Recuerdo del primer mensaje :
Lo que antaño fue un lugar con muchas historias para contar, hoy se ha convertido en la zona más destruida de todo el país.
Desde su caída la noche del 15 de Junio de 2020, nunca pudo volver a ser la misma. Se respira muerte a cada paso que das, y el ambiente es de todo menos agradable.
Algunos miembros de los Renegados se atreven a surfear estas calles para llegar a su guarida, siempre asegurándose de no ser seguidos por nadie
Desde su caída la noche del 15 de Junio de 2020, nunca pudo volver a ser la misma. Se respira muerte a cada paso que das, y el ambiente es de todo menos agradable.
Algunos miembros de los Renegados se atreven a surfear estas calles para llegar a su guarida, siempre asegurándose de no ser seguidos por nadie
Nidt y yo salimos a la superficie a través de los pasillos de la base, cada vez más vacíos. Todos se preparan para el ataque inminente, debemos estar listos cuando lleguen. Salimos por la entrada principal y buscamos al resto, a los que no se les oye muy lejos. Mientras caminamos me aseguro de llevar lo que puedo necesitar, que es básicamente todo, porque he cogido la bolsa entera. "Los guantes, el escudo, el revólver y el rifle, las granadas, la bomba… ¿para que he cogido el té? Bueno, creo que ya está". La verdad es que se me ha olvidado dejarlo bajo la cama, pero ya que lo llevo... Lo triste es tener que controlar los polvos que echas por las pocinones que te quedan, pero no voy a arriesgar mi trabajo por un incidente.
Escucho un ruido fuerte, veo algo de tierra levantarse y termino de localizarlos gracias a Nery. Cuando llegamos veo que ya están aquí el jefe, Lea, el chico dragón y aquel tipo que se fue con la peliblanca después de la fiesta, me dijeron que hubo tema… jeje.
-¡Ya estamos! Jefe, no sé si te acuerdas de Nidt, una compañera de la Brigada, coincidimos alguna vez cuando hemos ido por Europa. Después del ataque al palacio la avisé pensando que nos vendría bien la ayuda, parece que ha llegado a tiempo.
Levanto una mano hacia Nery saludándolo, y con un ligero movimiento de cejas. Después de lo que hablamos en la fiesta me quedé pensando en si podría hacer algo, el pobre estaba solito. Pero bueno, a ver que tal se lleva con esta dragona, son bastante parecidos los dos. Luego me giro hacia Kosuke, evaluándolo. Tiene buen cuerpo, y seguro que puede hacer cosas chulas con su mano de metal, aunque eso habrá que verlo.
-Bienvenido a bordo, espero que te sientas cómodo entre nosotros, estamos todos un poco tocados de la cabeza.
Sonrío amable, pero es la verdad. Entre nuestro jefe licántropo, el chico dragón, Lea con sus cosas de mentes, Ben… consigo mismo y yo con mis traumas formamos un equipo genial. Y eso que aún hay más gente de la Brigada por ahí, aunque no sé si vendrán a luchar o se quedarán con los evacuados o vete a saber.
Escucho un ruido fuerte, veo algo de tierra levantarse y termino de localizarlos gracias a Nery. Cuando llegamos veo que ya están aquí el jefe, Lea, el chico dragón y aquel tipo que se fue con la peliblanca después de la fiesta, me dijeron que hubo tema… jeje.
-¡Ya estamos! Jefe, no sé si te acuerdas de Nidt, una compañera de la Brigada, coincidimos alguna vez cuando hemos ido por Europa. Después del ataque al palacio la avisé pensando que nos vendría bien la ayuda, parece que ha llegado a tiempo.
Levanto una mano hacia Nery saludándolo, y con un ligero movimiento de cejas. Después de lo que hablamos en la fiesta me quedé pensando en si podría hacer algo, el pobre estaba solito. Pero bueno, a ver que tal se lleva con esta dragona, son bastante parecidos los dos. Luego me giro hacia Kosuke, evaluándolo. Tiene buen cuerpo, y seguro que puede hacer cosas chulas con su mano de metal, aunque eso habrá que verlo.
-Bienvenido a bordo, espero que te sientas cómodo entre nosotros, estamos todos un poco tocados de la cabeza.
Sonrío amable, pero es la verdad. Entre nuestro jefe licántropo, el chico dragón, Lea con sus cosas de mentes, Ben… consigo mismo y yo con mis traumas formamos un equipo genial. Y eso que aún hay más gente de la Brigada por ahí, aunque no sé si vendrán a luchar o se quedarán con los evacuados o vete a saber.
La chica entusiasmada me da el carcaj entero, conté las flechas de las que disponía, unas treinta y analizaba su calidad. No eran malas flechas y podrán valer para imbuirlas -Imbuiré unas cuantas, las necesarias para neutralizar a los centinelas -coloco mi mano izquierda sobre la munición de arquería y les transmito mi capacidad eléctrica al mismo tiempo que los irises de mis ojos brillaron ténuemente con el uso de magia -Si no he contado mal, he imbuido unas veinte, algunas de ellas tienen la probabilidad de aturdir al enemigo, así que no malgastes ningún tiro -le advierto a modo de consejo, va a necesitar aprovechar cada uno de los tiros para tumbar esas moles metálicas... ¿un centinela puede ir equipado con un rallador de queso?
Lykaios se cruza de brazos y deja de estar serio para mostrar una sonrisa ante mi absurdez, pues aquella respuesta le gustó, incluso le pidió opinión a Lea sobre si estoy lo bastante loco como para ir con ellos -Ya te contaré mis batallitas... pero ahora no es el momento -si le contase toda mi historia, tal vez alucine más que alguien fumando marihuana.
No responde mal al comentario que le hice sobre ser licántropo, de hecho me responde esperar que no nos coja la luna llena, lo cual sería un problema. Lykaios comunica que va bien provisionado de pociones matalobos, aunque lo mismo al ser del mercado negro fallan y... bueno, me río con eso de que le crezcan pechos -Bueno, tendrías una distracción para usar frente a los soldados.
El líder me nombra a los compañeros con los que trabajaré, entre ellos está Yienorkhlinnery que no sabe si vendrá. Con ese tipo se que podría coordinarme perfectamente, no preguntéis por qué, pero tengo esa sensación. A todo esto... hablando del diablo, al poco tiempo de nombrarlo aparece un dragón rojo postrado en lo alto de un edificio, observándonos. Le sonreí y le hice un gesto de saludo al verlo, nunca lo vi en forma de dragón, solo como elfo espacial venido de algún sitio... empezaba por... ¿V?
Lea le comenta a Lykaios que había un chico pelirrojo con ansias de venganza por el asesinato de su padre, dicho asesino se encontraba entre los Renegados. Chasqueo la lengua como reacción, ese tipo con su venganza... podría dificultarnos la operación -Y como en toda guerra, se incita a un ciclo de odio eterno... -suspiro mientras me enciendo otro cigarro, el otro se me había gastado camino hacia aquí -La venganza es un arma de doble filo si no es bien llevada... sé de lo que hablo -por la venganza me dedico a la búsqueda de Terumi... maldito hijo de puta... la próxima no escapará, pero ahora ese asunto no es de importancia.
Poco a poco nos vamos reuniendo todos, ahora viene una morena, humana, acompañada de otra mujer de cabello albino, mis ojos la identifican como dragona pese a estar en forma humana -Dos dragones... menudo equipo -comento para mi mismo, ésta batalla va a estar bastante interesante con un duo de dragones más la de los Renegados.
La morena me mira analítica, evaluándome -Sí sí ya se que estoy bastante bien físicamente, no hace falta que me desnudes con la mirada -bromee ante todos, de alguna forma hay que soltar tonterias, definitivamente... en éste grupo encajo perfectamente.
-La verdad... veo que sois un grupo bastante unido... casi como una familia lo cual, es bueno. Sí creo que estaré bastante cómodo aquí -respondo brevemente a su bienvenida.
-Bueno señores, para los que no lo sepan y acaban de llegar, soy Zekerasu Kosuke -me presento formalmente haciendo mi reverencia -y seré el que se encargue de incinerar y electrocutar gente. Me gustaría saber qué cosas sabéis hacer, principalmente para poder sincronizarme con vosotros y con ello, idear planes -doy mis propuestas, aunque estemos muy locos, debo de saber lo que haremos la brigada.
Miro a Yienorkhelinnery, quien para ser un tío tan enérgico está bastante callado, no ha soltado ninguna palabra hasta ahora -Estás muy callado para estar a punto de achicharrar culos... ¿te pasa algo viejo amigo? -un dragón con una moral baja antes del combate no era bueno, intentaré animarlo un poco -Si tenemos suerte podremos tirarles un centinela cantarín al congreso y ver como arde en llamas, seguro que eso es divertido.
Lykaios se cruza de brazos y deja de estar serio para mostrar una sonrisa ante mi absurdez, pues aquella respuesta le gustó, incluso le pidió opinión a Lea sobre si estoy lo bastante loco como para ir con ellos -Ya te contaré mis batallitas... pero ahora no es el momento -si le contase toda mi historia, tal vez alucine más que alguien fumando marihuana.
No responde mal al comentario que le hice sobre ser licántropo, de hecho me responde esperar que no nos coja la luna llena, lo cual sería un problema. Lykaios comunica que va bien provisionado de pociones matalobos, aunque lo mismo al ser del mercado negro fallan y... bueno, me río con eso de que le crezcan pechos -Bueno, tendrías una distracción para usar frente a los soldados.
El líder me nombra a los compañeros con los que trabajaré, entre ellos está Yienorkhlinnery que no sabe si vendrá. Con ese tipo se que podría coordinarme perfectamente, no preguntéis por qué, pero tengo esa sensación. A todo esto... hablando del diablo, al poco tiempo de nombrarlo aparece un dragón rojo postrado en lo alto de un edificio, observándonos. Le sonreí y le hice un gesto de saludo al verlo, nunca lo vi en forma de dragón, solo como elfo espacial venido de algún sitio... empezaba por... ¿V?
Lea le comenta a Lykaios que había un chico pelirrojo con ansias de venganza por el asesinato de su padre, dicho asesino se encontraba entre los Renegados. Chasqueo la lengua como reacción, ese tipo con su venganza... podría dificultarnos la operación -Y como en toda guerra, se incita a un ciclo de odio eterno... -suspiro mientras me enciendo otro cigarro, el otro se me había gastado camino hacia aquí -La venganza es un arma de doble filo si no es bien llevada... sé de lo que hablo -por la venganza me dedico a la búsqueda de Terumi... maldito hijo de puta... la próxima no escapará, pero ahora ese asunto no es de importancia.
Poco a poco nos vamos reuniendo todos, ahora viene una morena, humana, acompañada de otra mujer de cabello albino, mis ojos la identifican como dragona pese a estar en forma humana -Dos dragones... menudo equipo -comento para mi mismo, ésta batalla va a estar bastante interesante con un duo de dragones más la de los Renegados.
La morena me mira analítica, evaluándome -Sí sí ya se que estoy bastante bien físicamente, no hace falta que me desnudes con la mirada -bromee ante todos, de alguna forma hay que soltar tonterias, definitivamente... en éste grupo encajo perfectamente.
-La verdad... veo que sois un grupo bastante unido... casi como una familia lo cual, es bueno. Sí creo que estaré bastante cómodo aquí -respondo brevemente a su bienvenida.
-Bueno señores, para los que no lo sepan y acaban de llegar, soy Zekerasu Kosuke -me presento formalmente haciendo mi reverencia -y seré el que se encargue de incinerar y electrocutar gente. Me gustaría saber qué cosas sabéis hacer, principalmente para poder sincronizarme con vosotros y con ello, idear planes -doy mis propuestas, aunque estemos muy locos, debo de saber lo que haremos la brigada.
Miro a Yienorkhelinnery, quien para ser un tío tan enérgico está bastante callado, no ha soltado ninguna palabra hasta ahora -Estás muy callado para estar a punto de achicharrar culos... ¿te pasa algo viejo amigo? -un dragón con una moral baja antes del combate no era bueno, intentaré animarlo un poco -Si tenemos suerte podremos tirarles un centinela cantarín al congreso y ver como arde en llamas, seguro que eso es divertido.
