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Recuerdo del primer mensaje :
En el ala norte del Castillo Pendragón se encuentra este salón cuyo centro ocupa la antigua mesa mística perteneciente a la Órden de Caballería de la corte del Rey Arturo.
Por aquella época, ningún puesto de la mesa sobresalía sobre otro, sentándose los caballeros en igualdad de condiciones.
En la actualidad si existe un puesto privilegiado que ocupa el Descendiente Pendragón. El resto de puestos los ocupan sus vasallos aliados así como varios miembros de la familia. Existen más de doce puestos en total.
Por aquella época, ningún puesto de la mesa sobresalía sobre otro, sentándose los caballeros en igualdad de condiciones.
En la actualidad si existe un puesto privilegiado que ocupa el Descendiente Pendragón. El resto de puestos los ocupan sus vasallos aliados así como varios miembros de la familia. Existen más de doce puestos en total.
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El miembro 'PNJ' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Ataque' :
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#2 'Defensa' :
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#2 'Defensa' :
Tanto para él como para Catherine parecía inconcebible lo que acababa de hacer Erik, por mucho rencor que le tuviese. Era su familia. Estaba claro que el nórdico llevaría su venganza hasta las últimas consecuencias, todo por lo que él consideraba un agravio. Wthyr sintió de primera mano todas esas ansias de venganza en el dolor que le provocó con aquella magia que controlaba los huesos, obligándolos a abrirse hacia afuera como si una fuerza invisible los empujase desde dentro. Apenas podía pensar ni respirar, era como si lo estuviesen partiendo en dos. Sus ojos se apagaron, perdiendo en ese momento el brillo que les había dado la canalización mágica conjunta.
Sus costillas dejaron de moverse cuando el oponente cayó, también herido. El dolor no desapareció, pero al menos sí esa horrible sensación de estar rompiéndose desde las entrañas. Apoyó las palmas de las manos en el suelo y jadeó intentando recuperar el ritmo de respiración, escuchando de fondo las palabras de Catherine contra Erik. Obligarle a matarse era como asesinarlo ella misma, pero tal vez más retorcido y cruel. En el fondo le gustó, que hiciese sufrir a ese bastardo. Le habían ganado la batalla, y reducirían a cenizas los que quedasen por la isla. Intentó recomponerse lo suficiente como para ponerse en pie de nuevo, cogiendo el frasco que le tendía Catherine, aunque no lo tomó de inmediato.
La entrada en escena de Asiaín le hizo sentir pena por él. Supuso que, por mucho que fuese un matrimonio concertado, también le disgustaría la muerte de Gunnhild. Apartó la mirada de él rápidamente, porque el traidor iba a hacer de las suyas hasta el último momento.
Wthyr extendió rápidamente la mano y conjuró un escudo de sangre usando toda la que había en el suelo, deteniendo el avance del hacha hacia la pareja. El arma cayó al suelo, y el escudo se desvaneció casi a la vez que el insurgente cayó al suelo. - ¿Aún vive? - cuestionó a Asiaín con la voz algo ronca, sin acercarse por si la respuesta era negativa. Si así era...podía suponer un problema para su a alianza. Si ella moría tal vez el padre les acusase.
Por Asiaín no se preocupó, era muy improbable que se sintiese como él se había sentido cuando perdió a su primera esposa. No era lo mismo. Después se giró para mirar a Catherine con intensidad, todavía con el cuerpo alterado por toda la magia que acababan de canalizar juntos. Hubiese seguido más con aquella cosa adictiva, aunque ahora el cansancio y el dolor empezaban a hacer mella. La tomó por los hombros y a continuación por el rostro, comprobando de manera silenciosa que no tuviese heridas que pudiesen confundirse con la sangre que les había salpicado. - No te han llegado a dañar...te temían. - afirmó en voz baja, bajando después las manos lentamente. Después se alejó de ella, acercándose a recoger la espada que había quedado clavada en el cuerpo de Erik. La sala era un caos de cuerpos ensangrentados, aunque no todos habían muerto.
- Les arrojaré el cuerpo de su líder y terminaré de aplastar su rebelión. No puedo dejar solos a los vasallos terminando con esto. - informó a Catherine, prefiriendo que no le siguiese en aquello porque ya bastante había hecho. - Regresaré más tarde...
---------------
Defensa mágica: 10 dado + 33 stat + 10 hab. ficha= 53 (defensa mágica con escudo de sangre para Asiaín)
PS: 76 (post 3 de 5 de frenar sangrado)
Coge herbovitalizante para luego
Sus costillas dejaron de moverse cuando el oponente cayó, también herido. El dolor no desapareció, pero al menos sí esa horrible sensación de estar rompiéndose desde las entrañas. Apoyó las palmas de las manos en el suelo y jadeó intentando recuperar el ritmo de respiración, escuchando de fondo las palabras de Catherine contra Erik. Obligarle a matarse era como asesinarlo ella misma, pero tal vez más retorcido y cruel. En el fondo le gustó, que hiciese sufrir a ese bastardo. Le habían ganado la batalla, y reducirían a cenizas los que quedasen por la isla. Intentó recomponerse lo suficiente como para ponerse en pie de nuevo, cogiendo el frasco que le tendía Catherine, aunque no lo tomó de inmediato.
