Gorgoroth Throat

Las palabras de Paula diciendo que seguro que ella era más joven cuando se hizo líder no me ayudan, más bien me hacen sentir un tanto inútil. Da igual la edad, yo no soy alguien que elegirían para liderar la hermandad. - Tengo veinticuatro. - respondo de manera escueta a Paula antes de que siga hablando sobre las lagunas legales en esto del liderazgo de la hermandad y lo que podíamos hacer. La verdad es que no me termina de convencer, pero ahora mismo no tengo más ganas de discutir sobre el tema. Asiento vagamente a lo de revisarme las heridas, que aunque no sean gran cosa deben notarse. La pelea con el tipo del muro no ha sido muy larga y supongo que tampoco habría sido mucho más larga aunque no hubiese tenido que venir antes por el asunto de la reunión. - De acuerdo, más tarde iré. - no sé si al final iré o no, tal vez lo único que me haga falta sea descansar un rato y curarme por mi cuenta, pero lo dicho, no me apetece discutir más con nadie por hoy, así que doy la razón sin más.

Me despido de Paula cuando sale de la estancia, quedando a solas con Lisya. Al menos creo que ella no va a decirme lo que tengo que hacer, o eso espero. Resoplo ahora de manera más intensa que antes, apoyando la frente contra el tablero de la mesa durante algunos segundos. Después vuelvo a incorporarme, mirando a Lisya. - Pues ya lo has oído todo. Ya ves lo que hay. Mira en el lugar en el que te has metido. No sé cómo era en tus tiempos...pero ahora estamos bastante jodidos, en todos los sentidos- . la joven parece simpática, o al menos a simple vista, sigo sin saber si oculta algo. Seguimos sin saber demasiado de ella, sólo tenemos su palabra por el momento. - Me gustaría saber un par de cosas que tienen que ver contigo, así que iré directo al grano...La primera es por qué desapareciste durante tanto tiempo. Y la segunda es más fácil de responder. ¿ Has vuelto a ver al chico del brazo mecánico del acantilado? Cuando me marché os deje en aquella cabaña, pero no sé si seguirá allí. Necesitaría información que puede darme él.

Al ver como esa María se marcha de allí, me aparté un poco de Adramelech "Tengo que buscarle un nombre más corto", parece que esa mujer tiene algún asunto en su cabecita y no pretende tratarlo delante de todos...pues nada, me tocará buscarla más tarde.
- No, si en mis tiempos... ¡Espera! ¡Cómo si fuera tan vieja! Que sólo tengo un par de... ¿siglos? Bueno, el caso es que el tiempo no hay que tenerse en cuenta en mí -aunque mi compitrueno parece interesado en onii-chan, quizás tenían algo entre manos cuando los interrumpimos en los Acantilados- La última vez que lo vi fue en una playa, antes de marcharse a recuperar algo ¿cómo se llamaba? -me doy unos golpecitos en la cabeza, tratando de recordar el nombre- Moulin noir o algo así, ya deberían de haber terminado...me pregunto si se encuentra bien... -permanezco unos segundos en silencio, mirando el techo al mismo tiempo que mis piernas se balancean a un  lado y a otro- Suelo echarme unas siestas algo largas sin motivo, es como una maldición -sonrío para cortar la tensión y después dar un saltito con el que bajar al suelo.
Paseo por la sala, pasando la mano por las paredes algo aburrida sin saber lo que haría a continuación.
- ¿Y tú? No pareces tener una buena relación con tu madre... ¡Aish!
¿Y si he metido la pata al preguntarle eso? Me doy la vuelta, inclinándome un poco.
"Ups, bocazas"
- Olvida eso, soy curiosa pero a veces me paso...si quieres hablar con oni...Kosuke, creo que con esto podrías -me doy la vuelta para sacar el pergamino, que me regaló el japonés, del corsé y poder enseñárselo.

Hago un gesto de disculpa cuando se piensa que la estoy llamando vieja, no me refería a eso en absoluto. - No, no lo digo por tu aspecto, es evidente que estás bastante bien. - afirmo con sinceridad, pensando instantes después que tal vez lo pueda malinterpretar, aunque da lo mismo. Prosigo con lo que quiero explicarle, que va por otro lado. - Me refiero a que en todo este tiempo habrás aprendido mucho, tendrás una sabiduría que no corresponde con tu edad. Has debido ver muchas más cosas que yo, eso está claro. Seguro que tienes miles de historias interesantes que contar-

Atiendo a las indicaciones que me da sobre el japonés, asintiendo a la parte del Moulin como queriendo decir que sé dónde está ese sitio. Aparentemente ha estado bastante ocupado con misiones, así que no sé si habrá tenido tiempo de hablar con ese amigo que dijo. Lo de mi mano nueva tendrá que esperar por ahora. - Gracias por la información. Si lo ves por algún lado me lo dices, me dijo que podría ayudarme con este asunto. - alzo el brazo al que le falta una mano, aunque supongo que ya ha debido darse cuenta aunque nos hayamos visto pocas veces. Me levanto también cuando ella se baja de la mesa, probablemente vaya siendo hora de marcharnos de aquí, a hacer el trabajo encomendado. - Ahora no creo que tengas tiempo de siestas, ningún sitio es demasiado seguro para eso. - hago una mueca de disgusto cuando menciona a mi madre, salta a la vista que no nos llevamos muy allá. Aunque por mi parte guardo silencio, no suelo desafiarla en público por respeto. - No demasiado. Pero a estas alturas poco se puede hacer.- añado con tono resignado, mirando con curiosidad al ver que se da la vuelta para sacar un papel. Y no un papel cualquiera, parece que es algún objeto mágico porque sirve para comunicarse. - Pues me haces un gran favor si con esto puedo contactar...¿Cómo se usa ?

