Prueba fundadores y Rosse

Una energía de pura luz blanca atraviesa el pecho de Rosse, dejándola inconsciente en cuestión de segundos. Es una fuerza que no se puede detener.

Rosse despierta en una habitación antigua y misteriosa, iluminada por el resplandor de velas parpadeantes. Frente a él, una figura imponente y sabia se erguía con dignidad. Era Minerva McGonagall, su ancestro, cuyos ojos brillaban con una mezcla de seriedad y esperanza.

"Rosse", dijo Minerva con una voz llena de autoridad, pero también de cariño. "He aquí el Giratiempos, un artefacto de poder incomparable que te permitirá viajar en el tiempo y enmendar cualquier situación que desees. Con él, tienes la capacidad de cambiar el curso de la historia y alterar el destino tanto de tu vida como de aquellos que te rodean".

Minerva continuó, en un tono solemne. "Este Giratiempos tiene el potencial de transformar tu existencia, pero debes ser consciente de la responsabilidad que conlleva. Puedes usarlo para beneficio propio, para cambiar eventos pasados y moldear tu futuro según tus deseos", informó mientras a su alrededor se desplegaban escenas diversas y claves de la vida de Rosse. Una vida para nada fácil que ahora la había vuelto adicta a la leche de amapola y con poca empatía hacia sí misma. ¿Estaba contenta con la persona que era?

¡Qué me lleva la--!

Exclamó mientras se ponía de pie de golpe, solo sabe que ha venido una luz rara y la ha dejado inconsciente, se giró en todas direcciones para observar su entorno, una habitación oscura y bastante vieja, pero lo que le hizo parar en seco fue la persona que vió frente a sí.

A-Ah...

Se quedó confusa, pues reconoció ese rostro de inmediato, ¿Y como no hacerlo?, si se trataba de su tatarabuela, Minerva Mcgonagall, razón por la cual se quedó fría casi de inmediato, y se dedicó a poner atención.

Y conforme hablaba, su vista descendía del rostro de su ascendente al artefacto del qué le estaba hablando... Que hizo que tuviera la sensación de que su corazón se detenía de puro shock por un instante, mientras hacía lo mejor que podía por asimilar lo que pasaba, pero era... Tan fuerte, tan repentino.

Tanto qué apretó con fuerza los párpados y no pudo evitar que le saltaran las lágrimas...

Y-Yo... Un giratiempos...

En verdad sonaba... Como algo impresionante, demasiado para ser cierto, y en escencia... Lo era, pues claro... Por lo que dice, supone que jugar con el tiempo no es algo que se deba tomar a risa...

Y luego pudo ver a su alrededor... Los momentos más terribles de su vida, porque sí, cada hora clave en su existencia, ha sido algo horrible, desde cosas muy recientes, como la única vez que intentó luchar contra el Sanguis Ligno, pasando por la vez que el papa se metió en su mente en Roma, la vez que experimentaron con ella los humanos, hasta llegar al día en que perdió a su padre...

Se sintió abatida solo de mirar las escenas, todo era doloroso de recordar...

Tanta guerra, tanta pérdida, tanto horror.

Entonces puso sus manos sobre el gira tiempos, despacio y procedió a mirarlo, definitivamente daba la sensación de ser grandioso, pequeño reloj de arena en dos marcos dorados.

Casi... Pareciera una alucinación... Pero no lo creo, nunca imagino cosas agradables.

Mostró una ligera y muy amarga sonrisa, aún ahora intenta ponerle un poco de humor a su miseria, es algo que suele hacer como mecanismo de defensa.

Tal vez debería hacerlo... Al final... En mi estado actual...

Como suele hacer, empezó a pensar en voz alta.

Realmente la cosa no cambiará mucho sin importar como termine, si perdemos, moriré, si ganamos... Bueno, usted es la única persona que ha visto por mi bien en un largo tiempo...

Porque aunque lo parezca, no es estúpida, sabe que no le importa a nadie, por lo menos a nadie vivo, y no los culpa, tampoco a sido una buena descendiente de cualquier forma, supone que la única razón por la qué está aquí es por ser la hija de su padre y ninguna otra cosa.

Reescribirlo todo y empezar de nuevo... Sí, quisiera eso, quisiera cambiarlo todo, hacerme a mí misma otra vez, y simplemente olvidarme de todos, se que ellos no pensarían en mí...

Afirmó mientras veía el artefacto en su mano, aunque después lo cubrió con la otra.

