Sanguis Ligno

Yo aún no me daría por bien servida, ese árbol es... todo un caso de estudio.- Murmuró para Giordano cuando habló de las raíces asesinas. Las había sentido más cerca de ella que de Catherine durante la ceremonia. A ella la había aceptado. Sintiéndose observada, echó un vistazo en dirección del árbol, por detrás de su hombro, y creyó comenzar a sentirse paranoica.

Le hubiera gustado descansar un poco más, pero nada más empezar el baile y después de sorprenderse de manera confusa por el... inapropiado gesto de Wthyr, su vista quedó obstruida por un alto y apuesto joven. Era incluso más alto que Wthyr, que ya era de por sí bastante imponente. A diferencia de Wthyr, su rostro no parecía duro, pero tenían una cierta similitud. Le había visto antes, pero no recordaba haberlo escuchado alguna vez, ni tampoco su nombre. Se irguió en su silla, levantando la cabeza aunque sin soltar a Giordano cuando las letras doradas aparecieron frente a ella.

Sofía Dioscórides siempre había sido una romántica empedernida, por lo que aquella primera frase, simplemente, derribó cualquier pero que pudiera tener a bailar con el enemigo. No pudo evitar sonreír al verlo a él tan encantador, sonrojándose al instante y desplegando aquel toque cautivador que ella misma poseía. Sin embargo, la segunda frase no la dejó tan tranquila como debería. "Atentar contra su vida". En el pecho le cayó como una pesada roca, por lo que la introducción de Giordano sobre el hombre le resultó... extraña. ¿El amable? Bueno, teniendo a Wthyr de hermano, todo parecía posible. ¿Cómo era que Giordano estaba tan cómodo entre ellos? Aún cuando él se levantó y coincidió con él, ella se mantuvo sentada un segundo más, ponderando sus opciones. Ya estaba ahí, ella era una invitada de honor y él el hermano del novio a quien, políticamente hablando, no querría desairar. Tenía que confiar en Giordano, en Catherine, no le quedaba de otra. Ellos eran los que más conocían a la gente de la que estaba rodeada y suponía, como siempre, que se atraparían más moscas con miel que con vinagre.

Mientras se levantaba, tendió entonces su mano al hombre frente a ella y caminó junto a él hacia la pista de baile.- También he escuchado que la mejor forma de destruir al enemigo es convirtiéndolo en tu amigo, así que algo en común tendremos. Aunque "enemigos" es una palabra que no aplica aquí.- O que políticamente hablando no podía decir. Aquello parecía ser justo lo que buscaban en general, amistades poderosas, aunque algunos no eran tan majos. Quizás era que le encantaban las bodas y que le costaba muchísimo pensar mal de la gente de la que tenía una buena primera impresión, pero confiaba en cierta medida de Cedric, y lo notó claro cuando puso sus manos sobre ella.

Cuando llegaron a la pista de baile, agradeció sus tacones altos, que de lo contrario aquella pareja habría quedado bastante desproporcionada. Dejó que el contrario le tomara de la cintura y ella colocó una mano sobre su hombro antes de darle la otra. No conocía la canción, pero el ritmo era universal, y así se dejó guiar con gracia por Cedric. Le dedicó más de una sonrisa mientras giraban por la pista. La maestría con la que se movía solo podía ser debido a la educación propia de un Descendiente. Se sabían con el derecho y habían sido criados para ello.

De un momento a otro, los sonidos alrededor cambiaron y, para cuando giró el rostro y vio a la pareja principal, hubiera preferido no hacerlo. Tuvo que mirar a otro lado porque sus mejillas habían comenzado a sonrojarse por lo que veía.- Vaya, no conocía esa parte de Wthyr tan... tan...- ¿Tan qué? ¿Pasional? Sonrió, aclarándose la garganta, tratando de que le pasara el sonrojo. Cuando volvió a mirar, casi se ahogó al ver que Catherine correspondía al beso con similar energía. ¡Catherine! No, es que aquello no era normal, ¿se había tomado ya la amortencia que le había dejado en el vestido antes de la boda? Era la única opción y ahora se sentía culpable por aquel despliegue de... afecto. Giró el rostro de nuevo, confundida y apenada por lo que veía, cuando a su cabeza llegó un mensaje en voz de Catherine de que se anduviera con cuidado. Para cuando buscó de nuevo a la morena, la pareja ya no estaba en el lugar, aumentando su sorpresa.- ¿Pero...? - Miró alrededor y lentamente cayó en cuenta de que aquel beso era el preludio para pasar a temas algo más privados. De pronto se había acalorado y abrumado como cuando recién llegó a Avalon. Por un segundo, volvió a verlo como algo amenazador y difícil de tragar.

La voz de Matvey la sacó de su oscuro lugar entre los brazos de aquel ser encantador, mirándolo sin entender lo que decía.- ¿Qué? Pero... - Lo tomó del brazo, tratando de entender lo que sucedía ¡Pero yo también quiero irme, carajo! No podía decirlo, pero podía morderse la lengua, porque en cuanto vio el medio de transporte que usaría, dio un paso atrás y le soltó del brazo, volviendo a Cedric. Soltó un quejido cuando le pidió que su italiano compañero no se volviera a meter en líos, pero temía que ya debía estar en ellos por la mujer que se le había acercado antes y porque, según había visto, a Da Vinci nunca le había quedado una duda en la cabeza. Y ella, ella no estaba en espacio ni de cuidar de sí misma. Escuchó como se cerraba el portal mientras cerraba los ojos y trataba de enfocarse en el presente. Soltó un suspiro pesado antes de volver la mirada a aquel hombre que tenía frente.- Matvey no es muy de fiestas, tendrás que disculparle. Y ha sido una noche larga. Sus rituales son... - Era verdad a medias, en realidad no le gustaba estar con los Pendragon, no la fiesta.- Aunque ustedes estarán acostumbrados... Oh, discúlpame, no te he ofrecido mis condolencias antes, es que todo ha sido tan... rápido. Lo siento mucho.- No esperaba respuestas en realidad, parecía ser un hombre de pocas palabras, por lo que se limitó a seguirle los pasos; cosa muy fácil cuando tenías un compañero tan diestro, tratando de relajarse después de todo el lío.


Con Matvey -fuera-, Giordano -antes de que se fuera- y Cedric (?)

La maldita de Lake estaba tocando a Darren de una forma en la que solo ELLA solía interactuar con él. Entrecerró los ojos con rabia y deseando poder pegarle en la cara en ese momento pero Ixión estaba secuestrándola y más tarde se uniría Wthyr con la frígida. Con su comentario, se preguntó si había adivinado que había usado una “cosita” especial en sus anillos. Se acomodó en la posición junto a Ixión y giró con gracia entre sus brazos pero sin perder de vista a Wthyr.  Lo observó cogerla y cómo la miraba y supo que había tenido éxito.

Entonces el moreno le dedicó unas palabras y cuando la llamó “sexy” de esa manera, ella sonrió de lado - ¿Qué más te gusta de mí? - Inquirió. Sí, quería que se la camelara un poco. Deseaba sentirse halagada, sentirse bien consigo misma, que alabaran su belleza, su sonrisa, su saber estar. Conocía los pasos perfectamente y lo siguió, dejándolo dirigir y echándose hacia atrás confiando en la fuerza de aquellos brazos para sostenerla y moviendo las manos para estirarlas con aquella elegancia que precisaba la figura. Adoraba…Adoraba bailar así, sacando esos pasos que no podía usar con nadie excepto quizás sus hermanos. Ixión era un nuevo descubrimiento.  Y eso le encantaba…Que la hiciera danzar como la estrella de la pista. Exactamente lo que era.   Shyvanna dirigió su mirada azul hacia él, fijándose en el gesto y pensó que…Quizás estaba mandando una imagen ajena a sí misma. Subió una mano por el brazo de Ixión hasta alcanzar su nuca, ignorando un instante el despliegue de magia de la morena -Quiero tu lengua de oro entre mis piernas- Sí, eso fue lo primero que se le vino a la mente y mientras iban enderezándose con aquella sonrisa pícara en los labios del descendiente de Hipatía.

- No necesito tu dinero para hacer eso- Le dijo riéndose un poco mientras bailaron con gracia, ella sin perder pista de la reacción de Wthyr y la propia Catherine. El Sodoma nunca fallaba. Nunca -No…Nos han liberado la pista- Murmuró ignorando los murmullos que había levantado la repentina desaparición y como no quería que se pusieran a hablar tonterías de su hermano se acercó al centro de la pista, moviéndose a través de aquellos pasos de danza que conocía perfectamente -Espero que puedas seguirme el paso- Le dijo a su acompañante mientras hacia un gesto a la banda y la música cambiaba de la melodía clásica a un tango apasionado pero entonces observó a Darren con Lake y el rostro se le puso cenizo. ¿Cómo se atrevía a faltarle el respeto de aquella manera? ¿No era suficiente con lo que había hecho ayer y hoy?

