Jardines Dioscórides

Después de dejar al ministro pedí que lo vigilaran y caminé unos metros con Arleen, ya no parecía feliz como antes y mucho me temía que fuera por mi culpa. La llevé hasta la pista de baile, tal vez eso le gustara más, distraerse un rato y disfrutar de la boda pero otros pensamientos la atacaban, la tomé de la cintura mientras con la otra mano guiaba nuestros pasos de baile -Deja de disculparte, por favor, me haces sentir aún más culpable... tengo deberes como descendiente y por desgracia el trabajo nunca termina pero es nuestra boda y tienes todo el derecho del mundo de reclamar a tu marido si hace las cosas mal- le di un par de vueltas y cuando dejó de girar la pegué a mi cuerpo para levantar su barbilla y mirarla a los ojos con una sonrisa amable -aunque no esperaba que empezaras tan pronto- sonreí de forma más amplia por la broma pero por si acaso debía dejarlo claro -Es una pequeña chanza, no te agobies ¿que te apetece hacer ahora?-

Quería redimirme y complacer a Arleen, ya estaba empezando a sudar por si decía que quería cantar en el karaoke pero Amaya apareció interrumpiendo nuestro baile para dar información de golpe, la incomodidad de Arleen pareció volver y entonces se marchó. me llevé una mano a la sien para masajearla algo molesto por todo aquello, al menos podía decir que no me habían arruinado la boda pero era pronto para cantar victoria, Amaya me miró y preguntó si no sabía nada explicando que a Arleen no le gustaban las mentiras -General, sé que es su prima pero sigue siendo una civil... y no quería darle preocupaciones, suficiente con el ministro- le hice una señal para que me siguiera y así reunirnos con unos cuantos guardias a la espera de órdenes -seguid vigilandola, si decide abandonar la fiesta con una de las Pendragon la detenéis, nada de hostilidad pero no dejéis que se marche con ellos, si abandona la fiesta sola que alguien la siga, sed prudentes y usad los cascos, haced relevos para que no parezca que la seguimos, mañana mismo la quiero en las dependencias de la guardia para interrogarla, Avisad a Mei por si hiciera falta entrar en su mente-

Los guardias se retiraron a cumplir las órdenes que les había dado comunicándose entre todos para poder sincronizarse, una ves se marcharon detuve a Amaya para darle otras instrucciones -Aún tenemos que resolver el asunto de los guardias traidores, hay que preparar una inspección, confío en ti Amaya así que no bajes la guardia, haremos una inspección en una semana-  dicho eso la dejé marchar y yo me dediqué a saludar invitados aquí y allá, escuchando cumplidos y quejas de unos y de otros, de verdad que era mejor ser invitado que anfitrión.

Una vez Arleen volvió al lugar que nos correspondía como novios me acerqué a ella y Adael también había hecho lo mismo junto a la señorita Simon que estaba sentada al lado de Arleen, incliné la cabeza para saludarla de nuevo y de forma cortés mientras me dirigía a mi compañero descendiente -Adael, gracias por vuestra asistencia y por tan espléndido regalo, aunque de momento me temo que no puedo tenerla en casa, pero le buscaré un buen lugar para vivir... y asegurate que Sofía no ve como le destrozan las flores o se va a enfadar- me reí pensando en ello y después miré a mi esposa sentada y algo de morros, suspiré y me acerqué a ella para arrodillarme y tomar su mano para besarla -Alegra esa cara querida mía, se han acabado los asuntos de estado, te prometo que a partir de ahora soy todo tuyo- y así fue, durante el resto del día me dediqué exclusivamente a ella, bailando, cantando, todo cuanto fuera necesario para que recordara ese día con alegría.

Muchos de mis colegas descendientes ya habían marchado pero quedaban unos cuantos además de mi familia y otros invitados incluyendo la familia de Arleen, Era tradición que la fiesta durara hasta tres días pero en los tiempos que corren no había tanto que celebrar, cuando cayó la noche y se hizo tarde fue momento para que los novios se retiraran en principio a hacer el próximo descendiente pero yo no me encontraba muy por la labor. Di las gracias a todos por asistir y nos despedimos para que los que quisieran se marcharan y los que no festejaran hasta el amanecer .

El chaval parecía estar animando, a juzgar por su respuesta. Eso era bueno, que se sintiese seguro aunque estuviese rodeado de los que sus padres consideraban enemigos. - Me alegro. - le dediqué una sonrisa mientras dejaba la copa en una bandeja flotante.  - Puees...mejor de conocer a más gente, sentirte más cómodo en la isla. Hacer amigos, ya sabes. - hice un gesto con la mano, como queriendo decir que cosas por el estilo. Podía hacerle de ayuda para socializar.  - Incluso podrías tener magia si quisieras. - le guiñé un ojo, pensando en que tal vez sería buena idea presentarle a los Soul para ver si le interesaba unirse a ellos. Aunque eso ya era cosa de cada hermandad, también debían aceptarlo por el otro lado. Puede que fuese la solución para que el chico creciese con otro punto de vista distinto al de su familia.

- Conozco gente, los Soul Reaper, que quieren que todo el mundo pueda acceder a la magia. - bajé la voz de modo confidencial, aunque eso ya era un secreto a voces. Miré al anillo que le habían regalado, reconociendo que era un anillo que un muggle no podría usar. - Incluso podrías activar eso. - señalé con la barbilla, separándome después un par de pasos.

- Si decides que sí puedes pasar a buscarme por el hospital, trabajo allí. Pregunta por Chloe Hacksaw. - me despedí de él, y después me fui a seguir la fiesta con otra gente durante  más rato. Cuando estuve más borracha y cansada decidí que era momento de retirarme, marchándome de la fiesta en dirección a la casa de Anteia  y Lyran, que se habían retirado antes.
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off: Chloe fuera de la fiesta

Elevó una ceja al escuchar que no tenía ningún problema, pero por respeto a su intimidad no dijo nada. Tenía que estar listo para discutir ese tipo de cosas. Pero cuando hablo de su zona de confort, asintió suavemente, extrañada de que hubiera admitido algo.- No tiene nada de malo. Es difícil salir de ahí y a veces no se necesita.- Mucha gente vivía ahí por siempre y no parecía haber graves problemas.

