Jardines Dioscórides

No sabía si era mi mente que pensaba mal o si ese "soy un buen paciente" iba con segundas intenciones. En cualquier caso yo no me lo tomé en el sentido literal y casi que me dieron ganas de seguir la fiesta en casa. Aunque claro, si seguía dándole esas vueltas puede que tuviésemos que irnos a casa pero para mal. Dejé de marearle, y también de marearme a mi mismo, que con tantas copas ninguno teníamos mucho equilibrio. Me reí al escucharlo pronunciar tan mal, sin ser consciente de que yo lo hacía por un estilo.

- No fue tu cuulpa, los sucustraron porque sí, porque tocaba. ¡Y mira! ahora ssson felidesh! - señalé a los compañeros Rosse y Ling que andaban por allí, y que me miraron raro por apuntarles con el dedo. - Ahh...el buen Sayid. Qué majo es. Y qué valiente. A mi me da miedo esso de meeterme en peleass. - me eché otro copazo a la salud del compañero, brindando con Sean otra vez. Esperaba que el rey moro, como lo llamaba Sigrid, aprobase nuestro matrimonio. Seguro que había visto nuestro beso en la kiss cam, que desde luego me pareció mucho mejor que el de Chloe.

Al llegar a la zona de cachimbas me espanzurré más en el cojín, dejando que Sean se encargara de avisar que no estaba de servicio. Me dio la risa al imaginarme vestido con la bata del trabajo con esta cogorza. - ¡Por los todos colgajos del señor Flamel! ¿qué pensarían de mí los pacientes si me vieran así? - me abrí los botones de la camisa cuando Sean siguió quitándose capas, aunque ya no sabía no dónde había dejado la ropa. - Oye, que no hay piscina. ¿O eso es para que Gio te pinte desnudoo?- agarré otra copa más de algo dulce y rosado, abanicándome con la mano después por el calor que tenía en las mejillas. Mi futuro esposo me siguió el juego rápidamente, porque seguro que tampoco sabía muy bien cómo funcionaba, así que no pudo decirme que lo estaba haciendo mal.

- Vale, puees te reto a...- me quedé mirando alrededor, pensando con los ojos entornados. - ¡Dile a Gio que te haga el Merlino desnudo! ¡Vamoss a pedirle que lo haga, antes de que se vuelva a escapar! ¡que te pinta juusssto ahora, así, borracho! borracho él, glaro. A ver qué sale. - me levanté del cojín pillando la mano de Sean para intentar ayudarlo a levantarse, aunque todo se me movía y se me daba fatal intentar moverle del sitio.

una vez hechas las presentaciones y que Adael dijera algo de esperar algo dulce miré a ver si se acercaba la bandeja del postre pero Mérida me dio un golpe y tuve que mirarla a ella para poder escribir en mi libreta "No preguntaste" y sonreír victorioso por tan elaboradas palabras para escaquearme. Le hice un gesto a Adael para que no se preocupara por lo de mi voz, ya me habían dicho en el hospital que la recuperaría en unos días pero no me dijeron exactamente cuantos "en la misión a londres, me hirieron con plata pero podré volver a hablar"

Cuando nos entregaron los regalos ninguno de los dos iba muy puesto en objetos mágicos, iba a activar el mío pero Adael si sabía lo que era, así que mejor dejarlo quietecito, la que parecía haber visto un fantasma era Mérida, la miré preocupado y llevé mis manos a sus mejillas para que me mirara, preguntando con un simple gesto si se encontraba bien y después bajé una de mis manos así vientre para tocarlo y así hacerle saber que preguntaba por su estado, el mago también se dio cuenta de la situación y no hice nada para negarme a eso de sentarnos y tampoco dejaría que Mérida lo hiciera y si hacía falta la llevaría en brazos hasta la silla. Nos sentamos en una mesa donde corría un poco más el aire y cuando Adael se marchó le di las gracias para después centrarme en ella "¿quieres que llame a Anteia? aún puedo olerla por aquí o ¿quieres ir a casa?"

Esperé a que se le pasara un poco el mal trago de lo que fuera a la pobre y pedí agua fresca para que bebiera poco a poco, encima Juliet no volvía y empezaba a sospechar que ya se había marchado pero para pasarlo mal mejor que volviera a casa. Abracé a Mérida y le di un beso en la frente antes de sonreír y volver a señalar en mi libreta lo de mudarnos, ella me había preguntado pero como la vi tan pálida no le dije nada pero ahora que estaba sentada si que podía decírselo "he hablado con Catherine, no podemos estar siempre en las habitaciones, se nos queda pequeño, más si Lila viene a vivir con nosotros, así que me ha dicho que nos puede dejar un piso! por eso lo de la mudanza y lo de la guardia, vamos a necesitar dinero para pañales, leche, ropa... esas cosas ¿qué te parece?"

Lo de ser buen paciente no iba con segundas ni mucho menos, yo no sabía hacer esas cosas así que cuando Lucio me miró de forma un tanto extraña me costó procesarlo pero al final entendí por dónde iba y me puse rojo cual tomate pero preferí no decir nada y seguir bebiendo. Las vueltas por suerte cesaron y pudimos seguir la fiesta en la boda pero ya no sabía ni como hablaba, solo veía a Lucio reírse y yo no podía evitar hacer lo mismo.

-bues no endiendo porgue los humanos nos odian tanto, si somos suber majos!- cuando el medimago señaló a Ling y a Rosse los saludé levantando la mano todo lo que pude y moviendola de un lado a otro de forma algo exagerada, la verdad es que no me llevaba mal con ninguno de los dos y pensando en aquella reunión recordé que Rosse me guiñó un ojo pero yo pensaba que le pasaba algo así que me acerqué a Lucio para decirle algo bajito -psssssssssss! Lucio, que a Rosse le pasa algo en un ojo, se lo dienes gue mirar, pero shh! yo no te he dicho nada- de golpe saltamos a Sayid y asentí cuando dijo que era majo -Ves!? lo gue yo decía, si los magos somos muy majos!! y Sayid más! ha invitado a uno de los ministros y todo.. que majo es Sayid ¿nosotros somos majos? Brindemos por Sayid que es muy majo!- volvimos a brindar antes del beso e ir a los sillones esos de las cachimbas para empezar con nuestro juego.

