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Recuerdo del primer mensaje :
Es la antesala al edificio de Reuniones Generales y Cónclaves del Consejo de los 20.
Darren Pendragon
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No había mucho que añadir a los comentarios de sus hermanos sobre la situación de la isla. Si bien es cierta que poco tiene de parecido a la antigua que se dibujaba en los antiguos mapas. Como si la hubieran reconstruido o hecho crecer. Parte de esa magia me llamó la atención en su momento, pero estaba claro que no era el lugar ni el momento para poder aclarar esas dudas. Más adelante podrían obtener respuestas, y en especial gracias a los hilos que sus hermanos han estado moviendo, tal y como añaden mis propios hermanos.
Y a pesar de un tiempo que se nos hace pasar como horas, aparecen los primeros descendientes. El locuaz y deslenguado DaVinci, con sus gestos de italiano estereotipado. Y como tal viene increpando sus tonterías que reciben la respuesta de W. Pero no se detiene allí y sigue hablando sin control, lo que me hace suspirar cansado, y sin prestarle mucha atención le espeto -Si este es el último bastión de magia que queda… si ese es el caso, deberíais retiraros- Está claro que ese falso Consejo no ha sabido gestionar como debía la magia nunca. Con su no acción han desencadenado lo que él mismo señala, la desaparición de la magia.
Cada uno de los hermanos le respondemos a sus irrelevancias. Hasta que llega el hombre con aspecto de ascendencia árabe, quizás. Atender unos asuntos, dice… Siempre hay algo más importante. -Entonces deberíamos quemar a unas cuantas más florecillas, para llamar un poco más vuestra atención, dado que parece no importaros mucho- Comento más para mis propios hermanos que para el propio Sayid, hablando claramente de que podríamos hacer arder a otra descendiente o a todos, total, no habría diferencia. La descendiente de Dioscorides, que practicaba la chlorokinesis, era una de las más bellas flores del jardín de Ouroboros. Sin embargo, Alwaid y los otros dragones empezaron a rugir cuando vieron aparecer a un nuevo dragón. Dirigí la vista mientras su sombra se proyectaba sobra la plaza -Drem Dovah- Ordené a los dragones alzando la palma de la mano sin prestarles atención y sin quitar el ojo de encima a los descendientes que llegaban a la plaza. Giré suavemente mi rostro hacia G. -¿Estos son tus nuevos amigos?- Volteé para mirar a los recién llegados, extendiendo ampliamente el brazo hacia la mesa -Drem Yol Lok. Sería un gusto que nos acompañaran, compañeros- Invité a los recién llegados a que se sentaran en nuestra mesa, a comer la comida de los Descendientes.
Y a pesar de un tiempo que se nos hace pasar como horas, aparecen los primeros descendientes. El locuaz y deslenguado DaVinci, con sus gestos de italiano estereotipado. Y como tal viene increpando sus tonterías que reciben la respuesta de W. Pero no se detiene allí y sigue hablando sin control, lo que me hace suspirar cansado, y sin prestarle mucha atención le espeto -Si este es el último bastión de magia que queda… si ese es el caso, deberíais retiraros- Está claro que ese falso Consejo no ha sabido gestionar como debía la magia nunca. Con su no acción han desencadenado lo que él mismo señala, la desaparición de la magia.
Cada uno de los hermanos le respondemos a sus irrelevancias. Hasta que llega el hombre con aspecto de ascendencia árabe, quizás. Atender unos asuntos, dice… Siempre hay algo más importante. -Entonces deberíamos quemar a unas cuantas más florecillas, para llamar un poco más vuestra atención, dado que parece no importaros mucho- Comento más para mis propios hermanos que para el propio Sayid, hablando claramente de que podríamos hacer arder a otra descendiente o a todos, total, no habría diferencia. La descendiente de Dioscorides, que practicaba la chlorokinesis, era una de las más bellas flores del jardín de Ouroboros. Sin embargo, Alwaid y los otros dragones empezaron a rugir cuando vieron aparecer a un nuevo dragón. Dirigí la vista mientras su sombra se proyectaba sobra la plaza -Drem Dovah- Ordené a los dragones alzando la palma de la mano sin prestarles atención y sin quitar el ojo de encima a los descendientes que llegaban a la plaza. Giré suavemente mi rostro hacia G. -¿Estos son tus nuevos amigos?- Volteé para mirar a los recién llegados, extendiendo ampliamente el brazo hacia la mesa -Drem Yol Lok. Sería un gusto que nos acompañaran, compañeros- Invité a los recién llegados a que se sentaran en nuestra mesa, a comer la comida de los Descendientes.
Salió por las grandes puertas, siguiendo con toda la dignidad del mundo. Por lo regular iba del brazo de alguien, pero en aquella ocasión decidió salir sola, sin tomar la escoltar de alguno de sus compañeros, como usualmente hacía. No, no la verían destrozada a pesar de sus previas intenciones de quemarla. Shyvana, maldita loca (?).
Bajó los escalones hacia la plaza mientras su mirada se paseaba por los dragones. Había algo en ellos que también le resultaba atrayente a ella, pues su magia era poderosa, pero no concebía que magos tuvieran encantadas a tan elegantes criaturas.
Bajó los escalones como si ya nada le doliera. Afortunadamente, su vestido lo había hecho crecer durante la reunión, por lo que no necesitaría más de la bondad de Catherine para verse regia, más que siempre en un verde vivo. Aquello también era un mensaje de vida, no solo una vanidad. A lo lejos alcanzó a ver a Shyvanna, sentada en aquella mesa donde el resto de los Pendragon rodeaban, aparentemente por lo que veía. En aquel lugar ya estaban algunos de sus compañeros, sobre todo Sayid, que parecía saber lo que hacía, y Giordano, que era todo lo contrario. Suspiró, no le quedaba de otra que aparentar entereza por algunos miembros del Consejo que no podrían. Llegó junto a Sayid, que al menos parecía más centrado que el resto. Colocó la mano en su hombro un segundo en señal de apoyo y se quedó a su lado, con las manos sobre el regazo. Su mirada no se posó en Shyvana jamás, sin embargo, recorrió el rostro del resto de los Pendragon.- No les esperábamos tan pronto.- No tenía ganas de decir nada, así que lo mejor era ser amable, que no le había servido de nada con la loca rubia. Por alguna razón, siempre se llevaba mal con las rubias.- Me presento, aunque algunas ya me conocen. Sofía, descendiente de Dioscórides.- Por lo que llegaba a recordar de manera muuuuuuuuuuy vaga, su linaje sí llegaba atrás, hasta tiempos donde los Pendragon fueron expulsados. Decidió curarse en salud.- Hablemos con cortesía; que los errores pasados no opaquen un día de oportunidades.
Bajó los escalones hacia la plaza mientras su mirada se paseaba por los dragones. Había algo en ellos que también le resultaba atrayente a ella, pues su magia era poderosa, pero no concebía que magos tuvieran encantadas a tan elegantes criaturas.
Bajó los escalones como si ya nada le doliera. Afortunadamente, su vestido lo había hecho crecer durante la reunión, por lo que no necesitaría más de la bondad de Catherine para verse regia, más que siempre en un verde vivo. Aquello también era un mensaje de vida, no solo una vanidad. A lo lejos alcanzó a ver a Shyvanna, sentada en aquella mesa donde el resto de los Pendragon rodeaban, aparentemente por lo que veía. En aquel lugar ya estaban algunos de sus compañeros, sobre todo Sayid, que parecía saber lo que hacía, y Giordano, que era todo lo contrario. Suspiró, no le quedaba de otra que aparentar entereza por algunos miembros del Consejo que no podrían. Llegó junto a Sayid, que al menos parecía más centrado que el resto. Colocó la mano en su hombro un segundo en señal de apoyo y se quedó a su lado, con las manos sobre el regazo. Su mirada no se posó en Shyvana jamás, sin embargo, recorrió el rostro del resto de los Pendragon.- No les esperábamos tan pronto.- No tenía ganas de decir nada, así que lo mejor era ser amable, que no le había servido de nada con la loca rubia. Por alguna razón, siempre se llevaba mal con las rubias.- Me presento, aunque algunas ya me conocen. Sofía, descendiente de Dioscórides.- Por lo que llegaba a recordar de manera muuuuuuuuuuy vaga, su linaje sí llegaba atrás, hasta tiempos donde los Pendragon fueron expulsados. Decidió curarse en salud.- Hablemos con cortesía; que los errores pasados no opaquen un día de oportunidades.
Gwen Pendragón
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Asentí a mi hermano captando que aquel mago y el dragón serían útiles y por tanto anoté mentalmente seguir propiciando aquella "amistad", más tarde me encargaría de ello.
Suspiré ante el beso al aire de S, negando con mi cabeza mientras sonreía a mi hermana de vuelta. Era una cabeza loca, pero era mi hermana. Y en ocasiones me parecía francamente divertida.
Uno de los Descendientes al parecer por fin apareció. Mientras se acercaba entrecerré los ojos tratando de esclarecer quien podría ser, le recordaba de aquellas visiones a través de la sangre más desconocía su identidad. Cuando habló un dato más fue claro, italiano.
Sin darme cuenta apoyé el codo en el reposabrazos de la silla para dejar mi barbilla reposar en mi puño y conforme hablaba comencé a apretar mis labios a punto de reír. Mas tarde mi mano tuvo que tapar mis labios mientras desviaba la mirada riendo muy bajito sin tratar de emitir sonido.
Se suponía que no debía hacer eso, pero con aquellos gestos y esa manera de hablar me resultaba imposible. Observé la estampa seria de mis hermanos y recuperé la compostura aún apretando mis labios durante unos segundos.
Cuando agarró aquella manzana por fin la risa se esfumó y me moví en mi silla algo nerviosa. Se suponía que todo tenía un lugar y sin embargo él había ignorado por completo el protocolo. Alcé un dedo a punto de advertirle pero desvié la mirada a mi hermano que se encargó de hablar, bajando la mano de nuevo.
Algo me hizo mirar a Shyvanna y capté esa mirada. Miré de nuevo al mago de la manzana y después a ella encogiendo ambos hombros.Si, tal vez en caso de necesitarlo ese serviría, no me iba a quejar por ello.
El suelo tembló y las grietas que habían causado los dragones se repararon. Miré con seriedad a otro de los invitados que saludaba de manera más cortés. Incliné mi cabeza un segundo por toda respuesta antes de comprobar que varios guardias estaban montando lo que parecía una carpa.
Estiré mi espalda para verlo mejor y fruncí mi ceño, aquello no se parecía a lo que estipulaba el protocolo.
Por fin apareció otro mago que si que cumplía lo que decía el código, mas o menos, algo que hizo que me relajase. Hasta que la carpa se completó y el mago hizo una especie de indicación de avanzar al interior. Miré a mis hermanos durante un segundo y después aparecí el pergamino con el código en mi mano alzando la voz por fin.
-Un festín bajo el cielo en honor de los invitados, del que el pueblo se regocije y una, música y alimento serán procurados a todo Ouroboros que juntos brindarán hasta el amanecer antes de parlamentar...
Alcé la vista al mago sin cerrar aquel pergamino.
-Sabéis que pasará si no se cumple el código... no podéis ocultarnos del pueblo.
Murmuré, no con tono amenazante ni nada parecido, más bien lo contrario. Entonces D habló con ese tono tan...amenazante. Giré el rostro para mirarle y pensé que no eran los modos, pero no lo expresé en voz alta, simplemente comencé a enrollar el pergamino.
Al oír su pregunta miré a mi derecha, observando al mago de Sangre y la dragona, asentí confirmando que eran ellos y simplemente les sonreí antes de volver a prestar atención a los descendientes. Había una nueva incorporación, a ella si la reconocía, la prisionera de Shyvanna.
Saludé inclinando mi cabeza de nuevo ante su presentación innecesaria y sus palabras de paz.
-También agradecería que dejaseis la manzana donde la encontrasteis.
Solté por fin al italiano fijando la mirada en él.
Suspiré ante el beso al aire de S, negando con mi cabeza mientras sonreía a mi hermana de vuelta. Era una cabeza loca, pero era mi hermana. Y en ocasiones me parecía francamente divertida.
Uno de los Descendientes al parecer por fin apareció. Mientras se acercaba entrecerré los ojos tratando de esclarecer quien podría ser, le recordaba de aquellas visiones a través de la sangre más desconocía su identidad. Cuando habló un dato más fue claro, italiano.
