Planta de maternidad

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El descendiente de Licaón es un compañero en toda regla. Mis problemas con la magia aumentan como si los cachorros la potenciaran de algún modo o tal vez tiene que ver con que tengo más energía por no transformarme durante la luna llena, el caso es que de repente cosas pequeñas en mi habitación privada del hospital se ponen a flotar o se estrellan contra las paredes y algunas noches un orbe de luz me despierta. Altaïr me ayudó a dominar la desaparición sobre todo para no desaparecerme aleatoriamente ahora que eso podría afectar a nuestros hijos, igual con las explosiones y las barreras defensivas. Pero mi mente…

Es difícil de explicar… Escucho palabras que nadie pronuncia. Cada tanto una sanadora me trae comida y la escucho decir cosas como "Licantropa bruta" o "¿Cerré la puerta de casa con llave?" y cuando le respondo actúa como si no lo hubiera dicho. Otra persona me trae la comida y vuelve a pasar. Me concentro en su boca para ver si se mueve y en verdad no lo hace, como si yo pudiera escuchar sus palabras sin que ellos las digan. Estoy acostumbrada a tener una profunda conexión con los miembros de mi manada y con Altaïr, pero estas personas son casi extrañas. No les gusta que yo los escuche pero eso no me importa.

En cuanto se lo cuento a Altaïr, él responde que enviará a Mei a ayudarme. A ella la conozco, se trata de una joven bruja que forma parte de la misma organización que mi compañero. Siento una punzada de celos al pensar que pasa tiempo y comparte cosas con ella pero yo también paso tiempo y comparto cosas con otras personas, últimamente con sanadores sobre todo. "Podría considerarla para brindarle el don de la licantropía." Pienso mientras miro el nevado paisaje sentada en la silla de ruedas a la que me habían atado ya que no quieren que aproveche para levantarme como tantas veces había hecho.

En la habitación están mis armas a mí alcance y las pocas pertenencias que tengo. La acondicionaron con plantas para hacerme sentir más cómoda y Altaïr ordenó hacer ventanas que fueran desde el suelo hasta el techo para que no me sienta encerrada. Yo me encuentro junto a estas ventanas mirando al exterior odiando la barrera transparente que me separa de la naturaleza. "Estoy luchando por ustedes, así que más les vale luchar por vivir." Es el pensamiento que dirijo a los seres que están creciendo dentro de mí pero tengo mala puntería así que tal vez lo puede escuchar todo el que esté cerca de la puerta de mi habitación.

A estas alturas, mi vientre se encuentra muy hinchado y moverme es difícil; necesito ayuda para pasar de la cama a la silla de ruedas, de la silla a la cama y encontrar una posición para dormir que sea cómoda es raro. Cada tanto miro la puerta de entrada a la habitación, ansiosa por la llegada de la bruja. “Debo ir a buscarla.” Pienso.

Me dirigía tranquilamente hacia la habitación donde está instalada la… ¿compañera? de unos de mis compañeros descendientes. No tardé mucho en llegar, dado que la zona de cuidados psiquiátricos está solo a un par de plantas de la habitación de Kiana, pero igualmente tardo un poco porque llevo conmigo un par de tazas de té verde, sin una pizca de azúcar ni miel, bien caliente para ambas.

Al llegar toqué la puerta con delicadeza y entré saludando con la mano. -No va a hacer falta, ya estoy aquí - Dije con una tímida sonrisa, dado que acababa de responderle a uno de sus pensamientos. Eso solía confundir a la gente y procuraba no hacerlo, pero en ocasiones como esas se me escapaba. -Bueno, dime, ¿qué tal te encuentras? - Dije mientras apoyaba la tabla con los dos tés y me sentaba en la silla de al lado de la camilla.

-Altaïr me ha contado un poco la situación y me… sugirió que viniese, pero me gustaría tener más detalles - Realmente la situación fue más cercana a una amenaza que a una sugerencia, pero intentaba no darle mucha importancia. -He traído un poco de té, pero aún está muy caliente - Dije mirando las tazas con un resquicio de deseo, me apetecía mucho darle un buen sorbo en ese momento.

Cuando golpean la puerta me giro hacia ella con curiosidad e inclino mi cabeza al entender que Mei puede escuchar mis pensamientos. La miro atentamente dejar unas tazas sobre la mesa que uso para comer y sentarse en el silla al lado de la camilla. -Me siento grande, inútil y encerrada.- Le respondo mientras luz blanca del nublado exterior se derrama sobre la piel negra de mi perfil. Grande por la panza, notoria a través de la bata que me pusieron, inútil porque ni siquiera me dejan caminar y encerrada porque no puedo salir. -Pero con esperanzas.- Matizo acariciando mi hinchado vientre y suavizando la expresión.

