persona de conectar miradas acercándose demasiado. Mis ojos seguian del azul del hielo cuando miré los suyos....Le habría respondido, pero...tenía la garganta destrozada asi que simplemente asentí.
Sí, me alegraba de verla, o sí, era voluntario? Ambas a la vez...
"Habéis sido muy oportunos"
Eso habría querido decirles. Pero no podía. Al menos pude retirar la mano del cuello cuando Stavron cesó el sangrado. Escupí un monton de sangre que me habia inundado la garganta y la boca, el otro monton me la habia tragado. El Sanguis estaba haciendo una masacre y yo decidí que no podía controlar a tres demonios a la vez, asi que obligué a los recién invocados a volver a su plano, despues de que solo se hubieran cargado a un par de vikingos. Total...el árbol hacía el resto.
Casi puse los ojos en blanco cuando llegó Ian y él tambien me preguntó, traté de hablar pero solo salió más sangre y un ruido ronco feo. Y aunque me sorprendió que tanto Giordano como Stavron fueran por Gwen, me sorprendió aun mas lo que hizo Ian. Y sentir el espíritu de Morgana.
Le habría gritado que se detuviera, estaba cometiendo una locura y una estupidez, estaba firmando su sentencia de muerte y quizá la de Catherine. Vi casi a camara lenta como aquellos jirones del espiritu de Morgana abandonaban el artefacto, y me desaparecí apareciendo junto a Ian justo cuando se desmayó. Se había introducido en la chica, pero aun podía obligarla a salir. Solo que para eso, necesitaba los poderes del demonio. Al principio fue sencillo, lo justo para ubicar el resto de su alma en el anillo del chico. Me agaché para arrebatárselo y guardarlo yo, mirando al inconsciente muchacho con desaprobación. Lo siguiente, tratar de doblegar el espiritu de Le Fay recién acomodado en su pisito nuevo, requería de todos los poderes del Verdugo.
Y mientras lo hacía, mientras mas control era capaz de obtener sobre ese trozo de espiritu para obligarlo a sellarse de nuevo en el anillo, más a la superficie salía el demonio sellado. Al final habian tantos susurros de tantos muertos en mi cabeza que no reconocía la mia propia. Si Lyosha me hubiera vuelto a preguntar ahora mismo.... no habría podido responderle igual. Y era julio, pero alrededor de mi y de Ian, era como si hubiese vuelto enero.
__
exito: logra usarlos sin descontrol
fallo: pues nope.
Si aquella vez en el hospital habia sido sobrecogedor, con aquella pequeña réplica del Sanguis, ahora fue demasiado. Me tuve que cubrir los oídos, aunque de nada servía.
Estaban muy...muy enfadados... los ecos de sus susurros eran como gritos en mi cabeza, buscaban sangre y muerte. Poder, preservar su linaje de Pendragon. El frío era sobrecogedor....aunque en parte yo tenía algo de culpa en ello. En cuanto me di cuenta, traté de recuperar el control. Limitar los poderes del demonio...hacer ceder los gritos... No me sorprendió saber que iban a por la pequeña de los Pendragon, ella ya nos lo anunció en aquella obligada confesión.
A causa de todo aquel jaleo de almas no me vi venir los siguientes ataques por parte de los vikingos, y la verdad me desangraba a marchas forzadas. Cath ya no estaba pero recordaba su mirada de angustia antes de irse. Creia que no la olvidaria nunca, esa mirada. A todo esto, me habia llegado un patronus que ni había oído entre todo el jaleo espiritual que tenía por culpa del Sanguis y de Valqar.
Un metálico escudo detuvo el ataque dirigido a mi, y la voz familiar de Lyosha me hicieron dirigir la mirada hacia ella, aunque....se encargó en persona de conectar miradas acercándose demasiado. Mis ojos seguian del azul del hielo cuando miré los suyos....Le habría respondido, pero...tenía la garganta destrozada asi que simplemente asentí.
Sí, me alegraba de verla, o sí, era voluntario? Ambas a la vez...
