Sala de interrogatorios

No respondió a su pregunta porque evidentemente era retórica. Amaya la observó lentamente, recorriendo su rostro con lentitud para poder entender a la mujer. Conocía parte de su historial porque tenía mucha mala fama, pero lo cierto es que los Royden habían sido educados para no juzgar sin conocer. Amaya se había saltado aquella norma un par de veces…

-¿Cuántos años tienen quienes? ¿Los licántropos o los humanos?- Inquirió alzando la ceja con lentitud -No tengo porqué daros explicaciones pero me tomaré la molestia de hacerlo. Ouroboros no estaba preparada para el éxodo al que habéis obligado a  la sociedad mágica. Hasta hace dos meses eran contados -y controlados- los licántropos pero entonces vino la maravillosa IA que habéis creado y que os ha exiliado hasta a vosotros. La población creció y es AHORA después de casi mil años que nos hemos visto en necesidad de hacerlo. Podéis guardaros vuestro comentario, ni me interesa, ni colabora con el tema para el que la he citado.

Escuchó el resto, asintiendo lentamente -¿Puede describir al lobo?- Inquirió, eso ayudaría a minimizar o eso creía Amaya pero por la víctima que ya había sido golpeado por un licántropo en la boda de Arleen tenían clara sus sospechas.

mi gesto no cambió con aquel giro que le dio la castaña a mis palabras -Claro, ahora que nosotros hemos conseguido superar vuestra barrera de poder con nuestra tecnología y por fin os plantamos cara os hacéis las víctimas, pobres magos, qué lástima me dais-  mi cara de tristeza y pena eran, obviamente, falsas, casi tanto como las supuestas buenas intenciones que tenían y esa justicia falsa, montando todo ese circo del interrogatorio.

Giré los ojos cuando empezó a hablar de la IA y lo malos que somos por haber creado ese monstruo que no nos había jodido a todos por igual y ahora yo tenía que estar aguantando todo aquello -Oh, es cierto, porque los que os dejabais en tierra no eran asunto vuestro, claro, de esos nos encargábamos nosotros- dije sin quedarme callada pero estaba claro que ese tema quedaba zanjado.

-Negro, grande, tamaño alfombra de salón, ojos verdes.... creo que es todo lo que puedo decir, intentaba que no se comiera a mi hijo ni a mi compañero así que no me detuve en los detalles- me miré las uñas, estaban horribles, necesitaba recuperar mi casa, mi dinero y todas mis cosas porque el look de vagabunda sexy ya me estaba hartando -Si no va a decirme nada más o a echarme la culpa de lo mal que lo están pasando, debo irme, tengo trabajo que hacer para que usted pueda librarse de esa... sobrepoblación- una que yo estaría encantada de erradicar.

-Durante siglos vivimos sin enfrentarnos, en la oscuridad y, sin embargo, el Consejo colaboró con el desarrollo tecnológico de los magos. ¿Te suena Newton, Tesla, Da Vinci? Analiza eso- Le soltó pero su rostro seguía impertérrito -De eso os encargasteis ustedes cuando vuestro Primer Ministro decidió revelarnos- Añadió  y mantuvo el rostro  sereno. Desde Ouroboros y el Consejo siempre habían trabajado en las sombras, pero su trabajo no era informar de todo lo que hacían pues precisamente el sigilo era la clave para moldear el siglo.

Escuchó todos y cada uno de los detalles. Negro, ojos verdes, tamaño mediano. Entonces supo que la descripción cuadraba un poco. Escuchó todo lo que le dijo y entonces sonrió amablemente. Se incorporó y abrió la puerta invitándola a irse, una vez que lo hizo, ella también se retiró.

Después de estar en el funeral, aunque Sofía haya ignorado su presencia y su puesto como General de la Guardia, Amaya tenía otros asuntos que atender. Había intentado poner en orden toda la producción de escorpiones, reorganizar a la gente y además buscar a la Srta. Hacksaw para interrogarla sobre la situación. Se suponía que Lytta debía mantenerle informada pero de momento no había recibido nada así que decidió tomar el toro por los cuernos.

