Calles de Bastion Hollow

Bien, primera incisión superficial hecha. Miro durante unos segundos el corte y el hilo de sangre que comienza a salir rápidamente de él. El próximo paso, pero no el más difícil, esperaba que fuese un último corte, bastante más profundo, mucho más doloroso y en el que esperaba encontrar el chip. Observo la cara de Rybar, me encojo de hombros, allá él sino quiere morder algo al menos para lo próximo que se le venía encima. Vuelvo a agarrar con más seguridad la daga y la vuelvo a introducir en el corte ya hecho. El acero de la daga había perdido bastante calor, por experiencia sé que incluso más doloroso el frío que el calor dentro de la carne. Lo hago rápido y bastante más limpio que la última vez que me extirpé mi propio chip, la daga estaba más que afilada, y se abría paso fácilmente entre los músculos. Ahora el corte era de mayor profundidad, tres o cuatro centímetros quizá, algo más ya implicaría captar alguna vena importante, si es que no lo había hecho ya. Ignorando si Rybar seguía consciente o demasiado sumido en el dolor susurro:

- No le debes tener mucha simpatía a los Renegados. - tiro el cuchillo al suelo, mientras me remango las mangas, ni siquiera le miro a él, incluso creo que lo digo para mí - Después de esto no me recuerdes como a un renegado, sino como a un compañero. - digo duramente. Simplemente tenía cierta empatía con los presos de los campos, y esta vez era una forma de agradecer que hubiese confesado antes de obedecer a la búsqueda de Alexa.

La sangre oscura y espesa ya comienza a salir mucho más abundantemente, lo cual me impide ver donde está el maldito chip. Joder, sólo de ver la herida y esa hemorragia ya incontrolable yo también empiezo a sudar, intento controlar mi temperatura corporal que ya de por sí desprende más calor del normal por el momento pero es complicado. Me quitaría la chaqueta pero antes abro mi mano izquierda con la piedra de sangre y la acerco a la herida, nunca la había usado y ahora la estaba utilizando por suerte o por desgracia con un Blood Keeper. La dejo que haga su función por pocos instantes, lo bastante como para que pare la hemorragia progresivamente y me deje escarbar en el cuello en busca del chip.

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Piedra de sangre: Detiene hemorragias graves durante un breve espacio de tiempo (5 posts)

Aguanto como puedo el tiron, pero cuando comienza con la segunda incision....esa ya me duele mas. Me cago en todos sus ancestros y descendientes por venirle, mentalmente. Luego suelto un gruñido de dolor que opaco mordiendo mi unica mano restante. Total, tambien es de metal como fue la otra, no me duele. Mientras no me deje los dientes....

Ahora ya no es un hilillo de sangre loque noto deslizarse por mi cuello. Es un chorretón de sangre caliente que empapa el cuello de mi camisa y lo tiñe de rojo. Empiezo a marearme, por el dolor y por el esfuerzo de mantenerme consciente, esfuerzo unido a mi debil condicion fisica previa, de toda mi estancia en aquella prision, y de que ya de por si mi condicion fisica nunca habia sido buena desde el accidente.

Oigo el sonido del cuchillo estampandose contra el suelo y dejo de morder mi mano, respirando entrecortadamente y de modo ruidoso. Se me han saltado incluso algunas lagrimas de los ojos.

¿Mucha simpatía? Ellos habian combatido contra nosotros...se habian equivocado de bando. Habian causado que nos debilitasemos. Cada vez estoy mas mareado, casi puedo notar como algo va mal. Me pide que no lo recuerde como a un renegado, si no como a un compañero...ladeo un poco la cabeza, juntando aire para soltar algunas palabras. Algo hace click en mi cabeza entonces.

"hace esto porque.....?"

-Tu...tu tambien....?

Iba a decir "estuviste alli" pero entonces una terrible descarga recorre mi cuerpo. Grito tan solo la primera mitad de segundo, luego, mis musculos estan demasiado paralizados como para poder hacer nada mas. Caigo al suelo de bruces, tras unos agoniosos segundos de sacudida electrica, siendo aquello mas de lo que podia soportar ya y quedando inconsciente

Me imaginaba que estaba maldiciéndome mientras me remangaba las mangas tan lentamente a pesar de su dolor, ¿que para qué me las remangaba? De alguna manera tenía despegar el maldito chip de sus músculos aunque fuera con mis propias manos. Puedo notar unas gotas de sudor cayendo por mi cara. Venga allá vamos.

¿Que yo también qué? Estoy demasiado concentrado en cómo llevar la situación cómo para responderle algo más. Justo voy a introducir mi mano para resbuscar en el corte y arrancar el chip cuando...

