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En el ala norte del Castillo Pendragón se encuentra este salón cuyo centro ocupa la antigua mesa mística perteneciente a la Órden de Caballería de la corte del Rey Arturo.
Por aquella época, ningún puesto de la mesa sobresalía sobre otro, sentándose los caballeros en igualdad de condiciones.
En la actualidad si existe un puesto privilegiado que ocupa el Descendiente Pendragón. El resto de puestos los ocupan sus vasallos aliados así como varios miembros de la familia. Existen más de doce puestos en total.
Por aquella época, ningún puesto de la mesa sobresalía sobre otro, sentándose los caballeros en igualdad de condiciones.
En la actualidad si existe un puesto privilegiado que ocupa el Descendiente Pendragón. El resto de puestos los ocupan sus vasallos aliados así como varios miembros de la familia. Existen más de doce puestos en total.
Volar con los dragones durante un rato fue lo único que apaciguó mi mente tras el encuentro con Catherine, a la espera de que Darren fuese avisado para hablar de cierto asunto. Al regresar al castillo me informaron de que mi hermano ya se encontraba allí, así que pedí que le dijesen que la reunión sería en el salón de la Mesa Redonda. Mientras me dirigía hacía allá seguí dándole vueltas al asunto de la maldición, suponiendo que tal vez se hubiese hecho visible también en el resto de mi familia. Si era algo que afectaba al linaje entero, tenía sentido que se mostrase en ellos.
Atravesé las puertas de la sala después de que los guardias se apartasen, entrando al lugar para tomar mi puesto en la mesa. Tener la certeza de que la maldición era real suponía cierto alivio, pero no por ello estaba tranquilo. Todavía quedaba comprobar si realmente lográbamos romper la maldición que cayó sobre nuestros ancestros, y si éramos capaces antes de que siguiesen pasando desgracias.
Atravesé las puertas de la sala después de que los guardias se apartasen, entrando al lugar para tomar mi puesto en la mesa. Tener la certeza de que la maldición era real suponía cierto alivio, pero no por ello estaba tranquilo. Todavía quedaba comprobar si realmente lográbamos romper la maldición que cayó sobre nuestros ancestros, y si éramos capaces antes de que siguiesen pasando desgracias.
Shyvanna Pendragon
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Al llegar al castillo había ido a cambiar y con Artamir había volado hasta Avalon, aquel tiempo de vuelo le había hecho pensar muchas cosas. Sobre todo, en su mente, su posible defensa. Cuando había decidido ir al hospital por encima de la orden directa de Darren de ir a Avalon sabía que habría consecuencias, lo que no había pensado es en que ellas recaerían sobre el tratado. No…Eso no. Siempre había creído que sus jueguitos no afectarían a su familia ni a sus objetivos. Estaba equivocada.
Pero más equivocado había estado Darren al empuñar una espada.
Avalon la recibió con sonrisas y carisma, algo que Shyvanna en ese momento no tenía y ver a la luz de los Pendragon con un gesto serio era suficiente gesto para todo el mundo de apartarse. No se ocupó de buscar a los guardias ni de preguntar. Rastreó la sangre que le unía a sus hermanos y ubicó a Wthyr, también a Darren, pero no quería verle el rostro aún. Quería hablar con su patriarca a solas.
Avanzó hasta la sala de la mesa redonda e ingresó cerrando las puertas tras de sí y clavando su mirada azul en Wthyr. Fue caminando hasta que se puso a su lado. No se sentó en la silla de su izquierda, lugar que le correspondía por orden de nacimiento; sino en la mesa y se cruzó de brazos -Para lo bien que te ves, vengo a darte noticias que te pondrán verde de rabia- Tragó y decidió que, bueno, como había hecho al dar la cara por Giordano y ofrecerse como su campeona; enfrentaría las consecuencias sola -Darren atacó a un ciudadano de Ouroboros por algún tipo de ofensa que creyó que hizo hacia mí- Observó a Wthyr con un gesto indescriptible -Thoren. Estaba en mi cama, sólo quería 10 minutos con él, pero Darren me dijo que tenia que venir aquí a preparar tu recepción. Thoren no se lo tomó a bien y, la verdad, yo tampoco…Pero en medio de todo el lío me apareció esto…- Se apartó el jubón y se lo mostró, la horrorosa marca oscura en su pecho -Segundos antes de que Thoren nos desapareciera a su piso. Cuando llegamos ahí…No pude pensar ni en esos 10 minutos que quería, simplemente lo aparté y le expliqué que debía volver. Y lo hice-
Guardó un momento de silencio -Tardé en darme cuenta de lo que había pasado y cuando volví al piso de Thoren, Darren estaba a punto de matarlo. Lo detuve, lo sané y me lo llevé al hospital porque tenía medio miembro cortado- Seguía sin comprender la actitud de su mellizo pero el nerviosismo estaba haciendo demasiada mella para ponerse a pensar en eso -Lucio lo atendió, se encuentra bien pero seguramente den información a la Guardia…- Había bajado la mirada a sus pies, porque sus manos estaban ocultas apretándose contra sí mismas y clavándose las uñas con fuerza -Y afecte nuestro tratado de no agresión-
Tragó de nuevo y se incorporó aplanándose un poco la ropa -Lucio cree que es una maldición… - Agregó con el ceño levemente fruncido, se guardó la información sobre la posibiliad de que tuviera que ver con Thoren o algo sobre el amor. Si sus hermanos se enteraban entonces...Entonces quizás si lo mataran -Iré a ver a la abuela y aceptaré las consecuencias. Sólo quería que lo supieras- Alargó una mano hacia su hombro, apretándolo un poco y después subió la mano a su mejilla, acariciándola dulcemente -Estoy feliz de verte en pie ¿Cómo te sientes?- Quería saberlo, sólo por si a su abuela le apetecía sacrificarla al Sanguis, al menos saber que el hermano que había acabado en cama estaba bien. Porque el otro, evidentemente, había mostrado su supremacía física...Es más, había abusado de ella.
Pero más equivocado había estado Darren al empuñar una espada.
Avalon la recibió con sonrisas y carisma, algo que Shyvanna en ese momento no tenía y ver a la luz de los Pendragon con un gesto serio era suficiente gesto para todo el mundo de apartarse. No se ocupó de buscar a los guardias ni de preguntar. Rastreó la sangre que le unía a sus hermanos y ubicó a Wthyr, también a Darren, pero no quería verle el rostro aún. Quería hablar con su patriarca a solas.
Avanzó hasta la sala de la mesa redonda e ingresó cerrando las puertas tras de sí y clavando su mirada azul en Wthyr. Fue caminando hasta que se puso a su lado. No se sentó en la silla de su izquierda, lugar que le correspondía por orden de nacimiento; sino en la mesa y se cruzó de brazos -Para lo bien que te ves, vengo a darte noticias que te pondrán verde de rabia- Tragó y decidió que, bueno, como había hecho al dar la cara por Giordano y ofrecerse como su campeona; enfrentaría las consecuencias sola -Darren atacó a un ciudadano de Ouroboros por algún tipo de ofensa que creyó que hizo hacia mí- Observó a Wthyr con un gesto indescriptible -Thoren. Estaba en mi cama, sólo quería 10 minutos con él, pero Darren me dijo que tenia que venir aquí a preparar tu recepción. Thoren no se lo tomó a bien y, la verdad, yo tampoco…Pero en medio de todo el lío me apareció esto…- Se apartó el jubón y se lo mostró, la horrorosa marca oscura en su pecho -Segundos antes de que Thoren nos desapareciera a su piso. Cuando llegamos ahí…No pude pensar ni en esos 10 minutos que quería, simplemente lo aparté y le expliqué que debía volver. Y lo hice-
Guardó un momento de silencio -Tardé en darme cuenta de lo que había pasado y cuando volví al piso de Thoren, Darren estaba a punto de matarlo. Lo detuve, lo sané y me lo llevé al hospital porque tenía medio miembro cortado- Seguía sin comprender la actitud de su mellizo pero el nerviosismo estaba haciendo demasiada mella para ponerse a pensar en eso -Lucio lo atendió, se encuentra bien pero seguramente den información a la Guardia…- Había bajado la mirada a sus pies, porque sus manos estaban ocultas apretándose contra sí mismas y clavándose las uñas con fuerza -Y afecte nuestro tratado de no agresión-
Tragó de nuevo y se incorporó aplanándose un poco la ropa -Lucio cree que es una maldición… - Agregó con el ceño levemente fruncido, se guardó la información sobre la posibiliad de que tuviera que ver con Thoren o algo sobre el amor. Si sus hermanos se enteraban entonces...Entonces quizás si lo mataran -Iré a ver a la abuela y aceptaré las consecuencias. Sólo quería que lo supieras- Alargó una mano hacia su hombro, apretándolo un poco y después subió la mano a su mejilla, acariciándola dulcemente -Estoy feliz de verte en pie ¿Cómo te sientes?- Quería saberlo, sólo por si a su abuela le apetecía sacrificarla al Sanguis, al menos saber que el hermano que había acabado en cama estaba bien. Porque el otro, evidentemente, había mostrado su supremacía física...Es más, había abusado de ella.
Apenas tuve que aguardar unos minutos hasta que apareció alguien por la puerta, pero era Shyvanna en lugar de Darren, que era a quien esperaba. Le hice un gesto de reproche cuando decidió sentarse en la mesa en lugar de la silla que le correspondía, pero lo dejé de lado en cuanto dijo lo de las noticias que me enfadarían. - ¿Y se puede saber qué noticias son esas? - entorné los ojos a la espera de que hablase, sorprendiéndome mucho al saber que Darren había atacado a alguien de Ouroboros. Él, que era el hermano "simpático" al que todos preferían. Pronto entendí el motivo: una supuesta ofensa a Shyvanna.
- ¿Te hicieron algo? ¿tuvo que defenderte? - mi gesto de inquietud cambió rápidamente a uno de molestia al escuchar el nombre de Thoren, unido a la palabra cama. No había estado perdiendo el tiempo, y casi llegué a imaginarme una reacción de Darren como la que tuvo con Viggo. En ese caso fue más que justificado, y ambos destrozamos a aquel bruto que se creía con poder sobre Shyvanna y que retaba a los Pendragon. En el caso de Thoren lo veía más como un simple capricho de mi hermana, cosa que Darren pareció tomarse muy mal. - Qué entrometido. Va a buscarnos problemas que no necesitamos en este momento. - me puse en pie lentamente en cuanto Shyvanna mostró su marca al abrirse el jubón. Ahí estaba, tan horrible como la mía. Cerré los ojos un momento, exhalando el aire lentamente antes de mostrarle la mía. - Ahora te explico. - Si ella la tenía, los demás también. Acudirían pronto a saber lo que sucedía. Ya no era sólo una reunión con Darren.
Apoyé las palmas de la mano en la mesa, arqueando una ceja atónito sin estar seguro de lo que estaba escuchando. - Así que Darren ha decidido cargarse el tratado de no agresión para dejar eunuco a un vulgar hombre por intentar acostarse contigo. Perfecto, simplemente perfecto. - rematé de manera sarcástica, aquello fastidiaba el plan de ofrecerlo para el puesto del Consejo. ¿En qué estaba pensando? Aquello había sido demasiado impulsivo por su parte. Ahora tendríamos a la maldita guardia de Ouroboros investigando el caso. Él, Shyvanna y Gwen habían intentado practicar la diplomacia y no había servido de mucho. Ahora ya no serviría, aunque ese tipo fuese un pobre plebeyo. Se acogerían a eso para poner pegas. - Justo ahora que iba a ofrecerle algo. - volví a sentarme con un gesto que evidenciaba lo poco que me había gustado la noticia. Entrelacé las manos a la altura de la barbilla con gesto serio, alzando la mirada hacia mi hermana ante la explicación dada por el galeno. No había duda, lo era.
- Lo es. Ha aparecido hoy...y evidencia lo que llevaba tiempo sospechando. El motivo por el que mis esposas e hijos mueren, por el que los que se acercan a ti acaban mal, por el que el árbol seguirá necesitando más y más sangre Pendragon en forma de sacrificios... - finalicé de manera sombría, esperando para explicarle más a fondo cómo lo sabía. También quería aguardar un poco más hasta que llegasen el resto de hermanos. - Quiero que le digas esto al resto cuando lleguen. - puse una mano sobre su rodilla para que no se fuese, no debía ir a ver a la abuela aún. Seguro que ella también había notado la marca. Su caricia y su interés por saber cómo me encontraba consiguieron rebajar un poco mi estado de tensión con el tema de la maldición. Al menos yo seguía teniendo hermanos, cosa que la Le Fay había perdido. - Mejor. Fue más difícil soportar a Freyja en el hospital. - ella y su ataque de risa, divirtiéndose al decir "principito" incluso en una situación así.
- ¿Te hicieron algo? ¿tuvo que defenderte? - mi gesto de inquietud cambió rápidamente a uno de molestia al escuchar el nombre de Thoren, unido a la palabra cama. No había estado perdiendo el tiempo, y casi llegué a imaginarme una reacción de Darren como la que tuvo con Viggo. En ese caso fue más que justificado, y ambos destrozamos a aquel bruto que se creía con poder sobre Shyvanna y que retaba a los Pendragon. En el caso de Thoren lo veía más como un simple capricho de mi hermana, cosa que Darren pareció tomarse muy mal. - Qué entrometido. Va a buscarnos problemas que no necesitamos en este momento. - me puse en pie lentamente en cuanto Shyvanna mostró su marca al abrirse el jubón. Ahí estaba, tan horrible como la mía. Cerré los ojos un momento, exhalando el aire lentamente antes de mostrarle la mía. - Ahora te explico. - Si ella la tenía, los demás también. Acudirían pronto a saber lo que sucedía. Ya no era sólo una reunión con Darren.