Sin darme cuenta apoyé el codo en el reposabrazos de la silla para dejar mi barbilla reposar en mi puño y conforme hablaba comencé a apretar mis labios a punto de reír. Mas tarde mi mano tuvo que tapar mis labios mientras desviaba la mirada riendo muy bajito sin tratar de emitir sonido.
Se suponía que no debía hacer eso, pero con aquellos gestos y esa manera de hablar me resultaba imposible. Observé la estampa seria de mis hermanos y recuperé la compostura aún apretando mis labios durante unos segundos.
Cuando agarró aquella manzana por fin la risa se esfumó y me moví en mi silla algo nerviosa. Se suponía que todo tenía un lugar y sin embargo él había ignorado por completo el protocolo. Alcé un dedo a punto de advertirle pero desvié la mirada a mi hermano que se encargó de hablar, bajando la mano de nuevo.
Algo me hizo mirar a Shyvanna y capté esa mirada. Miré de nuevo al mago de la manzana y después a ella encogiendo ambos hombros.Si, tal vez en caso de necesitarlo ese serviría, no me iba a quejar por ello.
El suelo tembló y las grietas que habían causado los dragones se repararon. Miré con seriedad a otro de los invitados que saludaba de manera más cortés. Incliné mi cabeza un segundo por toda respuesta antes de comprobar que varios guardias estaban montando lo que parecía una carpa.
Estiré mi espalda para verlo mejor y fruncí mi ceño, aquello no se parecía a lo que estipulaba el protocolo.
Por fin apareció otro mago que si que cumplía lo que decía el código, mas o menos, algo que hizo que me relajase. Hasta que la carpa se completó y el mago hizo una especie de indicación de avanzar al interior. Miré a mis hermanos durante un segundo y después aparecí el pergamino con el código en mi mano alzando la voz por fin.
-Un festín bajo el cielo en honor de los invitados, del que el pueblo se regocije y una, música y alimento serán procurados a todo Ouroboros que juntos brindarán hasta el amanecer antes de parlamentar...
Alcé la vista al mago sin cerrar aquel pergamino.
-Sabéis que pasará si no se cumple el código... no podéis ocultarnos del pueblo.
Murmuré, no con tono amenazante ni nada parecido, más bien lo contrario. Entonces D habló con ese tono tan...amenazante. Giré el rostro para mirarle y pensé que no eran los modos, pero no lo expresé en voz alta, simplemente comencé a enrollar el pergamino.
Al oír su pregunta miré a mi derecha, observando al mago de Sangre y la dragona, asentí confirmando que eran ellos y simplemente les sonreí antes de volver a prestar atención a los descendientes. Había una nueva incorporación, a ella si la reconocía, la prisionera de Shyvanna.
Saludé inclinando mi cabeza de nuevo ante su presentación innecesaria y sus palabras de paz.
-También agradecería que dejaseis la manzana donde la encontrasteis.
Solté por fin al italiano fijando la mirada en él.
Los días que siguieron al renacimiento de Shino fueron bastante productivos, pues nos reencontramos con Rybar y el resto de Blood Keepers que había por la isla. Dvorak nos puso al día de lo sucedido, y así fue como me enteré de que lo habían tenido en el calabozo por una paliza al ciego de la Brigada. Del resto no dijo mucho, al menos no con detalles, pero casi llegué a sentir compasión por él. Casi. De lo que sí nos enteramos fue de que Lytta había pasado de nosotros para irse con la pomposa guardia de Ouroboros. No me extrañaba en absoluto, siempre había sido un blando que no merecía estar en nuestra organización. Ya me encargaría de recordarle eso si lo veía con una de esas armaduras doradas.
Con rumores de uno y otro lado nos enteramos de que el toque de queda se debía a un asedio de tropas de origen desconocido, que poco después supimos que eran de los Pendragon. Al final habían llegado, tal y como dijo la loca de Bellatrix en aquella fiesta. No había podido sacarle más información a la mujer, pero ahora sabríamos. Me dirigí a la plaza con unos cuantos de los nuestros, interesada por saber qué se cocía por allí. Al llegar nos encontramos con lo que parecían los preparativos de una fiesta, muchos dragones y un puñado de desconocidos que debían ser los susodichos Pendragon. Me pareció divertido que quisieran parlamentar después de haber invadido los campos, era como reírse en la cara de los Descendientes. Miré alrededor por si localizaba a Matvey, pero ni rastro. A unos cuantos metros vi al idiota de Reiv con la dragona, que parecía absurdamente emocionada. Rodé los ojos, haciendo después recuento de los que había allí. Giordano, Adael, Sayid y Sofía. Tocaba esperar a ver la función que representaban.
Con rumores de uno y otro lado nos enteramos de que el toque de queda se debía a un asedio de tropas de origen desconocido, que poco después supimos que eran de los Pendragon. Al final habían llegado, tal y como dijo la loca de Bellatrix en aquella fiesta. No había podido sacarle más información a la mujer, pero ahora sabríamos. Me dirigí a la plaza con unos cuantos de los nuestros, interesada por saber qué se cocía por allí. Al llegar nos encontramos con lo que parecían los preparativos de una fiesta, muchos dragones y un puñado de desconocidos que debían ser los susodichos Pendragon. Me pareció divertido que quisieran parlamentar después de haber invadido los campos, era como reírse en la cara de los Descendientes. Miré alrededor por si localizaba a Matvey, pero ni rastro. A unos cuantos metros vi al idiota de Reiv con la dragona, que parecía absurdamente emocionada. Rodé los ojos, haciendo después recuento de los que había allí. Giordano, Adael, Sayid y Sofía. Tocaba esperar a ver la función que representaban.
No tardaron en aparecer Adael ni tampoco Sayid. Sayid pegandome un tirón por el cuello de la ropa por detras para ponerme en segundo plano y plantarse el delante. Y la reverencia. Yo seguia con mi manzana, haciendola girar sobre mi dedo índice de modo intermitente. Bufé haciendo que se me fuese el pelo que se me habia puesto en mitad de los ojos entre mi agitado discurso anterior.
"Sayid, puedo cuidarme solito"
No lo verbalicé pero mi mirada era bastante expresiva. Le eché un vistazo incrédulo cuando insinuó con aquel gesto que debiamos sentarnos.
- Casi nos chamuscan de imprevisto a mi y a Sigrid cuando fui a tu casa a buscarla. Si no llegamos a estar en la puerta, no.... - no habriamos tenido tiempo de ponernos a cubierto, directamente. Mierda. Tenía que haber pasado por mi taller a por mas bombas extintoras. - Ella está bien. - añadí sin mas.
"cabreada"
El que parecía mayor de los Pendragon ahi preparados, el tal W., me llamó insolente así de gratis.
- No es una insolencia si me estoy refiriendo a la verdad de los hechos, y si los hechos te resultan irrespetuosos, el problema está en ti y no en mis palabras. No sois conscientes de la amenaza que nos acecha fuera de nuestros refugios mágicos. - puse los ojos en blanco, resoplé de nuevo y me dejé caer sobre una de las sillas, poniendome una mano sobre la frente y hablando solo. - Perfecto, Giordano, ahora pareces el típico personaje apocaliptico. Genial, genial.
A todo esto un dragon negro me bufó. Smaug? Un peón más. Luego miré a la rubia, que tenia contestaciones para todo. S. - Lo estamos intentando, gracias. - dije con rentintín. Aproveché que me habia sentado para presionar uno de los emisores que llevaba en los brazaletes, de modo absolutamente sutil. Simplemente servía para despertar a los autómatas de mi taller. - Giordano Da Vinci. - concluí la adivinanza que con éxito la rubia habia comenzado.
La llegada de Juliet y Reiv no me pasó desapercibida, pero entre tanto ataque verbal no tuve tiempo de añadir nada al respecto. Enfoqué a D con el ceño fruncido cuando dijo aquello de retirarnos.
- Y dejaroslo a vosotros los Pendragon, verdad? Sinceramente, me encantaría ver como lidiais con Sam vosotros solitos.
"pero amo al mundo y no quiero que sea robotico"
La insinuacion sobre Sofía me cabreó bastante.
- Esto es una farsa. - me dio la risa floja cuando apareció Sofía tambien. - Por qué os comportáis todos como si tuviesemos que ser amables solo por que han traido fruta? -zarandee la manzana visiblemente exasperado por la actitud de los mios. Hasta que G sacó un papiro y me quedé mirandola. La escuché y mis ojos se volvieron a Sayid esperando una confirmación de dicho...código? - quien escribió esa estupidez? Es como lo de poder dispararle a un escocés con ballesta desde la muralla.
La morena (G) parecía molesta porque hubiese agarrado la manzana antes de tiempo. Me la acerqué a la nariz y los labios como si fuera a morderla pero sin desconectar la mirada con aquella pupila rara que tenía la mujer. La acidez de la manzana se percibía incluso a través de la piel...por muy bonita que se viera por fuera. Mis pensamientos me hicieron sonreir un poco pero de modo amargo, y acabé dejando la manzana en su sitio.
"que sepas, que casi te la devuelvo babeada"
"Sayid, puedo cuidarme solito"
No lo verbalicé pero mi mirada era bastante expresiva. Le eché un vistazo incrédulo cuando insinuó con aquel gesto que debiamos sentarnos.
- Casi nos chamuscan de imprevisto a mi y a Sigrid cuando fui a tu casa a buscarla. Si no llegamos a estar en la puerta, no.... - no habriamos tenido tiempo de ponernos a cubierto, directamente. Mierda. Tenía que haber pasado por mi taller a por mas bombas extintoras. - Ella está bien. - añadí sin mas.
"cabreada"
El que parecía mayor de los Pendragon ahi preparados, el tal W., me llamó insolente así de gratis.
- No es una insolencia si me estoy refiriendo a la verdad de los hechos, y si los hechos te resultan irrespetuosos, el problema está en ti y no en mis palabras. No sois conscientes de la amenaza que nos acecha fuera de nuestros refugios mágicos. - puse los ojos en blanco, resoplé de nuevo y me dejé caer sobre una de las sillas, poniendome una mano sobre la frente y hablando solo. - Perfecto, Giordano, ahora pareces el típico personaje apocaliptico. Genial, genial.
A todo esto un dragon negro me bufó. Smaug? Un peón más. Luego miré a la rubia, que tenia contestaciones para todo. S. - Lo estamos intentando, gracias. - dije con rentintín. Aproveché que me habia sentado para presionar uno de los emisores que llevaba en los brazaletes, de modo absolutamente sutil. Simplemente servía para despertar a los autómatas de mi taller. - Giordano Da Vinci. - concluí la adivinanza que con éxito la rubia habia comenzado.
La llegada de Juliet y Reiv no me pasó desapercibida, pero entre tanto ataque verbal no tuve tiempo de añadir nada al respecto. Enfoqué a D con el ceño fruncido cuando dijo aquello de retirarnos.
- Y dejaroslo a vosotros los Pendragon, verdad? Sinceramente, me encantaría ver como lidiais con Sam vosotros solitos.
"pero amo al mundo y no quiero que sea robotico"
La insinuacion sobre Sofía me cabreó bastante.
- Esto es una farsa. - me dio la risa floja cuando apareció Sofía tambien. - Por qué os comportáis todos como si tuviesemos que ser amables solo por que han traido fruta? -zarandee la manzana visiblemente exasperado por la actitud de los mios. Hasta que G sacó un papiro y me quedé mirandola. La escuché y mis ojos se volvieron a Sayid esperando una confirmación de dicho...código? - quien escribió esa estupidez? Es como lo de poder dispararle a un escocés con ballesta desde la muralla.
La morena (G) parecía molesta porque hubiese agarrado la manzana antes de tiempo. Me la acerqué a la nariz y los labios como si fuera a morderla pero sin desconectar la mirada con aquella pupila rara que tenía la mujer. La acidez de la manzana se percibía incluso a través de la piel...por muy bonita que se viera por fuera. Mis pensamientos me hicieron sonreir un poco pero de modo amargo, y acabé dejando la manzana en su sitio.
"que sepas, que casi te la devuelvo babeada"
Me había leído el pasaje del libro que hablaba sobre el protocolo aquel, que sinceramente estaba lleno de lagunas y desventajas para nosotros por todas partes, sin duda alguna la persona que lo escribió no tenía muchas luces y mucho menos quienes aprobaron aquel despropósito.
