Plaza central

Después del abrazo grupal en los calabozos cada uno habíamos ido por nuestro lado, haciendo algunas cosas que teníamos pendientes. Mérida se fue a buscar a Lykaios y a Gen para preparar la reunión, y yo me quedé con Dyospiros y Leila mientras le explicábamos cosas sobre la Brigada. Me daba la impresión de que encajaría bien en nuestro grupo, y que le hacía falta gente con la que poder contar, pues se le veía bastante solo. No llegamos a hacer la reunión porque nos enteramos de que había movida en la plaza, así que fuimos por allí a cotillear qué pasaba. Por el camino le iba explicando a Leila lo de mi disfraz, que se ve que le había hecho gracia. - Qué va, mi disfraz era una mierda. Me puse naranjas como tetas y poco más recuerdo. Iba muyy borracho. - cuando por fin llegamos a la plaza nos encontramos con una escena un tanto rara. Un montón de dragones y una carpa festiva, algo que no tenía mucho sentido porque deberíamos estar preparando misiones contra la maldita IA de la Ciudadela.

- Ese es Smaug. Estaba en el castillo Le Fay cuando la pérdida de magia, ¿recuerdas? - comenté a Leila, señalando al dragón con la cabeza. Nos acercamos un poco más, hasta quedar cerca de Juliet y Reiv, que tampoco sabía qué pintaban allí. En realidad no sabía de qué iba nada. -Uff...a mi me hacéis luego un resumen, que no me entero. ¿Es esto una boda a lo mejor? ¿algo de Descendientes? ¿o es vuestra boda? - pregunté a Reiv al recordar que se vino muy arriba con ella un día en una fiesta de la Brigada.  Miré a la rubia elegante que se acercó a por el Black, soltando un  'uuhh' cotilla mirando a Juliet. Lo importante es que había cosas gratis, así que me separé de las chicas para que hablasen de lo que quisieran. Me dirigí hacia las mesas mientras agitaba la cabeza al ritmo de Thunderstruck, agarrando con una mano una copa de vino cualquiera y una pata de algo cárnico con la otra mano. Me puse a escanear posibles ligues para amenizar la fiesta, aunque lo veía complicado.

¡Nunca me saqué el carnet! - Bromeó soltando una risita mientras le sostenía la mano con las suyas. En realidad nunca se había sacado ningún documento de identidad... Iba con una sonrisa que casi era impropia de su cara. Por lo general, llevaba un semblante más serio y no iba por la vida como si quisiera caminar dando saltitos.- No lo sé.- Murmuró ante las preguntas constantes de Reiv.- No lo sé, es solo que siento una... sensación muy rara con ellos.- En efecto, tenía sensaciones que no terminaba de entender y aquella era una de ellas. Le miró con curiosidad por un instante, casi como si esperara que su mirada le pusiera en calma todas las emociones que llevaba adentro. No fue así, pero al menos dejó de sentir aquellas ganas de saltar como loca, porque no tenía caso estar tan alborotada. Pensó también en Snagov y en aquella clase de dragones que Reiv había dado cuando la isla volvió a su cauce.

Se ve algo ocupada...- Mencionó mientras su mirada recorría la mesa y el lugar. La verdad todos se veían tensos, excepto uno. Cuando el rubio saludó en la lengua de los dragones. Había algo en ellos que la ponía muy tímida, al punto de no poder contestar a tanta amabilidad. Sus mejillas se sonrojaron cuando asintió con una sonrisa hacia él y una más hacia su hermana; otra reacción involuntaria de su cuerpo que no pudo evitar. Pero, al instante, detuvo a Reiv cuando se acercó a la mesa. De alguna manera ella sabía que ese no era el lugar que debía ocupar. Su mirada se fue a los dragones. ¿Eso era? ¿Ellos estaban rigiendo su comportamiento de alguna manera? Le ayudaban a desenvolverse en las situaciones inciertas. Lo tomó como un apoyo, más que como una manipulación de su parte. En la mesa estaban todos tensos. Ni siquiera quiso acercarse. Más bien, guió a Reiv a alejarse unos pasos en dirección a la orquesta.

No tardaron nada en acercarse los problemas. Primero Leila. Ella no era un problema. Le sonrió ampliamente, pero no sin timidez por su abrazo.- Estoy bien. Me alegro de verte.- Susurró con alegría ahora que veía que no le guardaban rencor por lo del torneo. No fue hasta que Leila saludo a alguien más que se dio cuenta de la presencia de otra persona. Una chica rubia con Shyvana por nombre llegó hacia Reiv. Se dirigió solo a él mientras le tomaba la mano y hacía aquella graciosa reverencia ante él antes de invitarle a bailar. Leila se fue y ella no pudo hacer nada cuando ella tiró de Reiv para llevárselo a la pista de baile. Se quedó allí, pasmada, con seria sorpresa en el rostro mientras veía la escena. Por dentro sentía como si estuviera viendo a Adele tocando a Reiv, pero en aquella ocasión había ido tras ella a amenazarla. En esta ocasión, tenía las mandíbulas apretadas y el cuerpo tenso, pero no nacía ninguna acción. Solo le miraba con dolor, casi como preguntándole a él por qué la había abandonado. Con las manos cruzadas bajo el pecho se dedicó a ver la escena, tratando de descifrar las sensaciones que tenía por dentro además de aquel fuego que le ardía.

Me quedé con ganas de respuestas de Juliet sobre por qué sentía tanta emoción al estar aquí, pero ella no parecía ser capaz de encontrar un motivo lógico. Tal vez fuesen cosas de dragones que no podía entender. En cualquier caso me alegraba de verla feliz después de los malos días que había pasado en el hospital, así que no quise quitarle la ilusión ni las expectativas por el evento.  - ¿No quieres que nos acerquemos más? - pregunté al notar que tiró de mi mano mientras nos acercábamos a la mesa, lo que interpreté como timidez.  - Ese nos ha dicho que podemos acercarnos, probemos... - señalé al hombre rubio con la cabeza, aunque no avanzamos más al toparnos con Leila y algunos de sus compañeros. Me preguntaba si habría hablado ya con Kyllian, y si él le habría preguntado por qué no fue a verle al hospital. Ya le preguntaría al feral. Al menos me gustó eso de acordarse de preguntar a Juliet cómo se encontraba.

