Una energía de pura luz blanca atraviesa el pecho de Wthyr dejándolo inconsciente en cuestión de segundos. Es una fuerza que no se puede detener.
Al despertar nuevamente, el mago se encuentra en la misma situación que en aquella en la que fue atacado por la luz, con lo que nada lo hace sospechar que nada de lo que ocurre es en realidad, mentira, pues parece simplemente que acaba de despertarse tras quedar inconsciente por un ataque. En su villa en italia, acompañado de su esposa, Catherine, que está tumbada en la cama de modo extraño, inerte.
Sin embargo se percibe algo extraño, una oscuridad que se cierne más allá de las ventanas de la casa, una atmósfera tensa y pesada....
Cerca de él hay una figura de un nigromante, que le resultará conocida: Rasputín está cerca de Catherine , arrodillado al lado de la cama, mirando su cuerpo inerte con expresión indescriptible. ¿Había muerto por su mano?
- Había que hacerlo. Era el único modo de detener al Sanguis ligno. Solo con la sangre de Le Fay....- las paredes tiemblan y la oscuridad de afuera se aleja, la amenaza se desvanece.... - Lo siento. Perdóname.
Al despertar nuevamente, el mago se encuentra en la misma situación que en aquella en la que fue atacado por la luz, con lo que nada lo hace sospechar que nada de lo que ocurre es en realidad, mentira, pues parece simplemente que acaba de despertarse tras quedar inconsciente por un ataque. En su villa en italia, acompañado de su esposa, Catherine, que está tumbada en la cama de modo extraño, inerte.
Sin embargo se percibe algo extraño, una oscuridad que se cierne más allá de las ventanas de la casa, una atmósfera tensa y pesada....
Cerca de él hay una figura de un nigromante, que le resultará conocida: Rasputín está cerca de Catherine , arrodillado al lado de la cama, mirando su cuerpo inerte con expresión indescriptible. ¿Había muerto por su mano?
- Había que hacerlo. Era el único modo de detener al Sanguis ligno. Solo con la sangre de Le Fay....- las paredes tiemblan y la oscuridad de afuera se aleja, la amenaza se desvanece.... - Lo siento. Perdóname.
Abrió los ojos como pudo a pesar de lo pesados que sentía los párpados...y también el cuerpo. Una niebla de confusión opacaba su mente durante los escasos segundos en los que tardó en darse cuenta de que estaba en la misma posición en la que había estado un instante atrás, sólo que estaba tirado encima de Catherine. Lo último que recordaba era esa extraña luz que había aparecido de manera repentina para atravesarlos, que no había podido hacer nada para detenerla. ¿Qué había sido eso?
Se incorporó rápidamente al darse cuenta de que podía estar aplastando a su esposa con su peso, aunque ella no se quejó ni se movió. Sintió un tirón en el estómago al darse cuenta de que parecía inconsciente, de que probablemente también la había atacado esa luz. No había sangre, no había herida, pero aún así... - Catherine...abre los ojos...vamos.- la llamó en un susurro mientras la movía por los hombros para tratar de despertarla. Silencio absoluto, sólo roto por una voz que detestaba. Sus ojos se desviaron lentamente a la figura del nigromante arrodillado junto a la cama, sin comprender de dónde había salido porque no era uno de los invitados a la casa.
- Rasputín. - su voz sonó gélida y amenazante, pero se quedó completamente mudo cuando dijo lo de la sangre Le Fay. Su mente estaba cortocircuitando, no podía o no quería comprender. - ¿Qué estás diciendo...? ¿qué...has hecho?- preguntó mientras sentía que le faltaba el aire y una fuerza invisible le apretaba el pecho, comprendiendo todo el peso de sus palabras. No estaba inconsciente. Estaba muerta, y había sido él. La había traicionado, aquel a quien veía como un padre.
- ¡Mientes! ¡Claro que había otra manera!
Se abalanzó contra él antes de darse cuenta, tirándole de espaldas contra el suelo para comenzar a golpearle de manera visceral para hacerle todo el daño que pudiera. - ¡No te creo! ¡deshaz lo que quiera que le hayas hecho! ¡trae su alma de vuelta! - los golpes seguían cayendo con contundencia sobre la cara del nigromante, lo iba a obligar a enmendar su error como fuese.
