Despues de que se diera por clausurada la reunion aquella y nos mandasen a todos a tomar viento fresco, Erika y yo deambulamos por la isla en un incomodísimo silencio, hasta que llegamos a algun lugar en el que poder meternos, porque habian guardias por todos lados dando por culo con eso del nuevo toque de queda que se les habia ocurrido.
Total, que acabamos metidos en un salón de té, yo todavía con mi ropa medio chamuscada por culpa de Reiv. Menos mal que lo habian arreglado antes de que tuviese que volver a dispararle al hermano de Johan.
Miré a mi alrededor, el lugar era extraño, y me hacia sentir extraño, al igual que las movidas de la isla y los eventos que habian ocurrido hacia poco. No teniamos bastante con una potencial amenaza de muerte?
Y luego estaba....
Luego estaba ella. Volví a mirar a Erika de reojo. Me acordé de la propuesta que le habia hecho y de que me habia ignorado practicamente, ademas, estaba el tema de los soul....
- Así que...ahora eras jefa de...lo que sea de eso del fuego...no? Igual puedes invitarme a un...té, y me lo cuentas. - pondrían tés con especias especiales, como los de Sayid?
Total, que acabamos metidos en un salón de té, yo todavía con mi ropa medio chamuscada por culpa de Reiv. Menos mal que lo habian arreglado antes de que tuviese que volver a dispararle al hermano de Johan.
Miré a mi alrededor, el lugar era extraño, y me hacia sentir extraño, al igual que las movidas de la isla y los eventos que habian ocurrido hacia poco. No teniamos bastante con una potencial amenaza de muerte?
Y luego estaba....
Luego estaba ella. Volví a mirar a Erika de reojo. Me acordé de la propuesta que le habia hecho y de que me habia ignorado practicamente, ademas, estaba el tema de los soul....
- Así que...ahora eras jefa de...lo que sea de eso del fuego...no? Igual puedes invitarme a un...té, y me lo cuentas. - pondrían tés con especias especiales, como los de Sayid?
Salí bastante perdida de aquella reunión de locos. El endemoniado número uno, el niño ensangrentado, el endemoniado número dos, el cegato ensangrentado...y la tía loca cantando.
Seguí caminando en silencio, sabiendo que ahí al lado andaba Thalos también que por suerte había sido atendido en el momento del ataque. Pero la verdad no le prestaba mucha atención, o no quería prestársela. No lo tenía claro.
Por alguna razón acabamos en ese lugar. Fruncí mis labios apretándolos por la insistencia de los guardias.
"Se supone que me tengo que ir a tomar por culo a hablar con Khaled"
Y habló por fin. Le miré algo perdida y alcé ambas cejas interrogante. Si, seguramente no lo habría escuchado cuando el lider de los Souls lo impuso como condición para sacarnos de aquel lugar.
Asentí caminando a una de las mesas en la que tomé asiento.
-Es...si no sé el nombre del cargo. Khaled...- entorné los ojos sin saber si decir su nombre en una conversación banal supondría que nos escuchase de algún modo- Él dijo que nos sacaría de allí si aceptaba ser su...lo que sea de la hermandad de fuego.
Pronto aparecieron unas tazas de té sobre la mesa, a pesar de que el lugar parecía extrañamente vacío. Miré el té durante unos segundos y el espacio vacío de al lado. Debería haber un plato de pájaros. Pero no, ya no estaba en el Castillo Malfoy. Comencé a remover el líquido con la cucharilla distraídamente y en silencio por un rato hasta que me decidí a mirar a Draven.
-¿Y tu vas a explicarme eso de vivir juntos que has soltado en mitad de la reunión del fin del mundo?
"eso, evadamos el...pequeño tema"
Dejé la cucharilla de lado y llevé la taza a mis labios soplando. Estaba caliente y olía dulce...arggg te dulce. Volví a fruncir los labios y arrugué mi nariz dejando la taza en su plato de nuevo.
-Por cierto...¿Y la que cantaba?¿Tu lo has entendido?Creo que me he perdido en algún punto de la reunión...
Seguí caminando en silencio, sabiendo que ahí al lado andaba Thalos también que por suerte había sido atendido en el momento del ataque. Pero la verdad no le prestaba mucha atención, o no quería prestársela. No lo tenía claro.
Por alguna razón acabamos en ese lugar. Fruncí mis labios apretándolos por la insistencia de los guardias.
"Se supone que me tengo que ir a tomar por culo a hablar con Khaled"
Y habló por fin. Le miré algo perdida y alcé ambas cejas interrogante. Si, seguramente no lo habría escuchado cuando el lider de los Souls lo impuso como condición para sacarnos de aquel lugar.
Asentí caminando a una de las mesas en la que tomé asiento.
-Es...si no sé el nombre del cargo. Khaled...- entorné los ojos sin saber si decir su nombre en una conversación banal supondría que nos escuchase de algún modo- Él dijo que nos sacaría de allí si aceptaba ser su...lo que sea de la hermandad de fuego.
Pronto aparecieron unas tazas de té sobre la mesa, a pesar de que el lugar parecía extrañamente vacío. Miré el té durante unos segundos y el espacio vacío de al lado. Debería haber un plato de pájaros. Pero no, ya no estaba en el Castillo Malfoy. Comencé a remover el líquido con la cucharilla distraídamente y en silencio por un rato hasta que me decidí a mirar a Draven.
-¿Y tu vas a explicarme eso de vivir juntos que has soltado en mitad de la reunión del fin del mundo?
"eso, evadamos el...pequeño tema"
Dejé la cucharilla de lado y llevé la taza a mis labios soplando. Estaba caliente y olía dulce...arggg te dulce. Volví a fruncir los labios y arrugué mi nariz dejando la taza en su plato de nuevo.
-Por cierto...¿Y la que cantaba?¿Tu lo has entendido?Creo que me he perdido en algún punto de la reunión...
Me fui a una de aquellas mesas con ellas quedando encajonado entre la misma y la pared de la tetería chunga. Al sentarnos apareció el té y fruncí mi ceño, típico de los Descendientes, quien estaría sirviendo los tés a distancia? Pensé que me apetecía una cachimba de esas que tenian en los expositores de la entrada, y no tardó mucho en aparecer una ya preparada, entre los dos tés.
- O sea que fue un intercambio y ahora te toca encargarte de eso. Y... que implicaciones va a tener? Reuniones de equipo semanales? Terapias de grupo...? - empecé a irme por las ramas con mi sarcasmo habitual, pero no era eso lo que quería, asi que negué con la cabeza y me reprendí a mi mismo. - Quiero decir que si puedes seguir con los renegados o no. No voy a mentirte, el papel de jefa te va que ni pintado... es solo que el demonio ese que te pide cosas o lo que sea me mosquea bastante
Nos habia salvado el culo ya dos veces pero era siniestro de cojones. Claro que teniendo en cuenta las rutas de viaje que nos diseñaba para escapar, si ese era su medio de transporte habitual, pues mira, no me extraña que tuviese ese aire siniestro.
Empecé a beber té cuando ella me pregunto eso y me atraganté un poco, volviendo a escupir el té a la taza pero disimulando lo mejor que supe.
-Que tiene eso de explicar? Es un sí o un...no. Podemos intentarlo, o podemos no hacerlo...o podemos.... - miré la estúpida taza de té y un segundo despues agarré la pipa de agua, comenzando a fumar. Eso no picaba al pasar, no tenia nada que ver con el tabaco normal.... La volví a dejar algo decepcionado.
- No he entendido una mierda, pero se ha marcado un show que flipas. Se acaba de morir un tipo y tu te pones a cantar un show? Creo que queria sacrificar a alguien...Los Descendientes están locos, pelirroja. Son como magos, pero más zumbados aun, no se si me entiendes, que si te pones a escribir un guion no te sale algo asi. - me quedé pensativo varios segundos, con una duda bailando en mi cabeza. Una que llevaba ya mucho tiempo dandome vueltas. Si podía decirselo a alguien, era a ella - Si te soy sincero....no sé cual es mi lugar en todo esto...
- O sea que fue un intercambio y ahora te toca encargarte de eso. Y... que implicaciones va a tener? Reuniones de equipo semanales? Terapias de grupo...? - empecé a irme por las ramas con mi sarcasmo habitual, pero no era eso lo que quería, asi que negué con la cabeza y me reprendí a mi mismo. - Quiero decir que si puedes seguir con los renegados o no. No voy a mentirte, el papel de jefa te va que ni pintado... es solo que el demonio ese que te pide cosas o lo que sea me mosquea bastante
Nos habia salvado el culo ya dos veces pero era siniestro de cojones. Claro que teniendo en cuenta las rutas de viaje que nos diseñaba para escapar, si ese era su medio de transporte habitual, pues mira, no me extraña que tuviese ese aire siniestro.
Empecé a beber té cuando ella me pregunto eso y me atraganté un poco, volviendo a escupir el té a la taza pero disimulando lo mejor que supe.
-Que tiene eso de explicar? Es un sí o un...no. Podemos intentarlo, o podemos no hacerlo...o podemos.... - miré la estúpida taza de té y un segundo despues agarré la pipa de agua, comenzando a fumar. Eso no picaba al pasar, no tenia nada que ver con el tabaco normal.... La volví a dejar algo decepcionado.