Chloe había sido atendida en el hospital pero había enviado un grupo de guardias que le aseguraron que estaba lo suficientemente bien para acudir al interrogatorio así que estuvo esperando fuera de la sala a que llegaran. Aún no sabía bien cómo proceder en tierra porque esos hombros no deberían estar libres. Ojeó también la escasa información que tenía sobre el tal Tobías y Collins, sabiendo que el último era hijo de Eamon por haber rellenado sus papeles de expulsión.

Pasé un par de días en el hospital después de que Oscurus bajase a tierra a salvarme, algo por lo que tenía que agradecerle infinitamente en cuanto tuviese la oportunidad de encontrarlo. Por el momento había preferido que mi familia no se enterase de nada, ni de eso ni de la notificación de la guardia para ir a testificar. Acudí al lugar bastante nerviosa, llevando conmigo el informe de tóxicos en sangre que me habían entregado en el hospital. Allí figuraban un par de sustancias, una que correspondería con la poción de control mental y otra a una especie de droga nueva  y más potente con bastantes efectos adversos.

Entré a la sala de interrogatorios con miedo de que me acusasen de traición o algo así, saludando a Amaya de manera educada mientras me sentaba a la mesa en la que ella estaba. Enseguida le tendí la hoja que me habían dado en el hospital, por si acaso. - Sé que parecerá raro, pero...de verdad que yo no los habría sacado por mi cuenta. No lo hice a voluntad. Tampoco sé qué me hubiese pasado si Oscurus no me hubiese encontrado en la calle. - empecé antes de que ella me preguntase, dándome cuenta después de que tal vez debería haber esperado.

Al ver a Chloe, Amaya la saludó cordialmente y pasaron a la sala de interrogatorios. Al ver el papel que le tendía se dio el tiempo de leerlo mientras se sentaba, apartando el expediente que tenía en la mano a sabiendas de que esa conversación estaba siendo grabada. Parecía que había sido intoxicada con algo, tendría que preguntarle a Arleen para que le diera un poco más de información o con el Descendiente Galenus.

-Espero que os encontréis mejor, gracias por venir y colaborar- Apartó un poco el papel, dejándolo encima de la carpeta y la miró a los ojos con un gesto absolutamente neutral y serio -Empecemos por el principio, señorita Hacksaw. ¿Cuál es vuestra relación con Collins O’Connel y con Tobías Gutenberg?- Eso era lo primero que debían aclarar, sin ninguna duda, tras eso prosiguió mientras ponía las manos en la mesa y entrelazaba los dedos -¿Cuándo fue la última vez que los vio y por qué razón?-

Ella no se tragaba nunca las palabras de inocencia de nadie, más que nada, porque la mayoría de la gente que se sentaba ahí decía ser inocente…Hasta que se demostraba lo contrario y le subía el agua hasta el cuello.

- Sí, gracias, ya estoy mejor...- respondí con visible nerviosismo, aunque intentase evitarlo a toda costa porque eso sólo me hacía parecer culpable. El gesto serio de la mujer no ayudaba nada, así que procuré darle toda la información de una sentada para que me dejase irme rápido a mi casa. - Yo no tengo ninguna relación con Collins y Tobías. Al hijo del ministro lo conocí en una fiesta de Ouroboros, en la que apenas cruzamos dos frases. Y Tobías ya sabe...ese ha fastidiado a media comunidad mágica. Mi hermano también estuvo en el hospital semanas atrás porque él lo secuestró y envenenó con plata. Esta vez me usó a mí. - terminé con absoluta indignación, bajando después la mirada porque Amaya me intimidaba un poco.

- La última vez que los vi fue hace dos días...cuando me pincharon la sustancia extraña y me tiraron a la calle. Ya me habían usado, no me necesitaban. Pensé que iban a matarme.- apoyé las manos en las rodillas, mirando hacia la puerta como si quisiese marcharme ya mismo. - Todo comenzó cuando a unos compañeros y a mí nos dieron un aviso de urgencias, así que fuimos a la Posada de los Muertos a atender a los enfermos. Allí estaba Collins...y en ese momento parecía encontrarse mal. Fui a ayudarlo, lo acompañé a una habitación para examinarlo, y entonces...me golpearon en la cabeza por detrás. - me llevé la mano a la cabeza, como si aún recordase el dolor del golpe.