Permanecí unos largos minutos con el papel en la mano hasta que no pude evitar soltar una risa por lo de “sabiduria que no correspondía a mí edad" ¿yo?
- Historias puede pero madurez no tanto, bueno tendrás que comprobarlo si es que superas mis tonterías y los líos en los que me meto...la verdad es que es muy probable que María y tu madre acaben arrepintiéndose de su elección .
La elección de lo del papel le ha parecido buena...pero ahora que lo menciona...¿cómo se utilizaba? Venga usa la cabeza para algo la tienes a parte de sujetar el pelo.
- Supongo que escribes y el lo leerá
Me vuelvo a sentar, esperando a que él lo ponga por primera vez en práctica mientras balanceo mis piernas a un lado y a otro de nuevo.
De vez en cuando aprieto el lazo de las coletas...¿onii-chan estará bien? Espero que sí.
Muevo la cabeza a un lado y a otro, no sé por qué me pregunto eso, quizás él no lo haría.
- ¿Lo vas a ver? Es decir, no me debería meter en esas cosas pero la curiosidad y que no tengo nada que hacer...mejor, olvidalo, debería concentrarme en hacer algo normal en mi cargo o lo que sea.
Me vuelvo a callar, tumbándome en la mesa, mirando al techo.
- Tomate tu tiempo

Si pienso en la muchacha que tengo delante como alguien centenario no se me ocurre asociarla con una falta de madurez. Sin embargo, si atiendo a su aspecto, es más factible pensar en ello. Aunque no siempre va asociado madurez y edad, que conozco gente madura bastante gilipollas, y al revés. En el fondo es más la persona que la edad. - Dudo que ninguna de las dos reconociese que se ha equivocado. Ambas son unas orgullosas. - no, no me imagino a ninguna de las dos admitiendo errores o fallos, mucho menos de cara a los demás, aunque sepan que los han cometido.

. - Espero que no sea así. Me gustaría confiar en ti como líder. Además, siempre hay un momento para que te llegue la responsabilidad, para que puedas demostrar que no te dieron ese puesto hace tantos años para nada. - la señalo con el índice directamente, como si quisiera picarla para que tome en cuenta mis palabras, no quiero que pase de ellas. Necesito ver que hay más gente implicada en la hermandad y que no abundan los individuos que van a su bola, como ha pasado con algunos. Después cojo el papel que me deja, aunque no llevo nada encima para escribir. Por suerte hay una pluma y un tintero de los que ha estado usando antes mi madre con las cartas que ha enviado, así que lo uso para escribir el siguiente mensaje a Kosuke. Al principio no sé muy bien qué poner, algo así como...'hola, soy el manco, con el que te zurraste en los acantilados.' Pero no, eso es muy poco explicativo.

Adramelech escribió:Hola Kosuke, soy Adramelech. Tal vez me recuerdes de la pelea en los acantilados, y por lo que hablamos sobre la mano biónica esa. Estoy con Lisya ahora mismo, ella me ha prestado el papel para comunicarme. Dime si tienes novedades, para reunirnos.

Le devuelvo el papel a Lisya una vez que he escrito el mensaje, encogiéndome de hombros porque no sé si lo veré o me contestará. - Se supone. Vente conmigo si responde. ¿ Os habéis hecho amigos desde entonces? - pregunto con curiosidad, recordando el modo en que ella había caído literalmente del cielo en medio de la pelea. - Ayudar a un compañero de hermandad también es ocuparse del cargo que llevas. Tómalo como trabajo.

No puedo evitar que un fino velo de sorpresa cubra mi rostro.
Pocas personas confían en mí (más aún si acaban de conocerse) pero...debo admitir que no me desagrada en absoluto por lo que termino mostrándole una amplia sonrisa en cuanto comprendo el gesto.

- Tienes razón ¡Haré todo lo que pueda, Adramelech! Es así ¿verdad? -me doy un leve golpe en el pecho por el entusiasmo interrumpido por unas palabras que aparecen en el pergamino a lo que se lo vuelvo a mostrar- Onii-chan te ha contestado...supongo que podría acompañarte un ratito si es que es mi primer trabajo me lo tomaré en serio, si si, si...pero antes...tengo hambre.

Camino rápidamente  hacia la salida para agarrar algo de comida por ahí y regresar a los pocos minutos con unas galletas entre las manos mientras pienso algún nombre más corto.

- Adram...no...Lech..tampoco...este va a ser difícil ¿cómo es hermano en italiano? Va, da igual, onii-chan sólo hay uno, para mi compitrueno encontraré otro nombre mnnn -susurro sentándome, de nuevo, encima de la mesa - ¡Ah, si! Cuando quieras nos vamos que tengo que hablar con la Sra.Orgullo más tarde

"Me va a caer bien el nuevo compi, se porta bien con Lis así que es amigo"

Parece que he conseguido motivar a Lisya para que se implique conmigo en esto de hacer cosas por la hermandad, empezando por mí, por ejemplo. Lo del problema de mi nombre largo no es la primera vez que me pasa, pero tampoco hay muchas maneras de acortarlo. Asiento a lo del nombre, pero sin repetirlo porque lo ha dicho bien. Enseguida presta atención a lo del papel, viendo como por arte de magia aparece un texto breve sobre la página, un mensaje de Kosuke. - Veamos qué dice...- me quedo leyendo el papel en lo que ella se va de la sala para encontrar unas galletas de dudosa calidad, que miro alzando una ceja. - Puede que tengan moho de muchos años. Pero claro, como eres inmortal no te preocupa eso de los mohos...- razono de manera un tanto absurda, pensando que mi madre no es de las que compran galletas ni tienen la despensa llena, y menos la despensa de un lugar llamado Gorgoroth Throat. No, no pega para nada. Vuelvo a lo del papel, enseñándoselo a mi compañera.