Una bola de fuego de rubi nos dio paso con una entrada bastante llamativa que no había visto hasta ahora.. ¿de verdad hacía eso cada vez que iba con mi fenix? qué corte, pero al menos aparecía casi al miso tiempo que Mei -Me alegro de verte- le dije a la chica con una sonrisa pues me llevaba muy bien con ella y no tardó en darse cuenta que mis ojos habían cambiado llevándome el índice a los labios para que supiera que se trataba de una sorpresa, al menos quería devolverle el favor del rotulador a Giordano y lo intentaría tanto como la situación me lo permitiera.
Puse mi brazo para que Mei lo tomara y me "guiara" hasta aquella mesa en la que los Pendragon ya estaban sentados y con ellos sus dragones -Mei, ¿puedes establecer un lazo entre todos los descendientes? necesito explicaros algunas cosas y... localiza a Setelah, el hombre que en la reunión del castillo le fay iba con ese dragón de ahí- dije señalando a Smaug con un ligero movimiento de cabeza. Al llegar frente a ellos ambos hicimos una pequeña reverencia, decidí no alzar mucho la vista y seguir el protocolo a pesar de que no me convencía demasiado -Sean bienvenidos a nuestra isla- dije de forma calmada pero sin sentir mis palabras para después retirarme dejándome llevar por el Fénix que ya había localizado a su mejor amigo Giordano sentado.
-Se te ha perdido algo Gio- Dije por lo bajo al italiano mientras le extendía el pájaro en mi mano y lo devolvía a su estado original con un hechizo reparo, de inmediato el trasto empezó a aletear y se posó en la mesa mientras yo me sentaba... o lo intentaba pues cuando pude el culo en la silla un dolor punzante recorrió mi cuerpo subiendo por mi espalda hasta los pelillos de la nuca. Al final conseguí sentarme pero estaba realmente incómodo, saludé a Sayid y a Adael con un movimiento de cabeza para después hablarles a todos por el canal que había abierto Mei
"He leído el código antiguo y sinceramente estamos en cierta desventaja, según lo que he encontrado cuando unos forasteros se presentan con ofrendas de su tierra los descendientes y toda la isla deben recibirlos con un gran festín y fiesta... no dice nada de que hayan atacado antes por lo que hay un vacío legal que no me gusta demasiado, también dice que si no cumplimos caerá sobre nosotros una maldición pero hay letra pequeña, si se vierte sangre de descendientes entonces el parlamento queda anulado... es todo cuanto sé, no dice nada sobre la maldición pero sería mejor que todos asistiéramos a esta... farsa"
Una bola de fuego de rubi nos dio paso con una entrada bastante llamativa que no había visto hasta ahora.. ¿de verdad hacía eso cada vez que iba con mi fenix? qué corte, pero al menos aparecía casi al miso tiempo que Mei -Me alegro de verte- le dije a la chica con una sonrisa pues me llevaba muy bien con ella y no tardó en darse cuenta que mis ojos habían cambiado llevándome el índice a los labios para que supiera que se trataba de una sorpresa, al menos quería devolverle el favor del rotulador a Giordano y lo intentaría tanto como la situación me lo permitiera.
Puse mi brazo para que Mei lo tomara y me "guiara" hasta aquella mesa en la que los Pendragon ya estaban sentados y con ellos sus dragones -Mei, ¿puedes establecer un lazo entre todos los descendientes? necesito explicaros algunas cosas y... localiza a Setelah, el hombre que en la reunión del castillo le fay iba con ese dragón de ahí- dije señalando a Smaug con un ligero movimiento de cabeza. Al llegar frente a ellos ambos hicimos una pequeña reverencia, decidí no alzar mucho la vista y seguir el protocolo a pesar de que no me convencía demasiado -Sean bienvenidos a nuestra isla- dije de forma calmada pero sin sentir mis palabras para después retirarme dejándome llevar por el Fénix que ya había localizado a su mejor amigo Giordano sentado.
-Se te ha perdido algo Gio- Dije por lo bajo al italiano mientras le extendía el pájaro en mi mano y lo devolvía a su estado original con un hechizo reparo, de inmediato el trasto empezó a aletear y se posó en la mesa mientras yo me sentaba... o lo intentaba pues cuando pude el culo en la silla un dolor punzante recorrió mi cuerpo subiendo por mi espalda hasta los pelillos de la nuca. Al final conseguí sentarme pero estaba realmente incómodo, saludé a Sayid y a Adael con un movimiento de cabeza para después hablarles a todos por el canal que había abierto Mei
"He leído el código antiguo y sinceramente estamos en cierta desventaja, según lo que he encontrado cuando unos forasteros se presentan con ofrendas de su tierra los descendientes y toda la isla deben recibirlos con un gran festín y fiesta... no dice nada de que hayan atacado antes por lo que hay un vacío legal que no me gusta demasiado, también dice que si no cumplimos caerá sobre nosotros una maldición pero hay letra pequeña, si se vierte sangre de descendientes entonces el parlamento queda anulado... es todo cuanto sé, no dice nada sobre la maldición pero sería mejor que todos asistiéramos a esta... farsa"
El aviso de la reunión de los Pendragon en la plaza llegó a todos y cada uno de los miembros del Consejo, que quedamos perplejos ante el descaro de aquellos invasores. No sólo entraron sin permiso en nuestra isla, instalando su campamento militar, poseyendo a los nuestros y amenazando, sino que ahora querían un "parlamento" acogiéndose al antiguo código. Yo conocía dicho código, pero me parecía un caduco despropósito en los tiempos actuales.
Aparecí en la plaza un poco antes de la llegada de Sean, manteniéndome en segundo plano mientras observaba las reacciones del impulsivo Da Vinci con los Pendragon. Por suerte Sayid le frenó. Caminé lentamente y con las manos a la espalda hasta la mesa, con semblante serio y de tener pocas o ningunas ganas de hablar con ellos. Sean, mei y otros compañeros fueron llegando poco a poco, y la telépata se encargó de retransmitirnos lo que sabía Eire sobre el código.
Dirigí una mirada al muchacho, asintiendo y dando por comprendido lo que decía. No podíamos declinar, magia antigua amparaba ese tipo de pacto. Si nos atacaban acababa el parlamento, pero seguía teniendo al respecto. Miré significativamente a Mei para que me leyese el pensamiento y lo transmitiese a Sean, y a los demás.
"Entonces...¿si derraman nuestra sangre se anula el parlamento y también la maldición? porque en ese caso tal vez debamos provocarlos. Veamos por dónde salen...intentemos hablar primero."
Avancé hasta situarme delante de los seis Pendragon, aunque desconocía el parentesco entre ellos. Por la escasa diferencia de edad bien podrían ser hermanos. Seis hermanos para ser exactos. Carraspeé antes de empezar a hablar, con gesto aún serio pero tono ciertamente neutro, ni hostil ni amable.
- Aceptamos el banquete por el antiguo código. Que sirva como momento de diálogo sin hostilidades de por medio. - me giré a los guardias para que comenzaran a organizar todo lo necesario para el banquete, que enviasen al servicio de la isla a preparar algo así como una fiesta, aunque todo era una farsa. - Explicad por qué queréis parlamento después de haber invadido y atacado. ¿No sería al revés? ¿primero parlamentar y ya si no te gusta lo que te dicen atacar? - pregunté como un viejo profesor reprendiendo a sus jóvenes estudiantes. Después hice un sonido de reproche. - No sé qué tenéis en nuestra contra, ni cuáles son vuestras pretensiones. Explicadlas, pero estar aquí por rencores pasados de hace siglos me parece absurdo. Ninguno de nosotros estuvo en aquella guerra civil entre Descendientes. - comenté, según lo que nos había dicho Zaphira. Hicieron desaparecer aquella información de los registros, de los libros. Apenas quedaban pistas a seguir. - Deberíais seguir vuestro camino, y nosotros el nuestro.
Aparecí en la plaza un poco antes de la llegada de Sean, manteniéndome en segundo plano mientras observaba las reacciones del impulsivo Da Vinci con los Pendragon. Por suerte Sayid le frenó. Caminé lentamente y con las manos a la espalda hasta la mesa, con semblante serio y de tener pocas o ningunas ganas de hablar con ellos. Sean, mei y otros compañeros fueron llegando poco a poco, y la telépata se encargó de retransmitirnos lo que sabía Eire sobre el código.
Dirigí una mirada al muchacho, asintiendo y dando por comprendido lo que decía. No podíamos declinar, magia antigua amparaba ese tipo de pacto. Si nos atacaban acababa el parlamento, pero seguía teniendo al respecto. Miré significativamente a Mei para que me leyese el pensamiento y lo transmitiese a Sean, y a los demás.
"Entonces...¿si derraman nuestra sangre se anula el parlamento y también la maldición? porque en ese caso tal vez debamos provocarlos. Veamos por dónde salen...intentemos hablar primero."
Avancé hasta situarme delante de los seis Pendragon, aunque desconocía el parentesco entre ellos. Por la escasa diferencia de edad bien podrían ser hermanos. Seis hermanos para ser exactos. Carraspeé antes de empezar a hablar, con gesto aún serio pero tono ciertamente neutro, ni hostil ni amable.
- Aceptamos el banquete por el antiguo código. Que sirva como momento de diálogo sin hostilidades de por medio. - me giré a los guardias para que comenzaran a organizar todo lo necesario para el banquete, que enviasen al servicio de la isla a preparar algo así como una fiesta, aunque todo era una farsa. - Explicad por qué queréis parlamento después de haber invadido y atacado. ¿No sería al revés? ¿primero parlamentar y ya si no te gusta lo que te dicen atacar? - pregunté como un viejo profesor reprendiendo a sus jóvenes estudiantes. Después hice un sonido de reproche. - No sé qué tenéis en nuestra contra, ni cuáles son vuestras pretensiones. Explicadlas, pero estar aquí por rencores pasados de hace siglos me parece absurdo. Ninguno de nosotros estuvo en aquella guerra civil entre Descendientes. - comenté, según lo que nos había dicho Zaphira. Hicieron desaparecer aquella información de los registros, de los libros. Apenas quedaban pistas a seguir. - Deberíais seguir vuestro camino, y nosotros el nuestro.
Sayid se presentó mientras Guardias de Ouroboros montaban una tienda, una gran mesa y sillas. Adael alternó la mirada entre los Pendragon, el descendiente de Saladino y las sillas confundido, últimamente sentía que estaba más despistado de lo usual porque no era la primera vez que tenía la sensación de estar perdiéndose de algo importante, un detalle que le daría sentido a toda aquella descabellada situación. El mago se sentó en una silla y miró a Sayid esperando que explique de qué se trataba todo eso para luego dirigir su mirada a los jinetes de dragones.
-Mi nombre es Adael Cohen, descendiente de Moisés.- Comentó ya que pedían que se presenten. Aparentemente se consideraban a sí mismos invitados y querían que les hagan una fiesta o habría guerra. El joven maestro se fijó con su vista periférica en la llegada de un dragón plateado mientras Giordano se expresaba con sus excentricos modos y arrugó suavemente el entrecejo en una expresión más confundida aún cuando vió que se trataba de Juliet, la sobrina de Thranduil, acompañada por alguien más y que los invitaban a unirse de manera mucho más amable que a los miembros del Concejo. Eso le hizo recordar lo que se charló en la sala de reuniones sobre la influencia que podían ejercer sobre los dragones y que buscarían adeptos que se unan por cuenta propia también.
Su aparición le hizo pensar en Aiden y el otro hermano, el pensamiento de que algo les pueda haber pasado lo angustió pero la llegada de Sofía lo calmó un poco y se obligó a sí mismo a centrarse en la reunión. La pocionista expresó en palabras todo el lío que eran los pensamientos de Adael, él estaba convencido de que se llegaría a una solución pacífica a través de la palabra y tiraría de aquel recurso hasta que ya no de para más, así que lo principal era la cortesía y si querían fiesta, habría fiesta. Haría lo que sea con tal de preservar la paz por la seguridad de los habitantes de Ouroboros.