- ¡Hostia puta!- grito mientras me retiro asustado rápidamente de Rybar, sí, muy asustado. Rybar también había caído, sacudiéndose, en el suelo hasta que queda totalmente inconsciente. Era uno de esos calambres quizás, ¿nos estaban escuchando? ¿lo habían matado? Hiperventilando y temblando me acerco a su cuerpo y le tomo el pulso al otro lado de su cuello. Sigue vivo. Vale, ahora sin remordimientos por causarle más o menos dolor. Le aparto la coleta del cuello, con la mano izquierda le abro el corte, los músculos continúan bombeando de una manera que me duele hasta a mí. La mano derecha... hacia dentro comienzo a palpar los músculos en busca del chip... Joder, el corte que he hecho es recto, quizás se lo pusieron de manera inclinada... Si volvía a cortarle con más profundidad lo podía matar... mientras durase el efecto de la piedra de sangre. Bah, ya tenía la mano dentro. Tomo otro impulso para tomar más profundidad con mis dedos, noto a mi paso como rompo ligamentos y demás. Tal vez no fue tan buena idea quitarle el chip, si sobrevivía, el cuello se le iba a quedar bastante tocado. Abro los ojos bastante cuando palpo por fin algo duro y del tamaño de un guisante. Con el dedo índice y el pulgar lo arranco sintiendo en todo mi cuerpo el desgarro de la carne de su cuello. Antes de que lo puedan llegar a escuchar o a intuir los que sean que estén detrás de las escuchas parto el chip por la mitad con la daga.


Ahora allí tenía a un tío medio muerto y con parte del cuello abierto. Si no tuviese escuchas, lo metería a la enfermería, la cual estaba casi vacía de materiales. Durante unas horas la piedra haría efecto, para entonces esperaba que el corte cicatrizase. Suelto una última llamarada a la daga y la pongo sobre el cuello de Rybar. Si tenía suerte sólo le quedaría el dolor de una quemadura y un cuello inmovilizado durante mucho tiempo.  Miro a Thalos, me coloco el cuchillo ensangrentado otra vez en el cinto y me levanto, cansado, enfadado, aturdido, quién sabe qué era esta mezcla de sensaciones, y le hago un gesto para que nos largásemos de allí, apretándome los labios para no preguntar sobre Alexa todavía delante de las escuchas. Yo ya comienzo a dar unos pasos muy por delante de Thalos hacia la base, impaciente por coger otro cigarro y poder explicarle lo había pasado allí.

Estuve vigilando los alrededores todo el rato, pistola en mano, atisbando en caso de que hubiese cualquier signo de movimiento. De vez en cuando echaba un vistazo de reojo a Eason, a ver como carajos le iba. Observe impasible la rajaca que le hizo en el cuello, eso se habia hecho consigo mismo? Joder con el tio. Habia que tenerlos cuadraos.

El grito de Rybar, el propio ruido del chispazo y el taco de Alex me hacen mirarlos nuevamente. El blood keeper ha caido al suelo hecho un guiñapo, y el otro se dedica a terminar el trabajo al mas puro estilo carnicero.

-Mírate, si tienes un manejo digno de un cirujano- le digo con evidente ironia

Tras cauterizarle la herida al auror, habiendo comprobado que seguia vivo, se levantó y me miro con una cara putamente seria. Supuse que hacer eso le habia traido recuerdos del pasado nada agradables. Cuando echa a andar dirijo una ultima mirada al auror antes de ir tras el.

- Tu, jack the ripper, espera un momento. - lo alcanzo al paso, sacando mi galeon. Envio un mensaje unico a la moneda de Johan, a sabiendas de que se encontraba en mision. Advirtiendole de lo ocurrido. - Esperame en la sala de reuniones, hay que hablar de lo ocurrido y tomar medidas. Convoca a todos los que puedas. Ya he avisado a Johan.

Ahora mismo, mi prioriodad era ir alli, despertar a Reed, encontrar a Erika y que se largasen de alli. El lugar podia no ser seguro ya para el chiquillo. Alex y yo nos damos prisa en abandonar las calles, entrando a la base y dejando alli a dos blood keepers tirados, uno de ellos muertarraco desde hace un dia o dos.

La tristeza que había en el interior de Sygdom invadía un poco mi cabeza mientras me explicaba algo del procedimiento para extraer energía de los muertos. Fue uno de los pocos momentos en los que agradecí tener este don porque quizás otra persona hubiese salido huyendo o le hubiese atacado nada más verlo. Antes de poner en marcha aquel teletransporte lo miré esbozando una sonrisa pequeña ante aquel 'gracias'. Era sincero, sabía que lo estaba pensando y con ello me bastaba.

Aparecimos en un lugar bastante escondido de la calle principal, unas ruinas de una casa, que al menos mantenían en pie cuatro paredes y parte de lo que era el techo. Era de la zonas más dejadas y que nadie transitaba para ir a la base. A mí tampoco me llegaban señales de pensamientos de otra gente a parte de... de Sygdom, sí, así se llamaba. Ya que yo tenía ventaja para saber su nombre decidí presentarme, aprovechando que estábamos cogidos de la mano para darle un ligero apretón.

- Por cierto, yo soy Lea. - sacudí su mano, con poca fuerza. - Volveré pronto... o tarde, pero volveré con lo que sea. Espérame en esta casa. - sin esperar a que contestase me perdí entre las ruinas, dando saltitos, sin prisa pero sin pausa me adentré en la base en busca del ''árbol de navidad''.