- No he entendido una mierda, pero se ha marcado un show que flipas. Se acaba de morir un tipo y tu te pones a cantar un show? Creo que queria sacrificar a alguien...Los Descendientes están locos, pelirroja. Son como magos, pero más zumbados aun, no se si me entiendes, que si te pones a escribir un guion no te sale algo asi. - me quedé pensativo varios segundos, con una duda bailando en mi cabeza. Una que llevaba ya mucho tiempo dandome vueltas. Si podía decirselo a alguien, era a ella - Si te soy sincero....no sé cual es mi lugar en todo esto...
Al aparecer aquella cachimba fruncí el ceño y miré a Thalos. ¿Lo había pensado él?¿Como narices manejaban ese local?Tenía que pensar en un maldito té normal y corriente sin especias ¿o que? De pronto su té desapareció y al segundo uno nuevo con otra porcelana diferente apareció en la mesa. Suspiré.
-No...no lo sé...
Respondí algo insegura con cierto tono de enfado. Eran preguntas que no sabía responder, no sabía como iba la cosa, solamente que Khaled había solicitado mi presencia hacía ya rato y yo me estaba entreteniendo demasiado.
-Tendré que ir a contarles lo de la reunión y...no sé...
Ahora si aproximé la taza a mis labios tomando un sorbo corto mientras el seguía preguntando a su manera y yo continuaba mirándole con el ceño fruncido. No estaba enfadada con él, simplemente tenía muchas dudas, respecto a todo.
-Tal vez quieran que me quede...allí, o no...no lo tengo claro.¿Khaled?Creo que es el...jefe o algo así, no sé si tienen un jefe la verdad, pero si hay uno posiblemente sea él. ¿Por qué te mosquea?
Apreté mis labios tratando de disimular una pequeña risa al ver ese escupitajo de té absurdo por su parte. Era extraño reirme teniendo en cuenta que estaba bastante acojonada por todo pero es que le veía meter la pata en esas chorradas y me salía solo. Carraspeé desviando la mirada mientras sorbía mi te haciendo como que no le había visto. Volví a mirarle cuando habló de nuevo.
-O podemos...
Alcé una ceja cuando agarró la pipa tan repentinamente y sonreí de medio lado.
-Vamos Draven...no sabía que aún te ponía nervioso...
Me siguió el tema, haciendo que cambiase la conversación por completo y simplemente sonreí, me acerqué un poco más, inclinando mi cuerpo para decirle como en cierto secretismo lo siguiente.
-¿Mas locos que los Malfoy?¿Tu crees?
Pero la risa y la broma paró al oir lo que parecía una crisis existencial del carajo. Ahora no necesitaba que el puñetero cegato tuviese una paranoia mental sobre su vida y que se deprimiese o algo así, mierda. Fruncí mi ceño poco a poco enfadándome con él.
-¿Como que tu lugar?¿De que hablas cegato?
Encogí mis hombros mirando alrededor y me señalé a mi misma porque en ese puto bar no había nadie más.
-¿Y mi lugar?¿y...¿y el lugar de...no sé...de ...de quién carajo atienda en este puto sitio?Eres el puñetero Thalos Draven...miembro de la Resistencia, prácticamente eres el segundo al cargo, maldita sea...¿Como que tu lugar?
-No...no lo sé...
Respondí algo insegura con cierto tono de enfado. Eran preguntas que no sabía responder, no sabía como iba la cosa, solamente que Khaled había solicitado mi presencia hacía ya rato y yo me estaba entreteniendo demasiado.
-Tendré que ir a contarles lo de la reunión y...no sé...
Ahora si aproximé la taza a mis labios tomando un sorbo corto mientras el seguía preguntando a su manera y yo continuaba mirándole con el ceño fruncido. No estaba enfadada con él, simplemente tenía muchas dudas, respecto a todo.
-Tal vez quieran que me quede...allí, o no...no lo tengo claro.¿Khaled?Creo que es el...jefe o algo así, no sé si tienen un jefe la verdad, pero si hay uno posiblemente sea él. ¿Por qué te mosquea?
Apreté mis labios tratando de disimular una pequeña risa al ver ese escupitajo de té absurdo por su parte. Era extraño reirme teniendo en cuenta que estaba bastante acojonada por todo pero es que le veía meter la pata en esas chorradas y me salía solo. Carraspeé desviando la mirada mientras sorbía mi te haciendo como que no le había visto. Volví a mirarle cuando habló de nuevo.
-O podemos...
Alcé una ceja cuando agarró la pipa tan repentinamente y sonreí de medio lado.
-Vamos Draven...no sabía que aún te ponía nervioso...
Me siguió el tema, haciendo que cambiase la conversación por completo y simplemente sonreí, me acerqué un poco más, inclinando mi cuerpo para decirle como en cierto secretismo lo siguiente.
-¿Mas locos que los Malfoy?¿Tu crees?
Pero la risa y la broma paró al oir lo que parecía una crisis existencial del carajo. Ahora no necesitaba que el puñetero cegato tuviese una paranoia mental sobre su vida y que se deprimiese o algo así, mierda. Fruncí mi ceño poco a poco enfadándome con él.
-¿Como que tu lugar?¿De que hablas cegato?
Encogí mis hombros mirando alrededor y me señalé a mi misma porque en ese puto bar no había nadie más.
-¿Y mi lugar?¿y...¿y el lugar de...no sé...de ...de quién carajo atienda en este puto sitio?Eres el puñetero Thalos Draven...miembro de la Resistencia, prácticamente eres el segundo al cargo, maldita sea...¿Como que tu lugar?
Volví a pegar unas caladitas de aquella cachimba que se habia materializado ahi delante en cuanto habia pensado que me apetecía una, captando la mirada de Erika.
- Si, la he pedido yo. Creo. - parece que ella lo habia pillado porque apareció un té distinto al que habia sobre la mesa. Alcé las cejas. Aquellas porcelanas.... - pájaros no por favor.
- ¿Ir a donde? - no sabía en realidad donde se juntaban los soul reaper, y sinceramente cualquier expedicion fuera de la isla...era peligrosa. PEro por otro lado, ellos debian de tener su propio bastión. - No parece que sea un cargo que te hace mucha ilusión. - juzgué por el tono de sus palabras. O quiza era que le preocupaban otras cosas....cosas pequeñas que luego hacen cosas. - Me mosquea porque es... - no sabia decirlo con exactitud. - Pues que ...es un demonio y... y no lo conozco. Qué quiere? De qué palo va?
Solté un "tché" cuando insinuó que aun me ponía nervioso, desgraciadamente a veces era cierto.
- Prácticamente locura al nivel de los Malfoy - aseveré, que eso era mucho decir ya. El momento broma pasó despues cuando ella frunció el ceño tras haberle compartido aquello. Hice una mueca cuando me puso aquellos ejemplos, supongo....supongo que tenías razon. Me pareció hasta adorable como intentaba animarme o sacarme de dudas o lo que fuera, asi que decidí dejar de quejarme. Apoyé la barbilla sobre las manos inclinandome un poco hacia ella sobre la mesa.
- Awww, como que practicamente segundo al cargo? y ese practicamente por qué? Quieres ser jefa de los soul de fuego ademas de la segunda al cargo? Yo que tu no me disputaria conmigo el amor de Johan, me ha confesado cosas muy interesantes...
Solté una breve risa volviendo a mi posicion natural, mas recostado sobre la pared, echando un brazo por encima de los cojines. Bromas a parte....
- Es solo que creo que esta mierda nos está desbordando a todos. Han pasado muchas cosas en poco tiempo y luego está... lo nuestro...
- Si, la he pedido yo. Creo. - parece que ella lo habia pillado porque apareció un té distinto al que habia sobre la mesa. Alcé las cejas. Aquellas porcelanas.... - pájaros no por favor.
- ¿Ir a donde? - no sabía en realidad donde se juntaban los soul reaper, y sinceramente cualquier expedicion fuera de la isla...era peligrosa. PEro por otro lado, ellos debian de tener su propio bastión. - No parece que sea un cargo que te hace mucha ilusión. - juzgué por el tono de sus palabras. O quiza era que le preocupaban otras cosas....cosas pequeñas que luego hacen cosas. - Me mosquea porque es... - no sabia decirlo con exactitud. - Pues que ...es un demonio y... y no lo conozco. Qué quiere? De qué palo va?
Solté un "tché" cuando insinuó que aun me ponía nervioso, desgraciadamente a veces era cierto.
- Prácticamente locura al nivel de los Malfoy - aseveré, que eso era mucho decir ya. El momento broma pasó despues cuando ella frunció el ceño tras haberle compartido aquello. Hice una mueca cuando me puso aquellos ejemplos, supongo....supongo que tenías razon. Me pareció hasta adorable como intentaba animarme o sacarme de dudas o lo que fuera, asi que decidí dejar de quejarme. Apoyé la barbilla sobre las manos inclinandome un poco hacia ella sobre la mesa.
- Awww, como que practicamente segundo al cargo? y ese practicamente por qué? Quieres ser jefa de los soul de fuego ademas de la segunda al cargo? Yo que tu no me disputaria conmigo el amor de Johan, me ha confesado cosas muy interesantes...
Solté una breve risa volviendo a mi posicion natural, mas recostado sobre la pared, echando un brazo por encima de los cojines. Bromas a parte....
- Es solo que creo que esta mierda nos está desbordando a todos. Han pasado muchas cosas en poco tiempo y luego está... lo nuestro...