Apoyé las palmas de la mano en la mesa, arqueando una ceja atónito sin estar seguro de lo que estaba escuchando. - Así que Darren ha decidido cargarse el tratado de no agresión para dejar eunuco a un vulgar hombre por intentar acostarse contigo. Perfecto, simplemente perfecto. - rematé de manera sarcástica, aquello fastidiaba el plan de ofrecerlo para el puesto del Consejo. ¿En qué estaba pensando? Aquello había sido demasiado impulsivo por su parte. Ahora tendríamos a la maldita guardia de Ouroboros investigando el caso. Él, Shyvanna y Gwen habían intentado practicar la diplomacia y no había servido de mucho. Ahora ya no serviría, aunque ese tipo fuese un pobre plebeyo. Se acogerían a eso para poner pegas. - Justo ahora que iba a ofrecerle algo. - volví a sentarme con un gesto que evidenciaba lo poco que me había gustado la noticia. Entrelacé las manos a la altura de la barbilla con gesto serio, alzando la mirada hacia mi hermana ante la explicación dada por el galeno. No había duda, lo era.
- Lo es. Ha aparecido hoy...y evidencia lo que llevaba tiempo sospechando. El motivo por el que mis esposas e hijos mueren, por el que los que se acercan a ti acaban mal, por el que el árbol seguirá necesitando más y más sangre Pendragon en forma de sacrificios... - finalicé de manera sombría, esperando para explicarle más a fondo cómo lo sabía. También quería aguardar un poco más hasta que llegasen el resto de hermanos. - Quiero que le digas esto al resto cuando lleguen. - puse una mano sobre su rodilla para que no se fuese, no debía ir a ver a la abuela aún. Seguro que ella también había notado la marca. Su caricia y su interés por saber cómo me encontraba consiguieron rebajar un poco mi estado de tensión con el tema de la maldición. Al menos yo seguía teniendo hermanos, cosa que la Le Fay había perdido. - Mejor. Fue más difícil soportar a Freyja en el hospital. - ella y su ataque de risa, divirtiéndose al decir "principito" incluso en una situación así.
Lake Pendragon
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Caminó bastante decidida a encontrarlo. El sonido de sus botas era una décima parte de la furia que llevaba contenida. Algo extraño le había pasado y aquello no era casualidad. Era magia. Según lo que había visto más temprano ese día, solo podía sumar dos más dos. Los dos ojos patéticos de aquella mujer que malamente había entrado en Avalon, y las dos neuronas que parecía que le quedaban a su hermano el mayor. Lo había estado buscando por todo el castillo, porque quería matarlo ella misma. Al llegar a la sala, le abrieron las puertas al instante y ella entró sin detenerse a verles.
WTHYR PENDRAGÓN - Su voz no era histérica, solo era fuerte, firme y alta, tanto que hizo eco en la estancia mientras se acercaba a sus hermanos. Le importaba un comino lo que estuviera viendo Shyvanna con él, les cortaría el rollo a medias. Ni bien llegó a ellos, les interrumpió.- ¿Se puede saber qué ha ocurrido este día? - En sus palabras, aunque cordiales, había veneno puro y unas ganas de matarlo. Era también bastante generales porque no sabía que tanto sabía Shyvanna y ella, mientras menos supiera, mejor. No iba a aclarar su pregunta, algo le había Catherine Le Fay que había desencadenado aquella estúpida cosa que traía ahora tatuada en el pecho.- ¿Algo importante que contar que afecte a tu querida hermana o me voy a enterar en la cena? - El halago para sí misma le salió con más molestia de la que pretendía, que también iba para reclamarle todo lo de su breve compromiso con Tesla.
WTHYR PENDRAGÓN - Su voz no era histérica, solo era fuerte, firme y alta, tanto que hizo eco en la estancia mientras se acercaba a sus hermanos. Le importaba un comino lo que estuviera viendo Shyvanna con él, les cortaría el rollo a medias. Ni bien llegó a ellos, les interrumpió.- ¿Se puede saber qué ha ocurrido este día? - En sus palabras, aunque cordiales, había veneno puro y unas ganas de matarlo. Era también bastante generales porque no sabía que tanto sabía Shyvanna y ella, mientras menos supiera, mejor. No iba a aclarar su pregunta, algo le había Catherine Le Fay que había desencadenado aquella estúpida cosa que traía ahora tatuada en el pecho.- ¿Algo importante que contar que afecte a tu querida hermana o me voy a enterar en la cena? - El halago para sí misma le salió con más molestia de la que pretendía, que también iba para reclamarle todo lo de su breve compromiso con Tesla.
Darren Pendragon
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Los pasos acelerados debido a la intranquilidad del segundo de los hermanos de los Pendragon fueron resonando por los pasillos del castillo de Avalon cruzando desde la sala del trono hasta la mesa redonda. Una semana había estado al cargo de la familia y en un solo día todo se había torcido de una forma siniestramente tal, empezando por el encontronazo con aquel imbécil que se creía con la potestad de priorizar sus mundanas y sucias necesidades por encima de las de todo el linaje, con aquellas palabras. Su mero recuerdo cabreaba el hermano, y se notaba en sus andares a lo largo de la trayectoria, al igual que la respuesta de Avalon. Si su propia hermana le rechazaba y se le subía a las barbas de aquella forma, ¿cómo podría dirigir las huestes en el futuro si se supone que su compañera de vida le trataba de esa forma? Y para colmo estaba todo el problema de la Descendiente… La mente del rubio era un hervidero de pensamientos cruzados, de sentimientos encontrados.
Cuando accedió a la sala de la mesa redonda la presencia de Wthyr le tranquilizó un tanto, ya no tendría que ocuparse de todos los males que aquejaban a aquella familia. Podría respirar tranquilo… miró rededor y se encontró con la cabellera rubia, de pie junto al moreno. Inspiró profundamente y no pudo evitar alzar levemente el labio superior, como claro gesto de descontento. Allí estaban los dos, codo con codo, cavilando a sus espaldas. ¿En qué punto le había adelantando? ¿Estaban confabulando? Darren se sintió terriblemente herido y traicionado. Entrecerró los ojos, alzó levemente la barbilla, altivamente, estirando el pecho y avanzó por la sala hacia el centro de la mesa, quedando enfrente de Wthyr con aquel gesto inescrutable, a su lado Shyvanna. Una mesa, del tamaño de un mundo, separaba a los dos hermanos. -Es un placer poder disfrutar de tu presencia en esta sala, Wthyr, hermano. Lake, siempre tan… tú- Darren se cruzó de brazos por delante del pecho, hinchando de nuevo el pecho por encima de ellos, haciendo que el dolor fuera todavía más doloroso -Siempre es un placer poder verte en Avalon, hermana- Ni hermanita, ni Shyvanna. Se refirió a ella como “hermana”. Rara era la vez que la trataba con aquel apelativo, pues era el que usaba con cualquiera de los otros hermanos, con los que tenía un trato mucho más distante. Clavó su mirada verde en los ojos azules de ella, desafiante, altivo, molesto, irónico. Ella había preferido a Thoren por encima de todos los demás, por encima de Avalon. Una punzada, procedente del pecho, le recorrió el cuerpo, tensionando sus músculos, apretando las muelas, esperando que el interrogatorio empezase. Estaba preparado para rendir cuentas, si es lo que ella quería, pero no se doblegaría tan fácilmente. No por ese imbécil de pelo blanco. Pasó la mirada entre ellos, desafiante.
Cuando accedió a la sala de la mesa redonda la presencia de Wthyr le tranquilizó un tanto, ya no tendría que ocuparse de todos los males que aquejaban a aquella familia. Podría respirar tranquilo… miró rededor y se encontró con la cabellera rubia, de pie junto al moreno. Inspiró profundamente y no pudo evitar alzar levemente el labio superior, como claro gesto de descontento. Allí estaban los dos, codo con codo, cavilando a sus espaldas. ¿En qué punto le había adelantando? ¿Estaban confabulando? Darren se sintió terriblemente herido y traicionado. Entrecerró los ojos, alzó levemente la barbilla, altivamente, estirando el pecho y avanzó por la sala hacia el centro de la mesa, quedando enfrente de Wthyr con aquel gesto inescrutable, a su lado Shyvanna. Una mesa, del tamaño de un mundo, separaba a los dos hermanos. -Es un placer poder disfrutar de tu presencia en esta sala, Wthyr, hermano. Lake, siempre tan… tú- Darren se cruzó de brazos por delante del pecho, hinchando de nuevo el pecho por encima de ellos, haciendo que el dolor fuera todavía más doloroso -Siempre es un placer poder verte en Avalon, hermana- Ni hermanita, ni Shyvanna. Se refirió a ella como “hermana”. Rara era la vez que la trataba con aquel apelativo, pues era el que usaba con cualquiera de los otros hermanos, con los que tenía un trato mucho más distante. Clavó su mirada verde en los ojos azules de ella, desafiante, altivo, molesto, irónico. Ella había preferido a Thoren por encima de todos los demás, por encima de Avalon. Una punzada, procedente del pecho, le recorrió el cuerpo, tensionando sus músculos, apretando las muelas, esperando que el interrogatorio empezase. Estaba preparado para rendir cuentas, si es lo que ella quería, pero no se doblegaría tan fácilmente. No por ese imbécil de pelo blanco. Pasó la mirada entre ellos, desafiante.
Shyvanna Pendragon
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-No, Wthyr. Y si me hubiese hecho algo contra mi voluntad yo misma le habría arrancado el miembro con los dientes- A ver si se iban a pensar que necesitaba a cualquiera de ellos para defenderla. Ella era una dragona y como tal tenía garras, colmillos y magia para destruir a cualquiera que se dignara a ofenderla. Pero a sus hermanos les encantaba mostrarse, a diferencia de ella, que era más sutil. El sarcasmo en las palabras de Wthyr le aseguraron que aquello no iba a terminar bien por ningún lado. Pero eso ya lo sabía ¿No? Había volado aquí sabiendo que sus ligues habían traído vergüenza y problemas al objetivo principal de los Pendragon y, por ende, debía pagar las consecuencias.
-¿Qué le ibas a ofrecer?- Inquirió frunciendo el ceño y tras eso el tema de la maldición empezó a aclararse a medida que Wthyr hablaba -Estamos malditos…- Se llevó la mano a la sien -¿Se extiende a los demás?- Preguntó pero a medida que hacía la pregunta caía en cuenta en su fallecido prometido, en cómo había acabado Viggo, en el holmgang de Giordano, en el estado de Thoren y se le cerraba el pecho ante la idea de otras tantas tragedias que ella no había contabilizado pero que tenían que ver con ella -¿Hay forma de solucionarlo?- Preguntó de nuevo, porque ella le había prometido a Wthyr que ella rezaría por su felicidad y la propia.
La respuesta sobre el hospital la hizo sonreír -No te esfuerces…¿De acuerdo?- Murmuró antes de que Lake hiciera la entrada dramática que se esperaba de ella. La miró de arriba abajo un instante y puso los ojos en blanco al escuchar aquello de “querida” hermana – Te has venido arriba con lo de querida- Le dijo, sonriendo de lado pero aquella sonrisa no llegó a sus ojos. No estaba de ánimos buenos en realidad, sobre todo, porque Darren acababa de cruzar aquellas puertas. No necesitaba girarse para saber que era él, no sólo por su sangre sino por ese hilo invisible que los unía. No lo miró al instante. Esperó a que terminara su saludo y entonces se movió lentamente hacia él. No había ni un ápice de amabilidad en su rostro, igual que no había en la de él. ¿Quería jugar? Ella levantó la barbilla con suavidad para luego ladear la cabeza, le dedicó una sonrisa, de esas que le daba sólo a los hombres que sabían perfectamente que estaban por debajo de ella. Y que, por supuesto, sólo mirarle les enervaba. Les sacaba de quicio -No dirán lo mismo de ti en Ouroboros, hermano- Bajó la mirada azul, encendida, hacia sus manos. Sucias aún, de la sangre de Thoren. Deslizó la mirada de nuevo hacia Darren y arrugó la nariz, como quien le habla a un niño -Uno pensaría que a un guerrero le enseñaron cómo lavarse las evidencias de un momento berseker- No era la primera vez que lo veía así, ni sería la última. Además, Shyvanna había entrenado con suficientes vikingos para reconocerlos. No había podido evitar las palabas. Simplemente habían salido de ella con una fría calma, dispuesta a hacerle ver la estupidez que había cometido.
Le quitó la mirada de encima porque ya no le apetecía seguir hablando con él y tomó asiento en su silla cuando Cedric ingresó con un gesto entre curioso y alegre, al menos hasta que percibió la tensión en la sala. Las letras doradas aparecieron con una simple pregunta “¿Todos tenemos la marca, no es así?” Shyvanna asintió con suavidad mientras recibía su beso en la frente, tras eso fue con cada uno a besarlos y abrazarlos. Tomó su asiento al lado de Shyvanna. Mientras el de Lake estaría al lado de Darren y entonces la rubia frunció el ceño -¿Dónde está Gwen?- Eso era raro.