Me acerco a la mesa haciendo girar las ruedas con las manos ya que todavía tengo fuerza en los brazos, los moretones del que me ata a la silla de ruedas lo prueban, mientras ella habla sobre Altaïr y sobre lo que trajo. Me detengo cerca de ella y de las tazas para olfatear el líquido humeante. Tiene una fragancia ligera, fresca y de algo que no reconozco. -¿A qué huele?- Le pregunto mirándola. -Hay gente que vive en mis oídos, debe ser gente muy pequeña, ellos hablan y los escucho. Es eso porque cuando hablan nadie más pronuncia lo que ellos dicen.- Digo segura de mi razonamiento. Tras una charla, ella se retira, a mí me ayudan a subir a la cama y me duermo.

Al final el día del ataque final no había ido a ver a mi tía. Seguramente estaría atendiendo a los heridos así que no era momento para molestarla con una revisión que por otro lado ni me apetecía hacerme. Además Draven había estado ingresado y yo había acabado cansadísima tras hacer las barreras de fuego.
Una vez dado de alta le había preguntado por la misión y mentiría si digo que no me enfurruñé un poco al pensar que me lo había perdido. Joder, podía haber ayudado y no estar aquí haciendo el imbécil y esperando sin más mientras mi cerebro se emparanoiaba con la muerte de todo el mundo.

Finalmente pensé que el día de la fiesta sería un buen momento para ir al hospital, a primera hora, por si Anteia quería ir y para no juntarme con los borrachos o los heridos de la fiesta. Seamos sinceros, siempre había borrachos y siempre había heridos. Así que me planté en el hospital. Me mandaron a una zona que supuestamente tenía las consultas para ese tipo de revisiones y terminé por sentarme en la sala de espera. Alrededor había bastante gente, lo que me hizo pensar que vivíamos en un mundo en el que teníamos serios problemas de planificación familiar. O tal vez era que solo sabíamos pelearnos y tirarnos a alguien.

Cogí aire y tras varios minutos aburrida acabé por mandar un mensaje a Draven con algo así como..."ey, voy a ver a tu hijo ¿hoy te va bien o tienes otra misión a la que ir?" para nada pasivo-agresivo por mi parte.

Había pedido dos días de baja completa después de atender en urgencias porque había sentido un par de contracciones, nada fuera de lo normal, pero debía equilibrarse un poco después del estrés de aquel día. Al volver a la jornada vio su lista de citas, sonriendo al ver a Erika. Intentaría ser rápida porque sabía que no le gustaba para nada los hospitales.

Subió a su planta, vestida con comodidad y observó alrededor saludando a las personas que estaban allí con gracia y cariño antes de ubicar a su sobrina. Se acercó a ella y le tendió una mano -Hola, cariñito- Le dijo con dulzura mirándola con ojos de corderito -¿Dónde está Thalos?- Si se pensaba que iba a escaquearse estaba desquiciado. Estaba harta de hacer ecografías  a madres solas, solteras o deprimidas.

Le hizo un gesto hacia su consulta y abrió la puerta para que entrara, ya allí hablarían de temas más detallados. Una vez dentro buscó la historia clínica de Erika y miró varios puntos antes de continuar -¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?- Fue lo primero, necesitaba saber su percepción aunque probablemente iba a estar parca de palabras.

Acudí al hospital al leer el mensaje pasivo-agresivo de Erika, aunque claro, mi aparición alli no fue instantánea porque yo iba motorizado....y la moto hacía ruido y era genial, pero tardabas un poco en llegar. Una pena que se hubiesen destruido los portales de teletransporte de Sam, era genial ver como le había logrado hacer sombra a la magia de los magos. Por suerte aun teniamos a una de esas maquinas por aqui, con todos esos conocimientos...

A quien tambien teniamos por aqui aun eran a los antiguos jefes de la Alianza, y digo antiguos porque asi iban a quedarse. Alguien tenía que retomar el liderazgo de la Alianza, del antiguo ejército, y llevaba unos dias pensando ya en ello, en que no podía volver a caer en manos de cualquiera....y seguro que los buitres ya se estaban disputando el poder.