La entrada en escena de Asiaín le hizo sentir pena por él. Supuso que, por mucho que fuese un matrimonio concertado, también le disgustaría la muerte de Gunnhild. Apartó la mirada de él rápidamente, porque el traidor iba a hacer de las suyas hasta el último momento.
Wthyr extendió rápidamente la mano y conjuró un escudo de sangre usando toda la que había en el suelo, deteniendo el avance del hacha hacia la pareja. El arma cayó al suelo, y el escudo se desvaneció casi a la vez que el insurgente cayó al suelo. - ¿Aún vive? - cuestionó a Asiaín con la voz algo ronca, sin acercarse por si la respuesta era negativa. Si así era...podía suponer un problema para su a alianza. Si ella moría tal vez el padre les acusase.
Por Asiaín no se preocupó, era muy improbable que se sintiese como él se había sentido cuando perdió a su primera esposa. No era lo mismo. Después se giró para mirar a Catherine con intensidad, todavía con el cuerpo alterado por toda la magia que acababan de canalizar juntos. Hubiese seguido más con aquella cosa adictiva, aunque ahora el cansancio y el dolor empezaban a hacer mella. La tomó por los hombros y a continuación por el rostro, comprobando de manera silenciosa que no tuviese heridas que pudiesen confundirse con la sangre que les había salpicado. - No te han llegado a dañar...te temían. - afirmó en voz baja, bajando después las manos lentamente. Después se alejó de ella, acercándose a recoger la espada que había quedado clavada en el cuerpo de Erik. La sala era un caos de cuerpos ensangrentados, aunque no todos habían muerto.
- Les arrojaré el cuerpo de su líder y terminaré de aplastar su rebelión. No puedo dejar solos a los vasallos terminando con esto. - informó a Catherine, prefiriendo que no le siguiese en aquello porque ya bastante había hecho. - Regresaré más tarde...
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El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Defensa' :
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La batalla en Ávalon estaba por finalizar, con el líder Erik eliminado y sus tropas prácticamente acabadas. Tanto los reyes, como los vasallos y las tropas Pendragon se encargaron de reducirlos antes de que se extendiesen demasiado por el territorio, pero todavía tenían que tomar cartas en el asunto con el linaje que les había permitido entrar...la traición había sido flagrante.
El linaje de los aduladores comenzó a reunirse para escapar de la isla, conscientes de que la rebelión había fracasado. Lo harían...no querían pagar las consecuencias. Se irían si nadie lo impedía.
La joven prometida de Asiaín se estremeció levemente con la curación, abriendo los ojos para enfocar con dificultad a aquel que la había salvado de morir desangrada. Se encontraba débil, pero se las arregló para alzar una mano hasta su mejilla para susurrarle un "gracias". Después dejó caer la mano, dejándola en su regazo mientras volvía a cerrar los ojos.
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dado éxito/fallo para ver si Gunnhild pierde embarazo por heridas
Éxito: no lo pierde
El linaje de los aduladores comenzó a reunirse para escapar de la isla, conscientes de que la rebelión había fracasado. Lo harían...no querían pagar las consecuencias. Se irían si nadie lo impedía.
La joven prometida de Asiaín se estremeció levemente con la curación, abriendo los ojos para enfocar con dificultad a aquel que la había salvado de morir desangrada. Se encontraba débil, pero se las arregló para alzar una mano hasta su mejilla para susurrarle un "gracias". Después dejó caer la mano, dejándola en su regazo mientras volvía a cerrar los ojos.
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El miembro 'Admin' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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-¡NO!- Gritó golpeando su báculo en el piso cuando vio a Erik lanzar un hacha hacia Asiaín pero no llegó lo suficientemente rápido, sin embargo, Wthyr sí. Observó al peliblanco un instante tratando de salvar a la rubia y envió a los elementales allí para custodiarlos ante cualquier imprevisto. Escuchó la voz de Wthyr y bajó la vista hacia él, revisándolo un momento con la mirada. Necesitaba un sanador.
Al verlo girarse hacia ella observó sus ojos primeros, distintos de cuando habían canalizado magia juntos, y aunque la adrenalina seguía haciendo que su corazón latiera con fuerza, empezaba a sentir cómo todo iba en retroceso y el cansancio que acompañaba tal despliegue de magia. Dejó que le tomara el rostro porque parecía necesitar verificar algo y tampoco era algo que le molestaba -Lo sé...pero tú... Tienes que entrenar. Y la próxima vez que esto ocurra, si ocurre, no vuelvas a tratarme como si no pudiera defenderme. Si tuviera una espada, sería más grande que la tuya- Respondió con rintintin, sin sentir mucho remordimiento respecto al terror que habían mostrado los vikingos, había usado su magia para defenderse…Tal como había hecho Matvey.
Volvió la mirada hacia el hombre al que había atado en el anillo de Midas y notó que sus gestos se habían paralizado. Estaba muerto. Un infarto seguramente. La morena tampoco le dio importancia, se lo merecía más que cualquiera, y volvió la vista hacia Wthyr cuando se alejó sin entender a dónde iba -¿Qué haces?- Preguntó acortando la distancia entre ambos y tomándole de la mano para detenerlo -No-
Tiró de nuevo y se puso delante de él, apoyando las manos en su pecho y guiándolo hacia una silla -Céntrate- Le ordenó, de nuevo, porque parecía estar en automático -Tómate la poción. No puedes aparecer así delante de tus vasallos. Es más…- Se irguió mirándolo con el ceño fruncido y bastante determinación -Te vas a quedar aquí hasta que te revise un sanador…O… O Asiaín- Alzó una mano para detener cualquier réplica y negó con la cabeza. Los elementales entonces se acercaron al cuerpo de Erik para cogerlo de los hombros y empezar a arrastrarlo hacia el Sanguis Ligno.