"Habéis sido muy oportunos"
Eso habría querido decirles. Pero no podía. Al menos pude retirar la mano del cuello cuando Stavron cesó el sangrado. Escupí un monton de sangre que me habia inundado la garganta y la boca, el otro monton me la habia tragado. El Sanguis estaba haciendo una masacre y yo decidí que no podía controlar a tres demonios a la vez, asi que obligué a los recién invocados a volver a su plano, despues de que solo se hubieran cargado a un par de vikingos. Total...el árbol hacía el resto.
Casi puse los ojos en blanco cuando llegó Ian y él tambien me preguntó, traté de hablar pero solo salió más sangre y un ruido ronco feo. Y aunque me sorprendió que tanto Giordano como Stavron fueran por Gwen, me sorprendió aun mas lo que hizo Ian. Y sentir el espíritu de Morgana.
Le habría gritado que se detuviera, estaba cometiendo una locura y una estupidez, estaba firmando su sentencia de muerte y quizá la de Catherine. Vi casi a camara lenta como aquellos jirones del espiritu de Morgana abandonaban el artefacto, y me desaparecí apareciendo junto a Ian justo cuando se desmayó. Se había introducido en la chica, pero aun podía obligarla a salir. Solo que para eso, necesitaba los poderes del demonio. Al principio fue sencillo, lo justo para ubicar el resto de su alma en el anillo del chico. Me agaché para arrebatárselo y guardarlo yo, mirando al inconsciente muchacho con desaprobación. Lo siguiente, tratar de doblegar el espiritu de Le Fay recién acomodado en su pisito nuevo, requería de todos los poderes del Verdugo.
Y mientras lo hacía, mientras mas control era capaz de obtener sobre ese trozo de espiritu para obligarlo a sellarse de nuevo en el anillo, más a la superficie salía el demonio sellado. Al final habian tantos susurros de tantos muertos en mi cabeza que no reconocía la mia propia. Si Lyosha me hubiera vuelto a preguntar ahora mismo.... no habría podido responderle igual. Y era julio, pero alrededor de mi y de Ian, era como si hubiese vuelto enero.
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exito: logra usarlos sin descontrol
fallo: pues nope.
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Matvey Rasputín' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Probabilidad' :
'Probabilidad' :
Shyvanna Pendragon
Raza
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puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
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Nacionalidad
Vio de refilón cómo Catherine estaba herida y tuvo un instante de dubitación. ¿Podía curar aquellas heridas y no morir en el intento?... No estaba segura. No estaba…nada segura así que siguió de camino a los dragones escuchando la frase de Gwen y asintiendo. Subió a lomos de Artamir tras escuchar la orden de Wthyr, no respondió, él sabía perfectamente que haría lo que fuese necesario.
-¡Böetq istalri!- (¡Que se prenda fuego!) Ordenó y los cinco dragones elevaron el vuelo lanzando llamaradas al cielo. Durante ese instante se distrajo lo suficiente pensando en las órdenes a dar, tanto que ignoró el dolor lacerante en el brazo, pecho y cuello. Sin embargo, cuando quisieron ir directo hacia los vikingos en las ruinas algo le impidió el paso directo. Shyvanna miró alrededor y recordó lo que habían hecho para evitar el ingreso de los dragones
-¡SACAD EL PUTO HECHIZO, DESCENDIENTES!- Gritó molesta mientras observaba a Gwen hacer lo suyo para deshacerse de los enemigos, pero entonces el dolor se volvió más fuerte y Shyvanna se miró a sí misma. Las marcas negras avanzaban bajando hasta sus dedos y ennegreciéndolos como lo había hecho la mano de Darren…
Entonces comprendió su error.
-Brakka du vanyalí sem huildar Artamir un eka!- (¡Reduce la magia que nos encierra a Artamir y a mí! .) Habló en lenguaje dragón, convocando la magia antigua de las grandes y místicas bestias pero no fue suficiente. Observó desde la altura la llegada del Sanguis y cómo Gwen perdía el conocimiento cayendo contra las raíces -¡GWEEEN!- Gritó histérica y ordenó a Artamir intentar atravesar el puto escudo que no cedía bajo ninguna circunstancia ni ningún hechizo -¡BRISINGR!- (Fuego) Ordenó histérica a los dragones haciendo llover fuego desde las alturas hacia los vikingos, teniendo cuidado de no dañar a su hermana.