Había algo en la sonrisa del contrario que le agradaba bastante. Y le hizo sonreír también al escuchar que hacía felices a las personas.- ¿Hacernos? Te incluyes.- Afirmó. A él podía parecerle un comentario tonto pero para ella era importante. Se esforzaba por ello.

¿Tú hablando de compartir malos ratos? - ¿El alcohol le hacía delirar? Le miró un momento mientras trataba de descifrar qué le ocurría. Estaba muy abierto aquella noche y no quería espantarle. Como cuando te quedas quiero para que un temeroso venado se acerque.- No me gusta cargarle a la gente esos momentos, no es que los oculte pero si procuro no descargarme con quien nada tiene que ver.
 
¿Mi favorito?- Rió brevemente mirándole con intención antes de negar suavemente aún con la sonrisa en el rostro.- Tú no quieres eso.- Una ves en el área prevista, se tomó un momento para apreciar su creación. Estaba separada de la tienda principal y tenía más privacidad que el resto. Sayid había tenido mucha razón al pedir aquello. Miró al contrario preparar aquello con bastante soltura. Parecía que había nacido para eso.- ¿Que tan malo es admitir que te ves sexi fumando?- Preguntó mientras le veía sacar el humo. Le distrajo bastante que se hubiera sentado tan lejos, tanto que solo recordaba pequeños espacios de su respuesta.- En pocas palabras, se mantienen ocupados.- Murmuró, escuchando después la cuestión de la vigilancia. Ella no tuvo que mirar para encontrar a quien le vigilaba, estaba acostumbrada a que lo hicieran.- Hmmm, si yo no fuera yo, quizás les habría dado ya de que hablar.- Murmuró con una sonrisa en el rostro, como quien habla de cosas triviales. A simple vista, parecía que hablaban de frivolidades.- Pero entonces hay dos posibilidades. La fama te precede o saben que soy una dama. Ahora me dan ganas de darte una cachetada y lucir ofendida.- Terminó por reír de nuevo, pensando en el barullo que se armaría.

Si te hubieras sentado más cerca, quizás mi mano estaría tocando algo más que mi copa.- Susurró.

Permanecí un rato más en la fiesta, hablando con las chicas, bailoteando y canturreando en los karaokes cuando nos tocaba.
Sofía se vino un rato con nosotras y me preguntó por el brazo, a lo que respondí que ya estaba en perfecto estado y lista para poder dar caña de nuevo.

Hubo más discursos, cámara y risas. También hubo bailes con los hijos de... las hijas de... con un poco de todos los presentes. La velada era agradable y, cuando un pequeño me dio un regalo, me lo colgué al cuello sin el menor de los problemas. Cada vez que intentaba buscar a Amaya, ésta parecía estar trabajando, para mi pesar, pero tampoco quería interrumpirla.

Tras el discursito de Sayid de que se acababa la fiesta hubo un abucheo general acompañado de más risas. Ling, Mei, Rosse, Kyle y yo misma, que más o menos compartíamos edad, decidimos retirarnos, pero para poder seguir la fiesta en otro lugar.

Sayid intentaba calmarla, y en el fondo se lo agradecía, pero su agobio no parecía disminuir ni siquiera con la danza. La broma la hizo sonreír forzadamente y cuando le preguntó qué quería hacer, sinceramente, no tenía ni idea. La mente se le puso en blanco. Gracias a los Dioses llegó Amaya y la salvó. Tras cambiarse de vestido y hablar con Aldaron que se fue de morros, Arleen se sentó en la plataforma. No se sentía bien. Sobretodo por hablarle así a Aldaron, quería disculparse pero su nivel de estrés no la dejaba. Cogió una copa de vino blanco y bebió un par de tragos esperando que el alcohol la ayudara a tranquilizarse.

Al ver a Belle sonrió con suavidad -Sí...Por supuesto- Alargó las palabras y se inclinó hacia ella, tomando una de sus manos -Me dijo Sayid que has hablado con Sigrid. Y también debo comentarte que ahora seré aprendiz de Giordano Da Vinci. ¿Has pensado en serlo? Lo digo porque es tecnomago, es muy inteligente y creo que sería un excelente maestro. Podrías especializarte y hacer grandes cosas- Le dijo pensando y confiando en eso, aunque algo le decía que Belle no estaba preparada para tomar grandes decisiones. A veces la notaba insegura sobre su propio poder. Hablar de ese tipo de cosas, a las que sí estaba medianamente acostumbrada, la relajó.

Después de eso vino el Descendiente de  Moisés y Arleen le reverenció elegantemente antes de oír sus palabras, el hecho de que le llamara por su apellido de casada hizo que se pusiera rígida, sonrió de lado y miró hacia la vaca con algo de sorpresa -Muchas gracias...Por ambos detalles- Expresó Arleen y entrecerró los ojos. ¿Qué iba a hacer ella con una vaca? Bueno, evidentemente, leche no les iba a faltar. -Os aseguro que las gardenias estarán deliciosas- Bromeó levemente y observó a Sayid cuando se acercó, inspirando profundamente para obligarse a relajarse.

Sonrió brevemente antes sus palabras. Era educado y galante, si por ejemplo se hubiese casado con Altaïr seguramente se la habría comido por su actitud así que intentó dar todo de sí para poder ser una buena esposa. Bailaron, hablaron de banalidades y sobre todo de la vaca; decidiendo que estaría mejor en el bosque bajo el cuidado de la Descendiente de Darwin. Copas aquí, copas allá. No abandonaron la pista de baile casi en ningún momento y Arleen ya se le había subido un poco el vino cuando dieron fin a la fiesta, así que se desaparecieron a lo que sería su nueva casa.

La miró a los ojos al notar que hizo énfasis en aquello de que se incluía. ¿No era obvio? -Sí ¿Por qué te resulta raro?- Indicó, sorprendido de que necesitara la reafirmación de aquello. Lo de los malos ratos le hizo sonreír pero no agregó nada. No tenía porqué contarle toda su existencia -Tal vez encuentres alguna persona que sea buena escuchando y quiera ayudarte, pero si no les das la oportunidad…- Pensó en su hermana y en Fred, que le habían ayudado poco a poco a salir de aquel precipicio en el que se había metido por culpa de Leticia. Habían sido su hombro para llorar, sus brazos para sostenerse y sus oídos para escuchar.