Si, un paseo en moto, al contrario que una desaparición, te da tiempo a pensar. Dejé la moto aparcada en la entrada del hospital mirando mal a unos jovenes magos que le echaron miradas golosas a vehiculo, golosas y curiosas. Me faltó gruñirles para que ahuecaran el ala.

Al entrar al hospital pasé por el control dejando ahi mi pistola y esas cosas que no te dejan llevar dentro de edificios publicos, y me dirigí a la planta de maternidad.

Aceleré el paso, yendo casi al trote, y me pareció ver una cabellera pelirroja entrando a una habitación. Intercepté la puerta con el pie, evitando que se cerrase justo a tiempo. Luego con las manos la abrí empujándola y colándome dentro de la habitación.

- Hola señorita envidias. - si, iba a ser su nuevo apodo, porque era una envidias. - no llego tarde no? - dije desviando la mirada hacia Anteia

"podia haber avisado antes"

Seguí sentada jugueteando con la moneda entre mis manos. No me gustaba ese sitio....puñeteras paredes blancas. Suspiré poco antes de escuchar la dulce voz de mi tía a la que miré desde mi posición. La verdad es que era todo amor y aunque me seguía resultando extraña esa actitud en mi familia y yo no estaba del mejor de los humores sonreí antes de aceptar su mano e incorporarme.-Hola tía Anteia.-Encogí mis hombros a su pregunta, pero sin parecer que me importase demasiado.-Está recuperándose, ya sabes, la misión. Le he avisado por si acaso.

Omití que el aviso había sido ahora mismo. Que sí, que podría haberle avisado por la mañana, o en cualquier momento pero estaba enfurruñada. La seguí pasando a la consulta y volví a encoger un hombro, con una mueca un poco rara.-¿Inútil? Cansada...pesada...meando cada media hora y sin poder atarme los cordones. ¿Y tú?-Respondí con buen humor a pesar de todo aquello y muchas otras cosas que tampoco me iba a poner a relatar así de primeras.

En ese momento sonó la interceptación de la puerta por parte de Thalos así que giré el rostro alzando ambas cejas al verle allí. Vale...había tardado muy poco, eso le daba puntos. entrecerré los ojos por el mote. Eso le restaba puntos. Crucé mis brazos sonriendo amablemente.-Para nada amorcito, llegas justo a tiempo.-Obviamente el mote cariñoso lo solté con sarcasmo.

Volví a mirar a mi tía señalando con el pulgar a la camilla.-¿Podemos hacer esto rápido? Ya...ya sabes que no me gusta mucho y, bueno, no quiero que pierdas mucho tiempo.

El resumen de Erika era particularmente especial y tensó los labios al oír aquello de inútil -¿Qué te tengo dicho de autoinsultarte?- Le preguntó mientras enviaba el recordatorio a Mérida de su propia ecografía -Pero bueno, me alegro de que todo eso no sea “tía estoy sangrando mogollón”- Lo intentó decir un poco en su tono fachero rebelde pero no le salió y acabó partiéndose un poco de risa ella misma -Yo me pedí unos días, después de lo de la misión empecé a sentir unas contracciones y pensé que lo mejor era descansar- Le respondió con una sonrisa.

Tras eso miró a Thalos sonriendo ante el mote, a fin de cuentas, tenían su química. Ojalá hubiese más parejas así. Empezó a encender la máquina porque conocía a Erika lo suficiente para saber que aquello sería rápido no, lo siguiente -No, llegas bien- Le respondió Anteia acariciándole el hombro y dándole dos palmaditas, haciéndole una rápida revisión visual para saber si estaba todo ok.

Tras eso miró hacia la máquina y empezó a traerla hacia donde estaba Erika ayudándola a acostarse y pidiéndole que se alzara un poco la camiseta y bajara los pantalones para que le dejara expuesta la barriga -Quizás podáis veniros a cenar algún día…- Dejó caer a ver si los muchachos por lo menos tenían una comida normal. Tras eso empezó a mover la máquina, previa aplicación del gel -Frío…ya sabes- Entonces empezó con la eco, señalando las partes del bebé que se iban formando. Siguió sacando un par de cálculos, revisó el ritmo cardíaco, la cantidad de semanas y su desarrollo -Por lo pronto, todo va bien… Puedes hacer un poco más de actividad…- Le dijo, mirándola a los ojos con un poco de advertencia y luego a Thalos -Es decir, esfuerzos físicos grandes no pero puedes moverte con mayor facilidad. Si sientes alguna cosa extraña, contracciones, puntadas de dolor, sangrado …Cualquier cosa, Erika, te acuestas donde estés y me llamas- Le especificó y luego miró a Thalos y a ella -¿Queréis saber el sexo u os van las sorpresas?- Inquirió, sonriendo de lado.

