Salón de Té Xian

Llegué a aquel lugar y me detuve en la puerta, mirando la decoracion del local, e hice una mueca rara. Ian me habia dicho que Savannah queria hablar conmigo. Yo no habia querido saber nada del clan desde aquel incidente, habia cortado lazos totalmente y únicamente trataba con Ian, porque antes de ser de los Fenrir era amigo mio, aunque ultimamente teniamos ideas chocantes. El intentaba seguir intentando controlarse, poniendo en peligro a su familia....

Me miré, pensando que no iba lo suficientemente arreglado para entrar en un sitio tan bonito, de hecho venia del trabajo y no iba muy alla. Bueno, que mas da. Entré y me pedí un té, sentandome en una de las mesas. Me puse a darle vueltas a la taza....que qerria la chamana? Pedirme volver? Eso no tenia sentido. Deberia saber casi con seguridad que la respuesta iba a ser no. No queria tener nada que ver con ellos.

Me comí la galletita de mantequilla de acompañamiento y resoplé. Lo unico que echaba de menos era el bosque....

Aquello de reunirse con Jarkko había sido más rápido de lo esperado así que optó por un café, o té. Le apetecía un té verde. Iba totalmente rara porque se habían tenido que servir de ropa de "caridad" después de que sus pertenencias acabaran reducidas a cenizas. Catherine le había regalado varias cosas pero Savannah tenia caderas más anchas que la morena y tenia que optar por jeans de otra persona, eso era bueno, Catherine usaba mucho negro. Arriba llevaba una camiseta cuello tortuga negra y luego una chaqueta verde militar y una bufanda naranja a juego con los guantes y el gorro; ambos fueron retirados cuando entró al té.

Reconoció a Jarkko por el aroma a licántropo y su cara de mala hostia porque...Estaba claro que aquella reunión no la quería. Savannah agitó los guantes a su lado derecho cuando los espíritus comenzaron a hablarle, luego soltó un  -Shhhh...- Nada bajo que hizo que la pareja de la entrada le mirara raro. Ella sonrió disculpándose y fue acercándose hacia el lobo mirándole el rostro, después de eso miró sus manos. Las sombras habían estado allí siempre, excepto cuando hubo la pérdida de magia y la manada... Suspiró y se dejó caer en el asiento intentando sonreír de forma amable -Hola. Gracias por quedar conmigo-

Alzó la mano hacia la camarera para pedir un té verde y algún bizcocho -Calientito por favor...- Pidió y luego volvió sus ojos claros hacia el lobo. No sabía muy bien cómo romper el hielo pero creyó que lo...- ¡Shhhhhhh!- Espetó hacia su izquierda cuando otra vez la estaban volviendo loca -Que no. Voy a hacer lo que me dé la gana....Pues porque yo estoy viva  y ustedes no- Aquello pareció callarlos y la, ahora, peliblanca cerró los ojos como concentrándose y volvió la vista a Jarkko -Perdón. Es que... están muy habladores desde que te he visto. Muchos de ellos quieren...Hablarte- Explicó esperando que entendiera que se trataba de los espíritus, dejó escapar el aire -Pero no venía por ellos, venía por mí. Sólo, y aunque ahora mismo no sirve de nada, quería pedirte disculpas por todo lo que sucedió cuando hubo la pérdida de magia- Agradeció cuando llegó su té y bebió lentamente esperando que él respondiera.

La verdad era que esa estupida galleta me habia dejado con hambre. Me habria comido una vaca asada....le pegué un sorbo al té intentando no quebrar la delicada taza con mis manazas, era un poco complicado. No podrian servirme el te en una jarra de cerveza, dura y resistente?

Cuando por fin entró mi visitante alce la mirada ipso facto hacia ella, la vi físicamente cambiada, ahora tenia el pelo blanco? Me extrañó un poco y como mi cara era un poco transparente, se me debio notar.

- he accedido porque Ian me lo ha pedido  - regruñí como toda respuesta. La miré atento y aun mas extrañado cuando me mandó callar.....casi ofendido. Aunque luego entendí que se lo decia a los espíritus, no a mi.

- hablarme a mi? - pregunté escéptico, no me daba buena espina estar rodeado de espiritus que querian hablarme.

Despues me vino con lo de las disculpas. No sabia cómo decirle educadamente que se las metiera por donde le cupieran. Me contuve, clavandole la mirada. Finalmente expulse el aire por la nariz una vez habia digerido sus palabras.

- no te preocupes, al menos sirvió para abrirme los ojos y ver nuestra verdadera cara. De no ser por eso...seguiría  creyendome vuestras convenientes mentiras.

Respondi con tono entre ácido y amargo, eso no era algo que pudiese olvidar fácilmente. Ni si quiera se trataba de perdonar o no.

-Lo sé- Respondió cuando dijo lo de Ian, sonriendo de lado con cierta afabilidad -Por eso se lo pedi a él y no acudí a ti directamente… He captado tu esencia en alguna ocasión pero no me parecía correcto hablar contigo…Mi instinto me decía que…- Ladeó la cabeza entrecerrando los ojos, como examinándolo pero no dijo nada. Prefirió mantenerse sus opiniones, sentimientos y pensamientos para sí misma -Quieren hacer lo mismo que yo- Explicó -Pero hoy no soy  ni chamana, ni soy una Fenrir, te hablo como Savannah- Dijo llevándose una mano al pecho con una sonrisa calmada.

Miró su bizcocho  y sonrió de lado, cogió la cucharita y tomó un pedazo para llevársela a la boca. Era de zanahoria y tenía una cobertura deliciosa. Disfrutó del mordisco con una sonrisa de satisfacción mientras él pensaba. Savannah no le miraba porque era mucho más interesante la tortita que tenía al frente que la mirada altamente penetrante del licántropo enojado.