-No me digas que es lo que quiero- Le advirtió en un tono bastante más serio, porque estaba entrando en el peligroso terreno de decirle qué quería y qué no y eso le tocaba una fibra bastante más sensible. Y ese día estaba modo imbécil. Volvió a fumar, profundamente, antes de oír a Sofía. Él dibujó una sonrisa y alzó un hombro -No es malo reconocer lo que te gusta. Quítate esos tabúes, sabes que conmigo…- Negó con la cabeza, como dándole a entender que no lo necesitaba -Bastante caña me soltarán con Chloe por la edad- Le dijo a Sofía cuando advirtió que no habría habladurías por su status. Vishous volvió a fumar, sintiendo bastante paz cada vez que el humo entraba y salía -Las dos cosas- Le dijo riéndose hasta que soltó aquello de darle una cachetada -Pretendes que el mundo me odie. Pensé que eras un alma caritativa y buena- Advirtió pero luego le miró con aquellas orbes esmeraldas soltando aquel comentario maldito y el cuerpo de él se tensó. La retó, clavándole los ojos diamantinos -Hoy no te toco- Alzó ambas cejas  a modo de respuesta y después de eso volvió a concentrarse en la cachimba porque no quería que Fred empezara con su charla o se acercara.

-Aparte, aunque eres muy traviesa, Sofía Dioscórides. Te reputación tienes que cuidarla y no creo que tengas las agallas de hacerlo público. Es más...Estoy seguro de que si te pido que me des tus bragas ahora mismo, me mirarias con cara de odio pero no lo harías...Y la cuestión es que nadie se enteraria. Puedes ir al baño y volver, si no puedes hacerlo aquí. Tu falda es muy discreta. Sería un secreto tuyo y mío…- Le guiñó un ojo pero se mantuvo en su lugar. La sola idea de que le siguiera el juego estaba haciendo que su mente se turbara pero prefirió mantener la compostura. Después de aquello pasaron el resto de la velada bailando y hablando hasta que se dio el fin de la fiesta, quedando entonces para cenar al día siguiente. Y cada uno se fue por su lado, y mientras él lo hacía, contacto con Aldaron.

Encogió los hombros suavemente sin dejar respuesta a la pregunta. Solo le agradaba saber que había momentos en que la felicidad era compartida. También dejó sin respuesta lo de darle oportunidades a la gente para abrirse con ellas. Era un tema que no le encantaba, porque había iniciado con su familia y no tenía fin.

Alzó una ceja ante su tono serio, mirándole directamente para después dar un sorbo de su copa, dándose tiempo para pensar.- No te digo lo que quieres. Me lo haz dicho tú en tu cumpleaños.- Para ella era muy obvio, pero quizás para él no tanto. Era un malabar difícil el permitirse disfrutarle lo suficiente como para que llegara a ser su favorito en algo y a la vez guardar su distancia para cumplir con su designio de no enamorarse de él.

Lo decía porque fumar es malo y esas cosas.- Rió suavemente, que aunque las cachimbas eran más cosas aromáticas, sí les había puesto una mínima cantidad de algo... extra.- ¡Oh, eso ya se me había olvidado! ¿Chloe, en serio? Pero si es una chica tan dulce. La veo en el hospital cuando les llevo hierbas o pociones. La verdad es que imagino que está ya en sus medios veintes para ser médica, pero mi corazón la ve como una chica muy joven... a la que se la quiere comer el lobo.- Bromeó con eso último, que en realidad no le estaba tirando la caña que creyó que le tiraría cuando recién vio el beso, pero le había quitado importancia a mitad de la oración. En realidad no era tan malo, solo esperaba que con ella no fuera tan bruto.

Hmmm, es que me encanta meterte en apuros.- Susurró con una sonrisa y mordiéndose un poco el labio, aunque pronto dejó de hacerlo al recordar que tenían compañía. Supo entonces que su comentario tuvo el efecto deseado, pues el contrario se tenso de manera visible, incrementando su sonrisa sin evitar su mirada. Su sentencia de no tocarle le hizo reír, pues tenía la sensación de que podía darle la vuelta, pero quizás no lo intentaría. Y después llegó su maldito comentario. Su sonrisa se fue incrementando hasta volverse una carcajada con la última oración. No respondió en seguida, sino que le analizó durante algunos segundos, con un brillo travieso en la mirada mientras evaluaba sus posibilidades. Bebió el último trago de su champaña.- Oh, Teniente, jamás creí que usted sería capaz de intentar manchar la reputación de una dama. Además, sería muy impropio de mi verle con odio.

Pero en algo tiene razón, no podría darle mi ropa interior... Sería cruel y un engaño darle algo que no estoy usando. Creí que se habría dado cuenta.- Le guiñó el ojo, levantándose al momento, pues se habían decidido a bailar con el resto de los invitados. El contrario se vio menos alterado durante el resto de la velada y le permitió disfrutar del baile con soltura. Al final de la noche, le agradeció la compañía y se despidió. Así como también se despidió de quienes se iban de la fiesta y de algunos caballeros que le habían esperado a que terminara de bailar. Se encargó en persona de revisar las flores para dejar instrucciones al día siguiente a sus alumnos. No era que pudieran salvarlas, a la mayoría las habían cortado del tallo para la decoración, aunque las de la ciudad permanecerían vivas mientras el frío no las matara. Pero del resto sí podrían utilizar algunas de ellas en algunas lecciones los próximos días. Quizás hasta podrían extraerles el perfume. Rescató un par de flores que estaban en excelente condición y se llevó un regalillo que alguien dejó por ahí. Al finalizar la velada, se despidió de los novios, partiendo a su casa para descansar.

No supo cuanto tiempo le mantuvo de pie y después sentada en aquel lugar. El sol se había metido y no tenía ánimos en absoluto. Se había comido la cabeza por mucho tiempo, pues Kiana había añadido un nuevo nivel de complejidad a todo al añadir el tema de los lobos. Tras un profundo y laargo suspiro, se levantó desganada de aquella silla. Echó un vistazo a las montañas, cansada, agotada, agobiada. ¿Sería prudente interrumpir? Wthyr y Darren se habían esforzado en ella y simplemente aparecer les daría la pista necesaria para saber que no había disfrutado la fiesta como le habían pedido. Eso también la hacía pensar demasiado, en todo. Decidió entonces no aparecerse aquella noche por las montañas. Tenía la inquietud a flor de piel, pero sería mejor esperar para no parecer grosera frente a aquellos que le habían apoyado tanto.

