Cuevas encantadas de Ávalon

En la habitación de la Dama del Fuego, el ambiente impregnado de una frialdad etérea se volvía más denso mientras Matvey invocaba las cabezas de las sacerdotisas. Las cabezas, de ojos vacíos y bocas torcidas en una mueca macabra, comenzaron a mover los músculos del rostro. El velo cubría la parte superior pero era obvio que la tensión de los labios indicaba que no estaban presentes por voluntad propia.

-Oh... así que aún no es pura... - La voz se replicaba en la sala consecuencia de responder al unísono- Es sencillo nigromante y sabes la respuesta. Probad cortándole la cabeza. -Las cabezas se rieron con una siniestra alegría.- Ella es una de los nuestros, es una con él, es una promesa de sangre que se cumplirá de un modo u otro.

El eco de sus palabras llenó la sala, y una ráfaga helada pareció atravesar el aire.-Creíamos que érais más inteligentes mi señor descendiente traidor. El Sanguis Ligno marca el camino pero si queréis no perdáis el tiempo y convocadnos para guiaros hasta él, basta con abandonar esta patética lucha vuestra.

Las cabezas apretaron sus labios manteniendo el silencio unos instantes y para cuando los despegaron la risa se había esfumado, sus voces susurrando con un tono casi reverente: -Vida-Simplemente eso.

Una de las cabezas torció aún más su sonrisa, mientras las otra continuaba riendo. -¿Por cuál de los dos preguntáis mi señor nigromante? No importa, acabará postrado como todos vosotros, sus huesos alimentarán el Árbol Sagrado.

El frío en la habitación parecía intensificarse, la atmósfera se volvía más pesada con cada respuesta críptica y perturbadora.-Y tú... hermana Pendragon...tus llamas pueden arder brillantes, pero el Sanguis Ligno apaga hasta los fuegos más voraces. Vais a fallar.

“Ya no somos enemigos… Eso…”, frunció el ceño confundida al contemplar esa perspectiva pero no le dio muchas más vueltas ahora, ya lo haría después. Eran nuevas opciones que se abrían mucho… Mucho. Captó el significado de su siguiente frase y entrecerró suavemente los ojos -Deja de provocarme o esta noche me cuelo en tu cama-

-No hablaba de tu ritual, si no de tu stamina- Le espetó poniendo los ojos en blanco, ya le había quedado claro que al ser algo del linaje poco podía replicar.  Se lavó un poco mientras pensaba en porqué las aguas no estaban actuando. ¿Habían perdido su potencia? ¿Quizás demasiados heridos? -No- Replicó demasiado rápido con respecto a Giordano -Sé encargarme sola- Iba a soltarle otra retahíla de cosas cuando su cuerpo reaccionó primero que su mente a aquel eco horroroso.

Shyvanna se incorporó mientras sus manos se transformaban en garras, adoptó una posición defensiva mientras un raro miedo le atenazaba el estómago.  La risa aquella le erizó la piel y empezó a salir de la bañera para cuidar la espalda del nigromante porque, bueno, eran aliados… ¿Verdad? Vigiló las cabezas y luego… luego se fijó en los dientes. En los labios. Se puso tras él mientras ejecutaba su ritual, apoyando su generoso pecho en su espalda, llegó a inclinarse sobre él apoyando su pecho en su espalda y luego le susurró al oído -Pertenece al linaje de Cleopatra, Aya se llamaba- Por si aquello le servía. Se incorporó un poco al escuchar las respuestas. ¿No había forma de salvar a Gwen? Miró hacia la puerta con preocupación. Tenía que haber una manera.

Volvió la vista hacia las cabezas cuando se dirigieron a ella y, quizás era el frío que le estaba congelando la piel o el aura de misterio, la siniestra sensación que se estaba metiendo bajo su piel pero esas palabras “Vais a fallar” le dolieron porque, si veías en resumen, todo lo que hacía ella era fallar, así que se puso a la defensiva -Me gustabas más cuando ocupabas tu boca comiéndome el coño y besándome la  piel, Aya. Ahora eres un puto títere y tú… - Miró a la otra -Tan inservible que ni tu nombre mi sé. Habéis pasado a la historia como una mota de polvo en la nada. Si fallamos, fallaremos con gloria y eso no me lo vas a arrebatar- Le quitó la espada a Matvey y partió la cabeza a la mitad con un solo movimiento, empapándose de sangre podrida otra vez.

Miró a la otra con desprecio pero sabiendo que Matvey la necesitaría para algo, puso los ojos en blanco, y se volvió a meter en la bañera, quitándose la sangre de encima en silencio, se destrenzó el pelo y se sumergió para lavarse un poco la cabeza. Cuando estuvo bien se fue hacia una de las toallas y se secó un poco antes de utilizar la misma toalla para limpiar la sangre de la espada. Era bonita… Atractiva, como el nigromante. Volvió sobre sus pasos y colocó la espada a su lado antes de recoger su ropa y salir de ahí sin dirigirle una palabra más, caminó hacia la habitación del lado que era la que más cerca le quedaba  (juventud) y al ver a Adael y Neftis hizo  un gesto de asco y se fue a la siguiente.  Vio algunas cosas de Gwen y dijo sí, aquí y se fue por allí revisando cosas, encontrando un  libro de mierda...