¿Cómo debía ser poder entrar en la mente de otro? ¿Qué cosas debía saber ella? Yden salió rematadamente loco al desarrollar ese don. Dijo que nunca comprendería qué clase de pensamientos albergaba la gente. La sociedad drow era ya… Aberrante por si sola. ¿Pero eran mucho peores los pensamientos? ¿Realmente guardaba la gente peores cosas? No consideraba aquella capacidad como una bendición. Para Yu’Yden no fue más que una carga, y quizás lo que le condujo a hacer las mil abominaciones que había hecho…

Y me daba la sensación que mi propio hijo iría por el mismo camino. Pero fuera como fuera ella no parecía afectada por lo que pudiera ver en la mente de un muerto, y me dedicó una sonrisa antes de aparecer allí. Bastion Hollow. Nunca había estado presencialmente, pero conocía lo básico: Estaba todo en ruinas. Y no quedé decepcionado en ese sentido. Habíamos ido a parar a una casa desastrosa. No me gustaban las cosas decadentes…

El apretón me sacó de mis sentimientos. Lea. -¿Lea? Mucho gusto- Apreté su mano con cuidado. Por eso de no causar más desagrado del necesario. Había a quien le incomodaba tocar algo que era más que otra cosa, un cadáver. Me pidió que esperara, que volvería con algo. Asentí. Aunque ella no tardó en irse.

No salir de ahí… En los primeros minutos pareció algo sencillo, más tarde el aburrimiento empezó a hacer mella en mí y no supe exactamente qué hacer. Por respeto no debía moverme. Pero por… Por la necesidad de hacer algo… Me asomé un poco por un agujero. En principio la calle estaba desértica. La luz diurna me hacía difícil la tarea de ver, obligándome a entrecerrar mi único ojo… Me dio la extraña sensación de haber visto dos muertos o igual no tan muertos allí tirados. Había sangre y…

-No, nada de moverme. Ella me ha dicho que no.- No era mi deber estar comprobando si todo cuerpo tirado en la calle estaba muerto o vivo.

Mis días activos en la Brigada quedan algo lejanos desde hace ya cerca de dos años, justo el tiempo que tiene el pequeño que me acompaña, mi hijo Radhos. Camino hacia la zona de Bastion Hollow con él en brazos, tras haber dejado a su madre en la cabaña perdida que teníamos en el bosque más cercano. Es un sitio tranquilo, aunque conviene cambiar de ubicación con cierta frecuencia. No solemos venir por aquí para evitar peligros, pero tengo que hablar con Lykaios, y por lo general suele moverse por esta zona. También quiero que vea al crío, que hace tiempo que no quedamos, y así va creciendo con gente como mis compañeros de Brigada. En parte echo en falta estar presente, participar en las batallas y colaborar, pero siendo padre he tenido que reordenar mis prioridades. Cojo al crío en brazos al llegar a la zona peligrosa, por ahí no puede andar un crío pequeño sin caerse. A él lo llevo en uno de mis brazos, mientras que con la otra mano llevo extendido el bastón-katana, ayudado de las gafas especiales para distinguir un poco el lugar por el que me muevo.

Trato de apresurarme en llegar a la zona de la entrada secreta a la base, pero algo interrumpe mi camino. Mi bastón choca con algo en el suelo, algo humano. Una figura a la que le falta un brazo. Enseguida me recorre un escalofrío, justo tras dar un golpe en algo metálico de la cara. No, no creo que haya muchos como él. Trago pesadamente y con resignación, acabando por agacharme para darle la vuelta. En el proceso me mancho la mano de la sangre que le sale del cuello. Parece que esté muerto.

Por suerte el crío no parece enterarse mucho de lo que sucede, si fuese mayor sería peor. Él era la última persona que esperaba encontrarme aquí tirada, inerte. No sabría decir exactamente lo que siento ahora mismo, a pesar de todo el odio que nos hemos tenido y toda la historia que hay detrás, después de tantos años. Ambos somos lo que somos por culpa del otro, al menos en parte. Hace años habría querido matarlo con mis propias manos, igual que él a mí. Nos había impedido ser felices a Katrina y a mí, por pura envidia y fanatismo. Luego lo único que quería es que nos dejase en paz, no quería saber más de él, especialmente desde que nació el niño. Y ahora... - Parece que no has muerto tranquilo, cabrón. - el niño se gira y dice algo de pupa o alguna cosas de esas que dicen los niños, señalando al hombre del suelo, su tío. En ese momento me doy cuenta de que Rybar no está muerto, todavía parece que respira. Y me viene la puñetera duda. ¿ Dejarlo aquí y que acabe muriendo o llevarlo a algún otro lado para ver lo que tiene que decir?. Ambas me tientan, por diferentes motivos. - ¿Qué hacemos, Radhos? ¿Nos llevamos al señor sin brazo? - La única opción irreversible es la de dejarlo aquí, así que finalmente decido cargarlo al hombro para llevármelo de aquí, a otro lado en el que no hubiera peligro para el crío. Rybar tampoco podrá hacer nada, está hecho mierda. La visita a la base tendrá que esperar, jamás metería a alguien así en ese refugio. Nos alejamos de allí en dirección al bosque, hacia nuestra pequeña cabaña.

Había casi dejado a la gente de la enfermería sin despedirme y me había dirigido a la superficie donde estaba Sygdom con bastante velocidad, corriendo un poquito. A decir verdad, me hacía ilusión ayudar al reencuentro de aquel pobre hombre con su hijo. Cuando veo las ruinas de la casa donde dejé a Sygdom, ni siquiera me termino de acercar a él así que de lejos y lo suficientemente cerca como para que me vea y escuche le grito:

- ¡Sygdom!¡Acompáñame dentro! - le dije sonriente y bastante ilusionada.