Níðhöggr Dras Lêoru
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Seguí a Vanessa por los pasillos hasta llegar al exterior, había traído conmigo todos mis objetos... que no eran muchos, tan solo mi arco, unas flechas y el huevo de dragón. Cuando empezara la batalla seguramente los dejaría en un lugar protegidos de cualquier posible daño. Al salir al exterior olí rápidamente que allí estaba Nery y el jefe, además de algunas personas de las que no tenía su olor identificado, miré de pasada a mi futuro compañero de vuelo, y me sorprendió mucho el darme cuenta de que no era un dragón plateado o dorado, sino uno rojo, siempre había creído que eran unos antipáticos, pero si estaba con la brigada dudaba que lo fuera.
En cuanto llegamos a donde estaban los demás Vanessa me presentó, aunque el líder ya me conocía y le explicó que me había avisado después del ataque al palacio.
-Es un placer volver a vernos Lykaos, estoy aquí para luchar a vuestro lado y para quedarme en Londres-
Le sonreí abiertamente cómo solía hacer, una pequeña batalla no iba a empeorar mi estado de ánimo, además de que quería conocer a mi compañero de vuelo y presentarme adecuadamente, aunque antes tenía que hacerlo con los que ya estaban allí presentes ya que habían empezado las presentaciones por un chico que se llamaba Kosuke y parecía haberse bañado en metal de algún tipo por el olor que desprendía.
-Mi nombre es Níðhöggr Dras Lêoru, aunque me suelen llamar Nidt, en esta forma puedo controlar el hielo y destruir cosas con solo tocarlas, en la otra... bueno... lo típico de un dragón-
Me encogí de hombros sin darle mucha importancia a la presentación no creí que hiciera falta decir nada más, puesto que seguramente yo no formaría equipo con él, era una buena arquera pero ya tenían una y era más necesario que vigilara el cielo a que luchara a ras del suelo con ellos.
En cuanto llegamos a donde estaban los demás Vanessa me presentó, aunque el líder ya me conocía y le explicó que me había avisado después del ataque al palacio.
-Es un placer volver a vernos Lykaos, estoy aquí para luchar a vuestro lado y para quedarme en Londres-
Le sonreí abiertamente cómo solía hacer, una pequeña batalla no iba a empeorar mi estado de ánimo, además de que quería conocer a mi compañero de vuelo y presentarme adecuadamente, aunque antes tenía que hacerlo con los que ya estaban allí presentes ya que habían empezado las presentaciones por un chico que se llamaba Kosuke y parecía haberse bañado en metal de algún tipo por el olor que desprendía.
-Mi nombre es Níðhöggr Dras Lêoru, aunque me suelen llamar Nidt, en esta forma puedo controlar el hielo y destruir cosas con solo tocarlas, en la otra... bueno... lo típico de un dragón-
Me encogí de hombros sin darle mucha importancia a la presentación no creí que hiciera falta decir nada más, puesto que seguramente yo no formaría equipo con él, era una buena arquera pero ya tenían una y era más necesario que vigilara el cielo a que luchara a ras del suelo con ellos.
Estuve en silencio mientras Kosuke las examinaba mis flechas y porqué no, cotillearle la cabeza. - Son de buena calidad, es lo único que sé usar, debo cuidarlas bien - dije algo decaída, mi hermana Arielle sí que sería una buena guerrera... y Matt y papá. Eran buenos en todo pero decidieron abandonarnos por los Blood Keepers. A menudo me recordaba inconscientemente que yo era la más inútil de mi familia, tanto en habilidades de combate como en mágicas. Solamente tenía mi puntería - 20 serán más que suficientes - dije orgullosa - soy la mejor arquera del país... - bromeé, aunque ciertamente era un halago ya me habían dicho varias veces.
Algunas veces era costumbre que Lykaios me pidiese opinión, alguna ventaja debía esto de meterme en las cabezas ajenas. Miré atentamente a Kosu... y finalmente - ¡Sí! Tanto como tú. - sonreí con esa sonrisa satisfecha de cuando sientes que estás siendo útil.
Seguido llegó Nery en su forma de dragón observándonos desde unas ruinas, a la suficiente distancia para saber que no andaba al 100% de sus ánimos, Kosu también se dió cuenta de ello. Iba a continuar explicando el mal rollo que me dió el chico aquel de la enfermería pero preferí hacer los saludos pertinentes a Vanessa y otra dragón más que parecía querer unirse a la Brigada londinense. Retomaría la conversación con ellas, además, venían de la base, quizás lo habían visto.
- Lea, a la puntería. - me presenté de una forma demasiado profesional, ya que todos andábamos contando nuestras habilidades - Bien, era un chico más bien de pelo castaño, ojos azules, no pude saber nada más, pero parecía muy nervioso. Acababan de matar a su padre y quería encontrar al asesino en la base, cuando le preguntaron qué buscaba mintió, por eso me preocupa... sólo pude saber eso. - dije frustrada, debí haberle puesto más atención.
Algunas veces era costumbre que Lykaios me pidiese opinión, alguna ventaja debía esto de meterme en las cabezas ajenas. Miré atentamente a Kosu... y finalmente - ¡Sí! Tanto como tú. - sonreí con esa sonrisa satisfecha de cuando sientes que estás siendo útil.
Seguido llegó Nery en su forma de dragón observándonos desde unas ruinas, a la suficiente distancia para saber que no andaba al 100% de sus ánimos, Kosu también se dió cuenta de ello. Iba a continuar explicando el mal rollo que me dió el chico aquel de la enfermería pero preferí hacer los saludos pertinentes a Vanessa y otra dragón más que parecía querer unirse a la Brigada londinense. Retomaría la conversación con ellas, además, venían de la base, quizás lo habían visto.
- Lea, a la puntería. - me presenté de una forma demasiado profesional, ya que todos andábamos contando nuestras habilidades - Bien, era un chico más bien de pelo castaño, ojos azules, no pude saber nada más, pero parecía muy nervioso. Acababan de matar a su padre y quería encontrar al asesino en la base, cuando le preguntaron qué buscaba mintió, por eso me preocupa... sólo pude saber eso. - dije frustrada, debí haberle puesto más atención.
Me quedé allí parado en los restos de aquella torre algo más de rato del que tocara. Estaba intentando poner orden en mi cabeza, coordinar frases… Cualquier cosa. El alcohol me nublaba la cabeza. Había sido todo un milagro haber podido transformarme de nuevo en mi forma original, y aún otro mayor haber logrado volar sin estamparme contra nada. Pero aún seguía ebrio y mi cabeza no rondaba la realidad, seguía inmersa en todos los problemas que había estado afrontando esos meses. Tenía poco más que un caos ahí metido.
Mi llegada no fue exactamente indiferente hacia el resto. En otros momentos me habría puesto a lucirme, habría arrojado unas llamaradas al cielo, habría rugido y dado más juego al asunto. Aquel, sin embargo, no era el día pertinente. Cuando sentí mi nombre pronunciado allí abajo me limité a mirar al grupo con aquellos atípicos ojos turquesas que lucía. No estaba seguro de qué hablaban. Apenas podía comprender el significado de las palabras, como si fuera… Un animalito. Creo que el jefe me mencionó, o me saludó, o algo así. También se presentó oficialmente Kosuke Zekerasu. Ya lo había visto antes y me había transmitido una sensación familiar. Parecía un hombre… Responsable. Tenía interés en la lucha. Él también me saludó y así lo hizo Vanessa.
Y Vanessa venía acompañada de alguien que era, teóricamente, un dragón. A juzgar por cómo se había presentado. Eso fue lo primero que provocó un cambio en mi expresión. Abrí algo los ojos, con… Sorpresa. Sin acabar de digerir esa información. ¿Un dragón? No. Se habían equivocado. Era imposible. Llevaba más de doscientos años vivo y en ninguno de ellos, jamás, me habían mencionado la existencia de… Un dragón más. Nunca había visto otro de mi especie. Quizás eso me había provocado, durante muchos años, una inexplicable falta de orgullo hacia mi raza, aún siendo un dragón rojo. De los más típicos y temidos.
Por eso aquello me provocó moverme. Kosuke adivinó mi estado… Afectado. Bromeando un poco. Lea se habría dado la licencia de entrar en mi cabeza, lo cual prácticamente nunca me desagradaba, pero en aquella ocasión lo hizo. No estaba orgulloso de mis problemas. No me gustaba compartirlos, y no… No eran dignos de un dragón. Nadie esperaba que un hombre hecho y derecho como yo lloriqueara en bares por problemas de una família que siquiera era del todo suya. Por eso destransformarme me supuso algo incómodo. Sentí que tal vez tendría que dar explicaciones acerca de todo aquello. Varios meses desaparecido, sin dar señales de vida, sin… Sin existir prácticamente.
Pisé el suelo y de inmediato cogí el mandoble de mi espada, en un gesto sorprendemente brusco, para apoyarme al suelo y no darme un golpe. Si bien a un dragón no se le nota tanto, en la forma física quedaba reflejada mejor mi condición. Estaba en peor forma: No había perdido mucha musculatura pero definitivamente me había abandonado un poco. Tenía el pelo totalmente revuelto y los ojos hundidos en un mar de ojeras. Con aquella fachada tan poco impresionante traté de hacer un inútil intento de sonrisa. -Oi, cuanto tiempo, ¿No?- Risa incómoda. Me rasqué por detrás de la cabeza, después de frotarme un poco los cuernos.
-Como los viejos tiempos, ¿Eh Flame? Todo va… flama. No te preocupes.- Tenía esa estúpida sensación de haberlo conocido anteriormente. -... Así que un ataque… aquí, si no me he enterado mal.- Y entonces miré a la chavala de nombre complicado. Tenía algo de noruego, todo aquello. Pero no le veía paisana mía. Casi… torpemente, muy distinto a mi atrevimiento usual, comportamiento galán… Me rasqué la cabeza. -Así que… ¿Una dragona? ¿Y llevas poco tiempo aquí…?- Yo no me lo creía. No sabía como procesar aquella información. No quería ni procesarla. Mi imagen era lamentable y yo estaba… estaba haciendo el ridículo, borracho como estaba.
Mi llegada no fue exactamente indiferente hacia el resto. En otros momentos me habría puesto a lucirme, habría arrojado unas llamaradas al cielo, habría rugido y dado más juego al asunto. Aquel, sin embargo, no era el día pertinente. Cuando sentí mi nombre pronunciado allí abajo me limité a mirar al grupo con aquellos atípicos ojos turquesas que lucía. No estaba seguro de qué hablaban. Apenas podía comprender el significado de las palabras, como si fuera… Un animalito. Creo que el jefe me mencionó, o me saludó, o algo así. También se presentó oficialmente Kosuke Zekerasu. Ya lo había visto antes y me había transmitido una sensación familiar. Parecía un hombre… Responsable. Tenía interés en la lucha. Él también me saludó y así lo hizo Vanessa.
Y Vanessa venía acompañada de alguien que era, teóricamente, un dragón. A juzgar por cómo se había presentado. Eso fue lo primero que provocó un cambio en mi expresión. Abrí algo los ojos, con… Sorpresa. Sin acabar de digerir esa información. ¿Un dragón? No. Se habían equivocado. Era imposible. Llevaba más de doscientos años vivo y en ninguno de ellos, jamás, me habían mencionado la existencia de… Un dragón más. Nunca había visto otro de mi especie. Quizás eso me había provocado, durante muchos años, una inexplicable falta de orgullo hacia mi raza, aún siendo un dragón rojo. De los más típicos y temidos.
Por eso aquello me provocó moverme. Kosuke adivinó mi estado… Afectado. Bromeando un poco. Lea se habría dado la licencia de entrar en mi cabeza, lo cual prácticamente nunca me desagradaba, pero en aquella ocasión lo hizo. No estaba orgulloso de mis problemas. No me gustaba compartirlos, y no… No eran dignos de un dragón. Nadie esperaba que un hombre hecho y derecho como yo lloriqueara en bares por problemas de una família que siquiera era del todo suya. Por eso destransformarme me supuso algo incómodo. Sentí que tal vez tendría que dar explicaciones acerca de todo aquello. Varios meses desaparecido, sin dar señales de vida, sin… Sin existir prácticamente.
Pisé el suelo y de inmediato cogí el mandoble de mi espada, en un gesto sorprendemente brusco, para apoyarme al suelo y no darme un golpe. Si bien a un dragón no se le nota tanto, en la forma física quedaba reflejada mejor mi condición. Estaba en peor forma: No había perdido mucha musculatura pero definitivamente me había abandonado un poco. Tenía el pelo totalmente revuelto y los ojos hundidos en un mar de ojeras. Con aquella fachada tan poco impresionante traté de hacer un inútil intento de sonrisa. -Oi, cuanto tiempo, ¿No?- Risa incómoda. Me rasqué por detrás de la cabeza, después de frotarme un poco los cuernos.