-Joder...Ni una película, nada interesante- Pero Catherine había preguntado por eso. Puso los ojos en blanco  y lo cogió así como cogió la primera sábana que veía  y mientras bajaba las escaleras (Sí, en pelotas) iba haciendo una especie de toga griega para cubrir sus partes de la gente hipócrita que decía no querer descubrir lo que había debajo de ésta -¿Dónde está la comida? Y Catherine- Dijo moviendo el libro con hastío


¿Mejora curación?
Nueva hab exploración - Agua - 18

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'Dado (20)' :

Asintió con suavidad a aquello de moverse, si quería estar fuerte para la segunda parte debía hacerlo. Empezó a escuchar el resto de las palabras de Wthyr y dejó escapar el aire despacio porque no tenía palabras, entendía lo que intentaba hacer así que asintió. Podía hablar con ellos después de la reunión y quizás…Sólo quizás, podía abrazar a Desmond. Recordar lo que había pretendido hacer con él le traía peores recuerdos y por un momento sus lágrimas se volvieron más gruesas.

“Debí darme cuenta”

Siguió asintiendo, aunque el nudo en la garganta parecía no querer ceder. Pero estaba en paz, en paz con la decisión de haber venido a hacer algo en vez de quedarse en casa con los pequeños. Esperaba que estuvieran bien.

Cuando se metió en la bañera se acomodó entre sus brazos y apoyó la cabeza en su pecho, cerrando los ojos un momento y simplemente dejando que las aguas curaran lo que pudieran -Lo siento…Hice demasiadas cosas….había muchos frentes abiertos y…- Suspiró pero luego el tono de Wthyr hizo que lo mirara un segundo para luego sonreír. Era un descarado y desubicado. Menudas cosas decía en una situación como la que estaban.

-Sólo un poco… Ve adelante, yo también tengo cosas que decir y quiero ver a mis hermanos- Murmuró soltado un suspiro mientras se masajeaba un poco los brazos y las piernas y se aseaba -En la bolsa hay un cambio- Dijo señalando su bolsa de viaje mágica. Sabía que no iba a ser un día de misión así que había tomado ciertas precauciones. Apoyó la cabeza en el borde y se mojó las manos para luego lavarse la cara lentamente -Rhaegar puede ser complicado de tratar…Desmond es más amable y …se parece un poco a Cedric- Dijo golpeándose la sien con suavidad.

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'Dado (20)' :

Sabía que por mucho que intentase quitarle peso de encima era prácticamente imposible, porque la culpa no desaparecía sólo con unas palabras. Tal vez lo único que pudiese lograr era darle otro enfoque en el que al menos tenía la oportunidad de no quedarse con todo dentro. Prefirió no decirle nada más, respetando su silencio mientras dejaba que llorase y se desahogase mientras la abrazaba. Sólo el cambiar de tema hizo que volviese a hablar, incluso hacer que sonriese con esa propuesta indecente para compensarle el ataque no intencionado de antes.  - Eso es un sí. Te lo tengo en cuenta. - le cogió el rostro un momento para darle un beso breve pero intenso antes de separarse, saliendo de la bañera más recuperado y limpio de lo que entró. Aquello de estar dándose un baño en el interior del Sanguis o donde quiera que estuviesen era de lo más surrealista que había hecho, y más que todo estuviese como si fuera una  habitación de invitados. Se secó antes de vestirse y ponerse una de las ropas que Catherine se había encargado de traer, porque él no pensaba que fueran a cambiarse a mitad ni a tardar tanto.

- Desmond es precisamente el que debería ser menos amable con nosotros. Si no hubiésemos entrado en la isla...- bueno, ya sabía cómo terminaba la frase. Si quería culpables no tenía que buscar en ella misma, los tenía delante. Al menos en lo de Rhaegar no  tenían nada que ver.  - Rhaegar parece un tipo directo, aunque sea difícil de tratar como tú dices lo prefiero. En cuanto a Cedric...está muy cariñoso, más de lo que es él. En cuanto bajes fijo que te besa o algo. - terminó de calzarse antes de salir por la puerta, dándole algo más de tiempo a ella para reponerse. Después salió de nuevo a la sala del trono, encontrándose ya con sus hermanas y hermano. Hizo una mueca de extrañeza al ver a Shyvanna con aquella sábana, poniéndose a su lado al escucharla preguntar por Catherine. - Ahora baja. ¿Por qué vas como vestida de Carnaval? ¿Y ese libro? - después se fijó en Cedric, y en lo que le estaba enseñando a Gwen que tenía en la bolsa.  - Cedric, ¿eso lo has cogido tú o te lo ha dado Sofía? - dijera lo que dijera Catherine, seguro que había drogado a su hermano.

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Curación? suficiente

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'Dado (20)' :

Estas muertas resultaron ser poco colaboradoras, en el sentido que…el hechizo funcionaba del siguiente modo: yo preguntaba, el muerto hablaba. Sin enigmas, sin medias tintas, sin acertijos…decían lo que sabian. Pero estas parecian conservar bastante su autonomia. Todo eso sumaba al hecho anterior en que se habian reido sin mas, y a lo dicho antes, sobre que mi magia no tenia los mismos efectos en este plano material. Las normas eran ligeramente diferentes. Si, podia forzarlas a hablar. Pero no iban a ser dóciles.

- Así que Aya, de Cleopatra.- la presencia de Shyvanna a mis espaldas, tan cerca, susurrando a distancia de cuchillo en garganta, me habría puesto…en guardia. Pero ahora todos mis sentidos de lucha se centraban en las difuntas que tenia delante.

Desvié la mirada hacia Shyvanna cuando dijeron aquello de su hermana. Solo cortándole la cabeza? Empecé a pensar que no era buena idea que Gwenivere estuviera entre nosotros, pues de un modo u otro, acabaría antes bajo el control de esas raices, traicionandonos sin querer.