Me reí a carcajadas por lo de los colgajos de flamel ¿de dónde sacaba esas cosas? -Eeeh! que ha pasado con las barbas de mi tatara tatara y muchos tatara abuelo!? - repliqué mientras me quitaba los zapatos y los calcetines intentando meterlos en el bolsillo que no era, pensé que se había roto el encantamiento pero después caí en que ese era el normal, me volví a reír y ya lo guardé todo en el que era -¿gue Gio también tiene piscina y se pinta desnudo? lo gue le faldaba- y lo más importante, ¿tendría la piscina en la mazmorra? ¿cómo la había metido ahí? ya había estado en su taller alguna vez y nunca había visto eso, a lo mejor estaba oculto y tenías que buscarlo o tirar de una palanca para abrir puertas secretas y todo el rollo.

Aquellas ideas tontas me cruzaban por la cabeza cuando Lucio propuso el juego aquel y yo me agenciaba otras dos copas que cayeron antes de lo que era recomendado, eso y que estaba mezclando demasiado y se me estaba haciendo una bomba de relojería en el estómago pero iba tan borracho que no lo notaba de momento. El reto de Lucio me hizo poner cara de indignado -esso no vale! te iba a bintar a ti! a mi no guiere ni verme... ¡pues que se chinche! ahora mismo voy y se lo digo!- me levanté como pude con ayuda de Lucio y por poco nos caemos los dos porque en cuanto estuve de pie todo me dio vueltas de forma alucinante, en ese momento se acercaron unos niños a darnos regalos, nos tendieron los paquetitos con sus manitas pequeñas y solté un Awww para recibirlos y poner los dos en el bolsillo, todo al bolsillo, la copa que tenía en la mano también al bolsillo, empecé a andar por el césped sin saber muy bien que hacía y luchando con los botones de mi camisa porque si me tenían que pintar desnudo la camisa sería un obstáculo por no hablar de la misión para dar con el artista, pero tenía un plan infalible -MArGGGGOOOO!!!!.... GIO, TIENES QUE DECIR POLO!-

-Puedes matar a uno pero el que dejes vivir se volverá incontrolable o ausente.- Repito parte de la conclusión del cuento sobre el lobo blanco y el lobo negro mientras mantengo la mirada en el horizonte. Ahora que lo menciono, siento la necesidad de matar, de sangre. Ansío sentir el sabor metálico en mí boca y comienzo a salivar.

-¿Quieres huir hacia donde es seguro? Puedes ir, pero quiero que sepas que también los puedes alimentar a ambos y te servirán bien nutriendote con sus energías, aunque eso requiere más comida.- Digo con voz más grave casi en un gruñido. No olvido las palabras del descendiente de Licaón sobre el hilo que nos une a Juliet y a mi.

Sea para interponerse en mí meta o en colaborar con ella, el hilo está allí. Tengo la esperanza de que la dragón supere la debilidad de su nacimiento ciega y desamparada, ascendiendo hasta la comprensión y el poder. Le enseñaría si ella demuestra la voluntad para resistir lo que puede aprender, en caso contrario deberá ser apartada a un lado con tristeza, pero sin titubeos.

La explicación volvió a sentarle mal. Asintió ante ella, agachando levemente la mirada para ver el ramillete en una de las sillas frente a ella. Era un poco peor que cuando la había escuchado la primera vez. Al menos en el torneo había llegado llena de confianza en sí misma y con toda la actitud necesaria para ganar. En aquel momento, sentía confusión, angustia, incluso miedo de volver adentro y de sentirse rechazada. Kiana había dicho en las montañas que compartían algo, pero aquello le resultaba imposible. Ella no tenía lazos con nadie excepto con Reiv. Sus lobos habían tomado un camino hacia la ausencia y sentía que los dos morirían antes de que alguno lograra vencer.

No quiero huir.- Susurró, pero la respuesta no era real. Era imposible huir de ella misma así que aceptaba el no poder hacerlo. Alimentar a ambos lobos... ¿Qué tanto más le tomaría? ¿Qué tantas energías tendría que inventar para lograrlo? Se sentía drenada para aquella hora de la tarde. El cansancio mental era peor que el físico.- No sé como responderte, Kiana. Yo no soy un lobo blanco y estoy huyendo del negro. No quiero tenerle cerca, no quiero que vuelva. No puedo controlar a ninguno. El lazo que nos une, del que habló Altair, es falso. Lo... Lo siento.

Estaba ocupada con la entrega de los regalos. Gracias a Dios no había sido como su boda que tuvo más de 400 invitados porque eran tiempos más felices, más gente vino de la familia de su esposo, etcétera. Al menos aquí, los podían entregar de forma personal y eso le agrado.  En medio de la cuestión dos guardias se acercaron a ella para informarle que otra Pendragon, en este caso, una rubia con su dragón estaba sobrevolando la zona de la boda. Amaya se fue rápidamente para ver a la mujer que hablaba con Juliet e hizo un gesto para que no atacaran. Intentó leerle los labios pero en la distancia no pudo. Vio su gesto de alzar las manos  y le pareció curioso que no estacionara su dragón allí en medio. Era la segunda vez que intentaban acceder a ella según le habían informado. Tendría que avisarle a Sayid.