Tendría que haber intentando curar a Catherine.
Tuvo miedo, por primera vez en mucho tiempo, porque allí donde estaba…Estaba lejos de Darren, no podía ayudar a Gwen, no tenía tiempo de llegar a Ávalon. Se inclinó hacia delante gritando cuando sintió que la maldición avanzaba hacia su abdomen y cabeza, consumiéndola. Se inclinó hacia delante y abrazó al cuello de Artamir con fuerza. Le había prometido que no iba a hacerle aquello, que no iba a dejarlo solo como lo había hecho su antigua jinete y sin embargo, aquí estaba….repitiendo la misma historia -Sé mor’ranr ono finna- Aquellas palabras hicieron que Artamir rugiera con fiereza antes de alzar vuelo hacia las nubes.
Sintió que se le emborronaba la vista mientras alzaba la mirada al cielo, a las nubes, a la libertad que siempre había sentido al volar. Quiso agradecerle por regalarle un último vistazo a lo que siempre le había inspirado calma y tranquilidad, pero no podía, tenía un nudo en la garganta lleno de tristeza y desazón -Lo siento- Susurró de nuevo al aire, pidiéndole disculpas a sus hermanos por pecar de egoísta y cuando Artamir descendió con la intención de traspasar el hechizo a la fuerza, Shyvanna perdió el conocimiento y el agarre a sus escamas, cayendo en picado hacia las ruinas de Tintagel. El dragón plateado rugió y junto a sus compañeros intentaron cogerla para evitar que se estrellara contra el suelo pero el hechizo protector se los impidió y el cuerpo inconsciente de Shyvanna se estampó con un sonido grave contra las piedras de lo que, en otrora, había sido el reino de los Pendragon.
Los dragones perdieron el control de manera definitiva. Sin la presencia de la líder de la Brigada Blodhren y con su dragón desbocado e iracundo, no hicieron más que seguir el ejemplo que marcaba Artamir. Tanto el dragón plateado como los otros cuatro se dedicaron a incendiar la carpa y a cada vikingo o persona que se atravesara por el medio y no fuera un Pendeagon. Podrían no pasar físicamente pero sus llamas alcanzaban la tela con el único propósito de destruirla. Querían venganza, querían caos. Y lo iban a conseguir.
-¡Böetq istalri!- (¡Que se prenda fuego!) Ordenó y los cinco dragones elevaron el vuelo lanzando llamaradas al cielo. Durante ese instante se distrajo lo suficiente pensando en las órdenes a dar, tanto que ignoró el dolor lacerante en el brazo, pecho y cuello. Sin embargo, cuando quisieron ir directo hacia los vikingos en las ruinas algo le impidió el paso directo. Shyvanna miró alrededor y recordó lo que habían hecho para evitar el ingreso de los dragones
-¡SACAD EL PUTO HECHIZO, DESCENDIENTES!- Gritó molesta mientras observaba a Gwen hacer lo suyo para deshacerse de los enemigos, pero entonces el dolor se volvió más fuerte y Shyvanna se miró a sí misma. Las marcas negras avanzaban bajando hasta sus dedos y ennegreciéndolos como lo había hecho la mano de Darren…
Entonces comprendió su error.
-Brakka du vanyalí sem huildar Artamir un eka!- (¡Reduce la magia que nos encierra a Artamir y a mí! .) Habló en lenguaje dragón, convocando la magia antigua de las grandes y místicas bestias pero no fue suficiente. Observó desde la altura la llegada del Sanguis y cómo Gwen perdía el conocimiento cayendo contra las raíces -¡GWEEEN!- Gritó histérica y ordenó a Artamir intentar atravesar el puto escudo que no cedía bajo ninguna circunstancia ni ningún hechizo -¡BRISINGR!- (Fuego) Ordenó histérica a los dragones haciendo llover fuego desde las alturas hacia los vikingos, teniendo cuidado de no dañar a su hermana.
