Gorgoroth Throat

*En estos momentos me encuentro completamente a solas en la sala de reuniones de la fortaleza de Gorgoroth, sentada a la mesa circular en la que nos reunimos habitualmente. Han pasado ya semanas más que de sobra para que Takker y Paula reporten la misión que les encomendé, la de encontrar al líder de la calavera de metal, pero por ahora no se me ha informado de nada. No tengo ni idea de si no lo han encontrado o si simplemente no han ido. O tal vez lo encontraron y no han recordado avisar. Tamborileo sobre la mesa bastante impaciente, después de haber estado encargándome de otros asuntos importantes me he quedado sin nada que hacer. La buena noticia es que mi hijo Adramelech ha regresado, a pesar de haber perdido una mano por culpa del nigromante Fistandantilus. Además ha traído algo de esperanza al informarme de que ha vuelto a ver a mi primogénito, Astaroth, a pesar de que ya no sea el que una vez fue. Los pensamientos sobre esto ocupan buena parte de mi mente, aunque me haya librado de buena parte del dolor que tenía por pensar que estaba muerto. Ahora la tarea deberá centrarse en ayudar a Astaroth con lo que quiera que le haya pasado*

"mi padre...él sabría qué hacer. Siempre fue un gran nigromante. Podría lidiar con cualquier demonio que estuviese atormentando a mi pobre hijo. Adramelech tendrá que darme más detalles para saber lo que podemos hacer con él"

*por enésima vez vuelvo a mirar a la puerta, como esperando que aparezca alguno de los enviados a la misión con noticias. De lo contrario me tocará ir a mí, y ya empieza a molestarme de sobremanera que no se tomen en serio las misiones o que se hagan los olvidadizos con ellas, como algún otro caso que ha sucedido. Detecto que el nivel de compromiso con la Hermandad ha descendido, así que en un futuro tendremos que ser más cuidadosos con la gente que admitimos. Los nuevos no tenían las mismas habilidades de los que descendemos por línea directa de los originales, pero cuando lo compensaban con ganas y buena voluntad había buenos resultados, como el caso de la nueva acompañante de Adramelech*

Camino por lo corredores a paso rápido con la capucha sobre la cabeza, pensando en mis cosas. Mi hija de vez en cuando comenta vía telepática sobre mi nueva espía. "Por la cuenta que le trae a esa muchacha, más le vale hacerlo bien". Ante esto mi hija se ríe, diciendo que no me hizo mucho caso y se fue sin esperar mis instrucciones. "Ya me he encargado de ese problema. Espero que capte la indirecta". Aunque no me había esmerado mucho, había derretido todo el metal que había en la fábrica, quedando todo hecho una masa inútil. "Me costó bastante, pero lo próximo que derrita serán los circuitos del robot". Pienso mientras me froto las manos. Me habían salido ampollas por las palmas, y era bastante incómodo tenerlas.


Pienso en la misión que nos encomendó Zayra, y si George o mi hija le dieron noticias. Al no recibir una respuesta de Celia, suspiro irritada y empiezo a andar más deprisa, hasta llegar a las puertas de la sala de reuniones, pensando en alguna excusa que decirle a Zayra. Esperando que no estuviera allí, entro a la sala, y para mi desgracia, está allí. Cierro la puerta y me quito la capucha, intentando adoptar un semblante solemne.


-Saludos, matriarca. Supongo que nuestro camarada George Takker te informó de nuestra misión. ¿Me equivoco?

Lentos, definitivamente todos son unos lentos que me hacen desesperarme por tener más noticias. Tal vez tenga que ir yo misma a buscar a Astaroth, aunque ahora que ha terminado el torneo ese desconozco por completo su paradero. Tan absorta estoy en mis pensamientos que apenas me doy cuenta de la entrada de Paula hasta que no se dirige a mi. Alzo la mirada, dejando de tamborilear de manera distraída sobre la mesa. Un pequeño círculo de hielo se ha creado bajo mis dedos, aunque no haya sido a propósito. Hago un gesto a Paula para que se siente, indicando con la mano un lugar a mi lado.