- Kosuke dice que está con el tipo que podría hacerme el brazo. Que pronto me dirá punto de encuentro. Pues vamos saliendo ya, que seguro que hay un paseo desde aquí. Este lugar está perdido en medio de la nada...- y es que localizar la fortaleza en un mapa puede resultar tarea complicada, pocos son los que conocen la ubicación de este lugar. Pongo cara de no gustarme las posibles abreviaciones de mi nombre, suenan todas bastante mal. Pero seguro que es mejor eso a que te llamen Oni-chan, como parece que llame a Kosuke. - Hermano en italiano es fratello.- aclaro de manera escueta, pensando después que es mala idea porque puede comenzar a llamarme así. Eso de la señora Orgullo me hace gracia, así que casi casi me arranca una pequeña sonrisa. - Salimos ya. Que hay mucho trabajo que hacer y tienes que acostumbrarte después de tantos años desaparecida. Vamos, líder pródiga. - doy un pequeño golpecito en su hombro para que me siga, saliendo después los dos de la fortaleza, a la búsqueda de nuevas aventuras (o posiblemente desventuras).

El trayecto en moto desde Londres nos lleva unas cuantas horas, así que acabo bastante pegado a Rosse, entre el frío y la velocidad de la moto es lo más sensato para ir seguro. Durante el camino le voy dando indicaciones, hasta que llegado un momento nos salimos de la carretera para tirar campo a través. Todavía tardamos un poco más en vislumbrar la pequeña guarida de los Soul Reaper, una especie de castillo pequeño y extraño en la lejanía. - ¡Es ahí, para cuando la tenganmos delante!- espero a que se vaya deteniendo cuando por fin alcanzamos el lugar, soltando las manos de su cintura en cuanto el vehículo se detiene. Al principio me había dado algo de vergüenza eso de sujetarme tan de cerca, pero no duró demasiado. Camino hacia la puerta del edificio mientras espero que ella haga lo que tenga que hacer con la moto para dejarla segura, aunque aquí no hay nadie que pueda robársela, esto está en mitad de la nada.

- Hace mucho tiempo que no vengo por aquí...pero siempre dejan algunos guardianes para custodiar las reliquias. - se habían llevado al monstruoso guardián que protegía el lugar, ahora lo tenían en la torre de Irlanda. En su lugar han dejado miembros de la hermandad, que me saludan cuando me ven acercarme a la puerta. Les pido que nos dejen pasar a ambos, que ella se convertirá pronto en una nueva compañera. Los dos guardias acceden, abriendo la puerta para permitirnos el paso. Aguardo unos segundos en la entrada para que le de tiempo a alcanzarme, comenzando a guiarla por los laberínticos pasillos de aquel lugar lleno de historia para los Soul Reaper. Varias antorchas iluminan el pasillo que nos conducirá a la sala de las reliquias, como guiando el camino hacia el lugar más importante de la fortaleza.

- A partir de ahora no hay vuelta atrás, una vez que tengas tus poderes ya no podrás ser la que eres ahora. Debes estar muy segura...- y creo que lo está, de no ser así no habría venido hasta aquí. -Lo que queremos hacer en la torre de Irlanda es recuperar buena parte del poder que perdimos, pues actualmente tenemos mucho menos poder del que un día tuvimos. Si lo hacemos bien conseguiremos que todo cambie, y tú también podrás beneficiarte de ello. - alcanzamos la puerta de la sala de las reliquias tras recorrer el pasillo, parando un momento frente a una puerta gran puerta de piedra en bajo relieve en el que se muestran escenas relacionadas con nuestra historia. Empujo las pesadas puertas para acceder a la sala, un espacio circular en el que hay 12 pedestales. La mayoría están vacíos, a excepción de 4. En estos cuatro se encuentran las calaveras que otorgan el poder de controlar el hielo, la electricidad, el fuego y el metal. Permanezco en la entrada de la sala, alzando un momento la vista hacia arriba para mirar hacia el cielo nocturno que se puede contemplar a través del enorme boquete que quedó allí tras la aparición de El Todo, hace ya muchos años.

- Sentirás que aquella calavera a la que estés destinada te atraerá de manera más fuerte que cualquiera de las otras, aquella que sea perfecta para ti será la que elijas. - susurro observando al cielo todavía. Después desvío la mirada hacia ella, advirtiendo de lo que sucederá. - No te asustes cuando poses la mano sobre la elegida. La sensación será extraña e intensa, pero eso significa que la magia está entrando en ti, formando parte de tu cuerpo. Adelante. - la invito a continuar, permitiendo que pregunte algo si quiere o que vaya directamente a la ceremonia de iniciación. Guardo silencio para no estropear este momento, necesita concentrarse para vivirlo.

Seguí todas las indicaciones de Adra y fue así como a lo lejos pide ver el castillo en medio de la nada, acelere un poco más para llegar mas rápido e irme deteniendo lentamente para quedar en la puerta del lugar. Al momento que él moreno baja llevo a mi bebe a unos arbustos junto al castillo en la confíen do la ahí. Estábamos en el medio deteniendo la nada pero habían ladrones en todos lados, además deteniendo que ahora La alianza estaba hasta en la sopa. De he la moto oculta y seguí a Adramelech hacia adentro del castillo sintiéndome extrañamente nerviosa.

Preste atención a lo que el moreno me decía tomando una actitud ruda al ver a los guardias y la gente de ahí dentro, aunque por dentro estaba acojonadisima. Mirando con curiosidad hacia todos lados siguiendo a Adra por el laberinto, desde fuera no se veía tan amplio... Estaba tan distraída mirando el lugar que casi choco contra mi guía de turismo cuando se detuvo frente a lados puerta. Suponía que ahí estaban las reliquias que me había mencionado. Trague saliva de forma algo sonora al escuchar lo de que no volvería a ser la misma, pero estaba segura, nerviosa pero segura.