Alzó la vista cuando expulso el aire por la nariz  y escuchó sus palabras. Su tono no hacía más que confirmar lo que Savannah había esperado. Sus disculpas caían en un balde roto. Vacío. Rencoroso. Y…¿Tenía razón? Bajó la vista sin responderle y cogió otro pedazo de bizcocho mientras oía voces y voces y más voces. Se llevó la mano izquierda a ese oído para taparlo y que así los gritos se atenuaran un poco. Comió un poco más del bizcocho pensando que le habían complacido. Estaba calientito. Como el té de ambos. Como el temperamento de Jarkko y su herida abierta. ¿Qué podía decirle? No quería empezar una pelea porque ya no era alguien que buscaba líos donde pudiera. Dejó la cucharita y tomó el té para pegar un sorbo...que terminó acabándose -¿Cuáles mentiras?- Preguntó y esta vez si alzó la mirada hacia él -Enuméralas y dímelas-

Su mano derecha tembló un momento mientras bajaba el té, y la izquierda apretó más fuertemente su oreja -Estoy en este momento tratando de dilucidar qué es lo que hemos hecho mal para que nuestro clan casi desaparezca… - Le explicó -Y puedes creértelo o no, Jarkko, pero no tenemos la culpa de la locura que nos ocupó cuando ocurrió la pérdida de magia. Estuviste con nosotros muchas lunas llenas antes que esa… Pero entiendo que la traición sea lo único que queda en tu cabeza- Indicó y buscó su cucharita de nuevo, apretándola entre sus dedos porque las voces cada vez eran más ruidosas y muchas querían decirle cositas variopintas al licántropo -¿Quieres?- Preguntó señalando el bizcocho con la cucharita. Llamó a la camarera y le sonrió -¿Te puedo pedir una manzanilla doble? Fuerte... O... O con un chorrito de leche de amapola tal vez- Mencionó, a ver si con eso dejaban de presionarla tanto. La camarera asintió y volvió a preguntar por la leche, un poco extrañada. Savanna hizo un gesto con la mano uniendo su índice y pulgar para luego separarlos por muy poquito, señalándole que quería muy poco.

Entrecerré los ojos cuando dejo a medias esa frase sobre su instinto. Su instinto, que? Se estaba guardando cosas. Me gustó que dijera que solo venia como Savannah, asi me ahorraba el explicrle que yo ya no respetaba los rangos dentro del clan. Lo cierto es que habia tratado poco con ella....

“Muy bien, Savannah”

La mujer se tomó su tiempo en comerse el trozo de bizcocho y asimilar lo que le dije. Cuales mentiras...por donde empezar.

- mentira numero uno....somos bestias, Savannah. Desapareció la magia, pero no nuestra enfermedad, solamente todo autocontrol sobre nosotros mismos. Eso quiere decir que nuestra condicion no es nada mistico, ni guay ni espiritual, es una maldita enfermedad que sin las correas de la magia se nos va de las manos. Mentira numero dos. Somos uno, el lobo y la persona? Los lobos de verdad son mas nobles! Con la falsa ilusion del autocontrol muchos dejan la matalobos y mira lo que casi ocurre la ultima luna.

Bufé, visiblemente encendido, y crucé mis brazos sobre el pecho.
- no te canses en dilucidar tanto... es nuestro destino, simplemente.-un rictus de rabia me cruzó la cara - no os culpo de sacar las garras e intentar acabar con el más débil, estaba condenado a ello... de lo que os culpo es de hacerme creer que podia pasar algo diferente a eso. Traicion? Eso seria si hubieseis buscado algo a cambio. No fue traicion Savannah, fue...lo que sois, lo que somos. Si tu hubieses sido yo, habria sido yo quien intentase eliminarte. Al menos los luna roja admiten lo que son. Pero ellos estan desquiciados....

“Deberian estar en jaulas todos”

- mas que traicionado....me sentí abandonado.- dije mirando hacia el techo, inspirando y negando a su ofrenda de tarta. Luego me acabé el té. En realidad estaba he ho un lío pero no iba a volver. - creia que habia encontrado un lugar pero resulta que....tal sitio no existe. Yo me he dado cuenta, no se cuanto tardarán los demas.

Se concentró en escuchar aunque en seguida quería corregirlo. Misma forma despectiva que Ian. Bestia en vez de lobo. Dos mentiras. Dos. Pero tenía su argumento -No me llames bestia, porque no lo soy. Soy una loba. Y no sé que tan cierto sea que la magia nos ayuda a mantener el control pero, no se tú…Pero yo no deseo vivir en un mundo sin magia- En cuanto a lo siguiente, suspiró lentamente y negó con la cabeza -La decisión de dejar la matalobos sin estar con un alfa o con su manada lleva a consecuencias. En la naturaleza del lobo está vivir en manada. Nosotros no recomendamos dejar la matalobos si no estáis entre nosotros…El lobo solitario muere, la manada sobrevive-

Entonces ocurrió algo cuando él bufó, los ojos de Savannah parpadearon y se volvieron blancos del todo. Su mano derecha se apretó en un puño con la cucharilla entre sus dedos -Tenemos la piedra Fenrir para entrenar pre…- Su voz salió más gruesa y monótona. La peliblanca empezó a toser y se llevó la mano izquierda a la sien, presionando con fuerza para volver a la normalidad. -Perdón- Connor estaba siendo un poco pesado…Se incorporó un poco y miró entre sus manos lo que tenía, cogió el gorro y se lo puso con la débil esperanza de que sirviera como esos gorros de aluminio contra los aliens pero no fue así.

-No me hables de destino, Jarkko. No tienes ni idea de lo que es el destino. Ni el tuyo, ni el mío ni el de los licántropos- Esta vez fue firme y fue ella quien lo dijo porque si a alguien había jodido el destino había sido a ella. En ese momento, ni siquiera su gesto de rabia la persuadió de mantenerle la mirada. Porque el destino se había reído de ella en su cara una y otra y otra vez así que…Que se callara la boca. -Nos culpas de tener fe. De aferrarnos a creer en algo que nos ayude a sobrellevar mejor nuestra licantropía y en la que muchos...Muchos han tenido éxito al controlarse- Ella asintió, no iba a discutirlo con él.