- Saludos, Paula. Ya empezaba a preguntarme qué había sucedido con vosotros.- arqueo una ceja de manera escéptica al escuchar lo de Takker, suspirando después de manera algo hastiada. Sí, propio de George, despistado hasta la médula, poco responsable en ocasiones. De no ser porque es de los más antiguos que nos quedan no creo que fuese el que custodiase la calavera de electricidad. - Pues no, no me ha dicho nada en absoluto, ni lo he visto. Pensé que o bien no habíais realizado la misión o bien aún no estaba terminada.

"ya era hora, han pasado meses desde aquello"

- ¿Y bien? ¿qué sucedió? ¿encontrasteis al maestro de la calavera de metal con las pistas que teníamos o no queda ni rastro de él? Cuéntamelo todo.

Asiento con la cabeza y me acerco a Zayra, aunque en realidad no quería. Desde siempre la gran matriarca me había infundido un respeto y cierta intimidación. Tal vez sean por sus poderes o por su personalidad, pero prefería mantenerme alejada de ella.

-No hacía falta preocuparse por nosotros. Sabes que podemos buscarnos la vida-. Le digo con una sonrisa tranquilizadora. Si iba a empezar a echar mierda, mejor que a mí me caiga la menos posible. -Debo admitir que George es... alguien muy abierto con los demás-. Intento explicar de la mejor manera posible que desde aue nos encontramos hasta que dimos con Celia estuvo ligando conmigo de manera muy descarada. Ni aquel borracho de las fiestas de mi pueblo cuando era chica era tan directo. Ordeno más o menos mis ideas e intento hacer un resumen de la misión. -Lo único que hallamos en la mina fue una especie de criatura que parecía ser víctima de una maldición. Celia y yo lo tenemos en una cueva cerca de aquí -. Le cuento por encima. Desgraciadamente, dejé a George en las minas, pensando que volvería por su cuenta. Al parecer no fue así.

-Por cierto -. Le digo intentando cambiar de tema. -¿Qué tal tu hijo Adramlech? ¿Tuvo éxito en su misión?

- Pero eso lo sabíais vosotros. Yo no sabía si os había pasado algo o qué. Por eso hay que mantenerse en contacto. - le aclaro a Paula casi del mismo modo que cuando regañaba a mis hijos por no informarme de sus retrasos o ausencias, ya que me preocupaba por su bienestar y no estaba tranquila si no tenía noticias. Claro que sé que saben buscarse la vida, pero la misión podía haberse complicada. La mención de George hace que suelte un sonido de exasperación, ese hombre siempre me había desesperado tanto como me había atraído cuando éramos jóvenes.

- Sí...abierto...demasiado abierto a veces. Se centra en lo que no debe y se olvida del trabajo que tiene que hacer.-

Y en ocasiones me había arrastrado a mí a eso, aunque, para qué negarlo, yo había aceptado encantada. A mi mente acuden recuerdos de hace más de 20 años, cuando estábamos en medio de un ataque de aurores en el Big Ben y no se nos ocurrió otra cosa que dejar paso a nuestros instintos más básicos en un momento a solas. De aquel rápido desliz nació Astaroth, pero parece que hace siglos de eso. Termino entornando los ojos para negar con la cabeza, dejando de lado el tema de Takker. La información del ser de la cueva y de su maldición no me deja nada claro, pero algo han encontrado al menos.

- Debéis traerlo aquí. Quiero saber más de él. ¿Alguna cosa especial que hiciese o que nos pueda hacer pensar que tenga que ver con lo que buscamos? ¿crees que podría haber atacado al maestro de al calavera de metal o...tal vez sea él mismo y le ha sucedido algo? Necesitamos indagar más.

La mención de mi hijo Adramelech me abruma un poco, también me apena que haya perdido la mano en esa misión tan peligrosa, he sido demasiado dura con él en muchas ocasiones, aunque no lo quiera reconocer. - Ha regresado de Irlanda. No consiguió lo que buscaba del nigromante, además perdió una mano por su culpa. La buena noticia es que Astaroth está vivo, Adramelech dice que salió de uno de los portales de la torre del nigromante. Pero ya no era el mismo...Lo último que sabemos de él es que estaba en el torneo Ouroboros. - por el momento no le había contado esto a nadie, ni siquiera al padre de Astartoh, ya que suele estar desaparecido. Paula y Adramelech son los únicos que lo saben.