Pero no sé si puedo.

Entonces miró directamente a su ascendente con mucho respeto y mucho dolor también.

Yo... Hice una promesa... Yo sé que no soy una buena descendiente, pero he intentado ser mejor... Y he acabado demostrando qué igualmente no logro hacer nada, aún tratando...

Luego miró al techo.

Pero... ¿Tal vez ahora podría?

Se cuestionó.

¿Podría elegir lo que es mejor para todos?... ¿Tal vez podría hacer qué nada de esto haya pasado nunca?...

Entonces apretó los dientes.

Joder ¿Siquiera tengo idea de que es lo mejor para todos?...

No pudo evitar preguntarse, no dejaba de dudar, aunque ahora finalmente tenía en su mano la posibilidad no solo e hacer algo, si no de hacerlo todo, de todas formas estaba temblando... Porque tenía miedo, porque temía intentar y seguir fracasando, la misma razón por la qué a pesar de haber pensado más ideas y considerado cosas que se le diberon, ya no había expresado ninguna...

Entonces observó una de las imágenes en concreto, ella mucho más pequeña, llorando, mientras veía como su padre perdía su vida transformado en una abominación innombrable.

¿Por qué?... ¿Por qué yo?... ¿Por qué no él?... Sí no hubiera sido por esos malditos conocimientos aberrantes... Yo sé que él hubiera sabido que hacer... Él todavía estaría aquí... Y yo todavía tendría a alguien en este mundo...

Procedió a apretar el giratiempo entre sus manos, no se siente tan sabia como para poder usarlo, pero a la vez... Siente qué sería un crimen no hacerlo, ahora que por fin puede hacer algo...

Las lágrimas brotaron de los ojos de Rosse y Minerva simplemente ladeó la cabeza con un gesto comprensivo. La tarea que tenía entre manos no era fácil pero sí determinante.

-No lo es- Reconoció su ascendente cuando mencionó que era una alucinación -Quizás deberías empezar a hacerlo. Eres experta en transformaciones. Si alguien tiene el poder de transformar sus pensamientos eres tú- Recomendó en un tono compasivo y escuchó todo lo que estaba diciendo con el ceño levemente fruncido.

-Esa es tu percepción de la gente que te rodea. Si nadie ha visto por tu bien, entonces, por qué sigues aquí después de tanto tiempo?- Inquirió cruzando los brazos con lentitud para permitirle analizar lo que estaba exponiendo. En Roma no había sido abandonada, había sido rescatada de la situación con los humanos, sus compañeros habían mostrado preocupación por su adicción. No había peor ciego que el que no quería ver, por ello, Minerva también le mostró eso.

Le otorgó su silencio para que tuviera espacio de análisis -Lenguaje- Corrigió al oírla decir “joder”. Minerva giró para ver el mismo recuerdo y luego volvió a ver a Rosse.

-Entonces, si quieres que sea él quien tome las decisiones. Da tres vueltas al giratiempos y recupera a tu padre, entrégale la carga de ser Descendiente- Sugirió en un tono neutral

Rosse asintió, ella sabe que es cierto, sí, debería de buscar una forma de... Hacerse menos daño a sí misma, aunque la idea de por sí, en este punto se le haga prácticamente una fantasía, aunque esta situación en sí misma no lo sea, de todas formas... Eso no significa que no debería de tratar.

Agradezco el consejo.

Afirmó con sinceridad, además de hacer una leve reverencia en señal de lo dicho, quien la viera mostrar tanto respeto alguna vez... Todo esto mientras seguía en sus tristes divagaciones.

¿Huh?... Bueno...

Silencio, sí.

Fue tras lo que ha escuchado que Rosse hizo algo, algo que ella no hace prácticamente nunca, se detuvo, y procedió a pensar una segunda vez, mientras secaba sus lágrimas con suavidad, y en vano, debido a que aún seguían saliendo más, y observaba con cuidado a su alrededor, observando de verdad, dándole a su vida un segundo vistazo, algo que había evitado mucho tiempo...

Puesto que entonces se percató... De lo que le había hecho haber arrojado tantas cosas al fondo de su mente...

Yo... Yo era quien no los veía...

Infirió.

Yo... Solo asumí qué ellos debían pensar lo mismo de mí qué yo pienso... Y eso haría qué a nadie le importara... Pero no, ese no es el caso, ¿Verdad?

Quizás una de las pocas cosas rescatables qué se le puede adjudicar a Rosse es que ella aunque no sabe cuando se equivoca, por lo menos sabe cuando los demás le señalan qué lo hace.