Cuando Erika usaba motes cariñosos con tono asesino, sabías que las bromas habian tocado la vena que hacia explotar su paciencia, y estos dias lo hacia con facilidad. Entrecerré yo tambien la mirada, me sabía mal ser borde con ella ahora mismo. Miré a la otra Malfoy echándole un repaso rapido de reojo cuando se me acercó, porque mi tendencia a desconfiar de las Malfoy, sobre todo si eran rubias, seguia siendo grande.

- Aham... .- respondí a eso de llegar a tiempo, apartandome un poco de ella para irme con Erika y que se preparara para todo el percal de la eco. Lo bueno es que lo haríamos rapido, porque a ninguno nos gustaba en exceso pasar mas tiempo del necesario en hospitales.

Lancé una rapida mirada a Erika para que dijera algo educado que nos librase de una cena familiar. Ella era la Malfoy, tenía confianza para declinar. Luego nos dio buenas noticias, en tanto en cuanto a que la criatura y ella se encontraban bien y habian recobrado fuerzas.

- Menos mal. - dije mirando las imagenes, todo parecia normal y el corazón se le oia como...pues eso, como deberia sonar. Miré a Erika y traté de darle animos. - Ya queda menos... - y luego lo de las sorpresas.... alcé una ceja....queremos mas sorpresas? - Eh...yo ya voy bien de sorpresas en mi vida, por mi puedes decírnoslo.

"decirnoslo...a quien tenemos que decirselo es a Reed. Pero está desaparecido, otra vez, para variar. Ojalá podamos proteger a este mejor que a Reed porque..."

No podía evitarlo, a ratos tenía el pensamiento de que pasaría otra cosa que nos acabaría por separar. Apreté la mano de Erika sin darme cuenta.
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dado 1: exito es niña. Fallo es niño. ES NIÑO
dado 2: exito, solo uno. Fallo, vienen doble. SOLO UNO
dado 3: exito es humano, fallo sale magicoso. ES MAGICOSO

El miembro 'Thalos Draven' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Fruncí el ceño extrañada cuando Anteia se pensó que me estaba insultando.- Oh no, no es un insulto, de veras me siento inútil. No puedo hacer...- me quedé pensando y negué.-¿nada? de lo que yo hago, me refiero.

Medio sonreí cuando la rubia habló de esa forma, me recordaba a cuando mi madre intentaba usar jerga muggle y se notaba muchísimo que no era lo suyo. Asentí entendiendo que se hubiese tomado unos días libres. Mi tía era...era sanadora pero ante todo era madre, y no sólo de sus hijos naturales.-Espero que el tío Lyran esté encargándose de los enanos ¿Cómo está Azahar? hace mucho que no la veo.-Al menos si pudiese entrenar estaría usando la katana con ella...aunque a estas alturas la peliazul seguro que ya me daba buenas palizas.

Tal como indicó mi tía me puse en la camilla, no sin antes entrecerrar un poco más los ojos a Thalos y sonreír irónica. En realidad no estaba tan enfadada con él, no estaba enfadada para nada. Levanté la camiseta, que era de Thalos y no hizo falta bajar mucho el pantalón porque ya lo tenía desabrochado, cosas de que no me valía una mierda de la ropa que tenía. Sentí la mirada de Draven en mi y le miré de vuelta antes de contestar a Anteia. Sonreí amablemente.-Cenar...no sé... tal vez en otra ocasión ahora duermo mogollón.-Encogí el cuerpo en un acto reflejo por la crema.-Pero podemos ir a tomar té si te parece.-terminé por decir antes de mirar sonriente a Thalos, con esa sonrisilla de "te jodes" que era bastante descifrable en mi.

Miré hacia otro lado cuando empezó con la ecografía, aunque lo escuchaba, en ese momento caí en que nunca había escuchado el corazón de Reed, algo que me hizo pensar en él y dar vueltas a la situación que teníamos entre manos con nuestro no tan pequeño crío. Suspiré y miré a mi tía cuando habló. Se notó que me alegraba eso de que podía empezar a hacer algo aunque luego fruncí mi ceño y resoplé dejando caer la cabeza sobre la camilla. Asentí por lo de avisarla, claro, seguro que me pondría a sangrar como una cochina por ...WOW ...dar paseos más rápidos. Alcé la vista a Draven por su intento de darme ánimos y sonreí en una mueca.