- Hola Leila...ni idea. No sabemos de qué va todo esto. - mentí a medias, al menos sabía que los de las sillas eran los Pendragon.  - Se dice que son los intrusos por los que había toque de queda, pero ahora están aquí de celebración. Yo qué sé, son raros. -   me reafirmé en eso cuando una rubia desconocida del grupo de los Pendragon se nos acercó para presentarse, a lo que respondí con mi nombre pero sin reverencia. Qué anticuados...

- ¿Qué? ¿bailar ahora? ¿para qué? - soné como si no me esperase para nada esa propuesta, casi sin darme tiempo a reaccionar. Ella tiró de mi mano ante mi desconcierto, llevándome a la zona de baile mientras echaba una mirada a Juliet como diciendo que esperase un momento, que enseguida volvía. Supuse que no le haría gracia ninguna, pero tal vez pudiese sacar algo de información en los dos o tres minutos que durase el baile, a lo sumo. La música era lenta al principio, así que eché mano de lo básico que recordaba sobre bailes de ese tipo, lo que había aprendido en casa de mis estirados abuelos. Tomé la pose del caballero, comenzando a guiar el baile esperando que ella me siguiera. - ¿Qué pretendéis los Pendragon con esto? vi lo que hizo la jinete del dragón blanco con los soldados. No me cuadra mucho una celebración ahora. - pregunté mientras girábamos por la pista, mirando de reojo a Gwen.  - Dijo que queríais recuperar vuestro sitio. Me falta información...¿qué pasó para que digáis eso?- el cambio de música por parte de Da Vinci me pareció interesante, aunque dudaba que la niña pija supiese lo que estaba tocando el Descendiente y que supiese bailarlo como si estuviese en un concierto.

Reí con ganas a eso de las naranjas y asentí cuando mencionó lo del castillo y cuando Juliet mencionó que se encontraba bien acompañandolo por una suave sonrisa.

-¿Una boda? Amo las bodas ¡Ron por todas partes!- Dije emocionada con la idea del alcohol. Ellos tampoco sabían cuál era el motivo de reunión pero los pavos reales allí presentes eran los responsables de que estuviera confinada durante una semana por el toque de queda.

Le pedí a Ben que me pasara algo de eso que estaba comiendo mientras la música cambiaba y me rellenaba el cáliz con alcohol. A lo lejos, capté el olor de alguien que ya conocía y al girarme ví al de kimono subido a un tejado, me encogí de hombros quitandole importancia y volví junto a la dragón para encontrarme con que Reiv se había ido. Alterne la mirada entre la pelirroja y el mago que se encontraba bailando con la rubia.

-¿Una pata de pollo?- Le ofrecí a Juliet en una especie de intento de consuelo ya que la tensión en su cuerpo era notoria y un dragón enfadado arruinaría la oportunidad de alcohol gratis.

-Si, al final de la velada, no acaban todos enamorados de ti es porque no entiendo nada de belleza.- Sentencie muy convencida ya que la mujer era ciertamente bella, poseía una altura que envidiaba un poco, me pasaba por dos cabezas y media. Le dí un trago a la bebida la cual calentó mis entrañas algo que disfruté en un día como aquel en el que la brisa otoñal dejaba piel de gallina a su paso, a pesar de ser pleno mediodía.

Las respuestas del Pendragon no me dejaron satisfecho en absoluto, venía reclamando por algo que no tenía que ver con el Consejo actual, algo de lo que no teníamos la culpa ninguno de los presentes. Incluso insinuó que había miembros que deberían haber sido expulsados. Me fijé en que miraba a Sean, así que supuse que lo decía por él. Hice un sonido de indignación, negándome a relajarme y disfrutar de la fiesta tal y como pretendían esos sinvergüenzas. Por mi cabeza no dejaban de cruzar mensajes mentales de unos y otros, gracias a Mei que nos conectaba a todos. La pobre ya debía estar cansada de tanto retransmitir.

"Muy bien Adael, si quieres parlamento, parlamenta. Habla con ellos a ver qué te dicen, pero me parece que no vienen dispuestos a ceder"

Hice un gesto para que comenzase a hablar, pero permanecí tenso porque la situación no me gustaba nada. Para mí no era una fiesta, no después de haber atacado soldados, casas y de haber invadido nuestro territorio sin permiso. - Una disculpa por vuestra parte no vendría mal para que tuviésemos más predisposición para hablar. Vosotros nos acusáis por lo que sucedió hace cientos de años. Nosotros podríamos acusaros por lo que acaba de suceder ahora. - aparté la copa de vino que me sirvió uno de los encargados de la comida del banquete, echando un vistazo de reojo a Bellatrix. Parecía un poco ida, estaba rara.

"y que digan ya lo que quieren con el parlamento, leñes, que nos tienen aquí esperando"

- ¿Qué queréis? ¿un puesto en el Consejo? ¿es eso? porque no nos quedan puestos vacantes. Estamos completos.

Durante aquel tiempo había estado investigando sobre el control de los dragones, pero tampoco había encontrado nada definitivo, solo algunas posibilidades con las que podíamos probar con bastante riesgo. Me llegó el zorrito de Sayid y me dispuse a ir a aquel lugar, pero por el camino me encontré con Altair, furioso por todo aquello que le pasaba. Estuvo un rato contándome sus cosas y se puso a darle puñetazos en la pared. Intenté que parase, pero fue imposible hacerlo sin magia, por lo que usé un potente hechizo con mi magia de meditación para relajarlo hasta un punto que estaba completamente en paz. También le hice una tila y le dije que en terminarla que fuese a la reunión, dado que era importante.

Aparecí en aquel lugar con un vestido chino tradicional, donde vi a Sean y, para mi sorpresa, él también podía verme. Mi rostro se llenó de felicidad al comprobarlo casi al punto de querer llorar, pero me lo aguanté y cogí su brazo para “guiarlo” hasta la mesa. -Sean creo que he descubielto una folma para lecupelal a los dlagones peldidos…- Miré hacia los lados, con el miedo de que nos escuchasen. Cogí su mano y envié con mucho cuidado de que solo lo escuchase él un pensamiento “Luna Lana”. -Es algo que ya hemos plobado antes y cleo que podlía funcionar- Le hice caso y establecí un vínculo mental entre los 20 descendientes, todo lo que pensábamos lo podrían escuchar el resto. También conseguí contactar con Setelah por separado, como me había pedido.