Más miembros del Concejo llegaron, entre ellos Jack, Sean y Mai, éstos dos últimos se presentaron ante los encantadores de dragones y el descendiente de Merlín les dió la bienvenida a Ouroboros, Adael inclinó su cabeza a modo de saludo para Newton, para Eire, para Xian y para todos los que llegaron. A continuación escuchó la voz del experto en magia blanca en su cabeza para decir lo mismo que había dicho una de los Pendragon; fiesta para evitar maldición. Lo sorprendió escuchar al mayor hablar de ese modo y no pudo resistirse a pedirle a Mei que lea su pensamiento y lo retransmita a todos los miembros del Concejo disculpándose por adelantado ya que sabía que, si seguían así, la mujer terminaría con un dolor de cabeza importante.
"¿El plan es derramar nuestra sangre? Y, en todo caso, ¿De qué serviría anular el parlamento?¿Vamos a perder la oportunidad de acordar una solución pacífica? No estoy de acuerdo con provocarlos, no quiero una guerra."
Le hizo una seña a un Guardia de Ouroboros para que se acerque y éste se inclinó a su lado para escuchar las indicaciones que el joven maestro le dió mientras Newton hablaba, intercambiaron un par de palabras más hasta que Adael asintió y el guardia desapareció. En eso comenzaron a aparecer personas debajo de la carpa, unos cuantos metros separaban a la recién llegada orquesta de la mesa, el espacio suficiente para que se aprecie la música y también para que se pueda bailar a gusto. Predominaba el desconcierto entre la banda ya que desde hace una semana que se encontraban en toque de queda y de pronto tocaban a sus puertas para reunirlos y musicalizar una especie de fiesta.
Se acomodaron en sus lugares dudosos y se volcaron a la tarea de afinar sus instrumentos mientras el director de orquesta intercambiaba unas palabras con Adael en las que éste le indicaba que empiecen con algo para ambientar la ocasión en un clima relajado y luego, si todo salía bien, pasarían a algo más festivo. El miembro del Concejo volvió a volcar la totalidad de su atención en la reunión mientras que el que llevaba la batuta volvía ante la orquesta para marcar el inicio de una melodía tranquila.
-Mi nombre es Adael Cohen, descendiente de Moisés.- Comentó ya que pedían que se presenten. Aparentemente se consideraban a sí mismos invitados y querían que les hagan una fiesta o habría guerra. El joven maestro se fijó con su vista periférica en la llegada de un dragón plateado mientras Giordano se expresaba con sus excentricos modos y arrugó suavemente el entrecejo en una expresión más confundida aún cuando vió que se trataba de Juliet, la sobrina de Thranduil, acompañada por alguien más y que los invitaban a unirse de manera mucho más amable que a los miembros del Concejo. Eso le hizo recordar lo que se charló en la sala de reuniones sobre la influencia que podían ejercer sobre los dragones y que buscarían adeptos que se unan por cuenta propia también.
Su aparición le hizo pensar en Aiden y el otro hermano, el pensamiento de que algo les pueda haber pasado lo angustió pero la llegada de Sofía lo calmó un poco y se obligó a sí mismo a centrarse en la reunión. La pocionista expresó en palabras todo el lío que eran los pensamientos de Adael, él estaba convencido de que se llegaría a una solución pacífica a través de la palabra y tiraría de aquel recurso hasta que ya no de para más, así que lo principal era la cortesía y si querían fiesta, habría fiesta. Haría lo que sea con tal de preservar la paz por la seguridad de los habitantes de Ouroboros.
Más miembros del Concejo llegaron, entre ellos Jack, Sean y Mai, éstos dos últimos se presentaron ante los encantadores de dragones y el descendiente de Merlín les dió la bienvenida a Ouroboros, Adael inclinó su cabeza a modo de saludo para Newton, para Eire, para Xian y para todos los que llegaron. A continuación escuchó la voz del experto en magia blanca en su cabeza para decir lo mismo que había dicho una de los Pendragon; fiesta para evitar maldición. Lo sorprendió escuchar al mayor hablar de ese modo y no pudo resistirse a pedirle a Mei que lea su pensamiento y lo retransmita a todos los miembros del Concejo disculpándose por adelantado ya que sabía que, si seguían así, la mujer terminaría con un dolor de cabeza importante.
"¿El plan es derramar nuestra sangre? Y, en todo caso, ¿De qué serviría anular el parlamento?¿Vamos a perder la oportunidad de acordar una solución pacífica? No estoy de acuerdo con provocarlos, no quiero una guerra."
Le hizo una seña a un Guardia de Ouroboros para que se acerque y éste se inclinó a su lado para escuchar las indicaciones que el joven maestro le dió mientras Newton hablaba, intercambiaron un par de palabras más hasta que Adael asintió y el guardia desapareció. En eso comenzaron a aparecer personas debajo de la carpa, unos cuantos metros separaban a la recién llegada orquesta de la mesa, el espacio suficiente para que se aprecie la música y también para que se pueda bailar a gusto. Predominaba el desconcierto entre la banda ya que desde hace una semana que se encontraban en toque de queda y de pronto tocaban a sus puertas para reunirlos y musicalizar una especie de fiesta.
Se acomodaron en sus lugares dudosos y se volcaron a la tarea de afinar sus instrumentos mientras el director de orquesta intercambiaba unas palabras con Adael en las que éste le indicaba que empiecen con algo para ambientar la ocasión en un clima relajado y luego, si todo salía bien, pasarían a algo más festivo. El miembro del Concejo volvió a volcar la totalidad de su atención en la reunión mientras que el que llevaba la batuta volvía ante la orquesta para marcar el inicio de una melodía tranquila.
- Canción:
El frasquito de poción que me dio Sofía fue una auténtica maravilla para el dolor, el dolor y el revuelto de tripas que estaba produciendo la poción crecehuesos. Matar dragones… pues no los habíamos sacado de la isla para matar a los que quedan, aunque eso de matar con el manipulador, pues quizás no fuera tan mala idea, oye. O inhibir su magia o algo así. Lo justo para que los dragones despierten del letargo y se puedan ir. ¿Pero de dónde iba a poder yo sacar antimagia?
En analgésico había sido una maravilla para los dolores, no tanto con el cansancio de no dormir bien las noches anteriores. Y ahora había que ir a hacer el imbécil delante de esos Pendragones. Claro que era una trampa, estaba clarísimo. Solo había que tener dos dedos de frente para darse cuenta. De modo que, después de dejar a Snagov en casa y amenazarle con cortarle el pescuezo si se movía de allí. Y si hiciera falta ya le diríamos que fuera, pero que por el momento le tocaba ser un adolescente responsable (ya veríamos…). En cualquier caso, pasé por mi propia casa para prepararme para cualquier problema que hubiera, cogiendo todos los materiales.
Aparecí por la plaza, al tanto, habiendo sido advertida por Sean y convocada por Sayid. Menos mal que alguien tenía idea de qué mierda iba todo esto. Ya había por allí algunos de los compañeros, la mayoría haciendo una reverencia ante los Pendragon. Rodé los ojos, haciéndome cero gracia, pero les imité según protocolo, presentándome como la descendiente de Charles Darwin. Y tras ello, me aparté de primera fila, colocándome al lado de… no sé… De Mei, por ejemplo. No podía quitar el ojo a los Pendragon, tan elegantes sentados. Pero lo que más me llamaba la atención eran los preciosos dragones que estaban con ellos, preguntándome si ellos también estarían aquí por voluntad propia o porque hayan sido hipnotizados, como otros tantos.
En analgésico había sido una maravilla para los dolores, no tanto con el cansancio de no dormir bien las noches anteriores. Y ahora había que ir a hacer el imbécil delante de esos Pendragones. Claro que era una trampa, estaba clarísimo. Solo había que tener dos dedos de frente para darse cuenta. De modo que, después de dejar a Snagov en casa y amenazarle con cortarle el pescuezo si se movía de allí. Y si hiciera falta ya le diríamos que fuera, pero que por el momento le tocaba ser un adolescente responsable (ya veríamos…). En cualquier caso, pasé por mi propia casa para prepararme para cualquier problema que hubiera, cogiendo todos los materiales.
Aparecí por la plaza, al tanto, habiendo sido advertida por Sean y convocada por Sayid. Menos mal que alguien tenía idea de qué mierda iba todo esto. Ya había por allí algunos de los compañeros, la mayoría haciendo una reverencia ante los Pendragon. Rodé los ojos, haciéndome cero gracia, pero les imité según protocolo, presentándome como la descendiente de Charles Darwin. Y tras ello, me aparté de primera fila, colocándome al lado de… no sé… De Mei, por ejemplo. No podía quitar el ojo a los Pendragon, tan elegantes sentados. Pero lo que más me llamaba la atención eran los preciosos dragones que estaban con ellos, preguntándome si ellos también estarían aquí por voluntad propia o porque hayan sido hipnotizados, como otros tantos.
Después de comerse con patatas las palabritas de la muchacha Le Fay, Amaya se fue de allí directo a la Plaza Central donde se encontró con un banquete ya casi montado. Analizó con ojo militar toda la zona observando a la Guardia haciendo labores que no correspondían ya que para algo tenían personal de protocolo. ¿Qué le pasaba a los Descendientes que creían que la guardia era alguna especie de comodín multifuncional? Eso podía pasar con el antiguo General pero con ella no.
“VOLVER A VUESTROS PUESTOS”
Exigió vía casco mental lo que generó que todos los Guardias que se encontraban en Ouroboros irguieran la espalda como si les hubiesen hecho un Lucio. No es que faltaran demasiados detalles por hacer pero Amaya dio una orden directa para que buscaran al personal administrativo y de protocolo para que ayudaran a montar el teatrillo. Se puso en marcha hacia la zona donde se encontraban los Descendientes, fijando su vista en Sarah que se veía más recompuesta tras su última incursión. Le sonrió brevemente e intercambió una mirada con cada uno de los Descendientes, incluso quiso preguntarles si llevaban armadura encima. Estaba segura de que no, al menos la mayoría. Sospechaba que Da Vinci con todos sus juguetitos debía tener algo. Los demás estaban seguramente confiados en su magia. Soberbios, por supuesto.
Había ignorado deliberadamente a los Pendragon hasta que se puso detrás de Jack, el miembro más antiguo del Consejo de los 20, mirando al frente a donde se encontraban ellos. Fue entonces cuando le puso cara a la amenaza, delineo el rostro de cada uno en su mente y su forma de vestir, su porte, cada detalle le daba información. Estaba claro que las mujeres eran hechiceras y los hombres guerreros. ¿Volátiles? Podría ser. Las mujeres parecían calculadoras, como toda hechicera. Agh, la magia y sus rituales raros. Tras ellos estaban los dragones que permanecían atentos e inquietos. Le recordaron a los gatos cuando están cazando.
“Preparad las cadenas que se os solicitó antes y traerlas hacia la Plaza Central, agradezco que seais cuidadosos manteniéndolas escondidas. Simplemente dejarlas al alcance”
“Sí ya sé que las pedí hace 20 minutos, Jon, pero las necesitamos. Estamos en un teatrillo y no sabemos cuando puede explotar. Tenemos que estar preparados para controlar la amenaza”
“No, no es necesario que vengan TODO el mundo aquí. Decidle a Zaphira que mande un par de batallones hacia aquí y mantener vigilada la avanzada”
“Si Sayid os dio esa orden mantenerla hasta que ubiquéis a la mujer”
Poco a poco la presencia de la Guardia se empezó a notar en la plaza mientras algunos batallones llegaban para apoyar y proteger, dado el caso, al Consejo.
“VOLVER A VUESTROS PUESTOS”
Exigió vía casco mental lo que generó que todos los Guardias que se encontraban en Ouroboros irguieran la espalda como si les hubiesen hecho un Lucio. No es que faltaran demasiados detalles por hacer pero Amaya dio una orden directa para que buscaran al personal administrativo y de protocolo para que ayudaran a montar el teatrillo. Se puso en marcha hacia la zona donde se encontraban los Descendientes, fijando su vista en Sarah que se veía más recompuesta tras su última incursión. Le sonrió brevemente e intercambió una mirada con cada uno de los Descendientes, incluso quiso preguntarles si llevaban armadura encima. Estaba segura de que no, al menos la mayoría. Sospechaba que Da Vinci con todos sus juguetitos debía tener algo. Los demás estaban seguramente confiados en su magia. Soberbios, por supuesto.