Inspiró profundamente.  Apartó la mirada de ellos con una ira mortal naciendo en el fondo de su ser que antes de separarse y dar inicio al baile le soltó otra frase soez a Ixión -Extraño tu sabor en mi lengua- Shyvanna conocía perfectamente las formas de provocar a un hombre y tenía que redirigir la energía porque si bien a Lake podría intentar quemarla viva, a Darren no podía tocarle un pelo. Iba a ir a por todas…Oh, por todas… Y sabía que Ixión podría manejarlo, o eso esperaba. Y…No la decepcionó, en cuanto la melodía inundó la sala, Shyvanna dejó que la música calara hondo en sus huesos…Aunque seguramente el griego hablaría de la musa Terpsícore bendiciéndolos… Shyvanna sabía que era simplemente ella con uno de los dones que le había sido otorgado por el destino.  Paso tras paso, la sensualidad de la música y de su propio ser, envolvieron al moreno y parecían leerse la mente previendo cada paso y cada movimiento… No apartó su mirada de él, aunque en un instante dubitó sobre lo que veía en su rostro… ¿Una pregunta? La respuesta era sí…Y entonces Ixión la elevó por encima de él y Shyvanna se mantuvo en una figura “prudente” porque no estaba vestida para ese tipo de bailes y, tras eso, el moreno la dejó caer hasta que su rostro estuvo a escasos centímetros del piso. La rubia sonrió de lado y se dejó alzar de nuevo, recorriendo el torso de Ixión con las manos, a sabiendas de los músculos que había bajo ese traje, y luego desvió las manos hacia su nuca para pegar su nariz a la contraria respirando de forma entrecortada pero…feliz, sonriendo de verdadera felicidad porque la adrenalina que corría por su cuerpo la hacía sentir viva después de tanto dolor y decepción.

Cedric inclinó la cabeza coincidiendo con las palabras de Dioscórides y la llevó a la pista de baile. Era difícil bailar con él y mantener una conversación, lo sabía porque era el único de mis hermanos con el que había bailado y a pesar de sus intentos, leer sus doradas letras en movimiento no era muy fácil.

Algunos murmullos llamaron mi atención y presté atención a la pista. Mi expresión cambió fulminantemente ante tales muestras tan poco comedidas por parte de mi hermano y LeFay pero lo sorprendente llegó cuando Wthyr decidió desaparecerse. Un sonido de sorpresa ahogado salió de mi garganta mientras me incorporaba casi de un salto mirando el lugar vacío que habían dejado los dos.

Por su parte Cedric casi paró el baile para mirar hacia ellos, dedicándole una confusa mirada a Sofía mientras negaba.-[Ni yo. ]-Volvió a mirar cuando se desaparecieron y buscó de nuevo los ojos de la pelirroja.-[Créeme, ni yo]-Insistió con su dorada escritura antes de que Rasputín se acercase hacia ellos. Intentó mantenerse al margen y sonrió encantadoramente de nuevo cuando la Descendiente trató de disculpar a Rasputín, negando. -[Lo entiendo. Tampoco somos la compañía mas deseada para los miembros del Consejo, somos conscientes de ello.]-Comentó con sinceridad que se mostraba en sus gestos. Suspiró sin emitir sonido y llevó su mano al jubón cerca del pecho agradeciendo las condolencias de la descendiente.


Wthyr sabía de sobra que tenía que aguardar a que las sacerdotisas le entregaran la manzana para el ritual. ¿En qué estaba pensando? Miré a mis compañeras que parecían tan confusas como yo misma y apreté mis labios antes de dirigirme hacia ellas.

[¿El ritual?][¿Qué se supone que debemos hacer ahora?] Portaban en sus manos inciensos y hierbas que debían proceder a quemar e inundar la sala con sus vapores, así como la manzana que ya no nos servía de nada. Siguieron elucubrando y crucé mis brazos negando molesta ante tal desfachatez por parte de mi hermano mayor. [Tendremos que usar la sangre vertida]Me miraron, pues recuperar la sangre de ambos no podía ser tarea de otra persona. [Y un varón en su representación y una mujer de la vuestra]Froté mis ojos con una mano. Los escasos invitados de parte de Catherine LeFay complicaban la tarea.-Proceded con los humos, iré en busca de la sangre.

Cedric continuaba bailando con Sofía, al acabar la canción las sacerdotisas comenzaron a pasear por la sala con las hierbas, quemando aquellas sustancias que relajarían el ambiente. Paró su paso observándolas y miró de vuelta a Sofía.-[Descendiente Dioscórides, entiendo que le han encomendado la misión de vigilar al Descendiente de DaVinci, sin embargo debo advertirle de que esos humos llevarán la fiesta hacia ciertos comportamientos que no sé si quiere presenciar o participar de ellos. Aunque lo sabrá, dada su especialidad mágica.]-Extendió su brazo señalando hacia la cúpula, al exterior.-[Puedo procuraros un medio para viajar si desea abandonar Ávalon. No creo que Catherine regrese hasta el alba]

Crucé la cúpula de magia sintiendo un choque que me hizo parar unos segundos antes de continuar hasta el pie del Árbol Sagrado. Extendí mis manos con la palma hacia el suelo y me concentré al buscar. Sangre reciente, sangre humana, sangre poderosa. La tierra estaba repleta de sangre, de todo tipo y tenía que ser la correcta.- Blödh Agaetí ethgri.-Las gotas se concentraron en el suelo y poco a poco surgieron desde la tierra para flotar en el aire hacia mis palmas. La cantidad de sangre de LeFay era escasa en comparación con el rastro que había dejado mi hermano. Ambas gotas flotaron hasta mis palmas y las mantuve ahí por unos segundos evaluándolas.

Apreté mis labios pensando en el ritual. Tenía dos posibilidades, Rasputín y DaVinci. Al último lo había metido en demasiados líos aunque dudaba que el primero accediese...sin embargo podía jugar la baza del hijo de LeFay, también dependía su vida de ello. Las gotas dejaron de flotar manchando mis manos y regresé cruzando aquella cúpula.

Para entonces las sacerdotisas se habían encargado de ambientar la sala, aquellos vapores relajarían el ambiente, tal vez de ese modo Rasputín accediese con mayor facilidad. Le busqué con la mirada y entonces vi como atravesaba un portal. Parpadeé confusa, pues desconocía que pudiese hacer aquello en Ávalon, aquello era...preocupante, más tendría que esperar. Busqué entonces a DaVinci y me acerqué sin más. A pesar de no habernos dirigido la palabra en toda la noche y en varios días llegué a la mesa de los vikingos arrugando mi gesto algo apurada.-Siento esto pero eres la única opción.-Manché su frente con la sangre de mi hermano, plantando mi pulgar en su entrecejo.-vakna Blödh [sangre despierta]-A partir de ese momento, las sensaciones físicas de mi hermano le acompañarían.-Elige una mujer. -Miré alrededor en la fiesta.-No creo que mi hermana te disguste, o...Lake, mi otra hermana ¿Las pelirrojas te van?, ¿Freya?-Pregunté a la vikinga y volví a mirar a Giordano- o... -Negué-Te daría a elegir a mis hermanos pero necesitamos que sea una mujer.

Fuese quien fuese debía despertar la sangre en ella también. Apreté mis labios sintiéndome mal por volver a ponerle en una situación complicada.-Eráis Rasputín o tú y él se ha marchado. -Mordí mi labio desviando la mirada y encogí un hombro antes de mirarle.-Necesitamos todos los rituales posibles para que engendre ahora...por nuestra familia y por la familia de Catherine. - Miré de nuevo a la sala.-Elige.


Cedric interactúa con  @Sofía Dioscórides  en AMARILLO

OFF : HUMOS y HIERBAS QUEMADAS: básicamente droja, ahora todos seréis más felices y desinhibidos

El baile había comenzado, y ella estaba muy segura de lo que su hermano estaba viendo. La rubia actuaba como si nada pasara, pero la pelirroja era buena encontrando el rencor en la gente, detectando la ira, y sabía cuando alguien estaba matándola lentamente con el pensamiento.

Después de un instante de contemplación a la pista de baila, fingiendo sopesar la propuesta, soltó una suave risa en el oído de Darren.- Acepto. Pero de Shyvanna no te aseguro que se caiga por torpeza o causas naturales.- Bromeó, pensando en pasarle discretamente por un lado y pisarle el vestido, o algo. Quizás se le atoraría en algo. Curiosamente, sintió como el alma le volvía al cuerpo a su hermano. Había dejado de apretar los músculos con tanta fuerza y parecía menos tenso. Sin embargo, por sus deseos poco podía hacer.- ¿Crees que nos vamos a zafar de esta antes de que se acaben los rituales? Ya lo intentamos y fallamos esta mañana. - La respuesta era no. No después de un día tan pesado y tan largo. Los rituales los tenían que respetar a punta de pistola.