-¿Qué le ibas a ofrecer?- Inquirió frunciendo el ceño y tras eso el tema de la maldición empezó a aclararse a medida que Wthyr hablaba -Estamos malditos…- Se llevó la mano a la sien -¿Se extiende a los demás?- Preguntó pero a medida que hacía la pregunta caía en cuenta en su fallecido prometido, en cómo había acabado Viggo, en el holmgang de Giordano, en el estado de Thoren y se le cerraba el pecho ante la idea de otras tantas tragedias que ella no había contabilizado pero que tenían que ver con ella -¿Hay forma de solucionarlo?- Preguntó de nuevo, porque ella le había prometido a Wthyr que ella rezaría por su felicidad y la propia.
La respuesta sobre el hospital la hizo sonreír -No te esfuerces…¿De acuerdo?- Murmuró antes de que Lake hiciera la entrada dramática que se esperaba de ella. La miró de arriba abajo un instante y puso los ojos en blanco al escuchar aquello de “querida” hermana – Te has venido arriba con lo de querida- Le dijo, sonriendo de lado pero aquella sonrisa no llegó a sus ojos. No estaba de ánimos buenos en realidad, sobre todo, porque Darren acababa de cruzar aquellas puertas. No necesitaba girarse para saber que era él, no sólo por su sangre sino por ese hilo invisible que los unía. No lo miró al instante. Esperó a que terminara su saludo y entonces se movió lentamente hacia él. No había ni un ápice de amabilidad en su rostro, igual que no había en la de él. ¿Quería jugar? Ella levantó la barbilla con suavidad para luego ladear la cabeza, le dedicó una sonrisa, de esas que le daba sólo a los hombres que sabían perfectamente que estaban por debajo de ella. Y que, por supuesto, sólo mirarle les enervaba. Les sacaba de quicio -No dirán lo mismo de ti en Ouroboros, hermano- Bajó la mirada azul, encendida, hacia sus manos. Sucias aún, de la sangre de Thoren. Deslizó la mirada de nuevo hacia Darren y arrugó la nariz, como quien le habla a un niño -Uno pensaría que a un guerrero le enseñaron cómo lavarse las evidencias de un momento berseker- No era la primera vez que lo veía así, ni sería la última. Además, Shyvanna había entrenado con suficientes vikingos para reconocerlos. No había podido evitar las palabas. Simplemente habían salido de ella con una fría calma, dispuesta a hacerle ver la estupidez que había cometido.
Le quitó la mirada de encima porque ya no le apetecía seguir hablando con él y tomó asiento en su silla cuando Cedric ingresó con un gesto entre curioso y alegre, al menos hasta que percibió la tensión en la sala. Las letras doradas aparecieron con una simple pregunta “¿Todos tenemos la marca, no es así?” Shyvanna asintió con suavidad mientras recibía su beso en la frente, tras eso fue con cada uno a besarlos y abrazarlos. Tomó su asiento al lado de Shyvanna. Mientras el de Lake estaría al lado de Darren y entonces la rubia frunció el ceño -¿Dónde está Gwen?- Eso era raro.
Mi gesto fue de darle la razón, sabía que ella podía defenderse más que de sobra, y que no habría consentido ni un abuso por parte de aquel ruso. Por eso me chirriaba más la reacción de Darren, tuve que haber imaginado lo que no era. - Lo sé.- respondí escuetamente, guardando todavía el misterio sobre lo que quería proponer a Darren. Probablemente ya no fuese posible, o no lo verían con los mismos ojos. - En cuanto lleguen los demás os lo explicaré todo. - El tema que precisaba más atención era el de la marca, algo de lo que iba a hablarle justo cuando llegó Lake reclamando. - Ahí tienes tu respuesta...todos lo estamos. - aquello iba para Shyvanna, pero obviamente intrigaría a Lake. Esperé a que tomase asiento, y también aguardé un poco más tras la llegada de Darren. La mancha de sangre en su cara lo delataba, ni siquiera se había molestado en limpiarlo. Además, se le notaba tenso con Shyvanna, distante. El único que parecía más tranquilo era Cedric, como siempre. Le di una breve palmada en el hombro tras su abrazo, su modo de repartir afecto me abrumaba.
- No sé dónde está Gwen. He pedido que vayan a buscarla. También debe haber sentido el quemazón de la marca. - sabía que los demás estaban impacientes por saber lo que pasaba, así que decidí empezar aunque no hubiese llegado la hermana menor. La pondríamos al tanto cuando llegase. Me puse en pie con gesto serio, tirando del jubón a medias de desabrochar para volver a mostrar la marca negra que me había salido. - A todos os ha aparecido esto, si no me equivoco. Es la prueba visible de lo que llevo diciendo desde hace unos años. Es la marca de la maldición sobre el linaje Pendragon...- solté la ropa, cubriéndose de nuevo la marca. Luego hice una breve pausa, recorriendo sus rostros con la mirada para analizar sus expresiones. - Y el linaje Le Fay. Ambos malditos. Las desgracias en ambas familias se han ido sucediendo a lo largo de los siglos, y las pruebas son claras. Catherine es casi la última de su linaje. En mi caso ya sabéis lo que sucedió. - conocían de sobra mi obsesión por el tema de la maldición tras haber perdido de manera prematura a dos esposas e hijos. - Nuestros padres también fueron víctimas de ese castigo de la magia, teniendo que ser sacrificados al Sanguis. Incluso Shyvanna ha empezado a experimentar la maldición. Lo que sucedió en su boda también lo demuestra. - puede que eso solo fuese el principio, que nunca pudiese estar con nadie. Después intenté explicar cómo había aparecido la marca, y otros datos que debían saber. Había uno que ninguno nos gustaba.
- Apareció tras un ritual con la Le Fay, para revelar de modo físico la existencia de la maldición. - Lake la había descubierto junto al Sanguis, así que para ella no era novedad lo que iba a decir. - De algún modo a descubierto que el modo de entrar a Ávalon es el pago de sangre. Y la suya es tan válida como la nuestra para entrar. El cobarde de Eire ha debido decirle algo sobre nuestra ubicación. No encuentro otra manera para que nos haya localizado. - mi gesto contrariado permaneció un poco más, hasta que apoyé las palmas de la mano sobre la mesa para hablar con más vehemencia. - Sólo enmendar los errores de los ancestros pueden anular la maldición. El linaje Le Fay y Pendragon deben unirse de nuevo mediante matrimonio mágico, devolviendo al mundo el primogénito no nacido. Esos actos de traición retuercen y perturban las fuerzas mágicas, y marcan de por vida a quienes lo hacen. Por eso...debemos casarnos. Tal y como dijo el Sanguis, Catherine debe ser Pendragon. - lástima que no estuviese Gwen para ver que finalmente había encontrado la manera. La única manera. - Eso me impediría entrar al Consejo, por sus estúpidas reglas. Por ahora no van a cambiarlas. Así que la propuesta era Darren. Aunque con lo que me ha contado Shyvanna dudo que te vean con los mismos ojos. Lake tampoco es aceptada, Shyvanna casi quema a una de los suyos, Gwen atacó a los guardias y...- Cedric no hablaba, y ni siquiera le conocían. - Eso nos deja con la abuela.
- No sé dónde está Gwen. He pedido que vayan a buscarla. También debe haber sentido el quemazón de la marca. - sabía que los demás estaban impacientes por saber lo que pasaba, así que decidí empezar aunque no hubiese llegado la hermana menor. La pondríamos al tanto cuando llegase. Me puse en pie con gesto serio, tirando del jubón a medias de desabrochar para volver a mostrar la marca negra que me había salido. - A todos os ha aparecido esto, si no me equivoco. Es la prueba visible de lo que llevo diciendo desde hace unos años. Es la marca de la maldición sobre el linaje Pendragon...- solté la ropa, cubriéndose de nuevo la marca. Luego hice una breve pausa, recorriendo sus rostros con la mirada para analizar sus expresiones. - Y el linaje Le Fay. Ambos malditos. Las desgracias en ambas familias se han ido sucediendo a lo largo de los siglos, y las pruebas son claras. Catherine es casi la última de su linaje. En mi caso ya sabéis lo que sucedió. - conocían de sobra mi obsesión por el tema de la maldición tras haber perdido de manera prematura a dos esposas e hijos. - Nuestros padres también fueron víctimas de ese castigo de la magia, teniendo que ser sacrificados al Sanguis. Incluso Shyvanna ha empezado a experimentar la maldición. Lo que sucedió en su boda también lo demuestra. - puede que eso solo fuese el principio, que nunca pudiese estar con nadie. Después intenté explicar cómo había aparecido la marca, y otros datos que debían saber. Había uno que ninguno nos gustaba.
- Apareció tras un ritual con la Le Fay, para revelar de modo físico la existencia de la maldición. - Lake la había descubierto junto al Sanguis, así que para ella no era novedad lo que iba a decir. - De algún modo a descubierto que el modo de entrar a Ávalon es el pago de sangre. Y la suya es tan válida como la nuestra para entrar. El cobarde de Eire ha debido decirle algo sobre nuestra ubicación. No encuentro otra manera para que nos haya localizado. - mi gesto contrariado permaneció un poco más, hasta que apoyé las palmas de la mano sobre la mesa para hablar con más vehemencia. - Sólo enmendar los errores de los ancestros pueden anular la maldición. El linaje Le Fay y Pendragon deben unirse de nuevo mediante matrimonio mágico, devolviendo al mundo el primogénito no nacido. Esos actos de traición retuercen y perturban las fuerzas mágicas, y marcan de por vida a quienes lo hacen. Por eso...debemos casarnos. Tal y como dijo el Sanguis, Catherine debe ser Pendragon. - lástima que no estuviese Gwen para ver que finalmente había encontrado la manera. La única manera. - Eso me impediría entrar al Consejo, por sus estúpidas reglas. Por ahora no van a cambiarlas. Así que la propuesta era Darren. Aunque con lo que me ha contado Shyvanna dudo que te vean con los mismos ojos. Lake tampoco es aceptada, Shyvanna casi quema a una de los suyos, Gwen atacó a los guardias y...- Cedric no hablaba, y ni siquiera le conocían. - Eso nos deja con la abuela.
Gwen Pendragón
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Los guardias me encontraron por el camino. Wthyr también me buscaba, estaba esperando en el salón de la mesa redonda así que aceleré el paso más de lo prudente hasta llegar a las puertas que abrieron para mi.
Mis hermanos estaban allí y el Descendiente de Pendragon estaba explicando algo. No me acerqué, sino que me mantuve cerca de las puertas mientras las cerraban, escuchando las palabras de mi hermano que hablaba de algo que había hecho Le Fay y una maldición. Mi mirada se estrechó levemente. Conectaba los susurros inconexos del Árbol con lo que decía mi hermano, conjeturas sin más pero tenía sentido que estuviese relacionado, o al menos eso creía.
La información sobre que la Descendiente de Morgana no había sido invitada me causó incertidumbre pero tenía sentido. Eran familia ¿no era eso lo que decíamos? Podrían habernos rastreado en nuestros viajes, tal vez fuese eso.
Para mi sorpresa el tema cambió a uno que daba por sentado que estaba marcado ya. El título de Descendiente, el que ostentaba Wthyr. ¿La abuela? Si a nosotros no nos aceptaban con nuestra abuela sería mucho más difícil. Me acerqué entonces a la mesa echando un rápido vistazo a cada uno de mis hermanos antes de llegar a mi asiento.-Disculpad la demora, he tenido unas palabras con el Árbol Sagrado.-Arrastré la silla sonoramente.-Asumo entonces que todos tenemos una marca gracias a Le Fay... y a nuestros antepasados.-Terminé por decir con cansancio mientras tomaba asiento por fin. -La abuela ... no sé si estaría conforme con volver a tener ese título.
Miré de reojo a Darren, habían dicho tener un primogénito no que fuese de Wthyr. Pero no comenté aquello y volví a mirar a mi hermano mayor.-¿Y Cedric?¿Acaso no consideras a tu hermano válido para el puesto?-Miré a Cedric entonces que hacía un gesto negativo con su mano. Las letras doradas comenzaron a formarse.[Eres un encanto Gwen pero todos sabemos que mi condición no es la más apropiada] Sonreí de medio lado.-O tal vez sí. Tal vez el Consejo precisamente quiera un Pendragon sin voz.
Mis hermanos estaban allí y el Descendiente de Pendragon estaba explicando algo. No me acerqué, sino que me mantuve cerca de las puertas mientras las cerraban, escuchando las palabras de mi hermano que hablaba de algo que había hecho Le Fay y una maldición. Mi mirada se estrechó levemente. Conectaba los susurros inconexos del Árbol con lo que decía mi hermano, conjeturas sin más pero tenía sentido que estuviese relacionado, o al menos eso creía.
La información sobre que la Descendiente de Morgana no había sido invitada me causó incertidumbre pero tenía sentido. Eran familia ¿no era eso lo que decíamos? Podrían habernos rastreado en nuestros viajes, tal vez fuese eso.
Para mi sorpresa el tema cambió a uno que daba por sentado que estaba marcado ya. El título de Descendiente, el que ostentaba Wthyr. ¿La abuela? Si a nosotros no nos aceptaban con nuestra abuela sería mucho más difícil. Me acerqué entonces a la mesa echando un rápido vistazo a cada uno de mis hermanos antes de llegar a mi asiento.-Disculpad la demora, he tenido unas palabras con el Árbol Sagrado.-Arrastré la silla sonoramente.-Asumo entonces que todos tenemos una marca gracias a Le Fay... y a nuestros antepasados.-Terminé por decir con cansancio mientras tomaba asiento por fin. -La abuela ... no sé si estaría conforme con volver a tener ese título.