Se levantó, dirigiéndose a la tienda principal con pasos pequeños, tímidos y cansados. Buscó por toda la fiesta, pero no encontró a ninguno de los que buscaba. Dio incluso dos vueltas a la gran tienda, en una de ellas un niño pequeño le entregó un paquetito con un regalo y ella le sonrió agradecida. Pero ni una seña de Mérida ni de Kyllian. Volvió a suspirar, era una cosa desafortunada que se hubieran ido sin ella poder disculparse por su huída más temprano. Pensó en que, posiblemente, se habrían molestado con ella por aquello y por eso le habían dejado ahí. A ella también le hubiera gustado irse más temprano. Finalmente, tomó su regalo y salió de la tienda principal a paso tranquilo. Volvió a recorrer el jardín, dando un último vistazo al lugar de la primera ceremonia, a la tienda de la novia, a las flores colgando del techo, a la mesa de regalos... al menos había podido entregar el regalo y se encontraba satisfecha consigo misma. Puso incluso una sonrisa en su rostro al ver como brillaba tan linda la hermosa joya en el collar. Continuó su camino, dando las gracias en voz baja a los guardias una vez que abandonó por fin la boda para comenzar a bajar las escaleras. Pero algo la plantó en el suelo sin dejarle avanzar.

Es Gwen.- Susurró para sí misma al verla. No estaba cerca, pero tampoco lejos. Le vio hablando con un hombre, por lo que en cierto modo se decepcionó de que no estuviera ahí por ella. Giró un poco, viendo las montañas y después el espacio donde el dragón y Shyvanna aparecieron. ¿Cómo podía ella hacerla feliz? ¿Cómo le correspondería el intento y la atención? Volvió su vista a la morena y de nuevo su ánimo decayó por un momento. Le hubiera gustado hablarle, agradecerle. Si hubiera estado Reiv le habría dicho que llegara, que le hablara y luego él la habría deslumbrado con su personalidad envolvente. Tenía que aceptar que nunca sería extrovertida. Quizás de aceptarlo algún día, lograría sufrir menos ante todo lo que le ocurría. Soltó un suspiro y al finalizar comenzó a bajar los escalones con cuidado. Decidió a la mitad que, cuando estuviera a la altura de ambos, solo le sonreiría a la joven y continuaría caminando. Y unque era un buen plan, estuvo un poco mal logrado. A Giordano no le conocía demasiado, no que recordara, por lo que se sintió un poco extraña sonriéndole a la chica al pasar. No le dio el cierre que buscaba. Pero al menos la boda había terminado. Sin detenerse en ellos, siguió caminando despacio, que tenía mucho camino que recorrer.

Me recoloqué en el asiento cuando alargó esa respuesta, pensando que no estaba realmente convencida de lo que me acababa de decir.  Le hubiera respondido con otra pregunta para que me respondiera si verdaderamente estaba segura de lo que me acaba de decir, pero cambió de tercio. Eso me indicó que no quería hablar sobre ello y que era mejor cambiar de tema. -Me alegro mucho. Sí, lo pensé, pero creí que no tomaban como alumnos a gente como yo… Ya sabes, del montón- Me encogí de hombros suspirando decepcionada. Total, ya era la segunda vez que ni como bailarina la aceptaba. Y le dio rabia, porque Adael SÍ había cogido a su hermano como aprendiz, ¿por qué a él sí y a mi no? Volvió a suspirar. Ahora le hubiera tocado a ella cambiar de conversación, pero Adael llegó para felicitar a la recién casada. Le recibió con una breve reverencia, para lo cual tuvo que levantarse de la silla.


¿Una vaca? ¿El regalo de Adael era una vaca? Imaginarlo le hizo sonreír, aunque esperaba que a ella no le regalaran nunca una vaca. Eso es todo el rato caca y mal olor. Tras ello se unió Sayid y se llevó a su señora esposa a bailar. -¿Señor Adael? Debo darle las gracias por parte de mi hermano, Nichollas, por la clase que le dio el otro día sobre movimientos de… bueno no sé el término. Está practicando en casa ahora, ya ha destrozado dos jarrones- Reí al recordar el momento, con su consecuente bronca y castigo. Ya dije que mi hermano estaría a castigado hasta el fin de la eternidad… y no mentía. Me hice con una copa de esas que iban repartiendo con sabor a cereza, ligeramente ácida, y quedé rodeando la pista de baile, donde algunos de los presentes todavía disfrutaban de la ceremonia, y otros, poco a poco, volvían a su día a día.

Rió ante la broma de la esposa de Sayid y le dedicó también a él una sonrisa para luego reír ante sus palabras. -Gracias a ustedes por invitarnos y Esaú se está encargando de Meiga... la vaca se llama Meiga. También quiero disculparme por el comportamiento de nuestros compañeros, ya los conoces, se dejan guiar por sus sentimientos y cometen impertinencias.- Tuvo que ir a disculparse él en nombre de Catherine, Sean y Lucio. Siempre tenía que andar limpiando sus destrozos, incluso cuando estaba enfadado con Cath.

Miró a la mujer que se dirigió a él sonriente. Su rostro demostró la feliz sorpresa de conocer a la hermana del joven Nichollas y rió cuando dijo que no sabía el término. La sonrisa se agrandó al saber que practicaba en su casa pero pronto se convirtió en una expresión preocupada al saber que iba rompiendo cosas.

-Como lo siento, les compensaré por los jarrones.- Dijo caminando a su lado visiblemente arrepentido. Esperaba que hubiera forma de compensarlos, porque si eran artículos cargados con incalculable valor sentimental, sería un gran contratiempo. Debía hablar con Nichollas y volver a disculparse con su tía si eran de ella los jarrones que había roto. -Perdón, no escuché su nombre.- Dijo mirándola esperando que se lo dijera mientras rodeaban la pista de baile a paso lento pero constante.

- Enseñarnos sobre los Pendragon? La verdad es que no. Al menos por mi parte. Supongo que otros si os habrán estudiado con mas detenimiento. - la miré en silencio y con las cejas levantadas cuando comenzó su disertación sobre los dragones. Los estaba retratando como bombas emocionales con explosiones de rabia o todo lo contrario. - Como si les arrebatasemos la autoestima? Que acusación tan gratuita! Y falsa. Por que ibamos a querer hacer eso? Están deprimidos desde que murió Snagov, es un hecho. Él era el mejor con los dragones. Y no tenía ningun radar. - dije con una mirada un poco traviesa, al igual que el tono de voz usado para esa frase.