Crucé mis brazos por debajo de mi pecho y miré a la rubia cuando preguntó aquello, pero Thalos respondió por mí. Miré un momento a Draven que justo apretó mi mano y luego a mi tía.-¿Puedes saber si es mágico?-Lo pregunté sin más, me salió solo, sin pensarlo. Aunque llevaba mucho tiempo haciéndolo, con el temor de que pudiese ser...igual que Reed.

Miró de reojo a Thalos con aquella actitud tan esquiva y tensó los labios. No sabía qué había hecho para ganarse siempre esa reacción pero más allá de lo que siempre había dado no podía hacer nada más que continuar “extendiendo su mano”.  La negativa a la cena no hizo que Anteia se sintiera mejor pero tampoco esperaba que fueran, era rara las veces que compartían -Sí…Está bien- Concedió.

-Sí, cariño… Sí. Es el mejor papá del mundo-Murmuró con voz de enamorada, la voz que siempre usaba para hablar de él, pensando que es que sin él no podría estar tan tranquila por la vida. Sabía que era el mejor papá del mundo y que cuando ella no estaba le daba todo su corazón a sus pequeños, e incluso a Aedan -No la ves porque no quieres- Le respondió a lo de Azahar, a ver si es que la culpa iba a ser siempre de su Knox cuando los arisquitos eran ellos -Pero está bien, la verdad, es que Lyran dice que se ha vuelto una maestra de la katana. Tuvo buena maestra- Le dijo a su sobrina sonriéndole y se puso a revisarlo todo.

-De acuerdo pues…- Empezó a mostrar una zona en la eco señalándola -Es un niño, cariño- Se mordió la lengua para no preguntar por Reed.  La siguiente pregunta hizo que mirara a Erika largamente pero no dijo nada, simplemente apartó lo del eco y utilizó uno de los objetos que le había presentado Lucio cuando descubrió el área de maternidad y obstetricia. Era rara vez la que la utilizaba porque la gente daba por sentado que tendría hijos mágicos, pero… Resulta que hubo un tiempo en el que nacieron muchos niños sin magia y padres y madres solicitaron la creación del objeto para verificar si tendrían uno de esos y…

No permitirlo.

Anteia tragó un poco, esperando que aquello no fuera lo que Erika y Thalos querían hacer porque el embarazo estaba muy adelantado. Intentó que su miedo no se viera en su rostro mientras ampliaba la red. Era delicada y casi transparente, Anteia se tomó el tiempo de colocar cada punto rodeando el vientre de Erika -Si se enciende, entonces tiene magia- Murmuró y terminó de colocar el último de los puntos. Lo revisó una vez más y esperó, apenas segundos después una luz suave de color azul empezó a iluminar las delicadas hebras plateadas y Anteia mantuvo la mirada allí, sin el valor para leer lo que había en la pareja -Sí, cariño, es un bebé con magia-

Disimulé un suspiro cuando Erika me captó y rechazó el evento social cena, pero se me escapó una especie de risa-bufido cuando lo sustituyó por el evento social té. Entonces miré a Anteia.

- Apuesto a que tú preparas tés normales, sin cabezas de pajaro flotando....verdad? - verdad?


Las escuché conversar sobre su parte de la familia knox, cayendo en que hablaban de la peliazul del parche. Claro, era hija de Anteia. Soy lo peor para los arboles genealogicos, debia de admitirlo.
- Ella y un puñado de guardias nos salvaron el culo en la evacuación de Londres, se nota que las Malfoy estais hechas de otra pasta. - porque Anteia tenía lo suyo también, de un modo distinto, pero habia que reconocerlo.

Tragué saliva y observé, esperando noticias de la rubia. Asi que un niño. Me sentí un poco raro, creo que en el fondo habia estado esperando y casi deseando que fuera....niña?
- Pues ahora toca pensar nombres. Que tal....Deer? - me di cuenta en seguida de que usar el nombre de Reed al reves lo convertía en....en un ciervo. Y se me escapó una risa de estas explosivas y breves que tuve que cortar rapido, porque me acordé del incidente del ciervo en la cabaña, hace varios años ya - Perdón, perdón....

Luego Erika preguntó si sería magico y yo fruncí el ceño. Se podia saber tambien eso? al parecer si, porque Anteia procedió. Miré el proceso entre extrañado y escéptico, pero entonces....pues ocurrió la magia, como solía ocurrir entre los magos. Anteia confirmó y miré a Erika. Me preocupaba, pero....no porque tuviese magia en si, si no por las implicaciones.