Volvió dentro cuando el dragón y su jinete se fueron dejando órdenes de que no dejaran escapar a Juliet pero disimuladamente,  un poco antes de ser interrumpida por Adael. Hizo una leve reverencia y sonrió a todos sus hijos que se comportaban a la perfección -Gracias- Dijo, educadamente, para luego observar  a su esposo -¿Lo terminas tú, por favor?- Al verlo asentir sonrió y se fue con el Descendiente.  Las nuevas incorporaciones eran de esperarse, cuando Amaya se acercó a la pareja y Adael empezó a presentar con tanta elegancia, la mujer miró a Kyllian de arriba a abajo  -Kyllian Evans, sí, lo conozco. Participó en el torneo. Bonita pantera- Le dijo antes de mirar a la pelirroja con una sonrisa -Enhorabuena...No te hacía muy por la labor de hacer familia, pelirroja. Te esperaba entre nuestras filas- Bromeó antes de devolver sus ojos castaños al moreno, pese a todo, no se sentó.

-Los Tenientes Royden son los encargados de hacer las pruebas y entrenar a los nuevos reclutas. Serás bienvenido en la guardia si mis primos no te parten en dos. Mañana, en el campo de entrenamiento a las 08:00 ¿Entendido?- Preguntó y después miró a la pelirroja con el ceño levemente fruncido -No tiene buena cara. ¿Por qué no la llevas a que le dé el aire?- Se dirigió hacia el Descendiente con una sonrisa plena -Gracias por ayudar siempre a la guardia. Ahora mismo tengo que hablar con el novio, con vuestro permiso- Dijo haciendo una reverencia y se acercó a Sayid y Arleen que bailaban en la pista, pidió disculpas por la interrumpción, ignorando que Sayid no le había dicho nada a Arleen -Otra Pendragon vino a la boda, la sobrevoló y habló con Juliet. No hubo ningún movimiento hosco, ataque ni nada pero cada vez sospecho más de esa pelirroja. Es vuestra boda. ¿Qué hago?-

Forzó nuevamente una sonrisa cuando Sayid besó su mano y mantuvo la mirada en él para no observar a Andreas, no le apetecía básicamente y no tenía nada más que decirle.  Se cogió del brazo de Sayid mientras con la mano libre se acomodaba la pesada cola del vestido, caminó con elegancia y en silencio hacia dentro escuchando lo que le decía a los guardias. Vigilar, vigilar, vigilar. Por supuesto ¿Cómo podía pretender que aquella pantomima y fiesta fuera otra cosa que una mascarada de lo que realmente estaba pasando en el mundo? El pensamiento la deprimió.

Cuando Sayid le habló a ella directamente, Arleen negó suavemente con la cabeza y poco a poco se le fueron subiendo los colores. Estaban yendo a la pista y en cuando entraron la música cambió, la mujer sintió que se le revolvía el estómago. No debería haber hecho aquello -Lo siento, perdón…No debí haberlo… Haberte interrumpido. Tienes razón. Tal vez…- Intentó no atragantarse con su propia saliva mientras se acomodaba a la posición del baile bajo la atenta mirada de todos. Nunca en la vida había perdido la compostura pero claro, nunca había reclamado cosas un Descendiente que no conocía -Deberíais volver. Es decir, si…Entiendo perfectamente vuestras responsabilidades y lamento haberme impuesto- Murmuró en un hilo de voz, bajando la mirada al suelo aunque no dejaba de seguir el compás de la música.

En ello estaban cuando Amaya llegó a interrumpirlos. Arleen alzó los ojos hacia ella escuchando lo que le decía -¿Otra Pendragon?- La cara de G le vino de pronto, ya que era la única que conocía. Miró a Sayid y luego a Amaya. Había sucedido algo y él no le había dicho, porque a diferencia de su familia, Amaya no se cortó en hablarle.  Recordó de nuevo la metáfora de la máscara y sintió que las escasas copas de alcohol estaban subiéndole por el estómago -Tenéis asuntos que atender. Voy a… cambiarme de vestido- Dijo, excusándose y haciendo una reverencia forzada antes de darse la vuelta y huir de la pista de baile.

Iba de camino hacia afuera cuando las cámaras la engancharon y luego mostraron la imagen de Giordano. Arleen se volvió a poner roja como un tomate y forzó una risa, moviendo una mano como despachando a la cámara. En un momento en el que la desenfocó, la sanadora observó a Aldaron con un gesto de ira mal contenida. Iba a destrozar las malditas cámaras pero no quería hacer un espectáculo. No. Salió de la carpa al frío invernal sintiendo que le sentaba particularmente bien. La temperatura se le había elevado y fue muy consciente de que estaba teniendo un ataque de pánico. Avanzó con bastante rapidez hacia su propia carpa ignorando la presencia de Juliet, Kiana, a los dos borrachos y mucho más lejos a Giordano y G. Se metió allí y la cerró con fuerza para sentarse en el sillón y tratar de controlarse.

Las náuseas estaban volviéndose incontrolables y en la soledad de aquella carpa dejó que el nerviosismo se expresara físicamente. Las manos comenzaron a temblarle tanto como las piernas y se llevó las primeras el rostro, ocultándolo. No iba a llorar porque sabría que eso lo reconocerían, tenía que recomponerse. Había accedido a esto y de pronto las palabras de Catherine calaron hondo en ella. Por amor a su familia. Por supuesto, por amor a su familia sería capaz de lo que fuera. Tomó un par de respiraciones para tranquilizarse y se incorporó para empezar a sacarse el vestido lentamente, el pesado ropaje cayó al piso y, sinceramente, no le importó. Fue en busca del que ella había elegido para sí misma y se vistió con profunda calma, sintiendo la suavidad de la tela como una abrazo cálido. Se quedó allí, un rato más después de vestirse y cuando creyó que ya estaba mejor abandonó su carpa para quedarse sólo un poco afuera, respirando el aire fresco mientras veía la entrada de la carpa del baile desde donde se escuchaba mucha música, risas  y felicidad.

Máscara. Máscara. Máscara.