“Tendré que vigilarla y…hacer algo al respecto. Pero el qué?”

Que no pasara por cortar la cabeza, a ser posible.

No entré al trapo con ellas. Esto no era una conversacion, me dije. Era un interrogatorio.

- Límitate a responder a lo que te pregunto.

“Oh, estoy seguro que nos guiariais encantadas….”

- Para entregarnos a sus raices como hicistes con el padre de Aelle Pendragon, verdad? Y de todos los demas.

“El Sanguis marca el camino….debemos seguir las raices?”

Vida. Vida? Ahi habia vida, en ese corazon? Renacimiento?

- La vida de quién? - ya llevaba dos preguntas. Pero cada respuesta suya revelaba mas incognitas. Como que…cual de los dos? Había preguntado por Arturo. Habian dos? Yo…me referia a Arturo Pendragon, fundador de Camelot, pero…algo se me debia estar escapando.

La promesa de nuestro fracaso heló más frío que la propia magia que envolvía el lugar. Shyvanna se encargó de mandar al garete parte de aquello, partiendo en dos una de las cabezas. No se lo pude reprochar, a decir verdad deseaba hacer lo mismo. Segui con la mirada fija en la otra, en ese rictus cruel que tenía su boca. Oi lejanamente a Shyvanna hacer cosas en la habitacion pero solo fui consciente de que se marchaba cuando devolvió mi espada, limpia. Yo practicamente contenia la respiracion, antes de formular las ultimas preguntas a la sacerdotisa muerta restante. Pensé cuidadosamente la ultima pregunta, decidiendo asegurar antes la integridad del grupo….y curar mis sospechas, si es que eso era posible.


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1d20 hablar con los muertos
Convocaros para que nos entregueis a sus raices como hicisteis con el padre de Aelle Pendragon?
La vida de quien? (Respecto a lo que hay dentro del corazon)
Donde se encuentra Arturo Pendragon, el primer Rey de Camelot, y ante quien responde?
Morgana Le Fay puede derrotaros?
Charles Pendragon sabe donde estamos ahora mismo?

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'Dado (20)' :

La atmósfera en la habitación se volvió más tensa cuando Shyvannah atacó una de las cabezas. La otra cabeza se rió, una risa oscura y burlona que resonó en el aire frío. Moviendo su mandíbula hacia adelante y atrás, su lengua serpenteó mientras hablaba.

-No te enfades, querida, no queremos que tengas que follarte a todos para que se pase- se mofó la cabeza restante mientras su risa continuaba. Sus ojos tras el velo, a pesar de mutilados, parecían seguir a Shyvannah con una intensidad escalofriante. -Es típico de los Pendragon, siempre matándose entre ellos. -

Las respuestas a las preguntas de Matvey siguieron, entrelazadas con risas macabras y susurros enigmáticos. La cabeza gesticulaba mientras hablaba, haciendo movimientos sutiles con lo poco que quedaba de su expresión facial.

La cabeza negó lentamente, su sonrisa torcida mostrando un placer perverso. -El Padre de Aelle Pendragon entregó su vida de buen grado a cambio de la de sus hijos. Sin embargo, con la unificación de las islas, debió perder la cabeza y tuvimos que encargarnos.- Su boca se torció en una mueca de satisfacción.

La cabeza ladeó, como considerando la pregunta antes de responder con una sonrisa siniestra. -La vida del legítimo Rey Pendragón, la vida de Rey mártir expulsado de Ouroboros-

-En Avalon- la cabeza se inclinó hacia adelante, sus labios moviéndose lentamente, -en las tierras nubladas místicas, antaño reino de las hadas. En Ouroboros, en las tierras que alimentan los LeFay. Repito una vez más, nigromante, no importa eso. Sucumbirá como todos vosotros.- La cabeza parecía disfrutar al pronunciar estas palabras, sus labios retorciéndose en una burla maliciosa.

-Morgana..., sí...la habéis llamado, la sentimos.- La cabeza frunció el ceño, mostrando una confusión fingida. -No puedo dar respuesta a lo que desconozco- respondió con un tono de ironía, levantando una ceja inexistente.

En la última respuesta, la cabeza sonrió de medio lado, su mandíbula temblando ligeramente. -No, pero sabe más que cuando has comenzado tus tediosas preguntas estúpido nigromante.-

La cabeza movió los labios con lentitud, pronunciando cada palabra con deleite.

Alzó las cejas cuando Cedric asintió tan rápido. De acuerdo… bien. Nada que una experiencia cercana a la muerte no permitiera poner en perspectiva. Sin embargo, cuando Sofía explicó lo que pasaba V tensó los labios en una línea -¿Ya se le pasará?- No le parecía que fuera una cosa para dejar estar estando en una misión pero Cedric ya no estaba con ellos si no con su hermana.

Vishous apartó los ojos para posarlos en la escalera y puso la mano en la espalda baja de Sofía para invitarla a caminar -Vamos- Indicó guiándola hacia las escaleras y sin perder la pista de lo que decían los de abajo. Asearse y bajar a cocinar.

Subió las escaleras tras Sofía en su nuevo vestido que no le iba a servir de nada para protegerse -¿Dónde está tu ropa? - Inquirió y se fue hasta la habitación de la galaxia, era lo que más sentía conectado con él y la que le gustaba así que les dirigió allí, abrió la puerta e invitó a Sofía a pasar.

Dio un panel general antes de empezar a mirar esquinas y armario -¿Has podido curarte?- Preguntó mientras veía los ropajes -Esto quizás te sirva- le dijo señalando el armario - Y hay más cosas- Un tarro que no sabía que era y una capa que era bonita. Vishous la acarició con los dedos pensando en que Sofía se vería bien, pero Arleen se vería preciosa. La asociaba más con esos colores.