Miro a Zayra enarcando una ceja cuando me habla de esa manera. El tonos que estaba usando no me gustaba nada, creo que ya soy lo bastante mayorcita para que me trate como a una niña. Suspiro para calmarme y le sonrío.

-Es tolerable. Por suerte se ha callado cuando ha visto a mi hija

Asiento con la cabeza, cuanto antes lo trajéramos mejor. Mi hija me va respondiendo mentalmente sobre lo que ha visto en la mente del monstruo.

-De momento todo está muy borroso. Lo único que hemos podido sacar a flote es un sentimiento de dolor propio de un ser pensante

"O eso dice Celia"

Le pongo una mano en el hombro a Zayra. No era un secreto que no había sido la madre más cariñosa con Adramlech, pero en el fondo sabía que le importaba mucho. -Adramlech es un muchacho muy fuerte, estoy segura que podrá seguir adelante con una mano menos. Sobre Astaroth... No es el mismo el que sale del infierno del que entra -. Me acuerdo de Sasha, y de la misión que le había encomendado. No estoy muy segura de decírselo a Zayra pero tal vez esto la anime un poco. -Por cierto, durante estos meses en los que he estado desaparecida he conseguido un infiltrado en la Alianza Humana

Sigue sin extrañarme nada de lo que me dice de George, creo que son demasiados años conociéndolo y me sé muchos de sus defectos y comportamientos. Me interesa mucho más lo que cuenta del ser, así que creo que es más que necesario y urgente que lo traigan aquí.

- No debe ser ningún monstruo, si dices que habéis descubierto que es un ser pensante. Hay que traerlo aquí, sea como sea. Quiero hacer unas comprobaciones. Debemos buscarlo pronto.-

El tener un plan entre manos hace que me distraiga de mis problemas personales con mis hijos, cosa que me recuerda Paula casi al instante. Desvío la mirada un momento hacia la mano que pone sobre mi hombro, enarcando una ceja porque no soy muy de contacto físico, soy demasiado fría en todos los sentidos. Tampoco le aparto la mano porque no me está ofendiendo, pero no muestro ningún tipo de aprecio por esa muestra de apoyo.

- Ha cometido muchos errores...y ahora lo está pagando. Con su cuerpo y su mente. Ha perdido la mano, y a su hermano, al que adoraba.-

"además seguro que aún tiene la culpa de haber perdido las calaveras que le encomendé recuperar y que tuve que encargarme yo misma después"

- Pero todavía puede recapacitar y aprender, enmendar sus errores y madurar aunque sea ha fuerza de golpes. Es un muchacho insensato, no todo puede perdonarse por la inexperiencia de la juventud.

Lo que más me apena es lo de mi pobre Astaroth, saber que está de vuelta no puede ser una alegría completa si ni puedo verlo ni saber si está bien, menos aún pensando que puede que no sea ni él, sino un demonio que allí abajo ocupó su cuerpo. Guardo silencio por lo de mi hijo Astaroth, prestando más atención a lo que dice de la infiltrada. - Háblame de eso, no podemos fiarnos de nadie, ni de los que dicen trabajar para nosotros.

-Tienes razón cuanto antes sepamos quién es mejor-Le digo aunque por dentro siento que nos espera una ardua tarea por delante. Si Celia solo ha podido ver eso de su mente significa que quién le haya hecho la maldición debe de ser muy poderoso.

Aparto mi mano del hombro de Zayra para apoyarme sobre ella. Me había percatado de su incomodidad y tampoco es que quisiera fastidiarla. -Y dime, ¿quién no aprendió a golpes? Aunque intentemos protegerlos, solo actuando por ellos mismos conseguirán aprender algo. No siempre los trucos de uno servirán al otro. Tu chico solo tiene que esculpirse-

"Esculpirse es quitar lo que le sobra al espíritu"

Esbozo media sonrisa ante su escepticismo. Todavía no me fiaba de esa niña, pero sé que la muchacha no nos descubrirá tan pronto, ni siquiera con todo el desastre de la fábrica -Es una chica lo suficiente inocente para no saber quién soy ni lo que soy capaz de hacer y lo suficiente desesperada para aceptar aceptar meterse en la boca del lobo. Yo me encargaré de ella personalmente. Su nombre es Sasha Feuch

- Por eso mismo, deberíamos ir saliendo ya.- me levanto con decisión de la silla, esperando que Paula entienda que no es momento de quedarnos aquí. Además, hay muchas misiones que llevar acabo a partir de ahora. - Necesitamos nuevos reclutas humanos, recuperar a nuestro líder de la calavera de metal y contactar con algún nigromante.