A ella se le había soltado bastante la lengua, eso estaba bien, pero otro tanto podia decirse por mi parte. Escuché su broma sobre ser un dragon tímido y sonreí raro, porque se supone que la gente con las bromas se ríe. Aun seguia con la cabeza un poco e las nubes por culpa de los cocteles. Hablando sobre Arleen y mis esperanzas en que consiguiera lo que ella quería, a tenor de la pregunta de Gwen, yo mismo me lo pregunté. Eso solo lo podía saber la propia Arleen, no?
- Sentirse realizada! - estallé, no obstante, sacudiendo los brazos y con una sonrisa.

Luego me soltó eso de que era bueno con las manos y le lancé una mirada un poco traviesa de más (culpa del alcohol)
- Soy músico y artesano, se me resisten pocas cosas. - confesé con aquella infinita seguridad. Luego recordé que era muy joven, y esperé que estuviese demasiado empanada en vigilar a la dragona como para haberse dado cuenta de cómo lo había dicho.

- Borracho? Mucho. - asentí varias veces, hasta que oi un crash, fruto de la copa que Zaphira habia estampado con estilo. Cuando la vi me acordé de todo el café que derramamos aquel dia en el hospital.  Le alcé una ceja dejándole ver a la dragona cuan poco me importaba su opinión. - ES que me AGOBIA la fiesta. - le expliqué, haciendo un gesto de cajon con las manos, como si explicase un manual de IKEA. - No va a dar problemas, solo está vigilando a la dragona deprimida. Ya sabes, el radar.

Hice comillas con los dedos, aunque no tenían nada que ver con la frase. Comillas mal usadas.  Luego ocurrió lo del dragon, que desafortunado, en mi opinion.  Rodé la mirada por lo de quemar la casa. - Si, si, eso estuvo feo... casi me muero ahi achicharrado. Lo que me recuerda que debo crear mas bombichuelas de vacío sofocaincendios. De todos modos, no fue ella quien hizo eso.

De pronto apareció Lucio, mas borracho aun que yo, pero como mucho mas, y vino con un despeinado Sean. - No huyo de vosotros! - repliqué molesto. Bueno, solo rehuía de sus preguntas incómodas o de sus bailes de enamorados. Me dio una especie de ataquito al corazón cuando dijo que Sean tenía que pedirme algo, no me olía a nada bueno y aquello  me puso nervioso. Miré al descendiente de Merlin - Que cosa?

Lo observé bien cuando puso esa pose tan rara. - Te duele la espalda o algo? - solté un poco despectivo de más, sobre todo porque tambien vino a echarme en cara que estuviese hablando con Gwen. - Hablar, obviamente. No estoy haciendo complots a vuestras espaldas si es lo que os preocupa....  - "amistad" era algo un poco dificil de dar para mi, en estos momentos. Pero claro, no pensaba explicarle que si estaba distante de ellos era a causa de eso.  Rodé los ojos por lo de la mazmorra. Otro!

- Sean no es eso... - luego se me abrazó cual garrapata con mucha fuerza. Me entró un calor repentino que seguramente no fuese a causa de los cocteles y mi cara era totalmente la de alguien que no sabía que hacer. Luego me vino con esas de que lo pintara desnudo. Eso era lo que le habia dicho Lucio que me dijese? Fue algo que solo dije a Sean para ver si lo ponía celoso, ahora tenía claro porqué le solté aquello. Mi cara de circunstancia mudó a una de enfado por momentos, y aparté a Sean de mi, sin violencia pero con malas formas.  Me quedé varios segundos en silencio, pensandolo. Pero al final no pude decir otra cosa...

- Idos a la mierda. - les solté de modo contundente, con expresión de profundo cabreo y los ojos brillantes. Me di la vuelta, marchandome de allí a paso vivo. Qué coño había sido eso? Estaba tan cabreado que no pensé en desaparecerme hasta haber dejado atrás los jardines.

-Oh, no tiene porqué preocuparse. Mi tía ya se los ha hecho arreglar. Y según ella, va a estar tanto tiempo castigado como el resultado de multiplicar infinito por el número de jarrones que ya ha roto- Dije al descendiente con una gran sonrisa esperando que no se preocupara tanto por lo de los jarrones. Son cosas que pasan, está claro. -Son accidentes que pasan. No hay que darle tanta importancia, aunque así debería aprender a practicar donde debe hacerlo… o con quien sepa controlarle, claro- Lo cual me recordó a lo que me acababa de comentar Arleen de ser estudiante de Gionardo. ¿Me aceptaría? Yo creo que podría serle útil, pero no sé, eran tan pocos los magos que entendían o querían entender de tecnología. Pero si Sigrid era tan buena como todo el mundo decía…

Salí de mi ensimismamiento cuando me preguntó por mi nombre, disculpándome previamente por estar en babia, pensando en las musarañas -Mi nombre es Belle. Belle Simon, para servirle a usted- Y como antes ya le había hecho la reverencia pertinente a su llegada, esta vez decidí por la maniobra de extender la mano delante de él para estrecharla. Después volvimos al baile que ocurría delante de nosotros, mientras bebía el líquido rojizo de sabor cereza. -¿No baila usted?- Inquirí. Todavía quedaban por ahí los familiares de algunos de los descendientes y de la familia de Arleen, y yo entendía que los miembros del consejo debían hacerlo para animar el cotarro. Pero calla, que lo mismo me equivocaba.

Oh, hacer amigos, vaya decepción. Aunque eso tampoco estaba del todo mal, le había dicho a Michel que para navidad los tendría a todos comiendo de la palma de la mano y conocer gente y hacer contactos era una buena manera de crear influencia, además serviría para después meterlos a todos en la arena de combate de la Alianza... si es que todo esto no era un mal sueño. Que despues era un sueño premonitorio y servía igual, quién sabe.

La miré sorprendido y dudoso cuando dijo que podía tener magia si quisiera ¿Magia?¿Yo?¿Qué dirían mis padres, mi familia?¿Qué diría Michael si se enterara?¿Seguía habiendo una importante carrera política ante la cual aparentar?¿Qué pasaría con eso si se descubría que yo tenía magia?¿Qué pasaría con mi sueño de trabajar en una de las empresas de papá?