Sonrió alegremente y fue caminando hacia la carpa, aunque con un destino en concreto: Aldaron. Entró y fue directo hacia él, cogiéndolo del brazo para inclinarse y susurrarle en el oído -Como vuelva a aparecer en esa cámara mi esposo  y yo con otra pareja haré que mis hermanos te corten las orejas, Aldaron. Y no estoy hablando de V, sino de Fred. Y Amaya ya que estoy- Se apartó y le sonrió brevemente, una sonrisa que no le llegó a los ojos, acomodándole un poco la ropa. Se inclinó y le dejó un beso en la mejilla antes de ir a la plataforma para sentarse a descansar.

Último vestido:

-Atisbos …del futuro…Umjum… Interesante- Se le atragantaron las palabras en la garganta cuando Adael le explicó exactamente lo que hacía la piedra y cuando Kyllian se acercó a mirarla aprovechó  y la metió en su bolsillo, para deshacerse de ella. El hecho de que se preocupara por ella no ayudó y Mérida no supo muy bien qué responderle ¿Quería irse? …Bueno sí, quería irse y dormir un poco. Lo que sea que había visto le había causado estrés -Estoy bien…No pasa nada- Dijo poniendo su mano sobre la de él cuando tocó su vientre. Intentó aparentar normalidad pero aquellas visiones seguían repitiéndose en su mente. ¿Tres? ¿Qué iba a hacer ella con tres? ¿Por qué Gen quería comérsela? ¿Quiénes eran esos otros lobos?

Lo de sentarse le pareció una excelente idea y se dejó caer en la silla, llevándose una mano a la boca para mordisquearse una uña mientras fruncia el ceño y repasaba la idea. En la visión de Gen no estaba embarazada, no se sentía embarazada. ¿Sería después de tener a los niños? ¿Cómo podía evitarla? ¿Se podía evitar el futuro o si intentabas hacerlo acababas provocándolo? En algún momento, Kyllian la abrazó y le besó la frente y se sintió más que agradecida por el gesto que la devolvió a tierra. Centró sus ojos en leer lo que le ponía y se mordió el labio inferior -Es… Es una excelente idea- Dijo tratando de sonar entusiasmada -Un piso. Entero…Para nosotros…Que no somos pareja- Repitió, pensando que a los tres críos se le iba a sumar Lila y ella iba a tener que cuidarlos a todos si Gen no se la comía. -Yo…Yo debe…- Iba a decir que ella debería conseguir un trabajo cuando llegó Amaya y Adael volvió a presentarla.

-Hola Amaya…- Sonrió forzadamente escuchando el intercambio entre ellos y cuando se dirigió a ella con la palabra “Familia”, se le volvió a ir el color de la cara y esta vez sí que sintió mareo y náuseas. Pronto se fue, y Mérida se inclinó hacia Kyllian para susurrar -Sí, me quiero ir a casa- Murmuró bajito deseando quitarse la ropa y meterse en la cama a dormir. Cuando estaba inclinada hacia él, la kiss cam vino a por ellos. Mérida levantó la mirada celeste hacia Kyllian y sonrió de lado, antes de inclinarse y besarlo suavemente. No duró mucho y cuando terminó ella sonrió y se levantó para tirar suavemente de él y que se pudieran ir.

Se la quedó mirando con cierta sorpresa cuando le soltó la primera pregunta. ¿No se había ofendido? Parpadeo levemente e intento que el alcohol no le afectara por completo -Hay mujeres que se ofenden con mucha facilidad. Me alegro de que no seas así, eres fácil de tratar y mantener una conversación civilizada- Tras ello se inclinó un poco con una sonrisa lobuna en los labios - Aunque no es exactamente eso lo que quiero mantener contigo-

Pero cuando mencionó a su madre, Vishous corrigió un poco su postura buscando la mirada de la mujer pero no la encontró en la mesa, sino yendo en su dirección lo que hizo que se le bajara el alcohol de un puto golpe. Sin embargo, su padre la cogió de la cintura para bailar con ella y eso se lo agradeció profundamente. Escuchó lo de la familia de Sofía -Eso explica porqué creas lazos con facilidad...O eso creo…- Después de lo de Chloe ya no sabía muy bien cómo evaluar las relaciones -Cuando tienes una familia más… cercana pues te dedicas a ellos. Tú creas  a tu propia familia con las personas que eliges. Ambos tenemos suerte con lo que nos ha tocado. ¿Tienes a alguien en Ouroboros a quien consideres familia?- Preguntó, porque curiosamente, para él era importante sin su familia es probable que no hubiese salido de aquel hueco sin fondo. Sin Arleen regalándole a Onyx. Sin el apoyo de Fred.

-¿Tres?- Preguntó alzando las cejas -¿No meriendas? ¿O tomas un tentempié a media mañana?- Cuestionó, casi horrorizado y después le sonrió pícaramente -No mientas, con tres comidas al día no puedes mantener semejante cuerpazo- Fue entonces cuando ella le corrigió las manos y, lo cierto, es que la visión de su madre le había acomodado los chacras sobre su comportamiento con Sofía. La había buscado porque necesitaba olvidarse de aquello que le dolía y se había aprovechado de su confianza. Se incorporó un poco, siendo más comedido -Prefiero que lo veas. ¿Esta noche? - Inquirió aunque luego hizo un gesto de disconformidad con el rostro, una mueca -Aunque tendría que irme muy temprano mañana. Tengo que probar y entrenar a los nuevos reclutas- Expresó pensando un poco sobre sus horarios a ver si algún otro hueco le venía mejor -Pero en mañana en la noche también. Entro a trabajar el miércoles en la tarde-

-Puedo hacer maravillas con el microondas. Te lo probaré- Se rió antes de observar hacia donde le decía de las cachimbas, alzó suavemente el hombro como si no le importara -Si quieres sacarme de la pista de baile…- Se inclinó para susurrarle al oído -Puedes llevarme  a algún sitio donde pueda obrar mi magia en ti y darte los agradecimientos que te mereces- Quería robarle un beso en ese mismo instante al pensar en lo deliciosa que se veía aquella mujer cuando se entregaba enteramente al placer -¿Eres consciente de que te las mereces, no?-  Sonrió, de nuevo y cuando se incorporó se encontró con los ojos de Fred que lo miraban con una advertencia clara. Vishous le sostuvo la mirada y tensó la mandíbula, luego vio a Aurora coger del brazo a Fred y esquivar su mirada. Habían hablado. La tensión fue tan evidente en el hombre que se quedó rígido -En otro orden de ideas, una buena fumada me sentaría de perlas para seguir sobrellevando esta boda- Le dijo y tiró de ella hasta sacarla de la pista para ir hacia donde estaban las cachimbas.