L-Lo siento...

Se le ha escapado, ocurre cuando se le desbordan las emociones, sin embargo, ahora con una nueva perspectiva, y tras haber dejado salir lo que traía dentro con bastante intensidad... Puede ver más claramente.

Y con esa vista más clara, observa el giratiempo, y pone su mano sobre el mismo, en un amago de estar por usarlo.

Tal vez esa es la opción correcta... Él siempre fue un gran hombre, y sabía muchas cosas, tal vez incluso tenga una buena idea para esta situación...

Durante un breve instante se sintió segura de hacerlo...

Pero finalmente no hizo girar el objeto.

Pero eso no es más que una excusa... ¿No es cierto?...

Apretó los ojos un segundo, antes de volver a mirar a su ascendente, con una ligera sonrisa triste, y una extraña sensación de realización.

He hecho esto mucho tiempo, dejando de lado mi trabajo por ese mismo sentimiento... La sensación de que ser descendiente es una carga... Se supone que he estado intentando hacerlo mejor... Y aún así estuve a punto de hacer esto, ¿Eso donde me deja?

Entonces miró alrededor una última vez, en un momento de lo que solo podría inferirse como de sincera reflexión.

En ese entonces era poco más que una niña... Pero, creo que al final he estado demasiado tiempo siendo poco más que una niña, queriendo fingir qué las cosas seguían estando bien, aunque nunca fue el caso, hasta que finalmente todo ha explotado.

Entonces caminó en dirección a una imagen en concreto, el día de la expulsión de los pendragon, pensando, y finalmente tomando una decisión.

Creo que ya se lo que haré, y tomaré responsabilidad de lo que ocurra, porque sí no lo hago... Voy a seguir así toda la vida.

Entonces dijo.

Yo... Voy a evitar que ese árbol llegue a Ouroboros, volveré a ese tiempo... Y sí algo pasa, que no sea porque me haya negado a ayudar a quienes juré proteger.

Volvió a observar a su ascendente.

¿Cuantos giros tomaría volver a ese momento?...

-No estoy aquí para darte respuestas que ya conoces, Rosse- Le dijo Minerva con un tono dulce pero no carente de firmeza. La realidad de su vida estaba desplegada ante sus ojos y debía ser ella quien realmente entendiera el significado de las acciones tanto ajenas como propias y el peso o consecuencias de cada decisión tomada.  El gesto de la bruja se suavizó un poco cuando se disculpó -Hay humildad y nobleza en reconocer nuestros errores o fallos- tras ello le dio espacio y silencio para que pensara.

Mantuvo el silencio ante su pregunta, no iba a repetirse. Las respuestas a sus preguntas estaban llegando y, poco a poco, la niña que había llegado ante sus ojos empezaba a transformarse haciendo gala del poder que yacía en su interior. Muchos de sus descendientes conseguían el poder en su interior de una forma fácil, permitiéndose transformarse en un ejemplo a seguir. Otros necesitaban un empujón. Rosse había realmente aprovechado las palabras de Minerva para evaluar su pasado y saberlo que quería para el futuro.

-Tomar responsabilidad de nuestras acciones necesita coraje por encima de todas las cosas. Osadía y temple para enfrentar las consecuencias de lo que ocurra. Recuerda, Rosse que como descendiente de Circe tienes el poder de transformar la materia pero también eres la única con el poder para transformarte a ti misma y adaptarte a cualquier situación. La resiliencia es y será siempre nuestra mejor arma. No permitas que las perspectivas, deseos y expectativas de los demás confundan tu esencia-

La decisión de Rosse finalmente hizo sonreír a Minerva, comprometiéndose por un mejor futuro. La bruja movió suavemente la mano y el giratiempos empezó a girar varias veces hasta que explotó en un haz de luz y una lluvia fina de brillos descendió hasta envolver a Rosse -No hay mejor momento que el ahora. Vuelve, Rosse. Cumple con tu deber como Descendiente de Circe y transforma tu presente en el futuro que deseas vivir- Al finalizar las palabras, las luces se acumularon en el dedo anular de Rosse donde formaron un nuevo anillo de Ouroboros que desplegó otro haz de luz y sumió a Rosse en la inconsciencia, volviéndola al mundo de los vivos para que cumpliera su cometido.



PD: Nos hemos tomado libertades creativas, el anillo se parece a este pero con la serpiente de Ouroboros que todos conocemos