Entrecerré los ojos cuando rogó eso de los pájaros. Y sí, me hizo pensar en casa y en aquellas tardes de te y...en los pájaros. Apareció un plato de pájaros....de galleta de chocolate. Entorné los ojos, tal vez también estaba pensando en chocolate, lo reconozco.
-No sé a...una de esas torres que tienen...
Hice un gesto como de que lo tenía todo en mi cabeza, la imagen de ese sitio. Suspiré y agarré una de las galletas pegando un mordisco.
-Sabes que nunca quise relacionarme con los Souls, que fue todo casualidad...o torpeza.
Murmuré distraída masticando la galleta. Al fin y al cabo me había tropezado y casualmente mi mano se plantó en aquella maldita calavera. Me quedé recordando aquel momento algo ida. Después le miré chascando mi lengua.
-Yo tampoco le conozco.¿Qué quieres que te diga?Le hice una promesa a un demonio, no voy a incumplirla.
Dejé la galleta en el platillo del te frunciendo mis labios un momento. Observando todo lo que había en la mesa.
-Oye...¿Esto se carga a una cuenta o aquí usan dinero?¿Usan libras o...galeones?¿O tienen moneda propia?...mmmmhh...tal vez sea gratis.
Había comenzado a desvariar, aunque la verdad aquel lugar hacía que me asaltasen dudas varias. Mordí mi labio mirando con insistencia la galleta y después alcé ambas cejas al oír aquello de acaparar puestos. Alcé el mentón dignamente.
-Podría serlo...llevo mas años que tú... y te recuerdo que no querías unirte. Preferías pudrirte en tu hotel roñoso. Menos mal que una pelirroja listísima te convenció.
Sonreí de medio lado tomando mi te y mis ojos se entrecerraron con curiosidad por aquello último.
-O tal vez si seas el segundo al cargo después de todo.... tal vez deberías compartir información con la Jefa...de lo que sea de fuego de los Souls.
solté una pequeña risilla acercando la taza a mis labios. Al menos parecía estar más relajada, a pesar de la situación. Asentí, era cierto que habían pasado muchas cosas y que la situación era una mierda y que había mil cosas que hacer y que... Dejé la taza en el plato ahora seria comenzando a girarla suavemente con mis manos. Suspiré, lo nuestro...¿que de todo?.
-Sí, deberíamos buscar a Reed y...no sé, tal vez pedirle a alguien que intente hacer algo con él.
Encogí un hombro. No creía que se refiriese a Reed pero obviamente trataba de evadir el otro tema, el otro lo nuestro. Le miré de reojo, sabiendo que me iba a cazar las intenciones y después suspiré acomodando mi espalda en aquel asiento.
-A Reed no le va a gustar...
Comenté refiriéndome ahora sí a eso otro nuestro por fin, mordiendo mi labio inferior mientras mi dedo surcaba el borde de la taza calentándolo.
-Ni si quiera sé si a mi me gusta...
-No sé a...una de esas torres que tienen...
Hice un gesto como de que lo tenía todo en mi cabeza, la imagen de ese sitio. Suspiré y agarré una de las galletas pegando un mordisco.
-Sabes que nunca quise relacionarme con los Souls, que fue todo casualidad...o torpeza.
Murmuré distraída masticando la galleta. Al fin y al cabo me había tropezado y casualmente mi mano se plantó en aquella maldita calavera. Me quedé recordando aquel momento algo ida. Después le miré chascando mi lengua.
-Yo tampoco le conozco.¿Qué quieres que te diga?Le hice una promesa a un demonio, no voy a incumplirla.
Dejé la galleta en el platillo del te frunciendo mis labios un momento. Observando todo lo que había en la mesa.
-Oye...¿Esto se carga a una cuenta o aquí usan dinero?¿Usan libras o...galeones?¿O tienen moneda propia?...mmmmhh...tal vez sea gratis.
Había comenzado a desvariar, aunque la verdad aquel lugar hacía que me asaltasen dudas varias. Mordí mi labio mirando con insistencia la galleta y después alcé ambas cejas al oír aquello de acaparar puestos. Alcé el mentón dignamente.
-Podría serlo...llevo mas años que tú... y te recuerdo que no querías unirte. Preferías pudrirte en tu hotel roñoso. Menos mal que una pelirroja listísima te convenció.
Sonreí de medio lado tomando mi te y mis ojos se entrecerraron con curiosidad por aquello último.
-O tal vez si seas el segundo al cargo después de todo.... tal vez deberías compartir información con la Jefa...de lo que sea de fuego de los Souls.
solté una pequeña risilla acercando la taza a mis labios. Al menos parecía estar más relajada, a pesar de la situación. Asentí, era cierto que habían pasado muchas cosas y que la situación era una mierda y que había mil cosas que hacer y que... Dejé la taza en el plato ahora seria comenzando a girarla suavemente con mis manos. Suspiré, lo nuestro...¿que de todo?.
-Sí, deberíamos buscar a Reed y...no sé, tal vez pedirle a alguien que intente hacer algo con él.
Encogí un hombro. No creía que se refiriese a Reed pero obviamente trataba de evadir el otro tema, el otro lo nuestro. Le miré de reojo, sabiendo que me iba a cazar las intenciones y después suspiré acomodando mi espalda en aquel asiento.
-A Reed no le va a gustar...
Comenté refiriéndome ahora sí a eso otro nuestro por fin, mordiendo mi labio inferior mientras mi dedo surcaba el borde de la taza calentándolo.
-Ni si quiera sé si a mi me gusta...
Solté una breve y ahogada carcajada al ver aquellas galletas en forma de pajaro
"Será posible...."
- ya lo sé, sé que no lo buscaste. Y puedo ver por qué es mala idea faltar a tu promesa con un demonio. Pero si te vas.... Supongo que acabarás pasando más tiempo allí que aquí.
Aunque diciendo "aqui" no me refería a ouroboros precisamente, si no con nosotros, los renegados. Al final me distraje yo también con el tema de la cuenta.
- fijo que es gratis, estará subvencionado o algo. No es legal que te cobren por pensar las cosas que te gustaría tomar aunque no las pidas.
Me comí un pájaro galleta con desdén mientras la miraba recordando mas o menos el momento en el que me convenció.
- Sí, con un morreo suicida y teniendo yo cuarenta de fiebre o más. Juego limpio, siempre. - me hice el interesante cuando pareció ceder el segundo puesto a cambio de jugosos cotilleos. - Pues...es como sospechábamos. Tiene una crisis.
La escuché, entre tanta indirecta habia hueco para temas serios, y asentí lentamente. Pensar en Reed seguía causandome una molestia gigante a la altura del pecho.
- Algo como qué...? Tipo...un psicologo? No creo que eso funcione. Le pegará una paliza al psicologo.
"es lo que yo haría"
- Somos nosotros los que deberíamos intentar hacer algo con él. - a no ser.... me apareció otra perspectiva en la cabeza y la miré extrañado con una ceja alzada. - o es que te refieres a hacer algo mágico con él?
"si son mas hechizos, yo paso, bastante sobredosis de magia se llevó ya con el maldito maestro ese"
- Si no tuvieramos que preocuparnos del fin del mundo por culpa de Terminator 2.0 ni de la invasion de los Pendragon esos, quizá tuvieramos tiempo para pensar en encontrar a ese maldito maestro y estrangularlo hasta que....yo que sé, pelirroja. No me importa que Reed esté crecidito de golpe, pero su cabeza.... no acabas así de la noche a la mañana. - dije dandome varios toques en la sien. Entendía a Reed demasiado bien, o eso creía. Resoplé, claro que no iba a gustarle.
- Ni un poco. Yo lo sentiría como si hubiesen tirado la toalla conmigo. - me acabé el té, ojalá fuese cerveza, pero no, habiamos entrado a un salon de té extraño. - Te entiendo, nuestro historial es un poco...caótico. - pegué otra calada a esa cachimba, era rara pero aclaraba mis ideas. - Por un lado quiero, y por otro lado no. El lado que quiere es el mismo que te ha dicho antes que vivamos juntos. Y el lado que no es el lado que tiene miedo de cagarla de nuevo.
Puse un gesto raro mirando la cachimba, aun mas extrañado.
- Qué cojones le han puesto a esto?
"Será posible...."
- ya lo sé, sé que no lo buscaste. Y puedo ver por qué es mala idea faltar a tu promesa con un demonio. Pero si te vas.... Supongo que acabarás pasando más tiempo allí que aquí.
Aunque diciendo "aqui" no me refería a ouroboros precisamente, si no con nosotros, los renegados. Al final me distraje yo también con el tema de la cuenta.
- fijo que es gratis, estará subvencionado o algo. No es legal que te cobren por pensar las cosas que te gustaría tomar aunque no las pidas.
Me comí un pájaro galleta con desdén mientras la miraba recordando mas o menos el momento en el que me convenció.
- Sí, con un morreo suicida y teniendo yo cuarenta de fiebre o más. Juego limpio, siempre. - me hice el interesante cuando pareció ceder el segundo puesto a cambio de jugosos cotilleos. - Pues...es como sospechábamos. Tiene una crisis.
La escuché, entre tanta indirecta habia hueco para temas serios, y asentí lentamente. Pensar en Reed seguía causandome una molestia gigante a la altura del pecho.