-Como los viejos tiempos, ¿Eh Flame? Todo va… flama. No te preocupes.- Tenía esa estúpida sensación de haberlo conocido anteriormente. -... Así que un ataque… aquí, si no me he enterado mal.- Y entonces miré a la chavala de nombre complicado. Tenía algo de noruego, todo aquello. Pero no le veía paisana mía. Casi… torpemente, muy distinto a mi atrevimiento usual, comportamiento galán… Me rasqué la cabeza. -Así que… ¿Una dragona? ¿Y llevas poco tiempo aquí…?- Yo no me lo creía. No sabía como procesar aquella información. No quería ni procesarla. Mi imagen era lamentable y yo estaba… estaba haciendo el ridículo, borracho como estaba.
Intenté dejar de pensar como sería yo con pechos y si funcionarian contra los soldados. Me quedé con expresion pensativa y una mano bajo la barbilla. Miré a Kosuke cuando dijo que sabia de que hablaba respecto de la venganza. Entendía a la gente con venganzas personales. Sabía que podian ser destructivas...pero tambien que habia gente lo suficientemente fuertes para no dejarse consumir por ella.
Incinerar y electrocutar. Buenas cosas aquellas.
- Control del agua en todos sus estados. Con agua y electricidad podemos hacer algo interesante.... Si es de noche, la cosa se pone algo mas chunga. -no era muy fan de controlar la sangre de la gente a no ser que la cosa estuviese muy jodida. Aunque el conocimiento de aquello me habia llevado a otras cosas - Y ultimamente me he puesto al tanto con las propiedades curativas del agua, me habria sido util saberlo aquel dia en la cueva con Vanessa.... -que por cierto, ahi venia Vanessa, con Nidt, la muchacha de cabellos blancos. Sonreí ampliamente de modo ansioso, esto empezaba a prometer....mucho.
-De los viajes por Europa...? -hice memoria. Sabia que conocia a la chica pero me llevó un par de segundos recordar el momento exacto. Para mi era imposible pronunciar su primer nombre completo, asi que simplemente la llamaba Nidt o Leoru. Acabé asintiendo. - Menudo puto frio pasamos. Has tenido buena idea, Vanessa. Nidt, me alegro de tenerte de vuelta. Como se han dado tus viajes por ahi?
Me rei levemente sacudiendo mis hombros por el modo que tuvo Nidt de decir lo que era capaz de hacer, con sencillez y como con poca importancia.
-Escucha, Lêoru....tu puedes crear hielo? Porque yo puedo controlar el agua, pero no crearla. Me vendria de puta madre.
Lea afirmó ser la mejor arquera del pais, cosa en la que no estuve de acuerdo. El pais se quedaba corto. Era la Robin Hood que le faltaba a la Brigada. Afirmó que Kosuke estaba tan loco como yo, asi que ya no habia que darle mas vueltas. Estiré mi mano para sacudir la suya con firmenza.
-Bienvenido a bordo!!
Escuché a Savior hablar sobre aquel muchacho. Al menos teniamos una descripcion fisica, aunque parecia alguien bastante normal. - Está bien, si el asesino estaba en la base...os quiero a todos con los ojos muy abiertos. Detened cualquier clase de lucha interna que pueda aparecer, cosa que es muy probable que ocurra.
Nery bajó entonces, y se le veía bastante demacrado. La ultima vez que lo vi fue en nuestro entrenamiento, tras enseñarle la carta de aquel alado capullo. Sabía que aquello lo habia destrozado y por su cara, no debia de haber encontrado a su hermano. Ni vivo ni muerto. Pero tambien sabia que Nery disimularia hasta la saciedad el encontrarse mal y medio borracho, habia debido beberse un bar entero. Le di una palmada en el hombro en muestra de apoyo, pero no tan fuerte como de costumbre
-Me alegra tenerte de vuelta, Nery. Seh, un ataque, parece que va a ser mas gordo porque estaban evacuando, habrá mucha chatarra que destrozar y lanzar por los aires.
Como a la alianza le diese por atacar ahora, nos encontraria a toda la panda aqui de cháchara. Miré a mi alrededor, considerando el terreno.
- A los que luchemos en tierra, el consejo es no separarnos, que nadie quede aislado. Si uno cae, los demas deben de poder estar ahi para apoyar. Ésas son las ordenes. Rompemos sus filas y para delante. A crear brecha. A los luchadores del aire...sabeis perfectamente como actuar. La Brigada es la primera en llegar a la batalla y la última en irse. Y en esta ocasion no va a ser menos.
Incinerar y electrocutar. Buenas cosas aquellas.
- Control del agua en todos sus estados. Con agua y electricidad podemos hacer algo interesante.... Si es de noche, la cosa se pone algo mas chunga. -no era muy fan de controlar la sangre de la gente a no ser que la cosa estuviese muy jodida. Aunque el conocimiento de aquello me habia llevado a otras cosas - Y ultimamente me he puesto al tanto con las propiedades curativas del agua, me habria sido util saberlo aquel dia en la cueva con Vanessa.... -que por cierto, ahi venia Vanessa, con Nidt, la muchacha de cabellos blancos. Sonreí ampliamente de modo ansioso, esto empezaba a prometer....mucho.
-De los viajes por Europa...? -hice memoria. Sabia que conocia a la chica pero me llevó un par de segundos recordar el momento exacto. Para mi era imposible pronunciar su primer nombre completo, asi que simplemente la llamaba Nidt o Leoru. Acabé asintiendo. - Menudo puto frio pasamos. Has tenido buena idea, Vanessa. Nidt, me alegro de tenerte de vuelta. Como se han dado tus viajes por ahi?
Me rei levemente sacudiendo mis hombros por el modo que tuvo Nidt de decir lo que era capaz de hacer, con sencillez y como con poca importancia.
-Escucha, Lêoru....tu puedes crear hielo? Porque yo puedo controlar el agua, pero no crearla. Me vendria de puta madre.
Lea afirmó ser la mejor arquera del pais, cosa en la que no estuve de acuerdo. El pais se quedaba corto. Era la Robin Hood que le faltaba a la Brigada. Afirmó que Kosuke estaba tan loco como yo, asi que ya no habia que darle mas vueltas. Estiré mi mano para sacudir la suya con firmenza.
-Bienvenido a bordo!!
Escuché a Savior hablar sobre aquel muchacho. Al menos teniamos una descripcion fisica, aunque parecia alguien bastante normal. - Está bien, si el asesino estaba en la base...os quiero a todos con los ojos muy abiertos. Detened cualquier clase de lucha interna que pueda aparecer, cosa que es muy probable que ocurra.
Nery bajó entonces, y se le veía bastante demacrado. La ultima vez que lo vi fue en nuestro entrenamiento, tras enseñarle la carta de aquel alado capullo. Sabía que aquello lo habia destrozado y por su cara, no debia de haber encontrado a su hermano. Ni vivo ni muerto. Pero tambien sabia que Nery disimularia hasta la saciedad el encontrarse mal y medio borracho, habia debido beberse un bar entero. Le di una palmada en el hombro en muestra de apoyo, pero no tan fuerte como de costumbre
-Me alegra tenerte de vuelta, Nery. Seh, un ataque, parece que va a ser mas gordo porque estaban evacuando, habrá mucha chatarra que destrozar y lanzar por los aires.
Como a la alianza le diese por atacar ahora, nos encontraria a toda la panda aqui de cháchara. Miré a mi alrededor, considerando el terreno.
- A los que luchemos en tierra, el consejo es no separarnos, que nadie quede aislado. Si uno cae, los demas deben de poder estar ahi para apoyar. Ésas son las ordenes. Rompemos sus filas y para delante. A crear brecha. A los luchadores del aire...sabeis perfectamente como actuar. La Brigada es la primera en llegar a la batalla y la última en irse. Y en esta ocasion no va a ser menos.
Lykaios le da la bienvenida a Nidt y luego Kosuke pregunta por nuestras habilidades, se ve que es controlador en cierto modo, eso está bien, necesitamos a alguien pendiente de nosotros mientras nos lanzamos como descerebrados contra la Alianza. Después de escuchar a mis compañeros y amigos hablar lo miro con una sonrisa divertida en mis labios, agitando la bolsa en una mano y el rifle en el otro.
-Yo no tengo magia, pero soy la que lleva aquí las armas de fuego. Os cubriré desde arriba para quitaros los que pueda, cuando se me acaben las balas ya bajo a echar mis granadas y bombas jaja.
Habla a Nery diciéndole que lo ve como apagado, decaído. Yo lo noto igual… hasta que se transforma de nuevo, y lo veo todo demacrado y ojeroso. Me quedo sorprendida, así que no digo nada y dejo hablar al jefe. No tarda mucho en darnos las instrucciones, asiento a sus palabras y miro al resto, mientras me pongo los guanteletes, más seria que antes y dispuesta para la batalla.
-Defendamos lo que es nuestro.
-Yo no tengo magia, pero soy la que lleva aquí las armas de fuego. Os cubriré desde arriba para quitaros los que pueda, cuando se me acaben las balas ya bajo a echar mis granadas y bombas jaja.
Habla a Nery diciéndole que lo ve como apagado, decaído. Yo lo noto igual… hasta que se transforma de nuevo, y lo veo todo demacrado y ojeroso. Me quedo sorprendida, así que no digo nada y dejo hablar al jefe. No tarda mucho en darnos las instrucciones, asiento a sus palabras y miro al resto, mientras me pongo los guanteletes, más seria que antes y dispuesta para la batalla.
-Defendamos lo que es nuestro.
TRAMA GLOBAL III: REFLEJOS DE SANGRE
La Alianza ha descubierto por fin la localización exacta de la base de los Renegados, gracias a la traición de uno de ellos y a la utilización de uno de sus prisioneros. La organización humana está deseosa de venganza tras el último golpe de los renegados, hace unos meses. Desean dar el golpe definitivo que los hunda para que no puedan resurgir, también desean encontrar al ex-capitán drow, ahora localizado en Bastion Hollow. El grupo de renegados ya ha sido alertado, planeando la defensa y resistencia de su base principal. Los que no pueden luchar han sido evacuados, los demás están ya dispuestos para una batalla en la que creen que llevan la ventaja de saber lo que hará el enemigo. Ninguno de ellos sabe que tienen un traidor dentro de la base.
INFO
La dragona se presenta bajo un nombre noruego extraño, casi impronunciable y si lo intentase me haría un nudo en la lengua, lo cual sería un problema serio pero al menos nos deja caer otro nombre por el que llamarla, Nidt. Sus capacidades son las de destruir todo lo que toca, habilidad que me da escalofrío, por mi brazo más que nada, también es capaz de controlar el hielo. Ambas habilidades vienen de la forma en la que se muestra ahora mismo pues como dragón tiene las propias de su raza, pero si es manipuladora de hielo... -Aliento de hielo... congelar a los enemigos vendrá bien.
Lea me confirma que sus flechas son de alta calidad, cosa la cual habrá adivinado por mis pensamientos -Pero realmente la calidad de la flecha no la define el material del que está hecho, sino de quién la dispara -le parecen bien que solamente haya imbuido veinte de las treinta de su arsenal a continuación de afirmar que es la mejor arquera del país -Pues hoy es hora de demostrarles de que lo eres, y no esos piltrafillas de los juegos olímpicos que de los dos mil metros no pasan -esos deportistas se lo curran pero seamos sinceros, son unos novatos que no saben en qué consiste el arte de la arquería, igual que los espadachines de esgrima olímpicos, pues el entrenamiento que reciben es meramente competitivo.
Yienorkhelinnery decide bajar del edificio para tomar tierra junto a nosotros recuperando su forma de elfo espacial. El chico no tiene buen aspecto, definitivamente había acertado con eso de que estaba mal, asiento cuando me dice que ha pasado bastante tiempo desde que lo vi.
-Sí, como en los viejos tiempos -le estiré el puño derecho para que lo chocase -A los soldaditos sí que les irá flama cuando les tiremos un par de llamaradas, Valvessiano -cada vez que lo veo aun siento que lo vi en otra vida y que fue un buen compañero de armas, a lo cual sonrío. No tardó demasiado en que el dragón se interesase por Nidt -Aquí hay tema pero vamos -les susurro a los demás tratando de que el dragón rojo no se enterase. Es mi amigo, y los amigos se pegan puyitas entre ellos.