Sin darme cuenta, llegamos a la mesa con el resto de gente. Empecé a temblar un poco y se me veía en la cara que estaba cagada de miedo, pero el tener a uno de mis mejores amigos de la infancia cogido de mi brazo me dió fuerzas para seguir. Intenté concentrarme en mantener el vínculo entre todos e intentar olvidar que estábamos ante aquel inmenso peligro, pero no podía evitar que de vez en cuando me pasara por mi columna un escalofrío. Me tranquilizó saber que si ellos nos hacían daño también saldrían perdiendo y que llegó Altair con cara serena y se sentó para empezar a comer tranquilamente unas costillas asadas que había cogido de por ahí.

-Yo soy Mei Xian- Me limité a decir como presentación tras la de Sean, dado que no me daba para más mi valentía. Dejé que mis compañeros divagasen en sus mentes e intenté disfrutar de la hermosa melodía de fondo, pero era difícil dada la situación. Le eché un poco la bronca a Gio por la broma de cortarse las venas en directo, me estaba poniendo aún más nerviosa de lo que estaba, pero este se fue a tocar con la banda, haciendo lo que yo llamaba su segunda magia. Asentí a lo último que dijo Jack. -La venganza no os llevalá a ningún sitio, no nos hagáis daño pol favol, incluso se puede leconsidelal aumental el consejo - Imploré a los que aún quedaban en la mesa.

Después del rápido encuentro con Aldaron que lo había dejado un poco más tranquilo fue hasta su residencia a ducharse. Sabía que Amaya no lo dejaría volver tan rápido a las filas pero tenía que mantenerse ocupado con algo. Su hermano tuvo la deferencia de informarlo sobre la necesidad de guardias vestidos de civiles en la supuesta fiesta de los Pendragon, aquello le venía genial porque no quería estar ni un minuto más encerrado con sus padres y sus tres sobrinos. Se vistió de forma elegante pero casual, sin cobartin lo que resultó un insulto para su madre pero tras el beso en la frente de Vishous se quedó más tranquila.

Se apareció en la parte más alejada de la plaza encontrándose de camino con un par de  colegas de la Guardia y se entretuvo hablando con ellos para que le informaran un poco las órdenes porque carecía del casco comunicador. Mientras lo hacían, Vishous se lió un cigarrillo y lo encendió con su mano en un movimiento casi elegante. Pegó una larga calada, expulsó el aire y atendió a las últimas indicaciones de los guardias -De acuerdo, estaré allí pero incomunicado- Le explicó a sus colegas, aunque mostró que llevaba una daga en la espalda, bien atada y cubierta por la chaqueta del traje. De camino hacia el centro de la plaza se desabotonó dos botones  para dar un aspecto menos protocolario…Era un banquete de mediodía joder, no de noche.

Al llegar reconoció al Consejo y también a la mujer que había matado a sus compañeros, dirigió una mirada a Amaya y con un gesto muy sutil le enseñó a la mujer; aunque suponía que su primita había dado con ella tras la descripción que le dio V. Se había acabado el tabaco y estaba deseando liarse otro cuando vio a la Descendiente de Discórides pasar por su lado, ubicó a Giordano en el chelo desahogándose con algo… Suponía que la tensión de la reunión y se fijó en una rubia tetona que bailaba en la pista con el mago de los jardines.

Definitivamente, no era una que conociera sino ya por lo menos le habría robado un beso. No obstante, tras la última conversación con su madre, intentó controlar sus impulsos y ser un poco más protocolario. Miró la mesa con curiosidad evaluando a las mujeres que seguían estando disponibles. No podía sacar a Sarah porque estaba bastante herida pero Rosse, bueno, era una opción. Se dirigió hacia ella y le extendió una mano para invitarla a bailar. Aunque sorprendida aceptó y él sonrió de lado complacido y la guió hasta la pista de baile. En un gesto casi caballeresco hizo una leve reverencia y lentamente la atrajo hacia sí mismo, rodeando su cintura con firmeza -Descendiente McGonagall, soy Vishous Royden, teniente de la Guardia de Ouroboros, gracias por aceptar mi invitación-  Aún así, era muy consciente de que Rosse era un poco … joven. Le llevaba más de 10 años, lo notó al tenerla tan cerca y sentir su cuerpo tan suave y jovial entre sus brazos. Se mantuvo bailando con ella mientras hablaba, como siempre, del puto tatuaje en su cara.

Después de dejar la habitación y con una cosa menos que hacer gracias a Mérida, bajé hasta el hall para llevar a cabo el dichoso reclutamiento que la verdad, no me esforcé demasiado en hacer porque el tío de pelo blanco ya lo había hecho y qué pereza, al final un par de empanados se unieron a mi y con eso me bastaba pero cuando estábamos a punto de salir un guardia nos detuvo, le expliqué la situación y al parecer lo entendió pero las ordenes habían cambiado, ahora debíamos ir a la plaza para no sé qué de un banquete... esta gente era retrasada profunda.

Me aparecí en la dichosa plaza donde una gran carpa me hizo silbar mientras la moraba, era grande y ya había mucha gente dentro -Pues nada, a disfrutar de la fiesta, tened cuidadito y... cuidado con las lagartijas- les dije a los que iban conmigo señalando a los dagones que estaban fuera del recinto... por ser muy grandes.

Me acerqué percibiendo varios aromas, entre ellos el de Reiv que no paraba de moverse con otro que me resultaba familiar, cuando por fin lo localicé me acerqué corriendo para hacer cabriolas a su lado al ritmo de la música y poder oler mejor a su acompañante "dragón y cosa vieja" fue lo que pensé antes de darle una palmada en el trasero a Reiv, sacarle el dedo y retirarme hasta donde se encontraban Juliet y Leila.

-Cuñadita! dichoso los ojos~ si es que una semana dándote pos saco no era suficiente- parecía... enfurruñada pero al menos estaban comiendo, miré a Leila y entonces recordé que estaba un poco mosqueado porque no se quedó en la habitación pero el sentimiento de culpa por tirarme a una de sus compañeras de la brigada se encargó de mitigarlo , esperaba que no fueran muy amigas, o que no se conocieran -Leila te estaba buscando, tu y la niña deberíais volver a... y la niña?-

Poco a poco, más personas llegaron y el baile dió inicio. Miró con una mueca de extrañeza a Giordano cuando se puso a tocar esa música y saludó a Benjamín y a Kyllian alzando la mano hacia ellos.