Comencé a andar rumbo a la entrada de la base otra vez, esta vez más despacio, para que Sygdom pudiese seguirme. Allí le mostré con un poco de prisa cual era la puerta de la enfermería donde estaba Vor, y con una palmada en la espalda y una sonrisa me fui a la sala de reuniones.

Corrí fuera de la base, alejandome de sus angostos pasillos y de sus ominosos techos. Una vez en el exterior, me tiré detrás de las primeras rocas que pillé, y ahi me quedé sentado. Poco a poco logré dejar de hiperventilar. El agobio del espacio cerrado fue disminuyendo, de vernos ahi a todos enterrados tras que pasara cualquier cosa. La chica aquella, con su frase extraña. Y luego efectivamente, aquel asesino...acompañado por uno de los nuestros como si nada. Cuando deberia estar aprisionado. Supongo que a ellos les daba igual que hubiese matado a Javert. Seguramente hasta les pareciese bien. Total, era enemigo. Que mejor manera de demostrar que ya no estaba con ellos?

Volví a pensar que a mi tambien deberia darme igual. Pero simplemente no podia. No entendía por qué no conseguia librarme de aquello.... Como todo joven, cometí el erro de creer que mis padres eran eternos, y que podia odiarlo y enfadarme con él todo lo que quisiera, porque quiza algun dia en el futuro podria arreglarse. Ya no habia tal futuro, tal cosa creia yo. Ahora solo resentimiento.

"Tenia que haberlo achicharrado ahi mismo"

Abracé una de mis rodillas y saqué el comunicador que me dieran, mirandolo con  recelo. Al menos Vanessa no estaba dentro.... Los avisaría, comunicaría que no se habian equivocado y que su traidor estaba ahi. Sabia que eso me convertía a mi en una especie de traidor....por delatar la posicion en la base secreta (ya no tan secreta). Pero lo que habia que hacer era sacar a ese asesino del lugar. Si los demas no se daban cuenta... Inspeccioné el pequeño dispositivo hasta que encontré un botoncito, el cual pulsé. Aguardé algunos segundos antes de hablar. No sabia si habria alguien atento al otro lado.

-Teníais razón. Está aqui.



[....] edit


Pegué un pequeño bote al oir la voz aquella sonar a traves del cacharro. ¿Javert? No, ni de coña...respondí con voz apagada:
-Sigue siendo Scott....

"aquello fue para dejarles claro por qué estaba ahi"

La voz del comunicador me dijo donde me queria ver. Frunci mi ceño, extrañado. Queria que volviese alli, y ademas, al interior, asi que supuse que esta vez no me apuntarian con armas. O si, pero seria definitivo. Y si no...quiza ellos quisieran vivo a su excapitan para darle su merecido. No me iba a negar a aquello, entregarlo vivo. Confirmé que iría, y entonces guarde el trasto. Me puse en pie y me desapareci de alli.

Llegué a las calles, un poco bastante de mala hostia, que por otro lado era mi estado de semipermanencia natural. Tenía la impresión de que me había pasado con Alexa. Era alguien recién llegado, con muchas dudas. Tenía que verlo desde ese lado.

La dragón parecía haberse cabreado también por el comentario de Erika. No la culpaba. Nuestro modo de decir "eh, necesitamos consejo tuyo para un asunto de nuestro hijo" no era el mejor de los mejores. Aún así apreciaba a la gente con genio que se enfadaba rápido.

Comencé a colocar unas camaras de vigilancia, ocultas en algunos puntos estratégicos. Las baterías aguantarían... también deje al robot explorador oculto, aquel solía usar para vigilar a Reed. Así que me pegaba. Supuse que le había sentado mal. O no. Igual le daba totalmente mismo.

Seguí trabajando con diligencia pese a mis idas de olla. Empecé a andar un perímetro en el que establecí a mis minas terrestres, cuidando que no fueran visibles. Descarté la detonación por presión y las preparé para detonación a distancia mediante control remoto. Es decir, que las estallaría yo cuando fuese mejor momento. Así que quedé sentado en el suelo, desmontando y remontando mis artificios para su perfecto funcionamiento.

Tras estar un rato en la entrada me cansé de esperar y pensé que sería mejor dar un paseo por las calles. Inspeccionar y conocer el terreno me daría algo de ventaja táctica. Es un terreno urbano pero en ruinas, podría definirlo como un pueblo fantasma.

Por el como están derruidos los edificios ha debido de haber una batalla en éste lugar, y no precisamente pequeña... viviendas y edificios derruidos, escombros y polvo por todas partes. Estas son las calles que te llevan a la base de los Renegados. Éste será el campo de batalla donde se decidirá si la existencia de la Resistencia de Inglaterra continuará existiendo o será extinguida. -Idiotas... una pelea entre seres mágicos y humanos por ver quien la tiene más grande no es importante... -en un susurro suelto lo que realmente pienso de ésta guerra. Los demonios y los nigromantes de mente maligna son el verdadero problema de éste mundo, gente como Terumi son los capaces de llevar éste mundo a la ruina.

