Aposentos de Wthyr Pendragon

Recuerdo del primer mensaje :


Además de la habitación, como todo castillo, cuenta con salas anexas entre ellas: Un salón privado para comer, aseos y vestidor privado y además un área con una biblioteca y zona con un escritorio. También tiene un espacio con sofás alrededor de una chimenea.

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (10)' :

Era evidente que dejar que Adele se quedase era un error, y que no tenía ningún motivo para defenderla. Su utilidad ya era nula. - Ya he dado la orden para que sea expulsada, pero antes pasará por un "correctivo" en los calabozos. - concretamente para ser torturada a manos de Lake. Eso le enseñaría a no abusar de la hospitalidad de los Pendragon ni a aprovecharse de las circunstancias. Mucho habían tardado en hacerlo.

Se extrañó por la pregunta sobre mantener su mente cuando mostraba sus características draconianas, como las escamas o las alas, pues no era como que se convirtiese en una bestia sin raciocinio. - Claro...soy plenamente consciente de lo que hago, al igual que los dragones puros lo son. - enseguida comprendió por qué lo decía, había establecido un paralelismo con lo que sucedía con los licántropos, algo que tenía sentido si se tenía en cuenta que en las bestias no se podía usar el control mental. No le molestó que mencionase ese caso, era lógico que pensase en ello si  ya lo había probado antes. - Es diferente. El licántropo no domina sus impulsos ni es dueño de sus actos. Un dragón sí...por tanto puede ser controlado.  - aún así era de agradecer que hubiese estado pensando en posibles maneras de bloquear al enemigo, para evita que sucediese como con Giordano. Captó su mirada de haberse dado cuenta de su no respuesta a lo de regresar, a lo que contestó con un gesto de resignación.

- Pues no lo sé. Sería por Jack, sería por todos los Descendientes y sus asociados...sabes que los pensamientos pueden ir muy rápido cuando se desencadena la furia, y a saber lo que pensó. - frunció el ceño levemente por la asociación de Lake con Layla, pensando que no era lo mismo...aunque comprendía que desconfiase de ella si le recordaba a aquella hermana.  - Supongo que viene. Podemos ir a buscarla juntos ahora.- porque desde luego no las iba a dejar a solas, sin su presencia para impedir que cualquiera de ellas se calentase y acabase haciendo una estupidez. Se puso un poco más serio al escuchar lo de la casa Hacksaw, porque no dejaba de ser la casa de su ex por mucho que fuese a ver a Aedan. Ya le había dicho que podía llevarlo a Ávalon cuando quisiera, pero aquello parecía no convencerle.  - Algún día tendrás que traerlo aquí, porque ni siquiera conozco a tu hijo. Supongo que cuando nazcan sus hermanos. - con eso dio a entender que no iba a prohibirle ir allí, había ganado la suficiente confianza en ella como para no dejar que le comiesen los celos cada vez que estuviese con su hijo y el padre a la vez. Eso no significaba que le gustase, pero estaría en Italia más ocupado con otros asuntos.

Todo lo que sucedió después con el crío de Rasputín le empezó a provocar una sensación extraña en el cuerpo, pues era evidente que estaba viendo algo con sus poderes de nigromancia. Se removió un poco incómodo en la cama al escuchar las preguntas de Catherine indagando si le estaban saludando, pero se quedó helado por completo cuando el niño le señaló, asegurando que le estaban saludando a él. Palideció ante el balbuceo del niño diciendo "ana"...Dana...aquella habitación en la que ella había muerto... ¿se había quedado allí? ¿realmente había estado durante todo ese tiempo allí, atada a aquel lugar? se quedó con la vista fija en ese lugar, mientras sentía que empezaba a costarle meter aire en los pulmones y su respiración se hacía más rápida y superficial. Notó el apretón de mano de Catherine, pero no se lo devolvió porque se había quedado clavado en el sitio.  - ¿Qué...qué te está...diciendo? - preguntó tras tragar con dificultad, negando de manera inmediata porque no estaba seguro de querer saberlo. La sola idea de imaginar que el espíritu de Dana estaba allí con ellos o que lo hubiese estado siempre hacia que le diese vueltas la cabeza.

- No. Llévatelo de aquí, Catherine. Llévatelo ya. - pidió desviando la mirada, llevándose la mano a las sienes sin querer saber nada más de ese niño ni de lo que podía ver. Hubiese preferido no saberlo, ahora no podría estar en esa habitación del mismo modo.

Lo del correctivo hizo que lo mirara largamente y como muchas veces en la vida, Catherine también decidió meter las narices -Quiero verla antes de que se vaya- Su tono era neutro pero lo cierto es que después de enterarse la rastrera forma en la que había tratado a Matvey con el único objetivo de escalar posiciones, bueno, digamos que no se encontraba de buen humor. Y eso que ni siquiera sabía que Aedan había sido puesto en peligro…

Asintió con suavidad, suspirando levemente al ver que esa tampoco era una buena opción para evadir el control mental -Ya- Susurró cuando hizo la comparación precisamente porque era eso lo que Ian buscaba evitar. Pero no añadió nada más.

Al escuchar lo de Lake siguió sin encontrarle mucho sentido, quizás si hubiese leido la carta o si su odio se había desviado hacia ella y, por ende, había pensado en Ian o en Aedan; podría haber ocasionado aquello. Pero comprendía la petición. Ella había tenido su arranque, como siempre le pasaba cuando Aedan o Ian estaban en peligro. Y había sido la forma, no física, de mantener en raya a una mujer que tenía cierto interés por derramar sangre. A diferencia de Shyvanna, que solía amenazar y amenazar, llenándose la boca de insultos pasionales; Lake era más comedida y, por ende, más peligrosa.

Notó el cambio en su gesto pero no se apresuró a hablar -Ya vino, Ian lo trajo la última vez. Es de lo que quiero hablar con él también, lo que comentamos nosotros hace unas semanas sobre lo de que te conociera. Os odiais…Y sé que la situación a tratar es peliaguda pero … - Alzó los hombros -Es lo que tenemos. Prefiero tratar el tema con él en un sitio familiar para Ian que hacerlo aquí- Al menos ya sabía su posición y la de ella, lo que la dejó más tranquila. Sinceramente, le importaba más bien poco lo que pensaran los demás mientras Wthyr tuviera todo claro.

Sin embargo, todo pareció olvidado cuando la situación con Ivanov se le fue de las manos a Catherine. El gesto del moreno le asustó…Le asustó porque lo había visto mal muchas veces, lo había visto vulnerable, lo había visto en distintas facetas que dudaba mucha gente conociera pero en ese momento se dio cuenta de lo horrible que había sido la pérdida de Dana para él, de lo mucho que le perseguía y se preguntó si esa habría sido ella…Si Ian hubiese muerto.