El siguiente en comentarme sus habilidades era Lykaios, quien es un elementarista de agua, comentando la combinación agua y electricidad -Hay una combinación con agua y fuego... puedo hacer mis llamas lo suficientemente fuertes como para evaporarla. Con ello podríamos crear una cortina de humo ya sea para despistar o para largarnos cuando ya estemos listos para dar por finalizada la misión -comenta algo también sobre ser capaz de curar mediante ese mismo elemento. Las cualidades de sanación son innatas en los que son capaces de usar el elemento agua, un elemento más tranquilo que el mio.
En cuanto Lea me da el visto bueno para colocarme al mismo nivel de locura que Lykaios, el líder me da la bienvenida y estira su brazo hacia a mi para estrecharle la mano, a lo cual respondo con el mismo gesto, estrecharle la mano. El líder da instrucciones para que en caso de encontrar al asesino detener la pelea entre el mismo y el chico descrito por Lea, yo por mi parte asiento afirmando como entendiendo lo que se deberá de hacer.
Vanessa, portando una bolsa y un rifle informa que es una humana, cosa la cual ya sabía en cuanto había llegado. Es experta en armas de fuego por lo tanto, los que iremos al frente seremos cubiertos desde la distancia por las dos tiradoras
-Si llevas un revolver de calibre 45, llevo algunas balas encima, por si te hacen falta -el cañón revolver no suelo usarlo demasiado, sólo para algunas ocasiones en los que una bala va mejor que una cuchilla arrojadiza, no tendría problemas en compartir parte de mi munición con ella.
Todos se hablan entre sí por el reencuentro causado por la reunión. Muchos hicieron viajes y tenían cosas que contarse, yo que llevo poco tiempo no tengo mucho que decirles y mis historias... prefiero dejarlas para cuando estuviésemos en una situación más tranquila y no en una batalla que poco a poco se hacía más próxima. Llevo encima mi katana Karasu y mi espada Raion, cuchillas arrojadizas, las granadas, mis pociones, mi guantelete de acero negro, mis ropas con protecciones de mithril, el anillo Vilya y la Palantir.
Lykaios da instrucciones para la batalla, los dragones se encargarán lógicamente del ataque aéreo mientras que los demás nos encargariamos por tierra. Sus instrucciones son el de no separarnos y en caso de que alguien caiga el de apoyarlo. Nos encargaremos de avanzar y de crear una apertura -Sé que sólo soy un recién llegado pero... ¡Bah, al carajo, debo decir ésta mierda! Regla nº1: Todos, absolutamente todos, tenéis prohibido morir, el que muera cuando yo vaya al otro mundo, me encargaré personalmente de patear su culo etérico -sí, esto debo decirlo siempre antes de comenzar una batalla cuando voy acompañado.
Lea me confirma que sus flechas son de alta calidad, cosa la cual habrá adivinado por mis pensamientos -Pero realmente la calidad de la flecha no la define el material del que está hecho, sino de quién la dispara -le parecen bien que solamente haya imbuido veinte de las treinta de su arsenal a continuación de afirmar que es la mejor arquera del país -Pues hoy es hora de demostrarles de que lo eres, y no esos piltrafillas de los juegos olímpicos que de los dos mil metros no pasan -esos deportistas se lo curran pero seamos sinceros, son unos novatos que no saben en qué consiste el arte de la arquería, igual que los espadachines de esgrima olímpicos, pues el entrenamiento que reciben es meramente competitivo.
Yienorkhelinnery decide bajar del edificio para tomar tierra junto a nosotros recuperando su forma de elfo espacial. El chico no tiene buen aspecto, definitivamente había acertado con eso de que estaba mal, asiento cuando me dice que ha pasado bastante tiempo desde que lo vi.
-Sí, como en los viejos tiempos -le estiré el puño derecho para que lo chocase -A los soldaditos sí que les irá flama cuando les tiremos un par de llamaradas, Valvessiano -cada vez que lo veo aun siento que lo vi en otra vida y que fue un buen compañero de armas, a lo cual sonrío. No tardó demasiado en que el dragón se interesase por Nidt -Aquí hay tema pero vamos -les susurro a los demás tratando de que el dragón rojo no se enterase. Es mi amigo, y los amigos se pegan puyitas entre ellos.
El siguiente en comentarme sus habilidades era Lykaios, quien es un elementarista de agua, comentando la combinación agua y electricidad -Hay una combinación con agua y fuego... puedo hacer mis llamas lo suficientemente fuertes como para evaporarla. Con ello podríamos crear una cortina de humo ya sea para despistar o para largarnos cuando ya estemos listos para dar por finalizada la misión -comenta algo también sobre ser capaz de curar mediante ese mismo elemento. Las cualidades de sanación son innatas en los que son capaces de usar el elemento agua, un elemento más tranquilo que el mio.
En cuanto Lea me da el visto bueno para colocarme al mismo nivel de locura que Lykaios, el líder me da la bienvenida y estira su brazo hacia a mi para estrecharle la mano, a lo cual respondo con el mismo gesto, estrecharle la mano. El líder da instrucciones para que en caso de encontrar al asesino detener la pelea entre el mismo y el chico descrito por Lea, yo por mi parte asiento afirmando como entendiendo lo que se deberá de hacer.
Vanessa, portando una bolsa y un rifle informa que es una humana, cosa la cual ya sabía en cuanto había llegado. Es experta en armas de fuego por lo tanto, los que iremos al frente seremos cubiertos desde la distancia por las dos tiradoras
-Si llevas un revolver de calibre 45, llevo algunas balas encima, por si te hacen falta -el cañón revolver no suelo usarlo demasiado, sólo para algunas ocasiones en los que una bala va mejor que una cuchilla arrojadiza, no tendría problemas en compartir parte de mi munición con ella.
Todos se hablan entre sí por el reencuentro causado por la reunión. Muchos hicieron viajes y tenían cosas que contarse, yo que llevo poco tiempo no tengo mucho que decirles y mis historias... prefiero dejarlas para cuando estuviésemos en una situación más tranquila y no en una batalla que poco a poco se hacía más próxima. Llevo encima mi katana Karasu y mi espada Raion, cuchillas arrojadizas, las granadas, mis pociones, mi guantelete de acero negro, mis ropas con protecciones de mithril, el anillo Vilya y la Palantir.
Lykaios da instrucciones para la batalla, los dragones se encargarán lógicamente del ataque aéreo mientras que los demás nos encargariamos por tierra. Sus instrucciones son el de no separarnos y en caso de que alguien caiga el de apoyarlo. Nos encargaremos de avanzar y de crear una apertura -Sé que sólo soy un recién llegado pero... ¡Bah, al carajo, debo decir ésta mierda! Regla nº1: Todos, absolutamente todos, tenéis prohibido morir, el que muera cuando yo vaya al otro mundo, me encargaré personalmente de patear su culo etérico -sí, esto debo decirlo siempre antes de comenzar una batalla cuando voy acompañado.
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El jefe me saludó alegrándose de que hubiera llegado, y me preguntó que tal me había ido viajando por ahí, no pude evitar sonreirle ampliamente al recordar por que había tardado tanto en llegar a Londres.
-Pues me ha ido genial, fui de visita a Rusia, a casa de mis padres para ver a todos mis hermanos y hermanas... cada vez somos más.-
Estaba muy feliz de tener tantos hermanitos pequeños tan traviesos y adorables, solían darme una gran bienvenida cuando aparecía por allí y les contaba mis historias por el mundo. En seguida Lykaos me preguntó si podía crear hielo, ya que él solo podía controlar el agua. Extendí mi mano y creé una pequeña espera de hielo, para luego cogerla entre mis dedos y que se rompiera.
-Sí, puedo crearlo. Cada vez que te falte agua o si quieres más, dame una voz y te crearé todo el hielo que pueda.
Observé lo poco que quedaba de hielo antes de que se derritiese en mis manos, para luego notar que Nery se había transformado y venía hacia nosotros, los otros se fijaban en cosas como la cara o la forma de caminar, yo solo tuve ojos para una cosa... tenía cuernos, de los de verdad ¿No le pesaría la cabeza?¿Es que era algo típico en los dragones rojos para que se les distinguiera de lejos? Quizás no le gustaba terminar de transformarse y se los dejaba...
Éste se acercó a mí y me preguntó si llevaba poco tiempo en Londres, parecía algo raro, como sorprendido o incómodo, pero no le di mucha importancia, quizás fuera su estado natural antes de una batalla.
-Sí, llegué hace un par de días.-
Tenía ganas de preguntarle por los cuernos, pero no era el momento apropiado, además nos acabábamos de conocer, escuché a Vanessa y a Kosuke decir que había que prepararse y que mejor que no nos muriéramos hoy, el jefe evidentemente nos animó a luchar como siempre, hoy teníamos que ganar si no queríamos perder una base y nuestro orgullo como "Los más mejores de por aquí".
-¡Vamos a machacarlos!-
Exclamé confiada antes de separarme un poco del grupo para transformarme y salir volando hacia mi posición en el aire, sabía que era joven todavía y que me quedaba por crecer, pero yo ya me sentía importante por ser lo que era y ayudar a las personas que yo había decidido tener como aliados, solté un rugido para avisar a los enemigos de mi presencia, si querían echarse atrás, ahora era el momento.
-Pues me ha ido genial, fui de visita a Rusia, a casa de mis padres para ver a todos mis hermanos y hermanas... cada vez somos más.-
Estaba muy feliz de tener tantos hermanitos pequeños tan traviesos y adorables, solían darme una gran bienvenida cuando aparecía por allí y les contaba mis historias por el mundo. En seguida Lykaos me preguntó si podía crear hielo, ya que él solo podía controlar el agua. Extendí mi mano y creé una pequeña espera de hielo, para luego cogerla entre mis dedos y que se rompiera.
-Sí, puedo crearlo. Cada vez que te falte agua o si quieres más, dame una voz y te crearé todo el hielo que pueda.
Observé lo poco que quedaba de hielo antes de que se derritiese en mis manos, para luego notar que Nery se había transformado y venía hacia nosotros, los otros se fijaban en cosas como la cara o la forma de caminar, yo solo tuve ojos para una cosa... tenía cuernos, de los de verdad ¿No le pesaría la cabeza?¿Es que era algo típico en los dragones rojos para que se les distinguiera de lejos? Quizás no le gustaba terminar de transformarse y se los dejaba...
Éste se acercó a mí y me preguntó si llevaba poco tiempo en Londres, parecía algo raro, como sorprendido o incómodo, pero no le di mucha importancia, quizás fuera su estado natural antes de una batalla.
-Sí, llegué hace un par de días.-
Tenía ganas de preguntarle por los cuernos, pero no era el momento apropiado, además nos acabábamos de conocer, escuché a Vanessa y a Kosuke decir que había que prepararse y que mejor que no nos muriéramos hoy, el jefe evidentemente nos animó a luchar como siempre, hoy teníamos que ganar si no queríamos perder una base y nuestro orgullo como "Los más mejores de por aquí".
-¡Vamos a machacarlos!-
Exclamé confiada antes de separarme un poco del grupo para transformarme y salir volando hacia mi posición en el aire, sabía que era joven todavía y que me quedaba por crecer, pero yo ya me sentía importante por ser lo que era y ayudar a las personas que yo había decidido tener como aliados, solté un rugido para avisar a los enemigos de mi presencia, si querían echarse atrás, ahora era el momento.
Los momentos que pasé en el suelo fueron especialmente agónicos, por eso de tener que estar enseñando el estado en el que estaba, el cual no era… Algo digno de presumir. Y seguía con esas de que no entendía muy bien de qué hablaban. Primero de estrategias en batalla, y… Escuché demasiado la palabra hielo, agua… Kosuke hablaba de evaporar agua… Y la supuesta dragona creó una esfera de hielo que se derretía bastante más rápido de lo que me gustaría. Retrocedí un par de pasos hacia atrás, pensando que no me gustaba nada el aspecto que tenía todo eso. -Pues yo, ya sabéis… Soy el hombre grande que pega a cosas. Poco más… Fuego, porque soy un dragón muy original y… Bueno, si hay que dar ostias también se dan.