Tendría que haber intentando curar a Catherine.
Tuvo miedo, por primera vez en mucho tiempo, porque allí donde estaba…Estaba lejos de Darren, no podía ayudar a Gwen, no tenía tiempo de llegar a Ávalon. Se inclinó hacia delante gritando cuando sintió que la maldición avanzaba hacia su abdomen y cabeza, consumiéndola. Se inclinó hacia delante y abrazó al cuello de Artamir con fuerza. Le había prometido que no iba a hacerle aquello, que no iba a dejarlo solo como lo había hecho su antigua jinete y sin embargo, aquí estaba….repitiendo la misma historia -Sé mor’ranr ono finna- Aquellas palabras hicieron que Artamir rugiera con fiereza antes de alzar vuelo hacia las nubes.
Sintió que se le emborronaba la vista mientras alzaba la mirada al cielo, a las nubes, a la libertad que siempre había sentido al volar. Quiso agradecerle por regalarle un último vistazo a lo que siempre le había inspirado calma y tranquilidad, pero no podía, tenía un nudo en la garganta lleno de tristeza y desazón -Lo siento- Susurró de nuevo al aire, pidiéndole disculpas a sus hermanos por pecar de egoísta y cuando Artamir descendió con la intención de traspasar el hechizo a la fuerza, Shyvanna perdió el conocimiento y el agarre a sus escamas, cayendo en picado hacia las ruinas de Tintagel. El dragón plateado rugió y junto a sus compañeros intentaron cogerla para evitar que se estrellara contra el suelo pero el hechizo protector se los impidió y el cuerpo inconsciente de Shyvanna se estampó con un sonido grave contra las piedras de lo que, en otrora, había sido el reino de los Pendragon.
Los dragones perdieron el control de manera definitiva. Sin la presencia de la líder de la Brigada Blodhren y con su dragón desbocado e iracundo, no hicieron más que seguir el ejemplo que marcaba Artamir. Tanto el dragón plateado como los otros cuatro se dedicaron a incendiar la carpa y a cada vikingo o persona que se atravesara por el medio y no fuera un Pendeagon. Podrían no pasar físicamente pero sus llamas alcanzaban la tela con el único propósito de destruirla. Querían venganza, querían caos. Y lo iban a conseguir.
Savannah
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Llegaron a Tintagel cuando…bueno, todo estaba muy caótico. Savannah tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para enfocarse en una sola persona, es decir, en Ian pero sus sentidos no paraban de recibir demasiada información. Olía a sangre, a dragón. Se oían gritos y órdenes. Y a nivel visual todo era un caos pero más allá de eso…
Un escalofrío le recorrió la espalda y buscó la razón de ello pero entonces Ian echó a correr. La licántropa tardó un momento en reaccionar y le siguió los pasos -Ian…- Advirtió con la cabeza levemente embotada y los oídos con un pitido extraño. Miró hacia atrás cuando un hombre atractivo de pelo marrón le dijo algo sobre Catherine -Ávalon, escucha, Ian…- Le dijo pero su amigo estaba demasiado ensimismado en sus cosas para prestarle atención.
Savannah sentía que su corazón estaba latiendo con demasiada fuerza y empezó a temblar cuando el “pitido” dejó de ser un pitido y se convirtieron en susurros. Entonces fue consciente de las raíces…Que venía de allí -Ian…- Llamó de nuevo con advertencia -No deberías…No ahora- Le volvió a decir acercándose a él mientras veía al mismo chico tratando de proteger a la muchacha y todo se sintió…se sintió mal, equivocado.
Miró alrededor un momento cuando una voz empezó a elevarse por encima de los demás y…y gritaba, estaba enojada y Savannah percibió su odio, su ira de forma tan tangible que supo que tenía que irse. Era bien consciente de que su mirada se volvía nebulosa y eso generaba que escuchara con más claridad las voces -Ian, para…para porq…- De pronto cayó al piso y Savannah maldijo yendo hacia él para alejarlo de las raíces porque le daban mala espina. Todo estaba mal en ese sitio. Todo.