Al entrar a la sala de los pedestales veo fijamente a las 4 calaveras, se sentía extraño. Entre tranquilamente acercándome a las calaveras un poco más y me giro un poco al notar que él no había entrado conmigo. Vuelvo mi vista a las calaveras, algo temerosa.

-¿Y si no estoy destinada a ninguna? -le dije, aunque en un susurro. Me sentía atraída hacia algo en el lugar... ademas de hacía el chico el cual era historia aparte... pero algo en mi intentaba negarlo, lo mismo que me había hecho hacerme las cicatrices bajo mi manga.- ¿Y si no sirvo para esto? ¿Y si solo soy una tonta e inútil humana buena para nada? -aquellos susurros fueron más para mi pero los había dicho en un tono lo suficientemente alto como para que me oyera.

Baje la cabeza y respire profundamente varias veces, no iba a vencerme, había llegado hasta ahí y ya no había vuelta a atrás. Abro los ojos atrasando mi cabeza y me acerco con pasó firme hacia las calaveras observando todas detenidamente, aunque una me llamo la atención mas que las otras. Le acerque a esa, sin saber que poseía el poder del metal, quedándome quieta mirándola fijamente. Tenia ganas de tomarla para mirarla más de cerca y descubrir que poseía.

-Como sabes cual es c...-Me gire un poco para hablar con el moreno pero me paralice al momento que sentí una gran corriente eléctrica recorrer mi cuerpo completamente. Había puesto mi mano sobre la calavera sin darme cuenta. Me sentía más rara de lo normal...me sentía poderosa...

¿Y si por mi tonta curiosidad y torpeza había tomado la calavera equivocada?

El lugar que me corresponde ahora es en segundo plano, dejando tiempo y espacio para que Rosse se concentre en la experiencia del rito de iniciación. Yo mismo sentí las mismas dudas que ella cuando me enfrenté de niño a la elección de una de las calaveras. Han pasado muchos años, pero todavía parece como si hubiese sido ayer. Recuerdo perfectamente los nervios de la noche anterior, pensando en las posibilidades de poderes que se abrían ante mi. Recuerdo también los consejos de mi hermano, que me tranquilizaba y animaba. Él se había convertido en el nigromante más joven en cientos de años, cuando apenas era un bebé. Era bastante bueno en lo suyo, pero no fue suficiente para sobrevivir a aquel demonio. Suspiro apenado y con nostalgia por aquellos tiempos, pensando en lo mucho que lo hecho de menos y lamentándome por el modo en que acabó todo. Ojalá pudiese comunicarme con él algún día, aunque también tengo miedo por lo que me pueda decir. Sacudo ligeramente la cabeza como para dejar atrás esos pensamientos, prestando atención a Rosse e intentando tranquilizarla como un día hicieron conmigo.

- Claro que lo estás. Deseas obtener poder mágico, eso es lo más importante. Tus ganas de acceder a ese privilegio que es la magia, algo que debería ser para todos. Sólo falta que te dejes guiar hacia aquella por la que sientas más afinidad. - respondo con tono calmado, cruzado de brazos en la entrada de la sala. - Tienes potencial y empuje. Pude verlo el día que peleamos. - aquel día no fui capaz de derrotarla ni usando mi magia, así que tiene que ser una persona bastante fuerte como para poder enfrentarse a la magia sin usar tecnología. - Y puedes mejorar mucho todavía. Adelante, siente el torrente de poder entrando en ti...- susurro cuando por fin se deja guiar hacia una de las calaveras, sin llegar a responder a eso de cómo sabrá cuál es la correcta.

"y esa es la correcta..."

Queda claro que ha sido elegida por la calavera de metal, pues alrededor de su mano y la calavera se crea una especie de flujo energético que ilumina tenuemente la sala, transfiriendo a Rosse esa capacidad para hacer magia, algo que a partir de ahora fluirá dentro de ella. Su expresión denota la extraña sensación que se tiene cuando se completa el proceso. Sonrío levemente, asintiendo. - Bienvenida a los Soul Reaper, Rosse.- me acerco a ella, colocando ambas manos sobre sus hombros. - Ya eres una de los nuestros. Tómatelo con calma por ahora, tardarás un poco en hacerte a los nuevos poderes. Tanta cantidad de energía mágica es difícil de manejar al principio, la sensación puede ser extraña. ¿Qué sientes?

Las palabras de Adra hicieron que aquella parte negativa desapareciera de mis pensamientos. Al tomar la calavera y sintiendo esa corriente volví mi vista a la calavera viendo le flujo energético quedando totalmente asombrada. Cuando el flujo se corto pude ver como el moreno se acercaba, lo mire y le sonreí de forma leve, me sentía demasiado extraña.

-Gracias... -Dije de forma sincera no solo por la bienvenida que me había dado.- Lo dices como si supiera como hacer algo... Si antes era una inútil ahora soy una inútil con poderes -Dije riendo un poco- Me siento... Poderosa... extraña... No se como describirlo... -Mire la calavera en mis manos unos segundos para volver mi mirada a Adramelech, de repente un mareo me ataco por lo que me balancee un poco y termine por abrazar al moreno poniendo mi mano libre en su pecho.

-¿Que tal un beso de bienvenida?

Le pregunte burlona sonriendo de lado mirándolo aun algo mareada, aun sabiendo que me esperaba su rechazo nuevamente. Me separe de él lentamente mirando la calavera en mis manos y sonriendo levemente. Esto era un gran cambio para mi ahora... el mejor cambio que pude hacer en mi vida.