"Adramelech dijo algo de Khaled, pero...puede que estuviese alucinando. No sé qué creer, puede que no supiese lo que vio. Él desapareció hace años"

No quiero seguir hablando de mi hijo, por alguna razón me hace sentir que no he sido la mejor de las madres. Si lo hubiese sido habría sido capaz de evitar que les pasase todo lo que les ha pasado, incluso hacer que en ocasiones se sintiesen más apoyados. Pero mi labor por mantener el exiguo legado de los Soul Reaper recaía sobre mí al desparecer mi padre, Khaled. Desde entonces he tratado de preservar nuestras hermandades, de hacer crecer el número de miembros. Si no hubiésemos tenido que sacrificar tantas calaveras por culpa de aquel demonio...si no nos hubiese engañado...tendríamos más poder del que tenemos actualmente. Pero eso no es algo que yo pueda remediar, así que no me queda más remedio que seguir adelante con lo que hay.

- El problema es cuando esos golpes están a punto de matarlos- comento en un susurro, mirando al frente, a los asientos en los que solían sentarse ellos dos. Ahora están vacíos, y no sé si Astaroth volverá a ocuparlo. - Si lo ves, échale un ojo de mi parte y comprueba que está bien, pero sin que lo note. - me echo la capucha sobre la cabeza, preparándome para salir y esperando que Paula venga conmigo, mientras me cuenta lo de su plan con esa joven humana. - No me suena de nada. Pero puede ser útil si la sabes manejar. ¿Qué le has pedido? Recuerda que igual que tú crees que estás jugando unas cartas, ella puede estar jugando otras por otro lado. Lo que necesitamos son más efectivos, deberías lograr su conversión.

La sigo, pensando para mis adentros que necesitaríamos más de un nigromante para salvar a su hijo, pero no me atrevo a decirlo en voz alta.

Caminamos por los pasillos mientras le doy vueltas a una idea que tenía ya desde hace tiempo. Tenía ganas de volver a la medicina, aunque todavía los hospitales me dieran miedo. Sé que entre los souls puedo ejercer de curandera y médica pero la verdad prefiero mantenerme un poco alejada de la base. "Ahí fuera hay un montón de gente inocente que necesita de mi ayuda. No puedo quedarme solo aquí. Además, tarde o temprano Lyran empezará a sospechar"

-Y tropezarte en una escalera puede matarte también -Sigo de una forma que ni yo misma me esperaba la conversación de Zayra. Sonrío un poco mientras asiento ante su propuesta. -Me ocuparé de él. Sobre la muchacha, se cree mucho porque sabe construir robots, pero tengo la sensación de que la magia no la atrae mucho. Además, no quiero arriesgarme a que si la pillan confiese donde estamos. Por eso no le he dicho mi nombre

"Que piense que solo soy una mujer que quiere espiar a los soldados"

Me limito a arquear una ceja de manera escéptica por su respuesta de la escalera, pensando que no merece la pena añadir anda al respecto. Sin embargo si que me doy cuenta de que no me responde a lo que he preguntado antes, qué quiere exactamente de la infiltración de la muchacha esa. Para cuando llegamos al final del pasillo que conduce a la escalera me detengo un momento tras adelantar a Paula, girando después para mirarla de frente, de manera inquisitiva.

- Lo de mandar a una muchacha infiltrada sin decirle tu nombre es lógico, pero no me has dicho qué pretendes con eso, ni qué le has prometido. Si has empezado a contarme el plan que llevas entre manos, debes terminar de contarlo. Si no hay confianza dentro de la Hermandad, ¿dónde va a haberla? necesitamos coordinarnos para hacer las cosas bien, saber en qué anda metido cada uno. Los problemas de uno son los problemas de todos.

Mi fuerte sentimiento de pertenencia al grupo hace que tenga arraigado el proteger la seguridad de los miembros de los Soul Reaper, además de velar por que se mantengan los lazos de unión entre nosotros. Por eso necesito saber qué trama, lo que le pase a ella nos implica, si hay que ayudar nos implica, y si hay beneficios lo mismo.