A su alrededor todo cambió, de pronto ya no estaban en la habitación, en realidad no estaban en ningún sitio. Catherine simplemente borró todo hasta que quedaron ellos dos -Wthyr…- Al ver que no le respondía a las manos y le pedía que se llevara a Ivanov, tensó los labios. Alzó las manos para tomarle el rostro y hacer que le mirara, esperó, hasta que le enfocara -Quizás lo que quiere decirte es que tengas cuidado, pero te lo digo yo; por ella, por Awen, por nuestro hijo y por mí- Tenía el rostro sereno pero con un deje de preocupación -Vas a volver- Era una sentencia -Vivo- Añadió, por si no le había quedado claro y soltó su rostro sólo para rodearle con los brazos y abrazarlo con fuerza, pensando o queriendo que ese gesto pudiera reunir todos los pedacitos rotos de su corazón para que estuviera entero y, así, quizás estuviera en mejor condición para irse a la batalla.

Le concedió aquello de ver a Adele antes que marcharse, puesto que de todos modos tenían que ir a ver a Lake para quitarle lo del control mental, y ella estaría con la prisionera en la celda. Así solucionaban dos cosas al mismo tiempo. Supuso que querría decirle algunas palabras poco amables por haber secuestrado al hijo del nigromante. No hubo mucho más que añadir, y tampoco a la aclaración con el tema de Aedan. Puede que el crío hubiese estado allí, pero igualmente seguía sin conocerlo. Era evidente que él y el licántropo no podían casi ni verse, así que por ese lado era mejor que lo hiciese así, cada uno por su lado. - Ya lo sé, ese tema es decisión tuya. Lo comprendo.- porque al fin y al cabo era su hijo, y no se iba a meter en cómo trataban el tema de las visitas. Puede que no dudase de la lealtad de ella, pero sí que dudaba, y mucho, de su ex. Más le valía no hacer ninguna estupidez.

La conversación murió desde el momento en que el heredero de Rasputín se había quedado mirando a la nada, desde que lo había señalado y dicho algo que sonaba mucho como el nombre de su primera esposa. A aquel maldito crío le había bastado un gesto y una palabra mal pronunciada para desencadenar aquella reacción en Wthyr. A duras penas era capaz de asimilar que el espíritu de su esposa estaba allí en ese momento, y desde vete a saber cuándo. Había tenido que apartar la mirada del lugar a pesar de no verla, cerrando los ojos e intentando respirar profundamente para calmarse, aunque sin mucho éxito. Ni siquiera le escuchó cuando dijo su nombre, apenas era un eco. Volvió a abrirlos cuando sintió las manos de Catherine sujetándole el rostro para que se enfocase en ella, puesto que todo el entorno de alrededor había desaparecido. Necesitó algunos segundos para lograr que sus palabras le llegasen por fin, encontrando en su mirada el anclaje a la realidad que necesitaba. Asintió mínimamente cuando puso en su boca las palabras que Dana le diría, y que volvería. Ojalá fuese eso lo que le decía, porque si se ponía a imaginar otras cosas...

Tardó un poco en reaccionar, pero al final se aferró a Catherine con fuerza en aquel abrazo, como si fuese lo único tangible en ese momento. Siguió luchando por evitar que la espiral de pensamientos le arrastrase a un lugar más oscuro en el que no quería entrar. Tenía miedo de perderla también, y le dolía imaginar que Dana se hubiese quedado allí encadenada en aquel lugar y que no lograse estar en paz jamás. Consiguió regular poco a poco su respiración al centrarse en la de ella para coordinarlas. Pasados largos segundos aflojó un poco la intensidad con la que la había rodeado, separándose ligeramente mientras negaba con la cabeza. Todavía le costaba entender cómo de absurdamente habían reaccionado su mente y su cuerpo ante aquella revelación. - No sé qué me ha pasado...- confesó con voz queda, recriminándose un poco internamente por haber perdido el control. Al menos ella no iba a juzgarle por eso ni se lo iba a contar a nadie. Agradeció tenerla cerca en trances así. - Necesito salir de aquí, ahora mismo no puedo pensar en eso. Tengo que centrarme en otras cosas. Ven conmigo. - la cogió de la mano, ofreciéndole ayuda para ponerse en pie. Del niño no quería saber nada, ni escucharle decir una cosa más.

Reconociendo perfectamente lo que estaba viviendo Wthyr porque… le había pasado a ella más de una vez, Catherine envío un mensaje mental a Eretria informándole que necesitaba su ayuda con Ivanov. Al menos de forma momentánea mientras ayudaba al Pendragon y también arreglaban las cosas antes de ir a Ouroboros.

Tardó un momento en enfocarla y vaya si la morena sabía perfectamente porqué era. Su mente iba mucho más rápido que su cuerpo y, por eso, se había quedado bloqueado. De pronto sintió la forma en la que se aferró a ella y le llenó de un sentimiento agridulce. Por un lado, estaba la tristeza que le embargaba saber que había perdido a su verdadero amor a causa de una maldición de la que él no tenía la culpa. Y, sobre todo, el conocimiento de cuánto le pesaba en el corazón la muerte de Dana y de Awen. A veces se preguntaba cómo había salido adelante pero ese tipo de reacciones… le recordaba las veces en las que ella no fue capaz de lidiar con esos sentimientos. ¿También los había evadido? ¿Y ahora volvían con fuerza pillandolo desprevenido? Estaba…segura de que era eso. Por el otro, saber que había reaccionado y que había reconocido el momento y "lugar" en el que estaban, que había sido capaz de ayudarlo a salir de aquel trance, la llenó de calma. Si se podían alcanzar el uno al otro cuando estaban perdidos entonces tenían cierto nivel de confianza, algo que iban a necesitar de cara al futuro.

Ella le devolvió el abrazo, esperando que realmente aquella curiosa idea de que pudiera arreglar y juntar aquellos pedazos de su corazón para intentar hacerlo funcionar, sirviera de algo… Al menos que entendiera que estaba allí para ayudarle -Yo sí- Murmuró cuando se alejó y le miró a los ojos con los labios tensos -Pero no es algo que podamos solucionar ahora, si quieres, cuando vuelvas… lo hablamos-

Acarició un poco su espalda cuando mencionó que debía salir de allí, notando que la habitación en sí le agobiaba. ¿Sería necesario mudarse? Los cambios ajustados a la llegada de los mellizos no se habían hecho aún. Quizás podía tomar esa oportunidad para hacer algo nuevo, de cero, para ellos. Sin recuerdos tristes ni armarios llenos de ropa antigua. No se lo preguntó, quizás podía darle la sorpresa cuando volviera y ver qué le parecía. Necesitaba a Eretria y… y a Shyvanna. Pensar en eso le hizo tensar los labios. Mejor Gwen. Si se encontraba bien.

Se detuvo un poco cuando se puso de pie ofreciéndole la mano a Ivanov para que caminarán juntos, una escena que sinceramente nunca pensó que se llevaría a cabo. No con Ivanov, al menos. La vida era irónica. Al abrir la puerta Eretria estaba allí así que los presentó brevemente por el bien del pequeño y como ya le había explicado a Eretria mentalmente lo que necesitaba, partieron por caminos distintos, Catherine supuso que en dirección a los calabozos.