También mencionaban algo de que había un tipo en la base. Cortesía de Lea, eso. Ella y sus poderes mentales. La miré con unos ojos un poco desconfiados por poca razón aparente mientras me dejaba un poco llevar por las conversaciones. Me habría gustado estar tan radiante como el resto, poder bromear, animar y todo eso. Pero me sentía torpe en aquel mar de palabras. Luego estaba el tema de la dragona, que aparentemente había estado viajando y acababa de llegar a Londres. Había mencionado estar en Rusia y visitar hermanos y hermanas…
“A ella no debe sorprenderle ver otro dragón”. Y su respuesta sencilla me demostró que poco le importaba. Negué levemente con la cabeza a algún pensamiento que me rondara por ahí, sin dejar de apoyarme en el mandoble. Kosuke también compartía aquello de los viejos tiempos. Era extraño. Pero en el fondo me sacaba los ánimos a reflotar. Recordaba a veces cosas que no pertenecían a mi vida, ¿Sabes? Era super raro… Y recordaba estar casado con una merluza y tener dos hijos… Una niña y un niño… Alcé las largas orejas de elfo al escuchar la palabra Valvessiano. -Oye, a mi no me llames raro pero aquí hay algo que… Se escapa de mi comprnesión. Yo eso de la reencarnación no me lo creo, y sin embargo… Igual cuando esté menos borracho se me pasa la tontería.- Pero como personaje de rol, lo de romper el cuarto muro no estaba en mis posibilidades.
Ni me di cuenta de lo que susurrara al resto. Siendo un dragón podría haberlo hecho, pero estaba demasiado despistado como para ello. De Vanessa no obtuve muchas palabras. Creo que mi estado debió dejarle sorprendida. Cuando la Brigada me encontró por primera vez, en un bar cualquiera donde hubieran hecho una fiesta y yo me interesara por ellos, me habían visto en ese mismo estado. Lykaios fue el que me dio una palmada en el hombro muy como costumbre suya. Agradecí que no hubiera sido especialmente fuerte. Necesitaría mucha agua para quitarme un poco el estado aquel. Agua que bebería vaso por vaso, claro estaba. Nunca de un lago. Dijo alegrarse de tenerme de vuelta y me explicó un poco en qué consistiría la batalla.
-Mientras haya cosas a las que pegarle… Helicópteros y centinelas con los que jugar a la petanca… Yo iré bien, si. Ya sabéis que lo de las estrategias no se me acaba de dar bien.- De hecho, ¿En qué momento había acabado en una especie de reunión y planificación? Estaba en contra de mi naturaleza. Me alegró que acabara la reunión con grititos de ánimos, reglas de no morir por parte de Kosuke y frases moralizantes. -Voy a hacer que el capitan viejales tenga pesadillas con lagartos con esteroides el resto de sus días.- Yo no tenía ni condenada idea de que Javert llevaba medio año desaparecido. Igual estaba de vacaciones con mi inteligencia.
Fue entonces cuando la dragona adoptó su forma natural y despegó volando. Era joven. Era algo que comprendí nada más ver su tamaño. Pero también era la primera vez que veía un… Dragón, aparte de mi mismo. No había hablado mucho con ella. Tras mirar largo rato hacia el cielo y sus rugidos yo me dejé caer, resbalando por el clavado mandoble hasta posar mi culo en el suelo, un poco sin saber como reaccionar.
También mencionaban algo de que había un tipo en la base. Cortesía de Lea, eso. Ella y sus poderes mentales. La miré con unos ojos un poco desconfiados por poca razón aparente mientras me dejaba un poco llevar por las conversaciones. Me habría gustado estar tan radiante como el resto, poder bromear, animar y todo eso. Pero me sentía torpe en aquel mar de palabras. Luego estaba el tema de la dragona, que aparentemente había estado viajando y acababa de llegar a Londres. Había mencionado estar en Rusia y visitar hermanos y hermanas…
“A ella no debe sorprenderle ver otro dragón”. Y su respuesta sencilla me demostró que poco le importaba. Negué levemente con la cabeza a algún pensamiento que me rondara por ahí, sin dejar de apoyarme en el mandoble. Kosuke también compartía aquello de los viejos tiempos. Era extraño. Pero en el fondo me sacaba los ánimos a reflotar. Recordaba a veces cosas que no pertenecían a mi vida, ¿Sabes? Era super raro… Y recordaba estar casado con una merluza y tener dos hijos… Una niña y un niño… Alcé las largas orejas de elfo al escuchar la palabra Valvessiano. -Oye, a mi no me llames raro pero aquí hay algo que… Se escapa de mi comprnesión. Yo eso de la reencarnación no me lo creo, y sin embargo… Igual cuando esté menos borracho se me pasa la tontería.- Pero como personaje de rol, lo de romper el cuarto muro no estaba en mis posibilidades.
Ni me di cuenta de lo que susurrara al resto. Siendo un dragón podría haberlo hecho, pero estaba demasiado despistado como para ello. De Vanessa no obtuve muchas palabras. Creo que mi estado debió dejarle sorprendida. Cuando la Brigada me encontró por primera vez, en un bar cualquiera donde hubieran hecho una fiesta y yo me interesara por ellos, me habían visto en ese mismo estado. Lykaios fue el que me dio una palmada en el hombro muy como costumbre suya. Agradecí que no hubiera sido especialmente fuerte. Necesitaría mucha agua para quitarme un poco el estado aquel. Agua que bebería vaso por vaso, claro estaba. Nunca de un lago. Dijo alegrarse de tenerme de vuelta y me explicó un poco en qué consistiría la batalla.
-Mientras haya cosas a las que pegarle… Helicópteros y centinelas con los que jugar a la petanca… Yo iré bien, si. Ya sabéis que lo de las estrategias no se me acaba de dar bien.- De hecho, ¿En qué momento había acabado en una especie de reunión y planificación? Estaba en contra de mi naturaleza. Me alegró que acabara la reunión con grititos de ánimos, reglas de no morir por parte de Kosuke y frases moralizantes. -Voy a hacer que el capitan viejales tenga pesadillas con lagartos con esteroides el resto de sus días.- Yo no tenía ni condenada idea de que Javert llevaba medio año desaparecido. Igual estaba de vacaciones con mi inteligencia.
Fue entonces cuando la dragona adoptó su forma natural y despegó volando. Era joven. Era algo que comprendí nada más ver su tamaño. Pero también era la primera vez que veía un… Dragón, aparte de mi mismo. No había hablado mucho con ella. Tras mirar largo rato hacia el cielo y sus rugidos yo me dejé caer, resbalando por el clavado mandoble hasta posar mi culo en el suelo, un poco sin saber como reaccionar.
Borch y yo llegamos a donde están todos, probablemente dando órdenes o instrucciones, el momento justo. Me acerco al grupo en el momento en que una chica peliblanca que no reconozco se transforma en dragón, uno plateado, de buen tamaño, y suelta un rugido. Si no hubiera visto a mi amigo transformado probablemente sería mucho más sorprendente, aunque su piel reluciendo al sol es un espectáculo bonito.
El otro chico dragón acaba resbalando al suelo, entonces me fijo en su aspecto de cansancio y hundimiento... No puede ser que haya empezado ya la pelea, ¿no? Algo le ha tenido que pasar al chaval, el pobre. Me acerco a mi primo saludando al resto con un gesto de la cabeza, pongo una mano sobre su hombro suavemente (no como él con sus enérgicas palmadas) y sonrío despacio.
-Hey primo, me alegro de verte, he traído algo de ayuda que os vendrá bien.
Miro a Borch algo más serio ahora, lamentando el haberlo arrastrado hasta aquí, a este conflicto. Luego al resto de chicos y chicas que hay, todo preparados para luchar, listos para la batalla y a las órdenes de Lykaios.
El otro chico dragón acaba resbalando al suelo, entonces me fijo en su aspecto de cansancio y hundimiento... No puede ser que haya empezado ya la pelea, ¿no? Algo le ha tenido que pasar al chaval, el pobre. Me acerco a mi primo saludando al resto con un gesto de la cabeza, pongo una mano sobre su hombro suavemente (no como él con sus enérgicas palmadas) y sonrío despacio.
-Hey primo, me alegro de verte, he traído algo de ayuda que os vendrá bien.
Miro a Borch algo más serio ahora, lamentando el haberlo arrastrado hasta aquí, a este conflicto. Luego al resto de chicos y chicas que hay, todo preparados para luchar, listos para la batalla y a las órdenes de Lykaios.
Los demás comenzaron a comentar su poderes, control del agua, del fuego, electricidad, todo aquello me quedaba tan lejano. Así que fui retrocediendo de ellos cabizbaja descolgándome el arco para asegurarme de que estaba listo para usar. Quizás pudo quedar ese aislamiento algo maleducado pero para los que me conocían como Lyk o Vanessa sabían que seguía atendiendo las conversaciones sin querer. En mi cabeza. Y que cuando había tanta gente tendían a sufrir dolores de cabeza por mi involuntaria habilidad.
Vanessa y yo cubriríamos desde arriba, de hecho yo ya tenía fichados un par de edificios altos, aunque estaban demacrados como todo en el Bastion, todavía no parecían estar en ruinas. Habíamos estado en varias batallas, esta era la primera en nuestro campo, todos sabían que iba a ser difícil pero yo me conservaba con una serenidad que me inquietaba hasta a mí. Tan inquietante como estaba Nery, decaído y ebrio. Ver a más dragones a parte de él mismo le desencajo un poco. Todo aquello lo supe mientras le miraba fijamente bajo mi capucha, él sabría que le estaba escudriñando los pensamientos, conocían cuando me ponía en aquel estado de concentración. Balbuceé intentando sacarme alguna palabra de ánimo para él, pero todo lo que ideé me pareció puro precocinado. - N-Nery... quiero que estés bien - pura simpleza.
Kosuke lanzó un buen discurso, sus carácter era envidiable. Le sonreí desde la roca en la que estaba sentada, y dije discretamente: - Veamos qué son capaces de hacer estas flechas eléctricas en el culo de los soldados- era una malicia inocente que pocas veces me salía. Usaría las flechas para los centinelas pero si todo iba relativamente bien, no iba a desaprovechar la oportunidad de estrellar un flecha eléctrica en el culo de un humano.
No era bueno ir con aquellos ánimos a una batalla. La otra dragona nueva despegó y dejó a Nery un poco más confuso. Suspiré sonoramente, porque si fallaba uno... fallábamos todos.
Ed nos llevó con su primo. Un corro de gente le rodeaba, escuchándole a él y a otro chaval que no conocía. Una chavala se transformó y alzó el vuelo. -Pero si es solo una cría...- Comenté en voz alta. Eché un vistazo alrededor, había de todo: magos, humanos, elfos... oh no, eso no es un elfo. Me fijé mejor en el crío que estaba tirado en el suelo con una cara de haber visto un fantasma... y en sus cuernos. Un dragón rojo, ya había visto a otros como él que no terminaban de transformarse completamente.
Me acerqué al chaval, estaba claro que no andaba muy bien de ánimos, percibí un leve hedor a alcohol que provenía de él y me acordé de la cerveza que abandoné en el bar... se me escapó un suspiro. Me coloqué delante de él y le di una patadita en la pierna para llamarle la atención.- Pero bueno, ¿ésto que es? Menuda juventud de hoy en día haciendo el vago por los suelos borracho como una cuba. Que soy el primero que echo de menos una buena birra pero ahora no son momentos hombre.- le reproché. Me agaché para quedarme a su altura y le miré a los ojos. Y usé la Voz.
- Levántante y lucha, dragón. Déjate de tonterías y depresiones, no es el momento, cuando acabe esto te invito yo a una cerveza pero ahora toca luchar. Por tí, por los tuyos, por tus amigos y los que no lo son.- le dije insuflando mis palabras con coraje, incitándole a él y a los que me escuchaban a mi alrededor a un valor que hasta el más cobarde se encaminaría directo al cementerio sin dudarlo. -Nosotros somos los guerreros que hace milenios construimos éste mundo, asi que haz honor a tu raza y alza el vuelo a mi lado, hijo mío.
Me incorporé y me transformé progresivamente, primero las alas para alzar el vuelo que no había mucho hueco a mi alrededor, y una vez estuve en el aire el resto del cuerpo. Ví el resplandor de mis escamas doradas en los ojos de todos los que allí se encontraban y solté mi mayor rugido con orgullo, haciendo temblar los edificios y reventando ventanas.
Me giré en el aire y miré a Lykaios. -A sus órdenes comandante.
Me acerqué al chaval, estaba claro que no andaba muy bien de ánimos, percibí un leve hedor a alcohol que provenía de él y me acordé de la cerveza que abandoné en el bar... se me escapó un suspiro. Me coloqué delante de él y le di una patadita en la pierna para llamarle la atención.- Pero bueno, ¿ésto que es? Menuda juventud de hoy en día haciendo el vago por los suelos borracho como una cuba. Que soy el primero que echo de menos una buena birra pero ahora no son momentos hombre.- le reproché. Me agaché para quedarme a su altura y le miré a los ojos. Y usé la Voz.