Había ignorado deliberadamente a los Pendragon hasta que se puso detrás de Jack, el miembro más antiguo del Consejo de los 20, mirando al frente a donde se encontraban ellos. Fue entonces cuando le puso cara a la amenaza, delineo el rostro de cada uno en su mente y su forma de vestir, su porte, cada detalle le daba información. Estaba claro que las mujeres eran hechiceras y los hombres guerreros. ¿Volátiles? Podría ser. Las mujeres parecían calculadoras, como toda hechicera. Agh, la magia y sus rituales raros. Tras ellos estaban los dragones que permanecían atentos e inquietos. Le recordaron a los gatos cuando están cazando.
“Preparad las cadenas que se os solicitó antes y traerlas hacia la Plaza Central, agradezco que seais cuidadosos manteniéndolas escondidas. Simplemente dejarlas al alcance”
“Sí ya sé que las pedí hace 20 minutos, Jon, pero las necesitamos. Estamos en un teatrillo y no sabemos cuando puede explotar. Tenemos que estar preparados para controlar la amenaza”
“No, no es necesario que vengan TODO el mundo aquí. Decidle a Zaphira que mande un par de batallones hacia aquí y mantener vigilada la avanzada”
“Si Sayid os dio esa orden mantenerla hasta que ubiquéis a la mujer”
Poco a poco la presencia de la Guardia se empezó a notar en la plaza mientras algunos batallones llegaban para apoyar y proteger, dado el caso, al Consejo.
Sayid Ibn Salah
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Tomé la iniciativa al apartar a Giordano y por su mirada no le iba a hacer mucha gracia -Siento el malentendido pero no son tiempos fáciles- contesté al hombre que se adelantó , más gente se hizo presente entre ellos la dragona del torneo que parecía algo alterada, el chico de los Black y Newton que hizo lo propio por respetar el protocolo, algo que no hizo el pendragon rubio, sus palabras me hicieron torcer el gesto -el protocolo debe respetarse por ambas partes- dije cuando la chica morena que se molestó en repetir el código.
Todos pasamos a la mesa y por desgracia tuve que confirmarle a Giordano que lo que decían era cierto, teníamos que darles una bienvenida... pero al menos tenía una buena noticia y es que la señorita Miller se encontraba bien, un problema menos del cual preocuparme. La chica rubia del otro lado de la mesa empezó un juego con Giordano que me hizo abrir los ojos por un segundo "nos conocen..." pensé, tenían información sobre nosotros y eso nos dejaba en clara desventaja pues nosotros apenas sabíamos cosas sobre sus poderes y sus vasallos.
El italiano parecía bastante enfadado y era normal, yo también me sentía frustrado por la situación pero estábamos atados de pies y manos además por pequeña que fuese, la opción de acabar la disputa sin luchar estaba sobre la mesa. Pronto aparecieron Sean y Mei dándonos un medio de comunicación interno.
"desconocía lo de la maldición y no podemos ignorarlo, habrá que seguir su juego, por lo pronto "
Newton y Adael expresaron sus opiniones y entendía lo que el chico quería decir pero ellos habían agotado la via diplomática en el momento que nos atacaron.
"Nadie que tenga buenas intenciones toca a tu puerta con un ejercito, Adael, ahora mismo nos tienen en la palma de su mano, están jugando con nosotros... nadie quiere una guerra y espero que este circo sirva de algo"
Muchos más compañeros fueron llegando incluidas las nuevas incorporaciones que a decir verdad me daban un poco de pena al tener que enfrentarse a una situación como esa, el consejo había vivido mejores momentos. Aún faltaban seis de los nuestros cuando los guardias se detuvieron en seco, no sabía que pasaba así que pedí a Mei que abriera un canal privado con el más cercano para saber que ocurría, la general les había ordenado volver a sus posiciones además de llamar a un pelotón por lo que me comuniqué directamente con ella.
"General, yo le he pedido a los guardias que hicieran las tareas de protocolo, no podemos exponer civiles, no envíe tropas, , los Pendragon lo podrían tomar como una amenaza y romper el parlamento,que los soldados se vistan de civiles, tal vez crear ilusiones o enviar a los voluntarios para luchar sin levantar sospechas ¿Han localizado a los de la brigada? me parece que siguen en la isla."
O eso era lo que iban a hacer el chico Feral y los otros dos que en principio iban a localizar gente
" Que todos se reagrupen y vigilen los campos además de proteger el hospital y la zona residencial, también será necesario proteger a los humanos, la señorita Miller ya ha sido localizada pero es muy importante mantener a los humanos vivos, los necesitaremos cuando esto acabe y los que están preparados para el asedio que mantengan sus posiciones, será un día largo."
Todos pasamos a la mesa y por desgracia tuve que confirmarle a Giordano que lo que decían era cierto, teníamos que darles una bienvenida... pero al menos tenía una buena noticia y es que la señorita Miller se encontraba bien, un problema menos del cual preocuparme. La chica rubia del otro lado de la mesa empezó un juego con Giordano que me hizo abrir los ojos por un segundo "nos conocen..." pensé, tenían información sobre nosotros y eso nos dejaba en clara desventaja pues nosotros apenas sabíamos cosas sobre sus poderes y sus vasallos.
El italiano parecía bastante enfadado y era normal, yo también me sentía frustrado por la situación pero estábamos atados de pies y manos además por pequeña que fuese, la opción de acabar la disputa sin luchar estaba sobre la mesa. Pronto aparecieron Sean y Mei dándonos un medio de comunicación interno.
"desconocía lo de la maldición y no podemos ignorarlo, habrá que seguir su juego, por lo pronto "
Newton y Adael expresaron sus opiniones y entendía lo que el chico quería decir pero ellos habían agotado la via diplomática en el momento que nos atacaron.
"Nadie que tenga buenas intenciones toca a tu puerta con un ejercito, Adael, ahora mismo nos tienen en la palma de su mano, están jugando con nosotros... nadie quiere una guerra y espero que este circo sirva de algo"
Muchos más compañeros fueron llegando incluidas las nuevas incorporaciones que a decir verdad me daban un poco de pena al tener que enfrentarse a una situación como esa, el consejo había vivido mejores momentos. Aún faltaban seis de los nuestros cuando los guardias se detuvieron en seco, no sabía que pasaba así que pedí a Mei que abriera un canal privado con el más cercano para saber que ocurría, la general les había ordenado volver a sus posiciones además de llamar a un pelotón por lo que me comuniqué directamente con ella.
"General, yo le he pedido a los guardias que hicieran las tareas de protocolo, no podemos exponer civiles, no envíe tropas, , los Pendragon lo podrían tomar como una amenaza y romper el parlamento,que los soldados se vistan de civiles, tal vez crear ilusiones o enviar a los voluntarios para luchar sin levantar sospechas ¿Han localizado a los de la brigada? me parece que siguen en la isla."
O eso era lo que iban a hacer el chico Feral y los otros dos que en principio iban a localizar gente
" Que todos se reagrupen y vigilen los campos además de proteger el hospital y la zona residencial, también será necesario proteger a los humanos, la señorita Miller ya ha sido localizada pero es muy importante mantener a los humanos vivos, los necesitaremos cuando esto acabe y los que están preparados para el asedio que mantengan sus posiciones, será un día largo."
Desvié la mirada hacia Darren en el momento en que decidió invitar a un par más a la mesa. Al parecer eran los que había mencionado Gwen, la dragona y el otro mago, así que dejé que fuesen mis hermanos los que se encargasen de tantearlos. Apartados, eso sí. La mesa estaba reservada para los Descendientes. Algunos de los que se acercaban parecían aparentemente conformes, como la descendiente de Dioscórides, que hablaba de oportunidades. Ahora era nuestro turno de desenmascarar hipócritas atemorizados o de buscar posibles alianzas interesantes. Aguardé hasta que mi hermana leyó el pergamino que explicaba las antiguas tradiciones, de modo que ningún otro miembro del Consejo fuese tan idiota como para preguntar de nuevo por algo que le habían leído y explicado. El Da Vinci seguía haciéndose el ofendido por aquello de haber estado a punto de quemarle, por lo que le dediqué una mirada de indiferencia. Debería estar agradecido de seguir vivo, porque apenas fue una pasada rápida a la zona residencial.
- ¿Una farsa? ¿estás diciendo que hemos venido aquí a representar una farsa? - repliqué en tono amenazante al comentario de Giordano, ignorando deliberadamente su pregunta de liderar con aquella cosa llamada S.A.M.
- Se trata de reparar un agravio histórico y de retomar el lugar que nos corresponde en el mismo. Se trata de justicia. ¿La conocéis, o la habéis olvidado tras tantos años viviendo vuestro decadente sueño?- me había inclinado hacia delante en el asiento conforme hablaba, apoyando las manos en los brazos de la silla mientras mantenía la mirada clavada en él.
Después mis ojos se desviaron hacia Sean, pues había reconocido al descendiente de Merlín. Ya lo habíamos visto la noche en la que se nos mostró aquella fiesta de elección de nuevos linajes. Alcé levemente la comisura del labio en un gesto irónico cuando nos deseó la bienvenida a la isla, observándolo durante algunos segundos como si estuviese midiendo sus capacidades. A continuación habló un viejo, Newton, quejándose porque aquello no iba con ellos, que habían pasado muchos años. Intercambié una mirada con mis hermanos como queriendo decir que me parecía un tanto ridículo el hombre, pero no dije nada. También les insté a que podían comenzar a hablar de nuestras pretensiones. El descendiente de Moisés fue otro de los que se presentó de modo educado, cosa que anoté mentalmente, además de asentir ante la presencia de la orquesta que habían preparado. La música dio inicio a la velada, el banquete daría comienzo pronto. Daba la impresión de que casi todos los del Consejo estaban tensos, expectantes.
- Disfrutad de la fiesta, quien nada debe, nada teme. ¿Debéis algo vosotros? - pregunté con expresión de superioridad, dando la orden de que los lacayos comenzasen a servir el vino de sangre. - Nosotros no, desde luego. Es curioso que vuestros antepasados borrasen de la historia todo lo que sucedió. Querían olvidar...hubo interesados en ello...- paseé la mirada por los presentes. La Le Fay no estaba allí. Mis ojos se posaron en Sean, como si me dirigiese a él. - Hay muchos que también deberían haber sido expulsados, y sin embargo...aquí están.
- ¿Una farsa? ¿estás diciendo que hemos venido aquí a representar una farsa? - repliqué en tono amenazante al comentario de Giordano, ignorando deliberadamente su pregunta de liderar con aquella cosa llamada S.A.M.
- Se trata de reparar un agravio histórico y de retomar el lugar que nos corresponde en el mismo. Se trata de justicia. ¿La conocéis, o la habéis olvidado tras tantos años viviendo vuestro decadente sueño?- me había inclinado hacia delante en el asiento conforme hablaba, apoyando las manos en los brazos de la silla mientras mantenía la mirada clavada en él.
Después mis ojos se desviaron hacia Sean, pues había reconocido al descendiente de Merlín. Ya lo habíamos visto la noche en la que se nos mostró aquella fiesta de elección de nuevos linajes. Alcé levemente la comisura del labio en un gesto irónico cuando nos deseó la bienvenida a la isla, observándolo durante algunos segundos como si estuviese midiendo sus capacidades. A continuación habló un viejo, Newton, quejándose porque aquello no iba con ellos, que habían pasado muchos años. Intercambié una mirada con mis hermanos como queriendo decir que me parecía un tanto ridículo el hombre, pero no dije nada. También les insté a que podían comenzar a hablar de nuestras pretensiones. El descendiente de Moisés fue otro de los que se presentó de modo educado, cosa que anoté mentalmente, además de asentir ante la presencia de la orquesta que habían preparado. La música dio inicio a la velada, el banquete daría comienzo pronto. Daba la impresión de que casi todos los del Consejo estaban tensos, expectantes.
- Disfrutad de la fiesta, quien nada debe, nada teme. ¿Debéis algo vosotros? - pregunté con expresión de superioridad, dando la orden de que los lacayos comenzasen a servir el vino de sangre. - Nosotros no, desde luego. Es curioso que vuestros antepasados borrasen de la historia todo lo que sucedió. Querían olvidar...hubo interesados en ello...- paseé la mirada por los presentes. La Le Fay no estaba allí. Mis ojos se posaron en Sean, como si me dirigiese a él. - Hay muchos que también deberían haber sido expulsados, y sin embargo...aquí están.