Pegó un respingo cuando apareció el tal Matvey, mirándolo con cierto terror. Todos sus instintos le gritaban que se fuera, que se alejara de él y aunque intentó detener que le quitara el anillo, un grito específico de los espíritus y los dragones hicieron que tuviera que taparse los oídos para apaciguar un poco todo lo que sucedía o se volvería loca. Miró hacia aquel hombre que parecía estar haciendo algo mientras a su alrededor la temperatura bajaba en picado y ella, vestida de veranito, no agradeció para nada el cambio de temperatura. Finalmente, no pudo más, cogió a Ian y se desapareció de allí hacia la casa Hacksaw.
Un escalofrío le recorrió la espalda y buscó la razón de ello pero entonces Ian echó a correr. La licántropa tardó un momento en reaccionar y le siguió los pasos -Ian…- Advirtió con la cabeza levemente embotada y los oídos con un pitido extraño. Miró hacia atrás cuando un hombre atractivo de pelo marrón le dijo algo sobre Catherine -Ávalon, escucha, Ian…- Le dijo pero su amigo estaba demasiado ensimismado en sus cosas para prestarle atención.
Savannah sentía que su corazón estaba latiendo con demasiada fuerza y empezó a temblar cuando el “pitido” dejó de ser un pitido y se convirtieron en susurros. Entonces fue consciente de las raíces…Que venía de allí -Ian…- Llamó de nuevo con advertencia -No deberías…No ahora- Le volvió a decir acercándose a él mientras veía al mismo chico tratando de proteger a la muchacha y todo se sintió…se sintió mal, equivocado.
Miró alrededor un momento cuando una voz empezó a elevarse por encima de los demás y…y gritaba, estaba enojada y Savannah percibió su odio, su ira de forma tan tangible que supo que tenía que irse. Era bien consciente de que su mirada se volvía nebulosa y eso generaba que escuchara con más claridad las voces -Ian, para…para porq…- De pronto cayó al piso y Savannah maldijo yendo hacia él para alejarlo de las raíces porque le daban mala espina. Todo estaba mal en ese sitio. Todo.
Pegó un respingo cuando apareció el tal Matvey, mirándolo con cierto terror. Todos sus instintos le gritaban que se fuera, que se alejara de él y aunque intentó detener que le quitara el anillo, un grito específico de los espíritus y los dragones hicieron que tuviera que taparse los oídos para apaciguar un poco todo lo que sucedía o se volvería loca. Miró hacia aquel hombre que parecía estar haciendo algo mientras a su alrededor la temperatura bajaba en picado y ella, vestida de veranito, no agradeció para nada el cambio de temperatura. Finalmente, no pudo más, cogió a Ian y se desapareció de allí hacia la casa Hacksaw.
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Sanguis Ligno
A.M/D.M 50
A.F/D.F 20%
Sanación 0%
A.T/D.T0%
PS 150100%
Emme A.M/D.M 50
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Sanación 0%
A.T/D.T0%
PS 150100%
Las raíces del Sanguis siguieron emergiendo del suelo furiosamente, arrastrando vikingos aquí y allá para engullirlos y tomar su sangre. Se estrecharon más alrededor de Gwen, ansiando la valiosa sangre Pendragon, al menos hasta que detectaron en ella una presencia que no debería estar allí, un alma o fragmento de ella que hizo que la rechazaran con suma rapidez.
La esencia de Morgana...entrando en el cuerpo de la menor de los Pendragon. La soltaron para después lanzarla por los aires a unos cuantos metros, comenzando a retraerse en función de los acontecimientos que estaban sucediendo en el templo de sangre. El Sanguis acudió a la llamada de Wthyr para salvar a Catherine, y por tanto a Zephyr, el heredero cuya sangre Pendragon- Le Fay beneficiaría a su poder. No se supo exactamente lo que sucedió con el fragmento del alma de Morgana en aquel momento, pero no desaparecería en la nada sin buscar algo a lo que aferrarse...algún cuerpo que poseer finalmente.
El estruendo de las raíces moviéndose fue cediendo, desapareciendo finalmente.
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