Tuvo una sensación desagradable que se notó en su cara cuando vio a su hermano tragarse a besos a la morena. Primero, era asqueroso porque era su hermano, y segundo porque era con esa. ¡Y se largó como si nada de ahí!- Bueno, parece que después de todo sí podremos irnos temprano a dormir.- Murmuró incorporándose cuando Darren lo hizo, cruzándose de brazos porque él ya se iba y no tendría más juego... O eso pensó.

Vio a Darren con... no menos que sorpresa y disgusto en la cara por la pregunta, por la sonrisa, por la manera en que se acercó a ella y la tocó y se la llevó a la pista. Había caído en su propia trampa y feo. Y más feo porque la rubia había puesto un tango, nada más y nada menos, pero tenía que aceptar que entre sus brazos sentía una extraña familiaridad, aunque la pista la hiciera sentir demasiado expuesta.- Bailar nunca ha sido mi pasión. Lo sabes.- Murmuró, pensando en las últimas palabras por un instante. Él lo sabía, que de todas quizás era ella la que menos gustaba de aquello. Y, sin embargo...

Una sonrisa se formó en sus labios y tomó a Darren con soltura. La posición protocolaria se fue al carajo, ella podía ser sensual cuando se lo proponía. No sexi como Shyvanna. No era tan desinhibida, sino sensual con un toque prohibido. Pegó la mejilla al rostro de Darren, dejando que la guiara con aquella precisión, justo como le habían enseñado y pegándose al rubio justo como la canción ameritaba, prohibiendo el espacio entre ellos. En algún punto durante el baile, comenzó a secretearse con él al oído, en alguna especie de espacio privado, susurrándole con voz de seda.- ¿Qué crees que pasó aquí? ¿Poción, hechizo, encantamiento? ¿Qué crees que haga falta para que un hombre caiga preso de la pasión y le de la espalda a toda su familia... por una mujer?- La pregunta era retórica. No estaba hablando de Wthyr, pero lo usaba de referencia. Se dio cuenta de que los vapores habían comenzado a surgir, y aquella era la parte de la boda que se ponía interesante, pero no tenía idea de cuanto.

Oi la elocuente respuesta de Freyja y alcé una ceja, antes de volver a mirarla a ella.
- Justo lo que había sospechado. Espero que al menos lo disfruten. - añadi, por lo bajo. Que habia pasado? Al final se les habia visto hasta apasionados. Droga? Serían drogas. Una ilusión? Catherine era buena en eso....

- Ahm....en nuestras bodas regalamos vacas. Es super raro. - le dije a la vikinga, yo tampoco lo entendía. Yo también me di cuenta de que los demás se nos habian quedado mirando, era evidente que no era santo de su devoción, por mi culpa se habian cargado a su antiguo lider. Era culpa de su antiguo lider haber sido gilipollas perdido, no mia.   - No se qué tienen que ver los buffetes con los tabúes.

"que mujer mas rara"

Hice una mueca, arrepintiéndome de haber venido hasta esa mesa. Miré de reojo a Sofía, y sonreí de lado al verla bailando con Cedric, ese hombre al menos estaba siendo amable con ella.

- Tengo por defecto ser curioso de más aun cuando eso me da respuestas que no me gustan. Y me dejaste con curiosidad ahi atrás. ¿Bajo qué insulto en vikingo me llamáis tú y los tuyos? - dije con una alegre suspicacia, y añadiría que habría vencido a Viggo si no nos hubiesen interrumpido, pero...no. No quería hacer que la sangre volviese a correr. Y me había prometido no meterme en lios.

Entonces, sin más, Gwen se acercó y me soltó aquello. Yo habría esperado poder tener una conversacion privada con ella antes, esclarecedora....

"unica opcion de qué?"

Me pilló desprevenido eso que me hizo en la frente, arrugué el ceño y la nariz, preocupado al principio. Que iba a pasar ahora? Me llevé la mano a la mancha de la frente....y cuando me miré los dedos, sangre?  Cuando ella pronunció esas palabras sentí algo, una especie de cosquilleo, magia, sin duda.
- Espera, qué? - dije con una incómoda sonrisa. - No. Por qué tengo que elegir una mujer? Para qué? - y por qué creía que elegiría a Shyvanna? Oh, por aquello. Ella bailaba con Ixión, muy entretenida. Me pareció entrañable su pequeña deferencia ahí,  pero aquello solo logró recordarme algo que estaba intentando cerrar.  - Me estás asustando, Gwen. Una mujer, para qué?

Vale, entendía que la elección estaba entre el nigromante o yo, eso me hacía sentirme menos responsable.
- Maldito Matvey! por qué se ha tenido que ir justo... - empecé a notar unos calores muy característicos, era...excitación sexual? Así de golpe? Casi me mareé de lo subito que actuó el hechizo. - Me estás diciendo que esto es para hacer un ritual para que mi amiga y tu hermano conciban para acabar con la maldición?

Puse los ojos en blanco, me pasé una mano por la cara, farfullando cosas en italiano.
- Esto les va a ayudar de verdad....? - empecé a aflojarme los cuellos de la camisa, el pañuelo del traje....hacía mucho calor de pronto. No, mentira, yo tenía mucho calor. La miré a ella, que eligiese, decía. Estaba metiendo la pata? Sentí deseos de huir. Y algo más. Intenté disimular una extrañada mueca de dolor. Por qué ademas de estar cachondo me dolía muchísimo la espalda....? De pronto la miré boquiabierto, entendiendo. - Lo de mi frente es la sangre de tu hermano Whtyr?- lo había conectado de algun modo. - Si he de elegir... sería a tí.

-Ummm…Espero que nuestra Reina tenga la entereza para soportar el…dinamismo de nuestro Rey- Sugirió Freyja con una sonrisita maliciosa y cuando escuchó lo de las vacas arqueó una ceja-Nosotros las sacrificamos- Respondió refiriéndose a su linaje en particular, como ofrenda a los dioses y entonces vio que el italiano no tenía muchas luces -Ya lo verás- Le dijo, desinteresándose de lo que le pudiera ocurrir o no. Ella ya había cazado a un par, de camino.

La pregunta que vino después hizo que se incorporara de la mesa, bebiéndose la cerveza entera y dejandola luego sobre la mesa -Por curiosidad murió el gato… ¿Fue eso lo que te metió en el holmgang? La gente dice que peleabas por la libertad… ¿Shyvanna te pidió eso?- ¿La princesita deseando libertad de qué exactamente? La miró refregarse y hacer un espectáculo casi acrobático - Bortskjemt barn- Respondió finalmente. Entre su clan todos habían decidido que Giordano había sido salvado por la entrada de la sacerdotisa Pendragon y que el hecho de que Shyvanna se hubiese ofrecido como su voluntaria hablaba de la escasa madera de guerrero que tenía. Así que …Era un privilegiado: El niño mimado de las Pendragon.

La llegada de la princesa morena hizo que Freyja hiciera una reverencia breve y entonces mirara a Giordano con aquella mancha en la cara -No- Espetó inmediatamente cuando quiso ofrecérsela a Giordano. Los ojos dispares de la vikinga se fijaron en el rostro de las menor de las Pendragon. No estaba a disposición de nadie. Pero entonces Giordano la eligió a ella y Freyja no pudo aguantarse la risa -Finalmente, alguien verá a Gwen Pendragon formando parte de un ritual interesante…Bueno… ya que me encuentro libre…Disfrutaré del buffet. Bien elegido, DaVinci… Bien elegido, cuidado te prometen...Aunque a nosotros los vikingos nos van las rubias- Porque quien sabía si la morena era virgen o no o si lo liaban por ello. Se apartó de allí dejándolos a los dos con sus rituales para ir a buscarse diversión para sí misma.

Parecía que la sorpresa era grande para ambas partes de la "nueva familia". Leyó la doble sorpresa del que, según hacía cuentas, parecía ser el hermano menor. Definitivamente debía ser la amortencia, pero creyó que se la iba a beber ella. Quizás le dio a él una dosis. O algo. Ay, le iba a dar un ataque por culpa de aquella boda.

Con la partida de Matvey, su confusión fue en aumento, así como su incomodidad. Y, aún así, trató de hacer más llevadero el momento para Cedric, que no había sido nada más que un perfecto caballero.- Oh, no, no es eso...- ¿Qué podía decirle? En realidad era cierto. Cualquier otra cosa sería mentira, y él parecía sensato.- Han sido un gran desconcierto desde el primer día. Entenderás el recelo si lo primero que conocimos de ustedes no fue precisamente un baile agradable como este.- Susurró, un tanto apenada por su respuesta, pero Shyvanna la había secuestrado el primer día y después hubo un intento de homicidio siete días después. Al menos aceptó sus condolencias, que no había podido dárselas ni a Shyvanna ni a Gwen la noche anterior.