Mérida decía que se encontraba bien y que no era nada pero a mi no me convencía demasiado, le pasaba algo pero si no me lo quería decir no iba a presionarla, eso no me competía a mi que tenía solo los derechos de follamigo. Nos sentamos en el lugar que nos indicó Adael y parecía que la pelirroja se iba encontrando mejor pero se mordía las uñas y estaba muy distraída, la abracé y le di aquel beso para que se calmara y ya de paso la traía de vuelta a tierra.

Escribí sobre el piso, ella decía que era una idea estupenda pero también me dejó caer que no eramos pareja, me encogí de hombros, me había dolido un poquito pero era la verdad, volví a escribir en la libreta y se lo enseñé "no te ofendas pero ya he estado en vuestro barco y no me parece el mejor lugar para un niño, no es obligatorio que vengas a vivir conmigo pero estaremos más cómodos, así puedo estar atento, eso ya lo hablamos y cuando nazca la alubia puedes volver con la brigada, ya sabes, sin compromisos" de Lila , si llegaba a tener su custodia, me encargaría yo, no le iba a dar esa carga a Mérida porque no le pertenecía y tenía que hacerme a la idea que solo seriamos amigos y nada más, era lo mejor porque las relaciones solo traían problemas.

Parecía que Mérida iba a decir algo más pero en ese momento la general llegó con Adael, saludó a Mérida con toda confianza y yo flipando porque parecía que conocía mucha más gente en la isla que yo, aunque a mi si me conocían por ser el pringao del torneo que no llegó a los tres finalistas. La mujer felicitó a Mérida por lo de la familia y en seguida me levanté de la silla y negué con a cabeza para llamar la atención de ella "no estaba planeado, pero los dos seguiremos solteros y sin compromiso" aclaré.

La general no se andaba con rodeos y no tardó mucho en decirme lo que tenía que hacer, debía presentarme a las 8 de la mañana en el campo de entrenamiento, una vez más escribí y le di las gracias además de hacerle saber que lo había entendido, después de eso las miradas pasaron a Mérida que parecía volver a tener problemas y ya no me tragaba que estuviera bien. Me despedí de la general y después le escribí algo a Adael "Gracias por la ayuda! he estado liado con cosas de mudanzas y eso pero prometo volver a clases, ahora me llevaré a Mérida a casa" le tendí la mano para darle un buen apretón y después.

Nos levantamos del sitio y otra vez la camarita aquella vino a nosotros, no me importaba, la verdad pero la pelirroja parecía muy malucha, me iba a negar pero entonces ella tomó la iniciativa y me dio un beso, en cuanto nos separamos tiró de mi y la verdad es que no quería ni que andara, la detuve y entonces escribí en la libreta "hipogrifo" así llegaríamos antes, saque la estatuilla que llevaba guardada yo e invoqué a la criatura para pillar a la pelirroja en brazos y así volver a nuestra habitación para descansar.

Lucio me miró con cara de " te voy a poner más turnos" cuando le hice el lio con lo del discurso pero a mi me había mirado mal la señora madre de Arleen así que yo no era digno de dar discursos y lo que dijera tampoco le iba a gustar. Mi super idea de la kiss cam iba acompañada de regalitos que mi mayordomo llevaba en cajas así que me dediqué a repartir las pociones en cuanto se iban cumpliendo las misiones, una herbo por aquí, un díctamo por allá, todo en sus botellitas y una etiqueta con fecha y motivo, lo típico de las bodas "día tal, boda de Sayid y Arleen, producto de industrias elfondones" lo último en pequeñito que lo importante era lo importante.

Me aburrí de repartir cosas así que dejé a mi Thoren de plástico en modo automático mientras yo me dedicaba a hacer de las mías con el botoncito, todos habían cumplido más o menos pero la primera en huir fue la dragona pelirroja, una lástima oye pero no le iba a decir nada, suficiente con haber venido a la boda teniendo al novio en cama, los que si me sorprendieron fueron Lucio y Sean que estaban gozándolo fuerte, primero el baile ese con el que le dieron una patada al protocolo y ahora el beso sin esconderse de nadie, estaba tan orgulloso que inmortalizaría ese recuerdo para su boda.

seguí dando saltitos por ahí viendo a Vishous y a Chloe a lo lejos, esperé a que alguno de los dos hiciera contacto visual conmigo para mover las cejas de modo sugerente, sacar un condón de mi bolsillo y decir "os hago descuento" flojito para que me leyeran los labios más que escuchar. seguí repartiendo alegría por la boda y dándole al botoncito de la cámara cuando Arleen me interceptó de mala manera, me pilló del brazo para amenazarme así por lo bajini y me entró la indignación -es aleatorio! a ver si te crees que lo hago a cosa hecha y nadie está obligado... será posible- aquello lo había hecho solo para que la gente se echara unas risas, en plan de verdad no como la sonrisa falsa que me acababa de dedicar ella antes de irse.

en cuanto se giró le saqué la lengua y desactivé el chisme aquel, las cámaras volvieron a su sitio y yo me fui a recoger mis cosas, bebí un rato todo enfurruñado, los niños de Amaya se acercaron a darme el regalo con su padre y después de eso me marché de la boda con mis ideas revolucionarias a otra parte.