Sin embargo, cuando mencionó lo del abandono, Savannah cambió su rígido gesto y bajó la mirada. Lo entendía. Vaya si lo entendía. Ella había sentido abandono una sola vez en su vida pero le había dolido como los mil demonios. -Para lograr tu perdón debo aprender a perdonar a aquel que me abandonó cuando mi clan estaba falleciendo a manos de las llamas. Guardo rencor y odio, y no sé cómo superarlo ni cómo perdonar. No sé como volver a tener fe en el Descendiente de Lycaon. Debo aprender otra vez...Pero lo lograré- Una vez más se encontraba en una disyuntiva. No podía ayudar a Ian porque no podía controlarse. No podía ayudar a Jarkko porque no sabía perdonar el abandono. Aquello le dolió, en el ego. Cogió uno de sus mechones blancos, que se había desacomodado con el gorro y deseo poder arrancárselo. No estaba lista para ser chamana, ni alfa, ni nada.

La camarera llegó con el té y la peliblanca lo bebió de un golpe, quemándose la lengua de camino, pero sin importarle demasiado. Solo siseó levemente -Ese sitio siempre existirá y está entre nosotros pero si decides ser un Luna Roja... Estará bien- Le dijo y alzó la vista hacia él esperaba que comprendiera a lo que se refería pero estaba segura de que sólo se ganaría un mal gesto así que pensó que lo mejor era seguir su instinto -No tengo nada más que decirte, pero voy a quedarme a comer el bizcocho y esperar a que el té me haga efecto- Cogió la cucharita sin llegar a sentir que se acallaban las voces pero concentrarse sólo en el bizcocho y no en él le ayudaba a que muchos de los espíritus se fueran. Pero Connor seguía allí, presionando y hablándole, intentando obligarla a decirle cosas que no quería; por eso se llevo dos bocados enteros del bizcocho a la boca porque si llegaba a poseerla de nuevo quería tener el tiempo suficiente para que no dijera nada.

- Yo tampoco quiero vivir en un mundo sin magia, es obvio no? - dije levantando mis hombros, mirando hacia una de mis manos, era obvio el por qué no. Sin magia, era un inútil. - Pero por qué cuando se fue la magia no se llevó...lo que somos? En mi opinión, reveló nuestra auténtica naturaleza. Nosotros intentamos poner parches....

Cerré los ojos y me recliné un poco hacia delante, esta conversacion era demasiado intensa para mi. Volví a abrirlos, lobos solitarios...
- Y que es lo que nos une? Que una desgracia de noche, otro licántropo descontrolado decidió merendarnos? Visto así, no tenemos un nexo tan importante...es bonito pensar que si, no obstante, no echo culpas a tener esas ilusiones.

Me eché patrás cuando se le pusieron los ojos en blanco, modo trance, y comenzó a hablar con voz ligeramente diferente. La habia poseido un espiritu? Ah, duró poco....

- No... no pasa nada...debe ser una mierda... - que no quisiera volver al clan no queria decir que no entendiese esas mierdas.

Gruñí por lo bajo cuando fue tan categórica con lo del destino, retirandome voz y voto.
- y tú si lo sabes? Te diré una cosa...los clanes se dirigen al final de su modo de vida, pero eh, bienvenida para dar lo mejor de ti en un último intento. Esto no es un cuento de fantasía. - rodé la mirada, qué mas daba, no ibamos a convencernos mutuamente.

- Yo tampoco lo sé...asi que cuando lo descubras....me lo cuentas. De momento el miedo es mi mejor sabiduría. - tuvimos un momento de retrotraernos cada uno en nuestras cosas, ella con su pelo blanco, y yo con mi taza de té. - No....los luna roja creen tener un privilegio...quieren mas como ellos. Yo no le deseo esto a nadie. - me quedé mirando su tarta despues. - Vale...quédate tranquila. Voy al baño. - dije levantandome, dandole una palmadita en el hombro al pasar a su lado. No me di cuenta de mi error hasta el momento de tocarla, las sombras se esparcieron hasta tocar su piel de modo leve, casi hambrientas, momento en el que me quedé paralizado....

Estaba viendo a Savannah de unos 14-15, yendo a entrenar. Un hombre adulto, su padre, la derrotaba sin piedad. Una y otra vez. Sus palabras....ella no podia seguir sus pasos, los pasos de Skoll. Había sido elegida como chamana, no había elección, no podía cambiar lo que esperaban que fuese.

Levanté mi mano de su hombro como si me hubiese dado un calambrazo, mirándola.
- Tu padre también era licántropo... - entonces... - naciste siendo licántropo?

-No estoy segura. Y tampoco sé por qué algunos quedaron como humanos y otros no. No tengo las respuestas de todo- Miró la mano de él, observando con curiosidad las sombras. Nunca lo había visto de frente ni examinado, había oído las historias pero hasta alli. Lo de los parches le pareció lógico pero suspiró un poco. No creía que fuesen a llegar a un acuerdo -¿Y los que nacieron puros, qué?- Le pregunto a Jarkko.

-Pues no sé  pero bastante jodida me he visto por el destino y tiene un puntito irónico de mierda que, sinceramente, no me gusta- Le soltó a Jarkko no muy interesada en seguir con el tema y aquello del cuento de fantasía hizo que le mirara de mala hostia. No esperaba eso, tenían un mundo de mierda. Esperaba…Esperaba paz. Algo que no estaba segura de poder conseguir.

-Es mi plan- Tenía que encontrar la manera de perdonar a Altair para poder aprender cómo ayudar a Jarkko pero cada vez que recordaba cómo había subido para pedir su ayuda, con lágrimas en los ojos, y él no hizo más que aparecer en el hospital cuando ya era demasiado tarde y apestando a Kiana, una Luna Roja. La decisión había sido evidente. Se quedó un poco más tranquila cuando indicó que no pertenecería al otro clan porque en el fondo ella también lo sentiría como abandono.  Asintió a lo del baño pero entonces sintió un cosquilleo y cuando alzó la vista ya no se encontraba allí.