Se incorporó rápidamente al darse cuenta de que podía estar aplastando a su esposa con su peso, aunque ella no se quejó ni se movió. Sintió un tirón en el estómago al darse cuenta de que parecía inconsciente, de que probablemente también la había atacado esa luz. No había sangre, no había herida, pero aún así... - Catherine...abre los ojos...vamos.- la llamó en un susurro mientras la movía por los hombros para tratar de despertarla. Silencio absoluto, sólo roto por una voz que detestaba. Sus ojos se desviaron lentamente a la figura del nigromante arrodillado junto a la cama, sin comprender de dónde había salido porque no era uno de los invitados a la casa.
- Rasputín. - su voz sonó gélida y amenazante, pero se quedó completamente mudo cuando dijo lo de la sangre Le Fay. Su mente estaba cortocircuitando, no podía o no quería comprender. - ¿Qué estás diciendo...? ¿qué...has hecho?- preguntó mientras sentía que le faltaba el aire y una fuerza invisible le apretaba el pecho, comprendiendo todo el peso de sus palabras. No estaba inconsciente. Estaba muerta, y había sido él. La había traicionado, aquel a quien veía como un padre.
- ¡Mientes! ¡Claro que había otra manera!
Se abalanzó contra él antes de darse cuenta, tirándole de espaldas contra el suelo para comenzar a golpearle de manera visceral para hacerle todo el daño que pudiera. - ¡No te creo! ¡deshaz lo que quiera que le hayas hecho! ¡trae su alma de vuelta! - los golpes seguían cayendo con contundencia sobre la cara del nigromante, lo iba a obligar a enmendar su error como fuese.
- He hecho lo que era necesario... - repitió el nigromante, visiblemente afectado por sus propios actos. - No, no habia otro modo! El desastre de Le Fay y Pendragon iba a engullirnos a todos, a todo ser viviente incluidos tus hijos....y solo la sangre de la ultima Le Fay del Consejo podía ponerle fin a esto, solo su vida.
El mago no se defendió ante el ataque de Wthyr, no hubo resistencia ni física ni mágica. Alli estaba, la visión de un ser detestado por Wthyr Pendragon, objeto de su venganza y artífice de sus frustraciones, que le había arrebatado lo que mas quería por un bien mayor...
- He dicho que lo siento! Crees que yo quería hacerlo? Era como una hija para mi- hablaba entre golpes aunque la contundencia de Pendragon hacia que cada vez fuese mas complicado. - Un alma por miles, es irrecuperable, ya ni si quiera existe. - agarró la muñeca de Wthyr, a estas alturas tenía la cara ensangrentada. - Está bien, acaba con mi vida si te hace sentir mejor. Pero necesito que me perdones antes. - era capaz de encontrar el perdon entre tanta ira? - ¿No hay un ápice de perdón...?
El mago no se defendió ante el ataque de Wthyr, no hubo resistencia ni física ni mágica. Alli estaba, la visión de un ser detestado por Wthyr Pendragon, objeto de su venganza y artífice de sus frustraciones, que le había arrebatado lo que mas quería por un bien mayor...
- He dicho que lo siento! Crees que yo quería hacerlo? Era como una hija para mi- hablaba entre golpes aunque la contundencia de Pendragon hacia que cada vez fuese mas complicado. - Un alma por miles, es irrecuperable, ya ni si quiera existe. - agarró la muñeca de Wthyr, a estas alturas tenía la cara ensangrentada. - Está bien, acaba con mi vida si te hace sentir mejor. Pero necesito que me perdones antes. - era capaz de encontrar el perdon entre tanta ira? - ¿No hay un ápice de perdón...?
La ira y la rabia nublaban su juicio de tal manera que ninguna de las palabras del nigromante se le hacían lógicas. Así de repente había decidido que la manera de parar todo era sacrificando a Catherine, cuando nunca antes se había planteado que se requiriese matar a nadie para salvar al mundo de la sombra del Sanguis. - ¡Si eso fuese cierto ella misma habría intentado sacrificarse por salvar a sus hijos! ¡Lo habría hecho, pero has sido tú el que ha acabado con ella! - conocía lo suficiente a Catherine como para saber que era capaz de dar su vida si con ello salvaba la de sus criaturas. O tal vez ella lo sabía y se lo había pedido a Matvey...
Los golpes contra él se hicieron algo menos agresivos, como si por un momento dudase y se hubiese planteado esa posibilidad. El puño tembló en el aire un instante antes de agarrarle por la ropa para levantarlo un poco del suelo. Lo odiaba profundamente y se merecía que le estallase el corazón en ese mismo instante. - Si la quisieras como una hija nunca lo habrías hecho...- terminó de romperse por dentro al escuchar que su alma era ya irrecuperable, que ni siquiera había un modo de hacer que volviese tal y como ella le dijo una vez en las cuevas.