El olor a hierbas le llegó desde el primer momento y la hizo mirar alrededor confundida mientras bailaba. Le pareció raro, pero no creyó en lo que veía y olía, estaba comenzando a desconfiar hasta de sus sentidos, porque en apariencia aquello parecía una boda normal, pero en esencia... Gracias a Cedric, les estaba dando el beneficio de la duda, hasta que él mismo confirmó sus sospechas.- Hay culturas que las usan para el despertar espiritual, pero supongo que pueden tener más de una reacción.- Le mencionó como dato curioso de las hierbas, pero sabía bien el tipo de inhibiciones que podía desbloquear bajo las influencias "correctas". Al leerle de nuevo, y por más que de verdad quería aceptar su propuesta... ¿de verdad podía dejar a Catherine ahí? Caminó hasta la orilla de la pista, sopesando por un momento la propuesta. A decir verdad, era algo bastante amable de su padre.- ¿Hasta el alba? ¿De verdad? No quisiera dejar a Catherine.- Susurró contrariada entre lo que debía de hacer. Miró entonces a Giordano por un rato. ¿Él querría irse si aceptara el transporte? ¿Dejaría a Catherine? Él parecía mucho más... abierto a los Pendragon. Ahí la extraña parecía ser ella sola.

Sin embargo, en algún momento entre que lo contemplaba y pensaba, Gwen se acercó a él para colocar aquella sangre en su frente.- Por Dios, ¿pero qué es esto? - Dijo sorprendida, caminando con apuro hasta Giordano y sobre todo a Gwen, mirando con horror lo que fuera aquello, y sobre todo, las palabras que escuchaba. Por lo que parecía, le estaba ¿ofreciendo mujeres? ¿era por lo del humo? Miró a Cedric antes de interceder.- Pero qué falta tan grande de respeto, quítenle esto ahora mismo.- Ordenó, tratando de saber de que se trataba. ¿Por qué nadie más traía sangre en el rostro? ¿Qué acababa de rechazar la vikinga? Que... De pronto, entendió todo.

Nos vamos.- Sentenció, uniendo las manos debajo del pecho. No aceptaría nada más de aquella gente. Les era tan fácil engancharlos con estupideces.- Querido Cedric, te agradezco el baile y tomaré tu oferta, la tomaremos ahora. Nuestra presencia aquí ya no es bienveni...- Aspiró profundamente de golpe, llevándose la mano a la base del estómago porque se había quedado sin aire. ¿Había elegido a... Gwen... para...? ¿Pero...? Eso no contaba como "meterse en un lío", ¿o si?.- Qué pantomima más barata.- Murmuró por lo bajo, perdiendo el filtro que la ayudaba a decir las cosas de modo amable por culpa del humo.- Que manera más... baja. ¿Cómo se atreven a usar magia de sangre contra un Descendiente? ¿Cómo se atreven? - Por supuesto, que ahí se aseguraban dos embarazos, no solo uno. Una vez más, de haber comido algo en las últimas horas, lo habría vomitado. Estaba asqueada de todos, de esa gente, de ese lugar, del árbol que no paraba de tratar de alejarla con su presencia, de todo...- Vámonos, Giordano, se han inventado todo. La boda, la maldición, esto. Es... aberrante. Esto es aberrante.-Se iba a desmayar, ¿se iba a desmayar? Se iba a desmayar. ¡Qué estupidez, qué estupidez más grande! De repente, se llevó la mano al corazón, estaba demasiado alterada y sofocada, y el corazón le iba a mil. Miró a Giordano directamente, que parecía estar bajo algún tipo de... efecto. Y todo sin poder avisar a nadie.- Gio, debemos subir. Debemos irnos. Fue un error venir y ser testigos de este teatro. Esto no va a ayudar a Aedan de ningún modo, no hay manera de corroborarlo.- Trató de usar el sentido común, pero, por lo que veía, lo que le habían hecho comenzaba a hacer efecto en su compañero.

-[Es entendible. Es una cuestión cultural, no podíamos aparecer en son de paz. Un Pendragon debe hacer ver su poder]-Explicó con naturalidad Cedric a la Descendiente aunque suponía que no lo entendería. -[Solamente puedo ofrecerle mis disculpas el incidente con mi hermana]-Añadió respecto al tema de su llegada a Ouroboros.

La confusión de DaVinci era de esperar iba a explicárselo pero el mismo llegó a la conclusión. Asentí encogiendo un hombro, algo cohibida a decir verdad.-Ajam.-Precisamente era eso, una vez la sangre fuese activada en distintos cuerpos las posibilidades de engendrar seguirían el rastro de sangre hasta Catherine y Wthyr. Volví a asentir ante su pregunta.-Sería difícil que no quedase encinta si se hace un ritual de este tipo.

Cedric asintió a su pregunta encogiendo después sus hombros.-[Yo les he visto más que dispuestos a alargar la celebración hasta el alba. Siempre puedo ordenar que preparen una habitación para su descanso o...]-Pero las letras doradas se esfumaron cuando la pelirroja salió en busca de su compañero y el Pendragón tras ella.

Cuando llegó Dioscorides di un paso atrás. Mi vista paseó por el lugar y me erguí suspirando mientras la pelirroja ponía el santo en el cielo. -]Es un ritual de fertilidad]-Explicó Cedric tranquilamente como si fuese lo más normal del mundo. Apreté los labios desviando la mirada para no alterarme por los comentarios de la Descendiente.

Las letras de Cedric comenzaron a aparecer pero se cortaron cuando DaVinci eligió. Le miré extrañada, muy extrañada y busqué a Shyvanna con la mirada. Era obvio que la elección correcta era ella. En ese momento Frejya habló y le dirigí una mirada tensa.-Cuidado con tus palabras vasalla.-No solía dirigirme así a ellos, lo hacía con respeto, por su apellido o el nombre de su casa. Sofía seguía hablando, avergonzando y tachando de mentirosa a nuestra familia. Di un paso al frente enfrentando a la pelirroja en el preciso instante en el que mi ojo reptiliano abrió y cerró su pupila con cierto aire llameante.-Me atrevo para salvar la vida de mi familia y de la familia de una de sus compañeras del consejo. Y si no fueseis tan...tan...-Apreté los labios tratando de no soltar ninguna barbaridad.-Pedantes y snobs , endiosados Descendientes de un Consejo que ha perdido sus valores...seríais capaces de pararos a escuchar a los demás.

Cedric se interpuso frente a mi extendiendo el brazo mirándome de reojo-[¡Gwen!]-Volvió la vista a Dioscórides y DaVinci-[Mis disculpas Descendientes, por supuesto que les proporcionaré un transporte]- Pero Cedric...-El cortó mis palabras con un nuevo movimiento de su brazo.-]No hay peor ciego que el que no quiere ver...lo solucionaremos de otro modo, aunque lleve más tiem... ]-Pero las letras desaparecieron en el aire. Yo no podía ver la expresión de mi hermano que en ese momento luchaba por conseguir oxígeno en una aspiración muda y de pronto se desvaneció hasta el suelo.-¿Cedric?!

Me agaché hasta él, girándole con ayuda de ambas manos y costándome bastante. Lo vi, en su cuello unos zarcillos negros irregulares y tiré de su ropa para abrir el jubón.-¡Shyvanna!-Grité al aire al ver la marca, mucho más negra , mas extensa. Respiraba con dificultad y yo por mi parte también notaba que me faltaba el aliento por aquello. Tensé la mandíbula mirando con reproche a la pelirroja y después miré a DaVinci antes de posar mi pulgar manchado de sangre sobre mi frente.--vakna Blödh [sangre despierta]

La electricidad del ritual recorrió mi cuerpo y suspiré al sentir el súbito calor. Las mejillas se hicieron eco de aquello coloreándose y pegué un respingo apartándome de mi hermano para ponerme en pie al notar aquella extraña caricia en mi pierna y... la sensación que subía por la misma. Volví a mirar a Giordano sin saber muy bien que hacer volviendo a soltar aire tratando de calmar aquella sensación aunque mi cuerpo parecía querer ir hasta el suyo.

De pronto llegó Dioscórides y Freyja estaba más interesada en mirar al príncipe Pendragon que en cualquier otra persona que hubiese en aquella sala. Siempre le había parecido el más regio de todos, incluidas las princesas. Observó hacia Gwen cuando le hizo aquella advertencia y se llevó una mano al pecho mientras se inclinaba en una reverencia de disculpa pero, lo cierto, es que su rostro mantenía la mueca.