"Estaré encantado de dialogar con ellos el día que el Concejo me permita tomar la palabra." Contestó a Newton. Ya había hablado con él sobre eso hace una semana, para ser exactos, el hombre mayor no pareció comprender la situación del joven en su momento, tal vez ahora lo entendería. Pidió la palabra como el protocolo indicaba pero Sean y el mismo Jack se le adelantaron.

-Tengo el balance de los chacras en Pekín.- Le comento algo ofuscado en tono confidencial a Mei mientras agarraba ensalada para él y le ofrecía a ella si quería que le sirva también. Adael aplaudió cuando Giordano finalmente acabó su concierto hecho un charco de sudor, entonces la música cambió. Una melodía que iniciaba con calma pero, a medida que avanzaba, iba tomando más velocidad. Más gente se fue congregando en la pista de baile para danzar juntos y batir palmas al alegre ritmo de la música. Adael también hizo palmas mientras veía a las personas disfrutar.

Mantuve la mirada del italiano entrecerrando mis ojos mientras llevaba aquella manzana a sus labios, mas cuando la llevó a la mesa simplemente sonreí con cierta satisfacción.
Las palabras de todos tenían un tono tenso y quedé en silencio mirando a unos y a otros durante largo tiempo. Cuando no se dirigían a nosotros simplemente se miraban entre ellos, gesticulando levemente con su rostro. Aquello me hizo sospechar de una comunicación mental pero desvié la mirada a la orquesta posando ambas manos en mis piernas cruzadas, una sobre la otra, tratando de no pronunciarme respecto a aquello.
-El parlamento se hará tras el amanecer, tal como dicta el código.
Murmuré al mayor de los descendientes ciertamente despistada arrugando mis cejas conforme el tal Da Vinci se posicionaba para comenzar a tocar. Pero algo me hizo mirar a mi izquierda, sobre mi hombro. Alud agitaba con disimulo su cola de dragón. Miré de nuevo a los presentes y a pesar de mi rectitud y formalidad sonreí con amabilidad.
-Ahora es tiempo de disfrutar.
Posé la mano en el reposabrazos y alcé levemente mis dedos. Eso hizo que Alud tomase su forma humana y tras un brinco de excitación saliese disparada hacia la gente. Miré con curiosidad observando a mi hermana que parecía haberse presentado al mago de sangre y después a mi fil dragón que caminaba hasta Juliet.

-Hola!Soy Alud- Agarró las manos de la pelirroja riendo y mirando hacia el baile con cierto entusiasmo-Vamos a bailar!-Y sin más tiró de ella para unirse a los que ya danzaban.

A veces era necesario que tomase un respiro y aunque le costaba tratar en forma humana  sabía que le entusiasmaba bailar, a pesar de ser algo patosa sobre dos piernas tan frágiles.
Volví a prestar atención a la mesa incorporándome para servir varias copas de vino de sangre con lentitud. En el proceso me fijé en la mujer del pelo blanquecino y aspecto moribundo. Fruncí el ceño al reconocer aquellas sustancias. No era nada correcto usar aquello en una ocasión como ésta, tal vez en algunos inciensos durante los rituales, pero en ese lugar... repasé las facciones de la mujer reconociendola como descendiente y simplemente mis ojos se entornaron. Dejé diversas copas de vino frente a varios de ellos y cuando el descendiente de Saladino exigió el cumplimiento por ambas partes asentí.
-No podemos derramar vuestra sangre...ni vosotros hacernos mal alguno... disfrutad del festín.
Sugerí sinceramente antes de que un loro apareciese para picar al descendiende de Merlín y robase todas aquellas sustancias, quedé unos segundos en silencio para después reír abiertamente bebiendo de mi propia copa.
Caminé tras las sillas dejando una copa cerca de mi hermano que mantenía una interesante conversación con el tal  Sean al que me acerqué por la espalda de su silla. Mantenía mi copa con ambas manos y tras quedar a su lado alcé ambas cejas.
-¿Delitos decís?...tal vez también se borraron de aquellos libros...o puede que no queráis saber aquellos que os conciernen.
Volví a tomar un sorbo mirando alrededor y miré de nuevo al descendiente.
-¿Y el dragón de vuestra familia?
Sonreí de medio lado , obviamente aquello había salido de mis labios con cierta ironía, después alejé mis pasos de aquella mesa.
La gente comenzaba a llegar, algunos bailaban y comían, aparentemente felices. Sin embargo otros tenían cara de tensión. Seguí observando a aquella gente mientras bebía con tranquilidad hasta llegar a la zona de la orquesta. Arrugué el ceño, en aquel punto el sonido era muy fuerte.
-Descendiente...de...perdona...o...me gustaría preguntar...
No, seguramente no me oiría. Carraspeé mirando a la gente bailar para volver a intentarlo poco después.
-¿Quien es SAM?!!!
Comenté alzando la voz justo cuando su canción cesó. Volví a carraspear algo contrariada desviando la vista por un segundo hacia mis hermanos, especialmente a W, por si se había percatado de aquello. Pasé un mechón tras mi oreja y volví a mirar al descendiente.
-¿Quien es SAM?Habéis dicho que queréis hablar de él.
La gente comenzó a dar palmas y a girar y demás.

Setelah Barrett escribió:Aparecí por la zona externa de la plaza central de la isla tras recibir un mensaje mental inesperado por parte de Mei. Ya me conocía a la mentalista... había sufrido de sus intrusiones mentales en mas de una ocasion.........

Volé hasta la plaza central dando un rodeo, dado que el centro estaba cubierto con una gran carpa a modo de decoración, impidiendo cualquier aterrizaje para un dragón de mi tamaño. Buscaba desde el cielo algún lugar para aparcar, pero me llamó la atención una figura por encima de los edificios, haciendo que me acercase, curiosa. Al reducir la distancia me di cuenta de que se trataba de alguien conocido, con quien incluso había compartido palabras de apoyo mutuo.

”No deberías estar aquí ” Transmití a Setelah mientra descencía en círculos con suavidad, hasta llegar al suelo para pasar a mi forma humana, transformando también la armadura completa de dragón a una normal con decoraciones para humano que se adaptaba a mi cuerpo, pero se mantenían las insignias de los pendragón. ”¿A qué has venido, Setelah Barret? No pintas nada aquí, ni siquiera habías vivido aquí hasta lo que pasó de SAM” Mi palabras eran serias, con un tono de preocupación que no podía evitar transmitir.