- Algo como qué...? Tipo...un psicologo? No creo que eso funcione. Le pegará una paliza al psicologo.
"es lo que yo haría"
- Somos nosotros los que deberíamos intentar hacer algo con él. - a no ser.... me apareció otra perspectiva en la cabeza y la miré extrañado con una ceja alzada. - o es que te refieres a hacer algo mágico con él?
"si son mas hechizos, yo paso, bastante sobredosis de magia se llevó ya con el maldito maestro ese"
- Si no tuvieramos que preocuparnos del fin del mundo por culpa de Terminator 2.0 ni de la invasion de los Pendragon esos, quizá tuvieramos tiempo para pensar en encontrar a ese maldito maestro y estrangularlo hasta que....yo que sé, pelirroja. No me importa que Reed esté crecidito de golpe, pero su cabeza.... no acabas así de la noche a la mañana. - dije dandome varios toques en la sien. Entendía a Reed demasiado bien, o eso creía. Resoplé, claro que no iba a gustarle.
- Ni un poco. Yo lo sentiría como si hubiesen tirado la toalla conmigo. - me acabé el té, ojalá fuese cerveza, pero no, habiamos entrado a un salon de té extraño. - Te entiendo, nuestro historial es un poco...caótico. - pegué otra calada a esa cachimba, era rara pero aclaraba mis ideas. - Por un lado quiero, y por otro lado no. El lado que quiere es el mismo que te ha dicho antes que vivamos juntos. Y el lado que no es el lado que tiene miedo de cagarla de nuevo.
Puse un gesto raro mirando la cachimba, aun mas extrañado.
- Qué cojones le han puesto a esto?
Suspiré a aquello de irme con los Souls observando su expresión.
-Vamos...no es como si me fuesen a tener encerrada en una torre y no pudiese moverme libremente.
"o eso espero"
Solté a modo de broma tratando de relajar un poco aquel tono tan raruno que Thalos había adoptado respecto al tema.
-Y supongo que habrá souls que tengan casa propia y esas cosas, ¿no?
Asentí a lo del tema de la subvención, tal vez allí funcionaban así las cosas. Tal vez todo fuese gratis, bueno, en la base también la gente comía gratis, aunque había gente que se dedicaba a cazar y yo misma llevé latas y alimentos que encontré por la ciudad.
Le miré con cierta ternura, me salió sin más, cuando recordó las condiciones por las que fue convencido de unirse a la Resistencia. Tomé la galleta en mi mano y alcé ambas cejas sonriendo con una expresión muy altiva y digna.
-De nada.
Mordisqueé la galleta riendo un poquillo.
-La verdad es que estabas hecho una mierda, no sé como se me ocurrió acercarme a tí.
Al oir lo de Johan fruncí el ceño. Crisis. ¿en serio?
-¿Como los cuarentones de las pelis que se van con una mas joven y se compran un descapotable?¿En serio?
Pregunté de modo incrédulo antes de negar varias veces mientras terminaba la galleta que tenía entre manos. Respecto al tema de Reed que pareció angustiarle y a mi también me angustiaba sugirió un psicólogo.
-¿Aún quedan psicólogos?
interrogué irónicamente. No, no había pensado en un psicólogo, obviamente.
-A nosotros no nos va a hacer caso Thalos...- Y sí, notaba en su voz que cualquier procedimiento mágico que sugiriese no le iba a parecer bien- Tal vez alguien podría... no sé, mirar en su cabeza, ver como de...preocupante es el tema.
Solté algo incómoda, tampoco me parecía buena idea jugar con mas hechizos y magia con él pero realmente no era capaz de encontrar una solución para aquel problema. Cogí aire mientras seguía hablando sobre ello, el maestro y el crecimiento de Reed y su...su cabeza.
-Al menos no ha intentado matarnos.
Murmuré muy por lo bajo, como si quisiese convencerme de que Reed no estaba tan mal de la chaveta en realidad.Las siguientes palabras de Draven hicieron que se me crease un nudo en la boca del estómago. Claro que no iba a gustarle, mierda, no había pensado en que se podría sentir así. Thalos seguía hablando, ahora sobre sus miedos respecto al tema y yo a su vez los enumeraba mentalmente.
-Siempre podemos...
"optar por lo más fácil"
Ya tuvimos esa conversación antes, cuando nos enteramos de que venía Reed. No sabía si quería volver a tenerla. Me extrañé por su pregunta volviendo a mirarle, hacía rato que no posaba la vista en él. Miré a la cachimba.
-¿En que has pensado?Seguro que en cerveza rancia....
Sonreí de medio lado aun con la mirada un tanto triste.
-Vamos...no es como si me fuesen a tener encerrada en una torre y no pudiese moverme libremente.
"o eso espero"
Solté a modo de broma tratando de relajar un poco aquel tono tan raruno que Thalos había adoptado respecto al tema.
-Y supongo que habrá souls que tengan casa propia y esas cosas, ¿no?
Asentí a lo del tema de la subvención, tal vez allí funcionaban así las cosas. Tal vez todo fuese gratis, bueno, en la base también la gente comía gratis, aunque había gente que se dedicaba a cazar y yo misma llevé latas y alimentos que encontré por la ciudad.
Le miré con cierta ternura, me salió sin más, cuando recordó las condiciones por las que fue convencido de unirse a la Resistencia. Tomé la galleta en mi mano y alcé ambas cejas sonriendo con una expresión muy altiva y digna.
-De nada.
Mordisqueé la galleta riendo un poquillo.
-La verdad es que estabas hecho una mierda, no sé como se me ocurrió acercarme a tí.
Al oir lo de Johan fruncí el ceño. Crisis. ¿en serio?
-¿Como los cuarentones de las pelis que se van con una mas joven y se compran un descapotable?¿En serio?
Pregunté de modo incrédulo antes de negar varias veces mientras terminaba la galleta que tenía entre manos. Respecto al tema de Reed que pareció angustiarle y a mi también me angustiaba sugirió un psicólogo.
-¿Aún quedan psicólogos?
interrogué irónicamente. No, no había pensado en un psicólogo, obviamente.
-A nosotros no nos va a hacer caso Thalos...- Y sí, notaba en su voz que cualquier procedimiento mágico que sugiriese no le iba a parecer bien- Tal vez alguien podría... no sé, mirar en su cabeza, ver como de...preocupante es el tema.
Solté algo incómoda, tampoco me parecía buena idea jugar con mas hechizos y magia con él pero realmente no era capaz de encontrar una solución para aquel problema. Cogí aire mientras seguía hablando sobre ello, el maestro y el crecimiento de Reed y su...su cabeza.
-Al menos no ha intentado matarnos.
Murmuré muy por lo bajo, como si quisiese convencerme de que Reed no estaba tan mal de la chaveta en realidad.Las siguientes palabras de Draven hicieron que se me crease un nudo en la boca del estómago. Claro que no iba a gustarle, mierda, no había pensado en que se podría sentir así. Thalos seguía hablando, ahora sobre sus miedos respecto al tema y yo a su vez los enumeraba mentalmente.
-Siempre podemos...
"optar por lo más fácil"
Ya tuvimos esa conversación antes, cuando nos enteramos de que venía Reed. No sabía si quería volver a tenerla. Me extrañé por su pregunta volviendo a mirarle, hacía rato que no posaba la vista en él. Miré a la cachimba.
-¿En que has pensado?Seguro que en cerveza rancia....
Sonreí de medio lado aun con la mirada un tanto triste.
- Digo yo. - no tenia ni puta idea de como funcionaban los Soul Reaper, le tocaría a Erika descubrirlo, ahora que se habia comprometido con ellos. Resoplé cuando dijo "de nada" tan altivamente, como si aquello hubiese sido algo de lo que sentirse orgullosa.
- Debió de ser mi increíble atractivo del momento....
Ironicé. Luego me habría reido por su comparacion sobre lo de Johan de no ser porque el otro tema que estabamos hablando no era cosa de poco, pero una miradita bien socarrona y una sonrisa si que mostré, como diciendole "touché".
- No....no quiero que hurguen en su cabeza, y menos que lo haga cualquiera. Incluso si el tema es preocupante, no quiero. - eso lo tenía claro. Negué con la cabeza, como reforzando mis palabras. - Aunque haría una excepción con el cuarentón en crisis. De él si me fiaría. - me referia a que fuese Johan. - Ya le pedí que le mandase uno de esos mensajes telepáticos antes para comprobar si estaba bien. Aunque Reed lo mandó a la mierda - me reí entredientes.
Sin embargo cuando dijo eso de que al menos no habia intentado matarnos, retiré la vista de mi taza y la clavé en ella, largamente. Sabía que ella no lo habia dicho con esas intenciones, pero.... para mi, el paralelismo fue demasiado claro. Ya lo habia dicho yo antes. La cabeza de una persona...no se queda de cierta manera así por nada.
- Por qué crees que intentaría algo asi? - la interrogué al cabo de unos instantes largos. No fue necesario que terminase ese "siempre podemos...", pues intuí por donde iban los tiros. Dejé mi sitio y me senté al lado de ella pasandole un brazo alrededor de los hombros cuando me lanzó aquella mirada, atrayendola un poco hacia mi, pero mirando a la cachimba.
- acaso hay una bebida mejor?
- Debió de ser mi increíble atractivo del momento....