Estaba disfrutando bastante la fiesta a pesar de lo de Ian, y llevaba ya unas cuantas copas desde que terminé el baile con Vishous. Desde entonces había aprovechado para hablar con unos y con otros, compañeros del hospital, algunos Descendientes, otros conocidos...

Además de los dos besos al capitán de la guardia me había llevado un regalo que me entregaron unos niños. Resultó ser un orbe de colibrí, de esos que se usaban para enviar mensajes. Me lo puse al cuello como colgante, y después agarré otra copa para volver a la zona de más bullicio. Por el camino me crucé con Arleen, a la que halagué por el tercer vestido de la ceremonia. También solté una risa cotilla al pasar por la zona en la que estaban Sofía y Vishous, todo con muy buena sintonía. El suelo se me movía  bastante después de tantas copas tan rápido, y al parecer no era la única que iba ya ebria. Hubiese querido ir a cotillear con Aldaron, pero ya no estaba. Anteia y Lyran también debían haberse marchado ya, pues tampoco los localizaba.

Seguí bebiendo hasta que estuve cerca de Collins, que bailaba solo. Me dio algo de penilla, él no tenía culpa de los actos de sus padres. Puede que solo necesitase amigos. Decidí saludarle, aunque no me iba a quedar mucho más tiempo en la fiesta.

- Ey! Qué tal te lo estás pasando? - le habría ofrecido una copa, pero parecía joven para beber.  - Te he visto un poco solo, así que si quieres hablar ahora o en otro momento...yo puedo ayudarte a estar mejor en la isla. - sonreí alzando la copa, bebiendo después hasta terminarla. Pasaba por allí otra bandeja flotando con más bebida, así que cogí una más.

-Habla con Altaïr.- Digo a secas fijando mi mirada oscura como la noche en la de la pelirroja. Mí expresión es seria y dura. Dicho eso me doy medida vuelta y me alejo de la mujer.

Entro a la gran tienda y busco comida porque tengo hambre. Encuentro una especie de bocados pequeños cuando lo que estoy buscando es comida grande. Como lo que encuentro enfrente mío de forma voraz.

Miro a mi alrededor a la gente hablando y bailando. Algunos caminan sin coordinación. Algunas personas de un grupo me miran y, por como lo hacen, intuyo que es por mi manera de comer. Me acerco al grupo y les hablo.

Asentí fervientemente a eso de que éramos todos majos, que los humanos eran un poco tontos por odiar nuestra maravillosa utopía llamada Ouroboros. Todo era perfecto y el Consejo de los 20 me parecía un remanso de paz en este momento. No me enteré de una mierda de eso del ojo de Rosse, no sabía qué le pasaba, pero por si acaso no la miré. Brindé con él y por la majez mundial, pero no por los ministros porque por sus órdenes me había quedado sin mano. Me acaricié mi propia mano con la otra, con cara de pena momentánea. Luego se me pasó, no tenía el día para borrachera dramática.

- Yo creeoo que vamos a poder alcanzar la paz mundial. Porque nosotros lo valemos. - hice un gesto como queriendo decir que pasaba de las barbas de su antepasado, los colgajos de Flamel eran mejor que los pelos de Merlín. Negué con la cabeza muy rápido, hasta el punto de marearme. - Que nooo, que tú te desnudas para ir a su piscina. La de la mazmorra. Pero él no se pinta desnudo, porque sería un autorretratgo. Le picaré diciendo que Velázquez era mejor que él. - me reí por lo bajo antes de iniciar la búsqueda de nuestro amigo. El reto era que pintase a Sean, no a mí. - Pues ve pensando mi reto para cuando acabes el tuyo. - le ayudé a desabrocharse un poco los botones después de que unos nenes muy majos nos diesen un regalo, y seguimos caminando un poco más hasta alejarnos de la multitud.

Deambulamos un rato borrachilmente por allí hasta que por fin dimos con Giordano. El muy malvado se había salido fuera de la zona de boda, y estaba hablando con la muchacha de los Pendragon. - Tiene sentido...es morena, como Arleen...- susurré a Sean por lo bajini, acercándonos después hasta Gwen y Giordano mientras gritaba.

- ¡Te hemos buscado por todos lados! ¿Por qué sieeeempre huyes de nosotros? ¿ya no somoss amigos? - pregunté con cara de pena antes de vaciar la última copa que había pillado antes de salir del recinto. - Sean tiene que pedirte una cosa. - le di un codazo a Sean para que hablase y cumpliese el reto de pedir que le pintase desnudo.

Había perdido totalmente la noción del espacio y del tiempo con el tema de la mejor foto de la boda como regalo para Arleen, que estaba casi segura que iba a ser a ella la que más le iba a gustar. Me sacó del ensimismamiento del retoque fotográfico una criatura con un regalo para mí. Le agradecí muy educadamente y lo desenvolví, haciendo que el tamaño del interior del paquete demostrara su verdadero tamaño... una alfombra mágica que no tardaría en usar, simplemente, para dar envidia a Nichollas.

La guardé en el monedero de capacidad infinita y volví un poco a la fiesta. En lo que yo estaba con mi cosas la gente se había recolocado, otros se habían ido... pero el baile seguía y ahora Collins parecía que hablaba con una chica pelirroja con un vestido de estrellas. Pensé que no hacía falta hacerle más compañía al muchacho. En su barrido del público se topó a Arleen sentada, con su último vestido de la fiesta (¿en serio otro?). Se miró su vestido apañado, pero cutroso, y pensé que el día que se casase, si lo hacía, solo usaría uno. Eso sí, el mejor. Pero solo uno (salvo que su marido se lo pague).