Hasta ahora creo que no había visto esa faceta de Rosse en la que no parece tan segura de sí misma, dudando de si habría una calavera destinada para ella, dudando de que pudiese hacer algo o diciendo que no es más que una simple humana. Tampoco debería extrañarme, es cierto que todos tenemos nuestras debilidades y momentos de duda, nadie es perfecto ni está siempre seguro de todo lo que hace. - Aprenderás a manejarlos poco a poco, te ayudaremos. El metal no es mi disciplina, pero puedo darte algunos consejos para comenzar. - la sensación que describe es justo como la recuerdo, aunque haya transcurrido tanto tiempo. Es impresionante la sensación de obtener todo un torrente de energía mágica recorriendo tu cuerpo, pero también es necesario acostumbrarse hasta sentirse completamente bien con ello. La sujeto un poco cuando parece marearse, algo bastante normal en los que acaban de iniciarse.

- Puedes ir a descansar, si lo necesitas. - sugiero antes de ruborizarme un poco por su pregunta del beso. No es el procedimiento habitual cuando llega alguien nuevo a la hermandad, pero...tampoco estaría mal. - N-no está recogido en el código interno de los Soul Reaper eso de dar así la bienvenida a los recién llegados. El código dice algo así como..." guiarás a tus nuevos hermanos a través de la senda del conocimiento mágico que les haya sido otorgado, inculcándole los principios de devoción hacia la Orden y de protección entre unos y otros"- recito de memoria el pasaje que recuerdo, pareciendo una mezcla entre friki y fanático, aunque yo no me de cuenta.


- Sin embargo...- me lo pienso uno segundos mientras la miro a los ojos, aunque el momento parece pasar de largo cuando ella se queda observando la calavera que ha tomado entre sus manos. Pongo yo las manos sobre el poderoso objeto mágico, sin que tenga ningún efecto porque yo ya pertenezco a la de electricidad. Una de mis manos se desplaza ligeramente hacia la suya (la de metal) hasta rozar sus dedos con los míos. Puede que tenga sentido que haya sido escogida para ese elemento, teniendo en cuenta lo de su brazo. También es un elemento que conduce muy bien la electricidad, así que transmito a través de su mano una ligerísima corriente eléctrica, como un chisporroteo muy leve. Después alzo la mirada de su mano y sonrío un poco, retirando el guante negro que cubre la mano metálica que me hicieron hace algún tiempo. También me hubiese venido bien manejar el metal para sacarle partido a la mano, si bien es cierto que hubiese preferido no perder mi auténtica mano. Durante un instante peleo contra mi timidez, pensando si dar un pequeño paso y acercarme un poco más a ella. Si espero mucho más sí que habrá pasado por completo el momento. Paso mi mirada de sus ojos a sus labios alternativamente, acabando por acercarme más todavía para darle un beso en los labios de manera algo torpe. Puede que vaya a necesitar de los consejos que me comentó Alpha.

-Eso me ayudaría mucho... En verdad muchas gracias -Le sonreí levemente intentando mantenerme en pie, en verdad no tenia intenciones de caer de culo al piso en estos momentos.

-Estoy bien, no te preocupes... Es como tener una buena resaca -Dije riendo levemente y sonriendo al ver su sonrojo, me encantaba verlo así, por alguna extraña razón. Y lo mire divertida al ver que se ponía a recitar parte del código de los Soul, aunque era bueno saber que tendría ayuda para controlar mis nuevos poderes y que aquí se protegían entre todos.

''En tu cara madre''

Aunque miraba la calavera me quede atenta escuchando esas ultimas dos palabras y viendo sus manos sobre el mágico objeto y viendo su mano sobre mi prótesis y levantando mi mirada hacia él al sentir la leve corriente eléctrica conducida por mi brazo de metal, sonriendole al ver su sonrisa y abrí un poco los ojos al su mano de metal cuando se quito el guante negro, se veía genial, no me molestaría que me pidiera que la reparara un día de estos...

Vuelvo a mirarlo a los ojos viendo como su mirada baja un poco y mis ojos se abren un poco a la vez que mis mejillas se tiñen levemente de un rosa suave al sentir sus labios sobre los míos. Cerré mis ojos para corresponder ese beso lentamente intentando guiarlo, llevo mi mano real a su mejilla para acariciarlo con suavidad sosteniendo la calavera firmemente con mi mano manufacturada por mi misma. Nos conocíamos poco y hasta ahora se había mostrado tímido, en verdad me gusto ver esta faceta de él sin importar cuanto durara.

No sé por qué me da la impresión de que Rosse no suele mostrar habitualmente ese lado amable que estoy viendo ahora mismo, sonriente y agradeciendo por todo. Es normal que no lo haga a menudo, parece que ha tenido una vida dura. No sabemos mucho el uno del otro, pero intuyo que si nos pusiésemos a contarnos cómo ha sido nuestra vida nos llevaría unas cuantas horas. Sea como sea, aquí estamos ambos ahora, compartiendo objetivos y posiblemente un futuro mejor para nosotros mismos y nuestro grupo.

También estoy compartiendo con ella su bienvenida, la cual he decidido hacer algo más personal atreviéndome a darle un pequeño beso en los labios. Ella no rechaza mi lance, al contrario. Alza la mano hacia mi mejilla con suavidad mientras trata de guiar mis movimientos un tanto inexpertos y algo toscos. El corazón se me acelera bastante conforme voy soltándome un poco, pasando del simple beso en los labios a profundizar más. Uso la mano que tengo en la calavera para coger el objeto mágico y devolverlo a su pedestal, que está al lado. Elimino así la poca distancia que quedaba entre nosotros, pasando una mano tras la cintura de Rosse y la otra tras su nuca. No sé si lo estoy haciendo bien o no, pero intento no pensarlo demasiado para poder disfrutar de las sensaciones del momento. Me separo levemente de ella tras algunos segundos más, tomando aire. Al abrir de nuevo los ojos parece que me vuelve la vergüenza, aunque estoy un poco más tranquilo que antes de iniciar el beso. Bajo la mano de su nuca y retiro lentamente la de su cintura, sonriendo ligeramente, mezcla de nervios y sorpresa por mi atrevimiento.