- Levántante y lucha, dragón. Déjate de tonterías y depresiones, no es el momento, cuando acabe esto te invito yo a una cerveza pero ahora toca luchar. Por tí, por los tuyos, por tus amigos y los que no lo son.- le dije insuflando mis palabras con coraje, incitándole a él y a los que me escuchaban a mi alrededor a un valor que hasta el más cobarde se encaminaría directo al cementerio sin dudarlo. -Nosotros somos los guerreros que hace milenios construimos éste mundo, asi que haz honor a tu raza y alza el vuelo a mi lado, hijo mío.
Me incorporé y me transformé progresivamente, primero las alas para alzar el vuelo que no había mucho hueco a mi alrededor, y una vez estuve en el aire el resto del cuerpo. Ví el resplandor de mis escamas doradas en los ojos de todos los que allí se encontraban y solté mi mayor rugido con orgullo, haciendo temblar los edificios y reventando ventanas.
Me giré en el aire y miré a Lykaios. -A sus órdenes comandante.
Me estaba poniendo demasiado nervioso y me sentía absolutamente estúpido por ello. Donde estuviera el estoico capitán ahora había una maraña de nervios con la hija de un ministro a sus pies, y con gritos, y gente, y… -¡SALID DE AQUÍ!- Grité finalmente, una orden muy al modo militar. Mis meses como capitán me habían marcado más de lo que querría admitir. Vi una alada que trataba de ventilarnos el aire… Yo hacía cara de que no creía que eso fuera a funcionar. Nos ofrecía sacarnos. -No podemos dividirnos, ¡Eso es lo que pretenden! Y puedo caminar aún.
Porque aquella muchacha peliazul me decía que no. Ya casi iba a coger a Scar cuando gritó que no la entendíamos. -Pues ya te entenderemos luego. No hay tiempo que…- Entonces intervino Alex, pegando él también gritos y mirándome de una forma absolutamente asesina. -... ¡No es tiempo para eso!- Grito por debajo del casco. Yo no sabía a cuento de qué venía aquello. Y junto a sus ayudas hacia Scar se unieron las de Juliet.
Yo ya me desentendí de aquel curioso trío. Tras palpar que llevara todo encima salí hacia arriba sin preocuparme por dar más ayuda para que la chavala saliera. Una huida frenética y sorprendentemene rápida por mi parte, con esa agilidad tan élfica que lucía solo cuando tocaba. Yo seguía embutido en mi traje de motorista con sus pantalones militares… Y sin embargo la gente me reconocía rápido. No entendía nada. Otras cosas ocuparon mi cabeza al salir allí fuera, como por ejemplo ver dos jodidos dragones sobrevolando el cielo y una de gentío increíble… Los de la Brigada junto con un peliazul más que antes y…
-¡Han gaseado el interior!- Era de los primeros en salir. No sé si se habían enterado. -O han infiltrado a alguna máquina o hay un traidor, pero el ataque empieza ahora.- Busqué a Thalos con la mirada, esperando que estuviera en todo aquel follón. -¿¡HAY ALGUNA IMÁGEN EN LAS CÁMARAS!?- Alcé bastante la voz para preguntarlo. Las calles acababan de volverse un caos. Y, seamos sinceros, los dragones allí presentes y todo eso… Me daba miedo. Me daba muchísimo miedo. Hacía nada que todos ellos eran enemigos míos. Y la magia aún me aterrorizaba y…
Por primera vez me sentí muy débil. Saqué la moneda y escribí un mensaje muy claro: La base ha sido gaseada. El ataque ha comenzado. Se ruega que cada uno vaya a sus posición. Lo escribí por posibles despistados y, sobretodo, los curanderos y sanadores que hubieran acudido a la cueva. Nervioso por el desordenado gentío me eché a un lado, apoyándome contra la pared de una derruida carnicería.
Porque aquella muchacha peliazul me decía que no. Ya casi iba a coger a Scar cuando gritó que no la entendíamos. -Pues ya te entenderemos luego. No hay tiempo que…- Entonces intervino Alex, pegando él también gritos y mirándome de una forma absolutamente asesina. -... ¡No es tiempo para eso!- Grito por debajo del casco. Yo no sabía a cuento de qué venía aquello. Y junto a sus ayudas hacia Scar se unieron las de Juliet.
Yo ya me desentendí de aquel curioso trío. Tras palpar que llevara todo encima salí hacia arriba sin preocuparme por dar más ayuda para que la chavala saliera. Una huida frenética y sorprendentemene rápida por mi parte, con esa agilidad tan élfica que lucía solo cuando tocaba. Yo seguía embutido en mi traje de motorista con sus pantalones militares… Y sin embargo la gente me reconocía rápido. No entendía nada. Otras cosas ocuparon mi cabeza al salir allí fuera, como por ejemplo ver dos jodidos dragones sobrevolando el cielo y una de gentío increíble… Los de la Brigada junto con un peliazul más que antes y…
-¡Han gaseado el interior!- Era de los primeros en salir. No sé si se habían enterado. -O han infiltrado a alguna máquina o hay un traidor, pero el ataque empieza ahora.- Busqué a Thalos con la mirada, esperando que estuviera en todo aquel follón. -¿¡HAY ALGUNA IMÁGEN EN LAS CÁMARAS!?- Alcé bastante la voz para preguntarlo. Las calles acababan de volverse un caos. Y, seamos sinceros, los dragones allí presentes y todo eso… Me daba miedo. Me daba muchísimo miedo. Hacía nada que todos ellos eran enemigos míos. Y la magia aún me aterrorizaba y…
Por primera vez me sentí muy débil. Saqué la moneda y escribí un mensaje muy claro: La base ha sido gaseada. El ataque ha comenzado. Se ruega que cada uno vaya a sus posición. Lo escribí por posibles despistados y, sobretodo, los curanderos y sanadores que hubieran acudido a la cueva. Nervioso por el desordenado gentío me eché a un lado, apoyándome contra la pared de una derruida carnicería.
Abandonamos a duras penas la entrada de la base, la catedral semiderruida, reuniéndonos en el exterior con el resto de gente, demasiada para andar nombrando. Todavía sigo tosiendo como un condenado mientras me acerco a ellos, así que en cuanto tengo ocasión dejo a Benjamin en el suelo, al lado de Lykaios, a modo de entrega especial de paquete. Me agacho un momento para apoyar las manos en las rodillas mientras intento recuperar el ritmo de respiración normal, aunque cueste bastante e incluso queme.
- Estaba durmiendo en las habitaciones.- le explico a Lykaios con voz ronca, volviendo a erguirme después. Miro alrededor para ver si me falta mucha gente, confiando en que hayan recibido el mensaje y no se les haya ocurrido entrar a la base. Lo cierto es que sí me falta gente por encontrar, pero entre tanta gente aquí acumulada puede que no los haya visto todavía. - He enviado un mensaje a todos los galeones para que a ninguno que esté fuera se le ocurra aparecer dentro. Esa mierda casi nos mata. - y espero que no lo haya hecho ya por el simple hecho de respirarla.
Ahí abajo no tuve casi tiempo de darle más vueltas a la idea de un topo o varios, pero no queda otra. A nadie que valore a los renegados se le ocurriría esa idea. Y ahora han metido alguien ahí para jodernos y dividirnos, precisamente en este momento, para que sospechemos de todos. - Está más que claro que han infiltrado a alguien para hacer eso. Y no tiene por qué ser precisamente alguien nuevo. - afirmo tajantemente para que los más veteranos no empiecen a sospechar de las adquisiciones recientes, ni siquiera del drow nuevo. No es momento de entrar en paranoia a volverse loco. Es más, la primera y única vez hasta ahora que tuvimos un infiltrado fue la hermana menor de Lyran Knox, de quien nadie sospechaba. Por eso no me lanzo a acusar a los nuevos reclutas. Tardo un poco en seguir hablando, teniendo que carraspear bastante porque sigo con la voz bastante ronca.
- Sea quien sea lo encontraremos, todo se acaba sabiendo. Ahora vamos a organizarnos, si han montado esto no tardarán en venir. Vamos a intentar cerrarlos conforme vayan viniendo, en modo de pinza y sin separarnos. Que no nos ganen terreno. Si podemos hacerlos retroceder hasta la zona del bosque y ciénaga tendremos ventaja. - en esta ocasión contamos con más de un dragón, lo que puede venirnos bien si lanzan oleadas de aviones. Con Juliet ya hablamos del plan. Al ver aquí a tanta gente diferente reunida tengo la sensación de que tenemos algo que la Alianza no tiene. Una diversidad jodidamente útil, y encima capaces de unirse para plantarse ante su acoso y sus ansias de masacre indiscriminadas.
- Ánimo, compañeros. Que sepan que se van a estrellar contra nosotros todas las veces que lo intenten. Que les quede claro que no van a poder, ni nos van a echar de cualquier sitio en el que estemos. Que se arrepientan de haber venido...- y ya vienen. Para bien o para mal ya no hay escapatoria posible.
- Estaba durmiendo en las habitaciones.- le explico a Lykaios con voz ronca, volviendo a erguirme después. Miro alrededor para ver si me falta mucha gente, confiando en que hayan recibido el mensaje y no se les haya ocurrido entrar a la base. Lo cierto es que sí me falta gente por encontrar, pero entre tanta gente aquí acumulada puede que no los haya visto todavía. - He enviado un mensaje a todos los galeones para que a ninguno que esté fuera se le ocurra aparecer dentro. Esa mierda casi nos mata. - y espero que no lo haya hecho ya por el simple hecho de respirarla.
Ahí abajo no tuve casi tiempo de darle más vueltas a la idea de un topo o varios, pero no queda otra. A nadie que valore a los renegados se le ocurriría esa idea. Y ahora han metido alguien ahí para jodernos y dividirnos, precisamente en este momento, para que sospechemos de todos. - Está más que claro que han infiltrado a alguien para hacer eso. Y no tiene por qué ser precisamente alguien nuevo. - afirmo tajantemente para que los más veteranos no empiecen a sospechar de las adquisiciones recientes, ni siquiera del drow nuevo. No es momento de entrar en paranoia a volverse loco. Es más, la primera y única vez hasta ahora que tuvimos un infiltrado fue la hermana menor de Lyran Knox, de quien nadie sospechaba. Por eso no me lanzo a acusar a los nuevos reclutas. Tardo un poco en seguir hablando, teniendo que carraspear bastante porque sigo con la voz bastante ronca.
- Sea quien sea lo encontraremos, todo se acaba sabiendo. Ahora vamos a organizarnos, si han montado esto no tardarán en venir. Vamos a intentar cerrarlos conforme vayan viniendo, en modo de pinza y sin separarnos. Que no nos ganen terreno. Si podemos hacerlos retroceder hasta la zona del bosque y ciénaga tendremos ventaja. - en esta ocasión contamos con más de un dragón, lo que puede venirnos bien si lanzan oleadas de aviones. Con Juliet ya hablamos del plan. Al ver aquí a tanta gente diferente reunida tengo la sensación de que tenemos algo que la Alianza no tiene. Una diversidad jodidamente útil, y encima capaces de unirse para plantarse ante su acoso y sus ansias de masacre indiscriminadas.
- Ánimo, compañeros. Que sepan que se van a estrellar contra nosotros todas las veces que lo intenten. Que les quede claro que no van a poder, ni nos van a echar de cualquier sitio en el que estemos. Que se arrepientan de haber venido...- y ya vienen. Para bien o para mal ya no hay escapatoria posible.
Rei un poco por aquello de Kosuke respecto al dragon de hielo y al rojo. Ultiman los preparativos un poco entre todos, y el japones impone su regla de oro: prohibido morir. Cruzado de brazos asiento, me gustan esos buenos animos antes de una batalla
Nidt me dijo que me aprovisionaria del hielo que necesitase y tras su ultima frase, se convirtio en el dragon que era y alzó el vuelo. Nery seguia pareciendo desanimado pero dispuesto a luchar. Finalmente se escurrio hasta el suelo, el tio debia de tener una resaca de tres pares de narices.
Empezaba a estar un tanto impaciente con esto de que no llegasen los malos a los que pudiesemos darles candela. Sin embargo quien aparecio fue mi primo acompañado de un tipo alto y barbudo. Edhel como siempre, suave en sus formas de llamar mi atencion. Me giré hacia el con una sonrisa.