Miré de reojo a Darren, habían dicho tener un primogénito no que fuese de Wthyr. Pero no comenté aquello y volví a mirar a mi hermano mayor.-¿Y Cedric?¿Acaso no consideras a tu hermano válido para el puesto?-Miré a Cedric entonces que hacía un gesto negativo con su mano. Las letras doradas comenzaron a formarse.[Eres un encanto Gwen pero todos sabemos que mi condición no es la más apropiada] Sonreí de medio lado.-O tal vez sí. Tal vez el Consejo precisamente quiera un Pendragon sin voz.
Lake Pendragon
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El estúpido de Wthyr ni le plantó palabra. Se mantuvo callado mientras llegaba. Ojalá Shyvanna se hubiera quedado callada, porque sus comentarios no eran precisamente bienvenidos.- Querida Shyvanna, haces girar el mundo.- Murmuró en un tono suave que dejaba demasiadas dudas en el aire. Escuchó en seguida pasos detrás de sí misma y se giró para encontrar a Darren en un estado en el que ya antes le había visto, pero poco y solo en batalla. No entendió al instante por qué de repente sentía algo parecido al orgullo por él, pero Shyvanna le aclaró el punto muy rápido. Tenía restos de sangre y, por la frialdad con que se trataban, podía adivinar que aquello no había sido del agrado de la gemela. Contraria a la rubia, ella sonrió abiertamente como poco hacía. Se acercó a él y le tomó del rostro con ambas manos antes de dejar un beso en su mejilla.- Querido hermano, te estábamos esperando.- Ese "querido" no iba con tanta ironía, pero no se refería a aquel lugar junto a sus hermanos en aquella sala, sino a otro grupo más selecto dentro de las filas de los Pendragon. Cuando Cedric entró, soltó al rubio y se acercó a la silla que iba a ocupar. Su pregunta sobre la marca ya había sido respondida; si el menor la tenía, el resto era seguro y había sido magia. Dejó que el más pequeño la abrazara; con los años había aprendido a controlarse más junto a él (o a soportar sus muestras de afecto), porque de lo contrario terminaba con castigo, pero no por eso le sacaba menos de quicio algunas veces. Solo se quedaba quieta dejándolo abrazarla, levantaba el rostro, se iba a su lugar feliz en su mente y le daba un par de palmadas en la espalda cuando comenzaba a abrumarse después de unos segundos. Sin caer en la pregunta sobre Gwen, tomó asiento en una silla libre y esperó a que la reunión comenzara. Menos mal que no tardó demasiado.
Cuando Wthyr comenzó a quitarse la ropa para mostrar la marca, casi respiró aliviada.- Hmmm, supongo que la mía se ve bastante bien ahora.- La de Wthyr era bastante más escandalosa que la propia. A medida que Wthyr hablaba, tenía una extraña sensación de ya saber el final de aquella conversación y simplemente no querer escucharlo. Se llevó la mano a la sien cuando comenzó a hablar de matrimonio, porque de alguna manera él tenía una muy mala historia con ese aspecto de la vida y, sin embargo, siempre se había preguntado si había experimentado alguna pizca de amor y era eso lo que lo obsesionaba o todo había sido por deber y el no cumplir lo hacía sentir fracasado. Él era quizás el más parecido a ella misma de sus hermanos, y aún así eran bastante distantes como para no tener respuestas a esa pregunta.
Sin embargo, el tema cambió drásticamente al Consejo. Se sorprendió de que el moreno la saltara tan fácilmente y golpeó la mesa con las uñas tomando la palabra de inmediato.- ¿Y por qué se me está descartando exactamente? Me arrastran con ustedes ante la falta de consciencia que ha reinado en sus acciones desde el primer día que llegamos a Ouroboros. Están llevando el apellido a la ruina y este es el mejor ejemplo.- Tenía que sacarse eso del pecho, porque a ella nadie la descartaba, mucho menos sus hermanos con sus tonterías. Y no quería ver el apellido echado en menos porque la pirómana no sabía controlarse, porque a los otros dos parecía gustarles la sangre y porque nadie confiaba en Wthyr. Aún así, el Consejo no era su ambición y las palabras de Gwen sobre que el Consejo quería un Pendragón mudo la intrigaron. No iba a secundar aquella propuesta, pero debía admitir que aquello podría funcionar. Y así se evitaban todos el regaño de la abuela.
Cuando Wthyr comenzó a quitarse la ropa para mostrar la marca, casi respiró aliviada.- Hmmm, supongo que la mía se ve bastante bien ahora.- La de Wthyr era bastante más escandalosa que la propia. A medida que Wthyr hablaba, tenía una extraña sensación de ya saber el final de aquella conversación y simplemente no querer escucharlo. Se llevó la mano a la sien cuando comenzó a hablar de matrimonio, porque de alguna manera él tenía una muy mala historia con ese aspecto de la vida y, sin embargo, siempre se había preguntado si había experimentado alguna pizca de amor y era eso lo que lo obsesionaba o todo había sido por deber y el no cumplir lo hacía sentir fracasado. Él era quizás el más parecido a ella misma de sus hermanos, y aún así eran bastante distantes como para no tener respuestas a esa pregunta.
Sin embargo, el tema cambió drásticamente al Consejo. Se sorprendió de que el moreno la saltara tan fácilmente y golpeó la mesa con las uñas tomando la palabra de inmediato.- ¿Y por qué se me está descartando exactamente? Me arrastran con ustedes ante la falta de consciencia que ha reinado en sus acciones desde el primer día que llegamos a Ouroboros. Están llevando el apellido a la ruina y este es el mejor ejemplo.- Tenía que sacarse eso del pecho, porque a ella nadie la descartaba, mucho menos sus hermanos con sus tonterías. Y no quería ver el apellido echado en menos porque la pirómana no sabía controlarse, porque a los otros dos parecía gustarles la sangre y porque nadie confiaba en Wthyr. Aún así, el Consejo no era su ambición y las palabras de Gwen sobre que el Consejo quería un Pendragón mudo la intrigaron. No iba a secundar aquella propuesta, pero debía admitir que aquello podría funcionar. Y así se evitaban todos el regaño de la abuela.
Darren Pendragon
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Wthyr siquiera respondió al saludo del rubio, Shyvanna debería haber venido a chivarse como una niña pequeña. Bien, pues que cuchicheasen a sus espaldas, no le afectaba aunque tampoco le ponía de buen humor. Enfrentados mellizo con mellizo, aquella falsa sonrisa de superioridad no se le escapó, y sabía que no se la dirigía a Lake. Aquel dardo envenenado por supuesto hizo su efecto, ya que Darren apretó la mandíbula y retiró la mirada hacia otro lado de la sala, bufando con hastío. Se dejó adular por Lake, que por algún motivo parecía estar de mejor humor que de costumbre, le regaló una sonrisa a la pelirroja y luego dirigió una breve mirada a su hermana rubia buscando sus celos, que soltó aquello de Ouroboros, seguro con intención de dañarle. Sin embargo el comentario de la isla le resultó hasta gracioso, de modo que esta vez le dirigió una sonrisa abierta a su hermana, mostrando sus lustrosos dientes blancos -Pues es una verdadera lástima- Gruñó, irónico, el hermano rubio ante que su presencia no era grata en aquella isla. Aquella pulla ni siquiera le afectó, ajeno, por supuesto, a los planes de Wthyr y a las implicaciones que tendría sus acciones en la casa del hombre cano, las cuales siquiera había analizado. Sus últimas palabras le dejaron ciertamente confuso, siendo consciente de lo que entrar en berserker implicaba. Podría haber usado cualquier otra palabra para describir aquel momento, pero se refirió a él y lo hizo usando aquel estado que Freyja le habían descrito en numerosas ocasiones. En aquella ocasión se miró la mano despacio, tratando de reconocer qué es lo que le había llevado a hacer todo aquello, aquella furia… No, él tenía razón. Trató de convencerse de aquello. Se limpió la mano con la sangre seca con premura y se sentó en su puesto, tal y como indicaban los protocolos.
Unas palmadas en la espalda como respuesta a Cedric cuando éste se acercó a ellos. Tras aquello Whtyr empezó a relatar lo que estaba pasando, mostrando aquella mancha negra que le había salido en el pecho. A Shyvanna ya se la había visto, y por el dolor que sentía en rubio en esa misma posición, sabía que debía estar ahí también. El semblante que acompañaba al relato del hermano mayor era serio -¿Y qué implicaciones tiene esa maldición? ¿Cómo sabes que la mocosa no está jugando contigo? Deberíamos hablar con los Pelayo, para ver cómo romper esta maldición- Aunque, sin embargo, tenía sentido, si lo pensaba bien -Además, ¿Por qué el árbol no nos ha protegido? Para eso pagamos la sangre con sangre, para protegernos, para ocultar la isla de metiches como esa canija- Apoyó los codos en la mesa se cubrió el rostro parcialmente con las manos entrelazadas, rodeó los ojos, poniéndolos en blanco. Le podían joder al puesto en el Consejo, no lo quería. Es más, cuanto menos estuviera en aquella isla endemoniada, mejor. Todo se había torcido desde que subieron a Ouroboros. Siguió con la mirada a la hermana pequeña, esperando que dijera algo más sobre aquellas palabras con el árbol. La propuesta de la abuela le produjo una leve mueca de contrariedad, aquello era un parche para el problema, no la solución, y fue la que se llevó la segunda parte de aquella conversación. Escruté el rostro de Cedric, a él no le conocían apenas, se había mantenido en un segundo plano silencioso, sin levantar revuelo. Sí, por qué no. -Porque tú, como mínimo, entrarías con la desaprobación de uno de ellos. No tardarán mucho en confabularse entre ellos y no querrán conocer tus encantos- Y de aquello la culpa la tenía Wthyr y su estúpido plan de casar a Markus Tesla con la hermana pelirroja -Me pregunto si aquello sería cosa de la maldición o de la estupidez-
Unas palmadas en la espalda como respuesta a Cedric cuando éste se acercó a ellos. Tras aquello Whtyr empezó a relatar lo que estaba pasando, mostrando aquella mancha negra que le había salido en el pecho. A Shyvanna ya se la había visto, y por el dolor que sentía en rubio en esa misma posición, sabía que debía estar ahí también. El semblante que acompañaba al relato del hermano mayor era serio -¿Y qué implicaciones tiene esa maldición? ¿Cómo sabes que la mocosa no está jugando contigo? Deberíamos hablar con los Pelayo, para ver cómo romper esta maldición- Aunque, sin embargo, tenía sentido, si lo pensaba bien -Además, ¿Por qué el árbol no nos ha protegido? Para eso pagamos la sangre con sangre, para protegernos, para ocultar la isla de metiches como esa canija- Apoyó los codos en la mesa se cubrió el rostro parcialmente con las manos entrelazadas, rodeó los ojos, poniéndolos en blanco. Le podían joder al puesto en el Consejo, no lo quería. Es más, cuanto menos estuviera en aquella isla endemoniada, mejor. Todo se había torcido desde que subieron a Ouroboros. Siguió con la mirada a la hermana pequeña, esperando que dijera algo más sobre aquellas palabras con el árbol. La propuesta de la abuela le produjo una leve mueca de contrariedad, aquello era un parche para el problema, no la solución, y fue la que se llevó la segunda parte de aquella conversación. Escruté el rostro de Cedric, a él no le conocían apenas, se había mantenido en un segundo plano silencioso, sin levantar revuelo. Sí, por qué no. -Porque tú, como mínimo, entrarías con la desaprobación de uno de ellos. No tardarán mucho en confabularse entre ellos y no querrán conocer tus encantos- Y de aquello la culpa la tenía Wthyr y su estúpido plan de casar a Markus Tesla con la hermana pelirroja -Me pregunto si aquello sería cosa de la maldición o de la estupidez-
Shyvanna Pendragon
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-Lo sé- Le respondió Shyvanna sin demasiado interés a Lake. Había cosas más importantes. Todos malditos. Todos. Shyvanna empezó a preocuparse y el simple hecho de sentarse en la silla le drenó toda la energía. Necesitaba caminar, moverse, volar. Odió la sonrisa de Lake y su trato con Darren, quiso agarrarla de su melena roja y restregarle la cara por el piso hasta que la piel y el músculo hicieran una grotesca imagen en la piedra y sólo quedara el maldito hueso de su rostro, la carcasa de un cuerpo sin vida. Sí...
Eso.
Posó la mirada en el centro de la mesa un instante antes de oír la respuesta de Darren sobre la su recepción en Ourobors y entonces… Verlo observarse la mano hizo que una ráfaga de dolor le atravesara. Sólida y devastadora. No había sido consciente. Se había dejado llevar. Pero… ¿Por qué? Esa era su pregunta. ¿Por qué se había extralimitado? Hacía años que no lo veía así y… Y siempre acababa mal.
Pero Wthyr empezó a hablar de la maldición y Shyvanna reconoció a Gwen cuando entró, le recorrió con la mirada simplemente por ver que se encontraba bien pero entrecerró los ojos un momento. ¿Era la marca lo que la traía así? Volvió la vista hacia Wthyr y arqueó una ceja -Catherine está casada, Wthyr- Le dijo por si no había notado ese pequeño detalle -¿Acaso pretende div…- Parpadeó un momento, como si de pronto algo hubiese caído en su lugar. Una pieza al puzzle faltante y frunció el ceño -En la fiesta, su esposo se fue por un lado y ella por otro. ¿Se han separado?- Inquirió con curiosidad y entonces luego miró a su hermano, esta vez, un momento en silencio recordando la conversación que habían tenido hace un tiempo. Le habló con la mirada, sintiendo de nuevo ese vacío dentro de ella, porque no quería que sus momentos a solas fueran compartidos con los demás. “Ella no te hará feliz” …Y sin embargo, era tan consciente de que así como ella había aceptado su compromiso con el Lothbrock, con incluso Giordano, Wthyr desposaría a la pelinegra con tal de acabar la maldición -Estoy de acuerdo con Darren, tenemos expertos en maldiciones, que lo arreglen ellos. Así no tienes que casarte con la frígida esa. A ver como concibes...- Concedió a Darren, pero no le dirigió la mirada. Tamborileó brevemente los dedos en la mesa.