Ironicé. Luego me habría reido por su comparacion sobre lo de Johan de no ser porque el otro tema que estabamos hablando no era cosa de poco, pero una miradita bien socarrona y una sonrisa si que mostré, como diciendole "touché".
- No....no quiero que hurguen en su cabeza, y menos que lo haga cualquiera. Incluso si el tema es preocupante, no quiero. - eso lo tenía claro. Negué con la cabeza, como reforzando mis palabras. - Aunque haría una excepción con el cuarentón en crisis. De él si me fiaría. - me referia a que fuese Johan. - Ya le pedí que le mandase uno de esos mensajes telepáticos antes para comprobar si estaba bien. Aunque Reed lo mandó a la mierda - me reí entredientes.
Sin embargo cuando dijo eso de que al menos no habia intentado matarnos, retiré la vista de mi taza y la clavé en ella, largamente. Sabía que ella no lo habia dicho con esas intenciones, pero.... para mi, el paralelismo fue demasiado claro. Ya lo habia dicho yo antes. La cabeza de una persona...no se queda de cierta manera así por nada.
- Por qué crees que intentaría algo asi? - la interrogué al cabo de unos instantes largos. No fue necesario que terminase ese "siempre podemos...", pues intuí por donde iban los tiros. Dejé mi sitio y me senté al lado de ella pasandole un brazo alrededor de los hombros cuando me lanzó aquella mirada, atrayendola un poco hacia mi, pero mirando a la cachimba.
- acaso hay una bebida mejor?
mierdipost por cerebro off para avanzar
Resoplé, había imaginado que no querría que se metiese nadie en la cabeza de Reed. Y no tenía claro si Johan podía hacer algo más que comunicarse telepáticamente o no.
-Ha salido tan diplomático como su padre.
Murmuré riendo por lo de que había mandado a la mierda al pobre Johan, encima en mitad de su crisis de cuarentón. Debería enterarme de aquello mejor.
Sentí ese cambio de humor, le miré. Estaba pensativo y rápidamente caí en mis palabras. Torcí el gesto.Menuda cagada. No me disculpé ya que supuse que iba a ser peor, simplemente di vueltas a la taza de te compulsivamente. Al oir su pregunta le miré y en mis ojos sin duda se notaba aquel arrepentimiento por mis palabras.
-No sé...no sé por que lo he dicho.
Tal vez por ver a Reed capaz de hacerlo. Dada su poca simpatía hacia nosotros.
Y después pasamos un rato largo discutiendo sobre la cerveza rancia, intentando no comernos la cabeza por otras cuestiones. Hasta que cada uno se fue por su lado, él tenía que preparar alguna misión de búsqueda y yo ir de una maldita vez a esa torre de los Souls.
Resoplé, había imaginado que no querría que se metiese nadie en la cabeza de Reed. Y no tenía claro si Johan podía hacer algo más que comunicarse telepáticamente o no.
-Ha salido tan diplomático como su padre.
Murmuré riendo por lo de que había mandado a la mierda al pobre Johan, encima en mitad de su crisis de cuarentón. Debería enterarme de aquello mejor.
Sentí ese cambio de humor, le miré. Estaba pensativo y rápidamente caí en mis palabras. Torcí el gesto.Menuda cagada. No me disculpé ya que supuse que iba a ser peor, simplemente di vueltas a la taza de te compulsivamente. Al oir su pregunta le miré y en mis ojos sin duda se notaba aquel arrepentimiento por mis palabras.
-No sé...no sé por que lo he dicho.
Tal vez por ver a Reed capaz de hacerlo. Dada su poca simpatía hacia nosotros.
Y después pasamos un rato largo discutiendo sobre la cerveza rancia, intentando no comernos la cabeza por otras cuestiones. Hasta que cada uno se fue por su lado, él tenía que preparar alguna misión de búsqueda y yo ir de una maldita vez a esa torre de los Souls.
Juré que nunca más tomaría alcohol, y allí estaba, una vez más. Es que cuando llegamos al bar la noche anterior pensé que podría darme un permisito así que tomé el primer trago y se sintió como lluvia luego de cien años de sequía, luego me dije "uno más" y luego otro y otro… Los recuerdos eran borrosos. Tenía como flashbacks de yo bailando, bebiendo, ¿colgando de cabeza en una escoba voladora?
-Por favor, que mí memoria esté fallando.- Dije para mí cuando el confuso recuerdo de haber besado a un gohul vino a mí mente junto con la imagen de yo corriendo por las calles en topless. Sentía como si me hubiera pasado una estampida de rinocerontes por encima y la cabeza como un bombo. Ni siquiera recordaba cómo es que había llegado hasta allí, comencé a sospechar seriamente sobre tener poderes para teletransportarme.
Me encontraba sentada en una mesa usando lentes de sol porque mucha luz me cegaba con la cabeza apoyada pesadamente en un puño mientras la otra mano la tenía alrededor de una humeante taza de té frente a mí. El traje especial lo había puesto a lavar la noche anterior, así que hoy estaba con pantuflas azul marino que dejaban a la vista unas medias arcoiris, un jogguig calentito, una sudadera que me quedaba muy grande y cuatro capas de ropa debajo de ésta.
El lugar estaba desierto y era algo que agradecí ya que el sonido de la tetera hirviendo a lo lejos era lo máximo que podía soportar en ese momento. Movía la taza de té mirando los residuos al fondo bailar mientras estaba medio ausente, pensando y no pensando a la vez.
-Por favor, que mí memoria esté fallando.- Dije para mí cuando el confuso recuerdo de haber besado a un gohul vino a mí mente junto con la imagen de yo corriendo por las calles en topless. Sentía como si me hubiera pasado una estampida de rinocerontes por encima y la cabeza como un bombo. Ni siquiera recordaba cómo es que había llegado hasta allí, comencé a sospechar seriamente sobre tener poderes para teletransportarme.
Me encontraba sentada en una mesa usando lentes de sol porque mucha luz me cegaba con la cabeza apoyada pesadamente en un puño mientras la otra mano la tenía alrededor de una humeante taza de té frente a mí. El traje especial lo había puesto a lavar la noche anterior, así que hoy estaba con pantuflas azul marino que dejaban a la vista unas medias arcoiris, un jogguig calentito, una sudadera que me quedaba muy grande y cuatro capas de ropa debajo de ésta.
El lugar estaba desierto y era algo que agradecí ya que el sonido de la tetera hirviendo a lo lejos era lo máximo que podía soportar en ese momento. Movía la taza de té mirando los residuos al fondo bailar mientras estaba medio ausente, pensando y no pensando a la vez.
Éamon O'Connell
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Había vuelto a dejar a Erin con Michael para que la llevase a pasear, ya que su hermano estaba haciendo el friki en el taller de I+D junto con Andreas, Sigrid, y tal vez Blair. No habíamos hablado mucho esa mañana, habíamos pasado mala noche con la cría que no paraba de llorar y no estábamos de humor ninguno porque no nos poníamos de acuerdo en quién tenía que levantarse cada vez. Me fui por un lado y ella por otro. Un poco de aire fresco me despejaría la cabeza, que tenía como un bombo de tanto lloro de niña. Con los mellizos no había sido así. O tal vez yo no estaba en casa demasiado rato.
Paseé seguido por un guardia pesado de los que nos vigilaban, aunque cada vez estaban más hartos de nosotros, y nosotros de ellos. Acabé por llegar al salón de té ese, un lugar al que nunca habría entrado en mi vida anterior, pero ahora estaba extremadamente aburrido. Había pasado de ser una de las personas más importantes del Reino Unido a no ser nadie, más que una especie de prisionero de guerra. - Putos magos. - farfullé mientras entraba al local, que tampoco era de mi agrado. El guardia se quedó en la puerta, vigilante. Lo odiaba.
- Un té negro. - pedí con cara de rancio a quien servía las mesas, tomando el azucarero que había en la mesa para comenzar a remover la cucharilla un tanto estresado. El mono de tabaco me estaba sacando de los nervios. Eché un vistazo un par de mesas más allá, localizando una cabellera rubia inconfundible para mí, por muchas gafas de sol que llevase. Hice un sonido irónico, la última vez que la vi me apuntaba a la cabeza. La idea fue una locura, al menos delante de gente. Esta vez no la acompañaba la cría, la que supuestamente era mi hija. A saber qué clase de madre era. Probablemente estuviese desequilibrada. La feral debía odiarme, lo tenía claro. No era la única. Decidí levantarme de la silla para ir a donde ella estaba, a pesar de que debería quedarme quieto sin buscar posibles problemas. La mala leche y el aburrimiento hicieron el resto. Me senté frente a ella, de manera descarada.
- ¿Hoy no te apetece apuntarme con la pistola a la cabeza? se te adelantará alguno de los muchos que me detestan en esta isla. Aunque tal vez algunos olviden...la memoria es frágil. - la dependiente del salón se acercó a ponerme el té en mi nueva mesa, así que lo tomé entre las manos para soplarle a la taza. Alcé la mirada de la taza a sus ojos, preguntando de manera inquisitiva. - ¿Vas a contarle algún día quién es su padre? y no disimules, sabes bien de lo que te hablo.