- Es necesaria una respuesta clara y concisa, Paula. Nos jugamos mucho y lo sabes.

"además, los secretos de los soldados no son lo más relevante para nosotros. Nuestro credo va más allá de ver qué bando va dominando. Queremos un mundo diferente"

Mi semblante está serio, casi solemne. He visto las atrocidades que han hecho los robots de la Alianza.

-Verás Zayra. Los muggles no tienen aprecio alguno por la magia. Han creado artefactos que detecta a toda criatura poseedora de magia y la extermina, y los souls reapers no somos la excepción. Son prácticamente indestructibles, ¿cómo podemos seguir nuestros planes cuando esos robots nos persiguen a cada sitio que vayamos?

Ahora mi expresión cambia de una seria a una media sonrisa y un brillo siniestro en los ojos. Me deleito pensando la respuesta que le voy a dar, saboreo cada palabra. -Esa muchacha deberá trabajar como ingeniera en la Alianza, pero en realidad lo que hará será informarme de las nuevas armas y artilugios que creen los muggles. Me dirá de qué están hechos, cómo funcionan, y lo más importante... como neutralizarlos. Y cuando los muggles vean que los souls podemos con ellos, que sus robots no son amenaza, que no resistirán a nuestra fuerza, solo tendrán dos opciones: o aceptar su destino y morir... o unirse a la hermandad. ¿Te gusta la idea, Zayra?

Una incómoda sensación me recorre todo el cuerpo a la mención de esos robots que detectan seres mágicos. Claro que sabía lo que eran, había oído hablar de ellos, pero por suerte nunca he tenido que toparme con uno. En cierto modo lleva razón, no podemos seguir con éxito nuestros planes si tenemos que encargarnos de sobrevivir, de vigilar nuestras espaldas a cada paso. Puede que sea el momento de implicarse un poco más.

- Lo sé, me han llegado noticias. Y los inútiles de los magos no hacen más que pelear entre ellos, no se organizan para plantar cara de manera organizada.

Hago un sonido de exasperación, comenzando a bajar las escaleras mientras continuo hablando con ella. Parece tener mucha confianza en su infiltrada, pero algo debe de haberle prometido a cambio, de lo contrario la chica humana no haría nada. - Espero que no hayas ofrecido un pago demasiado alto o peligroso por los servicios, hay que tener en cuenta esas cosas, luego se pueden volver en tu contra. Si la chica decidiese traicionarte...- dejo la idea en el aire, como advirtiendo que tenga cuidado con los tratos con la humana. Muchos no son santo de mi devoción, sobre todo los que no se plantean la idea de una mejora en sus vidas. Por fin llegamos al final de la escalera, caminando ahora hacia el pasillo, en dirección a la entrada - Bien, que nos pase información. Y si se unen souls de electricidad y de metal tal vez podamos plantar cara, siempre que no nos superen demasiado en número. Pero obligarlos a unirse a La Hermandad...si ellos no quieren estar aquí no podemos tenerlos a disgusto. Tienen que creer en esto, desearlo, necesitamos gente comprometida con la causa, que quieran a la Hermandad de corazón. - y así, hablando de esos planes, salimos ambas de la guarida Soul, separándonos después para ir cada una a sus menesteres.

Hace tanto tiempo que no la veía que siento el mismo estremecimiento que la primera vez pues en apariencia sigue siendo exactamente igual, como si el tiempo no la hubiese cubierta por su crueldad. Me ha llevado algunos días llegar a ese punto después de mi decisión de regresar a mi vieja afiliación, varios minutos de reflexión en la que no alcanzaba a recordarla con la suficiente perfección que se requiere para este complicado arte de la teletransportación.  
Pero tras haberlo conseguido en cierta forma me arrepiento de regresar, al fin y al cabo estaría mucho mejor dormida en mi cueva o viajando por el resto del mundo.
"Me gustaría volver a Osaka...su castillo es tan bonito"
Me despisto pensando en el lejano Japón del que hace tanto tiempo que no visito, por largos minutos olvido lo que había venido a hacer cambiando mis deberes por el recuerdo de las flores rosadas de sakura.
Aunque de todas formas no creo que queden vivos aquellos a los que conocí en mi juventud de matriarca, probablemente los de ahora no sepan ni siquiera quién soy.
-Es cierto...¿y yo qué hago aquí?
Ya no tenía obligaciones, o eso pensaba, pero me aburría tanto que supongo que una antigua costumbre me había llevado hasta allí.