No estaba demasiado lejos, oía de fondo el discurso indignado de la pelirroja y veía las letras de Cedric con interés. Pero de pronto…las letras pararon y Freyja frunció el ceño, bajando la cerveza que tenía en la mano…Porque Freyja podía ser muy capulla, mucho…Y tener la boca grande, pero se tomaba su voto de vasallaje muy en serio y si los Descendientes habían hecho algo…

Cedric cayó al piso y la Lothbrock se tomó aquello…Personal. En un solo movimiento de su mano su muro de escudos azul fantasmagórico, escudos de los caídos idos al Vallhalla, se estableció entre los dos Pendragon y los Descendientes. El linaje Lothbrock había dejado las risas y el alcohol y, así como su líder, en sus manos aparecieron hachas de guerra. La vikinga se acercó hacia los príncipes, pero no atacó, simplemente se detuvo al lado de Gwen, por el frente, para ponerse en medio y protegerla esperando cualquier orden para empezar a arrancar cabezas.
 

- No, lo que me metió en el holmgang fue mi falta de filtro social. - respondí con desinterés mirandome las uñas. - Eso y que Aric no miraba por donde pisaba.

"ups"

Por suerte pasaron muchas mas cosas despues de mi desafortunada frase, me dijo como me llamaban los vikingos, pero como era en nordico, probablemente olvidase la palabra antes de consultar su significado en una biblioteca. O en Google translate, para el caso, mucho mas rapido.

"es lo siguiente que voy  a hacer, un traductor en tiempo real"

Aun me daba la vida para pensar en eso, en paralelo, pese a las sensaciones fisicas que despertaban por culpa de aquel encantamiento y el humo aquel, que empezaba a subirseme a la cabeza. Sofía vino, poniendo el grito en el cielo. No era para menos.... aunque el asunto era mucho menos grave de lo que ella parecía suponer.

- Sofía, no estoy bajo ningún control mental ni nada por el estilo. - si ella supiera lo del taller.... suspiré, resultaba incómodo sentirme fisicamente asi, pero tener la cabeza totalmente ubicada y despejada.

"necesito litros y litros de vino"

- Estás nerviosa, eso no es bueno. - dije señalándola, estaba muy my nerviosa.  - Como va a ser una mentira? Más quisieramos nosotros que lo fuera! Es el hijo de Cath, Sofía! Está en la UCI, lo has visto, tú lo has visto, yo lo he visto, él lo ha visto. - señalé a alguien que en verdad no lo habia visto, porque no sabia ni quien era.  - Tampoco hay manera de corroborar que NO  lo vaya a ayudar. Catherine te pidió que confiaramos en su decisión. Pues yo lo hago. Dios, le está quitando el pantalón? -me cubrí la boca porque era como una Realidad VIrtual sensorial muy rara, y me dio la risa.  Muy inoportuno, yo.

Luego me corté, gruñí algo  y me masajeé el puente de la nariz. Sofía parecía determinada a que nos largasemos, pero para eso antes tendrían que anular el hechizo de sangre...Pedí tiempo a Cedric con un gesto de mi mano pero cuando lo miré, lo vi desplomarse. Gwen actuó rapido, y entonces pudimos verlo.

- Eso es la maldición? - la morena no pareció dudar de que asi era, y si antes me habia mirado extrañada por mi eleccion ahora no lo dudó y se hizo el hechizo sobre si misma. Pero la caida de Cedric había provocado la reaccion violenta (como no) de los vikingos.

- Oh por el amor de Dios! Bajad los escudos, eso no sirve de nada, no hemos sido ni Sofía ni yo - alargué mi mano, atrayendo una enorme jarra de hidromiel a la misma, y me la bebí a trago. Luego la tiré al suelo y miré a Gwen. - Que se supone que hay que hacer? Unos cuantos besos, rezarle a vuestro dios arbol?

En realidad, si lo explicaban de manera tranquila, era entendible la ofensiva con la que habían llegado a Ouroboros, con demasiados... elementos. Suponía que era cosa del linaje. En el propio, por supuesto, no había tal cosa, pero entendía la variedad pues estaba acostumbrada a tratar con plantas... y con plagas. La verdad es que la gente amable la desarmaba demasiado rápido, así que cuando le ofreció las disculpas por Shyvanna, solo pudo asentir agradecida... y apenada por aún guardar aquello en el pecho. Incluso le sacó una sonrisa.

Se llevó la mano a la mejilla cuando comenzó a hablar sobre la "celebración" de Wthyr y Catherine, y es que el beso la dejaba con más dudas de respuestas. ¿Había hecho demasiado fuerte la poción? ¿Estaba perdiendo el toque? ¿El embarazo estaba alterando sus sentidos de alguna manera? Había leído de mujeres en cinta que no podían hacer pan, podía ser algo similar. Pero es que NO comprendía TANTA pasión repentina. Entendió lo del ritual de fertilidad, pero si le estaba ofreciendo a una de sus hermanas no era precisamente para jugar a las canicas. Es cierto, estaba nerviosa, y ella era bastante tranquila. No era bueno, pero que él lo señalara solo lo hacía más real.- Él no ha visto nada.- Tuvo que rezongar con Giordano cuando señaló a alguien que no sabía ni quien era Aedan. No se le pasó ese detalle.

Observó entonces a Gwen con aquel... ojo, y solo pudo reír por lo bajo mientras soltaba sus propias conclusiones. Y por el ojo, que aunque se veía feo, no le sorprendía que fueran mitad reptil. Estaba por responderle, dando un paso al frente, cuando Cedric se puso en medio. A él no tenía nada que decirle, por lo que respiró profundo, absorbiendo su perfume como hacía un minuto y se enfocó en su respiración y en encontrar su propio equilibrio cuando accedió a cumplir su promesa. Eso la dejaba tranquila, él la dejaba tranquila o al menos un poco, cuando...

¡¿Cedric?! - Lo vio desplomarse y el corazón se cerró en un puño mientras se arrodillaba junto a él. Lo puso boca arriba, solo para ver aquella marca.- Maldita sea, sí, es la maldición, es justo como Aedan. Hagan lo que tengan que hacer, pero háganlo rápido, no te voy a poder comprar mucho tiempo.- Respondió a Giordano para que fueran al punto, por si pensaba alargar las cosas, if you know what i mean. Echó entonces una miradita a Gwen, viendo con buenos ojos que ya se hubiera puesto en marcha aquella cosa. Que en realidad aquella reacción por parte de la maldición fue tan rápida que le quitaba muchas dudas de la cabeza y le quitaba el tiempo de dudar. Lo que no le gustaba era que lo hubiera noqueado tan rápido. Vio con malos ojos que ya todos los vasallos estuvieran en punto de guerra, pero según lo que le había dicho Cedric antes, era parte de la cultura.

No tardaría Shyvanna en correr gritando hacia ella, y la verdad no podía lidiar con ella, ya no. Tenía que ponerla de su lado. No iba a poder hacer la canalización sin ayuda, y para esto, Shyvanna le venía bien.- Shyvanna, préstame tus manos un segundo, por favor.- Tenía la vaga sensación de que la había visto curar algo en antaño.

Estoy agotada...- Se quejó en voz baja, para sí misma, colocando las manos en el cesped. Serviría como canal, resultaría mucho más fácil que usar su propia magia. Estaba por iniciar cuando cayó en cuenta... Se llevó la mano al cuello con rapidez y se quitó el collar de cuarzos, ese que había preparado para protección. Serviría. Colocó una mano con el collar directamente sobre la marca y la otra en el suelo. Se escuchó claramente como los cuarzos más pequeños se rompieron de un momento a otro. La magia que recorría el suelo también era diferente, a la de Ouroboros, a la de Grecia, a la de su bosque. Estaba tintada del árbol. Tardó unos momentos preciosos en entenderla hasta que logró hacer uso adecuado de ella, al menos suficiente.

¿Por qué no había llevado un maldito cuenco tibetano? ¡La alfombra! Mandó llamar con prioridad su alfombra, que había llegado ahí montada al dragón y cuidando las cajas con los vestidos de Catherine y lo necesario para su atuendo. Su miedo previo al viaje a Avalon la había hecho tomar demasiadas precauciones, por si Catherine caía por la maldición.- Cedric, cariño, escúchame, yo sé que me escuchas, no te desesperes, por favor. Respira de a poco, solo de a poco, tienes que estar tranquilo.- No quiso decirle que si no se estaba tranquilo aquello no iba a evitar que la maldición avanzara, pero los cuarzos que quedaban le iban a ganar tiempo en lo que terminaban con todo... si es que terminaba. Cuando la alfombra llegó, tomó una de las cajas y sacó una obsidiana de troya enorme, del tamaño de su mano.- ¿Sirve de algo que me disculpe, maldición? En realidad, sí estoy algo alterada.- Preguntó abiertamente a la marca en el pecho, que al ser magia podía sentir su respuesta. ¿Por qué habían comenzado a caer tan pronto? Apenas esa misma madrugada había muerto un Pendragon. Colocó la obsidiana justo sobre la maldición y comenzó a tirar de ella hacia la piedra para que se retirara del muchacho, y de paso, activó la armadura ya que estaba canalizando magia, porque sentía que en cualquier momento alguien iba a tratar de apuñalarla por la espalda y desde su posición veía casi de frente el hacha de la vikinga malota. No podía estar tranquilo como Giordano en una situación tan demandante. No en su situación. Sin pensarlo más, se aferró a la obsidiana y tiró de la maldición para tratar de hacerla retroceder.