- No tiene por qué ocurrir igual, Erika. Solo....hay que mantenerlo alejado de... - de ese ser. Porque me negaba a calificarlo como persona. Desvié la mirada hacia Anteia un momento, interrogante. Cuanto le había contado Erika sobre Reed?

"no va a ser tan facil.... en el fondo lo sabes"

Miré a Thalos abriendo mucho los ojos cuando calificó de no normales los encuentros de te que preparaba mi madre, o el tío Dacian o algunos miembros más de mi familia. Sabía que Anteia no se había criado con mi abuelo, así que seguramente si hacía el te como el inglés medio. -¿Estás diciendo que mi madre no era normal?

Pregunté bastante dolida, con voz neutra, con mirada de que como se le ocurriese decir que precisamente eso estaba diciendo, le iba a cortar los huevos. Sin embargo suspiré cuando mi tía comenzó a hablar de su familia. Los Knox me tranquilizaban, eran lo más parecido a una familia que tenía, a pesar de mi poco apego a ellos. -emmm...-Su contestación sobre Azahar me dejó un poco a cuadros, incluso mepuse algo roja.-Bueno...es verdad que tampoco la he llamado para verla pero...- Decidí no decir más, no sabía justificar mi preferencia de estar sola. Tal vez había pasado demasiado tiempo con demasiada gente en la base de la resistencia. Además Draven estaba adulando a la peliazul lo cual era mucho mejor que mi titubeo absurdo.

Miré hacia la ecografía y al escuchar que era un niño...simplemente mordí mi labio y asentí. Volví a mirar a Draven con cara de que estaba puto loco. -¿Deer?-Mi tono, mi tono era un poema, como mi cara. Y aunque él se reía yo no podía entender como se atrevía a soltar aquello y pegarse unas risas.

Mi tía estaba buscando un cacharro mágico de los suyos y bajé la voz-No es un sustituto de Reed, Thalos.-Solté seca antes de que volviese la rubia, que tardó poco en confirmarnos que tenía magia. Recargué la cabeza contra la camilla entornando los ojos. -Ya...solo hay que evitar que su madre se lo lleve con un loco ¿verdad?-Me incorporé, quité la red esa como pude y ni me limpié simplemente bajé mi camiseta.-Gracias tía Anteia, descansaré. Te lo prometo.-Solté antes de marcharme, muy cabreada de aquella consulta.

Lo de las cabezas en el té le hizo mirarlo con curiosidad -Las pongo en las galletitas- Respondió, sonriendo de  lado. A ella también le había parecido algo raro pero la tradición…Bueno, a veces le gustaba recordarse a sí misma que era una Malfoy especial. Le sonrió un poco más a Thalos cuando habló de Azahar rescatándolos -Mi muchacha aprendió de los mejores- Murmuró observando a Erika y guiñándole un ojo -Ella tampoco te ha llamado a ti ¿A que no?- Le dijo a la pelirroja soltando el aire lentamente -Cada vez sois más independientes y lleváis vuestra vida a vuestra manera. Sólo quiero que recordéis que, de vez en cuando, un té o una cena no os hará mal para recordar que teneis familia aparte de vuestras parejas. Y que estas…- Miró a Thalos a los ojos -Son bienvenidas en mi hogar.

Tras ello, bueno, todo fue muy extraño porque Erika se enojó. Thalos se rió. Erika volvió a mirarlo mal y la verdad es que Anteia se había puesto en tensión al ver a su sobrina así. El tema de Reed seguía siendo escabroso y la respuesta de Erika hizo que alzara la mirada hacia ella. No debía hacer preguntas, Lyran le había dicho en varias ocasiones lo mismo. Calla, calla, calla, calla. Se mordió el labio con fuerza para no decir nada, nada de nada.

-Te quiero- Le dijo cuando le prometió que se cuidaría y antes de que Thalos saliera tras, ella, que sabía que lo haría le tomó del brazo. Quería decirle muchas cosas, demasiadas pero era mucho más inteligente que eso. Al menos en el ámbito de los sentimientos -Cuidaros el uno al otro. Hormonas  y fuego son mala combinación- No pudo hacer nada más que entregarle la ecografía antes de que ambos salieran de allí.