-¿Sólo puede irse por el Sanguis, no?- Preguntó mientras establecía un puente mental con el capitán ordenando reforzar la seguridad en el Sanguis y preguntándole por los hermanos -Tus hermanos están bien- Le informó antes de volver a estar en silencio, cortó el puente mental con el capitán para establecer uno con el abuelo de los Pendragon que parecía estar informado pero quería que se enfocara más en los Aduladores mientras ellos se recuperaban un instante. Entonces soltó un pequeño suspiro antes de apoyarse en la mesa llevándose una mano al vientre. Cerró los ojos para descansar un poco, regulando su respiración, pero bien consciente de mantener las piernas bloqueando el paso de Wthyr -Goth está yendo al Sanguis-
Al verlo girarse hacia ella observó sus ojos primeros, distintos de cuando habían canalizado magia juntos, y aunque la adrenalina seguía haciendo que su corazón latiera con fuerza, empezaba a sentir cómo todo iba en retroceso y el cansancio que acompañaba tal despliegue de magia. Dejó que le tomara el rostro porque parecía necesitar verificar algo y tampoco era algo que le molestaba -Lo sé...pero tú... Tienes que entrenar. Y la próxima vez que esto ocurra, si ocurre, no vuelvas a tratarme como si no pudiera defenderme. Si tuviera una espada, sería más grande que la tuya- Respondió con rintintin, sin sentir mucho remordimiento respecto al terror que habían mostrado los vikingos, había usado su magia para defenderse…Tal como había hecho Matvey.
Volvió la mirada hacia el hombre al que había atado en el anillo de Midas y notó que sus gestos se habían paralizado. Estaba muerto. Un infarto seguramente. La morena tampoco le dio importancia, se lo merecía más que cualquiera, y volvió la vista hacia Wthyr cuando se alejó sin entender a dónde iba -¿Qué haces?- Preguntó acortando la distancia entre ambos y tomándole de la mano para detenerlo -No-
Tiró de nuevo y se puso delante de él, apoyando las manos en su pecho y guiándolo hacia una silla -Céntrate- Le ordenó, de nuevo, porque parecía estar en automático -Tómate la poción. No puedes aparecer así delante de tus vasallos. Es más…- Se irguió mirándolo con el ceño fruncido y bastante determinación -Te vas a quedar aquí hasta que te revise un sanador…O… O Asiaín- Alzó una mano para detener cualquier réplica y negó con la cabeza. Los elementales entonces se acercaron al cuerpo de Erik para cogerlo de los hombros y empezar a arrastrarlo hacia el Sanguis Ligno.
-¿Sólo puede irse por el Sanguis, no?- Preguntó mientras establecía un puente mental con el capitán ordenando reforzar la seguridad en el Sanguis y preguntándole por los hermanos -Tus hermanos están bien- Le informó antes de volver a estar en silencio, cortó el puente mental con el capitán para establecer uno con el abuelo de los Pendragon que parecía estar informado pero quería que se enfocara más en los Aduladores mientras ellos se recuperaban un instante. Entonces soltó un pequeño suspiro antes de apoyarse en la mesa llevándose una mano al vientre. Cerró los ojos para descansar un poco, regulando su respiración, pero bien consciente de mantener las piernas bloqueando el paso de Wthyr -Goth está yendo al Sanguis-
Asiaín Pendragon
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Asiaín estaba ocupado sanando a Gunnhild, una tarea qué exige bastante puesto que puede notar qué pudo haber muerto desangrada, es bastante capaz de notarlo, así que se esforzaba en que se estabilizara para poder estar seguro de que le iría bien...
Por ese motivo no estuvo preparado para el ataque qué Erik lanzó repentinamente motivo por el cual volteó súbitamente, y lo más que llegó a hacer fue tratar de proteger a Gunnhild con su cuerpo con un movimiento, pero por suerte... Wthyr reaccionó a tiempo y lo protegió, haciendo que Asiaín inevitablemente lo mirara y dijera.
Gracias...
Realmente lo agradecía, mejor era no terminar herido, porque ahora mismo tenía mucho por sanar, y no sólo limitándose a su esposa, mucho en verdad... Tanto qué cabría decir que quizás tenga que cambiar de profesión a sanador por unos días, deben haber más heridos por culpa de este altercado.
Y en eso sintió la mano de Gunnhild, y su expresión lo dijo todo, pudo verse en su rostro un alivio qué ni siquiera él mismo se creía capaz de demostrar, Gunnhild iba a estar bien... Le tomó la mano con ambas de las suyas y regresando a su tono tranquilo de costumbre, dijo.
Afortunadamente, Majestad, aún vive.
Y menos mal, no quiere pensar... En como se hubiera sentido perderla si con solo verla tan cerca sintió... Un dolor distinto, un dolor nuevo, algo que hasta la fecha era ajeno a su persona.