Me levanté y me acerqué a la desposada por delante, arrastrando una silla para colocarme enfrente a ella. -Gracias por invitarme a la boda. Ha sido realmente fabulosa- Arrugué el ceño porque parecía que algo no iba bien. Se sentó delante y la cogió de la mano -¿Todo... todo va bien?-

Puse cara de indignado justo después de reírme por lo de la paz mundial, porque pensaba que lo decía de broma, no habíamos tenido paz desde hacía muuuuchos años, después de SAM tendriamos que enfrentar a los Pendragon y si no eran ellos sería otra cosa, seguro un meteorito gigante o cualquier historia de esas. El caso es que lo de flamel no molaba, que asco, las barbas de Merlín molaban más!

puse cara de no saber que decía Lucio -Piescina? pero si estamos en noviembre...- me imaginé a Gio pintándose él mismo ¿era como una chica francesa? se tiraba en un sofá y se ponía un espejo delante... y Velazquez era mejor que él... que jaleo, me estaba costando pensar y mucho más levantarme, terminé las copas y entonces fuimos a buscar a Gio -Pues que te pinte a ti después..-. Dejé que Lucio me ayudara con los botones y me colgué de sus hombros mirándolo con una sonrisa pícara -Pervertido... seguro gue solo guerias verme desnudo- los niños llegaron y menos mal venían con su padre porque aquello ya no parecía acto para menores.

Me gustaba el fresquito en la cara, pero como iba descalzo tenía los pies helados y ya casi ni me sentía los dedos de los pies, pero a lo mejor también era culpa del alcohol. Seguí gritando "Marco" pero no había ningún "polo" así que seguro que Gio no sabía como jugar, por suerte dimos con él y no estaba solo, pude reconocer a Zaphira y frente a ella la chica Pendragon que había intentado engañarnos y encima se había escudado en nuestras propias normas para colarse en la isla, fruncí el ceño cuando Lucio dijo lo de Arleen, ni de coña, no lo iba a dejar que se fuera con esa así que me fui hacia él en lo que yo imaginaba era una línea recta pero nada de eso, iba dando tumbos hasta plantarme frente a Giordano hinchando el pecho y adoptando una pose dominante (al menos yo me lo imaginaba así) y empecé a darle con el dedito en el pecho, donde tenía el pañuelo -gue hases agui con ella!? prefieres irte y dejarnos a nosotros... gue se supone somos amigos... y no dejas de huir de mi pero te llevas a esas a tu mazmorra... y ya no guieres ser mi amigo...- la cara de enfado iba cambiando a tristeza y pucheritos mientras empezaban a caer lagrimones por mis mejillas y al final acabó en llanto -¿gue te he hecho? ¿porque ya no quieres ser mi amigo... - me tiré sobre Gio aún llorando para abrazarlo en modo garrapata, Lucio dijo que tenía que pedirle algo y sin soltarlo y llenandole la ropa de lágrimas y mocos se lo dije -Gioooo... que me pintes dessssnudo...-

Oh, cariño... Ninguna mujer que valga la pena te alejaría de tu hermana en un momento de necesidad. Pero hay que recalcar algo. Hablas como si quisieras alejar a la gente. Como si en realidad lo que quisieras es indicar desprecio. En un tono moderado. Luego atacaremos ese problema.- Susurró, aunque luego soltó una carcajada por la ocurrencia del contrario. Era difícil para ella molestarse, sobre todo con alguien que la hacía reír como él lograba.

Eso. Cuádrese, Teniente.- Murmuró en señal afirmativa al sentirlo coger una postura más propia de una Descendiente, soltando una risilla al final por su ocurrencia, como si estuviera domando caballos y le diera cariño.- No sé si eso sea. Creo que es más una necesidad de que el mundo no sea el lugar horrible que es. Y que la gente no tiene la culpa de mi desgracia.- Suspiró, mirando por encima del hombro del moreno a Sayid y Arleen, que habían tenido la mala fortuna de encontrarse con SAM. Esa muy difícil pensarse a ella misma en una situación semejante sin que una desgracia ocurriera. Escuchó la pregunta con real atención. Levantó el rostro para verle mientras trataba de pensar en aquello. Miró a Sayid, miró a los decendientes en general.- Aún... estoy buscando a esas personas. No quiero decir no, es solo que no debe ser posible contestar esa pregunta, si nadie de los presentes me conoce en mis ratos malos.- En realidad tenía pocos, había que admitirlo, pero no sentía intimidad real con la gente que frecuentaba.

Su risa se hizo presente una vez más al escuchar aquello sobre su cuerpo y lo que fuera. Le costaba un poco admitir la realidad, pero era complicado rodear esa pregunta tan directa.- Bueno... Hmmm... Pues ya viste mi invernadero... Resulta muy muuy mucho más fácil, rápido, sencillo, conveniente pasar por una parra y coger unas uvas, algunas fresas, tomatillos o lo que sea antes que cocinar. Y son más apetecibles así. La verdad es que arruino mi apetito muy a menudo y a veces solo tomo el desayuno o la cena.- Así es que no era que no merendara, sino que se la pasaba todo el día merendando. Le gustó preguntar sobre su ático. Parecía que el moreno estaba mucho más despierto que hacía unos momentos y que ya no necesitaba guardar la compostura por los dos. Sonrió ampliamente, negando y susurrándole al oido.- Esta noche tú no me tocas.- Que aunque sonaba a amenaza, era una provocación realista. Menos mal que a él también le iba mal el día. Dejó que hiciera sus cuentas, mirándole mientras trataba de encontrar un hueco en su apretada agenda.- Hecho. Mañana veré tu ático.- Dijo, haciendo incapié en la palabra veré.