La visión hizo que se le removiera el estómago y cuando finalizó le miró con el ceño fruncido, apartando el hombro con un gesto de defensa -¿Qué has hecho?-  Inquirió y entonces escuchó su pregunta -Sí…- Respondió para después negar y volver la mirada hacia el bizcocho -No- Los monosílabos servirían y no quería ni siquiera mencionar que lo de su "pureza" porque pensó que preguntaba por eso. No tenía ni idea si Jarkko era convertido o no pero bastante había oído sobre la pureza y no quería saber nada más.

Sujeté mi mano con la otra, mirándolas, aquello me habia pasado ya un par de veces. Así había descubierto, sin querer que el frutero del mercado había estado paseando con su hermano por los jardines Dioscórides, o que el cliente del herrero se le habia ido la mano con el alcohol....

- No lo controlo. Ha sido sin querer. - al alejarme de ella, las sombras habian vuelto a ocupar su espacio delimitado. - Lo siento. Ven cosas que yo no...lo hacen a veces solamente.

"la sustancia demoniaca esta"

Pero era curioso que me hubiese mostrado justo eso... Bueno, ninguno conseguíamos lo que queriamos, estaba claro. Me deshice la coleta porque estaba desmoñao, era un moño indigno, y me lo intenté hacer mejor. No me salió asi que lo dejé estar.
- Bueno...buen provecho. Cuídate.

Dije de modo socialmente incómodo, sacudiendo un poco la mano modo adiós. Despues, hui de alli intentando no parecer que huia.

Savannah no pudo evitar mantener el gesto extraño en el rostro mientras Jarkko le explicaba que lo hacía sin querer. Vale, eso lo podía entender pero de allí a que fuera eso en específico; al momento en el que precisamente el destino se había burlado de ella pues...le dolió.

El té empezaba a hacer su efecto y cuando Jarkko se quitó el moño para arreglarse el cabello, Savannah se quedó mirándolo largamente sintiéndose profundamente atraída hacia él. No sabría explicar ni el porqué, ni el cómo. Lo cierto es que era atractivo y aquel gesto insulso había despertado cierto interés. Aunque era evidente que allí no habría nada más que discusiones.

-Tú también- Le respondió, mirándolo irse para luego concentrarse en su tarta que comió lentamente. Tenía demasiado trabajo que hacer... Pero para eso primero tenía que llegar a casa. Estando tan adormilada no escuchó muchas voces. Pagó y aunque intentó desaparecerse no lo logró así que se fue caminando.

Todo estaban de un modo…festivo que Lyosha no compartía. Tuvo que rearmar su armadura para protegerse zona donde el frío arreciaba. No tenía una capa encima así que debía buscar un lugar donde entrar en calor antes de convocar al grifo y que la llevar a la torre. Prefería quedarse un rato más despierta antes de empezar a volar -Exótico- Repitió la palabra con suma curiosidad pese a que no habían dicho nada más desde que salieron del hospital. Le gustó esa palabra para sí misma...Le... Le gustó mucho pero no lo dejo entrever. Era el primer halago en... ¿siglos? Mantuvo la boca cerrada y el gesto pasivo incluso cuando vinieron a cantarle villancicos. Elevó una pared de metal y los mandó a volar arrastrando la pared hacia ellos para que se alejaran.

Abrió la puerta del bar con un movimiento de mano, haciendo que los goznes se abrieran para ella, como si el mundo le obedeciera e ingresó cual dueña de cada ápice de aquel espacio… porque le parecía quizás el menos festivo de todos. Cuando entró se dio cuenta de porqué. Inspiración oriental. No celebraban la navidad. El bar seguramente estaba lleno de borrachos así que agradeció al apenas murmullo de la escasa gente que había allí. La luz también parecía haberse atenuado y Lyosha miró a Sirius con una ceja arqueada -No podrías matarme aunque quisieras- Le advirtió con un gesto serio que casi…Casi podría pasar como divertido. Si eso era posible.

-No sé si sirven sangre caliente, pero sospecho que eres capaz de conseguirla- Dijo y espantó a la muchacha que venía a llevarlos a una mesa. Ella se sentaría donde le diera la maldita gana. Se movió por el lugar, evaluando las zonas oscuras y también las salidas. Movió una mano y percibió levemente la construcción del sitio. Había otra cosa más que metal. Un vistazo a las mesas le escupió la palabra: Bambú. Puso los ojos en blanco y se sentó en una de las más alejadas, en una esquina más oscura, desde donde tenía el control máximo de la entrada y quién se movía por la zona. Se sentó y observó a Sirius en profundo silencio, evaluando cada rasgos de su rostro -No estoy acostumbrada a domesticar perros ni a ponerle correas, prefiero matarlos así que controla tus impulsos- Le advirtió, por si quería hacer un circo en aquel lugar.

Como la soul y yo teniamos una conversacion pendiente y habiamos huido al unísono del hospital, nos fuimos a un lugar que no estuviera atestado de genete que celebraba cosas. Ademas el lugar era de por si oscuro, aunque yo le di mi propio toque.

Me advirtió que no podría matarla aunque quisiera. No es que quisiera, la verdad. Para quererlo, tendría que darme motivos, pero al contrario que muchos, parecia mas interesada en proteger a los que portaban el apellido Scalovix. Nuestros objetivos coincidian...asi que....
- Y por curiosidad. - la miré de arriba abajo. - Por qué no podría matarte? Estás viva.

Gruñí un poco por lo bajo cuando me mencionó lo de la sangre, si, podría conseguirla, pero de momento me habia quedado satisfecho. Lyosha tenía un gusto por lo apartado, perfecto, al menos en eso no discutiríamos.

Me senté frente a ella, sonreí de lado por su referencia sobre los perros porque me hizo gracia...solo por una estupida asociacion de la palabra "perro" con "canis major" o "sirius". Por qué pensaba en eso ahora?