Miró hacia Gwen cuando habló y tensó los labios, intercambió una brevísima mirada con Wthyr sobre el árbol y el temor que ya le había confesado -¿Qué te dijo?- Inquirió para luego escuchar todo aquello de quien debía ser miembro del Consejo. Entonces Lake habló y Shyvanna movió su mirada hacia ella con rapidez. E ira -Para alguien que no ha hecho una mierda emites juicio con facilidad. No te hemos arrastrado a Ouroboros porque quizás te consigas con una piedra en el camino y quemes la maldita isla hasta los cimientos- El lamebotas de su mellizo quiso tranquilizar a Lake y Shyvanna hizo un clarísimo gesto de exasperación. Se incorporó, inquieta por supuesto, nunca podía estar demasiado tiempo sentada en una reunión de esa magnitud y se acercó a Gwen al escuchar lo de Cedric -Apoyo a Gwen- Dijo, cortas palabras pero concisas mientras ponia las manos en su silla -Que escuche, aprenda y reúna información. Nadie mejor que él para hacerlo. Y entonces…- Levantó la mirada con una sonrisa hacia Wthyr, una sonrisa calculadora -Hacemos lo nuestro-
Eso.
Posó la mirada en el centro de la mesa un instante antes de oír la respuesta de Darren sobre la su recepción en Ourobors y entonces… Verlo observarse la mano hizo que una ráfaga de dolor le atravesara. Sólida y devastadora. No había sido consciente. Se había dejado llevar. Pero… ¿Por qué? Esa era su pregunta. ¿Por qué se había extralimitado? Hacía años que no lo veía así y… Y siempre acababa mal.
Pero Wthyr empezó a hablar de la maldición y Shyvanna reconoció a Gwen cuando entró, le recorrió con la mirada simplemente por ver que se encontraba bien pero entrecerró los ojos un momento. ¿Era la marca lo que la traía así? Volvió la vista hacia Wthyr y arqueó una ceja -Catherine está casada, Wthyr- Le dijo por si no había notado ese pequeño detalle -¿Acaso pretende div…- Parpadeó un momento, como si de pronto algo hubiese caído en su lugar. Una pieza al puzzle faltante y frunció el ceño -En la fiesta, su esposo se fue por un lado y ella por otro. ¿Se han separado?- Inquirió con curiosidad y entonces luego miró a su hermano, esta vez, un momento en silencio recordando la conversación que habían tenido hace un tiempo. Le habló con la mirada, sintiendo de nuevo ese vacío dentro de ella, porque no quería que sus momentos a solas fueran compartidos con los demás. “Ella no te hará feliz” …Y sin embargo, era tan consciente de que así como ella había aceptado su compromiso con el Lothbrock, con incluso Giordano, Wthyr desposaría a la pelinegra con tal de acabar la maldición -Estoy de acuerdo con Darren, tenemos expertos en maldiciones, que lo arreglen ellos. Así no tienes que casarte con la frígida esa. A ver como concibes...- Concedió a Darren, pero no le dirigió la mirada. Tamborileó brevemente los dedos en la mesa.
Miró hacia Gwen cuando habló y tensó los labios, intercambió una brevísima mirada con Wthyr sobre el árbol y el temor que ya le había confesado -¿Qué te dijo?- Inquirió para luego escuchar todo aquello de quien debía ser miembro del Consejo. Entonces Lake habló y Shyvanna movió su mirada hacia ella con rapidez. E ira -Para alguien que no ha hecho una mierda emites juicio con facilidad. No te hemos arrastrado a Ouroboros porque quizás te consigas con una piedra en el camino y quemes la maldita isla hasta los cimientos- El lamebotas de su mellizo quiso tranquilizar a Lake y Shyvanna hizo un clarísimo gesto de exasperación. Se incorporó, inquieta por supuesto, nunca podía estar demasiado tiempo sentada en una reunión de esa magnitud y se acercó a Gwen al escuchar lo de Cedric -Apoyo a Gwen- Dijo, cortas palabras pero concisas mientras ponia las manos en su silla -Que escuche, aprenda y reúna información. Nadie mejor que él para hacerlo. Y entonces…- Levantó la mirada con una sonrisa hacia Wthyr, una sonrisa calculadora -Hacemos lo nuestro-
La muestra de afecto de Lake a Darren me pareció sumamente extraña, más como si fuese un modo de confabularse con él ahora que estaba "reñido" con Shyvanna. Muy típico eso de cambiar de bandos entre hermanos. Sentí curiosidad cuando dijo que su marca se veía bien, haciéndole un gesto para que la mostrase y así saber a qué se refería. Tal vez no fuesen todas exactamente iguales, aunque la mía y la de Shyvanna sí que lo eran. - Si alguien tiene algo diferente, que lo muestre ahora. - en ese momento llegó Gwen, a la que dirigí una mirada críptica por aquello de tener unas palabras con el árbol. Esperaba que no fuesen malas noticias o nuevas órdenes. - ¿Y qué noticias traes? - inquirí para que hablase rápido, era el momento de hacerlo. Hice un sonido de hastío cuando Darren preguntó por las implicaciones de la maldición, pues él ya estaba presente antes cuando había empezado a explicar las consecuencias. Podría estar más atento. - La más grave es la muerte de aquellos que te rodean, como ya hemos podido comprobar. También altas probabilidades de merma o extinción de los linajes. Mala suerte, en cualquier forma. - tal vez podía resumirse en infelicidad constante. Hice un sonido de reproche cuando se atrevió a decir que la Le Fay estaba jugando conmigo. Era fácil de decir para él, no había sufrido tan de cerca las consecuencias y el peso de la maldición. - Porque soy yo el que empezó a jugar con ella. Y hemos descubierto que estaba en lo cierto. ¿Te crees que no he hablado ya con el líder de la familia de los rompemaldiciones? No es tan sencillo. Esta maldición empieza y termina con nosotros. Nadie va a venir a resolvernos nada. - dejé que Gwen se encargase de responderle a lo del Sanguis, a eso de pagar con sangre para proteger la isla. No era exactamente así.
El asunto de quién debía ser miembro del Consejo empezó a volverse demasiado tenso, así que hice un gesto de calma a Lake cuando dijo que la estaba descartando. - Nadie te descarta, Lake. Esto es estrategia. Cada uno debe jugar su papel, y el tuyo no está en esa mesa de pusilánimes. Hay que manejar muy bien las palabras que se usan si realmente queremos transformar ese sitio de gallinas asustadas que han olvidado el poder que podemos ejercer. Piensa en qué puedes hacer tú para contribuir a nuestros objetivos, quejándote sin actuar no ayudas. -
otro que se quejaba sin parar era Darren, echándome en cara lo de querer casar a Shyvanna y Lake con dos Descendientes. Al menos el de Shyvanna era un buen partido, pero tal vez era eso lo que le molestaba. Que alguien le robase a su melliza. Además se atrevió a llamar estupidez a aquello, a lo que le respondí con una hostil mirada de advertencia a la par que me inclinaba un poco hacia delante .
- Cuidado con lo que dices, hermano. Si tenemos que ponernos a comparar "estupideces" en esta mesa, tú hoy has hecho la mayor. Deberías centrarte en tus propios errores antes de hablar de los de otros. - volví a reclinarme en la silla al acabar, lamentando que aquel fallo le apartase del Consejo. Era el que más terreno ganado tenía con aquello de haber curado al galeno. Escuché a Gwen sin mirarla, y acto seguido giré la cabeza a Cedric por la propuesta que hizo sobre él. Nadie podría odiar a Cedric. Era lo más parecido a lo que esa gente aceptaría, y puede que tuviese razón con que prefiriesen alguien sin voz. Me quedé dándole vueltas al asunto, a eso y a lo que había puntualizado Shyvanna sobre que Catherine estaba casada.
- Se separará, por el bien mayor. Ya ha aceptado. Sólo falta que su marido idiota firme los papeles. - mostré interés en el detalle de que se habían ido cada uno por un lado en la fiesta, y eso había sido antes de nuestra conversación. Algo que no había mencionado, obviamente. - Mejor. Si no aparece, yo mismo lo localizaré con su sangre y le haré firmar ese papel. - pude entender lo que quería decirme Shyvanna con esa mirada, recordé nuestra conversación. No quería que me tuviese lástima por eso, ni que pensase que era un castigo casarme con la "frígida" Le Fay aunque no me quisiese. - Eso no importa. Se hará lo que se tenga que hacer. No hay que perder de vista los objetivos. Es la única manera de librarnos de la maldición de siglos. - eso, y recuperar el poder en el Consejo, lo que era nuestro. La idea de la abuela no fue bien acogida. Ella también estuvo a favor de Cedric, al igual que Gwen.
- Apoyo la idea, si él acepta. Votad los que faltáis. - quedaban Darren, Cedric y Lake, que podían llevar a un empate si los tres votaban a la misma persona. Con un Pendragon en el Consejo podríamos hacer lo nuestro. Si no...nos declararían la guerra.
El asunto de quién debía ser miembro del Consejo empezó a volverse demasiado tenso, así que hice un gesto de calma a Lake cuando dijo que la estaba descartando. - Nadie te descarta, Lake. Esto es estrategia. Cada uno debe jugar su papel, y el tuyo no está en esa mesa de pusilánimes. Hay que manejar muy bien las palabras que se usan si realmente queremos transformar ese sitio de gallinas asustadas que han olvidado el poder que podemos ejercer. Piensa en qué puedes hacer tú para contribuir a nuestros objetivos, quejándote sin actuar no ayudas. -
otro que se quejaba sin parar era Darren, echándome en cara lo de querer casar a Shyvanna y Lake con dos Descendientes. Al menos el de Shyvanna era un buen partido, pero tal vez era eso lo que le molestaba. Que alguien le robase a su melliza. Además se atrevió a llamar estupidez a aquello, a lo que le respondí con una hostil mirada de advertencia a la par que me inclinaba un poco hacia delante .
- Cuidado con lo que dices, hermano. Si tenemos que ponernos a comparar "estupideces" en esta mesa, tú hoy has hecho la mayor. Deberías centrarte en tus propios errores antes de hablar de los de otros. - volví a reclinarme en la silla al acabar, lamentando que aquel fallo le apartase del Consejo. Era el que más terreno ganado tenía con aquello de haber curado al galeno. Escuché a Gwen sin mirarla, y acto seguido giré la cabeza a Cedric por la propuesta que hizo sobre él. Nadie podría odiar a Cedric. Era lo más parecido a lo que esa gente aceptaría, y puede que tuviese razón con que prefiriesen alguien sin voz. Me quedé dándole vueltas al asunto, a eso y a lo que había puntualizado Shyvanna sobre que Catherine estaba casada.
- Se separará, por el bien mayor. Ya ha aceptado. Sólo falta que su marido idiota firme los papeles. - mostré interés en el detalle de que se habían ido cada uno por un lado en la fiesta, y eso había sido antes de nuestra conversación. Algo que no había mencionado, obviamente. - Mejor. Si no aparece, yo mismo lo localizaré con su sangre y le haré firmar ese papel. - pude entender lo que quería decirme Shyvanna con esa mirada, recordé nuestra conversación. No quería que me tuviese lástima por eso, ni que pensase que era un castigo casarme con la "frígida" Le Fay aunque no me quisiese. - Eso no importa. Se hará lo que se tenga que hacer. No hay que perder de vista los objetivos. Es la única manera de librarnos de la maldición de siglos. - eso, y recuperar el poder en el Consejo, lo que era nuestro. La idea de la abuela no fue bien acogida. Ella también estuvo a favor de Cedric, al igual que Gwen.
- Apoyo la idea, si él acepta. Votad los que faltáis. - quedaban Darren, Cedric y Lake, que podían llevar a un empate si los tres votaban a la misma persona. Con un Pendragon en el Consejo podríamos hacer lo nuestro. Si no...nos declararían la guerra.
Gwen Pendragón
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Wthyr pidió que mostrásemos nuestras marcas, así que retiré la tela tanto como lo permitían los ropajes de montura de dragones, no era tan evidente como la suya , tampoco lo era la de Cedric y Lake mostraba una marca algo menos tenue que la que tenía en mi piel.
-No estaban demasiado contentos con la visita de Le Fay-Respondí ante las preguntas de mis hermanos por las palabras del Sanguis Ligno, refiriéndome a los espíritus. La marca de su ataque en mi cuello debía ser evidente pues aún me molestaba. No pensaba decirles que a mi parecer si no fuese por la Descendiente de Morgana , hubiese perecido ese mismo día.-Frases inconexas hasta que he llegado aquí. Hablaban de familia, descendencia, Morgana... supongo que tiene sentido, pero tal vez debamos evitar que se acerque al Árbol Sagrado.
Miré a los gemelos con desaprobación cuando instaron a actuar a los quitamaldiciones, aunque Wthyr se encargó de desestimar la idea, pero más aún a Darren cuando reclamó que el Árbol Sagrado debía habernos protegido de aquello. Suspiré, dejando reposar mis manos en el regazo.