Sobrevolé la isla con Juliet hasta que llegamos a la plaza central, donde había un gran revuelo y mucha más gente de la habitual. Nos acercamos allí tras el aterrizaje en una zona despejada, después de que ella se destransformase. El vuelo fue un tanto accidentado, sobre todo porque Juliet parecía ir un poco desbocada. Había pasado menos miedo con Svart en nuestro primer vuelo, siendo él un dragón mucho más pequeño y novato. - Te voy a quitar el carnet de volar de dragones, menudo mareo. - me quejé mientras nos acercábamos al grupo de gente, pues todavía se me movía un poco el suelo. No compartía tanto entusiasmo por la llegada de aquella comitiva, era más interés que otra cosa, así que no entendí por qué ella estaba tan contenta si no los conocía de nada.
- ¿Arreglar el qué? ¿qué tienen que arreglar exactamente? yo lo que quiero es ver si son útiles para sustituir a Snagov. Me quedé a medias. - tomé la mano de Juliet cuando ella buscó la mía, dándome cuenta entonces de un detalle. Smaug estaba allí, pero no con Setelah, sino con otro tío. Me pareció muy raro, ese dragón no se iba con nadie así como así. El embaucador de Setelah se lo había ganado con mucho tiempo, y Jones había sido por ofrecerle tesoros, como las calaveras de los Soul. ¿Qué le habría ofrecido el Pendragon?
- Puedes intentar hablar con la chica de los jardines, tú le caíste bien. - puse cara de confusión al ver que el rubio de los Pendragon se dirigía a nosotros, como dándonos permiso para acercarnos. Miré a Juliet un momento, avanzando con ella hasta allí para ver qué querían. Era raro, no sentía que debiéramos estar allí, así que esperé a que el otro dijese algo más aunque avancé unos pasos hacia la mesa.
- ¿Arreglar el qué? ¿qué tienen que arreglar exactamente? yo lo que quiero es ver si son útiles para sustituir a Snagov. Me quedé a medias. - tomé la mano de Juliet cuando ella buscó la mía, dándome cuenta entonces de un detalle. Smaug estaba allí, pero no con Setelah, sino con otro tío. Me pareció muy raro, ese dragón no se iba con nadie así como así. El embaucador de Setelah se lo había ganado con mucho tiempo, y Jones había sido por ofrecerle tesoros, como las calaveras de los Soul. ¿Qué le habría ofrecido el Pendragon?
- Puedes intentar hablar con la chica de los jardines, tú le caíste bien. - puse cara de confusión al ver que el rubio de los Pendragon se dirigía a nosotros, como dándonos permiso para acercarnos. Miré a Juliet un momento, avanzando con ella hasta allí para ver qué querían. Era raro, no sentía que debiéramos estar allí, así que esperé a que el otro dijese algo más aunque avancé unos pasos hacia la mesa.
La bruja hizo acto de presencia con su apariencia espectral, su aura helada y su andar suave y elegante. Su rostro no mostraba ninguna expresión. Lo miró todo y no vió nada. Se limitó a sentarse manteniendo su impecable porte y su vestido sin arrugas. Gracias a su exigencia con su apariencia, siempre estaba lista para una reuniones formales.
La música no le resultaba desagradable. Cerro los ojos para disfrutar de sus envolventes notas, éstas relajaron su conflictuada alma. Cuando abrió los ojos, su mirada se cruzó con unos ojos grises, los mismos que había visto en el palantir.
-Tráeme algo fuerte, sorpréndeme.- Le pidió a un muchacho que pasaba luego de llevar una fuente con comida a la mesa, éste asintió para retirarse. Cuando volvió dejó ante ella una infusión en una delicada tasa, un postre de tarta presentado con lo que parecían ser unas nueces y una pipa.
Comió una mitad de una de las nueces, acompañado por un trozo de tarta y tomó un sorbo del té de peyote para sacarse el mal sabor. Al tiempo, el cannabis, el peyote y el hongo alucinógeno comenzaron a hacer efecto. La percepción de la realidad fue alterada para la mujer, las alucinaciones le hicieron sentir entrar en un vórtice de espacio tiempo.
No entendía nada. Sentía su piel más sensible al tacto, los colores los veía de otra manera y las figuras se deformaban, aquello parecía un cuadro de Dalí, pero se fijó en los guardias de Ouroboros y se preguntó por qué parecían latas de salsa de tomate. En su estado, resultaba todo un reto fingir concentración así que podía entretenerse tratando de parecer enfocada en la reunión. Y eso que todavía faltaba la pipa de opio… el postre.
La música no le resultaba desagradable. Cerro los ojos para disfrutar de sus envolventes notas, éstas relajaron su conflictuada alma. Cuando abrió los ojos, su mirada se cruzó con unos ojos grises, los mismos que había visto en el palantir.
-Tráeme algo fuerte, sorpréndeme.- Le pidió a un muchacho que pasaba luego de llevar una fuente con comida a la mesa, éste asintió para retirarse. Cuando volvió dejó ante ella una infusión en una delicada tasa, un postre de tarta presentado con lo que parecían ser unas nueces y una pipa.
Comió una mitad de una de las nueces, acompañado por un trozo de tarta y tomó un sorbo del té de peyote para sacarse el mal sabor. Al tiempo, el cannabis, el peyote y el hongo alucinógeno comenzaron a hacer efecto. La percepción de la realidad fue alterada para la mujer, las alucinaciones le hicieron sentir entrar en un vórtice de espacio tiempo.
No entendía nada. Sentía su piel más sensible al tacto, los colores los veía de otra manera y las figuras se deformaban, aquello parecía un cuadro de Dalí, pero se fijó en los guardias de Ouroboros y se preguntó por qué parecían latas de salsa de tomate. En su estado, resultaba todo un reto fingir concentración así que podía entretenerse tratando de parecer enfocada en la reunión. Y eso que todavía faltaba la pipa de opio… el postre.
Aparecí por la zona externa de la plaza central de la isla tras recibir un mensaje mental inesperado por parte de Mei. Ya me conocía a la mentalista... había sufrido de sus intrusiones mentales en mas de una ocasion tras conocer de qué era capaz en el torneo, en unas pequeñas clases express que le habia pedido.
En esta ocasión me alegré de no tener las barreras mentales levantadas pues me llegó informacion interesante. Tras el asunto del toque de queda, las muchas reuniones, los dragones al final del torneo...se había destapado el pastel y corria como el fuego por la pólvora el hecho de que los Pendragon estaban en la isla, ocupando algunas zonas.
El asunto no iba conmigo y lo cierto era que no deseaba meterme, pero el mensaje de Mei (con un recado de Sean) fue lo suficientemente llamativo para hacerme aparecer allí. Y no sería yo si no fuese bien preparado para una posible batalla, asi que me vine vestido para la "fiesta". Es decir, mi floreado kimono con la cota por debajo, unos pantalones vaqueros, botas, el cinturon con la bolsa, la katana, y bueno, un largo etc. Y mi loro, ADSL, que estaba mustio desde que habian tantos reptiles en la isla, los rugidos lo hacian perder plumas diariamente.
"Vamos a ver que se cuece por aquí. Cuánta actividad...mentiría si dijera que no me gusta...."
Era dificil no percatarse de la enormidad de los dragones alli presentes. Ademas de una enorme carpa, el sonido de la musica...estaban teniendo una fiesta con los Pendragon?
"llámame loco, pero con Lasaña y Juliet he tenido suficiente..."
De hecho, agudicé la vista, pues estaba todavía lejano a la zona de la fiesta. Aquella melena pelirroja. Juliet. Y...Smaug, en su imponente forma de dragon (para variar). Por la disposición...si. Del lado de los Pendragon. Entrecerré la mirada. Por qué? Smaug no se quedaba al lado de ningun humano por demasiado tiempo....
Unos guardias con la armadura de Ouroboros me detuvieron unos instantes por acercarme de mas al perimetro y les tuve que explicar la situacion y el mensaje de Sean. Tuvieron que intercambiar algunos mensajes con sus superiores para permitirme quedarme por la zona. Me desaparecí, apareciendo sobre los dorados tejados de las pasarelas que rodeaban la plaza. Desde alli tenía buena visibilidad. Probablemente Smaug sería capaz de captar mi olor.
- Eres un caguica, ADSL. No te van a comer, no les gusta el sabor de los loros, sabeis a pollo rancio. Y no, nunca he comido loro, sabes que soy vegetariano...tendrán menú vegetariano ahi abajo? Ve y me robas unas hojas de lechuga. Y de paso, le das un picotazo a mi coleguita guardián. Vale, luego te dejo irte. Pero los demás se van a reir de ti.
ADSL batió sus alas en lo que me pareció un gesto muy digno. Pero de pronto algo pareció captar su atención en el banquete. Voló placidamente desde donde yo estaba al interior de la carpa. Picoteó a Sean en la oreja diciendo con su voz de loro "Guardián vegetariano!" y luego, como buen loro politoxicóaviar que había sido, le robó las nueces restantes a Bellatrix y huyó de alli volando, a cogerse un buen ciego de loro.
"mierda! Si lo habías superado ya, ADSL!"
Maldije y me mordí el labio inferior siguiendo el vuelo de mi ave alejarse. Me costaría dias encontrarlo y a saber en que estado. Ah, la vida.... Al menos Sean ya debía saber que yo estaba por aquí cerca. Me quedé mirando a Smaug, pensativo, dandome unos golpes leves sobre el pecho donde tenía parte de su joya. Se había ido con ellos de propia voluntad? Tenía mis dudas al respecto. Y también un sencillo método para comprobarlo. Solo tendría que acercarme lo suficiente.
En esta ocasión me alegré de no tener las barreras mentales levantadas pues me llegó informacion interesante. Tras el asunto del toque de queda, las muchas reuniones, los dragones al final del torneo...se había destapado el pastel y corria como el fuego por la pólvora el hecho de que los Pendragon estaban en la isla, ocupando algunas zonas.
El asunto no iba conmigo y lo cierto era que no deseaba meterme, pero el mensaje de Mei (con un recado de Sean) fue lo suficientemente llamativo para hacerme aparecer allí. Y no sería yo si no fuese bien preparado para una posible batalla, asi que me vine vestido para la "fiesta". Es decir, mi floreado kimono con la cota por debajo, unos pantalones vaqueros, botas, el cinturon con la bolsa, la katana, y bueno, un largo etc. Y mi loro, ADSL, que estaba mustio desde que habian tantos reptiles en la isla, los rugidos lo hacian perder plumas diariamente.
"Vamos a ver que se cuece por aquí. Cuánta actividad...mentiría si dijera que no me gusta...."
Era dificil no percatarse de la enormidad de los dragones alli presentes. Ademas de una enorme carpa, el sonido de la musica...estaban teniendo una fiesta con los Pendragon?
"llámame loco, pero con Lasaña y Juliet he tenido suficiente..."
De hecho, agudicé la vista, pues estaba todavía lejano a la zona de la fiesta. Aquella melena pelirroja. Juliet. Y...Smaug, en su imponente forma de dragon (para variar). Por la disposición...si. Del lado de los Pendragon. Entrecerré la mirada. Por qué? Smaug no se quedaba al lado de ningun humano por demasiado tiempo....
Unos guardias con la armadura de Ouroboros me detuvieron unos instantes por acercarme de mas al perimetro y les tuve que explicar la situacion y el mensaje de Sean. Tuvieron que intercambiar algunos mensajes con sus superiores para permitirme quedarme por la zona. Me desaparecí, apareciendo sobre los dorados tejados de las pasarelas que rodeaban la plaza. Desde alli tenía buena visibilidad. Probablemente Smaug sería capaz de captar mi olor.
- Eres un caguica, ADSL. No te van a comer, no les gusta el sabor de los loros, sabeis a pollo rancio. Y no, nunca he comido loro, sabes que soy vegetariano...tendrán menú vegetariano ahi abajo? Ve y me robas unas hojas de lechuga. Y de paso, le das un picotazo a mi coleguita guardián. Vale, luego te dejo irte. Pero los demás se van a reir de ti.
ADSL batió sus alas en lo que me pareció un gesto muy digno. Pero de pronto algo pareció captar su atención en el banquete. Voló placidamente desde donde yo estaba al interior de la carpa. Picoteó a Sean en la oreja diciendo con su voz de loro "Guardián vegetariano!" y luego, como buen loro politoxicóaviar que había sido, le robó las nueces restantes a Bellatrix y huyó de alli volando, a cogerse un buen ciego de loro.