- Y que te hace pensar que tú si podrías matarme a mi? - levanté mis manos levemente, declarándome "inocente". - Puedo controlarme.

"ademas aqui hay poca gente..."

Tras eso me quedé mirando a la mujer, que era todavia una incógnita de una vida pasada, en una vida presente. Sin embargo los tiempos anteriores a la guerra eran una maraña dificil de descifrar en mis recuerdos.
- No nos conocimos cuando yo estaba vivo, verdad? No recordaría tu cara de ser asi. No recuerdo la de Rodrigo...

-Porque como la última vez, Sirius Black, seré yo quien decida mi destino y el día de mi muerte- Le respondió con un tono bajo, seguro, determinado. El día que volviera a encontrarse con quién sabía cuántos círculos del infierno sería absolutamente su decisión. Ni siquiera un ataque a traición de la máquina había logrado matarla. La había dejado… Mal, muy mal, pero sus botas de metal seguían haciendo eco con cada paso que daba.

El gruñido le pasó desapercibido pero no así que su imagen general estuviese menos pálida después de consumir en el hospital. Lyosha deslizó su mirada zafiro sobre el vampiro con mucha lentitud antes de apoyar un codo en la mesa y apoyar la cabeza sobre su mano, inclinándose hacia él -Hay muchos factores… Pero pocos seres sobreviven una decapitación. No obstante, ahora mismo muchas cosas juegan en mi contra. Tu poder de dominación…- Indicó volviendo la vista hacia sus ojos ya que se había quedado mirando lo que escondían sus labios, una de sus armas -¿Funciona sólo con contacto visual o es también auditivo? Tengo que estudiarlo, no conozco mucho de vampiros. Tu movilidad también es admirable, te mueves a través de las sombras y este sitio tiene muchas así que aquí sería una presa fácil. Pero me pregunto ¿Una prisión de metal, sin fisuras, me daría el tiempo suficiente  para atravesarte con metal? ¿El collar que te hice, si hago la presión suficiente, mientras un destello te molesta los ojos? ¿Te decapitaría?- Soltó un ronroneo con una sonrisa antes de incorporarse y echarse hacia atrás en la silla.

Apartó la vista de Sirius y miró alrededor mientras se sentía satisfecha consigo misma -Aprenderé sobre vampiros, de esa forma, ninguno me pillará desprevenida- Sentenció y se cruzó de brazos dejando el arakh a su lado y entonces finalmente preguntó algo interesante -No. Khaled siempre fue la cara pública de los Souls. Soy su segunda al mando- Expresó con tranquilidad pero cuando mencionó a Rodrigo, bajó la vista y frunció suavemente el ceño. Era difícil recordarlo, recordar su propia cara, porque para ella también era una maraña de recuerdos propios…y prestados. Finalmente, una emoción cruzó el rostro de Lyosha. Incomodidad. Quizás incluso nostalgia y cuando habló su tono -No me recordarías incluso aunque me hubieses conocido. Soy exótica, soy una renacida- Alzó la mirada hacia él con el mismo gesto -Este no es mi cuerpo- Indicó, y Khaled tal vez sería el único en reconocer el dolor en ese tono de voz, mientras una muchacha se acercaba para servir. Lyosha apartó la vista como un latigazo hacia ella -Vodka- Solicitó y cuando la muchacha, seguramente, iba a excusarse mostrando su carta, Lyosha la cortó -Dos botellas- Ordenó y la despachó con un movimiento despectivo de la mano.

Entonces giró la vista hacia Sirius de nuevo con el rostro impasible, volviendo a ser ella misma- ¿Cómo acabaste siendo vampiro?-

La mujer estaba demasiado segura de si misma, demasiado segura de que volvería a tener la oportunidad de....de que? de elegir el dia de su muerte? Aquello me arrugó el ceño. Había muerto ya?

"si...el caso es que hay algo raro en ella...."

- Mmm. Qué suerte la tuya entonces, poder elegir. También elegiste el dia de tu retorno, o....?

Decapitación. Rodeé la mirada, pensativo. Eso ya lo habia intentado y había parado antes. Comenzó con las preguntas sobre aquella extraña disciplina, preguntas que me habia hecho yo mismo sobre Shinare, hacia mucho, mucho tiempo, mientras me paseaba por el cementerio con la secreta esperanza de averiguarlo. Respondí, despacio.

- Visual y auditivo. Sin embargo, a los mas...antiguos les bastaría con un roce de su piel.  A otros, les bastaría con pensar en ti, aun a kilómetros de distancia, para que cumplieras su voluntad.

Sus formas de pensar en matarme lejos de intimidarme o preocuparme me hicieron ladear la cabeza con curiosidad.
- No lo sé. Quizá te pida a tí que me liquides cuando llegue el momento, y entonces lo comprobaremos. - parecía una candidata apta....

Su afirmacion sobre aprender de vampiros para que ninguno la pillara desprevenida me arrancó una risa baja. Eso había pensado yo en algun momento de mi vida, y ahora me daba cuenta de lo equivocado que habia estado. Pero no me apetecia regodearme en la ignorancia del pasado. Al hablar de Rodrigo su semblante cambió. Dijo que habia sido su amante, pero quizá de un modo mas intimo del que yo me habia esperado al oir esas palabras.

- Una renacida. Así que....de verdad moriste. Pero tu cuerpo está vivo, a diferencia del mio. Aun hay cosas que no entiendo. Pero sé lo que es mirarte al espejo y no ver tu rostro - literalmente, vaya. La estudié, con atención, inclinandome inevitablemente hacia delante. Un modo de vida diferente. Su corazon....bueno, sus corazones mejor dicho, latían...su sangre era auténtica....sin embargo tambien necesitaba parasitar, aunque de una manera diferente....energia vital. Si hubiese sido un cuerpo normal...el envejecimiento  la acercaria de nuevo a la muerte. Pero con ese cuerpo, no tenia que preocuparse de envejecer.... - Vodka. - me eché hacia atrás, sonriendo y dejando en evidencia mis colmillos. Vodka. Claro. Como no. - Bourbon. - solicité a la que nos atendió antes de que se marchase.