Miré a mi alrededor para ver si alguien nos estaba mirando mientras ella me compartía información. Observé el anillo pensativo. ¿Necesita magia para que se active? Que cosa más inservible. Ella se presentó y se despidió. Yo me quedé ahí un momento reflexionando y sin saber en qué pensar. ¿Cómo sabía ella que yo no tenía magia?¿Sabía quién era yo?

Había salido del gueto por la mañana y ya parecía ser la tarde, Michael no podría distraer a papá y a mamá por mucho tiempo más así que inicié mi camino de regreso. Cerca de la salida, el del pájaro loco y el médico que había secuestrado a Erin estaban haciendo un espectáculo lamentable. Si alguna vez había sentido algo parecido al respeto por ellos, allí desapareció por completo. Fruncí los labios en un gesto de disgusto al pasar junto a ellos y mirarlos para continuar mi camino saliendo de allí.

Sonrió un poco más relajado y asintió mostrándose de acuerdo con ella sobre saber dónde practicar y dónde no y con quien sepa guiarlo. -Yo me voy a encargar de enseñarle, pierda cuidado.- Debería comportarse como un buen maestro de una buena vez.

Sonrió cuando Belle se presentó y le estrechó la mano para volver a mirar al baile. Abrió la boca para hablar pero ella le ganó de mano y rió por eso. -¡Me robó las palabras de la boca!- Bromeó riendo. Ella había preguntado primero lo que él pensaba preguntar. -Me encanta bailar ¿Me concedería esta pieza?- Preguntó extendiéndole la mano e inclinándose levemente de forma educada. Esperó pacientemente la respuesta con una pequeña sonrisa en el rostro y, sea como si lo aceptaba o lo rechazaba, lo siguiente era hacer un poco de conversación y a él se le daba bien la charla casual. -Su hermano maneja la magia elementarista del fuego ¿Usted maneja alguna magia de ese estilo?- Preguntó con curiosidad.

-Seguro que le encantará poder entrenar. Está que no cabe del gozo por saber hacer fuego azul. Y va contando una película de que va a ser miembro de un clan de experimentación. No sé, no le entendí bien- La verdad es que muchas de las veces que mi hermano iba con su positivismo por casa no le hacía mucho caso, simplemente, desconectaba de la conversación. Pero el hecho de verle enganchado a cables o en una ruedecita de hámster gigante, me hizo gracia, tuve que sonreír sin poder evitarlo -Tiene mucha energía que desfogar- Y por eso se lleva tan bien con los renacuajos de la casa, porque tiene tanta energía como ellos.

Acepté de buen gusto la pieza musical que empezaba con el descendiente, ejé la copa a medio acabar por ahí, y respondí a la reverencia que me hacía, alisando la falda a la par que se agachaba. No era una canción muy rockera, por lo que la conversación podía continuar de buena manera, tampoco era un vals para bailar pegados, sencillamente era de esas animadas, que te hacen mover el pie al ritmo de la música. -Qué va, para nada. Yo soy más de trabajar con tecnología. Máquinas… chips… ordenadores… cosas de esas…- Hablé un poco más alto que antes, para que mi voz pasara por encima de la música. Giré alrededor de Adele, aprovechando el compás. -¿Es verdad que controla usted todos los elementos? ¿Todos todos? ¿Cuál es el más difícil de manejar?- Seguro que el fuego, hacer fuego de la nada me parecía magia prácticamente imposible, lo que no sé es cómo lo conseguiría Nichollas, ya que agua, tierra y aire los tenías alrededor. -¿Por qué una vaca?- Pregunté de nuevo cuando vi de nuevo al animal comiendo una de las gardenias que estaban de decoración.