-El pago de sangre impide que Ávalon muera, la protege y nos atribuye poder-Creía que eso estaba claro para todos, pero volví a marcarlo esta vez siendo más precisa.-Los poderes del Árbol Sagrado distan mucho de salvaguardarnos de maldiciones, aunque sean de sangre. Y Le Fay...-Apreté mis labios y mis hombros se encogieron levemente durante un segundo.-No olvidemos que Arturo accedió a Ávalon gracias a Morgana, además tenemos lazos de sangre.
Cuando pasamos al debate sobre el consejo la tensión de Lake fue evidente, así como los reproches de Darren hacia nuestro hermano mayor. Observé a unos y a otros con seriedad. Prácticamente no había cambiado el gesto desde mi llegada. Shyvanna por su parte no hizo más que avivar aquella tensión con sus palabras hacia la pelirroja.
La determinación de Wthyr respecto a su casamiento, los herederos y en resumen acabar con la maldición que nos acechaba era evidente, incluso parecía no importarle para nada perder su preciado título, el que le correspondía siempre al primogénito, durante tantos años. Le miré buscando alguna razón mayor, aquella que yo sospechaba. Fácilmente podría haberles encargado la tarea de desposar a Catherine a cualquiera de nuestros hermanos y sin embargo no parecía haber cruzado su cabeza en ningún momento aquella posibilidad. Mi hermano necesitaba formar aquella familia que el destino le había arrebatado.
Shyvanna no tardó en aceptar la propuesta sobre Cedric y Wthyr parecía estar conforme. Por su parte el menor de mis hermanos parecía no tenerlo tan claro, sus letras doradas inundaron la sala, no rechazando la idea pero indicando que tal vez no fuese su lugar. La elección del traspaso de título traía discordia a nuestra familia, y ...¿para qué? ni siquiera...
-Hay otra posibilidad-Comenté por lo bajo apoyando ambas manos con suavidad sobre la madera de la mesa que tantos siglos había acompañado a nuestra familia. Fruncí mi ceño por un momento, pensando que posiblemente la tacharían de locura.-Podemos abandonar nuestra postulación al Consejo.
Alcé una mano un poco, pidiendo paciencia para explicarles mejor, volviendo a bajarla a la mesa.-Nunca van a votar a favor y si lo hacen buscarán la manera de hacernos de menos. Son muy pocos los Descendientes que toleran nuestra presencia en Ouroboros.-Mi mirada se fijó brevemente en Shyvanna y luego miré a Wthyr.-Si lo hacemos... si dejamos de lado el puesto, aunque por derecho nos corresponda, Le Fay lo tomará como un acto de buena fe, y espero que el resto de Descendientes también lo hagan. Anteponemos la seguridad de uno de los suyos y su familia.-Estiré un poco mi espalda apretando mis labios, pensando por un momento.
-Podemos solicitar a cambio mantener nuestra residencia, como simples habitantes. Buscaremos apoyos, varios grupos de ciudadanos siguen guardando un gran aprecio por los Pendragon. Y cuando solucionemos esto.-Señale a mi pecho, refiriéndome a la maldición.-Y aseguremos que nuestro legado siga vivo y que no pesa ningún tipo de mala suerte sobre nosotros...tal vez podamos despertar a los dragones y entonces la victoria será nuestra y no hará falta ningún Consejo.
-No estaban demasiado contentos con la visita de Le Fay-Respondí ante las preguntas de mis hermanos por las palabras del Sanguis Ligno, refiriéndome a los espíritus. La marca de su ataque en mi cuello debía ser evidente pues aún me molestaba. No pensaba decirles que a mi parecer si no fuese por la Descendiente de Morgana , hubiese perecido ese mismo día.-Frases inconexas hasta que he llegado aquí. Hablaban de familia, descendencia, Morgana... supongo que tiene sentido, pero tal vez debamos evitar que se acerque al Árbol Sagrado.
Miré a los gemelos con desaprobación cuando instaron a actuar a los quitamaldiciones, aunque Wthyr se encargó de desestimar la idea, pero más aún a Darren cuando reclamó que el Árbol Sagrado debía habernos protegido de aquello. Suspiré, dejando reposar mis manos en el regazo.
-El pago de sangre impide que Ávalon muera, la protege y nos atribuye poder-Creía que eso estaba claro para todos, pero volví a marcarlo esta vez siendo más precisa.-Los poderes del Árbol Sagrado distan mucho de salvaguardarnos de maldiciones, aunque sean de sangre. Y Le Fay...-Apreté mis labios y mis hombros se encogieron levemente durante un segundo.-No olvidemos que Arturo accedió a Ávalon gracias a Morgana, además tenemos lazos de sangre.
Cuando pasamos al debate sobre el consejo la tensión de Lake fue evidente, así como los reproches de Darren hacia nuestro hermano mayor. Observé a unos y a otros con seriedad. Prácticamente no había cambiado el gesto desde mi llegada. Shyvanna por su parte no hizo más que avivar aquella tensión con sus palabras hacia la pelirroja.
La determinación de Wthyr respecto a su casamiento, los herederos y en resumen acabar con la maldición que nos acechaba era evidente, incluso parecía no importarle para nada perder su preciado título, el que le correspondía siempre al primogénito, durante tantos años. Le miré buscando alguna razón mayor, aquella que yo sospechaba. Fácilmente podría haberles encargado la tarea de desposar a Catherine a cualquiera de nuestros hermanos y sin embargo no parecía haber cruzado su cabeza en ningún momento aquella posibilidad. Mi hermano necesitaba formar aquella familia que el destino le había arrebatado.
Shyvanna no tardó en aceptar la propuesta sobre Cedric y Wthyr parecía estar conforme. Por su parte el menor de mis hermanos parecía no tenerlo tan claro, sus letras doradas inundaron la sala, no rechazando la idea pero indicando que tal vez no fuese su lugar. La elección del traspaso de título traía discordia a nuestra familia, y ...¿para qué? ni siquiera...
-Hay otra posibilidad-Comenté por lo bajo apoyando ambas manos con suavidad sobre la madera de la mesa que tantos siglos había acompañado a nuestra familia. Fruncí mi ceño por un momento, pensando que posiblemente la tacharían de locura.-Podemos abandonar nuestra postulación al Consejo.
Alcé una mano un poco, pidiendo paciencia para explicarles mejor, volviendo a bajarla a la mesa.-Nunca van a votar a favor y si lo hacen buscarán la manera de hacernos de menos. Son muy pocos los Descendientes que toleran nuestra presencia en Ouroboros.-Mi mirada se fijó brevemente en Shyvanna y luego miré a Wthyr.-Si lo hacemos... si dejamos de lado el puesto, aunque por derecho nos corresponda, Le Fay lo tomará como un acto de buena fe, y espero que el resto de Descendientes también lo hagan. Anteponemos la seguridad de uno de los suyos y su familia.-Estiré un poco mi espalda apretando mis labios, pensando por un momento.
-Podemos solicitar a cambio mantener nuestra residencia, como simples habitantes. Buscaremos apoyos, varios grupos de ciudadanos siguen guardando un gran aprecio por los Pendragon. Y cuando solucionemos esto.-Señale a mi pecho, refiriéndome a la maldición.-Y aseguremos que nuestro legado siga vivo y que no pesa ningún tipo de mala suerte sobre nosotros...tal vez podamos despertar a los dragones y entonces la victoria será nuestra y no hará falta ningún Consejo.
Lake Pendragon
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Tras tomar asiento y ver la marca de Wthyr, suspiró ampliamente. Si quería ver la propia, pues le daba igual. Se desató con habilidad los botones de la capa y la dejó caer atrás, al asiento. Con el escote pronunciado que llevaba puesto, solo le hizo falta bajar un poco el tirante y la manga de su vestido para revelar la marca. No era tan profunda y oscura como la de Wthyr. Mas bien era tenue, pero en el blanco rosáceo de su piel quedaba bastante expuesta. Se acomodó la ropa mientras Wthyr y Gwen comenzaban a hablar y explicar los tecnicismos.
No le interesaba sacarse la maldición de encima. Ella en realidad no tenía nada bueno que perder y, en cuanto a sus hermanos, no sabía hasta qué extensión realmente les había afectado el perder a sus "parejas". Y lo del árbol protegiéndoles tampoco lo veía. Era una simbiosis extraña en la que la familia dependía del árbol tanto como el árbol dependía de la familia. Y por si hubiera una cosa más que le importara poco, la situación civil de Catherine Le Fay era lo que menos le interesaba. Bastaba con matar al marido si querían anular ese matrimonio rápido. Ares habría estado encantado, pero bueno, parecía que habría divorcio.
En tanto al intento de adulación de Wthyr. Le miró escrutándole. No la convencía, pero en realidad iba más con sus ideales. Ella no se veía en el Consejo, no quería ese puesto, ni tampoco se veía casada con uno de esos "pusilánimes" como intentaron hacer. Sabía que su participación venía en todo lo que habia detrás. En la guerra, en la destrucción que aún no concluían en aceptar. Estaba esperando pacientemente que se dieran cuenta que aquella era la única salida que tenían. El Pendragon nunca fue un linaje de paz. Y ella era la única capaz de devolverle esa gloria a la familia. Estuvo a punto de corregir a Darren, pero el que tachara a Wthyr de estúpido la puso de mejor humor. No sonrió, pero le dedicó una mirada al rubio pensando que quizás no le había dado el crédito que merecía antes. Ojalá Shyvanna se hubiera quedado callada, pero es que la chica no podía. Sin verla, respondió:- Pues mejor no hacer nada que arruinar años de trabajo el primer día y enloquecer en el primer acercamiento con el Consejo. Y estaría de acuerdo contigo en lo otro, pero el pasado de alguien no predice el futuro cuando las circunstancias cambian tan drásticamente. Y, en tu caso, no lo predice nunca, hermana.- Tenía la sensación de que debería de estarse preparando para recibir el ataque de la rubia, pero se dedicó a verse las uñas, sin prestarle atención.
Sin importar lo que dijeran, sin importar la "votación", ella no iba a aceptar que Cedric estuviera en el Consejo. Quizás era que lo veía muy blando o muy moldeable, pero le era difícil predecir a alguien que era tan malditamente diferente a ella, y sobre todo tan cercano. Fue por eso que la alternativa de Gwen le llamó la atención. Arqueó una ceja en su dirección. Contrario a lo que hubiera pensado, una sonrisa se levantó en sus labios mientras ponderaba las posibilidades. Si tenía que escoger entre entrar al Consejo o no entrar y destruirlo...- Bueno, bueno, pero veo que estamos queriendo matar a la abuela de un infarto este día. Yo estoy a favor, Gwen. Si me lo preguntan, seguro que es mucho más rápido que tratar de ganarnos el corazón del Consejo. Además, no van a aceptarnos nunca. Declinar ahora sería más favorable que hacerlo en dos meses. Y, quién sabe, quizás al final te puedas quedar con Da Vinci.
No le interesaba sacarse la maldición de encima. Ella en realidad no tenía nada bueno que perder y, en cuanto a sus hermanos, no sabía hasta qué extensión realmente les había afectado el perder a sus "parejas". Y lo del árbol protegiéndoles tampoco lo veía. Era una simbiosis extraña en la que la familia dependía del árbol tanto como el árbol dependía de la familia. Y por si hubiera una cosa más que le importara poco, la situación civil de Catherine Le Fay era lo que menos le interesaba. Bastaba con matar al marido si querían anular ese matrimonio rápido. Ares habría estado encantado, pero bueno, parecía que habría divorcio.
En tanto al intento de adulación de Wthyr. Le miró escrutándole. No la convencía, pero en realidad iba más con sus ideales. Ella no se veía en el Consejo, no quería ese puesto, ni tampoco se veía casada con uno de esos "pusilánimes" como intentaron hacer. Sabía que su participación venía en todo lo que habia detrás. En la guerra, en la destrucción que aún no concluían en aceptar. Estaba esperando pacientemente que se dieran cuenta que aquella era la única salida que tenían. El Pendragon nunca fue un linaje de paz. Y ella era la única capaz de devolverle esa gloria a la familia. Estuvo a punto de corregir a Darren, pero el que tachara a Wthyr de estúpido la puso de mejor humor. No sonrió, pero le dedicó una mirada al rubio pensando que quizás no le había dado el crédito que merecía antes. Ojalá Shyvanna se hubiera quedado callada, pero es que la chica no podía. Sin verla, respondió:- Pues mejor no hacer nada que arruinar años de trabajo el primer día y enloquecer en el primer acercamiento con el Consejo. Y estaría de acuerdo contigo en lo otro, pero el pasado de alguien no predice el futuro cuando las circunstancias cambian tan drásticamente. Y, en tu caso, no lo predice nunca, hermana.- Tenía la sensación de que debería de estarse preparando para recibir el ataque de la rubia, pero se dedicó a verse las uñas, sin prestarle atención.
Sin importar lo que dijeran, sin importar la "votación", ella no iba a aceptar que Cedric estuviera en el Consejo. Quizás era que lo veía muy blando o muy moldeable, pero le era difícil predecir a alguien que era tan malditamente diferente a ella, y sobre todo tan cercano. Fue por eso que la alternativa de Gwen le llamó la atención. Arqueó una ceja en su dirección. Contrario a lo que hubiera pensado, una sonrisa se levantó en sus labios mientras ponderaba las posibilidades. Si tenía que escoger entre entrar al Consejo o no entrar y destruirlo...- Bueno, bueno, pero veo que estamos queriendo matar a la abuela de un infarto este día. Yo estoy a favor, Gwen. Si me lo preguntan, seguro que es mucho más rápido que tratar de ganarnos el corazón del Consejo. Además, no van a aceptarnos nunca. Declinar ahora sería más favorable que hacerlo en dos meses. Y, quién sabe, quizás al final te puedas quedar con Da Vinci.