Siguió investigando y encontró un tambor, frunció el ceño y lo golpeó con dos dedos pero aunque estaba esperando sonido, no, emitió luz. Miro hacia arriba para apreciar la luz y descubrió unas runas. Eran… familiares. Mucho. Pero no lograba recordar que decían. Ojalá pudiera enviarle una foto a sus hermanos. Suspiro quedamente y se concentró en continuar.


Se empezó a desvestir, dejó las armas y armadura levemente alejadas pensando en lo que debía hacer para limpiarlas aquella noche. Mínimo un baño debía darse y sacarse la mugre un poco. Iba un poco mecánico pero es que tenían asuntos de urgencia. Mientras más tiempo permanecieran en un sitio más posibilidades había de que le descubrieran. Además, no quería perder la oportunidad de lo que Rhaegar Le Fay pudiera informarles.

Cogió el jabón y empezó a lavarse con movimientos rápidos, el ceño fruncido, acabando rápidamente y saliendo para encargarse de limpiar brevemente los pantalones con una toalla húmeda. Se los puso encima sin ropa interior y sin camiseta. Nadie iba a desmayarse. Lavó la camiseta a mano con bastante rapidez y la puso luego cerca del fuego pero con cuidado de no incendiarla. -Voy a ayudar en la cocina. ¿Vienes?




Revisión habitación. galaxia

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'Dado (20)' :

Correría la misma o peor suerte que Lake. Lake…

“Lake? Qué fue lo que le hizo Wthyr alli abajo que…?”

La espada, volví a mirarla unos instantes. Y si…? Sí, quizá. Podría servir. O….derrumbar todas sus defensas y provocar que el sanguis la plagara como un virus.

Entrecerré la mirada sin perder de vista a la sacerdotisa, que parecía gozar cada respuesta. Si , la entregó para salvar a sus hijos…eso lo sabía…Pero…

- Él no perdió la cabeza. - dije al tiempo que tenía una revelación, porque habia sentido en mi mente el dolor de aquel hombre al morir y dejar atras a su faimlia. Lo hizo por eso, pero…. - La perdisteis vosotras. Él solo descubrió la verdad y no quiso serviros mas. Por eso lo consumió- pero esas fanaticas creian su propia mentira como una verdad.

“La vida de Charles. Ya…”

Aquello me preocupó. Había hablado con veneracion en la palabra “vida”. Vida…de verdad? Planeaba volver? No era descabellado. Pero…era práctico?

- Ouroboros no tiene rey. - arrastré cada una de esas silabas con desprecio y determinación. Que le quedase claro.

Sobre los huesos…quizá esas palabras fueran mas reveladoras para Catherine asi que hice bien en memorizarlas para luego trasnmitirlas. Y por fin, la temida respuesta a la ultima pregunta. Un alivio y al tiempo una advertencia. Claro. Estaba siendo una comunicacion a dos vias. Algo en mi interior se estremeció. Incertidumbre. Miedo.

- Que sepa también entonces…que se acerca su fin. - la agarré del cabello, me levanté y con una furia contenida la llevé a una de las brasas que ardían en la habitación, poniendola encima. La quemé lentamente, mirando como su piel se derretía y se pegaba a sus huesos, como chisporroteaba el pelo, el velo y las cejas. Si, estaba muerta ya, y qué? Ardió y cuando empecé a quemarme yo mismo la mano , la solté sobre el fuego para dejar que terminara de comerse lo quedara de ella.

- Te declaro purificada en cuerpo. Tu alma que se pudra.- dije con frialdad, echando los restos de la otra al fuego tambien. Se montó una buena peste a chusmarro asi que al salir dejé la puerta abierta…

Y bajé airadamente, se podía notar en mi expresion ceñuda, en el modo de moverme. Alli estaban congregados Wthyr y sus hermanas, Lucio…pocos más. Miré a Shyvanna brevemente, luego a Gwenivere…
- Acabo de hablar con las sacerdotisas muertas. Tenemos que grabarte más sellos de protección.

Instantáneamente Cedric me abrazó apretujándome e inclinándose pues era tremendamente alto en comparación a mi. Sentí el peso en mi cabeza y alcé ambas cejas, inmovilizada mientras acariciaba mi pelo mojado. No me había secado en absoluto, me había plantado la ropa estando empapada. Le di un par de palmaditas donde pude.

Alcé la vista cuando me separó y sonreí a mi hermano, posiblemente él era el que más sonrisas mías había sacado de todos mis hermanos. -Cedric...- Negué con la cabeza para después continuar signando- [Dime que no te has estado fumando plantas mientras nosotros luchábamos]-Incluso me reí antes de que me enseñase aquella planta y siguiese sus gestos. -Sí...yo también tengo hambre. Creo que han dicho que hay una cocina...

Cuando aparté la vista DaVinci estaba dando órdenes a Sofía sobre.. mí?. ¿LA sacerdotisa? Fruncí levemente el ceño manteniéndole la mirada mientras Galeno secundaba las ideas de Giordano ,poco antes de girar hacia la descendiente Dioscórides.-La sacerdotisa prefiere que la Descendiente no interactúe con las raíces, Dioscórides no es del agrado del Sanguis Ligno, podríamos empeorar la situación.-Respondí molesta con el inventor.Después miré a Galeno.-Encontraremos la manera de que sea seguro para todos, tranquilizaos.