"bueno, no, decididamente Jane Malfoy no era normal"

La mire con cara de puta confusión porque creía que en cuanto a la normalidad, estabamos en términos iguales, y ni su madre había sido normal, ni yo tampoco, ni mucho menos ella. Pero como le iba a decir eso ahora? Tenía la sensacion de que si se lo soltaba haría reventar algo de la sala.

Anteia tampoco es que fuera muy normal, y eso que era la mas normal de la sala, cuando dijo que las ponía en las galletas y no en el té. Supuse que era una especie de broma. Estaba de acuerdo con ella en eso de que si Erika tenía una familia por su parte, pues que haría bien en aprovecharla. La mujer rubia me incluyó en el pack, muy amable por su parte.

- Pues la proxima vez que se me invite, iré. - muy elocuente por mi parte, sin duda. Lo del nombre pareció no hacerle gracia a Erika, mas bien todo lo contrario. Su humor debía de haberse ido a tomar por saco con las hormonas.... Gruñí un poco al entender lo que ella creía que había querido expresar con aquello del nombre. Mas aun cuando añadió que lo unico que habia que hacer era evitar que ella se lo llevase con un loco. Un loco que....por cierto, ahora rondaba por esta isla.

- ¿Te crees que eso es lo que pienso? - se puso de pie y se largó sin mas, hecha un huracán. Iba a ir tras ella pero Anteia me detuvo un momento, dandome aquella especie de consejo. Cogí la eco, y estuve a punto de pedirle ayuda, de contarle todo sobre aquel "maestro", al fin y al cabo, los magos eran ellos..... Pero su despedida fue rapida.

Chasqueé la lengua, guardé la eco y me apresuré a ver si aun podía pillar a la pelirroja en los pasillos del hospital.

Después de algunas horas, Catherine y Wthyr se presentaron en el hospital. La primera sabía que tenía muy mala cara pero como era común no le importaba mucho nada. Absolutamente nada que no fuera el tremendo problema que implicaba dejar suelta a una bruja oscura con miles de años de resentimiento y demasiado conocimiento mágico.   En recepción había avisado la necesidad de ver a Anteia cuanto antes y le dijeron que iban a contactarla. Tras eso le envió un patronus a Matvey.

Catherine, por supuesto, pidió que la guiaran hasta la consulta para poder esperar tranquila. Se sentó en el primer sofá que encontró, apoyando el codo en la mesa y luego la cabeza en la mano, hundiendo los dedos en el cabello oscuro para nada peina con un gesto de preocupación en el rostro -Si no logro dormir les va a afectar…Ya sé que es lo de menos…Lo de dormir… Pero…- Dejó caer los párpados con un gesto algo cansado, pero al respirar profundamente notó que el agotamiento hacia mella y los abrió rápidamente.

Ahora, que se habían detenido un momento, empezaba a sentir algo de náuseas. ¿Sería porque no había desayunado nada? Aunque tampoco es que tuviera apetito ahora… Dejó escapar un suspiro y estiró las piernas mientras seguía esperando. Entonces fue consciente de algo…Una frase que le dijo Morgana: “Quizás Ávalon mismo te defienda”  y miró a Wthyr con un gesto raro -¿Crees que es buena idea que vaya a Ávalon?- Porque… ¿Esas palabras iban dirigidas a ella? ¿O eran dirigidas a Morgana? ¿Y si esa ancestral tierra le daba más fuerza?

Ya iba de camino al hospital cuando recibió el memorandun informando que la Descendiente Le Fay, AKA Cath de toda la vida, le estaba pidiendo una cita urgente. Aquello le parecía raro, tomando en cuenta que actualmente estaba trabajando en el ala de maternidad y que, además, la morena tenía una rara habilidad de aparecerse en su casa con gente medio muerta y pedirle que le ayuda.

Eso quería decir que esto no era tan urgente. Pero aún así…que fuera paso por paso con el protocolo le llamó la atención. Ian los había puesto al día sobre la situación  y sabía que Aedan había avanzado mucho así que sospechaba por donde iban los tiros así que apresuro el viaje en su nube, intentando centrarse porque tenía la preocupación de la desaparición de Erika cada vez más profunda. Y además, sabía que Ian lo estaba pasando mal. Aún cuando no se lo dijera, Anteia lo sabía.