También vió a los elementales un momento y sonrió, y acto seguido a Cath, que cabe ecir qué no se quedaron mucho con él, pero aún así, sería grosero no agradecer un gesto así, y él tiene modales.
Se lo agradezco.
Gunnhild iba a estar bien ahora así que, aunque le acarició la mano con la que ella le tomó el rostro, también empezó a revisar lo que hacían los reyes, y la reina se veía de maravilla, la verdad, toda la sangre qué la cubría no era suya, pero el rey... Bueno, ha tenido días mejores, eso puede asegurarlo.
Cuando Cath lo mencionó, él acomodó a Gunnhild de una forma que fuera segura para el tipo de lesión qué tenía, y para que se normalice de a poco su pulso, luego se levantó y acudió como si eso hubiera sido una llamada directa.
Bueno, sus majestades, si me permiten.
Volvió a extraer su vial de su gabardina y esta vez vertió la dosis correspondiente de su negra sangre en uno de los huesos expuestos del rey.
Acto seguido, con un sencillo movimiento, selló el vial y lo regresó a su sitio, antes de empezar los movimientos qué harían qué su sangre se fuera entremezclando con la sangre del rey y formando las redes de venas qué en breves empezarían a hacer su doloroso trabajo, ¿Qué por qué doloroso? Bueno, porque esos huesos no van a volver fácilmente a su sitio... Pero lo harán, oh lo harán.
Las venas se encaramaron en las puntas casi separadas de las costillas, formando rizos qué podrían hacer qué empezaran a parecer sogas oscuras, y pareciera que Asiaín mismo las tejiera en el aire con sus movimientos y encantamientos.
Y entonces con un último gesto especialmente duro, y un crujido digno de ser llamado horrible, los huesos volverían al interior de Wthyr y a la posición qué les corresponde, firmemente sujetos por los hilos sangrientos de Asiaín, los cuales se iban filtrando y ayudándoles a pegarse también.
Luego, venas más delgadas procederían a manifestarse en heridas, encargandose de cerrar y resurcir los vasos sanguíneos y las venas, para evitar sangrado, solo era algo rápido, sin embargo, gracias a la propia capacidad de Asiaín, suficiente para empezar.
Afortunadamente, no hay daño aparente en los órganos, y para su majestad, el resto de cosas son escencialmente rasguños...
Dijo mientras las redes de vensa trabajaban sobre las heridas hechas con espada al cuerpo del rey, también para evitar que estas sangren.
Sin embargo...
Y mientras decía esto, las venas terminaban de poner en su sitio lo que había desacomodado la magia de Erik, para que el rey pudiera respirar tranquilo otra vez... De forma bastante literal tal vez.
El daño a los huesos fue bastante significativo, me temo, y estos juegan un papel importante manteniendo a los pulmones en su sitio, y los huesos son el tejido más difícil de regenerar, esto bastará por ahora pero se necesitará más sanación...
Luego terminó y se giró para ver a su prometida.
Igual qué Gunnhild, perdió mucha sangre... Puedo con ambas cosas, pero necesito tiempo, y no creo que sean los únicos heridos de este intento de revelión.
Luego se alejó un par de pasos y miró a ambos reyes de forma intercalada, con rostro de circunstancias, tras presentar las circunstancias, como preguntando ¿Y ahora?
Por ese motivo no estuvo preparado para el ataque qué Erik lanzó repentinamente motivo por el cual volteó súbitamente, y lo más que llegó a hacer fue tratar de proteger a Gunnhild con su cuerpo con un movimiento, pero por suerte... Wthyr reaccionó a tiempo y lo protegió, haciendo que Asiaín inevitablemente lo mirara y dijera.
Gracias...
Realmente lo agradecía, mejor era no terminar herido, porque ahora mismo tenía mucho por sanar, y no sólo limitándose a su esposa, mucho en verdad... Tanto qué cabría decir que quizás tenga que cambiar de profesión a sanador por unos días, deben haber más heridos por culpa de este altercado.
Y en eso sintió la mano de Gunnhild, y su expresión lo dijo todo, pudo verse en su rostro un alivio qué ni siquiera él mismo se creía capaz de demostrar, Gunnhild iba a estar bien... Le tomó la mano con ambas de las suyas y regresando a su tono tranquilo de costumbre, dijo.
Afortunadamente, Majestad, aún vive.
Y menos mal, no quiere pensar... En como se hubiera sentido perderla si con solo verla tan cerca sintió... Un dolor distinto, un dolor nuevo, algo que hasta la fecha era ajeno a su persona.
También vió a los elementales un momento y sonrió, y acto seguido a Cath, que cabe ecir qué no se quedaron mucho con él, pero aún así, sería grosero no agradecer un gesto así, y él tiene modales.
Se lo agradezco.
Gunnhild iba a estar bien ahora así que, aunque le acarició la mano con la que ella le tomó el rostro, también empezó a revisar lo que hacían los reyes, y la reina se veía de maravilla, la verdad, toda la sangre qué la cubría no era suya, pero el rey... Bueno, ha tenido días mejores, eso puede asegurarlo.
Cuando Cath lo mencionó, él acomodó a Gunnhild de una forma que fuera segura para el tipo de lesión qué tenía, y para que se normalice de a poco su pulso, luego se levantó y acudió como si eso hubiera sido una llamada directa.
Bueno, sus majestades, si me permiten.