En mi rostro se pudo apreciar la evidente duda respecto a las enseñanzas de Ouroboros sobre mi nuestra familia. Desde luego en aquella biblioteca prácticamente no se podía encontrar rastro de nosotros y nuestra función con los dragones.
-Si te interesa, puedo prestarte un par de libros. -Aunque aquello supusiese el que compartiese información sobre nosotros con el resto del consejo no me importaba lo más mínimo. En aquellos libros no se reflejaba otra cosa que nuestra dedicación a los dragones. Al mencionar a Snagov le miré con interés hasta que escuché aquel tono. Mi cabeza se ladeó clavando mis entrecerrados ojos en él-No es ningún...-Chasqué la lengua-Es una herramienta más para comprenderlos mejor, igual que Snagov tenía su forma de hacerlo.-Estiré mis ropas mirando hacia la tela alzando ambas cejas-Y no era el mejor.-Murmuré por lo bajo con el ego herido.
De reojo capté su extraña expresión creando en mi una mueca también extraña, sin comprender si aquello era producto de la borrachera o de que mi "broma" le había incomodado. De cualquier modo desvié la mirada para evitar el tema. Cuando hablamos sobre aquel matrimonio y me explicó tan fervientemente los deseos de la muchacha encogí un hombro.
-Hay muchas mujeres que se sienten realizadas con un matrimonio¿no?
Tampoco me importaba mucho aquello la verdad así que no le dí mas importancia. Seguí jugueteando con el dragón de papel en mis manos mientras le agradecía con aquel alago su "regalo" pero aquella mirada suya me hizo alzar ambas cejas, no la había visto nunca en él y era...extraño. Solté una especie de risa nerviosa desviando la mirada.
-Emm...claro...es ...lógico.
Aquello me resultaba incómodo, ¿Podría aprovechar para ponerle de mi lado de ese modo?Aquello era más el tipo de cosa que haría Shyvanna. Cuando dijo que estaba muy borracho asentí debatiéndome internamente en proceder o no, pues si debía hacerlo...lo haría. Al menos él era agradable. Pero entonces Zaphira interrumpió, giré el rostro al escuchar el vidrio romperse y mi seria expresión regresó. Desvié la mirada a Giordano cuando se dirigió a él de esos modos y simplemente apreté mis labios soltando aire por la nariz discretamente ante su agravio, no era prudente acceder a tales provocaciones.
A punto de contestar a la dragona, sobre la que nuestro poder no funcionaba y ya comenzaba a sospechar que aquello no era normal, el Descendiente se encargó de responder por lo que clavé mis ojos en él. Estaba defendiendo mi presencia pero a su vez informando demasiado al dragón de Merlín.
-Ya he dicho que no es un radar-Comenté pesadamente volviendo a prestar atención a Zaphira.-Temo por la estabilidad emocional de un dragón que está en la fiesta.
Confirmé, ignorando aquello de los guardias. De pronto lo escuché , Artamir sobrevolando los jardines, le seguí con la mirada y apreté mis labios nuevamente. Precisamente trataba de evitar que mi hermana apareciese.
"Shy..."
-Disculpad a mi hermana, estoy convencida que desconocía que no podía traspasar el perímetro marcado-Contesté educadamente a la dragona siguiendo con la mirada a Shyvanna que se alejaba. Echó en cara aquello de quemar casas y Giordano realizó un comentario también al respecto-También estuvo feo-Comenté con el mismo tono que el Descendiente-Que entraséis en nuestro campamento. Mi hermano tiene poca paciencia, agradeced que no hiciese otra cosa peor.
Dije con total seriedad sin apartar los ojos de los de la mujer.-No tenéis por qué defenderme Giordano.
La situación se estaba tornando tensa y desvié la vista al jardín, la dragona parecía menos angustiada que con anterioridad así que tal vez había llegado el momento de irme, aunque sería mejor comprobarlo por mis propios ojos. Galeno y Eire aparecieron en un estado de embriaguez tal que mi mirada se tornó confusa, incluso con cierto desagrado por ello, a pesar de que fuese una celebración no era preciso que unas figuras importantes como ellos cayesen en tal degradación.
Giordano respondió y yo carraspeé algo incómoda, mirándole por un momento. Estaba huyendo de ellos clarísimamente y de ese modo le hice saber que tenía claro que era así. El descendiente de Merlín volvió a preguntarle por mí y un sonido de disgusto se me escapó pero después alcé las cejas sorprendida por esa insinuación sobre la "mazmorra"
-Si se quedan más tranquilos podemos decir que tramamos complots contra ellos en tu mazmorra mientras quemo soldados-Solté algo cansada por tanta insinuación cruzando ambos brazos. Tras ello se le abrazó y sorbí aire entre mis dientes cerrando mis puños, en un evidente gesto de que creía que eso le iba a agobiar más y ya con lo de que le pintase desnudo volví a entornar los ojos apartando la vista, observando a Juliet caminar a lo lejos, seguida por varios guardias aunque muy bien disimulado.
Asentí apretando mis labios por la respuesta del Descendiente de DaVinci, habiendo esperado algo así. Suspiré hondamente.
-Es vuestro amigo...¿y le tocáis?¿sobre todo el Descendiente de Merlin?-Sonreí algo irónica negando-No conocéis a vuestro amigo.
Incliné mi cabeza por toda forma de despedida y caminé en dirección a la dragona, más tarde me ocuparía de Gio. Al pasar cerca de los guardias desvié la mirada hacia ellos sintiendo la suya clavarse en mi y cuando alcancé a la dragona le puse la mano en el hombro y nos desaparecí a ambas.

Lo que le decía lo hacía muy feliz y no lo ocultaba. Movía el cuerpo al relajado pero movido son de una canción del género Rhythm and blues. Hombros, aplauso, hombros, aplauso, pasito, pasito. La canción dejaba lugar a bailar como cada uno quisiera con un ritmo pegadizo.

Asintió para que sepa que la había escuchado, aunque nunca se sabe, la magia elementarista puede despertar en todos a toda edad. Levantó un brazo a la vez siguiendo el ritmo mientras ella lo rodeaba, improvisando. Asintió una y otra vez sonriente cuando le preguntó si manejaba todos los elementos y habló un poco más alto que la música.

-Para cada quien es distinto, pero para mí la magia sobre el fuego fue la que me resultó más difícil de aprender porque el primer elemento que aprendí a manejar fue el agua, esas dos artes son contrarias.- Lógicamente el agua y el fuego son contrarios, pero también tienen una filosofía distinta y un mecanismo distinto. -Todo depende del elemento con el que se empiece.- Resumió para no extenderse de más, él podía llegar a emocionarse y darle una clase ahí mismo, pero no quería aburrirla. Soltó una gran risotada cuando de la nada le preguntó por la vaca.

-Su nombre es Meiga y se regala una vaca porque… ehhh…- Se quedó un rato pensando mientras bailaba y luego de hacerla girar una vez alzó los hombros riendo y admitiendo que no se acordaba del por qué, seguramente se debía a una tradición para que la pareja goce de abundancia.

Siguieron bailando hasta que la canción terminó momento en el que aplaudieron a la banda por la buena música, luego charlaron por un buen rato hablando de banalidades para luego pasar a anécdotas divertidas por las que él soltó alguna que otra lagrimilla de la risa. Le contó sobre su hermano en la clase, lo bien que lo había hecho y lo emocionado que él mismo estaba con la investigación.

Le contó también sobre el club de danza y el de canto. Así entre una amena charla, risas y alguna que otra pieza de baile más, se hizo de madrugada. Cuando se la pasa bien, el tiempo pasa volando, así que se despidió de Belle con un amistoso abrazo porque lo de estrechar la mano era demasiado frío para todo lo que habían reído y así se fue caminando.

El rostro de la chica cambió en cuanto me vio aparecer y lo hizo mucho más cuando Giordano me dio aquella información sobre un radar, lo habría tomado por el delirio de un borracho pero ella lo confirmaba, el sonido de aquella exhalación no pasó desapercibido a mis sentidos tan desarrollados, la estaba examinando a conciencia. Sonreí de lado cuando dio aquella excusa que me pareció tan banal sobre un dragón inestable en la fiesta -Vaya, que noble por tu parte venir personalmente a verlo- El sonido del aleteo no se hizo esperar y me resultaban divertidas las expresiones de la chica, los humanos eran muy divertidos mucho más cuando algo que creían bien hecho se desmoronaba pieza a pieza.