Continúo caminando explorando los alrededores, la vegetación ya invadía algunas casas, fruto de la despoblación. Mis ojos perciben la magia natural que emana en el ambiente por la propia vegetación, es cierto que no son personas, pero todo ser vivo tiene su propia magia o energía vital. La magia natural es escasa al ser un lugar urbano pero sin vida. Paro un momento en seco y escucho un ruido, saco una cuchilla y miro a la procedencia sin apuntar, por mero instinto lanzo la arrojadiza sin dudarlo ni un instante. La víctima del acero lanzado fue una pobre rata, ha tenido la mala suerte de haberme puesto en alerta y de hacerme actuar intuitivamente. Suspiro un momento y uso una de las magias básicas de los magos, el de atraer cosas cual jedi usando la fuerza, pero como no soy un jedi lo que atraigo es la hoja y la guardo en el compartimento.

En la distancia distingo a Thalos, que está colocando las trampas pertinentes. Los preparativos para la fiesta han comenzado, esto va a tener más explosiones que una película dirigida por Michael Bay, puedo asegurarlo. Me acercaría a él pero seguramente lo interrumpa en sus quehaceres y no hay tiempo que perder, me quedaré por aquí por si viene alguno de la brigada o alguien necesita que le eche un cable.

Había sido de las primeras en salir de la reunión, y fui, antes de que fuese imposible, a la superficie a buscar hierbas con las que envenenar mis flechas y a alejarme del caos de pensamientos ajenos de mi cabeza. No tardó en llegar un mensaje de Johan, un nuevo chico asiático esperaba para cooperar con la Brigada. Ya que más o menos me podía considerar veterana, volví de los alrededores más boscosos del Bastión hasta sus calles. Algunos de los renegados no estaban perdiendo el tiempo y ya estaban trabajando en la estrategia.

Mientras caminaba por las calles con la capucha echada en busca de ese chico asiático pude fichar algunos edificios altos en los que podría posicionarme en la batalla con mi arco. Pronto me llegó a la cabeza la sensación de una persona en espera, ubicarlo entre las calles fue fácil.
- ¡Debes de ser el nuevo! - dije mientras me acercaba con la mano extendida - Yo soy Lea, Brigada. - dije con una típica sonrisa de cortesía.

Tenia casi toda la tarea terminada. Ajusté la ultima mina, poniendo mi mano sobre ella. Le pegué un puñetazo y todo como ultima comprobacion. Asentí satisfecho y me puse en pie. Hice un barrido visual comprobando que el  unico que estaba alli de momento era aquel mercenario, Kosuke.

Mientras caminaba hacia él saqué un pequeño dispositivo que era el complemento del robot camara, comprobando su funcionamiento y que estuviese grabando bien. Requeria algunos ajustes... Cuando volvi a alzar la mirada Kosuke ya no estaba solo si no que habia una chica joven. Pude oir su presentacion. Me paré frente a ellos llamando brevemente su atencion.

-Por aqui ya he terminado. He plagado de minas aquel perímetro....no explotarán si no las detono yo. Aun asi, tened cuidado si empleais magia con fuego en su zona.  Suerte. Vuelvo para adentro.

Los informé y me despedí de ellos, tenia que preparar aun algunas cosas mas. Eche a andar dejando atrás las calles direccion a la base.......peeeeeero entonces me acordé de otro asunto pendiente que no podia ser llevado acabo en el interior. Como Johan habia dicho, éramos cosa de 50. Pero podía conseguir alguna ayudita extra. Habia gente que me debía favores...asi que cambie mis pasos y en lugar de entrar, decidí arriesgarme a volver a acercarme a China Town.

Escucho una voz femenina cerca, alegando que soy alguien nuevo. Se presenta bajo el nombre de Lea y que es de la brigada, mira tú por donde justo una de las personas a las que estaba esperando -Yoh -saludo enérgico, al igual que lo hizo la chica -Zekerasu Kosuke, sí, el nuevo, pero no tanto pateando culos -me presento como pateador profesional de culos -He oído hablar de vosotros, a éste humilde mercenario le gustaría unirse a vosotros como un miembro más, a veces trabajar sólo es un coñazo y algo aburrido -tras acabar lo que viene siendo mi introducción le estrecho la mano con la izquierda, el brazo mecánico aun permanece tapado por la manga que sale de la hombrera.

Mis ojos perciben en ella magia de tono azulado, pero no la justa para vivir, yo hablo de la suficiente como para poder ejercer sus artes, lo cual da la conclusión de ser una maga. Examino a Lea con mayor detenimiento, suelo tender a veces a analizar a la gente nueva que conozco: cabello castaño largo sobresaliendo de la capucha, delgada y porta un arco. Mis armas están totalmente a la vista, algunas de mis armas arrojadizas (siempre hay que llevar algunas ocultas), la katana y la espada. Apoyo la mano izquierda sobre la empuñadura de la katana -Arquera... supongo que estarás aquí no sólo para encontrarme, sino también para buscar lugares altos, haces bien... si necesitas flechas eléctricas o de fuego, yo puedo imbuirtelas, y creo que para ésta ocasión... unas flechas con efecto paralizante para cortocircuitar esos cabrones metálicos irían bien, o algunas perforantes para hacerles más mella -vale, la última vez que hice sugerencias y di consejos, se enfadó una dragona, pero tengo la mala costumbre de ayudar a la gente, y si son aliados más.