Volvió a extraer su vial de su gabardina y esta vez vertió la dosis correspondiente de su negra sangre en uno de los huesos expuestos del rey.
Acto seguido, con un sencillo movimiento, selló el vial y lo regresó a su sitio, antes de empezar los movimientos qué harían qué su sangre se fuera entremezclando con la sangre del rey y formando las redes de venas qué en breves empezarían a hacer su doloroso trabajo, ¿Qué por qué doloroso? Bueno, porque esos huesos no van a volver fácilmente a su sitio... Pero lo harán, oh lo harán.
Las venas se encaramaron en las puntas casi separadas de las costillas, formando rizos qué podrían hacer qué empezaran a parecer sogas oscuras, y pareciera que Asiaín mismo las tejiera en el aire con sus movimientos y encantamientos.
Y entonces con un último gesto especialmente duro, y un crujido digno de ser llamado horrible, los huesos volverían al interior de Wthyr y a la posición qué les corresponde, firmemente sujetos por los hilos sangrientos de Asiaín, los cuales se iban filtrando y ayudándoles a pegarse también.
Luego, venas más delgadas procederían a manifestarse en heridas, encargandose de cerrar y resurcir los vasos sanguíneos y las venas, para evitar sangrado, solo era algo rápido, sin embargo, gracias a la propia capacidad de Asiaín, suficiente para empezar.
Afortunadamente, no hay daño aparente en los órganos, y para su majestad, el resto de cosas son escencialmente rasguños...
Dijo mientras las redes de vensa trabajaban sobre las heridas hechas con espada al cuerpo del rey, también para evitar que estas sangren.
Sin embargo...
Y mientras decía esto, las venas terminaban de poner en su sitio lo que había desacomodado la magia de Erik, para que el rey pudiera respirar tranquilo otra vez... De forma bastante literal tal vez.
El daño a los huesos fue bastante significativo, me temo, y estos juegan un papel importante manteniendo a los pulmones en su sitio, y los huesos son el tejido más difícil de regenerar, esto bastará por ahora pero se necesitará más sanación...
Luego terminó y se giró para ver a su prometida.
Igual qué Gunnhild, perdió mucha sangre... Puedo con ambas cosas, pero necesito tiempo, y no creo que sean los únicos heridos de este intento de revelión.
Luego se alejó un par de pasos y miró a ambos reyes de forma intercalada, con rostro de circunstancias, tras presentar las circunstancias, como preguntando ¿Y ahora?
- Sanación:
10(curación)+5(dado)+10(habilidad)+5(sello de pureza) = +30 ps a Wthyr
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El miembro 'Asiaín Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Curación' :
'Curación' :
La información que le dio Asiaín le tranquilizó. En cierto modo se alegró de que la Haraldson siguiese con vida, porque significaba que el idiota de Erik no había logrado su objetivo, porque supondría menos problemas de cara a mantener sus ejércitos con ellos y además...pues sería una lástima una pérdida de una vida tan joven. - Llévala a la enfermería o a los aposentos para que se recupere. - le instó, aunque él ya parecía haberle hecho los primeros auxilios.
No le sentó nada bien el comentario de Catherine sobre la necesidad de entrenar, haciendo que chistase por lo bajo, molesto. ¿Eso le parecía? ¿Que no había estado a la altura del combate ni había sido suficiente? seguía en pie, y sus enemigos estaban todos caídos. Aún así...sabía que todavía tenía que mejorar si quería enfrentarse a enemigos más fuertes, si no quería repetir una derrota tan fuerte como la de Ouroboros. Esto sólo había sido una escaramuza con un tocapelotas final que le había hecho más daño del que pensaba. Sí que replicó a su petición de cómo tratarla, que no se confundiese.
- Ya sé que sabes defenderte y de sobra lo has demostrado, pero es que resulta que ahora mismo tienes más riesgo que nadie. - señaló con un claro gesto a su vientre, pues no era lo mismo luchar en esas condiciones. Por mucho que supiese defenderse siempre iba a haber algún golpe que no se pudiese evitar. Y ahí entraba él, en intentar prevenirlo. Aún así tenía que reconocer que él había acabado más jodido entre las heridas de las espadas y la última jugarreta de Erik. Intentar respirar en condiciones no era precisamente agradable.
Arqueó una ceja despacio ante el comentario de la espada, sin poder contenerse en responderle a pesar de que suponía que era una expresión figurada. - Técnicamente...sería más pequeña a la fuerza, porque con tu altura no puedes manejar una espada larga como haría falta en una batalla. Así funciona lo de las espadas. - hizo un gesto con la mano señalando la más que evidente diferencia de altura entre ambos. Luego intentó alejarse de ella, pero al cogerle de la mano y escuchar aquel "no" se giró como indignado por el modo en que se lo estaba ordenando. A él no le decían que no cuando iba a hacer algo.
- No, ¿qué haces tú? - Entre la sorpresa y lo que le dolían las costillas no opuso mucha resistencia a lo de sentarse en la silla junto a la mesa. Sabía que en cuanto se sentase le iba a venir todo el cansancio de golpe y le iba a costar más seguir con lo que tenía que hacer. Se sujetó el costado con una mano, haciendo una mueca y sin apretar demasiado. - Ya es la segunda vez que me dices que me centre. O tercera. Empiezo a perder la cuenta. - podía ser una observación, pero sonó más a protesta. Miró de reojo la poción que le había dado, alzándola para ir bebiendo a tragos porque no le gustaba nada.