- No suelo recibir así a todos los nuevos compañeros, me he saltado el protocolo esta vez. - confieso por lo bajo, mirando hacia la puerta por si nos había visto alguien. Mi madre tendría un par de cosas que decir sobre esto, y ninguna de ellas agradable. - Espero no haberme excedido.- ya sé que ella había sugerido lo del beso y que lo ha aceptado, pero tal vez haya cambiado de opinión sobre la marcha, sobre todo si ha visto que no soy un experto. A partir de ahora tendremos tiempo para conocernos mejor y para que se adapte a nuestra forma de vida.

- ¿Qué quieres hacer ahora? ¿descansar? ¿empezar a practicar? ¿o ir hacia Irlanda y practicar por el camino? - me refiero a comenzar a practicar el manejo de su elemento, algo en lo que puedo ayudarle al nivel más básico. Tardará algún tiempo en tenerlo completamente perfeccionado. Me doy cuenta de que hablo más rápido de lo normal, tal vez por lo que acaba de pasar.

Por alguna extraña razón mi corazón se había acelerado un poco por aquel beso, sentí como quito la calavera de en medio, aunque no abrí mis ojos en ningún momento, sentí sus manos sobre mi, en mi nuca y en mi cintura. Coloque mi mano libre sobre el pecho del moreno pegadome al cuerpo de él, sorprendida al notar como profundizaba el beso. Se me hacia extraño que no tuviera practica en esto y que sin embargo pusiera sus manos en los lugares justos. Lo guié lo necesario para que el beso, aunque torpe, fuera sensacional. Al separarnos tardo un poco en abrir los ojos sintiendo mis mejillas un poco calientes y mi ritmo cardíaco, ademas que mi respiración, estaban algo acelerados. Le sonreí aun sin salir de mi asombro por lo que no quite mi mano de su pecho.

-Me alegra que te hayas salido del protocolo conmigo... -Le sonreí de lado viendo lanzaba una mirada a la puerta, por suerte para él no había nadie ahí- No te excediste para nada, fue... Maravilloso- En verdad no me arrepentía de aquel beso, no me arrepentía de haberlo pedido o de haberme unido, aunque no lo había hecho por esto pero fue un plus.

-Me gustaría practicar un poco, al menos con lo que me quedan de energías para luego descansar y partir a Irlanda mañana... Amenos que sea demasiado urgente, en ese caso podemos partir ahora mismo en mi moto...- Nunca me había involucrado tanto y tan rápido en una causa, pero sabia que era algo importante, aunque seria difícil conducir estando cansada, pero supongo que si lo había hecho estando completamente ebria podría hacerlo estando cansada.

-Lamento si luego de esto te pido algo de ayuda... - Quite al fin mi mano de su pecho- Toma las disculpas ahora porque no volveré a disculparme...al menos no en publico... - Digo con algo de burla y mi típica sonrisa de lado para cambiarla un poco a una pequeña sonrisa parecida la de cuando le agradecí- Me gustaría poder conocerte mas... Aunque tal vez tu me veas como una acosadora o algo así... -Reí un poco, avergonzada rascando mi nuca y desviando la mirada- Olvídalo... Solo fue una tontería - Dije bajando mi mirada sintiéndome algo tonta y borrando mi sonrisa.

Me tranquiliza saber que ella no piense que me he pasado o que me he tomado demasiadas confianzas, con eso de darle un beso, aunque no tengo claro que me dice que ha sido maravilloso para animarme o porque de verdad lo piensa. Sé que no tengo demasiada experiencia en esto, y que probablemente le hayan dado besos mucho mejores, pero tampoco podía quedarme con las ganas o la sensación de no haberlo intentado. - A mi también me ha gustado... no sé si lo he hecho bien, pero...- confieso algo cortado, mirándola directamente a los ojos antes de apartar la mirada a los pocos segundos. Asiento al plan que tiene en la cabeza, indicándole que me siga para salir de la sala de las reliquias. Aviso a los compañeros para que las calaveras queden bien custodiadas, aunque sería buena idea trasladarlas a la otra torre para tenerlas más cerca.

- No, no es urgente. Practiquemos un poco y mañana por la mañana regresaremos a Irlanda. Podemos practicar en la sala de reuniones, tu brazo nos servirá para empezar, al ser de metal. - sonrío de manera más abierta al escuchar que vuelve a su tono más macarra, diciendo que después no me pedirá disculpas. - Lo tomo en cuenta. Tienes una imagen de dura que mantener, ¿no? - ese era su rollo, tal vez para protegerse. El mio es algo similar, aunque no parezco duro. Más bien frío y distante, aunque puede deberse a que me educaron para no mostrar demasiado los sentimientos y tampoco sé gestionarlos muy bien. Niego con gesto de extrañeza a eso de acosadora, no pienso que lo sea, aunque al principio me pareciese lanzada su proposición del trato de acostarme con ella. Ahora no me parece descabellado.

- Al contrario. Me viene bien que se acerquen a mí...no en el sentido literal..- creo que no me estoy expresando bien y me hago un lío con lo que digo. Me detengo a mitad del pasillo, parándome para explicar un poco mejor. - Quiero decir...que me cuesta relacionarme con la gente, y es más fácil si no soy yo el que tiene que dar el primer paso. No sé si me explico. - parece que ahora ella se siente algo incómoda, así que trato de quitarle esa idea de la cabeza. - He estado muy solo durante mucho tiempo, incluso si fueses una acosadora no me sentiría mal. No he dicho que lo seas, pero...creo que me agrada tu compañia.

"¿me agrada tu compañía? ¿ no has podido decir algo más soso y sin sentido?"