Apareció a través del portal en la habitación directamente. No había pensado mucho en el destino pero en cuanto puso un pie allí recordó lo que le había pedido al servicio y trató de enfocar su mente en ello. Contactó mentalmente con Eretria y también con la jefa del servicio para que la guiarán hacia la zona y le mostrarán todo lo que habían organizado.

Los nuevos aposentos no estaban demasiado lejos de los actuales y tenían una distribución distinta así como una decoración más Pendragon. Además de la zona de la habitación que contaba con la cama y una zona con sofás y chimeneas, estaba conectada con otra habitación que incorporaba un gran despacho y a donde ya habían movido los libros de ambos. Pero lo que realmente le agradó fue ver la habitación extra donde estaban aún trabajando y preparando con las cosas básicas para los mellizos. Aunque de momento los muebles estarían allí, Catherine había pedido que la habitación fuera lo suficientemente espaciosa para incorporar las cunas cuando naciera. Luego estaba el armario que era otra habitación pero un poco más pequeña que la de la otra habitación, tenía sentido. Ella apenas tenía ropa… y más de la mitad de todo eso era Wthyr.

Dejó instrucciones para unos últimos cambios y contactó mentalmente con Wthyr avisándole que había vuelto y que la encontrará en el balcón al qué solía ir cuando necesitaba… aire. Allí donde Shyvanna le había besado. Esperó, sentada a que llegara él, mientras disfrutaba de las vistas de Avalon y pensaba en todo … todo lo que había hecho aquel día. Estaba agotada y los bebés no paraban de moverse, supuso que estaban estresados como ella. Suspiró levemente llevándose las manos al vientre.

La situación de la relación con Ian…
La situación de Mei y todos sus compañeros del Consejo.
Su conversación con Gwen, los vasallos de Avalon y el tratado.
El Sanguis dentro del hospital de Ouroboros.
Matvey y su demonio. Matvey y su padre… Su padre había vuelto.

Miró hacia las estrellas del cielo de Avalon y a los dragones que estaban sobrevolando tratando de enfocarse en ese manto de oscuridad y robarle algo de paz

Era ya bien entrada la madrugada cuando recibió el mensaje mental de Catherine, poco después de terminar de zanjar asuntos importantes con los hermanos. No dudó en ir a su encuentro en el lugar en el que le había citado, a pesar del cansancio de aquel largo día que había empezado en las cuevas encantadas y había acabado recibiendo una maldición por parte de un Papa destronado. Todavía tenían tiempo para ocuparse de aquello, por el momento aún tenían que librarse de la que amenazaba sus linajes. Era una de sus mayores preocupaciones, así que las demás tendrían que esperar.

Se apareció finalmente en el balcón, donde le esperaba la mujer con la que había pactado por el bien común de ellos mismos y de sus familias. Con el paso del tiempo se había convertido en una pieza clave para él, en más de un sentido. La contempló en silencio durante un instante, recorriendo con la mirada el perfil de su rostro a la luz de la luna. La imagen le resultó misteriosa y atrayente, pero siendo una Le Fay en Ávalon le pareció que tenía todo el sentido del mundo.

- Extraño lugar para reunirnos. ¿Quieres una cita o algo así? - comentó alzando la barbilla con un tono algo engreído, esbozando una leve sonrisa ladeada. En realidad prefería ir por ahí antes de recordar todo lo que tenían encima por resolver. No sería esa noche, desde luego. Caminó hasta llegar frente a ella, todavía algo intrigado por el sitio en el que le había hecho reunirse. Después se fijó mejor en su expresión, dándose cuenta de que parecía bastante cansada y estresada. - O en otro momento…- Frunció levemente el ceño, sujetándose un momento el brazo vendado antes de sentarse en el banco que estaba junto al de ella. Algo le decía que tenía que ver con Ouroboros.

- Juraría que esperabas encontrar algo de calma cuando tuvieras a los tuyos de vuelta y cuando acabáramos con el Papa, pero no ha sido así. ¿Te ha dicho algo el nigromante? - preguntó con cautela, por si acaso se le había adelantado y le había dicho algo de la nueva maldición.

Reconoció la presencia de Wthyr inmediatamente, no sólo por su imponente presencia mental sino por el vínculo mágico que encendía su propia energía ante la cercanía. Ladeó la cabeza hacia él en silencio cuando le habló, sonrió levemente ante la idea de una cita -¿Crees realmente que podríamos tener una? Nunca me han cortejado y no tengo mucha idea pero…- Alzó levemente un hombro -No creo que seamos ese tipo de personas… - Murmuró finalmente para luego volver -Somos más espontáneos pese a nuestra necesidad de control- Analizó un poco porque los escasos momentos que habían compartido y que se habían convertido en recuerdos habían sido eso, espontáneos, como aquel tirabuzón en Thauren o las cuevas de aquella misma mañana. Parecían tan lejanos -¿Difieres?

Le devolvió la mirada para luego pasarla a su brazo. Odiaba ver a la gente herida y… se preguntaba qué le habían hecho para realmente lastimarlo de esa forma pues había podido detener el golpe de un troll ese mismo día. ¿Quién le había hecho daño? Se relajó un poco en la posición en la que estaba, apoyando su hombro del de Wthyr -Me dijo muchas cosas y me enteré de otras tantas- Explicó de manera casi críptica y tras ello guardó silencio durante un momento -Ha liberado a Thauren- Eso era más importante para él que cualquiera de las otras cosas que debía decirle.

Arrugó un poco la nariz y soltó un sonido de quejido cuando uno de los bebés le clavó una patada en las costillas. Empezó a masajearse esa zona a ver si lograba que bajara lo que sea que tenía allí. Tras eso suspiró -Mi padre está vivo. En el cuerpo de Adriano- Volvió la mirada hacia Wthyr -Como revenant- su expresión era neutral porque seguía teniendo numerosos sentimientos encontrados. Apartó la vista de él un momento después y volvió a contemplar el cielo -Y el Sanguis de Ouroboros ha invadido todo el hospital. Dentro de poco quedará inhabilitado-

Se llevó una mano al cabello, pasándose un mechón de pelo por detrás de la oreja -Así que… ¿Calma? - Sonrió levemente -Pensé que habíamos quedado en que los dos disfrutábamos del caos como zona de confort

No era la primera vez que dejaban caer eso de las citas o el cortejo, como cuando estuvieron comentando irónicamente lo de la luna de miel en Italia. Menudo desastre había sido aquello. - Podríamos...pero sería como fingido. La gente hace eso cuando no se conoce nada en absoluto. La mayor parte del tiempo dan solo su mejor cara, ocultando las imperfecciones y dejándolas para luego. Nosotros ya hemos visto bastante de eso. - a la fuerza tal vez, pero las circunstancias les habían obligado a vivir en poco tiempo situaciones en las que habían llegado a conocerse más que en una de esas citas. Ahora que lo decía se daba cuenta de que ella llevaba razón en aquello de la espontaneidad. Aquellas ocasiones en las que habían actuado teniendo expectativas de algo habían acabado peor. Era precisamente lo que le había dicho en las cuevas, después de enterrar el hacha de guerra tras semanas sin hablar. - Difiero. Yo me he controlado bastante...- tampoco añadió mucho más, aunque sonase críptico podía interpretarse. Si hubiese sido todo lo "espontáneo" que hubiese querido en algún momento pues...todo habría sido más complicado aún.