Iría, hasta que no supiese cómo estaba la situación no se quedaría tranquilo. Además, seguro que los suyos preferían que estuviese allí, en las condiciones que fuera. - Un rey debe proteger a sus vasallos. - repitió la frase que tantas veces le había escuchado decir a su padre, aunque a él nadie le protegió el día que el Sanguis lo engulló. Se quedó en silencio unos segundos, volviendo a alzar la mirada hacia Catherine. Fue entonces cuando por fin reconoció la ropa de cama que llevaba bajo la capa, la que en su día perteneció a su primera mujer. Verla así vestida le trajo más recuerdos de los que dolían, pero a la vez no quería olvidar. No pudo evitar que se le notase en el gesto que se había dado cuenta, pero prefirió no decir nada. Sólo esperaba que aquello no fuese un augurio de nada...
Por eso le costó unos segundos enterarse de lo que le estaba diciendo sobre el Sanguis, acabando por asentir al darse cuenta de que se había quedado callado. - Sí, hay que evitar que huyan. No quiero ni un cabo suelto más. - sabiendo que sus hermanos estaban todos bien ya podía plantearse la situación con más calma. Con Goth en camino podía tomarse algunos minutos más para terminar de recomponerse. Observó el gesto de Catherine al cerrar los ojos mientras se llevaba la mano al vientre, siendo él esta vez el que la obligó a sentarse en la silla de al lado tirando de su mano. Dejó la poción a un lado y a medias cuando Asiaín se ofreció a curarle, aunque estaba algo reticente porque él estaba más acostumbrado a Shyvanna. - Procede. - le dio permiso para hacer lo suyo con aquel vial y su oscuro contenido que vertió sobre las heridas expuestas.
Enseguida se arrepintió de haberle dado vía libre, aquello dolía casi tanto como lo que le había estado haciendo el otro desgraciado. Apretó los dientes y cerró los ojos mientras se inclinaba hacia delante, cerrando el puño alrededor de la ropa ensangrentada para estrujarla. Joder, más que una curación parecía una tortura. Dejó escapar algún quejido de dolor al retorcerse mientras los huesos volvían a su sitio con aquella extraña magia, jadeando en busca de un poco de aire. Sólo deseaba que acabase pronto...cuando todo aquel procesó terminó le costó recuperar el ritmo de la respiración, así que solo asintió a todo aquello para que no insistiera en seguir terminando de curar.
- Sí, sí...ya está todo en orden...gracias, Asiaín. Es una magia...curiosa. Descansa tú también. Céntrate en ella, yo ya termino de curarme poco a poco...- alzó la mano para que lo dejase, señalando después a la chica con un gesto de la cabeza. - Podéis retiraros si queréis, os ayudarán más en la enfermería.
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sanación: 50 herbovitalizante + 30 curación Asiaín= 80
PS: 76 + 80= 156/200
No le sentó nada bien el comentario de Catherine sobre la necesidad de entrenar, haciendo que chistase por lo bajo, molesto. ¿Eso le parecía? ¿Que no había estado a la altura del combate ni había sido suficiente? seguía en pie, y sus enemigos estaban todos caídos. Aún así...sabía que todavía tenía que mejorar si quería enfrentarse a enemigos más fuertes, si no quería repetir una derrota tan fuerte como la de Ouroboros. Esto sólo había sido una escaramuza con un tocapelotas final que le había hecho más daño del que pensaba. Sí que replicó a su petición de cómo tratarla, que no se confundiese.
- Ya sé que sabes defenderte y de sobra lo has demostrado, pero es que resulta que ahora mismo tienes más riesgo que nadie. - señaló con un claro gesto a su vientre, pues no era lo mismo luchar en esas condiciones. Por mucho que supiese defenderse siempre iba a haber algún golpe que no se pudiese evitar. Y ahí entraba él, en intentar prevenirlo. Aún así tenía que reconocer que él había acabado más jodido entre las heridas de las espadas y la última jugarreta de Erik. Intentar respirar en condiciones no era precisamente agradable.
Arqueó una ceja despacio ante el comentario de la espada, sin poder contenerse en responderle a pesar de que suponía que era una expresión figurada. - Técnicamente...sería más pequeña a la fuerza, porque con tu altura no puedes manejar una espada larga como haría falta en una batalla. Así funciona lo de las espadas. - hizo un gesto con la mano señalando la más que evidente diferencia de altura entre ambos. Luego intentó alejarse de ella, pero al cogerle de la mano y escuchar aquel "no" se giró como indignado por el modo en que se lo estaba ordenando. A él no le decían que no cuando iba a hacer algo.
- No, ¿qué haces tú? - Entre la sorpresa y lo que le dolían las costillas no opuso mucha resistencia a lo de sentarse en la silla junto a la mesa. Sabía que en cuanto se sentase le iba a venir todo el cansancio de golpe y le iba a costar más seguir con lo que tenía que hacer. Se sujetó el costado con una mano, haciendo una mueca y sin apretar demasiado. - Ya es la segunda vez que me dices que me centre. O tercera. Empiezo a perder la cuenta. - podía ser una observación, pero sonó más a protesta. Miró de reojo la poción que le había dado, alzándola para ir bebiendo a tragos porque no le gustaba nada.