Negó riendo con lo del microondas. No tenía ganas de saber lo que comía si aquella era su fuente de alimentación. Dejó que se acercara a su oído, sonriendo de nueva cuenta y repitiéndose a sí misma.- Esta noche, tú no me tocas.- Repitió con una voz suave, profunda y sensual, aprovechando la cercanía del contrario. Volvió a recargar la sien en la barbilla del moreno, dándose un momento para disfrutar de la música, de la sensación de estar cerca suyo, de su aroma... Poco le duró el gusto, pues al final aceptó ir a lo de las cachimbas. Oh, era mal momento de decirle que ella no fumaba de esas cosas... Por lo regular, las hierbas aromáticas se las tomaba en té. Caminó a su lado y permitiéndole tomarle de la mano, cogiendo una copa de champaña cuando pasaron por una de las barras. Con un guiño, logró que le tuvieran en la lista para que le llevaran otra en unos veinte minutos. No sabía si el éxito de aquel lugar ya se había acabado o no había llegado, pero estaba relativamente vacío. Le sonrió a algunos de los presentes cuando pasó a su lado y siguió de frente hasta el último sillón. Aquel lugar les daría un poco de privacidad para hablar, pero suficientemente público para que no intentara nada. Se sentó de lado en el sillón, apoyando el brazo sobre el respaldo y el rostro en la mano, dejándole espacio a él para que se sentara. Bebió un sorbo de su copa, esperando poder acabarse aquella, pues el resto las había dejado a la mitad.- Así que tienes trabajo pesado mañana. ¿Qué hacen con los reclutas? ¿Les humillan de modos varios o somos más civilizados que eso?

No estaba acostumbrado a esa clase de música pero movía el cuerpo por hacer algo mientras miraba alrededor. Una sonrisa por aquí, otra por allí y ¡Dios salve a la reina! Había gente que parecía muy tradicional y otros que no tanto.

-¡Bien!- Le respondí a cómo la estaba pasando. Había ido a fiestas mejores con mis compañeros de la escuela pero, después de más de medio año sin poder descansar de mí familia, éste era un respiro de aire fresco.

-¿Estar mejor?¿Cómo?- ¿Ella podría darme una habitación para mí solo?¿A qué se dedicaría? Ojalá sea alguien importante.

-No tengo ningún problema y no intento alejar a nadie- Expresó, o tal vez no estaba siendo sincero. Pensó en lo que le dijo Chloe y volvió a sentir remordimiento por lo que había dicho. La zona de confort -O sí. Estoy en mi zona de confort y me gusta mi zona de confort- Iba a tener que hablar con Chloe y decirle que no podía ir por allí psicoanalizando a la gente para dejarla trastocada.  Sonrió a eso de “Cuadrarse”, porque lo había dicho en cuanto había corregido su postura. Así que ella también se había dado cuenta. Mierda, por dos.

-El mundo es lo que es. Pero gracias por tu labor por hacernos más felices- Le dijo, con una sonrisa, al recordar las partes que a él le hacían feliz. La miró a los ojos cuando habló sobre su familia  y dibujó una sonrisa comprensiva, no triste, ni alegre pero ya le había dicho que aún era muy “nueva” en el Consejo y una relación de “familia” no se construía en un par de años -¿Tienes malos ratos? ¿Y alguien te ha acompañado en esos malos ratos? Tal vez si les abres la…puerta….puedan hacerlo-Al decir, se puso pensativo. ¿Quién era él para estar dando aquellos consejos? ¿Estaba haciendo lo mismo de Chloe? Carraspeó brevemente y agradeció que se cambió totalmente la conversación a la comida, asintió comprendiendo lo que decía.

-Qué agenda más ocupada. Me rompes el corazón. Pensé que podría convertirme en tu favorito- Dijo, riéndose con bastante gracia aunque intentó mantener un tono algo indignado.  Pero cuando volvió a repetírselo, en ese tono a él le pareció que le estaba provocando pero decidió no decir nada y tomar la inteligente decisión de irse a las cachimbas. Al sentarse notó que de lejos, aparentando de mala manera, estaban Fred y Aurora. Aprovechó las cachimbas y preparó una con bastante destreza, pegándose una profunda fumada a ver si con eso se relajaba un poco. O lo justo. -Somos más civilizados. Probamos sus poderes mágicos y habilidades físicas. Generalmente todos ingresan, tenemos varios escuadrones que se encargan de diferentes áreas. Patrullaje, misiones de investigación, custodia del hospital o del laboratorio, vigilancia de los ministros, calabozo, etc…- Se desacomodó un poco el cabello y volvió a fumar, observando a Fred  y volviendo la mirada a Sofía con una sonrisa pícara -Me están vigilando para que no me propase contigo… - Se rió de aquello y después frunció el ceño -Irónico ¿No?-

Suspiró aliviado cuando supo que el feral se recuperaría. Mirándolos con un poco más de detalle, parecía haber mucha familiaridad entre él y Mérida ¿Será de él de quien esté embarazada?¡Entonces lo más seguro es que tengan un elementarista del fuego!¡Oh!¡Que bien!

Saludó a Tao luego de que Amaya se dirigiera a él y sonrió por la broma de hacer familia pero cambió el gesto a uno de desaprobación cuando el feral aclaró que no se casarían. Ya era malo mantener relaciones fuera del matrimonio. Como la General no se sentó, entonces él tampoco.

-Uff a las ocho, que gente perezosa.- Bromeó a su vez siendo que él se levantaba de madrugada, generalmente por pesadillas, pero ese no era el punto. Se fijó en Mérida cuando la otra dijo que no tenía buena cara y se dispuso a llevarla pero Kyllian parecía tener todo bajo control. El joven maestro le devolvió la sonrisa a Amaya y la dejo ir a cumplir con su deber.

-Te tomo la palabra.- Se despidieron con un apretón de manos. Soltó un meloso "Awww" cuando se besaron y se resolvió a casarlos del modo que fuera, quería que hagan más aprendices a los que enseñarles. Miró alrededor y vió a la recién casada en la plataforma de los homenajeados junto a otra muchacha. Se acercó hasta ellas a paso lento y desde su lugar debajo de la plataforma hizo una reverencia.

-Señora Ibn Salah, quiero felicitarla por ésta espléndida ocasión de parte de toda mi familia y también aprovechar para disculparme porque nuestro regalo se está comiendo las flores.- Dijo con una sonrisa de disculpa señalando la mesa de los regalos donde Esaú estaba tirando de la vaca adornada con un moño en el collar para alejarla de los arreglos florales.