"mierda! Si lo habías superado ya, ADSL!"
Maldije y me mordí el labio inferior siguiendo el vuelo de mi ave alejarse. Me costaría dias encontrarlo y a saber en que estado. Ah, la vida.... Al menos Sean ya debía saber que yo estaba por aquí cerca. Me quedé mirando a Smaug, pensativo, dandome unos golpes leves sobre el pecho donde tenía parte de su joya. Se había ido con ellos de propia voluntad? Tenía mis dudas al respecto. Y también un sencillo método para comprobarlo. Solo tendría que acercarme lo suficiente.
Shyvanna Pendragon
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Todo el mundo tenía un palo metido por el culo, pero al menos el Giordano podía expresarse. Eso le gustaba, gente sincera y no tan estirada. Mientras fueron llegando los Descendientes, Shyvana los miraba de arriba abajo, con una curiosidad casi impropia de la elegancia de sus hermanos; las palabras afiladas y todas esas cosas. Cuando llegó Sofía, la rubia sonrío ampliamente, y le dedicó un saludo con los deditos de lo más curioso; como si realmente no la hubiese puesto en una pira ardiente para que se quemara hasta su alma. Tras eso ella se mantuvo en total silencio, por dentro ardía de histeria por moverse, pero prefirió que G y W se encargaran de esto que eran más políticos y Shyvana la verdad es que podría cometer un error…Y no quería pagar las consecuencias, al pensar en eso curiosamente no miró a W ni a D sino a G y a Alud.
Volvió sus ojos hacia Artamir con una leve sonrisa para luego ver entrar al Descendiente de Merlin “Ese ya ve”. Se apartó un mechón de cabello rubio del centro del rostro para ponerlo detrás de la oreja mientras veía a la banda llegar, sonrió ampliamente y se incorporó cuando W dejó de hablar. Ahora…Venía el carisma -¡Oh! Sin rencores, no, Sofía? Pronto seremos hermanas consagradas- Se rió un poco e hizo una seña para que un sirviente sacara la silla. Sabía que muchos de los de allí estaban expectantes a lo que iba a suceder a continuación. S danzó en una maravillosa y elegante coreografía al ritmo de la música hasta que se acercó a la banda, aplaudió varias veces -¡Ritmo! – La banda pareció entenderlo en seguida y ella sonrió.
-Me permitiré iniciar el baile- Se giró hacia los Descendiente y sus hermanos, guiñándole un ojo a W y D de forma coqueta. Bailó y danzó al ritmo de la música hasta acercarse a Reiv, a quien tomó de la mano. Todavía no le conocía pero su hermana había dado el visto bueno -Te has encontrado con mi hermana antes, soy Shyvana, encantada- Le dijo mientras hacia una elegante y profunda reverencia, para luego incorporarse y clavar sus ojos en los de él con curiosidad…Determinación y un poco de diversión. -¿Sabes bailar?- Preguntó alejándose lo suficiente para que pudieran bailar los dos.
Volvió sus ojos hacia Artamir con una leve sonrisa para luego ver entrar al Descendiente de Merlin “Ese ya ve”. Se apartó un mechón de cabello rubio del centro del rostro para ponerlo detrás de la oreja mientras veía a la banda llegar, sonrió ampliamente y se incorporó cuando W dejó de hablar. Ahora…Venía el carisma -¡Oh! Sin rencores, no, Sofía? Pronto seremos hermanas consagradas- Se rió un poco e hizo una seña para que un sirviente sacara la silla. Sabía que muchos de los de allí estaban expectantes a lo que iba a suceder a continuación. S danzó en una maravillosa y elegante coreografía al ritmo de la música hasta que se acercó a la banda, aplaudió varias veces -¡Ritmo! – La banda pareció entenderlo en seguida y ella sonrió.
-Me permitiré iniciar el baile- Se giró hacia los Descendiente y sus hermanos, guiñándole un ojo a W y D de forma coqueta. Bailó y danzó al ritmo de la música hasta acercarse a Reiv, a quien tomó de la mano. Todavía no le conocía pero su hermana había dado el visto bueno -Te has encontrado con mi hermana antes, soy Shyvana, encantada- Le dijo mientras hacia una elegante y profunda reverencia, para luego incorporarse y clavar sus ojos en los de él con curiosidad…Determinación y un poco de diversión. -¿Sabes bailar?- Preguntó alejándose lo suficiente para que pudieran bailar los dos.
Miré a Ben sonriente y alzando una ceja cuando el drow, Dyospiros, mencionó que lo conocía vestido de mujer. Le hice una seña a Mérida de "por poquito" cuando preguntó si gané el Torneo y le mostré el sombrero pirata que conseguí con unas poses como modelándolo. Una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro durante el abrazo grupal, feliz por estar con los míos y por la promesa de aventura, aunque la sonrisa se coarto un poco porque, puede que sea idea mía, pero el perro feo me puso mala cara... o tal vez esa era su cara. Finalmente dejamos atrás los calabozos pensando en ir a la zona residencial para hacer una reunión de la Brigada y planear una estrategia para enfrentar a la "Ciudadela Alpha" pero por el camino nos enteramos de los ataques a la zona residencial así que decidimos dirigirnos al castillo de la Academia para buscar respuestas.
En la Plaza Central nos encontramos con dragones y unas cuantas personas con aires de grandeza bajo la sombra de una gran carpa, alrededor de unas mesas, mientras otras personas traían comidas y bebidas, incluso había una orquesta. Parecía que era una reunión al aire libre, entre los que allí se encontraban estaba Sayid, Juliet y Reiv, al que no encontré fue a Altaïr, aunque, por su aroma, no debería estar muy lejos.
-Lo quiero saber todo sobre Ben vestido de mujer.- Le pedí a Dyos.
-¿Usaste corset?- Le pregunté a Ben sonriente ya que me hacía gracia.
-Hm... Miren. Última Sombra. Se lo conoce en mi colonia natal por llevar la desgracia allí donde va.- Les comenté por lo bajo a ambos señalando a Smaug. Me acerqué a la pareja mientras los saludaba con la mano, rodee sus hombros con un brazo para cada uno quedándome entre ellos y mirando hacia donde ellos estaban mirando.
-¡Hey! Hola ¿Qué tal?¿Cómo te sientes Juliet?- Pregunté y aguardé a que me responda para continuar.
-Hola a ti también.- Le dije a la rubia que no conocía.
-¿Ustedes saben de qué se trata ésto?¿Es una especie de homenaje a los ganadores del Torneo?- Pregunté manteníendome colgada de ellos. En eso, vi que habían servido vino, así que me separé de la pareja para ir por la copa libre y darle un generoso trago a la bebida. Comencé a dar saltitos porque sentía que así era como se bailaba esa música y sonreí a Ben mientras el líquido de la jarra se movía amenazando por derramarse por como yo me movía.
En la Plaza Central nos encontramos con dragones y unas cuantas personas con aires de grandeza bajo la sombra de una gran carpa, alrededor de unas mesas, mientras otras personas traían comidas y bebidas, incluso había una orquesta. Parecía que era una reunión al aire libre, entre los que allí se encontraban estaba Sayid, Juliet y Reiv, al que no encontré fue a Altaïr, aunque, por su aroma, no debería estar muy lejos.
-Lo quiero saber todo sobre Ben vestido de mujer.- Le pedí a Dyos.
-¿Usaste corset?- Le pregunté a Ben sonriente ya que me hacía gracia.
-Hm... Miren. Última Sombra. Se lo conoce en mi colonia natal por llevar la desgracia allí donde va.- Les comenté por lo bajo a ambos señalando a Smaug. Me acerqué a la pareja mientras los saludaba con la mano, rodee sus hombros con un brazo para cada uno quedándome entre ellos y mirando hacia donde ellos estaban mirando.
-¡Hey! Hola ¿Qué tal?¿Cómo te sientes Juliet?- Pregunté y aguardé a que me responda para continuar.
-Hola a ti también.- Le dije a la rubia que no conocía.
-¿Ustedes saben de qué se trata ésto?¿Es una especie de homenaje a los ganadores del Torneo?- Pregunté manteníendome colgada de ellos. En eso, vi que habían servido vino, así que me separé de la pareja para ir por la copa libre y darle un generoso trago a la bebida. Comencé a dar saltitos porque sentía que así era como se bailaba esa música y sonreí a Ben mientras el líquido de la jarra se movía amenazando por derramarse por como yo me movía.
- Código:
Dyospiros
Benjamin
Juliet
Reiv
S.
Levanté mi barbilla cruzándome de brazos por el tono amenazante de Wythr.
- Bravo, veo que sabes entender mi idioma. - le respondí con los párpados levemente caídos. Menudo tiparraco! Agravio histórico? - Que egocéntrico. Y no había un momento mejor? Lidiaría con tu agravio historico con placer en otro momento.
"Pero claro, son tácticas de guerra, atacar cuando el enemigo esta debil, blablabla....esas cosas!!"
Se había ido echando para adelante en actitud intimidatoria. Intimidar intimidaba un poco la verdad, pero yo segui de brazos cruzados procurando no ceder mi espacio, pero cuanto mas se acercaba él mayor era mi expresion de morros enfurruñado.
- Yo he venido aqui a hablar de mi libro. Digo, de Sam. No conoce usted a Sam?
"lloro"
De pronto llegó Sean con su fenix. Dejé de prestar atencion a W y lo miré acordándome del incidente en su casa. El mecapájaro! Farfullé un "merda" por lo bajo y me guardé el pajarito sin pilas.
- Os lo envié con un mensaje de aviso pero se quedó sin energía a la mitad debe ser... - lo vi sentarse asi como raro y me atraganté con mi propia saliva al hablar. Acabé tosiendo por mis babas, tapandome la boca con el codo y mirando a otra parte, agobiado. No me di cuenta de que sus ojos habian vuelto a su estado normal, de la vergüenza que sentía no lo miré directamente a la cara.
Escuché el mensaje mental de Sean, en abierto a todos los descendientes. Newton llegó, tan digno y peinado él, un westie recien salido de la peluqueria canina...Asi que Mei nos tenía a todos conectados mentalmente? La miré con la cara del gif del mono ese que mira de reojo. Esperaba que se limitase solo a eso, a hacer de puente mental. O veria cosas perturbadoras.
"Sean, pone literalmente, "si se vierte sangre de descendientes? O...si se vierte sangre de descendientes por parte de los invitados? Porque si no, me rajo las venas aquí ya mismo. Se ha vertido sangre, voila!"
Miré con vicio el cuchillo de untar la mantequilla.
"Deja hablar a los mayores, Giordano"
Me estaba entrando angustia con la musica que empezó a tocar la banda, el vino tenía un aspecto asqueroso,y la gente no me hacía caso respecto a Sam. Agravios historicos, Pendragon, Eire, LeFay.... Miré con nostalgia a la banda. Cambiaron a algo mas movido y para mi sorpresa la mujer rubia se levantó y sacó a bailar a Reiv.
Alcé una ceja de reojo. Miré a Sean, luego a Sayid, y por último a Newton. Me encogí de hombros despues. Me levanté de mi lugar y me fui con la banda. Le robé el cello a uno de los violonchelistas, poniendole la mano en la cara, apartándolo y diciendole que fuese un rato a sentarse en la mesa del banquete y a hacer de Giordano Da Vinci por mi.
- Te van a hacer el mismo caso, amigo mio. - luego le dije al tio de la batuta que se estuviese quietecito que me ponia de los nervios y me puse a tocar a mi bola, aunque el resto de músicos poco a poco supieron seguirme el rollo. Era el mejor modo de descargar tension, mucho mejor que con el cuchillo de la mantequilla. Y la música....
- Bravo, veo que sabes entender mi idioma. - le respondí con los párpados levemente caídos. Menudo tiparraco! Agravio histórico? - Que egocéntrico. Y no había un momento mejor? Lidiaría con tu agravio historico con placer en otro momento.
"Pero claro, son tácticas de guerra, atacar cuando el enemigo esta debil, blablabla....esas cosas!!"
Se había ido echando para adelante en actitud intimidatoria. Intimidar intimidaba un poco la verdad, pero yo segui de brazos cruzados procurando no ceder mi espacio, pero cuanto mas se acercaba él mayor era mi expresion de morros enfurruñado.