Thalos se acerca a nosotros, anunciándonos que ha terminado de instalar las minas de detonación y que nos advirtió que no usásemos magia de fuego antes de irse del sitio -... Ya se que a veces estoy loco y puedo llegar a ser absurdo pero... dudo que se me ocurriese prenderle fuego a una carga explosiva -le comenté al respecto a Lea.

-Bueno... aparte de ser capaz de clavarles flechas en el culo, ¿qué más sabes hacer? -si quiere guardárselo pues bueno, tampoco diré nada al respecto la verdad.

Kosuke, definitivamente asiático. Estaba satisfecha de ver a gente queriendo unirse a nosotros, últimamente estábamos de vacas flacas. - Genial, vienes de parte de Johan, eres bienvenido. - respondí al apretón del manos de una manera débil, delicada más bien.

Debía ser un mercenario de esos que campan a sus anchas, debía luchar bien, por supuesto que alguien así y con buenas intenciones era bienvenido. Él también comenzó a examinarme y por consiguiente a darme consejos. Flechas eléctricas, flechas de fuego... todo aquello hicieron brillar mis ojos. La idea de cargarme a centinelas era la que me gustaba de todo aquello. - Flechas eléctricas... ¡sí! eso es lo que quiero. Los centinelas, claro... sería maravilloso. - comencé a balbucear mientras abría progresivamente una amplia sonrisa. Porque para ser honesta, mis flechas por sí solas no eran demasiado efectivas más allá de herir soldados. Los aviones y los centinelas... las flechas eléctricas serían perfectas. Aquello me subió el ánimo definitivamente.

Por otro lado, el tuerto de la sala de reuniones se nos acerca para avisarnos de las minas y demás trampas. Por mi parte no había problema, y Kosuke confirmó que por él tampoco. Le sonreí levemente con confianza, hasta que el tuerto terminó yéndose.

Kosuke retomó la conversación preguntándome sobre mis habilidades. Tomé un poco de seriedad, como decía él, en batalla sólo sabía lanzar flechas, con mucha concentración entre tanta gente quizás también sería útil mi otra gran habilidad. - Bueno, también puedo saber todos y cada uno de tus pensamientos... - no tenía problema en decirlo, yo lo tenía normalizado, el problema era la incomodidad que causaba en los demás. Normal. Culminé la frase con una sonrisa forzada, aunque hasta yo dudaba que aquella sonrisa transmitiese la confianza que realmente quería dar, o diese mal rollo, ya sabes, de loca. Nunca se sabía.

Habia leido tos los joios mensajes del galeon. Alerta. Intruso. Localizacion. Ataque inminente. Se convoca reunion. Brigada a la superficie plz. Demasiados putos mensajes en una , habia pensado yo. Pero eso me pasa por no revisar la moneda comunicadora mas a menudo, supongo. De todos modos estaba seguro de que alguno de los mios habria rondado por ahi y se habria enterado del asunto.

Aparecí en la superficie de Bastion Hollow, las calles, no demasiado lejos de la entrada. Llevaba mi katana a la cintura y un saco de viaje colgado al hombro, con algunos de mis efectos personales, ya que habia estado un par de semanas fuera por unos asuntos de la Brigada y habia vuelto hacia tan solo un par de dias.

Respiré de nuevo el humedo y frio aire británico...y me provocó un estornudo. Bueno, uno no, tres. De estos sonoros que parece que se va a acabar el mundo.

-Puta Inglaterra!!

Cuando pude ser persona de nuevo pase un dedo por debajo de mi nariz y me dejé guiar por el sonido de unas voces. Y un olor un tanto familiar, aunque mis sentidos no estaban tan al 100% en esta fase de la luna. Distingo dos siluetas, y me aproximo a ellos dos, una de mis manos sobre empuñadura espada y la otra sujetando la cuerda del saco de viaje de mi hombro. Distingo a Lea, y a un chaval cuyo rostro me resulta vagamente familiar, como si lo hubiese visto una vez. A Lea llevaba bastante tiempo sin verla. Asi que me alegró tenerla por estos lares

-Savior!- cuando llegué a su lado le solté una palmada en el hombro al estilo knox. - He leido todo de una. Se nos necesita aqui, por lo que veo. Batalla de las gordas? Por lo que veo esta vez toca defender

"pues he llegado con el tiempo pegado al culo"

Sonreí con una evidente impaciencia y de ese mismo modo miré a Kosuke. Si, sin duda su jeto me sonaba.
-Tu debes de ser Kosuke...Johan ha dicho que vamos a colaborar. Bienvenido a bordo pues. Ahora llega la pregunta clave. -levanté mis dos indices, mirándolo muy serio, muy concentrado. - ¿Qué haces si por el frente te vienen 5 centinelas, por los flancos doce soldados y en tu retaguardia no queda nadie?

Afirma que vengo de parte de Johan y con ello me da la bienvenida a su grupo, pero si quiero estar oficialmente en la brigada, su apretón no es muy fuerte, pero tampoco es que pasase nada. Primera compañera, primera con quien me llevo bien.

En cuanto le mencioné que podría imbuir sus flechas en sus ojos se le formaban chiribitas, pues la idea de hacerle flechas eléctricas la entusiasmó para ayudarla a patear culos metálicos -Pues si te gusta la idea, puedo ponerme con ello ahora, no me toma de demasiado esfuerzo, así que ve sacando flechas del carcaj, pues vas a convertir esos centinelas en coladores para mi zumo de naranja matutino -le respondí con entusiasmo, si puedo mejorar el arsenal de quienes me acompañen, mejor, más probabilidad de éxito obtendremos.