Me dedico a pasear por los pasillos de la guarida de los souls con aire hastiado. No pasa nada interesante en la base, y, aunque sé que mi madre está ocupada con un ataque a la Alianza desde dentro, quiero salir a hacer misiones también. Tal vez aquella excursión con el maestro de la electricidad me emocionó demasiado.

"Sabes muy bien que la paciencia es necesaria para esta victoria que no terminará con la destrucción de los humanos, si no con su incorporación a las filas. La única manera de que el sistema se estabilice es que todos tengamos las mismas condiciones, o al menos parecidas. Si todos tuvieran que ser como yo no quedarían dragones en el mundo"

-Me aburro...ni siquiera está el viejo maestro para regañarme --murmuro-joo...esto está más muerto que mi cueva
Bostezo al pensar que estaría aprovechando más el tiempo durmiendo pero ¿qué puedo hacer si parecen que han perdido los modales? Y eso que yo tengo pocos.
“Bueno...supongo que el que calla, otorga así que si me doy una vuelta no me pueden echar nada en cara".
Entró en la antigua guarida con pequeños saltitos, recorriéndola con esos mismo pasos mientras canturreo algo que me viene a la memoria.

Escucho una voz viniendo por otro pasillo que no reconocía, por lo que decido esconderme. Es entonces cuando veo a una muchacha de pelo blancuzo y unas ropas que te dan un catarro con solo verlas, paseando como Pedto por su casa.

"¿Y esta quién es?"

Temiendo que sea una intrusa, mando un aviso telepático a mi madre para que venga a la base cuanto antes mientras me dispongo a seguirla lo más sigiloso que puedo.

-Me aburro, me aburro, me aburro muuuucho -elevo la voz mientras me deslizo por unas escalera.
Bajo y repentinamente tomo otro camino por el que subir, izquierda o derecha, creo cruzar dos veces por el mismo sitio pero sinceramente no me aclaro.
"Me he perdido"
-Si es que todo es igual -suspiro mientras me siento cruzada de piernas en mitad del pasillo- ¿HOLAAAA? Vaya recepciones, una se tira décadas durmiendo para que te saluden con estas forma ¡Cómo se entere el viejo la vais a liar! Va a arder Troya.
Aunque pensándolo con detenimiento ese ya habrá estirado la pata hace tiempo, no lo había pensado antes pero seguramente todo habrá cambiado por aquí ¿Cuánto tiempo hacia que no estaba en Gorgoroth Throat? ¿Veinte? ¿Cincuenta? ¿Cien años? Posiblemente más, en verdad...
-Ni siquiera la hermandad se acordará de mí, toca empezar de nuevo con la pereza que me da, por si fuera poco con lo estrictos que son seguro que no me dejan echarme mi siestecita.
El tiempo pasa tan lento que comienzo a jugar con unos pequeños hilos eléctricos que aparecen desde mis dedos, es un ejercicio sencillo inclusive de los primeros que se realizan en el duro camino de dominar un elemento pero pueden ser unos de mis favoritos...de pequeña siempre me gustaba verlos, mi padre los hacía tan bellos que superaban los fuegos artificiales, yo ni siquiera lo alcanzo en eso, al menos siguen siendo bonitos.
Escucho un pequeño sonido que despierta mi curiosidad, no me había dado cuenta, no obstante una sombra se eleva desde una de las esquinas ¿me estaban siguiendo? No me resulta familiar esa pequeña sombra que se eleva sin concebirme una figura a la que poder reconocer.
-¿Te gustan? -le preguntó al desconocido sin elevar la vista- no te ocultes, por favor, sino los dos acabaremos peor que un troll cuando presiente el contacto con la luz ¿alguien además de ti?
"Aunque con lo cautelosos que son seguro que ya saben que estoy aquí"

Me extraña el echo de que hable de la hermandad como si la conociera de siempre. Es una espía, fijo. Doy un pequeño salto hacia atrás cuando hace los pequeños rayos, lo que me descubre. Dado que ya no hay escapatoria, decido salir de mi escondite y me quedo allí, son decie una palabra, pero buacando el contacto visual de alguna manera.