-Edhel! que haces cerca del campo de batalla? - sabia lo poco que le gustaba a mi primo cualquier tipo de accion violenta. Sabia tambien, perfectamente, que no era un cobarde. El luchaba de otro modo que todos necesitabamos. Comprendi su presencia aqui cuando me presentó al tal Borch. Miré al hombre pero me di cuenta tambien de como Lea habia retrocedido cabizbaja y la miré brevemente. Lo bueno con ella es que me sobraban las palabras.
"Savior, confío en ti."
Volvi a fijarme en Borch, pero este se dedicó a atender a Nery. Yo mientras miré a Edhel para agradecerle por la ayuda que nos habia traido, cuantos mas efectivos, mejor. Se inclino delante del dragon rojo y comenzó a hablarle....por como lo hacia parecia un guerrero experimentado. El caso es que sus palabras parecian mas que simples palabras bien entrelazadas. Era como un viento furioso que te incitaba a saltar del precipicio mas alto porque daba igual lo que pasara, tu podias con aquello y con mas.
Me encontraba ya con mi katana desenvainada y una sonrisa lobuna en los labios. Afortunadamente en mi saco de viaje llevaba todo lo necesario para la pelea (todo lo que llevo en el inventario, amos). PAra mi sorpresa, Borch comenzo a transformarse en un enorme dragon dorado....y en tamaño era de los mas grandes que habia visto. Alcé la mirada para seguir sus movimientos.... y abrí la boca para responderle, desprendiendo jubilo y energia en mis palabras.
-UN NOMBRE POR EL CUAL LLAMARTE, DORADO!
Unos cuantos de los Renegados comenzaron a salir. Uno de ellos dio la noticia de que habian gaseado el interior. Crují mis puños y me dirigí a los mios. Asi que aquella era la señal....habia empezado.
-FRANCOTIRADORES OCUPAD VUESTROS PUESTOS AHORA! - ellas sabian a quien me referia. Alzaba la voz y gritaba, pero era la voz de alguien tranquilo, no se percibia estres, solo empuje. -GRUPO DE TIERRA A CUBIERTO HASTA LA SEGUNDA SEÑAL ! GRUPO AÉREO INSPECCIONAR LA ZONA E INFORMAD! NIDT, HIELO!
Me acerqué a Kosuke y Edhel, le dije rapidamente al primero mientras me deshacia del incomodo saco y me equipaba con lo necesario. [color:24a3=crimson0]-Crea una cortina de humo para ocultarnos hasta que empiecen los tiros, niebla, mucha niebla. Edhel, nos vemos después...y gracias por la ayuda, sin duda nos vendrá cojonuda - le guiñé un ojo a mi primo.
Luego me acerqué a Nery y lo cogi por un brazo, levantandolo. Aseguré la espada en su mano. - Incluso cuando no confíes en ti, nosotros si lo hacemos. Shayker, este será un dia para ser recordado, créeme. Pero será mejor si podemos hablar de el mañana, todos juntos.
Me aparté de el e hice un gesto a los demas, tanto de mi brigada como recien salidos de la base. Faltaba gente aun.... No podiamos quedarnos todos ahi en medio en el suelo empantanados como blancos faciles. - A cubierto to quisqui! A quien derribe mas enemigos le contaré mis mejores chistes de irlandeses borrachos!
Johan me habia dejado a un borracho Ben que dormia en las habitaciones y habria muerto de no ser porque lo arrastraron fuera de alli. Me quedé tal que asi y arrastré a Ben por la ropa a un sitio a cubierto. Una vez ahi le zurré un puñetazo para despertarlo.
- Vamos Red, o te perderás la batalla!
Nidt me dijo que me aprovisionaria del hielo que necesitase y tras su ultima frase, se convirtio en el dragon que era y alzó el vuelo. Nery seguia pareciendo desanimado pero dispuesto a luchar. Finalmente se escurrio hasta el suelo, el tio debia de tener una resaca de tres pares de narices.
Empezaba a estar un tanto impaciente con esto de que no llegasen los malos a los que pudiesemos darles candela. Sin embargo quien aparecio fue mi primo acompañado de un tipo alto y barbudo. Edhel como siempre, suave en sus formas de llamar mi atencion. Me giré hacia el con una sonrisa.
-Edhel! que haces cerca del campo de batalla? - sabia lo poco que le gustaba a mi primo cualquier tipo de accion violenta. Sabia tambien, perfectamente, que no era un cobarde. El luchaba de otro modo que todos necesitabamos. Comprendi su presencia aqui cuando me presentó al tal Borch. Miré al hombre pero me di cuenta tambien de como Lea habia retrocedido cabizbaja y la miré brevemente. Lo bueno con ella es que me sobraban las palabras.
"Savior, confío en ti."
Volvi a fijarme en Borch, pero este se dedicó a atender a Nery. Yo mientras miré a Edhel para agradecerle por la ayuda que nos habia traido, cuantos mas efectivos, mejor. Se inclino delante del dragon rojo y comenzó a hablarle....por como lo hacia parecia un guerrero experimentado. El caso es que sus palabras parecian mas que simples palabras bien entrelazadas. Era como un viento furioso que te incitaba a saltar del precipicio mas alto porque daba igual lo que pasara, tu podias con aquello y con mas.
Me encontraba ya con mi katana desenvainada y una sonrisa lobuna en los labios. Afortunadamente en mi saco de viaje llevaba todo lo necesario para la pelea (todo lo que llevo en el inventario, amos). PAra mi sorpresa, Borch comenzo a transformarse en un enorme dragon dorado....y en tamaño era de los mas grandes que habia visto. Alcé la mirada para seguir sus movimientos.... y abrí la boca para responderle, desprendiendo jubilo y energia en mis palabras.
-UN NOMBRE POR EL CUAL LLAMARTE, DORADO!
Unos cuantos de los Renegados comenzaron a salir. Uno de ellos dio la noticia de que habian gaseado el interior. Crují mis puños y me dirigí a los mios. Asi que aquella era la señal....habia empezado.
-FRANCOTIRADORES OCUPAD VUESTROS PUESTOS AHORA! - ellas sabian a quien me referia. Alzaba la voz y gritaba, pero era la voz de alguien tranquilo, no se percibia estres, solo empuje. -GRUPO DE TIERRA A CUBIERTO HASTA LA SEGUNDA SEÑAL ! GRUPO AÉREO INSPECCIONAR LA ZONA E INFORMAD! NIDT, HIELO!
Me acerqué a Kosuke y Edhel, le dije rapidamente al primero mientras me deshacia del incomodo saco y me equipaba con lo necesario. [color:24a3=crimson0]-Crea una cortina de humo para ocultarnos hasta que empiecen los tiros, niebla, mucha niebla. Edhel, nos vemos después...y gracias por la ayuda, sin duda nos vendrá cojonuda - le guiñé un ojo a mi primo.
Luego me acerqué a Nery y lo cogi por un brazo, levantandolo. Aseguré la espada en su mano. - Incluso cuando no confíes en ti, nosotros si lo hacemos. Shayker, este será un dia para ser recordado, créeme. Pero será mejor si podemos hablar de el mañana, todos juntos.
Me aparté de el e hice un gesto a los demas, tanto de mi brigada como recien salidos de la base. Faltaba gente aun.... No podiamos quedarnos todos ahi en medio en el suelo empantanados como blancos faciles. - A cubierto to quisqui! A quien derribe mas enemigos le contaré mis mejores chistes de irlandeses borrachos!
Johan me habia dejado a un borracho Ben que dormia en las habitaciones y habria muerto de no ser porque lo arrastraron fuera de alli. Me quedé tal que asi y arrastré a Ben por la ropa a un sitio a cubierto. Una vez ahi le zurré un puñetazo para despertarlo.
- Vamos Red, o te perderás la batalla!
Tenía la garganta más aliviada después de comerme el trozo de hielo de Juliet. Pero sinceramente, hubiera dado un brazo por un vaso de agua. Mareada y tambaleante como en una mala borrachera en modo agradecimiento, modo despedida como si predijese la que se nos venía encima. Fue poco el rato que pude estar con él, y poco el tiempo que estuve bajo el techo que años atrás dejé por miedo a que me buscasen. Al fin y al cabo se cumplió, como si pudiese descifrar telepaticamente el comportamiento de mi padre. En el cielo volaba un dragón, era hipnotizante, la primera vez que veía uno... Me solté de Alex suavemente, y le agarré el brazo a Johan conteniéndome la agresividad, intentado retomar la explicación que a duras penas pude dar en la entrada: - Johan, ¿queríais rehenes? ¡¿verdad?! El auror ese me buscaba... ¡Joder Johan ya tenéis una rehén! - dije con voz ronca. Me estaba ofreciendo, si las cosas se ponían peor, debían ser inteligente, tenían a la hija de un... volví la cabeza al tio al que le agarré la pierna- ¿...Dijiste ministro? - no lo podía creer. Se me cortó la respiración, los ojos se me humedecieron, una retaila de maldiciones pasaron mi cabeza hasta que por fin pude soltar una puta palabra. - Haced lo que tengáis que hacer conmigo, te lo ordeno joder. - le espeté a Johan.
Aquello empezó, otro grupo a lo lejos ordenó ocupar puestos, me retiré de Johan y Alex, a una distancia prudencial. Lo mío era el cuerpo a cuerpo pero era obvio que debería usar aquella puñetera pistola. Saqué un sai con una mano, pistola con la otra. Aquí te espero papá.
Aquello empezó, otro grupo a lo lejos ordenó ocupar puestos, me retiré de Johan y Alex, a una distancia prudencial. Lo mío era el cuerpo a cuerpo pero era obvio que debería usar aquella puñetera pistola. Saqué un sai con una mano, pistola con la otra. Aquí te espero papá.
Me quedé en el suelo. Que era donde estaba y se estaba muy bien. Desde aquella posición me dedicaba a escuchar y mirar lo que ocurría a mi alrededor. No debí haberme destransformado. Me sentía más débil en aquella forma, más indefenso. Y esa indefensión no pasaba desapercibida a la gente. Me hacía sentir estúpido… ¿Por qué? No lo tenía claro. Me gustaba considerarme como alguien fuerte, me gustaba ser el hombro en el que otros pudieran apoyarse. Eso era parte de mi incomodidad. Lea trató de darme ánimos. A pesar de la incomodidad que me producía que miraran en mi cabeza en aquel momento abrí la boca para gruñir un -Gracias…- Sorprendentemente poco efusivo. Soltando un cálido aliento al abrir mi boca.
En aquel momento vimos a un par aparecer. El primo de Lykaios y un tal Borch. No le quité los ojos de encima por eso de que asegurara que Nidt era una cría. Él parecía un puto viejo y no hice un comentario sobre ello. Olía raro. A dragón. Tenía esa olor a lagarto grande metido en las narices, me irritaba, me desagradaba. No sabía el porqué… Era parte de mi instinto como dragón rojo. Los dragones rojos estábamos naturalmente enemistados con los dragones del bien, y éramos conocidos por ser tremendamente territoriales. Por eso, cuando se me acercó, le gruñí. Los dientes de la boca se habían afilado especialmente. Cada vez menos humano…
Me echó un sermón por ser un “joven borracho en el suelo”. -No tienes ni idea, lagartija.- Si bien hablaba sonaba a rugido. -No me hagas perder el tiempo…- Menos estaba yo para escuchar sus sermones. Y mucho menos cuando estos venían cargados de una dosis de magia para que le hicieran más caso. Si bien me tuve que mantener callado por culpa de aquella influencia, mis ojos no dejaron en ningún momento de mostrar un testarudo odio hacia él. Instinto. Puro instinto.
Que tocaba luchar, que era hora de pelear, que no era momento para tonterías. En la lengua de los dragones espeté un -¿Tonterías?- muy agresivo. Dominante. Yo no tenía cobardía, y yo quería luchar. No me iba a decir nada nuevo. Ahí si que no. También me escupió algo sobre ser guerreros, sobre el honor de la raza… -¡NO SOMOS DE LA MISMA RAZA!- No sé porqué pero sabía que no era uno rojo. Que no era siquiera uno de los “hijos del mal”, como llamaban a todos los no-metálicos. Sí, en algo sí que me habían afectado sus palabras. Iba a proteger el honor de MI raza. Iba a demostrarle a esa panda de metálicos dragones que no valían una mierda.