- ¿Qué cosas exactamente? No sé qué te habrá dicho sobre el final de la batalla... - preguntó con un leve tono de recelo, pues ya no sabía si estaban hablando de lo mismo o no. Lo de Thauren lo dejó sin palabras durante unos segundos, provocándole una mezcla de sensaciones entre el alivio y el rencor por todo lo sucedido. - Ya era hora. Quiero recuperar su cuerpo, despedirlo como se merece. Lo traeré desde Ouroboros o donde quiera que lo haya dejado. - porque suponer cortesía por parte de Matvey llevándolo a la reunión en Tintagel era mucho esperar.

El quejido de ella le alarmó momentáneamente, bajando la mirada de inmediato hacia la zona del vientre a la que se llevó la mano. Apoyó la suya muy cerca de la de ella, deslizándola despacio hacia abajo dejando un leve rumor de energía mágica mientras seguía el movimiento. - Vas a tener que darles la orden mental para que dejen de pelear ahí dentro. En las próximas semanas van a estar muy apretados. - al menos que se llevasen bien cuando saliesen. Él no iba a intentar ponerle en contra de su hermana, eso desde luego. Apartó la vista de donde la tenía y quitó la mano en cuanto escuchó lo del padre vivo, tardando un poco en asimilarlo porque todo se volvía más raro por momentos.

- ¿¿Adriano?? ¿ha usado su cuerpo para atar el alma de tu padre? ¿Por qué ahora?- no entendía lo que pretendía ese turbio nigromante, pero podía hacerse una idea de lo que esa noticia habría supuesto para Catherine. - ¿Has podido hablar con él? - No dejaba de ser un extraño...por mucho que el alma estuviese dentro. Lo del Sanguis invadiendo el hospital le hizo ponerse más serio. Era un recordatorio de que no controlaban al árbol que les proporcionaba poder, y que no terminaban de entenderlo. - No es algo que nosotros hayamos ordenado. Lo sabes. - reconoció, molesto. Lo que le irritaba no era que su flamante hospital estuviese invadido por el Sanguis, sino que era algo que no obedecía a sus órdenes, y que tendrían que escuchar sus quejas en la reunión que tendrían en Tintagel. La mención del caos le trajo de vuelta a la conversación, recordándole por contraste a aquel momento en la cabaña en el que solo pedía tranquilidad, o cuando se deprimió y sus sombras se descontrolaron por toda la habitación En el fondo llevaban el caos dentro. - Sobre todo cuando lo provocamos nosotros.

Escuchó su respuesta, analizandola con cuidado. Cierto era que habían tenido que conocerse a…golpes pero eso no quitaba que, al menos desde su punto de vista, había conocido más a la persona detrás de la corona y linaje. A Wthyr, sin apellido. Y había descubierto a alguien con quien… hablar. Además de pelear, pero las peleas eran una constante en su vida. Difícil era la conversación que no acababa en una reacción a la defensiva de sí misma. Cuando difirió de lo que le dijo estuvo a punto de interrumpirlo y volver a llevarle la contraria hasta que dijo lo de después, Catherine le recorrió el rostro en silencio, con gesto pensativo y después bajó la mirada contrariada. Sabía que decía la verdad pero también era un tema que habían abordado varias veces así que no tenía sentido volver a dar vueltas sobre lo mismo. Alzó los ojos hacia las vistas del balcón sin añadir nada. Ojalá pudiera comprender que el simple hecho de apoyar su hombro en el de él era un gesto de confianza y necesidad.

-Que se suicidó- Indicó Catherine con los ojos entrecerrados -Su orgullo fue tal que… no pudo lidiar con la derrota y prefirió suicidarse. Creo que nunca haría eso…- Murmuró Catherine pensativa -Sí alguien ha sido lo suficientemente bueno para matarme, le dejaría llevarse la gloria- Asintió, como comprendiendo que si llegaba a suceder era una situación que ya había planteado en su cabeza y decidido.

Sabía que el tema de Thauren era delicado así que lo acompañó en su silencio, simplemente estando allí. Ella había guardado luto por mucha gente y las palabras ajenas nunca le habían servido de mucho. Nadie podía decirle "no estés triste" y quitar toda la emoción de su cuerpo. Era imposible -Me encargaré - Fue la única respuesta pensando que había sido idiota al no preguntarle eso a Matvey y trató de conectar mentalmente con él pero la estática ocupó su canal telepático y … maldijo interiormente por olvidar que su comunicación, antes tan fácil como respirar, estaba truncada por un demonio.

Dejó que Wthyr la ayudará a calmar a los bebés y cerró los ojos al sentir la leve corriente mágica filtrarse a través de su contacto. Sonrió levemente -¿Recuerdas cuando te dije que las mentes no eran fáciles? Las de un adolescente o adulto tienen cierto orden. Las de los niños son más complicadas, abstractas en un sentido diferente. No suelo darles órdenes, solo… - Guardó silencio un momento como buscando las palabras -Les ¿Acaricio? Con mi presencia mental para que se sientan reconfortados y solo cuando es estrictamente necesario. Pueden asustarse o… bloquearse. No lo sé… soy muy respetuosa en ese ámbito-

Abrió los ojos cuando quitó la mano y estudió su expresión. Sorpresa. Claro. A ella también le había sorprendido -No lo sé. No pregunté- Apartó la vista avergonzada y con el ceño fruncido -Papá ya me lo había dejado entrever la última vez que hable con él. Por eso me interesé en el tema. Stavron es muy… persuasivo cuando quiere. Quizás finalmente convenció a Matvey- Alzó los hombros como restándole importancia. Se quedó un rato en silencio cuando le preguntó si había hablado con él, recordando como se había sentido al oír a Matvey -No- Dijo con un ligero nudo en la garganta -Tuve un ataque de pánico- No sería sorpresa para él, no ahora que la conocía un poco más -Y estaba inconsciente- Añadió, volvió la vista hacia él y negó con la cabeza -Mejor no hablemos de esto… aún no me siento lo suficientemente fuerte para hacerle frente-

Asintió cuando defendió que no tenían nada que ver con el Sanguis -Consume magia y sangre. El hospital es una buena fuente ante la ausencia de sangre Pendragon. ¿Crees que si le doy la mía podría detener su avance hasta que nos reunamos con Ouroboros?- Inquirió con cierta duda, haciendo una pequeña mueca con la boca -Aun así, ese hospital ya no es una opción para dar a luz. He concertado una cita con la Dra. Royden para conocer sobre su hospital en tierra-

El tema del caos la relajó un poco -Sí- Respondió pensativa cuando dijo que era mejor cuando lo creaban ellos -Porque lo controlamos o reconocemos nuestras acciones. Pero otras veces, cuando viene de afuera…nos bloquea- Y recordó porque le había citado allí -Por eso te pedí que vinieras aquí- Murmuró -Quiero mostrarte algo- Añadió y se incorporó con lentitud, tendiéndole la mano para invitarlo a incorporarse.