Resoplo, hablar no es lo mío y no me sale en condiciones. - Creo que será mejor que empecemos a entrenar. A ver...dame tu mano. - extiendo la mia para que coloque la suya encima, la metálica.

Podía que en los tiempos que trabaje en el burdel me besaran con mucha mas técnica, pero el beso que el moreno me dio, aunque inexperto, fue suave y tierno, por esa razón había sido maravilloso, al menos para mi.

-Lo hiciste muy bien... Solo necesitas un poco de practica, pero eso lo ganaras con el tiempo... Puedo ayudarte con eso si quieres.- Le sonrió de lado mirándolo a los ojos para seguirlo dejando la sala de reliquias atrás.

-Genial, al menos no iré como una total buena para nada. Me sirve saber defenderme por si hay problemas y ayudarlos a ustedes. -Dije encogiéndome un poco de hombros para fruncir un poco el ceño al escuchar que mi mano serviría, espero que no este planeando romperla o algo así.- Exacto, tu si me entiendes, cariño. -Le guiñe un ojo sonriendo de lado aun con el mismo tono.

Lo había seguido hasta que se detuvo para hablarme y levante un poco la cabeza al oírlo, aun me sentía como tonta, pero sabia que al menos no me veía como una tonta acosadora. Asentí con la cabeza al comprender a que se refería con que otro tomara el primer paso, o al menos creía comprenderlo. Al escuchar esto ultimo no pude evitar sonreír. Si fuera cualquier otro solo había respondido con una tontería como ''Nunca estas solo, siempre hay una niña muerta junto a ti'' pero en este caso era distinto, no quería bromear con él.

-También me agrada tu compañía, Adra... - Le hable con completa sinceridad. Me agrada mas de lo que debería...

Reí un poco al escuchar su resoplido por sus palabras, asentí con la cabeza a que comencemos a entrenar. Lo mire algo extrañada al ver que pedía mi mano.-Espero que no pienses romperla, me cuesta mucho repararla y mas ahora que no tengo piezas de repuesto...-Extendí mi prótesis hacia él apoyándola sobre la suya.

-Y por cierto... Si tu lo deseas, podría darte compañía...-Al terminar de decirlo me di cuenta de lo mal que sonaba-...D...Digo...Por si quieres hablar con alguien o lo que sea...

''Calla, Rosse. Cada vez la cagas mas''

El hecho de que Rosse piense que lo he hecho bien me da algo más de seguridad, así que intento creerme que lo dice en serio. Lleva razón en lo que dice, la práctica hace al maestro, y no me importaría que ella me enseñase un poco más. Yo voy a enseñarle a manejarse con sus poderes y ella a soltarme un poco más, así que en cierto modo creo que salgo ganando. Sonrío con cierta timidez a su propuesta, aunque acabo asintiendo. Al poco rato ella me devuelve la complicidad guiñando el ojo, en referencia a eso de entenderla. Comienzo a enumerar las posibilidades que tiene el nuevo poder que ha adquirido, y todo lo que podrá ir consiguiendo poco a poco.

- Puedes manipular cualquier metal, lo cual puede ser útil al enfrentarte a los centinelas. Puedes manipular el de tu brazo, convirtiéndolo en un arma que cambie de forma. También cambiarle el estado...utilizar el magnetismo...¡incluso alguna vez he visto Souls muy expertos que eran capaces de extraer el hierro de la sangre!, con entrenamiento claro. Te servirá no sólo para ayudarnos a nosotros, sino para explorar las bondades de la magia en su totalidad. Espero que recuperemos todavía más poder cuando consigamos el poder de las calaveras perdidas...por el momento estamos un poco limitados en algunos aspectos. - me fastidia reconocerlo, pero es así. Los Souls han ido perdiendo poder con el paso de los años, pues al principio podían hacer casi lo mismo que un mago, incluyendo la mayoría de sus habilidades raciales. Poco a poco el poder de las calaveras fue mermando, y no era capaz de otorgar la totalidad de los poderes que éstas habían robado a los magos. Puede que sea necesario hacer eso de nuevo para recobrar el esplendor que un día tuvieron.

Su confesión recíproca me distrae de lo que le estaba contando, pues creo que nunca antes me han dicho algo así, al menos no en modo romántico. La persona más cercana a mi era mi hermano, pero no era mucho de expresarse o demostrar afecto. Eso no quiere decir que no se preocupase por mi y que me quisiese, al menos eso demostró durante mucho tiempo. - Hagámonos compañía mutuamente pues. - me resulta reconfortante eso de tener a alguien con quien contar, aunque puede que esté yendo demasiado rápido y haciéndome ilusiones. Suspiro, volviendo centrarme en su mano. - No voy a romperla, y ahora podrás repararla sin necesidad de cosas mecánicas, creo. Céntrate en el metal de la mano, siente cada partícula de éste e intenta modificarlo canalizando la magia que ha entrado en ti. No son necesarios hechizos ni palabras, sólo canalizar tu voluntad mediante la magia. - sujeto su mano sobre la mía mientras la invito a probar, buscando su mirada cuando parece titubear en lo de darme compañía y ofreciéndose para hablar. Es más de lo que he tenido en mucho tiempo, así que sería estúpido rechazarlo.

- Claro...aunque tampoco quiero aburrirte con mis historias así de buenas a primeras. Bastante tendrás tú con las tuyas. Intuyo que ambos tenemos bastantes cosas guardadas y que no contamos a los demás, ¿me equivoco?

"solemos ocultar aquello de nosotros que nos avergüenza o disgusta, aquellas partes feas de nuestro pasado"

Sonreí al ver que aceptaba mi propuesta, ambos aprenderíamos cosas del otro, sin necesidad de intromisiones ajenas, con completa sinceridad. Quede en verdad sorprendida al escuchar todas las posibilidades que tenia con solo tener un poder, al igual que quede boquiabierta al escuchar que se podía sacar el hierro de la sangre, eso debía ser difícil... Y doloroso.