Su pregunta entrañaba muchas ironias, a mi modo de verlo. Pero le respondí, de muerto a muerto.
- ... Maharet. - respondí al final, tras algunos segundos de silencio. Ese momento, a veces tan nítido, otras veces tan borroso... el baile, las mascaras, el fuego. La tierra y las tumbas. - El...Ministerio... - me detuve, titubeando. Creia que seria mas sencillo. Por qué no recordaba nada más que el caos de aquella batalla? Me habia llegado a despedir? No lo sabía. Me bloqueé momentaneamente.  Apreté un puño frustrado, negué con la cabeza y bufé algo.

- Una batalla contra el Ministerio de Magia.  Fue mi última batalla. Ella no pudo soportarlo... dejarme ir. Irónico, no? Me perdió de todos modos. -trajeron nuestras bebidas, aunque yo aquello no lo habia pedido porque fuese a bebérmelo. -Y tú? Déjame adivinar. El nigromante?

-No- Murmuró respecto al día de vuelta y su mirada se fue…Lejos. Lejos de allí. Recordó despertarse y no sentir agonía. No sentir dolor. No sentir pesar. Recordó haber percibido olores que no eran cenizas y azufre, sino aire puro. Recordó a Khaled. Y también a Belialt. Tragó en seco con el ceño levemente fruncido y los labios tensos.

La información que le brindó Sirius hizo que asintiera con suavidad -Pero no llegas a ese nivel. Tuviste que acercarte a la mujer para dominarla. Te quedan años, Sirius Black…Años de eternidad en esta tierra de caos- Y sin embargo, Lyosha apartó lentamente la mano de la mesa por si al tipo le daba por tocarla …pues las últimas veces que había tocado a alguien que no fuera un soul la reacción había sido muy…Muy extraña. No llegaba a adivinar el qué pero se habían quedado mirándola con algo raro en los ojos.

Bufó cuando soltó aquello de que se lo pidiera -No mato por piedad, mato porque me apetece y si le quitas la diversión…- Alzó ambas cejas como decepcionada -Aunque podemos jugar a quien mata primero a quien- Soltó una risa baja, algo grave para ser una mujer. Tras eso, la conversación del pasado hizo que le mirara de reojo asintiendo con suavidad cuando dijo que había muerto realmente -Este no es mi cuerpo- Repitió, con firmeza antes de mirarlo con cierta sorpresa escuchando aquello que…Parecía comprensión. Una de sus cejas se levantó y luego se inclinó con curiosidad -Pero ese sí es tu cuerpo- Indicó frunciendo el ceño -Algo he oído sobre el sistema de conversión, sé que ese es tu cuerpo. Tienes rasgos parecidos al nieto de Rodrigo- Expresó y señaló vagamente su cara. -¿O te refieres a la bestia que te devuelve la mirada cuando te miras a ti mismo?- Inquirió porque…Ella había dejado de mirarse en los espejos hacia un tiempo. En algunas superficies sentía el fantasma de…algo…que la alejaba de su reflejo, temiendo lo que pudiera encontrar allí después de tanto tiempo -Nietzsche alguna vez dijo…-  Sonrió  sardónicamente -Si miras fijamente al abismo, el abismo te devuelve la mirada…Y la pregunta es…¿Durante cuánto tiempo puedes soportarla?-

La mención del nombre de la peliblanca hizo que un nudo se formara en el estómago de Lyosha. Pero escuchó, vio su debate, y entendió lo difícil que podía ser porque…Ella lo había vivido. La maraña de recuerdos, lo que realmente se quedaba grabado, lo que no sabías si era un sueño o una realidad. Abrió la botella con agilidad y se sirvió con elegancia sobre su vaso, llenándolo, para luego beber un par de tragos sin arrugar el rostro y regodeándose en el ardor en su garganta -Se hacen mucha cosas por amor- Indicó Lyosha frunciendo el ceño y, por alguna razón, recodando a Zayra -Di mi vida por Maharet para proteger a Rodrigo de perderla. Di mi vida por los Souls y su supremacía. Y heme aquí…- Dijo haciendo un gesto vago con el cuerpo. Asintió con respecto a Khaled -Las locuras que uno hace por amor… Viajar al infierno para rescatar el alma torturada de tu hermana- Miró el líquido transparente y bebió un trago -Y aceptar volver a la vida en un cuerpo ajeno para devolverle el favor por su sacrificio- ¿Se estaba arrepintiendo de decir que sí? La respiración sin duda se agitó un poco y su corazón, o los dos aunque ella no lo sabía, latieron con más ferocidad. -¿Reconoces el nombre Diana, la hereje?- Preguntó sin apartar la vista del vaso y al decirlo sintió un escalofrío en el cuerpo, tuvo que mover los hombros para quitárselo de encima. Algo se removió dentro de ella pero no supo identificar el qué.

"Lo suponía. No es algo tan facil de elegir"

Era cierto, aun no llegaba a ese nivel de dominacion. Era "joven", en realidad. Me pregunté si llegaria a ese nivel. Si queria llegar. Años...de eternidad. Perdería antes la cabeza. Sería capaz de no diluirme? Shinare me habia dado consejos para evitarlo. Pero al final, con el tiempo, acabarian siendo solo historias lejanas escritas en cientos de hojas ajadas de un diario.

- y si no me equivoco a ti tambien te quedan años y años de esto.  -hice un gesto vago con la mano, para referirme, con aburrimiento, a la "vida".

Asi que no mataba por piedad? Solo por diversion? Puse una mueca desafiante, ya se habían divertido bastante cuando me mataron la primera vez....no dejaria que fuese asi otra...pero por piedad...no sonaba mucho mejor.
- Supongo que la cosa cambia si somos los dos los que nos divertimos? Claro, tampoco he dicho que te vaya a dejar, o que vaya a ser facil. Sí, ese juego me gusta...como la ruleta rusa. - asentí, un nuevo enfoque.