Supo claramente por qué no le contesto nada a lo de que él se contenía, pues era un tema que les había traído muchos problemas y del que habían hablado claramente en las cuevas. Sólo era eso...un recordatorio de que no era todo lo espontáneo que ella creía. Seguía habiendo ciertas barreras que tardarían en caer, o que tal vez no cayesen nunca. Apartó ese pensamiento de su mente para centrarse en la conversación, asintiendo con cautela a lo que comentó sobre el final del Papa. Bien...Matvey no había sido tan estúpido como para ir a contarle el chisme completo.

- Sí, se vio acorralado y en un arranque de cobardía o de orgullo hizo eso. - la preocupación por saber si de verdad había logrado lanzar una maldición seguía ahí, pero prefería no decirle nada al menos hasta que diese a luz. Entonces podría pedirle que revelase si de verdad había una marca que lo verificase. Tenían tiempo... - Yo no le dejaría. Si pudiese, moriría matando. - reflexionó planteándose el escenario, aunque supiese que las cosas no siempre salían como uno quería. El breve contacto que tuvo después con Catherine le dejó más pensativo aún, pero no por lo que le explicó ella sobre las mentes, sino porque fue consciente de que cada vez quedaba menos y aquello le hacía darle demasiadas vueltas a la cabeza.

- Hmm...así que piensas que pudo ser tu padre el que le convenció para traerle de vuelta. - qué bien. Ahora tenía un "suegro" que sonaba a manipulador y colaborador de Matvey. Por si no tenía suficiente con esa pseudo figura paterna del nigromante, ahora tenía otra con la cara de un italiano que le había acusado de tener un pésimo acento. - No seré yo quien te diga cómo lidiar con tus peculiares asuntos familiares. Ya has visto que no soy un ejemplo con la mía. - y ella lo había visto de sobra...sus conflictos con todos los hermanos. Negó tajantemente cuando propuso darle sangre al árbol, pues sonaba como una oportunidad para que sucediese lo que había visto en aquella pesadilla.

- Ni se te ocurra. Mantente alejada de ese lugar. - era una orden que no admitía réplica. Que "disfrutasen" los de Ouroboros de la sed de sangre del Sanguis. Era cierto que no tenían control sobre lo que hacía, pero no se sentía culpable de que les estuviese dando problemas. El único era que los mellizos ya no podrían nacer allí, pero ni siquiera le iban a permitir entrar, así que... - ¿Royden? eres su superior, debería permitirte la entrada en lo que quiera que esté construyendo en tierra. - y si no él mismo se encargaría de secuestrarla, de llevarse los materiales que hiciesen falta y de buscar un lugar en tierra alejado del Sanguis y de otros peligros.

No terminó de entender la relación entre lo que estaban hablando sobre el caos y lo que ella parecía querer mostrarle, así que la miró con algo de desconfianza. Aún así tomó su mano, levantándose con ella para dejarse guiar. La última vez que le había dicho que quería enseñarle algo tenía que ver con ilusiones, con posibles futuros. - ¿Es otra especie de "prueba"? - preguntó tratando de disimular su impaciencia, desviando la mirada un instante al cielo en el que comenzaba a despuntar el alba.

Eres más bélico que yo. Además, fuiste entrenado como guerrero- Aquella frase la dijo sin pensarla demasiado, pero una vez que salió de su boca recordó las palabras que cierto vasallo le había dedicado. Las repitió en su mente mientras analizaba las estrellas queriendo… pintar. Inspiró un poco. ¿Conocían los vasallos el mismo Wthyr que ella? Quizás sí, quizás no. Quizás solo Rodrigo. Apartó aquellos pensamientos con un gesto de la cabeza porque no podía darle más vueltas.

-Es muy probable. Me resultó evidente que murió con esa idea en la cabeza. Lo que me lleva a preguntarme… - Pero una vez que dijera la primera pregunta en voz alta, su mente no pararía. Y lo que quiera ahora era detenerse, descansar. Alcanzar cualquier resquicio de paz que quedara en ese castillo. Se giró a mirarlo con un leve asentimiento de cabeza cuando le dijo que no se inmiscuiría en su relación con su padre. Ahora no podía parar de cuestionarse que pensaría Stavron de Wthyr.

La orden le salió tan tajante que Catherine de giró a mirarlo de nuevo con una ceja arqueada. Y se le quedó mirando en silencio un momento antes de soltar una risita divertida, que ocultó poco después llevándose la mano a la boca aunque sin dejar de mirarlo-¿Qué? ¿Ahora tengo que hacerte caso? A mi no me hace efecto ese tonito, Wthyr- Mantuvo la sonrisa un momento antes de soltar un suspiro - Sé que es peligroso pero ya me había comprometido con el Consejo. Quizás en vez de ir personalmente puedan darle mi sangre, otra persona- Pensó o, mejor dicho, sugirió.

-No soy la superior de nadie, Pendragon… la señorita Royden es ciudadana de Ouroboros pero SU hospital no pertenece a ningún proyecto del Consejo ni de la isla. No tengo potestad de nada… - Negó con la cabeza antes de situarse en contexto - Mañana nos reuniremos con ella y hablaremos de lo que está haciendo- Resumió con un tono bastante sosegado pero que dejaba entrever que aquello sería problema del mañana. No de hoy.

Notó el cambio en el lenguaje corporal de Wthyr y frunció el ceño, tocándole las narices su actitud. ¿De qué iba? Tomó su mano y empezó a dirigirse hacia los nuevos aposentos mientras analizaba su pregunta, comprendiendo entonces su gesto de desconfianza -No- Dijo, sin añadir nada más, porque prefería que lo mirará todo. ya le explicaría después -Pensé que habíamos acabado con eso - Aunque sus pasos eran lentos no tardaron mucho en llegar y Catherine abrió la puerta principal, ingresando y tirando de él suavemente para atraerlo hacia la zona de la habitación -Hay pequeñas decisiones que podemos tomar para controlar un caos que no hemos provocado. Creo que está puede ser una solución… a corto plazo, para lo que sucedió está mañana- Mencionó sin soltar su mano, mirando alrededor de nuevo y notando que muchas de sus cosas estaban ya a mano

- No sólo como guerrero, sino como rey. Dejar tu orgullo de lado no es una opción. Entregarse sin acabar con el rival va en contra del honor de la familia. - la corrigió cuando achacó que esa forma de actuar sería por su perfil más bélico. Rendirse era como una humillación, inconcebible.