Nunca creí que me fuera a molestar tanto conocer a gente de mi… especie. Se transformó en un dragón dorado y yo miré a otro lado casi con desinterés. Fue entonces cuando empezó a salir la tira y media de gente allí dentro, aparentemente… ¿Un gas? ¿Un traido allí dentro? ¿Pero qué…? Totalmente perdido alcé la cabeza para buscar algo que me resultara familiar. Vi al jefazo de los renegados explicando un poco la situación. Yo no me enteraba de nada. No podía pensar. En mi cabeza no dejaba de cruzarse una única cosa. No quería estar ahí.
También estaba Lykaios gritando unas cuantas órdenes… ¿Cortina de vapor? No. No. Eso no. No me iba a quedar ahí. Fui a levantarme cuando lo vi acercarse, aunque no atiné a ponerme de pie. Él me puso en pie. Debió verme todas las pintas que lucía, casi a medio transformar. Casi grotesco en ese sentido. Él también venía a darme lecciones de moral… Aunque a él se lo podía perdonar, porque no era un jodido dragón dorado y era alguien al que tenía respeto. -No voy a dejar que les hagan nada. Eso lo tengo claro. Sé que he fallado con otras personas… Con mi hermano… Pero NO voy a dejar que les hagan nada. Y no tiene que venirme un cretino de oro a darme a mi instrucciones. Yo confío en los míos, y confío en vosotros, los de la Brigada… Mi gente.- La claridad de aquellas palabras contrastaba con el caos que tenía en la cabeza. Me puso la espada en mano, la cual puse en mi espalda casi con dificultad por tener a medias la transformación. -Voy a hacerlos arder como NUNCA han ardido.
Si los otros dragones lucían en extremo e inspiraban una sensación de valor, mi forma no era en absoluto un espectáctulo bonito de ver. Un enorme, especialmente musculado dragón rojo, que se alzó al aire de un impulso para acabar la transformación. Me alcé varios metros por encima antes de enroscarme en la misma torre que antes. Caía una ardiente baba de mi boca, amenazante, como si fuera lava. En aquel estado aún me sentía más repulsado hacia los dos dragones que había surcando el cielo. Tal fue la sensación que contra lo que podría haber sido lógico decidí alzarme en un vuelo agresivo: Batiendo las alas casi como si quisiera amenazar me alcé bastantes metros para ir a buscar los humanos que debían estar por llegar. No tardaría en sentir el hedor de sus asquerosas máquinas.
En aquel momento vimos a un par aparecer. El primo de Lykaios y un tal Borch. No le quité los ojos de encima por eso de que asegurara que Nidt era una cría. Él parecía un puto viejo y no hice un comentario sobre ello. Olía raro. A dragón. Tenía esa olor a lagarto grande metido en las narices, me irritaba, me desagradaba. No sabía el porqué… Era parte de mi instinto como dragón rojo. Los dragones rojos estábamos naturalmente enemistados con los dragones del bien, y éramos conocidos por ser tremendamente territoriales. Por eso, cuando se me acercó, le gruñí. Los dientes de la boca se habían afilado especialmente. Cada vez menos humano…
Me echó un sermón por ser un “joven borracho en el suelo”. -No tienes ni idea, lagartija.- Si bien hablaba sonaba a rugido. -No me hagas perder el tiempo…- Menos estaba yo para escuchar sus sermones. Y mucho menos cuando estos venían cargados de una dosis de magia para que le hicieran más caso. Si bien me tuve que mantener callado por culpa de aquella influencia, mis ojos no dejaron en ningún momento de mostrar un testarudo odio hacia él. Instinto. Puro instinto.
Que tocaba luchar, que era hora de pelear, que no era momento para tonterías. En la lengua de los dragones espeté un -¿Tonterías?- muy agresivo. Dominante. Yo no tenía cobardía, y yo quería luchar. No me iba a decir nada nuevo. Ahí si que no. También me escupió algo sobre ser guerreros, sobre el honor de la raza… -¡NO SOMOS DE LA MISMA RAZA!- No sé porqué pero sabía que no era uno rojo. Que no era siquiera uno de los “hijos del mal”, como llamaban a todos los no-metálicos. Sí, en algo sí que me habían afectado sus palabras. Iba a proteger el honor de MI raza. Iba a demostrarle a esa panda de metálicos dragones que no valían una mierda.
Nunca creí que me fuera a molestar tanto conocer a gente de mi… especie. Se transformó en un dragón dorado y yo miré a otro lado casi con desinterés. Fue entonces cuando empezó a salir la tira y media de gente allí dentro, aparentemente… ¿Un gas? ¿Un traido allí dentro? ¿Pero qué…? Totalmente perdido alcé la cabeza para buscar algo que me resultara familiar. Vi al jefazo de los renegados explicando un poco la situación. Yo no me enteraba de nada. No podía pensar. En mi cabeza no dejaba de cruzarse una única cosa. No quería estar ahí.
También estaba Lykaios gritando unas cuantas órdenes… ¿Cortina de vapor? No. No. Eso no. No me iba a quedar ahí. Fui a levantarme cuando lo vi acercarse, aunque no atiné a ponerme de pie. Él me puso en pie. Debió verme todas las pintas que lucía, casi a medio transformar. Casi grotesco en ese sentido. Él también venía a darme lecciones de moral… Aunque a él se lo podía perdonar, porque no era un jodido dragón dorado y era alguien al que tenía respeto. -No voy a dejar que les hagan nada. Eso lo tengo claro. Sé que he fallado con otras personas… Con mi hermano… Pero NO voy a dejar que les hagan nada. Y no tiene que venirme un cretino de oro a darme a mi instrucciones. Yo confío en los míos, y confío en vosotros, los de la Brigada… Mi gente.- La claridad de aquellas palabras contrastaba con el caos que tenía en la cabeza. Me puso la espada en mano, la cual puse en mi espalda casi con dificultad por tener a medias la transformación. -Voy a hacerlos arder como NUNCA han ardido.
Si los otros dragones lucían en extremo e inspiraban una sensación de valor, mi forma no era en absoluto un espectáctulo bonito de ver. Un enorme, especialmente musculado dragón rojo, que se alzó al aire de un impulso para acabar la transformación. Me alcé varios metros por encima antes de enroscarme en la misma torre que antes. Caía una ardiente baba de mi boca, amenazante, como si fuera lava. En aquel estado aún me sentía más repulsado hacia los dos dragones que había surcando el cielo. Tal fue la sensación que contra lo que podría haber sido lógico decidí alzarme en un vuelo agresivo: Batiendo las alas casi como si quisiera amenazar me alcé bastantes metros para ir a buscar los humanos que debían estar por llegar. No tardaría en sentir el hedor de sus asquerosas máquinas.
Aparecí en la entrada con Yaroslav, habia estado en los dormitorios recogiendo mis trastos para prepararme para la batalla. Habia cogido mis bombas, el rifle, la pistola, la espada, el radar, la capsula, chaleco antibalas, los guantes, por supuesto aquella bomba especial....unas joyitas que Ailanthus y yo habiamos encontrado. El fluido explosivo de mi propia cosecha y un frasco con pocion reponedora. En esas que el gas lo habia empezado a llenar todo y me acoplé al primer mago que podia usar la desaparicion, que resulto ser un Tolstoi.
Alli habia multitud de gente. Y de dragones. Los dragones me obligaron a alzar la vista al cielo y a recordar cuando algunos servian a los magos del ministerio y nos...bueno, casi nos matan en mas de una ocasion. Pero hoy, ahora, estaban de nuestra parte. Pero Mooshie no estaba entre ellos, joder, donde estaba mi jodido dragon? Me acerqué a Johan, divisé por ahi a Scar y a mas gente conocida.
-Si, tenemos un puto topo. -farfullé para mi mismo, cabreado. No esperaba que aquella fuese la manera de hacernos salir
"Donde mierdas está Erika?"
-Johan, has visto a la pelirroja? - lo mas seguro es que no la hubiera pillado el asunto dentro, pero....
Yo iba totalmente vestido como un soldado de la alianza humana, salvo que no llevaba el casco, claro está. Pero el uniforme que habia robado me lo quedaba. Escuché al elfo gritar y negué, llamando su atencion, puesto que parecia un poco ido.
-Las camaras no han captado nada. - saqué mi radar y lo encendí. Si se acercaban, los vería...... -JODER
No los vi aqui, pero el radar me detectó un monton de humanos...debian de ser soldados...y por la localizacion, estaban justo en...
-Hijos de puta! Estan en la jodida ciénaga!!!!!!! - maldije, ahi no habia puesto ninguna bomba. Supuse que nos aguardaban alli, o que lo usarian como zona a replegar. Escuché a Scar, estaba hablando de que la usasemos como rehén contra Robert Mori. Luego se apartó sin mas. - Están como mucho a 5 kilometros de nosotros.
Esperaría ordenes. Tenia ganas de hacer reventar cosas. Sabia muy bien donde habia puesto mi perimetro de minas y tenia el detonador conmigo. Me acerqué a Scar, que se habia apartado. Tenia que decirle algo, y no era precisamente disculpas por haberle dicho que estaba acojonada.
- ....tan importante te crees que eres para tu padre como para que le intereses a modo de rehen? te quiere más a ti que a toda la Resistencia...? - sonaba irónico en mis palabras. Pero luego le extendí una empuñadura cilíndrica. Un sable laser que habia recaudado de aquel camion robado. Se lo estaba regalando. La miré de reojo un instante, porque iba a decirle algo que no le había dicho ni a Johan, pero que intuía que él sabía por algo. - El tío que me dio mi apellido fue auror, blood keeper. -me negaba a llamarlo padre. - Para él no vales nada mas allá del placer de verte morir.
Le dejé aquello y me alejé de ahi, queria un puesto elevado para verlos llegar a la zona en la que debiese producir mis detonaciones. Justo entonces el rojo alzó el vuelo levantando mucho polvo. Maldije, buscando despues entre los edificios derruidos mas avanzados un puesto de buena vision pero al mismo tiempo, bien parapetado
Alli habia multitud de gente. Y de dragones. Los dragones me obligaron a alzar la vista al cielo y a recordar cuando algunos servian a los magos del ministerio y nos...bueno, casi nos matan en mas de una ocasion. Pero hoy, ahora, estaban de nuestra parte. Pero Mooshie no estaba entre ellos, joder, donde estaba mi jodido dragon? Me acerqué a Johan, divisé por ahi a Scar y a mas gente conocida.
-Si, tenemos un puto topo. -farfullé para mi mismo, cabreado. No esperaba que aquella fuese la manera de hacernos salir
"Donde mierdas está Erika?"
-Johan, has visto a la pelirroja? - lo mas seguro es que no la hubiera pillado el asunto dentro, pero....
Yo iba totalmente vestido como un soldado de la alianza humana, salvo que no llevaba el casco, claro está. Pero el uniforme que habia robado me lo quedaba. Escuché al elfo gritar y negué, llamando su atencion, puesto que parecia un poco ido.
-Las camaras no han captado nada. - saqué mi radar y lo encendí. Si se acercaban, los vería...... -JODER
No los vi aqui, pero el radar me detectó un monton de humanos...debian de ser soldados...y por la localizacion, estaban justo en...
-Hijos de puta! Estan en la jodida ciénaga!!!!!!! - maldije, ahi no habia puesto ninguna bomba. Supuse que nos aguardaban alli, o que lo usarian como zona a replegar. Escuché a Scar, estaba hablando de que la usasemos como rehén contra Robert Mori. Luego se apartó sin mas. - Están como mucho a 5 kilometros de nosotros.
Esperaría ordenes. Tenia ganas de hacer reventar cosas. Sabia muy bien donde habia puesto mi perimetro de minas y tenia el detonador conmigo. Me acerqué a Scar, que se habia apartado. Tenia que decirle algo, y no era precisamente disculpas por haberle dicho que estaba acojonada.
- ....tan importante te crees que eres para tu padre como para que le intereses a modo de rehen? te quiere más a ti que a toda la Resistencia...? - sonaba irónico en mis palabras. Pero luego le extendí una empuñadura cilíndrica. Un sable laser que habia recaudado de aquel camion robado. Se lo estaba regalando. La miré de reojo un instante, porque iba a decirle algo que no le había dicho ni a Johan, pero que intuía que él sabía por algo. - El tío que me dio mi apellido fue auror, blood keeper. -me negaba a llamarlo padre. - Para él no vales nada mas allá del placer de verte morir.
Le dejé aquello y me alejé de ahi, queria un puesto elevado para verlos llegar a la zona en la que debiese producir mis detonaciones. Justo entonces el rojo alzó el vuelo levantando mucho polvo. Maldije, buscando despues entre los edificios derruidos mas avanzados un puesto de buena vision pero al mismo tiempo, bien parapetado
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