Ixión sabía perfectamente dónde estaba la cabecita de la rubia y, a pesar de que estaba tratando de ser amable con ella para que desquitara, el efecto terminó por ser otro, mucho más divertido para ambos. Le dibujó una sonrisa mientras seguían al son de la música, la princesa quería que le endulzaran los oídos. Pues golosinas le daría -Me gusta tu carácter indomable. Tu arrebatadora terquedad. Me excita verte bailar. Me gusta tu curtida y perfecta figura. El profundo azul de tus ojos zafiro tan diferentes a tu fuego de mujer- La mano que sostenía la de la pareja cambió de tercio hasta la pierna de la jinete rubia. Subió despacio desde la rodilla, recorriendo el muslo, hasta el corte de la falda. -Me gustan tus piernas- Habían dibujado otro paso de aquel tango, ahora permanecían especialmente juntos. El griego paseó la punta de su nariz por el cuello de la Pendragon, desde la oreja pasando por el arco de la mandíbula y terminar en la punta de perfecta de la nariz de Shyvanna, haciendo que los labios de ambos estuvieran muy próximos, casi tocándose, casi rozándose los unos con los otros, buscándose en la necesidad. -La humedad de tus labios- Le susurró, mirándole a los ojos. Podía sentir el calor de la respiración de la rubia, disfrutar de su sofisticado perfume y de la velocidad de las exhalaciones al bailar. La otra mano, la que terminaba el baile, subía despacio por el cuello de la Pendragon, hasta la raíz del pelo, Así podría recoger la cabeza de la mujer y hacerla descender, separándose de nuevo, dejando aquel beso prohibido como no nacido.

Otra dos parejas se unieron a la pista de baile. Entre ellas Cedric con Sofía y Darren con Lake. Aquello sí que era cuanto menos diferente. Ni siquiera sabía que el hermano de Shyvanna supiera bailar. Bailaría con la hermana, sabía que el otro mellizo les miraría. Aquella sensación le encantaba, que todos los ojos se dirigiesen sobre él. Y más ahora que empezaba a liberarse de las ataduras gracias a las nieblas que las sacerdotisas se habían dedicado a crear. -Me enoja que pienses lo contrario. Todo Avalon se va a morir de envidia- Le dibujó una sonrisa pícara y perversa. Extendió la mano para tomar la de la mujer con delicadeza y la aproximó con fiereza hacia él, atrayendo ambos cuerpos como si estuvieran imantados. La mano de Ixión recorrió la espalda de Shyvanna y se colocó en el hueco perfecto, justo en la raíz de la misma. Le devolvió una sonrisa por su comentario. La atrajo más hacia sí, al punto de fusionarse y buscó con su boca la oreja de Shyvanna, susurrándole al oído -Cuando quieras- Y antes de colocarse, junto mientras empezaba la música, le robó una suave mordida en el lóbulo, suave, caliente y húmedo. Con aquello arrancó el baile.

No hizo falta comunicación verbal para coordinar todos aquellos sincronizados pasos. Se entendían con la mirada. Pocas mujeres eran tan insaciables y fogosas en Avalon como Shyvanna Pendragon. El fuego de su familia recorría sus venas. Ahora entendía muchas de las habladurías de la isla sobre el poder sexual de aquella. Era embriagador, carnal, placentero. Aquella coreografía parecía estar perfectamente milimetrada, pero en verdad estaban improvisando. Viviendo el aquí y el ahora, conectando, ajenos a todos los demás. La música iba en crescendo, y con el punto más álgido Shyvanna estaba sobre su cabeza y sus dos musculados brazos la sostenían en una poderosa figura donde el vasallo presentaba a su señora a todo el público. De una forma muy elegante y energética, la descendió al suelo. La música acabó. Si hubo aplausos siquiera los escuchaba, solo su respiración acelerada, compartida con la de la rubia, disfrutando del tacto y contacto de esta con su nuca. Pegó de forma inconsciente la frente con la de ella, y las puntas de sus narices se acercaron. Y sus labios, entreabiertos por el jadeo del baile, tratando de recuperar todo el aliento que habían gastado. Estaban tan cerca tan próximos….

… Entonces los gritos y los ruidos del público llegaron hasta sus oídos. ¿Qué mierda estaba haciendo el público que no era disfrutar con aquella imagen perfecta? Alzó la mirada para buscar el origen de tanta molestia. Rodeó los ojos, molesto, ya le habían vuelto a joder el polvo… otra vez. Se tuvo que guardar la excitación y el cabreo para otro momento. La gente empezó a arremolinarse en el corro. Contactó con Freyja, la que estaba en todo el tumulto. ”Ahí tienes tu sangre” Seguramente ni siquiera hiciera falta decirle a Shyvanna qué debía hacer, porque probablemente ella fuera por delante. Ixión la siguió para comprobar al muchacho tirando en el suelo con bastante mala pinta. Llegaron justo cuando hablaban de aquella mancha como si fuera una maldición. Una marca que compartía, como mínimo, con las mujeres Pendragon. Una maldición de sangre. Alcé la vista y busqué a cualquier sirviente que estuviera por allí olisqueando -Llamad a los rompemaldiciones del linaje de Pelayo. ¡Rápido!- Me coloqué de rodillas al lado de Cedric buscando el palpitar de su corazón. La mancha abarcaba prácticamente todo el pectoral izquierdo de su señor. -Y que los Aduladores traigan toda la leche de amapola que tengan- Suspiró y se puso en pie, contemplando desde la altura.

a

El miembro 'Shyvanna Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Cada una de las cosas que enumeraba Ixión estaba calando dentro. Adoraba aquello. Y sabía que se lo merecía. Cada maldita palabra. ¿Tanto le costaba a la gente quererla como ella era? ¿Ver más allá de su belleza y alabarla? Pudo percibir los dedos de Ixión deslizándose por su pierna y deseó, muy dentro de ella, que fueran más al sur. Más arriba. Un escalofrío delicioso se extendió por su piel cuando aquel beso deseado no llegó -Tendrás que reclamarla- Murmuró con el reto en la mirada. Sabía perfectamente que Ixión no cometería la locura de besarla en ese momento porque aquello enviaría un mal mensaje a los vasallos.

Estaba caliente. Pero de una manera que hacía rato que no lo estaba. Quizás porque estaban coqueteando, porque estaban tanteando aquellos límites sin llegar a concretar nada. La sonrisa que le regaló fue respondida con una propia mientras pegaba su cuerpo hacia el de él, sus pechos apoyándose contra el torneado torso del moreno mientras escuchaba su voz. Le regaló un ronroneó perverso cuando le mordió y la respiración se le aceleró…Y aquello sólo fue el preámbulo de la increíble pieza de baile. Shyvanna se perdió en él, en cada compás, en cada movimiento que llevaba al siguiente como si hubiesen bailado toda su vida. Sólo lo había hecho así con una sola persona pero no podía verle en ese momento porque perdería la conexión con su pareja.

-Crees…- Inquirió, o en eso quedó, mientras compartían aquel aliento; porque Gwen gritó su nombre y entonces Shyvanna volvió a la tierra. Sus ojos azules se separaron de Ixión y volvió la mirada hacia su hermana y luego hacia Cedric. Cualquier resquicio de sonrojo por la excitación o la actividad se perdió y su tez se tornó cenicienta. Empujó a Ixión sin miramiento alguno y se cogió las faldas para ir corriendo hacia su hermano, agachándose al lado de Sofía y mirándola hacer cosas. Ella sabía hacer las propias…Quizás…Quizás si lo atajaba antes. ¿Por qué estaba atacando a Cedric? ¿Por qué? Como no era la primera vez que lo trataba, le quitó la corbata y se la metió en la boca. No tenía que darle explicaciones a nadie…pero si Cedric gemía de dolor, todos podían decir: “Hasta luego, Maricarmen”.. Escuchó el murmullo de Sofía y tensó los labios, le dio una palmadita en la mano.