- Yo he venido aqui a hablar de mi libro. Digo, de Sam. No conoce usted a Sam?
"lloro"
De pronto llegó Sean con su fenix. Dejé de prestar atencion a W y lo miré acordándome del incidente en su casa. El mecapájaro! Farfullé un "merda" por lo bajo y me guardé el pajarito sin pilas.
- Os lo envié con un mensaje de aviso pero se quedó sin energía a la mitad debe ser... - lo vi sentarse asi como raro y me atraganté con mi propia saliva al hablar. Acabé tosiendo por mis babas, tapandome la boca con el codo y mirando a otra parte, agobiado. No me di cuenta de que sus ojos habian vuelto a su estado normal, de la vergüenza que sentía no lo miré directamente a la cara.
Escuché el mensaje mental de Sean, en abierto a todos los descendientes. Newton llegó, tan digno y peinado él, un westie recien salido de la peluqueria canina...Asi que Mei nos tenía a todos conectados mentalmente? La miré con la cara del gif del mono ese que mira de reojo. Esperaba que se limitase solo a eso, a hacer de puente mental. O veria cosas perturbadoras.
"Sean, pone literalmente, "si se vierte sangre de descendientes? O...si se vierte sangre de descendientes por parte de los invitados? Porque si no, me rajo las venas aquí ya mismo. Se ha vertido sangre, voila!"
Miré con vicio el cuchillo de untar la mantequilla.
"Deja hablar a los mayores, Giordano"
Me estaba entrando angustia con la musica que empezó a tocar la banda, el vino tenía un aspecto asqueroso,y la gente no me hacía caso respecto a Sam. Agravios historicos, Pendragon, Eire, LeFay.... Miré con nostalgia a la banda. Cambiaron a algo mas movido y para mi sorpresa la mujer rubia se levantó y sacó a bailar a Reiv.
Alcé una ceja de reojo. Miré a Sean, luego a Sayid, y por último a Newton. Me encogí de hombros despues. Me levanté de mi lugar y me fui con la banda. Le robé el cello a uno de los violonchelistas, poniendole la mano en la cara, apartándolo y diciendole que fuese un rato a sentarse en la mesa del banquete y a hacer de Giordano Da Vinci por mi.
- Te van a hacer el mismo caso, amigo mio. - luego le dije al tio de la batuta que se estuviese quietecito que me ponia de los nervios y me puse a tocar a mi bola, aunque el resto de músicos poco a poco supieron seguirme el rollo. Era el mejor modo de descargar tension, mucho mejor que con el cuchillo de la mantequilla. Y la música....
Cuando llegué al lado de Giordano le devolví el pájaro y dijo aquello de quedarse sin pilas, aunque lo cierto es que Rubi lo había destrozado un poco (bastante) y por eso lo reparé, pero vi mi oportunidad -¿Qué el pájaro de Giordano se ha quedado sin pilas? ¿algo del gran Giordano? ¿Rubi, estás seguro de que me has traído con la persona adecuada?- el fenix grazno como indignado por cuestionarlo, me acerqué a Giordano llevando mis manos a su cara para sobarla como si le restregara una tarta encima -A ver a ver... - le pellizqué la nariz y le estiré de los mofletes intentando aguantar la risa haciéndome el tonto, claro que era él pero no se había dado cuenta de que mi vista había vuelto, al final pasé la mano por su barbilla que pinchaba -si, es Giordano-
Me "senté" pero en seguida el italiano empezó a atragantarse ante lo cual me levanté para darle palmaditas en la espalda preocupado -Gio estás bien? toma, bebe un poco de agua- dije pasándole un vaso justo antes de percatarme de una mirada que venía del otro lado de la mesa, una mirada que no me daba muy buena espina. Volví a mi sitio y fue cuando les transmití a todos lo que sabía sobre el protocolo, estaba de acuerdo con Adael en que no quería una guerra pero no sabíamos si ellos pensaban igual y aquel banquete no era una treta, "en el libro decía que deben ser ellos quienes lo hagan.." dije para aclarar no solo al italiano sino al resto. Miré de nuevo hacia ellos y los ojos del moreno seguían clavados en mi, quería esconderme tras Giordano pero el maldito se levantó para tocar el violín con los músicos, por suerte el pájaro de Setelah llamó mi atención, tal vez eso significaba que estaba cerca así que ahora estaría atento a él, ojalá hubiera un teleguardianes o algo así...
El hombre que no paraba de mirarme a lanzó una pregunta que si bien podría haber sido para toda la mesa la sentí personal, le devolví la mirada sonriendo de forma amable pero en realidad no me gustaba nada aquel hombre -Los tiempos cambian y las tradiciones con ellos pero es cierto que hay algunas cosas que no, los delitos graves son algo que nos tomamos muy en serio pero como ya he dicho los tiempos cambian y por eso estáis aquí dispuestos a parlamentar-
Me "senté" pero en seguida el italiano empezó a atragantarse ante lo cual me levanté para darle palmaditas en la espalda preocupado -Gio estás bien? toma, bebe un poco de agua- dije pasándole un vaso justo antes de percatarme de una mirada que venía del otro lado de la mesa, una mirada que no me daba muy buena espina. Volví a mi sitio y fue cuando les transmití a todos lo que sabía sobre el protocolo, estaba de acuerdo con Adael en que no quería una guerra pero no sabíamos si ellos pensaban igual y aquel banquete no era una treta, "en el libro decía que deben ser ellos quienes lo hagan.." dije para aclarar no solo al italiano sino al resto. Miré de nuevo hacia ellos y los ojos del moreno seguían clavados en mi, quería esconderme tras Giordano pero el maldito se levantó para tocar el violín con los músicos, por suerte el pájaro de Setelah llamó mi atención, tal vez eso significaba que estaba cerca así que ahora estaría atento a él, ojalá hubiera un teleguardianes o algo así...
El hombre que no paraba de mirarme a lanzó una pregunta que si bien podría haber sido para toda la mesa la sentí personal, le devolví la mirada sonriendo de forma amable pero en realidad no me gustaba nada aquel hombre -Los tiempos cambian y las tradiciones con ellos pero es cierto que hay algunas cosas que no, los delitos graves son algo que nos tomamos muy en serio pero como ya he dicho los tiempos cambian y por eso estáis aquí dispuestos a parlamentar-
Se estuvo muy atenta a las indicaciones, tan atenta que prefirió quedarse callada un rato mientras terminaba de captar lo que el resto de sus compañeros No pudo evitar captar el saludito de Shyvana, que le devolvió con una mirada incómoda y una sonrisa apretada. Las cortesías hostiles no tardaron en llegar desde todas las partes. Por más que las chicas parecían fáciles de contener, era el hermano el principal en todo aquello. De eso estaba segura. Maldito patriarcado. Y con lo de hermanas consagradas ni qué decir de su sentimiento de confusión.- ¿Hermanas? Oh, suena a que lo de la pira era una boda. Me encantaría conocer al novio, me vestiré mejor la próxima vez.- La ironía fluyó sola de su boca con una encantadora sonrisa en los labios. Se sorprendió ella misma de que el tono de burla no se le notara. Regularmente era más refinada con sus respuestas, pero aquello no lo había podido disimular. Lo bueno es que la chica se fue al baile y el que se va a la villa perdió su silla.
Una esencia llegó hasta ella cuando uno de los meseros pasó con una taza para Bellatrix. Poco más y habría perdido toda la compostura pero es que se sentía escandalizada por lo que veía. No podía impedir que Gio se fuera a hacer el regañado a la orquesta, pero quizás si podía detener a Bellatrix de que acabara con los tratos antes de que siquiera empezaran. Se acercó a ella por detrás de la silla, abrazándola con cuidado para acercarse a su oído.- Cariño, ¿por qué no acompañas a Giordano en la orquesta? Estoy segura de que tu celestial canto pondrá fin pronto a esta tensa situación.- Murmuró, tomando con cuidado la taza y llevándosela a los labios para un pequeño sorbo, confirmando sus creencias al instante. Se la dejó en la bandeja a un mesero que pasaba, con cara de "ya no le den nada a esta", y era una orden.
Se giró para mirar a los Descendientes que quedaban de pie, haciéndoles un ademán para que le dijeran cual era el plan, viendo detrás de ellos a Shyvana con el chico que le había destrozado sus jardínes. Bueno, uno de ellos.- Veo que ya abrieron el baile.- Una tradición rota, o dos si contaba que la chica había sacado a bailar al joven. Pero al menos le dio una idea, porque estaba viendo demasiada hostilidad por parte de todo mundo.- Pues seguiremos su costumbre, pero habrán de seguir con la nuestra. Por favor, acompáñennos. No hay manera de iniciar con las festividades sin iniciar el baile.- Sonrió levemente a los Pendragón en la mesa con una mirada decidida. No podrían desdeñar así como así tradiciones que ellos mismos habían traido a colación, ¿o sí? Se acercó a Sayid, tomando su mano para bailar la melodía de Gio. Era él o Jack, pero seguro que este último no tenía intenciones. Y maldito Gio, ya estaba emberrinchado. Sería un loco, pero tocaba como ninguno. Terminó por tomar posición de baile, con la mano frente a su rostro, como en aquellos bailes de salón donde los danzantes no se tocaban, pero donde la conexión era mucho más íntima. Era la única manera de bailar música clásica que conocía. Fue cuando estuvieron más alejados del resto, cerca de la orquesta que se atrevió a preguntar.- ¿Qué carajos está pasando aquí? ¿A qué hora nos vamos a matar entre todos? Ya sé que han hecho una tontería, pero nuestro comportamiento es inaceptable. ¿Voy a tener que drogarlos a todos para que sean civiles? Bellatrix ya está drogada, por cierto. Con lo que bebió pudo llenar tres cachimbas.
Una esencia llegó hasta ella cuando uno de los meseros pasó con una taza para Bellatrix. Poco más y habría perdido toda la compostura pero es que se sentía escandalizada por lo que veía. No podía impedir que Gio se fuera a hacer el regañado a la orquesta, pero quizás si podía detener a Bellatrix de que acabara con los tratos antes de que siquiera empezaran. Se acercó a ella por detrás de la silla, abrazándola con cuidado para acercarse a su oído.- Cariño, ¿por qué no acompañas a Giordano en la orquesta? Estoy segura de que tu celestial canto pondrá fin pronto a esta tensa situación.- Murmuró, tomando con cuidado la taza y llevándosela a los labios para un pequeño sorbo, confirmando sus creencias al instante. Se la dejó en la bandeja a un mesero que pasaba, con cara de "ya no le den nada a esta", y era una orden.
Se giró para mirar a los Descendientes que quedaban de pie, haciéndoles un ademán para que le dijeran cual era el plan, viendo detrás de ellos a Shyvana con el chico que le había destrozado sus jardínes. Bueno, uno de ellos.- Veo que ya abrieron el baile.- Una tradición rota, o dos si contaba que la chica había sacado a bailar al joven. Pero al menos le dio una idea, porque estaba viendo demasiada hostilidad por parte de todo mundo.- Pues seguiremos su costumbre, pero habrán de seguir con la nuestra. Por favor, acompáñennos. No hay manera de iniciar con las festividades sin iniciar el baile.- Sonrió levemente a los Pendragón en la mesa con una mirada decidida. No podrían desdeñar así como así tradiciones que ellos mismos habían traido a colación, ¿o sí? Se acercó a Sayid, tomando su mano para bailar la melodía de Gio. Era él o Jack, pero seguro que este último no tenía intenciones. Y maldito Gio, ya estaba emberrinchado. Sería un loco, pero tocaba como ninguno. Terminó por tomar posición de baile, con la mano frente a su rostro, como en aquellos bailes de salón donde los danzantes no se tocaban, pero donde la conexión era mucho más íntima. Era la única manera de bailar música clásica que conocía. Fue cuando estuvieron más alejados del resto, cerca de la orquesta que se atrevió a preguntar.- ¿Qué carajos está pasando aquí? ¿A qué hora nos vamos a matar entre todos? Ya sé que han hecho una tontería, pero nuestro comportamiento es inaceptable. ¿Voy a tener que drogarlos a todos para que sean civiles? Bellatrix ya está drogada, por cierto. Con lo que bebió pudo llenar tres cachimbas.
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