Bajó Shyvanna vestida con una sábana que no dejaba mucho a la imaginación e iba a responderle cuando Wthyr volvió a la sala.-Es un libro sobre criaturas feericas, lo encontré antes de la habitación del agua.-Respondí mientras me ponía en marcha.

Cogí a Cedric de la muñeca para avanzar con él.- [Vamos Wthyr...¿Tú no te habrías fumado algo con Dioscórides, Cohen y el teniente?] Pregunté en lengua de dragón mientras tiraba de Cedric en busca de la maldita cocina. Abrí una puerta y di con una sala con una mesa y varios taburetes. Cerré y me dirigí a la siguiente habitación. Ahí andaba DaVinci. -¿Ves?-Entré con Cedric fijándome en la gran cantidad de cosas que había.-Puedes cocinar aquí Cedric [Nada de alucinógenos] -Aclaré signando mientras sonreía ampliamente por la advertencia.

Me acerqué a DaVinci plantando una mano en la superficie y con el gesto serio.-Si necesito la ayuda de alguien puedo buscarla yo sola.-Fruncí más el ceño.-Si digo que no ataquéis a unos enemigos que conozco de sobra no ataquéis. Y si digo que os desaparezcáis hacedlo.-Comenté autoritaria antes de apartarme.-Llevaré unos taburetes a la sala, no tardéis.-Abandoné la cocina airadamente y fui a por taburetes a la de al lado haciendo varios viajes para dejarlos en la sala del trono y después ocupar un lugar.


Cuando llegó Rasputín le devolví prácticamente su misma mirada.-No.-Negué a lo de los sellos.- Debéis maldecirme, atar mi voluntad y matarme cuando se rompa. Por muchos sellos que tenga acabarán rompiéndolos. -Aparté la mirada. -De cualquier modo acabaré bajo las órdenes de Charles antes o después. Aprovechad mis poderes hasta que suceda.

Negó con la cabeza hacia el comentario de Wthyr antes de responder su beso. Un pequeño escalofrío de lujuria le recorrió al ver su espalda y sus tatuajes, la mirada de Catherine bajó mientras recordaba cómo se había movido en la batalla y… Tuvo que acomodarse y recordar donde demonios estaba -No- Le espetó a Wthyr cuando habló de Cedric -Suficientes lenguas Pendragon he tenido en mi boca- Recordar el abuso de Shyvanna hizo que le recorriera una sensación de rechazo muy muy potente.

“Qué asco”.

Lo despidió y se quedó un poco más en el agua, pero parecía que no iba a continuar. Suspiró quedamente y alzó la vista a su alrededor. La habitación era peculiar. Las paredes de roca y cristal, cubiertas de plantas presas del paso del tiempo, parecían cobrar vida con cada festividad. Las luces de hada danzaban y cambiaban de color, reflejando los aspectos más destacados de cada celebración celta, envolviendo la estancia en una magia perpetua y multifacética

“Bueno…supongo que yo también querría volver”

Se incorporó y buscó una toalla para secarse lentamente, mirándose la herida con preocupación. El recuerdo del dolor aún la hacía temblar. Había estado haciendo tantas cosas que sus reflejos le habían fallado pero no se arrepentía. Era muy difícil perder un hermano y ella había perdido cuatro. Wthyr no tenía porqué pasar por eso después de perder a sus hijos.

Se movió hacia la bolsa y sacó una camiseta y unos shorts, riéndose brevemente cuando vio la camiseta: Morgana rules. Se sentó en la cama tras ponerse la ropa interior y extendió la camisa frente a ella para luego ver el anillo -¿Sabes? En el fondo no es que tenga miedo de mi poder. Tengo miedo de lo que quieres hacerme o convertirme- Le dijo a Morgana, cogiendo el anillo y dándole vuelta a sus dedos -Papá siempre me dijo que debíamos admirarte, que descendemos de ti y que debíamos seguir tus pasos pero con la cabeza centrada en quienes éramos- Murmuró -Lo único que siento cuando te veo es que me quieres empujar a ser alguien que no quiero ser…Pero eso no implica que no te admire-

Catherine no era ni la mitad de consciente de lo que estaba sucediendo.

Máster’s note escribió:La habitación de Morgana ejercía un efecto notable sobre los ocupantes. Amplificaba sus emociones, tanto las positivas como las negativas, y potenciaba su conexión con el reino espiritual. La experiencia en la habitación podía ser transformadora, revelando verdades ocultas y proporcionando una introspección profunda.

Soltó el anillo y se puso la camisa para luego sacarse el cabello mojado y enrollarlo en una toalla por encima de la cabeza. Se puso luego los shorts y empezó a vagar por la habitación yendo al armario para ver los ropajes que había allí. Sexys, femeninos… -Esto le serviría a Gwen- Pensó en voz alta mientras cogía uno que dejaba muy poco a la imaginación -¿Cómo puedes pelear con esto? Te atraviesan todo el rato-  Gruñó por lo bajo cuando sintió que aquella pregunta era una excusa exclusiva para no reconocer que no tenía el valor de ir por allí así. Cerró el armario de un portazo y se tiró en la cama viendo el techo.


"En la unión de los elementos, el equilibrio y la fuerza. Por aire y fuego, por juventud y agua, por madre y tierra, por anciana y galaxia. En la oscuridad, el poder del todo. Aquí gobernamos, aquí protegemos. Que la sangre de la descendencia renueve el pacto."