Se quedó con la intriga de qué era lo que se estaba preguntando Catherine con respecto a la muerte del Papa, pero prefirió quedarse con la duda por si aquella pregunta daba pie a que le pidiese más información sobre cosas que no quería contarle en ese momento. Ni siquiera se había dado cuenta del modo en que había dado la orden de permanecer alejada, al menos hasta que la vio arquear la ceja y soltar aquella risa por lo bajo. Le había salido natural, sin pensar si estaba siendo autoritario o no. Entornó los ojos, con una sonrisa ligeramente desafiante.

- Por supuesto que es una orden. Otra cosa es que ejerza algún efecto en ti. Mis órdenes y autoritarismo suelen rebotar contra tu infranqueable muro de rebeldía. ¿Hemos hecho caso el uno al otro alguna vez? - cuestionó pensativo mientras pensaba en situaciones en las que hubiesen seguido "órdenes" o al menos consejos del otro. Entonces cayó en la cuenta de que él acababa de hacerlo, había intentado hablar con Darren tal y como ella le había sugerido. Tal vez si que se influían de algún modo. - No quiero que se acostumbre a tu sangre. Nunca sabes si va a pedir más. - y esta vez fue más tajante aún, dando el tema por cerrado.

Negó con la cabeza cuando Catherine insistió en que la Royden no estaba por debajo de ella, pero sí que lo estaba. - Claro que sí, su familia no deja de revolotear alrededor de los Descendientes para cazarlos y rendirles pleitesía. - no tenía más que recordar el modo en que Vishous defendía a Matvey como un perro faldero. Tras aquel intercambio de impresiones llegó el momento de revelarle el motivo por el que le había hecho llamar. La intriga se vio cortada por el reproche de haber acabado con eso de la desconfianza con lo de las ilusiones. No dijo nada, sólo miró incómodo hacia otro lado durante un instante.

En cuanto entró a la estancia a la que le guio comprendió el tipo de sorpresa que quería darle. Era una "nueva" habitación para ellos, con todo lujo de detalles y completamente diferente de la anterior. Se quedó sin palabras mientras observaba el lugar que Catherine había preparado, apretando levemente su mano cuando la escuchó decir que era una especie de solución para lo que había sucedido por la mañana en el otro cuarto. Algo se le removió por dentro al pensar en el espíritu de Dana allí atado, la sensación tan horrible que había tenido al saber aquello. Tenía que hacer que fuese libre a cualquier precio, pero por el momento podrían descansar en la nueva estancia que Le Fay habría preparado. Aquello sí que no se lo esperaba, que hubiese pensado en hacer aquello y se hubiese tomado la molestia. No soltó su mano, sino que entrelazó los dedos como si de ese modo fuese más suya.

Inspiró profundamente antes de girarse para quedar frente a ella, mirándola con un respeto diferente al que sentía cuando la veía hacer magia poderosa. Aquello iba únicamente de su forma de ser. Las palabras que salieron de sus labios fueron completamente sinceras. Era un detalle que hacía la diferencia, lo había tenido en cuenta. - Gracias por todo esto...y por lo de esta mañana. - con todo lo de la batalla parecía que habían transcurrido eones, pero no era así. No olvidaba cómo le había hecho reaccionar cuando se había quedado helado, aquellos abrazos que llegaban justo en el momento preciso.

Aquella noche no tardaron en caer rendidos ambos en cuanto fueron a la cama, exhaustos tras el largo día que habían tenido. Lograron dormir por fin a pesar de las muchas preocupaciones que les rondaban la cabeza, entre ellas la reunión en Tintagel a la que asistirían una semana después. Aquel día partieron hacia el lugar acordado, marchándose juntos por el portal que se abría en el Sanguis.

Dos días en lo que parecía una especie de rutina. Catherine estaba bajo un tenue control de sus emociones que sólo podía ser gracias a la leche de amapola. Había controlado las tomas para permanecer en ese estado en el que no dormía pero tampoco parecía sentirse motivada por ningún estímulo exterior. Actuaba más en piloto automático que de cualquier otra forma.

Excepto con sus hijos, con quienes pasaba todo el día, ignorando y cerrando todo lo que estaba más allá de ellos. Estaba agotada pero, al mismo tiempo, no podía dormir. Comía porque sabía que era necesario, y lo hacía con buen apetito porque sentía hambre; pero la comida no tenía sabor. Interactuaba con sus hijos y, al mismo tiempo, no lo hacía. Era una sensación irreal como que, ahora que los tenía a los tres bajo un mismo techo, pudiera verse a sí misma desde el exterior.

¿Qué veía?

A Aedan llorando, pidiendo por su padre, por Savannah, por cualquier persona conocida. Aedan exigiendo su atención mientras alimentaba a los bebés. A Zephyr llorando una hora después de comer, como un reloj. Aelin silenciosa, excepto en las noches, cuando parecía aterrarle la oscuridad. Además, tomaba en diferentes momentos que su hermano y Catherine estaba en proceso de adaptación para que cogiera el pecho. Así que… incluso aunque quisiera dormir, no podría.

Con Aedan el diálogo era el mismo de siempre: Papá se ha ido de viaje, papá volverá pronto, papá…Papá…Papá.

“Yo también quiero a tu papá”

Pero entonces veía a Wthyr con Zephyr y todo el valor reunido durante el día se diluía. ¿Podía hacerle eso a Wthyr? Se preguntaba y otra Catherine respondía ¿No es eso lo que le estás haciendo a Ian? y había otra que se preguntaba por ella misma, por lo que ella quería. Los sentimientos que habían despertado por Wthyr no hacían más que confundirla pese a que sabía, con toda su alma, que nunca en la vida siquiera opacarían lo que sentía por Ian. Pero existían…Ese era el problema. Los recuerdos y los sentimientos existían.

Stay with me
A little longer
I will wait for you
Shadows creep
And want grows stronger
Deeper than the truth

A veces…y sólo a veces podía escuchar su voz en el espejo, como aquella vez que se había arriesgado a venir a Ávalon por ella. Y rezaba porque sucediera de nuevo. Se iría con él, sin pensarlo.

Come to me
In the night hours
I will wait for you
And I can't sleep
'Cause thoughts devour
Thoughts of you consume

Curiosamente, aquella tarde de alguna forma todos habían entrado en una especie de rutina. Aedan estaba durmiendo la siesta así como ambos bebés. Catherine había intentado dormir animada por Eretria pero cuando se acostó en la cama le fue imposible conciliar el sueño pese a que el cansancio hacía que sus movimientos fueran lentos y pesados.