Lea confiesa su otra habilidad, la cual era mágica. Consiste en saber mis pensamientos... vaya hombre, entonces podrá saber cuando pienso en cosas que no debo... Decido simular un estado de empanadez, pensando en un mono que toca los platillos para ver como reacciona.

Pensamiento empanado:

-Esa es una habilidad curiosa. bueno, poco me importa que sepas lo que hay dentro de mi cabeza, mientras esas imágenes no te lleguen mientras ando en el baño -solté una carcajada con la broma tonta que acabo de soltarle -Creo que tu habilidad... puedo hacer algo parecido con un pequeño amigo -saco de uno de mis compartimentos una piedra blanca, la Palantir -mi amigo Palantir me permite usar telepatía entre otras cosas, pero con cuidado pues en exceso puede ser peligroso -tras explicarle lo de la piedra la guardo nuevamente.

Al rato aparece un tipejo con una bolsa de viaje y una katana en la cintura, peliazul. La descripción encaja con la que me dio Johan, y además lo recuerdo de la fiesta de Halloween, debe ser Lykaios Knox. El tipo saluda a Lea por su apellido, Savior con un animado empujón en el hombro muy familiar. Sonreí ante aquello, éste grupo será curioso y puede que sea... como una familia. Aun así me percato de la magia interna de Lykaios, es mago, pero está contaminado con matices grises... ¿el lider de la Brigada de las Mil Grullas es un licántropo?

-Sí, Zekerasu Kosuke, el mismo que viste y calza -le respondo a su saludo -Y tú debes ser Lykaios Knox, el líder de la brigada -concluí las presentaciones con ello -No sólo trabajaré con vosotros, sino que he decidido unirme a tu brigada -que sea un licántropo no me molesta en absoluto, solo espero que lleve matalobos encima para el tema de la transformación, lo último que me haría gracia es que se transformase en plena batalla.

El peliazul me hace una pregunta absurda, presentándome una situación de batalla jodida, pero noto el tono de coña que emplea -Yo haría lo que no hicisteis vosotros, quemarlos a todos y luego quemaría el congreso. El fuego lo puede todo. El fuego purifica. El fuego cura -ésto último del fuego lo hago imitando un tono de voz similar al de unos muñecos aliens de una película de dibujos que alababan un gancho. Me gusta seguirle el rollo absurdo de algunos, el tipo me cae bien.

-Una katana... un mago espadachín como yo supongo -ya empiezo a tirar análisis después del momento absurdo -Espero que durante el enfrentamiento no haya luna llena -vale, creo que ésto debí callarmelo, seguro que le doy mal rollo -Olvida lo que he dicho... bueno, ¿de la brigada quienes estaremos? -cambié mi tono a uno más coloquial y menos serio, no vaya a ser que la haya cagado con lo último.

Primer avance del día para la batalla, llenar mis flechas de electricidad. No dudé en desencajarme el carcaj de mi espalda con unas 30 flechas y entregárselo como quien entrega una ofrenda. - Con esto seré mucho menos inútil. - una sutil forma de agradecerle.

Había visto variedad de reacciones al saber esta incómoda habilidad mía. Y no era para menos, sería mucho mejor si yo pudiese elegir a quién leer la mente, pero en mi caso era algo totalmente involutario. El caso es que en este chico noté un cese de actividad y después... un mono tocando platillos. Me estaba poniendo a prueba sin duda, y era una reacción de lo más distinta que había visto. Y por supuesto, contener la risa, aunque algo tímida, fue imposible. - Tranquilo, estoy acostumbrada... - solté, algo a mi pesar manteniendo aquel encanto simpatico que tenía de por sí. Y era verdad, había visto cosas inhóspitas en la persona no me iba a asustar lo que hiciese en el baño. Seguido me habla de una piedra, al parecer puede usar telepatía... Lo miré con curiosidad, una curiosidad cortés más bien.

A nuestras espaldas aparece Lykaios, hacía mucho que no lo veía, no era para menos, ya estaba hasta las narices del frío de nuestra tierra. Llegó diciendo mi apellido, muy simpático él, y dándome una palmada en el hombro. Yo le sonreí, como siempre. - Knox... sí... esta batalla es diferente... - entonces mi cabeza se fue a algunos datos recopilados de la reunión. Decían que habían encontrado la posición exacta de la base, por un auror, que sin embargo se había quedado en la superficie. El chico alterado que mentía en la enfermería y que buscaba a una persona en la base para matar... Con Lykaios me sentía en confianza para contarle.

Tras las presentaciones entre ellos dos, y demás frases más en las que no me meto... decido por fin soltar aquello algo dudosa porque quizás alguno de los dos esté más al tanto de los asuntos de los renegados. - Lyk... - también me dirigí a Kosu con la mirada algo más seria. - había un chico pelirrojo en la base... mentía, habían matado a su padre y buscaba al asesino en la base para vengarse... - Lyk sabía que podía leer los pensamientos, y quizás no me diesen una respuesta exacta, pero tras estar en la reunión creí importante evitar esa situación en estos momentos.

No habían sido días fáciles para mí.