- Inútil...da tu alma a cambio de la suya. Búscala en el mismo infierno si es necesario. - La imagen del cuerpo sin vida de Catherine en la cama le golpeó con tal fuerza que apenas podía respirar. Nada le haría sentir mejor si la realidad seguía siendo esa, aunque destrozase a Matvey ya la había perdido para siempre. El perdón no le salía de dentro, no era capaz después de que hubiese asesinado a su compañera. Por un instante tuvo la claridad suficiente como para preguntarse si Catherine querría que lo asesinase. Trató de sujetar suficiente la tentación de acabar con todo de una vez, controlando la voz a un tono extraño y forzadamente pausado. - Necesito saber algo más...¿Ella sabía lo del sacrificio...te lo pidió? ¿sufrió...?
Los golpes contra él se hicieron algo menos agresivos, como si por un momento dudase y se hubiese planteado esa posibilidad. El puño tembló en el aire un instante antes de agarrarle por la ropa para levantarlo un poco del suelo. Lo odiaba profundamente y se merecía que le estallase el corazón en ese mismo instante. - Si la quisieras como una hija nunca lo habrías hecho...- terminó de romperse por dentro al escuchar que su alma era ya irrecuperable, que ni siquiera había un modo de hacer que volviese tal y como ella le dijo una vez en las cuevas.
- Inútil...da tu alma a cambio de la suya. Búscala en el mismo infierno si es necesario. - La imagen del cuerpo sin vida de Catherine en la cama le golpeó con tal fuerza que apenas podía respirar. Nada le haría sentir mejor si la realidad seguía siendo esa, aunque destrozase a Matvey ya la había perdido para siempre. El perdón no le salía de dentro, no era capaz después de que hubiese asesinado a su compañera. Por un instante tuvo la claridad suficiente como para preguntarse si Catherine querría que lo asesinase. Trató de sujetar suficiente la tentación de acabar con todo de una vez, controlando la voz a un tono extraño y forzadamente pausado. - Necesito saber algo más...¿Ella sabía lo del sacrificio...te lo pidió? ¿sufrió...?
- Porque me lo pidió, igual que hizo su padre en su día! - era fácil tener esa información pues....a Ouroboros, ningun evento se le escapaba, ningun secreto...y ningun miedo por profundo que estuviese enterrado. El nigromante siguió sin defenderse, su cara ya deformada e hinchada por los golpes.
- No se puede. No lo entiendes? Un sacrificio solo es un sacrificio porque es irrecuperable. Porque es un bien para los demás pero una soga al cuello para uno mismo...
No lo había matado todavía...y eso era un avance en Wthyr Pendragon, uno muy grande, a decir verdad. El mismo Wthyr de hacía unos meses, habría matado al descendiente que tenía frente a él ahora mismo, no se habria quedado en unos puñetazos. Pero era suficiente? Bastaría con eso?
- Sí, lo sabía. No sufrió. - al fin y al cabo la situación tenía que ser creíble en cierta manera.- Que será ahora que hemos acabado con el Sanguis y la amenaza de Charles, Wthyr, ahora que ella no te vincula a nosotros....guerra...o paz...?
- No se puede. No lo entiendes? Un sacrificio solo es un sacrificio porque es irrecuperable. Porque es un bien para los demás pero una soga al cuello para uno mismo...
No lo había matado todavía...y eso era un avance en Wthyr Pendragon, uno muy grande, a decir verdad. El mismo Wthyr de hacía unos meses, habría matado al descendiente que tenía frente a él ahora mismo, no se habria quedado en unos puñetazos. Pero era suficiente? Bastaría con eso?
- Sí, lo sabía. No sufrió. - al fin y al cabo la situación tenía que ser creíble en cierta manera.- Que será ahora que hemos acabado con el Sanguis y la amenaza de Charles, Wthyr, ahora que ella no te vincula a nosotros....guerra...o paz...?
Lo peor de todo es que imaginaba a Catherine pidiéndole que la matase si con eso lo arreglaba todo, y podía imaginar que no le había dicho nada porque sabía que él lo habría impedido a toda costa. ¿Lo habían pactado todo a sus espaldas? ¿cómo no se había dado cuenta antes? ¿De verdad había funcionado el sacrificio o había sido todo en vano?