Iría, hasta que no supiese cómo estaba la situación no se quedaría tranquilo. Además, seguro que los suyos preferían que estuviese allí, en las condiciones que fuera. - Un rey debe proteger a sus vasallos. - repitió la frase que tantas veces le había escuchado decir a su padre, aunque a él nadie le protegió el día que el Sanguis lo engulló. Se quedó en silencio unos segundos, volviendo a alzar la mirada hacia Catherine. Fue entonces cuando por fin reconoció la ropa de cama que llevaba bajo la capa, la que en su día perteneció a su primera mujer. Verla así vestida le trajo más recuerdos de los que dolían, pero a la vez no quería olvidar. No pudo evitar que se le notase en el gesto que se había dado cuenta, pero prefirió no decir nada. Sólo esperaba que aquello no fuese un augurio de nada...
Por eso le costó unos segundos enterarse de lo que le estaba diciendo sobre el Sanguis, acabando por asentir al darse cuenta de que se había quedado callado. - Sí, hay que evitar que huyan. No quiero ni un cabo suelto más. - sabiendo que sus hermanos estaban todos bien ya podía plantearse la situación con más calma. Con Goth en camino podía tomarse algunos minutos más para terminar de recomponerse. Observó el gesto de Catherine al cerrar los ojos mientras se llevaba la mano al vientre, siendo él esta vez el que la obligó a sentarse en la silla de al lado tirando de su mano. Dejó la poción a un lado y a medias cuando Asiaín se ofreció a curarle, aunque estaba algo reticente porque él estaba más acostumbrado a Shyvanna. - Procede. - le dio permiso para hacer lo suyo con aquel vial y su oscuro contenido que vertió sobre las heridas expuestas.
Enseguida se arrepintió de haberle dado vía libre, aquello dolía casi tanto como lo que le había estado haciendo el otro desgraciado. Apretó los dientes y cerró los ojos mientras se inclinaba hacia delante, cerrando el puño alrededor de la ropa ensangrentada para estrujarla. Joder, más que una curación parecía una tortura. Dejó escapar algún quejido de dolor al retorcerse mientras los huesos volvían a su sitio con aquella extraña magia, jadeando en busca de un poco de aire. Sólo deseaba que acabase pronto...cuando todo aquel procesó terminó le costó recuperar el ritmo de la respiración, así que solo asintió a todo aquello para que no insistiera en seguir terminando de curar.
- Sí, sí...ya está todo en orden...gracias, Asiaín. Es una magia...curiosa. Descansa tú también. Céntrate en ella, yo ya termino de curarme poco a poco...- alzó la mano para que lo dejase, señalando después a la chica con un gesto de la cabeza. - Podéis retiraros si queréis, os ayudarán más en la enfermería.
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sanación: 50 herbovitalizante + 30 curación Asiaín= 80
PS: 76 + 80= 156/200
Asintió con suavidad ante el agradecimiento de Asiain pero debía encargarse ella misma de su esposo que parecía no estar pensando correctamente. El hecho de que mencionara el embarazo hizo que soltara un suspiro… de cansancio y cerró los ojos un momento -Si, si… lo sé. Es que…- No sabía cómo explicarlo. Quizás porque era la primera vez después de tanto tiempo que realmente se enfrentaba a alguien sin tener miedo de usar cualquier ramificación de su magia, que no podía usar contra máquinas, y… se sentía bien saber que lo había logrado. Y mentiría si dijera que fue sola, es solo que deseaba darse ese pequeño mérito después del día que había tenido -Nada- Susurró en un hilo de voz. Abrió los ojos para mirarlo cuando empezó a explicarle el tema de las espadas y entrecerró los párpados. Además, en ese momento se dio cuenta que, como ella, él era bien consciente de la estúpida diferencia de alturas. Puso los ojos en blanco cuando acabó pero no respondió.
Tras ello escuchó su tono irritado cuando lo detuvo y Catherine tensó los labios mirándolo también molesta -Cuidándote. Usando el sentido común- Espetó, ver si con eso se volvía más consciente del estado en el que se encontraba. ¿Es que él no se veía? Ayer había vuelto hecho un desastre, no había terminado de recuperarse y se presentaba esta situación. Estaba claro que estaba exigiendo demasiado a su cuerpo.
No pudo evitar reírse de Wthyr cuando soltó aquello de que empezaba a perder la cuenta. Se llevó una mano a la mejilla para limpiarse la sangre que sentía allí y luego se puso el cabello detrás de las orejas -Y las que te quedan- Porque como parecía actuar en automático, se olvidaba de ciertas cosas que a Catherine le parecían importantes: Como su salud.
La morena lo miró, ahora que estaba sentado estaban más o menos a la misma altura y Catherine arqueó la ceja -Creo haber sido clara ayer- Y pareció que él también al haberla defendido como Reina de Ávalon ante los vasallos -Los reyes deben proteger a los vasallos y a su pueblo. Tengo que hablar contigo después de que todo esto acabe, me parece una locura que no tuvieran un plan de evacuación- Pecaban de soberbia y eso era peligroso, se preguntaba cuántas vidas habían perdido en el día de hoy. Ante su silencio se dio cuenta de que le estaba mirando la ropa y bajó la cabeza para observarse, dándose cuenta de que aún iba con la bata de dormir, se cerró la capa lentamente con un gesto avergonzado y un sonrojo evidente -Lo siento… iré a la cabaña después- Le dijo con la idea de buscar su ropa y así no seguir usando aquellas piezas.