Darren Pendragon
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Al igual que sus hermanos, Darren descubrió la marcha del pecho, desatándose el jubón para ello. Era tan oscura y fea como la de su hermano mayor, como la de su melliza. Era la primera vez que se enfrentaba a ella directamente, de modo que tardó en cubrirla unos segundos, estudiando a su enemigo antes, a la par que Gwen contestaba a la pregunta de Wthyr sobre las palabras del árbol. Fue entonces cuando dirigió una mirada a su hermano mayor, dando a entender que aquello de la LeFay no estaba bien… o no bien del todo.
A Darren le ofendió la prepotencia con la que Wthyr siempre le trataba, en este caso, con aquel gesto. Se mordió la mejilla por el interior de la boca, se cubrió nuevamente la maldición, se cruzó de brazos por delante del pecho y apartó la mirada de todos aquellos, escuchando de lejos los problemas de aquella maldición. Idiota de él que se pensó invencible, pensó por un momento que la maldición no le afectaba, que podría superarla… lo que no sabía es que era la culpable de muchas cosas que él no controlaba. Entre la condescendencia de Wthyr y la mirada de Gwen lo que le llevaba a pensar que estaban perdiendo el tiempo. Le menospreciaban. Dudó sobre qué estaba haciendo allí, si el moreno haría luego lo que le placiera, como siempre. Ya había decidido quién se casaría con las hermanas sin decir nada a nadie, que él sería el que se casara con aquella mequetrefe que se dedicaba a olisquear por los pasillos de Avalon, estuviera casada o no. Daba igual. Estaba decidido. Él y el árbol lo habían decidido, sin lugar a réplica. Y aquello seguía oliendo a problemas, no le hacía ni pizca de gracia, por mucha familia lejana que fuera, que aquella dama anduviera por Avalon como le placiese porque seguía siendo el enemigo. Y, además, con aquella respuesta de Gwen dudaba que pudiera ayudar a Arleen con aquel tema de su embarazo, no valdría la pena ni mentárselo, le trataría de idiota... otra vez. Y empezaba a hartarse de aquella actitud.
El rubio aguantó aquella mirada de hostilidad de Wthyr sin parpadear ni amedrentarse un solo segundo. El muy imbécil no tenía ni idea de nada, pero se creía con potestad para dedicarle sus lindezas. Lo repetiría, de eso estaba seguro, nadie se reía de la sangre Pendragon, nadie podía estar por encima de aquellos que estaban en aquella mesa. Un plebeyo, ni si quiera era un ciudadano de Ouroboros, casi que el mayor de los problemas era que Shyvanna hubiera llegado antes de que le hubiera dado tiempo a aplastarle el corazón. Ese había sido el fallo, ¿no? Aquel era el fallo, no haber acabado con Thoren. Maldito, maldito fuese, maldita sea su actitud. Darren no dejaba de excusarse en que sus acciones habían estado justificadas en todo aquello, aunque el reproche de su hermano y de su melliza le hacían dudar, cada vez más. ¿Cuánto más se había extralimitado? ¿Por qué no era consciente de ello? ¿Por qué seguía diciendo que lo volvería a repetir? Darren aguantó la mirada de Wthyr hasta que éste la retiró, luego se sumió en sus propios pensamientos, sin escuchar todos aquellos detalles sobre el divorcio de la LeFay, importándole más bien poco. ¿Qué había hecho? ¿Qué estaría dispuesto a hacer? ¿En qué se había convertido? Aquel término, en lengua vikinga seguía rondando por su mente… y solo había una vikinga de confianza que le resolvería esas dudas.
Como luego siguieron hablando del tema del Consejo, tampoco podía seguir planteándose todos aquellos conflictos internos. Fue el bufido de Shyvanna el que le llamó la atención y la siguió con la mirada después de que le dedicara aquellas linduras a Lake, y por dentro se sintió, por breves segundos, victorioso, y devolvió aquella mirada a Lake. Que ardiera Ouroboros, se lo tenían merecido, pero si queríamos conseguir aquel odioso puesto en el Consejo necesitaríamos de esa maldita isla. Iba a emitir su voto cuando Gwen propuso aquella idea. Le dirigió la atención y escuchó su propuesta. Sonrió con malicia y devolvió la mirada a su hermana melliza. -Hagamos lo nuestro. Concuerdo con Gwen- Y entonces dirigió la mirada a su hermano mayor, sobre qué tendría que decir al respecto.
A Darren le ofendió la prepotencia con la que Wthyr siempre le trataba, en este caso, con aquel gesto. Se mordió la mejilla por el interior de la boca, se cubrió nuevamente la maldición, se cruzó de brazos por delante del pecho y apartó la mirada de todos aquellos, escuchando de lejos los problemas de aquella maldición. Idiota de él que se pensó invencible, pensó por un momento que la maldición no le afectaba, que podría superarla… lo que no sabía es que era la culpable de muchas cosas que él no controlaba. Entre la condescendencia de Wthyr y la mirada de Gwen lo que le llevaba a pensar que estaban perdiendo el tiempo. Le menospreciaban. Dudó sobre qué estaba haciendo allí, si el moreno haría luego lo que le placiera, como siempre. Ya había decidido quién se casaría con las hermanas sin decir nada a nadie, que él sería el que se casara con aquella mequetrefe que se dedicaba a olisquear por los pasillos de Avalon, estuviera casada o no. Daba igual. Estaba decidido. Él y el árbol lo habían decidido, sin lugar a réplica. Y aquello seguía oliendo a problemas, no le hacía ni pizca de gracia, por mucha familia lejana que fuera, que aquella dama anduviera por Avalon como le placiese porque seguía siendo el enemigo. Y, además, con aquella respuesta de Gwen dudaba que pudiera ayudar a Arleen con aquel tema de su embarazo, no valdría la pena ni mentárselo, le trataría de idiota... otra vez. Y empezaba a hartarse de aquella actitud.
El rubio aguantó aquella mirada de hostilidad de Wthyr sin parpadear ni amedrentarse un solo segundo. El muy imbécil no tenía ni idea de nada, pero se creía con potestad para dedicarle sus lindezas. Lo repetiría, de eso estaba seguro, nadie se reía de la sangre Pendragon, nadie podía estar por encima de aquellos que estaban en aquella mesa. Un plebeyo, ni si quiera era un ciudadano de Ouroboros, casi que el mayor de los problemas era que Shyvanna hubiera llegado antes de que le hubiera dado tiempo a aplastarle el corazón. Ese había sido el fallo, ¿no? Aquel era el fallo, no haber acabado con Thoren. Maldito, maldito fuese, maldita sea su actitud. Darren no dejaba de excusarse en que sus acciones habían estado justificadas en todo aquello, aunque el reproche de su hermano y de su melliza le hacían dudar, cada vez más. ¿Cuánto más se había extralimitado? ¿Por qué no era consciente de ello? ¿Por qué seguía diciendo que lo volvería a repetir? Darren aguantó la mirada de Wthyr hasta que éste la retiró, luego se sumió en sus propios pensamientos, sin escuchar todos aquellos detalles sobre el divorcio de la LeFay, importándole más bien poco. ¿Qué había hecho? ¿Qué estaría dispuesto a hacer? ¿En qué se había convertido? Aquel término, en lengua vikinga seguía rondando por su mente… y solo había una vikinga de confianza que le resolvería esas dudas.
Como luego siguieron hablando del tema del Consejo, tampoco podía seguir planteándose todos aquellos conflictos internos. Fue el bufido de Shyvanna el que le llamó la atención y la siguió con la mirada después de que le dedicara aquellas linduras a Lake, y por dentro se sintió, por breves segundos, victorioso, y devolvió aquella mirada a Lake. Que ardiera Ouroboros, se lo tenían merecido, pero si queríamos conseguir aquel odioso puesto en el Consejo necesitaríamos de esa maldita isla. Iba a emitir su voto cuando Gwen propuso aquella idea. Le dirigió la atención y escuchó su propuesta. Sonrió con malicia y devolvió la mirada a su hermana melliza. -Hagamos lo nuestro. Concuerdo con Gwen- Y entonces dirigió la mirada a su hermano mayor, sobre qué tendría que decir al respecto.
Shyvanna Pendragon
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Las palabras de Wthyr retumbaban en su cabeza. La lista de amantes que había tenido…Era tan larga pero sólo un par se habían visto afectados. ¿Por qué? ¿Posibles parejas? Se mordió el labio pensativa y se mantuvo realmente callada mientras los demás intervenían. Palabras iban y venían, iban y venían. Subió la mirada hacia Lake cuando el mismo Wthyr le dijo que sin actuar tampoco ayudaba. Bien, que supiera que no sólo ella tenía esa opinión.
Lo de Catherine seguía sin cerrarle y chasqueó la lengua con fuerza. Frígida, arisca y …Bueno, no. Era atractiva. Ella se la habría llevado a la cama. Y aunque observó que Wthyr había interpretado su mirada lo siguiente que le dijo hizo que confirmar a sus sospechas. Así como ella había entendido sus compromisos él entendía lo que debía hacer y se sacrificaba por los demás -Te ayudaré- Iba a hacer lo que fuese porque la maldita pelinegra terminara adorando s Wthyr, lamiendo el piso por donde pasara. Iba a hacerlo feliz, costara lo que costara. Iba a parirle críos ¡Sixtillizos si era necesario! Las respuestas de Gwen no ayudaron en nada -Pero…¿Le hizo algo al árbol?- Preguntó frunciendo el ceño porque si tan siquiera lo habría tocado y el árbol no le había hecho nada…
La mirada azul de Shyvanna se disparó hacia Lake cuando comenzó a soltar veneno. Aguantó. Porque había asuntos que discernir. Aguanto y se mordió la lengua, pero su rostro estaba volviendo a colorearse de impotencia y Cedric deslizó una mano hacia ella que Shyvanna se sacudió. Miró a Gwen cuando la observó, pero no entendió por qué había dicho eso. Escuchó el resto de su análisis. Tenía sentido. Pero y entonces…¿Todo por lo que habían sido entrenados?
Caos y sangre entonces.
Conectó con la mirada de Darren un instante y luego miró a Wthyr asintiendo – Dejémosle creer que han ganado- Sonrió de lado y tras ello desvió la mirada hacia Lake -Impredecible siempre Lake. Pero tengo potestad para hacer esas decisiones y muchas más y no está en ti criticar nada de lo que he hecho - Mantuvo el gesto de sus labios -Así que yo, que tú, cuido bien las palabras que le diriges a cualquiera de tus hermanos mayores porque yo, a diferencia de Wthyr, no voy a tolerar que le vueltas a gritar…Como si tengo que arrastrarte por todo Avalon hasta que te desangres y aprendas donde está tu puesto en esta familia- Increíble, que hubiese pensado en pedirle a Wthyr tiempo..Tiempo para que fuese ella la que se casara primero, para que Lake no se viese atada
Levantó la barbilla y miró hacia su hermano mayor. Cuadró los hombros mientras su propio estómago le daba un tirón ante la expectativa de lo que iba a ocurrir -Tengo que informar a la abuela y esperar su decreto. Mi voto ya ha sido dado- Guardó silencio un momento mientras su garganta se movía -Pese a lo que sea que se decida en esta sala, quizás la abuela tenga una opinión diferente. Si alguien va a comandar las huestes de la Brigada Blödhren, que sean Darren y Alwaid- Su último deseo, en caso de que la abuela decidiera destituirla o…Quizás hasta sacrificarla. Observó a Cedric, Gwen un instante, y luego a Darren unos segundos más, como si quisiera grabarse su rostro. Tras eso dio media vuelta y se retiró de allí.
Lo de Catherine seguía sin cerrarle y chasqueó la lengua con fuerza. Frígida, arisca y …Bueno, no. Era atractiva. Ella se la habría llevado a la cama. Y aunque observó que Wthyr había interpretado su mirada lo siguiente que le dijo hizo que confirmar a sus sospechas. Así como ella había entendido sus compromisos él entendía lo que debía hacer y se sacrificaba por los demás -Te ayudaré- Iba a hacer lo que fuese porque la maldita pelinegra terminara adorando s Wthyr, lamiendo el piso por donde pasara. Iba a hacerlo feliz, costara lo que costara. Iba a parirle críos ¡Sixtillizos si era necesario! Las respuestas de Gwen no ayudaron en nada -Pero…¿Le hizo algo al árbol?- Preguntó frunciendo el ceño porque si tan siquiera lo habría tocado y el árbol no le había hecho nada…
La mirada azul de Shyvanna se disparó hacia Lake cuando comenzó a soltar veneno. Aguantó. Porque había asuntos que discernir. Aguanto y se mordió la lengua, pero su rostro estaba volviendo a colorearse de impotencia y Cedric deslizó una mano hacia ella que Shyvanna se sacudió. Miró a Gwen cuando la observó, pero no entendió por qué había dicho eso. Escuchó el resto de su análisis. Tenía sentido. Pero y entonces…¿Todo por lo que habían sido entrenados?
Caos y sangre entonces.