- ¡No te bastó con matar al padre, volviste a mancharte las manos con sangre amiga!- Sacrificio irrecuperable...aquello era una puta pesadilla de la que no podía despertar y temía perder la cordura. Pudo ver que el nigromante decía la verdad a pesar de lo magullado que estaba por los múltiples golpes recibidos de los que ni siquiera se defendía, pero no le causó ni un mínimo de lástima porque se lo merecía. Se merecía sufrir un infierno por lo que había hecho.
Saber que no sufrió tampoco fue suficiente para apaciguar la tormenta que arrasaba en su interior, pero sabía que una respuesta diferente a esa habría sido infinitamente peor. Cerró los ojos un momento inspirando profundamente y después lo soltó bruscamente haciendo que su espalda golpease el suelo. Enseguida llevó su mano al cuello de él como si fuese a estrangularle, ejerciendo su poder de magia de sangre para que comenzase a alterarse mientras le hacía esa pregunta sobre guerra o paz. - ¿Vosotros? esto va sólo contigo, nigromante...ya no me importa nada más, nuestras guerras, los bandos... ya no tienen ningún sentido... - siseó mientras apretaba su cuello un poco más, sintiendo el pulso acelerado de él que amenazaba con colapsar su corazón. Lo estaba llevando al límite. Sería muy fácil para él morir allí y acabar con todo de una vez, sin cargar con la culpa de lo que había hecho. Finalmente soltó un ronco gruñido antes de soltar su cuello, golpeando con el puño a un lado. Aún no. No tendría nada si acababa con todo ya mismo. Se apartó a un lado, pero por el momento no se puso en pie.
- Vivirás lo suficiente para contarle a Zephyr que tú mataste a su madre, igual que le contaste un día a Catherine que mataste a su padre. Él hará su justicia, y tú cargarás con la muerte de ella durante el resto de tus miserables días hasta que llegue el momento...
- ¡No te bastó con matar al padre, volviste a mancharte las manos con sangre amiga!- Sacrificio irrecuperable...aquello era una puta pesadilla de la que no podía despertar y temía perder la cordura. Pudo ver que el nigromante decía la verdad a pesar de lo magullado que estaba por los múltiples golpes recibidos de los que ni siquiera se defendía, pero no le causó ni un mínimo de lástima porque se lo merecía. Se merecía sufrir un infierno por lo que había hecho.
Saber que no sufrió tampoco fue suficiente para apaciguar la tormenta que arrasaba en su interior, pero sabía que una respuesta diferente a esa habría sido infinitamente peor. Cerró los ojos un momento inspirando profundamente y después lo soltó bruscamente haciendo que su espalda golpease el suelo. Enseguida llevó su mano al cuello de él como si fuese a estrangularle, ejerciendo su poder de magia de sangre para que comenzase a alterarse mientras le hacía esa pregunta sobre guerra o paz. - ¿Vosotros? esto va sólo contigo, nigromante...ya no me importa nada más, nuestras guerras, los bandos... ya no tienen ningún sentido... - siseó mientras apretaba su cuello un poco más, sintiendo el pulso acelerado de él que amenazaba con colapsar su corazón. Lo estaba llevando al límite. Sería muy fácil para él morir allí y acabar con todo de una vez, sin cargar con la culpa de lo que había hecho. Finalmente soltó un ronco gruñido antes de soltar su cuello, golpeando con el puño a un lado. Aún no. No tendría nada si acababa con todo ya mismo. Se apartó a un lado, pero por el momento no se puso en pie.
- Vivirás lo suficiente para contarle a Zephyr que tú mataste a su madre, igual que le contaste un día a Catherine que mataste a su padre. Él hará su justicia, y tú cargarás con la muerte de ella durante el resto de tus miserables días hasta que llegue el momento...
Por algun motivo el nigromante parecía inmune a los poderes de Wthyr, lo observaba y lo observaba, apreciando sus palabras, lo que hacía, lo que pensaba.
Lo soltó, descargando su furia con un puñetazo al lado de su cabeza.
- Has cambiado, Wthyr Pendragon....aun no eres capaz de perdonar pero por fin amas algo con más fuerza que amas tu apellido y tu poder. El Wthyr de antes de descubrir Ouroboros me habría matado. No...incluso el Wthyr de poco después de pisar Ouroboros lo habría hecho. Es.... un...comienzo....
Matvey se puso en pie pero cuando lo hacía, su silueta se vio envuelta por un breve destello, mostrando quien era en realidad... Aeron Pendragon, un antiguo rey galés descendiente de Arturo Pendragon, el primero en ingresar al Consejo de ese linaje.