Estaba de acuerdo con eso de los cabos sueltos y cuando sintió el tirón de Wthyr se dejó caer contra la silla, apoyando la espalda y sintiendo cierto dolor en la zona lumbar que tenía que ver con estar tanto tiempo parada y el peso extra en su cuerpo. Se reacomodo en la silla y miró de reojo lo que hacía Asiain, tenía un fluido negro que… Catherine parpadeó para enfocar bien lo que estaba viendo pero entonces notó el rostro de Wthyr y frunció el ceño -Pero…- Ella no estaba acostumbrada a eso, la curación no debía doler, alargó la mano para ponerla sobre la del Pendragon que apretaba su ropa. Estaba claro que dolía. Catherine dejó escapar un gemido ahogado al oír el crujir de los huesos.
Cuando acabó siguió en un estado de sorpresa por la macabra magia. Alzó la vista hacia Asiain -Yo me encargo- Como si tenía que abrirle la mandíbula y hacer caer poción por esa boca quejica. Tras eso vio a Asiain retirarse con la nórdica y cuando se quedaron solos, Catherine hizo que Wthyr la mirara - Tienes que pararte a pensar de vez en cuando Wthyr. Tu salud está por encima de todo. Yo me comprometí a romper está maldición pero no puedo hacerlo sola. Y no quiero que nuestro hijo crezca huérfano de padre. - Frunció el ceño y negó con la cabeza antes de incorporarse apoyando parte de su peso en el báculo -Terminate la poción- Ordenó mientras se iba a un espacio vacío de cuerpos y tocaba la piedra de nuevo para abrir un portal hacia el Sanguis. Después de verificar que se la acabara, atravesaron el portal hacia el árbol sagrado y dejaron la sala atrás sumida en sangre y muerte.
Tras ello escuchó su tono irritado cuando lo detuvo y Catherine tensó los labios mirándolo también molesta -Cuidándote. Usando el sentido común- Espetó, ver si con eso se volvía más consciente del estado en el que se encontraba. ¿Es que él no se veía? Ayer había vuelto hecho un desastre, no había terminado de recuperarse y se presentaba esta situación. Estaba claro que estaba exigiendo demasiado a su cuerpo.
No pudo evitar reírse de Wthyr cuando soltó aquello de que empezaba a perder la cuenta. Se llevó una mano a la mejilla para limpiarse la sangre que sentía allí y luego se puso el cabello detrás de las orejas -Y las que te quedan- Porque como parecía actuar en automático, se olvidaba de ciertas cosas que a Catherine le parecían importantes: Como su salud.
La morena lo miró, ahora que estaba sentado estaban más o menos a la misma altura y Catherine arqueó la ceja -Creo haber sido clara ayer- Y pareció que él también al haberla defendido como Reina de Ávalon ante los vasallos -Los reyes deben proteger a los vasallos y a su pueblo. Tengo que hablar contigo después de que todo esto acabe, me parece una locura que no tuvieran un plan de evacuación- Pecaban de soberbia y eso era peligroso, se preguntaba cuántas vidas habían perdido en el día de hoy. Ante su silencio se dio cuenta de que le estaba mirando la ropa y bajó la cabeza para observarse, dándose cuenta de que aún iba con la bata de dormir, se cerró la capa lentamente con un gesto avergonzado y un sonrojo evidente -Lo siento… iré a la cabaña después- Le dijo con la idea de buscar su ropa y así no seguir usando aquellas piezas.
Estaba de acuerdo con eso de los cabos sueltos y cuando sintió el tirón de Wthyr se dejó caer contra la silla, apoyando la espalda y sintiendo cierto dolor en la zona lumbar que tenía que ver con estar tanto tiempo parada y el peso extra en su cuerpo. Se reacomodo en la silla y miró de reojo lo que hacía Asiain, tenía un fluido negro que… Catherine parpadeó para enfocar bien lo que estaba viendo pero entonces notó el rostro de Wthyr y frunció el ceño -Pero…- Ella no estaba acostumbrada a eso, la curación no debía doler, alargó la mano para ponerla sobre la del Pendragon que apretaba su ropa. Estaba claro que dolía. Catherine dejó escapar un gemido ahogado al oír el crujir de los huesos.
Cuando acabó siguió en un estado de sorpresa por la macabra magia. Alzó la vista hacia Asiain -Yo me encargo- Como si tenía que abrirle la mandíbula y hacer caer poción por esa boca quejica. Tras eso vio a Asiain retirarse con la nórdica y cuando se quedaron solos, Catherine hizo que Wthyr la mirara - Tienes que pararte a pensar de vez en cuando Wthyr. Tu salud está por encima de todo. Yo me comprometí a romper está maldición pero no puedo hacerlo sola. Y no quiero que nuestro hijo crezca huérfano de padre. - Frunció el ceño y negó con la cabeza antes de incorporarse apoyando parte de su peso en el báculo -Terminate la poción- Ordenó mientras se iba a un espacio vacío de cuerpos y tocaba la piedra de nuevo para abrir un portal hacia el Sanguis. Después de verificar que se la acabara, atravesaron el portal hacia el árbol sagrado y dejaron la sala atrás sumida en sangre y muerte.
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