Me había intentado tomar con el optimismo de siempre las… Noticias que me viniera a traer Lykaios después de acabar mi periodo de hibernación. Y si bien había logrado entretenerme un poco tras salir de la base, para ponerme en marcha, poco después de ir por mi cuenta acabé perdiendo esa emoción de siempre y quedó todo reemplazado por aquellos… Pensamientos que no sabía como procesar. Fue no cuestión de días, si no semanas. Traté de ir a la base y hablar con otras personas de la brigada.

Pero me sentía estúpido. Más estúpido que nunca. ¿Qué tenía que llorar un dragón a otras personas? No sentía que me tomaran en serio… O tal vez tampoco me atreví yo a hablar. Maldecía a Jonnai, y su jodida carta, y la incapacidad para saber donde buscar a mi hermano. Me pasé días y noches enteras tratando de encontrarle. Pero no tenía ninguna pista. Lo único que se me ocurría era lanzarme a por el Shayker de ojos violetas y obligarle que me llevara a él. Pero sabía que eso no sucedería. Si veía a Jonnai de nuevo lo mataría.

Y esa no era la solución. Progresivamente fui cayendo en aquella depresión que me había consumido mis días anteriores a la Brigada. Como me sentía poco… Digno al exteriorizar mis problemas, porque un dragón no se suponía que debiera de tener tales tonterías, acabé como siempre. Metido en los escasos bares de los alrededores de Londres y metiéndome en el mundo del alcohol de nuevo. Si bien mi raza hacía complicado que aquello pudiera tener un peso importante en mi salud, algo tocado si que me dejó.

Quizás por eso, al leer algo sobre problemas y reuniones y no sé que más en la moneda, decidí que debía poner fin a mi exilio. Tras varios meses de estar completamente desaparecido y sin dar señales siquiera de mi… Naturaleza draconiana, decidí salir de aquel condenado, mugriento bar en el que me había metido. Al principio me contenté con una transformación a medias, lo suficiente para poder volar sin acabar de transformarme. Más adelante, ya lejos de la ciudad, opté por quedar en mi forma de dragón completa. Había leído algo de un nuevo recluta de la brigada. Un chico asiático. Y tenía una pequeña intuición de quién podía ser, ya lo había visto…

Llegué a las calles de Bastion algo tarde. Allí se habían reunido ya Lea Savior, el nuevo recluta y el jefe. No estaba seguro de si les sorprendería verme allí. No había dado señales de vida desde que me distanciara de Lykaios y si me habían visto debió ser metido en algún bar. Aterricé en los restos de algo que parecía una torre calcinada por alguno de mi especie probablemente. No hacía falta que hablara, mi presencia ya debía ser más que visible. Desde aquella roca me limité a observarlos. Quizás les debía una explicación, y sin embargo, no encontré las palabras adecuadas. Decidí quedarme por el momento allí, como un guardián silencioso. En forma de dragón jodidamente grande y colorado.

Me quedé mirando a Kosuke super serio aun, mientras respondia. Hasta que concluyó de modo absurdo. Oh si. Ese era el espíritu. Era perfecto. Absurdez y lucha. Me eché para atras, deje de estar serio y sonrei cruzandome de brazos.

-Bien, me gusta este tipo! Que opinas Savior, está lo suficientemente loco para luchar de nuestro lado?

Asentí a la pregunta de Kosuke que se habia percatado de mi katana, volviendo a ponerle una mano sobre la empuñadura, con mucho cariño. Pues ademas de una fiel compañera habia sido un regalo de mi hermana pequeña.
-Asi es. Y yo tambien espero que no llegue la luna llena, estamos en...creciente. Puede llegar a ser un problema. - me pasé una mano por el cuello, en absoluto molesto por su comentario. Aunque....no me cuestioné por qué lo sabia. A lo mejor alguien se lo habia dicho, yo no lo ocultaba. Ademas era bien sabido entre los mios que cualquier miembro de la brigada debia de ser capaz de sobrevivir una noche a un licántropo. Por las pintas del tio, crei que no seria un problema para el. Movi ligeramente mi hombro como haciendoles ver el saco de viaje.

-He estado consiguiendome unas buenas dosis de matalobos. Es jodido encontrarlas hoy dia. Espero que estén hechas en condiciones, que las he comprado en el mercado negro, sin certificado ni nada, joder.... igual me crecen pechos. -si eso pasara, me entretendria mucho, pero muuucho.....

- Estaremos los aqui presentes, Vanessa, y probablemente Benjamin, Mérida... Imram no lo tengo claro, tampoco sé si vendra Nery.- y no estaba al tanto del retorno de Nidt. ¿me dejaba a alguien?

Luego Lea habló sobre algo de lo que se habia enterado y la miré levantando mis cejas con expresion levemente sorprendida
-Un crio pelirrojo? Para venganzas estamos ahora...sabes quien era? o su padre?-solo conocia a un pelirrojo y era Ben. Y ese no era un crio. De todos modos una pelea interna podia ser un asunto muy malo.

Entonces la atmosfera se lleno con el sonido de las alas de un dragon. Y no de uno cualquiera, si no del de nuestro compañero. Sonrei contento de verlo de nuevo y segui su vuelo con la mirada hasta verlo detenerse sobre un edificio. Estiré un brazo hacia él a modo de presentacion para Kosuke, si es que no lo conocia ya.

-Y efectivamente, Nery tambien.