-Renové el pacto- Murmuró mientras volvía a jugar con el anillo y se quedó pensativa -¿Eso quiere decir que estoy ocupando tu lugar?- Preguntó ignorando la voz que le decía “ya estás con las preguntas” -¿Las hadas están vinculadas a mí ahora? Te quieren a ti. ¿Hay algún ritual para traerte de vuelta que no implique mi muerte o la de mis hijos? Puedo hacer eso por ti… Estoy intentando rescatar Ávalon y Ouroboros- En el fondo, estaba intentando corregir un error ajeno pero desde el inicio sabía que era no sólo su deber sino su misión. Era extraño el sentimiento de … saber que estabas en el lugar correcto, en el momento correcto. Tragó en seco cuando una realización se hizo eco en todo su cuerpo.

-Tienes que tener algo para pelear. No eres estúpida- Se puso a rebuscar en el armario empezando a tirar todo en la cama. Todo lo que tuviera seda, tul y que no le sirviera de nada y encontró algo más aceptable. Sólo un poco más aceptable porque si aquellas hadas venían aquí buscando a Morgana y la encontraban a ella… Tenía que intentar dar la talla. Se cambió con premura sorprendiéndose de cómo la ropa se ajustaba bastante bien a su figura. ¿Sería mágica? Quizás.

Se trenzó el cabello rápido por encima del hombro e inspiró profundo mirándose en un espejo -Soy Catherine Le Fay, descendiente de Morgana Le Fay…- Miró el reflejo en el espejo con fiereza, con una determinación que contadas veces en la vida había logrado pero no por ello menos intensa -Reina de Ávalon y miembro del Consejo de los 20 de Ouroboros- Alzó la mano con suavidad y las sombras reptaron por su mano hasta crear una daga oscura -Y voy a desterrar al usurpador de Charles Pendragon de mis tierras-

Se dio media vuelta y salió de la habitación dirigiéndose hacia el trono. Sin embargo, con cada paso que daba ese valor y esa determinación parecía ir mermando. Las sombras empezaron a ceder para unirse con las del pasillo y Catherine frunció el ceño  mientras se miraba así misma.

“Qué coño estaba pensando”

Casi echó a correr para ir a buscar sus shorts y camiseta pero era tarde. Ya estaba delante de todos en el salón. Echó una mirada curiosa al trono mientras se dirigía hacia Wthyr en silencio -Hay ropa en el armario, es negra, podéis usar lo que queráis- Indicó con la mirada en el trono para luego pasarla hacia el techo donde la figura que identificaba a Morgana se mantenía. Entrecerró los ojos suavemente. ¿Dónde estaban las hadas?

“Si he renovado el pacto”

Había alcanzado a oír la sugerencia de Gwen y bajó la mirada hacia ella -¿Cómo quieres la maldición? Si logra poseerte puedo colocarte en un sueño eterno. Puedo hacer que te suicides. Puedo obligarte a bailar hasta que te sangren los pies. Elige- Sonrió de lado -Lake no tuvo ese privilegio-  


Dado de chusmear habitación de Morgana

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'Dado (20)' :

VUELTA A LA SALA DEL TRONO

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Barriles de vino….pero vino mágico…botellas, que prometían el sabor más dulce y la desconexión mas deliciosa. Oh, como le gustaria esto a Arleen. Podría meterme a la bodega y no salir. Podría…

“No, no, que no tienes suficiente con un vicio?”


- Obviamente no. - dije cual experto agarrando una botella de vino luna plateada. Habia que comprobar que no estuviera envenenado asi que me llené un vaso y lo fui bebiendo mientras inventariaba el resto de alimentos y cosas. -Uy,esas de ahi sin etiqueta prometen- paladeé el vino, no me cai muerto ni entré en paralisis, ademas sabia a …cielo, literalmente.

Aluciné conforme iba descubriendo mas y mas, no era solo una bodega, era una maldita despensa gigante mágica diseñada para alimentar a un regimiento. Me santigüe, uní las manos a modo plegaria y dije “grazie”. Aunque a quien debia agradecer era a Lefay y las hadas, pero la intencion y no el modo , eso es lo que cuenta.

Saqué un barril de vino, una caja de botellas, las cestas de frutas, los panes con la miel y las mermeladas, y por supuesto la carne esa de grifo ahumada y de wyvern…. Lo estaba colocando todo encima de una mesa, salvo el barril, aprovechando que la magia habia vuelto a mi, cuando entró Gwen. Sí, se habia enfadado por mis palabras de antes, pero no me esperé aquellas órdenes…tan tajantes.

La miré ladeando el cuerpo ligeramente, como si asi pudiera esquivar mejor sus palabras. Como podía esperar que la dejaramos ahi?

“Solo quería salvarnos”


Lo de atacar quizá no habia sido la mejor estrategia….contra tantas enemigas…de no ser porque Freyja nos llevó a los templos, estariamos muertos. Y no solo yo. Lucio, Gwen, la vikinga…se habría terminado ahi. Miré de reojo al hermano, Cedric, que ahora miraba decepcionado una planta entre sus manos, de modo alternativo con la carne de grifo.

“Lo siento, Gwen”

No fui capaz de decir nada y por el contrario me puse a terminar de colocar las cosas en las mesas mientras ella se llevaba los taburetes, sintiendo un nudo en el centro del pecho.

Lo levité y lo fui marchando fuera de la habitación tras de mi, aunque era mucho y la comitiva , larga, porque tambien levité un par de mesas bajitas con la cuberteria y platos que habia reunido. Y a mi sofrito que le dieran por saco, lo eché a un cuenco, al menos serviria para tostadas de pan.

A mi llegada un delicioso aroma a comida llenaría la sala del trono. Al ver allí a la gente, mudé mi gesto serio de antes por una ensayada sonrisa, aunque me costó. Sobre todo al escuchar la conclusión que sacó Gwen frente a Matvey, pillé parte del final de su frase.