-Nunca pensé que un poder tendría tantas opciones... Siempre soñé en tener poderes, pero siempre fue algo bastante imposible y odiado por los que me rodeaban... -Por culpa del miedo que le inculcaba el gobierno a los no mágicos era obvio que seria mal visto que una niña tuviera curiosidad por aquel tema- Haremos todo lo que este en nuestras manos para recuperar aquel el poder perdido, y para salvar el futuro... Así tendremos lindas estatuas en la plaza principal -Había hablado con sinceridad en todo momento, pero obviamente eso no es lo mio porque volví a bromear con el tema de las estatuas- Es mas, ya tendríamos que ir pensando en las poses que tendrán... Debe ser glorioso -Dije con entusiasmo para terminar riendo.

Le sonreí asintiendo para aceptar su idea a que nos hiciéramos compañía, después de todo no era una mala idea, al contrario, nos ayudaría a ambos. Preste atención a lo que me decía, seria genial repararla sin ayuda de nada mas. Respire profundamente y lo mire a los ojos para cerrar los míos e intentar concentrarme. Realmente la paciencia en estos momentos no era lo mio porque unos pocos segundos después de cerrar mis ojos como intento de concentración abrí un ojo mirando mi mano la cual seguía igual a cuando comenzamos. Bufe y volví a cerrar mis ojos con fuerza, como si eso fuera a hacer que mi concentración fuera mejor... Cambio en algo, pero no era nada bueno para mi. Sentí un pequeño cambio. Al abrir mis ojos vi el metal de mi mano como si hubiera intentado cambiarle la forma con un soplete. Hierro medio derretido y chamuscado.

''Muy bien Rosse... Eres una maquina de cagarla...''

-No me aburrirás... Me gustan las historias y me interesan los seres mágicos de todo tipo, las mías si que son aburridas... Hagamos un trato, si llegas a aburrirme te picare la mejilla así... -Le pique la mejilla con un dedo para sonreír- Sera como el interruptor para cambiar de historia -Dije divertida sonriendo levemente- Tienes razón, todos tenemos algunas historias... Buenas o malas pero ahí están...

Volví a centrarme en mi mano metálica para ver si podía repararla. Tenia la mirada fija en el metal y había regulado mi respiración. Vi como los metales se movieron un poco a lo que abrí mis ojos y una amplia sonrisa aparecía en mi rostro- Viste eso?! Lo moví... Yo lo hice... ¿Lo viste verdad? -La emoción se hizo presente al instante. Parecía una niña pequeña cuando al fin había logrado hacer algo difícil por primera vez. Al darme cuenta carraspee mi garganta y mire hacia otro lado para volver mi vista a mi brazo.- Yo... Logre moverlo... -Dije fingiendo desinterés, pero poco duro ya que aquella sonrisa, esta vez un poco mas pequeña, había vuelto a mis labios.

Chasqueo los dedos emocionado con las declaraciones de Rosse, demostrando una efusividad que pocas veces sale a relucir. Lo que ha dicho sobre los poderes y su manera de expresarlo es lo que quiero transmitir a aquellos que se quieren unir a nosotros, o a aquellos que están dudosos. - ¡Exacto! eso es Rosse...yo no lo habría dicho mejor. Esa libertad para poder escoger si quieres acceder a la magia y beneficiarte de ella, sin temerla, sin odiarla... no es que queramos obligar a todos a poseer magia, pero sí queremos que todos tengan acceso libre. No es tan difícil de entender, pero hay mucha mente retrógrada. - me hace sonreír con la broma de las estatuas, si bien es cierto que eso no estaría nada mal eso de tener algo que nos hiciese ser recordados por generaciones futuras.

- Deberíamos elegir poses épicas. Apuntando al cielo o algo. Eso o que hagan una historia para que nos recuerden por salvar el futuro...- comento de modo soñador, algo de lo que peco a menudo. La vida me ha demostrado ya varias veces que la realidad no es tan bonita. - Tenemos la oportunidad de hacer algo grande, de acabar con la guerra de una maldita vez. Y también la responsabilidad. - añado más serio, retomando un tono más relajado tras la efusividad anterior. Libero su mano de metal para que pueda modificarla y practicar con ella a su antojo, guardando silencio para que se concentre en la tarea. Aguardo pacientemente a que se produzca algún cambio, aunque tengo que romper el silencio un momento cuando se dirige a mi. El trato que propone no parece malo, hasta me parece graciosa la manera de hacerme cambiar de historia. Eso sí, me costará abrirme. No quiero que piense que soy un debilucho o que voy por ahí contando mis fracasos para dar pena. Eso nunca.

- Está bien, podríamos empezar por el principio. Cada uno contará una cosa de sí mismo cada día, algo así como el cuento de Las Mil y una Noches. Cada día una pequeña historia, por orden. Pero no será ya hoy...- hoy toca que haga la prueba con sus poderes, cosa que por fin consigue tras volver a concentrarse. Le doy la enhorabuena apretando levemente su hombro, todavía demasiado rígido para darle un abrazo. Me alegro de haberme dejado llevar antes para darle ese beso, y espero ir cambiando progresivamente en eso del contacto físico, por mi bien.

- Lo vi, lo arcano ya corre por tus venas...y serás capaz de mucho más. - susurro con una leve sonrisa, tomando su mano no metálica después. - Ven, ahora será mejor que durmamos. Nos espera un largo viaje mañana y debemos descansar. Hay algunas habitaciones comunes por aquí, aunque no son gran cosa. - la guío por el pasillo hasta uno de los cuartos, con paredes de piedra y humedades. Hay un par de camastros de madera, viejos pero con sábanas limpias.