”No les hagáis daño, por favor. Hoy no va a pasar nada si evitáis el conflicto, tenéis mucho que perder...” Di un par de pasos para acercarme un poco a él, pero aquella excesivamente pesada armadura nueva prescindía de una cola para mantener mi equilibrio, por lo que me torcí el tobillo al pisar mal, haciendo que me caiga al suelo de boca.

El contacto fisico que habia establecido Sean conmigo previamente solo habia servidopara que me ausentara aun mas si cabe durante mi pieza musical y tocase con mas furia.

Al acabar terminé exhausto, asi que hice un alto pidiendo con un gesto que me trajesen algo de beber, que fue vino. Agoté una copa en dos tragos y agarré una segunda, dejando que la orquesta tocase por si misma de nuevo. Me di cuenta entonces de la morena que habia querido hablar conmigo cuando aun el sonido era demasiado fuerte.

- Da Vinci

Dije bebiendo un trago de vino, mirando a la morena. Su pregunta llegó con un conveniente silencio de la orquesta. Me puse en pie, miré a un lado y a otro, como ella, y luego, a ella.

- Me alegro de que lo preguntes. - me puse en pie mirando a la Pendragon de modo resuelto. - Sam, o Satelite Anti Magia, fue un proyecto de inteligencia artifical desarrollado por la Alianza Humana, una red de satélites alrededor de la tierra que nos privó de nuestros poderes magicos. Curioso no? Pues no. Ciencia. El problema radica en que, aunque tumbamos la red de satélites.... los humanos desarrollaron con tal esmero esa inteligencia artificial que ...acabó cobrando vida propia.

La miré un momento, pausandome en mis palabras. Estaba revelando informacion confidencial? Clasificada? importante? una carta de intercambio? un as bajo la manga? Al final decidí que Sam no distinguía de bandos, asi que...yo tampoco lo haría.

- Su objetivo es hacer trascender a todas las formas orgánicas de vida, implantando una pila transcraneal que anula tu autonomia y te une a su mente colmena. Ya lo ha hecho con la mayor parte de la poblacion que vive fuera de refugios como Ouroboros, casi todos han sucumbido. Por qué? Sólo sus algoritmos lo saben.... pero cree que está salvando al planeta, a la humanidad. Aunque a veces concuerdo con esa inteligencia artificial, al contemplar .... - hice un gesto abarcando la plaza - nuestras absurdas guerras. - la miré a los ojos, quizá para ella no era absurdo pero desde mi punto de vista, ahora mismo, lo era. Me terminé la segunda copa de vino e hice aparecer en mi mano una tercera. - Estaría de acuerdo en...

De pronto perdí el hilo de la conversacion. Que estaba diciendo? Por qué hacia esto? Miré a la atractiva muchacha. Por qué tanta belleza del lado contrario?
- Disculpa. Estaría de acuerdo con su forma de ver las cosas, visto lo visto...la raza humana es un peligro para si misma....Pero esa máquina.... nunca podrá replicar la belleza de nuestras contradicciones. - agoté la tercera copa de vino con un trago. - Gane quien gane, gobernará una pequeña isla, en un mundo muerto. - le tendí una mano, quizá fuera el vino. - Bailamos, o sigo tocando?

Estaba tarareando en nyan cat en mi cabeza observando la fiestuqui, pensando en mi loro, deseando tener aumentos o unos prismaticos, cuando la bolsa magica de mi cinto empezó a recalentarse. Eso pasaba pocas veces....y cuando lo hacía era culpa del palantir. La abri y saqué la maldita bola aquella siniestra. Fue raro. Unos colmillos de dragon, unos ojos grises, una mujer de pelo blanco en las montañas nevadas que reconocí como las Montañas del Dragon y....una encomienda.

Puse cara de "OHHHHH SHIT" con una sonrisa de marujeo muy fuerte. Estas cosas podían conmigo. Guardé el palantir porque no quería mirarlo más de lo necesario, de nuevo en la bolsa magica de mi cinto. Casi habría pensado que la piedra vidente se había metido ya en mi coco de no ser porque vi a la dragona, Lasaña, de cuerpo presente, aterrizar cerca de mi en y cobrar su forma humana.

- Mi muy valorada rival y maestra. - le dediqué una reverencia a Lasaña, sus palabras eran algo hostiles. Advertí los simbolos que decoraban su armadura. Casualidad? No lo creo. - Vivo donde sobrevivo. - fue toda mi humilde respuesta. - Pero por qué los proteges? Tú, Smaug.... - pregunté dudoso, antes de verla...trastabillar de modo poco elegante. Me adelanté para sujetarla antes de que se esmorrase contra el suelo, sujetándola. - Y esa súbita fidelidad, de donde viene? - la había sujetado por los hombros y habiamos acabado los dos de rodillas sobre aquel dorado tejado. Pasé una mano tras su cuello y, en una prueba, conjuré en la palma de aquella mano que ahora cerré una de aquellas esferas que creaban una pequeña zona de antimagia. Si algún hechizo de aquellos magos pesaba sobre Lasaña, se vería disipado. Si por el contrario, sus ansias de proteccion eran sinceras....nada tenia yo que hacer aparte de echarle un vistazo más de cerca a su cara. - Tengo cosas importantes que contarles a los de alli abajo, sabes?

”Siento decirlo, pero no te había considerado en ningún momento como rival hasta ahora, lo del torneo fue un simple juego de niños en comparación con lo que nos depara ” No pude evitar devolverle la reverencia, mi educación como “acompañante” (más bien mascota) de Descendiente había sido muy estricta en aquel aspecto. Me paré a pensar en su pregunta, intentaba pensar en qué fue lo que me llevó hasta ellos, pero algo me impedía llegar hasta eso, produciendo espasmos en mi cabeza y haciendo que se deslizase una gota de sangre desde mi nariz sin poder articular respuesta.

Noté como si cayera lentamente hasta que algo detuvo la caída. Levanté la vista para encontrarme de frente su mirada, preguntándome acerca mi fidelidad hacia los pendragón y tras su pregunta hizo algo que trastocó mi mente. No, más bien la aclaro, dejando que mis pensamientos fluyesen con libertad por mi cabeza sin restricciones.