Volvi a mirarla. No era su cuerpo. Entonces...un cuerpo robado? alguien había tenido que morir para que ella volviese. Claro, todo tiene un precio, ningun metodo es perfecto. Negué con mi cabeza ante su pregunta.

- Nada me devuelve la mirada cuando me miro en un espejo o superficie reflectante. Nada en absoluto, como si no existiera.  Es...un...efecto secundario de las sombras. No sé que reflejan mis ojos,  pero... por las miradas de terror que me devuelven a veces...me hago a la idea.

Se puso a hablar de un filósofo mientras bebía vodka, por algun motivo su imagen me recordo a alguien. Tomé mi vaso, y lo miré. No sabía como me podía sentar eso... fingir ser uno de ellos.
- Ah, pero yo ya no miro al abismo. Lo soy, estoy al otro  lado de esa frase. - agité un poco el vaso y le di un trago. - Aunque a veces finja que no. - no sabía si era un recuerdo evocado de mi cabeza, o si era verdad. No ardía ni quemaba, pero el sabor estaba presente. - Y creo que tu también.

No sabía si era amor, egoismo, o qué fue. Una locura, eso desde luego. Elevé mis ojos hacia ella una vez mas...asi que la habia salvado por amor a su padre.
- Esta conversación es entonces, fruto del efecto mariposa en toda su gloria. Creo que nos merecemos un brindis. - levante el vaso, brindé levemente al aire y bebi, pero no al mismo ritmo que ella....mas despacio. Porque ademas, algo me decia que no me iba a sentar bien. Aunque claro, no en el mismo sentido que a Lyosha.

Había acertado. Fue su hermano, en su caso. Devolver el favor?
- Habrias preferido....ya sabes. Seguir donde estabas? Lo recuerdas? - yo no recordaba nada. Habia mi alma llegado a irse a algun lado? Seguía aqui? De pronto, me preguntó por alguien que no conocia. -No, creo que no conocí a nadie con ese nombre. Debería? Es la dueña del cuerpo ajeno que has mencionado? - solo habia tenido que sumar dos y dos.

-O puedo suicidarme mañana- Le respondió a Sirius alzando un hombro con suavidad. Lo cierto es que ya se lo había dicho a Khaled, habían confraternizado demasiado con los magos. Las filas de los souls estaban reforzadas de nuevo y Vanesa podría ser una excelente matriarca de la Hermandad de Metal. No tenía nada que hacer en ese plano…Nada, excepto existir. La mirada que le dio cuando mencionó lo de jugar hizo que le sostuviera con un gesto sardónico -Por eso dije jugar, Sirius. ¿Se te ha olvidado el significado de ese verbo?- Inquirió.

El tema de los espejos resultó ser distinto de lo que ella esperaba así que simplemente asintió -Yo rompí todos los míos y los de la torre en un arranque de ira. ¿Sabías que la mayoría de los espejos y cosas reflectantes tienen metal en sí? Fue… satisfactorio- Expresó recordando que aunque el ataque de rabia no había sido para nada bueno, lo otro sí. Y sin embargo, había dejado cosas que seguían reflejando su cuerpo y otras…cosas. Bebió de nuevo del vaso y cuando mencionó que estaba del otro lado del abismo, ella alzó la mirada y lo observó detenidamente pero no respondió. ¿Por qué habría de responderle si ya conocía la respuesta? Era…Una cosa tácita.

Alzó el vaso a modo de brindis y aquello le robó ciertamente una pequeña sonrisa. Qué mundano. ¿Hacía cuánto no brindaba con alguien? ¿Hacía cuánto que no…mantenía una conversación civilizada con alguien? Supuso que no todos compartían los mismos demonios… -Lo recuerdo. Y cada vez que duermo o estoy en coma vuelven las pesadillas. Siento a los demonios cazadores clavar sus garras en mi cerebro con el deseo de arrancarme de este plano y devolverme a donde pertenezco. ¿Qué si quiero volver? ¿Te refieres a cambiar esta tortura por otra? No lo sé. Aún no lo decido- Dejó escapar el aire y se echó hacia atrás en la silla ya que a medida de la conversación había ido inclinándose sobre la mesa y el vaso. Alzó las piernas y puso los pies sobre una silla.

Escuchar la negativa sobre Diana hizo que pusiera los ojos en blanco -Eso parece. Y maldita sea, hereje. Hereje… Odio esa maldita palabra- Soltó, con más pasión de lo que había expresado en un par de años. Entrecerró los ojos -Y Khaled me evade así que hay algo turbio acerca de este cuerpo que yo desconozco- Tras eso se golpeó repetidamente la marca que tenía en la frente -Se lo voy a sacar a golpes y no le va a gustar-

- Dejando un testamento de que no te vuelvan a resucitar, no se te olvide. - le recordé como quien le recuerda a alguien que se va de viaje que se eche las gafas de sol o la cartera. Admití que sí, que se me habia olvidado del todo el significado de la palabra jugar. - Sí...y divertirse. Ahora solo me divierto cuando le estoy rajando la yugular a alguien, y sinceramente creo que eso es raro, que eso no deberia ser el significado de divertido.

Se lo confesé porque a ella si parecian divertirle del mismo modo sádico que a mi estas cosas. Claro que quiza a ella le divertian antes. Su arranque de ira rompiendo espejos me resultó familiar y de pronto me encontré asintiendo.
- Prf, quien necesita espejos? Los de mi antigua casa corrieron la misma suerte. - espejos con metal. Un conocimiento que no tenia antes. Ella bebió de nuevo y yo no podia seguirle el ritmo, el whisky....no se asentaba demasiado bien ahi abajo. Al mismo tiempo su silencio confirmó la respuesta que ya esperaba.