- Cortesía de Catherine Le Fay! Id poniéndoos comodos, damas y damos. Si debemos ponernos al dia será mejor que lo hagamos reponiendo fuerzas. Ademas ya sabeis como es eso que decía Leónidas verdad? Cenar bien, desayunar en el infierno, y esas cosas.

“Ese es tu modo de pedir ayuda?”

Admin escribió:Grandes barriles de vino mágico estaban alineados ordenadamente, cada uno marcado con runas antiguas que indicaban sus propiedades únicas. Algunos vinos eran conocidos por sus efectos rejuvenecedores, otros por inducir visiones proféticas, y algunos ofrecían una sensación de euforia y relajación profunda.

Botellas de cristal oscuro, resplandeciendo con un leve brillo interno, contenían variedades raras y exóticas de vino. Había vino de luna plateada, destilado bajo la luz de la luna llena y conocido por su sabor etéreo y su capacidad para otorgar calma y claridad mental. El vino de estrellas doradas, con diminutas motas de luz suspendidas en su interior, ofrecía un sabor celestial y una sensación de ligereza y elevación del espíritu.

En un rincón oscuro de la despensa, se encontraba una caja de madera antigua sin inscripciones claras. Dentro, yacían botellas de vino selladas con cera roja, emanando un aura de misterio y magia desconocida. Estas botellas prometían descubrimientos para los valientes que se atrevieran a descorcharlas.

as estanterías estaban repletas de frascos de cristal que contenían ingredientes raros y maravillosos: polvo de hada brillante, pétalos de rosa cristalizados, y hojas de menta eternamente frescas.Cestas llenas de frutas encantadas, como manzanas doradas que restauraban la energía y peras azules que otorgaban sueños serenos, adornaban una sección. Los panes, dispuestos en bandejas de plata, siempre estaban calientes y crujientes, gracias a un hechizo de preservación.

Había también tarros de miel encantada, conocida por sus propiedades curativas, y frascos de mermeladas hechas con bayas silvestres que cantaban cuando se abrían, ofreciendo una sinfonía de sabores. Entre los quesos mágicos, envueltos en hojas encantadas, algunos tenían un leve brillo, indicando su capacidad para otorgar vigor y fuerza.

Había carne de grifo ahumada, rica en nutrientes y con propiedades regenerativas. Filetes de wyvern, conocidos por su capacidad para aumentar la fuerza y la resistencia, y huevos de fénix, cuya yema dorada era famosa por revitalizar el cuerpo y curar heridas rápidamente. También había tiras de jerky de unicornio, con un sabor delicado y la capacidad de otorgar energía y vigor durante días.

Cogí a mi hermana por los hombros, o mas bien dejé mis manos sobre ellos, mirándola con amor infinito. Y eso que el efecto de la droga ya se iba atenuando.

[Te juro que no me he fumado nada. Pero he matado a muchos rugiendo, y luego casi me muero yo. Pero no por hablar, es que habian muchos dragones y soldados] le signé rapidamente a Gwen.

Segui a Gwen cuando le dijo eso en dragon a Wthyr y moví las manos pero riendome en silencio [JAJAJA, no seas así, V me ha salvado la vida]

Me fui felizmente a las cocinas. Y me perdi la discusion de mi hermana con su novio porque…alli habia tanta comida…miré mi triste planta que ademas de ser exigua, me habia drogado en el proceso de recolectarla. Y las tristes setas de cueva. Me quedé con una expresion de decepcion comparando mi planta con aquellas deliciosas viandas.

“Vaya…”

Crucé mi corazon con el indice cuando Gwen me dijo que cocinara sin alucinogenos. Ya que la habia recolectado tendria que cocinarla. Ademas asi mi cabeza se aclararía un poco mas. La lavé, troceé, y junté en un cuenco con trozos de queso, la aderecé con un chorrito de mieles aquellas y por ultimo, sazoné con las hojas de menta y los petalos cristalizados de rosa. Ahora si era completo y mas nutritivo.

Volví a la sala del trono, dejando mi ensalada maravillosa en la mesa que se estaba preparando, y entonces ubiqué a Shyvanna.
[Vaya, a quien vas a robarle el corazón hoy, Shy?] le dije con lengua de signos mientras me acercaba a ella, seria injusto que se quedara sin su abrazo solo porque ya no estaba alucinando en colores. Le di un abrazo con sentimiento, en el que le decia lo que me alegraba verla de una pieza. [Por cierto. He encontrado una planta alucinogena que te encantaria probar, pero no se lo digas a Gwen]

...

Dolor.

...

Dolor quemante es lo último que recuerda antes de caer inconsciente por obra del mismo, es de suponer que su escasamente entrenada forma simplemente no pudo soportarlo.

...

Y en sus sueños las quemaduras no se detenían, soñaba qué el fuego la envolvía, y que veía a su hermano ardiendo.

...

Lo que más la atormentaba era qué incluso en esas llamas parecía seguir intentando consolarla, aunque no podía oírlo, los rugidos de los dragones eran ensordecedores, aunque ni siquiera podía verlos tampoco, toda su atención se enfocaba en él, incluso aunque sabía que ya nada podía hacerse...

...

No existiría paz para ella ni siquiera en su propia mente, no ahora que él ya no estaba aquí.

...

Sus ojos se abrieron pesadamente y el dolor la volvió a golpear, aunque ciertamente ya no la estaba matando, lo que era de agradecer, pero aún de esa forma seguía sin acabar de estar bien.