-Dudo que lo sepas, pero…- Articulé con dificultad. -Es especialmente frustrante mi situación desde que murió Snagov - Me resultaba especialmente difícil explicar aquello, pero sentía que ahora tenía la libertad para hacerlo - Ya no me queda nadie, Setelah, quien no me odia le causo indiferencia y estoy harta de todos. Altaïr, Zaphira, el resto de dragones… Les doy exactamente igual. He estado una semana hospitalizada y ni una sola persona ha preguntado por mí en ningún momento. Sin embargo, ellos me valoran. - Evité su mirada para contemplar el símbolo de los pendragón en mi armadura -Ellos me apoyan y me entienden, con ellos me siento como si fuese una diosa y no como una mascota, una montura o un simple objeto de valor que se regala a un descendiente - Mi voz terminó por qubrarse y estallé en llanto, apoyando mi cabeza sobre el hombro de Setelah sin poder resistirme a sacar todo lo que tenía dentro - El maldito Altaïr podría al menos no comer carne de dragón cuando esté delante mía, pero se lo digo y le quita importancia, encima desde que está obsesionado con su descendencia ya ni recuerda que existo - Ya no podía hablar más, el llanto me lo impedía y símplemente lloré con fuerza y a moco tendido sobre Setelah.

Cuando terminé de desahogarme me levanté con dificultad, haciendo que mi húmeda mejilla acariciase la suya, y me puse mirando en la dirección contraria a Setelah. -Lo siento, pero esta vez no estaré de vuestro lado - Aún estaba quitándome alguna lagrimilla que salía, pero me sentía muchísimo mejor. ”Lamento que hayas tenido que verme así, pero tengo que irme. Tranquilo, no revelaré tu posición, pero te adelanto de que no va a hacer falta que te escondas, ven a la fiesta y pásalo bien, se aproximan días peligrosos…” Me quería dirigir hacia la salida, pero no quería dar otro paso, ya que me volvería a caer. ”¿Me devuelves mi magia? Por lo general soy yo quien la roba y no a la que le es robada”

Mantuve a Bellatrix bajo una velada vigilancia, pues la mujer no parecía estar en plenas facultades en este momento. En la montaña no me dio respuesta alguna, por la que desconocía si había decidido ignorar mi propuesta, si había decidido cumplirla, o si había cantado para el resto de miembros del Consejo. Desvié la mirada hacia S, que seguía con su actitud despreocupada, bailando con el mago que había mencionado G. El pesado de Da Vinci seguía con aquello de S.A.M, pero yo estaba más interesado en medir al descendiente de Merlín. Mantenía las formas, pero se notaba su incomodad con nuestra presencia. Me pregunté si sabía suficiente sobre el turbio pasado de su linaje, si aquella dragona se lo habría dicho. - Así es. El parlamento pretende alcanzar un acuerdo satisfactorio...- me guardé el "para ambos", porque eso me resultaba secundario. Bebí un poco de mi copa de vino, bajándola después lentamente con una mirada de advertencia. - Nosotros tampoco nos tomamos los delitos a broma. - tras eso relajé un poco el gesto, pasando a uno de condescendencia al escuchar al viejo. No entraría en su juego de lo que habíamos hecho o dejado de hacer. Solté un sonido irónico al escuchar si queríamos un puesto en el Consejo, mostrando por toda respuesta una leve sonrisa a la que no acompañaban mis ojos.

Mi atención se centró después en Mei Xian, cuya actitud suplicante para que no les hiciésemos daño fue de mi agrado. Asentí con la cabeza en un alarde de aparente benevolencia. - La voz de la juventud es a veces más acertada que la de los ancianos y otros que no ven con claridad. Sentaos y disfrutad de la fiesta, Mei XIan. - la tendría vigilada también, las mosquitas muertas a veces picaban. Dejé que G explicase cuándo sería el parlamento, aunque a veces me irritaba un poco que fuese tan rígida siguiendo los tiempos del código. El amanecer se antojaba un tanto lejano aún, especialmente si había que seguir aguantando estupideces de ciertos invitados. Seguí con interés el acercamiento de G a Sean, especialmente su pregunta sobre la dragona. - ¿Zaphira rehuyendo a los Pendragon? cualquiera diría que tiene miedo...- comenté con mi hermana, acabando la primera copa de vino para servirme una segunda.

La música de fondo dificultaba un poco escuchar todo lo que comenzó a decir el italiano sobre S.A.M. Parecía un predicador, no se callaba. Ciertamente sabíamos algo de la situación que estaba atravesando el mundo, pero apenas la superficie del problema. Desconocíamos origen, medios, fin...en resumen, parecía una limpieza sistemática de todo ser vivo.

- Esa cosa no es más que el reflejo de vuestra debilidad...por no doblegar a los humanos a tiempo. Mirad lo que han creado.

Los primeros segundos, mientras veía a Reiv alejarse con aquella mujer, una sensación difícil se alojó en su garganta. Ni siquiera la estaba mirando a ella. No podía. Sus ojos estaban clavados en la mirada que Reiv le echó antes de alejarse con ella, en la manera en que firmemente la había tomado de la cintura para bailar, como la guiaba por la pista mientras hablaba con ella y miraba a la hermana. Desvió la mirada hacia donde creyó que él miraba, hacia la mesa donde G se encontraba, volviendo enseguida a él. Él había querido separarse de ella y seguir a la recién llegada, y ahora se iba con la hermana. Hacerlo bailar no era difícil, pero nunca había sido tan fácil para ella.

Cuando llegó Kyllian, seguía con los brazos cruzados bajo el pecho a unos pasos de la pista, mirando con el ceño levemente fruncido, en total silencio mientras el coraje se hacía nudo en la boca de su estómago. Se mordía la lengua y tronaba los dientes de vez en cuando mientras giraban. No respondió a Kyllian. Nunca lo había hecho pero sentía que iba a lanzar fuego si abría la boca. Ni siquiera volteó al ofrecimiento de comida de Leila, solo agachó la mirada hacia la orquesta forzándose dejar de mirar la escena y negó suavemente a la chica. Fue su siguiente comentario el que la dejó sin armas. Agachó el rostro, viendo el pasto en el que estaba parada mientras su mirada pasaba de la furia al dolor y luego una ligera desesperación se hizo presente cuando finalmente giró el rostro para verla a ella. Resopló permitiendo que le viera herida por un instante antes de agachar de nuevo el rostro. La canción de Giordano Da Vinci pegaba muy bien con su ánimo, tan alborotado y profundamente doloroso.