Ya teníamos a un traidor entre los llamados descendientes y la familiaridad con la que trataba Giordano de esa chica, por desgracia, me hacía sospechar de él y Zaphira dentro de mi quería darle una buena colleja pero no era el momento, dejé pasar lo de su hermana, ya se encargarían los guardias pero el comentario sobre las casas me hizo llevarme una mano al pecho -¿estuvo feo que entráramos a vuestro campamento? ¿ese al cual llegasteis con un ejercito para después secuestrar a Sofía con una clara declaración de guerra? aww... que malos somos en esta isla- mi tono de sarcasmo iba acompañado de un puchero teatral y muy fingido pero ella quería seguir guardando su orgullo diciéndole al descendiente que no la defendiera -Eso Gio, no la defiendas, parece que tu amiga se las apaña muy bien solita- ella no me mantuvo la mirada, parecía mucho más interesada en lo que había en el jardín, Juliet quizás y todo parecía tomar cierto sentido alrededor de ella.

Iba a hacer una señal a uno de los guardias para que se acercara a informar pero aparecieron en escena el cachorro y el tío del bigote totalmente borrachos, dando eses y hablando de cosas raras que al parecer tenían que ver con el descendiente de DaVinci. Los miré un momento por aquella escenita intentando no reírme y aparentar seriedad pero al parecer era la única que disfrutaba el show, Sean reclamó por la chica y ella contestó menos calmada que antes haciendo expresiones que me resultaron curiosas. Al final Giordano se enfadó y los mandó literalmente a la mierda, puse cara de "ouch" cuando dejó a Sean ahí tirado y llorando a moco tendido porque ya no quería ser su amigo lo cual no mejoró con las últimas palabras de Gwen -Interesante..- ella se marchó interceptando a Juliet para desaparecerse con ella, llamé a uno de los guardias y le pedí que informara de un par de cosas a la general -Juliet Bennet está siendo controlada, los Pendragon parecen muy interesados en ella y tal vez podamos usarla a nuestro favor, buscad familiares, amigos, cualquier lazo que tenga en esta isla que no sea un dragón para interrogarlos, el descendiente de DaVinci queda bajo sospecha, vigiladlo, no queremos que vuelva a ocurrir lo mismo que con Bellatrix, a este paso nos quedamos sin descendientes, informad a Sayid y a Newton , quiero reunirme con ellos para informarles personalmente-

Mientras informaba al guardia pude notar como su mirada se iba de vez en cuando a los dos borrachos, cuando terminé los miré y la verdad es que estaban fatal, despaché al guardia y en cuanto se alejó lo suficiente empecé a reírme yo sola en el sitio -Es que es buenísimo! - dije como si hablara conmigo misma pero en realidad lo hacía con Zaphira que ya empezaba a enfadarse -Vale, Vale, ya no hay moros en la costa, te dejo a lo tuyo-

(...)

Aquel sonido se volvía cada vez más infernal a medida que Maera se acercaba a la descendiente de los Pendragon, no pude decir nada durante el tiempo que estuvo cerca pues hice acopio de todas mis fuerzas para no dejarme vencer por esa señal que estaba muy diluida gracias al demonio pero eso no la hacía menos insufrible. Cuando finalmente la chica se fue pude volver a lo poco que había en mi mientras permanecía encerrada en mi propio cuerpo escuchando el llanto de Sean y la risa de Maera -YA BASTA! DÉJAME SALIR DE UNA VEZ!- no era momento para risas, era un tema serio al menos para mi.

Cuando pude volver a controlar mi cuerpo me acerqué a Sean muy preocupada abrazándolo mientras decía cosas raras sobre Giordano -Ya está, Sean ya estás mayorcito para esto, vamos... apestas a alcohol- mis ojos se clavaron en Lucio con una mirada acusadora por dejarlo beber tanto pero él tampoco estaba en condiciones -Prohibido volver a beber sin la supervisión de un adulto, y os lo digo a los dos- aquella sentencia iba en un tono serio mientras seguía abrazando a Sean que no parecía calmarse. Los hipidos y sollozos se hicieron más intensos cuando intentó tranquilizarse pero entonces me apartó para echarse a un lado y vomitar, no sabía si enfadarme, preocuparme o darme por satisfecha porque con esa borrachera estaba segura de que no volvería a beber en mucho tiempo, le sujeté el pelo para que se despachara a gusto y cuando no pudo echar nada más lo ayudé a levantarse, lo subí a mi espalda y le hice una señal a Lucio, me transformé y lo dejé subir ayudándolo con mi cola porque casi ni se tenía en pie, alcé el vuelo todo lo estable que pude y en poco tiempo ya habíamos abandonado la boda para volver a casa.

Hablo con personas para dar a conocer el clan pero poco a poco, el cansancio va superando el hambre. Hay gente que sigue danzando, otros hablan y otros ríen, pero yo ya tengo mucho sueño.

Al salir de la carpa, el aire fresco me recibe. Estoy pensando en que quizás prefiero dormir aquí, rodeada de la naturaleza. Afuera no encuentro a Juliet pero sí encuentro a otras personas, varios no pueden dar dos pasos sin tropezarse.

Salgo del brazo del descendiente de Licaón que me había cumplido el capricho de traerme una pata de vaca para comer, pero antes de dejar el jardín atrás, tiró de su brazo y le exijo que quiero dormir en ese jardín con él.

Nos alejamos de las carpas para ir a un rincón silencioso de la arboleda y nos recostamos bajo la sombra de un gran sauce. Le enseño la piedra que me entregaron para que me explique lo que hace, canalizo la magia como él me había enseñado y la calma me invade. Así me duermo arrimandome a él en busca de calor.

Entre el baile y los movimientos, la respuesta de Adael le pareció la más lógica, dentro de la idea que tenía ella sobre el tema, del cual era una solemne ignorante. Lo que le parecía sorprendente, es que mi hermano hubiera empezado al contrario que lo que la lógica le decía. Pero bueno, él en verdad siempre iba contracorriente.

Se rio, se rio mucho con la respuesta de la vaca. La respuesta inexistente, claro. No se imaginaba a ella cuidando de una vaca en su casa, con sus primos, sus hermanos, los loros, los adultos… aquello parecería una casa de locos… más de lo que ya lo parece. Seguimos bailando, charlando y comentando algunas de cosas de la boda. Y el tiempo voló, y yo volé. Y el sol se fue, tampoco era raro, después de todo, el invierno estaba cerca ya. Me abrigué y me despedí de Adael con un abrazo, y nos fuimos a casa. Que mañana alguien tendría que madrugar, seguramente, aunque yo no iba a ser una de esas personas.