Tras el trago del brindis se vino uno mas al escucharla. La dejé hablar, haciendo un gesto breve para que continuase al preguntarme a que opcion me referia. Si, justo eso.
- A veces da mas miedo que nos aguarda a nosotros, que hemos burlado a la muerte, que la propia existencia aquí. A veces creo que no aguarda nada, nada en absoluto. No para nuestras almas, al menos. Bueno...la tuya. Yo no se si tengo ya de eso. - fruncí mi ceño, no habia llegado a hablar de aquello con Shinare... pensé en si volvería. En si habría perecido en esa guerra mundial que se habia llevado a mas de medio planeta. O si estaría oculta, aguardando el momento. Con el vínculo cortado, ya no podia saber nada..... - Cuanto antes lo decidas antes dejarás de sufrir. Yo al menos sé que quiero quedarme aqui mientras pueda reconocer a los de mi sangre....poder hacer mi trabajo.

Al parecer odiaba ese adjetivo, de modo un poco irracional.
- Hereje. Que no ha seguido una religión o dogma. - asi que algo turbio...que podia tener de turbio el cuerpo de una alada? Probablemente el modo en el que lo obtuvieron, me dije. Vamos, estaba casi seguro de que se trataba de uno de esos...no era el primero con el que me topaba, aunque tendría que corroborar algunas cosas antes de estar tan seguro y.... pero y las alas?.

- ¿Qué te dice tu instinto?

-Dudo que mi alma lo soportara… Y que Khaled volviera a arriesgarse así- Explicó a Sirius pero, aún así, le guiñó un ojo -Pero tengo que dejar un testamento. Será eso… ¿Qué era lo que hacían en estas fechas? ¿Proyecto de año nuevo? ¿Deseo de navidad? Bah…alguna chorrada de esas- Dijo moviendo la mano y restándole importancia. Lyosha no era una persona que “coleccionara” cosas así que tampoco tendría mucho que dejar en su testamento. Miró hacia el piso donde descansaba el escudo que había conseguido en la misión y a su arakh. No, sería lo suficientemente egoísta para llevárselo todo a la tumba a excepción de la calavera. Podría dejar esas instrucciones. No iba a compartir nada con nadie.

La carcajada de Lyosha fue limpia y gloriosa cuando dijo lo de la yugular -¿Por qué no? Disfruta de lo que puedas mientras puedas…Ahora…Sino estás muy hambriento puedes controlarte ¿No? Porqué privarte de lo que te da placer?- Negó con la cabeza, como si Sirius estuviera loco -Yo me controlo de matar magos porque Khaled ha hecho amiguitos aquí… Pero puedes preguntar por ahí. Cada vez que puedo golpeo a uno…- Alzó los hombros como si aquella imagen la disfrutara y bebió algo más de su vaso.

Brindó en silencio por lo de los espejos -Oh…a mi me aguardan una era de tortura. Mis pecados, por renacer, y los demonios se van a dar vida conmigo- Se rió, cínicamente, ella estaba muy clara sobre lo que le esperaba -Tú… - Le miró de arriba abajo y luego hizo una mueca con la boca -Siempre puedes preguntarle a Khaled si tienes alma… Ahora a dónde iría, no lo sé- La siguiente respuesta hizo que lo sopesara desvió la mirada de él y con el índice golpeó el cristal del vaso varias veces, pensativa. Decidir…Antes se había dejado llevar, ahora tenía que decidir. Pero lo que en realidad necesitaba era hablar con Khaled…

-Shhh, calla- Le ordenó cuando habló de la herejía con un gesto de asco en el rostro y luego al tocar una palabra tan particular desvió su mirada zafiro hacia él. Se mantuvo en silencio durante un largo rato y en su mente los engranajes empezaron a moverse. -Me llamaste exótica ¿Por qué?- No se trataba sólo de lo que le había dicho la alada, también recordaba el momento en el que Belialt la había inclinado sobre la ventana. Su pregunta. Y aquello…Aquello que parecía moverse tras ella en algunas superficies reflectantes. De pronto, la armadura de Lyosha pareció irse deshaciendo mientras le sostenía la mirada, pedazo por pedazo hasta colocarse a un lado y quedar con la camiseta negra manga larga únicamente. Le dio la espalda a Sirius y se alzó la parte trasera de la ropa como pudo hasta el cuello -¿Tengo cicatrices?- Inquirió, casi conociendo la respuesta, aunque deseaba que le diera una negativa.

- Asi que es un ticket de un solo uso- comprendí cuando dijo que su alma no lo soportaria. Me pasé una mano por la barba, y después miré a la bebida aquella que me habia empeñado en tomar. No causaba los efectos de antes...no ahogaba mis demonios, como antes.

- Porque ese no sería yo. Cuando le robo la vida a alguien, ese placer y ese frenesí...no me pertenecen. No me malinterpretes, hay gente a la que si habría disfrutado matando. Unos cuantos blood keepers por aqui, otros cuantos soldados por alli...algun que otro pez gordo.... - chasqueé la lengua. - Amiguitos? Recuerdo que los Soul Reapers os llevabais a muerte con los magos. - mi mirada se quedó clavada en el vacío. Si...lo había escrito alguna vez. Lo recordaba por eso. - A muerte, literalmente. Habéis cambiado la estrategia de guerra, es eso?

Su futuro en la otra vida no sonaba muy bien.
- Suena divertidísimo. Respecto a la oferta....no, creo que prefiero no saberlo, quedarme con la duda.

Volviendo al asunto de su cuerpo, aquella palabra parecia molestarla especialmente, en mi opinion no era para tanto.
- Porque tengo una hipótesis. - le respondí. Ella sin mas se decidió a darme las ultimas claves para resolverla. Iba a preguntarle yo, pero se me adelantó. Mejor. No me sorprendí al ver ahi dos grandes cicatrices...

- Llevaba un rato preguntándome que habías hecho con tus alas... - sentencié finalmente, en voz baja. Aunque me extrañaba algo. - Los alados pueden regenerarse. Si conservas cicatrices es porque fueron retiradas con magia oscura. De esta vida, o de la anterior?