- Quizá es castigo lo que te ha movido a no matarle...quizá es justicia....quizá es respetar el deseo de una difunta por lealtad y amor. Pero en una cosa no te equivocas...en la muerte, dan igual los bandos y las guerras. Una vez has perdido la vida, ves con más claridad las cosas. Tú aun no has perdido, tienes otra oportunidad.
Portaba excalibur en su cinto, mientras se acercó a Wthyr.
- Vete, y restaña el daño que la espada y la semilla han de hacer al mundo. Que Dios te conceda sabiduría para distinguir lo justo, voluntad para elegirlo y fuerza para hacerlo cumplir. Amén
Una promesa de vigilancia, se susurra en el oido de Wthyr cuando el Rey se desvanece en luz y desaparece antes de que el cuerpode Wthyr se ilumine hasta que esta misma se vaya concentrando en su dedo anular, donde al final toma el aspecto de un sello. Tras esto, caerá inconsciente solo para despertar de nuevo allá donde comenzó todo.
Lo soltó, descargando su furia con un puñetazo al lado de su cabeza.
- Has cambiado, Wthyr Pendragon....aun no eres capaz de perdonar pero por fin amas algo con más fuerza que amas tu apellido y tu poder. El Wthyr de antes de descubrir Ouroboros me habría matado. No...incluso el Wthyr de poco después de pisar Ouroboros lo habría hecho. Es.... un...comienzo....
Matvey se puso en pie pero cuando lo hacía, su silueta se vio envuelta por un breve destello, mostrando quien era en realidad... Aeron Pendragon, un antiguo rey galés descendiente de Arturo Pendragon, el primero en ingresar al Consejo de ese linaje.
- Quizá es castigo lo que te ha movido a no matarle...quizá es justicia....quizá es respetar el deseo de una difunta por lealtad y amor. Pero en una cosa no te equivocas...en la muerte, dan igual los bandos y las guerras. Una vez has perdido la vida, ves con más claridad las cosas. Tú aun no has perdido, tienes otra oportunidad.
Portaba excalibur en su cinto, mientras se acercó a Wthyr.
- Vete, y restaña el daño que la espada y la semilla han de hacer al mundo. Que Dios te conceda sabiduría para distinguir lo justo, voluntad para elegirlo y fuerza para hacerlo cumplir. Amén
Una promesa de vigilancia, se susurra en el oido de Wthyr cuando el Rey se desvanece en luz y desaparece antes de que el cuerpode Wthyr se ilumine hasta que esta misma se vaya concentrando en su dedo anular, donde al final toma el aspecto de un sello. Tras esto, caerá inconsciente solo para despertar de nuevo allá donde comenzó todo.
En el turbulento momento no entendió qué demonios hacía Matvey juzgando si había cambiado o no, estaba demasiado obcecado para darse cuenta. Antes de que pudiese procesar sus palabras se encontró con que la figura del nigromante mutaba ante sus ojos hasta convertirse en uno de los antepasados de los Pendragon. La espada que portaba era Excalibur, y algunos detalles más de su indumentaria correspondían con antiguos grabados que había visto. Era como si tuviese el espíritu frente a él. ¿Estaba alucinando? ¿soñando? ¿estaban todos muertos? Pensó que estaba enloqueciendo, que nada de eso tenía sentido. O tal vez sí.
- Otra oportunidad por no haber consumado la venganza...¿qué clase de brujería cruel es esta? - lo retorcido de la idea le removió las entrañas. Aún así sintió esperanza porque aún estaba a tiempo de cambiar las cosas. Apenas tuvo tiempo de mirar de nuevo hacia la cama en la que Catherine había yacido, de comprobar si de verdad era todo mentira. La justicia que debía hacer era otra, sanar al mundo del daño que le habían hecho con el Sanguis. - No desperdiciaré la oportunidad. - respondió solemnemente mientras el sello aparecía en su dedo. Después cerró los ojos, cayendo de nuevo.
.
.
.
FIN
- Otra oportunidad por no haber consumado la venganza...¿qué clase de brujería cruel es esta? - lo retorcido de la idea le removió las entrañas. Aún así sintió esperanza porque aún estaba a tiempo de cambiar las cosas. Apenas tuvo tiempo de mirar de nuevo hacia la cama en la que Catherine había yacido, de comprobar si de verdad era todo mentira. La justicia que debía hacer era otra, sanar al mundo del daño que le habían hecho con el Sanguis. - No desperdiciaré la oportunidad. - respondió solemnemente mientras el sello aparecía en su dedo. Después cerró los ojos, cayendo de nuevo.
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