I can't help but be wrong in the dark
'Cause I'm overcome in this war of hearts
I can't help but want oceans to part
'Cause I'm overcome in this war of hearts

Pidió un baño y se fue allí, metiéndose en la tina lentamente y sentándose en ella durante un largo rato. El agua caliente de forma mágica, de lo contrario ya se habría enfriado. Se hundió y se quedó allí hasta que sus pulmones gritaron por aire, tratando de aclarar sus ideas y dejar de pedir una sinceridad que no estaba dispuesta a responder. Tenía que hablar con Wthyr. Inspiró profundamente y salió del aseo para cambiarse por un vestido, pero antes de eso, fue a su escritorio y abrió un cajón, levantó un par de papeles y luego sacó una cajita donde estaba guardando la leche de amapola. Sacó uno de los botes y bebió dos largos tragos antes de esconderlos de nuevo, tapándolo con lo que eran papeles llenos de dibujos abstractos y oscuros. Pasó revisando a los bebés antes de meterse en el vestidor y así cambiarse.

Había cambiado mi ropa tras la consulta al Sanguis Ligno, que por cierto resultó fallida, y ahora un vestido ligero granate cubría mi cuerpo. Como de costumbre los diseños de las costureras de Cleopatra eran frescos y elegantes.

Tras pasar por el despacho de Wthyr y no encontrarle allí me dirigí a sus aposentos pero antes de ello pasé por los de Shyvanna. Sin embargo al escuchar unas pesadas e inconexas notas de piano supuse que allí estaba Darren así que decidí no pasar al interior. La rubia seguramente seguiría descansando y la comunicación con mi hermano no era precisamente buena.

Así pues al llegar a las habitaciones de Wthyr los guardias me informaron de que no se encontraba en el lugar pero sí que estaba la Reina y sus hijos ¿Dónde se habría metido mi hermano? Igualmente aún no había visitado a Catherine así que mandé que me anunciasen y pasé a la sala continua que usaban para las visitas esperando que la morena aceptase mi visita.

La temperatura dentro del castillo era aceptable, así que Catherine había optado por unos pantalones negros con una camisa del mismo color, todo en color plano. Se calzó las botas de siempre y cuando terminó de atarlas se sintió más como ella misma o se vió más como ella misma. El espejo le devolvía ese reflejo al menos, pero realmente…No era ella. ¿O sí? Miró alrededor todos esos vestidos con brillos, con telas frondosas y alargó la mano para acariciarlos. A veces le gustaban, cuando no tenía que ir en tacones o cuando bailaba con Wthyr, se sentía como se veía Layla en los bailes de los Le Fay.  Se quedó parada allí en silencio, ignorando el sonido de su brazalete y perdiendo la noción del tiempo mientras acariciaba un pedazo de tela.

-¿Su Majestad?- Parpadeó rápidamente, volviendo en sí misma, cuando escuchó la voz de Eretria -¿Es la hora de comer?- Preguntó, porque no era la primera vez que en un parpadeo pasaban varias horas -No, pero lady Gwen está aquí, quiere veros- Mencionó Eretria con algo de duda, sinceramente, estaba preocupada por cómo la veía pero no sabía cómo decírselo así que iría con el Rey.  Catherine dudaba mucho que quisiera verla a ella -Preparad a Zephyr en una manta- Musitó mirando de nuevo la tela un instante antes de soltarla.

Salió del vestidor echándose el cabello mojado y sin peinar hacia atrás. No hizo ni tuvo la intención en ningún momento de ocultar sus ojeras. Cogió a Zephyr en brazos y le acomodó la manta para que no le cubriera la cara, echó un vistazo a Aedan y a Aelin que seguían dormidos -Sal y dile que pase- Le ordenó a la matrona porque no confiaba en nadie para estar con ellos demasiado tiempo, no  después de que supieran su ascendencia. Sus lobos elementales estaban custodiándolos, uno a cada uno.

-¿Por qué no usas tus poderes para contactar conmigo?- Preguntó a Gwen nada más verla.  No sabía si la había saludado o no y también se olvidó de cualquier protocolo. Sinceramente, le importaba muy poco. Ser amable nunca le había ganado nada y en su nueva mentalidad, mejor preguntar lo que realmente quería preguntar.

Se acercó a ella y señaló a Zephyr con la mirada -¿Quieres sostenerlo?- En algún punto de su ser aún seguía anclado el conocimiento de que ese niño no sólo le había salvado la vida a sus tíos, sino que era el primero que seguía vivo y en desarrollo de todos los hijos de Wthyr. El primer sobrino…Y que en Ávalon nunca se oían risas.

La ayudante de la matrona me dio paso. Aquella mujer siempre andaba pululando cerca de Catherine o al menos eso me había parecido. Agradecí a Eretria antes de pasar a la habitación.

Al hacerlo la pregunta de la morena fue instantánea. A decir verdad costó mis pasos y mi atisbo de saludo, quedando algo cortada por ello.-Quería agradecer en persona y conocer de tu estado.-La traté de tú, tal como habíamos quedado.-Además...no tengo muy claro como funciona.-Hice un gesto en dirección a mi cabeza negando.

La observé mientras se acercaba a mi, parecía cansada algo previsible. Ante su ofrecimiento sonreí brevemente observando al pequeño con ternura y asentí.-Si no es molestia.-Me pasó al pequeño Zephyr al que sujeté con cierta soltura. Podría decirse que los niños en general me agradaban. Aparté un poco la manta para observarle mejor y sonreí mirando a la morena.-¿Y la pequeña?-Pregunté interesada de veras.

-¿Cómo estás tú?¿Has descansado?-Tal vez me estaba propasando. Apreté mis labios cayendo en la cuenta, además su forma de hablar me daba a entender que no era bienvenida.-No es mi intención molestar si he venido en mal momento puedo retirarme sin problema.

Se le quedó mirando en silencio sin parpadear cuando dijo que quería conocer su estado. Sabía que tenía que responder, para mantener las apariencias…Porque entonces vendrían preguntas peores, pero alguien en su cabeza estaba gritando con tanta fuerza que ningún pensamiento parecía salir a la superficie.

Parpadeó cuando vio el gesto en dirección a su cabeza -La mente es un músculo. Entrénalo- Le explicó antes de dar herramientas más útiles que aquella frase que le había dedicado su padre -Piensa que tu mente es en sí misma, flexible, y puedes expandirla hacia la de otra persona. Una vez que entres en contacto con esa mente debes establecer el vínculo. Hay personas que necesitan hacer contacto físico, otras visual, dependerá de ti- Expresó en un tono monótono antes de ver al niño cuando se acercó.

¿Molestia? No, no lo era. No respondió y decidió darle a Zephyr con cuidado, notando que era un poco más diestra que Wthyr por la forma de cogerlo. Se quedó mirando el rostro del pequeño mientras los recuerdos de su nacimiento y la forma en la que el rostro de Wthyr se había iluminado al verlo, invadían su mente. Creyó que era felicidad. Tenía que creerlo.

-¿Aelin?- Preguntó tardando lo suyo en levantar la mirada hacia Gwen, sin realmente entender porqué preguntaba por ella -Sabes que es hija de Ian- Decir su nombre le revolvía el estómago y guardó silencio un momento antes de continuar. -No es necesario que pretendas interesarte por ella, Gwen- Por mucho que Wthyr hubiese dejado en claro que crecería a la par que Zephyr y con los mismos beneficios.