- Luego desperté en una especie de sala mal iluminada, donde por lo visto me pusieron la poción de control mental. Al despertar estaban Tobías y Collins, tratando de convencerme de que fuese a Ouroboros para liberar a los ministros. El alquimista creo que debe tener también algún tipo de poder mental o de persuasión, porque tras sus palabras solo quería cumplir con aquello, como una autómata. - aproveché para seguir hablando, ya que había cogido carrerilla y eso me ayudaba a no bloquearme. - El resto ya lo saben, utilicé a Benjamin Lytta para sacarlos. Él no tiene culpa de nada.

Lo de que no tuviera ninguna relación hizo que Amaya la mirara con cara de “Qué me estás contando?” porque de alguna manera había tenido contacto con esos tipos pero dejó que siguiera explicándose. A veces cuando la gente hablaba y hablaba hasta por los codos generalmente contaba demás y le daba herramientas para hacer preguntas más incisivas. Escuchó lo del esposo de Le Fay, bueno ex esposo, entrecerrando los ojos. Ese tipo era de lo peorcito que tenía la comunidad mágica y empezaba a tener un regustito por atraparle.

-¿Por qué atendías urgencias en tierra firme?- Inquirió frunciendo el ceño porque ellos no acudían a llamados de urgencias en cuanto a nivel militar -¿Contabais con la autorización para hacerlo? ¿Fuiste la única en ir? Qué coincidencia- Sabía que había un cambio de mando pero no estaba absolutamente segura de que Oscurus hubiese tomado una decisión así y, encima, enviando a los de la isla sin protección. No preguntó para no dar ideas, pero sabía que Arleen aún no había terminado el hospital pero…¿Quizás habría armado algún grupo como pretendía Vishous?

-Es fácil tirar por el control mental como excusa para las acciones que cometiste. No seréis ni la primera ni la última- Informó de la forma más neutral posible -E, incluso, nadie puede asegurarme a mí que esa sustancia rara no ha acabado poniéndosela usted para cubrir tus huellas. Sólo vuestra palabra- Se lo dijo con total sinceridad -Aún así, Srta. Hacksaw, si accede, me gustaría que colaborara otorgando sus recuerdos- De esa forma podría verlos en un pensadero con mayor determinación y observar cada detalle que a ella se le escapaba -En caso de que diga la verdad no tendrá nada que ocultar y podré identificar aspectos desde un punto de vista objetivo que vuestro trauma oculta- Se volvió hacia el expediente y cogió un formulario que ya estaba previamente completado con los datos que tenía de ella y se lo giró para que lo leyera. Era uno en el que autorizaba a la guardia a evaluar sus recuerdos como argumentos y pruebas en el caso y en el juicio, en caso de llevarse a cabo.

- Porque hay misiones de sanidad universal, y de vez en cuando bajamos a las calles a ver quién nos necesita. Y dieron un aviso de intoxicaciones desde la posada, por eso fuimos allí. - expliqué un poco molesta porque parecía que no le gustaba que ayudásemos fuera de Ouroboros. - No era la única, íbamos más compañeros. Se decidió en el hospital. - los nervios se fueron calmando poco a poco, conforme sentía la necesidad de tener que defenderme del tono de sospecha que usaba Amaya. - Le aseguro que no son excusas. Jamás me pondría una sustancia así para fingir, no es plato de buen gusto acabar en el hospital. - desde luego que no, aquella droga, veneno o lo que fuese me había afectado bastante, y de no ser por Oscurus no hubiese conseguido llegar al hospital por mi propio pie.

- Puede preguntarle si quiere, le confirmará mi versión. Por eso no tengo inconveniente en que tenga mis recuerdos, no hay nada en ellos que contradiga lo que he dicho. Lo único que siento es haber sido tan ingenua como para haber sido utilizada de ese modo. No esperaba que alguien fingiese estar enfermo para que me hiciese acercarme para atenderlo. Se han aprovechado- terminé suspirando, poniéndome finalmente en pie cuando Amaya dio la orden de que fuésemos al lugar en el que extraían los pensamientos para poder examinarlos. Ambas salimos de la sala entonces, siendo escoltadas por el camino.