Paseé seguido por un guardia pesado de los que nos vigilaban, aunque cada vez estaban más hartos de nosotros, y nosotros de ellos. Acabé por llegar al salón de té ese, un lugar al que nunca habría entrado en mi vida anterior, pero ahora estaba extremadamente aburrido. Había pasado de ser una de las personas más importantes del Reino Unido a no ser nadie, más que una especie de prisionero de guerra. - Putos magos. - farfullé mientras entraba al local, que tampoco era de mi agrado. El guardia se quedó en la puerta, vigilante. Lo odiaba.
- Un té negro. - pedí con cara de rancio a quien servía las mesas, tomando el azucarero que había en la mesa para comenzar a remover la cucharilla un tanto estresado. El mono de tabaco me estaba sacando de los nervios. Eché un vistazo un par de mesas más allá, localizando una cabellera rubia inconfundible para mí, por muchas gafas de sol que llevase. Hice un sonido irónico, la última vez que la vi me apuntaba a la cabeza. La idea fue una locura, al menos delante de gente. Esta vez no la acompañaba la cría, la que supuestamente era mi hija. A saber qué clase de madre era. Probablemente estuviese desequilibrada. La feral debía odiarme, lo tenía claro. No era la única. Decidí levantarme de la silla para ir a donde ella estaba, a pesar de que debería quedarme quieto sin buscar posibles problemas. La mala leche y el aburrimiento hicieron el resto. Me senté frente a ella, de manera descarada.
- ¿Hoy no te apetece apuntarme con la pistola a la cabeza? se te adelantará alguno de los muchos que me detestan en esta isla. Aunque tal vez algunos olviden...la memoria es frágil. - la dependiente del salón se acercó a ponerme el té en mi nueva mesa, así que lo tomé entre las manos para soplarle a la taza. Alcé la mirada de la taza a sus ojos, preguntando de manera inquisitiva. - ¿Vas a contarle algún día quién es su padre? y no disimules, sabes bien de lo que te hablo.
La luz exterior que me llegó cuando la puerta del local se abrió me cegó y me hizo arrugar el gesto por el dolor de la punzada en el cerebro que me hizo sentir tanta luz de golpe. En realidad, todo me hacía doler la cabeza; la luz, arrugar el gesto, el sonido de pasos, etcétera. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuando me llegó su aroma. El sonido de su voz evocó las palabras pronunciadas con tenebrosa serenidad y tono lascivo.
“Si te portas bien, tal vez salgas de aquí con vida.”
"Lo único que podéis conseguir es que suceda lo menos malo."
"Haz lo que debes"
¿Qué es lo que debería hacer?
What a wonderful world…
Mi cerebro me gritaba que corra lo más lejos posible, pero mi cuerpo no reaccionaba. La orden de levantarme e irme era emitida, pero mis músculos se encontraban completamente duros, en tensión. Sentía grilletes alrededor de mis manos y pies, picor en la piel de todo el cuerpo que pasó a sentirse como pinchazos, para luego ser un fuerte escozor. Sentía mi piel abrirse, desprenderse, calor, mucho calor, lenguas de fuego dejando ampollas a su paso, asfixia, no podía respirar ni gritar, algo iba por dentro de mi piel.
Podía sentir la humedad de aquella habitación en la que todo pasó, la podía oler mientras el calor llenaba mis pulmones y me consumía a la vez que una sonrisa macabra me observaba. En mis oídos sonaron como golpes de látigo castigando la piel de mi espalda lo que en realidad era una cuchara batiendo el azúcar. Se me heló la sangre cuando encontré frente a mí la mirada vacía que había sido la autora y la protagonista de las pesadillas de los últimos dos años.
Me esforcé por disimular haciendo respiraciones profundas, aunque la tensión en mi cuerpo saltaba a simple vista pero bueno, no podía concentrarme en respirar como una persona normal y mostrarme relajada a la vez. Ni siquiera sabía si en verdad se trataba de él, tal vez se trataba de un truco de magia o del abuso del alcohol que me estaba haciendo delirar.
Verlo de frente me recordó la sensación del tacto de sus manos, de sus labios, de sus respiración en mi cuello, de las hebras de su pelo entre mis dedos. No sabía cómo sentirme ahora que estaba a solas con él. Me moví para sacar de las largas y amplias mangas de la sudadera la pulsera de rubí que le había comprado al orfebre luego de encargarle el regalo para la niña y tocar la joya con nerviosismo.
No respondí mientras planeaba agarrar el brazo de la dependienta que se acercó para servirle té con el objetivo de pedirle ayuda para salir de aquella situación, pero no me moví, sólo observé el agua caliente ser vertida en la taza. Lo observé a través de las gafas de sol para conectar con su mirada cuando me preguntó por la niña.
-No sé a qué te refieres.- Respondí.
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Utilizando objeto rubí de Sodoma, post 1 de 10
“Si te portas bien, tal vez salgas de aquí con vida.”
"Lo único que podéis conseguir es que suceda lo menos malo."
"Haz lo que debes"
¿Qué es lo que debería hacer?
What a wonderful world…
Mi cerebro me gritaba que corra lo más lejos posible, pero mi cuerpo no reaccionaba. La orden de levantarme e irme era emitida, pero mis músculos se encontraban completamente duros, en tensión. Sentía grilletes alrededor de mis manos y pies, picor en la piel de todo el cuerpo que pasó a sentirse como pinchazos, para luego ser un fuerte escozor. Sentía mi piel abrirse, desprenderse, calor, mucho calor, lenguas de fuego dejando ampollas a su paso, asfixia, no podía respirar ni gritar, algo iba por dentro de mi piel.
Podía sentir la humedad de aquella habitación en la que todo pasó, la podía oler mientras el calor llenaba mis pulmones y me consumía a la vez que una sonrisa macabra me observaba. En mis oídos sonaron como golpes de látigo castigando la piel de mi espalda lo que en realidad era una cuchara batiendo el azúcar. Se me heló la sangre cuando encontré frente a mí la mirada vacía que había sido la autora y la protagonista de las pesadillas de los últimos dos años.
Me esforcé por disimular haciendo respiraciones profundas, aunque la tensión en mi cuerpo saltaba a simple vista pero bueno, no podía concentrarme en respirar como una persona normal y mostrarme relajada a la vez. Ni siquiera sabía si en verdad se trataba de él, tal vez se trataba de un truco de magia o del abuso del alcohol que me estaba haciendo delirar.
Verlo de frente me recordó la sensación del tacto de sus manos, de sus labios, de sus respiración en mi cuello, de las hebras de su pelo entre mis dedos. No sabía cómo sentirme ahora que estaba a solas con él. Me moví para sacar de las largas y amplias mangas de la sudadera la pulsera de rubí que le había comprado al orfebre luego de encargarle el regalo para la niña y tocar la joya con nerviosismo.
No respondí mientras planeaba agarrar el brazo de la dependienta que se acercó para servirle té con el objetivo de pedirle ayuda para salir de aquella situación, pero no me moví, sólo observé el agua caliente ser vertida en la taza. Lo observé a través de las gafas de sol para conectar con su mirada cuando me preguntó por la niña.
-No sé a qué te refieres.- Respondí.
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Éamon O'Connell
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Poco se parecía la reacción de Leila a la que tuvo en aquella reunión con los magos. No se puso agresiva, ni a la defensiva. Ni siquiera se levantó dejándome allí plantado, cosa que podría haber hecho porque aquí ella era libre y yo no. Su modo de actuar me dio la impresión de que todavía seguía teniendo cierta influencia sobre ella, a pesar de todo el tiempo que había pasado desde entonces. Sonreí cínicamente ante su respuesta, removiendo el té con la cucharilla de manera insistente, casi irritante. ¿Ni siquiera iba a mandarme a la mierda? ¿o se sentía observada por el guardia? ambos podíamos sentirnos "seguros" ante su presencia, como si estuviésemos vigilados en la cárcel.
- Por favor, no te hagas la idiota conmigo. No tiene sentido negarlo a estas alturas. ¿Dónde la tienes, Leila? - pregunté con cierta coerción, casi como una orden. - Puedo ser muchas cosas, pero no dañaría a una mocosa indefensa. Hasta yo tengo mis límites. - seguro que ni sabía encargarse de esa niña. Seguro que estaba loca y deberían quitársela. ¿Quién saca una pistola delante de críos?
De repente me di cuenta de que estaba estudiando su rostro más de la cuenta, de que mis ojos se detenían un instante en sus labios. Volví a pegar otro sorbo, convenciéndome de que la obsesión que tuve por ella ya era cosa del pasado. Aquello no salió bien. La desgraciada me traicionó a la primera de cambio, igual que el otro feral. Traidores todos ellos.
- Por cierto, ¿y tu amigo el feral malhablado? ¿sigues jugando a las casitas con él? ¿o ya te ha dado la patada como hizo conmigo? - pregunté con malicia, intentando sacarme de la cabeza el breve lapsus que había tenido. El maldito Kyllian se había encargado de dejarme claro en el castillo aquel que sería él quien criaría a la niña, como si quisiese vengarse de ese modo.
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influencia rubí Sodoma
- Por favor, no te hagas la idiota conmigo. No tiene sentido negarlo a estas alturas. ¿Dónde la tienes, Leila? - pregunté con cierta coerción, casi como una orden. - Puedo ser muchas cosas, pero no dañaría a una mocosa indefensa. Hasta yo tengo mis límites. - seguro que ni sabía encargarse de esa niña. Seguro que estaba loca y deberían quitársela. ¿Quién saca una pistola delante de críos?