Conectó con la mirada de Darren un instante y luego miró a Wthyr asintiendo – Dejémosle creer que han ganado- Sonrió de lado y tras ello desvió la mirada hacia Lake -Impredecible siempre Lake. Pero tengo potestad para hacer esas decisiones y muchas más y no está en ti criticar nada de lo que he hecho - Mantuvo el gesto de sus labios -Así que yo, que tú, cuido bien las palabras que le diriges a cualquiera de tus hermanos mayores porque yo, a diferencia de Wthyr, no voy a tolerar que le vueltas a gritar…Como si tengo que arrastrarte por todo Avalon hasta que te desangres y aprendas donde está tu puesto en esta familia- Increíble, que hubiese pensado en pedirle a Wthyr tiempo..Tiempo para que fuese ella la que se casara primero, para que Lake no se viese atada
Levantó la barbilla y miró hacia su hermano mayor. Cuadró los hombros mientras su propio estómago le daba un tirón ante la expectativa de lo que iba a ocurrir -Tengo que informar a la abuela y esperar su decreto. Mi voto ya ha sido dado- Guardó silencio un momento mientras su garganta se movía -Pese a lo que sea que se decida en esta sala, quizás la abuela tenga una opinión diferente. Si alguien va a comandar las huestes de la Brigada Blödhren, que sean Darren y Alwaid- Su último deseo, en caso de que la abuela decidiera destituirla o…Quizás hasta sacrificarla. Observó a Cedric, Gwen un instante, y luego a Darren unos segundos más, como si quisiera grabarse su rostro. Tras eso dio media vuelta y se retiró de allí.
Era evidente que las marcas habían afectado a unos y a otros de manera dispar y con diferente intensidad. Me pregunté si tendría que ver con la cantidad y magnitud de las desgracias por las que podían verse afectados los que las tuviesen, o si simplemente aparecía más oscura y marcada por el orden de nacimiento. También observé las marcas del cuello de Gwen, entornando los ojos algo inquieto porque tenían que ver con el árbol. No le había gustado la presencia de Le Fay y tal vez lo habían pagado con Gwen. - Pues espero que no haya cambiado de opinión, otra vez.- si quería que Catherine fuese Pendragon...¿por qué no le agradaba su presencia en Ávalon?
La menor de la familia propuso aquella idea de abandonar la postulación al Consejo, de dejar el lugar que por derecho nos correspondía. Aquello no me agradó, pero estaba de acuerdo con ella y con el resto de mis hermanos. - Esos idiotas deben estar esperando a que pase el tiempo para negarnos el puesto en las narices. Ni con todo lo que hemos hecho han cambiado de parecer. Hubiese querido que Le Fay interviniese, pero ni si quiera con esas serviría. - me llevé una mano a la barbilla con gesto pensativo, valorando esa opción de dejar la candidatura de lado. Incluso Lake y Darren acabaron opinando lo mismo, a pesar de lo malhumorados que parecían ambos. - Incluso si entramos, no dejarán que hagamos cambios en el Consejo, los cambios que necesitan. A la larga era nuestro objetivo, poder lograr lo que Charles no pudo. No queremos calentar un asiento por calentarlo, sino convertirlo en algo más. Tal vez por oposición al Consejo, formando algo nuevo que acabe abocándolos a la desaparición. - dibuje una media sonrisa ambiciosa en el rostro al escuchar a Gwen mencionar el despertar de los dragones, otro objetivo fallido de Charles. Ese era el último, una vez superado lo de la maldición. - No debemos olvidarlo. - llamé a Lake y a Shyvanna a la calma cuando la rubia se enzarzó con ella lanzando aquellas amenazas. - Y tampoco hay que olvidar que no debemos mantener rencillas absurdas entre nosotros. ¿Acaso queréis que seamos como esos Descendientes, con sus odios y cuchicheos internos entre ellos? Ya es suficiente. - hice un sonido de desaprobación, lanzando una mirada de advertencia a Lake.
- Aquí ninguno somos enemigos de nadie, ni nos interesa enzarzarnos en peleas que no conducen a nada. Ya se lo dije a Darren una vez, no somos enemigos. No toleraré faltas de respeto de unos ni de otros. Si tenéis ganas de sangre, id a matar por ahí y a ser posible algo o alguien que no provoque más maldiciones. Gracias. - añadí el final de manera sarcástica, por si acaso se les ocurría liarla más de lo que ya la teníamos. Dicho eso me levante de la silla, dirigiendo una última mirada a los hermanos. - No enfades a la abuela...- advertí a Shyvanna antes de que se fuese. - Yo voy a hablar con la Le Fay, a comunicarle nuestra decisión. Si notáis algo raro en la marca, avisad. - eché la capa a un lado antes de echar a andar, saliendo del lugar con paso decidido.
La menor de la familia propuso aquella idea de abandonar la postulación al Consejo, de dejar el lugar que por derecho nos correspondía. Aquello no me agradó, pero estaba de acuerdo con ella y con el resto de mis hermanos. - Esos idiotas deben estar esperando a que pase el tiempo para negarnos el puesto en las narices. Ni con todo lo que hemos hecho han cambiado de parecer. Hubiese querido que Le Fay interviniese, pero ni si quiera con esas serviría. - me llevé una mano a la barbilla con gesto pensativo, valorando esa opción de dejar la candidatura de lado. Incluso Lake y Darren acabaron opinando lo mismo, a pesar de lo malhumorados que parecían ambos. - Incluso si entramos, no dejarán que hagamos cambios en el Consejo, los cambios que necesitan. A la larga era nuestro objetivo, poder lograr lo que Charles no pudo. No queremos calentar un asiento por calentarlo, sino convertirlo en algo más. Tal vez por oposición al Consejo, formando algo nuevo que acabe abocándolos a la desaparición. - dibuje una media sonrisa ambiciosa en el rostro al escuchar a Gwen mencionar el despertar de los dragones, otro objetivo fallido de Charles. Ese era el último, una vez superado lo de la maldición. - No debemos olvidarlo. - llamé a Lake y a Shyvanna a la calma cuando la rubia se enzarzó con ella lanzando aquellas amenazas. - Y tampoco hay que olvidar que no debemos mantener rencillas absurdas entre nosotros. ¿Acaso queréis que seamos como esos Descendientes, con sus odios y cuchicheos internos entre ellos? Ya es suficiente. - hice un sonido de desaprobación, lanzando una mirada de advertencia a Lake.
- Aquí ninguno somos enemigos de nadie, ni nos interesa enzarzarnos en peleas que no conducen a nada. Ya se lo dije a Darren una vez, no somos enemigos. No toleraré faltas de respeto de unos ni de otros. Si tenéis ganas de sangre, id a matar por ahí y a ser posible algo o alguien que no provoque más maldiciones. Gracias. - añadí el final de manera sarcástica, por si acaso se les ocurría liarla más de lo que ya la teníamos. Dicho eso me levante de la silla, dirigiendo una última mirada a los hermanos. - No enfades a la abuela...- advertí a Shyvanna antes de que se fuese. - Yo voy a hablar con la Le Fay, a comunicarle nuestra decisión. Si notáis algo raro en la marca, avisad. - eché la capa a un lado antes de echar a andar, saliendo del lugar con paso decidido.
Gwen Pendragón
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Negué a la pregunta de Shyvanna, es más, no creía que el Sanguis Ligno estuviese tan enfadado por la visita de Catherine aunque sin duda había perturbado su paz. Desvié la mirada a Wthyr por su comentario apretando brevemente mis labios.
-No lo creo.-Pero si el Árbol Sagrado cambiaba de opinión no había más remedio que aceptarlo, fuese cuando fuese. No se podía poner en duda su deseo.
La tensión entre mis hermanos, sobre todo mis hermanas me hizo suspirar. Lake siempre había sido difícil y no era extraño que soltase comentarios hirientes cada vez que nos reuníamos pero generalmente no le seguían el juego tanto como en esta ocasión.
No resultó tan descabellada mi idea al parecer, pues no dudaron mucho en aceptarla haciendo que Cedric pareciese más relajado que segundos antes. Asentí dando por zanjado el debate. Incluso Lake parecía convencida de que aquella era la mejor opción. Fijé mis ojos en la pelirroja con cierta confusión por su frase final y sonreí por un segundo.
-DaVinci puede ser un gran activo para nuestra causa, al igual que Tesla y varios descendientes más, es cierto.-Comenté sin darle mayor importancia, aunque sospechaba que mi hermana no lo había mentado con aquella intención pues siempre procuraba ser puntillosa con sus comentarios.
Por suerte Wthyr puso en su lugar a todo el mundo recordándoles lo que éramos y lo que no debíamos ser. No podíamos permitirnos estar separados. Seguí a Shyvanna sin entender por qué debía hablar con nuestra abuela ella y sobre todo porqué pensaba que la noticia la iba a tomar a mal. Tal vez me faltaba información.
El moreno también se despidió abandonando la sala y Cedric parecía estar por la labor también. Miré a Darren y a Lake, tal vez de mis hermanos era con los que menos palabras había cruzado en mi vida y aunque los comentarios de Darren podrían parecer los de cualquier hermano mayor que intenta fastidiar a su hermana pequeña, los de Lake eran bastante más hirientes en general.
-Supongo que tengo que preparar una ceremonia, avisaré a las sacerdotisas.-Me incorporé haciendo una inclinación a mis hermanos antes de abandonar la sala.
-No lo creo.-Pero si el Árbol Sagrado cambiaba de opinión no había más remedio que aceptarlo, fuese cuando fuese. No se podía poner en duda su deseo.
La tensión entre mis hermanos, sobre todo mis hermanas me hizo suspirar. Lake siempre había sido difícil y no era extraño que soltase comentarios hirientes cada vez que nos reuníamos pero generalmente no le seguían el juego tanto como en esta ocasión.
No resultó tan descabellada mi idea al parecer, pues no dudaron mucho en aceptarla haciendo que Cedric pareciese más relajado que segundos antes. Asentí dando por zanjado el debate. Incluso Lake parecía convencida de que aquella era la mejor opción. Fijé mis ojos en la pelirroja con cierta confusión por su frase final y sonreí por un segundo.
-DaVinci puede ser un gran activo para nuestra causa, al igual que Tesla y varios descendientes más, es cierto.-Comenté sin darle mayor importancia, aunque sospechaba que mi hermana no lo había mentado con aquella intención pues siempre procuraba ser puntillosa con sus comentarios.
Por suerte Wthyr puso en su lugar a todo el mundo recordándoles lo que éramos y lo que no debíamos ser. No podíamos permitirnos estar separados. Seguí a Shyvanna sin entender por qué debía hablar con nuestra abuela ella y sobre todo porqué pensaba que la noticia la iba a tomar a mal. Tal vez me faltaba información.
El moreno también se despidió abandonando la sala y Cedric parecía estar por la labor también. Miré a Darren y a Lake, tal vez de mis hermanos era con los que menos palabras había cruzado en mi vida y aunque los comentarios de Darren podrían parecer los de cualquier hermano mayor que intenta fastidiar a su hermana pequeña, los de Lake eran bastante más hirientes en general.
-Supongo que tengo que preparar una ceremonia, avisaré a las sacerdotisas.-Me incorporé haciendo una inclinación a mis hermanos antes de abandonar la sala.
Lake Pendragon
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Concordó entonces con cada palabra que Wthyr pronunció. Solo estaban esperando para que el puesto fuera negado y aquello era indignante. Cuando la rubia comenzó a hablarle de "potestad", Lake tuvo que sonreír.- Te debes al apellido también, hermana, y eso es algo mucho más grande que todos nosotros en lo individual y nuestras... potestades.- Sentención en una advertencia que iba con su voz más dócil, como si hubiera aprendido la lección, pero no había nada que aprender ahí por su parte. Y claro, que otra mala decisión iba a tomar Shyvanna que contarle ella misma a la abuela. Lo de las rencillas que decía Wthyr... pues era normal, siempre había algo tirante entre la rubia y la pelirroja, y siempre se unían en los momentos más inesperados. Era parte del encanto de su relación. Rodó los ojos una vez salieron ambos, cansada de que estuvieran tan encasillados en la edad que no querían ver nada más allá.
Después de causar caos, ya se sentía bastante más desahogada, por lo que fue capaz de asentir tranquilamente a su hermana la morena cuando se retiró a preparar a las sacerdotisas para la boda.- También hay que prepararnos. Hay mucho que preparar antes de que podamos prescindir de ese lugar en el Consejo.- Susurró a sus dos hermanos que aún quedaban en la sala. Se levantó de su silla y le colocó a Darren una mano en el hombre dedicándole una sonrisa.- No te avergüences nunca más, hermano, de lo que eres. Es ahora cuando debes asumirte fuerte.- Susurró. Ya no tenía la sangre en las manos, se la había quitado durante la reunión, asumía, pero algo en él seguía pareciéndole inquietante. Tras despedirse de Cedric, le tendió la mano rubio y permitió que le escoltara hacia el interior del castillo.
Después de causar caos, ya se sentía bastante más desahogada, por lo que fue capaz de asentir tranquilamente a su hermana la morena cuando se retiró a preparar a las sacerdotisas para la boda.- También hay que prepararnos. Hay mucho que preparar antes de que podamos prescindir de ese lugar en el Consejo.- Susurró a sus dos hermanos que aún quedaban en la sala. Se levantó de su silla y le colocó a Darren una mano en el hombre dedicándole una sonrisa.- No te avergüences nunca más, hermano, de lo que eres. Es ahora cuando debes asumirte fuerte.- Susurró. Ya no tenía la sangre en las manos, se la había quitado durante la reunión, asumía, pero algo en él seguía pareciéndole inquietante. Tras despedirse de Cedric, le tendió la mano rubio y permitió que le escoltara hacia el interior del castillo.
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