Y luego de notar qué su cuerpo aún dolía bueno, poco después razonó qué no estaba muerta, lo que ya era decir, honestamente ella sí creyó qué moriría, pero claro, tampoco tenía posibilidad de hacer algo al respecto en la situación en que estaba, y hablando de esa situación...

Se fue irguiendo despacio, y entonces Reconoció qué estaba en... Una habitación.

Cosa que le extrañó... Si estaba en una habitación, y no muerta, entonces...

¿Se acabó?...

Murmuró, porque dudaba qué pudiera seguir viva si habían perdido, durante un momento tuvo algo de esperanza, así que a su alrededor buscó con una lenta mirada.

Y vió a alguien... Al descendiente de Moisés.

Descendiente... ¿Lo lograron?

Lograron, porque ella francamente no hizo nada en absoluto, quizo ir a advertir lo que había ocurrido con su grupo, para terminar gravemente herida en el fuego cruzado.

Quizo tener la esperanza durante un momento, de que aunque no por ella, el espíritu de su hermano habría sido vengado, y seguramente podría tener su justa recompensa más allá de la muerte, por haber sido el mejor hombre que ella hubiera conocido en su vida, se lo merecía aunque no pudieran darle un funeral adecuado.

Las nueve hermanas hadas...- Repitió de Lucio, tratando de recordar el mito. ¿No eran siete, no eran una constelación? Le sonaban las nueve musas, pero esas eran griegas, y seguro esas no eran. Volvió a levantar la cabeza para ver el vitral. A veces, los mitos se entrelazaban y tenían su equivalencia.

Escuchó a Giordano llamar su atención al decir su nombre, y se volvió hacia él. Se le desencajó algo en la cabeza cuando escuchó que tenía las raíces dentro. Miró a Gwen con genuina preocupación mientras permanecía en silencio por un largo minuto antes de siquiera tratar de hablar. Escuchó a Lucio y también asintió.- Siempre se puede desterrar la mala hierba. Pero los métodos que usaría...- Decir que eran poco ortodoxos era decir poco. Estaba por preguntarle cómo Lucio extraería las raíces si fuera uno de sus casos médicos, por si acaso la lluvia de ideas servía para encontrar alguna solución, pero Gwen declinó ávidamente cualquier intento. Suspiró profundamente. No estaba aliviada en absoluto. Ahora su preocupación era grande. Ni siquiera tuvo ocasión de negarse, tanto Gwen como Giordano se fueron, curiosamente por el mismo lado y por la misma puerta. Miró a Lucio, aún preocupada.

Para cuando quiso acercarse al médico, Vishous ya estaba llevándola escaleras arriba. Se miró el vestido y luego lo miró extrañada.- Me quité el abrigo cerca del lago. Estaba lleno de sangre.- Y como era blanco estaba jugando demasiado con sus nervios. Cuando por fin entró en la habitación, no pudo evitar sonreír.- ¿Qué es este lugar? - No esperaba respuesta, pero sí se puso a revisar todo con una sonrisa en el rostro. Todo era bonito, todo era hermoso. Se sentía más cerca de V y de Jack entrando en él.- Sí, aún tengo algunos rasguños, pero el agua de la laguna por fin me curó.- Se fijó en la capa que le mostraba, pensando en que tal vez ese color le iba mejor a su hermana. Aunque le agradeció y se dedicó a observar las runas que habían aparecido. Más runas. Todo tenía un significado en aquel lugar.

Mientras dejaba que Vishous se bañara, ella terminó de arreglar su vestido, que tenía un par de cortes por las heridas que le habían hecho. Ella había estado un buen rato en el lago. Se sentía limpia y tranquila. Mientras esperaba a que Vishous saliera, una idea comenzó a ahondar en su cabeza. ¿Iban a tener que dormir ahí? La idea de estar en la dimensión del Sanguis inconsciente le hizo estragos los nervios. Todo podía ser una mala idea en ese lugar. ¿Estaba demasiado paranoica? Probablemente. Observó a Vishous en silencio, desaprobando un poco que le impusiera su torso desnudo a todas las mujeres que había en la sala común. Su presencia ya imponía como para también ir medio desnudo, pero aquello le recordó a la primera vez que bailaron. Ella le había cerrado un par de botones de la camisa, a él probablemente no le había gustado. Atendió a su llamado con una sonrisa y le ofreció su mano para volver al área común después de colocarse la nueva capa encima de los hombros. La verdad era muy cómoda.- Me quedo con Lucio. No quiero alterar las raíces del Sanguis dentro de Gwen... si eso es posible. O alterar a Gwen... ¿Vas a cocinar? ¿Crees que puedas hacer tu famoso puré de papas de microondas? Harán fila para servirse doble.- Soltó una risilla alegre, aunque después empezó a oír voces y para cuando bajaron, parecía que la cena estaba lista.

Por lo que alcanzó a escuchar mientras bajaba y lo que leía en el ambiente, Matvey también estaba preocupada por Gwen. Antes de que la rechazara, ella habría pensado en la combinación para hacer aquel... exorcismo.- Me suena a que tendríamos que combinar magia de sangre, la de Matvey, la mía... Lo físico, lo mágico, lo espiritual... Quizás hasta la magia negra.- Aunque tenía la sospecha de que Gaia le negaba cualquier tipo de conexión con el árbol para su propia protección. Busçó a Catherine con la mirada y al no encontrarla, se acercó a Lucio hasta poder ponerle una mano en el hombro. Sentía que se estaba yendo de puntillas en aquel sitio y que en cualquier momento Gwen iba a decirle que se callara de nuevo; su relación nunca había sido algo menos que tensa, pero podía opinar.