Extendió la mano hacia Freyja para que le diera su hacha, la cogió y se rompió el vestido, arrancándose las mangas y parte del escote, después se abrió una herida en la mano. Su abuela, era la mayor. De acuerdo. Aedan era el único que le quedaba a Catherine. Cedric… Era el menor…de los hermanos. ¿Y Gwen? La miró activar una especie de ritual y supo que algo no había ido bien. Con manos temblorosas empezó a dibujar las runas en su cuerpo mirando de vez en cuando a sus hermanos. ¿Y si quería acabar con los hombres de la familia primero para evita procrear Pendragon? Pero Aelle…Aelle era ya mayor. Siguió dibujando runas en sí misma mientras miraba a Sofía hacer lo propio. Tras eso empezó a dibujar en Cedric - Te quiero…No voy a dejar que te pase nada- Murmuró, sintiendo que se le humedecían los ojos pero antes de empezar a canalizar tenía que verificar algo y giró la vista por encima de su hombro para buscar a Darren con la mirada, la preocupación teñía su rostro y observó hacia su pectoral, como si pudiera atravesar la tela con la mirada.  Fue una pregunta silenciosa pero no podía esperar la respuesta, no quería que Cedric sufriera nada.

-No entiendo esta maldición...Sofía para...Un momento. Descansa- Gimoteó empezando a canalizar su propia magia en él. Al principio pareció que no ocurría nada, o que se resistía  abiertamente pero Shyvanna había usado runas distintas de las hechas con Aelle -Agh… - El dolor fue penetrante. Era horrible porque parecía que la propia runa se hundía dentro de ella y se propagaba. Un escalofrío horroroso le recorrió el cuerpo y de la runa empezaron a subir pequeñas líneas negras hacia su cuello mientras las runas que iba dibujando se disipaban y borraban, siendo absorbidas por la magia y su piel -Darren…- Gimió, viendo cómo las runas desaparecían con demasiada rapidez y sintiendo un profundo terror apropiarse de ella -Darren- Pidió llorando, no sólo de dolor, era miedo de no poder hacer nada. De ser inútil como había sido con su abuela -Dibújalas…- Sollozó sentándose en el piso y extendiendo la pierna para que se saliera de la falda, regalando más piel, más lienzo para dibujar mientras parecía que su propia maldición se había activado gracias a la transferencia y ahora avanzaba con bastante rapidez -Más…Dibuja más… Abrirle la camisa a Cedric. Dibuja más, necesito más…- Extendió la mano herida hacia él para que se sirviera de su sangre.

Una leve carcajada le fue arrancada, casi robada, a Darren por parte de Lake. En verdad le daba igual la causa de su melliza terminara por los suelos, pero sí deseaba que se apartara de aquel vasallo que no dejaba de agasajarla y frotarse de aquella forma tan… lasciva. Darren apretó los dientes de aquella forma molesta, cediendo otra vez al placer del vino, tratando de no prestar atención a la imagen que tenía delante, maldiciendo por aquella garrapata que no dejaba de pegarse a su hermana. Si no fuera quien era le… ¿qué? ¿qué haría? ¿perder los estribos de nuevo y atravesarlo con una espada? Dejó caer los hombros, vencido, empezando a entender el enfado de Shyvanna, aun justificando sus acciones. -Vamos a tener que aguantarlos hasta el fin de nuestros días- Gruñó Darren, asqueado por la visión del patriarca con su nueva mujer. Aquello ya no era lascivia, era lujuria pecaminosa -Y luego somos nosotros los que tenemos que comportarnos-

Con la desaparición de la pareja, estaba decidido a marcharse de allí. Lake lo aprobaba, ya eran dos. Sus otros dos hermanos pequeños estaban entretenidos con los descendientes. El camino estaba libre, podría haberlo hecho. Podrían haberse ido de allí. Pero, no. Le gustaba la música, le ayudaba a desconectar de los protocolos, del corsé de la familia, de las batallas y de la sangre. Le recordaba a cuando saltaba en la cama de Shyvanna cuando eran pequeños en la privacidad de la habitación con aquella orquesta del piano. Aquellas bromas habían dado paso a muchas horas de entrenamiento. Empezó su frase con una mentira que solo una persona reconocería, una que estaba muy lejos en ese momento. -Sabes que tampoco es mi pasión. Pero me niego a ser los únicos idiotas con la cara larga. Demasiadas bocas que acallar- Reconoció, firme. Bailar era como la batalla, con la diferencia de que no había cruce de espadas, aunque sí de corazones rotos. Sonrió tímidamente cuando su hermana aceptó el baile y la danza empezó. Ambos cuerpos se acercaron hacia un espacio prácticamente inexistente.

Ambos conocían los pasos porque los habían instruido en ellos, y aunque oxidados, todavía estaban en el fondo de su memoria solo que su compañera era diferente. Y su forma de bailar también, por tanto. Lake era más tímida, no tan exuberante como Shyvanna, y debía respetarla, manejando los pasos protocolarios en un baila seguro, bonito, pero quizás no tan elaborado como el del vasallo griego. La música en ese momento daba pie a la cercanía, al contacto. Cerró los ojos y se dejó acariciar, y no solo por la música. Con aquella frase centró su atención en Lake, apartando el ceño fruncido de la pareja que les estaba haciendo sombra -No lo sé. Pero estoy seguro de que había magia: la de la soberbia, las palabras vacías y el sucio sexo- Respondió sin cortarse. Darren no hablaba de Wthyr sino de la actitud de Shyvanna cuando antepuso a su familia por aquel don nadie de Thoren, aquella que tanto daño le había hecho y que había terminado en aquel desenlace.

La música cesó, y el hermano mayor realizó una leve reverencia a su hermana -No deberías sentirte avergonzada. Tu baile es precioso. Cuando estemos solos te …- Pero la confidencia acabó ahí. Los gritos llamaron la atención de la pareja. Darren extendió el cuello y comprobó que Cedric estaba tendido en el frío césped. Cogió a su hermana de la mano y corrieron hacia el enfermo, atravesando el tumulto. Tragó saliva cuando vio que su hermano estaba con aquel aspecto tan deplorable y cómo la magia de Sofía a duras penas podía con aquella maldición. La maldición que acabaría con todos, ya se había llevado a Aelle aquella misma mañana. Cuando no era el árbol, o estúpidas rencillas -Estoy aquí- Habló de una forma pausada, calmada, colocando su mano sobre el hombro en tensión de Shyvanna. Y sabía lo que tenía que hacer. Canalizó una daja con la sangre que estaba manando y dibujó con precisión sobre la piel ennegrecida del hermano -Cedric, aguanta. Estamos todos aquí- Mintió, con compasión. Tragó saliva y comenzó con la parte que no quería, que era dañar la perfecta piel de su hermana melliza. Buscó una mano libre de Shyvanna, la asió y la apretó con fuerza. La miró con  intensidad y asintió, confiando plenamente en ella. Confiándole su magia para sanar a su hermano pequeño. Y en silencio empezó a dibujar aquellas runas que tanto conocía sobre las pieles de los mellizos, empezando por sí mismo, avanzando con molestias por los huecos que iban quedando al cerrarse las runas en la piel de ambos, atravesando para ello la cicatriz del antebrazo. -Shyvanna, tú ya has gastado mucha energía con Aelle. Deberíamos llevarlo a Ouroboros, Lucio sabrá qué hacer- Le dije con compasión. Confiaba en ella ciegamente, pero... demasiado esfuerzo, por eso compartió su propia magia con su hermana. Si hubiera de sacrificarse alguien, sería él.


Éxito:  Darren comparte su energía con Shyvanna para salvar a Cedric sin mayores problemas
Fallo: Darren empezará a ver mermada su propia magia hasta el punto de debilitarse por completo en caso de seguir.

El miembro 'Darren Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

La respuesta de los Lothbrok no se hizo esperar, eran fieles a nuestra familia a pesar de nuestras rencillas y de las familias que habitaban en Ávalon quizás con ellos era con los que compartíamos más similitudes. Freyja se interpuso frente a mi cosa que me permitió desviar la mirada a Cedric de nuevo, siendo más consciente de mis propias sensaciones y no las de LeFay.

Miré de mala manera a Dioscórides que ahora parecía más que preocupada por mi hermano.-Llevaos a la Descendiente de Ávalon.-Ordené, a pesar de que la mujer estaba intentando ayudar a Cedric no había hecho más que dar problemas, primero tocando el Árbol Sagrado sin permiso y después insultándonos y provocando una situación más que incómoda en el banquete.-No es bienvenida, ni ahora ni en el futuro.

Mis palabras sonaron determinantes y secas mientras mis hermanos trataban de controlar la maldición también por su parte. El cuerpo de Cedric se movió en un pequeño espasmo y después abrió los ojos súbitamente gesto acompañado de un sonido al volver a respirar. Por suerte Shyvanna había sido prudente y el sonido fue más bajo de lo que podría haber sido sin esa corbata en su boca.