Llegó hasta el hospital y tras saludar a todos se fue directo hacia su consulta, donde le habían dicho que ya le esperaban. En plural. Por ende se detuvo y les preguntó quién estaba con ella sólo le dijeron que un Pendragon. De acuerdo, entonces eso explicaba el protocolo y porqué no le había enviado un patronus. Podría hacerlo…

Abrió la puerta con lentitud y tranquilidad, ubicando primero al hombre alto y desconocido con quien intercambió una mirada amable y luego observó a Catherine. Evidentemente, su gesto pasó de amable a uno preocupado -Ummm… Buenos días. Cath…- Se acercó a ella, en vez de ubicarse en su sitio normal, se sentó arrodilló delante de ella aunque su panza de cinco meses ya se notaba bajo su ropa de trabajo. Le cogió las manos -¿Hace cuánto tiempo no duermes? No puedes volver a pasar por esto…No es sano…Ya te lo he dicho- Le acarició con el pulgar la mano y tensó suavemente los labios antes de incorporarse de un movimiento lento pero fluido. Podía sentir la ansiedad, el temor, la preocupación que se cernía sobre la morena y no le gustaba nada. Nada. Y menos el que estaba al lado de ella. Un armario de Ikea, o al menos el caparazón, no se atrevía a indagar demasiado aún pero le parecía que carecía de los muebles interiores.

Se encaró a Wthyr con toda la actitud Malfoy que le quedaba en las venas -Creo que no hemos sido propiamente introducidos, Anteia Malfoy Knox. Encantada de conoceros- Hizo una leve reverencia, breve también, a modo de gesto cordial y luego se giró hacia Cath, regalándole una caricia en la mejilla -¿Qué puedo hacer por ti?

Hicimos el trayecto hacia el centro de Ávalon volando a lomos de un dragón, aterrizando cerca del hospital para hacer el resto del trayecto a pie. Ambos teníamos las mentes tan ocupadas que apenas hablamos durante ese espacio de tiempo. Continuamos en ese silencio mientras nos conducían a la consulta de la planta de maternidad, un lugar en el que no podía estar más incómodo por  lo poco que se parecía a lo que teníamos en Ávalon. Cerré la puerta en cuanto entramos, quedándome de pie mientras ella se sentaba. Tenía tan mala cara que era evidente que la sanadora le iba a preguntar, pero no podíamos contarle todo lo sucedido. Al menos no con detalles...no me fiaba de nadie.

- Se  muere antes por no dormir que por no comer, ¿lo sabías? así que vas a dormir, aunque haya que usar pociones y todos los expertos en hipnosis de la isla. - me di cuenta de que había sonado algo brusco en cuanto terminé de soltarlo, aunque sólo era una manera de decirle que evitar dormir no era una opción. Su pregunta sobre Ávalon me pareció extraña porque ya habíamos acordado que iría allí, que lo haría cuando su hijo saliese del hospital.  - ¿Y por qué no va a serlo? no estarás más insegura en Ávalon de lo que estás aquí. Recuerda que prometiste que irías allí. - por supuesto que lo hizo, cuando pidió que dejase de usar mi magia de sangre sobre su ex.

Crucé los brazos en cuanto vi entrar a Anteia, dirigiéndole un frío y protocolario saludo antes de que se acercase a Catherine. Claro que había notado que no dormía...pero por lo visto ya le había pasado antes. Descrucé los brazos lentamente cuando la mujer me encaró con aquella mirada, devolviéndosela un tanto desafiante por si acaso se le ocurría ponerse a darme sermones o decir algo sobre el anterior marido. - Wthyr Pendragon. Igualmente. - no incliné la cabeza porque no correspondía, no hacía  reverencias a plebeyos. Esperaba que fuese al grano y que no se entretuviese, así que tomé la palabra para acelerar aquello.

- Los sanadores de Ávalon han determinado que está embarazada de dos. Probablemente sea de un mes, coincidiendo con la fecha de nuestra boda. Ella quería venir aquí para verlos mediante los chismes no mágicos que tenéis aquí. - dejé clara mi reticencia a esos aparatos, si había aceptado era para minimizar los posibles riesgos.   - Según dice de ese modo se puede comprobar si está todo en orden. - observé de reojo hacia la camilla junto a la que estaban todos esos aparatos, entornando levemente los ojos. Después pasé la mirada de Catherine a Anteia. Tanteé el terreno, diciendo solo lo necesario para ver si le podía mandar alguna cosa.  - Puede que necesite pociones para dormir. No se encuentra muy bien, fue a vomitar en cuanto despertó. - con eso ya tenía información más que de sobra. Tampoco quedaban ya marcas en el pecho que pudiesen delatar el ataque de sombras, el díctamo las había curado correctamente.