O al menos fue así hasta que de pronto se sintió arrastrada hacia la pista de baile por alguien que se presentaba como Alud.- ¿Qué? Pero, ¡espera! ¿Alud? - ¡¿Alud?! ¡¿Era dragona?! ¿La dragona compañera de la chica? Miró con sorpresa en dirección a la mesa principal, y luego de arriba abajo a la joven que frente a ella se presentaba. No. Bueno, joven no debía ser, tenía un gran tamaño después de todo, o quizás ella era la enana. Mientras giraban sin rumbo fijo en la pista, no recordaba ya su humor malo, solo trataba de no caerse y evitar que ella se cayera, que parecía no haber cambiado a la forma humana nunca.- Pero si bailas terrible.- Rió mientras veía divertida la escena, apoyando a la chica a mantenerse en pie.

Los colores se veían increíbles, los sonidos, distorsionados. Un sonido llegó hasta ella, la voz de un vivo, la voz de Sofía. El pasado y el futuro se confundían en la mente de la bruja. El tiempo corría distinto, recién se puso de pié cuando la última canción terminó.

Una vez ante la banda se giró hacia el público con movimientos lentos y elegantes, aunque con la mirada perdida y se acercó al piano para ordenarle que comience a tocar.

Where have all the good men gone
And where are all the gods
Where's the street-wise Hercules
To fight the rising odds Comenzó a cantar lo que parecía ser una balada mientras acariciaba con mimo la cola del piano.

Isn't there a white knight upon a fiery steed
Late at night toss and turn and dream of what I need Cantó con suavidad sentándose sobre el piano y recostandose de lado sobre él.

I need a hero
I'm holding out for a hero 'til the end of the night
He's gotta be strong
And he's gotta be fast
And he's gotta be fresh from the fight Se volvió a sentar para apoyar una sobre el piano y alzar la otra de manera dramática.

I need a hero
I'm holding out for a hero 'til the morning light
He's gotta be sure
And it's gotta be soon
And he's gotta be larger than life
Larger than life Continuo cantando como si nada.

Somewhere after midnight
In my wildest fantasy
Somewhere just beyond my reach
Someone reaching back for me
Racing on the thunder and rising with the heat
It's gonna take a superman to sweep me off my feet
Up where the mountains meet the heavens above
Out where the lightning splits the sea
I would swear that there's someone somewhere
Watching me
Through the wind and the chill and the rain
And the storm and the flood
I can feel his approach A pesar de tener el aspecto de una mujer apática, empleó toda la pasión que su cuerpo tenía.

I need a hero
I'm holding out for a hero 'til the morning light
And he's gotta be sure
And it's gotta be soon
And he's gotta be larger than life El coro acompañaba su melódica voz.

And he's gotta be strong
And he's gotta be fast
And he's gotta be fresh from the fight
I need a hero Cuando la canción acabó hizo una reverencia para todos en general y volvió a su asiento para comer su postre.

Canción:

Tras varios minutos decidí que ya había observado suficiente, tenía algunos datos interesantes sobre lo que había oído. Los Pendragon querían parlamentar, los otros estaban tensos, y el resto de la gente no se enteraba de demasiado. Vi por allí a los imbéciles de la Brigada, y por suerte Ben no me vio. No tenía ganas de aguantar uno de sus arrebatos quejicas asesinos porque años atrás maté a uno de la Brigada. Que lo superase ya. También me reí internamente al ver el careto de mujer abandonada que puso Juliet cuando la rubia se llevó a su novio a la pista. A ella la sacó a bailar una torpe peliblanca de piel retestinosa, así que al pasar cerca de ella no pude contenerme y le solté por lo bajo una pulla. - Creo que él las prefiere rubias. - seguí mi camino, escaneando a ver si localizaba a Matvey, pero nada. Mientras deambulaba aprovechaba para establecer contacto con el resto de Blood Keepers con los que había venido, susurrando cerca de ellos lo que debían hacer.

- Permaneced atentos y cubrid todo el terreno de la plaza. SI hay novedades informad a Rybar, a Shinobu, o a mí. - copa en mano me alejé de ellos, esquivando a algunos que bailaban a bandazos como si fuesen elefantes con sabañones. - Qué burda zafiedad...- farfullé dando otro sorbo a la copa, fijándome en el Pendragon rubio que estaba un tanto abstraído. Me acerqué a él con mi mejor sonrisa, apoyando una mano en la mesa al quedar a su lado. - Bienvenido a Ouroboros. Mi nombre es Adele Gaultier. No sé si os están dando el recibimiento que merecéis, pero últimamente se ha oído mucho sobre vosotros. Creo que será mejor que te rescate de esta conversación. - suspiré como si le hiciese un favor al librarle de la tensa charla entre algunos Descendientes con ellos, y especialmente la verborrea de Giordano. Tomé la iniciativa, dejando la copa de vino en la mesa para sacar a bailar a Darren. Tomé su mano para levantarlo de la mesa, arrastrándolo a la pista de baile para comenzar a danzar al ritmo de la música.

Giordano me había abandonado y no tenía a nadie cerca para apoyarme, aunque Mei estaba a mi lado pero estaba casi tan asustada como yo, el moreno del otro lado de la mesa no dejaba de mirarme e incluso lanzó aquella pregunta sobre quienes no debían estar en el consejo claramente refiriéndose a mi y no era el único que ya lo había insinuado, incluso había compañeros del consejo que lo habían dicho claramente "tal vez si deba abandonar el consejo" aquella idea pasó fugazmente por mi mente cuando Mei me habló sobre un hechizo, Luna Lana.