De repente me di cuenta de que estaba estudiando su rostro más de la cuenta, de que mis ojos se detenían un instante en sus labios. Volví a pegar otro sorbo, convenciéndome de que la obsesión que tuve por ella ya era cosa del pasado. Aquello no salió bien. La desgraciada me traicionó a la primera de cambio, igual que el otro feral. Traidores todos ellos.
- Por cierto, ¿y tu amigo el feral malhablado? ¿sigues jugando a las casitas con él? ¿o ya te ha dado la patada como hizo conmigo? - pregunté con malicia, intentando sacarme de la cabeza el breve lapsus que había tenido. El maldito Kyllian se había encargado de dejarme claro en el castillo aquel que sería él quien criaría a la niña, como si quisiese vengarse de ese modo.
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influencia rubí Sodoma
Su sonrisa me hizo apretar los puños agitada y apartar la mirada de sus ojos para posarla sobre la cuchara siguiendo su movimiento. Recorrí con la vista nerviosa el establecimiento negando con la cabeza cuando preguntó por su ubicación, buscando alguna excusa, alguna salida.
-Durante éstos dos años nos hemos visto en dos ocasiones y en ambas llevaba un bebé en brazos ¿Siquiera sabes si eran la misma criatura?- Mi voz sonaba afectada por la fiesta de la noche previa. ¿Él querría conocerla?¿Saber su nombre?¿Ver el color de sus ojos?¿Escuchar su voz?¿Sentir sus manitas?
Su mirada me atravesaba y me angustiaba aún más. Sentía gotas de sudor frío bajando por el costado de mi cara y el corazón latiendo a toda velocidad. Los grilletes seguían allí y no me dejaban mover. Me encontraba presa de un miedo hipnótico.
Era suya.
…
No, no podía ser. Tenía que luchar, tenía que lograr mover mi cuerpo. Debía empezar por algo simple. Enfoqué la mirada en la tasa de té frente a mi y con movimientos lentos, como si mis brazos pesaran toneladas, la tomé y la llevé hasta mis labios para dar un trago. La devolví a su lugar rápidamente porque temblaba demasiado, amenazando con volcar su contenido en cualquier momento.
Negué cabizbaja cuando el tema de conversación pasó al feral. Lo cierto era que me había llenado de ilusión, en el acogedor hogar en el que había dado a luz a la niña incluso me atreví a imaginar una vida allí junto a él, pero a medida que fue pasado el tiempo la idea de que estaba utilizando a la bebé comenzó a perseguirme y llevar a la niña a la isla fue la gota que rebalsó el vaso. A partir de allí todo fue una nebulosa entre nosotros.
-Tu también me abandonaste. No me viniste a visitar.- Dije con un tono lastimero en mi voz. -Fui prisionera de mis pensamientos en mi mente, de mis pesadillas, de mis recuerdos…- Los ojos me brillaban detrás de los lentes de sol por las ganas de llorar.
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Utilizando objeto rubí de Sodoma, post 2 de 10
-Durante éstos dos años nos hemos visto en dos ocasiones y en ambas llevaba un bebé en brazos ¿Siquiera sabes si eran la misma criatura?- Mi voz sonaba afectada por la fiesta de la noche previa. ¿Él querría conocerla?¿Saber su nombre?¿Ver el color de sus ojos?¿Escuchar su voz?¿Sentir sus manitas?
Su mirada me atravesaba y me angustiaba aún más. Sentía gotas de sudor frío bajando por el costado de mi cara y el corazón latiendo a toda velocidad. Los grilletes seguían allí y no me dejaban mover. Me encontraba presa de un miedo hipnótico.
Era suya.
…
No, no podía ser. Tenía que luchar, tenía que lograr mover mi cuerpo. Debía empezar por algo simple. Enfoqué la mirada en la tasa de té frente a mi y con movimientos lentos, como si mis brazos pesaran toneladas, la tomé y la llevé hasta mis labios para dar un trago. La devolví a su lugar rápidamente porque temblaba demasiado, amenazando con volcar su contenido en cualquier momento.
Negué cabizbaja cuando el tema de conversación pasó al feral. Lo cierto era que me había llenado de ilusión, en el acogedor hogar en el que había dado a luz a la niña incluso me atreví a imaginar una vida allí junto a él, pero a medida que fue pasado el tiempo la idea de que estaba utilizando a la bebé comenzó a perseguirme y llevar a la niña a la isla fue la gota que rebalsó el vaso. A partir de allí todo fue una nebulosa entre nosotros.
-Tu también me abandonaste. No me viniste a visitar.- Dije con un tono lastimero en mi voz. -Fui prisionera de mis pensamientos en mi mente, de mis pesadillas, de mis recuerdos…- Los ojos me brillaban detrás de los lentes de sol por las ganas de llorar.
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Utilizando objeto rubí de Sodoma, post 2 de 10
Éamon O'Connell
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Aparté la cucharilla a un lado para seguir bebiendo té, sin apartar la mirada de Leila sólo por el hecho de hacerla sentir incómoda. ¿O era más bien porque no podía dejar de mirarla? no entendía muy bien el motivo de quedarme en esa mesa más de lo necesario para importunarla y decirle que dejase de hacer el loco apuntando con pistolas a mi cabeza. - Supongo que querrás tu venganza, pero a mi eso de acabar asesinado como que me viene un poco mal en este momento. Estamos intentando salvar el mundo, ¿sabes? - comenté con tono de superioridad, aunque yo hasta el momento no había hecho nada útil. Bueno, como cualquier político actual.
- Obviamente, era la misma criatura. Mucho afán en disimular, en ocultar. No te veo aquí con ella, espero que no le haya pasado nada. Lleva mi sangre, después de todo. Me pertenece aunque esté manchada por la sangre de un feral. - sonreí torvamente al ver que le temblaban las manos aunque tratase de hacerlo pasar desapercibido. La había pillado, estaba claro. Solté un falso 'oh' de pena cuando se mostró cabizbaja con lo del feral. - Era de esperar. Quien traiciona una vez, traiciona dos. Hubiese sido todo distinto si no hubieses mordido la mano que trató de protegerte. - recriminé de manera tajante, aunque sorprendido por el giro que dio después, al recordar que no fui a visitarla. Trataba de confundirme, sin lugar a dudas. No tenía sentido tratar de vengarse de alguien y a la vez que pareciese que le echaba de menos. Sólo quería atraerme en sus redes para hacerme caer.
- ¿Qué es lo que quieres, Leila? ¿a qué estás jugando? - aparté la taza a un lado, quitándole sin permiso las gafas que llevaba. Parecía a punto de llorar.
- Obviamente, era la misma criatura. Mucho afán en disimular, en ocultar. No te veo aquí con ella, espero que no le haya pasado nada. Lleva mi sangre, después de todo. Me pertenece aunque esté manchada por la sangre de un feral. - sonreí torvamente al ver que le temblaban las manos aunque tratase de hacerlo pasar desapercibido. La había pillado, estaba claro. Solté un falso 'oh' de pena cuando se mostró cabizbaja con lo del feral. - Era de esperar. Quien traiciona una vez, traiciona dos. Hubiese sido todo distinto si no hubieses mordido la mano que trató de protegerte. - recriminé de manera tajante, aunque sorprendido por el giro que dio después, al recordar que no fui a visitarla. Trataba de confundirme, sin lugar a dudas. No tenía sentido tratar de vengarse de alguien y a la vez que pareciese que le echaba de menos. Sólo quería atraerme en sus redes para hacerme caer.
- ¿Qué es lo que quieres, Leila? ¿a qué estás jugando? - aparté la taza a un lado, quitándole sin permiso las gafas que llevaba. Parecía a punto de llorar.
No respondí a su comentario prepotente, pero cuando sus palabras dieron a entender que se trataba de "nuestra" hija lo miré fijamente a los ojos entornando la mirada e inclinando ligeramente la cabeza en una expresión de confusión.
-¿Crees que…? Pero… eso no es posible… tus científicos tomaron las precauciones necesarias ¿Recuerdas?- Mi voz sonaba ronca y débil. Me abracé a mí misma apoyando mi espalda de lleno en el respaldo ahora que podía moverme un poco más porque seguía sintiendo el escozor y aquello reptando por dentro de mi piel.
No respondí a sus reproches, solo me mostré cabizbaja, pero me sobresalte cuando me quitó las gafas dejando las ojeras y los ojos enrojecidos de la noche de fiesta loca a la vista. Respire hondo, algo entrecortado por las ganas de llorar y me levanté de la silla con pesadez apoyando mis manos en la mesa que nos separaba.
-Lo quiero todo porque lo he dado todo de mí… ¿Y tú?¿Qué deseas?- Mis ojos verdes, opacados por el dolor, escudriñaban cada facción, cada gesto de su cara, ávidos por encontrar la respuesta.
Utilizando objeto rubí de Sodoma, post 3 de 10
-¿Crees que…? Pero… eso no es posible… tus científicos tomaron las precauciones necesarias ¿Recuerdas?- Mi voz sonaba ronca y débil. Me abracé a mí misma apoyando mi espalda de lleno en el respaldo ahora que podía moverme un poco más porque seguía sintiendo el escozor y aquello reptando por dentro de mi piel.