Las preguntas que iban dirigidas hacia ella hicieron que Catherine empezara a moverse para poder pensar bien qué responderle para que no hiciera más preguntas. Fue hasta la mesa donde habían dejado agua y algo para picar que estaba intacto, se sirvió un vaso grande de agua y bebió un par de tragos -He tenido días mejores- Esa era una buena respuesta, una totalmente cierta. No respondió a la pregunta de si había descansado.

Le dieron ganas de reírse con su última frase. Disculpándose si era un mal momento… había sido un mal momento desde octubre del año pasado -¿Quieres agua?- Preguntó en vez de responder a su comentario y vio cómo el lobo que estaba custodiando a Aelin de incorporó para ir hacia Gwen, oliendola por encima y rodeándola, evaluandola. Catherine no hizo nada para detenerlo mientras bebía más agua del vaso y le observaba en silencio. El lobo no hizo mucho más y volvió a su sitio como si hubiese decidido que no era una enemiga. De momento -Está durmiendo- Respondió a lo de Aelin sin dirigirle la mirada.

Asentí a sus indicaciones sobre las habilidades mentales aunque parecía que las recitase de memoria y sin mucha intención de explicar más.-Lo intentaré.-Contesté tratando de no responder con un tono neutro o frío pero el suyo me hacía caer en ello. Al fin y al cabo esto era una reunión informal, familiar...

Pasé el dorso de mi dedo por la mejilla del pequeño, suave y aterciopelada. Parecía tranquilo aún dormido. Asentí cuando pronunció el nombre de la niña y alcé la vista a ella cuando me recordó que era hija del lobo. Fruncí levemente el ceño por un segundo.-No es ...-Negué.-Aelin es tu hija y hermana de Zephyr, por lo que a mi respecta es familia.-Aclaré con seriedad y un leve tono de indignación siguiéndola con la mirada.

Catherine no era una persona alegre en general o al menos no había conocido esa parte de ella si es que existía pero lo que estaba presenciando iba más allá de una persona seria y fría. Su respuesta tampoco calmó aquella sensación de preocupación que se unía a todas las que agolpaban mi mente con anterioridad.

Entrecerré mis ojos por un segundo ante su pregunta e ignoré por completo al lobo que merodeaba a mi alrededor. -No, gracias.-Respondí a su ofrecimiento con el que claramente pretendía evadir mis preguntas. No más preguntas entonces. Flexible había dicho. Apreté mis labios acercándome a ella tranquilamente con el pequeño en mis brazos. Un vínculo. Eso era fácil. Lo habían tenido antes.

Agarré su muñeca repentinamente buscando aquella conexión e intentando tal cómo me había recomendado expandir mi mente. Sus gritos, su histeria llegó hasta mí en segundos y la solté antes de que mi ojo draconiano se incendiase.-¿Durmiendo como tú?-Pregunté sin atacar, más bien preocupada. Seguramente aquella intrusión a su mente la pondría furiosa. Me daba igual.

-¿Qué...- No más preguntas. Negué.-Sea lo que sea por lo que estás tomando esta decisión lamento tu dolor. Pero no puedes...- Miré al pequeño que empezaba a hacer muecas y luego a las cunas, encontrando también al mayor de los hermanos dormido. -Estoy segura de que puedes ofrecerles más que esto. Dime que necesitas.-Me ofrecí sinceramente.

Asintió sin mucha vehemencia cuando le dijo que lo intentaría. No quería ofrecerse para entrenarla y no lo haría. En otro momento, quizás hace unas semanas lo habría hecho complacida pero ahora no tenía ninguna intención de invertir su tiempo en nada que no fuese ella misma o sus hijos.

Le dio bastante igual la reacción de Gwen cuando le dijo lo de Aelin. Sinceramente, podía ser un discurso entrenado como tenían todos los Pendragon su conocimiento del Sanguis Ligno. Una letanía que repetirían hasta que se convirtiera en verdad -Hasta que el Sanguis  Ligno dicte otro veredicto. Lo sentí… en el estanque. No le gusta Aelin- Le comentó a Gwen desviando la mirada hacia su hija con el gesto neutro. Ella no se merecía eso. Merecía un sitio donde pudiera ser feliz.

Y en Ávalon nunca había risas.

Se quedó mirando la cuna, apenas moviendo la cabeza cuando rechazó el agua. Había sido una cortesía que le había funcionado para que no le hiciera más preguntas. Era una chica inteligente. Siempre lo había sido. Estaba tan ensimismada que no se percató de que la Pendragon se había acercado hasta que la había cogido de la muñeca. El vínculo vibró y Catherine cerró los ojos, bebiendo de él como si fuese agua y ella estuviese en un desierto. Le gustaba sentirlo, sentir la magia. No era como con Wthyr, pero con él había tenido que practicar mucho. Perdida en la sensación, no elevó sus escudos mentales y cuando Gwen se separó de ella, la observó con los ojos encendidos y brillantes.

-Siempre has sido muy inteligente y perceptiva- Le soltó con los ojos entrecerrados mientras dejaba el vaso en la mesa. La solicitud de que le dijera que necesitaba, después de mirar a SUS hijos, hizo que algo en Catherine se torciera. Acortó las distancias y le cogió el rostro con ambas manos haciendo que si vínculo se activará. ¿Quería husmear? ¿Quería saber qué tan certera era Shyvanna con su desequilibrio mental? Iba a mostrárselo.

-Necesito entender porqué el destino me sigue exigiendo. Necesito que Ian y Wthyr se lleven bien. Necesito una utópica maldita casa donde pueda vivir con los dos y con mis hijos en paz. Lejos de la política y de la guerra. Necesito, Gwen, dilucidar cómo lograrlo sin usar mi control mental para doblegarlos a mi voluntad. Necesito controlar mis poderes para no encerrarlos en una ilusión y mentirles por lo que resta de vida- Apretó un poco los dedos en su rostro, sin clavar las uñas porque empezaba a llevarla cortas para maniobrar con el bebé,  dejando que a través del vínculo viviera exactamente el caos mental que había estado sufriendo en silencio -Necesito encontrar la manera de no tener un arranque de locura y hacer lo que me dé la gana- Le zarandeó un poco - para acabar con la puta guerra entre Ouroboros y Avalon. Necesito encontrar las respuestas para viajar en el tiempo y enseñaros como NO debían entrar en Ouroboros, como debían pedir su puesto. Necesito…- Apoyó su frente en la de ella con brusquedad -Necesito tomar una decisión y duele. Estoy cansada de sentir dolor- Cerró los ojos y la soltó, dejando escapar un suspiro y luego llevandose las manos a la cara, apretándose los ojos que, curiosamente, no tenía empañados.

Necesitaba espacio.

Se alejó de Gwen varios pasos poniéndose las manos en las caderas y mirando el techo antes de soltar un suspiro -No puedo dejarte ir sabiendo todo eso-