La miré sorprendido por un segundo, tal vez podría funcionar así que me comuniqué con ella directamente

"Es una buena idea Mei, pero el rango del encantamiento tiene un límite, podría ampliarlo con un circulo mágico pero aún así no sería suficiente para toda la isla... tal vez si pudiéramos reunir a todos los dragones en un mismo punto.."

pensé en aquella posibilidad cuando de nuevo Newton y aquel hombre intercambiaron palabras, envidiaba el temple del mayor, tal vez lo había adquirido con los años y esperaba que algún día yo fuera alguien a quien admirar como él, Mei cayó en las provocaciones de aquel hombre, tenía razón en lo que decía pero pedirles algo a esos tipos... la tomé de la mano como hacía con Catherine cuando se alteraba de más y la miré con una sonrisa

"Tranquila, todo saldrá bien, demuéstrales quien es la mejor oclumante de todo Ouroboros! tu puedes Mei"

Adael del otro lado parecía bastante molesto por su mensaje mental, pero no tuve tiempo de prestarle atención, otra de los pendragon se dirigió a mi por mis palabras de antes, sabían de los libros, sabían nuestros nombres y desde luego me conocían a mi... -Toda la historia de Ouroboros está debidamente documentada y aunque se pierdan algunos libros siempre habrá alguien para recordar- pensé en Zaphira y estaba claro que ellos también pues no tardaron en preguntar por ella -No es el dragón de mi familia, es mi familia- dije torciendo un poco el gesto por aquello pero el que realmente me puso de mal humor fue el que parecía un buitre, tanteando su comida sin alejar su mirada de mi.

Miré a aquel hombre de nuevo pero esta vez con un semblante serio y todo lo severo que podía -Zaphira será muchas cosas pero no una cobarde, mucho me temo que no podrá acompañarnos durante esta velada, ha estado lidiando con una especie de ruido que no cesa y viene desde las montañas del dragón, ¿Os suena de algo, honorable invitado?- lo de honorable iba con el mismo sarcasmo que me habían dedicado ellos ¿por qué todo yo? y Lucio no estaba conmigo y Giordano... se había ido a bailar con la pendragon de antes. Aquel hombre me sacaba de quicio y sus palabras no eran más que un reflejo de lo oscura que era su alma y sus intenciones -El consejo no fue creado para dominar ni doblegar a nadie, el consejo sirve para educar y guiar al mundo mágico, no doblegamos ni nos imponemos de forma tiránica, mucho menos a los humanos, si hemos acabado en esta situación es por personas que creen estar por encima de las demás y pensar de forma egoista-

Me levanté de la mesa aún sin despegar mi mirada violácea del hombre con ojos grises -¿Quieres la voz de la juventud? pues aquí la tienes,  de nosotros depende mirar al pasado y romper con el círculo de odio que nos dejaron nuestros antepasados, de nosotros depende ser mejores que los que nos precedieron para crear un mañana mejor, ahora, si me disculpa, me gustaría disfrutar de la fiesta- hice un moviemiento de mi cabeza para retirarme y después le tendí la mano a Mei -¿Bailas conmigo?- esperé a que se levantara y la saqué a la pista, necesitaba despejarme y atender otros asuntos.

La música era alegre y aquel baile consistía más en dar saltos aquí y allá al ritmo de la música, suficiente para mi nivel de danza pero realmente quería hablar con un par de personas

"Mei, necesito hablar con Setelah, me ayudas?"

La chica accedió y pronto tuve un canal de comunicación con el guardián

"Setelah, gracias por venir, tenemos un gran problema y sé que probablemente no te quieras meter en líos pero me gustaría comprobar una cosa, sé que Smaug no es muy  de seguir humanos pero sin embargo aquí está, los pendragon utilizan magia para controlar a los dragones pero no estoy seguro de que sea un flujo constante o solo un encantamiento que permanece en ellos, si es un encantamiento con activar un momento tu antimagia bastaría, si es un flujo entonces seguirá hechizado cuando lo  desactives ¿Podrías intentarlo? no sé cuanto durará esta farsa y por eso debemos movernos de forma rápida"

Mei me miraba de forma extraña con ese mensaje pero tenía un motivo, Luna Lana era un encantamiento que deshacía cualquier hechizo, pero si se trataba de un flujo constante de magia solo gastaríamos energía

-Todo saldrá bien, ahora vamos a bailar!- dije en alto dándole un par de vueltas a la chica antes de tomarla por el brazo y empezar a saltar, al menos podríamos pasarlo bien unos minutos.

Me dediqué a observar en silencio después de mi intercambio de palabras que había sido contestado por la chica de cabello negro, en efecto el parlamento y el protocolo debía cumplirse por ambas partes pero ellos tenían la ventaja, apoyé mis codos en la silla y entrelacé mis manos intentando abarcar todo lo que podía de la mesa, gestos, palabras, actitud... todo podría valer además de prestar atención a lo que se decía por radio descendiente "Nos están tanteando... quieren saber dónde se meten y además nos conocen" dije a todos antes de seguir con mis pensamientos.

Mirando a unos y a otros conseguí captar la mirada del hombre que parecía el mayor de los pendragon, se fijaba en Sean, lo observaba y media cada movimiento y por supuesto el chico se habia dado cuenta... ¿Se había dado cuenta? lo volví a mirar y sus ojos habían recuperado su color, lo miré sorprendido a la vez que entusiasmado y feliz por él, sin duda eso era una buena noticia.

Por otra parte Giordano estaba nervioso por algo pasando a tocar de forma alocada y Bellatrix... en su mundo, el chico delos Black también se había unido a la fiesta y ahora bailaba con el enemigo, eso no me daba mucha confianza así que habría que tenerlo vigilado, a el y a su novia.

Estaba tan metido en mis análisis que la voz de Sofía me tomó por sorpresa, me levanté con una sonrisa e hice una reverencia a la pelirroja -Siempre es un placer compartir una velada contigo querida Sofía- le presté mi brazo para así llevarla a la pista de baile y alejarnos lo suficiente para poder hablar, parecía molesta por nuestra actitud pero todo tenía una razón -Mi querida Sofía, nos han atacado, casi te matan y te puedo asegurar que no vienen con intención de parlamentar, están tanteando el terreno y aún así parecen seguros de su victoria, sus tropas siguen en los campos ¿de verdad crees que si quisieran la paz estarían tocando nuestra puerta con sus soldados?- esperé a que lo procesara antes de continuar -La que parece más centrada es la chica morena de cabello largo, la que está con Giordano, la rubia con el chico de los black si que parece disfrutar de la fiesta pero los otros me temo que tienen intenciones más hostiles, sé mejor que nadie que la paz es lo mejor para todos pero no podemos pecar de inocentes, debemos estar preparados para todo, así que no te confíes-

En cuanto acabó la música le hice una reverencia y besé su mano justo antes de que el siguiente pretendiente se la llevara -Disfruta de la fiesta querida- la vi marcharse y yo pasé a mezclarme con la gente, soldados que empezaban a aparecer además de otros invitados menos agradables como los blood keepers.