No respondí a sus reproches, solo me mostré cabizbaja, pero me sobresalte cuando me quitó las gafas dejando las ojeras y los ojos enrojecidos de la noche de fiesta loca a la vista. Respire hondo, algo entrecortado por las ganas de llorar y me levanté de la silla con pesadez apoyando mis manos en la mesa que nos separaba.
-Lo quiero todo porque lo he dado todo de mí… ¿Y tú?¿Qué deseas?- Mis ojos verdes, opacados por el dolor, escudriñaban cada facción, cada gesto de su cara, ávidos por encontrar la respuesta.
Utilizando objeto rubí de Sodoma, post 3 de 10
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Suspiré algo hastiado de que intentase seguir con la historia de que esa niña no era mía, así que no dije nada sobre los científicos. No tenía ganas de jugar a los detectives. Sabía lo que había visto y no iba a entrar a discutirlo. - Allá tú, Leila. Móntate la película que quieras. Demasiado lío por una bastarda. No es la primera ni será la última en esta guerra. Al menos tiene una madre... - al quitarle las gafas se reveló su aspecto resacoso y sus ojos rojos, además de sus aparentes ganas de llorar. Supuse que era comprensible por el trauma de tener delante a tu torturador. Una vez más, no entendía de qué iba esto. Ella fue un botín de guerra, ni por un momento me planteé que no tuviese derechos sobre su cuerpo.
Volví a beber un par de sorbos más de té, acabando el contenido en apenas unos segundos. Mi atención seguía fija en ella, tal vez de más. Seguía resultando atrayente, aunque no podía el motivo de que me lo pareciese en un momento así. Desvié la mirada a sus labios nuevamente, apenas un instante. Luego reaccioné cuando puso las manos sobre la mesa, poniéndome en pie también. No entendí a que se refería con que quería todo, ni qué había dado de ella, ni a quién. ¿Era una disculpa lo que quería? ¿venganza? no dejó nada explícito. Yo sí tenía claro lo que quería. Aparté la taza de un golpe, tirándola al suelo. El guardia de la puerta se puso tenso, pero le hice un gesto de que no pasaba nada, que todo estaba controlado. Volví a mirar a Leila con intensidad. Mi mano rozó un instante con la suya al apoyarme también, pero la aparte al instante al notar algo extraño que no debería notar. Después alcé la voz más de la cuenta.
- Quiero volver a mi puta casa de una vez, con mi familia, mis lujos, mis comodidades y mi poder. Quiero estar lejos de estos magos que nos tratan como si fuésemos basura, con su imbécil cara de condescendencia todo el rato. Y quiero destruir a esa maldita cosa que creamos, por culpa de eso tenemos que vivir recluidos en este lugar lleno de...- hice un sonido de cabreo, sin encontrar la palabra adecuada. Odiaba reconocer que estábamos a salvo porque nos habían acogido aquí, aunque sólo fuese porque pensasen que podíamos ser útiles.
- Así que no tengo tiempo para aguantar los berrinches de nadie. Supera lo que pasó de una vez. Es el "consejo" que te doy. Es la guerra. Es cruel, no es justa para nadie. Incluso a los supuestamente privilegiados nos toca atravesar mierda. Pasa página y haz lo que quieras con tu vida, aprovéchala o haz algo útil, pero a mi no me vengas ahora con reclamos. - dicho esto aparté las manos de la mesa, retrocediendo un par de pasos de espaldas. Tenía que marcharme de allí, el encuentro no conduciría a nada, y poco más tenía que decirle. Había ido yo a molestarla, pero al final había sentido esa especie de atracción que no me hizo sentir cómodo. Mucho menos sus enigmáticas formas sobre sus propósitos. Me giré para dirigirme hacia la puerta, regresando de nuevo con el guardia y saliendo después.
Volví a beber un par de sorbos más de té, acabando el contenido en apenas unos segundos. Mi atención seguía fija en ella, tal vez de más. Seguía resultando atrayente, aunque no podía el motivo de que me lo pareciese en un momento así. Desvié la mirada a sus labios nuevamente, apenas un instante. Luego reaccioné cuando puso las manos sobre la mesa, poniéndome en pie también. No entendí a que se refería con que quería todo, ni qué había dado de ella, ni a quién. ¿Era una disculpa lo que quería? ¿venganza? no dejó nada explícito. Yo sí tenía claro lo que quería. Aparté la taza de un golpe, tirándola al suelo. El guardia de la puerta se puso tenso, pero le hice un gesto de que no pasaba nada, que todo estaba controlado. Volví a mirar a Leila con intensidad. Mi mano rozó un instante con la suya al apoyarme también, pero la aparte al instante al notar algo extraño que no debería notar. Después alcé la voz más de la cuenta.
- Quiero volver a mi puta casa de una vez, con mi familia, mis lujos, mis comodidades y mi poder. Quiero estar lejos de estos magos que nos tratan como si fuésemos basura, con su imbécil cara de condescendencia todo el rato. Y quiero destruir a esa maldita cosa que creamos, por culpa de eso tenemos que vivir recluidos en este lugar lleno de...- hice un sonido de cabreo, sin encontrar la palabra adecuada. Odiaba reconocer que estábamos a salvo porque nos habían acogido aquí, aunque sólo fuese porque pensasen que podíamos ser útiles.
- Así que no tengo tiempo para aguantar los berrinches de nadie. Supera lo que pasó de una vez. Es el "consejo" que te doy. Es la guerra. Es cruel, no es justa para nadie. Incluso a los supuestamente privilegiados nos toca atravesar mierda. Pasa página y haz lo que quieras con tu vida, aprovéchala o haz algo útil, pero a mi no me vengas ahora con reclamos. - dicho esto aparté las manos de la mesa, retrocediendo un par de pasos de espaldas. Tenía que marcharme de allí, el encuentro no conduciría a nada, y poco más tenía que decirle. Había ido yo a molestarla, pero al final había sentido esa especie de atracción que no me hizo sentir cómodo. Mucho menos sus enigmáticas formas sobre sus propósitos. Me giré para dirigirme hacia la puerta, regresando de nuevo con el guardia y saliendo después.
Tenía una historia preparada sobre que se trataban de huérfanos, pero decidí ahorrarme la mentira para tener más opciones si en un futuro se volvía a abordar el tema. El sonido de la taza cayendo al suelo me hizo arrugar la expresión en un gesto de dolor porque el fuerte ruido retumbó en mi cabeza.
-Magia y mentiras de mierda.- Terminé su frase. Nuestros deseos no eran tan distintos, dejar aquella isla atrás sería lo primero que le pediría a Papá Noel. Si tenía que aguantar un abuso más de aquellos pavos reales, mi segundo deseo sería que sus elfos los descuarticen. Su país de mentiras era tan hermoso que resultaba horroroso.
La diferencia estaba en que yo quería más. Mucho más. Me mantuve apoyada sobre la mesa aguantando sus gritos mientras lo miraba a los ojos. No aparté la mirada de él hasta que se marchó, momento en el que me desplome sobre la silla. Dejé escapar un sollozo silencioso, pero no era de dolor, era de felicidad.
Me hizo gracia que hablara de reclamos cuando fue él el que se acercó. Algún tipo de influencia mantenía sobre Eamon así que comencé a enhebrar un plan, uno en el que sufra tanta vergüenza como yo sentí, no pararía hasta lograr sacarle lágrimas de puro dolor y angustia, sin importar cuánto tarde.
Debía ir al hospital, pero aún tenía tiempo para ponerme presentable, mientras tanto pedí más té para bajar el dolor de cabeza y rememorar más detalles de aquella escena tan surreal ¿Me había rozado la mano?
Pasé horas en el salón tomando té y volviendo a ser persona, incluso me uní a una meditación grupal en la que invitaron a todos los presentes, aunque me dormí y desperté babeando con la boca abierta. Para cuando me dí cuenta ya era de noche y llegaba tarde al turno que había sacado en el hospital así que dejé el lugar de forma apresurada.
-Magia y mentiras de mierda.- Terminé su frase. Nuestros deseos no eran tan distintos, dejar aquella isla atrás sería lo primero que le pediría a Papá Noel. Si tenía que aguantar un abuso más de aquellos pavos reales, mi segundo deseo sería que sus elfos los descuarticen. Su país de mentiras era tan hermoso que resultaba horroroso.
La diferencia estaba en que yo quería más. Mucho más. Me mantuve apoyada sobre la mesa aguantando sus gritos mientras lo miraba a los ojos. No aparté la mirada de él hasta que se marchó, momento en el que me desplome sobre la silla. Dejé escapar un sollozo silencioso, pero no era de dolor, era de felicidad.
Me hizo gracia que hablara de reclamos cuando fue él el que se acercó. Algún tipo de influencia mantenía sobre Eamon así que comencé a enhebrar un plan, uno en el que sufra tanta vergüenza como yo sentí, no pararía hasta lograr sacarle lágrimas de puro dolor y angustia, sin importar cuánto tarde.
Debía ir al hospital, pero aún tenía tiempo para ponerme presentable, mientras tanto pedí más té para bajar el dolor de cabeza y rememorar más detalles de aquella escena tan surreal ¿Me había rozado la mano?
Pasé horas en el salón tomando té y volviendo a ser persona, incluso me uní a una meditación grupal en la que invitaron a todos los presentes, aunque me dormí y desperté babeando con la boca abierta. Para cuando me dí cuenta ya era de noche y llegaba tarde al turno que había sacado en el hospital así que dejé el lugar de forma apresurada.
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