Sin embargo, el suelo tembló y una ráfaga de viento salió de la boca de mi hermano. No fue muy fuerte pero si que se notó la presión del aire golpeando nuestros cuerpos, por mi parte usé mi brazo para cubrir mi cara y tuve que ejercer cierta fuerza para permanecer en el sitio sin moverme.-Tal vez deberíamos sacarle de aquí. Hay demasiada gente.-

De pronto sentí algo y di un pequeño respingo acompañado de un gemido que traté de ocultar tapando mi boca. La sensación de la pierna ahora se concentraba en otro punto más íntimo que hizo que contuviese el aire en mis pulmones. Escuché a DaVinci y ladeé la cabeza.-Depende de lo que aguantemos. -Expliqué siendo consciente de que dolía el simple hecho de no ser acariciada por él ahora mismo. Me acerqué a él tomando su muñeca y tiré para que me siguiese, tomando camino al Sanguis Ligno. -Y depende de lo que ellos...-Sentí un tirón y llevé la mano a mi cadera instintivamente parando un segundo en el camino.-Normalmente no es tan...mmmhh-Miré un momento hacia mi pecho al notar algo más ahí-Intenso.

Continué el camino y le guié entre las raíces para lo cual me descalcé, costumbres. Llegado un punto cerca del inmenso tronco puse su mano y la mía en la corteza del Árbol Sagrado que meció su copa en un golpe de viento.-Solo...tenemos que aguantar.-Volví a repetir alzando la mirada a él. Las sensaciones físicas de Catherine eran intensas así que miré hacia otro lado bastante acalorada.

El Sanguis comenzó a brillar en un tono rojizo y las ramas se movieron. Otro gemido se me escapó y llevé una mano a mi pecho cerrando los ojos. Esperaba que no escuchasen nada desde el jardín, estaba lo suficientemente alejado pero en aquellos lugares el eco era frecuente. Fruncí el ceño, aquello no era agradable , no en un principio y sin embargo la sensación fue transformándose y miré de reojo a DaVinci, solo había que aguantar aquello un poco más y ni siquiera estábamos tocándonos, iba por buen camino.

Aquello se mezcló con algo diferente, la debilidad se apoderó de mi cuerpo y mi mano marchó directa a la clavícula de Giordano apretando un poco su hombro para después empujarle contra el tronco o intentarlo, clavando mis ojos en los suyos. Sentía mi cuerpo temblar y a la vez colmarse de placer, era demasiado intenso, como había dicho.-Solo...un poco más.-Comenté en un susurro entre respiraciones agitadas.

Eso dijimos de las últimas dos esposas...- Le recordé a Darren en un tono bajo, solo para que le escucharan sus oídos. Sobre las muestras de afecto y los comportamientos adecuados, solo rio suavemente, dejando que la arrastrara a la pista de baile. Al menos le había quitado la mala cara que traía desde hacía un rato y la bebida.- Deja que hablen, me dan igual todas.- Susurró, a sabiendas de que lo que pensaran los vasallos de ella la tenía bastante sin cuidado.

Sus palabras suaves no surtieron el efecto deseado en Darren, pero revelaron algo que se estaba guardando en lo profundo. Había escuchado ya lo del mago y Darren a grandes rasgos, por lo que entendió su resentimiento sin darle muchas vueltas al asunto. Él también quería presionar a Shyvanna de algún modo y por eso estaban pudiendo hacerse compañía.

La palabra "avergonzada" no la describía. No era tímida, solo reservada. Sin embargo, le sonrió de lado con el halago, justo antes de... Los gritos le indicaron a sus ojos la dirección y Darren abrió paso justo para ver el final del encuentro entre las dos mujeres y a Cedric en el suelo. Ella solo pudo fijarse en algo que le había rondado la mente desde la noche anterior.- Bueno, bueno, ¿pero qué no habíamos quedado en mantener en secreto el desliz de la abuela? Un poco tarde, supongo.- Reprendió a Gwen por verla con aquel... tercer ojo tan característico, rodando los ojos mientras veía la escena. Y, por supuesto, había vetado a la pelirroja de aquellas tierras con atribuciones que... pues... ya se vería más adelante si le correspondían o no. Antes de que los vasallos se abalanzaran sobre ella como caníbales para sacarla del lugar, tomó su decisión.

Yo la llevaré.- Ares era el más estable de los dragones gracias al vasto entrenamiento que habían realizado para lograr pararse a lomos y perfeccionar su tiro con arco. Además, después de todo, tenían que ocultarle aún la entrada a los Descendientes. Tenía la impresión de que el nigromante podría localizar Avalon a través de los portales que había abierto antes, pero si había aún oportunidad de ocultarles la entrada, era la prioridad. Además, con Ares podía contar. La mataría sin pensarlo si trataba de hacer algo contra Cedric y notaría sus intenciones enseguida. Cuando Darren sugirió ir a Ouroboros, supo que quería evitarle a Shyvanna otra carga como la de la noche anterior. Buscó entre lo presentes la mirada de Ares. En cuanto se encontraron, este salió de la tienda y se transformó en aquel enorme dragón verde oscuro que conocía tan bien.- Hay que movernos.

Sofía me llevó la contraria, y miré al sujeto en cuestion....

- Vale puede que "él" en concreto no viera nada....

El caso es que la pelirroja pareció rejuntar su juicio nuevamente, y se dispuso a ayudar a  Cedric. Shyvanna y su hermano mellizo no tardaron en aparecer y prestar primeros auxilios. Me aparté de ellos, me gustaban mas las bodas en las que regalaban vacas y ya.

- No me metas prisa Sofía! - además, que yo no llevaba las riendas ahi.... La magia de los hermanos no parecia ser suficiente, para nada. El hombre pareció espabilar un poco, eso si....y una racha de viento se alzó sin mas, a su voz.

Noté una sensacion muy brusca, al mismo tiempo que Gwen, y la miré a ver si a ella le estaba ocurriendo lo mismo. Me mordí el labio inferior en un gesto inconsciente.  Estaba de acuerdo en lo de apartarnos de alli, y no dude un segundo en seguirla. Aguantar? - Pero....  - vi que nos dirigiamos hacia el arbol asesino, me dio un poco de jayuyo, a decir verdad, dadas las historias que conocía del susodicho.

- Tan qué? -me detuve, tenía las mejillas encendidas, al igual que ella. Hice una leve mueca de dolor al notar como algo agredía mis espaldas....uñas? - Brusco? ...uf.... - podía notar....a nivel fisico...era como estar teniendo sexo pero...sin un solo contacto real. Estaba confuso, pero la sensacion era demasiado placentera. Solo quería hacerla realidad, con Gwen.  Era lo que el cuerpo me pedía. Ir hacia ella, tumbarla en el suelo y....ahi mismo, entre las raices del arbol. La recorrí con la mirada, el cuerpo entero, sus formas, hasta acabar en sus ojos con un gesto de súplica.

Toqué el arbol cuando guió mi mano, al tiempo que soltaba un jadeo, no sabia si de placer, de dolor....y entonces noté un apretón en el cuello, no demasiado como para preocuparme, pero...si como para que me faltase algo el aire.

- Uy... - me llevé la mano al cuello... - le va ese rollo de la asfixia...? qué... -iba a decir "fuerte" pero otra oleada me recorrió el cuerpo. Sentía aquella maldita presión en la entrepierna, una que no me pertenecía. Bufé y la miré cuando me puso de espaldas contra el arbol, y subí mis manos a sus muñecas, mirandola a traves de mi ahora despeinado cabello, sujetándola con fuerza. "Un poco más", eso decía. La tomé de la cintura, la parte baja, y la pegué contra mi cadera. Solo eso. Lo demás, podía aguantarlo. Pero al menos la quería cerca. - Gwen, quiza no es el mejor...momento pero... - dije con la voz entrecortada por las sensaciones fisicas  y lo extraño de todo ese ritual. - No estoy enfadado contigo por  Yule, ni lodel holmg...gan ni... no tenías por qué hacer eso que hiciste por mi el dia del duelo.

"y bueno, lo otro..."

De pronto lo noté, el clímax. Me reí porque Wthyr había sido muy precoz, pero acabé parando porque...porque...porque estaba mal reirse, verdad? quiero decir, no me caia bien, pero estabamos hablando de Catherine, cuanto antes, y mas corto, MEJOR. Traté de ahogar un gruñido, apoyando mi frente contra el hueco del hombro y el cuello de Gwen, mientras mi mano se quedaba en su espalda enredada en su cabello.


"definitivamente a Wthyr le va el rollo hipoxia, ha sido estrangularlo un poco y mira..."